VII
LA GRACIA Y LA PALABRA: LAS DOS
CULTURAS DE AUSTRIA Y SU DESTINO
MODERNOpito y catedra!, en el que se relata el intento del profesor ra-
cionalista de superar el legado del predicador religioso.
‘Como muy bien sabia Kann, la victoria estaba muy lejos de
ser absoluta, ya que el legado de la Contrarreforma siguié
reapareciendo bajo nuevas formas.
Si partimos de la década de 1860, cuando la burguesia
adquirié poder y comenzé a transformar las instituciones
del Estado y de la sociedad a su imagen y semejanza, pue-
den distinguirse facilmente dos grupos de valores que se re
montana la Ilustraci6n y al Barroco, respectivamente: uno
de ellos es moral, politico y cientifico; el otro religioso y es
tético. El primero, una cultura racional de la ley y la pala
bra, reivindicaba la lealtad primordial de la burguesia,
mientras que el segundo, una cultura plastica y sensual de
la gracia, surgida de la Contarreforma, practicaba una vi
talidad constante, no tanto abiertamente como religién,
sino subliminalmente como arte, El asunto del que voy a
ocuparme ¢s el de la interaccién entre estas dos culturas
Para seguir la transformaci6n de sus interacciones me ser-
viré de dos instituciones como centro de andlisis: la uni-
versidad yl teatro,
La cultura moral y cientifica de las clases medias libe-
rales era muy parecida a la que predominaba en el mis-
mo estrato social en otros lugares de Europa durante el si-
glo XIX. Desde el punto de vista moral, era firme, recta y
represora; desde el punto de vista politico, promovia el
imperio de Ia ley, bajo el cual se subsumian tanto los de-
rechos individualcs como el orden social; desde el punto
de vista intelectual, estaba comprometida con el gran su-
"Robert A. Kann, Kanzel und Kathoder: Studien
che vom Spatharock zur riihromantit, View,
210
Cu B Scnonse
puesto metafisico de la Ilustracién, segtin el cual todas las
cosas tienen una estructura racional inherente, a pesar de
su caos superficial. En su sentido mas amplio, el credo li-
beral exigia a sus adeptos un compromiso de coraz6n,
mente y voluntad con un mundo ordenado de acuerdo
con principios racionales y reguladores. Sea cual fuere
la creatividad de la clase media en la vida econémica, en
gran medida extrajo a sus dirigentes politicos de los cam-
pos del derecho y la ciencia, No es de extraiiar que, en el
ambito de la formacién universitaria, el estudio del dere-
cho —Jura— se convirtiera para la elite liberal austriaca en
lo que el estudio de los clisicos era para los jévenes pro-
metedor
de la clase dirigente inglesa: la clave para una
carrera piiblica s6lida?
Sin embargo, a pesar de todo el hincapié que hacia en
los valores de la raz6n y la ley, que generaron como tipos
sociales ideales un homo juridicus solido y un homo sapiens
razonable, la burguesia austriaca ilustrada cultivaba una edu-
cacién estética que, por su caracter € intensidad, se distinguia
de sus contemporaneas de otros lugares de Europa. A este
respecto, todavia vivia bajo el encanto de una tradicién aus-
triaca preilustrada que atin seguia viva: la de la Contrarre-
forma. Desde la cultura protestante y burguesa se veia el
mundo como un territorio que habfa que dominar, impo-
niendo sobre éste el orden de la ley divina. El catolicismo
austriaco consideraba, sin embargo, que el mundo era una
emanacién de la plenitud y la gracia de Dios, que habia
que glorificar a través del arte. La Contrarreforma conce-
bia el cosmos como un continuo espiritual-material, en el
que el espiritu de Dios, a través de Su gracia, penetraba en
a naturaleza y la espiritualizaba. Por consiguiente, los lo
PCa
E,Schorske, of. cit, pp. 5S.PENsin CON LA MSTORIA
gros in jes de Austria previos a la revolucién no se
basaron en una filosofia abstracta ni en el arte de la pala-
bra escrita, la literatura, como sucedia en el norte protes-
tante. jas artes aplicadas ¢ interpretativas: arqui
tura, teatro y miisica, en las cuales se manifestaba el espiritu
La religién austriaca de la Contr:
centraba la devocién
ién del
en forma cone
forma, profundamente sacr
drama de la misa, con su un
Del mismo modo, su cultura laica,
ia y la corte, era
es se expresaban de formas concretas muy visibles y
josa en el ritual, en la constante
entre el espiritu y la carne
y metaférica, La verdad y los va-
I
sensuales, que apuntaban hacia un orden divi
a pesar de estar presente, era demas
para captarlo con el pensamiento,
Asi es como el teatro, desde la modesta comedia p
lar hasta el noble escenario de la corte, se convirtié en la
forma cultural fundamental a través de la cual los vieneses
de todas las clases daban sentido a su mundo. Asimismo, el
teatro se convirtié en algo fundamental para la
de los aristécratas. En los ¢
preparaba a los alumnos para desempeiiar su pape
vicio de Dios y del emperador e
eatro del colegio. La gra
tabilidad y la capacidad para representar su papel eran lo
que distinguia al caballero austriac
rentes a los de la estr
Jos Junker* prusianos—. En el Marsch
tuando en el
el gest
valier de Hofmannsthal se expresa con toda claridad el es-
piritu de la clase aristocratica en el actor: “Und in dem wie,
da liegt der ganze Unterschied” (“Lo mas importante es
cémose actiia”)
En plena época liberal, una vez que se habia generaliza-
do el rechazo al contenido religioso y politico-autoritario
del antiguo orden catél | estilo sensual
\culado a éste siguié perpetudndose en las estructuras del
sentimiento yla expresin. En Austria, més que en ningiin
otro lugar de Europa, la clase media veia en la cultura es-
tética un signo de consumacién personal y posicién so-
ial. Bajo los efectos de una situacién social en constante
cambio, el cultivo de la estética hizo que esta clase fuera
particularmente sensible a los estados psicol6gicos, lo cual
mpregné su cultura moralizadora de una Gefiihiskultur (cule
tura del sentimiento)
La reconstruccién de la universidad durante la década
de 1750 ofrece un punto de partida adecuado para abor
dar las cambiantes relaciones entre los dos componentes
de la cultura erudita austriaca. A este respecto, en el con
texto del antiguo rég rroco, la firme emperatriz. ca
télica Maria Teresa puso en marcha una campaiia para in-
troducir en una universi cién moderna
en derecho y medicina. A fin de crear un cuadro profesio-
nal de funcionarios piiblicos, segiin los nuevos criterio
cientificos, racionalistas y empiricos, Maria 1
como modelo las universi
istocratice
nen b
\d jesuita for
gia y filosofia en manos de los jesuitas, pero también pro-
porcion6 un punto de apoyo a la cultura ilustrada austria-
cadel derecho ya ciencia.
