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CUBIERTAS

INCLINADAS

Israel Simón
Víctor Andrés
Herlan Lapaca
Vanessa Mejía
ÍNDICE
1. Introducción.

2. Reseña histórica de la cubierta inclinada.

3. Elementos y partes de cubiertas inclinadas.

4. Prestaciones y criterios básicos de diseño.

4.1 Estanqueidad del agua.

4.2 Estanqueidad al viento.

4.3 Captación/disipación de energía.

4.4 Confort higrotérmico, acústico y lumínico.

4.5 Seguridad estructural contra el fuego y biológico.

4.6 Durabilidad y mantenimiento.

4.7 Constructibilidad: forma, material y puesta en obra.

4.8 Compatibilidad con estructuras e instalaciones.

5. Ejecución de cubierta inclinada con teja de cerámica.

6. Bibliografia.
1. INTRODUCCIÓN

La cubierta es un elemento constructivo que protege a los edificios en la parte superior


y a la estructura de la cubierta.

El material que la forma es la teja, de ahí el nombre: tejado, aunque también hay
diferentes tipos de cubiertas, como por ejemplo las cubiertas inclinadas que son de las
cuáles nosotros hablaremos en este trabajo.

En la realización de los distintos trabajos, de desmontaje o montaje, de mantenimiento


o de limpieza, sobre cubiertas inclinadas se dan unas circunstancias, como la altura a la
que se desarrollan, la baja resistencia y la fragilidad de los materiales, los excesos
atmosféricos, la pendiente, etc. de esta manera el número de accidentes que se
producen mientras se hacen estos trabajos tienen algunas consecuencias tanto
mortales como de incapacidades permanentes.

La necesidad de aportar la pendiente de la forma más natural posible, implica que el


tejado llega en ocasiones a determinarse casi como un edificio autónomo sobre otro.
2. RESEÑA HISTÓRICA DE LA CUBIERTA INCLINADA

Durante muchos siglos la historia de la cubierta ha consistido en la búsqueda insistente


de soluciones impermeables a la lluvia.

La forma más básica del cobijo


primitivo, es decir, el que el
hombre hacia antiguamente para
poderse proteger del sol, del
viento, del frio y de las
precipitaciones, consistía en unas
cuantas ramas y pieles,
elementos a los que se podía
acceder con facilidad. La cocción
de la arcilla o el corte de la piedra constituyeron el siguiente paso: por medio de la
pendiente y la incorporación de piezas, quedaba garantizada una cubierta perdurable y
capaz de conducir las aguas hasta los puntos más bajos, para la recogida y posterior
evacuación de estas.

La cerámica y la piedra, se han mantenido sin cambios a lo largo de la historia.


Exactamente es la estructura la que ha sufrido mayores cambios a lo largo de la
historia.

Según la situación geográfica, estas


cubiertas se construían de una manera
u otra. En el norte de Asia y Europa,
los revestimientos de las cubiertas se
hacían mediante tierra arcillosa
compactada. En el sur, dónde
predominaban más los climas lluviosos
pero más temperados, la paja de los
cultivos se peinaba y se anudaba formando haces de 120cm de longitud, las cuáles se
colocaban encima de listones o cañas.
Actualmente, el aporte tecnológico no siempre se produce para conseguir mayores
luces, en algunos casos el objetivo es lograr un espacio y en algunas ocasiones se han
creado cubiertas con un doble orden: uno al exterior y otro al interior.

También hay que decir, que este tipo de cubierta ha evolucionado de forma natural
hacia una separación por capas, desligando la que protege del agua de la que aporta
protección térmica, con un espacio de ventilación entre ambas que seca las posibles
filtraciones y hace la función de regulador térmico.
3. ELEMENTOS Y PARTES DE LAS CUBIERTAS INCLINADAS
Las cubiertas inclinadas, con pendientes que se encuentran entre el 10% y el 100% se
componen de varios planos, nombrados faldones. En casos de un solo plano los
faldones se interseccionan entre si dando lugar a las limahoyas. Estas limahoyas son
unos elementos delicados ya que puede producir un fallo de impermeabilidad. El agua
de lluvia, después de su recorrido por faldones y limaoyas, pasan a unos canalones y
posteriormente pasa a los bajantes.

Partes de un faldón (Capas)

1. Las que forman el faldón:

 Capa exterior visible: Es la que aporta el procedimiento básico de expulsión del


agua.
 Soporte de esta capa
 Estrato de ventilación de la capa exterior (pudiendo no ser necesario).

2. Las que pueden estar en el faldón o no:

 Protección de radiación solar.


 Procedimiento de aislamiento térmico
 Procedimiento de estanqueidad al aire (pudiendo no ser necesario).
 Soporte estructural de todo el conjunto.
 Acabado interior.

Procedimientos de fijación comunes:

 Por soporte de superficie continua de mortero o hormigón sobre fábrica


(tablero cerámico sobre tabiques pequeños, forjado inclinado, panel
prefabricado), el procedimiento mas habitual es el mortero. Si la pendiente es
baja se pueden dejar algunas piezas apoyadas.
 Para superficies con postes de madera (simples o compuestos), donde el
método es clavarlas.

 Para faldones ventilados, con una cámara hecha de listones, en el caso de las
que tienen la fijación se hacen simplemente apoyándolas, y en el caso de las
que no tienen ventilación, se hacen con un clip o clavo.

 Paneles aislados térmicos conformados.


Las tejas árabes disponen de los siguientes soportes:

 Soleras onduladas (fibrocemento o asfalto), con tejas encajadas a las


ondulaciones y fijadas con paletadas de mortero.

 Testeros (listones paralelos a la linea de máximo pendiente) y correas,


simplemente apoyándose, denominadas “lata per canal”

 Listones perpendiculares a la linea de máximo pendiente denominados “en


salto de garza”.
La teja plana de encaje con saliente también puede ir encima de listones, de una
manera parecida al tejado en “salto de garza”.

Cada procedimiento de fijación, en parte, está condicionado por la pendiente del


faldón o por la ubicación de la cubierta, por posibles males del viento y aguaceros.

Las combinaciones mas utilizadas actualmente son la teja árabe o la romana, fijada con
mortero o la alicantina apoyada.

En cuanto a materiales de acabados, como por ejemplo la pizarra, con una dimensión
generalmente de 300mm x 200mm x 3mm, solo varía el aspecto final dependiendo la
forma que estas tengan. Esta forma puede ser:

Rectangular A la francesa En escamas

Semiproductos

Son mas ligeros que los elementos pequeños y sirven para resolver las cubiertas de los
edificios que tienen grandes luces en los espacios de abajo de las cubiertas. No
obstante también pueden ser utilizados en pequeños espacios.

Se diferencian entre si porque necesitan tener un soporte continuo para compensar la


falta de rigidez de las piezas de la cobertura (láminas metálicas o bituminosas) y los
que son realizados con piezas rígidas (placas).
- Zinc y cobre

El cobre es más bonito y sobretodo más caro que el zinc.

Las junturas longitudinales o inclinadas pueden ser:

A juntura alzada

Sobre listones

Los soportes suelen ser tableros de madera o aglomerantes o listones continuos en


una solera de fábrica. La fijación se hace con patas de anclaje.

Siempre hay que colocar una lámina de separación entre el metal y el soporte, siendo
normalmente de cartón-fieltro.
- Membranas impermeables

Tienen que ser auto-protegidas. Suelen tener un acabado superior mineral o


metalizado, siendo especiales para estar en contacto con la intemperie.

Los tipos de membranas dependen de la forma, del color y de la textura de las piezas o
membranas, pudiendo ser:

Láminas continuas

Imitación de pizarra

Los soportes suelen ser tableros aglomerados y en cuanto a su sistema de fijación es el


encolado.
- Placas

Suelen ser placas mas bien finas, resistentes a la flexión gracias a su forma ondulada,
permitiendo evitar un soporte continuo y reducirlo a correas separadas dependiendo
la rigidez de las piezas. Asimismo, con estas placas, hacen de la cubierta, una cubierta
mas ligera.

El aspecto depende de los materiales utilizados, opacos o traslucidos, de los colores y


texturas. Las opacas pueden ser de fibrocemento, acero galvanizado o aluminio y las
traslucidas de poliéster o PVC.

Las formas dependen de la sección, que pueden ser:

De greca Ondulada

En cuanto a su fijación, estas pueden ser:

Con ganchos Con tornillos


Componentes

 Paneles

Por medio de un sándwich de 2 láminas de acero que cierran un material aislante


rígido como un poliuretano y un diseño apropiado de las junturas, resuelven todas las
exigencias sin necesitar recurrir a las correas. Son soluciones muy utilizadas en la
industria.

Tipos de cubiertas

1 según su forma:

Cubierta a 2 aguas.

Consiste en 2 faldones inclinados en dirección descendente, que parten desde una


cumbrera central. También llamada cubierta de gablete.
Cubierta a 4 aguas.

Cubierta consistente en 4 faldones inclinados que se encuentran en aristas o limatesas.


Tambien llamada cubierta de copete.

Cubierta de mariposa.

Cubierta con 2 faldones que forman un canalón interior. Tambien llamada cubierta en
V.

Cubierta de peto quebrantado.

Cubierta a 2 aguas que posee la parte superior de los hastiales) reemplazados por
copetes. Tambien llamada cubierta de semicopete.

Cubierta abovedada.

Cubierta con forma semicilíndrica. Tambien llamada cubierta de cañón.


Cubierta a la mansarda.

Cubierta compuesta por diversos faldones en cada una de sus vertientes, y el inferior
de pendiente más acusada que el superior. También llamada cubierta amansardada.

Cubierta de pabellón.

Cubierta que carece de cumbrera, en la que las limatesas, que son la linea que separa
los faldones, se cortan en un punto, que es la cúspide (punto mas alto de la cubierta)
de la misma.
Cubierta a la holandesa.

