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PARADIGMAS BÍBLICOS DEL

LIDERAZGO DE LA IGLESIA

Guía para el establecimiento de ancianos en la iglesia local

Cuerpo de ancianos de la Iglesia Evangélica “Dios es Amor”

Eduvigis Núñez (dif.), Ángel Pereda, Juan González, Danny Carpenter, Samuel Marcano y
Rodolfo Oliveros

Primera publicación en Junio, 2007 por Editorial Semillas de Crecimiento


Barquisimeto, Edo. Lara, Venezuela

Revisión, 2018
CONTENIDO

Prólogo 3
Introducción 6
Capítulo I: Dios busca hombres idóneos para dirigir a su pueblo 9
Capítulo II: El cuerpo de ancianos debe reunir los requisitos bíblicos 19
Capítulo III: Los ancianos deben funcionar como un cuerpo colegiado 30
Capítulo IV: La misión y organización del cuerpo pastoral 44
Capítulo V: La responsabilidad de los ancianos hacia la iglesia 54
Capítulo VI: La responsabilidad de la iglesia hacia los ancianos 63
Capítulo VII: La formación de pastores en la iglesia local 76
Capítulo VIII: Incorporación y desincorporación de los ancianos en el cuepo pastoral 91
Capítulo IX: La relación del cuerpo de ancianos con la congregación 108
Capítulo X: Manejando los cambios de paradigmas 125
Capítulo XI: A manera de testimonio 134
Bibliografía 141
Índice de textos bíblicos 146
PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN

Al pensar en el equipo de ancianos de la Iglesia “Dios es Amor”, en Maturín, Venezuela,


viene a mi memoria el grupo de líderes de la iglesia de Antioquia de Siria (Hechos 13). Este
grupo de hermanos en “Dios es Amor” está compuesto por miembros muy diferentes.
Representan varias generaciones, diferentes niveles de entrenamiento “formal” y “no formal”, y
diferentes culturas. Los hay con muchas décadas de experiencia en el servicio y los hay con
menos, pero todos, sin ser muchos y con la mitad de sus miembros menores de cincuenta años,
suman casi doscientos años de aprendizaje y experiencia en el servicio a la iglesia.
Algo que me impresiona en Antioquia y Maturín es que la variedad en estos equipos de
trabajo no se ve como una desventaja, al contrario, se ve como algo que enriquece a la Iglesia de
Señor, a través de su multifacético liderazgo.
Este libro, fruto de su reflexión y experiencia desarrolla muy bien los objetivos que se
propone y para ello proporciona un estudio serio del texto sagrado, así como abundantes ideas
prácticas, las cuales pueden tomarse tal cual se dan, o pueden servir para estimular los
pensamientos sobre la realidad particular de cada iglesia.
He conocido a estos consiervos durante casi diez años, por lo tanto sé que sus
recomendaciones no salen del escritorio, sino de sus muchas y largas vigilias con el rebaño. Este
es un grupo de “ancianos que gobiernan bien”.
Me siento muy honrado por la amistad y compañerismo de estos colegas y con gran gozo
recomiendo la lectura de este libro. No importa la fase de desarrollo en la que se encuentre, ni el
paradigma en el que milite, esta lectura le provocará a la reflexión y le proveerá herramientas
útiles para tomar los pasos que le permitan obedecer lo que el Señor le muestre a través de ella.

Dr. Manuel Valverde


Anciano, Iglesia Bíblica de Guatemala

3
PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN

Los cambios siempre afectan a la gente. Algunos hablan de “buenos y malos cambios,”
otros de “cambios necesarios e innecesarios,” mientras otros rechazan todo tipo de cambio. Pero
hay una conclusión a la cual casi todos que han estudio el tema han llegado: el cambio es
inevitable.
Muchas cosas han cambiado desde la primera publicación de este libro. Los ancianos de
la iglesia han sufrido cambios. Nuestro querido hermano Eduvigis Núñez murió en el año 2014,
a la edad de 96. En los últimos años ya no ejercía la función de anciano activo, pero habría sido
nombrado “anciano vitalicio” por la iglesia que por tantos años sirvió. Su poesía en la
introducción del libro sigue siendo un testamento a su fidelidad. El hermano Ángel Pereda
también fue nombrado “anciano vitalicio,” y sigue sirviendo al Señor en su amada iglesia en la
capacidad que Dios y su salud lo permiten.
Hay cuatro otros cambios en el personal. Nuestro amigo y misionero estadounidense
Danny Carpenter, por razones legales, no puede servir como un anciano legal de la iglesia. Pero
sigue trabajando al lado de los actuales ancianos como apoyo en la obra. En noviembre de 2013,
el hermano Zabdiel Rivera fue nombrado anciano, después de algún tiempo de entrenamiento y
observación. A pesar de que sea el más joven, su ejemplo cristiano, sabiduría y dedicación han
servido para confirmar su selección, y la iglesia misma aprobó la decisión. Posteriormente José
Díaz fue incorporado en el año 2016, un hombre de buena reputación y una pasión por
evangelizar. Por último, el Señor nos envió a Kelvin Laviera de Maracaibo, cuya experiencia en
la obra y entrenamiento en la palabra y la música lo ha hecho un miembro valioso del equipo
desde 2017.
Pero hay algo que no ha cambiado: nuestro compromiso con la pluralidad de ancianos
para dirigir la iglesia local. Más bien, nuestro continuo estudio de la Palabra de Dios ha
ratificado nuestra creencia en el liderazgo bíblico plural. Hemos tenido muchas oportunidades
para enseñar esa verdad a otros, dentro y fuera del país de Venezuela. Y nos humilla saber que la
primera edición del libro ha llegado a otros países.
Es por eso que nos encontramos con la necesidad de publicar este libro de nuevo. Cada
vez más otras iglesias están llegando a la misma conclusión. Nos es grato ver como muchas
iglesias en la Asociación de Iglesias Evangélicas del Oriente (ASIGEO), a la cual pertenece

4
nuestra iglesia, están cambiando al gobierno plural de ancianos, y muchas otras iglesias también.
Muchos de estos hermanos no tienen experiencia trabajando juntos, y están mirándonos como
ejemplo y están pidiendo nuestra ayuda.
En esta edición hemos visto necesario hacer unas mejoras al texto. Hemos tratado de
corregir problemas gramaticales y de sintaxis, además de insertar nueva información en lugares
pertinentes. Hemos añadido un capítulo que habla de la organización interna del cuerpo de
ancianos. El fin del año 2014 marcó un nuevo descubrimiento para nosotros: la necesidad de
definir qué es el cuerpo pastoral, cuál es su misión, cuáles son sus valores y cuáles objetivos
debería cumplir. Otro nuevo capítulo es sobre el entrenamiento de futuros ancianos en el
contexto de la iglesia local, algo que tenemos unos años practicando en nuestra iglesia. Creemos
que cada cuerpo de ancianos debería preparar hombres que serán la generación de relevo.
Esperemos que estos dos capítulos sean de mucha utilidad para usted como lector del libro.
Como siempre, nuestro propósito principal es que Dios sea glorificado. A la vez, oremos
que su iglesia sea afirmada en su liderazgo según el patrón establecido por Dios.

Sus consiervos,
Juan González, Samuel Marcano, Rodolfo Oliveros, Zabdiel Rivera,
José Díaz, Kelvin Laviera y Danny Carpenter

5
INTRODUCCIÓN (Original)

¡Cómo han pasado los años!


De joven a la vejez,
de hijo primera vez,
de padre fui muy constante,
con mi ejemplo fui estandarte
a cuantos yo conocí.
A esta edad he llegado
por la gracia del Señor
y me siento muy feliz.

Sirvo a mi Señor Jesús


en este cuerpo de ancianos
como ahora se le llama,
y aunque mi mente me falla
y mis fuerzas me abandonan,
quiero darle a Él la honra
por considerarme fiel
y así quiero permanecer
hasta que llegue mi hora.1

Uno de los más altos privilegios que un creyente puede tener es servir al Señor en aquello
para lo cual fue llamado. Particularmente el servicio al cuerpo de Cristo como anciano es una
responsabilidad que nos llena de “temor y temblor” por sus altas exigencias y graves
responsabilidades. Aceptarla no es fácil. Por ello admiramos y respetamos a todos aquellos
creyentes que han asumido esa responsabilidad y se han mantenido fieles al Señor a lo largo de
sus ministerios.
En nuestro caso, somos un grupo de seis ancianos que durante casi una década hemos
servidos juntos al Señor en una iglesia local. Ninguno de nosotros pidió que fuese así, ni pensó
que sería así. El Señor mismo nos fue convenciendo de la necesidad de unir nuestros esfuerzos y
cooperar como equipo en la edificación de la iglesia. Juntos hemos compartido tristezas y
alegrías, angustias y sosiegos, derrotas y victorias. Hemos visto una y otra vez la realidad

1
Fragmento de un poema escrito por el hermano Eduvigis Núñez a los 87 años de edad, Eduvigis sirvió como
anciano en la iglesia “Dios es Amor” desde el año 1961 hasta 2014, cuando murió a los 96 años.

6
siempre vigente de aquella declaración bíblica: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor
paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que
cuando cayere, no habrá segundo que lo levante” (Eclesiastés 4:9).
Podríamos dedicar las siguientes páginas a compartir todas estas experiencias que juntos
hemos vivido y estamos seguro que ello podría animar los corazones de muchos de nuestros
colegas de ministerio. Sin embargo, ese no es nuestro propósito al compartir con ustedes este
texto. Más bien nuestro propósito es mostrar que la voluntad de Dios para la dirección de la
iglesia es que un grupo de ancianos calificados bíblicamente la conduzcan bajo la guía del
Espíritu Santo. No queremos hablar tanto de nuestra experiencia, la cual consideramos muy
gratificante, sino de las consideraciones bíblicas que nos han convencido a lo largo de estos años
que Dios estableció un modelo para la conducción del cuerpo de Cristo y que ese modelo puede
ser claramente identificado en el Nuevo Testamento.
Nuestra iglesia no tiene ninguna afiliación denominacional así que no defendemos a
ultranza ninguna de las formas clásicas de gobierno eclesial ni estamos comprometidos con
ninguna postura particular.2 Hemos tenido la libertad de evaluar a la luz de la Biblia los
principios sobre la dirección de la iglesia y de asumir aquello que hemos considerado más
ajustado a los principios divinos.
Queremos también compartir con aquellos colegas de ministerio que ya están
funcionando como cuerpo de ancianos algunos principios y estrategias tanto para manejarse
como equipo como para conducir la iglesia. Hemos puesto en práctica la mayoría de estas
estrategias y hemos comprobado su eficacia. Quizá no todas apliquen a la situación particular de
su iglesia pero al menos puede darle algunas ideas de cómo ajustarla a su realidad.
Finalmente queremos animar a aquellos colegas que posiblemente aceptan los principios
bíblicos expuestos en este texto pero luchan con la pregunta: ¿cómo puedo aplicarlos en mi
propia iglesia? Entendemos perfectamente esta situación. Nosotros la hemos vivido muchas
veces y seguramente la seguiremos viviendo en el futuro. Los cambios de paradigmas en la
iglesia local son unas de las experiencias más angustiantes para aquellos que estamos
convencidos de la necesidad de cambios pero al mismo tiempo no queremos afectar a ningún

2
La iglesia evangélica “Dios es Amor” en la ciudad de Maturín, Venezuela, fue fundada en Octubre de 1926 por un
equipo de misioneros independientes quienes formaron una organización llamada “Orinoco River Missión” que se
dedicó exclusivamente a fundar iglesias en el oriente del país. Estos misioneros siguieron las pautas generales de las
iglesias congregacionales y fundamentalistas.

7
creyente. Moverse entre los cambios y la sensibilidad de los creyentes no es fácil. Pero aquellos
que dirigimos la iglesia estamos obligados a hacerlo y hacerlo de tal manera que Dios sea
glorificado y la iglesia edificada.
Es nuestro anhelo que este texto cumpla estos objetivos descritos anteriormente. Revise
estas consideraciones con toda honestidad. Asuma la actitud de los nobles judíos de Berea,
quienes escudriñaron con diligencia las Escrituras para confirmar si los mensajes de Pablo eran
bíblicos (Hechos 17:11). Examine toda la evidencia con una mente y un corazón abiertos a lo
que el Señor quiere mostrarle. Nuestra oración es que aquellos que fuimos llamados a servir al
Señor en la conducción de la iglesia escuchemos del “Príncipe de los pastores” las gratas
palabras de aprobación por una labor bien cumplida.

Los ancianos de la iglesia “Dios es Amor”

Eduviges Ángel Juan Danny Samuel Rodolfo


Núñez Pereda Gonzáles Carpenter Marcano Oliveros
(dif.)

8
CAPITULO I

DIOS BUSCA HOMBRES IDONEOS PARA DIRIGIR A SU PUEBLO

El concepto de dirigencia proviene de Dios.


Una de las acciones divinas relacionadas con el desarrollo de las comunidades humanas
es la provisión de un liderazgo conductor. Él nos conoce, sabe que no podemos desarrollarnos
colectivamente sin dirigentes que señalen el camino por donde debemos marchar para el logro de
los objetivos comunes. Tanto la dirigencia como los dirigentes son conceptos totalmente
nacidos del corazón de Dios.
Desde el mismo comienzo de la humanidad podemos apreciar el interés de Dios en
establecer un orden de autoridad definido. Creó a Adán a su imagen y le dio autoridad para
sojuzgar la tierra y tener dominio sobre todos los seres vivos (Génesis 1:26-28).3 Dios seguía
siendo la autoridad final pero de alguna forma revistió a Adán de su propia autoridad para que la
ejerciera sobre la creación terrenal. La expresión “imagen y semejanza” puede indicar aquí un
sentido más bien funcional: que el hombre ejerza el dominio de la creación como representante
de Dios (Walvoord y Zuck, 1985, 29).
La autoridad ejercida por el hombre entonces es una concesión divina, una gracia de Dios
para el bien común. Esto es verdad aun en el caso del gobierno civil, lo cual queda totalmente
claro en Romanos 13: 1-7. El hecho de que haya malos gobernantes o personas que tomen esta
autoridad para hacer daño a otros no anula para nada el principio divino de que toda autoridad
proviene de Dios.

Los líderes que Dios busca deben ser idóneos.


Esto es verdad de forma general, pero particularmente es verdad del pueblo de Dios.
Dios no deja a su pueblo sin dirigentes que puedan conducirlo sabiamente. Su amor por ellos lo
lleva a proveerles líderes que puedan indicar el camino por donde deben transitar a fin de lograr
sus propósitos.

3
Los términos hebreos para sojuzgar y señorear (kabash y radah) denotan mayormente la sujeción y dominio sobre
la tierra y sus criaturas.

9
Pero Dios no se conforma con cualquier clase de dirigentes. Toda la historia bíblica está
llena de ejemplos que corroboran el principio que Dios busca hombres idóneos para que guíen
a su pueblo. Cuando Asa, rey de Judá, quitó sus ojos de Dios y puso su confianza en los
recursos humanos, Dios le amonestó a través de un profeta con estas palabras: Porque los ojos
del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es completamente suyo
(2 Crónicas 16:9, NVI). Dios busca hombres a través de los cuales mostrar su poder y usarlos
para dirigir a Su pueblo, pero busca en ellos fidelidad, pureza e integridad de corazón como
requisitos especiales.
Hombres como Abraham, José, Moisés, Josué, Samuel, David y otros conforman una
larga lista de ejemplos bíblicos que ilustra cuán exigente es Dios con aquellos que llama a que
dirijan a su pueblo. Lo contrario también es verdad: Dios desecha a aquellos que no satisfacen
sus exigencias. Tenemos el caso de Saúl, por ejemplo, quien fue desechado justamente por
fallarle a Dios (1 Samuel 15). No hay negociación posible en este asunto: El pueblo necesita
dirigentes pero sólo aquellos que llenan las expectativas de Dios pueden dirigir a Su pueblo.

Los ancianos son el cuerpo dirigente en la iglesia local


De la misma manera en que Dios se preocupó por dejar establecidos líderes para la
conducción del pueblo de Israel, así lo hizo con la iglesia. Leemos en 1 Tesalonicenses 5:12 que
Pablo exhorta a la iglesia a reconocer a los que tenían la responsabilidad de conducirla o
presidirla.4
Cuando la iglesia fue establecida en Jerusalén, observamos que los apóstoles asumieron
su dirección (Hechos 2:42; Hechos 4:35; Hechos 5:2). Sin embargo, los apóstoles eran un grupo
limitado en número que físicamente no podría estar todo el tiempo encargado de la iglesia.
Además, la iglesia debía reproducirse en otros lugares y necesitaría tener en cada uno de esos
lugares creyentes que se encargaran de dirigirla. Pronto surgió una estructura de gobierno local
que, al principio, por lo menos en la región de Judea, fue paralela con la de los apóstoles, pero
que pronto tomó finalmente la dirección de la iglesia local. 5 Esa estructura fue la de los ancianos
(cf. Hechos 11.30).

4
El término presidir (Gr. proisteimi) tiene que ver tanto con la responsabilidad de dirigir un grupo como de
cuidarlo y protegerlo (Elsa Támez , 1978, p. 150)
5
F.F. Bruce (1988) señala que, aunque al principio los ancianos compartían el liderazgo de la iglesia con los apóstoles,
posteriormente estos últimos desaparecen de la escena de Jerusalén y los ancianos asumen definitivamente el liderazgo
en forma de equipo (p. 272)

10
Lucas registra en el libro de Los Hechos la designación de ancianos en cada iglesia
fundada. Empezando con la iglesia de Jerusalén (Hechos.11:30), los ancianos vinieron a ser los
dirigentes locales de las iglesias. El apóstol Pablo, como parte de su estrategia de fundación y
establecimiento de la iglesia, dejó a las iglesias recién fundadas al cuidado de un grupo de
hombres de esa misma comunidad, sobre quienes impuso sus manos en señal de ordenación
(Hechos 14:23). Más adelante, los ancianos tomaron parte importante en la discusión teológica
sobre el tema de la salvación y la circuncisión de los gentiles (Hechos 15). Pablo no sólo se
conformó con dejar a los ancianos encargados de las iglesias sino que se preocupó por orientarles
oportunamente en la labor que desempeñaban al frente de la iglesia (Hechos 20:17-35).
¿Quiénes eran estos ancianos?, ¿de dónde surgió esta estructura de liderazgo? Desde los
tiempos antiguos ya era común que personas de edad avanzada, por su madurez, sabiduría y
experiencia en la vida, se encargaran de la conducción de los pueblos. 6 El pueblo de Israel,
cuando estuvo en Egipto, ya tenía un grupo de ancianos como líderes antes de constituirse como
nación (Éxodo.3:16). De estos ancianos dice Truman (1997): Aunque no gozaban de una
libertad que les proporcionaría una completa organización nacional, los ancianos ejercían
cierta cohesión sobre la gente acongojada, debido a su edad, reputación, y carácter (p. 54). El
mismo Truman muestra como el liderazgo de los ancianos formó parte de la vida espiritual del
pueblo de Israel durante casi toda su existencia como nación (Truman, 1997, 53).
Podríamos concluir que durante siglos la estructura de un grupo de ancianos como
dirigentes demostró ser altamente eficiente. Ridderbos (2000) dice que “la designación de
líderes generales en un sentido oficial no era una novedad para la iglesia cristiana, sino que
estaba en armonía con los antecedentes propios del judaísmo sinagogal, y en general con las
demandas de la realidad práctica” (p. 594).
Fue entonces natural que en los tiempos del Nuevo Testamento la imagen de un grupo de
ancianos como dirigentes se conservara. Así encontramos, por ejemplo, que tanto en las
sinagogas como en el Sanedrín, los ancianos ejercían un papel muy importante.7 Por ello algunos

6
De acuerdo a Douglas (1991): “En la mayoría de las civilizaciones la autoridad la han investido los que en razón de
su edad y experiencia se tenían como los que estaban mejor capacitados para gobernar. Por lo tanto, no ha de
sorprender que los dirigentes en muchas comunidades antiguas hayan ostentado un título derivado de una raíz que
significa edad madura o ancianidad” (p.57).
7
Las sinagogas eran dirigidas por un grupo de ancianos que tenían la autoridad de ejercer incluso la disciplina y el
castigo de los miembros (Douglas, 1991, p.1303) y dentro del sanedrín, los ancianos eran miembros de las familias
laicas más influyentes de la comunidad (Jeremías, 1985, p. 240).

