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Venezuela y Cuba antes de 1999

Tres son las etapas que caracterizaron la conducta de Caracas hacia la Habana
entre 1959 y 1999. En la primera de ellas, se trató de evitar la injerencia cubana en
los asuntos internos venezolanos. En la segunda, de 1968 a 1989, se trató de limitar
la influencia de Cuba en el hemisferio. De 1989 a 1999, la idea prevaleciente fue la
de aconsejar a los cubanos para que iniciaran una apertura interna en la isla.

A partir del triunfo de la Revolución cubana, el 1º de enero de 1959, se abrió un


nuevo período en las relaciones bilaterales. El 3 de enero de 1959, el Ministro de
Estado de Cuba solicita del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela el
reconocimiento del nuevo Gobierno cubano, surgido después de la caída de
Fulgencio Batista. El giro que tomó la Revolución hizo que el gobierno presidido por
Rómulo Betancourt (1959-1964) se convirtiera en su tenaz contrincante.

En agosto de 1960, Caracas votó a favor de una resolución aprobada en la VII


Conferencia de Cancilleres de la OEA, que condenaba la supuesta injerencia de la
Unión Soviética (URSS) en la isla. Como consecuencia de esa decisión
gubernamental, el partido Unión Republicana Democrática (URD) se salió de la
coalición oficialista venezolana, por estar en desacuerdo con la política exterior del
presidente Betancourt con respecto a Cuba. Las relaciones se deterioraron
rápidamente después de que el presidente Rómulo Betancourt llegó al poder en
1959, cuando Castro trató de llevar la riqueza petrolera de Venezuela a su propia
revolución.

Producto de la agresión contra Cuba auspiciada por los Estados Unidos en el seno
de la OEA con el fin de derrocar a la Revolución aislándola del resto de América
Latina, el 11 de noviembre de 1961, se produjo un canje de notas en Caracas y en
La Habana, a través del cual se declaraba la ruptura de relaciones diplomáticas
entre ambos países. El Presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt, dirigió una
alocución al país explicando las razones de ello, siguiendo una política llamada la
doctrina de Betancourt, de no tener lazos con los gobiernos que habían llegado al
poder por medios no electorales. A partir de ese momento los asuntos de Venezuela
quedarían representados por la Embajada Suiza en La Habana.

El siguiente enero, votó para expulsar a Cuba de la Organización de los Estados


Americanos (OEA) y en julio de 1964 solicitó con éxito que las sanciones de la OEA
fueran impuestas a Cuba después del descubrimiento de un cargamento de armas
en una playa venezolana, supuestamente abandonado por cubanos para uso de las
Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) que buscan derrocar al gobierno
para establecer un gobierno marxista. Castro había inspirado a los guerrilleros que
amenazaban el gobierno de Betancourt y las elecciones programadas para 1963.
En 1966 Arnaldo Ochoa con el comandante guerrillero venezolano Luben Petkoff,
tomó un bote en Pinar del Río con destino a las costas de Falcón, Venezuela, una
de sus expediciones más secretas. Junto con otros 15 militares cubanos fueron
enviados por Castro para fortalecer las guerrillas de Douglas Bravo que luchaban
contra el gobierno de Raúl Leoni que terminó en una pérdida estratégica importante
a gran costo humano. Los venezolanos entrenados por Cuba fueron
desembarcados en julio de 1966.

En mayo de 1967 el ejército venezolano interceptó en las playas de Machurucuto


un desembarco de oficiales cubanos y guerrilleros venezolanos liderados por
Guillermo Soto Rojas. Una vez que Betancourt y su sucesor Raúl Leoni dejaron el
cargo, Venezuela se identificó cada vez más con el Tercer Mundo, la actividad
guerrillera disminuyó y Castro renunció a la revolución exportadora, lo que permitió
un acercamiento tentativo con el gobierno venezolano.

La llegada al poder del presidente Rafael Caldera (1969-1974) coincidió con un


viraje de la política exterior cubana. La Habana aceptó que podían darse otras
formas de lucha para la toma del poder, tal como se demostró cuando apoyó la
invasión de la entonces Checoslovaquia por el Pacto de Varsovia, estableció una
alianza total con la Unión Soviética y se solidarizó con la experiencia chilena del
presidente Allende, al tiempo que promovió el resurgimiento de movimientos
guerrilleros en América Central y en Colombia. El presidente Caldera legalizó a los
partidos de izquierda que habían adoptado la lucha armada como la vía principal
para la toma del poder y se acercó a los países del Caribe, que hasta ese momento
vieron con un cierto recelo la conducta competitiva venezolana hacia el régimen
castrista

El gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez (1974-1979) convocó a una reunión
extraordinaria de la OEA a fines de 1974, con el fin de suspender las sanciones
económicas a Cuba. Al fracasar esta iniciativa, Venezuela tomó la decisión unilateral
de reanudar las relaciones diplomáticas y comerciales con La Habana. Cuba
comenzó a importar petróleo venezolano, lo que no hacía desde 1960, gracias a un
convenio entre Venezuela y la Unión Soviética firmado en el año 1976, así como
también a importar alimentos y maquinaria y a recibir créditos por parte de
Venezuela, que a su vez empezó a importar de la isla, cemento y azúcar. Ese
acercamiento molestó a sectores extremistas anticastristas, los cuales colaboraron
en la voladura en 1976 de un avión cubano con más de cien pasajeros a bordo, que
había despegado de Barbados. Venezuela condenó el atentado y ayudó en la
búsqueda de los culpables.
El Gobierno de Luís Herrera Campíns (1979-1984) tuvo una diplomacia menos
amigable con Cuba. Aunque no se llegó a la ruptura de relaciones, se suspendió el
intercambio de embajadores, en medio de una “competencia abierta” por influir en
el Caribe y en América Central y en la orientación de la Revolución Sandinista.
Durante la gestión presidencial de Jaime Lusinchi (1984-1989), las relaciones entre
Venezuela y Cuba continuaron “congeladas”, a nivel de encargados de negocios,
dándose apenas un incipiente intercambio comercial, aunque se continuó con el
envío de veinte mil barriles diarios de petróleo venezolano a Cuba, respetando el
acuerdo firmado previamente con la entonces Unión Soviética.

Las relaciones diplomáticas fueron restauradas en 1974 por el gobierno de Carlos


Andrés Pérez, se reanudaron las entregas de petróleo y Venezuela abogó por la
readmisión de Cuba a la OEA. Las tensiones repentinamente resurgieron,
especialmente sobre el manejo de Venezuela del atentado terrorista perpetrado por
factores anticastristas conocido como la voladura del Vuelo 455 de Cubana de
Aviación en 1977 y de los cubanos que buscaron refugio en la embajada venezolana
de La Habana en 1980.

A pesar de que el camino de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones ha


atravesado por altas y bajas, determinadas por las circunstancias históricas y
políticas en que se han visto envueltas en ambas naciones, así como la comunión
de los ideales de sus próceres Bolívar y Martí, ha permanecido arraigado en ambos
pueblos.

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