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TEMA:

ALIMENTACION COMPLEMENTARIA

INTEGRANTES:

ADRIAN MUÑOZ
CARLA GUERRERO
KARINA VEGA
LUIS TORRES

ASIGNATURA:

ALIMENTAION Y CICLO DE VIDA

DOCENTE:

Dra. MARIANA GUALLO

CURSO:

3º `` A``
¿QUE ES ALIMENTACION COMPLEMENTARIA?

La alimentación complementaria (AC) se considera un proceso por el cual se ofrecen al lactante


alimentos sólidos o líquidos distintos de la leche materna o de una fórmula infantil como
complemento y no como sustitución de esta. En los últimos años las recomendaciones han
cambiado numerosas veces, siendo notablemente diferentes de los consejos recibidos por la
generación anterior

El momento óptimo para la introducción de la alimentación complementaria ha sido establecido


por la OMS a la edad de seis meses, con base en aspectos nutricionales y aspectos no
nutricionales. Los primeros consideran que la cantidad de leche que produce una madre cuando el
niño tiene seis meses es de 600 a 700 ml y si se analiza la necesidad de energía y otros nutrientes
como proteínas, hierro, zinc y vitaminas A y D de un niño de esa edad, se encuentra que el aporte
podría ser insuficiente. Con respecto a los aspectos no nutricionales, el niño entre los cuatro y seis
meses desarrolla ciertas habilidades motoras que le permiten recibir otros tipos de alimentos:

¿CUANDO COMENZAR?

¿Cuánto tiempo se recomienda mantener la lactancia materna de forma exclusiva?

Se recomienda mantener la lactancia materna (LM) de forma exclusiva durante los 6 primeros
meses de edad y, a partir de ese momento, añadir de forma paulatina el resto de los alimentos,
manteniendo la LM a demanda todo el tiempo que madre e hijo deseen.

¿Y en los lactantes que no toman el pecho?

En lactantes no amamantados no hay un claro consenso en la literatura científica acerca del mejor
momento. La alimentación se puede introducir entre el cuarto y el sexto mes, y es adecuado
esperar a que el lactante presente signos de que ya está listo para comenzar.

¿Y si el bebé es prematuro?

Hasta la fecha, no hay recomendaciones claras para el recién nacido prematuro (nacido antes de
las 37 semanas de edad gestacional). Las pautas actuales para la introducción de la AC en los
recién nacidos a término no se pueden aplicar directamente a los recién nacidos prematuros. Los
prematuros son un colectivo heterogéneo, con necesidades nutricionales especiales, que pueden
verse aumentadas si asocian enfermedad crónica. Es importante reconocer las señales que indican
que el bebé está listo para comenzar con otros alimentos, según su desarrollo motor, ya que no
todos los niños van a adquirir estas capacidades a la misma edad.
El retraso en la introducción de la AC puede afectar al crecimiento y al neurodesarrollo, y una
introducción precoz puede aumentar el riesgo de infección e ingreso hospitalario, si bien la
revisión de la literatura médica reciente arroja resultados contradictorios. Por tanto, el comienzo
de la AC en el lactante nacido prematuro debe individualizarse. Con base en la evidencia limitada
disponible, una edad corregida de 6 meses (26 semanas) puede ser una edad apropiada para
comenzar a introducir alimentos sólidos para la mayoría de los recién nacidos prematuros, aunque
podría valorarse el comienzo de la alimentación complementaria desde el cuarto mes según cada
caso. Los alimentos se introducirán igual que en un bebé nacido a término. Como los bebés
prematuros pueden tener mayor déficit de ciertas vitaminas y minerales, entre ellos la vitamina D
o el hierro, es importante incluir alimentos ricos en hierro en cuanto sea posible y, si el pediatra lo
ve necesario, dar suplementos de ambos

REQUERIMIENTOS DE MACRO Y MICRONUTRINETES

Fuente: https://www.medwave.cl/link.cgi/medwave/puestadia/APS/3858

PROBLEMAS POR DÉFICIT Y EXCESO DE LA ALIMENTACIÓN


COMPLEMENTARIA
 El peso y la talla fuera de los valores normales son una de las consecuencias de una mala
alimentación en los bebes.
La hipotonía o debilidad muscular
 La debilidad muscular, conocida como hipotonía, es una consecuencia de la mala alimentación en
los bebés se manifestándose con un retraso en la llegada de los primeros pasos.

 El sobrepeso y bajo peso se manifiesta en un aumento rápido de peso y dificultad para el


desplazamiento.
 Desórdenes hormonales, diabetes, aumento del colesterol, alteraciones óseas, complicaciones
respiratorias y hepáticas (Hernandez, 2015).
 El consumo de proteínas, En exceso, sobrecargan los riñones y el hígado, responsables de desechar
las sustancias nocivas una vez que el metabolismo entra en acción.

 El déficit de proteínas ocasiona dificultad para metabolizarlas.

 Exceso de carbohidratos, además de obesidad, ocasiona diabetes y enfermedades


cardiovasculares.

 el déficit de hidratos de carbono provoca fatiga e inapetencia.

 La falta de vitaminas también causa problemas de tiroides, ocio, anemia, escorbuto y raquitismo.
 Incrementar el riesgo de enfermedades, debido a que se reduce el aporte de los factores protectores

de la leche humana.

 Aumentar el riesgo de padecer diarreas, debido a que los alimentos complementarios pueden ser

vehículos de agentes infecciosos.

 Incrementar el riesgo de alergias, debido a la mayor permeabilidad de la mucosa intestinal e

inmadurez inmunológica.

 Disminución de la velocidad de crecimiento (Cuadros, 2017).


CANTIDAD VARIEDAD Y FRECUENCIA DE ALIMENTOS

Alimentos

• Leche materna. • Arroz, avena o amaranto en


papilla o puré. • Calabaza, zanahoria, chayote,
chícharo o papa (cocidas). • Plátano, manzana,
papaya o pera (crudas).

• Leche materna. • Pollo o carne de res, tortilla o


pan en papilla o finamente picado. • Pasta, frijol,
lenteja o verduras (molidas). • Agua y jugos de
fruta natural* sin azúcar (evita darle cítricos**). •
Galletas suaves.
• Leche materna. • Yogurt, queso crema. • Huevo,
pescado o jamón finamente picados. • Espinacas
o acelgas (cocidas). • Cítricos*
A partir de esta edad puede empezar a comer los
alimentos que preparas para toda la familia.

(Cuadros, 2017)
ALIMENTOS CON GLUTEN
Gluten es una mezcla de proteínas que se encuentra en algunos cereales, especialmente en el trigo,
la cebada y el centeno. Los dos tipos de proteína que conforman el gluten se llaman: glutenina y
gliadina. El gluten es lo que conforma la estructura de la masa de pan y, se encuentra también
presente en la mayoría de los cereales. Sin embargo, no todos los granos contienen gluten; el arroz
y el maíz, entre otros, no contienen gluten.

(Luceño, 2017)
INTRODUCCIÓN DE ALIMENTOS
6-8 meses
• Estadio inicial: al inicio tienen suficiente con una o dos cucharadas. Puede que al principio al
lactante le cueste coger el alimento o no sepa moverlo hasta el final de su boca y se le caiga o lo
escupa, esto es normal. Lo mejor es ofrecer purés de un solo alimento, sin azúcar ni sal ni especias
como: patata cocida o arroz o cereales sin gluten diluidos con un poco de leche materna o con
agua, una o dos veces al día y siempre después del pecho.
• Segundo estadio: una vez que el niño aprende a comer con cuchara se introducen nuevos sabores
y mayor variedad de alimentos, en forma de purés aplastados y semisólidos, que además le
ayudarán a desarrollar su habilidad motora. El niño está listo para esta etapa cuando es capaz de
mantenerse sentado solo y de transferir objetos de una mano a otra. Para mejorar su aceptación
suele ser útil ofrecer el alimento nuevo junto con uno conocido que al bebé le guste. Es preferible
ofrecer inicialmente sabores salados (sin sal añadida) y es importante no ofrecer alimentos
excesivamente dulces.
9-11 meses
La mayoría de los lactantes a esta edad son capaces de comer alimentos blandos que pueden coger
por sí mismos, llevárselos a la boca (migas de pan, arroz inflado, zanahoria cocido, trocitos de
patata) y masticarlos.
• Los vegetales deben cocerse para ablandarlos y las carnes trocearse y triturarse en puré no muy
fino. Se deben ofrecer alimentos para comer por sí solos (zanahoria cocida, pera, pan) con cada
comida y el pan puede untarse con mantequilla o margarina o aceite. Los alimentos con azúcar
añadido como las galletas,pasteles o bizcochos deben desaconsejarse. Los derivados lácteos sin
azúcar añadido pueden estar presentes en la dieta desde los 9 meses (yogur, kéfir, queso). La
lactancia materna debe continuar ofreciéndose a demanda y si se ofrecen otros líquidos es
preferible ofrecerlos en taza o vaso. Los lactantes amamantados no precisan tomar derivados
lácteos.
12-23 meses
La mayoría de los niños son capaces de comer casi los mismos tipos de comida que los demás
adultos de su casa, teniendo en cuenta que precisan alimentos con alta densidad nutricional y que
en esta etapa es tan necesario darle de comer como estimularle para que se autoalimente. La leche
materna sigue siendo una parte importante de la dieta y debe ser preferiblemente el principal
líquido aportado durante todo el segundo año o más.
Los alimentos pueden estar troceados o aplastados y la carne picada. Es importante ofrecer
alimentos que puedan llevarse a la boca con las manos como trozos de pan, cereales, queso, frutas
o verduras blandas. Se deben evitar alimentos que supongan riesgo de atragantamiento por
consistencia o forma: frutos secos, uvas, zanahoria cruda, piel de salchicha o calamar,
caramelos… Se debe evitar la oferta de alimentos ricos en calorías vacías (excesivamente grasos).
Tampoco se debe añadir sal a las comidas (Gómez, 2018).

LAS ALERGIAS A LOS ALIMENTOS EN LOS NIÑOS


Una alergia a determinado alimento ocurre cuando el cuerpo reacciona contra proteínas no
dañinas que se hallan en ese alimento. La reacción suele ocurrir al poco rato de que se ingiere el
alimento. Estas reacciones pueden variar de leves a severas.

Como existen muchos síntomas y enfermedades que pueden confundirse con alergias
alimentarias, es importante que los padres conozcan las diferencias. La siguiente información de
la American Academy of Pediatrics trata sobre las alergias a alimentos, cómo reconocerlas y
cómo tratar sus síntomas. También se incluye información importante acerca de cómo lograr que
su hijo esté seguro y saludable en la escuela y en la casa si tiene una alergia de este tipo.

Los síntomas de una alergia alimentaria:


Cuando el sistema inmune del organismo reacciona exageradamente a ciertos alimentos, se
presentan los siguientes síntomas:

 Problemas en la piel
o Urticaria (manchas rojizas en la piel que asemejan picaduras de mosquito)
o Lesiones rojizas que provocan picazón (eczema, también llamado dermatitis
atópica)
o Hinchazón
 Problemas de respiración
o Estornudos
o Sibilancias
o Estrechez de garganta
 Síntomas estomacales
o Náusea
o Vómitos
o Diarrea
 Síntomas circulatorios
o Palidez de piel
o Sensación de mareo
o Pérdida de conocimiento
Si varias partes del cuerpo están afectadas, la reacción puede ser severa o hasta poner en peligro la
vida del niño. Este tipo de reacción alérgica se conoce como anafilaxis y requiere de atención
médica inmediata.

Los alimentos que pueden provocar alergias:


Cualquier alimento puede provocar una alergia, pero los siguientes alimentos son los que tienden
a provocar más alergias:

 Leche de vaca
 Huevos
 Cacahuates (maní)
 Soya
 Trigo
 Almendras de los árboles (como nueces, pistacho, pecanas y anacardos)
 Pescado (como el atún, salmón, bacalao)
 Mariscos (tales como camarones, langosta)
Los cacahuates, las nueces y los mariscos son la causa más común de reacciones severas.
También se pueden presentar alergias debido a otras comidas como carnes, frutas, vegetales,
granos y semillas como el ajonjolí.

Afortunadamente, este tipo de alergias por lo general se superan durante la niñez temprana. Se
estima que entre un 80 % y un 90 % de las alergias al huevo, leche, trigo y soya desaparecen para
cuando el niño tiene cinco años de edad. Algunas alergias son más persistentes. Por ejemplo, uno
de cada cinco niños pequeños superará una alergia a los cacahuates, mientras que muy pocos lo
harán a las nueces y a los mariscos. Su pediatra o alergista realizará pruebas de seguimiento de las
alergias del niño para saber si las está superando.

Aditivos( Sal y azúcar)

Por eso, esas primeras comidas sólidas deben ser sanas y no incluir aditivos, como la sal y el
azúcar, que resultan perjudiciales para el bebé, pero que también deben consumirse de manera
controlada en la infancia e, incluso, en la edad adulta.

Sal.

El sistema renal de los bebés es aún inmaduro para procesar grandes cantidades de sodio, así que
no hay que agregar nada de sal en su comida cuando se empieza a introducir la alimentación
complementaria.

El sodio es un mineral necesario para el organismo, pero no en grandes cantidades ya que un


exceso puede afectar seriamente la salud de las arterias a largo plazo aumentando el riesgo de
enfermedades como hipertensión arterial o aumento del colesterol.

Los riñones del bebé aún son muy pequeños para manejar grandes cantidades de este mineral, por
lo que los alimentos que le ofrecemos deben ser lo más naturales posibles, sin conservantes y sin
agregado de sal. Porque, tal y como explica la experta en nutrición,

"El sodio que contienen los alimentos cubren las necesidades diarias de este mineral, valores que
fácilmente se pueden superar si se agrega sal o conservantes industriales a la dieta del bebé".
Además, si acostumbramos a nuestros hijos desde pequeños a las comidas saladas irán
desarrollando cada vez una mayor apetencia de sal. En cambio, si su paladar se acostumbra a
alimentos naturales, esto repercutirá en una mejor calidad de vida en la edad adulta. De ahí que la
recomendación de los pediatras y expertos es que nada de sal en la comida del bebé.

Azucar
La Asociación Española de Pediatría recomienda evitar los azúcares añadidos en la dieta de los
lactantes. Con esta denominación nos referimos a aquellos que, a diferencia de los azúcares
naturales, no son propios de un alimento, sino que son agregados durante su procesamiento.

Explica la experta en nutrición que "suelen tener poco o nulo valor nutricional, no sacian y sí
aumentan el riesgo de padecer sobrepeso y obesidad o incluso diabetes".

Por eso, se desaconsejan "cereales y productos específicos para lactantes que contengan miel o
azúcares añadidos en su composición".

De la misma opinión es la experta en alimentación de Hero Baby, que explica por qué han
eliminado los azúcares de sus cereales. "No solo no añadimos ningún azúcar extra, sino que
evitamos que se produzcan, ya que los bebés ya consumen el azúcar que precisan pro la
composición natural de algunos alimentos, como las frutas".

Para lograrlo, han eliminado el proceso de la hidrólisis en su elaboración, para evitar que también
se produzcan. Se trata de un proceso químico industrial en el que se añaden unas enzimas cuya
función es romper el almidón de los cereales infantiles y durante el que se generan azúcares como
la glucosa. Esto provoca que la mayoría de los cereales, les añadan azúcares de manera artificial o
no, acaban teniendo azúcar.

Se pensaba que hidrolizar los cereales era necesario para convertirlos en más digestibles para los
niños, pero:

"no es un proceso necesario y lo único que consigue es que tengan un sabor más dulce y por tanto
resulten más agradables al paladar de los niños. Eliminar la hidrólisis de la ecuación en realidad
lo único que hace es que los cereales sean menos dulces, pero es un producto menos procesado,
que se disuelve igual y que el bebé digiere exactamente igual".

Formulas que tipo

Aunque las glándulas mamarias están diseñadas para producir tanto alimento como necesita el
niño o niña, la naturaleza tiene sus excepciones. Hay mujeres que deben estimularse
constantemente para amamantar y que, eventualmente, dependerán de la fórmula para recién
nacido.

Eso en el peor de los escenarios: pues también es bastante común que las madres escojan alguna
marca de leche artificial para complementar el proceso de lactancia materna.
o primero que tienes que saber, es que existen muchísimas fórmulas para bebés. Más que por
marcas, están clasificadas por:

 Rango de edad
 Función: Si es de relevo o de continuación
 Componentes: Leche de vaca, de soya, hidrolizada, etc.
 Y condiciones especiales: Para bebés prematuros, reflujo, etc.

Te recomiendo que tomes lápiz y papel para anotar qué características debe tener la leche para
recién nacidos que tu necesitas.

Leche para recién nacidos de acuerdo a su edad

Fórmula para bebés especializada: Ideal para niños prematuros, de bajo peso y tamaño, que
necesitan más nutrientes que el resto. Esta leche para recién nacidos es la mejor alternativa si el
nacimiento se adelantó a la fecha estimada por los doctores.

Leche de Inicio (Tipo 1): En esta clasificación encontrarás las mejores leches para bebés de 0 a 6
meses, especialmente fabricadas para sustituir la lactancia materna. La leche para recién nacidos
tipo 1 es la opción para aquellas mujeres que por diferentes circunstancias no pueden amamantar.

Leche de continuación (Tipo 2): Es la fórmula para recién nacido que complementa a la leche
materna, aportando el 50% de los nutrientes que requiere un bebé desde esa edad hasta los 3 años.

Leche de crecimiento (Tipo 3): Las leches para bebés Tipo 3, son un buen sustituto para las Tipo
2, a partir del primer año. Son las más comunes de todas.

Tipos de leche para recién nacidos

Leche de vaca
La leche de vaca es el componente más común de las fórmulas para bebés, pues contiene las
grasas, proteínas y carbohidratos que necesita para desarrollarse. Sin embargo, la Academia
Americana de Pediatría recomienda elegir aquellas marcas que garanticen una buena dosis de
hierro, para descartar todo riesgo de anemia.

Leche hidrolizada

En uno de mis artículos anteriores, sobre cólicos en bebés, el pediatra Jesús Garrido nos explicaba
que muchos de sus pequeños pacientes adolecían por intolerancia a las proteínas de la leche de
vaca. En esos casos, su receta era la misma: comprar leche hidrolizada.

¿Pero qué es la leche hidrolizada? No es más que una fórmula donde las proteínas se
descomponen en pequeñas partes para que el bebé pueda asimilarlas mejor. También son muy
recomendadas en caso de reacciones alérgicas o lesiones en la piel del recién nacido.

Leche de soya
La leche para recién nacidos fabricada con soya, es la alternativa para los intolerantes a la
lactosa. También es muy recomendada en casos de Galactosemia: un trastorno no muy común,
que identifica a las personas cuyo organismo no puede transformar la azúcar en energía.

Leche sin lactosa

Por último tenemos la leche sin lactosa, que es tan buena opción como la leche de soya para los
bebés que sufren intolerancia. Sin embargo, es más recomendable en aquellos casos en los que el
malestar estomacal es temporal, debido a diferentes infecciones gastrointestinales.

Esta leche para bebés sencillamente sustituye el azúcar por otro endulzante natural, como la miel
de maíz.

Tipos de fórmula para recién nacido con condiciones especiales


Esta es la tercera característica que debes tener en cuenta al momento de escoger la leche para
recién nacidos. Las fórmulas para bebés con condiciones especiales, fueron creadas para satisfacer
las necesidades nutritivas en caso de alergias, problemas digestivos o nacimientos prematuros.
Vamos a verlo por partes.

Leche para bebés prematuros

La leche para bebés prematuros es rica en triglicéridos de cadena mediana (MCT) y tienen más
calorías y proteínas que una formula normal. Esto con el objetivo de madurar el sistema
digestivo del recién nacido.

Leche para recién nacidos con fórmula hipoalergénica

Este tipo de leche para recién nacidos no contiene lactosa. De modo que evita reacciones alérgicas
o sarpullido.

Leche para recién nacidos que sufren de reflujo

El reflujo es una de las causas más comunes del cólico del lactante. La fórmula para recién nacido
ideal en este caso, está preparada con almidón de arroz espeso.

Fórmula para bebés con cólicos

La fórmula para bebés con cólicos es una de las favoritas de las madres peruanas, porque reduce
significativamente la formación de gases.

Fortificador de leche materna

Finalmente, te aconsejo comprar la fórmula con fortificador de leche materna, si tu bebé tiene
necesidades especiales, pero igual puedes amamantar. Las leches para bebés con esta
característica, son un excelente complemento de la lactancia materna.

1. CUANDO DAR UNA FORMULA LÁCTEA


Indudablemente, la leche materna es el alimento ideal durante los primeros meses de vida por las
innumerables ventajas que representa para el niño por sus características nutricionales,
inmunológicas, psicoafectivas, económicas, etc.
La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses. No obstante, cuando la
lactancia materna no sea posible se pueden usar estas fórmulas disponibles en el mercado para la
adecuada alimentación infantil, teniendo en cuenta las características de cada preparado y
eligiendo la fórmula más adecuada en cada caso en función de la edad y sintomatología del bebé.
A partir de los 6 meses de edad se pueden usar las fórmulas de continuación de forma exclusiva o
de forma conjunta con la leche materna. (Sainz, 2016) .Sin embargo, existen circunstancias
especiales que hacen necesario buscar otras alternativas de alimentación para complementar o
suplir la lactancia materna. Estas circunstancias son:
• Rechazo absoluto o incapacidad de la madre para la lactancia materna
• Necesidad de disminuir el contenido de proteínas, fósforo y sodio, a través de la dilución
• Necesidad de sustituir la crema de leche por mezclas de grasas y aceites, a los efectos de
mejorar la absorción y aportar ácidos grasos esenciales
• Necesidad de adicionar minerales y vitaminas dentro de márgenes establecidos para satisfacer la
ingesta recomendada de nutrientes
• Lograr una densidad calórica comparable a la de la leche de madre (de 65 a 70 cal/dl)
• Aumentar el contenido de hidratos de carbono mediante la adición de mayor cantidad de lactosa
(Marietti, 2019)
Las fórmulas para lactantes se elaboran para ser consumidas con base a la edad y peso del bebé.
En el mercado encontramos dos tipos de leches:
Los "preparados para lactantes", que suelen denominarse "tipo 1", están destinados a niños de
hasta 6 meses, que por alguna razón no pueden ser amamantados; esto debe indicarse claramente
en el envase.
Los "preparados de continuación" o de "tipo 2", están destinados a niños de 6 meses en adelante
y pueden administrarse hasta que el niño empiece a tomar leche de vaca normal. Estas leches
deben mostrar una clara frase de advertencia donde se diga que "la leche materna es superior" y
que sólo deben utilizarse por recomendación médica. (Sainz, 2016)
Las fórmulas para lactantes también se clasifican en función de su forma física en; listas para
usarse, líquida concentrada o en polvo. Hay fórmulas especiales hechas a base de leche de soja,
para intolerantes a la lactosa, antiregurgitaciones, anticólicos, o fórmulas hidrolizadas. La
composición y características son concretas de cada fórmula. Tanto las fórmulas de inicio como
las fórmulas de continuación son seguras si se siguen las recomendaciones adecuadas.
2. Formas físicas de la leche de fórmula
Las fórmulas vienen en tres formas básicas, listas para tomar, concentradas y en polvo. Fórmula
lista para usarse: esta es sin duda la más conveniente porque no hay que mezclarla ni medirla, se
le puede dar al lactante sin ningún tipo de manipulación previa. Es higiénica y muy práctica,
también es una buena opción si el lactante nació con muy poco peso o su sistema inmunológico es
delicado, porque es estéril (Sainz, 2016). Una vez que está abierta, la fórmula lista para usarse
dura poco tiempo en buenas condiciones, este debe usarse antes de 48 horas.
Fórmula líquida concentrada: requiere que mezcles partes iguales de agua y de fórmula, se debe
leer cuidadosamente las instrucciones que vienen en el envase. Comparada con la fórmula lista
para usarse, la fórmula líquida concentrada es más económica. Comparada con la fórmula en
polvo, es un poco más fácil de preparar, pero más cara (Sainz, 2016).1
Fórmula en polvo: es la más económica, lleva más tiempo preparar la fórmula en polvo que
cualquier otra y se debe seguir las instrucciones exactamente, pero dura nueve meses sin echarse a
perder una vez abierta. Además, se puede mezclar la cantidad exacta cuando se necesite lo cual es
útil si se necesita suplementar con una botella de vez en cuando. A la hora de preparar las
fórmulas infantiles en polvo, es importante tomar precauciones especiales a fin de garantizar la
máxima seguridad. En primer término, es necesario lavar y desinfectar correctamente cada una de
las partes del biberón. Antes de manipular los elementos para reconstituir la formulación es
importante lavar adecuadamente las manos en un segundo lugar, se debe hervir el agua que se va a
utilizar y reconstituir la formulación a la temperatura. (Sainz, 2016)
indicada en el rótulo del envase del producto. Por último, una vez lista la leche, es importante
alimentar al niño en el menor tiempo posible desde su preparación para garantizar su mayor
seguridad. En caso de sobrar, se debe desechar la fórmula que quede sin consumir.
Tipos de fórmula
Hay una fórmula que satisface las necesidades de cada bebé.
Fórmulas preparadas a base de leche de vaca
La leche de la vaca no es un alimento adecuado para los lactantes. En las fórmulas comerciales,
los ingredientes de la fórmula se establecen modificando la proteína de la leche de la vaca y
agregando lactosa, así como grasas, vitaminas, y minerales con objeto de imitar los componentes
de la leche humana (Sainz, 2016). Se recomienda que las fórmulas para lactantes estén fortificadas
en hierro.
Las fórmulas a base de soja.
No contienen proteína de leche de vaca, en su lugar utilizan la de soja. Son leches sin lactosa. Se
recomienda enriquecerlas con hierro, calcio y zinc, metionina y L-carnitina y taurina. Su uso está
indicado en niños de familias vegetarianas, niños con intolerancia a la lactosa, y alérgicos a las
proteínas de la leche de vaca. También se utilizan en tratamientos de diarreas prolongadas y
presencia de eczemas (Sainz, 2016).
Leches especiales.
Son preparaciones diseñadas para cubrir las necesidades nutritivas de os lactantes con algún tipo
de trastorno metabólico. Para su elaboración se suele basar en leches infantiles convencionales, a
las que se realizan las modificaciones necesarias.
¿Como administrar la leche de vaca como se debe dar?
Mientras la madre siga ofreciendo al niño leche materna entre 4 y 5 veces al día, el niño no
precisa otro tipo de aporte de lácteo. Ofrecer al lactante leche de vaca descremada o
semidescremada disminuye la densidad calórica de la dieta y oferta un exceso de calorías en
forma proteica que puede ser perjudicial (en la leche desnatada las proteínas constituyen un 35%
del aporte energético mientras que sólo constituyen un 5% de las calorías en la leche materna).
Por ello, esta práctica no se recomienda; no debe utilizarse leche semidescremada antes de los 2
años y leche descremada antes de los 5. Las leches fermentadas son una excelente fuente de
calcio, proteínas, fósforo y riboflavina y tienen una proporción reducida de lactosa. Los efectos
beneficiosos que se les atribuyen están por demostrar (antibacterianos, potenciadores
inmunitarios, antitumorales, anti colesterol) pero parece que al menos dos de ellos, el yogur y el
kéfir, potencian la absorción del hierro. Se puede introducir en la dieta a partir de los 9 meses
(Aguilar, 2006).
Se recomienda no introducir la leche de vaca entera hasta los 12 meses, por el riesgo de inducir
anemia ferropénica debido a su bajo contenido en hierro y a su relación con micro sangrados
intestinales y anemia. Además, teniendo en cuenta su alto contenido en proteínas, no se debe
olvidar que son ácidos radicales y pueden ser causa de detención de crecimiento con base al
fenómeno acidosis metabólica (Mendoza, 2017).
Anemia y leche de vaca
La leche de vaca no es una fuente importante de hierro, ya que contiene una cantidad baja de este
elemento (aproximadamente 0.1 a 0.2 mg de hierro en 100 g de alimento crudo en peso neto).
Además, el hierro de la leche de vaca es del tipo no hematínico, cuya absorción está sujeta a
factores dietéticos que pueden inhibirla, tales como la caseína, el calcio, las proteínas del suero y
los fosfatos (Amieva, 2010). Otra desventaja es que contiene poco ácido ascórbico (0.8 a 1.0 mg
en 100 g de alimento crudo en peso neto), mismo que aumenta la absorción del hierro, por lo que
su consumo debe ser óptimo 11,12. La leche de vaca ofrece un buen aporte de calcio: 286.2 mg
por una taza de 240 ml, que cubre alrededor del 120% de la IDR (ingesta diaria recomendada)
para la población mexicana de lactantes de 0 a 12 meses (Amieva, 2010). Comparación de las
recomendaciones sobre la introducción de leche entera de vaca en la nutrición infantil del país la
edad recomendada para la introducción de la leche de vaca es de 9 meses. La más evidente de las
manifestaciones de la deficiencia funcional de hierro es la anemia ferropriva o ferropénica en
niños menores de un año y preescolares, lo que se asocia con retraso del crecimiento, alteración en
desarrollo psicomotor y cognitivo; además, repercute en etapas posteriores de la vida.
Tipo de lípidos y leche de vaca
La composición de la leche de vaca difiere mucho de la de la leche materna, ya que contiene
mayor cantidad de proteína y nutrimentos inorgánicos; menores cantidades de zinc, vitamina C,
vitamina E y niacina. La grasa saturada se encuentra en mayor cantidad, con una composición
diferente de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga; tiene menor cantidad de ácidos grasos
esenciales, bajas cantidades de ácido alfa linolénico (Amieva, 2010). El aporte elevado de grasa
saturada en la dieta conlleva el riesgo del desarrollo de enfermedades crónico degenerativas tales
como la ateroesclerosis, en etapas posteriores de la vida. La leche humana contiene ácido
araquidónico y docosahexaenoico a diferencia de la leche de vaca; estos ácidos grasos son
esenciales para el neurodesarrollo y la función visual del lactante; la absorción de los lípidos es
mayor en el lactante alimentado al seno materno que el que recibe leche de vaca o sucedáneos de
la leche materna (Amieva, 2010).
Carga de solutos renales de la leche de vaca
La leche de vaca tiene una elevada carga de solutos, mayor que la de la leche humana, ya que
tiene de dos a tres veces más proteína y nutrimentos inorgánicos como sodio, potasio, cloro,
fósforo; además no es adecuada para la capacidad de filtración glomerular del lactante. Lo
anterior es causa de una mayor concentración urinaria y si el lactante no recibe la cantidad de
líquidos adecuada o sufre altas pérdidas extrarrenales de agua, la capacidad del riñón de
concentrar la orina en menores de un año es insuficiente para mantener un adecuado balance
hídrico y será negativo; ocurrirá una deshidratación muy grave. Puede dar lugar a deshidratación e
hipernatremia (Amieva, 2010). En menores de cuatro meses, las altas concentraciones de calcio y
de fósforo en la leche de vaca pueden causar hipocalcemia e incluso hipomagnesemia por
incremento en la pérdida de calcio, lo que a su vez genera crisis convulsivas (Amieva, 2010).
3. Formula Lácteas.
Sin embargo, un porcentaje elevado de lactantes a los 6 meses (54,1%) y al año de vida (78,3%)
son alimentados con fórmulas infantiles. En aquellas situaciones en las que la alimentación por
pecho resulta inviable o insuficiente, se puede utilizar las fórmulas infantiles. En el mercado
existen distintas marcas de fórmulas para lactantes que pueden variar con respecto a sus
ingredientes y digestibilidad. La mayoría son elaboradas para bebés que no presentan problemas
nutrimentales específicos. Sin embargo, también existen fórmulas especiales para bebés
prematuros, con problemas de sensibilidad, de reflujo, de intolerancia a la lactosa, al gluten,
etcétera.

Datos de 16 estudios en varios países industrializados muestran que, en general, los lactantes
sanos tienen en promedio una ingesta de 750 a 800 ml de leche dentro de los primeros cuatro a
cinco meses posteriores al nacimiento. Existen, no obstante, rangos mucho más amplios que van
de 450 a 1 200 ml/día. (Garcia, 2016). “El incremento en la ingesta de líquidos no parece afectar
al volumen de leche, por lo tanto, las mujeres que lactan deberán mantener una ingesta adecuada
de líquidos, pero sin olvidar que los líquidos consumidos en exceso –más allá de la sed– no tienen
ningún efecto sobre el volumen de la leche (Garcia, 2016)
¿Qué contiene la fórmula? ¿Cómo difieren las fórmulas?
Hay seis ingredientes principales en la fórmula: carbohidratos, grasas, proteínas, vitaminas,
minerales y otras sustancias nutritivas. Lo que hace que una fórmula sea diferente de otra son los
carbohidratos o las proteínas específicas que usa, así como los demás ingredientes que contiene.
Carbohidratos:
Son los macronutrientes que ofrecen menos controversias. La mayoría de las fórmulas disponibles
contienen lactosa como único carbohidrato o lactosa en cantidad predominante y menor
proporción de maltodextrinas (poco fermentable). El contenido de hidratos de carbono de la leche
de madre es de 7g /100 cc, el 90% de los cuales es lactosa. De manera que las fórmulas infantiles
de inicio deben contener entre 5,4 –8,2 g / ml, mientras que en las de continuación es de 5,7 y 8,6
g / 100 ml de hidratos de carbono. Las fórmulas sin lactosa, de soja y especiales contienen uno o
más de los siguientes carbohidratos: sucrosa, maltodextrina de maíz, almidón de maíz modificado
o sólidos de jarabe de maíz o sacarosa (Sainz, 2016). El agregado de sacarosa a las fórmulas es
cuestionado dada la predilección de los lactantes al sabor dulce que los conduciría a rechazar otros
alimentos, y, por otro lado, por los efectos negativos en la salud dental al favorecer el desarrollo
de caries.
Proteínas:
La leche materna contiene aproximadamente 60% de suero y 40% caseína. La mayoría de las
fórmulas tienen un contenido de proteínas similar. Otras contienen 100% de suero. Algunos
estudios indican que las proteínas del suero de la leche se digieren más rápido que la caseína, lo
cual sería beneficioso para los bebés que padecen reflujo gastroesofágico. El aporte proteico en
las leches de inicio oscila entre 1,2 a 1,8g / 100ml para imitar el valor biológico de las proteínas
de la leche de madre (0,9 a 1,1g/100ml) con un contenido adecuado de aminoácidos esenciales.
Mientras que en las fórmulas de continuación el promedio es de 2,4 g / 100 ml representando una
carga renal de solutos moderada, alcanzando para cubrir las necesidades de amino ácidos
esenciales en la alimentación mixta, y asegurando la síntesis de amino ácidos no esenciales
necesarios para la función plástica de las proteínas (requerimiento menos exigente que en el
primer semestre) (Sainz, 2016). Estas cifras de aporte proteico evitan una carga renal de solutos
exagerada. Con el contenido proteico elevado de la mayoría de las leches infantiles, el contenido
en triptófano es el adecuado, pero a costa de que el resto de la mayoría de aminoácidos sea
elevado. Para una mejor adecuación del contenido en aminoácidos se requiere disminuir las
proteínas a 1,8 g/100 kcal (el límite inferior recomendado por ESPGHAN), añadiendo suero
láctico desmineralizado, pasando así el cociente proteína de suero/proteína de cuajo a 70/30. De
esta manera los aminoácidos pasan a tener el perfil de la leche materna y al mismo tiempo se
asegura una síntesis óptima de proteínas, un crecimiento óptimo y se reduce significativamente el
estrés metabólico en los riñones inmaduros del lactante.
Grasa:
La leche materna contiene una mezcla de grasas monoinsaturadas, poliinsaturadas y saturadas. La
cantidad de grasas en las fórmulas infantiles de inicio oscila entre 3,3 y 4 g/dl. Este aporte
representa entre el 40-50 % del total energético ingerido por un lactante que se alimenta con estas
fórmulas, necesario para cubrir los requerimientos para el crecimiento acelerado de los primeros 6
meses de vida. En las fórmulas se usan diversos aceites para igualar la grasa de la leche materna
(Sainz, 2016). Estos incluyen aceites de soja, coco, maíz, palma u oleína de palma y aceite de
girasol con alto contenido ácido oléico. La Agencia de Alimentos y Fármacos (FDA) ha aprobado
la adición de dos ácidos grasos de cadena larga a la fórmula para bebés: ácido docosahexaenóico
(DHA) y ácido araquidónico (ARA). Ambas sustancias se encuentran en la leche materna cuando
la alimentación de la madre es adecuada, y ambas son importantes para el desarrollo del cerebro y
de la visión.

Vitaminas y minerales:
La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que a todos los bebés saludables a quienes
no se les dé exclusivamente leche materna se les dé fórmula fortalecida con hierro hasta que
cumplan un año. Es importante que los bebés reciban la cantidad mínima recomendada de hierro
(4 mg de hierro por litro) para prevenir la anemia por deficiencia de hierro (Sainz, 2016). Las
reservas de hierro de un bebé se establecen en el tercer trimestre del embarazo, así que es
especialmente importante que los bebés prematuros consuman suficiente hierro.
Forma de preparar
Todas suelen presentarse en forma de polvo para disolver en agua (normalmente al 13% y es
conveniente que ésta sea hervida previamente) o ya preparadas para su utilización directa en
forma líquida. “Una sobre concentración que conlleve una osmolaridad superior a 400 mOsm/l
puede provocar deshidratación o sobrecarga renal. Una dilución excesiva puede ocasionar que el
lactante gane menos peso” (Salinas, 2002). Por eso es conveniente que se individualicen para cada
niño las normas de uso de estos productos, tanto para cubrir sus necesidades como para no
sobrealimentarlos (con lo que se favorecería la obesidad desde los primeros meses de vida) y
conseguir el crecimiento y el desarrollo óptimos. La individualización se traduce en la práctica en
que el volumen recomendado para cada niño puede ser diferente al de otros, además de variar con
la edad, peso, longitud o talla. Y solamente se puede conseguir observando la respuesta del niño a
la alimentación. “Existen dos medidas higiénicas que a veces, por suponerlas conocidas, se obvia
el comunicarlas a los padres: por un lado, es absolutamente necesario que la persona que prepare
la dieta del lactante utilice la medida incluida por la casa comercial en el envase bien rasada y
nunca colmarla” (Salinas, 2002). Las consecuencias de no prepararlo así son deshidrataciones
hipertónicas e incluso acidosis. Otra recomendación es que el agua utilizada ha de estar hervida,
pero a la hora de mezclarla con la fórmula la temperatura no debe ser superior a 40 ºC. Si está a
temperatura superior cuando cae sobre el polvo se destruirán las vitaminas termolábiles. “Además,
está comprobado que las fórmulas de elevada densidad energética estimulan la sed por sobrecarga
de solutos (lo que favorece la pérdida de agua), habitualmente la madre interpreta la sed como
hambre, con lo que tiende a aumentar el aporte alimenticio” (Salinas, 2002).
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