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Descripción general

«Cistitis» es el término médico para la inflamación de la vejiga. La mayoría de las veces, la


inflamación es causada por una infección bacteriana y se llama «infección urinaria». Una
infección en la vejiga puede ser dolorosa y molesta, y puede volverse un problema de salud
grave si la infección se disemina a los riñones.

Con menos frecuencia, la cistitis aparece como una reacción a determinados medicamentos,
a la radioterapia o a irritantes potenciales, como los aerosoles de higiene femenina, los
geles espermicidas o el uso prolongado de un catéter. La cistitis también puede aparecer
como una complicación de otra enfermedad.

Los antibióticos son el tratamiento frecuente para la cistitis bacteriana. El tratamiento para
otros tipos de cistitis depende de la causa de fondo.

Síntomas

Algunos de los signos y síntomas de la cistitis suelen ser:

 Necesidad imperiosa y constante de orinar

 Sensación de ardor al orinar

 Orinar frecuentemente en pequeñas cantidades

 Sangre en la orina (hematuria)

 Orina turbia y con olor fuerte

 Molestias pélvicas

 Sensación de presión en la parte inferior del abdomen

 Fiebre baja
Para los niños pequeños, tener nuevos episodios de orinarse accidentalmente durante el día
puede ser un signo de infección urinaria. Mojar la cama a la noche cuando están solos
probablemente no esté asociado a una infección urinaria.

Cuándo consultar al médico

Busca atención médica de inmediato si tienes signos y síntomas frecuentes de una infección
renal, por ejemplo:

 Dolor de espalda o lateral

 Fiebre y escalofríos

 Náuseas y vómitos

Si tienes la necesidad constante de orinar o dolor cuando orinas durante varias horas o más,
o si ves sangre en la orina, llama a tu médico. Si te diagnosticaron una infección urinaria en
el pasado y tienes síntomas parecidos a una infección urinaria anterior, llama a tu médico.

Llama a tu médico también si los síntomas de la cistitis reaparecen después de haber


terminado una serie de antibióticos. Es posible que necesites otro tipo de medicamento.

Llama al pediatra si tu hijo comienza a orinarse durante el día.

En el caso de los hombres que no padecen otro trastorno, la cistitis es poco frecuente y debe
ser investigada por el médico.

Solicite una Consulta en Mayo Clinic

Causas

Sistema urinario femenino


Sistema urinario masculino

El sistema urinario comprende los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra. Todos ellos
son importantes para eliminar los desperdicios del cuerpo. Los riñones, que son un par de
órganos con forma de frijoles ubicados hacia la espalda en la parte superior del abdomen,
filtran el desperdicio del cuerpo y regulan las concentraciones de muchas sustancias. Los
tubos denominados «uréteres» transportan la orina desde los riñones hasta la vejiga, donde
se almacena hasta que sale del cuerpo a través de la uretra.

Cistitis bacteriana

Las infecciones de las vías urinarias suelen ocurrir cuando las bacterias que se encuentran
fuera del cuerpo ingresan en las vías urinarias a través de la uretra y comienzan a
multiplicarse. La mayoría de los casos de cistitis se producen por un tipo de bacteria
Escherichia coli (E. coli).

Las infecciones bacterianas de la vejiga pueden aparecer en las mujeres como resultado de
las relaciones sexuales. No obstante, incluso las jóvenes y mujeres que no son sexualmente
activas están expuestas a infecciones urinarias más leves, ya que la zona genital femenina a
menudo alberga bacterias que pueden causar cistitis.

Cistitis no infecciosa

Aunque las infecciones bacterianas son la causa más frecuente de la cistitis, diversos
factores no infecciosos también pueden hacer que se inflame la vejiga. Algunos ejemplos
son los siguientes:

 Cistitis intersticial. La causa de esta inflamación crónica de la vejiga, también


denominada «síndrome de vejiga dolorosa», es poco clara. La mayoría de los casos se
diagnostican en mujeres. La afección puede ser difícil de diagnosticar y tratar.
 Cistitis inducida por los medicamentos. Ciertos medicamentos, especialmente los
de quimioterapia ciclofosfamida e ifosfamida, pueden producir inflamación de la
vejiga cuando sus componentes descompuestos son expulsados del cuerpo.

 Cistitis por radiación. El tratamiento con radiación de la zona pélvica puede


producir cambios inflamatorios en el tejido de la vejiga.