\dido fresco pintado en el techo del salén de
dad al
1a universidad —que en la act
|erga a la Academia Austriaca de las Ciencias— expresa
de forma metaforica cmo concebjan Maria Teresa y sus
consejeros la relaci6n entre el reino de la gracia y el reino
de la palabra. Pietro Metastasio, poeta de la corte de la em-
peratriz, elaboré el proyecto para el fresco; otro italiano,
Gregorio Guglielmi, lo ejecuté. En la parte superior de
cada una de las cuatro paredes de la sala, donde se unen
con el techo, aparecen alegorias de las cuatro facultades
elevandose hacia el espacio celestial en un gran trampan:
tojo. En la parte central del techo puede verse un meda-
llén con las facciones de la pareja imperial, supuesta fuen-
te de luz que irradia ¢ ilumina a las figuras académicas del
profesorado. Segiin Metastasio, este disefio mostraria que
de la emperatriz, situada en el centro, “emanan las influen-
cias beneficiosas que iluminan y fomentan las bellas artes y
las ciencias”’, Aqui es donde realmente se produce la ac-
cién de la gracia, no directamente de Dios, sino a través
del patrocinio imperial del saber y de la palabra. Si bien el
proyecto de la pintura refleja el proceso de secularizaci6n,
| sustituir una fuente de vida definida desde el punto de
vista religioso por la persona de la emperatriz, su imagine
ria sigue expresando la primacia de la gracia en la cultura
racional de la palabra.
Sin embargo, los burécratas y médicos que salicron de
a universidad reformada por Maria Teresa se convirtie
ron en Ja vanguardia social de la cultura de la ley y, poste-
riormente, en los lideres creativos de la burguesia. En la
primera mitad del siglo xrx, la debilitacin del impulso
reformador de la corona ofrecié una segunda ocasion en
la que la Universidad de Viena volvié a ser escenario de la
2 Fl proyecto de Metastasio de febrero de 1755 esti reproducido en Justus
Schmidt, Die nd ikr Fvbauer Nicolas Jadot, Viena y Leipzig,
1929, 5456,
|
historia: la Revolucién de 1848. Esta vez no fue la mona
quia quien inicié la accién desde arriba, sino los estudian:
tes desde abajo. El 12 de marzo de 1848, los estudiantes
Uuniversitarios se reunieron en el mismo edificio y plantea
ron el primer conjunto integral de reivindicaciones en Aus-
tia para una sociedad donde se vinculara la ley, no slo al
orden administrativo, sino también a la libertad politica y
cultural: la representacién popular, la libertad de catedra,
la libertad de prensa y demas. Entre estos estudiantes se
encontraban muchos jévenes que legarian a ser dirigen-
tes del Estado constitucional posterior, en su mayor parte
de las facultades de jurisprudencia y medicina. (Dificil-
mente eran entonces conscientes de que encima de sus ca-
bezas, en el techo del salén de actos, se hallaba una repre-
sentacién barroca tardia de la universidad, centrada en la
monarquia, durante la tormentosa sesién para negociar
su programa y conseguir que los principios racionales de la
universidad fueran el fundamento de los principios de una
politica imperial reformada.)
Mientras tanto, en 1848, en otra parte de la ciudad, en
el Burgtheater, la cultura estética austriaca se enfrentaba
también a los valores que reivindicaba la revolucién libe-
al, Debido a la importancia que tradicionalmente habia
tenido el teatro, el control del Burgtheater y de su cartel se
convirtié a partir de 1848 en algo casi tan importante des-
de el punto de vista politico como el control de la prensa
0 de la radiodifusi6n lo ha sido para las revoluciones del si:
glo xx. Una vez més, una institucién recreada por un mo-
narea ilustrado para promover desde arriba la cultura ra-
cional de la palabra se adaptaba desde abajo para poner
en tela de juicio el antiguo orden.
