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El argentino Mario Bunge es un destacado investigador en el campo de la filosofía de la ciencia.

En
este artículo hace un breve repaso sobre las cuestiones epistemológicas principales, y nos
recuerda las características del conocimiento científico:
El conocimiento científico es un saber crítico (fundamentado), metódico, verificable,
sistemático, unificado, ordenado, universal, objetivo, comunicable (por medio del lenguaje
científico), racional, provisorio y que explica y predice hechos por medio de leyes.
 El conocimiento científico es crítico porque trata de distinguir lo verdadero de lo
falso. Se distingue por justificar sus conocimientos, por dar pruebas de sus
verdad, por eso es fundamentado, porque demuestra que es cierto.
 Se fundamenta a través de los métodos de investigación y prueba, el investigador
sigue procedimientos, desarrolla su tarea basándose en un plan previo. La
investigación científica no es errática sino planeada.
 Su verificación es posible mediante la aprobación del examen de la
experiencia. Las técnicas de la verificación evolucionan en el transcurso del
tiempo.
 Es sistemático porque es una unidad ordenada, lo nuevos conocimientos se
integran al sistema, relacionándose con los que ya existían. Es ordenado porque no
es un agregado de informaciones aisladas, sino un sistema de ideas conectadas
entre sí.
 Es un saber unificado porque no busca un conocimiento de lo singular y concreto,
sino el conocimiento de lo general y abstracto, o sea de lo que las cosas tienen de
idéntico y de permanente.
 Es universal porque es válido para todas las personas sin reconocer fronteras ni
determinaciones de ningún tipo, no varía con las diferentes culturas.
 Es objetivo porque es válido para todos los individuos y no solamente para uno
determinado. Es de valor general y no de valor singular o individual. Pretende
conocer la realidad tal como es, la garantía de esta objetividad son sus técnicas y
sus métodos de investigación y prueba.
 Es comunicable mediante el lenguaje científico, que es preciso y unívoco,
comprensible para cualquier sujeto capacitado, quien podrá obtener los elementos
necesarios para comprobar la validez de las teorías en sus aspectos lógicos y
verificables.
 Es racional porque la ciencia conoce las cosas mediante el uso de la inteligencia,
de la razón.
 El conocimiento científico es provisorio porque la tarea de la ciencia no se
detiene, prosigue sus investigaciones con el fin de comprender mejor la realidad.
La búsqueda de la verdad es una tarea abierta.
 La ciencia explica la realidad mediante leyes, éstas son las relaciones constantes y
necesarias entre los hechos. Son proposiciones universales que establecen en que
condiciones sucede determinado hecho, por medio de ellas se comprenden hechos
particulares. También permiten adelantarse a los sucesos, predecirlos. Las
explicaciones de los hechos son racionales, obtenidas por medio de la observación
y la experimentación.

El Conocimiento Filosófico
El conocimiento filosófico, a diferencia del científico, pretende explicar el porqué de los fenómenos,
más que el cómo, que es el fuerte del conocimiento científico. En otras palabras, el conocimiento
científico es más descriptivo, pues describe cómo se producen las cosas, sus causas y sus efectos,
pero el conocimiento filosófico nos ofrece –en el mejor de los casos- una explicación global de un
conjunto de fenómenos u objetos.

En relación con el conocimiento filosófico, podemos detectar algunas de sus características, si


hacemos un repaso muy breve de cómo los diferentes pensadores han realizado su trabajo a lo largo
de la historia.

Los filósofos, cuando realizan investigaciones para producir conocimientos, no utilizan ningún
telescopio, microscopio o aparato de medición. El instrumento básico que requiere el filósofo, y con
el cual examina su entorno, es básicamente el razonamiento. Naturalmente que el filósofo debe
conocer bien, desde el punto de vista científico, aquello que examina, pues su interés es ir más allá
de lo que explica el científico sobre los fenómenos observados. Eso es lo que hacen los filósofos de la
ciencia: examinan las formas metodológicas con las que la ciencia construye sus leyes, revisan las
posibles consecuencias del uso tecnológico de las diferentes ciencias y sus implicaciones éticas, por
señalar un ejemplo.

