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El primer ferrocarril de España

La historia de la primera línea de ferrocarril en la Península no debe ser olvidada, te contamos


los pormenores de una aventura de hierro sin parangón.

El transporte de pasajeros y mercancías solo fue posible gracias a la energía del vapor y a la
expansión de la industria del acero en el siglo XIX, aunque sus primeros pasos se dieran en
la centuria anterior. La línea La Habana-Güines fue la primera del Estado español y la de
Barcelona-Mataró la primera de la Península. Te contamos todas las claves de los primeros
ferrocarriles de España.

En 1811 apareció la primera patente de una locomotora para ferrocarriles de cremallera, de


la mano del inglés John Blenkinsop, quien llamó a su invento Salamanca, una máquina que
se convirtió en la primera locomotora comercial con éxito de la historia. Mientras todo esto
sucedía, y el ferrocarril se extendía por Europa, en nuestras tierras ya se había olvidado la
figura del militar e ingeniero Jerónimo de Ayanz que, entre otras invenciones, había logrado
la primera patente sobre una máquina de vapor moderna en tan temprana fecha como 1606...
Nuestros compatriotas, una vez más a la vanguardia de la ciencia y la tecnología mundial...

EL PRIMER FERROCARRIL PENINSULAR

El frenético desarrollo del ferrocarril en Europa llevó a que se estudiara su implantación en la


península Ibérica. Durante el reinado de Fernando VII se llevaron a cabo diversos estudios
para construir varias vías, pero la inestabilidad política y la falta de recursos económicos
terminaron por arruinar todas aquellas aventuras.

Finalmente, en 1837, se abrió el que fue el primer ferrocarril español. Fue en Cuba y su
recuerdo bien merece una descripción adecuada, pero, antes, veamos qué sucedió al poco en
la Península

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