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Cultura Económica 05 / 8 / 19

Políticas de Estabilización
Un hecho notable en el cual concuerdan casi todos los economistas, es la necesidad
de contener las fluctuaciones de la economía, cuando se estima que serán permanentes
y no se corregirán a través del simple funcionamiento de las fuerzas del mercado.
Se considera que cuando son muy profundas y frecuentes, pueden estar indicando
una situación de inestabilidad que conviene atacar a tiempo, pues si no, se corre el
riesgo de caer en una grave situación recesiva o, por el contrario, en una situación
inflacionaria.
También se argumenta que mantener una cierta estabilidad en la evolución de
algunas variables como la oferta monetaria, el nivel de precios, etc etc, es importante,
pues cuando se producen “saltos” se distorsiona la información que reciben los agentes
económicos acerca del comportamiento futuro de la economía.
En este sentido, es básico señalar que la formación de expectativas es afectada en
forma notable por las situaciones de inestabilidad e incertidumbre producto de las
fluctuaciones.
Por supuesto, si se quiere implantar una política contra cíclica para evitar estos
efectos, se requiere que en primer lugar sus gestores reconozcan el origen, intensidad
y duración de la perturbación.
En ocasiones ésta puede ser el producto de una variación en el gasto público, en el
consumo o en la inversión privada. Por ejemplo, se argumenta que algunas
innovaciones requieren de inversiones particularmente fuertes en sus comienzos, para
asegurar el éxito en el mercado, y ello podría tener como consecuencia un
desplazamiento en la demanda agregada que, a su vez, desviaría el producto, las tasas
de interés o los precios, de las sendas de crecimiento establecidas como objetivos.
También es factible que el origen de la perturbación sea un aumento de las
exportaciones, debido a un incremento del nivel de renta en el exterior. Así pues, son
muchas y variadas las fuentes de las perturbaciones en la economía. De cuál sea su
origen dependerá, la forma como deberán ser atacadas.
Es importante tener presente que si las perturbaciones observadas son sólo de
origen transitorio, será preferible abstenerse de intervenir en el mercado, pues es
posible que sólo se consiga introducir más distorsiones en el sistema de precios.
Encontramos, en este caso, que se deben a las propias acciones de los gestores de
la política económica, debido a lo complejo de las decisiones que se deben tomar.
También es factible que sean el producto de medidas cuyo propósito sea el de
conseguir votos en periodos electorales. En este caso, se habla de la existencia de un
ciclo económico de origen político.
Supongamos que se adopta una política económica tendente a corregir cualquier
perturbación que haya surgido en la economía. Podemos esperar que surjan ciertos
desfases en el tiempo que son conocidos como retardos y que se producen debido a
que los acontecimientos tienen el lugar en el tiempo y no se suceden de forma
instantánea.
Frecuentemente, se acostumbra dividir los retardos en internos, que muestran el
tiempo que se demora la implementación de alguna medida de política económica y
externos, que muestran las demoras que se producen en los efectos de dicha política.
A su vez, el retardo interno es generalmente dividido en tres:

 Retardo de reconocimiento que es el lapso de tiempo entre la perturbación y el


momento en el cual los gestores de la política económica se percatan de su
existencia. Es importante destacar que este retardo puede ser negativo, si las
perturbaciones son previstas con anticipación.

Por ejemplo, si la autoridad monetaria espera un incremento de la liquidez,


proveniente de una mayor participación fiscal en la renta petrolera,
perfectamente podría tomar las medidas necesarias para contrarrestar este
efecto antes de que el mismo se haga efectivo. En este caso el retardo por
reconocimiento es negativo pues los gestores de política saben de la existencia
de la perturbación antes de que la misma se produzca.

También es factible que los gestores de la política económica no puedan


determinar claramente si se ha producido una perturbación en la economía
debido a deficiencias estadísticas. Obviamente, mientras más incompleta sea la
información de la que disponen el retardo de reconocimiento puede ser mayor.

 Los retardos de decisión son aquellos que muestran el tiempo que transcurre
entre el momento en que se reconoce la existencia de una perturbación y el
momento en que se toma la medida de política económica para contrarrestarla.
 El retardo de acción muestra el tiempo que transcurre entre el momento en que
se toma la medida de política económica y el momento de su implementación o
ejecución.

Por su parte, los retardos externos muestran la forma como reaccionan en el


tiempo las diferentes variables de la economía a las medidas implementadas por
los gestores de política. Es pues, en cierto sentido un indicador de la rapidez con
la que se obtienen los resultados.

Se argumenta que la política fiscal posee generalmente un retardo externo más


corto, ya que sus efectos sobre la economía son inmediatos, al contrario de lo
que sucede con la política monetaria, pues las relaciones que interconectan las
variables monetarias con las reales son mucho más complejas y requieren de
eslabones más largos de encadenamiento.

Sin embargo la política monetaria disfruta de un retardo interno mucho más corto
que el de la política fiscal pues cuando, por ejemplo, se desea modificar una
legislación del Impuesto Sobre la Renta se requiere del consenso político
necesario, la aprobación de las modificaciones a través de las diferentes
instancias legales, etc.

Por su parte la política monetaria es menos “burocrática” y puede ser utilizada


con gran rapidez ya que las decisiones respecto a la implementación de un
nuevo encaje legal o una emisión de bonos requieren – por ejemplo- de un menor
número de trámites administrativos y son, en este sentido, mucho más fáciles de
implementar.

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