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Etnobotánica

Plantas tóxicas y venenosas


en JARDINERÍA (I)
Por D. J. B. Palomares Martínez

D ESDE la noche de los tiempos el hombre se ha ser-


vido de las plantas. Su uso no sólo era alimentario
sino como fuente de otro tipo de recursos, tanto materia-
les (armas, vestido, calzado, leña, elementos constructivos,
etc.), como espirituales (ritos, visiones, magia, chamanis-
mo, curación, efectos ilusorios...). La continua y perma-
nente selección de las mismas, su adaptación a un deter-
minado ecotopo, etc., siempre bajo la finalidad de un mayor
o mejor uso de la planta, o de alguno de sus componentes,
Nerium.
fue durante mucho tiempo el resultado amargo de la expe-
rimentación que se pagaba incluso con la vida. Veamos
algunos ejemplos de esta crónica negra: *Las ramas del peligrosas que las silvestres, pues es principalmente con las
Taxus baccata (tejo) se tomaron desde muy antiguo para primeras con las que convivimos. Plantas tóxicas son fáci-
fabricar flechas que herían de muerte, pues el alcaloide taxi- les de observar en nuestros parques y jardines, y se encuen-
tran por doquier en las zonas boscosas y caminos rurales.
na es muy venenoso; probablemente el calificativo “tóxi-
Los efectos de su indebida manipulación van desde una
co”, provenga de este tipo de uso armamentístico ancestral,
simple indigestión y urticarias a cuestiones más graves,
ya que esta palabra deriva del griego “toelkov” que signi-
dependiendo de la dosis y de la especie; dosis nunca en tér-
fica arco. * Sócrates, el gran filósofo clásico, es quizás el
minos absolutos, pues deberá ser considerada en función
más célebre de los envenenados con una infusión de cicu- del peso, volumen corporal del individuo y otras circuns-
ta (Conium maculatum). * Igualmente, famosos son los enve- tancias personales como su estado de salud.
nenamientos de la romana e imperial familia claudia, uno Hay que llamar la atención sobre esas plantas de aspec-
de los mas conocidos fue el de Británico (hijo de Claudio to bello, inocente o llamativo con que ocultan su peligro-
y Mesalina), a base de ácido prúsico –cianuro– de extrema sidad, sobre todo si tenemos en cuenta que las víctimas más
rapidez y efectividad obtenido del laurel cerezo –Prunus frecuentes de estos casos de intoxicación son los niños. Para
laurocerassus–, sobre el que Tácito trágicamente diría: “le
éstos, las hojas, los frutos y las flores de colores vivos son
causó un efecto tan rápido que se vio privado a la vez de la pala-
especialmente atractivos, tendiendo a llevárselos a la boca
bra y de la vida”; también su padre caería envenenado fru-
e incluso ingerirlos. Por ello, debemos educar a nuestros
to de otro brebaje, a pesar de sus precauciones, preparado
hijos en el conocimiento hacia estas plantas.
con el zumo de la seta Amanita phalloides.* En plena épo-
Pero frente a las plantas con potencial peligrosidad des-
ca romántica algunos políticos, menos románticos, empon-
tacan aquellas que por sus innumerables ventajas, benefi-
zoñaban las puntas de sus paraguas con ricino (obtenido
cios y producciones, constituyen la base socio-económica
de la semilla del Ricinus communis, tan usado como pur-
de la historia de la humanidad. Tal vez uno de los usos
gante), regalando un certero puyazo a su rival con el fin de
menos conocidos, aunque hoy en creciente progresión, sea
eliminarlo, cosa que se consiguió en varias ocasiones.
la fitosanitaria; así la “industria agrícola” cada vez más
Las plantas
comienza a utilizar “remedios biológicos”, a base de plan-
ornamen-
tas, con los que tratar las plagas de los vegetales. Tenemos
tales, las que
el ejemplo del piretro –Tanacetum cinerariaefolium–; del que
plantamos o
vemos en se extraen los piretroides (hoy sintetizados industrialmen-
nuestros jar- te); de la nicotina y la rotenona, esta última extraída de un
dines y hoga- árbol maderero tropical –Derris elliptica–; la sabadilla
res, con pro- –Schoenocaulon officinale– cuyo polvo de semilla contiene
piedades un potente alcaloide tóxico; el namey –Mammea america-
tóxicas, son na– del que se obtiene un potente veneno insecticida de sus
potencial- semillas; también tropical es la conocida sangre de buey o
Nerium. mente más anona roja –Annona reticulata–; o el venenoso alcaloide ria-

