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HIDRIOTAPHIA (1658)*

(CAPITULO V)

Sir Thomas Browne


Traducción y notas de Adolfo Bioy Casares
y de Jorge Luis Borges

Ya que han durado más estos huesos muertos que tros días aumentan por acumulaciones minúscu-
los huesos vivos de Matusalén, ya una yarda bajo las: muchos quebrados equivalen a pocos núme-
tierra, entre débiles tabiques de barro, han sobre- ros redondos; y nuestras vidas, largas de un pal-
vivido a los soberbios edificios que los cubrían, y mo, no exceden un meñique4.
han reposado quietamente bajo los tambores y los
caballos de tres conquistas ¿qué Príncipe se atre- Si la cercanía de nuestra postrera necesidad nos
verá a prometer esa duración a sus Restos, o no arrimara a la resignación, sería una dicha encane-
oirá con alegría: cer, yel embotamiento de los sentidos no sería uÍl
infortunio. Pero la larga costumbre de vivir nos in-
Sic ega campani, versus in assa, velim?l. dispone para la muerte: entonces la Avaricia jue-
ga con nosotros, el mismo David es perverso, Sa-
El tiempo que relega las Antigüedades y que re- lamón no es el más sabio de los hombres. Pero
suelve en polvo todas las cosas, ha perdonado es- muchos tempranamente envejecen, antes de la fe-
tos Monumentos menores. cha de la vejez. La Adversidad dilata nuestros
Vanamente esperamos ser conocidos por abiertos días, el dolor nos depara noches de Alcmena5 y el
y visibles Conservatorios, cuando estos huesos de- tiempo no tiene alas. Pero el ser más lamentable
ben su perduración a la ignorancia, su protección es el que se niega, resignado a no ser o a nunca ha-
a la oscuridad. Si los hubieran matado manos vio- ber sido, lo cual excede la desesperanza de Jabó,
lentas y arrojado luego a las Urnas, conocerían la que maldijo el día de su Natividad, no el de su
veneración de aquellos antiguos Filósofos que Concepción, contento con estar destinado a vivir,
atribuyeron más pureza a las almas bruscamente aunque su vida fuera escondida, como la de un
arrancadas de los cuerpos; almas con deseo de re- aborto.
gresar, no como las que dejan, fatigadas, un cuer-
po que declina, con el que ya no quieren reunirse. Qué Canción cantaban las Sirenas, o qué nombre
Si hubieran caído por dilatada y añosa decrepitud, Aquiles tomó cuando se ocultó entre las mujeres,
aunque arrastrados por las avenidas del tiempo, son interrogaciones arduas 7, pero que no superan
se perderían, indistintos, y se confundirían con los la conjetura. Quizá pueda indagarse en qué tiem-
niños. Si vivir es empezar a morir, si la longevidad po las personas de estos Osarios in§resaron en las
no es otra cosa que una prolongación de la muer- famosas Naciones de los muertos para reposar
te, nuestra vida es una triste composición: vivimos con Príncipes y Consejeros9• Pero quiénes eran
con la muerte y no morimos en un momento.
Cuántos latidos integraron la vida de Matusalén,
4. De acuerdo a la antigua Aritmética de la mano, según la cual el
sería tarea para Arquímede~, unas pocas Fichas meñique de la mano derecha, encogido, significaba cien. (N. del A.).
bastan para la vida del hombre de Maisé~. Nues-
5. Júpiter hizo que la noche en que poseyó a Alcmena tuviera la du-
ración de tres noches.
* Sur, Enero de 1944.
6. Perezca el día en que nací, y la noche que se dijo: Varón es conce-
1. Así, disperso en huesos, yo quisiera que me juntaran (Título 111, bido. (Job, I1I, 3).
2,26).
7. Suetonio (Los doce Césares, libro 111, capítulo 70) refiere que
2. Alusión al Psammites (en latín, el Arenarius) de Arquímedes,li- Tiberio solía proponer a los gramáticos, problemas de este orden:
bro que procura hallar un guarismo que pueda expresar la cantidad "¿Quién fué la madre de Hécuba? ¿Qué nombre tomó Aquiles entre
de granos de arena que caben en el mundo. Arquímedes propone la las vírgenes? ¿Qué cantaban las sirenas?"
cifra 10'jJ.
8. KAUT<l S8VECL VEKPWV ,(Odisea, X, 526).
3. Los días de nuestra edad son setenta años; en los más robustos
ochenta; y lo que pasa de estos, trabajo y dolor, porque es cortado 9. Pues ahora durmiendo estaría en silencio, yen mi sueño reposa-
presto y volamos. (Salmos, XC, 10; Oración de Moisés, varón de ría con los Reyes y Consejeros de la tierra, que edifican para sí los de-
Dios). siertos (Job, I1I, 13, 14).