11
estudiosos señalan que el surgimiento de los ancianos en las iglesias cristianas del siglo uno
estaba relacionada con el liderazgo de ancianos propio del judaísmo. Entre estos podemos
mencionar a Trenchard (1997), Bruce (1988) y MacDonald (1995).
Sin embargo, había notables diferencias entre la estructura judía de ancianos y la que
encontramos en las iglesias del Nuevo Testamento. Entre estas diferencias podemos señalar, por
ejemplo, que mientras los ancianos en las sinagogas y el sanedrín formaban parte de la dirigencia
judía por su linaje,8 los ancianos de las iglesias eran dirigentes por cumplir los requisitos bíblicos
exigidos por Dios.9 Los ancianos de las sinagogas eran limitados en número y los principales
siempre eran tres, organizados en una estructura jerarquizada bajo un presidente, 10 mientras que
los ancianos de las iglesias constituían un número indefinido sin estructuras jerarquizadas. 11
Finalmente, debemos considerar también el hecho de que los ancianos de las sinagogas se
ocupaban exclusivamente de la administración de los cultos y el mantenimiento de la disciplina
en la comunidad mientras que los ancianos de las iglesias tenían responsabilidades más
orientadas a la atención de las personas (enseñanza, asistencia, exhortación, corrección, etc.).
Estas responsabilidades estaban más bien relacionadas con la formación de un carácter cristiano
maduro.
Así que, por un lado tenemos que el liderazgo de ancianos en la iglesia del Nuevo
Testamento seguía en gran medida la estructura de ancianos de las sinagogas pero por otro lado
había notables y significativas diferencias. Esto nos lleva a pensar que los ancianos de las
iglesias eran más que una simple adaptación del sistema judío de un liderazgo de ancianos. Al
igual que pasó con otros elementos, la iglesia como una nueva comunidad, tomó aspectos de su
entorno y los recreó bajo la guía del Espíritu Santo de tal manera que estos reflejaran
apropiadamente la voluntad de Dios para su pueblo.
Por otro lado, debe indicarse que incluso el término anciano no fue la única designación
empleada para referirse a los dirigentes de la iglesia. Cuando la iglesia se expandió al mundo

8
Los ancianos del sanedrín especialmente provenían de la nobleza laica más influyente del pueblo (ibíd.).
9
Estos requisitos se pueden resumir en: un hogar bien establecido, un carácter aprobado por Dios y un apropiado
dominio de la Escritura (cf. 1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9)
10
De acuerdo a Hagg (1981) y Edersheim (1990), los funcionarios principales de las sinagogas eran: el presidente que
ejercía un poder casi absoluto y el ministro que básicamente se encargaba de ejecutar el castigo y anunciar el comienzo
del sábado.
11
Aunque puede reconocerse que entre los ancianos pudo haber un líder (como en el caso de Santiago en Hechos 15),
no se ve en este liderazgo una jerarquía al estilo del presidente de las sinagogas judías, sino alguien que por sus dones
y sensibilidad espiritual puede conducir el grupo en un momento dado. Este tipo de liderazgo es llamado “primero
entre iguales”, es decir, alguien que lidera un grupo colegiado en el cual todos tienen la misma autoridad funcional.

12
gentil, se utilizaron otras palabras como obispo (Hechos 20:28; Filipenses 1:1); presidente
(1Tesalonicesnes 5:12) dirigente (Hebreos 13:7, 17) y pastores (Efesios 4:11).
El término obispo proviene del griego episkopos y, en su uso clásico, “era la designación
común para los funcionarios e inspectores enviados por el gobierno nacional a los estados de su
dominio” (Taylor, s.f.).12 El término tenía la idea de alguien con funciones de vigilancia y por
ello puede bien ser traducido como vigilante, inspector o superintendente (Wilton, 1998, 806).
Es usado en el Nuevo Testamento en relación a los que dirigen la iglesia en los siguientes
pasajes: Hechos 20:28, Filipenses 1:1; 1 Timoteo 3:1, 2; Tito 1:7.
El término presidente es una traducción del griego proisteimi. El término significa
dirigir, gobernar en el sentido de estar a la cabeza de una comunidad (Arndt y Gingrich, 1979,
707). Literalmente describe a alguien que “está en pie frente a un grupo” (Vine, 1999, 693), de
allí que tenga la idea de presidente o gobernador. Se usa en el Nuevo Testamento referida a los
que dirigen la iglesia en los siguientes pasajes: 1 Tesalonicenses 5:12; 1 Timoteo 5.17.13
La palabra dirigente proviene del griego eigeomai, cuyo verbo significa dirigir, guiar
(Tamez, 1978, 80). Aparece en Hebreos 13:7, 17, 24 con una clara referencia a los líderes de las
iglesias locales.
La palabra pastor, del griego poimen, literalmente describe a “los que cuidan una manda
o rebaño de animales” (Vine, 1999, 638). En forma metafórica se usa para referirse a los que
guían la iglesia. Sólo aparece el sustantivo para referirse a los líderes de las iglesias en Efesios
4:10, aunque el verbo pastorear o apacentar aparece en Hechos 20.28 y 1 Pedro 5:2 para describir
la tarea de los ancianos u obispos de la iglesia.
La variedad de términos utilizados en los pasajes antes mencionados refleja las
importantes adaptaciones culturales que los escritores del Nuevo Testamento hacían para
mantener la vigencia y el sentido del concepto bíblico de la pluralidad de líderes dirigiendo las
iglesias locales. Ya debe quedar claro para nosotros que los términos empleados por estos
escritores no tenían la idea de describir una jerarquía dentro de los dirigentes de la iglesia (unos
con más rango de autoridad que otros) sino simplemente hacer el concepto de liderazgo plural

12
Robertson (1989) traduce la palabra como “supervisor” y citando a Deissman señala que el término se aplicaba a
oficiales comunitarios en Rodas (p.753).
13
En Romanos 12:8 aparece el mismo término pero dentro de la lista de dones. El don sería el de presidir.
Hendriksen (1990) indica que este don es el que necesitan los que dirigen la iglesia para poder cumplir eficazmente
su ministerio, como los diáconos necesitan el de servir (p. 456)

13
más claro para su audiencia. Este concepto se mantuvo de forma invariable en todos los casos
donde se dejó algún tipo de liderazgo al frente de una iglesia local.
Pueden citarse oportunamente aquí las palabras de Ernesto Trenchard (1977, 439) a este
respecto:
Pocas escrituras modernas, sea cual fuera su afiliación eclesiástica, niegan el hecho de
que las iglesias de la era apostólica – por lo menos aquellas que Pablo fundara – se regían bajo
la soberanía del Señor de la iglesia y del Espíritu Santo, por un cuerpo de ancianos
(presbuteroi) que también se denominan “obispos” o “sobreveedores” (episcopoi). Eran
también los “pastores” llamados a cuidar del rebaño (Hechos 20:28; vea también Efesios 4:11;
1 Pedro 5:1-4). Las personas eran las mismas pero las designaciones variaban según las
diferentes facetas de su testimonio y obra.

Entonces, ¿cómo nos desviamos?


Debe reconocerse que el modelo de un liderazgo plural en las iglesias locales no se
mantuvo a lo largo de la historia de la iglesia posterior al primer siglo. La lucha por el poder, la
distorsión del concepto de autoridad y las diferencias en los usos de las palabras anciano, pastor
y obispo llevaron, entre otros factores, a una jerarquización artificial y peligrosa del liderazgo en
las iglesias locales.
Durante todo el siglo uno se puede reconocer la existencia de ancianos que dirigían a las
iglesias en una forma colegiada. Al testimonio de los textos del Nuevo Testamento, puede
añadirse el de Clemente de Roma, quien escribe a finales del siglo uno (96 d.C.) y quien
identifica como líderes de las iglesias a los obispos (Bueno, 1974, 216).14 El usa de manera
indistinta los términos obispos, ancianos y dirigentes para referirse a los que gobiernan las
congregaciones locales (Schmaus, 1976, 11). Este testimonio coincide con el resto de la
literatura del Nuevo Testamento.
También la Didajé (100-150 d.C.) reconoce la necesidad de que las iglesias sean dirigidas
por obispos y diáconos “dignos del Señor” (Did. 15:1 - Bueno, 1974, 92). Este documento se
refiere a los obispos como un cuerpo plural de líderes en cada iglesia local. No hay indicios que
existiera alguna jefatura de un obispo sobre los demás.

14
1 Clemente 42:4.

14
Ya durante el siglo dos, y probablemente por la tendencia humana de buscar la unidad
alrededor de una sola persona, aparece la figura del obispo monárquico,15 el cual era uno de los
ancianos que asumió la dirección de manera oficial del cuerpo de ancianos. Ignacio de
Antioquia es quien primero hace mención de él en sus cartas (Romanos 2:2; 9:1; Magnesios 6:1;
Tralianos 2:1 - Schmaus, 1976, 12).16 La iglesia, según él, debe someterse al obispo como al
mismo Jesucristo (Tral.2:1). Sin su presencia no debía celebrarse ni la Cena del Señor ni el
bautismo (Esmirniotas 8:1-2). Identifica claramente tres niveles de jerarquía en las iglesias
locales: Obispo, colegio de ancianos y diáconos (Esm.8:1).17
Otros líderes de la iglesia que también hacen mención de un obispo monárquico son:
Justino (100-165 d.C.), Ireneo de Lyon (125-200 d.C.), Clemente de Alejandría (155-220 d.C.),
Orígenes (185-254 d.C.), Tertuliano (160-220 d.C.) e Hipólito de Roma (236 d.C.). Como se
puede apreciar, después de la mitad del segundo siglo la figura del obispo monárquico era
reconocida de manera general por casi toda la cristiandad. Una estructura jerárquica había
emergido paulatinamente y había logrado ya una forma definida representada por tres
funcionarios: obispos, ancianos y diáconos. 18 La base se había colocado para que se desarrollara
la estructura jerárquica piramidal dentro de la iglesia cristiana.
Hacia los siglos III y IV el obispo monárquico fue extendiendo su radio de autoridad
sobre otras iglesias de la región y alcanzó un nuevo nivel de jerarquía. Llega a ser reconocido
como obispo metropolitano. Su autoridad estuvo ligada mayormente a la convocatoria de los
sínodos19, como bien lo apunta Lacueva (2001, 445):
A partir del siglo III los sínodos se celebraron en la respectiva capital de provincia, convocados y
presididos por el obispo del lugar, que con ello alcanzaba una cierta preeminencia sobre los otros
obispos de la provincia. Así surgió la institución del metropolitano, cuya jurisdicción se extendía a
toda la provincia, con primacía sobre los otros obispos de su distrito.
La influencia siguió avanzando junto con la jerarquía. Posteriormente surge como
resultado de la extensión de la autoridad del obispo metropolitano la figura del Patriarca, quien
tenía jurisdicción sobre todos los obispos metropolitanos que estaban dentro de su región

15
Este término se utilizaba para referirse al obispo que asumió la jefatura de los ancianos después del siglo I.
16
El mismo Ignacio era obispo monárquico en Antioquia de Siria (Romanos 2:2)
17
A partir de este momento se hace una distinción entre obispo y anciano, colocando al primero en preeminencia
sobre los segundos. Tal distinción era ajena a la intención de los apóstoles.
18
A estos tres ministerios se les conoce como órdenes mayores.
19
Los sínodos eran asambleas de obispos para tratar temas diversos relacionados con la doctrina o las costumbres de
la iglesia.

15
(Schmaus, 1976, 12). Cinco patriarcados lograron tener más prominencia que los demás:
Antioquia, Alejandría, Constantinopla, Jerusalén y Roma. Por diversas razones el obispo de
Roma se hace de la jefatura de la iglesia y fortalece su autoridad con el apoyo del Imperio. 20 La
iglesia entonces adquiere una organización piramidal jerárquica que en mucho copiaba le
estructura del estado imperial.
Iverson y Aspluid (1999, 66) resumen bien este punto:
Cuando murieron todos los apóstoles del Nuevo Testamento, la iglesia no supo cómo
remplazarlos. Antes que pedir al Señor que levantara una nueva generación de padres
espirituales, la iglesia del siglo II se institucionalizó. Cada asamblea tomó a su anciano
principal, lo elevó a un nivel de autoridad sobre los otros ancianos y lo llamó obispo... El
obispo de una iglesia madre funcionaba como arzobispo u obispo sobre otros obispos de
la región. Eventualmente, el obispo de la iglesia de Roma fue considerado como el más
alto obispo de la iglesia de todos.

¿Qué razones pudieron llevar a este cambio de paradigma?


Pablo amonesta a Tito que establezca ancianos en la isla de Creta tal y como él lo había
mandado (Tito 1:5). Al leer este texto uno tiene la idea de que el apóstol estaba preocupado de
que sus instrucciones fueran obedecidas al pie de la letra. ¿Por qué estas instrucciones no fueron
tomadas en cuenta por los líderes eclesiásticos de los siglos posteriores?
Aunque no se puede establecer con total certeza cuáles fueron las verdaderas causas por
las cuales la iglesia del primer ¿second? siglo siguió un camino diferente al que habían fijado los
apóstoles en el siglo uno, algunas consideraciones deben ser hechas.
Los líderes de la iglesia cristiana durante los primeros tres siglos no tenían a la mano el
texto íntegro del Nuevo Testamento. De acuerdo a Artola y Sánchez (1992, 99): “Solamente en
la segunda mitad del siglo IV se perciben intentos verdaderamente serios de elaborar listas
definitivas del canon neotestamentario.” Los libros circulaban en forma parcial tanto en la
iglesia oriental como occidental y no era común que algún obispo tuviera acceso a la totalidad
del Nuevo Testamento como para hacer un estudio completo de cómo debía ser dirigida la

20
Según Lacueva (2001, 465), ya algunos líderes de la iglesia como Ignacio de Antioquia, Ireneo y Tertuliano
habían abogado por una consideración especial a la iglesia de Roma. Sin embargo, es cuando cae el imperio
occidental (430 d.C.) que el obispo de Roma asumió el título de “Sumo Pontífice” que era el título del emperador y,
a la vez, el emperador de Constantinopla usó un título correspondiente a Jefe Supremo Civil. Este intercambio de
títulos e investiduras marca un punto importante en el desarrollo definitivo del poder papal.

16
iglesia. Incluso, las copias más tempranas que se tienen de las cartas paulinas reunidas como una
colección no incluyen las cartas pastorales, lo cual hace pensar que estas cartas no fueron
incluidas en el corpus paulino sino tardíamente (Bruce, 2002, 134).21
Por otro lado, el método hermenéutico utilizado por los líderes de la iglesia durante los
primeros siglos posteriores al siglo uno fue la alegorización, lo cual hacía muy difícil hacer una
exégesis seria y objetiva de los textos que tenían disponibles. Acertadamente Vickler (1994, 51)
afirma que:
A pesar de la práctica de los apóstoles, una escuela alegórica de interpretación dominó
la iglesia en los siglos siguientes. Esa alegorización nació de un motivo propio, el deseo
de entender el Antiguo Testamento como un documento cristiano. Sin embargo, el método
alegórico como lo practicaban los padres de la iglesia con frecuencia pasaba por alto
completamente el sentido original del autor y la comprensión literal de un texto para
desarrollar especulaciones que el autor nunca hubiera reconocido. Una vez abandonado
el sentido del autor, como se expresaba en palabras y sintaxis, ya no quedaban
principios que regularan o rigieran la exégesis.

Por ejemplo, Clemente de Roma usa Isaías 60:17 para justificar el establecimiento de
obispos y diáconos en la iglesia, citando en forma retocada la versión griega del Antiguo
Testamento (LXX) (Schmaus, 1976, 11). Clemente argumenta a favor de una cadena de
autoridad en la iglesia que empieza en Dios, sigue a Cristo y finaliza en los obispos, usando para
ello la figura de la jerarquía sacerdotal del Antiguo Testamento: sumo sacerdote, sacerdotes
ordinarios y levitas (Bueno, 1974, 215).22
El método alegórico de interpretación dominó toda la hermenéutica de la iglesia hasta el
siglo XVI y, se podría decir, que todavía no la ha abandonado por completo (Martínez, 1984,
72). Es posible que el método alegórico le haya producido más daño a la iglesia en la boca de sus
representantes que las mismas herejías, las cuales han sido prontamente atacadas y neutralizadas,
no así la alegorización.23 En palabras de Bernard Ramm: “La maldición del método alegórico es
que oscurece el verdadero significado de la palabra de Dios” (Martinez, 1984, 73).

21
Este dato es importante porque la mayoría de las instrucciones paulinas sobre cómo debe dirigirse la iglesia se
encuentran en estas cartas.
22
1 Clem. 40:5.
23
Basta escuchar a la mayoría de los predicadores que tienen programas en la radio o en la televisión. Es triste
observar que la mayoría de sus mensajes tienen una estructura hermenéutica alegórica y a nadie parece importarle

17
La combinación de estas dos variables (visión parcial de texto del Nuevo Testamento y
una débil metodología exegética) contribuyeron definitivamente a asumir una actitud permisiva e
indiferente a la evolución de una forma jerárquica de gobierno totalmente ajena al Nuevo
Testamento.
A pesar de la creciente institucionalización de la jerarquía eclesiástica, algunos líderes y
estudiosos de la Escritura se dieron cuenta de la desviación y advirtieron del peligro de ello. Por
ejemplo, el presbítero Aerio de Sebaste, hacia la mitad del siglo IV, impugnó la primacía del
obispo sobre los presbíteros, basado en el argumento de que obispos y presbíteros son iguales
(Schmaus, 1976, 25-26). También el biblista Jerónimo, para la misma época, explica que los
términos obispo y presbíteros, según Los Hechos y las epístolas paulinas, significaban
originariamente lo mismo (Schmaus, 1976, 25-26). Sin embargo, a pesar de estas “voces en el
desierto” que débilmente intentaron señalar un acercamiento más consecuente con el texto
bíblico, prevaleció en la mayoría de las iglesias la tendencia a la jerarquización eclesial.
Después que la iglesia perdió la visión original sobre los que dirigen la iglesia, muchas
distorsiones han afectado su sano desarrollo. El precedente histórico que encontramos en el
libro de los Hechos muestra claramente que el modelo de Dios para la conducción de la iglesia
no es el que vemos en la mayoría de las iglesias de nuestro tiempo. Largos siglos de
controversia y divisiones han arrojado más polvo sobre el modelo de Dios del que seriamos
capaces de imaginar. Necesitamos recuperar este modelo. Necesitamos volver a las palabras de
Pablo a Tito cuando lo dejó en Creta: “…establece ancianos en cada ciudad así como yo te
mandé” (Tito 1:5; el subrayado es nuestro).

esto. El daño que se le está haciendo a la iglesia en este tiempo por tolerar este tipo de interpretación producirá a la
postre una generación de creyentes con una mentalidad alegorizada que será incapaz de interpretar el texto bíblico
con la mínima seriedad posible.

