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ACTIVIDAD MISIONERA ESPECÍFICA Y PROCESO EVANGELIZADOR

TABLA DE CONTENIDO
PRELIMINARES………………………………………………………………………………. 9
I UNIDAD:
NATURALEZA DE LA ACTIVIDAD MISIONERA ESPECÍFICA ………….. 13
Introducción
1.1 Una única misión, su origen y finalidad …………………………..……… 13
1.2 Horizontes de la Misión Eclesial y sus objetivos …………..……….. 17
1.2.1 Los no cristianos .................................................................. 18
1.2.2 Atención pastoral ……………………………………………..……………….. 19
1.2.3 La nueva Evangelización ……..……………………………………………… 20
1.3 Ámbitos de la Misión Ad Gentes ………………….…………………………… 27
1.3.1 Ámbitos territoriales ………………………………………………………….. 27
1.3.2 Mundos y fenómenos sociales nuevos 29.
1.3.3 Arcas culturales o areópagos modernos 31
1.4 Camino para la actividad misionera Específica …….………….……… 35
1.4.1 El testimonio cristiano …………..………………………………………….. 36
1.4.2 Predicación del Evangelio …………………………………………………. 37
1.4.3 Construcción de la comunidad cristiana ………………..……………. 39
1.4.4 Formación de las Iglesias locales ……………………………………….. 40
1.4.5 Comunidades Eclesiales de Base ………………………………………… 40
1.4.6 Encarnar el Evangelio en las culturas …………………………..…….. 41
1.4.7 Promover el desarrollo ………………………………………………………. 42
1.4.8 La caridad, fuente y criterio de la misión …………………………….. 43
1 .5 Responsables de la actividad misionera …………………..…………….. 43
1.5.1 El Papa y el Colegio Episcopal 44
1.5.2 La Congregación para la Evangelización de los Pueblos ………… 44
1.5.3 Las Conferencias Episcopales …………………………………………….. 45
1.5.4 La Iglesia particular …………………………………………………………… 45
15 5 Los misioneros e Institutos ad gentes ………………………………….. 45
1,5.6 Los Sacerdotes …………………………………………………………………. 46
1.5.7 Los Institutos de Vida Consagrada activa y Contemplativa ……. 46
1.5.8 Los laicos en virtud del Bautismo ……………………………………..… 46
1.6 Agentes de la actividad misionera ……………………………………………. 50
1.6.1 Misioneros “ad vitam” ……………………………………………………….. 51
1.6.2 Agentes Fidei donum o de servicio temporal …………………………. 51
1.6.3 Agentes Laicos y Laicas. Los catequistas ………………………………. 51
1.6.4 Los Padres de Familia …………………………………………………………. 53

II UNIDAD:
OBJETIVO PROPIO DE LA ACTIVIDAD MISIONERA ….………………….… 55
Introducción

2.1 Inculturación del Evangelio ……………………………………………………………... 57


2.2 Implantación de las Iglesias Particulares …………………………………………... 61
2.3 Teología de la Iglesia Particular ……………………………………………………..… 66

III UNIDAD:
METODOLOGIA PARA LA ACTIVIDAD MISIONERA ……………………….... 73
Introducción
3.1 Proceso de la Actividad Misionera ……………………………………………………… 74
3.2 Etapas ……………………………………………………………………………………………. 76
3.2.1 La Pre-Evangelización …………………………………………………………. 76
3.2.2 La Evangelización ……………………………………………………………….. 77
3.2.3 Maduración de la Iglesia ……………………………………………………… 78
3.2.4 Proyección Misionera …………………………………………………………… 78
CONCLUSIÓN ……………………………………………………………………………………….. 80
BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………………………………………… 82
ANEXOS ……………………………………………………………………………………………….. 86
PRELIMINARES

Con este Módulo se pretende ayudar a los alumnos a ubicar a la Actividad


Misionera dentro de la Misionología para que la Evangelización sea un proceso
ya hacer que el alumno emplee convenientemente la terminología misionera.
Los otros objetivos serán, naturalmente, enseñar algo nuevo, y entusiasmar a
los alumnos para que se comprometan activamente en la misión eclesial.
En la PRIMERA UNIDAD, tratamos la naturaleza (Lo que es) la Actividad
Misionera para que nos demos cuenta que es un estudio que forma parte de
otro estudio mucho más amplio y profundo, la Misionología, o simplemente la
Misionología, o sea “la especialización científica consagrada a la Actividad
Misionera, es decir al Apostolado de Implantación de la Iglesia Católica, con
relación a su doctrina, a sus normas, a su historia, a su desarrollo actual y a su
práctica”:
Misionología o Misiología es un neologismo que está compuesto de dos
elementos:
El primero viene del latín MISSIO y significa ENVIO; el segundo viene del griego
LOGOS, que significa TRATADO (que corresponde en latín a ciencia,
conocimiento profundizado conjunto orgánico de verdades).
Veamos ahora un poco de la HISTORIA DE LA MISIONOLOGIA:
Desde el siglo XVI se daba el nombre de “ciencia misionera” al estudio
sistemático o ciencia académica del Apostolado Misionero o Servicio Ministerial
eclesial para la conversión de los infieles distinto del servicio ministerial pastoral
para los creyentes.
Ese trabajo de apostolado misionero era también llamado “Apostolado
Evangélico”, “Predicación Apostólica”, “Propagación de la Fe”, “Conversión de
los gentiles”, “Conversión de los infieles”. A su vez, los que desempeñaban ese
Ministerio del Apostolado recibían el nombre de: Obreros o Ministros Santos del
Evangelio”, “Encargados de convertir a los infieles”. Los protestantes los
llamaban “Plantadores de Iglesias”.
Los primeros en buscar que el Apostolado Misionero se organizara como
“ciencia misionera”, es decir como estudio científico académico, fueron los
protestantes. Buscaban ellos, con toda razón, preparar técnicamente a sus
misioneros y desarrollar el carácter doctrinal que debe sostener y justificar las
publicaciones y documentaciones misioneras para contrarrestar así la tendencia
a la apología, al panegirismo y al romanticismo misioneros.
Fueron los seguidores de la Reforma Protestante quienes comenzaron a
promover el estudio científico de la misionariedad eclesial porque estaban muy
interesados en compaginar el elemento misionero con los principios doctrinales
de la justificación por la sola fe y el de la Predestinación, principios que
proclama el protestantismo.
Podemos afirmar que el pionero en hacer del Apostolado una disciplina
científica misionera, fue en Holanda, el protestante ADRIANO SARAVIA (1531 —
1613) quien sostuvo el deber de la evangelización de los paganos. Sin
embargo, se habla del protestante alemán GUSTAVO WARNECH (1834 —1910)
como padre de la moderna Misionología. Warnech predicaba que la misión se
limita al apostolado ejercido entre los no cristianos y excluía del concepto de
misión el proselitismo entre otras confesiones cristianas, lo mismo que el
apostolado ejercido al interior de la Iglesia.
Fue Warnech quien estableció en el protestantismo que la ciencia
especialmente reservada al estudio de la misión fuera “ciencia misionera
autónoma”, no solamente una rama de la Teología. Además, es Warnech el
autor del primer manual de Doctrina Misionera protestante, con una parte
histórica y otra teórica.
Muy posteriormente como lo hicieron los Protestantes, ya en el siglo XX,
empieza el esfuerzo católico de investigación científica misionera. La explicación
de este retraso es que la Iglesia Católica no ha sentido nunca la necesidad de
justificar su actividad misionera porque siempre ha tenido conciencia clara de
que desde sus orígenes Ella es esencialmente misionera y de que, por
institución divina, ha sido enviada para que evangelice a todos los hombres,
Con razón afirma el P. Angel Santos Hernández, que “en la formación de la
Misionología moderna actual, podemos ver esta mutua independencia: los
católicos se apresurarían a sistematizar su propia misionología, empujados a
ello por los protestantes; y éstos a su vez la delineaban apoyados sobre todo en
principios doctrinales no protestantes, sino católicos... Para nosotros la
actividad misional es una actividad esencial a la naturaleza de la Iglesia misma;
para los protestantes nació como una necesidad apologética, de supervivencia,
largos años después de la reforma”.
Sin embargo también es cierto lo que dice el P. André Seumois: “Es en el
concepto protestante de ciencia misionera que los católicos se inspiran para
formar sus ideas sobre la esencia de la ciencia misionera católica... es la
existencia de una ‘ciencia Misionera’ ya floreciente en el protestantismo lo que
incita al P. Robert Streit a poner las bases sólidas de un movimiento
misionológico católico”.
En el campo católico dos grandes personalidades, el Padre Robert Streit (1875-
1930) y el Abad Josep Schmidlin (1876-1944) se disputan el honor de ser
iniciadores y fundadores de la misionología católica. “Schmidlin, afirma el P.
Seumois, ha dado al movimiento misionológico una entraña y un brío
incontestables, pero Streit es sin duda el fundador de la Misionología católica”.
Luego vinieron otros Sacerdotes que son considerados como figuras claves de
la todavía joven Misionología católica: Thomás Ohm, Pierre Charles, Giovanni B.
Tragella, Theodoro Gentrup y Albert Perbal.
Aunque la misionología sea una especialización científica autónoma que tiene
dos facultades, una en la Universidad Pontificia Gregoriana y otra en la
Universidad Pontificia Urbaniana, ambas en Roma, no obstante, no podemos
hablar de ella como una ciencia independiente ya que en su parte teológico -
doctrinal depende de la Teología Integral (sobre todo en la Cristología y la
Eclesiología), y en su parte descriptivo - histórica recoge Específicamente el
aspecto misional, la rama del Apostolado en la historia general de la
Evangelización.
La Misionología estudia aparte y de modo científico y profundo las materias que
forman el conjunto de estudios relativos a la misión y lo hace bajo una
determinada modalidad, el ángulo misionero, como apostolado de la
implantación de las Iglesias particulares, mediante la conversión individual.
La misionología tiene como ciencias auxiliares la Etnología, la historia de las
religiones, la Lingüística y la Colonialística.
En este módulo, entonces, nos proponemos entregar a nuestros alumnos la
doctrina acerca de la Actividad Misionera, sus objetivos y la metodología para el
proceso evangelizador.
Al hacer referencia a la Evangelización tomamos los diversos y complejos
elementos para no reducir o empobrecer el proceso evangelizador

I UNIDAD
NATURALEZA DE LA ACTIVIDAD MISIONERA ESPECÍFlCA
INTRODUCCIÓN

Esta primera unidad de nuestro estudio la dedicamos a buscar los principios


fundamentales de la Actividad Misionera Específica.
Comenzaremos por explicar la unicidad de la Misión Eclesial, y lo haremos
tratando de explicar los varios sentidos que ha tenido la noción de “Misión” a
través de la Historia de la Iglesia, sobre todo desde la Edad Media hasta
nuestros días.
Miraremos los diversos horizontes de la Misión y los ámbitos de la Misión ad
gentes, ateniéndonos a la doctrina reciente de la Encíclica Redemptoris Missio
(Juan Pablo II, 7 de diciembre de 1990) que recoge y confirma los principios
doctrinales.
Tendremos en cuenta los caminos, los responsables y los agentes de la
Actividad misionera Específica.
Recuerden nuestros alumnos que nos proponemos dos cosas en nuestro
estudio: primero entender las nociones y segundo retenerlas, es decir
memorizarlas.

1.1. UNA ÚNICA MISIÓN, SU ORIGEN Y FINAIJDAD.


La Iglesia enviada por Cristo, tiene como razón de su ser y de su actividad,
anunciar a todos los hombres la Buena Nueva de la salvación. Se denomina
MISIÓN la labor encomendada por Jesús a la Iglesia en servicio de
los hombres (AG 5). Sin embargo, dicha actividad está condicionada a las
circunstancias variadas de los pueblos yd e los grupos humanos a quienes la
misión se dirige (AG 6). De acuerdo con dichas circunstancias son varias las
formas como la Iglesia realiza el mandato del Señor, el anuncio del Evangelio.

Primera Evangelización.
“En primer lugar, la Iglesia dirige su actividad hacia los pueblos, grupos
humanos, contextos socioculturales donde Cristo y su Evangelio no son
conocidos, o donde faltan comunidades cristianas suficientemente maduras
para encarnar la fe en el propio ambiente y anunciarla a otros grupos. Esta es
propiamente la misión ad gentes” (RM 33 b).

Pastoral Misionera
“Hay también comunidades cristianas con estructuras eclesiales adecuadas y
sólidas. Tienen un gran fervor de fe y de vida; irradian el testimonio del
Evangelio en su ambiente y sienten el compromiso de la misión universal. En
ellas se desarrolla la actividad o atención pastoral de la Iglesia.

Nueva Evangelización
Seda, por último, una situación intermedia, especialmente en los países de
antigua cristiandad, pero a veces también en las Iglesias más jóvenes, donde
grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la fe o incluso no
se reconocen ya como miembros de la Iglesia, llevando una existencia alejada
de Cristo y de su Evangelio. En éste caso es necesaria una nueva
evangelización” (RM 33 c-d).
En este módulo deseamos presentar los elementos teóricos y prácticos que se
refieren a la tarea de un primer anuncio “ad gentes”.
Tanto para la pastoral ordinaria como para la nueva evangelización los alumnos
encontrarán en diversos tratados, los elementos necesarios.
En este Curso conviene, ante todo, esclarecer el proceso hacia aquellos no
cristianos que la Redemptoris Missio señala como el primer servicio que la
Iglesia puede prestar a cada hombre ya la humanidad entera en el mundo
actual” (RM 2d).

UNA SOLA MISIÓN


En primer lugar tenemos que dejar bien claro, que la MISION ES UNICA. No
hay más que una Misión: aquella que inició el propio Jesucristo y que ahora
continúa la Iglesia. El Papa Juan Pablo II en Redemptoris Missio (RM 31 y 41),
nos dice que “esta Misión es Única, al tener el mismo origen y finalidad”.
FUNDAMENTOS DE LA MISIÓN
El origen de la Misión es nada menos que la Augusta Trinidad. Como afirma el
Cardenal Joseph Tomko, quien fue Prefecto de la Congregación para la
Evangelización de los Pueblos: “‘Se puede decir muy bien que la Trinidad es
Origen- Modelo -Meta de la Misión”. El Padre origen. En efecto la Misión se
inicio cuando el Padre envió (ahí está la acción del envío, que es la Misión) a su
propio Hijo para que viniera a la tierra a traer al hombre pecador la gran noticia
de que Dios lo ama.
El Padre Dios no es Misionero, sino que El es llamado “Fuente” de la Misión.
“Amor Fontal” El Primer Misionero es Jesucristo, Jesucristo el Misionero, porque
es el Primer Enviado. La Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi (Paulo VI,
8de Diciembre de 1975), No 7, dice al respecto: “Jesús mismo, Evangelio de
Dios (cfr. Mc. 1,1; Rom 1,1-3) ha sido absolutamente el primero y el más
grande evangelizador, Lo ha sido hasta lo último: hasta la perfección y hasta el
sacrificio de su vida terrena”.

EL PROTAGONISTA
El Espíritu Santo “guía la Misión” (RM 24) “esparce las semillas de la Palabra
presentes en los Ritos y Culturas, y los prepara para su madurez en Cristo” (RM
28). “No es algo alternativo a Cristo” (RM29) y “es el Protagonista de la Misión
eclesial” (RM21 y 30).
El Decreto Ad Gentes, No. 3, nos presenta maravillosamente el origen y la
finalidad de la Misión cuando dice: “Dios, para establecer la paz o comunión con
El y una fraterna sociedad entre los hombres pecadores, dispuso entrar en la
historia humana de modo nuevo y definitivo, enviando a su Hijo en carne
nuestra, a fin de arrancar por El a los hombres del poder de las tinieblas y de
Satanás, y en El reconciliar consigo al mundo... Así, pues, el Hijo de Dios
marchó por los caminos de la verdadera encarnación para hacer a los hombres
participes de la naturaleza divina”.

LA IGLESIA
La Iglesia continúa realizando la misma y única misión de Jesucristo porque “el
Señor una vez que hubo complementado en si con su muerte y resurrección los
misterios de nuestra salvación y la restauración de todas las cosas, habiendo
recibido toda potestad en el cielo y en la tierra (Mt. 28,1 8), antes de ascender
a los cielos (Act. 4,8), fundó su Iglesia como Sacramento de Salvación y envió a
los Apóstoles al mundo entero, como también El había sido enviado por el
Padre (cf. Jn. 2O,21), mandándoles: “Id por todo el mundo entero y predicad el
Evangelio a toda criatura...” De aquí proviene el deber de la Iglesia de propagar
la fe y la salvación de Cristo... Esta misión continúa y desarrolla en el decurso
de la historia, la misión del propio Cristo” (AG 5).
También en EN 15 se expresa así:
La Iglesia nace de la acción evangelizadora de Jesús y de los Doce… nacida, en
consecuencia, de la misión, la Iglesia es, a su vez, enviada por Jesús. La Iglesia
permanece en el mundo, mientras el Señor de la gloria vuelve al Padre. Ella
permanece como un signo al mismo tiempo opaco y luminoso dé una nueva
presencia de Jesús, de su partida y de su permanencia. Ella lo prolonga y
continúa. Y es así su misión y su condición de evangelizador lo que sobre todo,
está llamada a continuar.

USOS DE LA PALABRA MISIÓN


En RM 37 el Papa se alegra por “la llamada vuelta o repatriación” de las
misiones a la misión de la Iglesia”. Es que en realidad, el término mismo
“MISIÓN” ha tenido muchas significaciones o sentidos, que se prestan a
confusión. Por ejemplo, al fundar san Ignacio de Loyola en 1540 la Compañía
de Jesús quiso que sus religiosos se ligasen con un cuarto voto sobre los tres
ordinarios de los Religiosos, que comenzó a llamarse voto de las misiones La
misión para los Jesuitas paso entonces a designar la función que proviene del
destino dado por los Superiores y misiones eran los lugares mismos donde
habían de desarrollarse esas funciones.
En el siglo XVII San Vicente de Paúl y San Juan Eudes fundaron sus
comunidades Religiosas y las destinaron en buena parte a predicar las Misiones
Parroquiales que eran para despertar y animar el fervor, la piedad y la
religiosidad populares.
Luego, con el Derecho Canónico, apareció otro sentido o interpretación de la
misión es la Misión Canónica que es la determinación que toma la Autoridad
Jerárquica de que un miembro del Colegio Episcopal ejerza individualmente en
un contexto determinado, el pleno Ministerio Eclesiástico.
Debemos preocuparnos por devolverle a la palabra MISION su autentico sentido
Trinitario y Eclesial Misión Trinitaria porque es la obra de la Trinidad y
Misión Eclesial, porque la Iglesia la realiza en el tiempo, hasta que el Señor
vuelva.
Así dice AG 5: “La misión de la Iglesia se cumple por la operación con la que
obediente al mandato de Cristo y movida por la gracia y caridad del Espíritu
Santo se hace presente en acto pleno a todos los hombres o pueblos, para
llevarlos con el ejemplo de su vida y la predicación con los sacramentos y los
demás medios de gracia a la fe la libertad y la paz de Cristo de suerte que se
los descubra el camino libre y seguro pata participar plenamente en el misterio
dé Cristo”.

LO ESPECÍFICO DE LA MISIÓN
También hemos de tener en cuenta lo que dice Juan Pablo II en (RM 12) “hay
que precaverse contra el riesgo de igualar situaciones muy distintas y de
reducir, la misión y los misioneros ad gentes. Afirmar que toda la Iglesia es
misionera no excluye que haya misioneros ad gentes y de por vida” por
vocación Específica”.
En verdad, hablando genéricamente, todos los bautizados somos misioneros
porque somos Iglesia Misionera; así como también genéricamente todos somos
Sacerdotes Profetas y Reyes pero hablando Específicamente así como son
Sacerdotes específicos aquellos que han recibido el Sacramento del orden, así
son misioneros en todo el sentido de la palabra es decir Misioneros Específicos,
aquellos que son enviados por la Autoridad Eclesiástica a hacer la primera
evangelización o misión ad gentes, que es también la “Actividad Misionera
Específica... porque se dirige a grupos y ambientes no cristianos” (RM 34).
La misión Única es anunciarle a todos los hombres que Jesucristo es el Único
Salvador y Liberador el Único Sacramento o Manifestador del Padre, el Único
Mediador o Redentor y que solamente El y su Iglesia son Medio Pleno y
Ordinario de salvación. Con razón afirma EN 22 que no hay verdadera
evangelización si el nombre la enseñanza la vida y las promesas el Reino el
Misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios no son proclamados y EN 27 se
expresa diciendo que la evangelización contendrá siempre también —como
base, centro y al mismo tiempo vértice de su dinamismo- una clara
proclamación de que en Jesucristo Hijo de Dios hecho hombre muerto y
resucitado, la salvación ha sido ofrecida a cada hombre, como don de gracia y
misericordia a de Dios mismo.”
La Iglesia, a su vez, es la comunidad de los que, mediante la conversión
individual, profesan su adhesión de fe a Jesucristo en la sacramentalidad
eclesial y se sienten enviados “para manifestar y comunicar la caridad de Dios a
todos los hombres y pueblos” (RM 31).

1.2. HORIZONTES DE LA MISION ECLESIAL Y SUS OBJETIVOS


Todo el trabajo que a Iglesia hace para anunciar al mundo el Evangelio recibe
el nombre Evangelización. Por eso la misión de la Iglesia, su esencia misma,
es Evangelizar. Dice AG 2: la Iglesia peregrinante es por su naturaleza
misionera puesto que toma su origen de la misión del Hijo y de la misión del
Espíritu Santo, según el propósito de Dios Padre”, y EN 14 exclama: “la gracia y
la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda es evangelizar. Ella
existe para evangelizar”.
Pero aunque la misión de evangelizar es única, sin embargo “en el interior de la
Iglesia hay tareas y actividades diversas” (RM 31) para llevar a cabo esa
evangelización.
El Decreto misionero del Vat. II, AG6 dice al respecto:
Este deber (la Misión Evangelizadora) del que está encargado el Orden de los
Obispos, presidido por el sucesor de Pedro, con la oración y cooperación de
toda la Iglesia, es único e idéntico en todas partes y en toda situación, si bien
no se ejerce del mismo modo según las circunstancias. Por lo tanto, las
diferencias que en ésta actividad de la Iglesia hay que reconocer no provienen
de la naturaleza íntima de su misión, sino dé las condiciones en que en tal
misión se cumple”.
Y la RM 33 dice también que las diferencias en cuanto a la actividad dentro de
esta misión de la Iglesia nacen no de razones intrínsecas a la misión misma,
sino de las diversas circunstancias en las que ésta se desarrolla”.
Tratemos ahora de hacer mentalmente un gráfico que nos permita comprender
cuales son los inmensos horizontes que se abren a esta misión evangelizadora

1.2.1. Los no cristianos:


En primer lugar la evangelización debe orientarse hacia los no cristianos,
hacia aquellos que todavía no tienen la fe. Fijémonos cómo ahora no se habla
de infieles, o paganos o no creyentes sino que repetidamente el Papa se refiere
a los no cristianos (cf RM 2 34 46 67).
Este primer horizonte o primera vertiente de la evangelización recibe tres
nombres propios: PRIMERA EVANGELIZACION, MISION AD GENTES,
ACTIVIDAD MISIONERA ESPECÍFICA.
En la misión Eclesial la Única Misión la Primera Evangelización es la etapa
cronológicamente primera y se trata de una actividad primaria de la Iglesia
esencial y nunca acabada (RM 31) y tiene como particularidad que se dirige
hacia pueblos, grupos humanos, contextos socioculturales donde Cristo y su
Evangelio no son conocidos o donde faltan comunidades cristianas
suficientemente maduras como para poder encarnar la fe en el propio ambiente
y anunciarla a otros grupos (RM33) o “ los pueblos o grupos humanos que
todavía no creen en Cristo entre los cuales la Iglesia no ha arraigado todavía
(AG 6 23 27) y cuya cultura no ha sido influenciada aún por el Evangelio”
(RM34).
Dice textualmente RM 34 que “esta (la Actividad Misionera Especifica) es la
tarea primordial de la Iglesia, que ha sido enviada a todos los pueblos, hasta
los
confines de la tierra. Sin la Misión ad gentes, la misma dimensión misionera de
la Iglesia estaría privada de su significado fundamental y de su actuación
ejemplar”.
En los manuales de misionología todo este trabajo de misión con los no
cristianos recibe también el nombre de APOSTOLADO, que comprende el
anuncio explícito de Jesucristo (Apostolado directo) y sus vínculos de orden
antropológico, teológico y evangélico (Apostolado indirecto).

