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LOS HÉROES INÍTILES

NICOLÁS AMAYA: Un viejo de origen indio, sin edad.

PRAXEDIS ALVARADO: Un hombre de 50 años

JOVIALES: Un joven de 18 años.

CAPITAN: Capitán del ejército Federal 50 años.

VOZ DE MUJER: Voz femenina multifacética que interpreta cinco personajes.

TIEMPO: Una noche y su alborada en 1913.

ESPACIO: Campamento de las fuerzas Federales en un lugar en ruinas. La mitad de la

escenografía as la celda de los prisioneros, la otra mitad as el lugar del interrogatorio.

VOZ: (Una luz tenue ilumina a una figura femenina con una máscara vieja) Conozco

una historia que he venido rumiando desde hace 70 años, no as que haya sido

tan inspiradora; de hecho ya casi nadie la recuerda, solamente yo. Se la conté

una noche a un escritor de pluma fácil para que hiciera un cuento, pero el se

empeñó en hacer esta obra de teatro. Por más que traté de ser fiel al contarle la

historia, tengo la sospecha que el escritor la ha cambiado, por eso estoy aquí, yo

les iré diciendo cuando (sarcástica) la imaginación creadora destruya la realidad.

As la historia de tres hombres: Un viejo, un hombre y un joven, casi un niño. ¡Ah,

se me olvidaba, Hay un cuarto personaje: El capitán del ejército. Van a vivir de

nuevo una encrucijada que marcó sus vidas con letras de eternidad. Todo sucede

en una noche y terminamos en la alborada. ¿estamos todos listos?

PRAXEDIS ¡Quiero hablar con el capitán!

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VOZ: ¡Pss, ahora empieza! Una sola cosa les dijo: no hay forma de salvarlos. No hay

esperanza que valga, y ¿para que intentar salvarlos? ¿Para volver a vivir un

destino blandenque? Quizá como el de alguno de ustedes… Je je!

PRAXIDES: ¡Exijo ver al capitán!

VOZ: Perdón, no quise ofenderlos! Pero rueguen al cielo para que nunca tengan que

probarse a sí mismos, al vivir un momento de decisión tan terrible como el que

están a punto de enfrentar.

PRAXEDIS: ¡Quiero ver al capitán!

VOZ: Quieres ver al capitán y va a precipitar la historia; no sabe vivir en la

incertidumbre (Se escucha la voz del capitán) la incertidumbre es mi mejor

aliada.

CAPITAN: Soy el capitán capitán ¿Qué quiere?

PRAXEDIS: ¡Exijo nuestra libertad!

CAPITAN: Han apoyado una Revolución y vivirán el castigo.

PRAXEDIS: ¡Tenemos derechos!

CAPITAN: Los derechos son de mi gobierno, aquel que ustedes quieren derrocar.

VIEJO: (Al hombre) Déjelo. Ha habido muchos prisioneros de guerra y no todos

acabaron mal.

PRAXEDES: (Al viejo) Usted ¿Qué sabe de la guerra?

VIEJO: Pos nada más peliar.

PRAXEDIS: No, eso no basta, ¡Exijo mi libertad!

VOZ: Exige su libertad, pero ¿alguna vez fue verdaderamente libre? Hace 200 años que

les dicen que este país as libre. Lo mismo que les dijeron a los que lucharon en

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esta Revolución. La única libre aquí soy yo. (Al público) Ah, las viejas hablamos

mucho, les prometo no hablar más, para no desviar esta historia.

VIEJO: ¡Ya no grite, nada logrará!

PRAXEDES: ¡Gritaré hasta que ya no pueda más!

CAPITÁN: Esta noche será su última noche, al amanecer todo habrá terminado.

PRAXEDIS: Podrás matarnos pero su gobierno está por caer.

CAPITÁN: Mi gobierno es el que ha heredado un siglo de independencia. Ustedes están

fuera de la ley.

PRAXEDIS: Preferimos estar fuera de la ley.

CAPITÁN. Me dijeron que cuando los agarraron huían como cobardes. Son desertores.

PRAXEDIS: ¡Miente!

CAPITÁN: ¿Por qué iban solo? (SILENCIO)

VIEJO: (Mintiendo) Perdimos nuestro grupo.

PRAXEDIS: Íbamos en la retaguardia

CAPITAN: ¿Creen que no sé donde está el enemigo? Sus amigos a los que

abandonaron, iban después; Ustedes iban a la vanguardia.

VIEJO: Nos perdimos.

CAPITÁN: Mienten, ¡No soy imbécil! Se adelantaron con una misión (SILENCIO) ¿Cuál?

PRAXEDIS: Le digo que nos perdimos.

CAPITAN: ¿De dónde son?

PRAXEDIS: De San Pedro de las colonias

VIEJO: Aguas Calientes

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CAPITAN: ¿Y tú?

JOVEN: De la hacienda de la Nopalera.

CAPITAN: ¿La de esta región?

JOVEN: Si.

CAPITÁN: ¿Y qué haces tan joven peleando? Eres casi un niño

JOVEN: Yo no peleo voy a buscar a mi padre.

CAPITAN: ¿As soldado?

JOVEN: Se fue con… (Silencio)

CCAPITAN: No quieres decírmelo, está bien. Con el que se haya ido va a morir, como tú

también. Si no me dicen que tramaban. (Silencio) Yo se los voy a decir.

Regresaban de esconder Armas, municiones y tal vez un cañón “Waterloo”, que

desde la tarde dejó de disparar. Su capitán ha de ver tenido miedo después

diezmamos su tropa y se retiro para esperar refuerzos. Y Ustedes escondieron

el parque. ¿No es cierto?

PRAXEDIS: Podrá decir lo que quiera. No sabemos nada.

CAPITÁN: Tú los guiaste a algún lugar. Lo sé. Pero me lo dices te salvas. Serás libre.

PRAXEDIS: Capitán está en un error. Nada Sabemos de ese fortín.

CAPITÁN: cuando los apresaban, no disparaban, sino quemaban un papel, recuerden

se que era de noche.

PRAXEDIS: Traía un comunicado para m capitán y decía quemarlo.

CAPITÁN: El cañón no disparó desde la tarde, ¿No Recuerdan que era nuestro? Los

cañones no abundan y conozco su rugido y su trueno. A pesar de ir perdiendo

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no lo usaron, decidieron esconderlo… está bien su silencio se unirá al de la

muerte. (SALE)

VOZ: Ese Capitán era listo, no en balde vivió muchos años en la Europa. Era un buen

estratega, pero nunca entendí, ¿Por qué perdió el amor a la vida? Esa noche

estaba calmado; en el fondo no le importaba ni el porqué ni el cañón. Yo llegué

a conocerlo bien, era un hombre vacío. Y, ¡Qué extraño! Tenía todo lo que la

vida puede ofrecer y la muerte puede quitar. Ahora no sabe que después de

esta alborada no volverá a ser el mismo. Quizá le hubiera convenido ser él el

prisionero, Y así enfrentarse a la muerte. (risa sarcástica) (sale)

VIEJO: Ese capitancito as listo, parecía que nos leía la mente.

PRAXEDIS: Con nada nos sacará la verdad.

VIEJO: Primero reventamos antes que hablar, pero eso no le quita lo listo.

JOVEN: Yo no soy revolucionario, no me puede matar.

VIEJO: No te pueden matar eres casi un niño. Y la guerra as un juego de hombres.

JOVEN: Pero el capitán dijo….

VIEJO: Te lo dijo yo que sé de estas cosas. Duerme tranquilo que nada te pasará.

JOVEN: Yo solo buscaba a mi padre, me dijeron que estaba en el regimiento de

ustedes. Lo vieron en la sierra de arriba.

PRAXEDIS: ¿Y crees que no lo hubiera visitado estando tan cerca del pueblo?

JOVEN: No se enteró que mi madre murió al dar a luz hace 3 semanas.

VIEJO: ¿Cuándo se fue tu padre a la revolución?

JOVEN: Hace 10 meses.

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VIEJO: ¡Menos mal! Si dura mucho esta revolución, habrá muchos niños póstumos

nacidos varios años después de la muerte de sus padres. (Ríe vulgarmente)

PRAXEDIS: ¿Y el niño?

JOVEN: TAMBIÉN fue niña, y vivió.

PRAXEDIS: ¿Y quién la cuida?

JOVEN: Mi abuela, somos nueve y nos morimos de hambre, como todo el pueblo, No

hay que comer, y no hay hombre que siembran la tierra. Por eso me escapé a

buscar a mi padre.

VIEJO: Ya lo encontrarás.

PRAXEDIS: De seguro está en otro regimiento.

JOVEN: ¿Y si nos matan como a los otros?

VIEJO: ¡Otra vez con esa historia! No lo harán, en todo caso a ti no, eres un chiquillo.

JOVEN: No sé dónde está escondido el parque.

PRAXEDIS: ¡Cállate! Nos pueden escuchar.

JOVEN: ¡Nos van a matar! El capitán lo dijo…

PRAXEDIS: ¿Y sí así fuera, hablarías?

JOVEN: No… no lo sé.

PRAXEDIS: Debes de saberlo: estás con nosotros o eres un traidor.

JOVEN: Yo no estoy en la guerra.

VIEJO: No hablemos más, as mejor no pensar, faltan muchas horas para el alba.

(ENTRA CAPITÁN)

CAPITAN: ¡Joviales!

JOVEN: Si, (El capitán lo libera y se lo lleva)

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VIEJO: ¿Crees que hablará?

PRAXEDIS: No lo sé. ¿Hablará usted Nicolás?

VIEJO: Jajaja, Ni una palabra aunque tenga que morderme el corazón.

PRAXEDIS: Si esa quichillo habla estamos perdidos, se apoderarán del fortín y de

todas maneras nos matarán. Mejor nos hubiera matado a todos cuando nos

agarraron.

VIEJO: Don Praxedis, de esta no nos salvamos. Lo que vivimos, vivimos, ni un rato más,

ni un rato menos. (Oscuro. Aparecen el CAPITAN Y EL JOVEN, dos sillas en el

proscenio)

CAPITÁN: Yo no quiero hacerte daño. Si me dices la verdad te irá libre a tu pueblo.

JOVEN: Yo no sé nada.

CAPITÁN: Y si no sabes nada porque tiemblas.

JOVEN: (Temblando) Yo no tiemblo.

CAPITÁN: Mírate las manos.

JOVEN: No sé nada, se lo juro, por mi mamacita que está en el cielo.

CAPITÁN: ¿Qué haces tan joven en la revolución? Tú no andas buscando a tu padre. Te

llevaron a la fuerza. Tú no querías irte. Te obligaron a abandonar a tu familia o

a lo mejor que te gusta… Hay una muchacha que te espera ¿No as cierto?

JOVEN: No

CAPITÁN: Un joven como tú tiene una muchacha o dos o tres. Yo a tus años tenía a

más de una alborotada. ¿Cuándo la viste por última vez? ¿Te despediste de ella?

¿Le hiciste el amor? No te va a esperar, se irá con otro. ¡Ves como lo sabía!

¿Cómo se llama?

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JOVEN: No sé nada.

CAPITÁN: Está bien Piénsalo. A cualquier hora puedes hablar conmigo. Antes del

amanecer te volveré preguntar. Recuerda que la vida dura poco, recuerda que

eres joven y tú estás perdiendo más que el viejo. Ellos ya vivieron, pero tú

apenas comienzas. Piensa cuántas esperanzas vas a perder por andarle jugando

al héroe. (OSCURO)

VOZ: ¡Mi vida…Mi vida…!

JOVEN: María…María. Si pudiera hablar contigo.

VOZ: Háblame… aquí estoy.

JOVEN: Te busqué antes de irme para hacer las pases, para hacer las pases. Pero no te

encontré.

VOZ: ¿Me buscaste…?

JOVEN: No quería irme después que te dije que no te quería. Era mentirá.

VOZ: ¿Era mentira? ¿Me quieres?

JOVEN: No sabía que hacer ya que este mundo no acepta el amor entre iguales.

VOZ: Este mundo nunca lo va a aceptar. Pero no tienes porque mentirme a mi…

JOVEN: Ahora lo sé, pero el miedo y la gente y esta maldita revolución que te arrebata

todo.

VOZ: Pero tu me quieres…

JOVEN: María me voy a buscar a mi padre. Me dicen que está en la sierra de arriba.

VOZ: No te vayas te puede pasar algo.

JOVEN: Sólo unos días.

VOZ: Y si no regresas

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JOVEN: No digas tonterías, regresaré para que seamos muy felices.

VOZ: Tú siempre te preocupas más por tu familia.

JOVEN: No digas tonterías, mi padre siempre nos a apoyado. Y ahora me necesita.

VOZ: Yo también te necesito.

JOVEN: Por eso mismo lo hago. No lo entiendes, (Grita molesto) es por nosotros

también.

VOZ: No te pongas así. Perdóname, solo que me da miedo perderte, que te asesinen,

que te maltraten.

JOVEN: Tengo que irme. No tengo otra alternativa.

VOZ: Está bien, cuídate.

JOVEN: No puedo irme así, enojadas.

VOZ (Llorando) Y como quieres que te despida, ¿con risas?

JOVEN: ¡Con cariño!

VOZ: ¿Con el cariño que tú me estás demostrando? No vas a encontrar a tu padre. Tú

abuela está vieja, ya no sabe qué es buscar una gota de agua en un río.

JOVEN. ¡María, escúchame!

VOZ: Si te vas no volveré a verte, te matarán.

JOVEN: Tiene que comprender que…

VOZ: Lárgate, Lárgate, lárgate. (llora)

JOVEN: María…

VOZ: No te vayas, te puede pasar algo. (Oscuro, ENTRAN LOS REVOLUCIONARIOS, EL

JOVEN SUSURRANDO MARÍA.)

VIEJO: ¡Calma, clama! ¿Qué te pasa?

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JOVEN: Nada, Nada… estaba con…. Nada.

VIEJO: Quien as María? Tu madre.

JOVEN: No, ¿Y don Praxedis?

VIEJO: Se lo llevaron para interrogarlo. ¿Tú no hablaste? Verdad

JOVEN: No, no hablé. (Oscuro. APARECEN EL CAPITÁN Y PRAXEDIS)

CAPITÁN: Usted parece una persona respetable. ¿Qué edad tiene?

PRAXEDIS: Cuarenta años.

CAPITÁN: ¿Ocupación?

PRAXEDIS: Tuve una hacienda.

CAPITAN: ¿La perdió con la revolución?

PRAXEDIS: Antes.

CAPITÁN: Malos negocios.

PRAXEDIS: Si, así es, malos negocios.

CAPITAN: ¿ Y no salvó nada?

PRAXEDIS: Ni la honra.

CAPITAN: ¿Por qué?

PRAXEDIS: Interrógueme sobra la revolución, no sobre mi vida. ¿Nada tengo que

decirle!

CAPITÁN: Trataba de ser amable.

PRAXEDIS: Pues no lo logró.

CAPITÁN: Con usted no quiero usar argumentos, hablé y salvase.

PRAXEDIS: No sé nada.

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CAPITÁN: Claro que lo sabe, usted es como yo. Terco hasta la muerte. ¡Una municiones

y un cañón no valen una vida!

PRAXEDIS: ¿Verdad que no?

CAPITÁN: Verdad que no.

PRAXEDIS: Entonces déjenos libres.

CAPITÁN: Le dijo que soy terco, ¡Usted está muerto! Nunca volverá a ver a su mujer.

¿Está cansado, verdad?