18
CAPITULO II

EL CUERPO DE ANCIANOS DEBE REUNIR


LOS REQUISITOS BÍBLICOS

Expresamos anteriormente que Dios exige de los que van a dirigir a su pueblo
condiciones bien definidas. Al referirnos a los ancianos como los dirigentes de la iglesia,
igualmente es necesario que consideremos estas condiciones como requisitos que ellos deben
cumplir previo a su desempeño como ancianos.
Estos requisitos pueden apreciarse mejor bajo tres aspectos generales que son: integridad
en la conducción de su familia, integridad en su carácter e integridad en el manejo de las
Escrituras. Revisemos cada uno de estos aspectos y consideremos en detalle lo que implican
para la vida de alguien que va a ser anciano de la iglesia.

Integridad en la conducción de la familia


Este primer aspecto se presenta en el Nuevo Testamento bajo dos responsabilidades:
fidelidad a su esposa y sabia crianza de los hijos.
Fidelidad a su esposa. La frase que Pablo emplea para describir esta cualidad es “marido
de una sola mujer” (1 Timoteo 3:2; Tito 1:6). Algunos han pensado que esta frase podría
significar que haya sido casado una sola vez, pero nada, ni el contexto ni en la gramática, podría
indicar tal cosa.24 Al contrario, la forma sintáctica como está escrita la frase coloca el énfasis en
el concepto de tener sólo una esposa.25 Esto tenía sentido en un contexto social donde la
poligamia era habitual y hasta normal. 26
El candidato a ser obispo debía reproducir el ideal de Dios para el matrimonio, lo cuales
se pueden resumir en tres palabras: monogamia, heterosexualidad y fidelidad responsable. El
mundo helénico había desafiado brutalmente estos ideales divinos prostituyendo el matrimonio
con la poligamia, la homosexualidad y la infidelidad. Los dirigentes de las comunidades

24
Un comentarista que piensa que refiere a la prohibición de contraer segundas nupcias es Matthew Henry
(Lacueva, 1999, 1747), quien dice que aun a los sacerdotes paganos se les prohibía casarse más de una vez.
25
La expresión en griego, tanto en Timoteo como en Tito, dice literalmente: “de una mujer hombre.” El énfasis está
colocado en la frase inicial: de una. El apóstol quería resaltar con esta forma particular de construir la frase que
debía tener sólo una mujer.
26
Un excelente estudio del ambiente polígamo tanto en la sociedad gentil como judía lo presenta William Barclay
(1983) en El Nuevo Testamento comentado por William Barclay, vol.12, Argentina: Ediciones La Aurora, pp. 85-87.

19
cristianas debían mostrar en sus propias familias cuál era la idea original de Dios para la familia.
Por eso debían ser maridos de una sola mujer.
Sabia crianza de los hijos. También el ideal de Dios para la familia debía ser modelado
por el líder en relación a la forma de levantar o criar a los hijos. No debía haber ni imposición
arbitraria ni descuido irresponsable. Un ejemplo de lo primero se encuentra en la pretensión
desquiciada de Saúl en matar a su propio hijo por haber desobedecido una orden incomprensible
que él mismo dio (1 Samuel 14:24-45). Un ejemplo de lo segundo se encuentra en el descuido
de Elí en no llamar la atención a sus hijos (1 Samuel 2:12-36)
Pablo advierte a los que quieren ser ancianos de la iglesia que conduzcan bien sus propias
casas (1 Timoteo 3:4). En el contexto de este pasaje la conducción del hogar se refiere a la
crianza de los hijos, la cual debe desarrollarse con toda honestidad. ¿Qué significa esta
honestidad? El término señala la actitud de alguien que procede con pureza de intención.27 Un
padre que logra la obediencia de sus hijos con amenazas, manipulación o extorsión no los está
levantando con toda honestidad.
El resultado de esta sabia crianza es que sus hijos no solo reconocen y se sujetan a la
autoridad de estos padres, sino que mantienen un buen testimonio ante los de afuera y, lo mejor
de todo, siguen la fe cristiana porque encuentran que sus padres la creen y la viven (Tito 1:6).
¿Qué razones puede tener un hijo para rechazar la fe de sus padres cuando estos han demostrado
en sus propias vidas que es el mejor camino de virtud y rectitud?
Cuando esta norma no se obedece o se intenta disimular con falsas excusas, no sólo
desobedecemos las directrices de Dios sino que sometemos a la iglesia a estar bajo la dirección
de alguien que fracasó en su propia familia y por ello no satisface las exigencias de Dios. Nos
ponemos bajo la autoridad de alguien que ya Dios ha desechado como líder.
Entendemos que no es fácil para un anciano mantener su hogar dentro de los estándares
bíblicos, pero es indispensable. Los desafíos de mantener un sano equilibrio entre su familia, su
trabajo y el ministerio podría ser una exigencia abrumadora. Permítannos tratar con mayor
amplitud este asunto.

27
Hendriksen (1979, 146) comenta que el término dignidad significa que “la firmeza del padre haga aconsejable que
el hijo obedezca, que su sabiduría consiga que el hijo encuentre que es natural obedecer, y que su amor haga que
para el hijo sea un placer obedecer.”

20
El creyente que ha sido llamado a servir al Señor como anciano en la iglesia local tiene
que compartir su tiempo entre su ocupación laboral (si es un profesional que desempeña un
trabajo secular), actividades de la iglesia, actividades personales, devocional diario y tiempo con
la familia. Las presiones en la empresa o en la congregación pueden ser tan grandes que el
tiempo dedicado a la familia puede ser mínimo o ninguno.
Una pregunta que ronda amenazante sobre la conciencia del anciano es: ¿Qué pasaría con
mi ministerio si pierdo el control de mi familia por no tener tiempo para ellos? Se dice de un
siervo del Señor que era muy solicitado por la gente del pueblo donde vivía. Él empezó a tener
problemas en su hogar por no atender sus necesidades. Desde muy temprano ya estaban las
solicitudes a la puerta de su casa: enfermos pidiendo atención, obreros pidiendo trabajo, madres
llorando por el abandono de sus maridos, drogadictos pidiendo dinero, alcohólicos desesperados
y otra gran cantidad de casos. Siempre había tiempo para todos ellos. Un día, al llegar a su casa
de madrugada, su hora habitual de llegada, se encontró con una nota pegada en la puerta que
decía, “Nos hemos mudado a la casa de enfrente para pedirte que nos ayudes, porque estamos
solos.”
Si hay algo que los ancianos no debemos descuidar es el tiempo para estar con nuestra
familia. Hay síntomas que son como indicadores del posible descuido a las necesidades de la
familia:
• Muchos compromisos que atender; la familia es uno más en la larga lista.
• Los artefactos domésticos se dañan y permanecen dañados por mucho tiempo; queremos
hacer algo pero no tenemos tiempo.
• Los hijos nos preguntan: Papá ¿a qué hora puedes atendernos?
• Salimos apurado, temprano en la mañana y llegamos tarde en la noche, muy cansados para
atender los requerimientos de nuestros hijos o esposa.

Debe estar presente siempre en nuestra mente la amonestación paulina: “…que gobierne
bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe
gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)” (1 Timoteo 3:4-5). Gobernar o
conducir bien el hogar requiere una considerable inversión de tiempo y esfuerzo que no siempre
estamos dispuestos a hacer.

21
La conducción del hogar exige especialmente el manejo apropiado de los conflictos. Los
conflictos familiares son aquellas situaciones que producen tensión en los miembros de la familia
y que eventualmente pueden conducir a desacuerdos o choques entre ellos. Estos conflictos
pueden originar resentimientos, pérdida de comunicación, agresividad y abandono del hogar, en
el peor de los casos. La familia del anciano no está libre de estas situaciones, pero si le animamos
a que sabiamente, y bajo la dirección de Dios, las atienda con dedicación, muchas crisis futuras
podrían evitarse
En este sentido consideraremos dos tipos de acciones.

Prevención de los conflictos familiares


En este punto resaltamos lo conveniente de exhortar a los miembros de la familia a
conversar y tratar en familia asuntos tales como:
1. Las formas de enfrentar los conflictos.
• Apartar tiempo para conversar en forma personal y franca los conflictos.
• Procurar, en lo posible, incorporar a todos los miembros del hogar en estas reuniones.
• Si es necesario, buscar la orientación de un consejero
• Revisar varias alternativas de solución al conflicto.

2. Los daños que resultan de conflictos no tratados


• Cómo se afecta la salud física y emocional de la familia.
• Cómo se afecta la misma relación con Dios (cf. 1 Pedro 1:7).

3. Ventajas de mantener buenas relaciones en familia


• Buen testimonio personal
• Obediencia a la Palabra de Dios

Atención de los conflictos familiares


El conflicto debe ser atendido oportunamente. El anciano cuidará de no dejar que el
conflicto se mantenga en el seno familiar ya que esto no sólo deteriorará la salud integral de
aquellos que ama, sino que pudiera afectar su propia vida espiritual y por consiguiente su liderazgo
en la iglesia.

22
La forma como Abraham trató el conflicto con su sobrino Lot puede ilustrar algunos
aspectos importantes en la atención oportuna de los problemas en familia (Génesis 13:1-10)
• Comunicación: “Entonces Abram dijo a Lot” (Génesis 13:8). Abram comprendió que en
esa situación era conveniente hablar con su sobrino y en efecto lo hizo. La falta de
comunicación no ayuda para nada en la solución del conflicto, por el contrario aumenta
el resentimiento haciendo más grande sus dimensiones. Es lo que conocemos como “el
efecto de la bola de nieve.”
• Enfocar el conflicto: Abram habló con Lot y le dijo, “No haya ahora altercado entre
nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos” (Génesis 13:8). Abram fue directo a la
situación de conflicto. Pudo haber hablado del ganado que él le había dado a Lot o de
sus años de cuidado cuando niño, no ocurrió así. Habló específica y directamente del
problema.
• Presentar soluciones: “¿No está toda la tierra delante de ti?” (Génesis 13:9). Es lo que
pudiéramos llamar “abrir ventanas.” Una de las bondades de las ventanas es que dejan
pasar los rayos de luz, que son como esas salidas que podemos tener para tratar una
situación de conflicto.

Los conflictos en el seno familiar de un anciano son inevitables, por lo cual es necesario
el ánimo mutuo entre el cuerpo de ancianos para mirarlos como momentos oportunos para servir
a la familia. La corrección a tiempo de los problemas mejorará el clima emocional y espiritual
del hogar y por consiguiente el rendimiento y eficacia del ministerio mismo del anciano.
Puede decirse que el testimonio familiar es el sermón diario de un anciano. En este
sermón tienen participación cada uno de los miembros de la familia con el mismo porcentaje de
compromiso. Los puntos principales de este sermón están conformados por el amor sin aspereza
del esposo hacia su esposa, la sujeción de la esposa, el respeto de los hijos hacia los padres y el
trato edificante de los padres hacia los hijos (Colosenses 3:18-21).
El testimonio familiar no solo incluye la relación interna entre los diferentes miembros de
la familia sino también el de está con los de afuera, ya sean creyentes o no. En efecto, también la
forma como la familia de un anciano se relaciona con sus vecinos testifica para bien o para mal
del evangelio. Ese trato con los vecinos debería caracterizarse por una buena comunicación,

23
sanas relaciones de apoyo mutuo y solidaridad, la práctica de buenas obras y la comunicación
eficaz del evangelio.

Integridad en su carácter
El segundo aspecto general tiene que ver con el carácter de aquellos que van a dirigir la
iglesia. Las características de estos hombres pueden verse desde dos puntos de vista: no se dejan
dominar por ninguna pasión y cultivan las virtudes cristianas.
No se dejan dominar por ninguna pasión. Los hombres que Dios busca para dirigir la
comunidad cristiana han demostrado que no se dejan arrastrar por las fuerzas que batallan contra
el espíritu (Gálatas 5:17). El apóstol ofrece tanto en 1 Timoteo 3:3-6 y Tito 1:7 una lista amplia
de expresiones que inician con el adverbio no (no soberbio, no iracundo, no dado al vino, etc.).
Estas listas negativas señalan que los dirigentes de la iglesia le han dicho NO a estas actitudes,
hábitos y conductas carnales:
No se dejan dominar de ningún sentimiento de hostilidad. La hostilidad es una actitud
que desencadena conflictos entre los individuos, las familias, los pueblos y hasta las naciones.
Incontables guerras han tenido su origen en la actitud hostil de dos o más personas. Los que
dirigen la iglesia deben mostrar control sobre actitudes como los pleitos (no contencioso - 1
Timoteo 3:3); las discusiones subidas de tono donde domine la agresión verbal (no pendenciero
- 1 Timoteo 3:3; Tito 1:7); la ira manifestada contra los demás (no iracundo - Tito 1:7); la
terquedad mantenida como si nuestra opinión fuera mejor que la de los demás (no obstinado -
Tito 1:7).
El peligro de un dirigente que tenga estas actitudes hostiles es que nunca podrá funcionar
bien en un equipo. Todo irá bien hasta que alguien le lleva la contraria. Pronto se irá del grupo
y formará su propia iglesia y allí intentará igualmente imponer su voluntad sobre los demás.
Sólo se quedarán con él aquellos que por miedo o debilidad no puedan desafiarlo. Un claro
ejemplo de esta actitud la encontramos en Diótrefes, la cual fue rechazada claramente por el
apóstol Juan por ser muy perjudicial para la salud espiritual de la iglesia (3 Juan 9-11).
Los dirigentes tampoco deben dejarse dominar por ningún hábito carnal. Esta actitud esta
ilustrada en el imperativo No dado al vino (1 Timoteo 3:3; Tito 1:7). Nótese que la prohibición
no es a tomar vino sino a emborracharse, esto es lo que se cuestiona. Cuando alguien no puede
controlar la bebida, en el fondo está demostrando que no tiene capacidad espiritual para frenar el
impulso carnal de disfrutar de ese placer. Tal vez alguien dirá: Yo no tengo ese problema porque

24
sencillamente yo no bebo ningún tipo de bebidas alcohólicas. Hay virtud en esta declaración
pero recuérdese que el problema no es sólo con las bebidas alcohólicas. Alguien que es dirigente
de la iglesia no debe ser arrastrado por ningún vicio, llámese café, televisión, música, deporte,
billar, cartas, etc. El punto enfocado es la capacidad espiritual del líder en no caer en ningún
vicio que lo domine, como podría hacerlo la bebida alcohólica. Si un vicio lo domina ya abrió
una puerta para que Satanás arruine su vida y seguramente lo hará (1 Pedro 5:8-9), y ¿cómo
podrá dirigir la iglesia en esas condiciones?
Finalmente, los dirigentes tampoco deben dejarse dominar por la codicia. Dos
expresiones sirven para sustentar esta cualidad del líder. En primer lugar se dice que aquellos
que dirigen la iglesia no deben ser codiciosos de ganancias deshonestas (1 Timoteo 3:3 y Tito
1:7). Esta expresión tiene dos sentidos. Por un lado se refiere a las personas que les gusta hacer
dinero de una forma vergonzosa o desacreditable. En ese sentido, señala a aquellos que en su
búsqueda del dinero no les importa cómo lo obtienen (aun si tienen que violar las leyes), lo
importante es conseguir el dinero. Por otro lado, el término también se refiere a aquellos que
muestran un apetito voraz por las cosas materiales (ambición) (Bauer, 1979, 25).
La segunda expresión usada por Pablo es no avaro. El término señala a alguien que ama
las riquezas como un fin en sí mismas. Cuando a Moisés se le sugirió que buscara hombres que
le ayudaran a dirigir el pueblo, claramente se le advirtió que una de las condiciones era que
aborrecieran la avaricia para que pudieran ser justos en la forma de proceder con el pueblo
(Éxodo 18:21). La avaricia trastorna la integridad de los que tienen la responsabilidad de guiar
al pueblo de Dios (1 Timoteo 6:6-10). Imagine un pastor recibiendo una jugosa cantidad de
dinero de alguien que no quiere ser confrontado por un pecado que está cometiendo. Es allí
donde se muestra el carácter incorruptible de un verdadero siervo de Dios.
Al contrario de lo planteado arriba, los dirigentes de la iglesia más bien buscan ser llenos
del Espíritu Santo, es decir, dejan que el Espíritu de Dios controle sus vidas. Este control se
manifiesta en el fruto o la evidencia de una vida transformada o renovada, lo cual producirá un
creyente:
Sobrio: que es moderado en su forma de conducirse, sabe cómo controlar los excesos y
pasiones con disciplina (1 Timoteo 3:2; Tito 1:8)
Prudente: muy parecido al anterior, alguien que sabe cómo obrar de tal manera que no
ofenda o cause desagrado a otros (1 Timoteo 3:2).

25
Amable: es aquella persona que está dispuesta a ceder aun cuando estuviera renunciando
a sus propios derechos (cf.1 Corintios 6:7). Es alguien conciliador, considerado y apacible (1
Timoteo 3:3).
Justo: el que hace lo que es correcto ante los ojos de Dios. Su sentido de equidad le lleva
a ser ecuánime y equilibrado en la forma de tratar a todas las personas; no se parcializa ni inclina
por nadie. Su meta es tratar a todos como Dios los trataría (Tito 1:8)
Santo: aquel que rechaza el pecado en cualquier forma y cultiva la pureza e integridad
espiritual (Tito 1:8)
Dueño de sí mismo: no se deja controlar de ninguna pasión o inclinación carnal. Un
creyente que es dueño de sí mismo ha rendido su vida al control del Espíritu Santo y por lo tanto
mantiene sujetos a ese control sus sentimientos y emociones.
Buen testimonio de los de afuera: los de afuera son las personas que no conocen a Cristo
como Salvador; ellos están fuera de la comunidad de creyentes, o sea, fuera de la iglesia. Es
cierto que muchas personas no creyentes calumnian a los creyentes sin ninguna razón. Pero
Pablo no se está refiriendo a ese juicio malicioso de los inconversos, sino a un real testimonio
que ellos puedan ver en la conducta intachable del anciano.
Decoroso: esta virtud apunta tanto a una vida de excelencia moral interior como a la
apariencia externa del dirigente de la iglesia. En otras palabras, los ancianos que dirigen la
iglesia deben cuidar tanto la limpieza interna de su alma (pensamientos, actitudes, motivaciones,
etc.) como la limpieza externa de su apariencia (cuerpo limpio y arreglado, ropa apropiada,
cabellos y uñas adecuadamente recortados y limpios, etc.). Ningún esfuerzo puede ser
considerado demasiado en este sentido.

Integridad en el manejo de la Escritura


Aparte de cultivar estas virtudes cristianas, los ancianos de la iglesia deben tener un
adecuado dominio de la Escritura. Al hablar de dominio de la Escritura se está comunicando la
idea de un manejo correcto del texto bíblico. Este manejo se evidencia en una correcta
interpretación del texto en su contexto de tal modo que pueda mantener la fidelidad a la Palabra
y dar respuesta oportuna a las necesidades de los creyentes a través de la predicación, la
enseñanza, la consejería y otras funciones pastorales. Fidelidad y pertinencia son, pues, las
características de un manejo adecuado de la Biblia.

