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2 - 1.2 - Modulo Actividad Misionera
2 - 1.2 - Modulo Actividad Misionera
TABLA DE CONTENIDO
PRELIMINARES………………………………………………………………………………. 9
I UNIDAD:
NATURALEZA DE LA ACTIVIDAD MISIONERA ESPECÍFICA ………….. 13
Introducción
1.1 Una única misión, su origen y finalidad …………………………..……… 13
1.2 Horizontes de la Misión Eclesial y sus objetivos …………..……….. 17
1.2.1 Los no cristianos .................................................................. 18
1.2.2 Atención pastoral ……………………………………………..……………….. 19
1.2.3 La nueva Evangelización ……..……………………………………………… 20
1.3 Ámbitos de la Misión Ad Gentes ………………….…………………………… 27
1.3.1 Ámbitos territoriales ………………………………………………………….. 27
1.3.2 Mundos y fenómenos sociales nuevos 29.
1.3.3 Arcas culturales o areópagos modernos 31
1.4 Camino para la actividad misionera Específica …….………….……… 35
1.4.1 El testimonio cristiano …………..………………………………………….. 36
1.4.2 Predicación del Evangelio …………………………………………………. 37
1.4.3 Construcción de la comunidad cristiana ………………..……………. 39
1.4.4 Formación de las Iglesias locales ……………………………………….. 40
1.4.5 Comunidades Eclesiales de Base ………………………………………… 40
1.4.6 Encarnar el Evangelio en las culturas …………………………..…….. 41
1.4.7 Promover el desarrollo ………………………………………………………. 42
1.4.8 La caridad, fuente y criterio de la misión …………………………….. 43
1 .5 Responsables de la actividad misionera …………………..…………….. 43
1.5.1 El Papa y el Colegio Episcopal 44
1.5.2 La Congregación para la Evangelización de los Pueblos ………… 44
1.5.3 Las Conferencias Episcopales …………………………………………….. 45
1.5.4 La Iglesia particular …………………………………………………………… 45
15 5 Los misioneros e Institutos ad gentes ………………………………….. 45
1,5.6 Los Sacerdotes …………………………………………………………………. 46
1.5.7 Los Institutos de Vida Consagrada activa y Contemplativa ……. 46
1.5.8 Los laicos en virtud del Bautismo ……………………………………..… 46
1.6 Agentes de la actividad misionera ……………………………………………. 50
1.6.1 Misioneros “ad vitam” ……………………………………………………….. 51
1.6.2 Agentes Fidei donum o de servicio temporal …………………………. 51
1.6.3 Agentes Laicos y Laicas. Los catequistas ………………………………. 51
1.6.4 Los Padres de Familia …………………………………………………………. 53
II UNIDAD:
OBJETIVO PROPIO DE LA ACTIVIDAD MISIONERA ….………………….… 55
Introducción
III UNIDAD:
METODOLOGIA PARA LA ACTIVIDAD MISIONERA ……………………….... 73
Introducción
3.1 Proceso de la Actividad Misionera ……………………………………………………… 74
3.2 Etapas ……………………………………………………………………………………………. 76
3.2.1 La Pre-Evangelización …………………………………………………………. 76
3.2.2 La Evangelización ……………………………………………………………….. 77
3.2.3 Maduración de la Iglesia ……………………………………………………… 78
3.2.4 Proyección Misionera …………………………………………………………… 78
CONCLUSIÓN ……………………………………………………………………………………….. 80
BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………………………………………… 82
ANEXOS ……………………………………………………………………………………………….. 86
PRELIMINARES
I UNIDAD
NATURALEZA DE LA ACTIVIDAD MISIONERA ESPECÍFlCA
INTRODUCCIÓN
Primera Evangelización.
“En primer lugar, la Iglesia dirige su actividad hacia los pueblos, grupos
humanos, contextos socioculturales donde Cristo y su Evangelio no son
conocidos, o donde faltan comunidades cristianas suficientemente maduras
para encarnar la fe en el propio ambiente y anunciarla a otros grupos. Esta es
propiamente la misión ad gentes” (RM 33 b).
Pastoral Misionera
“Hay también comunidades cristianas con estructuras eclesiales adecuadas y
sólidas. Tienen un gran fervor de fe y de vida; irradian el testimonio del
Evangelio en su ambiente y sienten el compromiso de la misión universal. En
ellas se desarrolla la actividad o atención pastoral de la Iglesia.
Nueva Evangelización
Seda, por último, una situación intermedia, especialmente en los países de
antigua cristiandad, pero a veces también en las Iglesias más jóvenes, donde
grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la fe o incluso no
se reconocen ya como miembros de la Iglesia, llevando una existencia alejada
de Cristo y de su Evangelio. En éste caso es necesaria una nueva
evangelización” (RM 33 c-d).
En este módulo deseamos presentar los elementos teóricos y prácticos que se
refieren a la tarea de un primer anuncio “ad gentes”.
Tanto para la pastoral ordinaria como para la nueva evangelización los alumnos
encontrarán en diversos tratados, los elementos necesarios.
En este Curso conviene, ante todo, esclarecer el proceso hacia aquellos no
cristianos que la Redemptoris Missio señala como el primer servicio que la
Iglesia puede prestar a cada hombre ya la humanidad entera en el mundo
actual” (RM 2d).
EL PROTAGONISTA
El Espíritu Santo “guía la Misión” (RM 24) “esparce las semillas de la Palabra
presentes en los Ritos y Culturas, y los prepara para su madurez en Cristo” (RM
28). “No es algo alternativo a Cristo” (RM29) y “es el Protagonista de la Misión
eclesial” (RM21 y 30).
El Decreto Ad Gentes, No. 3, nos presenta maravillosamente el origen y la
finalidad de la Misión cuando dice: “Dios, para establecer la paz o comunión con
El y una fraterna sociedad entre los hombres pecadores, dispuso entrar en la
historia humana de modo nuevo y definitivo, enviando a su Hijo en carne
nuestra, a fin de arrancar por El a los hombres del poder de las tinieblas y de
Satanás, y en El reconciliar consigo al mundo... Así, pues, el Hijo de Dios
marchó por los caminos de la verdadera encarnación para hacer a los hombres
participes de la naturaleza divina”.
LA IGLESIA
La Iglesia continúa realizando la misma y única misión de Jesucristo porque “el
Señor una vez que hubo complementado en si con su muerte y resurrección los
misterios de nuestra salvación y la restauración de todas las cosas, habiendo
recibido toda potestad en el cielo y en la tierra (Mt. 28,1 8), antes de ascender
a los cielos (Act. 4,8), fundó su Iglesia como Sacramento de Salvación y envió a
los Apóstoles al mundo entero, como también El había sido enviado por el
Padre (cf. Jn. 2O,21), mandándoles: “Id por todo el mundo entero y predicad el
Evangelio a toda criatura...” De aquí proviene el deber de la Iglesia de propagar
la fe y la salvación de Cristo... Esta misión continúa y desarrolla en el decurso
de la historia, la misión del propio Cristo” (AG 5).
También en EN 15 se expresa así:
La Iglesia nace de la acción evangelizadora de Jesús y de los Doce… nacida, en
consecuencia, de la misión, la Iglesia es, a su vez, enviada por Jesús. La Iglesia
permanece en el mundo, mientras el Señor de la gloria vuelve al Padre. Ella
permanece como un signo al mismo tiempo opaco y luminoso dé una nueva
presencia de Jesús, de su partida y de su permanencia. Ella lo prolonga y
continúa. Y es así su misión y su condición de evangelizador lo que sobre todo,
está llamada a continuar.
LO ESPECÍFICO DE LA MISIÓN
También hemos de tener en cuenta lo que dice Juan Pablo II en (RM 12) “hay
que precaverse contra el riesgo de igualar situaciones muy distintas y de
reducir, la misión y los misioneros ad gentes. Afirmar que toda la Iglesia es
misionera no excluye que haya misioneros ad gentes y de por vida” por
vocación Específica”.