Fue un aleman del norte, Heinrich Laube, quien, en
1848, adquiri6 un papel importante en la vida de Viena, y
215reconvirtié el Burgtheater en un centro de Bildung (edu-
éticos y la libertad
‘on en el medio teatral de I:
. Die Karis-
cacién) burguesa, donde los valores
politica libera
tradicién aristocratica. Con
schiiler, en la que se gl
héroe
vor de los revolucionarios liberales.
defensa de las tradiciones del Burgtheater frente a la pre-
sion popular, también obtuvo el apoyo de la corte. Utili-
zando el tacto y la moderaci6n, Laube consiguié gan
tanto de la corte como de la elite liberal y mante-
adas, Convirtié el Burgtheater en
roduj
terari
apoy
nerlo durante dos 4
vehiculo de reconciliacién entre el pasado y el presente
entre el medio de expresi6n artistica aristocratico y la
racional,
beral en su in-
tento de extender
ural del imperio, En la década de 18
cci
parte de dicho ¢
jos que albergarian a las principales instituciones de la
Recht und Kultw
tantes del gobierno constitucional, el Parlamento y la Rat-
haus, y otros dos para los principales centros de la cultura
erudita liberal, el Burgtheatery la Universidad,
De estos cuatro edificios, solamente uno estaba libre de
problemas politicos graves en el tiltimo cuarto del siglo xix
el Burgtheater. El Burgtheater no se convirtié en Io que
sofiado en 1848 —es decir, en el reflejo de
nplejo se ubicaron cuatro grandes edifi-
(Case E, Stone
a gran comunidad nacional alemana que unificara a
todas las clases—. Con todo, su imp.
grande. Se convirtié en una instituci6n vital para que la
burguesia cultivada y la aristocracia liberal establ
lazos entre sia través de la cultura, en lo que se denomi-
“segui época consti
ancia social era
tucioi
Podemos hacernos una idea de la funcién social y de la
sustancia cultural del Burgtheater en su época de apoge
a partir de la pintura del joven Gustav Klimt. En 1887, el
Ayuntamiento de Viena le encar
trato de la elite vienesa a modo de ptiblico para el escena-
rio del viejo Burgtheater. Klimt pi
diferentes, entre los que figuraban personajes tan prom
nentes como la amiga del emperador, la actriz Katherina
Schratt; el eminente cirujano doctor Billroth, y el futuro
alcalde Karl Lueger. El companero de Klimt, Franz Matsch,
recordaba cémo las personas que habian sido elegidas
para el retrato pedian a gritos ocupar lugares especiales
en el cuadro. Verse inmortalizado como cliente del Burg-
theater significaba mucho para la categoria social de cual
quiera. En 6mo, tanto en
el teatro como en los salones, la elite intelectual, artistica,
financiera y p confraternizaba entre si, dando lugar
a.una vida social tinica.
También se Hamé a Klimt para que decorara con fres-
cos el techo de la escalera principal del nuevo Burgthea
ter. Estas pinturas describen capitulos de la historia del
drama, desde el festival de Dionisio hasta los tiempos mo-
dernos. Pero atin habia mas: en cada mural se celebraba la
unidad del teatro y la sociedad, de los actores y su piiblico,
como en su pintura de una representaci6n de Romeo y Julie
taen el Globe Theater
6 que pintara un gran re
(6 mas de cien retratosNaturalmente, los integrantes de la nueva elite transmi-
tieron a sus hijos el gran valor que se concedia ala Bildung
estética. En especial quienes nacieron a partir de 1860 re
cibieron una segunda formacién extraescolar en los tea-
tros, los auditorios y los museos de la capital. La cultura ar-
tistica que valoraban los padres como simbolo de categoria
social y de logro intelectual, a menudo se manifestaba en
sus hijos en una sensibilidad hipertrofiada, que les hacia
volverse hacia las artes como fuente de significado cuando
Jos acontecimientos socavaban sus expectativas heredadas
de un mundo mas racional.
Efectivamente, el reinado de la burguesia liberal y de
su cultura de la ley y la palabra se debilité muy pronto.
‘A partir mas o menos de 1870, el descontento con el libe-
ralismo surgié en cuatro ambitos diferentes: frustracién
étnica, injusticia social, depresién econémica y corrup-
cién politica. Aparte de los nuevos movimientos de masas
que ejercian presién desde abajo, los liberales se encon-
traron con que sus propios hijos ponfan en tela de juicio
su politica y su cultura. La cultura estética se convirtié en.
un refugio para una realidad social poco acogedora. En
1900, el eritico Karl Kraus afirmé con cierta justicia que el
creciente interés en la literatura era un producto politico
“de los tiltimos afios, que ha [visto] el campo de accién del
liberalismo vienés confinado a las plateas de los teatros en
las noches de estreno
Sin embargo, no fue en el Burgtheater sino en la Uni-
versidad, al otro lado de la Ringstrasse, donde la crisis se
manifest6 como un asunto entre burgueses, una crisis de hi-
jos contra padres. La Universidad habia sobrevivido afios
de exilio, fuera de su antigua sede, mientras que los libera-
Die Fadl, n° 1, principios de abril [sic] de 1899, 15.
