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Anuario IEHS 33 (1) 2018, 225-231

María Silvia Di Liscia & Germán Soprano (editores), 2017.


Burocracias estatales. Problemas, enfoques y estudios de caso
en Argentina (entre fines del siglo xix y xx).
Rosario: Prohistoria / EdUNLPam. 217 p.

El Estado argentino aún es un oscuro ob- cos y maneras de gestionar el gobierno.


jeto de las ciencias sociales. Atrás en el Y una sola de estas facetas, cual induc-
tiempo quedaron dos obras singulares, ción poética, no permite llegar a conclu-
que no han dejado escuela. 1 El intento siones definitivas sobre la totalidad esta-
de Leopoldo Allub siguió el mismo ca- tal sino completar un fragmento de un
mino. 2 En estos trabajos estaba inscrip- cuadro incompleto.
to un estilo de argumento propio de un Las sucesivas crisis financieras, del co-
subcampo de la historia social de enton- mercio exterior o fiscales del Estado ar-
ces, en el cual el Estado es una totali- gentino desfiguraron el molde propuesto
dad que tiene enfrente a la sociedad ci- por el constitucionalismo liberal de 1853,
vil como otra totalidad (la versión más 1860 y 1862, que, por otra parte, contro-
tratada es el clivaje terratenientes o cla- laba formalmente la Patagonia y el Nor-
se política versus mundo rural, empresa- deste argentino. Impulsaron la innova-
rios o trabajadores urbanos). Este con- ción, la recepción de modelos de gestión
trapunto entre tótems ha dado paso a y el salto cualitativo en la configuración
una saludable desagregación de áreas de de agencias y servicios. El default de 1890
indagación específicas. El leviatán cons- posibilitó la creación del actual Banco de
truido en el desierto argentino tuvo va- la Nación, cuna comercial de los provee-
rias transformaciones en el tiempo y se dores del Estado. Pero el énfasis en las cri-
compone de innumerables agregados, sis impide comprender qué sucedió en
ya sean legislaturas, gabinetes, ministe- medio de ellas. Entre 1890 y 1913-1917, el
rios, entes autárquicos, bancos, que a Estado transformó sus roles, gracias a la
su vez no sólo agrupan sujetos sociales reforma constitucional de 1898 (que creó
sino que acumulan rutinas, experiencia, dos grandes ministerios: Agricultura y
saberes, documentos oficiales, legisla- Obras Públicas), el asedio callejero de los
ción, técnicas, argots, estilos burocráti- anarquistas (las respuestas expeditivas
fueron las leyes de Residencia y de Defen-
1  Guillermo O'Donnell, 1982. El Estado burocrá-
tico-autoritario. Triunfos, derrotas y crisis. Buenos sa Social), la constitución de partidos po-
Aires: Editorial de Belgrano; y Oscar Oszlack, 1982. líticos orgánicos que ocuparon bancas en
La formación del Estado argentino. Buenos Aires: las cámaras de Diputados y Senadores, las
Editorial de Belgrano. largas carreras de funcionarios, el desa-
2  Leopoldo Allub, 1977. Estado y sociedad civil: rrollo de una caja de jubilaciones para to-
patrón de emergencia y desarrollo del Estado ar-
gentino (1810-1930). México: El Colegio de México.
dos los empleados de planta permanen-
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te y un generoso presupuesto de gastos permiten ver la toma de decisiones por