En verdad, hablando genéricamente, todos los bautizados somos misioneros
porque somos Iglesia Misionera; así como también genéricamente todos somos
Sacerdotes Profetas y Reyes pero hablando Específicamente así como son
Sacerdotes específicos aquellos que han recibido el Sacramento del orden, así
son misioneros en todo el sentido de la palabra es decir Misioneros Específicos,
aquellos que son enviados por la Autoridad Eclesiástica a hacer la primera
evangelización o misión ad gentes, que es también la “Actividad Misionera
Específica... porque se dirige a grupos y ambientes no cristianos” (RM 34).
La misión Única es anunciarle a todos los hombres que Jesucristo es el Único
Salvador y Liberador el Único Sacramento o Manifestador del Padre, el Único
Mediador o Redentor y que solamente El y su Iglesia son Medio Pleno y
Ordinario de salvación. Con razón afirma EN 22 que no hay verdadera
evangelización si el nombre la enseñanza la vida y las promesas el Reino el
Misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios no son proclamados y EN 27 se
expresa diciendo que la evangelización contendrá siempre también —como
base, centro y al mismo tiempo vértice de su dinamismo- una clara
proclamación de que en Jesucristo Hijo de Dios hecho hombre muerto y
resucitado, la salvación ha sido ofrecida a cada hombre, como don de gracia y
misericordia a de Dios mismo.”
La Iglesia, a su vez, es la comunidad de los que, mediante la conversión
individual, profesan su adhesión de fe a Jesucristo en la sacramentalidad
eclesial y se sienten enviados “para manifestar y comunicar la caridad de Dios a
todos los hombres y pueblos” (RM 31).
EL ENVÍO
El Misionero ad gentes debe recibir un ENVÍO ESPECÍFICO de la autoridad
competente. La autoridad en este “deber, del que está encargado el orden de
los Obispos, presidido por el sucesor de Pedro” (AG 6), es de la inmediata
competencia, a nivel mundial, de la Congregación para la Evangelización de los
Pueblos. Este elemento del envío jerárquico ayuda a profundizaren “la confianza
que brota de la fe, o sea, de la certeza de que no somos nosotros los
protagonistas de la misión, sino Jesucristo y su Espíritu” (RM 36). Como dice
RM 88: “Precisamente porque es ‘enviado’, el misionero experimenta la
presencia consoladora de Cristo, que lo acompaña en todo momento de su
vida”. También en RM 75 encontramos la razón intrínseca, el “fundamento de la
fecundidad de la misión”. Dice así RM 75: “La Iglesia es una comunión visible y
orgánica, y por esto la misión requiere igualmente ‘una unión externa y
ordenada entre las diversas responsabilidades y funciones… para impulsar la
misión ad gentes es necesario un centro de promoción, dirección y
coordinación como es la Congregación, para la Evangelización de los Pueblos…
por ello es de su competencia el que ‘forme y, distribuya a los misioneros’...
(AG 29)... Corresponde al Dicasterio misional ‘dirigir y coordinar en todo el
mundo la obra de la evangelización de los pueblos’ (Const. Ap. Pastor Bonus,
junio 28/1988)... No puedo sino confirmar estas sabias disposiciones”.
LA UNIVERSALIDAD
Otro elemento característico de la Misión ad gentes que se encuentra en
su definición es la universalidad, es decir, que es sin fronteras. La primera
Evangelización está en el contexto del “derecho —deber” (RM 11 y 71) que
consiste en que “la Iglesia no puede esconder ni conservar para sí la
novedad y riqueza del Evangelio, recibidas de la divina bondad para ser
comunicadas a todos los hombres” (RM 11). Es así, entonces, como a su
“derecho” que tienen todos los hombres a “escuchar la Buena Nueva de
Dios que se revela y se da en Cristo, para realizar en plenitud la propia
vocación” (RM46) corresponde un “deber” eclesial de “salir de uno mismo y
compartir con los demás los bienes que se tiene, empezando por el más
precioso que es la fe” (RM 49) y obedecer el mandato misionero de “Id por
todo el mundo a predicar el Evangelio a toda criatura” (Mc 16,15). Esta
urgencia de “salir” e “ir” es mucho más categórica en la Misión ad gentes
que en la Actividad Pastoral o en la Nueva Evangelización.
“PLANTAR” LA IGLESIA
Un elemento más de esta definición de Actividad Misionera Específica que
debemos tener muy en cuenta es lo que constituye un objeto de dicha
Actividad, a saber la implantación de la Iglesia, de lo cual hablaremos
largo en la unidad segunda de éste Módulo.
LEGISLACIÓN PROPIA
Finalmente, debemos recalcar que la Actividad Misionera Específica o Primera
Evangelización está regida por normas jurídicas propias. Al respecto dice
un autor que “se usa el término ‘normas’ porque es más comprensivo. En
efecto en el Derecho Misionario más que leyes, en sentido técnico, entran, con
frecuencia, otras normas que no tienen la categoría de leyes”. Naturalmente
que los principios fundamentales de éstas Normas Misioneras están integradas
en el Código de Derecho Canónico, pero, dentro del Cuerpo de) derecho Común
se establecen las normas que tienden a regular el régimen específico misionero
con las características de flexibilidad, emergencia, inmediatez y
previsión, que, sin embargo, no constituyen en manera alguna un Código de
Dispensas o Excepciones, sino un verdadero Estatuto Normal Misionero. Es ésta
la razón por la cual se ha dicho que los Misioneros gozan de una cantidad de
facultades que no tienen los Sacerdotes Diocesanos, y que en la misión se
puede hacer lo que está prohibido en la Iglesia particular. La confusión, el
equívoco, proviene de no entender que el Misionero específico está enderezado
a ejercer su Ministerio en contextos muy diferentes. Hace mal el Misionero ad
gentes que llega a una Iglesia particular, que es una comunidad de creyentes,
y aplica allí las normas misioneras que rigen para la Actividad Misionera.
También hace mal el Sacerdote Diocesano que va a un campo de Actividad
Misionera Específica y pretende hacer regir ahí las leyes que rigen la Actividad
Pastoral.
Profundización
La misión es Única. No hay más que una misión, aquella que inicio Jesucristo y
que ahora continúa la Iglesia.
El Papa Juan Pablo II en la Encíclica Redemptoris Missio 31 y 41 la describe.
1. Haga un análisis de texto y precisar por qué la Misión es ÚNICA y por
qué es diversa.
2. Describir el origen y la finalidad de la misión, consultando ad gentes 3 y
5.
3. Analizar la función de la Iglesia frente a la misión de Jesucristo.
CAMPOS DE ACCIÓN
1. La Iglesia existe para evangelizar, por su naturaleza es misionera. En su
interior hay tareas y actividades diversas para llevar a cabo esa
Evangelización. Representar en un gráfico, los horizontes de la misión
Eclesial ampliando con un ejemplo de cada horizonte, su trabajo
misionero.
2. Analizar en qué consiste la misión ad gentes o Actividad Misionera
Específica y presentar una síntesis recalcando sus elementos
característicos.
EL PRIMER “BROTE”
La prefectura Apostólica es la figura inicial de territorio misional y está dirigida
espiritualmente por un Prefecto Apostólico, que no es Obispo, pero que sí tiene
allí una autoridad propia ordinaria e inmediata.
UN PASO ADELANTE
Cuando ya la prefectura va adelante en la tarea de evangelización y comienzan
a aparecer las fuerzas vivas de una comunidad eclesial autóctona entonces se
la erige en Vicariato Apostólico que es como un eslabón ministerial entre el
régimen especial de Misión ad gentes y el régimen normal de Actividad Pastoral
o Estatuto de Iglesia Particular.
En el Vicariato Apostólico el jefe espiritual es un Vicario Apostólico que ya es
consagrado Obispo y gobierna con autoridad propia ordinaria e inmediata
aunque todavía no recibe la “Misión Canónica”, como si fuera Obispo Diocesano
o Particular.
SÍNTESIS:
Esperamos haber cumplido así con nuestros alumnos los propósitos de esta
UNIDAD PRIMERA, a saber, entregarles los principios fundamentales de la
Actividad Misionera Específica.
Debió haber quedado muy claro que no hay más que Una Misión Eclesial, que
es la misma Misión de Jesucristo. El verdadero sentido de la Misión es el
Trinitario y Eclesial. Esa Única Misión Trinitaria y Eclesial tiene tres horizontes
clásicos: La Actividad Misionera Específica, que también se llama Misión Ad
Gentes y primera Evangelización, la Actividad Pastoral y la Nueva
Evangelización. El primer horizonte (la Misión Ad Gentes) está dirigido a los no
cristianos. El segundo horizonte (La Actividad Pastoral) está dirigido a los
creyentes. El tercer horizonte (La Nueva Evangelización) va dirigido a los no
practicantes.
Finalmente vimos como e/Papa Juan Pabló II agregó al ámbito tradicional de la
Actividad Misionera Específica, el ámbito geográfico, otros dos ámbitos.’ los
mundos y fenómenos sociales nuevos y/os areópagos modernos, sobre todo el
mundo de fa comunicación y el mundo de las culturas.
En el medio quedó la definición de Actividad Misionera Específica, que
esperamos sea muy bien entendida y mejor aprendida.
Interiorización
“Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos, en el
nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo y enséñenles a cumplir todo lo
que yo les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se
termine este mundo” (Mt 28, 19-20).
1. Analizar el texto y sintetizar:
a. Ámbitos territoriales
b. Mundos y fenómenos sociales nuevos
c. Áreas culturales o Areópagos modernos
d. Conclusiones y compromisos
En EN 59 se lee:
“Pero ¿quién tiene, entonces la misión de evangelizar? El Vaticano II ha
respondido con claridad: a la Iglesia ‘por mandato divino incumbe la obligación
de ir al mundo entero a predicar el Evangelio a toda criatura” (DH 13; LG 5; AG
1). Y en otro texto: “Toda la Iglesia es misionera, y la obra evangelizadora es
un deber fundamental del pueblo de Dios” (AG 35).
De este deber fundamental del Pueblo de Dios habla maravillosamente Juan
Pablo II en RM 71 cuando dice:
“La necesidad de que todos los fieles compartan tal responsabilidad (la
contribución Específica a la Actividad Misionera) no es sólo cuestión de eficacia
apostólica, sino de un deber derecho basado en la dignidad bautismal, por la
cual ‘los fieles laicos participan, según el modo que les es propio, en el triple
oficio sacerdotal, profético y real de Jesucristo’ (Christifideles Laici 14). Ellos,
por consiguiente, ‘tienen la obligación general, y gozan del derecho de
trabajar.... para que el Mensaje Divino de Salvación sea conocido’ (CIC, canon
225,1)
La Congregación para el Clero, en sus documentos Postquam Apostoli (25 de
Marzo/89), en el No. 3 afirma:
“Ningún bautizado y confirmado en la Iglesia está exento de tal deber (la
evangelización)... Todo cristiano debe colaborar en la misión de la Iglesia según
la parte que le corresponde”.
TRABAJO GRUPAL
CAMPOS DE ACCIÓN
1. Analizar su campo de acción entre los responsables de la Actividad Misionera
para:
a. Establecer sus responsabilidades concretas de acuerdo a las indicaciones
del Código de Derecho Canónico sobre la actividad misionera de la
Iglesia. (Ver anexo 1)
b. Definir compromisos frente a la misión de la Iglesia universal, de la
Iglesia local y de la Iglesia particular
La RM 65 se expresa así:
“Se trata de una vocación especial que tiene como modelo la de los
apóstoles: se manifiesta en el compromiso total al servicio de la Evangelización;
se trata de una entrega que abarca a toda la persona y toda la vida del
misionero, exigiendo de él una donación sin límites de fuerzas y de tiempo.
Quienes están dotados de tal vocación, ‘enviados por la autoridad legítima, se
dirigen por la fe y obediencia a los que están alejados de Cristo”.
Así como en toda la acción misionera de la Iglesia, la Actividad Misionera
Específica es “la responsabilidad más Específicamente misionera que Jesús ha
confiado y diariamente vuelve a confiar a su Iglesia” (RM 31; cf. Chistifideles
Laici 35); así también los que se dedican a trabajar en esa Actividad Primera
reciben con toda propiedad, especialmente el nombre de “Misioneros”, bien
sean ellos Obispos, Sacerdotes, Religiosas o Laicos.
Debemos apreciar bien que así como para Ser ministro propio de la Actividad
Pastoral se requiere el sacramento del Orden, así también para ser Ministro o
agente propio de la Actividad Misionera Específica es indispensable haber
recibido el Bautismo y el Envío Jerárquico. Así se expresa Chistifideles Laici 23
“Hay necesidad de que se expresen con claridad tanto la unidad de misión de
la Iglesia, en la que participan todos los bautizados, como la sustancial
diversidad del Ministerio de los Pastores que tiene su raíz en el Sacramento
del Orden, respecto de los otros ministerios, oficios y funciones eclesiales, que
tienen su raíz en los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación”.
Fundamentalmente, entonces, para ser Agente de la Actividad Misionera
Específica se necesita ser cristiano por el Bautismo y tener una vocación
Específica para trabajar en ese Ministerio de Apostolado. Esa vocación
Específica la califican los responsables directos de la Actividad Misionera la
autoridad legítima, cuando dan el ENVIO JERARQUICO al heraldo evangélico.
Para Reflexionar
Las diferencias en la actividad misionera de la Iglesia no provienen de la
naturaleza íntima de su misión, sino de las condiciones en las que tal misión se
cumple.
Las empresas concretas con las que los heraldos del Evangelio enviados por la
Iglesia cumplen, yendo por todo el mundo, el deber de predicar el Evangelio e
implantar la Iglesia entre los pueblos o grupos humanos que todavía no creen
en Cristo, reciben comúnmente el nombre de “misiones”, las cuales se lleva a
cabo por medio de la actividad misionera y de ordinario se realizan en
determinados territorios señalados por la Santa Sede.
El fin propio de la actividad misionera es la Evangelización y la plantación de la
Iglesia en los pueblos o grupos humanos en los cuales no ha arraigado todavía.
De este modo, deben crecer de la semilla de la Palabra de Dios en todo el
mundo Iglesias particulares autóctonas suficientemente fundadas y dotadas de
propias energías y maduras, que, provistas suficientemente de jerarquía propia
unida al pueblo fiel, y de medios apropiados para llevar una vida plenamente
cristiana, contribuyan en la parte que les corresponde, al bien de toda la
Iglesia. El medio principal para esta plantación es la predicación del Evangelio
de Cristo. Para anunciarlo envío el Señor a sus discípulos a todo el mundo, a fin
de que los hombres, renacidos por la Palabra de Dios, ingresen por el bautismo
en la Iglesia, la cual, como Cuerpo del verbo encarnado que es, se alimenta y
vive de la palabra de Dios y del pan eucarístico.
II UNIDAD
EL OBJETIVO PROPIO DE LA ACTIVIDAD MISIONERA
ESPECÍFICA
INTRODUCCIÓN
EL PRIMER ANUNCIO
Todas estas modalidades de predicación pueden utilizarse en la primera
evangelización, según la madurez de la fe de la comunidad, pero lo más usual,
la inicial, será el ANUNCIO KERIGMATICO que es, “en el sentido fuerte
Paulino, el primer anuncio valorado de la Persona de Cristo y su Mensaje
Salvador” y así el Kerigma es verdadera evangelización porque “anuncia con
solemnidad y autoridad, sin límites de tiempo y espacio, el ‘Evangelio de Dios’
esto es, el Plan salvífico del Padre realizado por medio de Cristo
El Kerigma no busca directamente adoctrinar, sino suscitar la fe pata la
conversión, es decir, para el arrepentimiento y el cambió de vida en Jesucristo.
El Kerigma no es, en modo alguno, una ‘pre-evangelización’ cómo
parecesu9eririo EN 51 sino la Evangelización misma en su parte más
fundamental y delicada, porque del buen Kerigma depende en buena parte, la
seguridad en la fe.
La RM 44 se enfática en este sentido cuando dice:
“En la compleja realidad de la misión; el primer anuncio tiene una función
central e insustituible, porque introduce’ en el misterio del amor de Dios, quien
lo llama a iniciar una comunicación personal con Él en Cristo’ (AG 13) y abre la
Vía para la conversión. La fe nace del anuncio y toda comunidad eclesial tiene
su origen y vida en la respuesta de cada fiel a este anuncio”.
La predicación Kerigmática de la Actividad Misionera Específica debe buscar el
convertir, más que el convencer, es decir, tenderá siempre a suscitar la fe-
adhesión, el seguimiento- imitación de Jesucristo, quien es Evangelio-Persona,
no mera filosofía. Por eso la predicación Kerigmática buscará llegar antes al
corazón que a la mente, para formar ‘apóstoles” que vivan la experiencia
personal del amor infinito de Dios y luego puedan darle al mundo un testimonio
creíble de ese amor salvífico infinito.
Para lograr este objetivo es necesario encarnar el Evangelio en la cultura del
hombre que se evangeliza, esto es, inculturar el Evangelio. La Palabra
“Inculturación” es un neologismo teológico que significa que el Evangelio se
debe expresar con los elementos de las culturas para que así el hombre lo
pueda entender y reexpresar en el contexto de su propia vida. Así dice Juan
Pablo II:
Este anuncio se hace en el contexto de la vida del hombre y de los pueblos que
lo reciben. Debe hacerse además con actitud de amor y estima hacia quien
escucha, con un lenguaje concreto y adaptado a las circunstancias” (RM 44).
“No se trata ciertamente de renegar a la propia identidad cultural, sino de
comprender, apreciar, promover y evangelizar la del ambiente donde actúan y,
por consiguiente, estar en condiciones de comunicar realmente con él,
asumiendo un estilo de vida que sea signo de testimonio evangélico y de
solidaridad con la gente” (RM 53).
La inculturación amasa, fermentándola cori la fe, la realidad concreta del
hombre. “La evangelización no sería completa sino tuviese en cuenta el
recíproco llamamiento que se hacen continuamente el Evangelio y la vida
concreta, personal y social del hombre” (EN 29).
El buen misionero debe saber que al hombre se lo encuentra en su cultura, en
el carácter particular de la cultura de su pueblo, que es donde él encuentra su
propia identidad. Como dice RM 53, “Ios.misqnros1deben insertarse en el
mundo sociocultural de aquellos a quienes son enviado… deben aprender la
lengua de la región en donde trabajan, conocer las expresiones más
significativas de aquella cultura, descubriendo sus valores por experiencia
directa. Solamente con este conocimiento los misioneros podrán llevar a los
pueblos de manera creíble y fructífera, el conocimiento del misterio escondido”.
La Evangelización inculturada es aquella que sabe encontrar las semillas del
Verbo” que están sembradas por el Espíritu Santo en todas las, culturas (cf
RM28; LG 17; AG 3yI 5) y con el lenguaje de esos símbolos encarna de nuevo
la Palabra que Salva, Jesucristo, Evangelio de Dios (EN 7).
Así lo dice RM52:
“Por medio de la inculturación la Iglesia encarna el Evangelio en las diversas
culturas y, al mismo tiempo, introduce a los pueblos con sus culturas en su
misma comunidad, transmite a las mismas sus propios valores, asumiendo lo
que hay de bueno en ellas y renovándolas desde dentro. Por su parte, con la
inculturación, la Iglesia se hace signo más comprensible de lo que es, e
instrumento más apto para la misión”.
La evangelización inculturada exige, sobretodo, amor y respeto profundos las
culturas. Es Juan Pablo quien exclama:
“La cultura de cada pueblo es sagrada y digna de respeto en sus elementos
esenciales”.
O también este otro texto:
“La actitud misionera comienza siempre con un sentimiento de profunda estima
frente a aquello que ‘hay en cada hombre’ (Jn 2,25), por aquello que él mismo,
en lo profundo de su espíritu, ha elaborado respecto a los problemas más
profundos y más importantes; se trata de respeto por todo aquello que en él ha
obrado el espíritu”.
El Documento de Puebla, a su vez, se expresa del siguiente modo:
“La Iglesia, en virtud de su misión específica, se siente enviada no para
destruir, sino para ayudar a las culturas a consolidarse en su propio ser e
identidad, convocando a los hombres de todas las razas y pueblos a unirse, por
la fe, bajo Cristo en el mismo y único Pueblo de Dios.
Es de suma importancia, definitivo en la Actividad Misionera Específica, tener
muy presente que ni Cristo, ni su Iglesia son una cultura. “El Evangelio, y por
supuesto la Evangelización, dice EN 20, no se identifican ciertamente en la
cultura, y son independientes respecto a todas las culturas... independientes de
las culturas, el Evangelio y la evangelización no son necesariamente
incompatibles con ellas, sino capaces de impregnarlas a todas sin esclavizarse
de ninguna.
La trascendencia de Cristo y de la Iglesia les permite convivir como autóctonos
en todas las culturas, con la capacidad de impregnarlas a todas, sin que
ninguna de ellas los pueda acaparar en forma exclusiva. Así lo expresó el
Vaticano II en GS:
“La Iglesia, enviada a todos los pueblos sin distinción de épocas y regiones; no
está ligada de manera exclusiva e indisoluble a raza o nación alguna, a algún
sistema particular de vida a costumbre alguna antigua o reciente” (GS 58).
En virtud de su misión y naturaleza, la Iglesia no está ligada a ninguna forma
particular de civilización humana ni a sistema alguno político económico o social
(GS 42).
Querer evangelizar presentando un Cristo o una Iglesia sin inculturar, o unidos
a una determinada cultura, no es evangelización, sino colonialismo, que es hoy
un pecado de esta humanidad. La Iglesia predica el Cristo Misionero, el Cristo
de la fe, el Jesús que, como hermosamente dice Monseñor Gantin, Prefecto de
la Congregación de los Obispos, “No es más judío o asiático o europeo, sino el
‘hermano universal como lo afirma el profundo simbolismo de su muerte.
La inculturación evangélica tiene sus propias exigencia: “requiere largo tiempo
pues no se trata de una mera adaptación externa sino una íntima
transformación de los auténticos valores culturales... es un proceso profundo y
global que abarca todo el mensaje cristiano… es un proceso difícil porque no
debe comprometer en ningún modo las características y la integridad de la fe
cristiana” (RM 52) “debe ser dirigida y estimulada, pero no forzada” (RM 54).
EL PROCESO CRISTIANO
Es, entonces, lógico que cuando se anuncia a Jesucristo se espere la respuesta
de los creyentes del mensaje y a los que respondan afirmativamente con la fe
en Jesucristo Salvador y libertador se los bautice y con ellos se comienza a
organizar la comunidad eclesial. Eso es lo que dice RM 48:
Para Reflexionar
El contenido del tema de la segunda unidad para establecer los principales
elementos que replantea el objetivo de la actividad misionera.
CAMPO DE ACCIÓN
La EN dice así:
“Que las Iglesias particulares se conserven profundamente abiertas a la Iglesia
Universal… Cuanto más una Iglesia particular esté unida con sólidos vínculos de
comunión a la Iglesia universal — en la caridad y en la fe, en la apertura al
Magisterio de Pedro, en la unidad de la ‘Ley del que ora’ que es también la ‘Ley
del que cree’, en la solicitud por la unidad con todas las otras Iglesias que
constituyen la universalidad —tanto más esa Iglesia particular será capaz de
traducir en tesoro de la fe en la legítima variedad de las expresiones de la
profesión de fe, de la oración y el culto, de la vida y del comportamiento
cristianos, del influjo espiritual del pueblo en el cual está inserta tanto más aun
esa será verdaderamente evangelizadora.
La verdadera autonomía de la Iglesia particular la señala Monseñor Esquerda
así:
“La autonomía a la cual debe arribar cada Iglesia local es la capacidad de
evangelizarse a sí misma y de ayudar a las demás a hacerlo”.
Como apertura misionera de la Iglesia particular a la misión de la Iglesia
Universal señalarnos la ANIMACIÓN y la COOPERACIQN misioneras, como lo
señala AG 6:
“Toca entonces a las Iglesias particulares ya constituidas el proseguir la acción
misionera de la Iglesia y predicar el Evangelio a los que todavía están fuera”.
Y RM 49 afirma:
“Cada Iglesia, incluso la formada por neoconvertidos, es misionera por
naturaleza, es evangelizada y evangelizadora, y la fe siempre debe ser
presentada como un don de Dios para vivirlo en comunidad.