218
les luchaban contra los militares y otros enemigos por el
derecho a tener un edificio nuevo independiente y un te-
rreno sobre el que construirlo. Ahora bien, incluso antes
de que este nuevo edificio se inaugurase en 1883, una po-
litica antiliberal empe76 a difundirse entre los estudian-
tes, Impulsados por las deficiencias nacionales y sociales
del liberalismo, la nueva generacién de jévenes no sola-
mente buscé una nueva politica durante las décadas de
1870 y 1880, sino también unas premisas culturales nuevas
que permitieran sustituir el racional as
padres. Entre la poblacién estudiantil se extendié un po-
pulismo militante y comunitario, similar a la corriente ra-
dical que se extendié como un reguero de pélvora en nues-
twa década de los arios sesenta.
Mientras que en 1848 la Universidad fue el centro de
levantamiento contra la autoridad aristocratica en nom-
bre de la cultura de la ley, a partir de 1880 se convirtié en
el centro de sublevaci6n contra la autoridad de la burgue-
sia en nombre de una cultura de sentimiento comunitario.
Para los intelectuales populistas militantes de la década de
1880, Richard Wagner se convirtié en lo que Schiller ha-
bia sido para los militantes liberales de mediados de siglo.
La cultura estética, distanciada una vez mas de la tradicién
racionalista, adquirié una importancia nueva como fuente
de valores, dado que en su critica del estado racional mo-
derno y del espiritu cientifico, tanto Wagner como Niets-
che exaltaron el teatro —especialmente el drama griego—
como modelo inspirador para la regeneracién de la socie-
dad alemana. Wagner afiadié ala glorificaci6n de la polis el
encanto especial de los mitos germénicos, enriqueciendo
no juridico de
asi su visién comunitaria arcaica con un atractivo nacio-
nal-populista para los j6venes militantes alemanes. En 1883,
una gran celebracién para festejar a Wagner, en la que los.
219Pensa cv 1 sToRDA
estudiantes vieneses celebraban a su héroe, dio
grave conflicto entre jove
Lo mas importante para la cultura de la generacion de
fin de siglo fue el impulso que Wagner y Niewsche dieron
a la psicologia profunda; su reivindicacién del instinto
frente a la raz6n y el espiritu analitico “burgués”. El instin-
to empez6 a desempeiiar el mismo papel como instru-
mento de capacitaci6n intelectual que habia desempeiia-
do la gracia divina en la cultura barroca. Estimulado en el
Ambito ptiblico, el instinto
1 Estado basado en la competencia
yen un egoismo racionalizado en una verdadera comu-
nidad del pueblo. Liberado en el ambito individual, el ins-
tinto podia devolver la vida del sentimiento a una psique
aquejada de lo que se percibfa como un exceso de intelec-
toy de disecaci6n racional. Ast pues, la nueva cultura del
instinto tenia un aspecto politico-comunitario y un aspec
to psicolégico profundo. Estos dos elementos pusieron en.
tela de juicio y erosionaron la autoridad del liberalismo
como sistema de valores sociocultural
sy mayores.
arecia crear un lazo fraternal
capaz de transformar
El aspecto estrictamente politico de la nueva cultura
perdié su fuerza para muchos jévenes intelectuales que
contaban con una buena formacién cuando, en Ia década
de 1880, el movimiento populista se convirtié en un movi-
miento antisemita militante, No obstante, la tendencia de
Ia cultura estética a afirmar su autonomia respecto de la
corriente ético-cientifica de la cultura burguesa siguié cre-
ciendo y se extendié a la literatura. La gran formacion
tética y la pasion de los jévenes Ia alimentaron positiva
mente, mientras que el decaimiento del optimismo civico
bajo la presion de la politica de masas la alimentaron nega-
tivamente. En la generacién literaria conocida como Jung
220
(Can. Sctonsne
Wien convivian al mismo tiempo un pesimismo otojial y el
cultivo narcisista. Los escritores Jung-Wien exploraron la
vida de ta sensualidad, ora artistica, ora erética, Sus perso-
najes, al igual que ellos mismos, sufrian de una conciencia
sismogréfica, asaltada ora por las fuerzas del instinto inte
rior, ora por los incipientes poderes del mundo exterior
En 1897, la nueva generaci6n, Die Jungen, se present6
en um tercer Ambito: el de las bellas artes y las artes aplica
das. Su movimiento se denominé “Ia Secesién”. En su ideo-
logia y ret6rica iniciales todavia resonaban los tonos de la
cultura politica radical de la universidad de las décadas an-
teriores. Su declaracin de guerra contra el espiritu co:
mercial y la corrupcién, su llamamiento a una regenera-
cién de la cultura austriaca través del arte, recordaba a los
estudiantes seguidores de Wagner de principios de la d
cada de 1880. No obstante, en la vigorosa actividad artisti-
ca que desplegé la Secesi6n, las aspiraciones politicas de
Die Jungen practicamente no desempefaron ningtin pa-
pel. En su lugar, lo que aparece son las preocupaciones de
los escritores Jung-Wien: por un lado, la exploracién psi-
colégica de la vida del instinto, especialmente la del eros y
lade la disolucién de los limites entre el yo y el mundo, en-
tre el pensamiento y el sentimiento; por otro lado, la crea-
cién de una nueva belleza ahist6rica, tanto en las artes
aplicadas como en las bellas artes, para satisfacer a las al-
mas sensibles de las personas estéticamente cultivadas. Es-
tas dos tendencias, fundadas como estaban en la cultura
del sentimiento y la gracia, encontraron resistencia en los
guardianes de la cultura de la ley y la palabra.
