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Resumen
Abstract:
1
Estudiante del Doctorado Interinstitucional en Educación de la Universidad del Valle. Este artículo
forma parte de su trabajo de tesis titulado: Historia de la Evaluación en Colombia (transformaciones de
la gubernamentalidad educativa, 1870 – 1970).
24 de octubre de 1820: “Art. 12. Los Gobernadores Políticos serán directores de estos
establecimientos. Ellos allanarán cuantas dificultades se presenten para plantarlos: de
tiempo en tiempo los visitarán, y se informarán de la conducta de los maestros…”
(Martínez Boom, 2011: 392). Estas visitas tenían como objetivo vigilar y controlar las
conductas de los maestros, en algunos casos solo se limitaban a resolver querellas o
cualquier dificultad que se presentara, por lo que carecían de regularidad. Por su parte,
los certámenes públicos fueron publicados en las Gacetas para dar cuenta del
funcionamiento de las primeras escuelas. Insatisfechos ante los resultados, en varias
ocasiones el gobierno intentó organizar un sistema de inspección. Hacia 1829 fue
elegido José María Triana como inspector de Cundinamarca (Ahern, 1947: 27).
Hacia mediados del siglo XIX, con el Decreto sobre establecimiento y arreglo
de las escuelas del 2 de noviembre de 1844, conocido como el Plan Ospina para la
escuela primaria, ésta quedó bajo el control de la Dirección General y Subdirección de
Instrucción Pública, que debían vigilar la aplicación de normas, producir programas,
manuales de enseñanza, supervisar el trabajo de los funcionarios, inspeccionar los
exámenes de oposición y determinar la construcción de locales. Después de 1848,
cuando se establece la “libertad de enseñanza”, entra en auge la “descentralización
educativa”, por lo que se le otorgan responsabilidades en materia de educación al
alcalde y al cabildo de cada parroquia, entre las cuales se encuentran dirigir y supervisar
todo lo relacionado con la instrucción pública, con funciones de control para la buena
marcha de las escuelas (Zuluaga Garcés, 2000, p. 283).
Este acto de visitar o de observar por parte del Estado produce una
documentación muy variada que con el paso de los años va cambiando su estructura y
funcionalidad, así como los discursos que la atraviesan. Tal documentación tiene que
ver con la vida escolar y con aquellos datos que el Estado en determinado momento
requiere conocer sobre el funcionamiento de las escuelas. Podía ser producida por
agentes externos a la escuela (informes de inspección y actas de visita) y dentro de las
escuelas (actas de exámenes e informes de los rectores). Entre este tipo de
documentación se encuentran los informes de rectores, inspectores, gobernadores y
ministros, y las actas de visita y de exámenes. Los datos recolectados se organizaban a
manera de abanico; esto es, primero se recogían datos por cada escuela, se enviaban a
las inspecciones municipales, provinciales y departamentales para que finalmente se
organizara en el centro del país. El origen de esta tipología documental venía dado por
la visita, la observación directa y el examen, un examen no solamente referido a los
certámenes que llevaban a cabo los estudiantes, sino también a la revisión de lo
relacionado con el funcionamiento de las escuelas y de la instrucción pública: útiles,
libros, mobiliario, presupuestos, maestros, métodos.
Cabe resaltar que los inspectores no solo tenían funciones administrativas, sino
también pedagógicas. Cuando realizaban las visitas escolares podían hacer sugerencias
a los maestros sobre sus métodos de enseñanza y disciplina, así como darles “clases
modelos”. Debían presidir igualmente las Sociedades Pedagógicas, presentar
conferencias. Y dar testimonio de si se cumplían o no en las escuelas con los preceptos
de la moderna pedagogía: “Número de clases que Uds. personalmente hayan examinado
en cada escuela; número de clases que Uds. hayan dictado en calidad de lección modelo
de práctica […] métodos y procedimientos de enseñanza adoptados en cada escuela
pues urge a este Despacho saber si tales métodos y procedimientos son los aconsejados
por el Reglamento de las escuelas primarias y por la Pedagogía Moderna” (AGN, 1910).