26
El manejo de la Escritura se puede comprobar cuando un creyente puede dar respuesta
positiva a preguntas como:
1. ¿Entiendo lo que el autor sagrado quiso comunicar a través de este texto?
2. ¿Puedo explicar la idea central del texto y las ideas secundarias?
3. ¿Puedo ver la relación de este pasaje con los pasajes anteriores y posteriores y
también con la totalidad del libro?
4. ¿Puedo describir los principios bíblicos (valores eternos que son válidos en cualquier
cultura y época) que se derivan de este pasaje?
5. ¿Entiendo cómo toda la enseñanza de la Escritura respalda los principios bíblicos que
se derivan de este pasaje?
6. ¿Veo con claridad cómo puedo utilizar este texto en las distintas circunstancias del
ministerio: aconsejar, predicar, exhortar, etc.?

El manejo de la Escritura está estrechamente ligado a la función docente de los ancianos.


Se espera que ellos sean “aptos para enseñar,” lo que implica la capacidad de comunicar
eficazmente un determinado contenido, en este caso, la Escritura. 28 En Efesios 4:11 se describen
las tareas de pastor y maestro como funciones realizadas por el mismo grupo de personas. 29 Getz
(1982, 122) señala que “los pastores… eran también maestros que ayudaban tanto en la
organización de la iglesia como en su crecimiento a través del proceso de instrucción.” Por otro
lado, se destaca el hecho que una de las principales tareas del anciano era la de vigilar que las
falsas doctrinas y los falsos maestros no penetraran y confundieran al rebaño con sus perniciosas
enseñanzas (Hechos 20:28; Tito 1:9-11).
Por otro lado, los ancianos deben tener la capacidad de mantenerse aferrados o adheridos
a la sana doctrina (Tito 1:9). El término apegado tiene la idea de aferrarse o agarrarse con fuerza
de algo. También puede traducirse como ser fiel a algo. Pablo advierte que los ancianos de la
iglesia deben caracterizarse por su fidelidad y apego a la doctrina que recibieron porque esta
sería la única manera de poder “animar a otros con la sana enseñanza y convencer a los que

28
El término griego didacticos (apto para enseñar) tiene la idea de uno que es capaz o que está entrenado para
enseñar según Vine (1999, 81).
29
Una regla de gramática griega descubierta por Granville Sharp dice que cuando dos sustantivos están conectadas
con la conjunción copulativa “y” (gr. KAI) y el primero tiene artículo pero el segundo no, ambos se refieren a la
misma persona que está indicada o descrita por el primer nombre (Danna, 1975, 141-142). Este es precisamente el
caso en la construcción griega en Efesios 4.11 de “pastores y maestros”.

27
contradicen” (Tito 1:9, Dios Habla hoy). ¿Cómo puede un anciano mantenerse apegado a la sana
doctrina sin un estudio adecuado y profundo de la Escritura?
El Dr. Robert Clinton (1997) señala que “los líderes efectivos deben tener a lo largo de su
vida un plan único y apropiado para el dominio de la Escritura con el objetivo de usarla con
impacto en su ministerio.” Clinton parte del hecho de que el dominio apropiado de la Escritura
es la única garantía de que el ministerio de un creyente va a ser impactante en la vida de otros ya
que la Escritura es lo que realmente impacta y cambia las vidas de las personas. Esta verdad no
es diferente para los ancianos de la iglesia, quienes sustentan en la Escritura todo su quehacer
ministerial.
Un plan para el dominio de la Escritura debe incluir, entre otras cosas, según el Dr.
Clinton, los siguientes aspectos:
1. Una lectura devocional.
2. Una lectura de refrescamiento para familiarizarse con aquellas secciones de la Biblia
que menos manejamos.
3. El estudio analítico de libros específicos de la Biblia relacionados especialmente con
mi ministerio en la iglesia.
4. El estudio de pasajes claves relacionados con mi ministerio.
5. El estudio de personajes claves relacionados con mi ministerio.
6. El estudio de algunos valores o principios claves para mi ministerio.
7. El estudio de algunos tópicos de interés para el ministerio que estoy desarrollando en
la iglesia.

Es posible que un anciano pregunte, “¿Y cómo se espera que yo mantenga un plan de
estudio bíblico tan riguroso con tantas cosas que tengo que hacer?” Es cuestión de prioridad y
disciplina. Ciertamente el plan es exigente y sin una adecuada disciplina personal que sepa
aprovechar el tiempo al máximo y desechar todo aquello que pueda distraerlo de sus prioridades
nunca se podrá lograr.
Más allá del esquema que un anciano pueda utilizar para desarrollar un plan personal para
el dominio de la Escritura, es necesario que cultive la disciplina y constancia para poder iniciar y
mantenerse firme en la aplicación del plan. Para ello es recomendable que busque a alguien que
le sirva de mentor y a quien usted rinda cuentas del progreso del plan. Muchos se animan y

28
empiezan con mucho ahínco planes para el estudio disciplinado de la Biblia pero pronto
abandonan. De allí la necesidad de rendir cuentas periódicamente a alguien.

29
CAPITULO III

LOS ANCIANOS DEBEN FUNCIONAR


COMO UN CUERPO COLEGIADO

¿Cómo puede un grupo de hombres dirigir la iglesia? ¿No es más fácil que la dirija un
solo hombre?
Tomás de Aquino en su libro La Monarquía, dirigido al rey de Chipre, Hugo I, y donde
exalta el gobierno de un solo monarca, señalaba: “Porque evidentemente mejor puede lograr la
unidad lo que es uno por sí mismo que muchos…luego es más útil el gobierno de uno que el de
muchos.”30 Este libro escrito en 1265 advierte que si se establecía un gobierno de un equipo
plural muchas provincias sufrirían las disensiones y falta de paz por tener muchas cabezas.
Aunque el libro está escrito como una apologética a la monarquía civil, refleja los mismos
temores que tendrían los hermanos en la iglesia, especialmente cuando estamos tan
acostumbrados a movernos dentro de un esquema gerencial-piramidal de administración donde
todo finaliza en una sola persona.
Los temores pueden llegar a ser un obstáculo en nuestro deseo de obedecer a Dios. A
pesar del temor de Moisés frente a Faraón o el de Elías frente a Jezabel, fue claro que Dios
requería de ellos obediencia. Por eso más allá de nuestros temores legítimos, es necesario que
examinemos con la mayor objetividad posible las evidencias bíblicas, no para calmar nuestros
temores, sino para entender cuál es la voluntad de Dios en relación a la dirección de la iglesia y,
como consecuencia, obedecerlo.

La evidencia bíblica
Al revisar los textos del Nuevo Testamento que hacen mención de los ancianos de la
iglesia notamos que todos describen un conjunto de personas sin ningún tipo de jerarquía interna.
Nada parece indicar que había grados o distinciones entre ellos. Veamos algunos ejemplos:

30
Es interesante que Tomás de Aquino en este mismo texto reconoce que el gobierno de un equipo necesitaría de
una armonía difícil de lograr entre los humanos. Estamos absolutamente de acuerdo con este comentario. Sólo el
poder de Dios actuando en un grupo de hombres maduros controlados por el Espíritu Santo puede obrar este
milagro.

30
Hechos 11:29-30
Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos
que habitaban en Judea; lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de
Saulo.

Es la primera mención que se hace en el libro de Hechos y en todo el Nuevo Testamento


de los ancianos como líderes de la iglesia local (en este caso de la iglesia de Jerusalén). Lucas
describe en forma natural al grupo de líderes como un equipo uniforme. El donativo de la iglesia
de Antioquia debía ser entregado a ellos. No se nota que hubiese alguien que representara al
grupo o que tuviese la mayor autoridad como para recibir el donativo en nombre de la iglesia.
Bruce (1998), comentando este pasaje, indica que los ancianos ejercía un liderazgo corporativo.

Hechos 14:23

Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en
quien habían creído.

Este texto se refiere a la estrategia del equipo misionero (Pablo y Bernabé) en dejar un
cuerpo de ancianos en cada iglesia que habían fundado durante su primer viaje misionero.31 Al
respecto señala Getz (1982, 135): “No existen referencias a la elección de “un” anciano o “un”
diacono para una iglesia específica. Es obvio que ningún individuo fue nombrado para servir
solo.” De lo que sabemos, esta estrategia de establecer un cuerpo de ancianos en cada iglesia
local se mantuvo durante toda la tarea misionera de Pablo. En su segundo viaje misionero el
fundó iglesias en Tesalónica y Filipos y sabemos que en estas iglesias también había un
liderazgo plural (Filipenses 1:1; 1 Tesalonicenses 5:12). Se sabe que hizo lo mismo en Éfeso
(Hechos 20:17). La carta a Tito la escribe al final de su ministerio y en ella repite el mismo
patrón de establecer ancianos en las iglesias (Tito 1:5). No hay ninguna mención en ninguno de
estos textos que nos haga pensar que estos ancianos estaban organizados internamente en una
forma jerarquizada con un presidente o líder superior sobre los demás. Al contrario, como señala
Getz (1982, 136): “El grupo necesitaba liderazgo, sí, pero debía ser un liderazgo múltiple; no el
de un individuo que servía como una base autoritaria.”

Hechos 15

31
La frase en el original griego KATA EKLESIA PRESBUTEROS (“ancianos en cada iglesia) indica un uso
distributivo de la preposición KATA, como lo sugieren varios lingüistas (Robertson, Rienecker y Rogers). La idea
es que en cada una de las iglesias en particular se dejó un equipo de ancianos.

31
Este texto refiere la reunión en la iglesia de Jerusalén para tratar el tema de la
circuncisión a los gentiles como requisito para la salvación. Esta reunión fue organizada por la
iglesia de Antioquia después que Pablo y Bernabé tuvieron una discusión con unos maestros que
habían ido de Jerusalén a Antioquia para enseñar a los creyentes gentiles que debían
circuncidarse para ser salvos (Hechos 15:1-2).
En este texto se hace mención tanto de los apóstoles como de los ancianos dentro de los
que dirigía la reunión. Tampoco aquí se menciona ningún tipo de jerarquía en estructura
piramidal en ninguno de los dos grupos.32 Esta reunión fue dirigida en una manera participativa
donde todos tuvieron la oportunidad de exponer sus puntos de vista. Hay algunas expresiones
que indican el uso del consenso para tomar las decisiones finales: Porque ha parecido bien al
Espíritu Santo y a nosotros… (v.28); Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas
que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las
guardase (Hechos 16:4).

Hechos 20:17

Enviando, pues, desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia.

Este texto describe el momento en que el apóstol Pablo manda llamar a los ancianos de la
iglesia de Éfeso para darle las últimas instrucciones en cuanto a la tarea que tenían por delante.
El apóstol considera que es muy importante que todos los ancianos acudan a la cita. Todos son
igualmente responsables o corresponsables por el cuidado de la iglesia. Si uno de los ancianos
hubiese sido el principal o el representante del grupo hubiese bastado con mandarlo a llamar sólo
a él y éste a su vez simplemente hubiese comunicado las instrucciones al resto del equipo
posteriormente. Sin embargo, se nota más bien el nivel de igualdad que compartían todos los
ancianos en común.

Hechos 20:28

Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos,
para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.

32
Bruce (1998, 344) abre la posibilidad de que Jacobo funcionara como el equivalente al presidente de la sinagoga
judía pero al mismo tiempo lo describe como “primus inter pares” (primero entre iguales), reconociendo que todavía
el grupo de ancianos era igual en autoridad. Trenchard (1977, 324) por su parte, advierte que aunque Jacobo pudo
presidir la reunión, esto no significaba ningún tipo de jerarquía.

32
Este texto está en el mismo contexto del pasaje anterior, es decir, las instrucciones de
Pablo a los ancianos de Éfeso. En este pasaje podemos notar algunos elementos que todos los
ancianos tenían en común:

1. Todos deben velar unos por otros33 (cuidarse entre ellos).34


2. Todos deben velar por todo el rebaño.35
3. A todos el Espíritu Santo los ha puesto como obispos para apacentar la iglesia del
Señor.36
4. Todos son encomendados a Dios y a su palabra que tiene poder para establecerlos
firmemente y darles herencia.

Prácticamente este es el único discurso que tenemos del apóstol Pablo que va dirigido
específicamente a los ancianos. En él puede apreciarse que, desde el punto de vista paulino,
todos los que componen el cuerpo de ancianos de la iglesia local comparten el mismo nivel de
autoridad y responsabilidad espiritual.

Hechos 21:18ss

Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos…

En este texto se vuelven a mencionar a los ancianos de la iglesia de Jerusalén. Se nota en


el resto del pasaje que los ancianos hablaron como un cuerpo unificado de líderes que le dieron
instrucciones específicas al apóstol Pablo (note la forma plural del verbo en los versículos 20 a
25).

Filipenses 1:1

Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los
obispos y diáconos:

33
El pronombre griego “vosotros mismos” (EAUTOIS) puede tener aquí un uso reciproco: “los ancianos se deben
cuidar unos a otros”. En este sentido se acentúa la responsabilidad que tienen todos los miembros del cuerpo de
ancianos de velar por sus compañeros de ministerio.
34
El término griego que se traduce “velar” (PROSEJETE) significa prestar cuidadosa atención (Tamez, 1978, 152).
Es un llamado a nunca bajar la guardia en el cuidado tanto de los mismos ancianos como de la congregación.
35
Todos los ancianos tienen la carga de velar por la iglesia. Ninguno de ellos tiene más o menos responsabilidad
que los demás en este asunto. Quizá uno o dos de ellos pueda dedicarse a tiempo completo al ministerio pero esto
no les da más responsabilidad que los otros de velar por el rebaño. Todos comparten por igual esta responsabilidad.
36
Los mismos ancianos son llamados obispos y todos fueron igualmente designados por el Espíritu Santo para
supervisar la iglesia. Note que no se hace ninguna distinción entre ellos.

33
En la introducción de la carta a los filipenses, Pablo envía saludos a los obispos y
diáconos. Es evidente que en esta iglesia había un cuerpo de líderes que se encargaban de la
dirección y el cuidado de ella. Los obispos eran los responsables por el gobierno y la dirección
de la iglesia local y los diáconos eran los responsables, muy probablemente, de ayudar a los
obispos en el desarrollo de algunas áreas ministeriales dentro de la iglesia.
Cuando Pablo se dirige a los obispos (y lo mismo se nota con los diáconos) los trata como
una unidad, un equipo, un cuerpo homogéneo donde ninguna persona particular tenía la jefatura,
o por lo menos no se evidencia en este pasaje.

1 Timoteo 5:17

Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan
en predicar y enseñar.

En este pasaje se muestra el trato que deben recibir aquellos ancianos que se dedican al
ministerio de la predicación y la enseñanza. Pablo se refiere aquí a los ancianos que dirigían la
iglesia de Éfeso adonde había enviado a Timoteo. Algunos aspectos claves deben ser resaltados
aquí:

1. Se reconoce que todos los ancianos deben gobernar la iglesia. 37 La conducción y el


manejo de la iglesia es una responsabilidad de todo el equipo y no de una persona en
particular. Aquí se nota que la dirección de la iglesia local es una tarea colectiva y no
individual.
2. Se reconoce que la meta es hacerlo bien. El cuerpo de ancianos debe esforzarse para
realizar de manera óptima su tarea de conducir la iglesia. Para ello es importante que
los ancianos se organicen internamente, lo cual pudiera incluir tareas como: repartirse
las distintas tareas de supervisión que sean necesarias, mantener una constante
evaluación interna del rendimiento personal de cada anciano, mantener una
comunicación permanente con la congregación, etc.
3. Algunos ancianos se dedicarán exclusivamente a atender algunas áreas esenciales de
la iglesia como la predicación y la enseñanza. Por no tener otro medio de sustento, la
iglesia debe proveer de un ingreso digno a los ancianos que se dediquen a estas
importantes tareas.
4. El hecho de que algunos ancianos trabajen a dedicación exclusiva en la iglesia no
significa que ellos sean los ancianos principales. Tampoco significa que ellos son más
responsable ante Dios por el cuidado de la congregación que los demás ancianos que

37
Guthrie, citado por Rienecker (1980, 631) dice del término griego gobernar (PROHISTEIMI), “La palabra
significa superintendencia general, y describe los deberes repartidos a todos los presbíteros.”

34
forman parte del cuerpo pastoral. Todavía la conducción y cuidado de la iglesia será
una responsabilidad igualmente compartida por todos los miembros del cuerpo de
ancianos.

Tito 1:5

Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada
ciudad, así como yo te mandé.

En este pasaje Pablo instruye a Tito para que atienda las necesidades de algunas iglesias
en la isla de Creta. Algunas cosas debían ser ordenadas para que la iglesia funcionara bien.
Dentro de este proceso de ordenamiento debían ser establecidos ancianos en cada iglesia. De
nuevo se observa que el objetivo del apóstol Pablo es que existieran equipos de ancianos
(liderazgo plural) para atender cada comunidad local. No se hacen mención aquí de ninguna
estructura jerárquica dentro de éstos equipos.

Santiago 5:14

¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con
aceite en el nombre del Señor.

La carta de Santiago, que fue escrita muy tempranamente, identifica también como
líderes de la iglesia al cuerpo de ancianos. 38 Aquí se les menciona como un colectivo y se indica
su responsabilidad de atender a las personas enfermas para orar por su recuperación física y
espiritual. De nuevo, no aparece aquí ninguna mención a alguna forma jerárquica de
organización interna del cuerpo de ancianos. Más bien, Santiago los presenta como un grupo que
comparten el mismo nivel de autoridad y responsabilidad.
Esta carta fue dirigida muy probablemente a las primeras iglesias que se fundaron
principalmente por creyentes judíos.39 Lo interesante es que Santiago asume que todas estas
iglesias estaban dirigidas por cuerpos de ancianos. Entonces podemos concluir que desde un
principio las nuevas iglesias fundadas reconocían la estructura de gobierno de los ancianos.

1 Pedro 5:1-3

38
Algunos señalan que esta epístola debió ser escrita entre finales de la tercera década d.C. y principios de la sexta
(Walter Elwel y Robert Yarbrough, 1999, 354). Kistemaker (1992, 32), por su parte, señala que la carta debió ser
escrita antes del concilio de Jerusalén, el cual tomó lugar alrededor del año 49 d.C.
39
Vea lo que al respecto señala Harrison en Introducción al Nuevo Testamento, pp. 384 y 385.

35
Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los
padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada:
Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente;
no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a
vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.

Pedro, al igual que Santiago, escribe a un grupo de iglesias dispersas por varias regiones
(Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia). Esta carta toca varios temas relacionados con la
actitud que los creyentes deben asumir frente a circunstancias conflictivas, especialmente las
persecuciones. Al final de la carta el apóstol Pedro se dirige a los ancianos como dirigentes de las
iglesias locales. El apóstol trata los ancianos como un grupo corresponsable de la dirección y el
cuidado de la iglesia. Las directrices que él establece en cuanto a la forma como los ancianos
deben dirigir la iglesia son igualmente válidas para cada uno de ellos como partes de un equipo.
También llama la atención que Pedro se coloca en el mismo nivel que los ancianos a quienes
exhorta (“yo anciano también con ellos”). No hay nada más lejos de la verdad que pensar que
Pedro se considerara un jerarca por encima de los ancianos de las demás iglesias. El nunca
pretendió ser la cabeza de una estructura piramidal en la iglesia.