 Cistitis por cuerpos extraños. El uso prolongado de un catéter puede predisponerte a


sufrir infecciones bacterianas y daños de los tejidos, dos situaciones que pueden
provocar inflamación.

 Cistitis química. Algunas personas pueden ser hipersensibles a las sustancias


químicas que contienen ciertos productos, como los baños de espuma, los aerosoles
de higiene femenina o los geles espermicidas, y tener una reacción alérgica que cause
una inflamación dentro de la vejiga.

 Cistitis asociada a otras afecciones. En ocasiones, la cistitis puede aparecer como


una complicación de otros trastornos, como la diabetes, los cálculos renales, el
agrandamiento de la próstata o las lesiones de la médula espinal.

Factores de riesgo

Algunas personas son más propensas que otras a padecer de infecciones recurrentes de
vejiga o de las vías urinarias. Las mujeres son uno de esos grupos. Una razón clave es su
anatomía particular. Las mujeres tienen una uretra más corta, lo que acorta la distancia que
deben viajar las bacterias para alcanzar la vejiga.

Las mujeres que presentan un mayor riesgo de infección de las vías urinarias son aquellas
que:

 Son sexualmente activas. Como resultado del coito, las bacterias se pueden impulsar
por la uretra.
 Usan ciertos tipos de anticonceptivos. Las mujeres que usan diafragmas presentan
mayor riesgo de una infección de las vías urinarias. Los diafragmas que contienen
agentes espermicidas aumentan más el riesgo.

 Están embarazadas. Los cambios hormonales durante el embarazo pueden aumentar


el riesgo de una infección de la vejiga.

 Han experimentado la menopausia. Los niveles alterados de hormonas en mujeres


posmenopáusicas se asocian a menudo con las infecciones de las vías urinarias.

Otros factores de riesgo en hombres y mujeres son los siguientes:

 Interferencia en el flujo de orina. Esto puede ocurrir en enfermedades como piedras


en la vejiga o, en hombres, con el agrandamiento de la próstata.

 Cambios en el sistema inmunitario. Esto puede ocurrir en algunas enfermedades,


como la diabetes, infección por VIH o tratamiento oncológico. Un sistema
inmunitario debilitado incrementa el riesgo de infecciones bacterianas y, en algunos
casos, infecciones virales de la vejiga.

 Uso prolongado de una sonda en la vejiga. Estas sondas pueden ser necesarias en
personas con enfermedades crónicas o adultos mayores. El uso prolongado puede
provocar un aumento de la vulnerabilidad de infecciones bacterianas y un daño del
tejido de la vejiga.

La cistitis no es frecuente en hombres que no tienen problemas de salud que los


predispongan.

Complicaciones

Cuando se tratan rápida y adecuadamente, es poco común que las infecciones de vejiga
tengan complicaciones. Pero si no se tratan, pueden convertirse en algo más grave. Las
complicaciones pueden ser las siguientes:
 Infección renal. Una infección de vejiga que no se trata puede convertirse en una
infección renal, también denominada «pielonefritis». Las infecciones renales pueden
dañar permanentemente los riñones.

Los adultos mayores y niños pequeños son los que corren más riesgo de sufrir daño
renal debido a infecciones de vejiga, ya que sus síntomas suelen pasarse por alto o
confundirse con los de otras afecciones.

 Sangre en la orina. Cuando tienes cistitis, es posible que tengas células sanguíneas
en la orina que solo se ven con un microscopio (hematuria microscópica), lo cual
suele resolverse con tratamiento. Si aún hay células sanguíneas después del
tratamiento, el médico puede recomendarte ver a un especialista para determinar la
causa.

La sangre en la orina que puedes ver (hematuria macroscópica) es poco frecuente con
la cistitis bacteriana típica, pero es más frecuente con la cistitis inducida por
quimioterapia o radiación.

Prevención

Se recomienda tomar jugo de arándanos rojos o tabletas que contienen proantocianidinas


para reducir el riesgo de sufrir infecciones de vejiga recurrentes en algunas mujeres. Sin
embargo, estudios recientes indican que no es tan efectivo como se pensaba antes. Algunos
estudios más pequeños demostraron un pequeño beneficio, pero estudios más grandes no
descubrieron beneficios significativos.

Como remedio casero, evita tomar jugo de arándanos rojos si estás tomando el
medicamento anticoagulante warfarina (Coumadin). Posibles interacciones entre el jugo de
arándanos rojos y la warfarina pueden provocar sangrado.

