Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El examen de los libros y los papeles sociales forma parte del derecho de información de que gozan
todos los socios de sociedades comerciales, con excepción de quienes integran sociedades por
acciones en las cuales se hubiese previsto, en forma obligatoria o voluntaria, un órgano especial de
control interno. En estos casos, como principio general, el derecho de información debe canalizarse a
través de este especial órgano, siempre y cuando el socio o accionista que requiera noticias sobre la
marcha de la sociedad reúna más del dos por ciento del capital social (art. 294, inc. 6º, ley 19.550).
Si bien el derecho que otorga al socio el art. 55 de la ley 19.550 es amplio, nada obsta a que el
contrato social o estatuto puedan reglamentar el ejercicio del mismo.
Corresponde analizar a continuación uno de los temas más controvertidos que presenta el derecho de
información de los socios: la posibilidad de que el socio o accionista —en las sociedades anónimas en
las cuales se ha prescindido de la sindicatura— pueda estar asistido profesionalmente en las
diligencias previstas en el art. 55 . No se trata, el derecho de información, de una actuación que deba
ser cumplida en forma personal o indelegable y la presencia de asesores puede resultar una medida de
suma utilidad para aprehender el contenido de cierta información societaria de cierta complejidad o de
vastos alcances legales. La jurisprudencia ha compartido este criterio.
Forma de suministrar la información requerida por el socio o accionista por parte del administrador
societario
Dos son las vías judiciales con que cuenta el socio o accionista para lograr la exhibición de los libros y
documentación social: Una es la vía de las diligencias preliminares prevista por el art. 323 del Código
Procesal, y otra es el procedimiento de exhibición de libros por la sociedad, establecido por el art. 781
del mismo ordenamiento.
a) Las diligencias preliminares del art. 323 del Código Procesal
En primer lugar, si el accionista pretende la exhibición de cierta documentación a los fines de preparar
una demanda de remoción o responsabilidad de los administradores o de impugnación de
determinadas decisiones asamblearias (art. 251, ley 19.550), puede recurrir a lo dispuesto por el art.
323, inc. 5º del Código Procesal, el cual, dentro de las diligencias preliminares allí previstas, autoriza al
socio o quien tenga en su poder los documentos de la sociedad, los presente o exhiba.
Repárese que la vía del art. 323 del Código Procesal no implica en principio una exhibición general de
libros y documentos sociales, sino simplemente una medida procesal tendiente a preparar una
determinada demanda mediante la exhibición de ciertos documentos de la sociedad, por lo que si lo que
se pretende a través de dicha diligencia es la exhibición de los libros sociales, el solicitante deberá
acreditar que la documentación e información requerida le resulta imperiosa a los fines de la
procedencia de la acción a promover.
b) El proceso de exhibición de libros previsto por el art. 781 del Código Procesal
El art. 781 del Código Procesal, prescribe que "El derecho del socio para examinar los libros de la
sociedad se hará efectivo, sin sustanciación, con la sola presentación del contrato, decretándose las
medidas necesarias si correspondiere. El juez podrá requerir el cumplimiento de los recaudos
necesarios para establecer la vigencia de aquel. La resolución será irrecurrible".
Ahora bien, el pedido de exhibición de libros en sede judicial no puede formularse directamente, pues
corresponde, como requisito de admisión, exigir del socio una clara explicación sobre las dificultades
que le han impedido efectuar la consulta extrajudicial de los libros, acreditada con los elementos
documentales necesarios que tornen verosímil el pedido fundado en el art. 781 del Código Procesal.
Aclarado ello, pasaremos revista a las sociedades en los cuales es procedente recurrir al procedimiento
previsto por el art. 781 del Código Procesal, y como principio general, puede concluirse que éste es
aplicable a todo tipo de sociedades, inclusive civiles, con excepción de aquellas compañías donde el
derecho de información se ejercita de otra manera.
