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Blog 1 Competencias y Gestión Del Conocimeinto
Blog 1 Competencias y Gestión Del Conocimeinto
(En: Asuntos. Año4. N° 7. Mayo 2000. PDVSA. CIED. Caracas. "Un ritmo independiente subyace a la
apariencia”)
Víctor Guédez
En primer lugar, nuestro interés no es tanto pensar en las competencias del futuro ni
tampoco en el futuro de las competencias. Realmente no pretendemos resolver los
problemas planteados en esta disyuntiva, más bien deseamos disolver esa
ambivalencia a partir de una premisa de entrada: el siglo XXI no será algo distinto a
lo que seamos capaces de hacer hoy y, en consecuencia, debemos pensar en las
competencias que hoy se imponen por sus adecuaciones al entorno, así como por
sus inmediatas proyecciones y repercusiones en el horizonte temporal más
inmediato. La otra aclaratorio que se impone es que la relación que establecimos
entre competencia y momento histórico es deliberada, porque las competencias no
proceden exclusivamente de la naturaleza de las necesidades asociadas a los
negocios ni a las condiciones particulares de los sujetos, sino que también son
susceptibles al espíritu de cada tiempo. Esta es una de las razones por las que, hoy
en día, los tradicionales marcos teóricos que precisaban, delimitaban y hasta
amarraban los argumentos de cualquier reflexión, ahora han sido sustituidos por lo
que podríamos llamar fundamentos contextuales. A diferencia de los marcos teóricos,
los fundamentos contextuales liberan el pensamiento y lo expanden en proporciones
y alcances relacionados con el significado de los acontecimientos.
La relación horizontal entre los referidos términos reporta la orientación básica que
predomina en cada uno de los tiempos señalados, en cambio, la relación vertical
revela la secuencia que se ha establecido en los significados que se asocian con
dichos vocablos. En este orden se advierte que, durante las últimas décadas han
habido desplazamientos de énfasis: antes se hablaba de movimiento, luego de
cambio y ahora se enfatiza el concepto de transformación. El concepto de
movimiento se apoyaba en la vigencia que existía para el momento de las tesis
historicistas. Se creía que la historia respondía a una dinámica regida por una
predeterminada dirección y que, en consecuencia, la energía y racionalidad del
movimiento obedecía a ese destino. Luego se impuso el término cambio con lo que
se incorporaba cierta conciencia acerca de la capacidad de liberar cualquier
desenvolvimiento de una línea prefijada. La tecnología sirvió de importante factor
para imprimirle un contenido más neutral a los cambios. Hoy parece subrayarse el
énfasis en la transformación, la cual viene a significar una capacidad de influir y de
orientar el desenvolvimiento de los acontecimientos. No es la línea de menor
resistencia la que delimita las direcciones, sino la intención del ser humano la que
debe imprimirle sentido a las transformaciones de las organizaciones. Mientras los
cambios reseñan la secuencia natural a través de la que ocurren los sucesos, la
transformación revela la incorporación de la voluntad humana para que la dirección
de los acontecimientos responda a la previa definición de una misión y de una visión.
Nos resta sólo explicar la secuencia que procede entre información, conocimiento y
competencia. La explicación de estos aspectos la hemos dejado de última porque es
la que proporciona la puerta de entrada al tema de estas reflexiones. Digamos, de
inmediato, que antes se pensaba en que la información era lo fundamental y ello
obedecía a que la producción de ideas y datos era tan avasallante que tenían que
concebirse mecanismos de almacenamiento y compactación. Pero luego se
comprendió que las informaciones intrínsecamente no aseguraban el progreso,
debido a que ellas envejecían con la turbulencia del entorno. Fue así como, luego,
se proclamó la vigencia del conocimiento, con lo cual se subrayaba que más
importante que la información es la capacidad de organizar, estructurar, limpiar y
sintonizar esa información. Pero hoy en día no basta con la información y con el
conocimiento, pues nada se asegura con lo que se conoce o con lo que se domina. A
ello se le deben agregar ingredientes asociados con las capacidades, habilidades,
actitudes y valores que aseguren aplicaciones adecuadas y orientadas. Es así como
aflora el concepto de competencias. Sobre este aspecto no queremos ahondar
demasiado, pues más adelante le dedicaremos los párrafos que sean suficientes para
su comprensión. Por ahora, sólo deseamos recordar la pregunta que, en cierta
ocasión, se planteó T. S. Eliot y que todavía permite ilustrar el sentido más profundo
de la secuencia explicada. La duda en cuestión se expresa así: "¿Dónde está la
sabiduría que hemos perdido con el conocimiento, y dónde está el conocimiento que
hemos perdido con la información?" Para los efectos de nuestra explicación
podríamos tender una asociación entre la idea de sabiduría y la de competencia, en
tanto que indican disposiciones y alcances que no se quedan en el dominio de datos,
ni se reducen a la simple comprensión de los fenómenos. Se requiere algo más y
este algo más se correlaciona con capacidades para crear y con orientaciones para
aplicar.