Los Subinspectores, a su vez, debían dedicar a las escuelas todas las horas útiles
del día, tanto en las poblaciones como en los corregimientos y aldeas. Su principal
misión era la de instruir a los maestros sobre los “métodos modernos de enseñanza”,
dictando clases modelo y explicando cómo dirigir la escuela en todos sus aspectos
(AGN, 1917a). Precisamente, en 1917 uno de los requisitos para ser inspector local era
el ser maestro graduado o contar con una experiencia intachable en la enseñanza en los
establecimientos oficiales al menos durante seis años (AGN, 1917b).
Otro de los saberes que debía poseer un sujeto inspector estaba relacionado con
la higiene y la medicina. Es necesario considerar que uno de los factores que más
dificultaba los progresos en la instrucción pública eran las enfermedades, que muchas
veces llegaban a convertirse en epidemias causando varias muertes y perjudicando la
marcha normal de las escuelas, ya que muchos niños dejaban de asistir y en la mayoría
de los casos los establecimientos debían ser clausurados. La escuela se convirtió en un
espacio ideal para promover y difundir las prácticas higiénicas. Como entes reguladores
se crea la Junta Central de Higiene (Ley 30 de 1886) y la Policía sanitaria. Más tarde
aparece la Dirección Nacional de Higiene (Decreto 2198 de 1918) y el Ministerio de
Trabajo, Higiene y Previsión Social (Ley 96 de 1938) (Gutiérrez, 2010). Este último
encargaba de las escuelas y colegios al Departamento de Protección Infantil y Materna.
Hay que precisar que durante varios años el Ministerio de Instrucción Pública estuvo
ligado al de Salubridad pública, durante el periodo de 1923-1927, aunque ya a partir del
Decreto 428 de 1899 el Ministerio de Instrucción trataba los asuntos de higiene,
salubridad y beneficencia (Guerrero Silva & Molina Buitrago, 2007), lo que muestra el
énfasis en la misión preventiva y educadora de la población en este aspecto.
Es así como las sugerencias del médico inspector podía incluir aspectos como
los ordenar las reformas para mejorar las condiciones higiénicas de los locales,
clasificar las enfermedades, elaborar las estadísticas de la mortalidad infantil, organizar
los criterios científicos y pedagógicos para la identificación de anormales, y supervisar
la educación física gimnasia y los juegos (BLAA, 1927b). Los informes de los médicos
escolares se vuelven frecuentes en la década de 1930, aunque en muchas ocasiones
responden a brotes de epidemias, ya que no hay suficiente personal para la prevención.
Los médicos escolares oficiales debían contar con el visto bueno del inspector local.
Para elaborar sus informes, los inspectores debían realizar las visitas y además tener a
su disposición las fichas pedagógicas e higiénicas, éstas últimas elaboradas por médicos
(AGN, 1937).
Si bien a finales del siglo XIX un ciudadano notable y letrado podía llegar a ser
inspector, más tarde, hacia 1930, tal cargo exigía saberes relacionados con la
administración escolar, las metodologías de enseñanza y los conocimientos médicos
sobre la infancia. Durante largo tiempo, en las regiones más apartadas del país, las
autoridades eclesiásticas, sobre todo las misiones extranjeras, habían recibido por
mandato del Estado las funciones del cargo de inspector. Con la exigencia de estos
nuevos saberes en torno a la inspección, como la pedagogía moderna, las autoridades
civiles entraron en pugna con las eclesiásticas. Esto dio lugar a que delimitaran las
funciones de inspección, creando la división entre el inspector escolar y el inspector
técnico:
Los inspectores fueron agentes fundamentales dentro del proyecto educativo del
Estado. En la década de 1930 se organizaban zonas escolares para la inspección y se
nombraban “Inspectores nacionales”, quienes a su vez tenían a su cargo inspectores
locales. La inspección se vuelve un aparato mucho más riguroso y ello se refleja en las
exigencias a las que deben responder los informes. Así mismo, todas las instituciones
escolares debían sujetarse a la visita de inspección, ya que de esta dependía que los
establecimientos recibieran resoluciones para su funcionamiento. El Decreto N. 1070 de
1938 dictó disposiciones relativas a la enseñanza secundaria. Según este decreto sólo el
Estado estaba autorizado para conceder título de Bachiller y los colegios debían
someterse a una rigurosa inspección por “peritos en organización escolar, estudios
sociales, ciencias naturales, matemáticas e idiomas” (AGN, 1938a). En la Resolución N.
