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Mi madre es un poema

de blanca cabellera,
que tiene a flor de labios
un gesto de perdón.

Cuando tras larga ausencia regreso


ella me espera,
me abraza como a un niño,
me besa con pasión.

Mi madre es pequeñita
lo dulce está en su alma,
y el llanto es un adiós.

Es dueña de mis sueños,


aunque no soy poeta,
los versos a mi madre
me los inspira Dios.

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