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los propietarios de estos huesos, o qué cuerpos los días y cuya perduración no podemos anhelar
componían estas cenizas, son preguntas más allá sin perjuicio de nuestras esperanzas en el adveni-
de la Arqueología, no elucidables por el hombre, miento del día postrero, es contradecir nuestra fe.
ni quizá fácilmente por los espíritus, salvo si con- Nosotros, destinados al poniente del tiempo, esta-
sultamos a los Guardianes Locales o a los observa- mos providencialmente libres de tales ambicio-
dores tutelares. Si para conservar sus nombres se nes: obligados a encarar una breve partícula del
hubieran precavido tanto como para conservar porvenir, propendemos a meditar en el otro mun-
sus Reliquias, no erraran tan groseramente en el do, y no podemos declinar la consideración de esa
arte de la perpetuación. Pero sobrevivir en hue- eternidad, que hace de Pirámides pilares de nieve,
sos, y ser tan sólo Piramidalmente perpetuo, es y del pasado entero, un momento.
una falacia de duración. Vanas cenizas, que en el
olvido de nombres, personas, tiempos y sexos, Círculos y líneas rectas confinan y cierran todos
han encontrado en ellas mismas una estéril conti- los cuerpos, y el círculo mortal rectilíneol4 todo lo
nuación y que resurgen para una tardía posteri- confina y lo cierra. No hay antídoto contra el Opio
dad, como Emblemas de vanidades mortales, An- del tiempo, que comprende todas las cosas; Nues-
tídotos contra la vanagloria, el orgullo y la furia de tros Padres hallan sepulcro en la brevedad de
los vicios. Las vanaglorias paganas, en la ignoran- nuestras memorias, y tristemente nos imparten
cia del fin del mundo, encontraban estímulo para cómo seremos enterrados en nuestros Sucesores.
la am~ición, y sin AtroposlO que cortara la inmor- Durante cuarenta años escasos las lápidas preser-
talidad de sus nombres, no eran abatidas jamás van la verdad 15. Pasan las generaciones mientras
por la necesidad del olvido. Hasta las ambiciones duran algunos árboles, y los Linajes más antiguos
antiguas llevan sobre las nuestras la ventaja de ha- no logran la duración de tres Robles. Ser leídos en
ber obrado temprano, antes del probable Meri- meras inscripciones, como tantos en Gruterl6,
diano del tiempo, y han realizado ya sus propósi- aguardar que Enigmáticos Epítetos, o letras ini-
tos, pues los Héroes antiguos han sobrevivido a ciales de nuestros nombres, nos confieran eterni-
sus Monumentos y a sus conservaciones Mecáni- dad, ser descifrados por Arqueólogos, recibir
cas. Pero en este último Acto del tiempo no hay Nombres nuevos como les acontece a las Mo-
que esperar tales Momias para nuestras memo- mias 17, son fríos consuelos para el Estudiante de
rias, ahora 9ue la ambición puede temer la Profe- la perpetuidad, hasta en idiomas inmortales.
cía de Elías 1, Y Carlos V no tiene esperanza de al-
canzar dos Matusalenes de Héctol2. Resignarse a que el porvenir sepa que tal hombre
existió, y prescinda de toda otra noticia sobre él,
Infatigablemente codiciar la diuturnidad para era una frígida ambición de Cárdanol8, contradic-
nuestra fama, es una vanidad ya tardía y una in- toria de su opinión de sí mismo y del carácter que
sensatez anacrónica. No esperemos perdurar tan- le atribuía el horóscopo. ¿A quién puede impor-
to en nuestros nombres, como lo hicieron otros en tarle subsistir como, en Homero, los caballos de
sus personas; una de las caras de lano es más pe- Aquilei9, o como los Pacientes de Hipócrates:
queña ~ue la otra. Es demasiado tarde para la am- simples nombres sin Méritos ni Proezas, que son
biciónl . Ya han ocurrido las grandes mutaciones el bálsamo de nuestras memorias, el alma y la En-
'del mundo; el tiempo es demasiado breve para telequia de nuestra perduración. Ser anónimo en
nuestros designios. Prolongar nuestras memorias insignes hazañas vale más que una historia infa-
en monumentos, por cuya muerte oramos todos
14. Símbolo de la muerte. (N. del A.).
10. La Parca Atropos, que tenía por tarea cortar el hilo de la vida .•
15. Al cabo de ese tiempo se levantan las lápidas para inhumar nue-
11. Dice un pasaje del Talmud, citado por Delitzsch: "Es una tradi- vos cadáveres (N. del A.).
ción de la casa (escuela) de Elías, que el mundo durará seis mil años:
dos mil de confusión, dos mil de sujeción a la ley mosaica, dos mil, los 16. Gruteri Inscriptions Antiquae. (N. del A.). Trátase de una colec-
días del Mesías". Paul Deussen (Die Philosophie des Mittelalters, ción de inscripciones del Imperio, publicada en 1603 por el filólogo
página 323) afirma que, según Ireneo, el mundo durará seis mil años, belga Juan Gruter.
correspondientes a los seis días de la Creación. El milenio correspon-
de al séptimo día. WiIliam Blake (The marriage af Heaven and Hell, 17. Que se exhiben en diversos países, con nombres arbitrarios. A
circa 1793) ha escrito: "La antigua tradición de que el mundo será veces con los de antiguos reyes de Egipto, mencionados por Herodo-
consumido por el fuego al cabo de seis mil años es verdadera, según too (N. del A.).
he oído en el Infierno".
18. Cuperem notum esse quod sim, non opto ut sciatur qualis sim.
12. Antes de que naciera Carlos V, la fama de Héctor había durado Card, in vita propria (N. del A.).
ya dos vidas de Matusalén (N. del A.).
19. "Xanthos y Balios, corceles rápidos como el viento, hijos de la
13. Poco tiempo queda para el presente (Shu T'ung). arpía Podarga, que los concibió del Céfiro". (Ilíada, XVI).