64 de 1939 se especificó la función de cada uno de estos peritos o inspectores, y se les
autorizó examinar diversos aspectos de la vida escolar:
Como se dijo líneas atrás, entre este tipo de documentación se encuentran los
informes de rectores, inspectores, gobernadores y ministros, y las actas de visita y de
exámenes. La información se organizaba a manera de abanico; esto es, primero se
recogían datos por cada escuela, se enviaban a las inspecciones municipales,
provinciales y departamentales para que finalmente se organizara en el centro del país.
Buena parte de estos informes eran publicados en prensa oficial para dar cuenta de los
logros de la instrucción pública. En otros casos se conservan los expedientes en los
Fondos del Ministerio de Instrucción Pública y del Ministerio de Educación Nacional.
Ruego, pues, a usted de nuevo con todo interés que active la remisión de
aquellos datos, y le suplico que, además, se sirva informar a esta Inspección, con
toda exactitud y claridad, sobre los siguientes puntos:
Las actas de visitas eran documentos elaborados a partir de las visitas “sorpresa”
a las escuelas con el objetivo de revisarlas en su funcionamiento cotidiano. Los
maestros directores debían tener todos los libros reglamentarios (asistencia, conducta,
inventario) al día. Este tipo de visitas servía para verificar la asistencia diaria a las
escuelas. Los inspectores no debían interrumpir las clases de los estudiantes, sólo
observar cómo se desarrollaban éstas. Así mismo, cuando lo considerara pertinente, el
inspector podía intervenir dando una clase modelo y aprovechar para examinar a los
estudiantes. El acta de visita debía contener la siguiente información: escuela visitada,
fecha de la visita, quiénes asistieron al oficio, maestro encargado y sueldo, llamado a
lista de los alumnos, organización de las secciones y del pensum, conducta de los
alumnos, observación de los métodos de una clase y examen, clase modelo por parte del
inspector, revisión de planas y trabajos, revisión de libros reglamentarios, útiles,
mobiliario y local, y recomendaciones para el maestro y los estudiantes, cerrando el
documento con la fecha y hora en que termina la visita. A continuación se muestra la
forma de dar comienzo a este tipo de documento:
Informes de las visitas practicadas por el Inspector local del Distrito de… en el mes de
188…
Alternadas
Rurales de niños
Rurales de niñas
Urbanas de niñas
Urbanas de niños
Nombre de la Escuela
¿El Director cumple y hace cumplir a los alumnos las
prácticas religiosas?
Conducta de los Directores
Aseo Niños
Local
Fecha y hora en que se hizo la visita
Materias examinadas 1°
Estado de cada sección 2°
hasta qué parte del pensum 3°
Útiles que faltan
Mejoras del local
Si se han pagado los sueldos a los
Directores
Alumnos matriculados
Días que ha faltado el Director
Resultado del examen de las clases
OBSERVACIONES
Notas: 1: Este informe es sin perjuicio de otros que quieran pasar más
extenso de acuerdo con el artículo 103 del Decreto orgánico de la
Instrucción Primaria. 2: Este informe se pasará el día último de cada mes
al Inspector Provincial (BN, 1887, p.1).
Esto no quiere decir que se dejaran de lado los informes de tipo descriptivo,
pues el final de dicho informe era completado con los respectivos cuadros estadísticos
(AGN, 1891). Estos “esqueletos” constituían una guía sobre la cual los inspectores
debían dar cuenta al gobierno central y reorientaban la escritura del texto descriptivo.