Aunque estas medidas preventivas de cuidado personal no se estudiaron en profundidad, los


médicos algunas veces recomiendan lo siguiente para las infecciones reiteradas en la vejiga:
 Bebe mucho líquido, especialmente agua. Beber mucho líquido es muy importante
si te sometes a quimioterapia o radioterapia, en especial durante los días de
tratamiento.

 Orinar con frecuencia. Evita demorar ir al baño cuando sientes la necesidad de


orinar.

 Sécate de adelante hacia atrás después de evacuar los intestinos. Esto evita que las
bacterias de la región anal se extiendan a la vagina y la uretra.

 Dúchate en lugar de tomar baños en tina. Si eres propensa a sufrir infecciones,


ducharte en lugar de tomar baños en tina puede ayudar a prevenir infecciones.

 Lava suavemente la piel que rodea la vagina y el ano. Hazlo todos los días, pero no
uses jabones ásperos ni lo hagas vigorosamente. La piel delicada alrededor de estas
zonas puede irritarse.

 Vacía la vejiga lo antes posible después de tener relaciones sexuales. Bebe un vaso
lleno de agua para ayudar a eliminar las bacterias.

 Evita usar desodorantes en aerosol o productos femeninos en la zona


genital. Estos productos pueden irritar la uretra y la vejiga.

 https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/cystitis/symptoms-causes/syc-
20371306

Diagnóstico

Cistoscopia femenina

Cistoscopia masculina
Si tienes síntomas de cistitis, consulta a tu médico lo antes posible. Además de analizar los
signos y síntomas, así como tu historia clínica, el médico puede recomendar determinados
análisis, tales como:

 Análisis de orina. Si el médico sospecha que tienes una infección en la vejiga, es


posible que te pida una muestra de orina para determinar si tiene bacterias, sangre o
pus. De ser así, es posible que solicite un cultivo de orina bacteriano.

 Cistoscopia. Durante esta prueba, el médico inserta un cistoscopio (un tubo pequeño
con una luz y una cámara) en la vejiga a través de la uretra, para ver las vías
urinarias en busca de signos de enfermedad.

Con el un cistoscopio, el médico también puede tomar una pequeña muestra de


tejido (biopsia) para analizar en el laboratorio. Pero esta prueba muy probablemente
no sea necesaria si es la primera vez que tienes signos o síntomas de cistitis.

 Pruebas de diagnóstico por imágenes. Una prueba por imágenes no es necesaria


generalmente, pero en algunas instancias, en especial si no hay evidencia de
infección, puede ser útil. Por ejemplo, una radiografía o una ecografía pueden
ayudar al médico a descubrir otras causas posibles de inflamación en la vejiga, como
un tumor o una anormalidad estructural.

 Cistitis - atención en Mayo Clinic

 Análisis de orina

 Cistoscopia

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Tratamiento

La cistitis causada por una infección bacteriana generalmente se trata con antibióticos. El
tratamiento de la cistitis no infecciosa depende de la causa oculta.
Tratamiento de la cistitis bacteriana

Los antibióticos son la primera línea de tratamiento para la cistitis causada por bacterias.
Qué medicamentos usar y durante cuánto tiempo depende de tu estado de salud general y
de las bacterias halladas en la orina.

 Infecciones que aparecen por primera vez. Los síntomas suelen mejorar de forma
significativa en un día aproximadamente con un tratamiento con antibióticos. Sin
embargo, es probable que tengas que tomar antibióticos de tres días a una semana,
según la gravedad de la infección.

Independientemente de la duración del tratamiento, complétalo con los antibióticos


recetados por el médico para asegurarte de que la infección haya desaparecido
completamente.

 Infecciones repetidas. Si tienes infecciones urinarias recurrentes, es posible que el


médico te recomiende un tratamiento más largo con antibióticos o te derive a un
médico especialista en trastornos de las vías urinarias (urólogo o nefrólogo) para que
te haga una evaluación y para saber si las anomalías urológicas podrían ser la causa
de las infecciones. En el caso de algunas mujeres, puede ser más útil tomar una sola
dosis de un antibiótico después de tener relaciones sexuales.