Admitida la exhibición de los libros y los papeles sociales por el juez interviniente, deberá éste intimar a
los administradores sociales el cumplimiento de la carga impuesta en beneficio del socio que instó el
procedimiento previsto por el art. 781 del Código Procesal.
Puede suceder que, no obstante la intimación recibida, los administradores no respondan la misma ni
informen al Tribunal sobre la fecha en que se llevará a cabo la diligencia, manteniendo su reticencia
original en la exhibición de los libros sociales. Ante esta alternativa, los Tribunales cuentan con diversas
vías de compulsión: a) Por una parte, cursar idéntica intimación, pero bajo apercibimiento de la
aplicación de sanciones pecuniarias progresivas al deudor, en favor del socio requirente, conforme lo
dispone el art. 37 del Código Procesal; b) Ordenar el secuestro de la documentación requerida, por un
plazo determinado, a los fines de su exhibición al actor, en sede judicial, y c) Ordenar la remisión de las
actuaciones en sede penal, habida cuenta la tipificación de la conducta del sujeto deudor de la
información dentro del art. 240 del Código Procesal.
El art. 188 de la ley 19.550 faculta a las sociedades anónimas a aumentar el capital social hasta el
quíntuplo de su valor, siempre y cuando el estatuto lo autorice expresamente, y lo decida una
asamblea ordinaria de accionistas en los términos del art. 234, inc. 4º, con el régimen de quórum y
mayorías para ella prevista.
Podría decirse, que la diferencia entre el aumento del capital social dentro y fuera del quíntuplo
radica no tanto en las formalidades a que están sometidos uno y otro acto, sino al ejercicio del
derecho de receso por parte del accionista disidente, que solo se admite cuando el aumento del capital
está fuera de la hipótesis prevista por el art. 188 de la ley 19.550 y se integra en dinero efectivo, pero
ello no es así, porque la inaplicabilidad del art. 245 de la referida ley a este supuesto no es absoluta, en
tanto el accionista que votó en contra del aumento del capital social, aún dentro del quíntuplo de su
valor, podrá desvincularse de la sociedad, mediante el ejercicio del derecho de receso, cuando dicho
quíntuplo se hubiera agotado.
No debe olvidarse que, aún cuando el estatuto así lo prevea, el aumento del capital social dentro del
quíntuplo importa siempre reforma de estatutos.
Esta delegación no es solo aplicable a los aumentos del capital social dentro del quíntuplo, sino a
cualquier aumento del capital social, aún cuando exceda del quíntuplo de su valor, toda vez que el art.
235, incluye en su inc. 1º al aumento del capital social (salvo en supuesto del art. 188) dentro de las
decisiones que corresponde adoptar a la Asamblea Extraordinaria. La delegación en el directorio se
refiere a la época de emisión, forma y condiciones de pago
Art. 188.—
Aumento de capital. El estatuto puede prever el aumento del capital social hasta su quíntuplo. Se
decidirá por la asamblea sin requerirse nueva conformidad administrativa. Sin perjuicio de lo
establecido en el art. 202, la asamblea sólo podrá delegar en el directorio la época de la emisión, forma
y condiciones de pago. La resolución de la asamblea se publicará e inscribirá.
En las sociedades anónimas autorizadas a hacer oferta pública de sus acciones, la asamblea puede
aumentar el capital sin límite alguno ni necesidad de modificar el estatuto. El directorio podrá efectuar
la emisión por delegación de la asamblea, en una o más veces, dentro de los dos años a contar desde la
fecha de su celebración.
Conforme a las reglas que gobiernan al capital social en las sociedades por acciones, el aumento o
reducción del mismo no opera automáticamente, sino luego del cumplimiento de una serie de requisitos
exigidos por el legislador, que tienden a dar transparencia a esos actos y proteger a la vez a los
accionistas y a los acreedores de la sociedad.