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me. La mujer cananefi!° vive más dichosamente nos hostiga con mementos mortales, y el tiempo
sin nombre, que Herodía~l con uno. ¿Quién no que envejece nos prohibe aguardar una larga du-
prefiere ser el buen ladrón, y no Poncio Pilatos? ración: La Diuturnidad es un sueño y un desvarío
de la esperanza.
Pero la iniquidad del olvido ciegamente dispersa
su amapola, y trata la memoria de los hombres sin Amplios son los tesoros del olvido, e innumera-
considerar sus derechos a la perpetuidad. ¿Qué, bles los montones de cosas en un estado próximo a
sino lástima, otorgaremos al fundador de las Pi- la nulidad; más hechos hay sepultados en el silen-
rámides? Vive Erostrato22, que incendió el templo cio que registrados, y los más copiosos volúmenes
de Artemisa; el que lo erigió, casi está perdido. El son epítomes de lo que ha sucedido. La crónica
tiempo ha perdonado el Epitafio del caballo de del tiempo empezó con la noche, y la oscuridad to-
A driano23 , y ha aniquilado el suyo. Vanamente davía la sirve; algunos hechos nunca salen a la luz;
medimos nuestras dichas por la ventaja de nuestra muchos han sido declarados; muchos más fueron
buena fama, ya que las malas no duran menos, y devorados por la oscuridad y las cavernas del olvi-
Tersit¿4 vivirá tanto como Agamenón. ¿Quién do. Cuánto ha quedado en vacuo, y nunca será re-
nos dirá si los mejores hombres son conocidos? velado, de esos longevos tiempos en que los hom-
¿Quién si no fueron olvidadas personas más nota- bres apenas recordaban su juventud, y más que
bles que cuantas duran en el censo del tiempo? Sin antiguos parecían antigüedades, cuando p~r-
el favor del registro imperecedero, el primer hom- duraban más en sus vidas que ahora en nuestras
bre sería tan ignoto como el último, y la larga vida memOrIas.
de Matusalén sería toda su Crónica.
La tiniebla y la luz dividen el curso del tiempo; el
El olvido es insobornable: Los más han de avenir- olvido comparte nuestras vidas con el recuerdo;
se a ser como si nunca hubieran sido, ya figurar en apenas recordamos nuestras dichas, y los golpes
el Registro de Dios, no en la noticia humana. más agudos de la pena sólo nos dejan cicatrices
Ventisiete nombres integran la primera historia25 , efímeras. El sentido no tolera cosas extremas; los
y son menos los que se recuerdan desde entonces sufrimientos nos destruyen o se destruyen. Llorar
que los que viven en un Siglo. El número de los hasta volverse piedra es mentira. Las aflicciones
muertos excede al de los hombres que han de vi- nos endurecen; los infortunios son resbaladizos, o
vir. La noche del tiempo supera el día y ¿quién se derriten como la nieve sobre nosotros, lo cual
sabe cuándo fué el Equinoccio? Todas las horas es una insensibilidad venturosa. Ignorar los males
contribuyen en esa creciente Suma, que apenas se futuro~ y olvidar los pretéritos, es una piadosa
detiene un momento. Ya que la muerte es la Luci- providencia de la naturaleza, que nos permite di-
na26 de la vida, y hasta los Gentiles sospechaban gerir el conjunto de nuestros pocos y malvados
que vivir es morir; ya que nuestros Soles más. lar- días; y, exentos nuestros sentidos de recaer en hi-
gos declinan prematuramente y apenas descrIben rientes recuerdos, nuestros pesares no se eterni-
arcos invernales, no faltará mucho para que yaz- zan bajo el filo de las repeticiones. Muchos de los
gamos en la oscuridad, y nos alumbremos con Antiguos saciaban su esperanza de perdurar con
brasas27. Ya que a diario el hermano de la muerte la transmigración28 de las almas: buen camino
para continuar sus memorias, ya que teniendo la
20. Éxodo, VI, 15.
21. San Mateo, XIV, 1-11; San Marcos, VI, 14-28.
28. Alude tal vez a los pitagóricos. Tal vez, a Empédocles de Agri-
22. Efesiano de oscuro nacimiento, que, para lograr celebridad, in- gento, que dijo: Yo he sido mancebo, doncella, arbusto, pájaro y
cendió el templo de Artemisa. Fué condenado a muerte por los habi- mudo pez que surge del mar, Compárese, en los Mabinogion, la enu-
tantes de Efeso, que prohibieron que se pronunciara su nombre. meración de Taliesin:

23. El autor se equivoca. Elio Esparciano, en la Historia Augusta', Yo se sido la hoja de una espada,
registra el epitafio de Adriano: Turba medicorum regem interfecit. Yo he sido una gota en el aire,
Yo he sido una estrella luciente.
24. El más feo de los guerreros que arribaron a Troya (l/iada, 11). Yo he sido una palabra en un libro,
Yo he sido un libro en el principio,
25. Antes del Diluvio (N. del A.). Génesis, IVy V. Yo he sido una luz en una linterna,
Yo he sido un puente que atraviesa sesenta ríos,
26. Diosa romana que presidía los nacimientos. Yo he viajado como un águila.
Yo he sido una barca en el mar,
27. Según la costumbre de los judíos, que, junto al cadáver colocan Yo he sido un capitán en la batalla,
en una vasija de ceniza una luz encendida. León [de Módena] (N. del Yo he sido una espada en la mano,
A.). El rabino italiano León de Módena, más propiamente Judá Ar- Yo he sido un escudo en el combate,
yeh, publicó en 1637 su Historia de los ritos hebraicos. En 1650, Ed- Yo he sido la cuerda de un arpa,
ward Chilmead la tradujo al inglés. Durante un año estuve hechizado en la espuma del agua.

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ventaja de sucesiones plurales, era imposible que En vano las personas esperan la inmortalidad, o
en tanta muchedumbre de vidas no ejecutaran panaceas contra el olvido, en perpetuaciones bajo
algo notable y, poseedores de la fama de sus ante- la Luna; el Hombre se ha engañado hasta en sus
riores encarnaciones, no hicieran acumulación de adulaciones allende el Sol, y en sus meditados ar-
gloria para las últimas etapas. Otros, antes que tificios para eternizar nombres en el cielo. Ya la
perderse en la desamparada noche de la nada, se versátil Cosmografía de ese lugar ha mudado los
resignaban a volver al ente universal, ya ser una nombres de presuntas constelaciones; Nemrod se
partícula del alma pública de todas las cosas, lo. ha perdido en Orión, Osiris, en la Canícula. En
cual equivalía a regresar a su desconocido y divino los cielos buscamos incorrupción, y son iguales a
Origen29. Más exigente era el ingenio de los Egip- la Tierra: Duraderos en lo esencial, variables en
cios, que dulcemente preparaban los cuerpos para las partes; de todo esto, amén de las nuevas Estre-
esperar la vuelta de las almas. Pero todo era vani- llas y de los Cometas, nos dan noticia los Telesco-
dad, alimentar el viento, y locura. Las Momias del pios. Y las manchas que rondan en torno al Sol, al
Egipto, perdonadas por Cambise~o o por el tiem- amor de Faetón, confirman el aserto.
po, son ahora pasto de la avaricia. La Momia es
ahora Mercadería, Mizraim31 cura las heridas y Nada es rigurosamente inmortal, salvo la inmor-
Faraón se vende como bálsamo. talidad; lo que no tuvo un principio, no debe te-
mer un fin: peculiaridad de aquel ser necesario
que no puede destruirse a sí mismo. La más alta
Véase también este otro poema:
prueba de omnipotencia es ser invulnerable a su
Soy el jefe de los bardos de Elphin, propio poder; todo lo demás es contingente, y lo
Mi patria es la región de las estrellas del verano, alcanza la aniquilación. Pero la Inmortalidad Cris-
