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El territorio relevado,
el territorio disputado. Apuntes sobre la
implementación de Ley nacional 26.160
en Río Negro, Argentina1
Lorena Cañuqueo2
RESUMEN
En noviembre de 2006, el Congreso Nacional argentino sancionó la Ley de Emer-
gencia de la Propiedad Comunitaria Indígena N° 26.160. Además de declarar la
emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmen-
te ocupan las comunidades indígenas del país, la ley prevé la realización de un
relevamiento técnico jurídico y catastral de las ocupaciones “tradicionales, públi-
cas y actuales”. Desde los inicios de la implementación del Programa, se eviden-
ció la polisemia de significados y sentidos que la idea de “territorio” presupone
para los actores que intervienen en el proceso de relevamiento, tanto funcionarios
como técnicos y comunidades indígenas. Este artículo analiza de qué forma la im-
plementación de la Ley N° 26.160 puso en relación nociones de territorio y prác-
ticas de territorialidad a partir de la actualización de memorias sobre el espacio
realizadas por miembros de comunidades mapuche en conjunción con nociones
provenientes de otras agencias no indígenas.
Palabras clave: Mapuche, Norpatagonia, Argentina, relevamiento territorial
ABSTRACT
In November 2006, the National Congress of Argentina enacted the Emergency
Law of Indigenous Community Property, No. 26.160. The Law declared an emer-
gency concerning the different forms of possession and ownership of lands tradi-
tionally occupied by indigenous communities in the country. At the same time, the
Law proposes the implementation of a legal and technical land registry survey of
the “traditional, public and current occupations”. From the moment of implemen-
tation of the Law, there has been evidence as to the multitude of definintions and
meanings that the idea of “territory” has for the actors -official agents, technicians
and indigenous communities- involved in the survey process. In this paper we an-
alyze how the implementation of Law No. 26.160 has provoked a modernization
in the notion of territory and territoriality based on an update in spatial memories
held by members of the mapuche community that are at the same time entangled
with those perceptions produced by non-indigenous agencies.
Key words: Mapuche, Northern Patagonia, Argentina, territorial survey
tiempos previos a las campañas militares fue elites locales, agencias privadas y grupos
la del “desierto” –erigido como periférico en indígenas disputaron lineamientos y estrate-
relación a un autoproclamado centro civili- gias. Por esa razón, los mecanismos de radi-
zado establecido en Buenos Aires–, esto es, cación de los indígenas no deben rastrearse
como un vacío que era necesario explorar, solamente en las leyes destinadas a ellos, sino
conocer y colonizar (Zusman y Minvielle, también en aquellas que regularon la colo-
1995). Esa imagen fue clave para definir los nización de las tierras incorporadas (Delrío,
tropos de “civilización y progreso” en oposi- 2005: 121). Entre esas leyes se cuentan las
ción a la “barbarie”. Fue bajo esta lógica que de inmigración y colonización, de venta de
se organizó la incorporación y el sometimien- tierras fiscales, de concesión para la ganade-
to indígena al orden nacional por medio de la ría y de premios militares que subdividirán
violencia y la ocupación militar del territorio y ordenarán un espacio conquistado aunque
a fines del siglo XIX. inacabadamente conocido (Briones y Delrío
2002: 53). Asimismo, establecerá jerarquías
La persecución de las comunidades in- en el tipo de colonización “deseable”, distin-
dígenas, los destierros, el confinamiento en guiendo entre argentinos sin tierra, extranje-
campos de concentración a lo largo del río ros prontos a ciudadanizarse, compradores
Negro (Delrío, 2005; Pérez, 2014) o en la potenciales y, finalmente, indígenas. El ideal
isla Martín García (Nagy y Papazian, 2009), a concretar será la generación de un modelo
los posteriores desmembramientos familiares, de producción capitalista de matriz agrícola y
los traslados masivos a pie y la disposición ganadera propiciada por colonos. Sin embar-
arbitraria de personas como mano de obra go, ese cuerpo legal pensado desde el centro
esclava de familias aristocráticas bonaerenses del poder bonaerense no será siempre cohe-
e incipientes centros económicos (Mases, rente y generará contradicciones al interior
2002), así como la reclusión de familias en de los territorios nacionales creados en la Pa-
museos e iglesias respondieron a una misma tagonia5, reflejada en las miles de hectáreas
lógica de disciplinamiento social. La antropó- que serán abandonadas y en la formación de
loga Diana Lenton resalta que estas prácticas latifundios.