1.2.2. Atención Pastoral:


El segundo horizonte o segundo campo hacia donde se dirige la Misión Eclesial
es la ACTIVIDAD o ATENCIÓN PASTORAL, es decir el servicio ministerial a las
comunidades cristianas con estructuradas eclesiales adecuadas y sólidas; con
un gran fervor de fe y de vida; que irradian el testimonio del Evangelio en su
ambiente, y sienten el compromiso de la misión universal (RM 33).
Así como la Actividad Misionera Específica se dedica a la conversión individual,
del mismo modo la Actividad Pastoral se dedica a santificar a los ya creyentes,
y a los ya cristianos. La Actividad Misionera Específica tiende a suscitar la fe
mediante el anuncio; la Actividad Pastoral busca fortificar la fe de los que ya
creen, y Los lleva a vivir a plenitud los principios evangélicos. La Actividad
Misionera Específica usa de una metodología individual; la Actividad Pastoral, al
contrario, es más bien grulla o masiva.
Tal vez no es muy afortunada la expresión “Pastoral de conservación” para
referirse a la Actividad Pastoral, y diferenciarla de la “Actividad de Conversión”,
que es la Actividad Misionera Específica. Es mucho mejor hablar de “Pastoral
Odegénica” (del griego Odos: camino). En realidad, como afirmaba el P. Paolo
Giglioni: “La acción pastoral tiende a formar personas y comunidades en un
proceso de configuración con Cristo y de vida nueva en el Espíritu (cf. LG40).
Para edificar la comunidad en el amor se necesita un servicio de dirección, que
indique el camino (odos) y sea la fuerza motora y coordinadora de las varias
modalidades pastorales; por eso se la llama generalmente pastoral
odegética. Esta pastoral supone una estructura administrativa y directiva que,
según el nuevo código, comprende: el Sínodo Diocesano (CIC cánones 460-
468) y la Curia Diocesana (CIC cánones 469-474), el Consejo para los Asuntos
Económicos (CIC cánones 492-494), el Consejo Presbiteral y el Colegio de los
Consultores (CIC cánones 495-502), el consejo pastoral (CIC cánones 511-514).
Los ámbitos de esta acción pastoral odegénica podrían ser: la justicia social...
el arte de la comunicación (homilía, catequesis, diálogo interpersonal) y los
medios de comunicación de masas, la pastoral familiar, pastoral de la
sanidad... etc.
Hay que mirar la lógica relación o; como dice RM 34, “la real y creciente
interdependencia entre las diversas actividades salvíficas de la Iglesia: cada una
influye en la otra, la estimula y la ayuda. El dinamismo misionero crea
intercambio entre las Iglesias y las orienta hacia el mundo exterior, influyendo
positivamente en todos los sentidos”.
Es natural que la Actividad Misionera Específica anteceda a la Actividad
Pastoral, aunque “no es pensable crear entre ellas barreras o recintos
estancados” (RM 34). Es que, como afirma EN 47: “Es mejor una
intercomunicación ininterrumpida entre Palabra y Sacramentos”. Es un equívoco
contraponer Evangelización (aquí diríamos nosotros Actividad Misionera
Especifica) y sacramentalización (en nuestro caso ‘Actividad Pastoral’)...
El empeño de la Evangelización es precisamente educar la fe de tal modo que
ella lleve a cada cristiano a vivir los sacramentos como verdaderos sacramentos
de la fe, y no a recibirlos pasivamente, o a soportarlos”.

También AG 6 dice al respecto:


La Actividad Misionera entre los fieles difiere de la actividad pastoral que hay
que realizar entre los fieles, y de las iniciativas que hay que tomar para
restaurar la unidad de los cristianos”.
El Papa nos previene en RM 34 y nos dice que “no es fácil definir los confines
entre atención pastoral a los fieles... y actividad misionera Específica”
y depende del recto criterio del Misionero y del Pastor el empleo de una u otra
modalidad ministerial Muy acertadamente, entonces, dice el Directorio del
Ministerio Pastoral de los Obispos:
La forma fundamental con la cual el Obispo cumple su oficio de enseñar es la
evangelización de aquellos que aún no creen en Cristo, o han abandonado,
teórica o prácticamente, la fe cristiana. Debe esforzarse constantemente por
dar a este oficio toda su atención y la de sus colaboradores, y aún la de la
comunidad entera”.
Del mismo modo se expresa AG 30 cuando dice que el Obispo procure que la
Actividad Apostólica (nosotros dinamos Actividad Pastoral) no se limite solo a
los convertidos, sino que hade destinarse una parte conveniente de operarios y
de recursos a la Evangelización de los cristianos”.

1.2.3. La Nueva Evangelización:


El tercer horizonte de la misión Eclesial al que se refiere Juan Pablo II es el de
la NUEVA EVANGELIZACIÓN.
A esta situación evangelizadora se refería AG cuando decía que” hay veces en
que la Iglesia, después de haber iniciado felizmente un avance, se ve obligada
a deplorar un nuevo retroceso o, por lo menos, se detiene en un estado de
semiplenitud católica... Por otra parte, los grupos humanos en medio de los
cuales vive, la Iglesia, con frecuencia, por diversas razones.se transforman
totalmente, de suerte que pueden crearse situaciones por completo nuevas.
Debe entonces la Iglesia examinar si dichas situaciones requieren de nuevo su
Acción Misionera (AG 6).
La Nueva Evangelización es, dice RM 33: “Una situación intermedia (entre la
Actividad Misionera Específica y la Actividad Pastoral) que se da especialmente
en los países de antigua cristiandad pero a veces también en las Iglesias más
jóvenes, donde grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la
fe o incluso no se reconocen ya como miembros de la Iglesia llevando una
existencia alejada de Cristo y de su Evangelio”
La Nueva Evangelización se ha convertido en uno de los pilares de las
catequesis de Juan Pablo II no sólo para la Iglesia en América Latina, sino en
todo el mundo. El anuncio de este tema lo encontramos por primera vez en su
discurso a la Asamblea de Obispos del CELAM en la Catedral de Puerto Príncipe
(Haití) la noche del 9 de marzo de 1983 antes de regresar a Roma al concluir su
ardua visita a Centroamérica donde el Papa dio especial realce a los temas de la
paz, los derechos humanos y la unidad eclesial.
Al respecto dice un renombrado misiólogo que el tema de una Nueva
Evangelización no era nuevo en las preocupaciones pastorales de la Iglesia en
América latina”. En efecto lo encontramos dos veces en los documentos de la
Conferencia de Medellín (1968): en su “Mensaje a los pueblos de América
Latina” los Obispos asumen el compromiso de “alentar una Nueva
Evangelización… para lograr un fe lucida y comprometida Y en el documento
sobre Pastoral Popular (6 8 a) se proponen asegurar una seria reevangelización
de las diversas áreas humanas del Continente”.
Las Palabras con que Juan Pablo II propuso la Nueva Evangelización son éstas:
La conmemoración del medio milenio de evangelización tendrá su significación
plena si es un compromiso vuestro como Obispos junto con vuestro presbiterio
y fieles; compromiso no de re-evangelización, pero sí de una evangelización
nueva. Nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión”.
La Nueva Evangelización tiene como característica el hecho de conjugar la
metodología de la Primera Evangelización y las modalidades de la Pastoral.
La Nueva Evangelización es un fenómeno nuevo en la Evangelización, que
debemos aprender a utilizar en nuestro empeño de llegar al hombre de hoy.
Seguramente que la Nueva Evangelización es el trabajo más difícil, la tarea más
agobiadora del Ministerio Evangelizador si tenemos en cuenta que no parece
justo equiparar la situación de un pueblo que lo ha conocido lo ha aceptado y
después lo ha rechazado, aunque haya seguido viviendo en una cultura que ha
asimilado en gran parte los principios y valores evangélicos. Con respecto a la
fe, son dos situaciones sustancialmente distintas.” (RM 37).
Finalmente, debemos entender que en estos horizontes de la Misión Eclesial
existe una prioridad operativa que debemos respetar. Seguramente que la
opción preferencial, o prioridad inmediata corresponde a la Misión Ad gentes
porque “esta es la tarea primordial de la Iglesia” (RM 34). “La responsabilidad
más Específicamente misionera que Jesús ha confiado y diariamente vuelve a
confiar a su Iglesia” (RM 31). Más que la Pastoral y que la Nueva
Evangelización, “a Actividad Misionera representa aún hoy día el mayor desafío
para la Iglesia... es cada vez más evidente que las gentes que todavía no han
recibido el primer anuncio de Cristo son la mayoría de la humanidad... la misión
ad gentes está todavía en los comienzos” (RM 40).
Luego de la Misión Ad Gentes la urgencia está en la Nueva Evangelización.
“Ha llegado el momento, exclama el Papa, de dedicar todas las fuerzas
eclesiales a la Nueva Evangelización y a la Misión Ad Gentes” (RM 3 y 30).
Para retener fácilmente cuáles son los horizontes de la Misión es muy útil
recordar que la Primera Evangelización es “para los que todavía no (creen)”;
la Actividad Pastoral es para “los que sí (creen)”; la Nueva Evangelización
es para “los que ya no (creen)”.

NOTAS DE LA ACCIÓN MISIONERA


Ya hemos descrito el puesto que ocupa la Actividad Misionera Específica en los
horizontes de la Misión Eclesial. Pasamos ahora a dar una definición de Misión
Ad Gentes, primera Evangelización o Actividad Misionera Específica. La
encontramos muy exacta en AG 6, donde se nos dice: “Las empresas concretas
con las que ¡os heraldos del Evangelio enviados por la Iglesia cumplen, yendo
por todo el mundo, el deber de predicar el Evangelio e implantar la Iglesia entre
los pueblos o grupos humanos que todavía no creen en Cristo, reciben
comúnmente el nombre de ‘misiones’, las cuales se llevan a cabo por medio de
la Actividad Misionera y de ordinario se realizan en determinados territorios
señalados por la Santa Sede.”
El Padre Paolo Giglioni exponía a su vez, la naturaleza de la misión ad gentes
de la siguiente manera: “Misión Ad Gentes es ¡a Actividad Misionera de la
Iglesia en sentido específico (RM 2 y 34); es el primero y principal servicio que
la Iglesia debe y puede prestar a cada hombre y a la humanidad entera (RM 2);
se trata de una actividad primaria de la Iglesia, esencial y nunca concluida (RM
31); es esta la responsabilidad más Específicamente misionera que Jesús ha
confiado y diariamente vuelve a confiar a su Iglesia (Christifideles Laici 35; RM
31); lejos de estar ya plenamente realizada, está “aúnen sus comienzos” (RM1;
30; 40): “sin la misión ad gentes la misma dimensión misionera de la Iglesia
estaría privada de su significado fundamental y de su actuación ejemplar” (RM
34). Sería, un “riesgo” verdaderamente grave nivelar o reducir o incluso hacer
desaparecer esta misión Específicamente ad gentes con sus misioneros que
están dotados de una vocación especial, es decir, la de ser enviados ad gentes
de por vida (RM 32)”.
El canon 786 del Código de Derecho Canónico también se refiere
concretamente a la Actividad Misionera Especifica vio hace en los siguientes
términos La actividad misionera propiamente misional, mediante la cual se
‘implanta’ la Iglesia entre los pueblos o grupos en los cuales aún no está
enraizada se lleva a cabo por la Iglesia enviando predicadores, del Evangelio
hasta tanto que, las nuevas Iglesias estén plenamente constituidas, es decir,
provistas de fuerzas propias y, medios suficientemente para poder realizar por
sí mismas la tarea de Evangelizar”.
En esta definición es necesario hacer resaltar algunos elementos que son
realmente característicos de la Actividad Misionera Específica. Así tenemos:
 La Actividad Misionera Específica es una ACCIÓN ECLESIAL, y aunque de
ella se diga que es una ‘Misión ad extra” o “Misión ad gentes” o “etapa
cronológicamente primera” de la evangelización, que precede al ejercicio
normal del Ministerio Eclesiástico, no pierde su carácter estrictamente
eclesial. Por eso dice AG 6 que “se hace patente que la Actividad Misionera
fluye de. la naturaleza íntima de la Iglesia, cuya fe salvífica propaga, cuya
unidad católica perfecciona dilatándola, con cuya apostolicidad se sustenta,
cuyo sentido colegial de la Jerarquía pone en práctica, cuya santidad
testifica, difunde y promueve”.

EL ENVÍO
El Misionero ad gentes debe recibir un ENVÍO ESPECÍFICO de la autoridad
competente. La autoridad en este “deber, del que está encargado el orden de
los Obispos, presidido por el sucesor de Pedro” (AG 6), es de la inmediata
competencia, a nivel mundial, de la Congregación para la Evangelización de los
Pueblos. Este elemento del envío jerárquico ayuda a profundizaren “la confianza
que brota de la fe, o sea, de la certeza de que no somos nosotros los
protagonistas de la misión, sino Jesucristo y su Espíritu” (RM 36). Como dice
RM 88: “Precisamente porque es ‘enviado’, el misionero experimenta la
presencia consoladora de Cristo, que lo acompaña en todo momento de su
vida”. También en RM 75 encontramos la razón intrínseca, el “fundamento de la
fecundidad de la misión”. Dice así RM 75: “La Iglesia es una comunión visible y
orgánica, y por esto la misión requiere igualmente ‘una unión externa y
ordenada entre las diversas responsabilidades y funciones… para impulsar la
misión ad gentes es necesario un centro de promoción, dirección y
coordinación como es la Congregación, para la Evangelización de los Pueblos…
por ello es de su competencia el que ‘forme y, distribuya a los misioneros’...
(AG 29)... Corresponde al Dicasterio misional ‘dirigir y coordinar en todo el
mundo la obra de la evangelización de los pueblos’ (Const. Ap. Pastor Bonus,
junio 28/1988)... No puedo sino confirmar estas sabias disposiciones”.

LA UNIVERSALIDAD
 Otro elemento característico de la Misión ad gentes que se encuentra en
su definición es la universalidad, es decir, que es sin fronteras. La primera
Evangelización está en el contexto del “derecho —deber” (RM 11 y 71) que
consiste en que “la Iglesia no puede esconder ni conservar para sí la
novedad y riqueza del Evangelio, recibidas de la divina bondad para ser
comunicadas a todos los hombres” (RM 11). Es así, entonces, como a su
“derecho” que tienen todos los hombres a “escuchar la Buena Nueva de
Dios que se revela y se da en Cristo, para realizar en plenitud la propia
vocación” (RM46) corresponde un “deber” eclesial de “salir de uno mismo y
compartir con los demás los bienes que se tiene, empezando por el más
precioso que es la fe” (RM 49) y obedecer el mandato misionero de “Id por
todo el mundo a predicar el Evangelio a toda criatura” (Mc 16,15). Esta
urgencia de “salir” e “ir” es mucho más categórica en la Misión ad gentes
que en la Actividad Pastoral o en la Nueva Evangelización.

“PLANTAR” LA IGLESIA
 Un elemento más de esta definición de Actividad Misionera Específica que
debemos tener muy en cuenta es lo que constituye un objeto de dicha
Actividad, a saber la implantación de la Iglesia, de lo cual hablaremos
largo en la unidad segunda de éste Módulo.

PARA LOS NO CRISTIANOS


Pero la característica fundamental, la esencia misma, de la Actividad Misionera
Específica consiste en estar enderezada a los no cristianos, es decir a los que
están en “cero” de fe cristiana, porque nacen sin padres cristianos y sin motivos
culturales que los conduzcan a un conocimiento de Jesucristo y de su Iglesia, o
sea, “la posibilidad real de la salvación en Cristo para todos los hombres y la
necesidad de la Iglesia en orden a esta misma salvación” (RM 9).

LEGISLACIÓN PROPIA
Finalmente, debemos recalcar que la Actividad Misionera Específica o Primera
Evangelización está regida por normas jurídicas propias. Al respecto dice
un autor que “se usa el término ‘normas’ porque es más comprensivo. En
efecto en el Derecho Misionario más que leyes, en sentido técnico, entran, con
frecuencia, otras normas que no tienen la categoría de leyes”. Naturalmente
que los principios fundamentales de éstas Normas Misioneras están integradas
en el Código de Derecho Canónico, pero, dentro del Cuerpo de) derecho Común
se establecen las normas que tienden a regular el régimen específico misionero
con las características de flexibilidad, emergencia, inmediatez y
previsión, que, sin embargo, no constituyen en manera alguna un Código de
Dispensas o Excepciones, sino un verdadero Estatuto Normal Misionero. Es ésta
la razón por la cual se ha dicho que los Misioneros gozan de una cantidad de
facultades que no tienen los Sacerdotes Diocesanos, y que en la misión se
puede hacer lo que está prohibido en la Iglesia particular. La confusión, el
equívoco, proviene de no entender que el Misionero específico está enderezado
a ejercer su Ministerio en contextos muy diferentes. Hace mal el Misionero ad
gentes que llega a una Iglesia particular, que es una comunidad de creyentes,
y aplica allí las normas misioneras que rigen para la Actividad Misionera.
También hace mal el Sacerdote Diocesano que va a un campo de Actividad
Misionera Específica y pretende hacer regir ahí las leyes que rigen la Actividad
Pastoral.

Profundización
La misión es Única. No hay más que una misión, aquella que inicio Jesucristo y
que ahora continúa la Iglesia.
El Papa Juan Pablo II en la Encíclica Redemptoris Missio 31 y 41 la describe.
1. Haga un análisis de texto y precisar por qué la Misión es ÚNICA y por
qué es diversa.
2. Describir el origen y la finalidad de la misión, consultando ad gentes 3 y
5.
3. Analizar la función de la Iglesia frente a la misión de Jesucristo.
CAMPOS DE ACCIÓN
1. La Iglesia existe para evangelizar, por su naturaleza es misionera. En su
interior hay tareas y actividades diversas para llevar a cabo esa
Evangelización. Representar en un gráfico, los horizontes de la misión
Eclesial ampliando con un ejemplo de cada horizonte, su trabajo
misionero.
2. Analizar en qué consiste la misión ad gentes o Actividad Misionera
Específica y presentar una síntesis recalcando sus elementos
característicos.

1.3. ÁMBITOS DE LA MISIÓN AD GENTES.


Si bien el mandato de Jesús impulsa a sus discípulos a ir por toda la tierra,
trascendiendo todo género de fronteras geográficas y étnicas, la Redemptoris
Missio explícita los ámbitos concretos en que hoy se realiza el primer anuncio
del Evangelio.
“La misión ad gentes, en virtud del mandato universal de Cristo, no conoce
confines. Sin embargo, se pueden delinear varios ámbitos en los que se realiza,
de modo que se pueda tener una visión real de la situación.

1.3.1. Ámbitos Territoriales:


El primer ámbito de la misión ad gentes es el GEOGRÁFICO ó TERRITORIAL
porque “la actividad misional ha sido definida normalmente en relación con
territorios concretos., el criterio geográfico, aunque no muy preciso y siempre
provisional, sigue válido todavía para indicar las fronteras hacia las que debe
dirigirse la Actividad Misionera” (RM 37).
El Papa explica muy bien que se debe conservar el criterio geográfico en la
Primera Evangelización “en orden a determinar responsabilidades,
competencias y límites geográficos o dificultades de índole política que sean
obstáculo para su presencia misionera” (RM 37).
Aquí debemos recordar que la Congregación para la Evangelización de los
Pueblos llene la competencia para erigir y distribuirlas prefecturas y los
Vicariatos Apostólicos, que son los territorios misionales. Mediante un ‘Jus
commissionis’ o un ‘Mandatum’ la Sede Apostólica encomienda a un Instituto
Religioso o a una Iglesia Particular el deber y el derecho de hacer la Primera
Evangelización en uno de esos territorios misionales.
El P. Seumonis dice que “por territorio misionero es necesario entender toda
región ahora desprovista de Iglesia particular propia, o si se quiere, de Iglesia
normalmente constituida con sus posibilidades propias de vida autónoma y de
desarrollo normal”.
La RM 37 se expresa así: “Hay países, áreas geográficas y culturales en que
faltan comunidades cristianas autóctonas; en otros lugares éstas son tan
pequeñas, que no son un signo claro de la presencia cristiana; o bien estas
comunidades carecen de dinamismo para evangelizar su sociedad o pertenecen
a poblaciones minoritarias, no insertadas en la cultura nacional dominante…
hacia allí debe dirigirse la actividad Misionera”.

LAS IGLESIAS NUEVAS


En los territorios misionales se aplica un “Régimen especial” (RM 37) de
evangelización que se orienta Específicamente a preparar el Régimen normal de
Estatuto Ministerial de Iglesia Particular. Ese régimen especial “una actividad de
penetración cristiana inicial preparatoria a un régimen eclesial normal, que
coenvuelve en si toda otra actividad eclesial comprometida en esa etapa
preparatoria.

EL PRIMER “BROTE”
La prefectura Apostólica es la figura inicial de territorio misional y está dirigida
espiritualmente por un Prefecto Apostólico, que no es Obispo, pero que sí tiene
allí una autoridad propia ordinaria e inmediata.

UN PASO ADELANTE
Cuando ya la prefectura va adelante en la tarea de evangelización y comienzan
a aparecer las fuerzas vivas de una comunidad eclesial autóctona entonces se
la erige en Vicariato Apostólico que es como un eslabón ministerial entre el
régimen especial de Misión ad gentes y el régimen normal de Actividad Pastoral
o Estatuto de Iglesia Particular.
En el Vicariato Apostólico el jefe espiritual es un Vicario Apostólico que ya es
consagrado Obispo y gobierna con autoridad propia ordinaria e inmediata
aunque todavía no recibe la “Misión Canónica”, como si fuera Obispo Diocesano
o Particular.

IGLESIA MADURA: LA DIÓCESIS


En RM 2 el Papa enuncia los requisitos para que un territorio sea erigido Iglesia
Particular: “Obispo, Clero y personal Apostólico propios”.
Quede, entonces, bien claro, que en los Territorios Misionales no se prestan los
servicios ministeriales de Actividad Pastoral o de Nueva Evangelización sino el
de Actividad Misionera Especifica Misión Ad gentes o Primera Evangelización.
Lógico que la Primera Evangelización como dijimos coenvuelva como etapa
preparatoria que es del estatuto normal del Ministerio, ensayos iniciales de
Pastoral. A eso es a lo que se refiere el Papa en RM 48 cuando dice que:
La Misión ad gentes tiene este objetivo fundar comunidades cristianas hacer
crecer las Iglesias hasta su completa madurez. Esta es una meta central y
Específica de la actividad misional, hasta el punto de que ésta no puede
considerarse desarrollada mientras no consiga edificar una nueva Iglesia
particular que funcione normalmente en el ambiente local… Se trata de un
trabajo considerable y largo, del cual es difícil indicar las etapas precisas, con
las que se termina la acción propiamente misionera y se pasa a la actividad
pastoral”.
Así se entienden muy bien las palabras del Papa Benedicto XV en la primera
encíclica misionera moderna:
“Doquier, en efecto, se encuentra un clero autóctono suficiente, bien formado y
digno de su santa vocación, se puede decir que allí los misioneros han
terminado con éxito su tarea y que la Iglesia está suficientemente formada”.
Los que trabajan en el servicio ministerial de Actividad Misional especifica son
los que, con toda propiedad, son llamados “Misioneros” y entonces deben
preocuparse primordialmente de hacer esa tarea que “se presenta inmensa y
desproporcionada respecto a las fuerzas humanas de la Iglesia” (RM 35).
Refiriéndose globalmente al ámbito territorial de la Misión ad gentes, el Papa
afirma también que “es al Continente Asiático en particular hacia el que debería
orientarse principalmente la Misión ad gentes (RM 37).
Esto sí que es una novedad porque hasta ahora el Continente Africano era el
que había casi identificado al Continente de la misión Ad Gentes. Hasta se tiene
en la Iglesia Universal una colecta misionera especial “Pro Afrís”.
Además del criterio geográfico que determina un ámbito de la Primera
Evangelización, existen, “rápidas y profundas transformaciones que caracterizan
el mundo actual, en particular el Sur” (RM 37).