Después de revisar los textos anteriores podemos señalar algunas conclusiones


importantes:
1. De manera uniforme se observa que en todas las iglesias donde se menciona alguna
estructura de dirigencia está es siempre plural.40
2. El cuerpo plural de líderes tiene la responsabilidad de conducir (gobernar) la iglesia
en forma corporativa.41

40
Esta estructura de dirigencia plural aparece temprano en la iglesia de Jerusalén (Hechos 11:30), se extiende a las
primeras iglesias fundadas por creyentes judíos después de la persecución de Esteban y a las cuales escribe Santiago
(Santiago 5: 14). Pablo la aplica en forma consistente en todas las iglesias que funda (Hechos 14:23; Filipenses 1:1;
Hechos 20:17; 1 Tesalonicenses 5:12; 1 Timoteo 5:17; Tito 1:5). Pedro y el escritor de Hebreos de la misma manera
identifican la estructura de dirigencia plural (1 Pedro 5:1-4; Hebreos 13:7, 17). Por eso hablamos de un patrón que
se repite de manera uniforme.
41
El gobierno debía ser compartido por todos (Ej., 1 Tesalonicenses 5:12; 1 Timoteo 5:17). Esto implica que cada
uno de los ancianos debe asumir su autoridad y responsabilidad como parte de los que establecen las directrices para
la conducción de la iglesia y, al mismo tiempo, la autoridad general no debe descansar en un individuo sino en el
consenso del grupo (autoridad corporativa).

36
3. Los apóstoles cuando se refieren al grupo de dirigentes de la iglesia los tratan de
manera uniforme sin evidenciar que exista entre ellos ningún tipo de estructura
jerárquica interna.42

El valor de la evidencia bíblica


Alguien podría argumentar que los pasajes anteriormente citados lo más que hacen es
describir cuál fue la estrategia que emplearon las iglesias en el siglo uno en cuanto a la forma de
gobernarse. Podría pensarse que no necesariamente esa es la misma forma en que las iglesias de
este tiempo deben ser dirigidas, especialmente porque no hay un pasaje en particular que lo
mande en forma explícita. Sin embargo, el mismo argumento puede usarse para preguntar ¿por
qué los creyentes se bautizan con agua?, ¿por qué no usar arena, ceniza, u otro elemento? No
hay ningún pasaje en el Nuevo Testamento que explícitamente mandé a bautizar con agua.
En el fondo la pregunta es, ¿cuándo una práctica del Nuevo Testamento puede ser
considerada normativa para la iglesia actual? Es importante señalar lo que al respecto indican
Fee y Stuart (1985, 97):

La decisión de decir si ciertas prácticas o modelos son repetibles o no, debe guiarse por las siguientes
consideraciones. Primera, el caso es más definitivo cuando se encuentra solamente un modelo, y
cuando éste se repite dentro del Nuevo Testamento. Segunda, cuando hay ambigüedad de modelos o
cuando un modelo aparece sólo una vez, es repetible para los cristianos solamente si parece tener la
aprobación divina, o está en armonía con lo que se enseña en otra parte en las Escrituras. Tercera, lo
que está condicionado por la cultura, no es repetible en absoluto, o debe traducirse a la cultura nueva o
diferente (el subrayado es nuestro).

El modelo de un cuerpo de ancianos gobernando en forma corporativa a la iglesia local es


el único que encontramos en todo el Nuevo Testamento. Solamente se encuentra este modelo y
se repite en todos los casos. Entonces podríamos decir que, siguiendo el criterio de Fee y Stuart,
este debe ser un modelo repetible para nuestras iglesias en nuestro tiempo. Por supuesto que no
encontramos detalles en cuanto a cómo funcionaba internamente el cuerpo de ancianos en el
ejercicio del gobierno eclesial. Sin embargo, no es imposible derivar algunos elementos o
principios que deben ser considerados a este respecto. De eso nos ocuparemos ahora.

El funcionamiento del cuerpo de ancianos

42
Por ejemplo, no existía un título para describir al que pudiera hacer las veces de anciano principal, cosa que sí
existía en estructuras similares muy conocidas por los apóstoles como la sinagoga o el sanedrín. Aquí los apóstoles
se apartaron del modelo judío que conocían.

37
Si los ancianos de la iglesia deben funcionar como un cuerpo colegiado y ejercer el
gobierno en una manera corporativa, algunas condiciones deben ser cumplidas. Entre estas
condiciones podemos señalar:
1. Todos los ancianos tienen el mismo nivel de autoridad. Se ha mencionado ya que cuando se
describe al cuerpo de ancianos en el Nuevo Testamento no se menciona que exista ninguna
estructura interna que haga pensar que hay ancianos que tengan más autoridad que otros. Al
contrario, ellos son tratados como un grupo que uniformemente tiene la responsabilidad de
cuidar la iglesia. Se sabe también, como ya se explicó en el primer capítulo, que después del
siglo uno comenzaron a hacerse distinciones entre los que dirigían las iglesias. A finales del siglo
II la iglesia cristiana identificaba tres niveles de jerarquía bien definidos: el obispo, los ancianos
y los diáconos (Gonzáles, 1994, 115). Estos niveles de jerarquía, inapropiadamente creados,
fueron los que llevaron a la postre al establecimiento del poder papal.
La mayoría de los historiadores coinciden en que una de las razones por las cuales la
iglesia del siglo uno experimentó este proceso de jerarquización interna fue su tendencia a imitar
la estructura de gobierno piramidal del imperio romano.43 Las circunstancias históricas tuvieron
más peso para los dirigentes de la iglesia que el modelo bíblico. Como se ve, la distancia
ministerial entre los obispos y ancianos se fue haciendo más grande. Otros nombres fueron
creados para identificar nuevos cargos y nuevos niveles de autoridad dentro de la dirigencia
eclesial (arzobispos, obispos metropolitanos, patriarcas, Papa).
Esas diferencias entre aquellos que dirigen la iglesia también pueden notarse en nuestros
tiempos. Es posible ver en nuestros días en alguna iglesia local un cuerpo de dirigentes donde
uno sólo es llamado “el pastor” de la iglesia y los demás que comparten con él la dirección de la
iglesia son llamados “ancianos”. 44 En otras congregaciones existen los términos pastor y
directiva para identificar dos niveles diferentes de autoridad. Se han empleado, especialmente en

43
Así por ejemplo Hurburt, Flower y Narro (1952, 81) dicen que: “La semejanza de la iglesia con el imperio como
una organización fortalecía la tendencia hacia el nombramiento de un jefe. En un estado gobernado, no por
autoridades elegidas, sino por una autocracia, donde un emperador gobernaba con poder absoluto, es natural que la
iglesia fuese gobernada de la misma manera, por un jefe.” Por su lado Lacueva (2001) señala que: “Se puede decir
que la iglesia se hizo a imagen y semejanza de las estructuras políticas del imperio. El modo de ejercer autoridad, las
vestiduras de sus ministros, el alcance de su jurisdicción, fue calcado por los dirigentes eclesiásticos de las
autoridades civiles.”
44
Se comete en este caso el error de atribuir significados diferentes a dos términos que describen a la misma persona
en el Nuevo Testamento. Como ya se ha demostrado, los términos pastor, anciano y obispo se refieren a las mismas
personas en el Nuevo Testamento.

38
Latinoamérica, términos como copastor, pastor asociado o adjunto, obrero, laico comprometido,
etc. para establecer ciertos niveles de autoridad y responsabilidad dentro de los dirigentes de la
iglesia.
En el fondo, todas estas prácticas conducen a que se hagan diferencias entre los que
dirigen la iglesia y se atribuya a algunos más autoridad que a otros emergiendo así una estructura
jerárquica piramidal ajena a la enseñanza del Nuevo Testamento.
Si en los primeros siglos de la historia de la iglesia el peligro que se corrió fue la
imitación del decadente modelo piramidal del imperio romano, hoy en día quizá el peligro es
imitar las estructuras gerenciales seculares de las empresas.45
2. Las decisiones se toman por consenso. Para que un grupo pueda ejercer de manera
corporativa la dirección de una comunidad es necesario el consenso. El consenso es “el
proceso por el cual pasa un grupo para llegar a un acuerdo” (Carpenter, 2003, 1). Para llegar
a un consenso se espera que todos puedan expresar sus pensamientos, debatir las ideas,
analizar los puntos de vistas tanto discordantes como concordantes y, finalmente, acordar
algo que pueda reflejar el sentir general del grupo. Por eso el consenso no significa que
todos debamos pensar igual, o que todos debamos aceptar la opinión de las mayorías, o que
todos vamos a estar totalmente de acuerdo con los demás. Significa, más bien, que todos
podemos expresar nuestra manera de ver el asunto y al mismo tiempo, mostrar nuestra mejor
disposición a respaldar otra idea diferente a la nuestra si nos damos cuenta que aquella puede
contribuir mejor al bien común.
La búsqueda del consenso se opone a otros sistemas como las decisiones por
votación. Cuando se decide por votación de las mayorías se está aplicando una filosofía
política que tiene su origen en el deseo de preservar cuotas de poder dentro de un grupo
parlamentario. La búsqueda y preservación del poder no debe ser la meta de ningún creyente
o grupo de creyentes dentro de la iglesia. Este concepto no sólo es ajeno a la Escritura sino
que es mundano y carnal.

45
Uno de los principios de la administración empresarial se conoce como “principios de la unidad de mando” y dice
que cada subordinado no puede recibir órdenes sobre una misma materia de dos personas distintas. Por eso se asume
que toda empresa debe tener solamente una persona que genera las directrices a los demás. La idea de pensar en que
dos o más personas puede ser al mismo tiempo cabeza de una comunidad es tan aberrante que es comparado por
algunos teóricos de la administración con “un monstruo de dos cabezas” (Ponce 2003).

39
3. La autoridad descansa en el grupo y no en el individuo. El concepto de grupo colegiado por
definición asume que la autoridad reposa en el consenso del grupo y no en las calificaciones
individuales de alguno de sus miembros. El término "colegiado" proviene del latín collegium
que a su vez viene de collega que significa “compañero”. Es por eso que la definición de
grupo colegiado es: “sociedad o corporación de hombres de la misma dignidad o
profesión”.46 El cuerpo de ancianos reconoce que las directrices válidas para el
funcionamiento de la iglesia son aquellas que provienen del acuerdo que entre ellos pueda
haber para definir tales directrices. Ningún anciano particular puede hablar por sí mismo y
pretender representar el sentir de todo el grupo. Ellos están obligados a llegar a acuerdos que
faciliten la dirección de la iglesia hacia los objetivos bíblicos. Para algunos esto puede
resultar difícil, lento, traumatizante, y humanamente imposible. Sin embargo, hay un claro
ejemplo bíblico que demuestra todo lo contrario: el acuerdo registrado en Hechos 15 sobre la
relación entre la Ley mosaica y los cristianos gentiles. Note cuidadosamente cuál fue el
resultado del esfuerzo que los dirigentes de la iglesia hicieron para llegar a un acuerdo: “Así
que las iglesias eran confirmadas en la fe y aumentaban en número cada días” (Hechos 16:5).
Aunque no es fácil desarrollar este principio los resultados bien valen la pena.
El hecho de que la autoridad descanse en el grupo y no en un individuo en particular
no significa que el grupo mismo no tenga dirección o coordinación. Hay procesos
administrativos que deben darse para que el grupo pueda funcionar efectivamente. Alguien
debe tomar notas de los acuerdos, de alguna manera los ancianos deben recibir recordatorios
de aquellas cosas específicas que deben hacer, alguien debe dirigir la reunión, etc. El cuerpo
de ancianos debe decidir quiénes pueden hacer estas tareas de acuerdo a sus dones,
habilidades y disponibilidad. Estas tareas “administrativas” sólo indican la necesidad de
ordenar el funcionamiento del grupo pero nunca significa cargos o posiciones de autoridad
dentro del cuerpo de ancianos.
4. Deben cultivarse actitudes y estrategias que hagan posible la búsqueda de un mismo sentir.
Ya hemos señalado anteriormente que la búsqueda del consenso y el acuerdo en el cuerpo de
ancianos no es una tarea fácil. Requiere mucho esfuerzo para lograrse.
El cuerpo de ancianos debe desarrollar tanto actitudes como estrategias que ayuden a
la búsqueda del consenso. Entre las actitudes necesarias que cada anciano debe tener o

46
Enciclopedia Universal Ilustrada, 1912, tomo XlV, 18.

40
asumir podemos mencionar, entre otras: la humildad, la paciencia, la amabilidad, el respeto,
la sensibilidad, la prudencia y la sabiduría. Estas virtudes promueven el diálogo y el
acercamiento entre los miembros del grupo. Permiten que escuchemos bien al otro, que
entendamos la naturaleza de sus planteamientos y reconozcamos la validez de sus
argumentos. Si un grupo de creyentes cultiva actitudes como las descritas anteriormente, no
será muy difícil llegar a acuerdos en un sano ambiente de compañerismo, respeto,
comprensión y unanimidad. Al contrario, si en un grupo de personas las actitudes que se
evidencian son el egoísmo, la impaciencia, la falta de respeto, la hostilidad, el orgullo
personal, el interés de prevalecer por encima de los demás y otras parecidas, no solamente
será imposible llegar a un acuerdo sino que lo más probable es que este grupo pronto se
disuelva y hasta disuelva a la misma iglesia.
Alguno podría decir: “¡No es fácil que un creyente muestre todas las virtudes que se
necesitan para llegar a un sano consenso!” Y ciertamente estaremos de acuerdo con él. Pero
preguntamos: ¿No son éstas las mismas cualidades que la Biblia exige a aquellos que van a
ser ancianos de la iglesia? (Véase 1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9; 1 Pedro 5:1-3.) A los ancianos
no se les está pidiendo estas cualidades sólo para llegar a un consenso en sus decisiones, sino
porque la Biblia ya se las exige para poder dirigir la iglesia.
Mencionamos también que el cuerpo de ancianos debe desarrollar estrategias en
cuanto al manejo de las discusiones para poder llegar a un consenso. Es necesario ponerse de
acuerdo en cuanto a la forma, el orden que se le va a dar a las reuniones y el tratamiento de
los puntos en la agenda de trabajo. Entre estos acuerdos debe considerarse: quién será la
persona responsable de anotar las decisiones tomadas por el cuerpo de ancianos, cómo se le
hará seguimiento a las decisiones tomadas, quién será el moderador de la reunión, cómo se
elaborará la agenda en cuanto a los puntos prioritarios, cuál será el tiempo y la frecuencia de
las reuniones. Es necesario definir con exactitud estos aspectos administrativos para asegurar
el máximo aprovechamiento del tiempo y efectividad de las reuniones (al finalizar este
capítulo, anexamos un ejemplo de una minuta que recoge las decisiones en una reunión del
cuerpo de ancianos de la Iglesia “Dios es Amor”).
También es importante cuidar el clima afectivo de las reuniones. Los ancianos deben
ponerse de acuerdo en cuanto a las actitudes que deben cultivar para asegurar un buen clima

41
afectivo. A continuación presentamos una lista de acuerdo que un cuerpo de ancianos
aprobó para regular las actitudes durante sus reuniones:47

1. Oír con respeto y atención al que está exponiendo sin interrumpirlo hasta que termine
de explicar bien su idea.

2. Referirnos siempre al asunto tratado y no cuestionar o juzgar a la persona que habla.

3. Mantener estricta confidencialidad de los casos tratados en la reunión. Esta es la base


de confianza para hablar con libertad.

4. Admitir con humildad cuando nos demos cuenta de la debilidad de nuestros


argumentos.

5. Pedir más tiempo para seguir pensando en el asunto, si es necesario.

6. Presentar, si es el caso, bases bíblicas para sustentar nuestras apreciaciones.

7. No partir de conjeturas, presuposiciones o especulaciones para hacer afirmaciones.


Buscar, sobre todo, una base objetiva para conversar.

8. Mantener un tono calmado y afectuoso aun cuando no estemos de acuerdo con un


planteamiento. Las relaciones son más importantes que las discusiones.

9. Reconocer la validez de las ideas que otros plantean aun cuando tengamos otras ideas
de cómo lograr el mismo objetivo.

10. Expresar en ese mismo momento cómo nos sentimos si apreciamos que no estamos
siendo respetados o valorados.

Sin duda que la idea de funcionar como un cuerpo colegiado es un gran desafío para el
cuerpo de ancianos de la iglesia local. Al mismo tiempo es una excelente oportunidad para
demostrar en forma práctica y concreta los valores de la unidad y la armonía que la iglesia está
llamada a practicar.
Cuando los ancianos fortalecen la unidad entre ellos envían una clara señal al resto del
cuerpo. Pero lo contrario también es verdad: “Cuando llueve suavemente entre los ancianos, la

47
Estos acuerdos fueron discutidos y aprobados por el cuerpo de ancianos de la Iglesia Evangélica Dios es Amor en
la ciudad de Maturín, Venezuela.

42
congregación percibe una tormenta”. 48 Por eso los ancianos tienen un reto enorme: deben
mostrar que pueden ponerse de acuerdo en la toma de decisiones difíciles y delicadas; que están
dispuestos a dialogar con la iglesia y escuchar las distintas opiniones de los miembros; que
prefieren el consenso a la imposición arbitraria o la votación parlamentaria excluyente.

48
Este refrán indica que los desacuerdos evidentes entre los acianos de la iglesia producen preocupaciones y
desconciertos enormes entre los creyentes. Ellos son muy sensibles a estos desacuerdos y son severamente
afectados por ellos (aunque estos desacuerdos sean menores).

43
Ejemplo de Minuta en una reunión del cuerpo de ancianos.
REUNIÓN DE CUERPO DE ANCIANOS (20-01-05)
ASISTENTES.
D. Carpenter S. Marcano J. González R. Oliveros
A. Pereda E. Núñez
PUNTOS TRATADOS:

1-) Se acordaron los siguientes compromisos:


• Viernes 21-01-05, 4:00 pm candidatos ministeriales y reunión con ancianos de El Silencio Compromisos
• Sábado 22-01-05, 4: 00 pm Reunión normal
• Jueves 27-01-05, 5:30 pm Agenda para la reunión de Iglesia
• Sábado 29-01-05, 4:00 pm Curso introductoria al evangelio de Juan

2-) Se comentó lo tratado el 13-01-05 con el hno. O. Brito referente al nombramiento de los ancianos de la Ancianos
congregación del Silencio. En este sentido, se le solicitó al hno., reunirnos en forma individual con ellos para
conocer su condición espiritual y, posteriormente, considerar su instalación ante toda la red de iglesia DIOS
ES AMOR. Los días de reunión serían 21, 22 y 23-01-05 en nuestras horas de reunión. Los hnos. no se
presentaron a la primera reunión por razones personales. Se les llamará posteriormente.

3-) Fecha para recordar:

Cumpleaños de las esposas Cumpleaños de los ancianos Aniversario de Boda Cumpleaños

18-01 Loida de Pereda 17-07 Rodolfo Oliveros 10-01 Carpenter


13-07 Doris de Marcano 11-08 Samuel Marcano 12-01 Núñez Indriago
02-11 Iveth de González 02-10 Danny Carpenter 02-03 Pereda Azocar
22-11 María de Oliveros 17-10 Eduviges Núñez 14-07 Marcano Mayorga
01-12 Belinda Carpenter 02-12 Juan González 27-07 Oliveros Graterol
23-12 Dicia de Núñez 06-12 Ángel Pereda 18-08 González Perneth

4-) Se acordó hablar con A. Millán para iniciar con el ministerio “Pastoral Juvenil”. Su objetivo será Pastoral
coordinar la población de adolescentes (11-17 años), Jóvenes (18-35 años) y jóvenes adultos (36-45 años).
En este sentido se realizarán actividades que involucren a todas las congregaciones.

5-) Se comentó la lectura denominada “Nuestras reuniones”. Se concluyó la importancia de que debemos Reuniones
enfocarnos en los puntos de la reunión, delegar en los Ministerios y entender que posponer un punto no
significa abandonarlo.