En cuanto al aumento del capital social, y para satisfacer todos los intereses que se encuentran
comprometidos, el legislador ha prescripto una serie de etapas para su concreción, que pueden
clasificarse de la siguiente manera:
1) Resolución por Asamblea de Accionistas: Puede ser tanto ordinaria (si el aumento del
capital social no excede el quíntuplo de su valor y esa posibilidad está prevista en el estatuto
(art. 188 de la ley 19.550) o extraordinaria en los siguientes casos: 1) Cuando se exceda el
quíntuplo del valor del capital social; 2) Cualquiera sea su monto, cuando el mecanismo
previsto por el art. 188 del citado ordenamiento legal, no haya sido previsto
estatutariamente y 3) Cuando el quíntuplo del valor del capital social haya sido agotado.
Cabe recordar que en todos los casos la ampliación del capital social siempre supone la
reforma del estatuto, con excepción de las sociedades autorizadas a hacer oferta pública de
sus acciones, en las cuales la ley 20.686, que reformara el texto original del art. 188, de la ley
19.550 y por cuestiones de mera conveniencia práctica y fuera de toda congruencia, dispone
que la asamblea ordinaria puede aumentar el capital social sin límite alguno y que, de
acuerdo con lo dispuesto por el art. 188 (reformado por la ley 20.686), no supone
modificación del estatuto.
3- Escisión-que derechos pueden ejercer los socios? Pueden impedir la escisión? Puede
solicitar el derecho de receso?
ART. 78.—
Receso. En los supuestos en que no se exija unanimidad, los socios que han votado en contra y los
ausentes tienen derecho de receso, sin que éste afecte su responsabilidad hacia los terceros por las
obligaciones contraídas hasta que la transformación se inscriba en el Registro Público de Comercio.
El derecho debe ejercerse dentro de los 15 días del acuerdo social, salvo que el contrato fije un
plazo distinto y lo dispuesto para algunos tipos de societarios.
El reembolso de las partes de los socios recedentes se hará sobre la base del balance de
transformación.
La sociedad, los socios con responsabilidad ilimitada y los administradores garantizan solidaria e
ilimitadamente a los socios recedentes por las obligaciones sociales contraídas desde el ejercicio del
receso hasta su inscripción. [Texto según ley 22.903]
ART. 79.—
Preferencia de los socios. La transformación no afecta las preferencias de los socios, salvo pacto en
contrario. [Texto según ley 22.903]
Art. 194.—
Suscripción preferente. Las acciones ordinarias, sean de voto simple o plural, otorgan a su titular
el derecho preferente a la suscripción de nuevas acciones de la misma clase en proporción a las que
posea, excepto en el caso del art. 216, último párrafo; también otorgan derecho de acrecer en
proporción a las acciones que hayan suscripto en cada oportunidad.
Cuando con la conformidad de las distintas clases de acciones expresadas en la forma establecida
en el art. 250, no se mantenga la proporcionalidad entre ellas, sus titulares se considerarán
integrantes de una sola clase para el ejercicio del derecho de preferencia.
Ofrecimiento a los accionistas. La sociedad hará el ofrecimiento a los accionistas mediante avisos
por 3 días en el diario de publicaciones legales y además en uno de los diarios de mayor circulación
general en toda la República cuando se tratare de sociedades comprendidas en el art. 299.
Plazo de ejercicio. Los accionistas podrán ejercer su derecho de opción dentro de los 30 días
siguientes al de la última publicación si los estatutos no establecieran un plazo mayor (párrafo según ley
24.435, art. 1º).
El art. 194 dispone, para los casos de aumento de capital con nuevas aportaciones o efectivos
desembolsos, que las acciones emitidas deben ser ofrecidas con prioridad a los accionistas, a los fines de
evitar que por la incidencia de las nuevas acciones emitidas, se opere una disminución en la influencia
del accionista en la sociedad, siquiera sea para el ejercicio de los derechos de la minoría
El derecho de preferencia ha sido definido como el derecho patrimonial del accionista que tiende al
mantenimiento de sus derechos de participación societaria en la proporción existente al tiempo en que
se decide una nueva emisión de acciones, el derecho en análisis tiende a custodiar los derechos
económicos del accionista, al evitar la dilución patrimonial que implica todo aumento del capital por
nuevos aportes, y los derechos políticos del mismo, conservando el poder de voto en la asamblea y el
pleno derecho de información sobre la gestión societaria.