Contribuían a facilitar el trabajo de organizar las “estadísticas” a nivel departamental y
nacional. Hacia 1906 tales esqueletos distinguían la instrucción pública oficial de la
privada. En el cuadro correspondiente a la instrucción pública oficial, ésta se clasificaba
en instrucción primaria, instrucción secundaria, instrucción industrial y comercial,
instrucción profesional e instrucción artística. Para cada uno de estos tipos de
instrucción se exigía escribir datos como el número de planteles, matriculación y
asistencia, mencionando el número de estudiantes en las escuelas rurales y urbanas; de
varones, niñas y alternadas, y observaciones. La tabla de la educación privada
solicitaba datos tales como el lugar donde funciona la escuela, el nombre de su
director, grado de instrucción, matrícula y asistencia, nombre del establecimiento y
observaciones, distinguiendo también escuelas para varones y niñas, aunque algunas de
ellas funcionan con el sistema alternado y mixto (AGN, 1906). Los datos solicitados
variaban en unos cuantos elementos entre los diferentes departamentos, aunque se
usaban formatos idénticos para todas las escuelas. Adicionalmente se preguntaba por el
sueldo de los maestros, establecimientos donde recibieron el grado y qué tipo de grado;
distinción entre provincias y municipios (cabeceras, corregimientos, caseríos o parajes);
si los locales eran propios (avalúo) o arrendados (canon); los gastos que cubría el
departamento y el municipio, y número de escuelas nocturnas (AGN, 1912 y 1913).
Las actas de exámenes presentaban también otro tipo de información, pero esta
vez a manera de tablas. Si en los certámenes del siglo XIX se daba una “calificación”
global a cada materia de enseñanza a partir de las presentaciones orales de los
estudiantes o unas calificaciones descriptivas a algunos estudiantes seleccionados al
azar (aprobado reprobado, aplazado), hacia 1920 es posible encontrar cuadros de
calificaciones numéricas por estudiante en cada uno de los ramos de enseñanza. Si bien
los cuadros y tablas son un recurso que se empleaba desde el siglo XIX para referirse al
sistema de puntos buenos y negativos (BLAA, 1850), el nuevo sistema de calificaciones
numéricas individuales brindaba otra noción sobre el proceso de enseñanza. Cuando los
certámenes orales dieron paso a los exámenes escritos, la idea del certamen como
festividad “literaria” se modificó sustancialmente, quedando convertida en el acto de
clausura de fin del año escolar desligado de los exámenes escritos. En ese momento las
actas de exámenes se convirtieron en un instrumento que no sólo daba cuenta del trabajo
de los maestros en la escuela, sino también del de cada estudiante.
Dicha estructura venía con una organización similar desde 1886. Para información más detallada sobre la
organización de este ministerio ver Op. Cit. Guerrero Silva, M.A.& Molina Buitrago, J.M. Por su parte, el
MEN quedó dividido en 1927 en siete secciones: Enseñanza secundaria, universitaria, artística, industrial,
comercial, registro de correspondencia y portería; Institutos pedagógicos, escuelas normales, enseñanza
primaria y útiles de enseñanza; Estadística, becas, contratos y registro de propiedad literaria; Educación
física; Contabilidad; Dirección General de Lazaretos; Dirección Nacional de Higiene y Asistencia
Pública. Ver Ley 56 de 1927 y Ley 72 de 1927. Ver Normatividad MEN
http://www.mineducacion.gov.co/1621/propertyvalue-31213.html
están ocupadas por fábricas de productos nocivos, cárceles, cementerios
hospitales, casas de juego o de tolerancia. En relación con el terreno es
importante observar todos aquellos datos de su topografía que tengan un interés
sanitario: si es alto o bajo, si tiene o no declive, si es seco o húmedo (AGN,
1936).
Uno de los documentos que cobró relevancia fueron los informes de los médicos
escolares, que podían provenir del servicio médico permanente instalado en las
escuelas, o de las visitas médicas temporales que recibían. Aunque se exigía enviar con
regularidad informes médicos, éstos se elaboraban sobre cuando respondían a una queja
o al brote de enfermedades en los colegios y las normales. En uno de estos informes de
1938 del Liceo Nacional Femenino (AGN, 1938b), lo primero que se encuentra en este
documento es el logotipo del médico que había elaborado el informe y dónde había
realizado sus estudios. Este documento describe en primera instancia la situación
geográfica y climática del sitio donde se encuentra ubicado el establecimiento. Luego se
hace una descripción minuciosa del edificio, considerando con qué establecimientos
colinda, sus materiales de construcción, si permite una adecuada ventilación e ingreso
de luz. Se consideran también aspectos como los servicios sanitarios, baños, agua,
tanques, alcantarillado, mobiliario y vajilla. Esta descripción cierra con las sugerencias
de mejoras para el colegio.