1.3.2. Mundos y fenómenos sociales nuevos.


Este segundo ámbito lo describe así el Papa: “Donde antes existían situaciones
humanas y sociales estables, hoy todo está cambiando… hay mundos y
fenómenos sociales nuevos… Piénsese por ejemplo en la urbanización y el
incremento masivo de las ciudades… la presión demográfica... las
megalópolis... las migraciones de los no cristianos que llegan en gran
número a los países de antigua cristiandad cuando nuevas ocasiones de
comunicación e intercambios culturales... los refugiados que son ya muchos
millones en el mundo y no cesan de aumentar, y que la Iglesia debe acoger en
el ámbito de su solicitud apostólica.., las situaciones de pobreza, a menudo
intolerable, para los cuales el anuncio de Cristo y del Reino de Dios debe llegar
a ser instrumento de rescate humano” (RM 37).
Cada vez nos convencemos más de que la evangelización es urgente porque
“ésta constituye el primer servicio qué la Iglesia puede prestar a cada hombre
ya la humanidad entera en el mundo actual, el cual está conociendo grandes
conquistas, pero parece haber perdido el sentido de las realidades últimas y de
la existencia misma” (RM 2). Dentro de la misma evangelización, la Actividad
Misionera Específica es de suma urgencia ya que “tiene ante sí una tarea
inmensa que de ningún modo está en vías de extinción. Al contrario, bien bajo
el punto de vista numérico por el aumento demográfico, o bien bajo el punto de
vista sociocultural por el surgir de nuevas relaciones, comunicaciones y cambios
de situaciones, parece destinada hacia horizontes todavía más amplios” (RM
35).
A medida que crecen los ámbitos, crece la urgencia de atención en calidad y en
cantidad.
Hay que conservar el principio doctrinal de que la Actividad Misionera Específica
está siempre enderezada hacia los no cristianos. Pues bien, podemos constatar
perfectamente que los no cristianos se encuentran hoy en día también fuera de
los territorios misionales, y que por lo tanto no están recibiendo ninguna
evangelización.
Al respecto nos dice el Papa:
“El multiplicarse de las jóvenes Iglesias en tiempos recientes no debe crear
ilusiones. En los territorios confiados a estas Iglesias, especialmente en Asia,
pero también en África, América Latina y Oceanía, hay vastas regiones sin
evangelizar, a pueblos enteros y áreas culturales de gran importancia en no
pocas regiones no ha llegado aún el anuncio evangélico y la presencia de la
Iglesia. Incluso en países tradicionalmente cristianos hay regiones confiadas al
régimen especial de la Misión Ad Gentes, grupos y áreas no evangelizadas. Se
impone, pues... una Primera Evangelización” (RM 37).
Es muy particular, pero interesantísimo, que el Papa, cuando habla de éste
segundo ámbito de la Misión Ad Gentes, haga alusión expresa a la
evangelización de los “jóvenes no cristianos que son el futuro de continentes
enteros” (RM 37). Es que el Papa sabe muy bien que el futuro de la humanidad
y de la Iglesia se está fraguando en la juventud que, desafortunadamente,
estos ahora, aún la cristiana, tal vez no en un paganismo ateo pero si en una
“mentalidad indiferentista”... marcada por un relativismo religioso” (RM 36).
Hay que reforzar, entonces, con el empuje de la Primera Evangelización, el
trabajo misionero con los jóvenes “para hacerles llegar el mensaje de Cristo...
mediante asociados e instituciones, grupos y centros apropiados, iniciativas
culturales y sociales... ya que evidentemente no bastan los medios ordinarios
de la Pastoral” (RM37).

1.3.3. Áreas culturales o areópagos modernos:


Un tercer ámbito de la misión Ad Gentes de que habla el Papa son las “áreas
culturales o areópagos modernos que son como símbolo de los nuevos
ambientes donde debe proclamarse Evangelio. (RM 37).
Afirma el Papa que “en nuestro tiempo dramático y fascinador existen muchos
areópagos hacia los cuales debe orientarse la Actividad Misionera de la Iglesia.
Por ejemplo: El compromiso por la paz, el desarrollo y la liberación de los
pueblos, los derechos del hombre, la promoción de la mujer y del niño, la
ecología, fa investigación científica, a política, la economía, el fenómeno del
‘retorno religioso’ etc.” (RM 37).
Sin embargo, de modo expreso, el Papa se refiere en este tercer ámbito de la
Actividad Misionera Específica a dos areópagos que han de ser evangelizados
con especial cuidado y empeño: el mundo de la comunicación y el vastísimo
areópago de la cultura.
El mundo de la comunicación es “el primer areópago del tiempo moderno
que está unificando a la humanidad y transformándola en una “aldea global”,
porque es el principal instrumento informativo y formativo, de orientación e
inspiración para los comportamientos individuales, familiares y sociales... y que
quizás se ha descuidado un poco” (RM37).
Seguramente quela radio, la prensa, la TV, el Cine, no son propiamente ateos,
como a veces se los tilde, sino más bien “paganos religiosos infieles”, es decir,
instrumentos utilizados por personas que todavía no están comprometidas con
La causa cristiana por falta de evangelización.
Hay que emprender entonces un serio trabajo de Primera Evangelización para
los que están empeñados en ese mundo de la comunicación. No se trata
únicamente de aprender a manejar éstos medios de comunicación, ni siquiera
de servirse de ellos para la evangelización. No se trata solamente de
“multiplicar el anuncio, ni basta usar esos medios para difundir el Mensaje
cristiano y el Magisterio de la Iglesia, sino que conviene integrar el mensaje
mismo en esta “nueva cultura’ creada por la comunicación moderna… con
nuevos lenguajes, nuevas técnicas, nuevos comportamientos sicológicos” (RM
37).
Otro vastísimo areópago hacia el cual debe dirigirse el impulso de la Actividad
Misionera especial es la cultura.
Hoy se habla mucho en América de la “cultura adveniente”. No se llama
adveniente porque esté llegando de afuera, sino porque está aflorando de
dentro. La verdad es que nuestra identidad cultural, nuestras culturas
aborígenes, las culturas propias de nuestros antepasados, deben ser valoradas
y respetadas por la Iglesia y el Estado. Monseñor J. Saraiva Martins, Secretario
de la Congregación de Seminarios y Universidades Católicas, dice de esta
manera:
“La Iglesia, sobre todo, reconoce, respeta y estima las varias culturas de los
pueblos a causa de los valores positivos en ellas incluidos, y que pueden
constituir una verdadera preparación evangélica, una providencial
predisposición para el anuncio de la Buena Nueva”.
El mejor aporte que la Iglesia puede prestar a la cultura adveniente es
inocularle símbolos cristianos que, desde dentro, vayan saldando el abismo
entre cultura y fe, o mejor, vayan encarnando la fe en la cultura del
evangelizado.
Para evangelizar al hombre integral hay que mirarlo como ser cultural que es.
Dice al respecto Monseñor Saraiva:
“El hombre es, por su misma naturaleza un ser de cultura, y donde quiera el
hombre obra como hombre, a cualquier nivel, allí existe la cultura, sin que
propiamente existan salvajes, es decir, hombres sin cultura”.
Uno de los proyectos inmediatos que se proponen nuestros Obispos es, según
el Documento de Santo Domingo (1992), evangelizar al hombre americano
desde su cultura, en su cultura y para su cultura. Otro tanto se proponen hacer
los organismos jerárquicos continentales de Asia y África, para la
evangelización.
Un fenómeno especial moderno, afirma el Papa en RM 37, consiste en que
“lugares privilegiados de Actividad Misionera deberían ser las grandes ciudades,
donde surgen nuevas costumbres y modelos de vida, nuevas formas de cultura,
que luego influyen sobre la población... el futuro de las jóvenes naciones se
está formando en las ciudades”.
Con sobrada razón pues, el Papa ha resulto ampliar el ámbito de la Actividad
Misionera Específica hasta el campo de las culturas no cristianas.

SÍNTESIS:
Esperamos haber cumplido así con nuestros alumnos los propósitos de esta
UNIDAD PRIMERA, a saber, entregarles los principios fundamentales de la
Actividad Misionera Específica.

Debió haber quedado muy claro que no hay más que Una Misión Eclesial, que
es la misma Misión de Jesucristo. El verdadero sentido de la Misión es el
Trinitario y Eclesial. Esa Única Misión Trinitaria y Eclesial tiene tres horizontes
clásicos: La Actividad Misionera Específica, que también se llama Misión Ad
Gentes y primera Evangelización, la Actividad Pastoral y la Nueva
Evangelización. El primer horizonte (la Misión Ad Gentes) está dirigido a los no
cristianos. El segundo horizonte (La Actividad Pastoral) está dirigido a los
creyentes. El tercer horizonte (La Nueva Evangelización) va dirigido a los no
practicantes.
Finalmente vimos como e/Papa Juan Pabló II agregó al ámbito tradicional de la
Actividad Misionera Específica, el ámbito geográfico, otros dos ámbitos.’ los
mundos y fenómenos sociales nuevos y/os areópagos modernos, sobre todo el
mundo de fa comunicación y el mundo de las culturas.
En el medio quedó la definición de Actividad Misionera Específica, que
esperamos sea muy bien entendida y mejor aprendida.

Interiorización
“Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos, en el
nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo y enséñenles a cumplir todo lo
que yo les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se
termine este mundo” (Mt 28, 19-20).
1. Analizar el texto y sintetizar:
a. Ámbitos territoriales
b. Mundos y fenómenos sociales nuevos
c. Áreas culturales o Areópagos modernos
d. Conclusiones y compromisos

1.4. CAMINOS PARA LA ACTIVIDAD MISIONERA ESPECÍFICA.


No entendamos este capítulo de los Caminos de la Actividad Misionera
Específica como si fuera una lista de pasos escalonados que deban darse en la
Primera Evangelización, sirio más bien tratemos de captar la metodología que
un buen misionero debe emplear en su trabajo de Misión Ad gentes.
Antes de que pueda ser establecido el Estatuto de Iglesia particular como una
“Pastoral normal que supone, en firme, un clero, un Obispo y un pueblo fiel que
pueda normalmente recibir una formación religiosa conveniente, el ministerio
de la Palabra, los Sacramentos, participar activamente en el sacramento
Eucarístico y vivir así cristianamente con convicción y profundidad”, se impone
una etapa de preparación, que es la que determina la esencia de la Actividad
Misionera Específica.
El posterior desarrollo de la Iglesia particular en la vida pastoral depende
necesariamente del acierto con que haya asimilado esta etapa inicial.
El nacimiento de una Iglesia particular no se puede improvisar.
Podemos enfocar la Actividad Misionera Específica corno la primera función del
Ministerio Apostólico que va, mediante la evangelización, configurando y
animando un Pueblo de Dios en torno a la renovación cristiana.
Así como el Antiguo Pueblo de Israel encontraba su identidad de Pueblo de Dios
en la posesión de la Revelación del único Dios verdadero, así el Nuevo Pueblo
de Dios la Iglesia de Jesucristo se va unificando no según la carne sino en el
espíritu en la congregación de quienes, creyendo ven en Jesús al autor de la
salvación y el principio de la unidad y la paz (GS 9).
Para muchos de nosotros pasa desapercibido el proceso de gestación normal
que sigue la Actividad Misionera Específica en la verdadera génesis de la Iglesia
particular porque estamos acostumbrados a ver que nuestras comunidades
eclesiales, ordinariamente las más promovidas, son desmembradas de una
Iglesia Madre y erigidas como Iglesias particulares mediante una Bula Pontificia.
Para entender bien este capítulo es necesario recordar el proceso de gestación
y de maduración que debe seguir una Iglesia particular, con la asesoría de la
Actividad Misionera Específica, en grandes regiones de Asia, África y Oceanía,
en donde le Iglesia católica busca un medio de los no cristianos un lugar
concreto, siquiera un reducido grupo humano desde donde pueda realizarse
como Signo é instrumento de Mediación Salvífica.
En el contexto americano y europeo las culturas tienen ya símbolos cristianos.
Nuestros antepasados nos dejaron una herencia de fe cristiana vivida, que
escasamente tratamos de imitar. A este respecto dice Puebla:
“Nuestro radical substrato católico con sus vitales formas vigentes de
religiosidad, fue establecido y dinamizado por una vasta legión misionera de
Obispos, Religiosos y Laicos. Está, ante todo, la labor de nuestros Santos, como
Toribio de Mogrovejo, Rosa de Lima, Martín de Porres, Pedro Claver, Luis
Beltrán y otros… quienes nos enseñaron que, superando las debilidades y
cobardías de los hombres que los rodeaban y a veces los perseguían el
Evangelio, en su plenitud de gracia y amor, se vivió y se puede vivir en América
Latina, como signo de grandeza espiritual y de verdad divina”.
Pero hemos de abrir los ojos a la realidad misionera y ver cómo no en todo el
mundo es así.
La Actividad Misionera Específica tiene su más alto grado de identidad allí en
aquellos territorios en donde se debe comenzar a congregar un grupo humano
de fe para que sea Pueblo de Dios, un pueblo al cual se le debe enseñar a leer
en su cultura los símbolos cristianos de las maravillas que Dios ha revelado en
Jesucristo, y promoverlo hasta que pueda asumir el ejercicio pleno del
Ministerio, como Iglesia particular.
Los caminos de que habla RM en el Capítulo V se refieren a la evangelización en
general, así mismo como lo hace la parte cuarta de EN. Nosotros nos vamos a
restringir en nuestro estudio a la modalidad evangelizadora que realiza la
Actividad Misionera Específica, y por eso nos ceñimos al esquema de AG, cap.
II: Testimonio cristiano, Predicación del Evangelio y Formación de la Comunidad
Cristiana:
En EN nos previene contra la tentación de creer que la enunciación de unos
pasos que han de darse en la evangelización, deban ser entendidos como una
camisa de fuerza. Así dice EN 40: “Este problema ‘cómo evangelizar’ es siempre
actual porque los modos varían según las circunstancias de tiempo, de lugar de
cultura, y lanzan por tanto un reto a nuestra capacidad de inventiva y de
adaptación. A nosotros, especialmente, Pastores en la Iglesia, incumbe el
cuidado de recrear con audacia y sabiduría con plena fidelidad a su contenido
los medios más aptos y más eficaces para comunicar el mensaje evangélico a
los hombres dé nuestro tiempo”.

1.4.1. El testimonio cristiano


Tanto el documento AG como EN y RM están de acuerdo en afirmar qué: “El
TESTIMONIO DE VIDA cristiana es la primera e insustituible forma de la misión
(RM 42),” es mediante su conducta, mediante su vida, como la Iglesia
evangelizará al mundo es decir mediante su testimonio vivido de fidelidad al
Señor Jesús de pobreza de desprendimiento... En una palabra mediante el
testimonio de Santidad”. (EN 41).
En todo tiempo el mundo ha dado más importancia al ejemplo que a las
palabras pero ahora Juan Pablo II, en RM 42, nos repite, con mayor énfasis
aún, lo que dijera hace quince años Pablo VI en Evangelii Nuntiandi
El hombre contemporáneo cree más a los testigos que a los maestros cree más
en la experiencia que en la doctrina, en la vida y en los hechos que en las
teorías”.
El mundo de hoy es sobre todo muy sensible “al testimonio evangélico de la
atención a las personas y de la caridad para con los pobres y los pequeños, con
los que sufren” (RM 42).
En un mundo deshecho por el egoísmo, los intereses creados, las injusticias, la
falta de autenticidad no tiene cabida una Primera Evangelización que no venga
respaldada por el testimonio vivencial de un misionero que sea signo de Dios y
de las realidades trascendentales” (RM42).
Ya lo dice muy claro AG 5 que “como la misión eclesial continúa y desarrolla en
el Curso de la historia la misión del propio Cristo, que fue enviado a Evangelizar
a los pobres, la Iglesia, a impulsos del Espíritu Santo, debe caminar por el
mismo sendero que Cristo; es decir, por el sendero de la pobreza, la
obediencia, el servicio y la inmolación hasta la muerte”.
RM 88 exclama Al misionero se le pide renunciarse a si mismo ya todo lo que
tuvo hasta entonces ya hacerse todo para todos’ (AG 24): en la pobreza que lo
deja libre para el Evangelio; en el desapego de personas y bienes del propio
ambiente, para hacerse así hermano de aquellos a quienes es enviado y
llevarles a Cristo Salvador”.

1.4.2. Predicación del Evangelio:


Después del testimonio de Vida viene el ANUNCIO EVANGÉLICO, como segunda
manera de Evangelizar Dice RM 44:
“El anuncio tiene la prioridad permanente en la misión: la Iglesia no puede
sustraerse al mandato explícito de Cristo; no puede privar a los hombres de la
‘Buena Nueva’ de que son amados y salvados por Dios... Todas las formas de la
actividad misionera están orientadas hacia esta proclamación”.
En la primera Evangelización el anuncio evangélico tiene una capital
importancia porque ese primer contacto con la Persona de Jesucristo, esa
primera sensación de acercamiento con El, va a marcar una impronta en la
mente y en el corazón de los oyentes que determinará una respuesta de fe, o
una actitud de indiferencia, y aún de rechazo ante el Señor.
La predicación Kerigmática es el “centro de la misión y de la vida de la Iglesia,
como base de toda evangelización... y tiene por objeto Cristo Crucificado,
muerto y resucitado” (RM 44).
El anuncio Kerigmático debe buscar, ante todo, dar respuesta a “una esperé”
que ya existe en las personas y los pueblos por conocer la verdad sobre Dios y
sobre el hombre” (RM 45).
El Misionero, como dice San Pedro (1 Ped. 3,15), “debe estar pronto para
responder a aquellos que le pidan explicación acerca de su propia esperanza.
Si para dar el testimonio de vida se necesita tener autenticidad y seguridad de
la fe, para entregar el Primer Anuncio son necesarias la claridad, la precisión y
la “caridad apostólica” (RM 89), que se manifiesta en un amor grande a la
Iglesia y al hombre.
Se anuncia el Kerigma para suscitar la fe que lleva a la conversión individual,
hasta el punto que dice RM 44 que la “fe nace del anuncio”.
Cuando ya se tiene la fe se comienza a vivir un proceso de conversión que va
durar toda la vida y que consiste en un “cambio progresivo de sentimientos y
de costumbres” (AG 13) o en adhesión plena y sincera a Cristo y a su Evangelio
mediante la fe” (RM 46). Comienza ese camino espiritual de fe por el
Catecumenado, el cual no es mera exposición de dogmas y preceptos sino
formación y noviciado prolongado” (AG 14) como preparación para el Bautismo,
que viene a ser la primera profesión de fe cristiana eclesial.
Es norma corriente metódica de la Actividad Misionera Especifica que antes del
Bautismo se constate la presencia de la fe. No se debe pues en Primera
Evangelización, suponer la fe, como se hace en Pastoral, sino que hay que
constatarla para poder pasar al Bautismo que “es un Sacramento que significa y
lleva a cabo el nuevo nacimiento por el Espíritu, no un mero sello de la
conversión” (RM 47). El Bautismo abre la puerta a un tercer momento de la
Actividad Misionera Específica.

1.4.3. Construcción de la Comunidad Cristiana.


Dice Juan Pablo II en RM 48 que “la conversión-y el Bautismo introducen en la
Iglesia, donde ya existe, o requieren la construcción de nuevas comunidades
que confiesen a Jesús Salvador y Señor”.
En el caso de la Actividad Misionera Específica se-supone que no existe aún esa
comunidad eclesial. Entonces, con el Bautismo se comienza esta “fase de la
historia eclesial, llamada plantatio Ecclesiae” (RM49).
El decreto AG 15 de refiere así a este camino de evangelización:
“Los misioneros, por consiguiente, cooperadores de Dios, susciten tales
comunidades de fieles que, viviendo conforme a la vocación con que han sido
llamadas, ejerciten las funciones que Dios les ha confiado, sacerdotal, profética
y real. De esta forma, la comunidad cristiana se hace ex-ponente de la
presencia de Dios en el mundo, pues por el Sacrificio Eucarístico pasa con
Cristo al Padre; nutrida cuidadosamente con la Palabra de Dios, da testimonio
de- Cristo y, finalmente, anda en la caridad y se inflame de espíritu apostólico”.

A su vez, EN 23, se expresa del modo siguiente:


El anuncio hace surgir en aquel que lo recibe una adhesión de corazón a la
verdad, al programa de vida… al Reino… Una tal adhesión, que no puede-
quedar abstracta y desencarnada, se manifiesta concretamente mediante un
ingreso visible a la comunidad de los fieles... en una comunidad que es de por
si signo de transformación y de novedad de vida: es la Iglesia Sacramento
visible de la Salvación”.
Pero no termina el trabajo de la Actividad Misionera Específica con el inicio de la
Nueva comunidad Eclesial, sino que la faene prosigue con la formación del clero
autóctono y de los laicos comprometidos; hasta tanto que la comunidad tenga
las fuerzas maduras y organizadas, que la señalen apta para asumir en pleno el
ejercicio del Régimen normal del Ministerio Eclesiástico.
Cuando llega la Bula Pontificia que crea la Nueva Iglesia Particular, entonces
termina su ejercicio la Actividad Misionera Específica y los Misioneros
Específicos ceden el puesto a los Pastores, y van a comenzar, en otro rincón del
mundo, un nuevo proceso de Primera Evangelización.
Ese cambio de actividades eclesiales lo expresa así el P. Faynel:
“El día en que nace una Iglesia nueva, el territorio cuya responsabilidad asume
no depende ya únicamente, como hasta ese momento, del conjunto del Cuerpo
Episcopal en la persona de su cabeza, sino que en adelante depende de ‘su’
Obispo”.

1.4.4. Formación de las Iglesias locales.


“La conversión y el Bautismo introducen en la Iglesia, donde ya existe, o
requieren la constitución de nuevas comunidades que confiesen a Jesús
Salvador y Señor. Esto forma parte del designio de Dios, al cual plugo “llamar a
los hombres a participar de su vida no sólo individualmente, sin mutua conexión
alguna entre ellos, sino constituirlos en un pueblo en el que sus hijos, que
estaban dispersos, se congreguen en unidad” (AG 2)” (RM 48a).
“La misión ad gentes tiene este objetivo: Fundar comunidades cristianas, hacer
crecer las Iglesias hasta su completa madurez. Esta es una meta central y
Específica de la actividad misionera, hasta el punto que esta no puede
considerarse desarrollada, mientras no consiga edificar una Iglesia particular,
que funcione normalmente en el ambiente local. De esto habla ampliamente el
decreto Ad gentes, Después del Concilio se ha ido desarrollando una línea
teológica para subrayar que todo el misterio de la Iglesia está contenido encada
Iglesia particular, con tal que ésta no se aísle, sino que permanezca en
comunión con la Iglesia universal y, a su vez, se haga misionera. Se trata de un
trabajo considerable y largo, del cual es difícil indicar las etapas precisas, con
las que se termina la acción propiamente misionera y se pasa a la actividad
pastoral. No obstante, algunos puntos deben quedar claros” (RM 48b).
“Las fuerzas misioneras provenientes de otras Iglesias y países deben actuar en
comunión con las Iglesias locales para el desarrollo de la comunidad cristiana.
En particular, concierne a ellas - siguiendo siempre las directrices de los
Obispos y en colaboración con los responsables del lugar - promover la difusión
de la fe y la expansión de la Iglesia en los ambientes y grupos no cristianos; y
animar en sentido misionero a las Iglesias locales, de manera que la
preocupación pastoral vaya unida siempre a la preocupación por la misión ad
gentes. Cada Iglesia hará propia, entonces, la solicitud de Cristo, Buen Pastor,
que se entrega a su grey y al mismo tiempo, se preocupa de las “otras ovejas
que no son de este redil” (Jn 1015) (RM 49c).

1.4.5. Comunidades Eclesiales de Base:


Un fenómeno de rápida expansión en las jóvenes Iglesias, promovido, a veces
por los Obispos y sus Conferencias corno opción prioritaria de la pastoral, lo
constituyen las “Comunidades Eclesiales de Base” (conocidas también con otros
nombres), que están dando prueba positiva como centros de formación
cristiana y de irradiación misionera. Se trata de grupos cristianos a nivel familiar
o de ámbito restringido, los cuales se reúnen para la oración, la lectura de la
escritura, la catequesis, para compartir problemas humanos y eclesiales de cara
a un compromiso común. Son un signo de vitalidad de la Iglesia, instrumento
de formación y de evangelización, un punto de partida válido para una nueva
sociedad fundada sobre la “civilización del amor” (RM 51a).
Estas comunidades permanecen siempre unidas a la parroquia se enraízan en
ambientes populares y rurales convirtiéndose en fermento de vida cristiana de
atención a los últimos de compromiso en pos a la transformación de la sociedad
En ellas cada cristiano hace una experiencia comunitaria y se anima a colaborar
en las tareas de todos De este modo las mismas comunidades son instrumento
de evangelización y de primer anuncio, así como fuentes de nuevos ministerios,
a la vez que, animadas por la caridad de Cristo, ofrecen también una
orientación sobre el modo de superar divisiones tribalismos y racismos (RM
51b).

