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La obra entera de Norbert Elías versa sobre el proceso civilizador, donde operan tres
tipos de control básico como indicadores del desarrollo y la complejidad de la sociedad: el
control de la naturaleza por los hombres a través de la ciencia y la técnica; el control social, es
decir, el control de las relaciones de los hombres entre sí mediante la organización, sea a nivel
nacional o internacional; y el control que el individuo ejerce sobre sí mismo. El proceso de la
civilización consistiría en la sociogénesis y la psicogénesis, los desarrollos, interdependientes
y a la vez autónomos, de las formas ideológicas de orientar la acción, de las formas de
autocontrol subjetivo, de los medios de controlar la violencia intersubjetiva y el proceso de la
economía-producción. Se puede ver en ello un continuo progreso de la disciplina y de la
conjunción saber-poder en las historias nacionales, penetrando incluso la psique y el cuerpo de
los individuos.
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conocer la realidad ha de tener el menor compromiso y debe guardar la mayor distancia con
respecto a ella para evitar el peligro de caer en el mito o en la ideología: éste es el proceso de
civilización en el proceso del conocimiento. Sin embargo, Elías repulsa la tajante división
dualista de sujeto-objeto: se exige como imprescindible conocer la estructura de los impulsos,
sentimientos y pasiones de los hombres para la comprensión plena de lo humano.
Contribuye así también Elías a una sociología de la literatura, donde este tipo de
producción intelectual es vinculada su situación sociohistórica, respondiendo a sus
determinaciones estructurales (de la sociedad mayor y de la personalidad exigida por los
tiempos), estudiando la transición entre la civilización cortesana y la cultura burguesa, para
ejemplificar el proceso civilizador, o, para localizar socialmente la literatura ante un proceso
de descivilización, el recorrido de la Alemania vencedora de la Guerra Franco-Prusiana en los
1870, la unificación bajo Bismarck y el imperio del Káiser Guillermo II, la humillación de la
Primera Guerra Mundial y Versalles, la caída de la República de Weimar, el ascenso nazi, la
derrota en la Segunda Guerra Mundial, y la tragedia de la posterior división según los bloques
soviéticos y aliados, hasta justo antes de la reunificación con la caída del Muro. Con su
análisis de la sociología en la literatura, Elías señala cómo el proceso de la civilización es
frágil y siempre corre peligro y que ello es denunciado en los productos culturales vinculados
a los movimientos de la historia.
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02.- Capítulo XIX. La sociología del conocimiento y de la ciencia de Robert
K. Merton:
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Posteriormente se introduce la perspectiva del intercambio como motor de la actividad
científica, pues el científico como persona busca el reconocimiento que siente merecer por sus
aportes. Esto introduce la competitividad entre los científicos que esperan penetrar en un
sistema de recompensas institucionalizadas, reforzando las normas y los valores morales de
los científicos como comunidad.
Para M. Mulkay los valores y normas científicos son sólo orientaciones legitimantes
estratégicamente utilizadas de acuerdo a los particulares intereses y situaciones, producto de la
interacción social y de la historia, dando al ethos científico un componente de indeterminación
y flexibilidad. L. J. Prelli indicaba que las normas de la ciencia eran elementos retóricos parte
de estrategias discursivas que proveían a las audiencias los mensajes e imágenes convenientes
a privilegiar la propia posición del científico.
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producción científica, se ha planteado que Merton y su escuela eludirían la cuestión
concibiendo el problema de la generación y de la validación como una caja negra que se
resiste al análisis sociológico.
Sin embargo, Merton habría concebido desde el inicio a las verdades del conocimiento
científico como sociológicamente explicables, pero renunciando (o al menos postergando)
estratégicamente a esta discusión debido a los peligros del dogmatismo y la especulación sin
basamento empírico, al riesgo siempre presente del relativismo y a la precaria posición de la
sociología de la ciencia como novedad frente a la filosofía y la historia internalista de la
ciencia, apoyada por el entonces dominante y monolítico neopositivismo.
De hecho, Merton y su escuela afirmarán la armonía de sus puntos de vista con los de T.
S. Kuhn, quien lo ha confirmado y se ha visto subvencionado por el grupo de Merton. Contra
las acusaciones del constructivismo, asegura no concebir la ciencia como una caja negra y
pese a su énfasis estructural en el análisis de las influencias sociales sobre la estructura y
desarrollo del conocimiento científico, no negaría su lugar a las nuevas sociologías del
conocimiento científico que se ocupan de la construcción social del conocimiento y de señalar
el aire de familia que guarda la ciencia con el mito y la ideología.
03.- Capítulo XX. La tesis de T.S. Kuhn y sus repercusiones en el análisis del
quehacer científico: