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Dice ae ase aeRO net Seo) EL CUERPO EN JUEGO eee eee 0 Bae erred en las producciones culturales latinoamericanas. PEToRcs ne tsiay Collection Llama Marie-Agnés Palaisi-Robert y Meri Torras Francés (Editoras} EL CUERPO EN JUEGO Cartografia conceptual y representaciones en las producciones culturales latinoamericanas. Colaboradoras de la edicion: Jéssica Faciabén Lago y Michelle Gama Leyva mare & martin Collection Llama | q COLECCION « LLAMA» Leer LatinoAMEéricA, La editorial Mace et Martin (Paris) anuncia que la coleccién Andinica, dit gida por Roland Barthes desde el 2005, vuelve a ser la coleecién LLAMA-Leet Latinoamérica (formato 24x16), bajo la direccién de Matie-Agnés Palasi-Robert, doctors en la Universidad de Toulouse UI-Le Mira Se trata de una coleccién destinada a publicar los textos originales de univer- sStarios/as e investigadores/as que tabajan en el drea de la cultura y la creacisn literati en América Lacina. Pueden ser tesis de doctorado o inédios preparados para la obtencién de la HDR (Habilitation 4 Diriger des Recherches) 0 cualquier ‘otro tipo de trabajo critica, incluso ensayos, testimonnios de caricter literario, artstico y cultural El objetivo de la cole dey sobre los paises que forman el deea cultural de la Amerindia, centrada en la “América que se dice « Latina », ocupéndose de a representacién de dicho smbito territorial yculural en los textos literatios. Alo largo del siglo XX, América Latina fac el ceniro de cambios profundosy exes ilkimos vinte aos, parce sr el ugae onde estin en marcha nuevos retes politicos, econémicos y culturales que obli- gan a una ellexin epistemologica, que implica los estudioslitraris, cultures, postcoloniales, subalternos o los estudios de género. La coleecién LLAMA alber gar tanto reflexiones sobre las evoluciones de la teoria sobre los textos, como {areas criticas que propongan la clectura de los textos paradigmaéticos de la liters ura latinoamericana a la loz de nuevas tories, y que recuperen textos marginales «on respecto a los discursos hegeménicos ién es promover la comunicacién entre especialisas [La coleccién LLAMA publica textos en francés y en espafil, porque la pen samos como un espacio de didlogo entre investigadores/as europeos/as y latinos mericanoslas, donde se eseudiarén las influencias reciprocas entre estas dos reas - geogrifcas y culturales, Siguiendo esta linea, serin bienvenidas producciones y macolanzas bilaterales, resulcando de los numerosos proyectos de cooperacién — eaiitentes. ‘Podsést mandac los manuscritos y las propuesias dicectamente ala Dra Agate Palsisi-Robert para su evalusciGn ala direccién que sigue | Marie-Agnis Palaisi-Robect “Université de Toulouse Il Le Mieal ment d'études hispaniques et hispano-américaines pH trie Matte 58 TOULOUSE CEDEX) Sumario Introduecién Marie-Agnts Pasi Robere y Meri Tonras Francés ‘Cuerpo de mujer migrante: mensaje ciftado de a violencia global Maria Laisa Femenias, Univenided Nacional de La Plata Decit adiés:literanura e inmigeacién Miia Calall Obiol, GRC Co i Tetualitat, Univer Autinoma de Barclone Cuando se juega el cuerpo... Saberes situados y nomofitica Miche Soriano, IRLEC, Universit de Taube Le Mirai E] cuerpo como objeto de deconstruccién del policial: lun acercamiento a la estrategia genética de Angélica Gorodischer Maya Desmarais, RIE, Universe! de Toulbwe I-Le Mail Nuevas imégenes del cuerpo femenino en el cine argentino: Rampecabezas, de Natalia Smisnoft “Laurence Mull, Université de Bordeow 3 El cuerpo: jcon a sin érganos? Sentido y contrasentido del didlogo entze la flosofia y la literatura feminista “Thdstse Coursu, IRIEC. Unive de Toulowe ULe Mail ~ En un cuerpo siniestro: fa identidad en el umbral ‘Beggs Six Tears, GAC Cor # Tair, Unies de Bacon Ene dl fiagmenta y la