no solo fueron dirigidas a los indígenas, sino
que también implicó una manifestación del Entre las formas de radicación que afec-
biopoder en la sociedad en general (Lenton, taron a la población indígena, podemos
2005). Las características de su aplicación mencionar las leyes especiales dirigidas a
encuadra en la fi gura del delito de genoci- establecer grupos indígenas reagrupados en
dio que, al presente, sigue siendo negado torno a “caciques”. El reagrupamiento de
como evento fundante de la matriz estatal familias con diferentes trayectorias en torno
argentina (RIG, 2010). En tanto dispositivo, a figuras reconocibles para el Estado –el “ca-
el “desierto” tuvo un impacto profundo en cique”– fue una estrategia que resultó exitosa
la organización del espacio, así como en la para la agencia indígena en un contexto de
implementación de prácticas de ciudadanía violencia. Pese a la gran vulnerabilidad que
diferenciadas. De variadas formas, ese dispo- implicaba el apresamiento en los campos de
sitivo y sus efectos continúan ejerciendo un concentración, fue allí donde algunos líderes
poder ordenador en el presente. reconocidos por el Estado pudieron negociar
algunas entregas de tierra. No obstante, la
La radicación de los pueblos indígenas conformación de los grupos y el destino en
en Norpatagonia el que fueron reubicados estaba determinado
por las autoridades argentinas. Es por ello
Una vez que las tierras indígenas fueran
incorporadas a la jurisdicción del territorio
nacional se inicia un proceso de disputa en 5 En 1884 se sanciona la Ley Nacional 1.532 que
pos de definir las pautas de control del es- organiza y divide la anterior “Gobernación de Pata-
pacio. De acuerdo con el historiador Walter gonia” en seis Territorios Nacionales dependientes
Delrío, tanto la distribución, como el acceso del Poder Ejecutivo Nacional. Así, se crean los
Territorios Nacionales de La Pampa, Neuquén, Río
al principal recurso provisto por las campa- Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego que
ñas militares –la tierra–, fueron definiéndose se convertirán en Estados Provinciales recién en la
en una arena donde autoridades estatales, década de 1950.
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que aquellos que recibieron tierras –lo que en el modo de ocupación espacial de los in-
constituyó casi un privilegio– fueron loca- dígenas8.
lizados en zonas que representaban escaso
interés productivo (Salomon Tarquini, 2010). Mediante la Ley 1.501 también se ad-
judicó tierras a inversores que debían cum-
Como parte de la política de anexión de plimentar ciertos requisitos, tales como la
los territorios indígenas, podemos citar la Ley radicación, el cultivo y la introducción de
1.532 –sancionada en 1884–que subdividió mejoras. Sin embargo, fueron cuantiosos los
a la Patagonia en Territorios Nacionales de- que faltaron a ese compromiso y, aun así,
pendientes del Estado nacional. Entre otras lograron excepciones por normas posteriores.
cosas, establecía que cada Gobernador de Este tipo de entregas originarían concentra-
Territorio debía procurar establecer “las tribus ciones de tierras, como las puestas en mano
indígenas que morasen en el territorio de la de la Compañía Argentina de Tierras del Sud,
gobernación”, para lo que se crearían “misio- de capitales ingleses9. Serían numerosos los
nes”, previa autorización del Poder Ejecutivo indígenas que se incorporarán a las estancias
Nacional (Art. 11). Así, se establecía que la de esta Compañía como peones rurales.
política a seguir con los indígenas era “fijar”
como forma de “civilizar”6. Paralelamente, otros grupos indígenas fue-
ron atomizados por el Estado y no hubo para
Dentro del Territorio Nacional de Río Ne- ellos asignación de tierras ni reconocimientos
gro, y en el marco de esta ley, algunos indí- en términos colectivos. Como resultado, sus
genas consiguieron concesiones individuales, miembros debieron tramitar individualmente
mientras que otros gestionaron tierras para la la tenencia buscando ser reconocidos como
radicación de grupos indígenas. Este tipo de ocupantes individuales de las devenidas
entregas hechas a un “cacique” y su “tribu” “tierras fi scales”–invisibilizando sus formas
convivió con otras formas de radicación en colectivas de organización–. Muchos de ellos
colonias agrícolas pensadas originalmente no pudieron cumplimentar con los requisitos
para radicar argentinos sin tierra y extranjeros impuestos por el Estado y se vieron, nue-
prontos a ciudadanizarse. Esas colonias ve- vamente, expulsados de sus tierras. Fueron
nían siendo promovidas por la Ley 1.501 de estos colectivos de menor visibilidad social
1884, que establecía la creación de lotes de quienes se encontraban en una situación de
625 hectáreas. Desde el Estado Nacional se alta vulnerabilidad, pues el reconocimiento a
preveía que estas colonias fueran ampliadas, su ocupación estaba condicionado a criterios
para lo cual se pusieron en resguardo fraccio- racistas. Pese a la evidente fragmentación
nes de tierras en “reserva”. Sin embargo, esa social, los colectivos indígenas continuaron
política quedaría sin efecto y comenzaría un siendo útiles como imagen de la antítesis del
proceso de solicitud individual que fraccio- progreso y construidos eventualmente como
naría a las colonias (Delrío et al., 2014). Esas un peligro inminente para la seguridad de la
tempranas ambigüedades en la legislación, nación y el desarrollo capitalista, fundamen-
sumadas a las que sobrevinieron en la etapa
de provincialización 7, generaron conflictos
tado en una supuesta inhabilidad productiva paisaje y clima similar al de su país na-
(Radovich y Balazote, 1995). Esa construc- tal. Obviamente, en todos los casos, la
ción que predominó entre funcionarios esta- presencia española e italiana también es
tales y se extendió como sentido común en importante. En resumen, Río Negro puede
el resto de la población, sirvió como refuerzo decir que, a pesar de su reducida pobla-
de un ideal de nación y de una matriz de ción, posee una variada gama de razas y
distribución espacial que confinó a las pobla- nacionalidades que conviven en armonía”
ciones sobrevivientes a las tierras de mayor (A.I.G.C.R.N., 1994:11, subrayado pro-
marginalidad productiva. De hecho, estos pio).
mismos argumentos serían retomados durante
el siglo XX para justificar desalojos y persecu- Por lo menos hasta la década de 1970,
ciones. esa zonificación se basaba en la idea de que
las divisiones eran producto de elementos
Las “zonas” y los “dispersos” en las naturales, como el clima y la vegetación,
formas de territorialización en Río Negro que condicionan y determinan causalmente
las relaciones sociales, económicas y polí-
La provincia de Río Negro está definida ticas e imprimen subjetividades específi cas
por una regionalización intraprovincial defi- a cada zona (AAVV, 1974). La confluencia
nida por una lógica de subdivisión en zonas. de perspectivas naturalistas, deterministas y
Es a partir de esa lógica que, de oeste a este, fenomenológicas presenta a las zonas como
la provincia se divide y planifica en cuatro albergando “naturalmente” y en “armonía”
zonas: Andina al oeste, Sur o Línea Sur –de- a poblaciones diversas que en apariencia no
nominada así por el trazado del ferrocarril del tienen ningún contacto –ni conflicto– entre sí.
sur que atraviesa transversalmente la provin- En la misma lógica, la acción de “recluirse”
cia–, Valle –subdividida en Alto Valle, Valle aparece como una decisión adoptada por las
Medio y Valle Inferior– y Atlántica en el ex- poblaciones indígenas, desconociendo así el
tremo este del territorio provincial (ver Figura complejo proceso de territorialización pro-
N° 1). En base a estas zonas se organiza y se vocado por la incorporación violenta de sus
programan gran parte de las políticas estata- territorios.
les. Pero también, forman parte de un sentido
compartido entre los habitantes rionegrinos Esta misma lógica establece que es a
de diferenciar la provincia. Ese sentido fue la Línea Sur donde se apuntan los mayores
moldeado desde los inicios de la provinciali- esfuerzos de intervención estatal, cuya po-
zación rionegrina y sigue siendo reproducido blación se encontraría en un nivel “inferior”
por diferentes organismos. Por ejemplo, un de desarrollo respecto de las otras zonas. Jus-
informe difundido por el Área de Información tamente, es en esa zona donde las políticas
General de la Casa de Río Negro en Buenos oficiales han fijado a los indígenas (Cuadro
Aires dice que: N° 1). Dentro de esta zona la ganadería in-
tensiva, que constituye el motor económi-
“Con la conquista del desierto, la pobla- co de la región, es naturalizada como una
ción indígena se recluye en reserva en la práctica tradicional indígena pese a que su
zona centro-sur, fundamentalmente. Así implementación está ligada al modelo ex-
la zona del Valle recibe una afluencia de portador propulsado por grandes compañías
españoles e italianos a partir de 1915. ganaderas. De esta manera, al deshistorizar
Obviamente, el fenómeno migratorio en procesos, estos discursos fijan movilidades
esta zona incluye ingleses, yugoslavos, en un doble sentido: esencializando atributos
checoslovacos, rusos, etc. Este fenómeno culturales, económicos y políticos y determi-
también se repite en el Valle Inferior (zona nando un espacio unívoco para los indígenas.
de Viedma). En la zona Centro-Sur apare- La articulación entre subdesarrollo econó-
ce la mayor concentración de habitantes mico y alterización acaban naturalizando un
con ascendencia árabe de la provincia. En supuesto “atraso” de la población indígena.
cambio, en la Zona Andina este fenómeno Así, la zonificación opera performativamente,
se da con población de origen alemán, guiando la acción de actores e instituciones y
suizo, austríacos, etc., que buscaron en espacializando subjetividades.
la zona de los lagos y los bosques un
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IMPLEMENTACIÓN DE LEY NACIONAL 26.160 EN RÍO NEGRO, ARGENTINA
Figura N° 1
Territorio de la provincia de Río Negro y subdivisión regional por zonas e identificación de
comunidades indígenas relevadas por el Programa de Relevamiento Territorial
Fuente: Elaboración propia en base a datos extraídos de la página oficial del Gobierno de
Río Negro y datos proporcionados por el INAI.
Cuadro N° 1
Listado de reservas indígenas en la provincia de Río Negro
Fuente: Elaboración propia en base a datos contenidos en UNC-APDH (1996) y Dirección General de Tierras
de Río Negro (2000).
18 REVISTA DE GEOGRAFÍA NORTE GRANDE
Las once “reservas indígenas” que existen 1990 en Argentina, que tuvo a la “cultura”
en Río Negro se ubican en la Línea Sur. Si como tópico de los planteamientos políticos.