1.4.6. Encarnar el Evangelio en las culturas


‘Al desarrollar su actividad misionera la Iglesia se encuentra con distintas
culturas y se ve comprometida en el proceso de inculturación Es esta una
exigencia que ha marcado todo su camino histórico pero hoy es particularmente
aguda y urgente” (RM 52a).
“El proceso de inserción de la Iglesia en las culturas de los pueblos requiere
largo tiempo: No se trata de una mera adaptación externa ya que la
inculturación significa una íntima transformación de los auténticos valores
culturales mediante su integración en el cristianismo en las diversas culturas.
Es, pues, un proceso profundo y global que abarca tanto el mensaje cristiano
como la reflexión y la praxis de la Iglesia Pero es también un proceso difícil
porque no debe comprometer en ningún modo las características y la integridad
de la fe cristiana” (RM 52b).
“Por medio de la inculturación, la Iglesia encarna el Evangelio en las culturas e
introduce a los pueblos con sus culturas en su misma comunidad; transmite a
las mismas sus propios valores, asumiendo lo que hay de bueno en ellas y
renovándolas desde dentro. Por su parte, con la inculturación la Iglesia se hace
signo más comprensible de lo que es e instrumento más apto para la misión”
(RM 52c).
“La inculturación es un camino lento que, acompaña toda la vida misionera y
requiere la aportación de los diversos colaboradores de la misión ad gentes, la
de las comunidades cristianas a medida que se desarrollan, la de los pastores
que tienen la responsabilidad de discernir y fomentar su actuación” (RM 52e).
Los misioneros provenientes de otras Iglesias y países deben insertarse en el
mundo socio-cultural de aquellos a quienes son enviados, superando los
condicionamientos del propio ambiente de origen. Así, deben aprender la
lengua de la región donde trabajan, conocer las expresiones más significativas
de aquella cultura descubriendo sus valores por experiencia directa Solamente
con este conocimiento los misioneros podrán llevar a los pueblos de manera
creíble y fructífera el conocimiento del misterio escondido (cf. Rom 16,15-27; Ef
3,5). Para ellos no se trata ciertamente de renegar a la propia identidad
cultural, sino de comprender, apreciar, promover y evangelizar la del ambiente
donde actúan y, por consiguiente, estar en condiciones de comunicar realmente
con él, asumiendo un estilo de vida que sea signo de testimonio evangélico y de
solidaridad con la gente” (RM 53a).
“Un vasto campo se le abre al diálogo, pudiendo asumir múltiples formas de
expresiones, desde los intercambios entre expertos de las tradiciones religiosas
o representantes oficiales de las mismas, hasta la colaboración para el
desarrollo integral y la salvaguardia de los valores religiosos; desde la
comunicación de las respectivas experiencias espirituales hasta el llamado
“diálogo de vida”, por el cual los creyentes de las diversas religiones atestiguan
unos a otros en la existencia cotidiana los propios valores humanos y
espirituales, y se ayudan a vivirlos para edificar una sociedad más justa y
fraterna” (RM 57a).
“Todos los fieles y las comunidades cristianas están llamados a practicar el
diálogo, aunque no al mismo nivel y de la misma forma. Para ello es
indispensable la aportación de los laicos que “con el ejemplo de su vida y con la
propia acción, pueden favorecerla mejora de las relaciones entre los seguidores
de las diversas religiones”, mientras algunos de ellos podrán también ofrecer
una aportación de búsqueda y de estudio” (RM 57b).
1.4.7. Promover el desarrollo
La misión ad gentes se despliega aún hoy día, mayormente, en aquellas
regiones del sur del mundo donde es más urgente la acción para el desarrollo
integral y la liberación de toda opresión. La Iglesia siempre ha sabido suscitar,
en las poblaciones que ha evangelizado, un impulso hacia el progreso, y ahora
mismo los misioneros, más que en el pasado, son conocidos también como
promotores del desarrollo por gobiernos y expertos internaciones, los cuales se
maravillan del hecho que se consigan nobles resultados con escasos medios”
(RM 58a).
“La Iglesia y los misioneros son también promotores de desarrollo con sus
escuelas, hospitales, tipografías, universidades, granjas agrícolas
experimentales. Pero el desarrollo de un pueblo no deriva primariamente ni del
dinero, ni de las ayudas materiales, ni de las estructuras técnicas, sino más bien
de la formación de las conciencias revelando a los pueblos al Dios que buscan,
pero que no conocen; la grandeza del hombre creado a imagen de Dios y
amado por El; la igualdad de todos los hombres, como hijos de Dios; el dominio
sobre la naturaleza creada y puesta al servicio del hombre; el deber de trabajar
para el desarrollo del hombre entero y de todos los hombres” (RM 58c).
“Con el mensaje evangélico la Iglesia ofrece una fuerza liberadora y promotora
de desarrollo, precisamente porque lleva a la conversión del corazón y de la
mentalidad; ayuda a reconocerla dignidad de cada persona; dispone a la
solidaridad, al compromiso, al servicio de los hermanos, inserta al hombre en el
proyecto de Dios, que es la construcción del reino de paz y de justicia, a partir
ya de esta vida. Es la perspectiva bíblica de los “nuevos cielos y nueva tierra”
(cf. ls 65,17; 2 Ped 3,13; Ap 21,1), la que ha introducido en la historia el
estímulo y la meta para el progreso de la humanidad. El desarrollo del hombre
viene de Dios, del modelo de Jesús Dios y Hombre, y debe llevar a Dios. He
aquí porqué entre el anuncio evangélico .y la promoción del hombre hay una
estrecha conexión” (RM 59a).

1.4.8. La caridad, fuente y criterio de la misión.


La Iglesia en todo el mundo — dije en mi primera visita pastoral a Brasil- quiere
ser la Iglesia de los pobres quiere extraer toda la verdad contenida en las
bienaventuranzas de Cristo y sobre todo en esta primavera: ‘Bienaventurados
los pobres de Espíritu...” Quiere enseñar esta verdad y quiere ponerla, en
práctica igual que Jesús vino a hacer y enseñar (RM 60a).
Fiel al espíritu de las Bienaventuranzas la Iglesia está llamada a compartir con
los pobres y los oprimidos de todo tipo Por esto exhorto a todos los discípulos
de Cristo y a las comunidades cristianas, desde las familias a las Diócesis, desde
las parroquias a los Institutos religiosos, a hacer una sincera revisión de la
propia vida en el sentido de la solidaridad con los pobres. Al mismo tiempo, doy
gracias a los misioneros quienes, con su presencia amorosa y su humilde
servicio, trabajan por el desarrollo integral de la persona y d la sociedad por
medio de escuelas, centros sanitarios leproserías casas de asistencia para
minusválidos y ancianos iniciativas para la promoción de la mujer y otras
similares Doy gracias a los Sacerdotes, a los religiosos a las religiosas y a los
laicos por su entrega. También aliento a los voluntarios de organizaciones no
gubernamentales cada día más numerosas los cuales se dedican a estas obras
de caridad y de promoción humana (RM 60c).
“En efecto, son estas numerosas obras de caridad” las que atestiguan el espíritu
de toda la actividad misionera: El amor, que es y sigue siendo la fuerza de la
misión es también el “único criterio según el cual todo debe hacerse, cambiarse
y no cambiarse. Es el principio que debe dirigir toda acción y el fin al que debe
tender Actuando con caridad o inspirados por la caridad, nada es disconforme y
todo es bueno” (RM 60d).

1.5. RESPONSABLES DE LA ACTIVIDAD MISIONERA


Con énfasis debemos insistir que no es lo mismo INCUMBENCIA GENERAL y la
RESPONSABILIDAD CONCRETA organizativa de la Misión. La incumbencia
general, es decir, el deber de cooperar en la Misión Eclesial es de todos los
cristianos, desde el Bautismo. “Todos los creyentes en Cristo, afirma RM 40,
deben sentir como parte integrante de su fe la solicitud apostólica de transmitir
a otros su alegría y su luz”. “Toda la Iglesia, y cada Iglesia es enviada a las
gentes”, dice RM 62. “Miembros de la Iglesia en virtud del Bautismo, todos los
cristianos son corresponsables de la Actividad Misionera” (RM 77).

1.5.1. El Papa y el Colegio Episcopal:


Naturalmente que es, entonces, el Soberano Pontífice el primer responsable
universal de la Evangelización. En última instancia es Él quien debe “confirmar a
los hermanos y animarlos en su misión de evangelizadores para que lo hagan
con amor, celo y alegría siempre mayores” (EN 1).
“Todos los Obispos, como miembros del Colegio Episcopal, sucesor del Colegio
de los Apóstoles, han sido consagrados no sólo para una Diócesis determinada,
sino para la salvación del mundo entero. A ellos, con Pedro y bajo Pedro, afecta
primaria e inmediatamente el mandato de Cristo de predicar el Evangelio a toda
criatura. De ahí procede esa comunión y cooperación de las Iglesias, que es
hoy tan necesaria para proseguirla obra de la evangelización”.
Por su parte, los Obispos “todos y cada uno, en virtud de la institución y
precepto de Cristo, están obligados a tener por la Iglesia Universal aquella
solicitud que, aunque no se ejerza por acto de jurisdicción, contribuye, sin
embargo, en gran manera al desarrollo de la Iglesia Universal y deben, pues...
promover toda actividad que sea común a toda la Iglesia, particularmente en
orden a la dilatación de la fe y a la difusión de la luz de la verdad plena entre
todos los hombres”.
Juan Pablo II en RM 63 afirma:
Mis hermanos Obispos son directamente responsables conmigo de la
evangelización del mundo ya sea corno miembros del Colegio Episcopal, ya sea
como Pastores de las Iglesias particulares”.

1.5.2. La Congregación para la Evangelización de los Pueblos:


La responsabilidad concreta misionera del Colegio Episcopal con su cabeza de
Soberano Pontífice, la asume y la expresa “en orden a determinar
responsabilidades, competencias y límites” (RM 37).
Por eso dice así RM 75: “Corresponde al Dicasterio misional, dirigir y coordinar
en todo el mundo la obra de la evangelización de los pueblos y la cooperación
misionera salvo la competencia de la Congregación para las Iglesias orientales”
(Pastor Bonus, 28 junio/88; 85 cf. AG 29). Por ello es de su competencia el que
‘forme y distribuya a los misioneros según las necesidades más urgentes de las
regiones… haga la planificación, dicte normas, directrices y principios para la
adecuada evangelización y de impulsos...
La misma Congregación está llamada a desempeñar un papel de primera
importancia a nivel de reflexión, de programas operativos de los cuales tiene
necesidad la Iglesia para orientarse más decididamente hacia la misión en sus
diversas formas”.
Ya lo. vimos en la unidad primera, cuando explicarnos la definición de Actividad
Misionera Específica (1.4), cómo el fundamento de la fecundidad de la misión”
(RM 75 está en que el misionero sea consciente de que “si cada uno evangeliza
en nombre de la Iglesia, la cual a su vez lo hace en virtud de un mandato del
Señor, ningún evangelizador es dueño absoluto de la propia acción
evangelizadora, con poder discrecional de desarrollarla según sus criterios y
prospectivas individualistas, sino que debe hacerlo en comunión con la Iglesia y
con sus Pastores” (EN 60).

1.5.3. Las Conferencias Episcopales:


“Para la orientación y coordinación de la Actividad Misionera a nivel nacional y
regional, son de gran importancia las Conferencias Episcopales y sus diversas
agrupaciones... De hecho, existe ya una amplia y continuada acción en este
campo y los frutos son visibles”.

1.5.4. La Iglesia particular:


Ya hemos dicho como en la Iglesia particular “de ordinario” no hay Actividad
Misionera Específica porque existe la presunción de que allí todos son
cristianos, pero, sin embargo, sí debe el Obispo particular ‘destinar una parte
convenientemente de operarios y de recursos a la evangelización de los
cristianos’ (AG 30; RM 63), bien para una Actividad Misionera Específica
eventual. Ad Intra o para colaborar Ad Extra en la urgencia de Primera
Evangelización “misión que se halla todavía en tos comienzos y que debemos
comprometernos con todas nuestras fuerzas en su servicio” (RM 1).

1.5.5. Los misioneros e Institutos ad gentes:


Entre los agentes de pastoral de primer anuncio ocupan un puesto de
fundamental importancia los institutos misioneros.
La vocación especial de los misioneros “ad vitam” conserva toda su validez.
Representa el paradigma del compromiso misionero de la Iglesia que siempre
necesita donaciones radicales y totales, impulsos nuevos y valientes (cf. RM
66).

1.5.6. Los Sacerdotes:


Un llamado especial hace el Papa Juan Pablo II a todos los Sacerdotes
Diocesanos, para que tomen conciencia de que ellos, aunque no tengan un
compromiso directo de Misión Ad Gentes, no pueden desentenderse de que les
incumbe, de una manera más especial que a los laicos, el deber de colaborar en
la Actividad Misionera Específica. Dice así RM67:
“Colaboradores del Obispo, los Presbíteros, en virtud del Sacramento del Orden,
están llamados a compartirla solicitud por la misión”.
Otra cosa es, fuera de esta incumbencia general que atañe a todos los
cristianos de manera esencial, la responsabilidad de “promover, dirigir y
coordinar la actividad misionera” (RM 63).

1.5.7. Los Institutos de vida Consagrada-activa y Contemplativa:


Así como las Conferencias Episcopales se responsabilizan de aunar el trabajo
misionero específico de los Obispos, así también “las CONFERENCIAS DE LOS
SUPERIORES MAYORES tengan este mismo objetivo en su ámbito según las
indicaciones y normas establecidas (AG 33)” (RM 76) para organizar la
colaboración misionera Ad gentes de las Ordenes, Congregaciones e Institutos.
La responsabilidad concreta misionera del Colegio Episcopal con su cabeza de
Soberano Pontífice, la asume y la expresa “en orden a determinar
responsabilidades, competencias y límites (RM 37) y” porque la misión requiere
igualmente una unión externa y ordenada entre las diversas responsabilidades y
funciones” (RM 75).

1.5.8. Los laicos en virtud el Bautismo:


Todos los fieles, como miembros de Cristo vivo, incorporados y asemejados a Él
por el Bautismo, por la Confirmación y por la Eucaristía, tienen el deber de
cooperar a la expansión y dilatación del Cuerpo de Cristo para llevarlo cuanto
antes a la plenitud. Por ello todos los hijos de la Iglesia han de... consagrar sus
energías a la obra de la evangelización” (AG 36).

En EN 59 se lee:
“Pero ¿quién tiene, entonces la misión de evangelizar? El Vaticano II ha
respondido con claridad: a la Iglesia ‘por mandato divino incumbe la obligación
de ir al mundo entero a predicar el Evangelio a toda criatura” (DH 13; LG 5; AG
1). Y en otro texto: “Toda la Iglesia es misionera, y la obra evangelizadora es
un deber fundamental del pueblo de Dios” (AG 35).
De este deber fundamental del Pueblo de Dios habla maravillosamente Juan
Pablo II en RM 71 cuando dice:
“La necesidad de que todos los fieles compartan tal responsabilidad (la
contribución Específica a la Actividad Misionera) no es sólo cuestión de eficacia
apostólica, sino de un deber derecho basado en la dignidad bautismal, por la
cual ‘los fieles laicos participan, según el modo que les es propio, en el triple
oficio sacerdotal, profético y real de Jesucristo’ (Christifideles Laici 14). Ellos,
por consiguiente, ‘tienen la obligación general, y gozan del derecho de
trabajar.... para que el Mensaje Divino de Salvación sea conocido’ (CIC, canon
225,1)
La Congregación para el Clero, en sus documentos Postquam Apostoli (25 de
Marzo/89), en el No. 3 afirma:
“Ningún bautizado y confirmado en la Iglesia está exento de tal deber (la
evangelización)... Todo cristiano debe colaborar en la misión de la Iglesia según
la parte que le corresponde”.

TRABAJO GRUPAL

Reflexionar el capítulo V de la Encíclica Redemptoris Missio y relacionarlo con el


tema: los caminos para la Actividad Misionera que presenta el módulo para
establecer:
1. La metodología que debe emplear el misionero en su trabajo de misión
ad gentes.
2. ¿Cuáles son los caminos de la Actividad Misionera Específica?
3. ¿Por qué el testimonio de vida cristiana es la primera e insustituible
forma de evangelizar?
4. ¿En qué consiste el anuncio del kerigma? (Mirar anexo 2)
5. Proceso a seguir para inculturar el Evangelio en las culturas

CAMPOS DE ACCIÓN
1. Analizar su campo de acción entre los responsables de la Actividad Misionera
para:
a. Establecer sus responsabilidades concretas de acuerdo a las indicaciones
del Código de Derecho Canónico sobre la actividad misionera de la
Iglesia. (Ver anexo 1)
b. Definir compromisos frente a la misión de la Iglesia universal, de la
Iglesia local y de la Iglesia particular

1.6. AGENTES DE LA ACTIVIDAD MISIONERA


Luego de haber estudiado la incumbencia general de todo el Pueblo de Dios en
el trabajo misionero y de establecer los responsables concretos y directos de la
organización de la Misión Ad gentes, vamos ahora a determinar cuáles son los
agentes de la Primera Evangelización.
Podemos decir, así simplemente, que los Agentes de la Misión Ad Gentes son
los heraldos del Evangelio que enviados por la Iglesia cumplen yendo por todo
el mundo, el deber de predicar el Evangelio e implantar la Iglesia entre los
pueblos o grupos humanos que todavía no creen en Cristo” (AG, 6).

La RM 65 se expresa así:
“Se trata de una vocación especial que tiene como modelo la de los
apóstoles: se manifiesta en el compromiso total al servicio de la Evangelización;
se trata de una entrega que abarca a toda la persona y toda la vida del
misionero, exigiendo de él una donación sin límites de fuerzas y de tiempo.
Quienes están dotados de tal vocación, ‘enviados por la autoridad legítima, se
dirigen por la fe y obediencia a los que están alejados de Cristo”.
Así como en toda la acción misionera de la Iglesia, la Actividad Misionera
Específica es “la responsabilidad más Específicamente misionera que Jesús ha
confiado y diariamente vuelve a confiar a su Iglesia” (RM 31; cf. Chistifideles
Laici 35); así también los que se dedican a trabajar en esa Actividad Primera
reciben con toda propiedad, especialmente el nombre de “Misioneros”, bien
sean ellos Obispos, Sacerdotes, Religiosas o Laicos.
Debemos apreciar bien que así como para Ser ministro propio de la Actividad
Pastoral se requiere el sacramento del Orden, así también para ser Ministro o
agente propio de la Actividad Misionera Específica es indispensable haber
recibido el Bautismo y el Envío Jerárquico. Así se expresa Chistifideles Laici 23
“Hay necesidad de que se expresen con claridad tanto la unidad de misión de
la Iglesia, en la que participan todos los bautizados, como la sustancial
diversidad del Ministerio de los Pastores que tiene su raíz en el Sacramento
del Orden, respecto de los otros ministerios, oficios y funciones eclesiales, que
tienen su raíz en los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación”.
Fundamentalmente, entonces, para ser Agente de la Actividad Misionera
Específica se necesita ser cristiano por el Bautismo y tener una vocación
Específica para trabajar en ese Ministerio de Apostolado. Esa vocación
Específica la califican los responsables directos de la Actividad Misionera la
autoridad legítima, cuando dan el ENVIO JERARQUICO al heraldo evangélico.

1.6.1. Misioneros “ad vitam” (DE POR VIDA)


Son aquellos “a los que quiere Cristo Señor y los llama de entre los discípulos
para que lo acompañen y para enviarlos a predicar a las gentes’ (RM 65; cf .AG
23) y le responden con una donación radical y total, con impulsos nuevos y
valientes… consagrando toda la vida para dar testimonio del Resucitado entre
las gentes” (RM 66).
Esos Agentes “ad vitam” que históricamente han sido instrumentos de la
Congregación de Propaganda Fide para la difusión de la te y la fundación de
Nuevas Iglesias... y que todavía continúan siendo muy necesarios no sólo para
la Actividad Misionera Ad Gentes, como es su tradición, sino también para la
animación misionera tanto en las Iglesias de antigua cristiandad como en las
más jóvenes... Esos institutos conservan toda su validez y representan el
paradigma del compromiso misionero de la Iglesia” (RM66).

En el Documento Conciliar Ad Gentes 24 dice:


El enviado entra en la vida y en la misión de Aquel que se anonadó así mismo
tomando la forma de Siervo (Fil 2,7). Por lo cual debe estar dispuesto a
perseverar toda la vida en su vocación, a renunciarse así mismo y a todo lo que
tuvo hasta entonces y a hacerse todo para todos”.

1.6.2. Agentes Fidei donum o de servicio temporal


Hay otros agentes de la Actividad Misionera Específica que no son
necesariamente “Ad Vitam” y son aquellos que “dedican a la Iglesia, parte de su
tiempo viviendo con coherencia su propia fe” (RM 74).
Ya Pio XII en su Carta Encíclica Fidei Donum, alentaba a los Obispos a ofrecer a
algunos de sus Sacerdotes para un servicio temporal a las Iglesias de África.
Esos “Presbíteros llamados Fidei donum (agentes temporales de la Actividad
Misionera Específica) ofrecen una aportación valiosa al crecimiento de
comunidades eclesiales necesitadas mientras encuentran en ellas frescor y
vitalidad de fe” (RM 68).

1.63. Agentes Laicos y Laicas. Los Catequistas


“En los tiempos modernos, afirma RM 71, no ha faltado la participación activa
de los misioneros laicos y de las misioneras Laicas... Es más, hay que reconocer
y esto es un motivo de gloria, que algunas Iglesias han tenido su origen gracias
a la actividad de las laicas y de los laicos misioneros”.
Una mención especialísima entre los agentes temporales de Primera
Evangelización se la han ganado los CATEQUISTAS, dice a este respecto RM 73:
“Entre los Laicos que se hacen evangelizadores se encuentran en primera línea
los Catequistas. El decreto conciliar misionero Ad gentes 17, los define como
‘esa legión tan benemérita de la obra de las misiones entre los gentiles, los
cuales llenos del espíritu apostólico, prestan con grandes sacrificios una ayuda
singular y enteramente necesaria para la expansión de la fe y de la Iglesia...’
Aunque ha habido un incremento de los servicios eclesiales y extra-eclesiales, el
ministerio de los catequistas continúa siendo siempre necesario y tiene unas
características particulares: los catequistas son agentes especializados, testigos
directos, evangelizadores insustituibles. El nuevo Código de Derecho Canónico
(CIC 785) reconoce sus cometidos, cualidades y requisitos”.
La Exhortación Apostólica Catechesi Tradendae (16 de octubre de 1979) dice
que el “título de Catequista se aplica por excelencia a los catequistas de tierras
de misión... Sin ellos no se habría, edificado Iglesias hoy tan florecientes” (CT
66). Es que, en verdad, en los territorios misionales son los catequistas los que
cumplen el trabajo más difícil de la evangelización. Pero ellos, a su vez, deben
ser formados, escogidos y enviados a su misión. Si los catequistas mejores de
las tierras evangelizadas hacen una oferta temporal de sus servicios a la misión
Ad Gentes con toda seguridad le prestan un imponderable servicio.
La presencia temporal de los agentes Laicos en la Primera Evangelización es un
servicio maravilloso porque “los fieles laicos, son el ejemplo de su vida y con la
propia acción pueden ser éstos un signo del Señor y de su Iglesia” (CFL 35).

Juan Pablo II en Chistifideles laici 34 se expresa de esta manera:


“Los fieles Laicos tienen su parte que cumplir en la formación de tales
comunidades eclesiales, no sólo con una participación activa y responsable en
la vida comunitaria, y por tanto con su insustituible testimonio, sino también
con el empuje y la acción misionera entre quienes todavía rio creen o ya no
viven la fe recibida en e! Bautismo”.
Hoy en día hay varios programas para la formación, envío, seguimiento y
retorno de Agentes Misioneros que quieran regalarle un tiempo de su vida a la
Misión Ad Gentes. Se habla del “AÑO DE SERVICIO MISIONERO” para
seminaristas, Sacerdotes, religiosas, profesionales... etc. Se podría pensar muy
concretamente en “un año misionero” para las Religiosas de Institutos de vida
activa que rio persiguen un fin estrictamente misionero.
Hay Institutos misioneros, como el de Sacerdotes Misioneros Javerianos de
Yarumal, que ofrecen su colaboración para llevar temporalmente a Sacerdotes
diocesanos y laicos comprometidos a una Misión Ad Gentes. También el CELAM,
el Centro Nacional Misionero de la Conferencia Episcopal y la Sede Nacional de
las Obras Misionales Pontificias, están organizando programas periódicos de
formación y envío de Agentes para la Actividad Misionera Específica.
Es así como obedecemos el mandato misionero de “Id por todo el mundo” (Mc
16,15); cómo podemos proyectarnos más allá de nuestras fronteras, Ad
Gentes... dando desde nuestra pobreza” (Puebla 368) y cómo volvemos
realidad el sueño que Juan Pablo II expresa en RM 92:
“Veo amanecer una nueva época misionera, que llegará a ser un día radiante y
rica en frutos, si todos los cristianos y, en particular, los misioneros y las
jóvenes Iglesias responden con generosidad y santidad a las solicitaciones y
desafíos de nuestro tiempo.”

1.6.4. Los Padres de Familia:


Ya dijimos en la introducción a la unidad tercera que los verdaderos Agentes de
Primera Evangelización en una Iglesia particular son los Padres de Familia que
entregan a sus hijas el Primer Anuncio Kerigmático en la intimidad de la Familia
cristiana, verdadera Iglesia Doméstica y Santuario de la vida.

Para Reflexionar
Las diferencias en la actividad misionera de la Iglesia no provienen de la
naturaleza íntima de su misión, sino de las condiciones en las que tal misión se
cumple.
Las empresas concretas con las que los heraldos del Evangelio enviados por la
Iglesia cumplen, yendo por todo el mundo, el deber de predicar el Evangelio e
implantar la Iglesia entre los pueblos o grupos humanos que todavía no creen
en Cristo, reciben comúnmente el nombre de “misiones”, las cuales se lleva a
cabo por medio de la actividad misionera y de ordinario se realizan en
determinados territorios señalados por la Santa Sede.
El fin propio de la actividad misionera es la Evangelización y la plantación de la
Iglesia en los pueblos o grupos humanos en los cuales no ha arraigado todavía.
De este modo, deben crecer de la semilla de la Palabra de Dios en todo el
mundo Iglesias particulares autóctonas suficientemente fundadas y dotadas de
propias energías y maduras, que, provistas suficientemente de jerarquía propia
unida al pueblo fiel, y de medios apropiados para llevar una vida plenamente
cristiana, contribuyan en la parte que les corresponde, al bien de toda la
Iglesia. El medio principal para esta plantación es la predicación del Evangelio
de Cristo. Para anunciarlo envío el Señor a sus discípulos a todo el mundo, a fin
de que los hombres, renacidos por la Palabra de Dios, ingresen por el bautismo
en la Iglesia, la cual, como Cuerpo del verbo encarnado que es, se alimenta y
vive de la palabra de Dios y del pan eucarístico.