6-) Puntos pendientes: Pendiente

Primera Prioridad
• Evaluación de células (Resp. Danny Carpenter)
• Conversar sobre las preguntas acerca del tema del Divorcio de la primera reunión y convocar a los
líderes a una próxima reunión (Sábado 22-01-05), (Resp. Samuel Marcano)
• Directrices de administración. Hay que añadir citas bíblicas (Sábado 22-01-05), (Resp. Samuel
Marcano)

Segunda Prioridad
• Uso de la encuesta de los diáconos (Sábado 22-01-05)
• Lluvias de ideas sobre Proyecto del terreno (Resp J. González)
• Unidad 2 “Ancianos que gobiernan bien” llamar a Víctor Indriago (Resp J. González)
• Visitar con Mogollón al terreno (Resp. Todo el cuerpo de ancianos)

44
CAPÍTULO IV

LA MISIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL EQUIPO PASTORAL

Hay una historia de un cristiano que estaba cansado de la manera cómo su iglesia hacía
las cosas. De hecho, él no quería tener ningún tipo de organización. Entonces decidió hacer algo.
Llamó a unos de sus amigos cristianos y les planteó su queja, y los invitó a una reunión en su
casa el martes en la noche para tener un culto “libre” de organización. Llegó un buen grupo
aquella noche, y él estaba contento. No había planificado nada. Iban a hacer la reunión con
espontaneidad: lo que alguien quería hacer, lo podría hacer con toda libertad. Si quería dar un
testimonio, leer un pasaje de la Biblia, citar una poesía, cantar un canto o himno, lo podría hacer.
Al terminar la noche, determinaron seguir reuniéndose allí todos los martes. Y decidieron
que el hermano Juan iba a dirigir las reuniones, dado que tenía buena voz. También decidieron
que Marcos y su esposa María iban a organizar unos estudios. Y así seguían. ¡Su reunión “libre
de organización” ya estaba bien organizada!
¿Se da cuenta que es imposible tener un grupo que se reúna regularmente sin algún tipo
de organización? La organización está entretejida en cada parte de la tela de nuestras vidas. La
naturaleza tiene su orden y organización. Los negocios, grandes y pequeños, se organizan para
desarrollarse mejor. Aun el cuerpo humano es una maravilla de complejidad y de organización
impecable. Vivimos organizando nuestros días de acuerdo a lo que queremos lograr. La
organización existe en cada aspecto de nuestras vidas, y no hay manera de evitarla.
Por eso, es natural que el cuerpo de ancianos tenga algún tipo de organización. Es un
grupo de personas trabajando juntos hacia una meta común. No organizarse o quedarse “a la
deriva” los llevará al fracaso. En este capítulo queremos contestar una pregunta crucial: ¿Cuáles
son los elementos esenciales para organizar mejor el trabajo del cuerpo de ancianos? Aquí se
destacarán unos componentes necesarios para el buen funcionamiento del cuerpo de ancianos.

La definición y los objetivos


En su libro Liderazgo desde la mesa ministerial (2013), T. J. Addington habla de una
mesa ministerial o una mesa de trabajo. Se usa para visualizar mejor los aspectos de la
organización del equipo. La mesa contiene cuatro lados. Son cuatro aspectos que son necesarios
para tener equipos de alto impacto, según su entendimiento. Uno es la misión del equipo. Según
él, ese lado “representa la razón por la que existe tu organización. De esta manera aclara qué es
lo que quieres lograr” (2013, 91).
Aunque la iglesia tenga (o debería tener) una declaración de misión, también los ancianos
deberían entender su papal dentro de la misión de la iglesia. ¿Qué es y para qué existe el cuerpo
de ancianos? Juntos deberían discutir estas dos preguntas y escribir una definición clara de
quiénes son y el propósito que tienen como cuerpo funcional.
Nosotros como ancianos nos reunimos y, después de mucho debate, escribimos lo
siguiente:
El cuerpo de ancianos de la Iglesia Dios es Amor es un grupo de hombres que cumplen
los requisitos bíblicos de 1 Tim. 3:1-7, Tito 1:5-9 y 1 Pedro 5:1-3, y cuyo propósito es
dirigir la iglesia de manera colegiada hacia el cumplimiento de la voluntad de Dios (1
Tes. 5:12; 1 Tim. 5:17).

El cumplimiento de la voluntad de Dios, aunque es la última parte de la definición,


destaca realmente el enfoque de la labor pastoral. Los ancianos no existen ni sirven para sus
propios fines en su propio esfuerzo. J. R. Briggs y Bob Hyatt (2015, 72) comentan, “Una ética
que prioriza la misión de Dios no está arraigado en hacer cosas para Dios. Al contrario, el
énfasis está en ministerio con, a través de y en Él. Cuando hacemos las cosas para Dios, pueden
llegar a ser pesados y legalistas y puede que falten vida y libertad. Sin embargo cuando
intentamos dirigir, permitiendo que Él obre con, a través de y en nosotros, es un privilegio y un
gozo profundo” (el énfasis es suyo).
Aquí declaramos que solamente hombres pueden ser ancianos, son hombres que cumplen
las exigencias que la Biblia impone sobre ellos, tienen un propósito claro, hacen el trabajo en
conjunto y guían a la iglesia en la realización de la voluntad de Dios. Quizás se puedan incluir
otros elementos. Cada cuerpo de ancianos tendrá que llegar a sus propias conclusiones. Pero lo
que es indiscutible es que deberían tomar el tiempo para escribir una definición y su propósito.
Esos los guiarán en la obra que han de cumplir como los líderes de la iglesia.
Al tener esto claro, ya sería más fácil definir cuáles actividades contribuyen al
cumplimiento de su propósito y cuáles no. Es obvio que si van a “dirigir la iglesia…hacia el
cumplimiento de la voluntad de Dios” no van a hacer todo. Van a dar dirección a todos los
demás para que la iglesia (las personas) cumpla con la voluntad de Dios. Es lo que Pablo enseña
cuando dice que los líderes son puestos “a fin de capacitar a los santos para la obra del

46
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Ef. 4:12 LBA). El trabajo tiene que ser
realizado por todos, pero es la responsabilidad de los ancianos entrenar y guiar a los otros
miembros para que puedan cumplir la obra cabalmente.
Para ser más específicos en cuanto a lo que se debe lograr, el equipo pastoral, una vez
que tenga elaboradas la definición y la misión, debería explicar sus implicaciones a través de
unos objetivos. Los objetivos son derivados de su entendimiento de la definición y misión y son
apoyados por las Escrituras. Ayudan a concretar lo que el cuerpo de ancianos debería estar
haciendo. Son objetivos exclusivamente del cuerpo de ancianos. Recomendamos que no
produzcan tantos objetivos que sea difícil cumplir con todas. Quizás unos cuatro o cinco sean
suficientes. De nuevo, como modelo, incluimos los objetivos de nuestro cuerpo de ancianos.
El cuerpo de ancianos tiene los siguientes objetivos distintivos:

1. Establecer las directrices bíblicas en asuntos de interés para la iglesia (Hec. 15:1-29)
2. Supervisar el desarrollo ministerial de la iglesia (Hec. 20:28)
3. Proveer cuidado pastoral de cada miembro de la iglesia (Heb. 13:17)
4. Dirigir los procesos de formación cristiana en todos los niveles (2 Tim. 2:2)
5. Representar a la iglesia frente a las autoridades del país.

Un cita atribuida a Zig Ziglar dice, “Si apuntas a la nada, darás en el blanco cada vez.”
Cuando un equipo pastoral no está claro en lo que debería estar haciendo como equipo, estará
haciendo de todo, pero apuntando a nada en particular. Es decir, no hay una claridad en las
funciones que debería estar cumpliendo que son exclusivas para el cuerpo de ancianos. Los
miembros del cuerpo de ancianos tienden a pensar que es su deber hacer que todo funcione en la
iglesia, pero con la implicación que ellos mismos tienen que hacer todo. Eso lleva a la
confusión, la “micro gerencia” y demasiado trabajo.
Unas estadísticas49 sobre el burnout (agotamiento) pastoral ayudarían que el cuerpo de
ancianos tome conciencia de que no debería ser un cuerpo “hacelotodo”:

25% de las esposas de pastores consideran que el horario del trabajo de su esposo es una
fuente de conflicto.
33% de los pastores activos se sentían agotados dentro de los primeros cinco años del
ministerio.

49
Tomados de la página web http://www.pastorburnout.com/pastor-burnout-statistics.html.

47
33% dicen que estar en ministerio es un peligro directo para su familia.
40% de pastores y 47% de sus esposas están sufriendo de agotamiento, horarios
frenéticos y/o expectativas irrealistas.
Ahora, es obvio que los ancianos no pueden hacer todo, aun cuando sean varios. Tienen
que capacitar a los cristianos fieles en su congregación para que ellos realicen la obra. Así el
agotamiento será menor y se rendirá más por la gran cantidad de personas que participan. Les
urge a los ancianos que estén claros en su responsabilidad. La manera de delinear esas
responsabilidades es por una bien redactada definición de su misión y sus objetivos.

Los valores
Los valores son expresiones de lo que es realmente importante para el equipo. Es otro
lado de la mesa ministerial de Addington. Los define como “los principios rectores [que]
define[n] los compromisos fundamentales dentro de los cuales quieres que se muevan todos en la
organización, y aclara cuáles cosas no son negociables” (Addington, 2013, 91). En esta
definición se destaca que son principios. No se habla de doctrinas ni creencias. La Iglesia
Cristiana Evangélica Añoreta describe los valores así:
Todos tenemos un esquema de valores, consciente o inconscientemente. Un valor es una
convicción de fondo que tiene poder de dar cohesión a nuestra vida. Un valor es con lo
que medimos aquello que importa, lo que es estimable. Un valor es algo por lo que uno se
comprometería.50
Entonces son principios, o convicciones, de lo que es realmente importante para el equipo.
Los valores establecidos y adoptados por el equipo regirán todo lo que ellos hacen. Son
de tanto estima entre los miembros del equipo que todos están pendientes de no violar ninguno.
Addington aporta que los valores “le da permiso a tu organización para escoger cursos de
acción” (2013, 96). Es decir, los valores nos mantienen dónde debemos estar. El equipo no hará
nada que causaría que incumpla con los principios rectores que se han establecido entre ellos
mismos.
El equipo pastoral necesita crear sus valores. Todos tienen que estar de acuerdo en la
redacción de esos principios, porque todo su trabajo ministerial será guiado por esos valores. En
el momento de anexar a otro anciano (o a otros ancianos) al equipo, su incorporación dependerá

50
http://icea.com.es/vision-valores-icea.html.

48
de su disposición de adoptar los valores establecidos para el cuerpo de ancianos. Como
cualquier documento, puede ser revisado y actualizado a la discreción de los actuales miembros
del cuerpo de ancianos.
Para crear esos principios rectores, Addington (2013, 96) recomienda contestar unas
preguntas claves, las cuales anexamos aquí:
• ¿Cuáles son los principios no negociables que se aplican a toda nuestra organización?
• ¿Alrededor de qué cosas necesitamos tener un alineamiento absoluto por parte de
todos los integrantes del grupo?
• ¿Cuáles principios, si los seguimos, mantendrán a nuestra organización en “aguas
seguras”?
• Si tuviéramos que describir los principios más importantes en cuanto a cómo
debemos hacer lo que hacemos, ¿cuáles serían?

Como ejemplo de unos valores, para su consideración colocamos los principios


elaborados y adoptados en 2014 por el cuerpo de ancianos de la Iglesia Dios es Amor (a la cual
pertenecemos). Se recomienda que establezcan sus propios valores, pero pueden usar estos
como patrones.
Los valores esenciales del cuerpo pastoral de la Iglesia Evangélica Dios es Amor son los
siguientes:

• Los requisitos bíblicos son el perfil no negociable de ingreso al cuerpo de ancianos.


• Las decisiones son tomadas en consenso; ninguno puede tomar decisiones de
espaldas al resto del equipo.
• Cada miembro del cuerpo de ancianos está sometido al pastoreo del resto del equipo.
• No existe ningún tipo de jerarquía, rangos o niveles de autoridad entre los miembros
del cuerpo de ancianos.
• Se asume un compromiso total con las decisiones del cuerpo de ancianos.
• Cada miembro del cuerpo de ancianos debe desarrollar sus dones, capacidades y
habilidades para la edificación de la iglesia además de su servicio en el cuerpo de
ancianos.
• Cada miembro del cuerpo de ancianos debe ser un ejemplo en el desarrollo
permanente de las cinco funciones de la iglesia: adoración, comunión, edificación,
servicio y reproducción.
• Se exige total confidencialidad de los asuntos tratados en el cuerpo de ancianos
(especialmente con la familia).
• Se espera prudencia, humildad, objetividad y fundamentación en la forma como son
tratados los puntos en reunión.
• Se requiere responsabilidad y disciplina con las reuniones y actividades planificadas
por el cuerpo de ancianos.

Las reuniones

49
Obviamente si el cuerpo de ancianos es la entidad que guía a la iglesia y toma decisiones
pertinentes concernientes a ella, los ancianos tienen que reunirse. Esas reuniones ayudan en el
establecimiento de buenas relaciones entre los ancianos y permiten que hablen “cara a cara” los
asuntos de la iglesia. No es igual tomar decisiones por teléfono o por mensajes de texto.
Aquellos medios son más impersonales. Pero es necesario que programen reuniones
presenciales regulares.
Las reuniones pueden ser de diferentes tipos. Por ejemplo, se pueden reunir para estudiar
juntos (un tema bíblico, un material, etc.), tomar decisiones sobres asuntos de la iglesia, tener un
tiempo de comunión para fortalecer las relaciones interpersonales o para rendir cuentas entre
ellos mismos. Las reuniones se pueden programar semanal, bimensual o mensualmente, según el
caso. Nosotros por unos meses nos reunimos una hora más temprano de nuestras reuniones
semanales de asuntos para estudiar juntos un material que estábamos pensando usar en la
formación de los nuevos creyentes en la iglesia. Ese tiempo fue conducido por uno de los
ancianos como si estuviéramos viendo el curso nosotros mismos, y nos ayudó a entender la
dinámica y utilidad de estos estudios.
Es de notar que un equipo pastoral que no se reúne regularmente corre el riesgo de
enfrentar unos peligros. El primer peligro es la fracción de la unidad que debería existir entre
ellos. Si nunca pasan tiempo juntos para conocerse y para entender cómo cada uno piensa, no
habrá manera que los ancianos pueden mantener una verdadera unidad. No existirá el consenso
entre ellos en la toma de decisiones tampoco.
Un segundo peligro es el síndrome del llanero solitario. Cada anciano actuará como si
estuviera trabajando solo, y tomará decisiones para “su ministerio” sin consultar con los demás.
Hasta pueden comprometer fondos de la iglesia para los proyectos más allegados a su corazón,
dejando a los demás ancianos rascando la cabeza en incredulidad. Hemos visto el daño que hace
a un cuerpo de ancianos cuando uno o más de sus miembros adoptan esa actitud. Una división en
la iglesia merodea cerca cuando esto pasa, y saltará sobre ella si no hacen correcciones a tiempo.
Un tercer peligro es que cuando no hay comunión entre ellos y no se reúnen
regularmente, los ancianos realmente no tienen a quien rendir cuentas, y cada uno está expuesto
a tentaciones sin el apoyo necesario para vencerlas. Todo el tiempo leemos de pastores que han
caído en pecados sexuales, mal manejo de fondos, autoritarismo, etc. No solo destruyen su
ministerio, sino que arruinan sus matrimonios e hieren profundamente a la iglesia donde Dios los

50
había puesto como obispos. Por eso Pablo exhortó a los ancianos de Éfeso a que vigilaran “por
ustedes mismos” (Hec. 20:28).
Las reuniones de asuntos son especialmente importantes para el cuerpo de ancianos
porque es donde ellos toman decisiones pertinentes a la dirección y ministerio de la iglesia. La
buena organización de esas reuniones permitirá que maximicen el tiempo y agilicen la toma de
decisiones. Hay por los menos dos roles necesarios para que funcionen bien la reunión: el
moderador y el secretario. El moderador es quien organizará la agenda, dirigirá la reunión de
asuntos y recordará a los miembros de sus responsabilidades en cuanto a los acuerdos tomados.
El secretario tomará la minuta de las reuniones y asegurará que todos reciben una copia después.
Hay dos buenas maneras de cumplir con estos roles. Una sería que el moderador sea un
hermano que tenga el don de administración. Esas personas tienden a ser bien organizadas y a
tener habilidad para dirigir reuniones. El secretario puede ser uno que tenga mayor destreza en la
computadora y en la redacción de la minuta. Otra manera sería un sistema de rotación, donde
cada miembro del equipo pastoral tendrá su turno tanto como moderador como secretario. Esto
permite que no se cansen de hacerlo por tanto tiempo sin relevo.
También es buena idea escribir unas pautas para la participación en la reunión de asuntos.
Las discusiones de los puntos pueda que sean caóticas y prolongadas, y el buen comportamiento
para logar acuerdos es esencial. La flexibilidad es importante, pero las reglas para las
intervenciones preservarán el orden durante el debate. Sugerimos las siguientes pautas, aunque
hay libertad para ajustarlas a su realidad o para añadir otras que sean necesarias.
1. Se debe mostrar total respecto por el moderador.
2. Cada persona que va a participar debe pedir la palabra al moderador y una vez le sea
dada la palabra, entonces podrá intervenir. Las intervenciones no deben exceder los
tres minutos de duración.
3. Se debe oír con atención a la persona que está interviniendo y evitar los diálogos
mientras alguien habla.
4. Entre las razones para intervenir están:
a. Exponer un punto o tema para su discusión
b. Presentar información al grupo
c. Pedir más información sobre un asunto tratado
d. Aclarar algo que no fue entendido
e. Recapitular lo que se ha dicho hasta ahora
f. Sugerir opciones de cómo resolver un asunto
g. Fundamentar lo conveniente de una decisión

51
h. Informar al grupo datos relevantes para la toma de decisiones
5. Todo tema que vaya a ser presentado al cuerpo de ancianos debe estar correctamente
fundamentado de fuentes primarias. La información presentada debe ser lo
suficientemente amplia y completa como para que los ancianos puedan tomar la mejor
decisión.

Con pautas como esas y otras, la reunión fluirá con un buen orden, y los ancianos pueden tratar
más puntos en el tiempo que tienen designado para ello. De nuevo, deberían mantener algo de
flexibilidad que permita que cada uno opine sobre el tema discutido pero a la vez facilite la
buena toma de decisiones y maximice el tiempo de la reunión.
También el horario de las reuniones y la duración de ellas deberían ser determinados por
el cuerpo de ancianos. Los ancianos están ocupados en asuntos familiares, el trabajo (si tienen
un trabajo “secular”) y en el ministerio en la iglesia. Todos deberían examinar sus horarios y
llegar a un acuerdo en cuanto a cuál día se reunirán y por cuánto tiempo.