En 1900, la Universidad volvié a ser ejemplo de una cri-
sis en Ia sociedad austriaca. En esta ocasi6n, no era la po-
litica sino la propia cultura de la universidad liberal lo
221que se cuestionaba
cleo del conflicto fue una serie de pinturas que r
Gustav Klimt en el tech actos (Fesisaal) de la
Universidad.
Elnuevo edificio de a Ringstrasse re-
liberales sobre su enemi:
mas poderoso y perti 1848,
habia desalojado para siempre a la Universidad del edi
ido por Maria Teresa. Si bien la Universidad inaugu
io en de su resurrecci6n, to-
wz, el ejército, quien
tenia q
1 el techo en la que se represent
cultades, expresando esta vex una concepcién moderna
iversidad lib
abia hec
tro Metastasio, esbozara el proyecto de
cho de la Universidad. En 1894,
moderno, no fue un poeta q
je Cultura (Kult
los profesores de la Universidad. El enca
de la corte, Pie-
pintura del te-
dob
p que su pr
n el Es
ocratico
re6 el proyecto, sino el
fi artista Gustav Klimt,
Entre el momento en que la Universidad hizo el encar-
goa Ki 194, basindose en las pinturas que habia
hecho para la Ringstrasse, y la finalizacién de
cabeza de la Secesi6n, defe
gy un nueva Gefithlskultur (c
fel techo mostr lucha
yscuridad. Este agon de la Tus-
a antigua Uni
evo cuadro centr
luz sobr
ocupé6 el lugar que en el techo de
victoriosa de
trac
versidad de 1757 ocupaba el medallon de la em
cuya radiante beneficencia era tal que no resultaba preci-
Fue Franz Matsch, socio de
ratriz,
quien pinté esa parte,
La primera de
nito que pat
cielo y la vaporosa atmésfera del
‘0 de ui
sugiere una mente cognoscente —Klimt la denominaba
Das Wissen (conocimiento)—. Esta situada a la luz. de unas
nnvisibles, igual que un apuntador que se ha dado
como dandonos piiblico, al drama
dolorosamente psicologizada que
sofias de Schopen:
hauer y Nietzsche. Se trata del mundo de la voluntad, una
ciega en um ciclo sin fin de jor y muerte,
la poetisa ebria de Nietzsche en Zaratustra, el Wissen
(conocimiento) mantico de Klimt nos invita a proclamar
Ia vida
sién entre Eros y Tanatos. Como en el B
materia estan unidos; pero en esta ocasién estin compues-
tos de una sustancia inde!
En 1900, la “Fi
uerpo doc
ron una peticién dirigida al mini
>sofiiarechazara el trabajo. El rector de la Universidad apoyé a
los profesores con una critica que llegé al meollo de la
cuestién: en una era en Ja que Ia filosofia buscaba la ver-
dad en las ciencias exactas, afirmé, no merecia estar repre-
sentada como un constructo fantastico y nebuloso. Debe-
ria haberse representado el ideal docente dominando
la naturaleza mediante el trabajo cientifico; algo similar
a la Bscuela de Atenas de Rafael en Ia Stanza della Signatura
del Vaticano.
En [a batalla del profesorado contra las pinturas de
Klimt, la ofensiva estuvo encabezada por el profesor Frie-
drich Jodl, filésofo utilitarista famoso por su Historia de la
‘tica, en la que celebraba la aparicién de la ética racional a
partir de la ilusién religiosa y del dogma. Cofundador de
la Sociedad Etica de Viena, Jodl ejemplificaba la cultura
de la palabra en su forma liberal tardia. Defendié todas las
causas ilustradas del momento: la educaci6n para adultos,
los derechos de la mujer, las libertades civiles y demas. Por
otro lado, la misma naturaleza de su racionalismo le impe
dia aceptar que en la universidad hubiera “un simbolismo
oscuro y confuso, que muy pocos podian comprender”
Desde su punto de vista, su hostilidad hacia la religin y
su hostilidad hacia la nueva cultura del sentimiento, basa-
da en la cuestionable posicién del hombre en un mundo
n constante cambio, formaban parte del mismo orden
de cosas. Sin embargo, puesto que entre las fuerzas con:
trarias a Klimt se encontraban antiguos enemigos de Jodl
los censores clericales y antisemitas, éste cambié el punto
de mira de su ataque de la sustancia filoséfica a la cuali-
dad estética. “No luchamos contra el desnudo en el arte 0
Press, 28 de marzo de 19 ‘mann Bahr, Gegen
lime, Viena, 1908, 28,
224
contra el arte sin restricciones, sino contra el arte feo”, de
claré Jodl®
Franz Wickhof, catedratico de Historia del arte, hizo
suya la causa de Klimt contra Jodl, en lo que se convirti6
en una famosa conferencia titulada “Qué es lo feo?”. Al ha-
cerlo, elabord una teoria para su propia época sobre los
problemas de la cultura estética moderna y sobre la desin-
tegraci6n de la sintesis cultural liberal, asunto que nos
ocupa. “Beleza” y “fealdad”, sostenfa Wickhof, eran cues-
tiones de percepci6n hist6rica condicionada. Dirigido por
los eruditos, el piiblico culto habia llegado a identificar la
belleza con la historia, Por el contrario, el artista moderno
Feconocia que el presente tiene su propia vida y senti-
miento, y que los artistas le proporcionan una forma poé-
tica adecuada. Asi pues, se habia abierto una brecha entre
el pablico, orientado hacia el pasado, y el artista, orienta-
do hacia el presente. Quienes, como los profesores, veian
el arte moderno como “feo”, sugeria Wickhof, son quie-
nes no pueden afrontar la verdad moderna.