revelacién. Noras sobre el saber - yal suftimiento en el testimonio (© Batons mare & marin 2014 ISON 976-2:84934-130-8 Le Code de I props nelle intersex cops ou reproductions destin ne wllson follesire Tate reptsenation 4 reproduction ineprale parle ae par quelque proce ue fe sity sans Ie consentement de Taveur ou de sant cate et ice et contre une conten uerpo, moda y género Sanctionnde pa esas L. 335-2 esndvants du Code de a prope ingles, Poa es publ ak Be eseie Cher Card Cations dense ewnen apleation dea La = 49-956 da 16 juilee 148, : Gat, GRC Gos Texte, Univeritas Autinoma de Barcelona 13 123 135 149 165 Enfermos de musco: tropos coxporales en La cindad de les tsicos, de Noraham Valdelomar 187 Isabel Cida Ginés, Universitat Aut noma de Barcelona Mi cuerpo... ges mio ? Una lectura de El cuerpo en que nacé de Guadalupe Nettel 207 Matie-Agnés Palisi-Robert IREC. Univenité de Toubnce Ite Mira La altetidad encarnada, Una experiencia de los limites corporales 2 Moti Tras Francés, GRC Cor i Tesualite, Univeitar Autdnoma de Barcelona Deformaciones, distorsiones, metamorfosis de los cuerpos en los relatos de Silvina Ocampo. Relecturas a partir de los estudios de género 239 Ménica Zapata, Ineations enburdls tdienrsive, Univenste Frags Rabel, Tw Cuetpos cerrados: el retorno del imbuche Una perspectiva latino-americana y feminisca M7 (Olga Grau Duhat, Universidad de Chile 10 A Félix Ernesto Chavez, Hangelini, in memoriam ENTRE EL FRAGMENTO Y LA REVELACION. NOTAS SOBRE EL SABER Y EL SUFRIMIENTO EN EL TESTIMONIO* Noemi Acedo Alonso GRC Cos i Textualirat Universitat Autdnoma de Barcelona Tene sensido convencerme, al cabo de tantos afios, de tantas déeadas, de engatiarme a mi misma, dela entera falta de sentido de todo acontecer? Se nos ha ineuleado que todas y cada wna de las cosas adquieren sentido, demassiran estar dotadas de sentido por el hecho de que pueden ser contadas como sna historia Chrisea Wolf Es mas insportante entender que recordar, aungue para entender también es precio recordar. Beatriz Saito 34, Exe artculo forma parte del proyecto ministerial "Corpograias dela ident dad. Estudio cultural del cuerpo como lugar de representacion genérieo sexual y éeniea del sujeto” [FF12009-09026/FILO}, que leva a cabo el grupo de investiga- cién consolidado Cuerpo y Texralidad, dela Universtac Autonoma de Barcelona 135 Si lo esencial para quien investiga sigue siendo “la necesidad de comprender’, por un lado, deberé atenderse, en la medida de lo posible, 4 todos los saberes que existan sobre la cuestisn que se aborda, por muy fragmentarios que éstos sean y, por otto lado, habsé que convenir qué se entiende por “comprender”. Ya que, cuando el tema que se ttabaja es el saber sobre el dolor fsico infligido en el textimonio, coda comprensién parcce levada al fracaso més absoluto, Por eso la comprensién a la que se alude ya la que se ditige esta investigacién se concibe como un “complicado proceso que nunca produce resultados inequivocos, fal tatarse de] una actividad sin fin, siempre diversa_y mutable, por la que aceptamos la realidad, nos reconciliamos com ella, es decir, wratamos de sentirnos en armonia con el mundo”, de manera que, la comprensién de la que aqui se habla se refiere mds 2 la actitud que mueve a la investigadota, la ince- sante brisgueda de sentido, que no alos resultados -nada concluyentes~ que vayan a obtenerse, El propésito de este escrito es, por tanto, reflexionar en torno a una de las cuestiones que plantea Fina Bieulés en el estudio “Entre el descré- dito y la rehabilitacién del yo" : *zde qué saber es portador cl testigo?”,” para emplazarla en cl tetreno especifico del dolor fisico infligido porque, aunque el saber del testigo es fragmentario desde una perspectiva histrica — demandada justamente por la propia escritura del testimonio, que pide