Cubierta de 2 aguas descabezados en cada fachada.

Cubierta en diente de sierra.

Cubierta que está compuesta por diversas cubiertas de tamaño inferior, dispuestas de
forma paralela y sección triangular. El faldón más corto está acristalado y suele estar
orientadas al norte.
Material de la capa exterior

Se concentra en el color, la texturas y las formas de las piezas y en la manera que son
colocadas en la obra. El resultado final varía mucho dependiendo si la capa exterior ha
sido compuesta con pequeños elementos, con semiproductos o con componentes.

 Los pequeños elementos son la teja (de cerámica o cemento) y pizarra.

 Los semiproductos son láminas metálicas y placas.


 Los componentes son membranas impermeables y plafones.

En nuestra cultura constructiva, la teja cerámica ha sido y continua siendo la pieza de


cubierta mas utilizada. La ventaja principal de las tejas es que con una sola pieza, muy
fácil de producir, se resuelven todos los problemas, los faldones, la limahoya, las
cumbreras y los margenes.

Podemos encontrar diferentes tipos de tejas:

- De cerámica:

Solapadas (Colocadas una sobre otra, cubriéndola solo parcialmente)

Plana
Árabe

Romana

Flamenca
Encajada entre si:

Alicantina

- De cemento:

Encajadas y solapadas
4. PRESTACIONES Y CRITERIOS BÁSICOS DE DISEÑO

Con relación a las cubiertas, el diseño de los edificios usuales no considera otra
posibilidad que la de adoptar alguno de los tipos anteriores adaptado a las
peculiaridades de cada caso. Es muy arriesgado, diseñar un nuevo tipo de cubierta sin
disponer de toda una infraestructura que permita hacer ensayos de prototipos. En
consecuencia, la labor principal del profesional de la arquitectura es escoger bien, de
entre los existentes, el tipo más adecuado a su proyecto. Lógicamente, debe ser una
elección que valore las prestaciones de cada tipo ante todas las exigencias, que
resultan de la forma general del edificio, de la conveniencia estética, del ambiente, de
la integridad, etc. En unos casos serán razones subjetivas las que tengan más peso y en
otros serán razones prácticas. En cualquier caso, se debe hacer el análisis total y no
escoger el tipo hasta que se haya valorado desde todos los puntos de vista.

Una vez elegido el tipo y adaptado al caso concreto mediante el diseño de sus cantos y
cargamentos, es necesario determinar las especificaciones sobre las características
físicas de los materiales que permitan obtener las prestaciones al elemento terminado.
Entonces, hay que plasmarlo todo en un documento contractual, a fin de que en el
proceso de realización de la obra se pueda hacer un correcto control de recepción y de
ejecución. El primer punto que hay que analizar es, sin duda, el de la expulsión del
agua, condición elemental para lograr la adecuación del ambiente al uso del edificio.

4.1. Estanqueïtat a l’aigua

La lluvia precipita de forma muy diversa en cada clima, según la altitud(<200 m, 200-
500 m y >500 m), la exposición orográfica (protegida, normal y expuesta) y la época del
año. La combinación del tamaño y consistencia de la gota (nieve, granizo, llovizna,
goterón, etc.), la intensidad y duración de la lluvia, así como la velocidad y orientación
del viento, cualifican la precipitación. La mayor movilidad de los arquitectos en la
actualidad y de sus proyectos obliga a reconocer de forma atenta las características
climatológicas de cada emplazamiento.

Durante muchos siglos la historia de la cubierta ha consistido en la búsqueda insistente


de soluciones impermeables a la lluvia local. Hasta ya iniciado el siglo XVIII, la
construcción no dispuso de materiales propiamente estancos frente a la penetración
del agua por gravedad, por lo que la exigencia de estanqueidad se resolvía mediante la
conformación de la cubierta según superficies de escorrentía en forma de planos
inclinados, a semejanza del relieve de las montañas circundantes del lugar. En la
actualidad podemos alcanzar incluso la estanqueidad frente el agua y el aire en
condiciones de presión diferencial mediante membranas y juntas desarrolladas en la
industria submarina.

Al aumentar la inclinación o pendiente de dichos pianos se incrementa la velocidad con


que el agua se escurre por la cubierta, reduciéndose el tiempo de presencia del agua y
el riesgo de penetración. La garantía del éxito reside en la utilización de materiales con
un bajo coeficiente de absorción de agua y en la formación de piezas del mayor
tamaño posible, para reducir así el número de juntas y el riesgo de filtración.

El tratamiento de dichas juntas se ha realizado tradicionalmente mediante el solape de


varios gruesos, solución que garantiza la estanqueidad si el agua no es capaz de
remontar la fuerza de gravedad. Dado que las pendientes más pronunciadas
favorecían el aumento de la velocidad de escorrentía, reduciendo así el riesgo de
penetración del agua a través de las juntas, la longitud de solape podía también
reducirse. Sin embargo, la mayor pendiente de la cubierta obligaba a lijar las piezas,
que se desestabilizaban por la inclinación del plano de apoyo.

Los ocasionales temporales de lluvia acompañada de fuerte viento rompía este


equilibrio y ocasionaban desperfectos y filtraciones esporádicas socialmente
aceptadas. Un buen mantenimiento estacional antes de la época de las lluvias, así
como la ventilación inferior de la cubierta, aseguraban que el incidente no llegara a
más y no comprometiera la estabilidad de la estructura.
En caso de nevada intensa, los puntos más fríos de la cubierta (aleros, esquinas, lima
hoyas, etc.) eran los primeros en helarse al caer la primera noche estrellada. Con un
deshielo rápido, estos puntos congelados o barreras de hielo podían interceptar la
circulación del agua que escurría inferiormente por el manto de nieve hasta el punto
de que, si no era suficiente la protección que proporcionaba el solape, el agua de
deshielo penetraba en el interior del edificio.

Los materiales al uso, paja, tierra compactada, lascas esquistosas, lajas de madera e
incluso terracota eren porosos y requerían engrasados o espesores más importantes
en las zonas de lluvia persistente, como los climas atlánticos y tropicales.

La pendiente mínima en teja árabe es del 24% para una vertiente que no supere los 6
m, con ubicación protegida y en una zona de baja altitud, con solapes de 14 cm. Este
valor mínimo puede alcanzar el 35% para una vertiente de hasta 12 m, con ubicación
expuesta y en una zona situada por encima de los 500 m. Para una situación similar,
cualquier teja plana, al no contar con la colaboración del solape, incrementa su
pendiente mínima proporcionalmente a la longitud de la vertiente hasta alcanzar
valores del 35% para una distancia de hasta 12 m, ubicación expuesta y en una zona
situada por encima de los 500 m. En el case de las tejas de lajas (lascas), la pendiente
mínima puede alcanzar el 125%, con recubrimientos mínimos de 8 cm para una
vertiente de hasta 12 m, en una ubicación expuesta y en una zona situada por encima
de los 500 m.

El sindicato central del gremio alemán de techadores, en sus reglas fundamentales


publicadas en 1922 y actualizadas en su edición de 1959, afirmaba: “no puede exigirse
a las cubiertas seguridad absoluta en los cases de tormenta, aun cuando pueda
considerarse como una cubierta realizada de acuerdo con las reglas establecidas. Los
vientos y las tormentas ponen en peligro a cualquier cubierta". Esta constatación por
parte de un colectivo de respetada credibilidad evidencia las limitaciones de los
sistemas tradicionales de cobertura. La evolución empuja hacia la utilización de placas
industrializadas realizadas con materiales estancos, de mayor tamaño y con
tratamiento de sellado de juntas a modo de calafateado.
4.2. Estanqueidad al viento

En la cubierta tradicional preocupaba la penetración del agua, por lo que nunca se


prestó interés alguno a conseguir una estanqueidad notable al aire. Incluso la mayor
parte de las construcciones vernáculas disponían de grandes chimeneas en el centro
de la cubierta por las que no solo se evacuaban los humos de la combustión, sino que
también se ventilaba la habitación.

El espacio bajo la cubierta estaba constituido por locales ventilados denominados


buhardillas, golfes o pent-houses, que actuaban de tapón para la penetración del
viento, la radiación solar, la humedad y el polvo en el edificio. Se destinaba, en el
mejor de los casos, a secadero o a almacén trastero. Incluso en los tratados de
construcción se designaba este tipo de construcción con el nombre de ‘cubierta fría’.

El aprovechamiento intensivo del volumen de los edificios, ya por carestía, ya por


especulación del bien inmobiliario, condujo al aprovechamiento íntegro del espacio
bajo cubierta, al que se consideraba como un ámbito habitable más, inicialmente
destinado a marginados y bohemios pero convertido, finalmente, en un espacio
envidiado y escaso, con cotización adicional en el mercado; lo que ha significado, en la
mayoría de los casos, renunciar a la ventilación inferior de la cubierta, a la que ahora
denominaremos ‘cubierta ca1iente’.

La cubierta hoy debe ser también estanca al aire, y para ello la cobertura ha de
apoyarse, no ya en un entramado de llatas y cabios de madera de clavar, sino en un
forjado continuo constituido por un envigado y un tablero superior estanco, lo que ha
dado lugar a una cubierta mucho "más sensible a la radiación solar y a las humedades
de infiltración.

Es sensible a la radiación solar porque el calor que absorbe la cubierta ya solo puede
ser disipado libremente en una dirección. Es así como, inevitablemente, el calor
restante se introduce en el interior de la buhardilla habitable, a pesar de la presencia
de capas adicionales de aislamiento térmico, insuficientemente dimensionadas para
saltos térmicos de hasta 60 grados. En pocos centímetros, 30 a lo sumo, la cubierta
caliente tiene que asegurar suficientemente la estanqueidad, el aislamiento, la
ventilación y el acabado inferior. Garantizar la ventilación dorsal de la cubierta en tan
escaso espesor nos obliga a recurrir a tecnologías de fachada ventilada.

En segundo lugar, la cubierta actual es sensible a las humedades de infiltración porque


la penetración del agua por acción del viento no puede evitarse de forma absoluta en
las cubiertas por solape y sin sellado de juntas, en las que la ventilación inferior es
absolutamente imprescindible para secar estas infiltraciones ocasionales,
especialmente en las cubiertas de estructura de madera. La falta de ventilación dorsal
de la cubierta obliga a rejuntar las tejas como si de ladrillos se tratara, e incluso a
colocar refuerzos inferiores de estanqueidad mediante materiales con acreditada
experiencia por sí mismos, pero considerados como de aspecto no suficientemente
decoroso (laminas sintéticas, placas asfálticas o de fibrocemento, etc.).

Los grandes movimientos térmicos que experimenta una cubierta exigen que los
sellados de juntas se realicen con morteros elásticos , pobres en aglomerante y con
adición de cal para evitar la rotura de las piezas por movimientos impedidos de
dilatación / contracción o, incluso, de choque térmico. Los tableros inferiores de la
cubierta, inicialmente de tablones de madera, han ido evolucionando para facilitar
tanto la estanqueidad (por medio de machihembrados o la colocación de la teja (para
lo cual es necesaria una perfecta coordinación dimensional), como la disposición del
aislamiento (que va generalmente pre adherido) o el aumento de la separación entre
vigas o correas (por medio de tableros perfilados de reducido peso y mayor momento
de inercia).

La durabilidad del material de cobertura, la posibilidad de disipar la humedad


ocasional que hubiera penetrado y la disminución del confort en verano debido a las
fuertes radiaciones solares de nuestro país aconsejan recuperar la ventilación, que se
induce de forma natural al calentarse el aire que penetra por las aberturas practicadas
en la barbacana y sale por las aberturas protegidas en la cumbrera. En cubiertas de
gran longitud de vertiente (>8m) esta ventilación debe ser incentivada con la
colocación de piezas especiales que la faciliten (desde 1/30 m2 hasta 1/5mg).

4.3. Captación/disipación de energía


A excepción de los países de clima árido, donde las lluvias esporádicas son cortas e
intensas y el agua que incide en la cubierta se conduce hacia cisterna o aljibes para
aprovecharla en las épocas de carestía, no hay ejemplos abundantes de control
energético del edificio a través de la cubierta.

En un entorno climático en constante evolución y con perspectivas favorables para un


creciente aprovechamiento de las energías alternativas, bien sean renovables, bien
sean procedentes directamente del sol o de la atmosfera, el papel da la cubierta
parece abandonar poco a poco su papel exclusivo de protección absoluta frente a las
precipitaciones. En un futuro no muy lejano, la cubierta se plantara como un filtro más
da la piel del edificio qua reflejara, absorberá o transmitirá la acción qua sobra allá
incida (lluvia, radiación solar, viento, etc.) y en al grado que el arquitecto establezca,
tanto como colaborara a disipar el calor metabólico que ganara su propia actividad
como edificio.

El calor incidente en el edificio por radiación directa a la cubierta es un factor


importante a considerar en el equilibrio térmico de ésta. En la actualidad, ante la
dificultad de disponer de materiales reflectantes de la radiación térmica de forma
selectiva (sí un verano, pero no en invierno) se plantean soluciones de dobla cubierta:
así, en la cubierta exterior se aprovecha la captación solar para las necesidades de ACS
(agua caliente sanitaria) y, en la interior, la creación de sombras arrojadas para regular
la aportación directa y la recogida de las precipitaciones con el fin de ampliarlas en
laboras de refrigeración.

No hay que imaginar cubiertas de placas solaras térmicas o fotovoltaicas para ilustrar
estos comentarios, sino rescatar ejemplos tan cercanos como los invernaderos, los
umbráculos, las pérgolas, etc., que son muestras de filtraje selectivo de la energía
incidente; o la costumbre popular de irrigar las cubiertas de teja cerámica porosa para
refrescar en verano.

4.4. Confort higrotermico, acústico i lumínico

La implantación generalizada, a partir de la década de los setenta, de la utilización de


los materiales específicos para aislamiento térmico en la edificación trajo como
consecuencia un cierto olvido de los efectos de la radiación solar directa que,
principalmente en verano, incide notablemente en la temperatura superficial de los
paramentos del edificio y, más especialmente, en la cubierta. El aislamiento térmico se
‘calcula’ para disminuir la velocidad del tránsito del calor a través de los cerramientos
del edificio suponiendo gradientes térmicos ‘aire exterior-aire interior` no superiores,
en el peor de los casos, a 30 grados. No considerar el efecto de la radiación solar
directa significa obviar que el salto térmico real existente entre el exterior y el interior
del edifico puede ser de 2 o 3 veces superior al previsto y que, por lo tanto, la
efectividad del aislamiento térmico insuficiente. En el caso de las claraboyas, donde el
calor queda atrapado en el interior del edificio por el efecto invernadero, esta
circunstancia es aún más notable. Ventilar los espacios bajo cubierta, aumentar el
coeficiente de reflexión del material de cobertura o, simplemente, arrojar sombra
sobre el propio edificio mediante aleros y porches son recursos que es conveniente no
olvidar en nuestra arquitectura más próxima.

La exigencia de impermeabilidad en la cubierta lleva muchas veces a soluciones


extremas de estanqueidad casi absoluta al vapor de agua, lo cual favorece la formación
de condensaciones en el intradós o en el interior de la propia cubierta, con el deterioro
de los materiales que supone (corrosión, pérdida de aislamiento térmico,
entumecimiento, etc.), e1 fenómeno resulta especialmente grave en edificios con una
elevada presencia de humedad relativa (piscinas, granjas, industrias de la cocción y el
secado, etc.), en los que no se ha previsto una instalación suficiente para garantizar un
adecuado control higrotérmico del aire interior.

Por otro lado, las cubiertas pocas veces se ven afectadas por el problema de la
inmisión de ruido aéreo, excepto en localizaciones deprimidas respecto a la fuente
sonora, como es el caso de ubicaciones próximas a aeropuertos o a vías de gran
tránsito rodado. El ruido de impacto tampoco ha sido una exigencia relevante en la
arquitectura que nos ha precedido. Sin embargo, la proliferación de cubiertas ligeras,
monolíticas, formadas con materiales de elevado módulo elástico y situado en zonas
de lluvias en régimen torrencial, como es habitual en el área mediterránea, ha puesto
de actualidad esta exigencia. Ante la dificultad de disponer de ‘tejas blandas’ o
‘tableros flotantes’, la única solución consiste en situar cielos rasos aislantes que
también puedan colaborar, adecuadamente diseñados, al acondicionamiento acústico
de los locales interiores.

La cubierta ‘transparente’ es un ideal muy antiguo de la arquitectura que el vidrio,


orgánico o mineral, ha hecho posible tras la experiencia de los invernaderos. La
excesiva transmisión acústica y térmica a través de la cubierta, más evidente en los
climas mediterráneos, obliga a proyectar ‘inteligente y responsablemente’ las
claraboyas como si de ventanas en una fachada se tratara para controlar su tamaño,
disposición, orientación y ventilación, utilizando aquellos vidrios capaces de
proporcionar unas máximas difusión de la radiación visible y reflexión de la radiación
infrarroja, con el fin de alcanzar no tan solo ambientes de gran calidad, sino
importantes ahorros de energía lumínica, muy apreciados en edificios industriales y
comerciales.

4.5. Seguridad estructural contra el fuego i biológico

Las acciones principales a considerar especialmente en el proyecto de la Cubierta son


el peso propio y sus con cargas, la acumulación de precipitaciones (agua, nieve o
granizo) y la succión del viento en las vertientes a sotavento, especialmente en
construcciones abiertas.

La reducción progresiva del peso propio de las cubiertas, gracias a los esfuerzos por
alcanzar un uso óptimo del espesor y forma de los materiales, no ha hecho más que
aumentar la importancia de las otras acciones que gobierna la naturaleza. En el caso
de la nieve, no hay que olvidar la principal incertidumbre que supone su evolución tras
la nevada y que se traduce en la formación de hielo, que se adhiere al material de
cobertura, la lluvia que empapa y aumenta el peso del manto de nieve, o el rápido
deshielo que desestabiliza el manto con peligro para saledizos de la cubierta
(chimeneas, canalones, etc.), que pueden ser arrastrados al suelo.

En las zonas expuestas a las nevadas, hay que aumentar prudentemente la pendiente
de los planos de la cubierta (>30°) para aumentar la eficacia del solape, pero al mismo
tiempo se deben colocar suficientes paranieves para evitar que el manto de nieve
forme aludes que se precipiten de forma inesperada a la vía publica, con peligro para
los peatones. En el entorno mediterráneo, la cubierta no se halla sometida a la
presencia habitual de la nieve hasta superados los 1.000 m, altitud a partir de la que ya
decrece notablemente la densidad de población y de construcción.

El viento no es solo un peligro latente para las cubiertas desprotegidas inferiormente


(aleros. porches y cobertizos) sino también para las piezas de cobertura no fijadas al
soporte. En las cubiertas de pendiente elevada (>30 Q) ha sido siempre habitual la
fijación con clavos, ganchos o mortero, pero en las cubiertas de menor pendiente, que
son las más numerosas, la tradición ha mantenido la simple colocación en seco y por
solape: todo lo más, con unos toques de mortero para el asiento de las canales. En el
caso de la pizarra, las piezas mayores y más gruesas se colocaban en el alero, y las más
débiles, en la cumbrera y sobresaliendo de la vertiente de barlovento de 5 a 7 cm. En
e1 caso de la teja, es imprescindible por lo menos amorterar o fijar todas las aristas de
la cubierta, o las cobijas, cada metro. El caso de cubiertas de grandes piezas ligeras,
tipo sándwich, obliga a utilizar en cualquier caso las fijaciones mecánicas que indica el
fabricante del sistema.

