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RENE Marqués. En una ciudad lamada San Juan. Imprenta Universi- taria, México, 21 de noviembre de 1960. 1 Vol., 134 pags. Dedica el autor este volumen de cuentos a San Juan, ciudad sitiada de América. El epigrafe, del Sermén del Fuego, Buda, en verdad muy bien escogido: "Todo esta en llamas; encendidos por el fuego del amor, por el fuego del odio, por el fuego del deslumbramiento; encendidos por el nacer y el envejecer y el morit, por el dolor y el lamento, por la angustia y el sufrimiento y la desesperacién. El mundo todo esta en Ia- mas, el mundo todo se estremece”, En la primera parte, Antes de la ciudad, con un solo cuento Tres hombres junto al rio, presenta el autor un episodio de la conquista y evangelizacin y de la Profecia de Bayoin toma este epigrafe inicial: “Mataréis al Dios del Miedo, y sélo entonces seréis libres”. Con una prosa ritmica, adecuada al asunto e incrustada con los in- dispensables localismos, desarrolla Marqués el tema: tres indigenas toman a un conquistador y lo ahogan en el rio y esperan pacientemente @ ver si resucita al tercer dia, para convencerse de que no es dios. Espe- fan a que reviente, y colocan los despojos en una hamaca para Ilevarlos en triunfante prueba. La narracién toma alternativamente el didlogo con los evangelizado- res que ha tenido lugar en el pasado, la accién posterior de matarlo, y la espera, en el presente, ante el cuerpo en descomposicién. Casi no recurre para ello a la descripcién habitual, crea por medio de un activo suceder de imagenes vivisimas, impresionistas, el ambiente y la accidn, Sin el auxilio de un desarrollo tan bien logrado, el tema nos pareceria simplista, pero el autor pone tal pasién en él, que parece convertir un incidente en simbolo de cuestién tan fundamental como puede serlo el ateismo o la fe. La segunda parte, En la ciudad...., se inicia con Dos vueltas de Nave wn arcéngel. Yace una mujer con la espalda en carne viva. Recuerda cémo ha Ilegado hasta ese cuartucho en una casa de asigna- cién; su terror primero al ofr que cada cliente daba dos vueltas de Have a la puerta; cémo cay6 por primera vez, cémo la rechazaron sus padres, y encontré a la mujer servicial que la llevé hasta alli, la presenté con Miguel, el malviviente (autor de las heridas que tiene ella en la es- palda). Miguel, por quien siente una atraccién tal, que, cuando vuelve al fin, borracho, sin ningtin remordimiento por haberle causado las heridas, ella siente que con él tiene el ciclo mismo. El titulo habla de un arcdngel, pues la protagonista pide en todas sus cuitas ayuda al arcingel San Gabriel, y no la oye. En cambio encuen- 756 tra a Miguel, que también lleva nombre de Arcingel, en quien encuentra Su tinico cielo. A pesar de la lucha que el autor entabla contra San Gabriel por lo que podriamos juzgarlo impio, tiene una gran piedad para juzgar a sa personaje, aborda con pureza el problema de la prostitucién, aunque la solucién final nos parezca muy limitada y San Gabriel no tenga la culpa que Marqués le atribuye en la prostitucién de una joven. En el desarrollo del cuento logra una admirable fuerza expresiva que abarca todos los matices, pero principalmente se adentra con verdad en la ternura, en el dolor. Cada palabra tiene suficiente elocuencia para dat el fogonazo necesario y alumbrar ambitos determinados en Ia conciencia © la emocién del lector. Nunca es explicito, pero sé realista, esto da un encanto especial a sus cuentos. Purificacién en la Calle del Cristo. Tres hermanas son el simbolo de una clase caduca que no ha de tener ya continuidad. Hortensia, la mayor y més bella de las hermanas, rehiisa casarse con un alférez espafiol, porque sabe que tiene un hijo natural con una mulata. Esa parece ser la puerta a Ja ruina para toda la familia. Viene en efecto la ruina econ6- mica, mueren los padres. Quedan las tres hermanas, en medio de las mayores privaciones, conservando el orgullo de la familia. Ancianas ya, muerte Hortensia, Ia visten con el traje de novia que no empled para casarse con el alférez; finalmente Inés alhaja a cada una de las hermanas con las joyas que habia guardado en secreto. Cundo todas estin deslum- brantes y alhajadas, ellas mismas prenden fuego a la casa, y se sientan en la sala a ver cémo arde todo en torno de ellas. Ocultas rivalidades dividen a las hermanas, al punto que Inés no sabe si la verdadera causa del rompimiento matrimonial habr4 sido la mulata 0 los celos que su hermana sentia por Inés, 0 por los poemas amotosos que