ser lefda y escuchada en sw contexto-; en cuanto al dolor fisico infligido se refiere 0, dicho en otras palabras, al mal padecido en cl universo concen- tracionatio, este saber de la victima-testigo se muestra reveladot ya que el mal abordado desde la perspectiva de quien lo padece ha sido wun tema aporético para la flosofia, un tema que, aunque ha sido planteado por pensadores de todas las épocas, ha sido a su ver desplazado, siempre bajo cl mismo pretexto de que no podia ser resuclto mediante la légica filos6- 85, Hannah Arendt, Lo gue quiero ex comprenden Sobre mi vida y mi obra, cca. de Manuel Abella y José Luis Léper, Madrid, Trotea, 2010, p. 44 86. Hannah Arendt, “Comprensién y politica’, en Hannah Arend:. De la historia 4 la accién, trad, de Fina Birulés, Barcelona, Paid6CE-UAB, p. 29-46. 87, Fina Birulés, “Entre el descrédito y la rehabilitacin del yo", en Las personas del verbo (lose), Barcelona, Herdes, 2011, p. 26. 136 fica." Pues bien, para poder abordar en primer lugar la cuestién sobre el tipo de saber de que es portador el testigo, conviene poner en contexto la pregunta y reflexionar sobre el giro subjetivu, del que da cuenta Fina Birulés en su estudio En las ileimas décadas del siglo 2c se ha asistido, en el dmbito de la filosofia a “una cierta rehabilitacién del yo y aparencemente de su privile- ‘io epistemolégico” (Birulés, 2011: 16) lo que ha recibido el nombre de giro subjetivo. Este renovado proceso de autorizacién de que se dota a la primera persona del singular, al o, ¢s, cuanto menos, sorprendente, sobre todo si se tiene en cuenta que en los sesenta la deconstruccién habia hecho una critica radical al sujero cartsiane: “las desautorizaciones del jo desencamnado, autosuficiente y con un conocimiento inmediato de si se hhan ido sucediendo, sea al enfatizar su caricter descentrado, a través de sa deconscruccii, sea al poner el acento en su carscter social o culturalmente constrsido”.® La crisis de subjesividad que se deriva de esta critica se deja sentir més allé del terreno filos6fico, por ejemplo, en teoria lieraria se traduce en la consabida muerte del autor, que hoy vuelve a tevisar sus bases al ver cl auge de que disfruca la denominada ‘escritura del yo’ en diversos géneros y subgéneros: el testimonio, la autobiografia, las memorias, los diarios, las cartas privadas, ete. El giro subjerivo se fundamenta, bsicamente, en dos factores. El primero, en la recuperacién de las “historias olvidadas” de aquellos suje~ tos que hasta mediados del siglo xx quedan relegados a los margenes de la historia, Estos sujetos que toman la palabra y eseriben sobre sus vivencias, inauguran, en cierto modo, una nueva forma de hacer y de transmitir la historia, donde la categoria predominance es la experiencia: “parece que cl tézmino es usado para indicar un conjunto de vivencias subjetivas que, ‘88. Al especto, Paul Ricoeut afirma: “Plantear el problema [del mal cometido y padecidol es poner en eneredicho un modo de pensar sometide a la exigencia de coberencia légica, es deci, tanto de no contradiccién como de rotalidad sistemns- ica’, en El mal. Un deafio a la filosfiay ala eolegia, rad, Drene Agof, Buenos Altes, Amorrortu, p. 2 89, Birulés, 2011: 18, 137 cen el momento en que se consiga hacerlo visible, cendria que revelar de forma inmediaca una forma de idencidad”.”” En otro trabajo de Fina Birulés, “Notes sobre la subjectivitat i expe- rincia", se distinguen doy sentidos del sérmino ‘experiencia’ a los que convendria prestar atencidn aqui, En este caso, en las historias donde se da cabida a las acciones y pasiones de estos sujeros, hasta ahors silenciadas, predominaria la primera acepcién de experiencia, relacionadas bisicament amb la memdria, amb In transmissi6, amb el fee de qué, per dir-ho aixi, en la propia experiéncis sempre ahi trobem