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Beethoven: Romanza para violín N° 2

Generalmente se acostumbra señalar que las dos romanzas para violín y orquesta fueron
compuestas alrededor de los años 1802 o 1803. Años que no son precisamente alentadores para
Beethoven. En 1802 ha escrito un documento –el célebre Testamento de Heiligenstadt–, dirigido
a sus dos hermanos, Karl y Johann, a quienes confiesa con profundo dolor su sordera,
lamentándose de que le haya tocado, justo a él, un músico, sufrir de tal dolencia. Pese a tal
confesión íntima, el documento ha sido escrito "para ser leído después de mi muerte".

Superando el rechazo
Para colmo de males, ese mismo año se ha enamorado de su pupila Giulietta Guicciardi, a quien
ha dedicado la sonata Claro de Luna. La "damigella contessa" ha hecho crecer tibiamente en el
maestro la esperanza de ser correspondido pero para fines de ese año la relación se habrá
enfriado completamente. Sin embargo, Ludwig mostrará que es capaz de sobreponerse a todo,
pues muy poco después comenzará a trabajar en su tercera sinfonía, además de terminar las
romanzas o afinar el trabajo para su publicación.

L. van Beethoven
Retrato de 1803, por Ch. Horneman

Un concierto inacabado
Como se ha insinuado, es probable que las dos romanzas para violín fueran escritas mucho antes.
Lo que no presenta dudas es la fecha de su publicación: la N° 1 en Sol mayor (que en realidad es
la segunda) fue publicada en 1803, y la N° 2 (la primera), en Fa mayor, en 1805.
La conjetura proviene de que en sus años de juventud, alrededor de 1790 –Beethoven tiene veinte
años–, el maestro dejó sin terminar un concierto para violín, del que se conoce su primer
movimiento, escrito en Do mayor.

Do, Sol y Fa
No solo la proximidad armónica (Sol y Fa son, respectivamente, la dominante y subdominante de la
tonalidad de Do) sino también su afinidad estilística han llevado a pensar que, muy probablemente,
las romanzas en su origen fueron escritas pensando en ser incorporadas, una u otra, como
movimiento lento a aquel concierto que no llegó a término. Lo que no sería nada de raro si
recordamos que Mozart tituló el movimiento lento de su concierto N° 20, precisamente, "Romanza".

De lo que no puede dudarse, en mi modesta opinión, es que, al menos en la gentilmente


lírica Romanza N° 2 en Fa mayor, Opus 50, estamos ante a un Beethoven estrictamente clásico,
un Beethoven de juventud.
La versión es de la Leipzig Gewandhaus Orchestra, dirigida por Kurt Masur, con
Renaud Capuçon como solista al violín.

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