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CORPORACIÓN UNIVERSITARIA AMERICANA

LA LECTURA CRÍTIC
Mg. Margarita Rosa Albino Valenzuela
Lectura y democracia
Carlos Martínez García
Poder descifrar las letras impresas en hojas que conforman un libro, y/o que están plasmadas en
una pantalla de computadora, no significa necesariamente saber leer. Porque la lectura es un
proceso más complejo, en el que está involucrada la capacidad de dialogar con el autor de lo que
vamos leyendo, estar de acuerdo o en desacuerdo con él, o ella, y sacar conclusiones propias en
ese diálogo.
En el sentido de la afirmación anterior va la consideración de Daniel Cassany en su reciente obra
Tras las líneas: sobre la lectura contemporánea (Editorial Anagrama), cuando afirma que: "Leer y
comprender es una actividad compleja en cada lugar, fecha y circunstancia. Si bastara con
aprender palabras, la sintaxis o los sonidos que se relacionan con éstas, sin duda todos los
jóvenes que llevan años en la escuela sabrían leer... ¡Pero no es así!" Y es cierto. En México el
sistema educativo está basado en mal orientar al estudiantado, al hacerle creer que sabe leer
cuando en realidad nada más se le enseña a decodificar gramaticalmente lo impreso. Por lo mismo
un altísimo porcentaje de los estudiantes, sean de primaria o universitarios, salen muy mal librados
en la llamada lectura de comprensión. En el ejercicio de saber qué se propone en un texto, las
partes que lo integran, las propuestas que se hacen y los argumentos para sostenerlas, y las
conclusiones a las que arriba un autor(a), los escolares mexicanos tienen tantas dificultades para
salir airosos que para nada resulta exagerado concluir que no saben leer.
Esa incapacidad de realmente comprender un texto la corrobora la experiencia por más de una
década de una docente de la mayor, y mejor, universidad del país, que tiene a su cargo el sistema
que certifica la posesión, o no, de una lengua extranjera por parte de estudiantes que necesitan
ese requisito para titularse de alguna licenciatura y/o para ingresar a un posgrado. En los miles de
exámenes aplicados para comprobar que los candidatos pueden leer un texto de la especialidad
sobre la que hicieron sus estudios de licenciatura, texto sobre el que se les hacen preguntas por
escrito para evaluar si comprendieron lo leído, un preocupante porcentaje no obtiene la calificación
aprobatoria. La conclusión de esa muy responsable docente, y del equipo que con ella labora, es
que los aspirantes no pueden hacer lectura de comprensión en una lengua extranjera porque no
saben leer bien en español. Luego entonces la problemática va más allá de aprender reglas
gramaticales, declinaciones de verbos y vocabulario de una nueva lengua; pasa por el hecho de
que los estudiantes llegaron al nivel universitario sin la capacidad de leer analíticamente.
Dice Gabriel García Márquez que la lectura se adquiere por contagio, pero ¿cómo la inmensa
mayoría de mexicano(a)s pueden contagiarse de algo a lo que muy raramente estás expuestos? El
hábito de la lectura es una rareza entre nosotros. De ello dejan seco y brutal testimonio las
escalofriantes cifras que muestran la existencia en México de una librería por cada 250 mil
habitantes, y que en el país sólo en 6 por ciento de los municipios hay librerías. El 40 por ciento de
puntos de venta de libros están concentrados en la ciudad de México, e incluso pocos de los
lugares donde se expenden libros son dignos de llamarse librerías. En el DF las librerías que se
localizan al sur de la ciudad, las que más volúmenes venden y mayor número de títulos tienen,
languidecen cuando se les compara con las librerías de ciudades estadunidenses o europeas con
mucho menos habitantes que nuestra capital.
Sin contagiadores de la lectura a gran escala no habrá contagiados. Los libros son bienes lejanos
a la inmensa mayoría de los mexicanos (a) s, son objetos extraños a su vida cotidiana. La
estridente campaña gubernamental "Hacia un país de lectores" es más verborrea pirotécnica que
verdaderos programas y acciones que vayan acercando el libro naturalmente a los escolares de los
primeros grados inscritos en el sistema educativo nacional. ¿Pero cómo puede ser de otra forma si
la Presidencia de la República está ocupada por un anti lector? No obstante, el hábito de leer es
tan generoso que hasta una persona que repele la lectura, como Vicente Fox, se atreve a elogiarlo
y recomendarlo. Nuestra tragedia es que quienes se supone están mejor equipados para leer nada
más no leen libros por el gusto de hacerlo. Es bajísimo el porcentaje de universitarios que por su
cuenta leen consuetudinariamente después de haberse graduado. Cuando se despidieron de la
universidad también se despidieron de los libros.
La lectura es uno de los factores que fortalecen la ciudadanía. Ayuda a conformar una
personalidad democrática, aunque, debemos decirlo, no lo hace de forma automática. La búsqueda
constante de información, ideas, propuestas y nuevos horizontes es una característica de quienes
buscan construir democracia en todos los órdenes de la sociedad. Un aparato gubernamental que
aleja, que impide con sus programas ineficaces la lectura masiva en el nivel educativo inicial, es un
gobierno que fomenta la antidemocracia al seguir privilegiando la educación memorista en lugar de
transmitir el gusto por la lectura, que lleva a pensar por sí mismo.

1. Elige la proposición que consideras que refleja mejor el tema del texto.
a) Los mexicanos aman la democracia
b) Elaborar una campaña para que haya más lectores
c) La democracia se fortalece con buenos lectores
d) La lectura es un acto complicado

2. Describa el tipo de lectores a los que hace referencia el texto.


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3. Identifique la idea principal del segundo párrafo.
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4. Elabore un resumen del texto. Utilice sólo el espacio que se asigna en las siguientes líneas.
Evite copiar frases del texto. Use su propio lenguaje (máximo 100 palabras).
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5. Elabore un párrafo de opinión sobre el texto leído (máximo 100 palabras)

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