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mortíferos pero sí efectivos en combatir las plagas son aque-
llas de usos repelentes. Así el ajo, el hinojo, la ruda, el toma-
te, la caléndula, el crisantemo, el tagete, resultan desagra-
dables en exceso, por su olor, a los insectos, al igual que
muchas aromáticas como la lavanda, la maria luisa, rome-
ro, tomillo, albahaca, menta, santolina...., entre los árboles
citar al ailanto, el nogal, la melia, el eucalipto, el ginkgo...y
Rosmarinus arbustos como los pelargonios y geranios, el sauzgatillo, el
officinalis agave o las adelfas..., todo lo cual convenientemente teni-
(romero). do en cuenta (alternar surcos de estas plantas entre el cul-
tivo) se nos ofrece como una interesante herramienta fito-
sanitaria para los cultivos de base ecológica.
nodina de los tallos y raíces de la Riania speciosa; o los insec- Últimamente un renovado y fortísimo interés por una
ticidas conocidos como fito-juvenoides, obtenidos de la medicina más natural ha puesto de moda el uso (antiquí-
Thuja plicata y el Abies balsamea entre otras, y cuya aplica- simo) de las plantas con fines terapeúticos. Pero, entenda-
ción inhibe la metamorfosis al inducir los mismos efectos mos bien este calificativo; la planta, como fábrica de subs-
que la hormona juvenil que han dejado de producir, pro- tancias con propiedades especiales (medicinales, narcóticas,
vocando asi un estadío del insecto de manera defectuosa y tóxicas, venenosas, psicoactivas, mágicas...), no establece
su posterior muerte; igualmente no cabe olvidar la perver- una compartimentación o límite claro (ni mucho menos
sa estricnina, alcaloide obtenido del Strychnos nux-vomica, general para cada especie y tipo de receptor), entre unos u
profusamente tomado hasta hace poco en la actividad cine- otros efectos. La medicina de base fitoterapeútica no pue-
gética que, irresponsablemente, evitaba la competencia con de en su farmacopea fijar dosis curativas estándar. Unos
las especies animales que convenía reservar para la caza sin límites difusos e imprecisos separan lo útil de lo pernicio-
tener en cuenta su efecto acumulativo en la cadena trófica, so, y así se deriva una misma cantidad como adecuada para
y componente esencial de algunos raticidas de triste memo- la patología de determinado sujeto y ser tóxica en otro.
ria (aun resultan familiares las noticias de ciertos casos de En muchas ocasiones, la mayoría, es difícil delimitar la
envenenamientos que contribuyeron a conformar aquella frontera que separa lo medicinal de lo venenoso; la línea
España negra de los años 50 y 60). depende de la dosis a emplear y de la forma de uso. Ya
De rabiosa actualidad es el insecticida conocido como Paracelso, médico y alquimista suizo (siglos XV-XVI), dijo:
“nim” o neem, obtenido de las semillas del árbol homóni- “Todo es veneno y nada hay sin veneno. Tan sólo la dosis deci-
mo (Azadirachta indica), cuyo pricipio activo es un tetra- de que algo es venenoso”.
terpenoide conocido como azadiractina. Igualmente, aun- Entonces cabe preguntarnos ¿por qué ciertas plantas
que para tratar enfermedades criptogámicas, una molécula presentan sustancias tóxicas en su composición?. La res-
química ha sido obtenida recientemente del metabolito de puesta a esta cuestión es la resulta de una serie de adapta-
otro hongo (el Strobilurus tenacellus); las estrobilurinas, como ciones de los vegetales con el fin de defenderse de la pre-
así se conocen estas materias activas, están resultando un sión que ejercían los animales herbívoros sobre ellos y, como
potente anticriptogámico para determinadas enfermeda- ya hemos dicho, de una permanente y continua selección
des de las plantas cultivadas. Iguales méritos cabría atribuir de la mano del hombre en busca de un “producto defini-
a otra familia de insecticidas de origen vegetal como los do”. Si los animales fueran capaces de pastorear sin res-
neonicotinoides, altamente efectivos contra insectos chu- tricción provocarían que muchas especies de plantas fue-
padores masticadores. Estos productos fitosanitarios de ori- ran incapaces de reproducirse, lo que provocaría su extinción.
gen vegetal, tienen un interesante y creciente mercado en Así, a través de millones de años de coevolución de plan-
el área de la jardinería y paisajismo, pues su baja persisten- tas y animales, surge un mecanismo regulador que asegu-
cia en el medio y su escasa o nula toxicidad para los mamí- ra que ni las unas ni los otros corran tal suerte. Algunas
feros, junto a su compatibilidad de uso en los programas plantas produjeron para ello espinas, púas, pelos punzan-
de manejo integrado de, plagas, les auguran un futuro pro- tes o simplemente se mimetizaron de tal manera que pasa-
metedor dentro de las necesarias políticas ambientalmen- ban desapercibidas para sus depredadores, protegiéndose
te sostenibles que se propugnan; además, su compatibili- de esta manera de sus agresiones. Por ejemplo, los pelos
zación con otras medidas de bajo o nulo riesgo adoptan urticantes de nuestras conocidas ortigas presentan un ápi-
formas de objetivos encuadrables en la protección medio- ce curvo y contienen ácidos orgánicos (histamina, 5-hidro-
ambiental y ecológica. xitríptamina y acetilcolina); cuando se aplica una presión
Dentro de estas “plantas insecticidas”, un grupo tan inte- sobre dichos pelos su punta se rompe, el extremo restante
resante como conocido desde antiguo, por sus efectos no actúa como jeringuilla que inocula estas sustancias provo-