Aun cuando las cubiertas garanticen una resistencia en su conjunto, esta exigencia
debe trasladarse a cada una de sus partes: saledizos, canalones, ganchos de
mantenimiento, etc., para evitar que el transito esporádico de las visitas de inspección
deteriore la cubierta por roturas deformaciones o punzonamientos. No hay que olvidar
tampoco la necesidad de garantizar la puesta a tierra de las cubiertas metálicas, por su
elevada capacidad para acumular energía eléctrica estática debido a la acción del
viento o a los cambios de temperatura.

La estructura de la cubierta debe ser especialmente estable al fuego (EF) para permitir
no tan solo la evacuación de los habitantes, sino también la labor de extinción del
cuerpo de bomberos. Sin embargo, la retardabilidad (RF) del cerramiento de cobertura
no debe ser excesiva, por cuanto es una de las principales vías de evacuación del calor
y de los gases que genera un incendio, colaborando así a atenuar la acción del fuego
interior. Sin embargo, en ordenaciones de edificación en hilera, tanto residencial como
industrial, puede ser un camino que el fuego utilice para, salvando la medianera,
afectar a las edificaciones vecinas. Es por ello que las normativas de todos los países
exigen, en mayor o menor grado y según el riesgo, que las medianeras emerjan por
encima de la cubierta con una altura suficiente para impedir este fenómeno.

Las propias cubiertas, especialmente las denominadas ‘frías’, pueden ser el origen y
hogar de un incendio que afecte al resto del edificio. Entre los motivos destacan la
proliferación del paso de instalaciones a través de la cámara o espacio ventilado bajo
cubierta, y la presencia de aislantes térmicos combustibles próximos a las luminarias
del espacio inferior. Los sobrecalentamientos producidos por accidente o falta de
mantenimiento de las instalaciones pueden originar una combustión que permanezca
oculta a los usuarios del edificio el tiempo suficiente para que en el momento de
producirse la inevitable detección el fuego, éste haya adquirido unas proporciones
tales que lo hagan totalmente incontrolable. Es por ello que muchas normativas ya
exigen, en ciertos casos, la situación de detectores en el interior del espacio bajo
cubierta.

Todos tenemos recuerdos de las cubiertas tradicionales de nuestros pueblos, teñidas


de líquenes o albergando floraciones de gramíneas o robustas plantas crasas o
accionadas por la acumulación de humedad, el polvo y el abono que proporcionan los
excrementos de las aves. La cubierta, en definitiva, es un adecuado biotopo. Sin
embargo, hoy por hoy, esta capacidad debe mantenerse bajo control para evitar la
desorganización de la cobertura, el ataque físico y químico a los materiales y en caso
de que afectara a la cámara bajo cubierta, una cierta ‘infección del edificio’,
notablemente molesta cuando se trata de ácaros, bacterias y mohos.

4.6. Durabilidad y mantenimiento

La única forma de asegurar la durabilidad de la cubierta es el mantenimiento.


Cualquier cubierta exige dos visitas al año antes del periodo más lluvioso para
proceder a su limpieza y control de estanqueidad. La acumulación estacional de polen,
hoja-rasca, moho, hierbas, polvo o cenizas, especialmente en los puntos de enlace de
la cubierta, lima hoyas y ranuras, puede ser motivo de perturbaciones en la normal
circulación de escorrentía del agua, menoscabando la estanqueidad del tejado contra
la lluvia. Después de dicho periodo se debe proceder a una nueva visita para reparar
los efectos que el viento o la lluvia excesivos hayan producido. Visitar una cubierta
significa tener fácil acceso a la misma, bien mediante escalera o bien desde el propio
edificio. El tránsito a través de la cubierta se hace más a menudo de lo que parece, y
generalmente por exigencia del mantenimiento de los elementos allí situados
(chimeneas, pararrayos, lucernarios, etc.).

Es por ello que debe hacerse de forma segura, a ser posible, habilitando pasarelas o
caminos fijos que permitan caminar cómodamente y utilizar carretillas para el
transporte de materiales y aperos. La vida útil de los materiales de cobertura es muy
diversa según sea su constitución orgánica, mineral o metálica, por lo que merecería
una visita cada cinco años por parte del facultativo. Las cubiertas metálicas merecen
especial atención porque los fenómenos de corrosión. Por su naturaleza
electroquímica, dependen, en su velocidad de desarrollo y propagación de factores de
riesgo ambientales (proximidad al mar, humedad ambiental, polución, tipo de lavado
de la lluvia, etc.) y de las imprudencias realizadas durante la propia construcción de la
cubierta (manchas de cemento, humedad atrapada, fijaciones con piezas de otros
metales, etc.); incluso, de defectos en el aislamiento térmico que las sometan a
persistentes condensaciones.

La helada es el enemigo principal de los materiales porosos, sean pétreos, cerámicos o


derivados del cemento, por lo que habrá que exigir, siempre que exista este riesgo,
materiales resistentes con porosidades mínimas que acrediten su resistencia a los
ciclos de helada de acuerdo con los ensayos normalizados. La utilización de piezas de
gres cerámico, menos porosas y más resistentes, abunda en esta evolución positiva,
siempre y cuando se lleve a cabo una puesta en obra mediante fijaciones que eviten
los desprendimientos y las roturas por choque térmico.

4.7. Constructibilidad: forma, material y puesta en obra

El concepto de ‘constructibilidad’ engloba la aptitud de un sistema constructivo para


ser fácilmente puesto en obra; es decir su facilidad de elevación y acopio, la
simplicidad de herramientas y labores de transformación (corte, taladro, fijado, limado
o sellado), la formación de operarios especializados, la versatilidad de las piezas
especiales y accesorios, así como la seguridad y comodidad de la manipulación.

La cubierta de pequeñas piezas, sean lajas o tejas, es la solución más extendida en la


pequeña edificación, por diversos motivos que favorecen su 'constructibilidad': en
primer lugar, el pequeño tamaño de las piezas, lo que facilita su transporte y reducido
peso unitario; en segundo lugar, el ajuste a las características geométricas de cada
cubierta por el mecanismo del solape, tanto transversal como longitudinal.

En el caso de la teja, la implantación de la pieza plana moldeada mecánicamente ha


permitido la confección de elementos nervados, de menor peso superficial y mayor
tamaño. De este modo se obtiene un mayor rendimiento en la colocación, al sustituir
el solape por dobles y triples encajes que garantizan la estanqueidad, ya que actúan
como cámaras de descompresión y recogida del agua infiltrada sin necesidad de
amorterar las juntas.

La complejidad geométrica de las cubiertas exige un sinfín de piezas especiales para


resolver estética y constructivamente de forma acertada la cubierta. La costumbre
actual en nuestro país de amorterar las juntas entre tejas reduce notablemente la
necesidad de estas piezas, disponibilidad que se hace imprescindible cuando se coloca
en seco. Sin embargo, se echa en falta una oferta de morteros ensacados y dosificados
en central semejante a la disponible para revocos de fachada o para la colocación de
losetas cerámicas.

En el caso de las lajas, la mejora de las canteras de pizarra y la incorporación del


fibrocemento, del zinc e, incluso, de las losetas asfálticas coloreadas han permitido una
reducción progresiva de espesores, una homogeneidad creciente del material, una
mayor estabilidad dimensional y de color, así como una mayor facilidad para el corte y
la manipulación, todo lo cual otorga un impecable aspecto con una colocación fácil y
de garantía.

En la mediana edificación, la cubierta de placas, sean lisas, onduladas o grecadas, es la


solución más extendida, también por su buena ‘constructibilidad’. Así, la utilización de
placas permite reducir el número de juntas y controlar el riesgo de infiltración,
particularmente en las juntas más expuestas: las perpendiculares a la línea de máxima
pendiente de la vertiente. Así, se propicia que las placas sean rectangulares, con
predominio de su dimensión en la dirección de la pendiente. La reducción del número
de juntas, así como la mayor oferta de desniveles entre cresta y canal permite reducir
su pendiente hasta incluso el 10%, sin recurrir necesariamente al calafateado de las
juntas.

El punto de riesgo es la zona de fijación, que en todos los casos debe ser mecánica
para resistir las importantes tracciones a que da lugar la succión del viento. La
prudencia aconseja situar la perforación que precisa el anclaje en la cresta de la onda,
pero la rapidez de ejecución de los sistemas de tornillería autorroscante nos ha
empujado, a situarla en el valle, introduciendo, a cambio, juntas de estanqueidad con
sistemas de arandelas de caucho comprimidas.

La utilización de placas metálicas grecadas ha significado también un retorno a los


orígenes de la cubierta, ya que coinciden en un solo material las funciones
impermeabilizantes y de tablero de cubierta. Sin embargo, su reducido espesor hace
decrecer sus cualidades como cerramiento. Al no garantizar un suficiente aislamiento
al ruido de impacto y un mínimo amortiguamiento de la radiación solar. Estos
hándicaps no impiden que, en multitud de aplicaciones, sea la solución constructiva
mas empleada, principalmente por la importante reducción de peso que proporciona a
las estructuras de gran luz.

Sin embargo, hay que prestar gran atención a la protección contra la corrosión, que
acecha no solo a través de la lluvia acida. Sino también del roció nocturno, las
condensaciones interiores, los contactos con otros metales y los cortes o perforaciones
realizados a pie de obra en los que se destruye la capa de protección anticorrosiva.

Una solución con futuro es el sándwich metálico prefabricado, que supera alguna de
las objeciones antes citadas sin por ello renunciar a las ventajas de los elementos
metálicos. Se trata de una línea de innovación con mucho futuro por las posibilidades
que sugiere, aun cuando presenta dificultades de reciclaje posterior de los materiales
en el momento del derribo, ya que no es fácil separar los elementos metálicos de los
materiales plásticos.