 Infección contraída en el hospital. Las infecciones de la vejiga contraídas en un


hospital pueden representar un desafío a la hora de tratarlas, ya que las bacterias de
los hospitales suelen ser más resistentes a los tipos frecuentes de antibióticos usados
en los tratamientos de infecciones de la vejiga contraídas fuera del hospital. Por ese
motivo, es posible que se necesiten diferentes tipos de antibióticos y distintos
enfoques de tratamiento.

Las mujeres posmenopáusicas pueden ser especialmente propensas a padecer cistitis. Como
parte del tratamiento, el médico podría recomendarte una crema vaginal con estrógeno, en
caso de que puedas usar este medicamento sin aumentar el riesgo de padecer otros
problemas de salud.
Tratamiento de la cistitis intersticial

Debido a que se desconoce la causa de la inflamación que provoca la cistitis intersticial, no


existe solo un tratamiento que sea adecuado para todos los casos. Algunas terapias usadas
para aliviar los signos y síntomas de la cistitis intersticial son los siguientes:

 Medicamentos administrados por vía oral o insertados directamente en la vejiga

 Procedimientos que manipulan la vejiga para mejorar los síntomas, como estirar la
vejiga con agua o con gas (dilatación de la vejiga) o cirugía

 Estimulación nerviosa, en la cual se usan impulsos eléctricos leves para aliviar el


dolor pélvico y, en algunos casos, reducir la frecuencia urinaria

Tratamiento de otras formas de cistitis no infecciosas

Si eres hipersensible a determinadas sustancias químicas de productos, como baños de


espuma o espermicidas, evitar esos productos puede ayudarte a aliviar los síntomas y a
prevenir otros episodios de cistitis.

El tratamiento de la cistitis que se contrae por una complicación de la quimioterapia o de la


radioterapia se centra en el control del dolor, por lo general, con medicamentos, y en la
hidratación para eliminar los irritantes de la vejiga.

Estilo de vida y remedios caseros

Aunque la cistitis puede ser dolorosa, puedes tomar medidas para aliviar el malestar:

 Usa compresas calientes. Las compresas calientes colocadas en la parte inferior del
abdomen pueden aliviar y minimizar las sensaciones de presión o dolor de la vejiga.
 Mantente hidratado. Bebe mucho líquido para mantenerte hidratado. Evita el café,
el alcohol, los refrescos con cafeína y los jugos cítricos, así como los alimentos
picantes, hasta que desaparezca la infección. Estos productos pueden irritar la vejiga
y agravar la necesidad frecuente o urgente de orinar.

 Toma un baño de asiento. Sumérgete en una bañera con agua caliente (baño de
asiento) durante 15 a 20 minutos para aliviar el dolor o el malestar.

Cuando las infecciones de vejiga son recurrentes, conversa con tu médico para elaborar una
estrategia para reducir las recurrencias y el malestar que puede provocar la cistitis.

Infección de las vías urinarias

 Síntomas y causas
 Diagnóstico y tratamiento
 Médicos y departamentos
 Atención en Mayo Clinic

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Descripción general

Una infección de las vías urinarias es una infección que se produce en cualquier parte del
aparato urinario: los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra. La mayoría de las
infecciones ocurren en las vías urinarias inferiores (la vejiga y la uretra).

Las mujeres son más propensas a contraer una infección urinaria que los hombres. La
infección que se limita a la vejiga puede ser dolorosa y molesta. Sin embargo, puedes tener
consecuencias graves si la infección urinaria se extiende a los riñones.

Por lo general, los médicos tratan las infecciones de las vías urinarias con antibióticos. Pero
puedes tomar medidas para reducir las probabilidades de contraer una infección urinaria en
primer lugar.
Síntomas

Las infecciones de las vías urinarias no siempre causan signos y síntomas, pero cuando lo
hacen, estos pueden comprender:

 Necesidad imperiosa y constante de orinar

 Sensación de ardor al orinar

 Orinar frecuentemente en pequeñas cantidades

 Orina de aspecto turbio

 Orina de color rojo, rosa brillante o amarronado (un signo de sangre en la orina)

 Orina con olor fuerte

 Dolor pélvico en las mujeres, especialmente en el centro de la pelvis y alrededor de


la zona del hueso púbico

En los adultos mayores, puede que las infecciones urinarias se pasen por alto o se
confundan con otras afecciones.

Tipos de infecciones de las vías urinarias

Cada tipo de infección urinaria puede provocar signos y síntomas más específicos según la
parte de las vías urinarias que esté infectada.