Emilia escribia a un desconocido. Presenta el autor una estampa hermosa, bien lograda, de lo caduco. Emplea para ver a los personajes, vitrales de vivisimos colores, represen- tados al final por las lenguas mismas del fuego que consume Ia casa y con ella a sus duefias, El delator. Era delator por placer, por destino. Asi, después de ha- ber delatado a muchos, fragua una wltima intriga, denuncia a un hombre, lo meten en la circel. Se encuentra ante el hermano, en un bar, en el momento en que le anuncia alguien quién ha sido el responsable de que su hermano esté en prisién. Ambos increpan al delator, lo hieren con una varilla, él pide indtilmente clemencia. En medio de sus dolores, sonrie pensando cémo delatara a éstos. ‘Asi describe el odio: “ese correr rabioso de la sangre bajo Ia piel 757 caliente, ese golpetear del corazén no sdlo en el pecho, sino también en las sienes, esa crispacin involuntatia de los mésculos en sus quijadas, en ‘Sus manos, en sus'dedos como garfios —podria cumplir a cabalidad su misi6n. Porque asi, bajo la tensién del odio, se abrian sus sentidos como radares multiples para captar hasta las mds recénditas ondas en el alma replegada de su presa.” Emplea su eficaz estilo de alternar no sélo el pensamiento con la accién, sino el pasado con el presente. El nino en el drbol. (Cuento en cuatro tiempos). Michelin es un nifio que tiene objetos simbédlicos de su felicidad o su desdicha, de su odio o su amor, Cuando su padre se va de la casa, unas manos blancas ahogan a una gata, é! piensa que tiene atin el amparo del arbol viril, el “quenepo”. Luego, sintiéndose infeliz por la conducta irregular de su madre, piensa en ultrajar a una estatua; la pinta de blanco, le pinta un cuchillo en el corazén. Pero los ojos verdes de su madre continéan intactos y é1 los odia. Finalmente, la madre piensa que el patio de la casa es muy grande, que la casa es muy pequefia para todos los visitantes que llegan a buscarla. Mata el arbol del quenepo para ampliar la casa con un bar y una terraza, Para inaugurarla vienen muchos nifios, y traen un pastel con velitas para que Michelin las apague, pero Michelin habia tomado veneno, el mismo que le dieran al arbol de quenepo, y muere antes de apagar las velitas. El autor, como en otros cuentos, culpa a Dios, por no existir, de que haya nifios inermes y tristes como Michelin que pide a Dios que lo sips y Dios, por no existir, permanece sordo a estas suplicas. Por lo demis, el Cuento es hermoso, conmovedor. Tiene un ritmo tan marcado que recuer- da la poesia, sin que sea ( {Dios nos libre!) prosa rimada. En la popa hay wn cuerpo reclinado. Un escritor frustrado lleva el cadaver de su esposa en una barca mientras rema y piensa en su madre que lo esclavizd, en todas las mujeres que le han exigido algo, incluso €n esta mujer, la que més le ha exigido entre todas. Recuerda a su hijito muerto, y a la tinica mujer que lo supo amar sin pedir nada, su amante. Vienen a su presente los didlogos, reales o imaginarios, entablados entre su esposa y él; entre su madre y él. Las mujeres tienen para este perso- naje una refinada crueldad, un egoismo reconcentrado, Finalmente se mutila y cae junto al cuerpo de su esposa a quien él dio muerte. Su esposa tiene los ideales comunes norteamericanos de una joven esposa de maestro universitario, Pocos hijos, muchas miquinas que le ayuden con el trabajo hogarefio, conservacién de su figura. Una mujer asi resulta figura legendaria para las mujeres hispanoamericanas, ‘Su estilo tiene la fuerza caracteristica de] autor, con la originalidad de quien debe decir algo importante y encuentra el camino més corto para hacerlo. 758 La bora del dragén, La vida de una sefiora es tranguila, tiene un buen esposo, un’ hijo, pero hay un vacio muy grande que no se ha de ilenar mas que con una aventura. Sale de compras un dia, toma un taxi. El chofer del taxi ¢s italiano y marinero. Suple ese dia a un hermano suyo que es el duefio del auto. La mujer siente un atractivo especial por la libertad que él representa: Finalmente cae en las redes del marinero, y tiene la conciencia de que todo fue limpio y sano cuando el marino taxista la mira fijamente a los ojos para despedirse de ella, y ella advierte que no la desprecia. Por medio de claves a manera de metiforas hemos de seguir el hilo al relato, cuya accién se realiza en un bar; con un médico; aqui, alla; en el presente, en el pasado; en Ia realidad, en el suefio. Aparte la accién, la protagonista juzga lo que ha hecho, mientras avanza. En realidad se necesita ser muy habil para sacar adelante este tejido finisimo de reali- dades'y suefios, hechos y juicios, pero el autor logra hacerlo con maestria, aunque no estemos de acuerdo con Ia intencién destructora que esconde el dragon. EL cuchillo y la piedra, Cuento desagradable. La tragedia sexual de un hombre es tener los brazos cortos, como de nifio. Clama contra Dios, Dios no le oye. Recoge a una nifia, y cuando Iega a mujer, a él le parece que por primera vez tiene a alguien en propiedad, pero cn una especie de suefio 0 delirio ve a una oscura persona que le exige mate a su pro- tegida. Asi lo hace. Nuevamente se culpa a Dios, por no existir, de no 108. La sala, Cuento admirable. Las relaciones familiares, amorosas, per- fectas, entre un hombre, una mujer y un nifio, se alteran porque él es un patriota a quien meten preso diez afios, El cuento se realiza en el presente, cuando estin después de diez afios estos personajes, después de haber sufrido miserias fisicas y morales, sin encontrar ahora. comunica- cién posible. Aquel nifio, joven ya, hace su tarea de matemiticas para evitar el didlogo con el hombre, y todos sienten la tensién, no la pue- den evitar, Viene el pasado como un oleaje incontenible a cada mo- mento, en el pensamiento de cada uno. El padre, cuando sale el hi- jo a dar un paseo, sin haber podido hablar, cierra Ia puerta, y con ella le parece que ha cortado toda posible comunicacién entre ellos. Los pétrafos de profunda humanidad y ternura se suceden, en ellos hay algo mas que técnica admirablemente lograda, hay arte verdadero, emocién verdadera, comunicacin profunda entre el autor y sus personajes y, por ende, también el lector responde a ella, En wna ciudad llamada San Juan, Bl protagonista se pregunta qué cardcter especial tiene San Juan; mientras camina por sus calles encuen- tra a un marino norteamericano borracho que le dirige insultos a él, a la 759 ciudad, El hombre, que no es ningiin héroe, trata de esquivar al marino, pero Iega un momento en que el desprecio del norteamericano llega a un punto maximo. El portorriquefio se enfurece, va a sacar su pafiuelo y topa con un revélver que Ilevaba accidentalmente en la bolsa, Dispara contra ¢l norteamericano, y en ese momento advierte ¢] cariicter espe- cial de Ja ciudad. Un buen cuento, realizado con las cualidades caracteristicas del autor: profundo conocimiento del tema, magnifico desarrollo por medio de una técnica original y expresiva. Con este cuento termina el libro. La mayor parte de los personajes de Marqués claman contra Dios y lo niegan, a la vez. Personajes ateos que tienen, como el autor, el ateismo que Maritain ha llamado positivo: No es en modo alguno simple ausen- cia de creencia en Dios, sino mas bien un rechazo de Dios; un combate contra Dios; un desafio a Dios”. El ateo absoluto se entrega “a las exigen- cias de una dialéctica interior que le obligue a destruir sin cesar cualquier resurgit en si mismo de lo que ya entero... cada vez que vea aparecer Ja idea natural de un fin ultimo o el ansia natural de éste, o la idea natural de valores absolutos y de normas de conducta incondicionadas, 0 Ja natural atencién a ellas, o una ansiedad metafisica cualquiera, el ateo descubrira en si mismo vestigios de trascendencia que todavia no con- siguid abolir. Preciso le es deshacerse de ellos. Dios es para él una ame- naza permanente. Su caso no ¢s un caso de olvido prictico, sino un caso de compromiso cada vez mas hondo en el rechazo y el combate”. "Vése obligado a luchar sin tregua contra Dios y a cambiar y reducir todas las cosas a si mismo y al mundo sobre la base de ese antiteismo”. “Qué quiere decir todo esto? El ateismo absoluto parte de un acto de fe al revés, y es un compromiso religioso de gran estilo. Ahi tenemos la primera contradiccién interna del ateismo contemporaneo: proclama Ja desaparicién de toda religion, y ¢1 mismo es un fendmeno religioso.”* Por ser el ateismo positive un fenémeno religioso, quiz tiene mayor fuerza expresiva que aquella literatura de los ateos practicos, quienes cre- yendo tener fe en Dios lo niegan con cada una de sus palabras, sus pen- samientos 0 sus acciones. En una ciudad llamada San Juan es sin duda un libro de cuentos que figura entre los mejores de esta coleccién que edita la Universidad Nacional Auténoma de México. Dolores Castro 4 Raison et Raisons, p. 188 citado por Jacques Maritain en Significado del atelsma comtemporineo. 2 Significado del ateismo contempordneo, pp. 14 y 15. 760

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