Las cubiertas de láminas lisas de metales no férricos (zinc. plomo, cobre, etc.) fueron
las primeras en proporcionar un material perfectamente estanco, como demuestra su
aplicación en el acorazamiento de naves a finales del siglo XIX. La tecnología del
engatillado que garantiza la estanqueidad de las juntas llego a excelencias artesanales
que se exhiben en los preciosistas manuales publicados. Sin embargo el coste oscilante
de los metales no férricos, la laboriosidad del tratamiento de juntas propio de la
calderería mas artesana, han relegado esta técnica a aquellas aplicaciones donde no
hay otra alternativa lógica, bien por motivos de aspecto, espesor o complejidad
geométrica.

4.8. Compatibilidad con estructuras e instalaciones

La compatibilidad con la estructura es, básicamente, de deformaciones o dicho de otra


forma, de acuerdo de rigideces frente a las acciones comunes (gravitatorias, sísmicas y
eólicas). Cuando se trata de acciones reologicas (temperatura y humedad) la cubierta
debe tener el mínimo grado de solidaridad con la estructura para evitar que los ciclos
periódicos frio-calor y humedad-sequía, que dilatan y contraen la cobertura, afecten
directamente a la estructura, provocando su fatiga o desorganización. En este sentido,
las coberturas de piezas colocadas en seco sobre una cámara ventilada aportan
ventajas mayores, por la posibilidad de controlar y ajustar el grado de unión entre
cobertura y estructura, así como por la de reducir la amplitud de los movimientos de
dilatación y contracción.

La historia nos aporta ejemplos de tipologías en las que el acuerdo entrecubierta y


estructura es algo más que compatibilidad: la cubierta en diente de sierra permite la
captación de la radiación lumínica difusa, con el confort y ahorro que ello supone para
muchas actividades, al tiempo que protege de la radiación térmica. La clave de su
durabilidad reside en garantizar una segura evacuación del agua a largo plazo.

La compatibilidad con las instalaciones es difícil de conseguir, y prueba de ello es que


la mayoría de puntos de infiltración en las cubiertas se producen en los lugares de
ajuste y encuentro entre las instalaciones descollantes y la cobertura. Hoy por hoy, las
soluciones con mayor garantía pasan aun por una adecuada ordenación de la
implantación de las instalaciones desde el propio anteproyecto del edificio,
conjugando patios, chimeneas de agrupación e, incluso, espacios bajo cubierta.

La instalación propia de la cubierta, la evacuación del agua pluvial, aun se descuida


muchas veces por exceso de confianza, olvidando la colocación de rebosaderos, infra
dimensionando los canalones, apurando su pendiente o encubriéndolos
imprudentemente. La ocultación del canalón y su integración en el grosor de la
fachada mediante el acroterio ha sido una de las soluciones más apuradas.
5. EJECUCIÓN DE CUBIERTA INCLINADA CON TEJA DE CERÁMICA
1. Consideraciones generales

1.1 Zonas de aplicación

Teniendo en cuenta la altitud, la fuerza de los vientos dominantes,


pluviométricos y la frecuencia de las tormentas, se considera que España está
dividida en tres zonas climáticas, tal y como aparece en la siguiente figura,
territorio español dividido en tres zonas: 1, 2, 3.

1.2 Estudio previo del faldón

Antes de comenzar el replanteo, se comprobará que el faldón reúne las


condiciones necesarias en cuanto a estabilidad, resistencia, inclinación,
dimensiones y planeidad. En caso de no cumplir con alguna de ellas, se
realizarán los trabajos necesarios para subsanar el problema.
Para realizar un replanteo correcto, se debe previamente estudiar la cubierta y
conocer la longitud real del faldón, ya que en el plano de “planta de cubierta” lo
que se representa es la proyección horizontal. Para obtener la longitud real se
empleara la tabla de conversiones, siendo necesario conocer la longitud en
planta y la inclinación de la cubierta.

 Tabla de conversiones: Se entra en la tabla con el dato de la pendiente de la


cubierta, en grados o en porcentaje.
Se obtiene un coeficiente “k”. Al multiplicar la longitud en planta del faldón por
el coeficiente “k” se obtiene la longitud real de faldón. Este coeficiente es la
longitud real de un faldón de un metro de proyección horizontal.

1.3 Acopio del material


En este apartado se dan una serie de recomendaciones acerca del depósito y
movimiento que sufren las tejas en la obra. Las tejas se suministran a la obra
empaquetadas, generalmente en pallets plastificados, con un peso que varía
entre los 800 y 900 Kg. aproximadamente. Los pallets se colocarán en
superficies horizontales, firmes y limpias. Las tejas se almacenarán en lugares
donde no se manipulen productos tales como:
cal, cemento, yeso, pintura, o donde se efectúen revestimientos, para evitar
que las tejas se puedan manchar, deteriorando su aspecto inicial. Puede existir
una ligera variación en el
tono de las tejas, por lo que es recomendable combinarlas de dos o más palets
para conseguir un acabado homogéneo. Posteriormente al replanteo, las tejas
se distribuirán sobre la cubierta en grupos de 6 a 10 unidades, obteniendo de
este modo un reparto racional de la carga y facilitando la labor del operario.

1.4 Corte de las piezas

Es habitual que en la ejecución de la cubierta sea necesario cortar alguna pieza,


bien para adaptarse al replanteo o para resolver los puntos singulares. Las tejas
se cortarán con la herramienta adecuada, y en un lugar que reúna las debidas
condiciones de seguridad para el operario.

1.5 Mojado de las piezas

Cuando se vaya emplear mortero como elemento de fijación, se mojarán


previamente a la colocación en los puntos singulares, el soporte, las tejas y
piezas especiales.
2. Material de soporte

Al hablar de ejecución en seco, el soporte del as tejas estará formado por


elementos lineales que ofrecen un plano de soporte a las tejas en la ejecución
en seco de cubiertas, los denominados rastreles. También se podrán utilizar
cordones de mortero o elementos prefabricados (viguetas, placas onduladas,
chapa grecada, etc.).

En cualquier caso, para logar la planeidad necesaria, que permita la correcta


colocación de rastreles y el posterior montaje de las tejas sobre éstos, se
tendrá especial cuidado en el montaje y acabado del tablero.

2.1 Rastreles

Los rastreles son los elementos que sirven de soporte a las tejas. Normalmente
son metálicos o de madera. A su vez, pueden ser autoportantes, o bien, fijarse
directamente al tablero soporte.

Los rastreles deben ser perfectamente lineales y de dimensiones constantes en


altura y anchura, para permitir el apoyo uniforme.

Los rastreles deberán reposar sobre el tablero o la estructura de la cubierta en,


al menos, tres puntos. No serán admisibles flechas superiores a 5 mm en
ningún caso.

Para las tejas curvas, los rastreles se colocarán paralelos a la línea de máxima
pendiente del faldón, quedando la teja canal simplemente apoyada entre dos
rastreles. Al distancia entre ellos será la que permita una colocación de las
tejas que garantice un paso de agua mínimo de 30 mm.

Para las tejas mixtas y planas, los rastreles se colocarán perpendiculares a la


línea de máxima pendiente, permitiendo el apoyo y fijación de las tejas sobre
ellos. Las colocación de los rastreles tendrá en cuenta la dimensión de las tejas
para proceder a su correcto replanteo y que los apoyos de las mismas sobre
éstos sean correctos, consiguiendo un encaje perfecto.
2.1.1 Rastreles de madera

Se podrán utilizar todos los tipos de madera que cumplan las siguientes
condiciones:
- Estabilidad dimensional y resistencia mecánica en relación con el uso,
no presentando defectos localizados como nudos, bolsas de resina, etc.
- Durabilidad natural o impartida por tratamientos adecuados, como la
impregnación frente a las acciones químico-biológicas (agua, insectos).
- Envejecimiento natural de 6 meses.
- La madera deberá poseer una humedad no superior al 8% en zonas de
interior y 12% en zonas de litoral.
- Cualidades estéticas, si es que éstas se exigen.

La sección de los rastreles será rectangular y estarán regularmente


dispuestos para permitir la correcta colocación y fijación de las tejas sobre
ellos. Es importante dimensiones correctamente los rastreles para evitar
deformaciones excesivas que afecten estética y funcionalmente a la
cubierta, no permitiéndose nunca flechas superiores a los 5 mm.

Los rastreles se fijarán, con clavos galvanizados o puntas de acero,


impidiendo su movimiento y garantizando la durabilidad.
2.1.2 Rastreles metálicos

Los rastreles metálicos, deberán tener una protección que evite su


corrosión y que asegure su durabilidad, además de cumplir con la
resistencia mínima que garantice la estabilidad de la cubierta.

No deberán sobrepasar una deformación máxima admisible de 5 mm, ya


que si se utilizan perfiles que permitan flechas excesivas, los encajes entre
las tejas no serán correctos y se producirán rotura y filtraciones.
3. Materiales complementarios

Este apartado recoge una serie de materiales que pueden formar parte de la
cubierta en casos muy concretos. A aquellos más usuales se les prestará especial
atención, como por ejemplo: aislantes térmicos, planchas de zinc, planchas de
plástico, canalones, elementos especiales para la ventilación de la cubierta,
productos impermeabilizantes, etc.

Aislantes térmicos

El aislamiento térmico en la edificación está regulado por la Norma Básica de la


Edificación NBE-CT-79.

Los materiales o productos a utilizar como aislante térmico, deberán elegirse en


relación con sus características determinadas en el proyecto, siendo conveniente
tener en cuenta además las fases de instalación y las acciones a que serán
sometidos en obra.

Un material aislante térmico es aquel que posee la propiedad de reducir el flujo de


calor a través del mismo.

Como aislantes térmicos para cubiertas pueden emplearse: placas de poliestireno


extruido, lana de vidrio, lana mineral, etc. No se aplicará ningún aislante térmico
directamente proyectado sobre la cara interior de las tejas.