Pero el derecho preferencia no agota la protección del accionista frente a la emisión de nuevas acciones,
sino que este puede, cuando no cuenta con los medios para mantener su participación —o no quisiera
hacerlo—, con la posibilidad de ejercer el derecho de receso, votando en contra de la decisión
asamblearia de aumentar el capital social, siempre y cuando se cumplan con los requisitos que, frente a
tal alternativa, prevé el art. 245 de la ley 19.550; esto es, que como consecuencia del aumento del
capital social, este supere el quíntuplo de su valor y la integración de las acciones se lleve a cabo
mediante efectivos desembolsos dinerarios.
El derecho de acrecer
El art. 194, párrafo 1º de la ley 19.550 consagra otro derecho esencial del accionista, que se encuentra
íntimamente ligado al ejercicio del derecho de preferencia: el derecho de acrecer, que otorga al
accionista que ha ejercido aquel derecho, la facultad de suscribir las acciones que hubiese
correspondido hacerlo a otro accionista que no ha manifestado su opción en suscribirlas al ejercer su
derecho de preferencia.
Sociedades controladas. Se consideran sociedades controladas aquellas en que otra sociedad, en forma
directa o por intermedio de otra sociedad a su vez controlada:
1) posea participación, por cualquier título, que otorgue los votos necesarios para formar la voluntad
social en las reuniones sociales o asambleas ordinarias;
2) ejerza una influencia dominante como consecuencia de acciones, cuotas o partes de interés poseídas,
o por los especiales vínculos existentes entre la sociedad.
a) Participación irrelevante. Es aquella en que una sociedad no alcanza el 2% del capital social de la
sociedad participada. Ese límite obedece a que sólo a partir del mismo nacen ciertos derechos para el
socio (art. 294).
b) Participación minoritaria. Es la que confiere el ejercicio de los derechos de la minoría (arts. 107, 236,
263, 275, 294 y 301).
c) Participación vinculante. Conforme el art. 33, esta forma de participación se presenta cuando una
sociedad participa del capital de otra en más del diez por ciento del capital de ésta, aunque sin tener
los votos necesarios para formar la voluntad social. La única trascendencia que tiene esta categoría de
participación radica en que los estados contables de las sociedades vinculadas deben reflejar
especialmente las operaciones celebradas entre las empresas del grupo (arts. 63 incs. b] y d]; 64 inc. 8º;
65 inc. g) y 66 inc. 6º de la ley 19.550).
d) Participación controlante. Es aquella que define el art. 33,que se presenta cuando una sociedad
posea participación en otra que le otorgue los votos necesarios para formar la voluntad social en las
reuniones sociales o asambleas ordinarias. En este caso, y como veremos, los efectos del control son
muchos más intensos que en los supuestos anteriores.
Obsérvese que para definir el concepto de control, la ley 19.550 opta por la mayoría de votos y no por la
mayoría del capital, pues un capital minoritario puede otorgar el control si las acciones que lo
representan otorgan voto múltiple, en los términos del art. 216, LSC.
La definición prevista por el art. 33 primer párrafo de la ley 19.550 se refiere al control interno o
control de derecho. Por su parte, el segundo párrafo de dicha norma se refiere al denominado
"control externo o de hecho", que se presenta cuando una sociedad ejerza una influencia dominante
en otra, como consecuencia de acciones, por los especiales vínculos existentes entre ambas. Tal es el
caso en donde la sociedad controlante —que puede ser una sociedad holding o no— impone su
voluntad a la controlada, como consecuencia, por lo general, de determinadas relaciones contractuales,
como por ejemplo el otorgamiento de licencias para el empleo de marcas, patentes de invención, know
how; otorgamiento de importantes créditos; el suministro de elementos indispensables para la
producción o adquisición exclusiva de ésta, la celebración entre controlante y controlada de contratos
de colaboración empresaria, etc.