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nas al ser lavadas por la lluvia, el rocío o las nieblas, se hidro-
lizan y permanecen largo tiempo en el suelo impidiendo el
crecimiento de otras plantas. A veces, el efecto alelopático
se produce sobre individuos de la misma especie, general-
mente a través de sustancias excretadas por la raíz, tal es el
caso de la Grevillea robusta que suele matar a las plántulas
de su misma especie que germinan bajo el radio de influen-
cia. Otro modo de acción alelopática se produce durante la
Tagetes descomposición de los órganos de las plantas, generalmente
patula.
hojas, como pasa con las coníferas. Caso singular y triste-
mente conocido por su impacto ambiental es el de ciertos
bosques centro-europeos, donde la irresponsable mano del
cando un desagradable escozor. Pero no siempre estas armas hombre repobló con la artificialidad añadida al elegir espe-
son suficientes para desarmar a animales ansiosos de ali- cies de rápido crecimiento, dado el especulativo interés
mento; las plantas deben evitar, con diferentes estratage- maderero; así proliferaron grandes áreas de Abies y Piceas
mas, estas agresiones dotándose de armas más complejas y cuyo manto de acículas al descomponerse produjo toxinas
eficaces. Un mecanismo de defensa muy extendido entre que inhibían la germinación de cualquier semilla (sobre
las angiospermas es la producción de ciertos compuestos todo las de especies autóctonas), pero, además, el lavado de
secundarios, los cuales son producidos en menor cantidad las mismas y sus escorrentías hacia ríos y arroyos envene-
y concentración cuando la planta se debilita, enferma o se no las aguas empobreciendo la fauna acuática y rompien-
le somete a una situación estresante; en este sentido se expli- do el equilibrio estructural natural de esos ecosistemas.
ca la tremenda mortandad de las olmedas ibéricas, estas Otras plantas de conocida actividad alelopática, son: entre
últimas décadas, a manos de un escolítido que a su vez tras- los árboles, el ciprés, el plátano de sombra, la robinia, el
mite la grave enfermedad fúngica de la Ceratocystis; el ori- pino..., y entre los arbustos y herbáceas señalar a las jaras
gen de esta epidemia hay que situarlo en la tremenda sequía –Cistus sp–, brezos –Erica–, Lantana, Mentha, Tagete, Salvia,
padecida por los olmos, y por ello su producción de toxi- Pelargonium, Rosmarinus, alcanfor –Cinamomum–, Origanum,
nas naturales protectoras fue insuficiente. Por tanto, un Achillea, Helleborus, amapolas –Papaver sp.–...
árbol sometido a estrés, como es el caso de los urbanos, se En otras ocasiones el objetivo perseguido es el contra-
predispone a una mayor incidencia de plagas y enfermeda- rio, ciertas sustancias que produce la planta al ser excreta-
des ya que la debilidad inducida por las causas abióticas del das al medio actúan como elemento de comunicación o lla-
medio le genera una menor concentración de defensas natu- mada hacia otras. Un ejemplo de ello son las llamadas o
rales, acto seguido el progresivo debilitamiento le llevará a “avisos de peligro” que emiten las acacias africanas cuando
aumentar la producción de oleorresinas que ofrecen un efec- son agredidas; sus hojas dañadas difunden en el aire gas eti-
to llamada a otros insectos, esta vez taladradores xilófagos, leno, el cual detectado por sus congéneres próximos (en
que acaban por conducir irremisiblemente al individuo a la distancias que rondan los 75 mts.) les induce a una rápida
tumba. fabricación de sustancias tóxicas y de sabor desagradable
Estos compuestos secundarios, actuarían básicamente que disuaden al animal que se acerca a ramonearles; si a
desempeñando un papel defensivo en la planta dado su ello añadimos el potente
efecto tóxico o repelente. En otras ocasiones su ingesta oca- armamento que consti-
sional actúa con efecto acelerador –“adrenalínico”– del meta- tuyen sus grandes espi-
bolismo. nas descubrimos el autén-
Pero la producción de este tipo de sustancias defensi- tico seguro de vida de estas
vas no siempre es para hacer frente a un enemigo animal. plantas (por lo demás tan
Muchas plantas poseen determinados compuestos que las escasas) que les permite
protegen de la agresión o invasión por parte de otros vege- sobrevivir en medio tan
tales, es el llamado “efecto alelopático”, evitando así la com- hostil.
petencia por los recursos vitales (suelo, agua, luz...). Este
efecto es mayor en situaciones de estrés ya que la produc-
ción natural de alelópatos aumenta. Conocido es el caso de
los eucaliptos –Eucaliptus sp.–, que mediante la liberación
de monoterpenos volátiles impiden o dificultan la apari-
ción de muchas plantas en sus alrededores. Igual sucede Taxus
Baccata.
con los nogales -Juglans-, cuyas fitotoxinas llamadas juglo-