Idno y Heinin me han llamado Gwyddno,
El día llegará en que todos los reyes me llamarán Taliesin,
tiana basta para frustrar todas las glorias terrena-
Estuve con mi Señor en la e~fera más alta, les, y el Cielo o el Infierno hacen irrisoria toda me-
Cuando se abismó Lucifer en la profundidad del Infierno; moria póstuma. Dios, único destructor posible de
He llevado el estandarte de Alejandro; nuestras almas, que nos ha prometido resurrec-
Sé los nombres de las estrellas de norte a sur;
Estuve en Canaan, cuando murió Absalóm; ción, no ha prometido eternidad de cuerpos ni de
Estuve en el lugar de la crucifixión del Hi;o de Dios; nombres. Todo lo cual es tan fortuito que los au-
He sido el capataz de los obreros que erigieron la torre de Babel; daces en Esperanza hallaron infeliz desengaño, y
Ahora estoy en este palacio y en las ruinas de Troya, durar mucho es apenas una postergación del olvi-
He visto la destrucción de Sodoma y Gomarra; do. Pero es el hombre un Noble Animal, espléndi-
Estuve con mi Señor, en el pesebre del asno; do en cenizas, y pomposo en la sepultura, solem-
Estuve en el firmamento con María Magdalena; nizando Natividades y Muertes con igual brillo, y
EstUl'e en la Colina Blanca, en la corte de Cynvelyn, celebrando en Ceremonias bizarras la infamia de
Un día y un año en el cepo yen las prisiones;
He padecido hambre por el Hijo de la Virgen; su carne32•
He sido maestro de todas las inteligencias,
Soy capaz de instruir todo el universo; La vida es una llama pura, y nos anima un invisible
Hasta el Día del Juicio estaré en la faz de la tierra,
y no se sabe si mi cuerpo es carne o pescado. Sol interior. Un escaso fuego basta para la vida;
grandes llamas parecieron exiguas después de la
Luego permaneci nueve meses
En el vientre de la bruja Caridwen;
muerte, cuando los hombres vanamente afecta-
En el principio fuí A vagddu, ron hermosas piras para arder como Sardanápa-
y al fin soy Taliesin. 1033, pero la sapiencia de las leyes funerarias con-
El bardo irlandés Amergin (E. Hull, A textbook of lrish literature, 1, denó la locura de esos esplendores profusos, y re-
127), tiene un poema análogo: dujo los fuegos según el canon de las exequias más
Yo, el viento en el mar;
austeras, para las que nadie fué pobre, ya que to-
Yo, el rumor del océano; dos pudieron suministrar un ~oco de leña y de
Yo, la ira del toro; brea, un plañidero y una Urna 4.
Yo, un halcón en la cumbre;
Yo, un reflejo del sol;
Yo, un jabalí que persigue;
Yo, un salmón de los ríos;
Yo, la laguna de las tierras bajas; 32. Cf.: Quevedo, Epístolas a imitación de las de Séneca, XXXIX:
Yo, la fuerza del canto. Por mucha riqueza que gastemos en cubrir este polvo, siempre sere-
29. Alude a los estoicos. mos el asco, y el edificio el precio; disfrazar en palacio la sepultura en-
gaño es, no confesión.
30. Rey de los persas y de los medos; invadió el Egipto.
33. Nombre griego de Asurbanipal, rey de Asiria.
31. Nombre bíblico del Egipto (Génesis, X, 6). Significafrontera,
límite. 34. Según el epitafio de Rufo y Verónica, en Gruter (N. del A.).

