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A.

Del ejercicio del ministerio

1. Presentación personal

Es poco y a la vez mucho lo que se debe decir en cuanto a la presentación personal de un


MEC. El buen gusto, la limpieza y la discreción podrían ser los parámetros necesarios para
que un MEC esté ya bien presentado. Evitar el escándalo y la ostentación, sobre todo en el
momento de ejercer el ministerio, el cuidado de las manos, evitando cosas que puedan
despertar molestias en quienes atiende, serían elementos a tomar en cuenta.

2. Uso de perfumes

Cuando desempeñe su ministerio, el MEC nunca usará perfumes u otros afeites, sobre todo
en sus manos, para no correr el riesgo de que deje impregnada la sagrada hostia. Esto, además
de ser indigno del oficio, podría ir en detrimento de la salud de algún enfermo que padezca
algún tipo de problema alérgico, sin dejar de lado el desagrado que produce en el comulgante
el sabor que las esencias dejan en el blanco pan.

Cuando haya un ministro que suponga que tiene impregnados en sus dedos ciertos olores
(tabaco por ejemplo), se abstendrá de usar otros olores para tratar de disimular el primero y
preferirá una buena higiene de agua y jabón y hasta un abstenerse, al menos antes de ejercer
el ministerio, de ciertos hábitos que incluso atentan contra su salud.

3. Actitud para llevar la Eucaristía

Ciertamente no es posible pedir hoy lo que se acostumbraba antes acerca de la manera como
el ministro lleve la eucaristía. No obstante, debe hacerse hincapié en el respeto, recogimiento,
prontitud y seriedad con que debe conducirse cuando esté en el ejercicio del ministerio.

Las siguientes indicaciones generales conviene tenerlas presentes en relación con la


Eucaristía.
i. Para recoger las hostias consagradas e ir a las visitas
domiciliarias

El MEC deberá programar muy bien su horario de visita a los enfermos y, cuando se
disponga a cumplir su oficio, no antes, será cuando se dirija al templo a recoger las
formas que necesite en su recorrido.

El ministro nunca recogerá las hostias consagradas y, porque le queda de camino,


aprovechar para realizar una visita o una conversación ajena, en sentido estricto, a su
misión, ni siquiera si es un asunto es de suma importancia y es de naturaleza eclesiástica.
Lo suyo en ese momento es llevar la comunión.

ii. Del relicario

El ministro usará un relicario para colocar en él las hostias consagradas. Podrá ser de
metal, de madera o de otro material noble, no absorbente ni con olores. Lo llevará
preferiblemente colgado a su cuello, sobre el pecho.

iii. Del corporal y el purificador

Deberá llevar consigo un corporal (pequeño cuadrado de tela que sirve, tanto para
envolver el relicario como para que, extendido sobre la mesa, en casa del enfermo, sirva
de pequeño mantel. Procurará, además, tener siempre consigo su propio purificador.

iv. Dónde llevar el relicario

El ministro nunca llevará el relicario en las bolsas de su vestido, del pantalón, del saco,
de la blusa o camisa. El relicario debe llevarse en una bolsa especial que el ministro
llevará preferiblemente al cuello.

En ninguna circunstancia lo llevará en la bolsa o cartera, ni en la valija porta documentos.


Debe llevarlo mejor en la mano, con suma devoción.

v. Yendo de camino, actitudes.

El MEC mantendrá un trato amable con aquellos a quienes encuentre de camino, pero
evitará a toda costa quedarse conversando, o entretenerse en cosas que sean distintas a la
misión que tiene en ese momento. Si alguien lo detiene por el camino el ministro debería
tener naturalidad para indicarle por qué no puede atenderlo en el momento, que lleva el
Santísimo a un enfermo, y concertar una reunión posterior.

vi. Prohibiciones concretas

Existen algunos aspectos que el ministro debe cuidar sobremanera. Entre estas citamos
puntualmente:

a.- Un MEC nunca llevará hostias consagradas a su casa1 o a ningún otro sitio que no sea
la casa de un enfermo o una capilla. La única razón que podrá justificar el tener las hostias

1
Cfr. C.I.C., c. 935. En Enchiridion No. 1269.
consagradas en su casa es un motivo de extrema emergencia calificada: una situación
fuera de la voluntad de todos, la cual podría ser una catástrofe, sea esta natural o
provocada por la violencia en que se dé peligro real de una violación del sacramento.
También podría tener hostias en su casa cuando, por fuerza mayor, sobre todo en zonas
rurales, no pueda pasar por el templo de previo a cumplir su ministerio. En este caso
excepcional el sacerdote responsable deberá pedir autorización al Ordinario.

b.- Nunca deberá sacar hostias consagradas de su territorio parroquial. En caso de que
haya pedido autorización para ejercer el ministerio en otra parroquia deberá ir al templo
de esa parroquia y tomar la hostia de allí.

c.- Si viaja en vehículo motorizado nunca colocará las hostias consagradas en una gaveta
o lugar que no sea el dicho. Procurará no viajar en autobús, pero si lo hace, no hará nunca
ostentación del ministerio.

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