La anotación anterior permite entender la razón por la cual, actualmente, los activos
intangibles son más importantes que los activos tangibles para las empresas. Esos
activos intangibles -asociados con los conocimientos y las competencias así como
con la imagen y el posicionamiento- reportan mejores beneficios y producen mayores
ganancias que todo aquello que se relaciona con los equipos, maquinarias, bonos y
acciones. Realmente, el valor de mercado de las empresas más importantes del
mundo depende mucho más de sus activos intangibles que del valor que registran
sus libros. Esto ha servido para replantear y revalorizar el papel de la educación en
las grandes corporaciones empresariales. Son suficientes los testimonios históricos
que demuestran que las empresas que fracasan son aquellas que descuidan los
esfuerzos por desarrollar a su gente y es imposible alcanzar niveles de
competitividad sin el fc>mento de las competencias de los trabajadores,
profesionales, técnicos y gerentes de una empresa.
Adiestramiento y educación
Pero quizá, lo más significativo de estas nuevas realidades sea aquella que
expresa el empeño de las grandes empresas por legitimar alcances educativos que
trasciendan los tradicionales significados del adiestramiento. Al margen de cualquier
expectativa de exaustividad, podríamos establecer
Creencias
ADIESTRAMIE DUCACION
i@e -A¿t-ua-liza t@icipa
Una rápida explicación de lo anterior nos obliga a decir que, la formación, desde una
perspectiva horizontal, implica tres procesos fundamentales: a) La complementación
que consiste en compensar las deficiencias de los sujetos a fin de nivelarlos. b) La
actualización que persigue poner al día los conocimientos para asegurar un dominio
asociado con la punta de los avances de una determinada disciplina. c) La
anticipación que consiste en promover un "olfato" que permite prolongar las
percepciones más allá del horizonte visible. En cada uno de estos procesos se
generan contenidos y estímulos para promover valores, creencias y conductas. Pues
buen, cuando el esquema de relaciones planteado es intervenido por medio de una
diagonal, resultan dos partes bien diferenciadas: en el lado del adiestramiento queda
la complementación y la actualización, mientras que en el ámbito de la educación se
identifican los esfuerzos destinados a favorecer una anticipación así como asumir
actitudes asociadas con los valores y creencias.
de la manera más rápida. Por el contrario, hacer las cosas correctas revela
apuntar en la dirección correcta y dar en el blanco. A los efectos de nuestro
propósito, podríamos decir que, mientras el adiestramiento apunta hacia todo lo
que tiene que ver con el hacer las cosas correctamente, la educación se proyecta
hacia el hacer las cosas correctas.
7. Una última distinción la extraemos del conocido relato que nos recuerda que,
ante los trabajadores con tareas análogas, pueden obtenerse respuestas
diferentes para explicar lo que hacen. El primero podría decir que está pegando
ladrillos, mientras que el otro podrá aseverar que está construyendo una catedral.
Cuando se asumen las dimensiones de la educación el foco se encuentra en la
segunda percepción.
Los cambios ocurren y proceden como resultado de lo que hacemos. Si hoy somos
distintos es porque hemos procedido como protagonistas de cambios y porque hemos
estado sometidos a sucesivas transformaciones. Más importante que corregir la
página del ayer, es la responsabilidad de escribir la página del hoy, lo cual no
significa que ignoremos el tiempo pretérito. Un poco en este juego de saber donde
nos encontramos y desde donde venimos, convendría recordar los enfoques que
pautaron el comienzo del siglo XX en comparación con las realidades que indican el
comienzo del siglo XXI. De manera muy enuncíativa y sin ánimo de cubrir mayores
explicaciones podemos subrayar que, al menos, existen seis diferencias clave:
3. El siglo dio sus pasos incipientes con una visión historicista de la historia y ahora
concluye con una visión escenográfica de la historia.
4. El siglo arrancó con muchos fines y pocos medios y ahora finaliza con muchos
medios y pocos fines.