RM 64 se expresa así:
“Toda Iglesia particular debe abrirse generosamente a las necesidades de las
demás... La misión de la Iglesia es más vasta que la ‘comunión entre las
Iglesias’ ésta, además de la ayuda para la Nueva Evangelización, debe tener
sobre todo una orientación con miras a la Específica índole misionera”.
También RM 83 afirma:
“La formación misionera del Pueblo de Dioses obra de la Iglesia local con la
ayuda de los misioneros y de sus institutos, así como de los rniernbros.de las
Iglesias jóvenes. Esta labor ha de ser entendida no como algo marginal, sino
central en la vida cristiana Las Iglesias locales por consiguiente, han de incluir
la animación misionera como elemento primordial de su pastoral ordinaria”.
Finalmente oigamos a Juan Pablo en RM 85:
“Exhorto a todas las Iglesias, a los Pastores, Sacerdotes, Religiosos y Fieles a
abrirse a la universalidad de la Iglesia... la tendencia a cerrarse puede ser
fuerte: las Iglesias antiguas, comprometidas en la Nueva Evangelización,
piensan que la misión han de realizarla en su propia casa... sin embargo, es
dando como recibiremos”.
ANALIZAR Y REFLEXIONAR
La Iglesia Particular o Diócesis es una porción del pueblo de Dios que se
confía al Obispo para ser apacentada con la cooperación de su presbiterio… en
la que se encuentra y opera verdaderamente la Iglesia de Cristo que es UNA,
SANTA, CATÓLICA y APOSTÓLICA.
DESCRIBIR
1. Relación entre: Iglesia Universal e Iglesia Particular.
2. ¿Por qué se dice que la Iglesia Particular es el sacramento Misionero de
la Iglesia Universal?
3. La Iglesia Particular tiene su autonomía propia. Decir en qué consiste:
a. La autonomía constitucional.
b. La autonomía funcional.
c. La autonomía administrativa
III UNIDAD
METODOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD
MISIONERA ESPECÍFICA
3.2. ETAPAS
3.2.1. La Pre - Evangelización:
La pre-evangelización consiste en reconocer, apreciar y promover los valores
positivos que enriquecen a determinado grupo humano.
Llamamos valor, algo que tiene importancia por sí mismo, independientemente
de todo marco cultural, social, religioso o económico. Antropológicamente son
valores (as manifestaciones de la persona o del grupo, que denotan lo más
genuino de la naturaleza humana. En el lenguaje ordinario, se habla de valores
positivos, aunque tal denominación redunda, pues si se trata de un valor
auténtico, este será de suyo positivo.
Sin embargo, empleamos comúnmente estas expresiones: valores positivos,
valores negativos.
Quizá el término más exacto para expresar los segundos sería el de antivalores.
Aunque dentro de la filosofía cristiana el mal no tiene identidad propia. Es
solamente la deficiencia del bien que presentan las realidades humanas.
Se cuenta de un grupo de misioneros que iniciaban su trabajo en las afueras de
una gran ciudad. Hacinados en chozas vivían cerca de 40.000 refugiados. No
había templo ni escuelas, ni energía eléctrica, ni agua potable.
La situación era desastrosa. Con una mentalidad anterior, lo más urgente en
aquella comunidad hubiera sido levantar un lugar para el culto y hacer un censo
de los niños sin bautismo.
Los evangelizadores comenzaron de otro modo. Como a la madrugada las
mujeres acudían al aljibe para proveerse de agua, allí estaban los misioneros
desde muy temprano, saludando a la gente, aprendiendo sus nombres,
alabando que las mujeres respetaban el turno sin atropellarse.
Su primer programa pastoral consistió en descubrir el sentido comunitario que
brillaba en aquellos hermanos y valorarlo como un elemento maravilloso de
evangelización. A los pocos meses, toda la barrada sabía saludarse alegremente
y decirse una palabra positiva, la cual contenía implícitamente la Buena Noticia,
es decir, el Evangelio.
En la pre-evangelización es conveniente seguir estos pasos:
Mirarla realidad. Esto nos lleva a un conocimiento amplio del lugar y de
la gente, a través de varios métodos: Observación, Encuesta, entrevista,
etc.
Actitud de oración: con humildad y sencillez.
Proceso de Inserción e Inculturación: A través de varios métodos: Bien
puede ser el de ver juzgar o actuar.
Testimonio de los valores del Evangelio.
3.2.2. La Evangelización
La Evangelización propiamente dicha consiste en proponer expresamente los
valores esenciales del Evangelio Empezando por el Anuncio de Jesucristo.
Aparte de los valores humanos que podamos encontrar en las diversas culturas,
el Mensaje de Cristo aporta algo propio que se ubica dentro de los siguientes
valores:
Relación filial: Los cristianos somos el único grupo religioso que proyecta su
fe hacia el Ser supremo, como actitud de hijos ante un Padre (Mt 6,7-14; 7,7-
11; Jn 173 625-32 Ga146)
Fraternidad: Consecuentemente con lo anterior, los seguidores de Cristo
valoramos a todos los hombres, cualquiera sea su raza, credo, pueblo, lengua o
condición, con un sentido de plena fraternidad Valoramos la persona humana
en-sí, más allá de todo condicionamiento (Mt 5,45; 1 Jn 2,10).
Austeridad: Jesús nos enseñó el uso moderado de los bienes terrenos,
ordenándolos a otros- bienes de un nivel superior. -Nos lo dijo en el sermón de
la montaña y los apóstoles lo enseñaron-así a la primera comunidad (Mt 5,1-2-;
Cor 7,29-31; 2 Cor 6, 3-10).
Trascendencia: Esta actitud cristiana une la esperanza del creyente con la
dimensión simbólica de la persona humana. Es decir, con la necesidad
antropológica de expresar por medio de signos la realidad profunda de cada
ser.
Para los discípulos de Cristo las realidades presentes tienen sentido de signo de
algo futuro, que ya está a las puertas.
Por esto, nuestro culto no tiene por objeto domesticar a Dios, sino demostrar y
hacer presente, de manera imperfecta, su alianza y nuestra aceptación de su
amor. Es además la acción de Dios en la comunidad creyente.
En la Evangelización es importante seguir estos pasos:
Anuncio del Señor Jesús.
Catequesis
Vivencia de los Sacramentos.
TRABAJO GRUPAL
CAMPOS DE ACCIÓN
Una vez terminado el estudio de la tercera unidad, se debe realizar el siguiente
ejercicio sintetizando en qué consiste cada etapa y el qué hacer del misionero
en cada una.
ETAPAS DELPROCESO DE LA
EL QUÉ HACER DEL MISIONERO
ACTIVIDAD MISIONERA
1. La pre-evangelización
2. La Evangelización
3. Maduración de la Iglesia
4. Proyección Misionera
CONCLUSIÓN
Hemos llegado al final de este Módulo sobre la ACTIVIDAD MISIONERA
ESPECÍFICA y el PROCESO EVANGELIZADOR. Damos Gracias a Dios no porque
hemos terminado con este estudio sino porque nos hemos empapado de una
verdad maravillosa, que seguramente nos ha llenado de entusiasmo, de ardor,
de fervor para dedicarle a esta Actividad Eclesial una parte siquiera, o toda
nuestra vida.
A través de este Módulo hemos estudiado la Naturaleza, el Objetivo propio y la
Metodología de la Actividad Misionera Específica así como el Proceso
Evangelizador. Seguramente nos hemos encontrado con nociones, aclaraciones
y motivaciones que han resuelto muchos interrogantes, muchas cuestiones que
teníamos en nuestro estudio misionero.
Todo lo que hemos aprendido en este Módulo nos debe ayudar a comprender
mejor la doctrina que se nos entregará en los otros módulos del Curso de
Formación Misionera.
Este Módulo es como la estructura, el esqueleto, el soporte sobre el cual
podemos colocarlos principios doctrinales, la espiritualidad de nuestra
capacitación misionera y las actividades pro pías de la misión ad gentes.
Es muy probable que este Módulo nos hubiera parecido pesado y repetitivo,
pero es que la materia es demasiado densa y hemos buscado, de todos modos,
entregar a los alumnos una visión lo más completa y clara posible del aspecto
Específicamente misionero de la acción eclesial.