aliena, (...) [E]n aquest context, Pexperigncia ¢s teobaria vin lada ala repeticié 0 a alld que cada generacié eransmet ala segient is per tan, x tobara connccadatambé amb algun tps de conti Un ejemplo de este uso del xérmino se puede ver en el que se considera el primer libro que sienta las bases de esta nueva forma de escribir y rans- ‘itir historia: The Uses of Literacy, de Richard Hoggart. Publicado finales de los cincuenta, el libro de Hoggart ~que precisd de un prélogo justifia- tivo sobre ef nuceo concepto de historia que iba a encontrarse allf~ supuso tuna ruprara de las formas narrativastredicionales mediante las cuales se habia legado la historia @ ls generaciones venideras.” Si bien el término experiencia’ que se baja en este libro y otros que se escrbieron por el estilo no es todo lo evidente que parece en un primer momento, porque, si lo que se pretence es hacer una ceoria citica de la historia, “no [se] puede comar la experiencia vivida como base explicativa, sino como cuestién 90. Fina Birulés, 2011: 18-19. 91. « Bisicamente con la memoris, con a transmisén, con el hecho de que, por dcirlo as, en la propia expetiencia siempre enconteamos parte de la [experiencia} jena. [...] [E]n este contexco, la experiencia estaia vinculada a la repeticién 0 con aquello que cada generacién transmite a la siguiente y, por tanto, esatia conectada también 2 algun tipo de continuidad” (traduccién de le autora), Biru les, 2003: 73-7 92, Bsa es la fectura que hace Beatriz Sarlo en Tiempo parade. Cultura de le ‘memoria y giro subjetivo. Una discusién, Buenos Aires, Siglo xxa; que permice ver como el giro subjetivo se da en todo el Ambito del pensamient. 138 que tratamos de comprender. [Es decir] la experiencia ya es de por sf una incerpretacion y al mismo tiempo algo que requiete ser interpretado”.” Joan Scott subraya el caricter discursivo de la experiencia, es decir, la codifi- cacién a la que se someten determinadas vivencias que, culturalmente, se consideran susceptibles de ser relatadas como experiencias, y de ottas que, sin embargo, se pasan por alto y no se ransférman en experiencia (na se interpretan como tales). Lo que parece importante sefialar aqui es que el andisis histérico cttico demanda algo més que el registro de la experiencia por muy exhaustive {que éste sea; ademas, es necesaria su interpretacién, No puede considerarse a experiencia como una categoria evidente, Fina Birulés aftade que “no solo debfe] ser analizada en términos de conocimiento o prueba, sino que también debfe} tomarse en consideracién st nexo con categorias como veracidad y mentira, al tiempo que con el papel de las emociones”.** Lo que se destila aqui es una advertencia que también hace Beateiz Sarlo en Tiempo pasado, Si desde la historiografla se ha sometido a critica la forma en que la historia del siglo xix se transmitia, a eravés de un lenguaje ‘que, después del giro lingiistico, ya no puede ser considerado tinicamente en sit vertiente teferencial, por qué esta es una de las cuestiones que también plancea Fina Birulés~ no se somete ala misma critica a los discur- s08 que hablan sobre la historia contemplando una sola perspectiva, que en este caso no es la del historiador, sino la del testigo-superviviente. Es decis, una perspectiva que se presenta, a primera vista tan parcial como la del historiador. La rehabilitacién de a primers persona del singular deberia verse con recelo, advierten estas autoras, si uno/a quiere ser coherente con la critica que se ha formulado a Ja modalidad tradicional de la historia. En suma, [lomadas estas innowaciones en conjunto {los modos de subjetiva- cin de la narracidn hiseSrica, la actual tendencia académica y del mercado de bienes simbélicos que se propone reconstruir la textura de la vida y la verdad albergadas en la rememoracién de fa expe- riencia, la revaloracién de la primera persona como punco de visa, 93, Joan Scott, eit. en Birulés, 2011: 20. 