Conclusión
En nuestro tiempo hay mucho debate sobre si la iglesia es un organismo o una
organización. Pero, ¿son las únicas opciones? El problema quizás radique en las definiciones.
Es verdad que la iglesia es un organismo. Edgar Salas argumenta, “La iglesia es un organismo,
porque tiene vida propia dada por la presencia del Espíritu Santo. La iglesia crece y se
multiplica, no por el empuje organizativo o funcional de la iglesia, sino por fuerzas espirituales
como el amor, la fe, la obediencia, etc.”51 Pero a la vez una característica de un organismo es
que está organizado. El cuerpo humano es un perfecto ejemplo de eso. Es un organismo, pero
nadie pone en duda la gran organización que tiene el cuerpo, diseñado así por Dios mismo.
Igual como la iglesia, de la cual es parte, el cuerpo de ancianos es un organismo viviente
y dinámico. Los miembros crecen, cambian, etc. Pero es imposible que cumpla con sus
responsabilidades cabalmente sin una organización interna adecuada. Dejado sin organización, el
equipo pastoral quizás logre hacer unas cosas, pero de forma inconexa e incoherente.
Se espera que cada cuerpo de ancianos tome el tiempo para entender por qué existe y para
qué. Después deberían organizarse en una manera que lleven a cabo su trabajo correcta y
eficientemente.

51
http://iglesiabautistajesusespaz.blogspot.com/2012/08/la-iglesia-organizacion-u-organismo.html.

52
A manera de testimonio
Yo (Danny Carpenter) he sido parte del cuerpo de ancianos desde su inicio en 1994,
cuando realmente no entendíamos mucho sobre una pluralidad de líderes. Durante estos últimos
24 años, nosotros “guapeamos”52 haciendo el trabajo, siempre buscando la dirección del Señor a
través del Espíritu Santo y su Palabra. Escribimos una declaración de misión para la iglesia,
revisamos el credo doctrinal y seguimos estableciendo directrices. Teníamos muchas reuniones,
estableciendo un día en la semana cuando regularmente nos reunimos. Han habido ciertos
conflictos de opiniones e ideas, pero siempre hemos logrado seguir adelante, solamente por la
gracia de Dios.
Pero realmente no nos habíamos detenido a pensar en una pregunta muy importante:
“¿Para qué existe el cuerpo de ancianos?” Teníamos una misión escrita para la iglesia, pero ¿qué
tal el cuerpo de ancianos? ¿Cuál era nuestra misión dentro de la misión de la iglesia?
Como siempre, Dios proveyó un recurso que nos llevó a pensar en esas cosas y
considerar las respuestas apropiadas. Uno de los ancianos fue invitado a Costa Rica, donde
escuchó a T. J. Addington, de las Iglesias Libres (Free Church), quien había escrito un libro que
fue traducido al español. El libro se titula, Liderazgo desde la mesa ministerial: Equipos
ministeriales de alto impacto. Empezamos a estudiar el libro juntos como cuerpo de ancianos, y
llegamos mutuamente a la conclusión que era necesario organizarnos mejor. Entonces tuvimos
unas reuniones sabatinas a finales del año 2014, donde estuvimos todo el día hablando estas
cosas. Hicimos algo que nunca habíamos hecho: escribimos una definición, un objetivo general y
unos objetivos específicos para nuestro cuerpo de ancianos. Además, establecimos nuestros
valores, y redactamos unas ideas sobre cómo optimizar nuestras reuniones regulares.
Ahora podemos mantenernos en las tareas que debemos estar cumpliendo, con la misma
convicción que tenían los apóstoles cuando dijeron: “No conviene que nosotros descuidemos la
palabra de Dios para servir a las mesas” (Hechos 6:2b RVA). Ellos se dieron cuenta que había
límites a lo que ellos deberían estar haciendo, y que podrían encontrar a hombres calificados y
delegarles el otro trabajo. Aunque tenemos pocos años poniendo eso en práctica, ya vemos
muchas mejoras en cómo hacemos las cosas.

52
“Guapear” se usa coloquialmente in Venezuela como “esforzarse” o “no llorar, quejarse ni mostrar debilidad
frente a algún golpe, accidente o adversidad” (https://es.wiktionary.org/wiki/guapear).

53
CAPITULO V

LA RESPONSBILIDAD DE LOS ANCIANOS HACIA LA IGLESIA

Para algunos esta pregunta no es totalmente clara. Por un lado hay quienes piensan que la
iglesia es la que determina lo que han de hacer los pastores o ancianos. Por otro lado, hay
quienes promueven la idea que son los ancianos mismos quienes deben decidir lo que han de
hacer. La verdad es que ninguna de estas alternativas es totalmente correcta.
La función de los ancianos ya está definida en las Escrituras. Una revisión de los textos
que describen lo que hacen los ancianos pronto nos indicará qué es lo que Dios espera que ellos
hagan.
Las responsabilidades de los ancianos de la iglesia se pueden organizar bajo tres
categorías principales: la enseñanza, el cuidado personal y la supervisión. 53 Revisemos
brevemente cada una de estas categorías:

La enseñanza de la Escritura
Se espera que los ancianos sean aptos para enseñar (1 Timoteo 3:2).54 Ellos
principalmente deben ser los que guían a la iglesia en cuanto a lo que se debe creer. Por ello
deben tener la capacidad de explicar con claridad y en forma eficiente la voluntad de Dios tal y
como es presentada en la Biblia. 55
Uno de los peligros permanentes que vive la iglesia es la desviación hacia las falsas
doctrinas. Pablo advierte esto mismo a los ancianos de Éfeso en su discurso de Hechos 20:17-35
(vea especialmente los vv. 28-32). En varias iglesias a las que Pablo escribe ya se había
infiltrado la falsa enseñanza (por ejemplo, 1 Corintios 15:12; Gálatas 1:6; Filipenses 3:2; 2

53
En cierta manera estas tres categorías corresponden a tres de los nombres con los cuales se reconocen a los que
dirigen la iglesia: Ancianos (enfatiza la sabiduría y por ende la función docente de los dirigentes de la iglesia),
pastor (enfatiza el cuidado personal y especial que el cuerpo de ancianos debe tener por cada uno de los miembros
de la congregación) y obispo (pone su énfasis en la supervisión o vigilancia de los creyentes). Hay también cierta
connotación administrativa en este último término (muy parecida a los términos dirigente y presidente).
54
La palabra en griego significa la habilidad o capacidad que tiene alguien para enseñar (gr. Didácticos). Sólo se
usa en todo el Nuevo Testamento aquí y en 2 Timoteo 2:24 (cf. Bauer, 1979, 191).
55
No estamos diciendo que todos los ancianos deben tener la capacidad de dar conferencias magistrales o discursos
frente a una gran cantidad de personas y así demostrar que son “aptos para enseñar.” La capacidad de enseñar
sencillamente es la de explicar un tema con sencillez de modo que los demás puedan entenderlo.

54
Tesalonicenses 2:1-2). Por ello los ancianos debían servir como un muro de contención para
evitar que estas doctrinas erradas penetraran en la iglesia.
Los ancianos deben mostrar una especial solicitud en cuidar que la enseñanza que se
imparte en la iglesia local esté totalmente fundamentada en la Escritura. Cada uno de los
ancianos que forma el cuerpo de ancianos de la iglesia debe ser un dedicado estudiante de la
Escritura. Debe esmerarse en conocer profundamente el texto y usar todas las herramientas de
interpretación que estén a su alcance para asegurar que aquello que la iglesia cree y practica es
realmente la voluntad de Dios. Este acercamiento al texto debe ser diario, disciplinado y
constante. No hay peor tragedia que la confianza de un pastor en creer que .los conocimientos
que adquirió en el instituto o seminario serán suficientes para cumplir su tarea. 56 Y peor aún es
aquel pastor que nunca recibió ninguna preparación y cree que tampoco la necesita.
La función docente de los ancianos puede realizarse en diferentes escenarios. Por
ejemplo, se puede enseñar en una manera formal (dentro de un programa establecido en la
iglesia), en una manera no formal (como en el caso de las asesorías o mentorías) y en una manera
informal (exhortando, amonestando, advirtiendo, explicando en medio de cualquier situación no
prevista). 57 Al mismo tiempo que sabemos que todos los ancianos deben ser aptos para enseñar,
no se debe exigir que todos enseñen en los mismos escenarios y bajo las mismas condiciones.
Es posible que un anciano pueda enseñar cuando toda la iglesia está reunida mientras que otro
enseña a un pequeño grupo de cinco o siete creyentes en un estudio bíblico y aun otro enseña a
uno solo mientras le dé una orientación bíblica en forma de consejo. Los escenarios pueden
variar, pero en el fondo se trata de la misma capacidad de explicar lo que la Biblia enseña.
El ministerio docente de los ancianos incluye la formación o capacitación de otros
creyentes para el desarrollo de los distintos ministerios que la iglesia necesita. Esto es vital

56
Es posible encontrar pastores que ya no se preocupan por estudiar el texto bíblico a profundidad porque piensan
que “ya lo conocen.” Confían en algunas materias que vieron en la institución teológica y consideran que esto es
suficiente para “ministrar a la iglesia.”
57
Ejemplos de la manera formal puede ser la clase de los adultos, el sermón del domingo en la mañana, un taller o
seminario para líderes, etc. Ejemplos de la manera no formal puede ser una entrevista para dar orientación espiritual
a algún creyente, un entrenamiento “uno a uno” para ayudar a alguien a desarrollar su ministerio. Ejemplos de la
manera informal serían la conversación que tendría un anciano con un diacono mientras van juntos a hacer una
visita. Lo que hace más o menos formal una actividad docente es el grado de planificación y estructuración que
tenga la actividad misma (la planificación de la enseñanza, los materiales que se usan, los objetivos docentes, el
lugar de estudio, los materiales y recursos utilizados, etc.). Cuanto más estructurado sea la actividad más formal
será.

55
porque asegura un liderazgo de relevo en la iglesia local. Una buena parte del ministerio de los
ancianos debe estar dirigido a la formación de los creyentes.
Algunos ancianos se dedicarán exclusivamente a desarrollar un ministerio docente en la
iglesia. Seguramente serán reconocidos en la iglesia por tener el don de la enseñanza y se
dedicarán a desarrollarlo a tiempo completo para el beneficio total del cuerpo. Si este es el caso,
la iglesia debe reconocer la necesidad de sostener económicamente a estos ancianos de una
manera honrosa (1 Timoteo 5:17).

El cuidado personal de la congregación


Los ancianos deben también cuidar en forma personal y directa a los miembros de la
congregación. Este cuidado no tiene sustituto. En un tiempo donde las comunicaciones y las
relaciones cada vez son más impersonales y masivas, es importante recordar que la atención
persona a persona es una responsabilidad bíblica que los ancianos deben cumplir.
Hay varios términos que se emplean en el Nuevo Testamento para describir el cuidado
personal que los ancianos deben tener por los creyentes. Uno de sus términos es la palabra cuidar
(Hechos 20:28).58 Esta palabra indica la actitud vigilante de los ancianos en estar pendientes de
las necesidades de los creyentes. En este pasaje los creyentes son comparados con un rebaño de
ovejas (…por todo el rebaño). La figura implícita es la del pastor mostrando un cuidado
especial por las ovejas. Por eso se emplea en este mismo contexto el término “apacentar” que
tiene la idea de vigilar el estado del rebaño.
Otro término usado es velar (Hebreos 13:17).59 La idea aquí es estar atento a todo lo que
pasa con los creyentes a fin de evitar cualquier cosa que pudiera poner en peligro su bienestar
espiritual. Bruce (1987, 412), comentando este texto señala: “Los líderes llevaban una pesada
responsabilidad: debían rendir cuentas del bienestar espiritual de aquellos puestos bajo su
cuidado. No es extraño que perdieran sueño por su responsabilidad, porque el "velar" podría muy
bien implicar esto así como la vigilancia general- si alguno de su rebaño estaba en peligro de
quedarse fuera de su control.”

58
El término griego prosejo tiene la idea de “preocuparse,” “tener cuidado” o “estar pendiente de alguien” (Bauer,
1979, 714). No puede negarse la carga personal que esta palabra tiene. Presupone una relación persona-persona.
59
La palabra “velar” (Gr. agrupneo, “estar alerta”) hace alusión a la actitud vigilante de los que montan guardia.
Tiene la idea de perder el sueño (Rienecker, 1980, 720).

56
También se utiliza la palabra atender (1 Timoteo 3:5).60 En este pasaje se pone en
paralelo el liderazgo de los ancianos en sus propios hogares con el cuidado que deben tener por
aquellos que forman la iglesia. El argumento de Pablo es que si un anciano no puede mostrar
diligencia y capacidad para conducir a su familia hacia el logro de la voluntad de Dios menos
podría hacerlo con la iglesia. Tanto su casa como la iglesia requieren de su cuidado y
preocupación especial.
Todos estos términos señalan una relación que es personal, directa y permanente.
Algunos pastores o ancianos se consideran a sí mismos más como gerentes de la iglesia
que como verdaderos pastores de la grey. Pastorean desde la oficina (no desde la realidad de los
creyentes), están siempre rodeados de papeles (no de creyentes), supervisan el organigrama y los
planes (no la forma como viven los creyentes), usan mucho el mensaje de texto y el correo
electrónico (en lugar de la conversación cara a cara) y finalmente huelen a computadora (no a
ovejas). No importa cuán avanzada esté la tecnología comunicacional o gerencial,
definitivamente no hay sustituto para la atención personal.
El peligro de algunas iglesias grandes es ese precisamente. Quizá al principio los
ancianos podían estar en contacto con todos. No había problemas en hablar con alguno de los
ancianos en el momento que se le requería. Las visitas y orientaciones bíblicas eran frecuentes.
Pero al llegar el crecimiento, los ancianos corren el peligro de aislarse o separarse de los
creyentes para concentrarse en los asuntos administrativos de la iglesia. Nunca debemos olvidar
que cuando aparezca el Príncipe de los pastores nos evaluará por la forma como nos
relacionamos (personalmente) con el rebaño, no por la asistencia, organización ni ingresos de la
iglesia (1 Pedro 5:1-4).
¿Qué pasa si la congregación crece al punto de que excede la capacidad de cuidado
personal de los ancianos y no hay otros ancianos listos para incorporarse al cuerpo de ancianos?
Es una situación en cierta forma parecida a la que vivió Moisés en Éxodo 18:14-26. La
capacidad de atención de Moisés fue excedida por la cantidad de personas que venían a él
buscando solución a sus problemas. La respuesta de Jetro, aunque sencilla, fue bastante eficaz y
logró el objetivo propuesto: que todos fuesen atendidos.

60
La palabra atender es una traducción del griego epimeleomai, que tiene la idea de ejercer cuidadosa atención de
algo (la fuerza de la preposición epi en este verbo compuesto le da intensidad a la acción de cuidar (Rienecker,
1980, 623). Este verbo se usa sólo aquí y en Luc. 10:34 donde se describe el cuidado especial que el samaritano tuvo
por el hombre herido.

57
Los ancianos deben garantizar a todos los creyentes que ellos pueden ser atendidos
oportuna y eficazmente. Hay muchas maneras a través de las cuales se puede lograr esto. Una
de ellas es desarrollando estructuras de grupos pequeños donde los hermanos puedan ser
atendidos en un nivel fundamental. Un ejemplo de estas estructuras son las células. Cada líder
de célula hace un trabajo de ancianos de cuidado personal al estar pendiente de las necesidades
de los creyentes que forman parte de su célula. Los ancianos pueden apoyarse en estos líderes,
igual que Moisés, para ofrecer a todos los creyentes la posibilidad de ser bien atendidos.
Pero es bueno advertir algunas cosas. Aunque haya suficientes células donde los
creyentes puedan ser atendidos, de todas maneras los ancianos deben seguir ofreciendo atención
personal a los creyentes que lo necesiten. Moisés no se fue de vacaciones después de elegir a los
varones que Jetro le sugirió. Ciertamente su carga se redujo y todos tuvieron más oportunidad de
ser atendidos, pero todavía Moisés seguía atendiendo “todos los asuntos graves” (Éxodo 18:26).
Los ancianos, aunque reciban apoyo de otros líderes para atender a los creyentes, nunca
deben declinar esta responsabilidad primaria. Todavía tareas como la oración por creyentes
enfermos, la consejería, visitar a hermanos desanimados, exhortación a creyentes que se están
desviando de la sana doctrina, etc. deben ser realizadas por los ancianos.
Por otro lado, aunque algunos líderes atiendan a muchos creyentes, todavía los ancianos
son responsables por esos creyentes. Los ancianos deben estar totalmente informados de todo
asunto importante que amerite la atención de ellos. A la vez, los mismos líderes que les ayudan
deben ser atendidos por los ancianos para mantener su salud espiritual, recibir ánimo y seguir
siendo entrenados.

La supervisión de la iglesia
No hay duda de que los ancianos deben ser los que supervisen la marcha de la iglesia. La
esencia misma del término presupone la función de administrar o vigilar la buena marcha de una
obra o proyecto.61

61
El término obispo (gr. episcopos) estaba asociado, dentro de la cultura griega, a la función de los capataces,
supervisores o sobreveedores (Lokward, 1999, 763).

58
Se nota que los ancianos fueron reconocido como los responsables por tomar las
decisiones claves en la iglesia (Hechos 11:30; 15:2, 6, 22; 16:4). Esto supone que estaban
revestidos de alguna forma de autoridad oficial y formal. 62
Su función de supervisores es una encomienda directa del Señor (Hechos 20:28). Aunque
los hombres intervienen en el nombramiento u ordenamiento de los ancianos, hay que resaltar
que fue el Espíritu Santo quien les dio la responsabilidad de supervisar el rebaño. Dios llama y
encomienda, la iglesia reconoce y hace oficial lo que Dios ya ha decidido (cf. Hechos 13:1-3;
14:23; 1 Timoteo 4:14).
La tarea de supervisar el rebaño debe suponer que los ancianos conocen bien cuál es la
meta hacia la cual deben llevar a la iglesia. ¿Cómo sabemos que lo que alguien está haciendo es
correcto si no sabemos cuál es la medida estándar que se requiere de su trabajo? Esto significa
que los ancianos deben conocer muy bien cuál es la misión de la iglesia y cuál es la forma
concreta en que la congregación va a llevar a cabo esa misión. Por eso se espera que dediquen
suficiente tiempo en aclarar primero entre ellos mismos qué es la iglesia (cuál es su naturaleza
según el Nuevo Testamento), cuál es su misión (de qué debe ocuparse la iglesia según la
Escritura) y cuál es su visión (cómo puede esa iglesia local en particular llevar a cabo la misión
en los próximos años). Por supuesto que este tipo de estudio requiere esfuerzo y gran inversión
de tiempo pero los resultados bien valen la pena ese esfuerzo.
Una vez que los ancianos se pongan de acuerdo en cuál es la naturaleza, misión y visión
de la iglesia según la Escritura, entonces ahora tendrían que hacerla conocer a toda la
congregación. Esto implicará algún tipo de actividad comunicacional o promocional que permita
que toda la iglesia conozca estas mismas afirmaciones. Boletines, carteleras, transparencias,
rotuladores, etc. pueden ser usados como recursos para lograr este propósito.
Por otro lado, también es necesario no sólo identificar la naturaleza, misión y visión de la
iglesia sino la forma cómo ella debe organizarse para lograr más efectivamente su misión.
Hablamos aquí de la organización de la iglesia. Por eso, todas las estructuras de trabajo
ministerial formadas en la iglesia deben poder responder las siguientes preguntas básicas:

62
No era que ellos mismos se autoproclamaban dirigentes de la iglesia. Tuvo que haber ocurrido previamente
alguna forma de reconocimiento y respeto de la comunidad cristiana local al liderazgo de estos hombres y una
aceptación de las condiciones necesarias para dirigir al cuerpo local de creyentes.