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Arte en verde

CONVERSAMOS CON
Por Carlos Fransi Marqués Willy Ramos
Casualidad, coincidencia, destino... Viajamos juntos dirección a Arco. Han pasado varios ángeles; silencio prolongado.
Mientras, Willy deja vagar su mirada por el horizonte manchego que se pierde, verde de lluvia, a nuestro alrededor.
Le pregunto si busca a través del cristal. Contesta que no. Que tan solo mira, sin motivo ni objetivo concreto,
por el simple placer de hacerlo.
Y pienso que quizás es así como Willy Ramos encuentra sin buscar. Que ahí es donde su espíritu libre capta
y procesa esencias, donde se gesta el embrión al que –fundido a luz y color– dará vida su pincel.
Su obra es la de un hombre tranquilo, que evoluciona montado en actitud serena, que paradójicamente
se transmuta en fiera a través del vigor de sus lienzos.
Trabaja iconos propios, motivos cotidianos que adopta bajo el signo de la luz y del color. Forja así sus criaturas,
a las que les entrega el brillo de ojos, la mirada terrena, una vida imaginada, el sello de lo singular.
Conozcamos en estas páginas algo más del artista y del hombre. Aprovechemos la ventana abierta,
también nosotros, para dejar perder la mirada sobre este contemporáneo de la belleza.