tenemos en cuenta que la superficie total de Como resultado de esa disputa, el discurso
la provincia es de 203.013 km2, las tierras en mapuche que ha tenido más difusión en
“reserva” suman un 2,02% del total 10. Solo los últimos años es aquel promovido por la
en dos de ellas se entregaron las escrituras de Coordinación de Organizaciones Mapuche
“Usufructo Gratuito y Vitalicio” que las leyes Tayiñ Kiñegetuam –Para volver a ser uno– que
de creación de reserva establecieron. Seis de define al Lof como la forma de organización
ellas no cuentan con la entrega de esas escri- comunitaria mapuche “tradicional”. Según
turas y otras tres reservas no fueron reconoci- esa definición, el Lof es “punto de origen e
das por leyes provinciales. A eso se suma la identidad de cada persona” (TKG, 1995: 4)
reducción territorial por la entrega de títulos donde conviven las familias. Cada Lof ocu-
a terceros no indígenas sobre esas reservas o pa una “unidad territorial” (TKG, 1995: 4)
la afectación para proyectos económicos11. espacializado en el Wallmapu, “ancestral
territorio” y origen de la “identidad colectiva
El ordenamiento espacial rionegrino es mapuce [sic.]” (TKG, 1995: 4).
apropiado por distintos sectores en la pro-
vincia que replican isomórficamente la dis- Además de los antecedentes menciona-
tribución de los tipos de intervención por dos, se suman categorías contenidas en la
zonas (Cañuqueo et al., 2005). De hecho, las Ley Nacional N° 23.302, la Ley Provincial N°
organizaciones indígenas se identifican y se 2.287, el Convenio 169 de la Organización
estructuran en comunidades agrupadas por Internacional del Trabajo y el Artículo 42
zonas con características diferenciadas entre de la Constitución Provincial rionegrina. El
sí. Desde la perspectiva compartida por la Co.De.C.I. define a la comunidad mapuche
gran mayoría de los indígenas que participan como los “conjuntos de familias que se re-
del ámbito de la Coordinadora del Parlamen- conozcan” como tal y que deben “descender
to del Pueblo Mapuche12, es en la Línea Sur de pueblos originarios” que “habitaban el
donde vive la población indígena organiza- territorio de la Provincia de Río Negro en la
da en “comunidades”. Sugerentemente, ese época de la conquista o colonización” (Co.
carácter estaría dado por el reconocimiento De.C.I., 2006: 1). De esta manera, las comu-
estatal que fijó poblaciones en torno a la idea nidades indígenas comparten “pautas cultu-
de “caciques” junto a sus “tribus” para otor- rales”–como el idioma–, viven en un “hábitat
gar reconocimientos. común” y tienen “autoridades designadas”
(Co.De.C.I., 2006: 2-3). En Río Negro esa or-
La noción de “comunidad” en Río Negro ganización “propia” tiene su contrapuesto en
es un proceso de articulación intertextual los mapuches “dispersos”.
emergente de la demanda de derechos del
movimiento mapuche durante la década de La categoría de “disperso” fue incluida
por primera vez en la Ley Integral del Indíge-
na N° 2287 en 1988. Se refiere a la forma de
nucleamiento de las comunidades y al tipo
10 Cabe destacar que la información generada por el de asentamiento en la que viven sus miem-
estado rionegrino sobre la población indígena no bros caracterizados como “asentamientos nu-
está unificada y está desactualizada.
11 Por ejemplo, 10.000 ha de la reserva Indígena de
cleados o dispersos” (Art. 3). Su génesis está
Pilquiniyeu del Limay fueron afectadas en el año enmarcada en un proceso de disputa entre el
1990 por la construcción de la represa hidroeléc- Consejo Asesor Indígena y el gobierno pro-
trica Piedra del Águila, propiedad de la empresa vincial en la década de 1980. La inclusión de
Hidroeléctrica Norpatagónica S.A. (HIDRONOR).
las comunidades “dispersas” apuntaba a visi-
Por una ley posterior, y fruto de la movilización
indígena y de diferentes sectores, se logró expropiar bilizar a la población que no había logrado
una superficie de 60.000 ha a la Estancia María So- ser reconocida por decretos de reserva para
fía S.A. ser “concentrada”, es decir, a la gran mayoría
12 La Coordinadora del Parlamento del Pueblo (Cañuqueo, 2015).
Mapuche fue creada en 1997 y reúne a
comunidades, organizaciones y Centros Mapuche
de distintas localidades y parajes de la provincia de Si bien nace como fruto de la demanda
Río Negro. indígena, en la actualidad la noción de “dis-
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Finalmente, la condición “pública” de la tos y objetos con “atributos” que puedan ser
ocupación remite a que debe ser conocida espacialmente localizados para elaborar un
por terceros distintos a los miembros de la croquis. Esos datos orientan el levantamiento
comunidad relevada. de puntos con el Sistema de Posicionamiento
Global (GPS, por sus siglas en inglés) que
El relevamiento de la OATP de las comu- luego serán incorporados a las cartografías. A
nidades indígenas de la Argentina implica la su vez, estas serán incorporadas al Sistema de
toma de datos por parte de un Equipo Técni- Información Geográfica de las Comunidades
co Operativo (en adelante, ETO) que se cons- Indígenas que almacenará la información de
tituye en cada provincia y está integrada por: las ocupaciones ejercidas por los indígenas
de todo el país. También es en esta etapa de
a) representantes indígenas en el Consejo de trabajo donde el Área Social recopila infor-
Participación Indígena (CPI) y los designa- mación para la elaboración del Informe His-
dos dentro de cada provincia; tórico Antropológico (ver más abajo) y realiza
b) agrimensores y/o geógrafos que confor- el cuestionario sociocomunitario de comuni-
man el Área de Georreferenciamiento; dades indígenas (CueSCI).