Parte de las Signos y síntomas


vías
urinarias
afectada
Riñones  Dolor en la parte superior de la espalda y en un costado (flanco)
(pielonefritis
 Fiebre alta
aguda)
 Temblor y escalofríos

 Náuseas

 Vómitos

Vejiga  Presión pélvica


(cistitis)
 Molestias en la parte inferior del abdomen

 Micciones frecuentes y dolorosas

 Sangre en la orina

Uretra  Ardor al orinar


(uretritis)
 Secreción

Causas

Las infecciones urinarias suelen ocurrir cuando ingresan bacterias en las vías urinarias a
través de la uretra y comienzan a multiplicarse en la vejiga. Aunque el aparato urinario está
preparado para impedir el ingreso de estos invasores microscópicos, estas defensas a veces
fallan. Cuando esto ocurre, las bacterias pueden proliferar hasta convertirse en una
infección totalmente desarrollada en las vías urinarias.

Las infecciones urinarias más frecuentes se presentan principalmente en las mujeres y


afectan la vejiga y la uretra.

 Infección de la vejiga (cistitis). Por lo general, este tipo de infección urinaria es


causado por la Escherichia coli (E. coli), un tipo de bacteria que se encuentra
frecuentemente en el tubo gastrointestinal. Sin embargo, algunas veces son
responsables otras bacterias.

Las relaciones sexuales pueden ocasionar cistitis, pero no hace falta ser sexualmente
activo para padecerla. Todas las mujeres están en riesgo de padecer cistitis debido a
su anatomía; específicamente, por la corta distancia desde la uretra hasta el ano y del
orificio uretral a la vejiga.

 Infección de la uretra (uretritis). Este tipo de infección urinaria puede ocurrir


cuando las bacterias en el tubo gastrointestinal se propagan desde el ano hacia la
uretra. Asimismo, debido a que la uretra femenina está cerca de la vagina, las
infecciones de transmisión sexual —tales como herpes, gonorrea, clamidiosis y
micoplasma— pueden causar uretritis.

Factores de riesgo

Las infecciones urinarias son frecuentes en las mujeres y muchas tienen más de una
infección durante sus vidas. Entre los factores de riesgo de infección urinaria específicos de
las mujeres se encuentran:

 Anatomía femenina. Las mujeres tienen la uretra más corta que los hombres, lo que
acorta la distancia que las bacterias deben atravesar para alcanzar la vejiga.

 Actividad sexual. Las mujeres sexualmente activas son proclives a tener más
infecciones urinarias que las que no lo están. Tener una nueva pareja sexual también
incrementa el riesgo.

 Ciertos tipos de anticonceptivos. Las mujeres que usan diafragmas como método
anticonceptivo pueden tener un riesgo más elevado, al igual que las mujeres que
usan espermicidas.

 Menopausia. Después de la menopausia, la disminución del estrógeno circulante


produce cambios en las vías urinarias que te vuelven más vulnerable a la infección.
Otros factores de riesgo de infección urinaria comprenden:

 Anormalidades en las vías urinarias. Los bebés que nacen con anormalidades en
las vías urinarias que no permiten que la orina salga del cuerpo con normalidad o
que provocan que la orina retroceda a la uretra tienen riesgo elevado de infecciones
urinarias.

 Obstrucciones en las vías urinarias. Los cálculos renales o una próstata agrandada
pueden provocar que la orina quede atrapada en la vejiga y aumentar el riesgo de
infecciones urinarias.

 Sistema inmunitario deprimido. La diabetes y otras enfermedades que deterioran


el sistema inmunitario (las defensas del organismo contra los gérmenes) pueden
aumentar el riesgo de infecciones urinarias.

 Uso de catéter. Las personas que no pueden orinar por sí solas y usan un tubo
(catéter) para hacerlo tienen riesgo elevado de infecciones urinarias. Esto puede
comprender a las personas que están hospitalizadas, las que tienen problemas
neurológicos que hacen difícil controlar su habilidad para orinar y las personas que
están paralizadas.

 Procedimiento urinario reciente. La cirugía urinaria, como también un examen de


las vías urinarias que comprenda el uso de instrumental médico, puede aumentar el
riesgo de padecer una infección urinaria.

Complicaciones

Cuando se tratan rápida y adecuadamente, es poco común que las infecciones de las vías
urinarias inferiores tengan complicaciones. Pero si una infección urinaria se deja sin tratar,
puede tener consecuencias graves.