II UNIDAD
EL OBJETIVO PROPIO DE LA ACTIVIDAD MISIONERA
ESPECÍFICA
INTRODUCCIÓN

Después de haber mirado en la unidad primera qué es la Actividad Misionera


Específica y cuál es el lugar que ocupa en la tarea evangelizadora de la Iglesia,
ahora, en esta unidad Segunda, vamos a estudiar el objetivo propio de la
Misión Ad Gentes.
La Actividad Misionera Específica tiene su Objetivo propio especificó, que es
doble: La Evangelización inculturada y la implantación de las Iglesias
particulares.
Así lo expresa claramente el documento misionero Ad Gentes 6:
“El fin propio de esta Actividad Misionera es la Evangelización y la plantación de
la Iglesia en los pueblos o grupos humanos en los cuales no ha arraigado
todavía”.
El objetivo específico de la Actividad Misionera Específica enmarca
perfectamente con el Objetivo único y último de la Única Misión Eclesial, que es
precisamente:
“Dilatar más y más el Reino de Dios, incoado por el mismo Dios en la
tierra, hasta que al final de los tiempos El mismo también lo consume, cuando
se manifieste Cristo, vida nuestra (cf. Col 3,4)” (LG 9), o como lo expresa el
documento Conciliar sobre el Apostolado de los Laicos:
“Propagar el Reino de Cristo en toda la Tierra para Gloria de Dios Padre, y
hacer así a todos los hombres partícipes de la redención salvadora y por medio
de ellos ordenar realmente todo el universo hacia Cristo” (AA 2).
El Papa Juan Pablo II, en RM 34, dice que “la Actividad Misionera se caracteriza
como tarea de anunciar a Cristo y a su Evangelio, de edificación de la Iglesia
local, de promoción de los valores del Reino”.
Se puede notar que el Papa agrega a los dos objetivos tradicionales de la
Actividad Misionera un tercero: la promoción de los valores del Reino. No se
trata de ninguna innovación, sino que el Papa quiere así explicar el carácter
escatológico de la Actividad Misionera Específica, de que habla AG 9 cuando
dice:
“De esta manera (con la Evangelización inculturada y la implantación de las
Iglesias particulares) la Actividad Misionera tiende a la plenitud escatológica,
pues por ella, en la medida y en el tiempo con que su potestad ha dispuesto, se
dilata el Pueblo de Dios, al cual se dijo de manera protética: ¡Amplía el lugar de
tu tienda y extiende las pieles que te cubren! Note cohíbas (Is 54,2); crece el
Cuerpo Místico hasta la medida de la edad de la plenitud de Cristo, y el templo
espiritual donde Dios es adorado en espíritu yen verdad se agranda y se edifica
sobre el fundamento de los Apóstoles y de los profetas, siendo el propio Cristo
la piedra angular (Ef 2,20)”.
El P. Marcello Zago, el primero en hablar de ese aparente triple objetivo de la
Actividad Misionera Específica, y él mismo explica que ese tercer aspecto, que
él llama “la fermentación del Reino”, es una colaboración para la venida del
Reino de Dios en la dimensión temporal y escatológica, único aspecto formal
para hacer la Primera Evangelización en algunos contextos humanos, por
ejemplo, entre los musulmanes se expresa así. El P. Zago:
Se puede hablar de una triple finalidad de la misión el anuncio, la
Eclesiogénesis y la fermentación del Reino o colaboración para su venida en la
dimensión temporal y escatológica (es el aspecto más nuevo…) Algunas veces
la misión se realiza solamente en esta forma”.
Además, como lo afirma el mismo Juan Pablo II en RM 16: “Es el anuncio de
Jesucristo, con el que el Reino se identifica, donde se centra la predicación de
la Iglesia primitiva. Al igual que entonces, hoy también es necesario unir el
anuncio del Reino de Dios (el contenido del ‘kerigma’ de Jesús) y la
proclamación del evento de Jesucristo (que es el Kerigma de los
apóstoles). Los dos anuncios se complementan y se iluminan mutuamente.
En RM 18 el Papa se muestra aún más expresivo cuando exclama: “El Reino de
Dios no puede ser separado ni de Cristo ni de la Iglesia... El Reino de Dios no
es un concepto, una doctrina o un programa sujeto a libre elaboración, sino que
es ante todo una persona que tiene el rostro y el nombre de Jesús de Nazaret,
imagen de Dios invisible”.
La Iglesia debe entender muy bien que difundiendo en el mundo los valores
evangélicos’ sirve al reino y que... las múltiples perspectivas del Reino de Dios
no debilitan los fundamentos y las finalidades de la Actividad Misionera, sino
que los refuerzan y propagan... La Iglesia, Sacramento de Salvación para toda
la humanidad, es fuerza dinámica hacia el Reino escatológico y signo de los
valores evangélicos entre los hombres” (RM 20).
El P. Giglioni se refería al objetivo propio de la Actividad Misionera Específica en
éstos términos:
La finalidad de esta Actividad Misionera Ad Gentes es, en última instancia, ‘la
manifestación del propósito de Dios, o Epifanía, y su realización en el mundo y
en la historia’ (RM 41; AG 9). Su peculiaridad consiste, pues, en tres elementos
por lo menos: lleva el primer anuncio a los no cristianos (evangelización);
tiende a construir e implantar una Iglesia local autosuficiente (implantatio
Ecclesiae); realiza una profunda inculturación del Evangelio promoviendo los
valores del Reino (Inculturación)”.
En nuestra unidad vamos a estudiar cómo es quela Iglesia debe servirse de la
inculturación para hacer la primera evangelización eficientemente. Luego
incursionaremos un poco en la teología de la Implantación eclesial y de la
Iglesia particular.
Pedimos a nuestros alumnos que no se contenten con leer el texto sino que
traten de asimilarlo y conversarlo con los demás, para que se vayan
familiarizando con las ideas y con el vocabulario. No se contenten con los trozos
de RM o de los Documentos conciliares que les entregamos en el texto, sino
que los busquen en sus libros de consulta, para que comparen las traducciones
y los comentarios.
2.1. INCULTURACIÓN DEL EVANGELIO
El empeño fundamental de la Actividad Misionera Específica es la
Evangelización, o sea en última instancia la manifestación del propósito de Dios
o Epifanía y su realización en el mundo y en la historia en la que Dios por
medio de la misión perfecciona abiertamente la historia de la salvación (AG9)”
(RM 41), o como decía el P. Giglioni: “Es el acto por el que la Iglesia, movida
por el Espíritu Santo, anuncia la salvación que, en su infinito amor, el Padre,
ofrece a todos los hombres en Cristo y por medio de Cristo muerto y resucitado.
El instrumento evangelizador de la Actividad Misionera Especifica es la
predicación para 1conversión individual, tal como lo explica AG 13:
“Donde quiera que Dios abre la puerta de la Palabra para anunciar el misterio
de Cristo a todos los hombres confiada y constantemente hay que anunciar al
Dios vivo y a Jesucristo, enviado por El para salvar a todos, a fin de que los no
cristianos, bajo la acción del Espíritu Santo, que abre sus corazones, creyendo
se conviertan libremente al Señor y se unan a Él con sinceridad.”
El P. Giglioni, que era maestro en esta materia, extraemos un esquema de la
predicación evangélica que nos parece muy oportuna aquí. Dice así:
‘La Iglesia según la antigua praxis apostólica y patrística, ha elaborado
metodologías propias de evangelización, que se desarrollan con variedad de
tiempos y modos: el anuncio Kerigmático es el primer anuncio hecho a
quien desconoce aún el mensaje de salvación, para llevarlo a la ‘conversión’; la
catequesis es la profundización del Kerigma para aquellos que, con la
conversión, entraron ya en el catecumenado y se preparan para recorrer el
camino de la iniciación cristiana (AG 14); la predicación homilética, que se
hace en el contexto litúrgico-sacramental a los ya bautizados (SC 52), y la
predicación mistagógica, entendida como catequesis litúrgica o para
profundizar en la fe a partir de los ‘ritus et preces” (cf SC 48).

EL PRIMER ANUNCIO
Todas estas modalidades de predicación pueden utilizarse en la primera
evangelización, según la madurez de la fe de la comunidad, pero lo más usual,
la inicial, será el ANUNCIO KERIGMATICO que es, “en el sentido fuerte
Paulino, el primer anuncio valorado de la Persona de Cristo y su Mensaje
Salvador” y así el Kerigma es verdadera evangelización porque “anuncia con
solemnidad y autoridad, sin límites de tiempo y espacio, el ‘Evangelio de Dios’
esto es, el Plan salvífico del Padre realizado por medio de Cristo
El Kerigma no busca directamente adoctrinar, sino suscitar la fe pata la
conversión, es decir, para el arrepentimiento y el cambió de vida en Jesucristo.
El Kerigma no es, en modo alguno, una ‘pre-evangelización’ cómo
parecesu9eririo EN 51 sino la Evangelización misma en su parte más
fundamental y delicada, porque del buen Kerigma depende en buena parte, la
seguridad en la fe.
La RM 44 se enfática en este sentido cuando dice:
“En la compleja realidad de la misión; el primer anuncio tiene una función
central e insustituible, porque introduce’ en el misterio del amor de Dios, quien
lo llama a iniciar una comunicación personal con Él en Cristo’ (AG 13) y abre la
Vía para la conversión. La fe nace del anuncio y toda comunidad eclesial tiene
su origen y vida en la respuesta de cada fiel a este anuncio”.
La predicación Kerigmática de la Actividad Misionera Específica debe buscar el
convertir, más que el convencer, es decir, tenderá siempre a suscitar la fe-
adhesión, el seguimiento- imitación de Jesucristo, quien es Evangelio-Persona,
no mera filosofía. Por eso la predicación Kerigmática buscará llegar antes al
corazón que a la mente, para formar ‘apóstoles” que vivan la experiencia
personal del amor infinito de Dios y luego puedan darle al mundo un testimonio
creíble de ese amor salvífico infinito.
Para lograr este objetivo es necesario encarnar el Evangelio en la cultura del
hombre que se evangeliza, esto es, inculturar el Evangelio. La Palabra
“Inculturación” es un neologismo teológico que significa que el Evangelio se
debe expresar con los elementos de las culturas para que así el hombre lo
pueda entender y reexpresar en el contexto de su propia vida. Así dice Juan
Pablo II:
Este anuncio se hace en el contexto de la vida del hombre y de los pueblos que
lo reciben. Debe hacerse además con actitud de amor y estima hacia quien
escucha, con un lenguaje concreto y adaptado a las circunstancias” (RM 44).
“No se trata ciertamente de renegar a la propia identidad cultural, sino de
comprender, apreciar, promover y evangelizar la del ambiente donde actúan y,
por consiguiente, estar en condiciones de comunicar realmente con él,
asumiendo un estilo de vida que sea signo de testimonio evangélico y de
solidaridad con la gente” (RM 53).
La inculturación amasa, fermentándola cori la fe, la realidad concreta del
hombre. “La evangelización no sería completa sino tuviese en cuenta el
recíproco llamamiento que se hacen continuamente el Evangelio y la vida
concreta, personal y social del hombre” (EN 29).
El buen misionero debe saber que al hombre se lo encuentra en su cultura, en
el carácter particular de la cultura de su pueblo, que es donde él encuentra su
propia identidad. Como dice RM 53, “Ios.misqnros1deben insertarse en el
mundo sociocultural de aquellos a quienes son enviado… deben aprender la
lengua de la región en donde trabajan, conocer las expresiones más
significativas de aquella cultura, descubriendo sus valores por experiencia
directa. Solamente con este conocimiento los misioneros podrán llevar a los
pueblos de manera creíble y fructífera, el conocimiento del misterio escondido”.
La Evangelización inculturada es aquella que sabe encontrar las semillas del
Verbo” que están sembradas por el Espíritu Santo en todas las, culturas (cf
RM28; LG 17; AG 3yI 5) y con el lenguaje de esos símbolos encarna de nuevo
la Palabra que Salva, Jesucristo, Evangelio de Dios (EN 7).
Así lo dice RM52:
“Por medio de la inculturación la Iglesia encarna el Evangelio en las diversas
culturas y, al mismo tiempo, introduce a los pueblos con sus culturas en su
misma comunidad, transmite a las mismas sus propios valores, asumiendo lo
que hay de bueno en ellas y renovándolas desde dentro. Por su parte, con la
inculturación, la Iglesia se hace signo más comprensible de lo que es, e
instrumento más apto para la misión”.
La evangelización inculturada exige, sobretodo, amor y respeto profundos las
culturas. Es Juan Pablo quien exclama:
“La cultura de cada pueblo es sagrada y digna de respeto en sus elementos
esenciales”.
O también este otro texto:
“La actitud misionera comienza siempre con un sentimiento de profunda estima
frente a aquello que ‘hay en cada hombre’ (Jn 2,25), por aquello que él mismo,
en lo profundo de su espíritu, ha elaborado respecto a los problemas más
profundos y más importantes; se trata de respeto por todo aquello que en él ha
obrado el espíritu”.
El Documento de Puebla, a su vez, se expresa del siguiente modo:
“La Iglesia, en virtud de su misión específica, se siente enviada no para
destruir, sino para ayudar a las culturas a consolidarse en su propio ser e
identidad, convocando a los hombres de todas las razas y pueblos a unirse, por
la fe, bajo Cristo en el mismo y único Pueblo de Dios.
Es de suma importancia, definitivo en la Actividad Misionera Específica, tener
muy presente que ni Cristo, ni su Iglesia son una cultura. “El Evangelio, y por
supuesto la Evangelización, dice EN 20, no se identifican ciertamente en la
cultura, y son independientes respecto a todas las culturas... independientes de
las culturas, el Evangelio y la evangelización no son necesariamente
incompatibles con ellas, sino capaces de impregnarlas a todas sin esclavizarse
de ninguna.
La trascendencia de Cristo y de la Iglesia les permite convivir como autóctonos
en todas las culturas, con la capacidad de impregnarlas a todas, sin que
ninguna de ellas los pueda acaparar en forma exclusiva. Así lo expresó el
Vaticano II en GS:
“La Iglesia, enviada a todos los pueblos sin distinción de épocas y regiones; no
está ligada de manera exclusiva e indisoluble a raza o nación alguna, a algún
sistema particular de vida a costumbre alguna antigua o reciente” (GS 58).
En virtud de su misión y naturaleza, la Iglesia no está ligada a ninguna forma
particular de civilización humana ni a sistema alguno político económico o social
(GS 42).
Querer evangelizar presentando un Cristo o una Iglesia sin inculturar, o unidos
a una determinada cultura, no es evangelización, sino colonialismo, que es hoy
un pecado de esta humanidad. La Iglesia predica el Cristo Misionero, el Cristo
de la fe, el Jesús que, como hermosamente dice Monseñor Gantin, Prefecto de
la Congregación de los Obispos, “No es más judío o asiático o europeo, sino el
‘hermano universal como lo afirma el profundo simbolismo de su muerte.
La inculturación evangélica tiene sus propias exigencia: “requiere largo tiempo
pues no se trata de una mera adaptación externa sino una íntima
transformación de los auténticos valores culturales... es un proceso profundo y
global que abarca todo el mensaje cristiano… es un proceso difícil porque no
debe comprometer en ningún modo las características y la integridad de la fe
cristiana” (RM 52) “debe ser dirigida y estimulada, pero no forzada” (RM 54).

2.2. IMPLANTACION DE LAS IGLESIAS PARTICULARES


La Actividad Misionera Específica tiene como objetivo específico, junto con la
evangelización la función de la Eclesiogénesis, o sea la implantación de las
Iglesias particulares (Plantatio Ecclesiae). La tarea Específica de la Primera
Evangelización es inculturar el Mensaje Evangélico, como lo hemos visto, pero
lo hace plantando la estructura visible ministerial de la Iglesia que lo contiene.
Juan Pablo II explica admirablemente la relación de éstos principios teológicos
cuando dice en RM 9 que “La Iglesia profesa que Dios ha constituido a Cristo
como único Mediador y que ella misma ha sido constituida como Sacramento
Universal de Salvación... Es necesario, pues, mantener unidas estas dos
verdades, o sea, la posibilidad real de la salvación. Ambas favorecen la
comprensión del único Ministerio Salvífico.
Igualmente en RM 55 dice: “Cristo mismo, ‘al inculcar con palabras explicitas la
necesidad de la fe y el Bautismo... confirmó al mismo tiempo la necesidad de
la Iglesia, en la que los hombres entran por el Bautismo como por una puerta’
(LG 14; AG 7). “Pero es más preciso aún cuando en RM 47 dice:
“Es verdad que no pocas personas afirman que están interiormente
comprometidas con Cristo y con su mensaje, pero no quieren estarlo
sacramentalmente, porque a causa de sus perjuicios o de las culpas de los
cristianos, no llegan a percibir la verdadera naturaleza de la Iglesia, misterio de
fe y de amor. Deseo alentar pues, a estas personas a abrirse plenamente a
Cristo, recordándoles que, sienten el atractivo de Cristo, El mismo ha querido a
la Iglesia como lugar donde pueden encontrarlo realmente.

EL PROCESO CRISTIANO
Es, entonces, lógico que cuando se anuncia a Jesucristo se espere la respuesta
de los creyentes del mensaje y a los que respondan afirmativamente con la fe
en Jesucristo Salvador y libertador se los bautice y con ellos se comienza a
organizar la comunidad eclesial. Eso es lo que dice RM 48:

“La conversión y el bautismo introducen en la Iglesia, donde ya existe, o


requieren la constitución de nuevas comunidades que confiesen a Jesús
Salvador y Señor...
La misión ad gentes tiene este objetivo: fundar comunidades cristianas; hacer
crecer las Iglesias hasta su completa madurez. Esta es una meta central y
Específica de la Actividad Misionera, hasta el punto de vista que ésta no puede
considerarse desarrollada, mientras no consiga edificar una nueva Iglesia
particular, que funcione normalmente en el ambiente local.”
El proceso que sigue la Primera Evangelización en la implantación de las
Iglesias particulares está admirablemente descrito en AG 6... Dice así:
“De este modo (con la Actividad Misionera Específica); deben crecer de la
semilla de la Palabra de Dios en todo el mundo Iglesias particulares autóctonas
suficientemente fundadas y dotadas de energías propias y maduras... El medio
principal para esta plantación es la predicación del Evangelio de Cristo. Pará
anunciarlo envió el Señor a sus discípulos a todo el mundo, a fin de que los
hombres, renacidos por la Palabra de Dios, ingresen por el bautismo en la
Iglesia, la cual como Cuerpo del Verbo encarnado que es, se alimenta y vive de
la Palabra de Dios y del Pan Eucarístico”.
Desde el comienzo de la Iglesia neotestamentaria se afirmó que la Iglesia
católica se tenía que extender por todo el mundo, ya esa tarea de expansión se
la denominó con dos términos principales: “PLANTAR” y “CONSTRUIR”. El
primero, “plantar”, es el más antiguo y el que ha prevalecido. Ya Isaías (5,1 -7;
61 ,3-1 1) hablaba de la viña que el Señor “planta” con esmero y cariño. En los
Evangelios aparece que esa terminología fue muy utilizada por el mismo Cristo
(cf. Mt 21,33-41; Lc 20,9-16, etc.). El otro término “construir”, fue empleado
por el mismo Cristo (Mt 16,18), por los Apóstoles (Act 20,32; 1 Ped 2,5) y
especialmente por San Pablo (1 Cor. 3,10), pero luego se lo ha ido
abandonando para evitar el error de confundir la tarea espiritual
de salvación con el esfuerzo material de edificar templos. Es que, como dice
Congar, “la Iglesia no son los muros, sino los fieles”.
Ha sido un adelanto en la formulación técnica, dice el P. Seumois, hablar de
“implantación de Iglesias particulares” (en plural), mejor que de ‘Plantación o
Implantación de la Iglesia” (es singular). En verdad, como la Iglesia universal
ya fue plantada, bajo la acción de Dios, por los Apóstoles que, según el
testimonio de la tradición litúrgica “plantaron la Iglesia con su sangre”, ahora
falta su implantación sucesiva y progresiva en el mundo, que es lo que pone en
juego la estructura de las Iglesias particulares”.
Es muy significativo poder constatar que durante mucho tiempo se utilizó la
expresión “plantar la Iglesia” para designar precisamente a la Actividad
Misionera Específica. Pío XII, por ejemplo decía mucho: “esos misioneros que
plantan la Iglesia de Dios en...”; Juan XXIII que antes del Pontificado había sido
director Nacional de las Obras Misionales Pontificias en Italia, afirmaba que la
Actividad Misionera era “para que crecieran nuevos retoños de la Iglesia”. Paulo
VI, antes de firmar el decreto AG, empleó muchas veces como expresión
técnica el término “plantar la Iglesia” para referirse a la Actividad Misionera
Específica o Misión Ad Gentes.
La finalidad de la Implantación de las Iglesias Particulares es ayudar a la Iglesia
Universal a que realice su esencia de ser Sacramento Salvífico Universal,
encarnándose en la realidad vivencial de los hombres. “Toda esta Iglesia
universal dice EN 62, se encarna de hecho en las Iglesias particulares... la
apertura a las riquezas de la Iglesia particular responde a una Específica
sensibilidad del hombre contemporáneo... por otra parte, la Iglesia “difundida
por todo el orbe” vendría a ser una abstracción sino tomase cuerpo y vida
precisamente a través de las Iglesias particulares”.
Esta finalidad de encarnación, con “notable analogía al misterio del Verbo
encarnado” (LG 8), la logra la Iglesia mediante la inculturación, que en este
caso de la estructura eclesial se ha llamado “INDIGENIZACION” y que consiste
en que la Iglesia universal tome forma visible autóctona en un contexto
humano. Así lo expresa el P. Seumois:
“Una propiedad esencial de toda Iglesia particular es ser indígena
particularizada, encarnada en un contexto sociocultural determinado, en un
territorio preciso y de una colectividad humana caracterizada... Con el principio
de descentralización articulada puesto de relieve por el vaticano II, la teología
de la Iglesia particular ha podido netamente orientarse hacia un sano
indigenismo según la pluriformidad de las regiones”.

Y al respecto, el decreto AG 10 dice:


“La Iglesia, para poder ofrecer a todos el misterio de la salvación y la vida
traída por Dios, debe insertarse en todos éstos grupos con el mismo afecto con
que Cristo se unió por su encarnación a las determinadas condiciones sociales y
culturales de los hombres con quienes convivió”.
En los sínodos del 74 al 77 los Obispos profundizaron ampliamente la Doctrina
Conciliar a cerca de la Mediación Salvífica de la Iglesia, y en la búsqueda de los
métodos evangélicos y catequísticos, para lograr que la Iglesia se acercará más
y más al hombre moderno, encontraron que el método más acertado era la
implantación de las Iglesias particulares, pero, eso sí, una implantación
inculturada, con una inculturación en el sentido de encarnación.
Ya tenemos, entonces, que la implantación de las Iglesias particulares, es la
encarnación de la forma visible de la Mediación Salvífica en cada cultura,
tomando forma autóctona.

El Padre M. Zago se expresa así:


“La plantación no es sólo y sobre todo constitución de las estructuras eclesiales,
sino que es experiencia comunitaria encarnada de Cristo y cumplimiento de la
historia salvífica de un pueblo”.
Y oigamos al P. Seumois:

“Implantar una Iglesia particular autóctona no consiste en montar un aparato


administrativo, ni una colonia religiosa extranjera importada, sino en sembrar
con buen viento la Semilla Evangélica y tener la suerte de que germine y crezca
bajo el sol indígena como una nueva Iglesia particular, que produce una alegría
como de madre en casa”.
Se puede afirmar que la Iglesia universal se ha implantado en la Iglesia
particular cuando el Mensaje evangélico ha sido “transmitido, asimilado, y re-
expresado” en esta comunidad concreta, tal como lo dice EN 63:
Las Iglesias particulares profundamente amalgamadas no sólo con las personas,
sino también con las aspiraciones, las riquezas y las limitaciones, los modos de
orar, de amar, de considerar la vida y el mundo, que contra distinguen un
determinado ámbito humano, tienen la tarea de asimilar la esencia del Mensaje
Evangélico, de transfundirlo, sin la menor alteración de su verdad fundamental,
en el lenguaje que comprenden estos hombres, y por Jo tanto anunciarlo en el
mismo lenguaje”.
Hay un hecho de mucha significación en la historia misionera de la Iglesia, que
es como una constante eclesial, y es que la implantación de las Iglesias
particulares ha tenido sus épocas de apogeo en coincidencia con las épocas de
inculturación. Siempre el florecimiento de las Iglesias particulares ha
demostrado que la inculturación es aliado inseparable de la implantación. Es
que, como dice EN 59, “cuando la Iglesia anuncia el Reino de Dios y lo edifica,
ella misma hunde sus raíces en el corazón del mundo como signo e instrumento
de este Reino que está presente y que viene”.
Es una lección misionera para la historia el hecho de que cuando la Iglesia con
su Actividad Misionera Específica ha enfocado sus esfuerzos para el logro de
una auténtica inculturación, casi como espontáneamente comienzan a aparecer
las Iglesias particulares. Sien parece que la exigencia de la inculturación es un
requisito indispensable para la implantación de las Iglesias particulares.