La diferencia que existe entre ambos tipos de relaciones sociales es que en las sociedades vinculadas lo
que se da es una participación en el capital de una sociedad por otra, superior al 10% del capital total
de aquella y que por lo tanto no afecta la voluntad social de la misma, cosa que si ocurre en las
sociedades controladas que están sujetas a la voluntad social de la sociedad controlante, ejerciendo
tanto control interno como externo, por ejemplo, ser su principal suministrador de insumos, materias
primas, créditos etc. Todo esto se traduce en un poder efectivo de dirección en los asuntos sociales. No
se trata de un control de hecho para encuadrar a dos sociedades en éstas categorías, sino que debe
tenerse el poder jurídico absoluto de prevalecer frente a las decisiones que se toman.
Para que una sociedad ejerza el control sobre otra no siempre será necesario que ésta tenga la
mayoría de las acciones, cuotas o partes de interés. La sociedad controlante influye en la otra,
aunque tenga una participación minoritaria, cuando los demás participantes están divididos y
dispersos o como ocurre en la actualidad en las grandes sociedades por acciones en donde el publico
inversor, a diferencia de los socios accionistas, se desinteresan de la vida interna de la sociedad. Es
por ello que para formar la voluntad social no es necesario alcanzar el 51% del total posible de votos,
sino el 51% de los votos de los socios que toman parte y concurren a las asambleas o reuniones, es
decir que se trata de mas de la mitad de los votos totales que pueden emitirse para resolver los temas
ordinarios de gobierno de la sociedad.
Ese control efectivo también podrá desaparecer si no existe por parte del órgano fiscalizador de la
sociedad controlante, una participación jurídica suficiente como para prevalecer en la dirección de los
asuntos sociales.
Analizando el articulo 33 de la Ley 19550 se puede determinar la importancia de los derechos de voto
que confieren las participaciones sin importar en principio, la participación en el capital social. También
se hace referencia al control, que puede ser ejercido en forma directa o indirecta, ya que para la Ley no
importa el medio empleado sino el resultado obtenido que es el control de la sociedad.
Normalmente la sociedad madre no responde por las obligaciones de la filial y por lo tanto la quiebra de
una no repercute sobre la otra, esto crea dificultades jurídicas, fiscales etc. Ya que permite evadir las
responsabilidades tanto de la sociedad madre como de la filial.
Las definiciones del art. 33 de la ley 19.550 no carecen de importancia. Por el contrario, su relevancia es
indiscutible y puede apreciarse desde múltiples puntos de vista:
1. En materia de control estatal, pues impide que a través de la actuación de otra sociedad, pueda
eludirse el mismo. El art. 299, inc. 6º, somete a esa fiscalización a la sociedad controlante de o
controlada por otra sujeta a fiscalización, conforme a uno de los incs. 1º al 5º del art. 299.
2. Desde otra óptica, y a los fines de no burlar la organización de las sociedades por acciones,
tornando ilusorio el recíproco control que debe existir entre los diferentes órganos de aquellas, el art.
286, LSC, ratifica la incompatibilidad para desempeñar funciones de síndico, al ser director, gerente o
empleado de la misma sociedad, de otra sociedad, controlada o controlante.
Art. 251.—
También pueden impugnarla los directores, síndicos, miembros del consejo de vigilancia o la autoridad
de control.
Promoción de la acción. La acción se promoverá contra la sociedad, por ante el juez de su domicilio,
dentro de los 3 meses de clausurada la asamblea.