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Cinco Idiomas no aseguraron el Epitafio de Gor- para esconder sus huesos en el cauce. El mismo
diano35. Más que todo hombre por su Tumba, Si/a, que se creía seguro en su Urna, no logró evi-
perdura sin ella el hombre de Dios, inhuma- tar lenguas vengativas, y lapidación de su Monu-
do invisiblemente por Ángeles, y adjudicado a la mento. Felices aquellos a quienes hace inocentes
oscuridad, aunque no sin algunos signos para en- la oscuridad, aquellos que de tal modo tratan a los
caminar un piadoso descubrimiento. Enoch36 y hombres en este mundo que no temen encontrar-
Elía~7, sin tumba ni sepelio, en un anómalo esta- los en el otro, aquellos que al morir no hacen es-
do de ser, son grandes Ejemplos de perpetuidad, cándalo entre los muertos, y son inmunes a la befa
en su larga y viva memoria; rigurosamente, se ha- poética de Isaías41.
llan de este lado de la muerte, y aun les queda un
tardío papel que representar en el escenario de la Pirámides, Arcos y Obeliscos sólo fueron irregu-
tierra. Si en el prefijado término del mundo todos laridades de la vanagloria, e hipérboles de la anti-
no moriremos, pero todos seremos transforma- gua magnanimidad. Pero la decisión más animosa
dos38, según la recibida tradición, el último día ca- es la de la Religión Cristiana, que pisotea la sober-
vará pocas tumbas; rápidas Resurrecciones se an- bia y cabalga en el lomo de la ambición, humilde-
ticiparán a duraderos Sepulcros. Algunas tumbas mente persiguiendo esa infalible perpetuidad,
se abrirán antes de cerrarse del todo, y Lázaro no ante la cual todas las otras deben acortar sus diá-
será maravilla. Muchos que temieron morir, de- metros y ser apenas perceptibles en Ángulos ~e
plorarán sólo poder morir una vez, ya que el esta- contingencia42.
do lóbrego es la viviente muerte segunda39, cuan-
do la vida desespera a los réprobos, cuando los A los piadosos que pasaron sus días en raptos de
hombres desearán que los cubran Montañas, no futuridad, les ha importado poco más este mundo
Monumentos, y la aniquilación será cortejada. que el anterior, cuando yacían oscuros en el Caos
de la predestinación y en la noche de la preexis-
Algunos han estudiado Monumentos; otros estu- tencia. Y si algunos han tenido la dicha de com-
diosamente los han rehusado; otros han sido tan prender la aniquilación Cristiana, el éxtasis, la
vanamente jactanciosos, que no se han atrevido postración, la liquefacción, la transformación, el
después a confesar sus tumbas; de estos últimos, beso de la Esposa, la gustación de Dios y la ingre-
el más sútil parece Alarico4o, que desvió un Río sión en la sombra divina, han tenido una hermosa
anticipación del cielo; la gloria del mundo es pre-
térita para ellos, y la tierra es ceniza.
35. En griego, latín, hebreo, egipcio y arábigo, borrado por Licinio Subsistir en perdurables Monumentos, VIVIr en
el Emperador (N. del A). Gordiano, tercer emperador de ese nom-
bre, m., en 244; Licinio, en 324. sus producciones, existir en sus nombres y predi-
camentos de Quimeras, era amplia satisfacción
36. "Caminó, pues, Enoch con Dios, y desapareció; porque Dios lo para las esperanzas antiguas y formaba una parte
llevó" (Génesis, V, 24).
de sus Elíseos. Pero todo esto es nulo en la Meta-
37. "Y como hubieron pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quie- física de la verdadera fe. Vivir es, en verdad, ser
ras que haga por ti antes que sea arrebatado de ti. Y dijo Eliseo: Pido de nuevo nosotros mismos, lo cual no sólo es una
que sea duplicado en ti mi espíritu.
Y él le dijo: Cosa difícil has pedido: si me vieres cuando fuere arreba-
esperanza sino una certidumbre para el digno cre-
tado de ti, tendrás lo que pides: mas si no me vieres, no lo tendrás. yente. Lo mismo es yacer en el Cementerio de San
Y como siguiesen adelante, y caminando hablasen entre sí, un carro Inocencio43 que en las Arenas de Egipto: Listo a
de fuego con caballos de fuego apartó a los dos: y subió a Elías al cie-
lo en un torbellino.
Y Eliseo lo veía, y gritaba: Padre mío, padre mío, carro de Israel y su
gente de a caballo. Y no lo vió más, y trabando de sus vestidos los
rompió en dos partes". (2 Reyes, 11,9-11).