c) antropólogos y trabajadores sociales que
integran el Área Social; El trabajo en gabinete consiste en la
d) abogados encargados del Área Legal y, confección de la “cartografía del Territorio
finalmente, Comunitario, con todos los usos del suelo
e) administrativos y contadores encargados relevados” (INAI, s/f: 49). Todos los tipos
de la administración de los fondos. de cartografías especificados anteriormen-
te (OATP, OTP, “Territorio en Conflicto” y
El ETO es una instancia técnico-política “Cartografía de la Memoria”) deben ser ela-
encargada de relevar información acerca de boradas como resultado de las entrevistas
los antecedentes de ocupación y del uso que realizadas en terreno y del informe jurídico
las comunidades indígenas dan a su territo- que realizan abogados a partir del estudio de
rio, así como datos sobre su estructura so- títulos y otros documentos de reparticiones
cial. El objetivo del ETO es llegar a elaborar estatales. Eventualmente, se pueden adjuntar
lo que se denomina “carpeta técnica” que otras cartografías que evidencien datos de
contiene el relevamiento técnico, jurídico y ocupación superpuestas con otras entidades
catastral del territorio de cada comunidad. públicas. Por ejemplo, aquellas comunidades
Es en base a esa carpeta que el INAI elabora que ocupan áreas protegidas bajo el ejido de
el dictamen final que define el estatus de estados municipales o provinciales o en juris-
la ocupación de los territorios indígenas. El dicción de Parques Nacionales. Cada carpeta
punto de partida es que “cada pueblo tie- técnica es acompañada por un Informe Histó-
ne un control y apropiación particular del rico Antropológico que “no es una pericia” ni
espacio”, siendo “los procesos sociales im- una “investigación en términos académicos”,
perantes en cada pueblo” los que definen la aunque emplea “métodos y técnicas de inves-
“organización espacial y las formas de apro- tigación” (INAI, s/f: 53) y que sirve para una
piación del territorio” (INAI, s/f: 19). Su tra- eventual instancia judicial posterior. Este in-
bajo se divide en dos momentos: uno que se forme debe dar cuenta de la relación material
denomina “en terreno”, en el que la informa- y simbólica que las comunidades mantienen
ción es recopilada junto a las comunidades, con los territorios de OATP, concentrándose
y otro que es llamado “en gabinete”, que en el “uso y posesión del territorio” (INAI, s/f:
consiste en la elaboración de los informes y 51 y 52) y en sus condiciones históricas de
de las cartografías. ocupación.
tiempo atrás eran interpeladas como “po- como el “curso de agua”, la “zona de resi-
bladores dispersos”. Mientras que para te- dencia”, el “camino”, la “zona de cultivos”
rratenientes y corporaciones mediáticas esas o el “lugar de culto”, cuya identificación se
comunidades son “advenedizas” 15, para los establece mediante una serie de preguntas
activistas mapuche esas articulaciones son (por ejemplo, ¿cuál es el nombre originario y
posibles por un proceso de reorganización en castellano?, ¿cuáles son las características
que revierte paulatinamente la fragmentación principales?, y ¿cuáles son los usos que le
social producida por la violencia. da la comunidad?). Los usos previstos en el
manual contemplan la movilidad en relación
Los planteos dieron cuenta que la revisión a la subsistencia y a ciertos diacríticos. En
de las nociones de “concentrado” y “disper- los talleres, esas nociones se consideraron en
so” implica, fundamentalmente, la historiza- relación a la modificación de pautas que die-
ción de los derroteros que siguieron a la fina- ron origen a otras configuraciones espaciales,
lización de las campañas militares. Asimismo, modificando usos:
fue posible introducir en las discusiones las
distintas concepciones de “organización so- “[…] mire lo que era mi abuela, llegó, pasó
cial”, así como de “usos tradicionales” que por Anükon,16 toda esa parte se recorrió.
el Programa de relevamiento se propone Antiguamente, los mapuches no tenían pa-
mapear. radero fijo. Eso siempre me voy a acordar,
yo lo alcancé a ver eso también, lo alcancé
Definiendo los usos: entre la fijación y el a vivir porque mi padre y mi madre tam-
movimiento bién… feymu ka amupey ka mapu chulen-
geyaway tati, pifiñ amutuay tati tiew ta tri-
La aparente diferencia entre “comuni- pay tati [iban a otra parte a andar cazando
dades” que parecieran hacer un uso “tra- guanacos, dijo, volvemos allá donde salen]
dicional” de las que deben esforzarse en […]. Pero cuando llegaron los blancos se
demostrar su pertenencia indígena mapuche, cortó todo, no hubo más salida, porque an-
también incide en la idea de usos. El énfasis tes los animales se volvían solos al rodeo,
que se le da en el manual del Programa de no precisaba ir a buscarlos y no había cam-
Relevamiento apunta a definir el uso “en po alambrado, había mojone [sic]. Cada
función de la economía de subsistencia que lindero sabía cuál era el lugar de ellos. Los
practican las comunidades” (INAI, s/f: 45). peñi [referencia de un hombre a otro] se
Entre esos usos se contemplan el cultivo y decían: ‘te encargo el animal, si pasa para
la cría de ganado, pero también se incluyen allá córremelo pa’ acá’. Por eso digo, qué
los lugares de culto. El ETO releva los usos lindo sería estar en esa vida” (T.E., taller
en la etapa de construcción de la narrativa, con hablantes, 2012. Traducción: Pablo Ca-
donde ciertos “objetos” son identificados por ñumil).