De todos ellos se deben destacar por su relación de proximidad con la teja:

Poliestireno extruido

Se empleará en forma de placas rígidas de espuma de poliestireno extruido con


estructura de célula cerrada. Las placas irán sujetas al faldón de la cubierta con las
fijaciones mecánicas específicas de cada fabricante. Suelen tener una serie de
acanaladuras que facilitan la adherencia del material de fijación.

Espuma de poliuretano

Es un material que solo deberá emplearse proyectado sobre un soporte continuo.


No deberá proyectarse sobre el reverso de las tejas, ya que la espuma se introduce
en el sistema de encaje entre piezas asomando al exterior y levantando las tejas,
causando filtraciones de agua. Al utilizar la espuma incorrectamente también se
estará empeorando el comportamiento higrotérmico del material cerámico, no
permitiendo la correcta ventilación de las tejas por el reverso.

Canalones

Su función es la de recoger y conducir el agua que escurre a través de los faldones.


Deberán ser resistentes a las agresiones químicas de los agentes atmosféricos, así
como a la acción mecánica de la nieve, granizo, viento, etc.

Comúnmente están fabricados con: acero galvanizado, aluminio, cobre y sus


aleaciones, materiales plásticos etc.

No se colocarán canalones en las zonas que se prevea acumulación de nieve y


cuando se permita que las aguas viertan directamente al exterior.

Materiales para encuentros

Para rematar los encuentros se emplearán planchas de planchas de zinc, plomo,


cobre, etc.

Deberán tener unas propiedades adecuadas de resistencia mecánica y durabilidad


frente a los ataques atmosféricos. Cuando estos materiales se presenten en
láminas o planchas, deberán cumplirse los solapes mínimos indicados por cada
fabricante.

Los materiales que dispongan de norma UNE, deberán cumplir sus


especificaciones. Aquellos que no estén normalizados deberán de disponer del
correspondiente Documento de Idoneidad Técnica (DIT) o Documento de
Adecuación al Uso (DAU).

Babero

Elemento metálico o chapa galvanizada que se utiliza para rematar los encuentros
con paramentos.

Bandas impermeables moldeables.

Banda impermeable flexible que se adapta a la curvatura de las tejas para el


remate de los encuentros.

No se recomienda la realización de encuentros con mortero pintados con


clorocaucho, bandas impermeables orgánicas, productos bituminosos o plásticos,
debido a su reducida durabilidad y exigencias de mantenimiento.
Piezas para favorecer la ventilación

Peine de alero

Pieza que permite la ventilación a través del alero e impide la entrada de pájaros o
roedores bajo la teja. Tiene forma de peine permitiendo el apoyo de las tejas,
levantándolas y evitando su cabeceo. Estos rastreles son de plástico y tienen unas
patillas inferiores para permitir la colocación del canalón.

Remate de cumbrera y limatesa

Es un elemento constituido por un perfil metálico perforado y dos baberos laterales


que montan sobre los dos faldones y que son, generalmente, de zinc, de plomo, o de
plástico. Esta pieza permite la correcta aireación de la cubierta, a través de la línea de
cumbrera o de limatesa, además de impedir la entrada de pájaros, roedores o
elementos extraños. Cuando se trate de una obra realizada en seco, las piezas se
fijarán con clips o grapas.
Gancho de servicio

Su función es la de posibilitar el anclaje de los elementos de sujeción de los operarios


que trabajan en la construcción de la cubierta o en su reparación.

Los ganchos de servicio deberán cumplir la norma UNE-EN 517.

La colocación de los ganchos deberá realizarse según la normativa de seguridad


correspondiente

Barreras impermeables

La impermeabilización es un elemento adaptable cuya resistencia mecánica, al agua y a


los cambios de temperatura permite que funcione como membrana estanca al agua.
Se deben considerar sus propiedades químicas y mecánicas en relación con los demás
materiales empleados en la cubierta.

La impermeabilización se empleará en aquellos puntos de la cubierta en los que la


estanqueidad no se pueda confiar a las tejas y piezas especiales cerámicas, como:

Encuentros con petos, cerramientos frontales o laterales, chimeneas, ventanas,


limahoyas, etc.

Sobre el tablero, para garantizar la estanqueidad de la cubierta, cuando la pendiente


sea menor de:

26% ó 15º en caso de utilizar teja curva.

25% ó 14º en caso de utilizar teja mixta y plana monocanal.

35% ó 19,5º en caso de utilizar teja plana marsellesa o alicantina.

45% ó 24,5º en caso de utilizar teja plana con encaje.

Para asegurar la impermeabilización es conveniente utilizar doble rastrel (horizontal y


vertical) y disponer la membrana formando valles para facilitar la eventual evacuación
de agua.
Barreras de vapor

La barrera de vapor es un elemento adaptable cuyas propiedades permiten que


funcione como membrana estanca al vapor de agua de forma continua. Su uso está
asociado al aislamiento térmico, siempre se colocará en el lado caliente del
aislamiento (lado con mayor presión de vapor) tanto si éste se sitúa sobre el tablero
como debajo de él.

Los materiales utilizados como barreras de vapor serán aquellos cuyas propiedades
garanticen la estanqueidad al vapor de agua, sean resistentes a la humedad y
compatibles con los otros materiales empleados en la cubierta, evitando
condensaciones tanto intersticiales como superficiales.
4. Ejecución

4.1 Pendientes de uso

En este apartado se aportan los datos necesarios para poder decidir la


inclinación mínima necesaria del faldón que se quiere cubrir con tejas, en
función de la situación geográfica del edificio y su entorno.
En ocasiones, para elegir la pendiente de la cubierta se sigue la práctica local,
en base a la experiencia de otras construcciones. Es recomendable utilizar las
tablas adjuntas, que ayudarán a escoger la pendiente mínima del faldón y en el
caso de tejas curvas también el solape mínimo, consiguiendo así la adecuada
escorrentía del agua, y garantizando la estanqueidad de la cubierta.

Teja curva

Según la norma, las cubiertas que utilicen tejas curvas tendrán una pendiente
mínima del 26 % o 15º, aunque es posible que las condiciones locales hagan
que este mínimo deba incrementarse. A continuación, se reproduce una tabla
con los solapes mínimos a utilizar en función de la inclinación del faldón:

Para longitudes de faldones superiores a 12 m, se deberá realizar un estudio


particular siguiendo las recomendaciones del fabricante.
Teja mixta y plana

Los faldones de las cubiertas que utilicen tejas mixtas o planas monocanal
tendrán una pendiente mínima del 25 % ó 14º, aunque es posible que las
condiciones locales hagan que este mínimo deba incrementarse.
Otro aspecto a tener en cuenta para escoger correctamente la pendiente del
faldón, es su propia longitud, distinguiendo faldones de 0 a 6,5 m , de 6,5 m a
9,5 m , y de 9,5 m a 12m . El recorrido máximo que el agua realizará a lo largo
de los faldones de la cubierta será de 12 m.

4.2 Fijación

Los niveles que a continuación se describen, indican el número, los puntos, el


sistema, etc, que se empleará para fijar las tejas al faldón, en función de las
pendientes de uso.

Tejas Curvas

Se fijarán como mínimo todas las tejas canal al soporte para evitar su
deslizamiento.

En aleros, laterales, líneas de cumbreras, limatesas, limahoyas, encuentros con


paramentos verticales y en cualquier otro punto singular, es necesario fijar
todas las tejas (canales y cobijas),evitando el apoyo sin sujeción sea cual sea el
material de soporte.

Nivel “A

Junto con las indicaciones del Nivel mínimo, se fijarán todas las tejas cobijas
cada cinco filas verticales. En el esquema adjunto se indica mediante
sombreado de las tejas que se deben fijar.

Nivel “B”

Cuando se ejecute una cubierta con una pendiente superior al 70% o 35º o en
zonas de vientos fuertes, sitio expuesto, o aceleración sísmica básica >0,12g,
todas las tejas (canales y cobijas) se fijarán exclusivamente mediante ganchos o
clavos.

4.3 Replanteo

Después de estudiar el faldón, y comprobar que cumple con las exigencias


requeridas en cuanto a planeidad, pendiente, resistencia etc. se procede a
realizar el replanteo, procurando emplear siempre tejas enteras. Se debe
determinar la línea de máxima pendiente del faldón, que indicará la trayectoria
del agua desde la cumbrera hasta el alero, utilizando un nivel con el que se
determina la horizontal, siendo su perpendicular sobre el faldón la línea de
máxima pendiente. Esta línea será marcada utilizando una plomada trazadora
o bota de marcar.
También se debe tener en cuenta los encuentros en los puntos singulares ya
que estos pueden condicionar el replanteo.

Tejas Mixtas y Planas

Para realizar correctamente el replanteo es necesario conocer previamente los


pasos de montaje longitudinal y transversal, correspondientes a la teja que se
vaya a emplear. Las medidas de los pasos de montaje serán facilitadas por el
fabricante. Estas medidas se pueden determinar de la siguiente manera:
Paso de montaje longitudinal:

Es la distancia entre los tacones de apoyo de una teja y su inmediata superior.


Conociendo esta medida se replantean las filas verticales y se determina la
distancia a la que se deben colocar los rastreles. Se toman 12 tejas al azar y
sobre una superficie plana, se coloca una fila boca abajo encajando unas con
otras, y manteniendo siempre las tejas encajadas entre si, procediendo de la
siguiente manera:

 Separarlas individualmente todo lo que permita el sistema de encaje


transversal. Con las tejas colocadas en dicha posición se mide la distancia entre
los vértices inferiores de los tacones de apoyo de las tejas segunda y
decimosegunda. Esta distancia se redondea al milímetro y se anota como
longitud máxima.
 Juntarlas individualmente todo lo que permita el sistema de encaje transversal.
Tomar la medida entre los vértices inferiores de los tacones de apoyo de las
tejas segunda y decimosegunda. Esta distancia se redondea al milímetro y se
anota como longitud mínima.