94, Birulés, 2011: 21 ta reivindicaciin de una dimension subjetiva que hoy se expande sobre los estudios de! pasado y las estudios culeurales del presence al [slon pasos de un programa que se hace explicito, porque hay condiciones ideolégicas que lo sostienen. Contemporineo a To que se llams en los aos sesenta y achenta el “giro lingistico”, © acompanndolo machas veces como su sombra, se ha impueso al gi subetivo(Satlo, 2005: 21-22} El segundo factor que hace posible este giro subjesivo, segin Fina fe: “una historia hecha Birulés, es la emergencia de la historia del present de Ia experiencia de testigos que hoy citeula a través de los modernos medios de reproduccién como la historia verdadeta de la época y como ‘valor de cambio’, y que a menudo escapa de la mano de historiadores © historiadoras”. La memoria se ha hecho equivalente a la historia, y es ahi donde reside e! mayor peligro, puesto que, como ya advertia Susan Sontag, recordar es silo el primer paso para entender, es decis, la memoria no puede sustituir al andlisis histérico. Tanto Fina Bitulés como Beatriz Sarlo instan, desde sus respectivos trabajos, a que el testimonio dialogue con otros teabajos historiogrificos donde se investiga la verdad de lo ocur- rido, donde se proponen hipétesis y no certecas. Vivimos en cl ‘siglo de la memoria! donde la palabra del testigo vive un momento dlgido, y es esa autoridad segiin estas autoras a que debe someterse a una lecture critica, Por tanto, su advertencia no se dirige al género del testimonio en sfsino a fa lectura, al uso y al abuso que se hace de este tipo de escritura En este punto seria interesante recuperar la pregunta sobre el saber de que es portador el testigo. Pero antes de responder a esta cuestién, convendria analizat sila expetiencia que se narra en el testimonio podria definirse de la misma forma en que se ha hecho respecto a las historias 95, Binulés, 2011: 23, 96, Esta consideracion es puets en entredicho por Nora Susilevich en EY ane no olvidar, donde afrma que ot género del cestimonio, especialmente «que elabora lcerariamente el discus, no despirtaningtin incerés para la citica de Latinoamérica. Para una letra rite omparadaentze Beats Slo y Nora Ste= levi, remico a la eesis de Margaret Posnet, Memon, subj ysenimonio ove emai de Bae Sar 9 Nore Sieh, San Diego Se Unies. 140 de los swetos olvidador © si esa expetiencia tiene nucvos matices. Y ain podria hacerse una pregunta previa sobre la relaciin entre experiencia y relato, si existe continuidad entre experiencia y discurso o si ésta se fracturé en determinado momento de la historia y de ahi las dificultades y las discusiones que existen sobre la representabilidad de determinados acontecimientos excremos, Cabrla empezar citando el célebre ardeuilo de Walter Benjamin, “El narrador”, donde apunta: IL}a cosizacién de la experiencia ha cafdo y parece seguir cayendo Iibremence al vaeio, Basa echar una mirada a un periddico para corcoborat que ha alcanzedo una nueva baja que tanto Ia imagen del mundo exterior como la del &tico, suftieton, de la noche a |i mafiana, transformaciones que jamés se hubieran considerado posibles. Con la Guerra Mundial comenzé a hacerse evidente un proceso que aiin no se ha detenid, {No se noté acaso que la gente volvia enmudecida del campo de batalla? En lugar de retomnar rs ricos en experiencias comunicables, volvian empobrecdos. (Benjamin, 1991: 112) Es esre el momento, segiin Sarlo, en que se produce Is fracrura entre relato y experiencia, Hasta entonces, se habia crefdo de forma utépica en la plenitud de sentido de las nartaciones. De alguna forma, antes de la primera Guerra Mundial, lo que se vive es lo que se relata y lo que se relaca es lo gue