sus “atributos” en tanto sitios productivos,
religiosos o de residencia. Así, en el manual, Los itinerarios por diferentes lugares a
se ejemplifican algunos de esos objetos, partir de prácticas como la caza, convivían
con sitios de fijación –como la residencia o
el pastoreo– que estaban igualmente deli-
mitados y que eran compartidos y regulados
15
juntos a otros mapuche. La práctica de la
Durante 2009 el diario Río Negro, uno de los princi-
pales referentes de la prensa escrita de la Patagonia, movilidad permanente se trunca en décadas
incorporó a su agenda informativa los reclamos de recientes con la política de la fijación que es
las sociedades rurales que representan a estancieros implementada en el norte patagónico desde
ganaderos. Las publicaciones apuntaban a denun-
ciar lo que consideraban como “usurpaciones” de
tierras por parte de comunidades mapuche. Recien-
temente, el mismo medio publicó un dossier cuya
operación mediática consiste en reafirmar la idea de 16 Se refiere a un fütake pillañ wingkul [gran cerro ce-
“extranjería” mapuche, justificando así la posición remonial] que da origen a la comunidad Füta Ane-
que considera ilegítima e ilegal la demanda territo- kon y a un pichike pillañ wingkul [cerro ceremonial
rial indígena (ver http://www.rionegro.com.ar/diario/ de menor envergadura]. Ambos dan nombre a dos
investigaciones-de-rio-negro-5650698-9701-nota_ parajes, Anecón Grande y Anecón Chico, ubicados
multifoto.aspx). en el sudoeste de la provincia.
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IMPLEMENTACIÓN DE LEY NACIONAL 26.160 EN RÍO NEGRO, ARGENTINA
sectores estatales y privados y destinada, es- “[…] el lof tampoco define el lugar, por-
pecialmente, hacia una porción de la pobla- que la gente se va moviendo. Ahora no
ción que englobaba a indígenas, campesinos tienen veranada e invernada, pero hay
pobres e inmigrantes chilenos (desvalorizados casos que sí […]. La gente se movía y mi
por su condición de inmigrantes no desea- abuelo era así también. Y eso no es más
bles). Esas políticas apuntaron a desterrar o menos dañino que quedarse siempre
a pobladores indígenas e implementar una en el mismo lugar. Los trayectos hacia las
forma diferente de ocupación de la tierra a salinas, por ejemplo, eso se cuenta mucho
través del terror y la violencia. Para eso se en nuestra comunidad. Los lugares donde
diseñó la creación de cuerpos policiales co- están las pinturas rupestres. Los más jó-
nocidos como “La Fronteriza” que registran venes te dicen ‘eso es un palenque’ y los
antecedentes particularmente violentos en la viejos te dicen ‘no, ese era un lugar estra-
zona del noroeste rionegrino (Suárez, 2003; tégico de escondite’, donde hay chenque
Pérez, 2014). [cementerio]. De un día para otro empe-
zamos a ver las cosas [que] andá a saber
“El paradero lo tenían, pero ellos iban re- de cuánto tiempo están ahí” (B.A., taller
corriendo donde era mejor. Pero lo que lo sobre conceptos, 2011).
jodió [sic.] en 1931 que vino “La Fronte-
riza”, puso límite, no lo dejó volver [sic.], Las persecuciones militares de la “Con-
al contrario, nos quitó campo. Todos tie- quista del Desierto” convirtieron a ciertos
nen cría de animales y ahí fue donde se lugares en escondites que siguen teniendo
establecieron, sino seguían” (E.C., taller capacidad performativa en el presente, tanto
con hablantes, marzo de 2012). a partir de su actualización como “sitio de
memoria” como para la definición de los lu-
El recuerdo sobre la modificación de las gares comunitarios. A su vez, estos sitios terri-
pautas mapuche de ocupación y uso del es- torializan pertenencias a partir de trayectorias
pacio está contenido en los relatos que esta- sociales que se configuran en, y por, determi-
blecen una continuidad entre el “límite” y el nados espacios y objetos contenidos dentro
“alambre”. de ellos. Desde la perspectiva del Programa,
resulta difícil mapear los usos que se les dan
“Yo recuerdo que en 1900 y tanto, no ha- a los palenques como escondite, y que con-
bía alambre por ninguna parte, pero había figuran los sentidos sobre el espacio y los te-
gente… y el gobierno entregaba poste, rritorializa a partir de otorgarle historicidad a
alambre para que alambren y después las diferentes prácticas. Los cuestionamientos
venían los representante, director, repre- al tipo de relevamiento propuesto por el Pro-
sentante [sic.] del gobierno y se lo ven- grama hicieron énfasis en aquellos tipos de
dían. Hacían pelear a la gente. Mi padre uso que, aun siendo actuales, no habían sido
no dejó alambrar a ninguno de su gente y contemplados por los técnicos del releva-
no alambraron. Después atropellaron los miento por no corresponderse exclusivamen-
blancos” (D.C., taller con hablantes, mar- te dentro de una economía de subsistencia.