Las complicaciones de una infección urinaria pueden comprender:


 Infecciones recurrentes, en especial, en mujeres que sufren dos o más infecciones de
las vías urinarias en un período de seis meses, o cuatro o más en un año.

 Daño renal permanente debido a una infección renal aguda o crónica (pielonefritis)
provocada por una infección urinaria sin tratar.

 Riesgo elevado para las mujeres embarazadas de tener un bebé de bajo peso al nacer
o prematuro.

 Estrechamiento (constricción) de la uretra en hombres con uretritis recurrente que


anteriormente tuvieron uretritis gonocócica.

 Septicemia, una complicación de las infecciones que puede poner en riesgo la vida,
especialmente si la infección se extiende hacia arriba, más allá de las vías urinarias,
hasta los riñones.

Prevención

Puedes adoptar las siguientes medidas para reducir el riesgo de infección de las vías
urinarias:

 Bebe mucho líquido, especialmente agua. Beber agua ayuda a diluir la orina y
garantiza que orinarás con mayor frecuencia, lo que permite expulsar las bacterias de
las vías urinarias antes de que pueda comenzar la infección.

 Bebe jugo de arándanos rojos. Si bien los estudios no son concluyentes sobre las
propiedades del jugo de arándanos rojos para evitar las infecciones urinarias,
probablemente no sea dañino.

 Límpiate desde adelante hacia atrás. Hacerlo de esta forma después de orinar y
evacuar los intestinos ayuda a evitar que las bacterias de la región anal se propaguen
a la vagina y la uretra.

 Vacía la vejiga poco después de tener relaciones sexuales. También bebe un vaso
lleno de agua para ayudar a expulsar las bacterias.
 Evita utilizar productos femeninos potencialmente irritantes. El uso de
desodorantes en aerosol u otros productos femeninos (como las duchas y los talcos)
en la zona genital puede irritar la uretra.

 Cambia tu método anticonceptivo. Los diafragmas o los preservativos sin


lubricante o con espermicida pueden contribuir al crecimiento de bacterias.

Qué es la pielonefritis y causas

 Qué es la pielonefritis y causas


 Síntomas de la pielonefritis
 Diagnóstico de la pielonefritis
 Tratamiento de la pielonefritis
 Pronóstico de la pielonefritis
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Actualizado: 23 de enero de 2020

La pielonefritis aguda se define como la infección de la vía urinaria superior que afecta a la
pelvis y al parénquima renal. Es un síndrome clínico caracterizado por dolor lumbar, fiebre
y escalofríos; sin embargo, sólo en el 60% de los pacientes con esta tríada se comprueba
después que tienen una pielonefritis.

Su importancia se debe a las graves complicaciones que puede originar, si bien la mayoría
de las veces un diagnóstico temprano y un tratamiento precoz posibilitan que el paciente
evolucione de forma favorable. La pielonefritis aguda se divide en complicada o no
complicada, según exista o no un trastorno anatómico o funcional de la vía urinaria que
pueda influir en la respuesta al tratamiento y en la evolución clínica del paciente. La
presencia de cistitis recurrentes, cálculos (piedras) en el riñón o alteraciones en la
forma normal de los riñones o de las vías urinarias aumentan el riesgo de desarrollar esta
enfermedad.

La pielonefritis es una de las enfermedades que más frecuentemente afectan al riñón,


aunque no es tan frecuente como las infecciones urinarias bajas. Ocurren unos 4-8 casos
por cada 10.000 habitantes. Es más frecuente en mujeres que en hombres, debido a la
anatomía del aparato genital femenino (la uretra es más corta y está más expuesta al
exterior, por lo que el acceso a ella es más fácil), que facilita que las bacterias colonicen la
vejiga y lleguen hasta los riñones a través de los uréteres, produciendo así la pielonefritis.
Con la edad, la incidencia de la pielonefritis se incrementa en los varones, debido al
desarrollo y agrandamiento de la próstata.

Causas de la pielonefritis

El mecanismo más frecuente por el que se produce la pielonefritis aguda es el ascenso


de microorganismos procedentes de la flora fecal a través de los uréteres, que son los
conductos que comunican los riñones con la vejiga. Con menor frecuencia, se produce por
propagación hematógena, es decir, a través de la sangre. Entre los gérmenes que tienden a
invadir la vía urinaria por este método destacan Staphylococcus aureus, Pseudomonas
aeruginosa, Salmonella spp y Mycobacterium tuberculosis.