Eno que respecta a Klimt, éste rebatié a sus criticos no
con la palabra sino a través de su pintura. En su tercer cua-
dro para el techo del sal6n de actos, en el que se represen-
taba la Jurisprudencia, Klimt atacé frontalmente la cultura
de la ley, al poner al descubierto y subvertir sus pretensio-
nes. La realidad de la ley no reside en el mundo diurno de
los principios racionales, alegorizados en la parte superior
de la pintura, sino en el espacio que est por debajo, donde
se imparte la justicia y aparece un desdichado siendo de-
vorado por un pélipo similar a un pulpo. No se representa
ningiin delito, sino solamente el castigo. El castigo apare-
* Thi. Para una expl
fase Carl E, Schorske, of it, 26
sobre la que se basa lo anteriorce psicologizado en una pesadilla erética en un infierno
hiimedo y bochornoso. Al hacer hincapié en el sufrimien-
to del condenado, Klimt pone de manifiesto la primacia
de lo instintivo donde se sustenta la propia ley. Asimismo,
debilita la idea de jurisprudencia proclamada de una for-
ma simplista en la leyenda del fresco de Guglielmi de la
Universidad de Maria Teresa: “Justi et injusti scientia
Entre quienes se unieron al ataque contra Klimt en
1900 se encontraba el eritico Karl Kraus. Por un lado, Kraus
compartia el punto de vista de Friedrich Jodl: “Un artista
no filos6fico puede pintar [filosofia]”, escribi6, “[aunque]
deberia alegorizar [solamente] de acuerdo con la mentali-
dad filos6fica de su época’”. Por otro lado, Kraus tenia una
preocupacién mas profunda: rescatar la mente (Geist) y la
ética de la sensualidad y el esteticismo con los qui
do de ver, su propia generacién los estaba corrompiendo.
Kraus en periodismo y literatura, y su aliado Adolf Loos
en arquitectura y artes aplicadas, son en cierto modo los
tiltimos puritanos de Austria, profetas de la cultura de la
ley y la palabra, frente a quienes la hacian peligrar con de-
bilidad hedonista y belleza adventicia. Al igual que los es-
tetas de Jung-Wien y de la Secesién rompieron la sintesis,
cultural de mediados de siglo, al otorgar la primacta al
sentimiento cultivado, los seguidores de Kraus la rompie-
ron al postular la primacia del Geist. Asi pues, Kraus y Loos
abrieron un capitulo nuevo en la historia de las dos culttr
ras de Austria. En primer lugar, atacaron a sus padres por
hipécritas y luego asus hermanos, acusandoles de un este
ticismo sin principios. Separaron lo que los padres libera-
les habfan unido cuando integ
gracia en su propia tradicién racionalista, elevando su ca-
caron la cultura teatral de ka
DieF 6 finales de marzo [sie] de 1900, I
226
Can. E, Seon
tegoria social y ocultando su identidad comercial moder-
na tras biombos histéricos, como la urbanizacién de la
Ringstrasse. A este respecto, los tiltimos puritanos armon
zaban con la desilusién general de Die Jungen de diversas
tendencias. Sin embargo, mientras que la mayoria de ellos
miraban hacia las artes por su verdad psicolégica, su. po-
der redentor, su solaz o su capacidad para producir una
vida de belleza refinada a través de la ilusin, Kraus y Loos
conservaron y ampliaron lo que vieron como las virtudes
masculinas de la raz6n y el lenguaje. Mordaces en su criti-
caauna sociedad cuyos intelectuales y portavoces estaban
demasiado estetizados, solamente dejaron lugar para la
verdad del arte en el mbito de la percepcién privada.
Aqui es donde estos conservadores del Geist ético-ra-
cional se convirtieron en protectores de artistas de una
generacién nueva de jévenes, los expresionistas. Anties-
tetas, estos artistas arrancaron el velo de la sublimacién
para expresar una verdad existencial cruda y febril sin
mediaciones, que noaceptaba ninguna convencién cultu-
ral, A este grupo pertenecfan Kokoschka, Schoenberg en
su edad madura y el poeta Trakl. Los antiguos partidarios
del Geist se transformaron en los mecenas y aliados de es-
tos nuevos apéstoles del instinto, aplastando entre ellos
a losestetas
Hemos empezado con la Universidad en el inicio de la
transformacién liberal del imperio de los Habsburgo y abo-
ra terminaremos con el teatro del final de la misma. Tres,
obras importantes, finalizadas antes de que se desintegra-
ra el imperio, encarnan los puntos de vista de sus autores
sobre la funci6n de la cultura estética en la sociedad aus-
triaca: Der Turm (1926), de Hugo von Hofmannsthal; Los
tiltimos dias dela humanidad (1926), de Kraus; y Moisés y AarénPaxsan
(1982), de Arnold Schoen!