PRAXEDIS: (risas) eso está fuera de nuestro diálogo.

CAPITÁN: Como quiera pero alguien lo estará esperando. Y lo esperará toda la vida y

usted jamás regresará.

PRAXEDIS: En todo caso ese sería mi problema, no el suyo.

CAPITÁN: Yo no estaría tan seguro.

PRAXEDIS: ¿ Por qué? ¿Lo espera a usted alguien? Me parece que no. (Con burla)

entonces usted podría ser un revolucionario modelo.

CAPITÁN: Lo sé, pero por el momento soy su enemigo. Mire a mi no me importa el

cañón. La guerra no se gana en una trinchera, hay muchas otras; pero la ley

militar me obliga a ganar esta escaramuza. No me obligue a matarlos. Hable

salve a sus amigos. ¿Qué me dice?

PRAXEDIS: que soy tan terco como usted. ¡No!

CAPITÁN: ¿Por qué peleas esta guerra?

PRAXEDIS: Para salvar mi pellejo, si me quedaba en mi pueblo era hombre muerto.

CAPITÁN: No lo entiendo.

PRAXEDIS: Su gobierno me obligo a ir a la revolución.

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CAPITÁN: ¿Mi gobierno?

PRAXEDIS: Había una orden de aprehensión en contra mía. Y decidí que si iba a morir

sería en el campo de batalla.

CAPITÁN: Ya sabe lo que es el miedo a la muerte.

PRAXEDIS: No le tengo miedo a la muerte.

CAPITÁN: Es la oscuridad eterna. Ahí termina todo. Para qué precipitar el final.

PRAXEDIS: Aun soy libre y puedo decidir por mi. Usted no as libre capitán tiene que

seguir una ley militar.

CAPITÁN: De acuerdo, es libre de decir cuando quiere morir.

PRAXEDIS: Usted no está convencido de esta Guerra.

CAPITÁN: El interrogatorio ha acabado.

PRAXEDIS: El suyo no el mío. Si gana la guerra ¿Qué será de usted? Y si la pierde ¿A

dónde irá?

CAPITÁN: La esperanza es la virtud nacional. Mi gobierno espera, la revolución me

espera. Usted espera, el joven espera quizá una muchacha, el viejo quizá un

poco de vida. Todos esperamos. Solo la fe lleva a obras. Y México ya no tiene fe.

Solo esperanza.

PRAXEDIS: No le creí un hombre de ideas.

CAPITÁN: Su muerte en nada va a cambiar le panorama. ( le da una botella y la

rechaza) La noche as fría. Al viejo le hará falta. ( La toma OSCURO)

VOZ: Praxedis… amor. No quieras hacerte el héroe. No vale la pena. La patria puede

tener otros héroes. Pero yo no puedo tener otro hombre. Te necesito, los niños

ya preguntan por ti. El nieto ya no te recuerda. Regresa, Sé que aún vives, lo sé

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como cuando también mueras. (Aparece PRAXEDIS con el torso desnudo y

encadenado)

PRAXEDIS: María… María. Nunca llegara ese momento, los que se aman nunca mueren

del todo. Nadie muere del todo.

VOZ: ¿Dónde estás ahora? Si pudiera platicar contigo.

PRAXEDIS: Me oyes aquí estoy…

VOZ: Maldita hacienda, tiene la culpa de esta separación. Y todo por no saber cuidar la

lengua. Te lo dije muchas veces: No Hables. Pero no, reclamaste tanto e

injuriaste la pedida de la hacienda hasta que tuviste que huir. No me importa

haber perdido la hacienda, me importa haberte perdido a ti.

PRAXEDIS: María aquí estoy, tócame.

VOZ: Antes me dormía en tu hombro, Ahora no tengo paz. No as justo, no as justo. No

pueden matarte. ¡Tienes que vivir! Vivir para mi, Nuestros hijos te necesitan. Yo

te necesito.