que dispuso de sueldos tan bien pagados encima de los intereses en juego. 5 Y son
como los de las mejores empresas de esos estas las que echan luz a otros papeles es-
mismos años. Los estilos de gestión po- tatales. Pensemos en las generaciones de
lítica y burocrática sobrevivieron (pien- economistas gubernamentales del Minis-
so en Emilio Lahitte, jefe de la estadísti- terio de Hacienda, el Banco de la Nación
ca agropecuaria, que mantuvo su cargo ya citado y el Banco Central, que crearon
durante la primera presidencia de Hipó- un sólido espíritu de cuerpo –mucho an-
lito Yrigoyen). 3 Los puestos jerarquizados tes y luego del rutilante paso de Raúl Pre-
abrieron el camino a otra generación de bisch– cuya misión fue desnaturalizar las
cuadros (con Julio César Urien y Ovidio ilusiones de la política. Tal como sucedió
V. Schiopetto), 4 los que no sólo se man- con los integrantes del Consejo Econó-
tuvieron por años en esos mismos cargos, mico Nacional. Precisamente, los econo-
sino que ascendieron a mayores respon- mistas Alfredo Gómez Morales y Roberto
sabilidades en la gestión ministerial; tam- Ares tuvieron la valentía de advertirle a
bién, fueron echados por razones políti- Perón dónde estaba parada la economía
cas y, como el ave fénix, reocuparon sus argentina en el verano 1948-1949, impo-
puestos y volvieron a ascender en una ca- sibilitada de ingresar al Plan Marshall,
rrera abierta al talento burocrático, que mientras se acumulaban stocks de granos
tiene tantas implicancias políticas como perecederos sin compradores internacio-
administrativas y que esperan ser anali- nales a la vista, dado los precios que pre-
zadas en detalle por futuras investigacio- tendía imponer el IAPI. 6 A mitad de ca-
nes. Un problema cualitativo que arras- mino entre ambas tesis, la societalista y la
tra el estudio del Estado argentino es autonomista, está la de la autonomía en-
que, para muchos, tiene una sombra que raizada (embebbed autonomy). 7 La tesis
lo acompaña en su derrotero y hasta le propone desmontar el aislamiento de la
señala el paso: la Sociedad, con mayúscu- burocracia prusiana de matriz weberiana,
las; a veces, son los agentes más esclareci- volcada a descubrir el fraude en los nego-
dos de la economía. Como bien ha pun- cios privados. Muestra servidores públi-
tualizado Theda Skocpol, junto a las tesis cos en contacto con intereses socio-pro-
societalistas –de clara raigambre neo- ductivos, de manera que abre a un rango
gramsciana– se abren paso las tesis que de casos nacionales sobre la legitimidad
indagan las esferas de autonomía, que estatal en el medio social, en pos del an-

