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¿Qué nos impide ser campeones

acuícolas?
La producción piscícola para exportación y para el mercado local crece,
pero no termina de despegar. De hacerlo, ayudaría a reducir la
dependencia de importaciones de pescado. ¿Qué retos existen para
logralo? ¿Podrá el ‘boom’ gastronómico impulsar este negocio?

A pocos días de Semana Santa, hablemos de pescado. De


acuerdo a cifras de Produce, en el Perú en el 2017 (es el
último registro que existe), se consumen por año alrededor
de un millón de toneladas de pescado para consumo
humano directo (CHD).
De este, según Oceana, un 30% corresponde a especies
importadas, de las cuales el 10% proviene de cultivos en
piscigranjas de mar, río o lagos. Ese tercio podría producirse
localmente, si se redujeran las mermas por fallas en la cadena
de frío y supervisión, opina Juan Carlos Riveros, director
científico de la ONG.

En la Asociación de Restaurantes Marinos del Perú (ARMAP)-


que integra a 467 marcas- también creen que existe una
solución para reducir las importaciones de pescado. En efecto,
un 12% de las compras de un restaurante marino en el Perú
durante el otoño y el invierno (cuando escasea el pescado
fresco) proviene del exterior, estima Javier Vargas, su
presidente. Por eso, se han propuesto desarrollar una cadena
productiva que organice a productores para garantizar compras
corporativas.

Empezarán con envíos de paiche de Iquitos, Tarapoto y


Pucallpa, cuenta Miguel Tang, biólogo de la asociación
Amazónicos por la Amazonía, que apoya a ARMAP. Dice que el
paiche, según el corte, funciona tanto en cebiche como en
chicharrón y explica que buscarán atender tanto restaurantes
premium como aquellos orientados a los segmentos B y C.

“En lo único que nadie nos gana es en la cocina. Hay que


empezar el camino por ahí”, afirma, resaltando la oportunidad
que representa el ‘boom’ culinario peruano, para poner en valor
la acuicultura peruana en el mercado local. La principal
ventaja, dice, es que a diferencia de la pesca de captura, permite
programar y garantizar la oferta.

LOS RETOS

Sin embargo, para que se masifique el negocio, habría que


partir por invertir en plantas de procesamiento, lo que
optimizaría los envíos por cortes y los costos logísticos,
reduciendo a su vez el precio del filete hasta en 40% en Lima,
señala Tang.
Para Christian Berger, coordinador de la carrera de ingeniería
acuícola la Universidad Científica del Sur, un paso estratégico
sería la creación de un clúster de proveedores de bienes y
servicios acuícolas, que incluya actores especializados en
provisión de semilla o alevines. No menos importante, dice, es
el alimento, que supone el 60% del costo productivo. En este
subsector el Perú también es campeón como principal
productor mundial de harina y aceite de anchoveta. Según
TASA -principal exportadora del subproducto- por cada kilo de
anchoveta se pueden producir entre 3 y 4,5 kilos de peces de
cultivo para CHD.

En Vitapro (de Alicorp) -para el que el Perú representa el 10%


de sus ventas de alimento de pescado- “están convencidos” de
que el Perú podría emular a Chile y Ecuador, jugadores globales
en salmón y langostino. El año pasado crecieron 40% en ventas
a productores de trucha en Puno y Huancayo. En camarón bajo
sistemas de cultivo intensivo en Tumbes también tuvieron un
dinamismo importante, dice Hugo Carrillo, gerente general de
la firma a Día1, sin precisar cifras.

La experiencia con la trucha va en esa dirección. Según Víctor


Camacho, gerente general de Piscifactorías de los Andes, que
comercializa el 30% de su producción en el Perú a través de
supermercados, la trucha se ha convertido en una alternativa en
precio al lenguado, la corvina y la tilapia. Como ARMAP,
proyectan afinar la logística para llegar a restaurantes -y
también a hoteles- el año que viene. Según el ejecutivo, el pez
está conquistando el mercado local gracias a su aporte proteico
y sabor, quizá la mayor barrera de acceso a la costa para las
especies amazónicas, señalan las fuentes consultadas.