38. "He aquí, os digo un misterio: Todos ciertamente no dormire-


mos, pero todos seremos transformados" (1 Corintios, XV, 51). dos, quedó escondido para siempre, por la inhumana matanza de los
prisioneros que habían ejecutado el trabajo". (Gibbon, Decline and
39. "Y el Infierno y la Muerte fueron arrojados en el estanque de foil of the Roman Empire, XXXI). Hay tres explicaciones verosími-
fuego. Esta es la segunda muerte" (Apocalipsis, XX, 14). les de esta inhumación misteriosa: impedir que fuera profanado el
sepulcro; impedir el robo de los tesoros; impedir la resurrección del
40. Jornandes de rebus Geticis (N. del A.). "La ferocidad de los bár- guerrero.
baros se manifestó en el funeral del héroe, cuyo valor y cuya dicha ce-
lebraron con lúgubre aplauso. Una muchedumbre de prisioneros 41. ¡salas, XIV, 9-19.
desvió el curso de un río que baña los muros de la ciudad de Concen-
cia. El sepulcro, adornado con los despojos y trofeos de Roma, se 42. Angulus contingentiae, el menor de los ángulos (N. del A.).
construyó en el lecho vacío; luego se restauraron las aguas al cauce
natural. El lugar secreto donde los restos de Alarico fueron deposita- 43. En París, donde se consumen pronto los cuerpos (N. del A.).

8
ser cualquier cosa, en el éxtasis de ser para siem-
pre, y tan satisfecho con seispies de tierra como
con el Mausoleo de Adriano4 .

-Tabesne cadavera solvat


An rogus haud refert45•

44. Un soberbio mausoleo o pila sepulcral, erigido por Adriano en


Roma, donde ahora está el castillo San Angello (N. del A.).

45. Poco importa que la corrupción o la hoguera consuman los cadá-


veres (Farsalia, VII, 809, 810).

Sir Thomas Browne (1605-1682). Escritor inglés. Autor de Religio


Medici, Pseudodoxia epidemica, Hydriotaphia, The Garden of Cyrus
y los aforismos Christian Morals.

9
Chaucer, Geoffrey (1340-1400)
Poeta Inglés

Grabado en Madera
Ilustración para Los cuentos de Canterbury (c. 1386)

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