3  Hernán González Bollo, 2014. La fábrica de las 5  Theda Skocpol, 1989. El Estado regresa al primer
cifras oficiales del Estado argentino (1869-1947). plano: estrategias de análisis en la investigación
Bernal: Editorial UNQ, pp. 100-101, 109-112. actual, Zona Abierta, n° 50, Madrid, pp. 71-122.
4  Hernán González Bollo, 2011. Medir el agro 6  Gary Wynia, 1986. La Argentina de posguerra.
argentino: la Dirección de Economía Rural y Buenos Aires: Editorial de Belgrano, pp. 105-107.
Estadística, Ministerio de Agricultura, 1898-1948, 7  Peter B. Evans, 1996. El Estado como problema
Estadística & Sociedad, año I, n° 1, Porto Alegre, y como solución, Desarrollo Económico, n° 140,
noviembre, pp. 104-126. Buenos Aires, enero-marzo, pp. 529-562.
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siado desarrollo del Tercer Mundo y los mán Soprano coordinan un gran traba-
países emergentes. 8 A su vez, una vuelta jo colectivo, a partir de la categoría bu-
impensable es el provocativo estudio so- rocracia estatal y administración pública
bre el papel de ciertas decisiones de alto como sistema (pp. 9-41). Resulta atractiva
modernismo (high modernism) del Esta- la recuperación e interpretación del aná-
do, cuyo intento de transformar o redi- lisis del fenómeno burocrático en Talcott
señar el medio geográfico tiene secue- Parsons, sobre las formas de producción
las medioambientales impensadas. 9 Un y reproducción de un ethos burocrático
buen ejemplo son los cerca de ochenta en configuraciones institucionales espe-
años de controversia entre las provincias cíficas e históricamente dadas, las conse-
de Mendoza y La Pampa –entonces un cuencias inevitables del esprit de corps y
territorio nacional– por el dique El Ni- el proceso de impersonalización frente a
huil, cuya cota de retención de agua del los clientes o público en general. Y suman
río Atuel sería la responsable de la deser- al complejo contexto burocrático de inte-
tificación del oeste pampeano. Tenemos racción cotidiana el gran trabajo de Luisi-
que advertir que los planos de indagación na Perelmiter, Burocracia plebeya. La tras-
se amplían, al punto tal que debemos su- tienda de la asistencia social en el Estado
mar trabajos avanzados sobre las carac- argentino (2016). Ratifican la difusa pre-
terísticas del Estado neoliberal, la gestión sencia historiográfica del macroactor, al
pública por resultados y los ensayos crea- tiempo que muestran la progresiva y no-
tivos globales con el fin de incorporar, re- table producción de artículos sobre insti-
formar o reinventar técnicas para optimi- tuciones estatales y prácticas administra-
zar los servicios públicos. 10 tivas. No obstante, los autores de la com-
Y el Estado argentino no desespera, có- pilación confiesan que “no es posible, con
modo en su nicho, invisibilizado, a la es- los avances actuales, presentar todas las
pera de análisis y estilística argumental líneas y aspectos en los apartados anterio-
sobre sus «capacidades administrativas» res” (p. 35). Dadas las numerosas y valiosas
o «rendimientos» en áreas específicas y citas que ofrecen, estamos ante un desa-
por períodos. María Silvia Di Liscia y Ger- fío, que es colectivo, para quienes transi-
tamos esta problemática: el de establecer
8  Un buen ejemplo en la Argentina, que proyecta una guía que fije líneas maestras de lo que
las continuas tareas de la Secretaría y luego Mi-
actualmente está floreciendo, un frondo-
nisterio de Comercio e Industria es Claudio Belini,
2009. La industria peronista. Buenos Aires: Edhasa. so números de casos que prueban la hipó-
9  James C. Scott, 1998. Seeing Like a State. How tesis de la existencia del Estado potente,
Certain Schemes to Improve the Human Conditions por ejemplo, en la educación, aunque no
Have Failed. New Haven: Yale University Press. en el control del territorio nacional. 11 En
10  John Micklethwait y Adrian Wooldridge, 2015. todo caso, veamos las líneas que propo-
La cuarta revolución. La carrera global para rein- nen los integrantes de la compilación.
ventar el Estado. Barcelona: Galaxia Gutenberg;
y Fernando Escalante Gonzalbo, 2016. El Estado
neoliberal, en Historia mínima del neoliberalismo. 11  Luis Alberto Romero, 2004. La crisis argentina. Una
Madrid: El Colegio de México - Turner, pp. 237-266. mirada al siglo xx. Buenos Aires: Siglo XXI, pp. 19-22.
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María Silvia Di Liscia entrelaza las pe- boración de un reglamento (1886), en el