Para Reflexionar
El contenido del tema de la segunda unidad para establecer los principales
elementos que replantea el objetivo de la actividad misionera.

CAMPO DE ACCIÓN

Inculturar el Evangelio y Evangelizar la cultura corresponde a la misión de la


Iglesia. Se trata de buscar cómo concretizar el trabajo misionero en este campo
de trabajo.
Expresar la reflexión en una gráfica.

2.3. TEOLOGÍA DE LA IGLESIA PARTICULAR


Luego de haber estudiado el proceso de inculturación y de implantación, que
son como la encarnación y la gestación de la Iglesia particular, vamos a revisar
ahora sus fundamentos teológicos. El Documento Conciliar Christus Domínus.
No. 11, nos da la siguiente definición de Iglesia particular:
La Diócesis es una porción del pueblo de Dios que se confía al Obispo para ser
apacentada con la cooperación de su presbiterio, de suerte que, adherida a su
Pastor y reunida por él en el Espíritu Santo por medio del Evangelio y de la
Eucaristía, constituya una Iglesia particular, en que se encuentra y opera
verdaderamente la Iglesia de Cristo, que es una, santa, católica y apostólica”.
El CIC (Código Derecho Canónico), canon 369, asume textualmente esta
definición. La LG 23 dice que “las Iglesias particulares están formadas a imagen
de la Iglesia universal, y en ellas ya base de ellas se constituye la Iglesia
católica, una y única”. Esa es la misma doctrina que nos trae EN 61-64.
En cuanto a la terminología digamos que no hay uniformidad a este respecto ni
siquiera en los documentos del Magisterio Eclesial, se habla, indistintamente de
“Iglesia particular” y de “Iglesia local”. Sin embargo, nos parece muy atinado lo
que propone el Cardenal Henry de Lubac y es que se diga “Iglesia particular”
para referirse a lo que era [a Diócesis y que se reserve la nominación “Iglesia
local” para designar el grupo de Iglesias particulares que conforman una
Provincia eclesiástica una nación o un continente.
Al comienzo de la Iglesia cristiana las pequeñas comunidades eclesiales que ya
tenían como Cabeza Espiritual a un sucesor de los Apóstoles eran llamadas
sencillamente “Iglesias”. Así tenemos las Iglesias de Corinto, Tesalónica, Efeso,
Esmirna, Jerusalén, Roma, Constantinopla, Antioquía... etc., que eran realmente
Iglesias particulares.
Con la consumación formal de la división de la Iglesia (siglo XI), en Iglesia
Occidental Latina e Iglesia Oriental griega, sobrevino también un cambio brusco
en la conformación de las Estructuras Eclesiales reinantes.
La Iglesia latina insistió mucho en la unidad, y tal vez la confundió con la
uniformidad por lo cual desapareció la estructura de las Iglesias particulares y
aparecieron las Diócesis, que fueron consideradas como parte administrativas
de la Iglesia católica.
El término “Diócesis” era empleado para designar una parte del ejercito del
imperio Romano, y así lo recogió la Iglesia latina para nominar el territorio
concreto destinado al cuidado pastoral de un Obispo.
La Iglesia griega al contrario ha conservado siempre la estructura de las
Iglesias particulares, solamente que tal vez se ha exagerado su autonomía,
hasta el punto de que difícilmente se puede captar entre ellas el “vínculo de
unidad”.
El Vaticano rescató para la Iglesia Universal la estructuración de Iglesias
particulares, pero recalcando el carácter sacramental y misionero que ese
término indica y que señala la esencia misma de la Iglesia.
Si la denominación “Diócesis” tenía sobró todo en la Edad Media, un saber
naturalmente jurídico, ahora debemos recuperar el sentido Específicamente
sacramental y misionero de la Iglesia particular. EN 62 nos dice que “debemos
guardarnos bien de concebir la Iglesia universal como la suma o, o por así
decirlo, la federación de Iglesias particulares esencialmente diversas”.
“Porque la Iglesia es en Cristo como un Sacramento” (LG 1), por eso cada
Iglesia particular, “en la que se encuentra y opera verdaderamente la Iglesia de
Cristo” (CD 11) es como un SACRAMENTO DE LA IGLESIA UNIVERSAL. Cada
Iglesia particular es signo e instrumento de la Iglesia porque la hace presente y
operante, con sentido misionero y sacramental, en el contexto humano en
donde está implantada.
La unidad de la Iglesia Universal se repite, no se suma, en la diversidad de las
Iglesias particulares. El Cardenal H. De Lubac dice:
“Lo mismo que la Eucaristía, también la Iglesia es un Misterio de la Unidad y es
incluso el mismo Misterio de una riqueza inagotable. La una y la otra son el
Cuerpo de Cristo y más aun son el mismo Cuerpo”.
Toda la Iglesia particular, para que sea el Sacramento Misionero de la Iglesia
Universal, debe tener en su entidad teológica una triple autonomía:
constitucional, funcional y administrativa.
La AUTONOMÍA CONSTITUCIONAL de la Iglesia particular consiste en que la
Iglesia particular, porque “está obligada a representar del modo más perfecto
posible a la Iglesia universal” (AG 20) contiene, además de las notas: Uña,
Santa Católica y Apostólica, los elementos constitutivos intrínsecos de la Iglesia
universal, a saber: “Pastor propio, Presbítero y Pueblo” O, según, RM 2:
“Obispo, Clero y personal apostólico propios”, y los contiene de tal manera que
esos elementos no son algo participado, sino parte integrante de su íntima
estructura.
El Obispo particular es la garantía de que una comunidad eclesial es
Sacramento de la Iglesia Universal, porque El es individualmente el principio y
fundamento visible de unidad” (LG 23), “el administrador de la gracia del
Supremo Sacerdocio” (LG 26) o “el administrador principal de los misterios de
Dios” (CD 15) y, aunque no es Apóstol, “es el garante de la Tradición
Apostólica, el que conserva, el continuador de la obra de salud”.
Toda la estructura de Mediación Salvífica que realiza la Iglesia particular está
cimentada en la persona misma del Obispo. Don Gréa lo expresa muy bien
cuando afirma:
“La Iglesia Particular, constituida por el Episcopado de su Obispo recibe, pues,
sin duda alguna, por El, todo lo que pertenece a la Iglesia Universal, y todo lo
que la constituye. La Iglesia particular está en su Obispo como en su principio,
y el Obispo está en la Iglesia particular como en su plenitud”.
La AUTONOMIA FUNCIONAL de la Iglesia particular mira más el aspecto
extrínseco y consiste en el derecho a desarrollar “aquí y ahora” de manera
autóctona, lo que la Iglesia universal realiza en todo el mundo, y con la misma
fuerza de Medicación Salvífica. Al respecto dice K. Rahner:
“Hay que percatarse bien de que al Obispo particular se le ha de dejar el campo
de iniciativa autóctona que se requiere para que su Diócesis sea un miembro
con impronta propia no sólo en la Iglesia, sino también para la Iglesia”.
El Obispo particular garantiza la autonomía funcional de la Iglesia particular
porque ella gobierna con autoridad ordinaria propia e inmediata (CIC 381) y
“rige como Vicario y Legado de Cristo... y no debe considerarse como vicario
del Romano Pontífice” (LG 27).
El Obispo particular es el “Perno-institucional- sacramental” sobre el cual gira la
autonomía funcional de la Iglesia particular. En la autonomía funcional entra
también en juego el Presbítero, que debe ser, en su mayoría siquiera,
autóctono, no solamente propio sino salido de la entraña misma de la Iglesia
particular. L. Bouyer se expresa así:
“El Obispo siempre desempeña su propia episcopé en cooperación con un
“Presbyterium” del cual es el miembro más eminente. Por consiguiente, el
Episcopado no es solamente colegial en el sentido de que se ejerce siempre por
el Obispo como miembro de un Colegio de Obispos, y en unión con éste. Lo es
también, en un segundo sentido, porque se ejerce siempre en el centro de un
Colegio de Presbíteros.
Y Monseñor Yañez Vadopivec habla así del Clero autóctono:
“Sin el clero local autóctono morirían las misiones, o ni siquiera aparecerían. Las
Nuevas Iglesias locales no deben permanecer eternamente en las Iglesias
madres europeas. Deben meter raíces vivas y profundas en su suelo natal. Sólo
el Clero nativo puede comprender, sentir y plenamente satisfacer las exigencias
culturales y espirituales de la propia tierra y de la propia estirpe”.
La AUTONOMÍA ADMINISTRATIVA de la Iglesia particulares la modesta
capacidad que le permita llevar a cabo, con medios propios, todo aquello que
es indispensable para desarrollar un Régimen Normal de Ministerio Eclesiástico.
A esa autonomía administrativa se refiere AG 15 cuando dice:
“La Comunidad cristiana debe establecerse desde el principio de tal forma que
en lo posible, sea ella misma capaz de satisfacer sus propias necesidades”.
El mejor síntoma de que una Iglesia particular goza de una buena autonomía
administrativa es la capacidad de tener una Curia Diocesana que impulse y
dirija una operante pastoral odegética, un buen seminario diocesano en donde
se formen los futuros pastores y un eficiente instituto de Pastoral para la
capacitación de líderes laicos cristianos. En cuanto al Seminario dice así K.
Rahner:
“Una Diócesis que no pueda sostener un Seminario propio no es propiamente
una Diócesis”.
Debemos recalcar que la autonomía de la Iglesia particular debe estar siempre
puesta al servicio de la Universalidad de la Iglesia Universal. En las Iglesias
particulares hay autonomía, pero no absoluta independencia. La “Fraternidad” y
el “Sensus Ecclesiae” deben ser el sello permanente de la autonomía de las
Iglesias particulares.

La EN dice así:
“Que las Iglesias particulares se conserven profundamente abiertas a la Iglesia
Universal… Cuanto más una Iglesia particular esté unida con sólidos vínculos de
comunión a la Iglesia universal — en la caridad y en la fe, en la apertura al
Magisterio de Pedro, en la unidad de la ‘Ley del que ora’ que es también la ‘Ley
del que cree’, en la solicitud por la unidad con todas las otras Iglesias que
constituyen la universalidad —tanto más esa Iglesia particular será capaz de
traducir en tesoro de la fe en la legítima variedad de las expresiones de la
profesión de fe, de la oración y el culto, de la vida y del comportamiento
cristianos, del influjo espiritual del pueblo en el cual está inserta tanto más aun
esa será verdaderamente evangelizadora.
La verdadera autonomía de la Iglesia particular la señala Monseñor Esquerda
así:
“La autonomía a la cual debe arribar cada Iglesia local es la capacidad de
evangelizarse a sí misma y de ayudar a las demás a hacerlo”.
Como apertura misionera de la Iglesia particular a la misión de la Iglesia
Universal señalarnos la ANIMACIÓN y la COOPERACIQN misioneras, como lo
señala AG 6:
“Toca entonces a las Iglesias particulares ya constituidas el proseguir la acción
misionera de la Iglesia y predicar el Evangelio a los que todavía están fuera”.

Y RM 49 afirma:
“Cada Iglesia, incluso la formada por neoconvertidos, es misionera por
naturaleza, es evangelizada y evangelizadora, y la fe siempre debe ser
presentada como un don de Dios para vivirlo en comunidad.

RM 64 se expresa así:
“Toda Iglesia particular debe abrirse generosamente a las necesidades de las
demás... La misión de la Iglesia es más vasta que la ‘comunión entre las
Iglesias’ ésta, además de la ayuda para la Nueva Evangelización, debe tener
sobre todo una orientación con miras a la Específica índole misionera”.

También RM 83 afirma:
“La formación misionera del Pueblo de Dioses obra de la Iglesia local con la
ayuda de los misioneros y de sus institutos, así como de los rniernbros.de las
Iglesias jóvenes. Esta labor ha de ser entendida no como algo marginal, sino
central en la vida cristiana Las Iglesias locales por consiguiente, han de incluir
la animación misionera como elemento primordial de su pastoral ordinaria”.
Finalmente oigamos a Juan Pablo en RM 85:
“Exhorto a todas las Iglesias, a los Pastores, Sacerdotes, Religiosos y Fieles a
abrirse a la universalidad de la Iglesia... la tendencia a cerrarse puede ser
fuerte: las Iglesias antiguas, comprometidas en la Nueva Evangelización,
piensan que la misión han de realizarla en su propia casa... sin embargo, es
dando como recibiremos”.

ANALIZAR Y REFLEXIONAR
La Iglesia Particular o Diócesis es una porción del pueblo de Dios que se
confía al Obispo para ser apacentada con la cooperación de su presbiterio… en
la que se encuentra y opera verdaderamente la Iglesia de Cristo que es UNA,
SANTA, CATÓLICA y APOSTÓLICA.

DESCRIBIR
1. Relación entre: Iglesia Universal e Iglesia Particular.
2. ¿Por qué se dice que la Iglesia Particular es el sacramento Misionero de
la Iglesia Universal?
3. La Iglesia Particular tiene su autonomía propia. Decir en qué consiste:
a. La autonomía constitucional.
b. La autonomía funcional.
c. La autonomía administrativa

III UNIDAD
METODOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD
MISIONERA ESPECÍFICA

LO MISIONERO EN LA PASTORAL ORDINARIA


Ya hemos revisado la definición de la Actividad Misionera Específica en la
Unidad, Primera, como también hemos estudiado su objetivo específico en la
Unidad Segunda.
Ahora en esta Unidad Tercer trataremos de mirarla metodología que sigue “de
ordinario” la Actividad Misionera Específica, el proceso de conversión y de
maduración de la fe que ha de desarrollar una comunidad antes de entrenarse
en el ejercicio pleno del Régimen normal del Ministerio Eclesiástico, como
Iglesia particular y las etapas del proceso evangelizador.
En general debemos apreciar los esfuerzos que hace la Iglesia en su Magisterio
para que la Actividad Misionera Especifica conserve su especialidad, sin diluirse
en las otras actividades eclesiales: la Pastoral y la Nueva Evangelización.
Ya dijimos que la Actividad Misionera Especifica tiene sus ámbitos definidos
como también sus destinatarios específicos Hemos sacado la conclusión lógica
de que de ordinario en una Iglesia particular no hay Actividad Misionera
Especifica porque si es una comunidad de fieles, no hay razón para hacer allí un
primer anuncio. Alguien puede decir que también en la Iglesia particular los
niños nacen sin haber recibido su Primer Anuncio, y que entonces también allí
se necesita de Misioneros Específicos que cumplan con esa tarea. Sin embargo,
debemos aclarar que, en la Iglesia particular los encargados y responsables de
hacer ese trabajo de primera Evangelización no son propiamente los misioneros
Ad Gentes sino los padres de familia que son ‘primeros responsables de la
educación de la fe de sus hijos.

Juan Pablo II dice así en Christítidq Laici 62:


“La familia, en cuanto ‘Iglesia doméstica’, constituye la escuela primigenia y
fundamental para la formación de la fe. El padre y la madre reciben en el
Sacramento del Matrimonio la gracia y la responsabilidad de la educación
cristiana en relación con los hijos; a los que testifican y transmiten a la vez los
valores humanos y religiosos... La vida misma cotidiana de una familia
auténticamente cristiana constituye la primera ‘experiencia de la Iglesia’”.
Solamente en casos especiales, “cuando se presentan situaciones por completo
nuevas” (AG 6) “se impone no sólo una Nueva Evangelización sino también una
Primera Evangelización” (RM 37)y entonces sí se busca la ayuda de la Actividad
Misionera Específica.
Pero por el hecho de que en la Iglesia particular “de ordinario” no haya
Actividad Misionera Específica no quiere decir que tampoco se tenga espíritu
misionero, que se manifieste en la animación y cooperación Misioneras Al
contrario el creyente amplía los confines de su caridad, manifestando la
solicitud por quienes están lejos y por quiénes están cerca” (RM 77), teniendo
presente que “en la historia de la Iglesia, este impulso misionero ha sido
siempre signo de vitalidad, así como su disminución es signo de una crisis de
fe” (RM 2).
Para concientizarse de la necesidad de incrementar el espíritu misionero en las
Iglesias particulares es bueno recordar lo que afirma Juan Pablo II en RM 34:
No pueden ser misioneros respecto a los no cristianos de otros países o
continentes, si antes no se preocupan seriamente de los no cristianos en su
propia casa La misión ad intra es signo creíble y estimulo para la misión ad
extra y viceversa”.
Y también son muy ciertas las palabras de Pablo VI en su Mensaje para la
Jornada Misionera Mundial de 1972, y que cita RM 2:
“Cuántas tensiones internas, que debilitan y desgarran a algunas Iglesias e
Instituciones locales, se desvanecerían ante la convicción firme de que la
salvación de las comunidades locales se logra con la cooperación la obra
misionera en la universalidad del mundo”.
3.1. PROCESO DE LA ACTIVIDAD MISIONERA
Muchos nos preguntamos: ¿Cómo se alcanza ese ideal de a Evangelización?
Nos dice la carta a los Hebreos “Muchas veces y de muchos modos hablo Dios
en el pasado a nuestros padres y por medio de los profetas. En estos últimos
tiempos nos ha hablado por medio de su Hijo”. (Hb 11-2).
Los misioneros pretendemos anunciar quiénes Jesús para que por medio de Él,
como enseña San Juan 17,3 todos conozcan al Padre.
Este programa se nos entrega a nosotros como colaboradores de Dios (2 Co
5,20).
De ahí que el proceso Evangelizador no se alcanza sino mediante el esfuerzo
continuado de todos los cristianos, enviados desde su bautismo para proclamar
la Buena Noticia a todo el mundo v1t 28,18-20).
De otro lado, como enseña el decreto Ad Gentes 6, en la actividad misionera se
entrecruzan diversas condiciones: ‘En primer lugar de comienzo y de plantación
y luego de novedad y de juventud. Además los grupos humanos cambian
completamente por distintas causas, en forma que pueden originarse
situaciones nuevas. Entonces es necesario volver a iniciar la actividad misionera
desde sus comienzos”.
Por todo lo anterior es conveniente analizar, a nivel práctico, cómo se realiza el
proceso evangelizador entre los pueblos o grupos que todavía no conocen a
Cristo, como lo veremos luego.
Intentamos este análisis desde la Iglesia evangelizadora, reafirmando que
solamente el Señor da la fe. Que solamente el Señor salva (1 Tm 2,4). La
acción amorosa y permanente del Señor que llama a todos los hombres es algo
desconocido para nosotros.
Nuestro esfuerzo misionero significa este amor del Señor y de Él da testimonio,
paso a paso a través de la tierra y de la historia.
La experiencia de fe de cada persona y de cada comunidad harán visible la
acción del Señor mediante diversas formas de comunión y participación.

¿Por qué la Evangelización es un Proceso?


En tiempos atrás, se creía que la evangelización estaba unida indisolublemente
a las culturas de los propios evangelizadores. De ahí que, en muchos lugares de
la tierra con la independencia política, se rechazó la fe cristiana que había
llegado envuelta en una cultura obligante.
Por esto, la misión de la Iglesia hoy se ubica dentro de un respetuoso y honesto
diálogo intercultural. Esta labor de la inculturación es un proceso largo, lento y
dispendioso, hasta que el Evangelio sea asimilado por los diversos pueblos,
conservando la idiosincrasia de cada grupo y la unidad de la misma fe en Cristo.
Al presente, muchos teólogos y pastoralistas nos enseñan la urgencia de
evangelizar el subconsciente. En muchos países los cristianos hemos colocado a
Cristo en nuestro marco consciente, haciendo de Él una reflexión, demasiado
académica. Pero el Evangelio no siempre resuena en nuestro subconsciente.
Por esto no modifica nuestros criterios ni se hace vida en nuestra vida. De ahí
que la modificación cristiana exige tiempo y redoblados esfuerzos.

3.2. ETAPAS
3.2.1. La Pre - Evangelización:
La pre-evangelización consiste en reconocer, apreciar y promover los valores
positivos que enriquecen a determinado grupo humano.
Llamamos valor, algo que tiene importancia por sí mismo, independientemente
de todo marco cultural, social, religioso o económico. Antropológicamente son
valores (as manifestaciones de la persona o del grupo, que denotan lo más
genuino de la naturaleza humana. En el lenguaje ordinario, se habla de valores
positivos, aunque tal denominación redunda, pues si se trata de un valor
auténtico, este será de suyo positivo.
Sin embargo, empleamos comúnmente estas expresiones: valores positivos,
valores negativos.
Quizá el término más exacto para expresar los segundos sería el de antivalores.
Aunque dentro de la filosofía cristiana el mal no tiene identidad propia. Es
solamente la deficiencia del bien que presentan las realidades humanas.
Se cuenta de un grupo de misioneros que iniciaban su trabajo en las afueras de
una gran ciudad. Hacinados en chozas vivían cerca de 40.000 refugiados. No
había templo ni escuelas, ni energía eléctrica, ni agua potable.
La situación era desastrosa. Con una mentalidad anterior, lo más urgente en
aquella comunidad hubiera sido levantar un lugar para el culto y hacer un censo
de los niños sin bautismo.
Los evangelizadores comenzaron de otro modo. Como a la madrugada las
mujeres acudían al aljibe para proveerse de agua, allí estaban los misioneros
desde muy temprano, saludando a la gente, aprendiendo sus nombres,
alabando que las mujeres respetaban el turno sin atropellarse.
Su primer programa pastoral consistió en descubrir el sentido comunitario que
brillaba en aquellos hermanos y valorarlo como un elemento maravilloso de
evangelización. A los pocos meses, toda la barrada sabía saludarse alegremente
y decirse una palabra positiva, la cual contenía implícitamente la Buena Noticia,
es decir, el Evangelio.
En la pre-evangelización es conveniente seguir estos pasos:
 Mirarla realidad. Esto nos lleva a un conocimiento amplio del lugar y de
la gente, a través de varios métodos: Observación, Encuesta, entrevista,
etc.
 Actitud de oración: con humildad y sencillez.
 Proceso de Inserción e Inculturación: A través de varios métodos: Bien
puede ser el de ver juzgar o actuar.
 Testimonio de los valores del Evangelio.
3.2.2. La Evangelización
La Evangelización propiamente dicha consiste en proponer expresamente los
valores esenciales del Evangelio Empezando por el Anuncio de Jesucristo.
Aparte de los valores humanos que podamos encontrar en las diversas culturas,
el Mensaje de Cristo aporta algo propio que se ubica dentro de los siguientes
valores:
Relación filial: Los cristianos somos el único grupo religioso que proyecta su
fe hacia el Ser supremo, como actitud de hijos ante un Padre (Mt 6,7-14; 7,7-
11; Jn 173 625-32 Ga146)
Fraternidad: Consecuentemente con lo anterior, los seguidores de Cristo
valoramos a todos los hombres, cualquiera sea su raza, credo, pueblo, lengua o
condición, con un sentido de plena fraternidad Valoramos la persona humana
en-sí, más allá de todo condicionamiento (Mt 5,45; 1 Jn 2,10).
Austeridad: Jesús nos enseñó el uso moderado de los bienes terrenos,
ordenándolos a otros- bienes de un nivel superior. -Nos lo dijo en el sermón de
la montaña y los apóstoles lo enseñaron-así a la primera comunidad (Mt 5,1-2-;
Cor 7,29-31; 2 Cor 6, 3-10).
Trascendencia: Esta actitud cristiana une la esperanza del creyente con la
dimensión simbólica de la persona humana. Es decir, con la necesidad
antropológica de expresar por medio de signos la realidad profunda de cada
ser.
Para los discípulos de Cristo las realidades presentes tienen sentido de signo de
algo futuro, que ya está a las puertas.
Por esto, nuestro culto no tiene por objeto domesticar a Dios, sino demostrar y
hacer presente, de manera imperfecta, su alianza y nuestra aceptación de su
amor. Es además la acción de Dios en la comunidad creyente.
En la Evangelización es importante seguir estos pasos:
 Anuncio del Señor Jesús.
 Catequesis
 Vivencia de los Sacramentos.