se vive. Esta cquivalencia entte experiencia y natracién — que dota de sentido pleno a la experiencia quedaria quebrada debido a las vivencias extremas que padecieron los combatientes en la guerra, a as que no podian dar forma en el relato (re-presentar). De manera que ya no cra posible dar cuenta de tado lo que se habia vivido. Asi aparecieron las narraciones testimoniales escrtas en tomo a un miicleo de silencio, a una ‘palabra fltance’, por utilizar la expresin de Juan Gelman, a una ausencia aque no pudiera adquirie forma en el Ambito de la representacién, El shock del que habla Benjamin en el articulo es lo que se denorina contempordneamente trauma, aquella vivencia extrema que se resiste a ser expresida y a ser interpretada por la victima como experiencia propia. La cuestion es si esta experiencia de fa que Benjamin habla aqui puede concebirse en ef sentido apuntado arriba, o si, enzada sélo en parte a 1 sta primera acepci6n, apuntada por Fina Birulés (véase nota 9), se ajusta mas a esca segunda: [Ll'experiéneia sembla indicat jusament alld nou, alld que no té antecedents, alld no reductible a cot ef que ens resulta familia, experiencia téa veure aqui amb el que sens fa present de manera immediara i que no resulea comprensible per la mediaci6 del que ja coneisiem, téa veure amb una rupeura de la concinufeat.” La escricura del testimonio debe lidiar con esta ruptura discursive y cxistencial porqu, a diferencia de la primera acepeidn del término ‘expe- riencia’, que esté mediatizada por l discurso y, por eso mismo, ya supone una inserpretaciin de lo real, de lo que puede codificatse como experien- cia de vida, en esta segunda acepcién la experiencia aparece ligada a lo desconocido, a Jo inimaginable, alo irrepresentable y al horror, Nada de lo que pertenece al universo concentracionario puede aprendesse simbéli- camente, por eso es un reto darle forma en el releto, convirtiéndolo ast en experiencia transmisible, comunicable, Idelber Avelar oftece otra hipétesis al respectos sefala que esta diffcul- tad para representar experiencias exiremas no se debe a la fala de discurso para expresat esas vivencias, sino a que ef discurso que esti disponible ppara hacerlo es el mismo que ha permicide ta existencia de ese horror. La imposibilidad que sienten algunas victimas de la tortura para relatar esa experiencia no se debe, como sefiala Elaine Scarry en el andlisis fenome- nolégico que hace de la préctica de la tortura, 4 la relactén inversamente proporcional que existe entre la vor y el cuerpo del verdugo, por un lido, y-elsilencio y el dolor de la victima, par el otro." Segin la critica Avelar, el silencio discussivo al que todo testimonio parece confronrar no se da 97. Traduccién de la aurora: “la experiencia parece indicar justamente aquello que es auevo, aquello que no tiene antecedentes, aquello que no es reductible «todo lo que ns resulta familiar. La experiencia tiene que ver agut con lo que se nos have presente de manera inmediata y que no cesulta cormprensible por 4h mediacién de lo que ya conocemos; tiene que ver con una rupcura con la continuidad? (Biculés, 2003: 75), 98. Elaine Scarry, The Body in Pain. The Making and Unmating ofthe World Oxford University Pres, £985, Prael ma que sofa, consul a capitulo 1 142 oe por la imposicién de silencio que produce el dolor fisico extremo de la tortura y/o del universo concentracionario, sino, juscamente, por todo lo contrario, porque se obliga a una produccién de habla, a una confesién Forzada que después deviene en silencio. La pérdida de la palabra proven- dria de la produccién bajo condiciones exttemas de dolor de la misona, En. stuma, se unen dos aspectos que dificultarfan la expresién de la experiencia extrema: el primero, un discurso que desde su seno esté eruzado por una violencia simbdlica que deriva en la real, y que, por tanto, dificilmente se yaa enconitar un discurso que contrarreste, demuncie y represente en su juste medida la experiencia del horror,” y, segundo, la produccién forzada de habla, asociada a las condiciones en que se provoca, de dolor extrerno, son las que harfan derivar en silencio a la victima.'