Otro aspecto que se considera en el informe son las actividades diarias que
desarrolla el médico escolar, entre las que se encuentran el recorrido por el
establecimiento, tratar a las estudiantes enfermas, dictar conferencias semanales a todo
el personal sobre higiene y elaborar las fichas médicas de todas las estudiantes. Estas
fichas son las llamadas “antropométricas”, cuyos esqueletos eran enviados por el
Estado. Incluían el examen de cada estudiante en los aspectos físico, fisiológico, mental
y psíquico-pedagógico. El médico escolar también describe en su informe las
enfermedades que han padecido las estudiantes y cuántas se han enfermado, pues lleva
un libro para anotar esta información así como las fórmulas que receta. En el informe se
hace referencia a aspectos como los servicios domésticos y el lavado de ropas en el
establecimiento, la alimentación de las niñas, las clases de educación física y las
excursiones o salidas pedagógicas. En otros informes, escritos más bien a manera de
queja, se describe la actividad del médico escolar atendiendo las enfermedades de las
estudiantes del colegio y de la escuela anexa, donde se hace mención del tipo de
enfermedades de las escolares que son especialmente respiratorias e intestinales así
como algunos brotes de varicela y apendicitis. El médico manifiesta no dar abasto para
realizar otras actividades, como la enseñanza de hábitos higiénicos, ni para atender a
toda la cantidad de estudiantes que se le exigía, por lo que solicitaba el nombramiento
de otros médicos (AGN, 1939c).
Conclusiones
Las instrucciones para diligenciar los informes siempre provenían del Estado, a
través de decretos y resoluciones. Los inspectores se ajustaban en mayor o menor
medida a estas exigencias dependiendo de la lectura que hicieran de la ley, por lo que en
algunas ocasiones, o bien dejaban entrever su “subjetividad política”, relacionada, entre
otras cuestiones, con las religiosas; o bien no completaban todos los requerimientos
exigidos. Es por ello que se originaron estrategias como los cuestionarios de respuesta
abierta, los esqueletos cuadros estadísticos y amplios cuestionarios de respuestas cortas
predeterminadas. Pero no solamente son importantes los cambios que los informes
escolares tuvieron en la manera de organizar la información, sino que estos cambios se
convertían en síntomas de transformaciones de los modos que el Estado entendía lo que
implicaba la organización de un sistema educativo y el gobierno escolar. Se buscaba
optimizar la recogida de datos, simplificar su lectura y homogenizar la información que
era requerida.
Criterios para el edificio: Muchos de los sitios en los que funcionaban las
escuelas eran alquilados, pues no existían suficientes locales. Los recursos para
construcción de edificios propios provenían en parte de la nación, pero sobre todo de los
municipios. Los requerimientos para el edificio escolar, fuera propio o rentado, debían
responder a unas condiciones del terreno, geográficas y de temperatura adecuada.
Igualmente, no debían colindar con basureros, ni fuentes de aguas residuales ni con
cantinas o lenocinios. Tales exigencias se hacían tanto a instituciones privadas como
públicas.
Criterios sobre saberes expertos para inspeccionar: Si a finales del siglo XIX
era suficiente ser un ciudadano letrado para el nombramiento de inspector, las nuevas
exigencias requieren que el inspector conozca de la pedagogía moderna, de higiene y de
medicina. Esto hace entrar en conflicto al Estado con los saberes de la iglesia católica,
quienes también se apropian de nuevos conocimientos para hacer valederas sus
instituciones. En los lugares más apartados del país, como intendencias y comisarías, los
representantes de la Iglesia Católica continúan con cargos de dirección en el sistema
escolar.
Bibliografía
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Textos históricos
(1884) Informe presentado por Julio Patiño, Director General de Instrucción Pública del
Estado del Cauca al señor Secretario de Instrucción Pública Nacional. Diciembre 15 de 1884.
F. 100 – 223. Sección Archivo Anexo II. Fondo Ministerio de Instrucción Pública. Serie
Educación informes generales. Caja 6. Carpeta 1.