3.2.3. Maduración de la Iglesia


Para que una Iglesia abunde en vocaciones se requiere una catequesis
convenientemente asimilada, pero a la vez que los misioneros hayan puesto
como meta esencial de su pastoral, encontrar continuadores de su acción
apostólica.
Tanto el sacerdocio ministerial, como la vida religiosa, son estados especiales
en la Iglesia, signos manifiestos de la madurez de una comunidad cristiana.
Se considera una Iglesia madura cuando:
 Se ve un laicado maduro, líderes identificados por el servicio a su
comunidad.
 Surgimiento de Ministerios y responsabilidades laicales: Ministros de la
Palabra:
Catequistas, animadores misioneros, etc. Ministros de la Eucaristía, etc.
 Ministerios ordenados autóctonos (Clero propio), diáconos, etc.
 Vida consagrada (Vocaciones a la vida religiosa) laicos consagrados etc.

3.2.4. Proyección Misionera:


La Proyección Misionera es la acción que realiza la Iglesia para ayudarnos a
hacer misioneros Busca promover el compromiso y el servicio misionero
universal.
La proyección Misionera dentro de la Evangelización nos hace discípulos y nos
invita a hacer discípulos de Jesús y para Jesús.
En cada Iglesia particular se realiza la evangelización en diversas formas y
dentro de toda esta pastoral de conjuntó, la proyección misionera debe ocupar
el centro y el núcleo dinamizador de la vida y la acción de la Iglesia. La
proyección misionera es esa parte de la evangelización que ayuda a que la
persona llegue al compromiso evangelizador y se haga misionera. Es una acción
eclesial para promover:
 El compromiso y el servicio misionero universal.
 Un servicio más allá de (as fronteras local y universal.
 Aportar y recibir.
 Donde Cristo y su Evangelio no son conocidos.
 Donde faltan comunidades cristianas, suficientemente maduras para
poder encarnar la fe.

TRABAJO GRUPAL
CAMPOS DE ACCIÓN
Una vez terminado el estudio de la tercera unidad, se debe realizar el siguiente
ejercicio sintetizando en qué consiste cada etapa y el qué hacer del misionero
en cada una.

ETAPAS DELPROCESO DE LA
EL QUÉ HACER DEL MISIONERO
ACTIVIDAD MISIONERA

1. La pre-evangelización

2. La Evangelización

3. Maduración de la Iglesia

4. Proyección Misionera

CONCLUSIÓN
Hemos llegado al final de este Módulo sobre la ACTIVIDAD MISIONERA
ESPECÍFICA y el PROCESO EVANGELIZADOR. Damos Gracias a Dios no porque
hemos terminado con este estudio sino porque nos hemos empapado de una
verdad maravillosa, que seguramente nos ha llenado de entusiasmo, de ardor,
de fervor para dedicarle a esta Actividad Eclesial una parte siquiera, o toda
nuestra vida.
A través de este Módulo hemos estudiado la Naturaleza, el Objetivo propio y la
Metodología de la Actividad Misionera Específica así como el Proceso
Evangelizador. Seguramente nos hemos encontrado con nociones, aclaraciones
y motivaciones que han resuelto muchos interrogantes, muchas cuestiones que
teníamos en nuestro estudio misionero.
Todo lo que hemos aprendido en este Módulo nos debe ayudar a comprender
mejor la doctrina que se nos entregará en los otros módulos del Curso de
Formación Misionera.
Este Módulo es como la estructura, el esqueleto, el soporte sobre el cual
podemos colocarlos principios doctrinales, la espiritualidad de nuestra
capacitación misionera y las actividades pro pías de la misión ad gentes.
Es muy probable que este Módulo nos hubiera parecido pesado y repetitivo,
pero es que la materia es demasiado densa y hemos buscado, de todos modos,
entregar a los alumnos una visión lo más completa y clara posible del aspecto
Específicamente misionero de la acción eclesial.
Aconsejamos a nuestros alumnos que se tomen el trabajo de repasar los otros
módulos que han recibido y traten de integrarlos con éste. Así por ejemplo:
tomarla “Eclesiología para la misión” y mirar cómo nos ayuda analizar el
contenido de las dos primeras unidades de “Actividad Misionera Específica”.
Igualmente debe investigar los textos seleccionados para el estudio no sólo de
este módulo sino también para los demás contenidos misionológicos.
Así vamos encontrando e/hilo conductor de este estudio misional.
Es muy natural, también, que así como hemos encontrado en este Módulo la
respuesta a muchas de nuestras inquietudes, del mismo modo se nos susciten
nuevas preguntas que seguramente se nos van a resolver en los otros módulos
que se nos entregarán durante el Curso de Formación Misionera y durante las
actividades presenciales o Seminarios talleres.
Lo más importante es que vayamos creciendo en el interés por aprender más y
mejor y que cada día nos sintamos más obligados a colaborar en la Única
Misión Eclesial.
La exhortación EN de Pablo VI nos insiste en que lo que importa es
evangelizar— no de una manera decorativa, con un barniz superficial, sino de
una manera vital-en profundidad y hasta sus mismas raíces la cultura y las
culturas de hombre tomando siempre como punto de partida la persona y
teniendo siempre presentes las relaciones de las personas entre sí y con el
Señor.

BIBLIOGRAFÍA
AA CONCILIO VATICANO 11, Decreto Apostolicam Actuositatem, sobre
el apostolado de los seglares, Noviembre 18/65.
AG CONCILIO VATICANO II, Decreto Ad Gentes Divinitus, sobre el oficio
pastoral de los Obispos, Octubre 28/65.
CELAM Consejo Episcopal Latinoamericano. (Puebla, Sto. Domingo)
CFL JUAN PABLO II Exhortación Apostólica Christifideles laici sobre la
vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo, diciembre
30/88.
CIC Codex Juris Canonicí (Código de Derecho Canónico).
DH CONCILIO VATICANO II declaración Dignitatis Humanae sobre la
libertad religiosa, diciembre 7/65.
EN PABLO VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi sobre la
Evangelización en el mundo contemporáneo, diciembre 8175.
GS CONCILIO VATICANO II, Constitución Pastoral Gaudium et Spes, sobre
la Iglesia en el mundo actual, diciembre 7/65.
LG CONCILIO VATICANO II, Constitución Lumen Gentium, sobre la
Iglesia, noviembre 2/64.
PA CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Normas Directivas Postquam
Apostoll, sobre la distribución del Clero en el mundo, marzo 25/80.
PB JUAN PABLO II, Constitución Apostólica Pastor Bonus, sobre la
organización de la Curia Romana, Junio 28/88.
RM JUAN PABLO II, Carta Encíclica Rededemptoris Missio, sobre la
permanente validez del mandato misionero, diciembre 7/90.

AUTOEVALUACIÓN

MÓDULO ACTIVIDAD MISIONERA ESPECÍFICA

Anote en el ( ) una V o una F según considere que la frase es


Verdadera o Falsa.
1. El Derecho Misionero es un Código de Dispensas o Excepciones ( ).
2. Ni Cristo ni su Mensaje, ni su Iglesia son una Cultura ( ).
3. El esfuerzo católico de investigación científica misionera comenzó en el siglo
XII ( ).
4. La Misión Ad Gentes es la etapa primera de la evangelización
cronológicamente hablando ( ).
5. La Misión tiene un fundamento Trinitario ( ).
6. El Territorio Misional coincide con toda Iglesia Particular ( ).
7. En el Proceso Evangelizador la Iglesia introduce a la Conversión y al
Bautismo ( ).
8. Jesucristo es la Fuente de la Misión ( ).
9. La Iglesia es la continuadora de la misma y Única Misión de Jesucristo ( ).
10. Toda la Iglesia Universal se encarna y realiza de hecho en cada Iglesia
particular ( ).
11. Aunque toda Iglesia es Misionera no puede faltarnos los Misioneros Ad
Gentes y “Ad Vitam” ( ).
12. Implantar una Iglesia particular autóctona es montar un aparato
administrativo ( ).
13. El trabajo de evangelización con los no cristianos es la Actividad Pastoral
propiamente dicha ( ).
14. En Colombia hay una facultad de Misionología ( ).
15. El Padre Dios es el Primer Misionero ( ).
16. La Prefectura Apostólica es la figura inicial de Territorio Misional ( ).
17. Cultura adveniente es la que está llegando de afuera ( ).
18. Todos los cristianos son misioneros ad gentes ( ).
19. La predicación Kerigmática es para convencer, más que para convertir ( ).
20. Al hombre se lo encuentra en su cultura ( ).
21. Los primeros en buscar que el Apostolado Misionero se organizara como
estudio científico-académico fueron los Protestantes ( ).
22. La Iglesia Universal ya fue plantada por los Apóstoles ( ).
23. El término “Misión” ha tenido muchos sentidos, que se prestan a
confusión ( ).
24. Misioneros específicos son aquellos que trabajan en la Actividad Pastoral ( ).
25. El Espíritu Santo es el protagonista de la Misión Eclesial ( ).
26. El primer responsable de la Evangelización Universal es el Papa ( ).
27. Toda la Iglesia es enviada a las Gentes ( ).
28. El Anuncio Kerigmático es verdadera evangelización
29. Los fieles laicos son los misioneros “ad vitam” ( ).

CLAVE DE RESPUESTAS PARA LA AUTOEVALUACIÓN

CLAVE DE RESPUESTA PARA LA AUTOEVALUACIÓN

10. V 20. V CALIFICACIÓN


1. F 11. V 21. V
2. V 12. F 22. V De 25 a 30 aciertos = Perfecto
3. F 13. F 23. V De 20 a 25 aciertos = Muy bien
4. V 14. F 24. F
De 15 a 20 aciertos = Bien
5. V 15. F 25. V
6. F 16. F 26. V De 10 a 15 aciertos = Regular
7. F 17. F 27. V De 5 a 10 aciertos = Mal
8. V 18. F 28. V Menos de 5 aciertos = Pésimo
9. V 19. F 29. F

EVALUACIÓN TERMINAL
ACTIVIDAD MISIONERA ESPECÍFICA
Realizar en forma individual los siguientes aspectos:
1. Tener en cuenta la terminología del modulo para anotar no menos de 10
palabras con su respectiva explicación (en forma breve).
2. Hacer una lista de los documentos de la Iglesia empleados en el Módulo,
explicando a qué tema se refieren.
3. Retomar uno de los trabajos de reflexión o interiorización y anotarlos en
este punto con sus respectivos campos de acción.
4. Establecer la diferencia que hay entre: Primera Evangelización y Acción
Pastoral.
5. Analizar los cánones que se refieren a la Actividad Misionera específica para
entresacar la responsabilidad frente a la misión de:
 El Romano Pontífice y Colegio de los Obispos
 Obispo
 Los miembros de los Institutos de vida consagrada
 Los Catequistas
 Los misioneros
 Todos los fieles
6. Anexar las respuestas de los trabajos grupales.
7. Compartir a qué conclusiones llega después del estudio y profundización de
este módulo.
8. Anotar los compromisos con los campos de acción que propone los
conocimientos adquiridos.

ANEXO No. 1
ACTIVIDAD MISIONERA DE LA IGLESIA
SEGÚN EL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO CIC 881 -792
781. “Como, por su misma naturaleza, toda la Iglesia es misionera, y la tarea
de la Evangelización es deber fundamental del pueblo de Dios, todos los
fieles, conscientes de su propia responsabilidad, asuman la parte que les
compete en la actividad misional”.
782. & 1. “Corresponde al Romano Pontífice y al Colegio de los Obispos la
dirección suprema y la coordinación de las iniciativas y actividades que
se refieren a la obra misional y a la cooperación misionera”.
& 2. “Cada Obispo, en cuanto es responsable de la Iglesia universal y de
todas las Iglesias, muestre una solicitud peculiar por la tarea misional,
sobre todo suscitando, fomentando y sosteniendo iniciativas misionales
en su propia Iglesia particular”.
783. “Ya que por su misma consagración se dedican al servicio de la Iglesia,
los miembros de 1 os Institutos de vida consagrada están obligados a
contribuir de modo especial a la tarea misional, según el modo propio de
su instituto”.
784. “Los misioneros, es decir, aquellos que son enviados por la autoridad
eclesiástica competente para realizar la obra misional, pueden ser
elegidos entre los autóctonos o no, ya sean clérigos seculares, miembros
de institutos de vida consagrada o de una sociedad de vida apostólica, u
otros fieles Laicos.
785. & 1. “Para realizar la tarea misional se han de emplear catequistas, es
decir, fieles Laicos debidamente instruidos y que se destaquen por su
vida cristiana, los cuales, bajo la dirección de un misionero, se dediquen
a explicar la doctrina evangélica y a organizar los actos litúrgicos y las
obras de caridad”.
& 2. “Han de formarse catequistas en Escuelas destinadas a esté fin ó, donde
no las haya, bajo la dirección de, los misioneros”.
786. “La actividad propiamente misional, mediante la cual se implanta la
Iglesia en pueblos o grupos en los que aún no está enraizada, se lleva a
cabo por la Iglesia principalmente enviando predicadores hasta que las
nuevas Iglesias queden plenamente constituidas, es decir, provistas de
fuerzas propias y medios suficientes para poder realizar por sí mismas la
tarea de evangelizar”.
787. & 1. “Con el testimonio de su vida y de su Palabra, entablen los
misioneros un diálogo sincero con los que no creen en Cristo, para que,
de modo acomodado a la mentalidad y cultura de éstos, les abran los
caminos por los que puedan ser llevados a conocer el mensaje
evangélico”.
& 2. “Cuiden de enseñar las verdades de la fe a quienes consideren
preparados para recibir el mensaje evangélico, de modo que, pidiéndolo
ellos libremente, puedan ser admitidos a la recepción del bautismo”.
788. & 1. “Quienes hayan manifestado su voluntad de abrazar la fe en Cristo,
una vez, cumplido el tiempo de pre-atecumenado, sean admitidos en
ceremonias litúrgicas al catecumenado e inscríbanse sus nombres en un
libro destinado a este fin.
& 2. “Por la enseñanza y el aprendizaje de la vida cristiana, los catecúmenos
han de ser convenientemente iniciados en el misterio de la salvación e
introducidos a la vida de la fe, de la liturgia y de la caridad del pueblo de
Dios, y del apostolado.”
& 3. “Corresponde a las Conferencias Episcopales publicar unos estatutos por
los que se regule el catecumenado, determinando qué obligaciones
deben cumplir los catecúmenos y qué prerrogativas se les conocen.
789. “Fórmense a los neófitos con la enseñanza conveniente para que
conozcan más profundamente la verdad evangélica y las obligaciones
que, por el bautismo, han asumido y deben cumplir; y se les inculcará un
amor sincero a Cristo y a su Iglesia”.
790. & 1. “Entre los territorios de misión, compete al Obispo diocesano:
1. Promover, dirigir y coordinar las iniciativas y obras que se refieren a la
Actividad Misional.
2. Cuidar que se hagan los oportunos convenios con Moderadores de los
Institutos que se dedican a la tarea misional, y de que las relaciones con
los mismos redunden en beneficio de la misión.
&. 2. A las prescripciones del Obispo diocesano indicadas en el & 1, n. 1, están
sujetos todos los misioneros, incluso los religiosos y sus auxiliares que
residan dentro de la demarcación del Obispo”.

791. “En todas las Diócesis, para promover la cooperación misional:


1. Foméntense vocaciones misioneras;
2. Destínese un Sacerdote a promover eficazmente iniciativas a favor de las
misiones, especialmente las Obras Misionales Pontificias;
3. Celébrese el día anual a favor de las misiones;
4. Páguese cada año una cuota proporcionada para las misiones, que se
remitirá a la Santa Sede”.
792 “Las Conferencias Episcopales deben crear y fomentar instituciones que
acojan fraternalmente y ayuden con la conveniente atención pastoral a
quienes, por razones de trabajo o de estudio, acuden a su territorio
desde las tierras de misión”.

ANEXO 2
KERIGMA, EVANGELIZACÍÓN Y MISIÓN
El primer anuncio evangélico
La palabra Kerigma significa el anuncio de una noticia por medio de un heraldo
En el Nuevo Testamento indica “proclamación de la Buena Nueva, la gozosa
noticia por medio de “predicación” (Rom 16,25). De hecho es el primer anuncio
sobre Dios amor, que ha enviado a su Hijo Jesucristo, hecho hombre como
nosotros, para nuestra salvación.
Jesús mismo hizo este anuncio proclamando El Reino de Dios está cerca (Mc
1,15). Con ello indicaba que las promesas mesiánicas ya habían llegado “a su
tiempo (Ibid) La acogida del reino incluye un cambio de mentalidad La
conversión y una adhesión a la persona de Cristo ya su Mensaje Creer en el
Evangelio (Mc 1,15; cf. Lc. 4,43; 11,20) Los apóstoles invitaron a recibir al
Mesías (El Cristo) como ungido y enviado por Dios en la plenitud de los tiempos
(Gál 4,4).
Cuando el día de Pentecostés San Pedro proclamó el hecho de la Muerte y
Resurrección de Jesús, invitó también a la aceptación del hecho salvífico por
medio de la fe y del bautismo: “A éste Jesús lo Resucitó Dios, de lo cual todos
nosotros somos testigos Arrepentíos y bautizaos en el nombre de Jesucristo
para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el Espíritu Santo” (Hec 2,32-38).
Desde el día de Pentecostés la Iglesia anuncia que Jesús es el Hijo de Dios
hecho hombre para nuestra Salvación, por medio de su Muerte y Resurrección;
en El se cumplen las esperanzas Mesiánicas

Elementos fundamentales del Kerigma


Los elementos fundamentales del Kerigma se encuentran en diversos pasajes
de San Pablo la Filiación Divina de Jesús (manifestada por la fuerza del Espíritu
en la Resurrección), su realidad humana (manifestada especialmente en su
nacimiento y muerte), su redención para nuestra Salvación. Cristo, por su
Resurrección manifiesta que es Hijo de Dios hecho nuestro hermano por la
fuerza del espíritu. “Este Evangelio se refiere a su Hijo, nacido del a estirpe de
David en cuanto hombre, y constituido por su Resurrección de entre los
muertos Hijo Poderoso de Dios según el Espíritu Santificador: Jesucristo, Señor
Nuestro” (Rom 1,1-5).
Jesús es el Hijo de Dios y, por tanto, perfecto Dios (Gál 4,4; Rom 9,5), y es
también perfecto hombre, hermano nuestro (I Tim 2,5; Fil 2,7; Jn 1 ,14) y, por
tanto, Salvador definitivo pleno y universal (Tit3, 4).
Estos elementos del Kerigma aparecen claramente en el conjunto de textos
marianos neotestamentarios: Mt 12 (infancia); Lc 1-2 (infancia); Jn 2,1-12
(Caná); 19,25-27 (Cruz); Mc 3,31 35 y paralelos sinópticos (alabanza de la
Madre de Jesús); Hech 1,12 ss (cenáculo); Gál 4,4-7 (“la mujer”); Ap 12,1 (“La
gran señal”).
María es Virgen por Obra del Espíritu (Cristo es verdadero Hijo de Dios); María
es Madre (Cristo es verdadero hombre), María está asociada a la salvación
(Cristo es e/único Salvador,). Así pues, ya ha comenzado el cumplimiento de las
profecías y de las esperanzas mesiánicas.
Sentido Misionero Universalista:
En el Kerigma se anuncia a Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, Muerto y
Resucitado, que comunica, de parte del Padre, la Vida Nueva en el Espíritu.
Tiene, pues, dimensión Trinitaria. Jesús había enviado a los apóstoles “ A todas
las gentes”, para “enseñar” o anunciar el mensaje de su encarnación y
redención, de suerte que toda la humanidad quedara invitada y urgida a
participar del Misterio Trinitario de Dios Amor, bautizándose” en el Nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (“la promesa del Padre”) a los apóstoles
para que tuvieran el valor de anunciaren su nombre este misterio de amor a
toda la humanidad (cf. Lc24,47-49).
El Apóstol es enviado a proclamar este “Primer Anuncio” a todos los pueblos,
puesto que “Evangelizar es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y
directa, de Dios revelado por Jesucristo, mediante el Espíritu Santo.
Testimoniar que ha amado al mundo en su Hijo; que en su Verbo encarnado ha
dado a todas las cosas el Ser; y ha llamado a los hombres a lá vida eterna” (EN
26).
La novedad de la misión cristiana estriba en este Anuncio de la Encarnación del
Verbo y de su Misterio Pascual de Muerte y Resurrección, como Epifanía del
Misterio Trinitario. Por Cristo perfecto Dios y perfecto hombre, Dios ha querido
salvar al hombre por medio del hombre, comunicándole la vida nueva en el
espíritu. El Misterio del hombre, creado a imagen de Dios (Gén 1,26-27, ha sido
restaurado por Cristo y en el Espíritu EE hombre ya puede participar de la vida
Trinitaria (Ef 2 18 Jn 14, 17.23).
El misterio de la Palabra toma diversas formas. En primer lugar la
evangelización o predicación misionera que se propone suscitar la fe. Sigue la
forma Catequística. Luego la forma litúrgica. Por último la forma teológica
(D.C.G. 17).
El primer anuncio es el KERIGMA que suscita la fe, abre el corazón, lleva a la
conversión y prepara la adhesión total a Jesucristo (cf. Ch. T 19). Por esto el
Primer Anuncio de Jesucristo o Kerigma debe tener la prioridad en toda
actividad de la Iglesia. Ya que tiene una función central e irremplazable”.
Solamente despues que ella se ha cumplido se puede pasar a la Catequesis.

OBJETIVOS
El Kerigma tiene unos objetivos bien claros:
 Conversión: Alejarse, romper, renunciar y “volverse” del pecado como
acto, o como situación personal o social, que va en contra de la
voluntad amorosa del Padre. Fundamentalmente se renuncia a los
resentimientos y a las obras de Satanás.
 Aceptación y adhesión profunda y sincera de la PERSONA DE JESÚS
como Salvador Personal, experimentando profundamente su salvación y
recibiendo la VIDA NUEVA, por medio de un encuentro progresivo
íntimo y personal con El.
 Reconocer de corazón a Jesús como Señor, rechazando cualquier otro
señorío, aún los que puedan aparecer como buenos.
 Recibir el don del espíritu como Poder de Dios para asumir con
responsabilidad los grandes retos de la Nueva Evangelización. Todo
evangelizado posee un ardor incontenible para evangelizar, propio del
enamorado...

Toda acción de la Iglesia, de sus instituciones, de sus movimientos apostólicos,


etc., deben tener como prioridad la oferte sistemática y grandiosa del Kerigma,
de tal manera que de toda criatura, bautizada o no, renazcan personas nuevas
según el corazón de Dios.

CONSECUENCIA DEL KERIGMA:

LA CONVERSIÓN

 Cambio interior: Conversión de todo lo que te separa de Dios.


 Abandonar todo pecado
 Abandonar todo resentimiento
 Renunciar a las Obras de Satanás

FRUTÓ DEL KERIGMA

LA VIDA NUEVA

 Capacidad para reconocernos pecadores


 Capacidad para reconocer a Jesucristo como nuestro único Salvador
 Capacidad para unirnos como pecadores, con nuestro único Salvador

ANEXO
I. ESTRUCTURA DE LA INICIACIÓN DE LOS ADULTOS (1)
Descripción general
La iniciación de los catecúmenos se lleva a cabo mediante un proceso en el que
participa la comunidad de los fieles, la cual, a una con los catecúmenos,
reflexiona sobre el valor del Misterio Pascual, renueva su propia conversión y,
con su ejemplo, mueve a aquellos a obedecer más generosamente al Espíritu
Santo.
La Ordenación de de la iniciación va siguiendo el progreso espiritual de los
adultos, que varía según la multiforme gracia de Dios y la libre cooperación de
cada uno, la acción de la Iglesia y las circunstancias de tiempo y lugar.
La iniciación de los adultos, además de los diversos tiempos de instrucción y
maduración de los candidatos, se distribuye en tres grados o etapas:
- La primera etapa tiene lugar cuando, después de la conversión inicial, el
candidato desea ser cristiano y es admitido por la Iglesia como
catecúmeno;
- La segunda etapa cuando madura la fe y terminado el catecumenado, el
candidato es admitido a una más intensa preparación sacramental:
- La tercera etapa cuando, concluida la preparación espiritual, el candidato
recibe los sacramentos con los cuales comienza a ser cristiano.
Estas etapas se señalan litúrgicamente con las tres celebraciones principales de
la “Ordenación de la iniciación cristiana de los adultos”: el rito de entrada en el
catecumenado, el rito de la elección y la celebración de los sacramentos.
Las etapas mencionadas se corresponden además con diversos tiempos de
instrucción y maduración de los candidatos, tiempos que-son de preparación o
complemento de aquéllas:
a) El primer tiempo exige que el candidato se dedique al estudio y a la
reflexión, mientras la Iglesia atiende a su evangelización: concluye con la
admisión al catecumenado.
b) El segundo tiempo, que comienza con el rito de entrada en el
catecumenado y puede durar varios años, se dedica a la catequesis, con
distintos ritos que están unidos a ella concluye con la celebración del rito
de la elección.
c) El tercer tiempo, por lo general muy breve, coincide de ordinario con la
preparación cuaresmal de las solemnidades pascuales y de los
sacramentos y se destina a la purificación e iluminación de los
catecúmenos.
d) El último tiempo, que dura todo el tiempo pascual, se dedica a la
vivencia post-sacramental de los neófitos, es decir, a gustar los frutos y
experiencias espirituales de su conversión y a estrechar más
intensamente los lazos con la comunidad de los fieles; este tiempo era
llamado, en la antigua Iglesia, “mistagogía”.