® ‘Una vez considerada la fractura entre relato y experiencia, considerando ‘esta tiltima en su segunda acepcidn, cabe recomar ya la pregunta sobre el saber de que es portador el testigo. Este debe considerarse, sin duda, frag- mentario, sel abjetivo es la comprensidn historiea, pero cuando se trata de saber algo ms sobre el dolor fico infligido, sobre el mal, el saber del testigo sefetido en el cestimonio se converte en un saber revelador, imprescindible pata el estudio histérico y para la recuperacién de la memoria. Afirmo que cs un saber fragmencario y revelador porque el mal, en cualquiera de las formas que ha adoptado a lo largo de la historia, siempre ha sido abordado cen el ambito de la filosofia desde la esfera de la voluntad, es decir, de quién hace 0 perpetra el mal, del verdugo. Actualmente, se esti atendiendo a Jas otras perspectivas desde las que puede analizarse Ia escena del mal, desde la delide la espectador/a, que actia como cémplice y que tiene una responsabilidad ética, como sefala Aurelio Arteta,”” porque si se deja (de) hacer, se consiente, se participa del mal que se comete. Y, aunque a nivel 99. De Lauretis, 1985: 11-31. 100, Estas dos tess son discutidas por Idelber Ave, “La prictica de la tortura ylla historia de la verdad’, Escuela de Filosofia Universidad ARCIS, , [18-04-2012} 101. Esta expresidn de Simone Weil es sumamente interesante, puesto que desdi- buja la distincién que sue hacerse ente el dolor fisico, comiinimente referido al cuerpo, y el suftimiento psiquico,referdo a la mente; como si cuerpo y mente no esuvieran conectados y uno implicaa a la otra. Aurelio Arcta El mal consentio, La complicidad del espectator indiferente, Madrid, Alianza, 2010. 143 juridico, a la sociedad no se la pueda sencar por completo en el banquillo, si se puede exigit, desde ef campo de la écica, una responsabilidad como individuos que pueden decidir siempre encre acruar 0 quedarse impasibles, «en este e480, también se decide no actuar. La perspectiva de la victima, en cambio, empieza ahora a recibir atencién por parte de los/as pensadores! 4s, en un sentido muy espectfico y atendiendo a las preguntas que crwzan la escritura del testimonto: Qué sentido tiene el suftimiento fisico padecido? Bor qué existe el mal en el mundo? :Por que fui yo la visima?™ Evidentemente, son preguntas que quedan sin resolves, porgue el mal, considerado desde esta perspectiva de la victima, que es la que funda- mentalmente se clabora en los relatos testimoniales, ha sido a lo largo de toda la tradici6n desplazada a los mangenes de la flosofia. La reflexién (que atiende a la voluntad de hacer 0 no el mal ~para justificat este mundo como el mejor de los posibles, creado por la divinidad~ se ha privilegiado por encima de la reflexion sobre el sinsentido del suftimiento propiciado ala victima, Paul Ricoeur considera que estas preguntas en corno al sufti- miento de los inocentes que ya se planeean en el pasaje biblico de Job restarin siempre sin respuesta por parte de la flosofia, Quizé lo que estas preguntas demandan no se trate de una solucién légico filoséfica, sino de luna respuesta ético politica. En este punto, el saber del testigo es revela- dor, porque al escribir el testimonio y relatar las experiencias vividas, es decir, al intentar ttaducir el horror y elaborar lo énnombrable de la ofensa ‘que conlleva, se da una respuesta ~que se mueve por otras caminos a la solucién flos6fica~ articulada sobre el pensamiento, la accién y el senti- ‘miento, Fl