El trabajo filosófico es un trabajo en que la actividad racional juega un papel de suma importancia,
ya que cuando los filósofos generan nuevas ideas, lo hacen después de haber analizado y criticado
no sólo su pensamiento sino también el de otros filósofos y científicos tanto anteriores como
contemporáneos.

El análisis y la crítica son dos herramientas metódicas que tiene el filósofo para producir
conocimientos.

Mediante un buen análisis podemos darnos cuanta de cómo se han ido desarrollando los
razonamientos (tanto los nuestros como los de los filósofos). Esto nos permite detectar fallas y
contradicciones en nuestras explicaciones.

Mediante la crítica refutamos dichas fallas y contradicciones, y proponemos su superación. Por la


crítica, el filósofo busca conocer las concepciones imperantes en determinada sociedad, siendo una
de las diferencias entre el científico y el filósofo la manera de abarcar los fenómenos.

El primero (científico), selecciona los fenómenos y su objeto de estudio, el químico estudia los
cambios en la materia y la energía, el biólogo a los seres vivos, etc. Por su parte, el filósofo estudia
los fenómenos como totalidades; busca entender sus relaciones, por ejemplo, entre la ciencia, el arte
y la tecnología, o la utilidad del método en las diferentes disciplinas científicas, etcétera.

La mayoría de los filósofos están de acuerdo en aceptar que, aun cuando los problemas señalados
soliciten explicaciones que tienen que ver con objetos o procesos que realmente existen, la Filosofía
no va a tener como objeto de estudio los hechos, de manera en que los científicos se ocupan de ellos
o de modo en que el conocimiento común los aborda.

La filosofía se ocupa de objetos que en muchos de los casos son abstractos, esto es, de objetos a los
que no podemos conocer por la vía estrictamente sensorial (utilización de los sentidos). Así, pues, la
filosofía presenta la característica de conocer objetos que son abstractos (no sensoriales), sobre los
cuales intenta establecer características universales.

Pero no solamente eso: la filosofía se constituye como un conocimiento de carácter universal en


cuanto que clarifica “conceptos” que son utilizados tanto en la vida cotidiana como en diferentes
campos del saber. En este caso tenemos conceptos tales como “creer”, “conocer”, “saber”, “verdad”,
“teoría”, entre otros. Podemos decir, finalmente que todo el estudio que hemos realizado en este
curso sobre el conocimiento, ha sido de alguna manera filosófico, pues hemos tratado de estudiar el
tema de manera global, examinando todos sus posibles ángulos, hasta acabar con las características
de los tres principales tipos de conocimiento, al menos para nosotros en este momento.
Características del Conocimiento Filosófico

Racional. Se caracteriza por el uso de conceptos, categorías y principios lógicos en la explicación


de sus objeto de estudio; tales conocimientos son fundamentados a partir de la lógica.

Analítico. Distingue y separa las partes de un todo con la intención de examinarlas mejor: teorías,
categorías, conceptos científicos o filosóficos.

Crítico. Emite juicios de valor sobre una concepción filosófica imperante en la realidad, su
finalidad es detectar o determinar contradicciones en su formulación, así como sus limitantes y
condiciones de posibilidad.

Totalizador. Consiste en tener un saber o conocimiento completo y global de los fundamentos de


toda ciencia o disciplina.

Universal. Que el conocimiento sobre un objeto sea válido para todo miembro de la comunidad
científica y filosófica en cualquier parte del mundo.

Sistemático. Quiere decir que exista ordenación o categorización de principios (conceptos y


categorías) que sustenten las teorías o argumentaciones, de forma que estas sean coherentes

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