zo de 2012). Uno de los técnicos no indígenas del ETO
exponía respecto al “uso tradicional”:
Aunque la movilidad es parte constitutiva
de la historia mapuche, y también fue una “¿Qué características tiene eso para las
de las consecuencias de la invasión militar comunidades mapuches? Hay casos en
a los territorios indígenas, en el Programa de los que se plantea que no se hace uso
relevamiento tanto técnicos como referentes tradicional de acuerdo a lo que otros di-
indígenas venían contemplando solo los re- cen que debe ser el uso tradicional, por
corridos entre sitios productivos. Sin embar- ejemplo, si no hay cultivos o animales…
go, en el intento por cerrar en una definición ¿Cómo definirlo para el pueblo mapu-
términos como lof, territorio tradicional, ocu- che, si no se lo usa como uno esperaría?”
pación tradicional, entre otros, emergieron (S.G., taller sobre conceptos, 2011).
tantas definiciones como trayectorias colecti-
vas distintas se registran en la memoria social Si tomamos en cuenta la distinción que
mapuche. plantea Santos (1994) entre verticalidades y
24 REVISTA DE GEOGRAFÍA NORTE GRANDE
aledañas en posesión de terceros […] que alambre, se dio por sentado y lo establecía la
les fueron enajenadas por variados métodos” misma propiedad privada que cuestionaban
(INAI, s/f: 25). los integrantes de la comunidad.
Esa es justamente la cuestión que se pre- Frente a la necesidad planteada por las or-
senta como central y la más problemática ganizaciones mapuche y los técnicos del ETO
para los actores involucrados en el Programa de cartografi ar de manera diferente, se co-
–tanto técnicos, como indígenas–. Uno de menzó a discutir la hegemonía de un tipo de
los cuestionamientos surgidos en los talleres jurisdicción. En algunos casos, territorios re-
fue que la concepción de OATP establecida levados como “Territorio en conflicto” cuan-
por el Programa situaba objetos con atributos do en realidad correspondía a territorios de
dentro de una cartografía previamente traza- OATP. El problema de concepciones residía
da –por ejemplo, los mapas catastrales–. Tal en torno a cuán “demostrables” resultaban
delimitación impedía cuestionar la idea de los despojos. Muchas veces no había docu-
“límite” y “borde”. Al avance del latifundio mentos judiciales o de reparticiones estatales
sobre dominios territoriales indígenas se han que verificaran la ocupación con anterioridad
incorporado, recientemente, inversiones que a 2006. Sin embargo, la práctica, el uso y el
implican nuevos conflictos por la determina- testimonio de los miembros de las comunida-
ción de los límites de la ocupación indígena des avalaban la permanencia en el lugar. La
(entre ellos, proyectos petroleros, gasoductos divergencia planteada por algunos técnicos
y corredores bioceánicos). La pelea por de- en torno a qué evidencias posibles “mapear”
limitar la jurisdicción indígena se presenta coloca nuevamente la pregunta por el poder
como una de las más fuertes disputas. territorializador del Estado que establece qué
delimitar y para quiénes.
Para demarcar los límites y las fronteras
de los territorios tradicionales, se conside-
ran dos aspectos: uno “político-territorial” Palabras finales
y otro del “espacio cultural”. Para definir
esos límites se utilizan los datos del Informe Este trabajo partió de preguntarse sobre
Histórico Antropológico y la Narrativa de la qué nociones de territorio, ocupación y uso
comunidad. También el Informe Jurídico se del espacio redefinen los mapuche en la
orienta hacia el objetivo de “deslindar y re- provincia de Río Negro en el marco de la
delimitar el territorio político jurisdiccional” aplicación de la Ley 26.160. A partir de ese
(INAI, s/f: 27). El segundo aspecto, el del interrogante, fue necesario historizar sobre
espacio cultural, se basa también en estos el proceso de reconocimientos estatales a la
informes, pero no solo contempla la ocupa- ocupación indígena que hubo entre fines de
ción actual y pública de la comunidad, sino siglo XIX y durante el siglo XX. Asimismo,
que toda aquella extensión territorial que la dimos cuenta del proceso particular de terri-
comunidad no detenta. Sin embargo, al mo- torialización rionegrina y que se expresa en
mento de historizar la ocupación tradicional torno a la categoría de zona o zona-región.
de las comunidades, indígenas y técnicos Ambos procesos inciden en la distribución de
continuaban manteniendo como premisa los modos de ocupar el espacio y los lugares
que lo único objetivable son ciertas prácticas sociales entre los mapuche en Río Negro. De
económicas (estableciendo lugares fijos de esa distribución dan cuenta categorías como
pastoreo). Asimismo, dentro de las prácticas la de “poblador disperso” que se presenta
“culturales” se contaban solo aquellas que como problemática, tanto para los técnicos
implicaban mayor extrañamiento para la del ETO como para las organizaciones mapu-
vista de los técnicos, como las ceremonias che. La necesidad de definir categorías, viró
religiosas y los cementerios. Algunas comu- la mirada de técnicos y de activistas mapuche
nidades identificaron sitios y objetos que eran hacia la diversidad de colectivos atomizados
igualmente significativos (como el palenque por políticas de entrega de tierras que de-
que vimos anteriormente), pero que por en- terminó movilidades y concepciones de co-
contrarse dentro de otra “jurisdicción” –la de munidad. Así, se problematizó la noción de
un tercero privado– no fue relevada dentro de “territorio tradicional” en base a los modos
los objetos a mapear. El límite, en ese caso el de ocupar el espacio.