En ese sentido, Ítalo Solimano, gerente general de la firma


productora de paiche Amazon Harvest, sostiene que es
necesario promocionar cada especie y cuantificar la oferta para
conquistar a los distribuidores.

En la orilla política, existen desafíos de tramitología en el


acceso a permisos y sobrecostos por inseguridad, además de la
incertidumbre sobre la extensión en el largo plazo de los
beneficios de la Ley de Promoción Agraria. Vale recordar que
tras tres años de estar suspendidos, el Congreso aprobó hasta el
2021 la ampliación de los beneficios tributarios de la norma
(15% del IR y no 30%) a la acuicultura. Pero no los laborales,
que permitirían impulsar la industria a gran escala, apunta
Jorge Vigil, de la Sociedad Nacional de Pesquería.

“En los dos aspectos es importante que se mantenga esta ley y


en cinco años esto [la producción y exportación] se duplica”,
asegura Mario Mustafá, presidente del directorio de Ecosac y
apunta que la mano de obra supone el 20% de los costos del
negocio. En todos los casos, aunque es escéptico respecto a la
posibilidad de masificar la producción de especies amazónicas o
serranas, Riveros, de Oceana, reconoce que “tarde o temprano
es la solución”. En el 2016, el 53% del pescado consumido en el
mundo provenía de piscigranjas, según la FAO.

“Hay que pasar de cazadores y recolectores a agricultores de


mar”, anima.

LA PROMESA DE LA INVERSIÓN EN INNOVACIÓN

Si hay algo de lo que se habla estos días en el sector acuícola es


del Programa Nacional de Innovación en Pesca y
Acuicultura (PNIPA). Con un fondo de US$120 millones, el
programa es la ‘promesa’ del florecimiento de la industria.
En efecto, en el año y medio que lleva en ejecución el cultivo de
peces, ha estado en su core, con 220 proyectos financiados
versus 28 en pesca en el 2017 y el 2018. En total, ha involucrado
a 451 instituciones, de las que 94 son empresas y 119
organizaciones acuícolas, señala a Día1 su director ejecutivo,
Javier Ramírez. El funcionario reconoce de antemano que ese
involucramiento aún no ha dado frutos. “Esa movilización de
recursos dará hermosos resultados en corto tiempo, pero hoy es
más promesa que realidad”, afirma.
¿Qué se viene en el corto plazo? Según Ramírez, en agenda
está la presentación en mayo próximo de ocho modelos de
negocios. Se trata de estudios que incluirán información sobre
oportunidades de inversión en el Perú en acuicultura y pesca y
tendencias del mercado global para los próximos 15 años.
Ramírez confía en que dicha información –que será publicada
online y presentada en eventos locales e internacionales– sirva
para la toma de decisiones de inversión.
Otro asunto en cartera es la creación de fuerza laboral
técnica y profesional para el negocio acuícola.

“La orfandad que tenemos en técnicos es tremenda”, ilustra.


Según explica, además del financiamiento en cursos de
extensión –que apuntan sobre todo a garantizar la seguridad
alimentaria de los productores-, están apalancando el desarrollo
de diplomados en tres universidades del país (dos en Lima y
una en Amazonas).

El plan es atender la necesidad desde los institutos tecnológicos,


dice. Para eso, adelanta, en el segundo semestre comenzarán a
realizar un estudio de demanda laboral en ambas actividades a
nivel nacional.

Un reto no menos ambicioso es la creación de una nueva


gobernanza para la acuicultura. “La visión ha estado en la pesca.
La acuicultura es distinta y requiere nuevas instituciones”,
opina Ramírez y cuenta que disponen de una línea de trabajo de
S/60 millones para este fin.

Manuela Zurita
manuela.zurita@comercio.com.pe
https://elcomercio.pe/economia/dia-1/impide-campeones-acuicolas-noticia-622054-noticia/

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