Aconsejamos a nuestros alumnos que se tomen el trabajo de repasar los otros
módulos que han recibido y traten de integrarlos con éste. Así por ejemplo:
tomarla “Eclesiología para la misión” y mirar cómo nos ayuda analizar el
contenido de las dos primeras unidades de “Actividad Misionera Específica”.
Igualmente debe investigar los textos seleccionados para el estudio no sólo de
este módulo sino también para los demás contenidos misionológicos.
Así vamos encontrando e/hilo conductor de este estudio misional.
Es muy natural, también, que así como hemos encontrado en este Módulo la
respuesta a muchas de nuestras inquietudes, del mismo modo se nos susciten
nuevas preguntas que seguramente se nos van a resolver en los otros módulos
que se nos entregarán durante el Curso de Formación Misionera y durante las
actividades presenciales o Seminarios talleres.
Lo más importante es que vayamos creciendo en el interés por aprender más y
mejor y que cada día nos sintamos más obligados a colaborar en la Única
Misión Eclesial.
La exhortación EN de Pablo VI nos insiste en que lo que importa es
evangelizar— no de una manera decorativa, con un barniz superficial, sino de
una manera vital-en profundidad y hasta sus mismas raíces la cultura y las
culturas de hombre tomando siempre como punto de partida la persona y
teniendo siempre presentes las relaciones de las personas entre sí y con el
Señor.
BIBLIOGRAFÍA
AA CONCILIO VATICANO 11, Decreto Apostolicam Actuositatem, sobre
el apostolado de los seglares, Noviembre 18/65.
AG CONCILIO VATICANO II, Decreto Ad Gentes Divinitus, sobre el oficio
pastoral de los Obispos, Octubre 28/65.
CELAM Consejo Episcopal Latinoamericano. (Puebla, Sto. Domingo)
CFL JUAN PABLO II Exhortación Apostólica Christifideles laici sobre la
vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo, diciembre
30/88.
CIC Codex Juris Canonicí (Código de Derecho Canónico).
DH CONCILIO VATICANO II declaración Dignitatis Humanae sobre la
libertad religiosa, diciembre 7/65.
EN PABLO VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi sobre la
Evangelización en el mundo contemporáneo, diciembre 8175.
GS CONCILIO VATICANO II, Constitución Pastoral Gaudium et Spes, sobre
la Iglesia en el mundo actual, diciembre 7/65.
LG CONCILIO VATICANO II, Constitución Lumen Gentium, sobre la
Iglesia, noviembre 2/64.
PA CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Normas Directivas Postquam
Apostoll, sobre la distribución del Clero en el mundo, marzo 25/80.
PB JUAN PABLO II, Constitución Apostólica Pastor Bonus, sobre la
organización de la Curia Romana, Junio 28/88.
RM JUAN PABLO II, Carta Encíclica Rededemptoris Missio, sobre la
permanente validez del mandato misionero, diciembre 7/90.
AUTOEVALUACIÓN
EVALUACIÓN TERMINAL
ACTIVIDAD MISIONERA ESPECÍFICA
Realizar en forma individual los siguientes aspectos:
1. Tener en cuenta la terminología del modulo para anotar no menos de 10
palabras con su respectiva explicación (en forma breve).
2. Hacer una lista de los documentos de la Iglesia empleados en el Módulo,
explicando a qué tema se refieren.
3. Retomar uno de los trabajos de reflexión o interiorización y anotarlos en
este punto con sus respectivos campos de acción.
4. Establecer la diferencia que hay entre: Primera Evangelización y Acción
Pastoral.
5. Analizar los cánones que se refieren a la Actividad Misionera específica para
entresacar la responsabilidad frente a la misión de:
El Romano Pontífice y Colegio de los Obispos
Obispo
Los miembros de los Institutos de vida consagrada
Los Catequistas
Los misioneros
Todos los fieles
6. Anexar las respuestas de los trabajos grupales.
7. Compartir a qué conclusiones llega después del estudio y profundización de
este módulo.
8. Anotar los compromisos con los campos de acción que propone los
conocimientos adquiridos.
ANEXO No. 1
ACTIVIDAD MISIONERA DE LA IGLESIA
SEGÚN EL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO CIC 881 -792
781. “Como, por su misma naturaleza, toda la Iglesia es misionera, y la tarea
de la Evangelización es deber fundamental del pueblo de Dios, todos los
fieles, conscientes de su propia responsabilidad, asuman la parte que les
compete en la actividad misional”.
782. & 1. “Corresponde al Romano Pontífice y al Colegio de los Obispos la
dirección suprema y la coordinación de las iniciativas y actividades que
se refieren a la obra misional y a la cooperación misionera”.
& 2. “Cada Obispo, en cuanto es responsable de la Iglesia universal y de
todas las Iglesias, muestre una solicitud peculiar por la tarea misional,
sobre todo suscitando, fomentando y sosteniendo iniciativas misionales
en su propia Iglesia particular”.
783. “Ya que por su misma consagración se dedican al servicio de la Iglesia,
los miembros de 1 os Institutos de vida consagrada están obligados a
contribuir de modo especial a la tarea misional, según el modo propio de
su instituto”.
784. “Los misioneros, es decir, aquellos que son enviados por la autoridad
eclesiástica competente para realizar la obra misional, pueden ser
elegidos entre los autóctonos o no, ya sean clérigos seculares, miembros
de institutos de vida consagrada o de una sociedad de vida apostólica, u
otros fieles Laicos.
785. & 1. “Para realizar la tarea misional se han de emplear catequistas, es
decir, fieles Laicos debidamente instruidos y que se destaquen por su
vida cristiana, los cuales, bajo la dirección de un misionero, se dediquen
a explicar la doctrina evangélica y a organizar los actos litúrgicos y las
obras de caridad”.
& 2. “Han de formarse catequistas en Escuelas destinadas a esté fin ó, donde
no las haya, bajo la dirección de, los misioneros”.
786. “La actividad propiamente misional, mediante la cual se implanta la
Iglesia en pueblos o grupos en los que aún no está enraizada, se lleva a
cabo por la Iglesia principalmente enviando predicadores hasta que las
nuevas Iglesias queden plenamente constituidas, es decir, provistas de
fuerzas propias y medios suficientes para poder realizar por sí mismas la
tarea de evangelizar”.
787. & 1. “Con el testimonio de su vida y de su Palabra, entablen los
misioneros un diálogo sincero con los que no creen en Cristo, para que,
de modo acomodado a la mentalidad y cultura de éstos, les abran los
caminos por los que puedan ser llevados a conocer el mensaje
evangélico”.
& 2. “Cuiden de enseñar las verdades de la fe a quienes consideren
preparados para recibir el mensaje evangélico, de modo que, pidiéndolo
ellos libremente, puedan ser admitidos a la recepción del bautismo”.
788. & 1. “Quienes hayan manifestado su voluntad de abrazar la fe en Cristo,
una vez, cumplido el tiempo de pre-atecumenado, sean admitidos en
ceremonias litúrgicas al catecumenado e inscríbanse sus nombres en un
libro destinado a este fin.
& 2. “Por la enseñanza y el aprendizaje de la vida cristiana, los catecúmenos
han de ser convenientemente iniciados en el misterio de la salvación e
introducidos a la vida de la fe, de la liturgia y de la caridad del pueblo de
Dios, y del apostolado.”
& 3. “Corresponde a las Conferencias Episcopales publicar unos estatutos por
los que se regule el catecumenado, determinando qué obligaciones
deben cumplir los catecúmenos y qué prerrogativas se les conocen.
789. “Fórmense a los neófitos con la enseñanza conveniente para que
conozcan más profundamente la verdad evangélica y las obligaciones
que, por el bautismo, han asumido y deben cumplir; y se les inculcará un
amor sincero a Cristo y a su Iglesia”.
790. & 1. “Entre los territorios de misión, compete al Obispo diocesano:
1. Promover, dirigir y coordinar las iniciativas y obras que se refieren a la
Actividad Misional.
2. Cuidar que se hagan los oportunos convenios con Moderadores de los
Institutos que se dedican a la tarea misional, y de que las relaciones con
los mismos redunden en beneficio de la misión.