Paso de montaje transversal:

Es la distancia entre-ejes longitudinales de dos tejas contiguas. Conociendo esta


medida se replantean las hiladas horizontales y se determina el número de
tejas necesario para cada hilada. Se toman 12 tejas al azar y sobre una
superficie plana, se coloca una hilada boca abajo encajando unas con otras
manteniendo siempre las tejas encajadas entre si, procediendo de la siguiente
manera:
 Separarlas individualmente todo lo que permita el sistema de encaje
longitudinal. Con las tejas colocadas en dicha posición se mide la distancia entre
dos puntos iguales de las tejas segunda y decimosegunda. Esta distancia se
redondea al milímetro y se anota como longitud máxima.
 Juntarlas individualmente todo lo que permita el sistema de encaje
longitudinal. Tomar la medida entre dos puntos iguales de las tejas segunda y
decimosegunda. Esta distancia se redondea al milímetro y se anota como
longitud mínima.

La longitud del paso de montaje transversal se obtiene a partir de la siguiente


expresión:

Soporte Continuo

Determinada la línea de máxima pendiente, se replantea la primera hilada


horizontal y la primera fila vertical, se sacan a escuadra la líneas maestras del
faldón y se marcan a lo largo y ancho del mismo, utilizando la bota de marcar,
sirviendo como referencia para colocar las tejas perfectamente alineadas y
encajadas.

Las filas e hiladas estarán formadas, a ser posible, por un número exacto de
tejas, teniendo en cuenta los distintos puntos singulares. Una vez estudiados los
mismos y conocida su solución se procede de la siguiente manera:

 Tejas Curvas

Se presenta la primera hilada horizontal de tejas perpendicular a la línea de


máxima pendiente, siendo indiferente comenzar por la derecha o por la
izquierda.

La distancia entre-ejes longitudinales de las tejas canal será constante a lo largo


de todo el faldón y tal que permitirá la colocación de las tejas cobijas, dejando
una separación libre de paso de agua, constante, comprendida entre 30 y 70
mm.

A continuación se replantea la primera fila vertical paralela a la línea de máxima


pendiente, empezando desde la parte mas baja del faldón y hasta alcanzar la
línea de cumbrera. Las tejas se solaparán entre sí la longitud mínima necesaria
que varía entre 7 y 15 cm según se indica en el apartado Pendientes de Uso.
Para lograr una colocación homogénea de las tejas en cuanto al solape, es
recomendable utilizar un escantillón.

 Tejas Mixtas y Planas

Se presenta la primera hilada horizontal de tejas perpendicular a la línea de


máxima pendiente, de acuerdo con el paso de montaje transversal. Se
comenzará por la derecha o por la izquierda, dependiendo del diseño de la teja
utilizada, quedando unas encajadas con otras gracias al sistema de encaje que
poseen.

 A continuación, se presenta la primera fila vertical paralela a la línea de máxima


pendiente, de acuerdo con el paso de montaje longitudinal. Se empieza desde
la parte mas baja del faldón hasta alcanzar la línea de cumbrera, encajando
unas tejas con otras, al mismo tiempo que se coloca el lateral de ese mismo
lado.
Soporte discontinuo

El soporte discontinuo está constituido a base de rastreles de mortero, madera,


metálicos, etc. La primera operación es determinar sobre el faldón la Línea de
Máxima Pendiente. Una vez estudiados los Puntos Singulares y conocida su
solución se procede al replanteo de los rastreles de la siguiente manera:

1. Rastreles paralelos a la línea de máxima pendiente:

 Tejas Curvas

En esta situación cada teja canal se apoya sobre dos rastreles paralelos al eje
longitudinal de la teja. La separación entre las parejas de rastreles permitirá la
colocación de las cobijas dejando una separación mínima libre de paso de agua
constante, comprendida entre 30 y 70 mm, fijándose los rastreles al soporte y
procediendo a continuación a la colocación de las tejas.

2. Rastreles perpendiculares a la línea de máxima pendiente:

En este caso cada teja canal se apoya sobre un rastrel, siendo la separación a la
que se deben colocar estos tal que permita que se cumplan los solapes
mínimos necesarios (ver Pendientes de uso), fijándose a continuación.

Posteriormente se procederá a presentar la primera hilada horizontal de modo


que la distancia entre-ejes longitudinales de las canales permita la colocación
de las cobijas dejando una separación libre de paso de agua, constante,
comprendida entre 30 y 70 mm.

4.4 Colocación

Una vez realizado el replanteo y preparado el soporte, con las líneas maestras
trazadas, y en su caso con los rastreles fijados, se procede a colocar las tejas de
la siguiente manera:

Comenzando por la primera hilada horizontal del alero, se colocan las tejas
canal orientándolas con la parte más ancha hacia la cumbrera, quedando todas
ellas fijadas individualmente en su extremo superior.

Es necesario colocar una cuerda en el alero, que servirá de referencia para que
todas las tejas tengan el mismo vuelo y altura.

Después se colocan las cobijas sobre dos canales contiguas y orientándolas con
la parte más ancha hacia el alero.

Se realizarán de esta forma y


sucesivamente, todas las filas
verticales del faldón, desde el
alero hacia la cumbrera,
teniendo en cuenta que cada
hilada ira apoyada sobre la
inmediata inferior la longitud de solape necesaria.

Juntas Corridas (Al hilo)

 Tejas Mixtas

Las consideraciones particulares para colocar las tejas de esta manera son las
siguientes:

Primero se colocan las tejas que configuran el alero, otras gracias al sistema de
encaje longitudinal. Se comenzará la colocación por la derecha o por la
izquierda dependiendo del diseño de las tejas.

En caso de ser necesaria la pieza de remate lateral, se colocará primero ésta, y


desde el alero hacia la cumbrera a lo largo de todo el borde.

A continuación se colocan las tejas de la primera fila vertical, desde el alero


hacia la cumbrera, encajadas entre si gracias al sistema de encaje transversal
que poseen.

Existe la posibilidad de rematar el borde lateral del faldón de tejas mixtas


empleando remates laterales por encima de los mismas y colocándolos en la
parte más alta de la teja.

El resto del faldón se completa con tejas dispuestas por sucesivas filas
verticales, paralelas a la línea de máxima pendiente, desde el alero hasta la
cumbrera, siguiendo las líneas maestras obtenidas en el replanteo.
Juntas Encontradas (Matajuntas)

 Tejas Planas

Esta colocación solo es posible realizarla con tejas planas de la siguiente


manera:

Primero se colocan las tejas que configuran el alero, quedando solapadas


lateralmente y encajando unas con otras gracias al sistema de encaje
longitudinal. Se comenzará la colocación por la derecha o por la izquierda
dependiendo del diseño de las tejas, y empleando medias tejas o tejas enteras.

A continuación se colocan las sucesivas hiladas horizontales desde el alero


hacia la cumbrera, alternando en los extremos de cada hilada tejas enteras y
medias tejas.
El remate lateral, se colocará asegurando el solape con la teja. Se colocará
desde el alero hasta la cumbrera fijándose con clavos, tornillos autotaladrantes
u otros sistemas.

4.5 Material de fijación

Morteros

Se utilizarán morteros mixtos M-2.5b (cemento, cal y arena), con dosificación


(1:2:10) o morteros hidrófugos M-2.5, definidos en las Normas UNE-EN 998-2 y
UNE-ENV 1996-1-1, no admitiéndose otros morteros más ricos ya que pueden
producir fisuras en las tejas. El empleo de mortero deberá ser el mínimo
imprescindible.
Metálicos

El metal empleado en estos elementos, deberá tener una duración igual a la de los
restantes elementos, a fin de evitar el coste de las sustituciones y reparaciones.
Para determinar dicha duración, se tendrán en cuenta las condiciones de
exposición y la compatibilidad galvánica de los materiales.

Los elementos metálicos son adecuados para la colocación en seco. La fijación


deberá ser firme e impedirá la vibración de la pieza bajo la acción del viento. Es
recomendable utilizar arandelas flexibles, para evitar la rotura de la teja a causa de
la excesiva presión que pueda ejercer el elemento metálico. Para conseguir una
perfectaestanqueidad, será necesario sellar todas las fijaciones.

Clavos y tornillos autotaladrantes

Deberán tener un diámetro y una longitud adecuados, tal que permita su


introducción en el orificio predispuesto en las tejas y sean capaces de asegurar la
fijación de las mismas. Los taladros se realizarán con broca de carburo de
wolframio (widia). La ubicación del orificio en la teja deberá permitir que pueda
realizarse la fijación sobre el soporte y que el clavo o tornillo quede protegido por
otra teja. Los clavos o tornillos serán de acero templado galvanizado o inoxidable.

Otros

Todos ellos deberán cumplir las recomendaciones generales de los elementos


metálicos. Se podrán emplear también para la fijación de las tejas, los ganchos, las
grapas o incluso alambres. El fabricante de las tejas indicará las recomendaciones a
cerca del tipo de grapas y ganchos que se deben emplear.

5. Ejecución de puntos singulares

Alero sin canalón

Colocar una cuerda o regla paralela al alero que servirá de referencia para
determinar el vuelo y la altura que tendrán las tejas en su primera hilada. Estos
serán constantes para todas las tejas que formen el alero, siendo el vuelo como
mínimo de 5 cm.
Situar y fijar las tejas de acuerdo con el vuelo marcado. Es necesario mantener
elevada la primera hilada de tejas, en una altura equivalente al grosor de una
teja utilizando un rastrel de mayor altura. Gracias a esta elevación se evita su
cabeceo y se mantienen todas con la misma pendiente.

La distancia entre el primer rastrel y su inmediato superior es menor que la


existente entre los demás, con el fin de permitir que la primera fila sobresalga
el vuelo determinado.

Todas las tejas quedarán alineadas con sus bordes superiores contenidos en un
mismo plano.