ricias estatales del Departamento Nacio- que se alternaban deberes y obligaciones
nal de Higiene y la Dirección General de con multas, y se especifican rutinas para
Inmigración para analizar el funciona- la confección, circulación y archivo de ex-
miento de la inspección médica a los in- pedientes. ¿Fueron esas rutinas las que
migrantes transatlánticos, según los tér- permiten contar hoy con uno de los más
minos de la ley sanitaria de 1913 y la re- ricos archivos provinciales del país?, inte-
glamentación del artículo 32 de dicha ley rrogante que surge no sólo de este capí-
(pp. 43-60). A la luz de la consulta de un tulo sino de más artículos y compilacio-
acervo de 6.089 expedientes, emerge una nes. Al utilizar una perspectiva de media-
grilla de indeseables y unas decisiones de no plazo (1884-1955), demuestra que los
los agentes sanitarios con casos curiosos. cambios cualitativos y cuantitativos en la
Originalidad del capítulo son los inmi- constitución de la burocracia pampeana
grantes que, no obstante no cumplir la se dieron con la expansión del Estado in-
normativa, ingresaban al país; además, in- terventor conservador, la reforma consti-
migrantes rechazados que lo intentaron tucional de 1949 y la organización admi-
más tarde con éxito e ingresaron. Hay que nistrativa de la provincia (1953-1954). La
destacar la existencia de funcionarios con reconstrucción del perfil de los cuadros,
cierta autonomía en la aplicación del re- a partir de las fichas de personal, no ha
glamento de ingreso o rechazo. El cuadro dado los frutos deseados –lamentable-
1 es elocuente acerca de quiénes tenían mente, Rodrigo Sansinanea es un ejemplo
a cargo las inspecciones, se muestra un por demás discreto–, pero deja entrever
cambio de composición del perfil profe- un promisorio plan de recuperación de
sional de los inspectores, entre 1901-1910 trayectorias burocráticas.
y 1911-1920, y sugiere una tarea de altí- Ana Virginia Persello examina la Co-
sima productividad, ya que en 1919 una misión de Control de Cambios (pp. 99-
sola persona –de la que no sabemos si era 118), que estuvo constituida por econo-
médico, practicante, visitador, etcétera– mistas gubernamentales de Hacienda,
revisó 114 buques (!). Banco de la Nación y también del Banco
Stella M. de Cornelis indaga en la cons- Central (BCRA), un colectivo con una al-
titución de una burocracia en La Pam- tísima experiencia en el análisis, fiscaliza-
pa, territorio nacional que se convirtió ción y regulación de mercados, antes de
en provincia (pp. 61-97). Nuevamente, la Gran Depresión. Los burócratas y sus
está presente la letra de las leyes, en este prácticas surgen de una matriz de explo-
caso nº 1.532 y 3.727, y la materialidad re- ración clásica, en la que se entrelazan la
sultante, en la que el Ministerio del Inte- prensa diaria, los debates parlamentarios
rior debió compartir su jurisdicción con y los reclamos empresarios. Desarrolla
Hacienda, Justicia e Instrucción Pública cuatro etapas: inexperiencia, monopolio
y Agricultura. Desde adentro, tal como del cambio, complicación administrativa
proponen Ernesto Bohoslavsky y Ger- y disolución. En ellas irrumpen las nove-
mán Soprano, la autora recupera la ela- dades, como el pedido de medidas regu-
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latorias de las operaciones, por parte de la dificultades y desafíos, acuerdos y tensio-