Casi cien años después, disfrutemos de Willy Ramos,

UN FAUVISTA EN EL ALBOR DEL SIGLO XXI


Pregunta.- Sé que existen posturas P.- He leído, en una entrevista que Te voy a contar una pequeña historia.
intermedias pero, hablando de priori- apareció en la Verdad de Murcia, que tie- Hacen más de diez años estábamos varios
dades, mójate y toma partido: ¿Crees nes adoración por los árboles, no sé si co- hermanos en Nabusimake (palabra que
que el hombre debe preservar la natu- mo representación de la naturaleza o como quiere decir: donde nace el sol, y también
raleza o piensas que su naturaleza es elemento individual. Sácame de dudas. da nombre al pueblo sagrado de los Arsa-
manipular el entorno? R.- Sí, amo los árboles. Pero sería mejor rios).Viví allí de pequeño. Estábamos en
Respuesta.- Debemos vivir inmersos hacerlo extensible a todo lo creado; un casa de Pascasio, comiendo un sancocho
en la naturaleza. Estar íntimamente inte- árbol, una hoja de hierba, la pintura de un regado con chirrinche que nos había hecho
grados en ella sería lo que nos permitiría niño. Me gusta todo. Creo que lo llevo en Sirena, su mujer, y le dicen a una niña que
sobrevivir, y creo que cada día nos aleja- mis orígenes. Ya sabes, nací en un pequeño le lleve la comida a su abuela. Le acom-
mos más de esta idea, que vamos justo en pueblo de Colombia, y con una gran influen- paño. Una veredita, camino de tierra, árbo-
contra, rompiendo equilibrios milenarios, cia de una sociedad indígena que habita les, y llegamos a una casita de las de los
destruyendo. Somos como un cáncer que en la Sierra Nevada de Santa Marta, al nor- indígenas, de paredes de barro y techos de
le ha salido a la naturaleza y que si no corre- te de Colombia; Coguis, Arsarios, y Kan- paja. Allí había una señora muy mayor,
gimos será nuestra ruina. Tenemos que kuamos, todos de la misma raíz, pero con vestida con un sencillo traje, blanco, lim-
cambiar, porque sino vamos a dejar un sus peculiaridades. Su rasgo principal es pio. Estaba sentada a la entrada de la casa,
mundo muy roto a nuestros hijos. el estar absolutamente integrados con la alisándose un largo cabello lacio y blanco,
naturaleza, para ellos todo escena que de niño vi hacer muchas tardes
es uno. Gente sencilla, mís- a mi madre. La mujer se extrañó de ver-
tica, que ama por igual una me, muy lúcida me interrogó. ¿Quién era?
hoja que cae de un árbol, ¿Qué hacía allí? ¿Con quién había venido?
una roca dónde pueden pasar Le contesté que vivía en España y que era
horas meditando, el río siem- pintor. Me miró atentamente, y al cabo de
pre como una fuente de vida, un rato me dijo: “Embustero tú que vas a
o una noche estrellada. Es ser pintor ni ná. Nosotros sí tenemos uno
normal que me identifique de los nuestros allá lejos, que es un gran
con el alma de una peque- artista y que pinta nuestras montañas, nues-
ña piedra encontrada en el tras piedras y nuestros ríos. Ese sí es pin-
mar, o con un maravilloso tor”. Quizás es lo más bonito que me ha
jarrón lleno de flores. pasado, formar parte de la memoria colec-

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