Una rápida disquisición procede del recordar que la diferencia básica entre el mundo
académico y el empresarial antes se establecía a partir de que el primero valoraba "lo
que el hombre sabía", mientras que el segundo remuneraba "lo que el hombre hacía".
Pues bien, ahora ocurre que el mundo gerencia¡ privilegia lo que el hombre hace por
saber lo que sabe, por admitir lo que no sabe y por asumir el compromiso de ampliar
su capacidad de aprender y de ejercer su capacidad de emprender. De manera más
esquemática, puede decirse que lo importante hoy se relaciona con lo que haces por
lo que sabes y lo que sabes por hacer lo que haces. Sin asumir riesgos de
especulación, podríamos proponer una causación circular y acumulativa que refleje lo
siguiente: las competencias son la base de la competitividad individual, la
competitividad individual es la base de la competitividad empresarial, la
competitividad empresarial es la base de la competitividád del país y la
competitividad del país es la base para repotenciar la competitividad de sus
habitantes.
Hecha esta distinción, desearíamos precisar otro aspecto muy cercano a nuestro
interés. Se trata de recordar que, sí las competencias no son exclusivamente
conocimientos sino que son algo más que conocimientos, debería igualmente
aceptarse que ellas no pueden ser fomentadas exclusivamente con adiestramiento
sino con la combinación de adiestramiento y educación. Aquí recobra significación el
ejercicio reflexivo que hicimos en páginas anteriores alrededor de las distinciones
entre adiestramiento y educación. Las competencias incluyen un alcance
psicológico, una disposición actitudinal y un sentido valorativo que no pueden ser
garantizados mediante los limitados esfuerzos de un proceso de adiestramiento. Al
relacionar estas consideraciones con los contenidos del capítulo anterior, podríamos
perfectamente recurrir al siguiente silogismo: el adiestramiento y la educación
fomentan las competencias de las personas; en este orden, las competencias de las
personas aseguran la competitividad de las empresas; en consecuencia, el
adiestramiento y la educación son la base de la competitividad de las empresas.
Esta es una conclusión vieja, pero es muy nueva su aceptación en el ámbito social y
empresarial. El silogismo y el resto de las consideraciones que preceden no aportan
las causas, pero si proporcionan el fundamento de lo que se conoce como gerencia
del conocimiento. Los fundamentos -al decir de Ludwig Wittgenstein siempre se
ubican más allá de las causas. Son razones que no aparecen de manera explícita e
inmediata en el surgimiento de algo pero, sin embargo, existen como condicionales,
subyacentes y esenciales: podría decirse que los fundamentos están en la base de
todo basamento, o en las causas de todo proceso que implique causalidad.
Cuando relacionamos los tres aspectos antes descritos, encontramos que el capital
intelectual se condensa en las informaciones, conocimientos y competencias de las
personas en particular. El aprendizaje organizacional, por su parte, expresa las
acciones destinadas a conjugar, enriquecer y compartir en equipo las informaciones,
conocimientos y competencias relacionadas con el negocio de una empresa.
Finalmente, la gerencia del conocimiento pretende que las informaciones,
conocimientos y competencias que fueron primeramente de las personas y que luego
se repotenciaron en los equipos de trabajo, se irradien y amplíen en la comunidad
organizacional y, en consecuencia, se conviertan en los fundamentos que incentiven
una mejor visualización de las estrategias, un adecuado rediseño de los procesos,
una suficiente estimación de recursos y una racional estructura organizacional. La
esquematización de estas relaciones puede ayudarnos a apreciar las
correspondencias descritas:
12. Cuando se comparte algo material se deja de tener algo y cuando se entrega
algo intelectual se gana lo que no se tenía antes.
14. Lo ideal es que el yo, el objeto del conocimiento, la gerencia del conocimiento y
el conocimiento mismo formen un solo compendio desde las perspectivas de las
relaciones entre el hombre y la organización.
W.WM
Saber
Saber lo que
sabemos
Saber cuánto
sabemos de lo
que sabemos
Saber hasta
dónde es válido
lo que sabemos
Saber hasta
cuándo es válido
lo que sabemos
Aprender saber
lo que debe
hacerse
Compartir Aplicar
Compartir Aplicar
Compartir Aplicar
Evaluar Aprender
Evaluar Aprender
Evaluar Aprender
Compartir Aplicar
Compartir Aplicar
Evaluar Aprender
Evaluar Aprender
Enfocar
Aplicar
Evaluar
Valor Agregado
Desde luego, aquí como en cualquier otra iniciativa humana, existen muchas barreras
y numerosos riesgos que limitan y distorsionan. Las barreras más comunes se
relacionan con: 1. Un disminuido apoyo gerencia¡ que no clarifique ni estimule los
esfuerzos. 2.Una cultura desintegrativa e intimidadora que no fomente la innovación
ni tolere el error. 3. Una precaria infraestructura tecnológica que no permita la
circulación rápida y abarcadora de las redes. 4. Una alta inestabilidad producida por
la rotación acelerada del personal. 5. Modelajes contradictorios, ambivalentes y
desmotivadores. 6. Esfuerzos precarios en materia de educación, adiestramiento y
desarrollo de la gente.
Las precisiones que anteceden nos llevan a los tipos de competencia. Sobre este
particular existen nomenclaturas y taxonimias distintas, pero preferimos recurrir a la
que establece tres tipos, tales como: las competencias básicas, las genéricas y las
técnicas. Las competencias básicas son naturales o de adquisición temprana.
'Ueneralmente, se exigen como insumo de entrada a las empresas, pero esto no
sígnifica que no puedan ser reforzadas y mejoradas. Ellas están inscritas en la
esencia más profunda y personal de los sujetos, y podrían representar una especie
de núcleo alrededor del cual se fomentan las distintas dimensiones formativas del ser
humano. Quizá, en estas dimensiones podrían ubicarse sentencias como: "Quien no
puede dominarse a sí mismo, no puede dominar a los demás" (Confucio); "Nuestro
mejor y peor enemigo está en nosotros mismos" (B. Brecht); "Los más grandes
combates los liberamos en la silenciosa intimidad" (M. Fergusonl; "El que conoce lo
externo es erudito, el que conoce a los demás es poderoso, el que se conoce a sí
mismo es un sabio, el que conquista a los demás es un poderoso, el que conquista a
sí -mismo es invencible" (LAO-TSE), 'La victoria privada precede a la victoria externa"
(S. Covey); "La guerra como la paz, empiezan primero en la mente" (Mairaux);
"Donde no hay amor, siembra amor y cosecharás amor' (San Juan de La k@iruz); "No
somos seres humanos con una experiencia espiritual, sino seres espirituales con una
vivencia de seres humanos" (Teilhard de Char-din)... Realmente, en el núcleo intimo y
recóndito de lo personal reside la capacidad educativa y, sobre todo, la capacidad de
la educación generativa, y es ahí donde se germinan y proyectan las mejores
competencias del ser humano.
Muy al margen de cualquier especulación que nos aleje de nuestro especifico interés,
las disquisiciones anteriores nos permiten identificar y entender mejor las llamadas
competencias básicas. Aquí se ubica lo concerniente a la calidad humana y a la
madurez, así como las conductas relacionadas con la inteligencia emocional.
También puede hablarse de lo relativo al autoconocimiento, autoconfianza y
autoevaluación.
Cuadro
La idea sugerida por esta matriz es que las competencias sean confrontadas,
validadas o evaluadas en función de los paradigmas de nuestra época, pues bien
sabemos que -como decía Jacques Maritain- "Apartarse de la historia es buscar la
muerte".
Para concluir este rápido acercamiento, debemos recordar la cadena de la que forma
parte lo relativo a las competencias. Ciertamente, cuando uno recurre a este término
de inmediato se piensa en , al menos los siguientes conceptos asociados:
desempeño, valor agregado, adiestramiento, educación, evaluación y competitividad.
Desde luego, no vamos a hablar de cada uno de estos aspectos, porque hemos dicho
algo antes y porque no podemos extendernos más. Pero si deseamos rescatar la
alusión a la evaluación así como lo relacionado con adiestramiento y educación.
Respecto a la evaluación tan solo queremos introducir dos anotaciones para futuras
reflexiones: la primera se refiere a que la identificación, diseño y evaluación de las
competencias y del desempeño deben hacerse en una cobertura de 360 grados.
Esto significa que deben evaluar los de arriba y los de abajo, así como quienes se
encuentren hacia los lados. La otra anotación concierne a la necesidad de pensar en
las múltiples dimensiones de la evaluación, como son la heteroevaluación
(evaluación por el otro), la autoevaluación (evaluación de uno mismo) y la
coevaluación (evaluación con los otros). Esta cobertura permite repotenciar al
máximo el aprendizaje y el desarrollo asociados con las competencias.
Puntos de expectativa
Los argumentos abordados en las páginas anteriores, han preparado el terreno para
precisar los aspectos que ameritan consideraciones más prolongadas y perspectivas
más abiertas.