Federación Gremial de Comercio e Indus- nes; más, establece como uno de los ejes
trias de Rosario, un progresivo papel de esenciales a los inspectores de escuelas. A
la Oficina de Investigaciones Económicas, partir de la década de 1930, las normati-
ubicada en el Nación y luego en el Cen- vas y circulares se compartían entre mi-
tral, los comentarios interesados de Raúl nisterios nacionales, al mismo tiempo que
Prebisch, exgerente general del BCRA, emergía un cuerpo más autónomo de ins-
y la proverbial incapacidad del impor- pectores y directores, claramente inserto
tador porteño de captar el final de una en el medio social, que podía deslizar ve-
etapa. Mientras, toda la culpa recayó en ladamente críticas en la recepción de la
el “tentáculo burocrático”, en la maqui- vicepresidenta del Consejo Nacional de
naria regulatoria que se profundizó con Educación. Entre los aspectos meramen-
posterioridad al repentino auge y vuelta te pedagógicos, la lejanía del poder cen-
a la depresión de 1937. El pedido de que tral y las relaciones con la comunidad, los
el Congreso tomara la facultad de control inspectores enjuiciaron la tenencia de la
de cambios era otra ilusión, como tan cla- tierra que condena a la continua migra-
ramente sugirió John Maynard Keynes, en ción de los arrendatarios. Dada la inevita-
The End of Laissez Faire (1926), esta deci- ble interrelación entre docentes, inspec-
sión quedaba fuera de la suma de decisio- tores, agrónomos y otros servidores esta-
nes de los importadores porteños, a dife- tales, ya sugerida, cuesta pensar la tesis de
rencia de los rosarinos, con tan poco sen- los funcionarios solitarios y permite for-
tido de la oportunidad. mular, en cambio, la constitución de una
María José Billorou rastrea medio siglo gruesa malla de expertos estatales que
(1900-1950) de la organización y el fun- dieron entidad simbólica a la concreción
cionamiento del sistema educativo del de la provincia.
Territorio Nacional de La Pampa (pp. 119- Carolina Biernat y Karina Ramacciot-
133). Al reflexionar sobre los agentes bu- ti (pp. 137-161) comparan dos grandes
rocráticos, maestros e inspectores ofrece modelos de formación de la burocra-
otro buen ejemplo de la street level bu- cia sanitaria argentina, entre las décadas
reaucracy, propuesto por Michael Lipsky de 1940 y 1960, la Escuela Superior Téc-
(1980), y tan bien trabajado por Luisina nica de Salud Pública, de la Secretaría y
Perelmiter. No hay datos desagregados de Ministerio de Salud Pública peronista
la escuela primaria, entre 1895 y 1947, que (1947-1955), y la Escuela de Salud Pública
podrían ser muy útiles para futuras com- de la Universidad de Buenos Aires (UBA,
paraciones regionales (incluso, con los to- 1958-1969). Realizan un agudo encuadre
tales nacionales). La autora deja trascen- conceptual, apoyado en Sergio Morresi
der una suma de obstáculos geográficos y Gabriel Vommaro (2011), Antonio Ca-
y logísticos, los reclamos de la sociedad mou (1997) y Sabina Frederic, Osvaldo
territoriana al poder central y un gran Graciano y Germán Soprano (2010). Le-
hito: la creación de la Escuela Normal de jos de adherir a las autorreferencias de los
Santa Rosa. La argumentación enfatiza galenos, las autoras advierten la existen-
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cia de médicos higienistas en las primeras nisterio de Agricultura y las facultades de