Si se prevé la posibilidad de acumulación de nieve y la formación de hielo que


obstaculice el flujo del agua ya fundida, se solucionará constructivamente el
alero colocando una capa impermeable debajo de las primeras filas de tejas, de
forma que se eviten las filtraciones de agua así como la retención de la misma,
realizando un alero ventilado. Es aconsejable colocar un canalón que recoja el
agua eventualmente filtrada, y la aportada directamente por el faldón.

Alero con canalón visto

Su ejecución es similar a la de un alero sin canalón, pero con las


particularidades que la colocación de este conlleva.

Previa colocación de las tejas del alero, se fijan al faldón las abrazaderas que
soportan el canalón. La entrega mínima de estas en el faldón es de 15 cm y la
separación máxima entre ellas de 5 m.
La pendiente del canalón será superior al 1%, estando orientada hacia las
bajantes, que se encontrarán a una distancia máxima de 20 m.

La unión entre canalón y abrazaderas será tal que permitirá la libre dilatación
de ambos elementos. El canalón no se anclará directamente a la teja.

Se mantendrá el vuelo de las tejas sobre la línea del alero del faldón,
asegurándose de que estas vierten correctamente el agua al canalón.

Si se prevé la posibilidad de acumulación de nieve y la formación de hielo que


obstaculice el flujo del agua ya fundida, se solucionará constructivamente el
alero colocando una capa impermeable debajo de las primeras filas de tejas, de
forma que se eviten las filtraciones de agua así como la retención de la misma,
realizando un alero ventilado. Es aconsejable colocar un canalón que recoja el
agua eventualmente filtrada, y la aportada directamente por el faldón.

Alero con canalón


interior

En este caso el canalón esta situado entre las hiladas horizontales de tejas,
cerca del alero. Las particularidades de esta solución se comentan a
continuación:
Las dimensiones del canalón cumplirán con la UNE-EN 612, y además serán
tales que permita una limpieza fácil del mismo. El canalón tendrá una
pendiente mínima del 1% y verterá el agua hacia las bajantes que no estarán
separadas más de 20 m.

La línea de alero se resolverá igual que en el caso de un alero sin canalón,


ejecutando las hiladas horizontales necesarias, generalmente de una a tres,
hasta llegar al canalón. Para evitar la filtración de agua en el encuentro teja
canalón, éste se debe proteger con una banda de material impermeable que
solape a las tejas y al canalón.

A continuación se colocan las siguientes hiladas de tejas, siguiendo las


indicaciones dadas en la configuración del alero con canalón visto.
Limahoya

La limahoya es la línea de desagüe de la cubierta cuando el encuentro de los


faldones forma un ángulo cóncavo respecto al exterior.

La limahoya es uno de los puntos críticos del tejado desde el punto de vista de
la estanqueidad, siendo junto con el alero la línea de la cubierta que recibe mas
agua. Se puede considerar como un canalón inclinado que lleva el agua, de las
dos vertientes contiguas que lo configuran, hasta el alero. Por tanto, la
ejecución de la limahoya se hará de tal forma que se eviten filtraciones y
teniendo en cuenta las posibles acumulaciones de nieve.

Se ha de prestar especial atención en las siguientes situaciones:

Cuando uno de los dos faldones aporta más agua que el otro a la limahoya, por
tener mayor longitud y recoger más agua o al tener más pendiente y verter el
agua con mayor fuerza, en el lateral perjudicado de la limahoya se tomarán
medidas especiales para garantizar su estanqueidad como por ejemplo:
ejecutar una limahoya más ancha, aplicar una capa complementaria
impermeable, etc.

También se prestará especial atención a las limahoyas que se formen por la


intersección de dos faldones con la pendiente mínima aconsejable. Como la
limahoya tiene menos pendiente que la de los faldones que la originan, esta
tendrá poca inclinación y la evacuación del agua será más lenta. Como
precaución se puede ejecutar una limahoya más ancha, aplicar una capa
impermeable complementaria, etc.
Cumbrera

A continuación se describen los pasos a seguir para la ejecución de una


cumbrera, siendo imprescindible la utilización del caballete.

En la realización de la línea de cumbrera es necesario colocar las piezas de


caballete de manera que se asegure la protección contra la lluvia y los vientos
dominantes, cualquiera que sea su forma de montaje: solapada, ensamblada,
unida a testa o con pieza intermedia, etc. y sistema de fijación.

Si la colocación se realiza sobre rastreles, las tejas se colocarán a testa con el


rastrel de la cumbrera, pero si no se emplean estos, las tejas se colocarán a
testa entre ellas.

Todas las tejas de la última hilada horizontal superior se deben fijar, bien sobre
los rastreles o sobre el faldón directamente mediante mortero hidrófugo,
empleando el mínimo imprescindible.

Tejas Curvas

A continuación se coloca sobre las tejas de ambos faldones y recubriéndolas por


lo menos 5 cm, una fila de caballetes o de tejas curvas en posición cobija con un
solape mínimo entre ellas de 15 cm y en dirección opuesta a los vientos
dominantes que traen lluvia. La colocación comienza por un extremo de la
cumbrera fijando las tejas, quedando de esta manera protegido el encuentro
entre los dos faldones.
En el caso de utilizar mortero para fijar las piezas, es una practica habitual
introducir en la cumbrera, un pequeño trozo de teja curva en posición canal.
Con ello se protege el encuentro de la teja canal del faldón con la cumbrera y se
favorece la evacuación del agua.

Encuentro con un conducto vertical

El encuentro del faldón con un conducto vertical, como por ejemplo una
chimenea, es uno de los puntos que mas atención requiere en cuanto a su
ejecución y diseño. Las medidas del conducto deben ser acordes con el
replanteo de las tejas, no rompiendo la modulación de las mismas y resolviendo
todo su perímetro a ser posible con tejas enteras.

En el perímetro del conducto concurren tres encuentros diferentes; Superior,


Lateral e Inferior, que deben estar perfectamente relacionados entre si para
canalizar correctamente el agua e impedir su filtración. Se solucionan utilizando
bandas impermeables, chapas, etc. Para que su función sea correcta, se debe
tener en cuenta las posibles dilataciones diferentes de los materiales
empleados.
Banda impermeable

Se coloca una banda impermeable flexible, o un babero metálico, fijada al


paramento vertical, a una altura mínima de 25 cm, y al faldón, formando un
canalón visto de 15 cm como mínimo y que se prolongue aguas arriba 20 cm
para poder ser solapada por las tejas.

La banda unida al paramento vertical se remata solapándola con un perfil


metálico, sellado o introducido en una roza practicada al efecto, en cuyo caso
se recibirá con mortero M-5.

La hilada horizontal de tejas que acomete al encuentro se colocará como en el


alero, y dispuesta sobre la banda que forma el canalón, de manera que ésta
quede solapada. Todas las tejas de la primera fila paralela al borde se fijarán.

Puesto que este encuentro es muy delicado se recomienda colocar otra banda
impermeable solapando a la anterior, de manera que se obtenga una doble
protección en el encuentro

Chapa metálica

Se hace una roza en el paramento vertical a una altura de al menos 25 cm sobre


el encuentro con el faldón, y en ella se introduce una chapa metálica que se
recibe con mortero M-5.

Se coloca otra chapa sobre el faldón, que engatillada con la anteriormente


recibida en el paramento vertical forma el canalón. El ancho del canalón visto
será como mínimo de 15 cm, y con una prolongación aguas arriba de 20 cm
para poder ser solapado por las tejas.

La hilada horizontal de tejas que acomete al encuentro se retranqueará del


mismo 15 cm, que es el ancho del canalón visto. Las tejas se colocarán como en
el alero y dispuestas sobre la chapa que forma el canalón, de manera que este
quede solapado. Se fijarán todas las tejas de la primera hilada paralela al borde.
El agua recogida en el encuentro superior se debe conducir sin encontrar
ningún obstáculo hacia el encuentro lateral. Dichos encuentros se pueden
resolver con membrana impermeable o chapa metálica, siendo recomendable
emplear el mismo material para ambos casos.

La unión de dichos encuentros sobre el faldón, se resolverá solapando, como


mínimo 10 cm, el material empleado para el superior, sobre material empleado
para el lateral.

Ventanas y lucernarios

En la ejecución de la ventana o lucernario se impermeabilizarán las zonas


perimetrales del faldón en contacto con el precerco de la ventana, de modo
que canalice el agua de bajada y lo deposite en las tejas de la parte más baja. A
su vez, se cuidará que esta impermeabilización tenga lugar de manera que no
impida la apertura, en su caso, de la ventana.

Se deben conocer las medidas del perímetro exterior del lucernario para poder
realizar correctamente el replanteo de las tejas y a ser posible utilizando piezas
enteras. Puede ser ejecutado en obra o en fabrica. Para cada caso se indica a
continuación como se debe proceder:

 a - Ejecutado en obra:

Los encuentros han de resolverse siguiendo las indicaciones dadas para el


encuentro con un conducto vertical.

 b - Prefabricado:

Solicitar al fabricante, las medidas exactas de sus piezas, las reservas que se
deben realizar en el faldón, así como todas las recomendaciones necesarias
para su correcta instalación.

Las ventanas llevan incorporados unos sistemas de drenaje y canalización de


agua para los encuentros superior, lateral e inferior, compuestos a base de
perfiles, a modo de canalones, y baberos metálicos. El diseño de estos, debe
garantizar su correcto funcionamiento y su compatibilidad con el tejado.
6. BIBLIOGRAFIA
- Libro “Tectónica 08 Cubiertas Inclinadas”.

- http://www.construmatica.com/construpedia/Cubiertas_Inclinadas

- http://es.wikipedia.org/wiki/Cubierta_(construcci%C3%B3n)

- http://www.tejaceramicahdr.com/manual_teja/guia_cubiertas.pdf

- http://digibug.ugr.es/bitstream/10481/3456/1/clase%20cubiertas.pdf

- Imágenes de Google y documentos.

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