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Ciclo Sexual Femenino

El ciclo sexual femenino humano (o ciclo menstrual) es el proceso mediante el cual se


desarrollan los gametos femeninos (óvulos u ovocitos) y se producen una serie de cambios
dirigidos al establecimiento de un posible embarazo. El inicio del ciclo se define como el
primer día de la menstruación y el fin del ciclo es el día anterior al inicio de la siguiente
menstruación.

En realidad, en lo que llamamos ciclo menstrual participan tres ciclos diferentes:


1. El ciclo de las hormonas de la hipófisis: En la hipófisis se producen dos hormonas:
la estimulante del folículo (FSH) y la luteinizante (LH). La concentración de estas
hormonas varía periódicamente.

2. El ciclo ovárico: Es controlado por el ciclo de las hormonas hipofisarias. Ocurre en el


ovario y consiste en que cada 28 días comienza a madurar un folículo ovárico, se
transforma en un folículo maduro y libera un óvulo. Tras ello, los restos del folículo
forman el cuerpo lúteo.
3. El ciclo menstrual: Depende del ciclo ovárico y tiene su origen en los cambios que
experimenta la capa más interna del útero, que recibe el nombre de endometrio. Cada
ciclo, el endometrio aumenta de tamaño y se llena de vasos sanguíneos, a fin de albergar
un embrión, producto de la fecundación del óvulo. Cuando la fecundación no se produce,
todo ese endometrio se desprende y es expulsado por la vagina, lo que constituye la
menstruación.
Se produce entre el día 1 y el día 14 del ciclo, aproximadamente. El aumento de la
concentración de FSH hace que uno o varios folículos comiencen a crecer y a
desarrollarse, hasta transformarse en folículos maduros o folículos de Graaf. Al comienzo
de esta fase es cuando se produce la menstruación; es decir, la descamación del
endometrio del útero, producido durante el ciclo anterior. Precisamente es el inicio de la
menstruación lo que define el día 1 del ciclo.
El folículo en desarrollo produce estrógenos, unas hormonas que hacen que, de nuevo, el
endometrio del útero vaya creciendo para alojar a un nuevo embrión.
El aumento de la concentración de la hormona hipofisaria LH provoca la ovulación, es
decir, la expulsión del óvulo del folículo. Como consecuencia, queda en el ovario una
cicatriz, el cuerpo lúteo. La ovulación se produce, aproximadamente, hacia el día 14 del
ciclo. El óvulo pasa a las trompas de Falopio, donde sobrevive alrededor de 24 horas. Si
tras 24 horas no se ha producido la fecundación, el óvulo muere.
El cuerpo lúteo segrega la hormona progesterona. Esta hormona promueve que el
endometrio del útero alcance su máximo grosor, con abundantes vasos sanguíneos,
esperando para recibir al embrión. Al final de esta etapa, si no se ha producido la
fecundación, el cuerpo lúteo degenera y deja de segregar progesterona. Con esto culmina
el ciclo, pero es la falta de progesterona lo que hace que, al inicio del siguiente ciclo, se
desprenda el endometrio.

La “ventana fértil” corresponde al período más fértil del ciclo menstrual, es decir, el
lapso de tiempo con mayor probabilidad de que el acto sexual resulte en embarazo.
Diversos estudios establecen la duración de este período en 6 días, cuya ubicación en el
ciclo es relativa a la ovulación y variable en función del día en que esta ocurra.
Un artículo publicado el año 1997 en el volumen nro. 13 de la revista Advances in
Contraception, el cual resumía los modelos y resultados disponibles en la literatura
especializada acerca de las probabilidades de concepción debido a la relación sexual en
diferentes días del ciclo respecto de la ovulación, ofrece las siguientes conclusiones:
 La probabilidad de concepción se ha encontrado ser mayor en el día de la ovulación.
 Una ventana fértil con probabilidades estadísticas significativas de concepción se puede
definir como los 5 días antes de la ovulación y el día mismo de la ovulación.
 Dado que la supervivencia del óvulo se ha estimado ser menos de un día (siendo la única
estimación existente de 0,70 días), la duración de esta ventana es más posiblemente
debida a la supervivencia de los espermatozoides y la inexactitud del momento estimado
de ovulación.
Aunque existe certeza respecto de la duración de la ventana fértil, la naturaleza variable
del ciclo sexual femenino limita las posibilidades de establecer una pauta universal que
con precisión determine los días del ciclo en que se iniciará y terminará la ventana fértil.
De acuerdo a diversas pautas clínicas, la mujer promedio está potencialmente fértil entre
los días 10 y 17 del ciclo menstrual. Estas pautas se fundamentan en dos supuestos: que la
ovulación ocurre exactamente 14 días antes de la siguiente menstruación, y que la
“ventana fértil” se extiende antes y después de la ovulación, sin embargo estos supuestos
están basados en información desactualizada.
Un estudio publicado el año 2000 en el volumen nro. 321 del British Medical Journey, en
el cual se midió el momento de ovulación en 696 ciclos menstruales correspondientes a
221 mujeres, concluyó que sólo en aproximadamente 30% de las mujeres la “ventana
fértil” se presenta completamente dentro de los días del ciclo menstrual mencionados en
las pautas clínicas vigentes –esto es, entre días 10 y 17 del ciclo menstrual. La mayoría de
las mujeres presentó la “ventana fértil” antes y otras mucho después. Por esto, debe
aconsejarse a las mujeres que el inicio de la “ventana fértil” pueda ser imprevisible, aun
cuando los ciclos normalmente sean regulares.

Producto de los cambios hormonales que toman lugar en


ciclo menstrual, la temperatura basal del cuerpo de la mujer
sufre una leve, pero identificable, variación luego de que se
ha producido la ovulación.
La temperatura basal del cuerpo de una persona es la
temperatura del cuerpo, sin influencias de comida, bebida o
actividad. Ésta se eleva y desciende a lo largo del día y de la
noche en un patrón cíclico, con el punto más bajo situado en algún momento durante las
horas muy tempranas de la mañana. Normalmente continúa elevándose después de la
hora regular de despertarse de una persona a razón de 1/10 de grado centígrado por hora
hasta alcanzar el punto más alto.

Cuando el folículo del ovario ha


expulsado un óvulo, comienza una
nueva función: éste se convierte en el
cuerpo lúteo y comienza a segregar
progesterona. Ésta hormona es
termogénica, es decir, produce una
elevación de la temperatura basal, por
lo tanto, la ovulación es seguida por
una elevación sostenida de la
temperatura que se mantiene en
niveles más altos que antes de la
ovulación hasta el día previo o el
mismo día de la siguiente
menstruación. De este modo, la
elevación sostenida de la temperatura
basal es un signo objetivo de que se
ha producido la ovulación y con el aumento de la temperatura es posible determinar la
infertilidad postovulatoria.

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