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Tarea Final
Docente
MARGARITA ANGELICA CHAVEZ CORNEJO
Estos tres procesos en los que empleamos nuestra vida son muy esenciales.
Sin embargo, a menudo, confundimos una cosa con otra y cuando tratamos de hacer
algún ajuste sobre uno de esos procesos esa confusión nos lleva a hacerlo sobre otro.
Por ejemplo, cuando a una persona se le pregunta cuál es su opinión (pensar) sobre algo
o alguien es fácil que responda que le gusta o le disgusta (sentir) o que cada vez que lo
tiene delante abrevia o alarga el contacto con el objeto o con la persona en cuestión
(actuar).
Es cuando uno se pregunta y refiere a lo que piensa, no a lo que siente o a lo que hace,
cuando la persona hace el intento de expresar cuál es esa opinión que le pedimos, al
margen (dentro de lo posible) de emociones o comportamientos.
También es importante en el conocimiento de nosotros mismos, porque cuando queremos
hacer cambios en nuestras vidas es importante que sepamos dónde se requieren esos
cambios.
En este caso, lo que tenemos que modificar es nuestra forma de pensar o mejor, lo que
pensamos respecto a determinadas cosas, hechos o personas. En sí, el pensamiento, el
sentimiento y la conducta no son puntos aislados que no se influyen mutuamente porque
si cambio mi pensamiento es probable que mis sentimientos y mis emociones también
cambien y como consecuencia, también cambiará mi conducta.
En otras ocasiones es necesario explorar los sentimientos y las emociones tales como el
dolor, el enfado, la frustración o la decepción han de ser expresados adecuadamente y
aceptados como propios porque cuando nuestros sentimientos no son reconocidos, o son
rechazados, porque no se corresponden con la percepción que tenemos de nosotros
mismos es muy difícil procesarlos y hacer ajustes sobre ellos.
Otro caso a dar ejemplo sería que puedo envidiar, odiar o desear mal a alguien en un
momento determinado de mi vida, aunque me considere una “buena persona”, porque los
seres humanos somos complejos y los malos sentimientos también forman parte de
nosotros y si queremos que no se impongan sobre los positivos tenemos que aceptar que
también son nuestros y trabajar sobre ellos.
Cambiar el comportamiento, la forma de actuar, es fácil si modifico mi pensamiento sobre
las cosas y los sentimientos que tengo hacia ellas. No obstante, también podemos forzar
cambios de conducta, aunque no estemos convencidos de ello y aunque nuestros
sentimientos vayan en contra. Nuestra capacidad de adaptación, las presiones del entorno
o las propias necesidades hacen que muchas veces nuestra conducta no sea la que
desearíamos.
Hay una frase conocida y muy precisa que dice: “Si no puedes hacer lo que te gusta, haz
que te guste lo que haces”. A esta frase sería apropiado añadir: “Busca el equilibrio entre
lo que piensas, lo que sientes y lo que haces”.
III - El Condicionamiento clásico
1. El timbre del recreo, en los colegios, anuncia la llegada del recreo, pausando las
actividades. A fuerza de repetirse, los alumnos le asociarán a las sensaciones de
libertad y reposo que experimentan en el recreo.
2. El plato del perro, donde se le pone la comida, con sólo aparecer transmitirá al
perro la excitación propia de alimentarse, ya que habrá asociado al plato con su
contenido habitual.
3. Los traumas emocionales o vivencias traumáticas, asociados a un lugar
específico, producirán a quien las sufrió una sensación desagradable cuando
regrese al lugar de los hechos, por ejemplo, a un lugar doloroso de infancia.
4. El olor del perfume de un compañero amoroso específico, percibido tiempo
después de terminada la relación, puede reproducir en el sujeto las sensaciones
con que la asocia o asocia a ese antiguo ser amado.
5. Tocar algo caliente a menudo es una experiencia que los niños aprenden muy
rápidamente a evitar, asociando el dolor de la quemadura al objeto, por ejemplo, la
hornilla encendida de la cocina.
6. La correa de castigo estará asociada con el dolor que produce por el perro, así
que reaccionará ante su presencia defensivamente: huyendo o atacándola.
7. La llegada del maestro al aula de clases estará precedida por sus pasos audibles.
Al percibirlos, los alumnos volverán a sus pupitres y asumirán una conducta que
han asociado ya a la presencia de la autoridad.
8. El llanto de un bebé es el mecanismo para llamar atención de la madre y recibir
sus afectos o el alimento. Tarde o temprano el niño asociará el llanto con la
presencia materna.
El Condicionamiento operante