Los microorganismos que con mayor frecuencia producen pielonefritis son las
enterobacterias como Escherichia coli, Klebsiella spp y Proteus spp, siendo E. Coli la
causa más frecuente de pielonefritis en pacientes sin enfermedades urológicas conocidas
(produce más del 80% de los casos).

Por otro lado, en pacientes con factores de riesgo (manipulación reciente de la vía urinaria,
portadores de sondas vesicales, que han recibido tratamiento
con antibióticos recientemente, o que han adquirido la infección en el hospital) son más
frecuentes los gérmenes resistentes a los antibióticos convencionales

Los síntomas más frecuentes que aparecen en los pacientes con pielonefritis son los
siguientes:

 Fiebre (temperatura corporal mayor de 38.5ºC) y escalofríos.

 Dolor en la región lumbar, aunque en ocasiones puede irradiarse hacia otras zonas
del abdomen. Si el dolor es de tipo cólico (espasmódico, intenso, que empieza y
acaba repentinamente) y se irradia hacia la ingle sugiere la presencia de litiasis
renal (presencia de piedras o cálculos en el riñón).

 Náuseas y vómitos. Disminución del apetito.

 Dolor de cabeza.

 Hasta un 30% de los pacientes presenta síntomas de infección de las vías urinarias
bajas, que pueden preceder en 1 o 2 días a los síntomas propios de la pielonefritis.
Estos síntomas son:

o Aumento de la frecuencia de las micciones, pero de escasa cantidad (polaquiuria).

o Escozor o dolor al orinar (disuria).

o Sensación de no haber orinado totalmente (tenesmo vesical).


o Sensación de no poder contener la orina y tener la necesidad de orinar de forma
urgente por riesgo de incontinencia urinaria (urgencia miccional).

o Dolor abdominal en la parte baja del abdomen.

La persistencia de fiebre a las 72 horas de haber iniciado el tratamiento, o el


empeoramiento de los síntomas en cualquier momento de la evolución, pueden deberse a
infección por un microorganismo resistente al tratamiento suministrado, o a la presencia
de complicaciones como absceso renal o sepsis.

La presencia de la tríada de síntomas compuesta por fiebre, escalofríos y dolor


lumbar sugiere la existencia de una pielonefritis aguda, aunque como se ha dicho
previamente solo en el 60% de los pacientes con estos síntomas se comprueba
posteriormente que tienen dicha enfermedad. La exploración física es importante para
intentar orientar el diagnóstico de pielonefritis, aunque los hallazgos físicos son muy
variables. De hecho, en muchos casos puede ser completamente normal. Uno de los
hallazgos más característicos es la presencia de dolor a la percusión en la región lumbar del
lado afectado.

Ante la sospecha de pielonefritis deben realizarse las siguientes pruebas complementarias:

 Analítica de sangre: debe incluir un hemograma (prueba analítica que ofrece


información acerca de los diferentes tipos de células presentes en la sangre,
fundamentalmente glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas) y una bioquímica
que permita comprobar el funcionamiento del riñón.
En el hemograma suele existir un aumento del número de glóbulos blancos, aunque
en casos evolucionados el numero de estos puede ser normal o incluso bajo. Este
dato (presencia de pocos glóbulos blancos) se considera de mal pronóstico, ya que
aumenta la posibilidad de que se desarrolle una sepsis de origen renal. En la
bioquímica son datos de mal pronóstico la elevación de parámetros como
la creatinina o la urea, que indican insuficiencia renal (la medición en sangre de
estas sustancias se utiliza para monitorizar la correcta función de los riñones).
 Análisis de orina: la presencia de piuria (pus en la orina) es un hallazgo casi
constante, aunque puede no estar presente en algunos casos. Por otro lado, la
presencia de nitritos en orina es también bastante frecuente, aunque algunos
gérmenes causantes de pielonefritis no producen nitritos (los nitratos son unas
sustancias presentes en la orina que son convertidos a nitritos por la acción de
bacterias, lo que sugiere la existencia de infección urinaria).
 Cultivo de orina o urocultivo: es la prueba fundamental para establecer qué
microorganismo es el causante de la pielonefritis. Debe recogerse de la mitad del
chorro, desechando la primera parte de la micción, y habiéndose lavado
previamente la región genital. La muestra debe recogerse antes de iniciar
tratamiento con antibióticos.
 Hemocultivo o cultivo de una muestra de sangre: se debe obtener si el paciente
presenta fiebre. Sólo es positivo en el 20-30% de los pacientes, siendo más
frecuente en ancianos, diabéticos, enfermos con insuficiencia renal, o si existe
obstrucción del flujo urinario.
 Pruebas de imagen: las pruebas de imagen no son necesarias en las pielonefritis
agudas no complicadas. La radiografía simple de abdomen está indicada si se
sospecha la existencia de urolitiasis por los síntomas que describe el paciente, por
sus antecedentes, o si el paciente es diabético y sufre una pielonefritis grave.
La ecografía abdominal está indicada sólo en pacientes con afectación importante
del estado general, signos de sepsis, o factores de riesgo por anomalías en la vía
urinaria, para descartar la existencia de obstrucción. Igualmente, la persistencia de
fiebre después de 48-72 horas a pesar de un tratamiento antibiótico correcto, es
indicación de realizar una ecografía abdominal para descartar la existencia de un
absceso renal.
 Si se inicia tratamiento con antibióticos rápidamente y de una forma correcta,
el pronóstico de una pielonefritis aguda suele ser bueno la mayoría de las veces, y
los pacientes evolucionan bastante bien. Sin embargo, la existencia de enfermedades
importantes (diabetes, cirrosis, insuficiencia renal…), o la aparición
de complicaciones graves como una sepsis aumentan el riesgo y pueden complicar
la evolución de esta enfermedad.
 Las principales complicaciones que pueden aparecer en una pielonefritis aguda son
la existencia de un daño renal permanente (puede producir una insuficiencia renal
crónica), el desarrollo de un absceso renal (acúmulo de pus en el riñón), o la
aparición de una sepsis, que es una causa potencial de muerte, especialmente en
pacientes ancianos.
 Otra de las complicaciones de la pielonefritis aguda es la evolución hacia
una pielonefritis crónica, que es la consecuencia en el adulto del deterioro renal
debido a infecciones recurrentes que afectan al riñón en la infancia (pielonefritis
agudas de repetición). Es más típico de las mujeres, y su causa más frecuente es
el reflujo vesicoureteral (la orina refluye desde la vejiga en dirección ascendente por
los uréteres, aumentando así el riesgo de infecciones y pudiendo producir daño
permanente en el riñón). Si la afectación es bilateral puede condicionar insuficiencia
renal crónica. Los hallazgos en las pruebas de imagen son muy característicos,
pudiéndose ver cicatrices en las paredes del riñón, adelgazamiento de éstas, o
disminución del tamaño renal.

El tratamiento de la pielonefritis puede hacerse ambulatoriamente algunas veces; es decir,


el paciente puede tratarse en su domicilio, mientras que en otras es necesario ingresar en el
hospital. Son criterios de ingreso la existencia de sepsis, las complicaciones locales (dolor
intenso, emisión de sangre abundante en la orina, insuficiencia renal aguda…), que el
paciente presente enfermedades importantes que puedan influir en la respuesta al
tratamiento (diabetes, cirrosis, tumores, trasplantes, problemas asociados al
envejecimiento…), que no pueda cumplir el tratamiento por vía oral, o que haya una mala
evolución después de 6-12 horas de observación una vez se haya iniciado el tratamiento con
antibiótico.

Los antibióticos a elegir dependen de cada caso concreto. Por ejemplo, en aquellos
pacientes con riesgo de desarrollar pielonefritis por gérmenes resistentes se utilizan
antibióticos más potentes que en pacientes que no los tienen. Además, en cada zona del
mundo, la resistencia de los gérmenes a los antibióticos es diferente.
Aparte del tratamiento con antibiótico es importante instaurar medidas generales, como por
ejemplo:

 Reposo en cama, si hay afectación del estado general.

 Abundante ingesta de líquidos (unos tres litros al día), para aumentar la cantidad de
orina. En caso de existencia de obstrucción de la vía urinaria la hidratación del
paciente tiene que ser realizada con mucha precaución, porque si no pueden
aparecer complicaciones.

 Administración de fármacos para bajar la fiebre y para calmar el dolor.

 Si existen otros síntomas asociados (vómitos, etcétera) se tratarán estos con los
fármacos adecuados para ello.

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