Cuatro son, por tanto, los tiempos que se suceden: el “pre-catecumenado”, al


cual pertenece la primera evangelización; el “catecumenado”, destinado a la
catequesis completa, el de la “purificación e iluminación” con el que se obtiene
una más intensa preparación espiritual; el de la vivencia post-sacramental”
(mistagogía”) marcado por la nueva experiencia de los sacramentos y de la
comunidad.
Conviene que toda la iniciación esté marcada por el carácter pascual.
La cuaresma lograra su pleno vigor en la intensa preparación próxima de los
elegidos, y la Vigilia Pascual se tendrá como el tiempo propio de los
sacramentos de la iniciación”, sin que se prohíba, cuando las necesidades
pastorales así lo requieran, la celebración de los mencionados sacramentos en
otra fecha.

Análisis de cada uno de los tiempos y etapas


La Evangelización y el Pre-catecumenado
Aunque la “Ordenación de la iniciación cristiana de los adultos” comienza con la
admisión al catecumenado, el período precedente, o pre-catecumenado, tiene
gran importancia y, ordinariamente, no debe omitirse: en este tiempo se realiza
la evangelización que es el anuncio confiado y constante del Dios vivo y de
Jesucristo, enviado por aquél para la salvación de todos, a fin de que los no
cristianos, abierto su corazón por el Espíritu Santo, se conviertan a Cristo y se
adhieran al que es el Camino, la Verdad y la Vida y satisface con creces infinitas
todas las aspiraciones del hombre.
El tiempo del pre-catecumenado se dedica integralmente a dicha
evangelización, para que madure el deseo sincero de seguir a Cristo y de pedir
el bautismo.
En este tiempo, los Sacerdotes, los diáconos, los catequistas e incluso otros
Laicos deben hacer a los candidatos una adecuada explicación del Evangelio; se
les debe prestar también solícita ayuda, para que, purificados y calificadas sus
intenciones, colaboren con la gracia de Dios y para que sus relaciones con las
familias y las comunidades cristianas sean más frecuentes y benéficas.
Es competencia de las Conferencias Episcopales determinar que, en este
período, además de la Evangelización que le es propia, pueda realizarse una
primera forma de admisión de los llamados “simpatizantes”, es decir, de
quienes, sin creer plenamente, muestran interés en la fe cristiana:
a) La recepción de los simpatizantes es facultativa y se hará sin rito alguno;
no es manifestación de fe, pero sí de su recta intención.
b) La forma de recepción se adaptará oportunamente a las diversas
circunstancias y condiciones de cada lugar. En efecto, a unos candidatos
hay que hacerles ver, principalmente, el espíritu cristiano, que ellos
quieren conocer y experimentar a otros, cuyo catecumenado se ha de
diferir por varias razones, les será conveniente, en primer lugar, algún
acto o ceremonia externa, por parte de ellos o de la comunidad.
c) La recepción se hará dentro de las reuniones de la comunidad local, en
las que sé dejará margen para el diálogo y la amistad. Presentado por un
amigo, el simpatizante será saludado, con espontaneidad, por todos, y
recibido por el Sacerdote o por algún miembro de la comunidad

Durante este tiempo de pre-catecumenado, los pastores de almas ayudarán a


los simpatizantes con oraciones adecuadas.
El Catecumenado
El rito de entrada en el catecumenado es muy importante, porque en él los
candidatos, presentándose en público por primera vez, manifiestan su voluntad
a la Iglesia, y ésta, ejerciendo su función apostólica, admite a los que desean
ser sus miembros. La gracia de Dios actúa ya eficazmente en ellos, cuando, en
esta celebración, expresan claramente su deseo de ser cristianos y, por parte
de la Iglesia, se significa su admisión y primera consagración.
Para dar este paso, se exige que los candidatos hayan asimilado los
fundamentos de la doctrina cristiana y los inicios de la vida espiritual, a saber:
La primera fe, adquirida en el tiempo del pre-catecumenado; la conversión
inicial y la voluntad de cambiar la vida y dé entrar en relación con Dios en
Cristo; por tanto, un primer sentido de penitencia y la práctica inicial de invocar
a Dios y de orar, como también una primera experiencia de la comunidad y del
espíritu cristiano.
Después de la celebración del rito, inscríbanse los nombres de los catecúmenos
en un libro destinado a este efecto, añadiendo igualmente el nombre del
ministro y de los padrinos, la fecha y el lugar de la admisión.
Desde este momento la Iglesia acoge, con amor y solicitud, a los catecúmenos,
que, por estar unidos a ella, son ya de la casa de Cristo… La Iglesia los
alimenta con la palabra de Dios y los ayuda con los auxilios de la liturgia. Los
catecúmenos, por su parte, deben interesarse en participar en la liturgia de la
palabra y en recibir las bendiciones y los sacramentales.
Cuando contraen matrimonio los catecúmenos o bien un catecúmeno y una
persona no bautizada, se utiliza el rito adecuado.
Si mueren durante el catecumenado, los catecúmenos tendrán exequias
cristianas.
1 El catecumenado es un tiempo prolongado durante el cual los candidatos
por medio de la instrucción pastoral y de prácticas apropiadas; deben hacer
llegar a una maduración suficiente la fe inicial que manifestaron en su
ingreso al catecumenado Esto se logra por cuatro medios principales:
a) La Catequesis: impartida por los Sacerdotes los diáconos o los
catequistas y otros laicos, organizada de un modo gradual y presentada
en forma íntegra, acomodada al tiempo litúrgico y enriquecida con
celebraciones de la palabra, debe llevar a los catecúmenos no sólo a una
adecuada información acerca de los dogmas y mandamientos, sino, ante
todo, a una íntima vivencia del misterio de salvación del que desean
participar.
b) La práctica de la vida cristiana: animados por el ejemplo y la
cooperación de los padrinos y de toda la comunidad, los catecúmenos se
van acostumbrando a orar a Dios con más facilidad a dar testimonio de
la fe a mantener firme en cualquier circunstancia, la esperanza en Cristo
a seguir siempre la inspiración divina ya practicar el amor al prójimo
hasta la renuncia de sí mismos. instruidos de este modo, “los
catecúmenos emprenden un camino espiritual por él que, participando
ya, por la fe, del misterio de la muerte y resurrección, pasan del hombre
viejo al hombre nuevo, perfecto según Cristo.
c) Las acciones litúrgicas peculiares, por medio de las cuales, los
catecúmenos son ayudados por la madre Iglesia; son, principalmente,
ritos de purificación y de bendición divina. Se fomentarán, para bien de
ellos, celebraciones de la Palabra; más aún, los catecúmenos pueden
asistir ya, junto con los fieles, a la liturgia de la palabra de la misa, para
que se preparen mejor a su futura participación en la Eucaristía.
d) El testimonio de vida y la profesión de su fe, por los cuales, los
catecúmenos deben aprender a cooperar activamente en la
evangelización y en la edificación de la Iglesia, ya que la vida de ésta es
esencialmente apostólica.

La duración del catecumenado depende de la gracia de Dios y de muy diversas


circunstancias, como son la organización del catecumenado mismo, el personal
disponible de catequistas, diáconos y Sacerdotes y la cooperación de cada
catecúmeno.
Corresponde al Obispo determinar, la duración, y dirigir la organización del
catecumenado; también las Conferencias Episcopales oportunamente, darán
normas más precisas, de acuerdo con las características de las diversas
regiones.

El tiempo de la purificación y de la iluminación


El tiempo de la purificación y de la iluminación de los catecúmenos coincide
ordinariamente con la Cuaresma. En efecto, la Cuaresma en la liturgia y en la
Catequesis litúrgica, renueva la comunidad de los fieles, una con los
catecúmenos, por el recuerdo o la preparación del bautismo y por la penitencia,
y dispone a todos a celebrar el misterio pascual, que se aplica a, cada, uno por
los sacramentos de la iniciación.

El rito de la elección
Este tiempo de la purificación y de la iluminación, dedicado a una preparación
interior más intensa, comienza con el rito de la elección. En esta acción
litúrgica, la Iglesia hace la “elección” o admisión de aquellos catecúmenos que,
por sus disposiciones, son aptos para recibir los sacramentos de la iniciación.
Este rito se llama “elección” porque la admisión hecha por la Iglesia se basa en
la elección de Dios, en cuyo nombre actúa la Iglesia; se llama también
“inscripción del nombre”, porque los candidatos, en prenda de fidelidad,
inscriben sus nombres en el libro de los elegidos.
Antes de celebrar la elección, se exige a los candidatos un cambio de
mentalidad y de costumbres, un conocimiento suficiente de la doctrina cristiana,
criterios de fe y sentimientos de caridad; se requiere, además, una previa
deliberación sobre su idoneidad. Después, en la celebración misma, los
candidatos indicarán su propósito y el Obispo, os u delegado, manifestará
públicamente su parecer. Esta solemne elección es, por tanto, el eje de todo el
catecumenado.
Desde el día de su elección y admisión, los catecúmenos son llamados
“elegidos”; también sejes llama “competentes”, porque todos, juntamente,
compiten y emulan para recibir los sacramentos de Cristo y el don del Espíritu
Santo. Se les llama también “iluminados”, porque el bautismo se llama
“iluminación” y, por él, los neófitos son sumergidos en la luz de la fe.

Los exámenes y las entregas


Este período de más intensa preparación llene más el carácter de retiro
espiritual que de catequesis, y se destine a una profunda purificación interior,
por medio del examen de conciencia y de la conversión de la vida, y, a la vez,
busca iluminar los corazones por un conocimiento más profundo de Cristo
Salvador. Todo esto se realiza con varias celebraciones y, en especial, con los
llamados “exámenes” y “entregas”.
Los exámenes, que se celebran solemnemente en domingo, tienen una doble
finalidad; descubrir en los corazones de los elegidos lo débil, enfermo y malo,
para curarlo, y, a la vez, descubrir también lo bueno, sano y santo, para
fortalecerlo, Porque los exámenes se destinan a la liberación del pecado y del
demonio, ya la afirmación de Cristo como el Camino, la Verdad y la Vida.
Las entregas son celebraciones destinadas a la iluminación de los elegidos, en
las cuales, la Iglesia les entrega las más antiguas síntesis de la fe y de la
oración: el símbolo de la fe y la oración dominical. El símbolo de la fe se les da
como recuerdo gozoso de las maravillas obradas por Dios, para la salvación de
los hombres, y como fuente de fe y de alegría. Y, en la oración dominical, los
elegidos conocen más profundamente el nuevo espíritu de hijos, por el que
podrán llamar a Dios con el nombre de “Padre”, especialmente en la asamblea
eucarística.

Preparación inmediata
Con objeto de atender a la preparación inmediata de los sacramentas, el
Sábado Santo, de ser posible, los elegidos se abstendrán de sus trabajos
acostumbrados, para dedicarse a la oración y reflexión, y procurarán guardar el
ayuno.
Los Sacramentos de la iniciación
Los elegidos dan el último paso de su iniciación al recibir los sacramentos del
bautismo, confirmación y eucaristía; liberados así del pecado, son agregados al
pueblo santo y reciben la adopción de hijos de Dios, son introducidos por el
Espíritu Santo a la plenitud de los tiempos y, por el sacrificio y el banquete
eucarístico, saborean de antemano el reino de los cielos.
Celebración del bautismo de los adultos
La celebración del bautismo, que culmina en la ablución con el agua y la
invocación de la Santísima Trinidad, se inicia con la bendición del agua y la
profesión de fe, que se relaciona íntimamente con el rito del agua.
En efecto, por la bendición del agua se invoca por primera vez a la Santísima
Trinidad, se recuerda el designio salvífico del misterio pascual y por qué se
eligió el agua para realizarlo sacramentalmente. Así, el agua recibe su valor de
signo de fe Y se proclama ante todos el misterio de Dios, ya iniciado.
Los ritos de renuncia y profesión de fe tienen por objeto que los que van a ser
bautizados manifiesten su viva fe en el misterio pascual, que acaba de ser
conmemorado en la bendición del agua y que de nuevo va a proclamar el
celebrante en las palabras del bautismo. En efecto, los adultos sólo se salvan si
se acercan libremente al don de Dios y lo reciben con fe. Esta fe, cuyo
sacramento reciben, no es sólo la fe de la Iglesia, como en el bautismo del os
niños, sino también su propia fe personal y viva; así, al ser bautizados, a no ser
que reciban solo pasivamente el sacramento, realizan una alianza personal con
Cristo, renunciando al error y adhiriéndose al verdadero Dios.

La ablución con el agua significa la participación mística en la muerte y


resurrección de Cristo, por la cual, los que creen en su nombre mueren al
pecado y resucitan para la vida eterna; por lo tanto, debe darse a esto rito toda
su importancia en la celebración del bautismo.

La unción post-bautismal con el santo crisma significa el Sacerdocio real de


los bautizados y su inserción en la comunidad del Pueblo de Dios. La vestidura
blanca es símbolo de la nueva dignidad de los bautizados. El cirio encendido
significa que están llamados a vivir como hijos de la luz.

Celebración de la confirmación de adultos


Según costumbre muy antigua conservada en la liturgia romana el adulto debe
ser confirmado inmediatamente después del bautismo, a no ser que se
opongan a ello razones verdaderamente graves. Se manifiesta así la unidad del
misterio pascual, la relación entre la misión del Hijo y la efusión del Espíritu
Santo, como también la unión entre los sacramentos, con los cuales, la
Santísima Trinidad llega a los bautizados.
Por tanto normalmente después de los ritos complementarios del bautismo,
omitida la unción post-bautismal, se confiere la confirmación.

Primera Comunión de los neófitos


Por último, se celebra la Eucaristía, en la cual, los recién bautizados toman
parte por primera vez, con pleno derecho, y encuentran en ella la culminación
de su iniciación. En la Eucaristía, los neófitos promovidos a la dignidad del
sacerdocio real, toman parte activa en la oración de los fieles y, si es posible;
en la procesión de dones al altar; participan, con toda la comunidad, de la
acción sacrificial y recitan la oración dominical, con la que manifiestan el
espíritu filial recibido en el bautismo. Al participar en el Cuerpo entregado por
nosotros y en la Sangre derramada por la salvación, confirman los dones
recibidos y gustan por anticipado los bienes eternos.

El tiempo de la vivencia post-sacramental


Recibidos los sacramentos, la comunidad junto con los neófitos, progresa en
una más profunda comprensión del misterio pascual y en el testimonio
existencial del mismo, por la meditación del Evangelio, la participación en la
Eucaristía y el ejercicio de la caridad este es el último periodo de la iniciación el
tiempo de la vivencia post-sacramental, que los antiguos llamaban
“mistagogía”.
Los recién bautizados, renovados en su corazón, han gustado más íntimamente
la bondad de la palabra de Dios, han recibido la comunicación del Espíritu Santo
y han llegado a saber cuan bueno es el Señor, De esta experiencia, propia del
cristiano y acrecentada con el ejercicio del vivir cotidiano, obtienen los neófitos
un nuevo sentido de la fe, de la Iglesia y del mundo.
Precisamente, la característica y la fuerza propia de este tiempo post-
sacramental procede de la nueva y personal experiencia de los neófitos, tanto
de los sacramentos como de la vida de la comunidad; por consiguiente, las
“misas por los neófitos”, o sea, las misas de los domingos pascuales, son de
gran importancia, porque en ellas, además de la reunión de la comunidad y la
participación en los misterios, los recién bautizados encuentran, sobre todo en
el leccionario del año A, lecturas especialmente escogidas para ellos.

II FUNCIONES Y MINISTERIOS EN LA IMCIACION DE LOS ADULTOS


El pueblo de Dios
El pueblo de Dios, representado por la Iglesia local, debe tener siempre
presente que la iniciación de los adultos le incumbe muy directamente y es
responsabilidad de todos los bautizados. El pueblo de Dios, fiel a su vocación
apostólica, debe estar siempre preparado para ayudar a los que buscan a
Cristo. En las diversas circunstancias de la vida diaria y también en el
apostolado, a todo discípulo de Cristo le corresponde, en la medida de sus
posibilidades, la obligación de esparcir la semilla de la fe.
Por eso, la comunidad local debe ayudar a los candidatos, a los catecúmenos y
a los neófitos durante todo el recorrido de su iniciación, especialmente:
a) Durante el tiempo de la evangelización y del pre-catecumenado,
recuerden los fieles que el apostolado de la Iglesia y de todos sus hijos
se dirige, ante todo, a manifestar con palabras y con obras el mensaje
de Cristo y a comunicar su gracia.
b) Los fieles, en cuanto les sea posible, asistirán a las celebraciones del
catecumenado y participarán activamente en la oración, el candidato, las
aclamaciones las respuestas etc.
c) En el día de la elección procuren rendir un testimonio justo y prudente a
cerca de los catecúmenos, ya que se trata del crecimiento de la propia
comunidad.
d) Durante la Cuaresma, que es el tiempo de la purificación y de la
iluminación, asistan los fieles a los exámenes ya las entregas y den a los
catecúmenos el ejemplo de su propia renovación en espíritu de
penitencia de fe y de caridad. Todos tendrán en gran aprecio la
renovación de los compromisos bautismales en la Vigilia pascual.
e) En el período post-sacramental, participen en las “misas por los
neófitos”, acojan a éstos con amor y ayúdenlos, para que experimenten
la alegría de vivir en la comunidad de los bautizados.

El padrino:
El catecúmeno elegirá a un padrino (o madrina), teniendo en cuenta sus
cualidades, amistad y buen ejemplo. Delegado por la comunidad y aprobado
por el Sacerdote, el padrino acompaña al candidato en el día de la elección, en
la celebración de los sacramentos yen el tiempo de la vivencia post-sacramental
Corresponde al padrino explicar, con sencillez, al catecúmeno el influjo del
Evangelio en la vida personal y en el ambiente social, ayudarlo en las dudas y
crisis, darle buen testimonio y vigilar el crecimiento de su vida bautismal.
El padrino es elegido antes del rito de la elección pero a partir de ese día ejerce
públicamente sus funciones cuando ante toda la comunidad da testimonio del
catecúmeno su papel tiene gran importancia principalmente cuando el neófito
luego de haber recibido los sacramentos necesita su ayuda para permanecer
fiel a los compromisos bautismales.

El Obispo
Corresponde al Obispo personalmente o por un delegado establecer dirigir y
fomentar la organización pastoral del catecumenado y admitir a los candidatos
a la elección y a los sacramentos. Es muy aconsejable que, en cuanto sea
posible, el Obispo, al presidir la liturgia cuaresmal, celebre personalmente el rito
de la elección y, en la Vigilia Pascual, los sacramentos de fa iniciación. Deben
también con solicitud pastoral, designar a catequistas dignos y debidamente
preparados, para la celebración de los exorcismos menores y las bendiciones de
los catecúmenos.
Los Presbíteros
Los Presbíteros, además del misterio que de costumbre les corresponde en la
celebración del bautismo, la confirmación y la Eucaristía, deben preocuparse
por la atención pastoral y personal de los catecúmenos, especialmente de los
que tienen dudas y dificultades para que, con la ayuda de los diáconos y
catequistas, provean a su catequesis. Además corresponde a los Presbíteros
aprobar la elección de los padrinos, escucharlos y ayudarlos. Durante todo el
curso de la iniciación los Presbíteros procurarán realizarlos ritos en forma
conveniente, adaptándolos a las circunstancias.
El Presbítero que bautiza a un adulto o a un niño en edad catequística, en
ausencia del Obispo, debe también confirmarlo, a no ser que la confirmación se
vaya a celebrar en otra oportunidad.
Cuando los confirmados son muchos, el ministro de la confirmación puede
hacer que le ayuden otros Presbíteros. Es necesario que estos Presbíteros:
a) o bien desempeñen en la Diócesis un cargo u oficio especial, como, por
ejemplo, que sean vicarios generales, vicarios o delegados episcopales,
vicarios de zona o regionales o tengan, por mandato del ordinario,
atribuciones similares, en razón de su oficio;
b) o bien sean párrocos de los lugares en los que se confiere la
confirmación o párrocos de los lugares a los que pertenecen los
candidatos, o Presbíteros que desempeñaron un papel importante en la
preparación catequética de los confirmandos.

Los diáconos.
Donde haya diáconos, es conveniente obtener su cooperación. Si la Conferencia
Episcopal ha juzgado oportuno establecer diáconos permanentes, ha de
procurar también que, el número dé diáconos sea suficiente para que los
grados, etapas y ejercicios del catecumenado se puedan tener en todas partes
donde lo exija la necesidad pastoral.

Los Catequistas Los catequistas, cuyo servicio tiene gran importancia para el
progreso de los catecúmenos y para el desarrollo de la comunidad, tomarán
parte activa en las celebraciones. Con delegación del Obispo los catequistas
pueden hacer los exorcismos menores y las bendiciones de los catecúmenos,
que son propios del tiempo del catecumenado.
III. TIEMPO Y LUGAR PARA LA INICIACIÓN DE LOS ADULTOS
Los pastores deben distribuir el curso de la iniciación, de tal manera que la
elección tenga lugar el primer domingo de cuaresma y los sacramentos se
celebren en la Vigilia pascual. Los demás ritos deben distribuirse a partir de la
anterior disposición. Sin embargo, por graves necesidades, pastorales, el curso
de la iniciación puede distribuirse de forma distinta.
Tiempo ordinario o legítimo
Por lo que respecta al tiempo de celebrar el rito de entrada en el
catecumenado, debe notarse lo siguiente:
a) Que no sea prematuro hay que esperar a que los candidatos según sus
disposiciones y su situación, tengan tiempo suficiente para alcanzar una
fe inicial y para mostrar los primeros indicios de conversión.
b) Donde el número.de candidatos suele ser muy numeroso, espérense a
tener un grupo suficiente para la catequesis y las celebraciones
litúrgicas.
c) Establézcanse, en el año, dos o tres días apropiados para esta
celebración.
El sábado santo, como sea que los elegidos se abstienen de sus trabajos
acostumbrados y de dedican a la oración y a la reflexión, pueden celebrarse
varios ritos inmediatamente preparatorios, como la recitación del símbolo, el
rito “effetá”, la elección del nombre cristiano e, incluso, la unción con el óleo de
los catecúmenos.
Los sacramentos de iniciación de los adultos, si los catecúmenos son muchos,
la mayoría, puede recibir los sacramentos en la noche de Pascua y los demás
pueden hacerlo en los días de la octava de Pascua, en Iglesias principales o en
los centros secundarios. En este caso, se toma la misa propia el día o la misa
ritual para el bautismo, con las lecturas de la Vigilia Pascual.
En algunos casos, se podrá dejar la celebración de la confirmación para el final
del tiempo de la vivencia post-sacramental, por ejemplo, para el domingo de
Pentecostés.
En los domingos de Pascua, se celebrarán las llamadas “misas por los neófitos”,
a las cuales se invitará insistentemente a toda la comunidad, como también a
los recién bautizados y a sus padrinos.

Tiempo extraordinario
Aunque la iniciación se debe organizar de modo que los sacramentos se
celebren en la Vigilia pascual, sin embargo, por situaciones insólitas o por
necesidad pastoral, el rito de la elección y el período de la preparación próxima
se pueden celebrar fuera de la Cuaresma, y los sacramentos fuera de la Vigilia
pascual o del día de Pascua. En circunstancias ordinarias, sólo por una grave
urgencia pastoral (como, por ejemplo, el gran número de candidatos), además
del curso normal de la iniciación, celebrado, según costumbre, durante la
Cuaresma, se podrá elegir otra época del año, preferentemente el tiempo
pascual, para celebrar también los sacramentos de la iniciación.
En estos casos, se conservará toda la estructura de la “Ordenación de la
iniciación cristiana de los adultos”, con los intervalos de tiempo
correspondientes, modificando sólo lo relacionado con el tiempo litúrgico
asignado a las celebraciones.
Las adaptaciones se harán como se indica a continuación:
El rito de la elección se celebrará, aproximadamente, seis semanas antes de los
sacramentos de la iniciación, de modo que haya tiempo suficiente para los
exámenes y las entregas. Procúrese que la celebración de la elección no
coincida con una solemnidad del año litúrgico. Se proclamarán las lecturas
señaladas en el rito de la elección y el formulario de la misa será el del día o el
de la misa ritual.
Los exámenes se celebrarán en domingo o bien entre semana, pero no en una
solemnidad del año litúrgico, y se guardarán los intervalos de tiempo
acostumbrados. Se proclamarán las lecturas señaladas en cada uno de los
exámenes y el formulario de la misa será el del día o el de la misa ritual.

Lugar de la iniciación
Las diversas celebraciones de la iniciación se harán en el lugar más
conveniente; téngase en cuenta las especiales necesidades de las pequeñas
comunidades y de los lugares apartados de los territorios de misión.

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