le
enlao
a hast final
a de Hofimannsthal
cult
Kraus,
de la ley y la palabra; en la de Schoen-
Hugo von Hof
para c
vertirse en el
estético-aristocr
sista p: nel drama una form
distintos elementos de su
sorber “un caimulo t
homogéneos, que podia convertirse en [s
sufrimiento del poeta est
lo de las relaciones [Bectige] existentes entre los distin-
s elementos fragmentarios; las formas ocultas med
nen entre sf las diferentes partes de la vida
ept6 la ruptura del prop
Barroco, manifest6 publicamente una
ularia esta tarea: revelar el
lenguaje.
naa quien va
da. Las posibilidades sociales del lenguaje residi
su adaptabilidad, en su capacidad de
ysu poder plastico para establec
Hofmannsthal se vio atraido hacia el Ba
cialmente hacia la ép
gracia, en la que los problemas més profundos de las rel
wse ala otredad
lazos interpersonales.
>, y espe-
-a de Maria Teresa y su cultura de la
fe der Freunde
Case E. Seton
ciones de clase se abor
imiento
de la diferencia, si bien creyendo en una unidad invisi
o
tiforme
n. La estructura mul-
nguaje del Barroco se basaba
y personal y podia generar unidad sin
iformidad.
En su obra La torre en la que trabaj6 durante vei
10s, Hofmannsthal
y ociedad a
‘ma dindmica de orden social mediante el
través de un:
demasia-
burlado por los manipuladores de las masas. E:
do tarde para un sistema de gobierno basado exclusiva-
mente en Ia ley, como el del padre; y demasiado pronto
pa politica de la gracia renovada que sublime el ins
eal barroco,
abras del héroe agonizante, Hofmanns-
fracaso de su propia mision como
poeta y redentor social: “Doy fe de que «
pe Sigmund, “si bien nadie me reconoc
El critico Karl Kraus, defensor de la pureza
c ,eligi6 transmitir su criticatiras de la prensa —y de la sociedad a la que ésta servia—
mediante el analisis de sus textos. Del mismo modo, como
un profeta solitario en el teatro, se erigié en salvador del
te dramatico mediante la lectura de obras ante el pibli-
co, trasladandolas, asi, del escenario al atril. Puesto que un
teatro envilecido sometia el drama al virtuosismo de los
actores, mantenia Kraus, el texto, la palabra, solamente po-
dia recobrar su poder para expresar la verdad rescatindo-
lo de su personificacion deformada en el escenario, En una
ocasién, Lessing denominé al teatro su pilpito; Kraus, con
una concepcién moral de la literatura no muy diferente,
hizo de su pilpito-atril un teatro, para salvar asi la palabra
del mundo yla cultura de la sociedad.
En su grandiosa satira apocaliptica Los tiltimas das de la
humanidad, Kraus combin6 los dos cometidos que habia
elegido, el de periodista y el de hombre de teatro. De las
mas de ochocientas paginas de su obra —un espectaculo
al estilo barroco sobre la autodestruccién de Austria du-
rante la I Guerra Mundial— alrededor de la mitad consis-
ten en material documental presentado en forma de un
collage poco definido: historias de periddicos, discursos
decretos, poemasy demas. Kraus es el periodista ejemplar;
el reportero fiel del abuso infiel del lenguaje, que disfraza
los espantosos fines de la guerra. Sittia el maltratado len-
guaje, los miiltiples dialectos de la realidad social, en con-
textos en los que lo que se dice surge como el negativo de lo
ideal y de la pureza logica de pensamiento que contiene el
propio lenguaje. En total contraste con Hofmannsthal,
ellenguaje de Kraus nunca es conciliador o transigente,
sino que se limita a hacer visible la verdad mediante dejes
puros, lo opuesto a su propia fragmentaci6n y envilecimien-
to. La palabra sigue siendo trascendente; solamente la fi
se (en el sentido peyorativo) prevalece en Ia realidad de la
230
Can. B. Scronsne
guerra, que es en si misma la espantosa consecuencia de
la corrupcién de la cultura y de la sociedad.
Fiel a la descomposici6n de la humanidad que preten-
de retratar a través de la degeneracién del lenguaje, Kraus
no presenta una linea argumental, sino solamente una se-
rie extensa de episodios en los que se manifiestan de for
ma despiadada aspectos de la realidad que conforman el
juicio final. Del mismo modo en que habia leido obras de
teatro para evitar que se llevasen a escena, Kraus escribié
una obra tan extensa como para que su puesta en escena
no fuera posible. Uno de sus personajes, un comentarista
linico y aislado, el cascarrabias pesimista, presenta el pro-
greso de la deshumanizacién. El es, en cierto sentido, el
iltimo homo juridicus, cuya sensibilidad ante la corrupcién
Je permite penetrar a través de las mascaras de la sociedad
del idealismo y de la nobleza, del valor y de la ilusién esté-
tica, en la verdad de la brutalidad a la que sucumbe la cul
tura en la guerra. Si bien su exuberante forma recuerda a
un Schauspiel (drama) barroco, Los tiltimos dias no integra
la tragedia terrenal en la comedia divina, a la manera ba-
rroca, sino que la amarga comedia terrenal es una trage-
dia divina. Dios ha perdido el control del mundo a medi-
da que el hombre burgués destruye el Geist al que tiene
derecho por nacimiento. Se trata de un suicidio de la cul-
tura de Ja palabra.