Cabe afirmar que la acción de impugnación judicial de un acto asambleario o de decisiones asamblearias
adoptadas en él, puede tener por causa:
a) Por inexistencia o la irregular convocación, celebración o instrumentación del acto
asambleario;
b) Por la falta de competencia del órgano o la adopción de decisiones que no fueran
consecuencia del tratamiento de puntos incluidos en el orden del día, salvo las excepciones
previstas por la ley;
c) Por la falta de quórum o de mayoría legal computable a los efectos de la decisión de que se
trata;
d) Por la ilegitimidad de los contenidos de la decisión, en tanto ésta contravenga disposiciones
obligatorias de la ley, los estatutos o reglamentos de origen asambleario vigentes al tiempo de
la celebración;
e) Atento la existencia de abusos de mayorías irrazonablemente lesivos de derechos esenciales
de los socios o del interés social
La enumeración anterior obliga a efectuar las siguientes distinciones: Una asamblea puede ser
válida o inválida, y a su vez los acuerdos adoptados en ella pueden ser también válidos o inválidos. Una
asamblea que ha sido deficientemente convocada, o que se haya celebrado sin el quórum previsto por
la ley, o, finalmente, cuyas decisiones hayan sido adoptadas sin respeto del régimen de mayorías
legalmente previsto, es nula en su totalidad y la declaración judicial de invalidez pronunciada en el
juicio correspondiente, la tendrá por no celebrada, sin subsistencia de ninguna de las resoluciones en
ella adoptadas, a salvo los derechos de los terceros de buena fe que han contratado con la sociedad
como consecuencia del acuerdo asambleario, a quienes la invalidez de éste no puede serles opuesta,
habida cuenta la apariencia de legalidad que emana de la actuación de los órganos sociales.
A la inversa, si lo impugnado ha sido sólo una o varias decisiones sociales, por resultar ellas
contrarias a la ley o al estatuto, nada impone declarar la nulidad de todo el acto asambleario, si en él
se acordaron otras decisiones cuyo contenido no ha sido atacado por ninguno de los sujetos
legitimados para ello, siempre, claro está, que no haya relación entre el acto atacado de nulidad v las
decisiones no impugnadas. De conformidad, pues, a lo dispuesto por el art. 251 l, estaban legitimados
para promover la acción de impugnación del acto asambleario:
2. Los accionistas que votaron favorablemente cuando su voto es anulable por vicio de la voluntad o
la norma violada es de orden público.
3. Los directores;
4. Los síndicos;
5. La autoridad de control;
Conforme lo dispuesto por el art. 251 in fine de la ley 19.550, la acción judicial de impugnación
de decisiones asamblearias se promoverá contra la sociedad, por ante el juez de su domicilio,
dentro de los tres meses de clausurada la asamblea.
Se trata de un supuesto en donde, se prevé un brevísimo plazo fundado en la necesidad de
asegurar el funcionamiento de la sociedad y otorgar lo más inmediatamente posible, certeza
en las relaciones societarias.
Promoción de la acción.
La acción se promoverá contra la sociedad por ante el juez de su domicilio, dentro de los tres
meses de clausurada la asamblea".
Requisitos específicos.
La promoción de la acción de nulidad de asambleas: la suspensión preventiva de la ejecución de
decisiones asamblearias quedaba encuadrada dentro de la categoría de medidas cautelares innovativas,
las cuales no afectan la libre disponibilidad de bienes (embargo, prohibición de contratar, inhibición,
etc.), ni tampoco tiende a que se mantenga el status existente al momento de la traba de la litis, como
sucede con la medida de no innovar, sino que aquélla va más lejos, ordenando —sin que medie
sentencia firme de mérito— que alguien haga o deje de hacer algo, en sentido contrario al representado
por la situación existente. Por ello, los presupuestos requeridos para su dictado son los propios de todas
las medidas cautelares de esta naturaleza, esto es, la verosimilitud del derecho, el peligro en la demora,
la prestación de contracautela, la promoción de la acción de nulidad, la existencia de motivos graves,etc
La ley alude, con este requisito, a que se trate de una nulidad manifiesta o que se cause con la
ejecución de la decisiones asamblearia impugnada perjuicios irreparables o mayores que con la
suspensión, es decir, que se trate de decisiones graves que de cumplirse puedan resultar de onerosas
consecuencias, haciendo ilusorio el resultado del juicio de nulidad.