&. 2. A las prescripciones del Obispo diocesano indicadas en el & 1, n. 1, están
sujetos todos los misioneros, incluso los religiosos y sus auxiliares que
residan dentro de la demarcación del Obispo”.
ANEXO 2
KERIGMA, EVANGELIZACÍÓN Y MISIÓN
El primer anuncio evangélico
La palabra Kerigma significa el anuncio de una noticia por medio de un heraldo
En el Nuevo Testamento indica “proclamación de la Buena Nueva, la gozosa
noticia por medio de “predicación” (Rom 16,25). De hecho es el primer anuncio
sobre Dios amor, que ha enviado a su Hijo Jesucristo, hecho hombre como
nosotros, para nuestra salvación.
Jesús mismo hizo este anuncio proclamando El Reino de Dios está cerca (Mc
1,15). Con ello indicaba que las promesas mesiánicas ya habían llegado “a su
tiempo (Ibid) La acogida del reino incluye un cambio de mentalidad La
conversión y una adhesión a la persona de Cristo ya su Mensaje Creer en el
Evangelio (Mc 1,15; cf. Lc. 4,43; 11,20) Los apóstoles invitaron a recibir al
Mesías (El Cristo) como ungido y enviado por Dios en la plenitud de los tiempos
(Gál 4,4).
Cuando el día de Pentecostés San Pedro proclamó el hecho de la Muerte y
Resurrección de Jesús, invitó también a la aceptación del hecho salvífico por
medio de la fe y del bautismo: “A éste Jesús lo Resucitó Dios, de lo cual todos
nosotros somos testigos Arrepentíos y bautizaos en el nombre de Jesucristo
para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el Espíritu Santo” (Hec 2,32-38).
Desde el día de Pentecostés la Iglesia anuncia que Jesús es el Hijo de Dios
hecho hombre para nuestra Salvación, por medio de su Muerte y Resurrección;
en El se cumplen las esperanzas Mesiánicas
OBJETIVOS
El Kerigma tiene unos objetivos bien claros:
Conversión: Alejarse, romper, renunciar y “volverse” del pecado como
acto, o como situación personal o social, que va en contra de la
voluntad amorosa del Padre. Fundamentalmente se renuncia a los
resentimientos y a las obras de Satanás.
Aceptación y adhesión profunda y sincera de la PERSONA DE JESÚS
como Salvador Personal, experimentando profundamente su salvación y
recibiendo la VIDA NUEVA, por medio de un encuentro progresivo
íntimo y personal con El.
Reconocer de corazón a Jesús como Señor, rechazando cualquier otro
señorío, aún los que puedan aparecer como buenos.
Recibir el don del espíritu como Poder de Dios para asumir con
responsabilidad los grandes retos de la Nueva Evangelización. Todo
evangelizado posee un ardor incontenible para evangelizar, propio del
enamorado...
LA CONVERSIÓN
LA VIDA NUEVA
ANEXO
I. ESTRUCTURA DE LA INICIACIÓN DE LOS ADULTOS (1)
Descripción general
La iniciación de los catecúmenos se lleva a cabo mediante un proceso en el que
participa la comunidad de los fieles, la cual, a una con los catecúmenos,
reflexiona sobre el valor del Misterio Pascual, renueva su propia conversión y,
con su ejemplo, mueve a aquellos a obedecer más generosamente al Espíritu
Santo.
La Ordenación de de la iniciación va siguiendo el progreso espiritual de los
adultos, que varía según la multiforme gracia de Dios y la libre cooperación de
cada uno, la acción de la Iglesia y las circunstancias de tiempo y lugar.
La iniciación de los adultos, además de los diversos tiempos de instrucción y
maduración de los candidatos, se distribuye en tres grados o etapas:
- La primera etapa tiene lugar cuando, después de la conversión inicial, el
candidato desea ser cristiano y es admitido por la Iglesia como
catecúmeno;
- La segunda etapa cuando madura la fe y terminado el catecumenado, el
candidato es admitido a una más intensa preparación sacramental:
- La tercera etapa cuando, concluida la preparación espiritual, el candidato
recibe los sacramentos con los cuales comienza a ser cristiano.
Estas etapas se señalan litúrgicamente con las tres celebraciones principales de
la “Ordenación de la iniciación cristiana de los adultos”: el rito de entrada en el
catecumenado, el rito de la elección y la celebración de los sacramentos.
Las etapas mencionadas se corresponden además con diversos tiempos de
instrucción y maduración de los candidatos, tiempos que-son de preparación o
complemento de aquéllas:
a) El primer tiempo exige que el candidato se dedique al estudio y a la
reflexión, mientras la Iglesia atiende a su evangelización: concluye con la
admisión al catecumenado.
b) El segundo tiempo, que comienza con el rito de entrada en el
catecumenado y puede durar varios años, se dedica a la catequesis, con
distintos ritos que están unidos a ella concluye con la celebración del rito
de la elección.
c) El tercer tiempo, por lo general muy breve, coincide de ordinario con la
preparación cuaresmal de las solemnidades pascuales y de los
sacramentos y se destina a la purificación e iluminación de los
catecúmenos.
d) El último tiempo, que dura todo el tiempo pascual, se dedica a la
vivencia post-sacramental de los neófitos, es decir, a gustar los frutos y
experiencias espirituales de su conversión y a estrechar más
intensamente los lazos con la comunidad de los fieles; este tiempo era
llamado, en la antigua Iglesia, “mistagogía”.
El rito de la elección
Este tiempo de la purificación y de la iluminación, dedicado a una preparación
interior más intensa, comienza con el rito de la elección. En esta acción
litúrgica, la Iglesia hace la “elección” o admisión de aquellos catecúmenos que,
por sus disposiciones, son aptos para recibir los sacramentos de la iniciación.
Este rito se llama “elección” porque la admisión hecha por la Iglesia se basa en
la elección de Dios, en cuyo nombre actúa la Iglesia; se llama también
“inscripción del nombre”, porque los candidatos, en prenda de fidelidad,
inscriben sus nombres en el libro de los elegidos.
Antes de celebrar la elección, se exige a los candidatos un cambio de
mentalidad y de costumbres, un conocimiento suficiente de la doctrina cristiana,
criterios de fe y sentimientos de caridad; se requiere, además, una previa
deliberación sobre su idoneidad. Después, en la celebración misma, los
candidatos indicarán su propósito y el Obispo, os u delegado, manifestará
públicamente su parecer. Esta solemne elección es, por tanto, el eje de todo el
catecumenado.
Desde el día de su elección y admisión, los catecúmenos son llamados
“elegidos”; también sejes llama “competentes”, porque todos, juntamente,
compiten y emulan para recibir los sacramentos de Cristo y el don del Espíritu
Santo. Se les llama también “iluminados”, porque el bautismo se llama
“iluminación” y, por él, los neófitos son sumergidos en la luz de la fe.
Preparación inmediata
Con objeto de atender a la preparación inmediata de los sacramentas, el
Sábado Santo, de ser posible, los elegidos se abstendrán de sus trabajos
acostumbrados, para dedicarse a la oración y reflexión, y procurarán guardar el
ayuno.
Los Sacramentos de la iniciación
Los elegidos dan el último paso de su iniciación al recibir los sacramentos del
bautismo, confirmación y eucaristía; liberados así del pecado, son agregados al
pueblo santo y reciben la adopción de hijos de Dios, son introducidos por el
Espíritu Santo a la plenitud de los tiempos y, por el sacrificio y el banquete
eucarístico, saborean de antemano el reino de los cielos.
Celebración del bautismo de los adultos
La celebración del bautismo, que culmina en la ablución con el agua y la
invocación de la Santísima Trinidad, se inicia con la bendición del agua y la
profesión de fe, que se relaciona íntimamente con el rito del agua.
En efecto, por la bendición del agua se invoca por primera vez a la Santísima
Trinidad, se recuerda el designio salvífico del misterio pascual y por qué se
eligió el agua para realizarlo sacramentalmente. Así, el agua recibe su valor de
signo de fe Y se proclama ante todos el misterio de Dios, ya iniciado.