(1891) Informe anual presentado al Inspector general de instrucción pública del departamento,
por el inspector provincial del mismo ramo del Centro, sobre el movimiento de las escuelas que
son de cargo de éste, y relativo al año de 1891. . F. 47 – 95. Sección Archivo Anexo II. Fondo
Ministerio de Instrucción Pública. Serie Inspecciones informes. Caja 2. Carpeta 5.
(1917b) Ordenanza N. 12 del 9 de abril de 1917. Departamento de Caldas. F. 41. P. 718. Art.
34. Sección Archivo Anexo II. Fondo Ministerio de Instrucción Pública. Serie Ordenanzas. Caja
1. Carpeta 1.
(1917c) Expediente N. 223. La Directora de la Escuela Primaria N. 13 solicita examinar
condiciones higiénicas del local en que abrirá la escuela. Enero 24 de 1917. F. 1-2. Sección
Archivo Anexo II. Fondo Ministerio de Instrucción Pública. Serie Escuelas. Caja 9. Carpeta 3.
(1920) Cuadro que manifiesta la lista general, faltas de asistencia, conducta, aplicación,
calificaciones, materias de enseñanza en la Escuela Primaria Nacional N. 5 año 1920. F. 138
Sección Archivo Anexo II. Fondo Ministerio de Instrucción Pública. Serie Escuelas. Caja 9.
Carpeta 4. Cfr. También las carpetas 2 y 3 donde aparecen este tipo de cuadros fechados desde
1912.
(1930-1940) Actas de visita entre 1930 – 1940. Sección Archivo Anexo II. Fondo Ministerio de
Educación Nacional. Serie Actas. Caja 1. Carpeta 4.
(1931) Circular N. 37. Visita de los Inspectores Escolares a las Escuelas. Pasto, octubre 30 de
1931. F. 74v. Sección Archivo Anexo II. Fondo Ministerio de Educación. Serie Escuelas
informes. Caja 4. Carpeta 1.
(1932) Indígenas de la Sierra Nevada solicitan al Dr. Agustín Nieto Caballero, Inspector
General de Educación Nacional, nombrar sus propios maestros. Abril 10 de 1932. F. 17 – 19.
Sección Archivo Anexo II. Fondo Ministerio de Educación. Serie Educación informes
generales. Caja 4. Carpeta 1.
(1933) Resolución N. 2 de 1933. Por la cual se establecen las funciones que corresponden a los
empleados de la inspección escolar de Bogotá. F. 60. Sección Archivo Anexo II. Fondo
Ministerio de Educación. Serie inspecciones informes. Caja 3. Carpeta 5.
(1934a) Informe territorio escolar del Darién. Quibdó, 12 de mayo de 1934. F.50 – 51. Sección
Archivo Anexo II. Fondo Ministerio de Educación. Serie Educación informes generales. Caja
4. Carpeta 1. El subrayado se encuentra en la fuente original.
(1938a) Decreto 1070 del 14 de junio de 1938. F. 27 – 28. Sección Archivo Anexo II. Fondo
Ministerio de Educación. Serie Decretos. Caja 3. Carpeta 2.
(1938b) Informe que el médico del Liceo Nacional Femenino presenta al Ministerio de
Educación Nacional en el año de 1938. F. 127 – 133. Sección Archivo Anexo II. Fondo
Ministerio de Educación Nacional. Serie Salud pública. Caja 3. Carpeta 2.
(1939a) Resolución N. 64 del 31 de enero de 1939. F. 201 – 204. Sección Archivo Anexo II.
Fondo Ministerio de Educación. Serie Resoluciones. Caja 2. Carpeta 5.
(1939c) Informe del Instituto Pedagógico de Bogotá, noviembre 23 de 1939. F. 183 – 186.
Sección Archivo Anexo II. Fondo Ministerio de Educación Nacional. Serie Salud pública. Caja
3. Carpeta 2.
(1887) Reglamento para las escuelas primarias Cap. XIV. Estado Soberano del Cauca. El
Escolar. Popayán, julio 15 de 1887. Época II, Año I, N. 7. Nota: En el original la tabla se
encuentra en alineación vertical.
(1883) Decreto N. 125 del 24 de marzo de 1883. La Escuela Normal. Tomo VIII, N.89,
septiembre 25 de 1883. Banco de la República. Microfilme.