Otra de sutura en la aorta abdominal, para una
neurisma. Operé con éxito relativo pues el. paciente
murié a los 18 dias a-consecuencia también de una
complicacién, =
El cirujano rememora esto con contrariedad. Me ile
mira detenidamente. Quizd piense que:nose le re-
conozca su gran habilidad en tan delicadas opera-
ciones. Basta que ellas hayan sido_primeras en Co-
Tombia, casi tinicas en el mundo; basta que los pa-
cientes sobrevivieran unas pocas horas después de
operados, para que el nombre del Dr, Martinez jus-
famente se cubra de gloria.
En este momento Alfredo Anzola, amigo a quien
Hevé por compafiero a esta entrevista, interviene
oportunamente en nuestra conversacién, formulandole
esta pregunta a mi interlocutor
—Me parece que el mévil principal. de su tiltimo
viaje a los’ Estados Unidos de América, era el de
ver practicar las suturas arteriales -conforme a los
iiltimos procenimientos cientificos ; élogré su intento?
—Ese era mi anhelo, pero ‘por desgracia no lo pu-
de realizar. El Dr, Carreil, profesor francés, quien
hace esa ciase de operaciones en el Instituto Rocke-
feller, se hallaba ausente, prestando sus servicios en
las ambulancias de Francia, Fue para mi uta con-
trariedad.
Vuelvo a interrogar:—Con todo, doctor, alcanzé
usted a apreciar los adelantos de la ‘Cirugia en Nor-
te América? a
—Ah si! Sin riesgo de equivocarme. aseguto que
los cirujanos americanos superan a los europeos. Los
métodos operatorios son mejores; las jnstalaciones.con.
tn Iujo que no’ se ve en Edropa. En ‘Boston “y en
Rochester hay magnifica elinieas quirdrgleas; spbre
todo.en la diltima existe la m4s_afamada de los Es-
tados Unidos de América. Es. visitada por eminen-
clas médicas. de todos los paises del-mundo;, allt se
hacen por término medio, 40 operaciones de alta
rugia diariamente, Tuve ocasién de observarlo....
=tDe manera, doctor, que tiene usted una alta
idea de 1a Medicina en los Estados Unidos? ¢Y qué
e del cardcter,de los americanos? :
le diré a. usted que todos estamos. equivos
el concepto que tenemos de los estudiog mi
se,
dos en
dicos:en los Estados Unidos. Creemos que al
hacen médicos en 2 y 3 afios. No hay'tal. Otra cosa:
vamos con la idea de que los americans gon ictra-
tables, hoscos, asperos. Tampoco es asi. Son ama-
bles, generosos, complacientes. Vea usted: tuve oca-
sién de encontrarme alli con el Dr. Jorge Martinez
quien me decia: «He Megado hace poco de’ Inglate-
rra y he hallado una gran diferencia entre los-estu-
dios médicos de estos dos paises;, ahora me pesa
mi estadia de cuatro afios en Londres; aqui se ade-
lanta mds». Y es indudable: los americanos sin
egoismo, sin exigir recomendaciones, atienden exqui-
sitamente al médico con el solo hecho de: presentar-
les su tarjeta, En Europa no se ve gente. tan culta.
Yo creo que nuestros médicos jvenes podrian orien-
tarse con mayor facilidad y ventaja en los Estados
Unidos. Hay que juzgar ese pais imparcialmente....
Conversar con-un sabio es. satisfactorio y conver-
sar con un sabio humilde como el Dr. Martinez, mas
atin: con él la conversacién rueda franca, facilmente;
no queriendo despreciar 1a oportunidad, confiado en
su benevolencia, sigo interrogando:
—éHa escrito'o tiene en preparacién alguna obra?
—Trabajos aislados, nada mds, sobre Cirugia.- La
lucha por la vida no deja tiempo...
—¢ Segiin’ sus. observaciones qué enfermedades cau-
san mas mortalidad en Colombia?
—La tuberculosis y el céncer. El nimero de esos
enfermos-es-aterrador en_nuestros hospitales.
--Desde que esté de Rector en la Facultad quizd
haya podido apreciar mejor a la juventud que alli
el particular con el |
blica, Quizd se ici
=De los casos
la Costa qué opina usted?
iso estd en tela de juiclo, Nue
creyeron que eta bubéniea.. i con
cido como estoy de los adelantos dela Medicina en
los Estados Unidos, creo muy .autorizada 1a opinion
de Darling; €-dice que es una pulmonfa decardcter
especial, una pulmonia infecciosa, que él mismo ha
descrito. Yo aseguro que los ameticanos:no:nombra-
rlan Jefe de Sanidad en el Canal a unsindividuo’ in-
competente...-
‘Aqui tina pausa. La voz carifiosa de la-esposa,
lama al Dr. Martinez. Exciseme usted un momento
—dice—vuelvo en el acto. Aprovetho: esta tregwa.
Paseo rapidamente Ia vista por todo ef consultorio
queriendo. sorprender algin detalle curioso. Nada.
Alli todo es humilde, serio: un escritorio de nogal
donde el doctor extiende sus fecetas, un sofa: para
el examen de los enfermos, un atmatio que contiene
un instrumental’ completo de cirugia.' En las pared
wf rettato-de_Pasteur y algunos de médicos colom-.
bianos. Eso és.todo. :
A sus drdenes+me dice—entrando. de nuewb, fi
—Nuestra conversacion va Jarga. Usted esté quiz.
cansado. Vamos a terminar: ¢En nuestra politicano
ha intervenido jamés? Z eo
EI doctor sonrie y ex¢lama:Nuncal Siempre
estado alejado de ella, jamds he fitmado adhesiones,
manifestdciones, ni cosa-parecida. Y agrega con ¢l
cantadora ironia:—Ni siquiesa he sido