PRAXEDIS: Aquí estoy, No ves que no puedo acercarme a ti. (Muestra las cadenas)

Quisiera abrazarte, María nunca volveremos a vernos. La revolución nos

devolverá más que la hacienda, nos devolverá la dignidad, nuestros hijos

crecerán libres.

VOZ: Esta mañana me levanté pensando en ti más que nunca.

PRAXEDIS: María me voy a morir.

VOZ: Preparé el desayuno, hornee el pan que te gusta y…

PRAXEDIS: Escúchame. Hoy voy a morir.

VOZ: Arreglé la casa, las plantas el jardín..

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PRAXEDIS: No sigas,

VOZ: Después fui a ver a tu mamá, la pobre ha estado muy enferma…

PRAXEDIS: cállate.. no sigas

VOZ: Tu mamá también de extraña mucho… Tu lejanía nos ha unido.

PRAXEDIS: No quiero morir… (Oscuro)

ACTO II

VOZ: Nadie se salva, ni ustedes, excepto yo. Pero prometí no hablar de mi. Aquí

tenemos una encrucijada y todo por una guerra. A través de la historia he visto

esta escena muchas veces, podría cambiar a los personajes y las circunstancias,

pero esencialmente siempre ha sido lo mismo, Hace un poco más de un siglo

sus abuelos (señala a los prisioneros) luchaban por la independencia de este

país. Ahora ellos pelean por la guerra civil que le llaman revolución. Y esto les

costará un total de un millón de muertos. Los hombres no entienden ni la

revolución salvará a México de la corrupción, al contrario la utilizarán para

saquear aun más a nuestro país. (entra el capitán)

CAPITAN: Tengo que tomar una decisión. De un lado tres vidas, del otro un ideal vacío.

De cualquier manera ninguna decisión me hará un héroe nacional. Al final

todos tenemos un rol en esta vida, que ellos decidan su final y yo solo haré mi

trabajo, para eso soy Federal.

VOZ: Nunca has tomado decisiones, tú solo la obedeces, los otros los más importantes

son quienes deciden por ti. Tu no eres nada, solo un peón de los federales. (le

quita el fuete y el tapí)

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CAPITÁN: (Con voz de adolescente) Papá, Papá no quero ir a la clase de esgrima, los

soldados ya no pelean con espadas.

VOZ: tampoco los soldados leen poesía. Y tu madre bien que te hace leerla.

CAPITÁN: Mi mamá me obliga,

VOZ: Como también te obliga a creer en dios. (Aparece Joviales y recibe el Tapí y el

fuete)

JOVEN: (al capitán)Y por qué no hiciste tu revolución sino no te gustaba el esgrima y

te encantaba la poesía. (Lo golpea) Dime.

CAPITÁN: YO hice mi revolución más tarde.

JOVEN: Pero me dejaste vivir una infancia triste.

PRAXEDIS: (Toma el Tapí y el fuete) Hiciste tú revolución cuando tuviste me edad. Fue

una revolución Europea. Amenizada de buenos vinos y cafés literarios.

CAPITÁN: (AGRESIVO) ahí descubrí muchas cosas.

PRAXEDIS: ¿Descubriste que también podías pensar?

CAPITÁN: Y Eso acaso no as una revolución.

VOZ: Amor tienes que tomar una decisión, escoge Paris y yo o tu México.

CAPITÁN: No es tan fácil , amor ha y responsabilidades que no puedo abandonar.

VOZ: No será la única responsabilidad que vayas a abandonar en la vida.

PRAXEDIS: Y te volviste a servir a tu patria ¿Verdad? ¿Qué servicio has hecho a tu

patria? ¿He dime?

CAPITÁN: Aquí estoy sirviéndola con mi vida.

PRAXEDIS: ¿A tu patria o ala mitad de tu patria? Estás matando mexicanos. ¿ese es el

servicio que has consagrado a tu vida?

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CAPITÁN: No todos los mexicanos merecen ese nombre.

PRAXEDIS: ¡Y solo por eso has hecho de nuestra madurez unos años vacíos!

Desaparecidos.

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