Algunas precisiones
En suma, para Platón, el mundo físico sólo es una representación, una "sombra" del
mundo de las ideas y representa lo que se conoce como una perspectiva racionalista
del conocimiento.
El siglo veinte tiene el aspecto notable de presentar pensadores que han tratado de
replantear la síntesis anterior y retar al dualismo cartesiano entre sujeto y objeto. Así,
la suposición de que la esencia del ser humano yace en el pensamiento racional y
que éste busca conocimiento aislándose del mundo y del resto de los seres humanos
ha sido rebatida con la tesis que argumenta la búsqueda v creación del conocimiento
mediante algún tipo de interacción entre el sujeto y el mundo. Esta línea de
pensamiento fue originalmente propuesta por Edmund Husserl, entre otros, quien
postuló que cierto tipo de conocimiento sólo es posible mediante la relación entre la
denominada "conciencia pura" y sus objetos conexos (ver, por ejemplo, el trabajo de
Nonaka (The Knowledge Producing Company).
Toda la reseña anterior cobra una gran importancia en virtud de que las ideas
asociadas con la filosofía occidental han influido marcadamente en el desarrollo de
disciplinas como la economía, la gerencia y el desarrollo organizacional, las cuales, a
su vez, determinan de manera importante las ideas que se tienen actualmente acerca
de lo que es conocimiento e innovación en el denominado mundo occidental.
La red y el éter
Todo el mundo puede, luego de una breve reflexión, aceptar la idea de que el
comportamiento de la economía tiene algún carácter cíclico. Dicho carácter, sin
embargo, no parecería ser determinista, dada la gran variedad de opiniones que
emiten los expertos a la hora de predecir el comportamiento futuro de la economía.
El problema consiste en que, a pesar de todas las herramientas analíticas y
conocimiento histórico que poseen estos individuos, los sistemas económicos
incorporan variables no controlables y del tipo difuso, como el comportamiento
humano y su dinámica política. En medio de este contexto, sin embargo, es posible
ubicar, con base en datos históricos, tendencias y cielos económicos que se
correlacionan de manera robusta con cambios en aspectos del tipo tecnológico o
político. En 1922, el economista ruso Nicolás Kondratieff introdujo la noción de
cielos en precios y producción en sistemas económicos con periodicidad ubicada
entre cincuenta y sesenta años. A pesar de ser altamente criticado por el aparente
exceso de empirismo en el análisis de información histórica, Kondratieff abrió el
espacio conceptual para profundizar acerca de cuáles son los elementos
subyacentes a estos cielos y así incrementar el conocimiento en relación con la
dinámica económica y sus ramificaciones. Ejemplos generales de “ondas de
Kondratieff” son aquellos asociados con cambios tecnológicos de carácter radical. Es
fácil comprender el reordenamiento general de la economía inducido por la aparición
del automóvil o la televisión. Uno puede hacer el ejercicio imaginario acerca de cómo
se llevaron a cabo cambios de todo tipo por razón de estas tecnologías. Hábitos,
formas de hacer negocio, inclusive visiones de la realidad. La televisión permitió los
comerciales y generó nuevos espacios de actividad económica y de relación. En
suma, la onda trajo consigo nuevas reglas imposibles de evadir. No se podía escapar
de ellas. Eran una suerte de éter que envolvía a toda la sociedad y virtualmente
excluía a quien no lo respirara.
Es interesante notar que los cambios inducidos de esta manera tienen ritmos propios
y tienden a consumarse cuando la generación que nace con ellos alcanza la edad
productiva. El surgimiento de Internet en el ámbito mundial tiene todas las
características de ser una nueva "onda" en el sentido de Kondratieff. Este
instrumento ha contribuido a incrementar la interdependencia entre las economías de
los países del orbe y creado nuevos espacios de negocio. No podría hablarse de
globalización con la contundencia con la que se hace en la actualidad sin la
presencia de esta red universal. Su impacto es de grandes proporciones y ya
empiezan a verse reacomodos de grandes industrias. De hecho, el comercio
electrónico amenaza con eliminar a muchos intermediarios. La banca ha de
redefinirse. La industria del disco puede desaparecerecer como un todo ante la
presencia (le nuevas tecnologías sólo posibles en presencia del "ciberespacio". Este
hiperespacio virtual tiene características propias y de difícil comprensión para el que
no tiene una personalidad "digital". Desde el punto de vista cognitivo, posee una
dinámica espacio-temporal propia que requiere de un replanteamiento sensorial para
podei- actuar en él. Se crean comunidades de relación que suprayacen a limitantes
geográficas e inclusive culturales y se generan nuevas percepciones de valor. Por
primera vez esta noción es replanteada en el ámbito económico, dándole mayor peso
a la posibilidad futura de hacer negocios apuntalados en la "red", que al desempeño
actual de ciertas empresas que cotizan títulos en mercados bursátiles. Tanta ha sido
ya la influencia de este "éter" que muchísimas compañías en el mundo ya poseen su
"sitio" en el ciberespacio, independientemente de la naturaleza de su actividad. En
suma, nuestra atmósfera ha cambiado. La red se ha convertido en un signo del
tiempo con el cual hay que lidiar en el sentido más amplio de la palabra.
cultades en corto tiempo. Todo ello con el propósito de hacer mejor las cosas lo que,
de forma última, conlleva a la creación de valor en el sentido económico y a generar
mayores desempeños empresariales y organizacionales, con un gran impacto
potencial en la generación de riqueza y bienestar. En fin, la gerencia de
conocimiento se presenta como una actividad cuya concreción positiva emana
directamente del surgimiento de un nuevo ámbito de actividad humana (el
ciberespacio), el cual crea la posibilidad de incrementar (le manera inusitada, la
dinámica de creación de conocimiento.
Esta "concreción positiva" no está exenta de dificultades, sin embargo. La principal
de ellas tiene que ver con lo que se denomina el problema "del ancho de banda".
Ello se refiere a la disponibilidad de canales de comunicación. Toda interacción
humana requiere de un flujo de información. Este va desde lo que puede ser
codificado por el lenguaje, pasando por los gestos y las imágenes, y terminando en
aspectos de carácter sensorial como las percepciones. No es difícil darse cuenta que
la comunicación en el ciberespacio tiene sus límites de comunicación. Todo el que ha
usado el elemento electrónico ha experimentado el problema en cuestión. Una
discusión acalorada rápidamente "escala" del texto plasmado en la pantalla de la
computadora (lo que se puede expresar en el texto, o el ancho de banda del medio) a
una conversación telefónica, por ejemplo, la cual posee una banda más amplia de
comunicación (hay voz, que se transmite por una fibra óptica) y permite una mayor
percepción. A veces es necesario "seguir escalando" para resolver el asunto
teniéndose que acudir a una relación "cara a cara" donde se maximiza el espacio e
comunicación, ya que se incorporan elementos no codificables por instrumento
alguno. Ni siquiera por una cámara trabajando en "videoconferencia". Este hecho
ilustra que ciertas interacciones de conocimiento virtuales tienen su límite. El
ciberespacio habilita relaciones de otra manera imposibles pero impone un límite
comunicacional. La complejidad del conocimiento impone barreras para su
codificación y acceso digital. Un ejemplo de ello se presenta en la figura anexa,
tomada del trabajo de Yves Doz, del instituto europeo ISEAD, la cual ilustra el
incremento en complejidad del conocimiento típico manejado por empresas. Es claro
que en la medida en que se requiere un contexto y una representación "tácita"
particular, se hace más difícil representar cierto tipo de conocimiento en el entorno
digital.
Cuadro
La resolución al problema anterior quizás se alcance de dos maneras. Por una parte,
el desarrollo tecnológico futuro probablemente permita incrementar "el ancho de
banda" del ciberespacio actual. Por la otra, una vez que las generaciones que han
nacido con partida de nacimiento "digital" tengan edad productiva, otra será la
aproximación humana a la relación interpersonal por la vía virtual en el contexto
empresarial. Lo que es innegable, y sin quere ser repetitivo, es que el espacio di tal,
visto como una onda de Kondratieff, redefine las interacciones de conocimiento, las
incremento exponencialmente y crea una gran oportunidad para la mejora en el
desempeño de las empresas, las organizaciones, los países y el mundo en general.
La cadena de miedo
Como diría el gran psiquiatra alemán y padre de la Gestalt, Fritz Perls: "Y qué
hacemos con eso?" Las respuestas son múltiples. Pero lo que sí es cierto es que
esta gran onda de Kondratieff da la oportunidad a todos. Aunque parezca simplista.
El ciberespacio, como todo ámbito, desarrolla regionalismos. Especificidades.
Localismos. Sinergias sólo alcanzables mediante una especificidad subyacente. Eso
genera una oportunidad.
Referencias bibliográficas
don, 1989.