Al igual que el principe Sigmund, héroe derrotado de
la cultura de la gracia, dice la tiltima palabra en el drama
barroco de Hofmannsthal, Dios es quien pronuncia la Gl
tima palabra en la Trauerspiel (tragedia) satirica de Kraus
—un dios de la ley al que la sociedad austriaca ha vuelto im-
potente: “Yo no lo deseaba”, “Ich habe es nicht gewollt’—"
° Karl Kraus, Die le
esp. Lostltimas dias dela humanidad, Barcelona, Tusquets,
Tage der Menschhit, Méinich, 1957, 770 (hay trad.
091De este modo, Dios repite las palabras que, segtin se dice, di-
jo cl emperador Francisco José ante la llegada de la guerra.
Hofmannsthal y Kraus conmemoran en sus dramas el
fracas de sus propios esfuerzos por revitalizar a Ta socie~
dad a través de la cultura de la gracia y de la palabra, res
pectivamente. No obstante, fire Arnold Schoenberg quien
escenificé el fracaso de la relaci6n entre estas dos tradicio-
es en su grandiosa pera Moisés y Aarén.
Schoenberg habia participado en sus primeros afios en
Gofiihiskultur de fin de siglo, expresando con sus prime-
ras composiciones (Verklirte Nacht; Gurrelieder) su sentido
sensual del fluir y su instintividad estetizada, Sin embargo,
junto con Kraus y, especialmente, Adolf Loos, Schoenberg
habia legado a rechazar la cultura de la belleza en favor
del Geist, afianzado en su propio y profundo distanciamien-
to en.un mundo desmoralizado
En Moisés y Aarén, Schoenberg escenificé la verdad y la
belleza en los personajes de Moisésy Aarén respectivamen-
te, unidos en una alianza fraternal que fracas6. Los dos
hermanos se encontraban entre las dos grandes fuerzas,
con las que se les habia ordenado que conectaran: por un
lado, Dios, el “irrepresentable”, el espiritu absoluto; y por
otro, el pueblo, la carne corruptible, que necesitaba red
mirse. El pucblo no puede recibir directamente la verdad
abstracta de Dios; ésta debe concretarse, hacerse accesible
alos sentidos, a través del arte. Moisés, el profeta de la pala-
bray de la ley de Dios, puede hablar pero no cantar: dema-
siado puro para el arte, para la materializaci6n del espiritu,
no puede Iegar al pueblo. Por tanto, encarga al artista
Aarén la comunicacion de la palabra a través de los senti-
dos. El revestimiento de sensualidad del arte distorsiona la
pureza de la verdad; el apetito del pueblo la corrompe
alin mas, rebajando el sensualismo del arte a la sensuali-
\
7
xs, Scnonsce
dad de la carne. Asi pues, el Becerro de Oro sustituye al
Decalogo. Es una gran ironfa que el héroe de la 6pera del
compositor sea el antiartista, incapaz de cantar excepto en
un momento fugaz, cuando va a vera Aarén para purificar
sus pensamientos, Su momento de desesperacién mas an-
gustioso es cuando le falta la palabra: “Das Wort, das Wort
das mir fehle”
En la tragica situaci6n sin salida de la pera resuena el
rechazo absoluto de todas las fuerzas formativas de la tra-
dicién austriaca mas importantes: Ia cultura catélica de la
gracia, por la que la palabra se encarna y se manifiesta en
la carne; la adaptacién secular de la cultura de la gracia por
parte de la burguesia, para complementar y sublimar su
propia cultura primaria de Ia ley; y, por tiltimo, la vuelta ha-
cia el arte como fuente de valor en si mismo, como sustitu-
to de la religién durante la crisis del liberalismo de finales
de siglo, El peso de todas estas tradiciones se deja sentir en
esta épera del profeta hebreo, escrita contra la 6pera, rei-
na de las artes escénicas austriacas.
ZEs, por tanto, el arte una actividad redentora ala que se
condena completamente en Moisés y Aarén? Dificilmente,
puesto que sin arte, sin Aarén, la palabra no puede ni podria
Hegar al pueblo. Dicho de otro modo, podria pensarse que
Schoenberg da a entender que Hofmannsthal y Kraus to-
davia se necesitan el uno al otro. Sin el arte yla gracia, la pa-
labra es impotente. De este modo, el hombre honesto se
convierte en.un ser solitario que vive puro en el desierto; so-
litario, lejos del comiin de los mortales corrupto. “En el de-
sierto”, insiste el Moisés de Schoenberg a su pueblo, “seréis,
invencibles y Hegaréis.a la meta: la unidad con Dios". Es la
Arnold Schoenberg, Moses und Aron, libreto, en Co
ambia Masterworks
Recording K3L241/KL520 (n. p., 1957), sin pagina, traducido por el autor.zada, que
intento de lac
su tradicién c
ayuda del
arte.
del
s dos ele:
ear un
IX
‘TENSION GENERACIONAL
Y CAMBIO CULTURAL
far a dudas, los creadores de los mitos griegos y
stas modernos tocaron una ver
leza y validez de la teoria gen
istorica de la apa
| @Hlasta qué punto se