testimonio desafia al pensamiento, porque lo lleva a descubrir sus puntos ciegos, allf donde el razonamiento debe detenerse y reconocer sus limites; ef testimonio también supone una accién, la de la escritura donde se recupera fa agencia sustraida a la victima por el verdugo y, por ‘lrimo, el cestimonio es el lugar donde el sentimiento, de indignacién dri Primo Levi, aflora. Esca respuesta ético politica que da el testimonio, segcin la lectura aqui propuesta, es previa al anilisis histético de la época 102. Esta expresin de Simone Weil es somamente interesante, puesto que desdi- buja la dstincién que suele hacerse entee el dolor fisico, comiinmente referido al ‘cuerpo, y el suftimiento psiquico, referido a la mente; como si cuerpo y mente ‘no estuvieran conectados y uno implicara a la otra 144 i ; 4 cen cucstibn, necesario para completar el proceso de comprension. Ese proceso quie, zetomando las palabras de Hannah Arendt, siempre queda inconcluso. Sin olvidar la advertencia de Fina Birulés y de Beatriz Saslo respecto a la memoria, acabarfa diciendo que para comprender es impres- cindible el saber del testigo, fragmentario y revelador. 3 ai Bibliografia ARENDT, Hannah, “Comprensisn y politica’, en Hannah Arends. De la historia a la acciém, wad, de Fina Biculés, Barcelona, PaidSCE-UAB, 1995, pp, 29-46. , Lo que quiero es comprender: Sobre mi vida y mi obra, trad. de Manuel Abella y José Luis Lépez, Madrid, Trotea, 2010. ARTETA, Aurelio, ED mal consentide. 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Un desafio a la filosofta y a la teologia, trad. drene Agoff, Buenos Aires, Amorrortu, 2007. SARLO, Beatriz, Tiempo pasado, Cultura dela memoria y giro subjerivo, Una discusién, Buenos Aires, Siglo x1, 2005. Considerations on. 147 SCARRY, Elaine, The Body in Pain. The Making and Unmaking of the World, Oxford University Press, 1985. STREJILEVICH, Nora, El arte de no olvidar. El testimonio en Chile, Uruguay y Argentina, Buenos Aires, Catilogos, 2006. 148 Poner el cuerpo en juego no essimplementeconveriroen protagonista del pensamientoy del escrtura sino que, sobre todo, exige pregustarnos Por cl cstablecimiento y funcionamiento de la vadicién de pensamniemo cccidental baad en pates concepeuales contarios, complementaros » Jerisquicos, asi como en sus disrupciones, quiebras y contradicciomes, Para desarticular modos de pensar y actuar en ese sistema binario,Ixg Livestigadorss que participan en este volumen apuestan por el cuerpo y con ¢l cuerpo a partic del dialogo entre los textos artstcos latinoamerteanos y tloce concepres claves de a filosofiacontemporinea : la experiencia, ol fens la ley, a norma y la discplin, el deseo, el doloy la subversion, la frontera, el limite, a represencacién y, finalmente, cl sabe Desde esa tesiura, el saber del cuerpo es indisociable del poder: escrbie cl cuerpo e un acto artstico pero también politic, que incorpors las accioncs corporales en el mbito de las representaciones (el hight de le fextualidad), que a su ver exige la constante ¢ imparable reactualizacién: del significado, necesaria para legtimar determinadas eorporeidades en dlispura con los marcos naturalizantes y excluyentes. Elegit América Latina como dtea geogrfica y caltural para repensat el saber/poder del cuerpo, es también ubicar este volumen en el Ambito de tina reflexibn acivista que permita usar herramientas dstinas y renovar 44 potencialidad explicaiva y connotativa de los conceptos para tara de entender mejor las transformaciones del mundo actual. ren abot (Gach pps 50.65 278-2-84934.130.8 28 © iii | == Marie-Agnés Palaisi-Robert y Meri Torras Francés (Editoras) EL CUERPO EN JUEGO Cartogratia conceptual y representaciones en las producciones culturales latinoamericanas. PET coecmretns ia) eee

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