décadas del siglo xx y sanitaristas desde Agronomía de la Universidad Nacional de
mediados de siglo hacia adelante. La cre- La Plata y la UBA (pp. 163-186). Los minis-
ciente demanda de intervención sanita- tros de Agricultura, en particular Tomás
rista estatal puede rastrearse en las reco- Le Bretón, se preocuparon por superar el
mendaciones del VI Congreso Nacional estancamiento productivo y ampliar el
de Medicina (1938), el título de médico horizonte de producción de alimentos.
higienista (1941) y el arribo de la Funda- Quizá estemos ante la constitución de un
ción Rockefeller, con la presencia de Lewis peculiar cluster, con las facultades antes
W. Hackett en Buenos Aires en la déca- citadas y el establecimiento Santa Cata-
da de 1940. Pero, la gestión a favor de la lina, dedicados al mejoramiento de se-
formación de médicos sanitaristas de Ra- millas. Se radicaron científicos alemanes
món Carrillo se componía de una mezcla y se promovió el envío de graduados a
de planificación regional de un sistema Alemania, a realizar estancias de especia-
hospitalario, ideología de la Defensa na- lización (que relativiza la verba encendi-
cional y la constitución de un Estado tui- da del ganadero y ruralista Pedro Pagés);
tivo, que sobrevive a la reforma de 1949 y también arribaron otras más de Gran
la muerte de Eva Duarte. En cambio, la Es- Bretaña, Estados Unidos, Italia y Francia.
cuela de Salud Pública de la UBA aparece Graciano analiza un desarrollo en el que
con la misión de ocultar, negar y desmon- se integran oficinas públicas, cátedras e
tar los logros peronistas. A pesar de esto, institutos universitarios, funcionarios,
resulta un semillero generacional de for- agrónomos y botánicos, nativos y ex-
mación profesional, que no tuvo una ma- tranjeros. A pesar de la Gran Depresión
yor convocatoria que la de Carrillo, pero y la sobreproducción posterior, la inves-
intentó una formación más apoyada en tigación siguió su curso, pero no quedan
las ciencias sociales, para cubrir de recur- muy claros sus logros, si bien logró me-
sos humanos especializados un sistema joras tangibles en la producción. La crea-
de salud pública preexistente. Las autoras ción del INTA y el CONICET resultan dos
nos sugieren que el modelo de formación hitos muy lejanos, si tenemos en cuenta
peronista es más técnico, enfocado a cu- que, a fines de la década de 1930, el cam-
brir plazas en un sistema hospitalario en po giró hacia la ganadería y en la de 1940
expansión, y el desarrollista es más enci- la lucha contra la langosta convivió con
clopedista, enfocado a darle sentido so- la desertificación de La Pampa, la pérdida
ciológico a la ocupación de esas mismas de dos cosechas y una política de precios
plazas. Es una lástima que no se posean al productor oscilante.
cifras ni estadísticas comparables sobre Por su parte, Germán Soprano desa-
egresados, que permitirían reforzar esta rrolla un extenso capítulo sobre la movi-
saludable reconstrucción comparativa. lidad en el cuerpo de generales del Ejérci-
Luego, el artículo de Osvaldo Graciano to Argentino (EA), desde el final del Pro-
profundiza sobre el impulso dado a la in- ceso de Reorganización Nacional hasta el
vestigación en genética vegetal, en el Mi- sofocamiento de la rebelión carapintada
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(pp. 187-217). Es un trabajo propio de la destacar conclusiones provisionales. Exis-


historia reciente que cruza lógicas y prác- ten varios aportes. Uno de ellos es poder
ticas burocráticas y dinámica institucio- ofrecer investigaciones de índole regio-
nal con una gran cantidad de variables nal, que no estén tan preocupadas por el
en juego, apoyado en cuadros y notas al eje centro político - periferia, sino enfo-
pie ampliatorias de los argumentos pre- cados en desentrañar lógicas autónomas
sentados. Efectivamente, los militares de- con el fin de captar estilos de gestión a es-
jaron de hacer política no sin tensiones cala provincial o municipal. Otro aporte
entre el mantenimiento de la autonomía no menos importante lo constituyen las
castrense y las potestades constituciona- reconstrucciones de mediano plazo, que
les que se reservaba el Poder Ejecutivo. transitan sin mayores prejuicios y aclara-
Es una reconstrucción en la que captura ciones sobre etapas políticas que muchas
el clima de incertidumbre e inestabilidad veces operan con limitantes del trabajo
que formó parte de la transición demo- heurístico. Podemos observar elementos
crática, entrecruzado por las rivalidades y fuentes para avanzar en modelos micro-
entre promociones, espíritu profesional históricos y en la comparación entre esti-
y bautismo de fuego. Resulta interesante los de gestión. ¿Cuántos de estos capítu-
la letra del decreto-ley nº 19.101 (1971) y los avanzarán sobre sus temáticas y for-
su efectivo cumplimiento, con sus pases maran parte de investigaciones unitarias
a retiro y excepciones, aunque no queda que conformarán un libro? ¿Estamos pre-
clara la comparación entre tiempos míni- parados para comparar agencias estatales
mos reales y efectivos (p. 191). de diferentes Estados nacionales? Apenas
Es una lástima que tan noble com­pi­ unos interrogantes y los mejores deseos
lación no tenga epílogo. No obstante, vale en pos de indagaciones sistemáticas.

Hernán González Bollo


CONICET

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