Los ritos de renuncia y profesión de fe tienen por objeto que los que van a ser
bautizados manifiesten su viva fe en el misterio pascual, que acaba de ser
conmemorado en la bendición del agua y que de nuevo va a proclamar el
celebrante en las palabras del bautismo. En efecto, los adultos sólo se salvan si
se acercan libremente al don de Dios y lo reciben con fe. Esta fe, cuyo
sacramento reciben, no es sólo la fe de la Iglesia, como en el bautismo del os
niños, sino también su propia fe personal y viva; así, al ser bautizados, a no ser
que reciban solo pasivamente el sacramento, realizan una alianza personal con
Cristo, renunciando al error y adhiriéndose al verdadero Dios.
El padrino:
El catecúmeno elegirá a un padrino (o madrina), teniendo en cuenta sus
cualidades, amistad y buen ejemplo. Delegado por la comunidad y aprobado
por el Sacerdote, el padrino acompaña al candidato en el día de la elección, en
la celebración de los sacramentos yen el tiempo de la vivencia post-sacramental
Corresponde al padrino explicar, con sencillez, al catecúmeno el influjo del
Evangelio en la vida personal y en el ambiente social, ayudarlo en las dudas y
crisis, darle buen testimonio y vigilar el crecimiento de su vida bautismal.
El padrino es elegido antes del rito de la elección pero a partir de ese día ejerce
públicamente sus funciones cuando ante toda la comunidad da testimonio del
catecúmeno su papel tiene gran importancia principalmente cuando el neófito
luego de haber recibido los sacramentos necesita su ayuda para permanecer
fiel a los compromisos bautismales.
El Obispo
Corresponde al Obispo personalmente o por un delegado establecer dirigir y
fomentar la organización pastoral del catecumenado y admitir a los candidatos
a la elección y a los sacramentos. Es muy aconsejable que, en cuanto sea
posible, el Obispo, al presidir la liturgia cuaresmal, celebre personalmente el rito
de la elección y, en la Vigilia Pascual, los sacramentos de fa iniciación. Deben
también con solicitud pastoral, designar a catequistas dignos y debidamente
preparados, para la celebración de los exorcismos menores y las bendiciones de
los catecúmenos.
Los Presbíteros
Los Presbíteros, además del misterio que de costumbre les corresponde en la
celebración del bautismo, la confirmación y la Eucaristía, deben preocuparse
por la atención pastoral y personal de los catecúmenos, especialmente de los
que tienen dudas y dificultades para que, con la ayuda de los diáconos y
catequistas, provean a su catequesis. Además corresponde a los Presbíteros
aprobar la elección de los padrinos, escucharlos y ayudarlos. Durante todo el
curso de la iniciación los Presbíteros procurarán realizarlos ritos en forma
conveniente, adaptándolos a las circunstancias.
El Presbítero que bautiza a un adulto o a un niño en edad catequística, en
ausencia del Obispo, debe también confirmarlo, a no ser que la confirmación se
vaya a celebrar en otra oportunidad.
Cuando los confirmados son muchos, el ministro de la confirmación puede
hacer que le ayuden otros Presbíteros. Es necesario que estos Presbíteros:
a) o bien desempeñen en la Diócesis un cargo u oficio especial, como, por
ejemplo, que sean vicarios generales, vicarios o delegados episcopales,
vicarios de zona o regionales o tengan, por mandato del ordinario,
atribuciones similares, en razón de su oficio;
b) o bien sean párrocos de los lugares en los que se confiere la
confirmación o párrocos de los lugares a los que pertenecen los
candidatos, o Presbíteros que desempeñaron un papel importante en la
preparación catequética de los confirmandos.
Los diáconos.
Donde haya diáconos, es conveniente obtener su cooperación. Si la Conferencia
Episcopal ha juzgado oportuno establecer diáconos permanentes, ha de
procurar también que, el número dé diáconos sea suficiente para que los
grados, etapas y ejercicios del catecumenado se puedan tener en todas partes
donde lo exija la necesidad pastoral.
Los Catequistas Los catequistas, cuyo servicio tiene gran importancia para el
progreso de los catecúmenos y para el desarrollo de la comunidad, tomarán
parte activa en las celebraciones. Con delegación del Obispo los catequistas
pueden hacer los exorcismos menores y las bendiciones de los catecúmenos,
que son propios del tiempo del catecumenado.
III. TIEMPO Y LUGAR PARA LA INICIACIÓN DE LOS ADULTOS
Los pastores deben distribuir el curso de la iniciación, de tal manera que la
elección tenga lugar el primer domingo de cuaresma y los sacramentos se
celebren en la Vigilia pascual. Los demás ritos deben distribuirse a partir de la
anterior disposición. Sin embargo, por graves necesidades, pastorales, el curso
de la iniciación puede distribuirse de forma distinta.
Tiempo ordinario o legítimo
Por lo que respecta al tiempo de celebrar el rito de entrada en el
catecumenado, debe notarse lo siguiente:
a) Que no sea prematuro hay que esperar a que los candidatos según sus
disposiciones y su situación, tengan tiempo suficiente para alcanzar una
fe inicial y para mostrar los primeros indicios de conversión.
b) Donde el número.de candidatos suele ser muy numeroso, espérense a
tener un grupo suficiente para la catequesis y las celebraciones
litúrgicas.
c) Establézcanse, en el año, dos o tres días apropiados para esta
celebración.
El sábado santo, como sea que los elegidos se abstienen de sus trabajos
acostumbrados y de dedican a la oración y a la reflexión, pueden celebrarse
varios ritos inmediatamente preparatorios, como la recitación del símbolo, el
rito “effetá”, la elección del nombre cristiano e, incluso, la unción con el óleo de
los catecúmenos.
Los sacramentos de iniciación de los adultos, si los catecúmenos son muchos,
la mayoría, puede recibir los sacramentos en la noche de Pascua y los demás
pueden hacerlo en los días de la octava de Pascua, en Iglesias principales o en
los centros secundarios. En este caso, se toma la misa propia el día o la misa
ritual para el bautismo, con las lecturas de la Vigilia Pascual.
En algunos casos, se podrá dejar la celebración de la confirmación para el final
del tiempo de la vivencia post-sacramental, por ejemplo, para el domingo de
Pentecostés.
En los domingos de Pascua, se celebrarán las llamadas “misas por los neófitos”,
a las cuales se invitará insistentemente a toda la comunidad, como también a
los recién bautizados y a sus padrinos.
Tiempo extraordinario
Aunque la iniciación se debe organizar de modo que los sacramentos se
celebren en la Vigilia pascual, sin embargo, por situaciones insólitas o por
necesidad pastoral, el rito de la elección y el período de la preparación próxima
se pueden celebrar fuera de la Cuaresma, y los sacramentos fuera de la Vigilia
pascual o del día de Pascua. En circunstancias ordinarias, sólo por una grave
urgencia pastoral (como, por ejemplo, el gran número de candidatos), además
del curso normal de la iniciación, celebrado, según costumbre, durante la
Cuaresma, se podrá elegir otra época del año, preferentemente el tiempo
pascual, para celebrar también los sacramentos de la iniciación.
En estos casos, se conservará toda la estructura de la “Ordenación de la
iniciación cristiana de los adultos”, con los intervalos de tiempo
correspondientes, modificando sólo lo relacionado con el tiempo litúrgico
asignado a las celebraciones.
Las adaptaciones se harán como se indica a continuación:
El rito de la elección se celebrará, aproximadamente, seis semanas antes de los
sacramentos de la iniciación, de modo que haya tiempo suficiente para los
exámenes y las entregas. Procúrese que la celebración de la elección no
coincida con una solemnidad del año litúrgico. Se proclamarán las lecturas
señaladas en el rito de la elección y el formulario de la misa será el del día o el
de la misa ritual.
Los exámenes se celebrarán en domingo o bien entre semana, pero no en una
solemnidad del año litúrgico, y se guardarán los intervalos de tiempo
acostumbrados. Se proclamarán las lecturas señaladas en cada uno de los
exámenes y el formulario de la misa será el del día o el de la misa ritual.
Lugar de la iniciación
Las diversas celebraciones de la iniciación se harán en el lugar más
conveniente; téngase en cuenta las especiales necesidades de las pequeñas
comunidades y de los lugares apartados de los territorios de misión.