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Francia es una república semipresidencial, que cuenta con un presidente (jefe de estado) y

un primer ministro (jefe de gobierno). El presidente es elegido por votación popular, mientras
que el primer ministro es escogido y nombrado por el presidente de la República. Como en
todo sistema parlamentario, puede ser el líder del partido o coalición con más escaños o una
personalidad destacada afín a ellos, pero no siempre es un miembro del parlamento (en este
caso la Asamblea Nacional). En todo caso el presidente suele nombrar a un primer ministro
que está en sintonía con la mayoría parlamentaria, a fin de asegurarse el apoyo de la
asamblea. Las elecciones presidenciales y legislativas ocurren cada cinco años, mientras que
las elecciones departamentales, regionales y municipales ocurren cada seis años.
Después de que Charles de Gaulle implantara la constitución de la Quinta República en 1958,
Francia ha sido gobernada por sucesivos presidentes de derecha hasta 1981. Durante la
década de 1960, los partidos de izquierda tuvieron resultados más bien pobres en las
elecciones a nivel nacional. Los sucesivos gobiernos aplicaron generalmente el
programa gaullista, basado en la independencia nacional y la modernización económica de
una manera intervencionista. La política social de De Gaulle era fundamentalmente
conservadora.
En mayo de 1968, una serie de huelgas de trabajadores y revueltas estudiantiles sacudieron
Francia (Mayo Francés). Pero la agitación no dio lugar a un cambio inmediato de gobierno,
sino que ofreció a De Gaulle la posibilidad de ser reelegido triunfalmente en las elecciones de
junio del mismo año. La herencia del gaullismo siguió gobernando Francia hasta la llegada de
la izquierda a la presidencia.
En 1981, el socialista Francois Mitterrand, fue elegido presidente con un programa de
reformas radicales. Después de asegurar una mayoría en el parlamento en las elecciones de
ese año, su gobierno dirigió un programa de reformas económicas y sociales muy potente.
Sin embargo, en 1983, la elevada inflación y la crisis económica condujeron a una reversión
de la política económica, comprometiéndose el gobierno de izquierda después de las reformas
de la política fiscal y de control de gastos, así como la privatización de los principales bancos
franceses.
Aunque la mayoría de las nacionalizaciones fueron canceladas en 1984, o por los gobiernos
posteriores, las reformas sociales se mantuvieron. Desde entonces, el gobierno alternó entre
una coalición de izquierda (compuesta por el Partido Socialista y el Partido Comunista
Francés y otros grupos), y una coalición de derecha (compuesta por la Unión para la
Democracia Francesa y el Agrupación por la República de Jacques Chirac, posteriormente
sustituido por la Unión por un Movimiento Popular).
Los años 1980 y 1990 también vieron el surgimiento del Frente Nacional de Jean-Marie Le
Pen, un partido crítico con la inmigración, particularmente con la inmigración procedente de
países del norte de África como Argelia, explicándola como causante del aumento
del desempleo y la delincuencia. Desde la década de 1980, el desempleo sigue siendo
elevado con alrededor del 10% de los trabajadores en paro, independientemente de las
políticas para combatirla. Los problemas en los suburbios (un eufemismo que describe a los
desfavorecidas zonas residenciales suburbanas, a menudo con una elevada proporción de
población inmigrante) siguen siendo una preocupación. La presencia de Jean-Marie Le Pen en
la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2002 fue un acontecimiento peculiar por
la utilización populista del problema inmigratorio. La mayoría de partidos pidieron el voto
para Jacques Chirac, con el fin de evitar la victoria de la extrema derecha. Desde 2017 el
presidente de la República es Emmanuel Macron.

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