26 REVISTA DE GEOGRAFÍA NORTE GRANDE
También expusimos de qué manera las plimiento del derecho de consulta previa,
cartografías evidencian los “desajustes” en- libre e informada de los indígenas al que está
tre lo que el Estado ha reconocido y los ti- obligado el Estado argentino. Según esos sec-
pos de uso evidenciado por el relevamiento tores, ante la falta de concreción del proceso
técnico que da cuenta cómo el tránsito en- de consulta del anteproyecto, el derecho de
tre lugares configuran otras territorialidades. propiedad comunitaria indígena no ha podi-
La idea de fijación entra en conflicto con do ser incluido dentro del Código reformado
prácticas de movilidad y desplazamiento. La como un derecho real autónomo –con sus
identificación de lugares conectados a partir propios articulados que lo harían directa-
de recorridos y tránsitos, de concepciones mente aplicable–, sino que está supeditado a
particulares acerca de esos objetos (como la sanción de una ley especial que lo carac-
los palenques) y de modalidades de fijación terice, configure y regule.
(residencia, sitios ceremoniales, cemente-
rios) son parte de la disputa por conseguir Atento a esa regulación, la controversia
que se plasmen en los mapas los modos tra- mayor gira en torno a la homologación de la
dicionales mapuche de usar y ocupar el te- noción de “propiedad” y “posesión” del dere-
rritorio. Si bien la intención de los técnicos cho privado a las formas de ocupar los territo-
en el Programa es contemplar múltiples es- rios indígenas. En el derecho civil ordinario,
calas, la idea de cartografiar territorios-red las posesiones pueden ser legítimas o no,
como OATP irrumpe en la espacialización pero siempre que el estado reconozca “pro-
basada en la concentración y la fijación que piedad” estaría salvaguardando un derecho
distribuye y estructura movilidades. El mo- sobre un bien delimitado del cual el propieta-
vimiento, redefinido en las discusiones, se rio (persona física o jurídica) puede disponer,
presentaría así como instrumento analítico usar y controlar. El cuerpo legislativo indíge-
y marco de interpretación que tensiona los na entiende que la “posesión” otorga de por
límites jurisdiccionales que se buscan car- sí el derecho a la “propiedad”, por lo tanto,
tografiar. no habría que legislar una ley que jerarquice
tipos de posesión y otra que garantice propie-
A modo de epílogo, es necesario mencio- dad. Y dado que el derecho a la “propiedad”
nar que al finalizar este trabajo se produjo la no solo atañe a la producción, la preocupa-
sanción del nuevo Código Civil y Comercial ción gira en torno a que se omitan redes de
argentino 17, cuya reforma incorporó un ar- movilidad, territorios-red y formas de ocupa-
tículo que reconoce la propiedad comuni- ción compartidas imponiendo, nuevamente,
taria indígena 18. Dado que el Programa de una configuración unívoca de territorio sobre
Relevamiento Territorial se plantea como la las territorializaciones indígenas. Es decir,
antesala de la titularización de las tierras oculte las formas de producción del espacio
indígenas, esta reforma actualiza el debate que el mismo Programa de relevamiento puso
en torno a los reconocimientos territoriales. en evidencia a partir de la reflexión de los
Numerosos sectores –tanto los vinculados términos de su aplicación.
a la defensa de derechos indígenas como a
los derechos civiles y constitucionales– han Es un hecho que estas demandas converti-
reprochado que no se hizo efectivo el cum- das en políticas públicas vienen, por primera
vez, a reparar sociedades sometidas por el
Estado argentino. También es cierto que las
contradicciones que surgen son insoslaya-
17 El texto del Nuevo Código Civil y Comercial argenti- bles, puesto que tensionan la génesis misma
no entró en vigencia el 1 de agosto de 2015.
18
de producción de la matriz Estado-nación-
El artículo se incluye en el Capítulo IV sobre “Dere-
chos y bienes” y dice: Derechos de las comunidades territorio y de subjetividades. En ese sentido,
indígenas. Las comunidades indígenas reconocidas el debate sobre los reconocimientos de los
tienen derecho a la posesión y propiedad comunita- territorios indígenas involucra al conjunto de
ria de las tierras que tradicionalmente ocupan y de la sociedad.
aquellas otras aptas y suficientes para el desarrollo
humano según lo establezca la ley, de conformidad
con lo dispuesto por el artículo 75 inciso 17 de la
Constitución Nacional (Artículo 18).
EL TERRITORIO RELEVADO , EL TERRITORIO DISPUTADO . A PUNTES SOBRE LA 27
IMPLEMENTACIÓN DE LEY NACIONAL 26.160 EN RÍO NEGRO, ARGENTINA
CAÑUQUEO, L.; KROPFF, L.; RODRÍ- GROSSBERG, L. We gotta get out of this
GUEZ, M. y VIVALDI, A. Tierras, indios y place. Popular Conservatism and Postmodern
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28 REVISTA DE GEOGRAFÍA NORTE GRANDE