59
1. ¿Cómo ayuda esta estructura al cumplimiento de la misión y visión de nuestra
iglesia?
2. ¿Qué objetivos específicos cumple?, ¿en qué forma estos objetivos están
relacionados con nuestra misión y visión?
3. ¿Qué necesidades concretas ayuda a suplir?
4. ¿Están cada uno de sus integrantes plenamente convencidos de la relación de esta
estructura con la misión y visión de la iglesia?
5. ¿Reúnen sus integrantes el perfil de conocimiento, carácter y habilidades requeridas
para dirigir este ministerio?
No debería iniciarse ningún nuevo ministerio en la iglesia o formarse una nueva
estructura si no se está bien seguro de cómo esta va a contribuir en alcanzar la visión de la
iglesia. Los ancianos son responsables de vigilar que esto no ocurra.
Una vez que hay pleno convencimiento de la necesidad y posibilidad de formar un nuevo
ministerio o estructura de trabajo, entonces debe indicarse los objetivos específicos que se van a
lograr, el perfil que deben reunir quienes van a dirigirlo, cuáles serían sus responsabilidades, a
quién van a rendir cuenta y con qué frecuencia. Cuando esta información esté clara, entonces
puede buscarse a los creyentes idóneos para cumplir esta tarea. Si no tienen todavía a alguien
que pueda reunir ese perfil, se entiende que no es el momento de iniciar el ministerio. Por eso
hay que esforzarse por entrenar a los creyentes teniendo en cuenta las necesidades actuales y
proyectadas de la iglesia.
Deben existir procesos de supervisión para todos los ministerios y actividades de la
iglesia. Reuniones periódicas, rendición de cuentas, entregas de informes de gestión, son
ejemplos de procesos de supervisión que los ancianos deben aplicar para mantenerse informados
de todo el movimiento ministerial de la iglesia.
Es importante señalar que, si bien es cierto que los ancianos no son esencialmente
gerentes, también lo es que las funciones administrativas que ellos deben realizar no pueden ser
evitadas. Hay que planificar, delegar, evaluar, organizar, etc. Todas estas funciones
administrativas son vitales para el desarrollo de la congregación. El punto de equilibrio está en
el hecho de no permitir que se entienda la vida de la iglesia meramente como una cuestión
administrativa.

60
Finalmente, es importante que los ancianos también entiendan que su responsabilidad
delante de Dios es servir a los creyentes a través de proveerles educación, cuidado personal y
supervisión. Cada creyente que se une a la iglesia local debe recibir una adecuada alimentación,
una esmerada atención y una oportuna supervisión para avanzar en su desarrollo espiritual.
Los ancianos deben ofrecer estas garantías funcionando de manera corporativa. Ellos
deben unir sus dones, habilidades, enfoques y sabiduría para conducir a la iglesia al desarrollo de
su potencial y la satisfacción de sus necesidades. No todos harán lo mismo, ni tendrán la misma
disponibilidad de tiempo, ni ejercitarán los mismo dones o pasión ministerial pero todos estarán
unidos en entender la naturaleza de su responsabilidades y desarrollarla como debe ser.

61
Las funciones de los ancianos

FUNCIÓN TEXTOS RELACIONADOS ACTIVIDADES


RELACIONADAS

Enseñanza - “Aptos para enseñar” (1 1. Enseñanza de la sana


Timoteo 3:2) doctrina.
(Relacionada más con la - “Retenedor de la sana 2. Predicación de los
figura del anciano) doctrina para que pueda principios bíblicos.
exhortar… y convencer…” (Tito 3. Capacitación de los
1:9) creyentes en el desarrollo de sus
ministerios.
4. Formación del carácter a
través de mentoría.

Cuidado personal - “…mirad…por todo el 1. Orientación bíblica.


rebaño” (Hechos 20:28) 2. Visitar a los creyentes.
(Relacionada más con la - “…apacentar la iglesia del 3. Orar por los enfermos.
figura del pastor) Señor” (Hechos 20:28) 4. Revisar la vida espiritual
- “…ellos velan por de los creyentes.
vuestras almas” (Hebreos 13:17) 5. Exhortar, amonestar,
- “¿…como cuidará la persuadir, aconsejar.
iglesia?” (1 Timoteo 3:5)
- “…orar por los enfermos”
(Santiago 5:14).

Supervisión - “…el Espíritu Santo os ha 1. Evaluar el desempeño


puesto por supervisores” (Hechos ministerial de la iglesia.
(Relacionada más con la 20:28) 2. Establecer la visión de la
figura del obispo, dirigente o - “…os presiden en el iglesia local.
presidente) Señor” (1 Tesalonicenses 5:12). 3. Establecer metas a largo,
- “Los ancianos que mediano y corto plazo.
gobiernan bien…” (1 Timoteo 4. Delegar funciones y
5:17). requerir informes del trabajo
- “…como administradores delegado.
de Dios” (Tito 1:7). 5. Velar que la iglesia se
mantenga en la visión.
CAPITULO VI

LA RESPONSABILIDAD DE LA IGLESIA HACIA LOS ANCIANOS

La otra cara de la moneda


En el capítulo anterior señalamos cuáles eran las responsabilidades de los ancianos
en su tarea de cuidar y dirigir la iglesia. Ahora queremos señalar cuáles creemos que son
las responsabilidades de la iglesia para con sus ancianos. De esta manera podremos
apreciar de una forma más completa el plan de Dios para su iglesia: por un lado un
liderazgo de servicio y por el otro una congregación respetuosa.
Por lo general, cuando pensamos en el liderazgo de la iglesia, casi siempre el
enfoque está en los que dirigen. Hablamos de las cualidades espirituales, de su carácter, los
requisitos bíblicos para ser líder, el trabajo que deben realizar, etc. Todos están pendientes
de quiénes y cómo deben ser los líderes.
Pero, ¿por qué pocos mensajes, libros y artículos están dedicados a la
responsabilidad que tienen los que son dirigidos hacia sus líderes? ¿Cuándo fue la última
vez que usted escuchó un sermón sobre este tema, o leyó un libro o artículo sobre este
punto?
Creemos que una de las razones principales por la qué no hablamos mucho del tema
es que los que predican y escriben la mayoría de los libros y artículos son los mismos
líderes, y tienen temor de ofender a su congregación y provocar un éxodo de su gente a
otras iglesias o que los mismo líderes se vean obligados a salir forzosamente de la iglesia
después de hablar sobre este tema. ¡Vaya problema! Cualquiera que sea la razón, es
posible que no haya una perspectiva apropiada en cuanto a la relación que debe haber entre
una iglesia y sus ancianos.
Empecemos por explicar algunos conceptos erróneos acerca de la relación iglesia-
ancianos. Examinaremos también algunos pasajes sobre el tema para ver lo que los autores
bíblicos pueden aportar.

Algunos conceptos erróneos


Estos conceptos fluyen de algunas ideas no bíblicas que han florecido en las
iglesias. Cuánto más lejos una iglesia se descarríe de la verdad de la Palabra de Dios, más
problemas de este índole habrá. Vamos a examinar algunos de estos pensamientos
erróneos.
Pastor pagado, pastor controlado
Muchas personas tienen la idea que si la iglesia paga a los ancianos, entonces la
congregación puede decidir cuáles son las responsabilidades de estos líderes y lo que se
espera de ellos. Los tratan como si fueran empleados de una empresa. Un miembro de una
iglesia, que estaba sin pastor, oró así: “Señor, mándanos un pobre pastor, ¡y lo
mantendremos pobre!” La iglesia ejerce cierto control sobre el anciano que recibe sueldo,
según este punto de vista. Ray Stedman (1988), pastor de la Iglesia Bíblica Península, dijo:
Yo conozco iglesias donde los pastores son tratados como siervos pagados;
están allí para responder a los caprichos de la directiva de la iglesia o el voto
de la congregación. Son tratados con poco o ningún respeto y a veces son
maltratados severamente. Eso es una lástima.

Mientras este concepto prevalezca entre la congregación, su manera de tratar al


anciano será como la que describe Stedman. Las iglesias que piensan de esta manera a
veces lo que quieren es “sacar” al pastor. Todo porque simplemente no les gusta como
predica, como enseña, como se viste, etc. En ocasiones prevalece el argumento: “Bueno, es
solamente un empleado. Podemos buscar otro.”
Este problema de correr a los ancianos no es nuevo. Clemente, uno de los obispos
de Roma, escribió su primera carta a los corintios al final del primer siglo. En la carta,
¡Clemente los acusa de haber sacado injustamente a algunos obispos! Dice (Lightfoot,
1990, 95):
A estos hombres [los que fueron nombrados para el cargo de obispo para tomar el
lugar de los que habían muerto], pues, que fueron nombrados por ellos, o después
por otros de reputación, con el consentimiento de toda la Iglesia, y que han
ministrado intachablemente al rebaño de Cristo, en humildad de corazón,
pacíficamente y con toda modestia, y durante mucho tiempo han tenido buena fama
ante todos, a estos hombres nosotros consideramos que habéis injustamente privado
de su ministerio….Porque nosotros entendemos que habéis expulsado de su
ministerio a ciertas personas a pesar de que vivían de modo honorable, ministerio
que ellos habían respetado de modo intachable.

64
Este concepto deja lugar para que las ovejas dirijan a los ancianos. Ya mostramos por qué
eso no es bíblico.
Títulos honoríficos
El segundo concepto erróneo tiene que ver con los títulos que se usan para designar
a los ancianos de la iglesia. Durante los siglos se ha inventado un sinnúmero de títulos o
palabras “especiales” para distinguir a los líderes de los demás miembros. “Pastor,”
“Obispo,” “Reverendo,” “Ministro” y “Apóstol” (uno de los más populares hoy día) son
algunos de estas etiquetas. Aunque no podemos negar que en el principio la motivación
probablemente era correcta (la de honrar a los líderes), el método escogido ha generado
múltiples problemas. Estos títulos han servido para abrir una brecha grande entre lo que
algunos llaman los “cleros”63 (los líderes) y los “laicos”64 (los miembros). El problema con
estos títulos es que causa que la gente piense que los líderes son hombres súper espirituales
y que los miembros no pueden llegar a su nivel de espiritualidad. Son puestos sobre un
pedestal y nadie los baja de allá. Lo triste es que los ancianos muchas veces no dicen nada
porque les gusta ser presentados o llamados por estos títulos.
NOTA: Uno de los peores de estos títulos, en nuestra opinión, es el de “Reverendo.”
Muchos denominaciones y asociaciones de iglesias usan ese título para los pastores que han
cumplido con requisitos educacionales (como ser egresado de un seminario o instituto
bíblico), tiempo de experiencia y unas otras requisitos denominacionales. Pero creemos
que hay uno sólo que se debe tratar con reverencia: Dios mismo. Los hombres, no importa
quienes son, no deberían ser venerados como Dios. Más bien, deberíamos mostrar la
humildad y rechazar ese título. No es necesario para ser anciano en la iglesia.
Anciano descuidado
A veces se encuentran iglesias que hacen muy poco para sus ancianos. Son tratados
como si fueran una molestia. La iglesia no se preocupa por sus necesidades, casi con una
actitud como, “Ellos son siervos de Dios. ¡Que Él se encargue de sus necesidades!” En

63
La palabra “clero” viene del griego kleros, y significaba una piedra usada para echar suertes, y por
extensión “suerte echada”. El diccionario de la Real Academia Española nos informa del uso de la palabra
luego en la historia: “En la Edad Media, hombre letrado y de estudios escolásticos, aunque no tuviese orden
alguna, en oposición al indocto y especialmente al que no sabía latín (Biblioteca de Consulta Microsoft®
Encarta®).
64
“Laico” es una palabra derivada del griego laos, que significa “pueblo.” Según el diccionario RAE en la
Edad Media llegó a significar, “Que no tiene órdenes clericales” (Biblioteca de Consulta Microsoft®
Encarta®).

65
muchos de estos casos los ancianos tienen que trabajar secularmente, y ¡aun así la iglesia
quiere que cumplan sus responsabilidades pastorales como si estuvieran tiempo completo
con la iglesia!
Hace un tiempo Randall Wittig escribió un artículo titulado “Mataron al hijo del
pastor.” Describió una situación real dónde un hijo de un pastor murió debido a una mala
alimentación. En parte Wittig culpa a la iglesia por no haber mostrado un amor genuino
hacia ellos y por no aumentar su sueldo. Él hizo algunas preguntas penetrantes: “¿Hasta
qué punto deben sufrir un pastor y su familia ‘a causa del ministerio’? ¿Es legítimo
presionar el pastor por medio de su salario?... ¿Debe haber un contrato entre el pastor y su
iglesia, en el cual se describa el trabajo que se espera del pastor y la iglesia se comprometa
a aumentar periódicamente su salario?” 65 Son preguntas que cada iglesia debe tomar en
cuenta y deben tomar medidas para prevenir una situación parecida.

El concepto bíblico
La pregunta no es, “¿Qué piensa la iglesia que es su responsabilidad hacia los
ancianos?”, sino “¿Qué dice la Biblia sobre la relación que la iglesia debe tener con sus
líderes?” La Biblia habla de por lo menos cuatro responsabilidades que tiene hacia los
líderes.
Respeto y alta estima
Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden
en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su
obra. Tened paz entre vosotros.
1 Tesalonicenses 5:12-13

Me regocijo con la venida de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico, pues ellos han suplido
vuestra ausencia. Porque confortaron mi espíritu y el vuestro; reconoced, pues, a tales
personas.
1 Corintios 16:17-18

• Estos dos p destacan el respeto que las iglesias deberían dar a los líderes. Aunque
reconocemos que en ninguno de estos pasajes se mencionan pastores o ancianos,

65
Apuntes Pastorales, Vol. VI, No. 1.

66
el contexto indica que estas personas son líderes entre las congregaciones. Estos
líderes probablemente son los ancianos o los potenciales ancianos. 66

En sus instrucciones a la iglesia joven en Tesalónica, Pablo inserta un comentario


sobre las actitudes y las acciones correspondientes que la iglesia tenía que mostrar hacia los
líderes. Aunque el pasaje revela algo sobre la responsabilidad y el trabajo de estos líderes,
la intención de Pablo era enseñar a la iglesia cómo tratar a los que estaban dirigiendo la
obra. También en 1 Corintios 16 es claro que el contexto habla de la actitud hacia estos
líderes.67
Hay tres verbos que describen el respeto que los líderes deberían recibir de los
demás miembros. El primero se traduce “reconocer” en 1 Tesalonicenses 5:12.68 Aunque
varias de las traducciones de la Biblia lo tienen así 69, el significado va más allá. Significa
aquí, “dar reconocimiento merecido a alguien, respetar, apreciar, tener apreciación para”
(Friberg, 2000). Ray Stedman (1988) comenta, “La palabra realmente es, ‘conocerlos.’
Reconocerlos. Tener conciencia de ellos. No los menosprecien….Aquí el apóstol está
diciendo, ‘Conozcan a sus líderes. Entiendan que son personas y no los ignoren.’” John
MacArthur (s.f.) añade, “Pablo animó a los tesalonicenses a que tuvieran un aprecio
profundo por sus líderes espirituales que trabajaban por su beneficio.”
El segundo verbo aparece en 1 Corintios 16:17-18. La RV usa la palabra
“reconocer” en su traducción. Pero esta vez es una palabra griega diferente.70 En este
contexto la palabra llega a ser un sinónimo de la palabra usada en 1 Tesalonicenses 5:12.
La idea es igual en los dos contextos: estos hombres merecían el respeto de los que estaban
recibiendo el beneficio de su labor.
El tercer verbo utilizado se encuentra en 1 Tesalonicenses 5:13. La RV la traduce
“tener en estima.”71 Esta palabra significa “considerar, tener por, creer conveniente, creer,

66
Decimos “potenciales” porque la carta a los tesalonicenses fue escrita uno año o menos después de su
fundación. Dado que Pablo estuvo solamente entre uno a tres meses en la ciudad, y que Silas y Timoteo se
habían quedado un poco más de tiempo en la región, es razonable pensar que habían líderes, pero no
necesariamente habían sido nombrados ancianos todavía.
67
Vea el v. 16, donde Pablo exhorta a la iglesia a “sujetarse” a Estéfanas y otros que estaban esforzándose en
la obra.
68
La palabra griega es oida, que significa “haber visto” y por extensión “conocer.”
69
Vea la Reina-Valera 60 (RV), la Reina-Valera Actualizada (RVA) y La Biblia de las Américas (LBA). La
Nueva Versión Internacional (NVI) lo traduce “sean considerados con.”
70
La palabra es epiginosko. Según Tamez (1978), puede ser traducida “reconocer, apreciar.”
71
La palabra griega es hegeomai.

67
estimar” (Tamez, 1978, 80). La presencia del adverbio traducido “en mucha” nos ayuda en
la traducción. Según el Léxico Louw-Nida (1988), el adverbio significa “un grado
extraordinario, involucrando un exceso considerable sobre lo que se espera…‛extremo,
extremadamente, a un grado extremo, a un grado muy grande.’” La Biblia de las Américas
traduce esta frase como tener “en muy alta estima.” Resumimos con el comentario de
Strauch (2001, 175-176) sobre este versículo:
La magnitud en que la congregación debe estimar a los líderes se expresa en el
término “muy alta,” que alude a “la mayor” “sobreabundante”. El comentarista
bíblico George G. Findley (1849-1919) habla de esta palabra como “la más intensa
y fuerte del idioma. Así de profundo y cálido debe ser el afecto que une a los
pastores con su rebaño”… La iglesia, entonces, tiene una divina obligación de tener
en muy alta estima a sus líderes espirituales.

Estos textos presentan no solamente cómo deben ser tratados los líderes por la
iglesia, sino también una razón por qué la iglesia debe respetarlos en esta manera. Esto se
ve en las frases “los que trabajan entre vosotros” (1 Tesalonicenses 5:12); “por causa de su
obra” (1 Tesalonicenses 5:13); y “los que ayudan y trabajan” (1 Corintios 16:16). Deben
ser respetados por el trabajo que desarrollan. La palabra traducida “trabajar” en 1
Tesalonicenses 5:12 y 1 Corintios 16:16 significa “trabajar arduamente” (Hanna, 1995,
479). Los líderes merecen respeto cuando se esfuerzan en cumplir con su tarea de guiar a la
iglesia. Stedman (1998) señala, “Ellos trabajan arduamente. Gastan horas esforzándose en
trabajo que es difícil y a veces humillante. Al contrario de lo que piensan algunas personas,
no es la verdad que los pastores trabajan solamente un día de la semana. El ministerio es
un trabajo exigente.” Keathley (2004) explica, “Debemos darnos cuenta de esto
cuidadosamente. Con demasiada frecuencia, cuando tiene en estima a los líderes, es por
razones equivocadas. La razón dada aquí no es la posición social ni la posición eclesial ni
personalidad dinámica ni aspectos físicos, alto, moreno y buen mozo. En la cristiandad
posición depende de la naturaleza de la obra (función) y no viceversa.”
Además de presentar la razón por qué respetar a los líderes, el mismo pasaje expresa
la manera o la actitud que la iglesia debe tener en la muestra de este respeto. Debe ser
hecho “con amor.” No debe ser ni por obligación ni por deber que la iglesia exprese su
respeto a los ancianos. El amor debería gobernar su actitud hacia ellos. Keathley (2004)
también observa:

68
La esfera que debe envolver la estima del rebaño para sus líderes es el amor, el
ágape en griego…lo cual es un amor que escoge actuar para el bienestar de aquel a
quien ama, y a menudo con sacrificio. Esto incluiría todas las cosas que
constituyen las pautas en las Escrituras de amarse los unos a los otros. Incluiría lo
negativo como rehusar chismear, difamar o criticarlos ante otras personas. Pero
también incluiría lo positivo como ayudar en el ministerio, expresar gratitud,
aprecio y proveer para ellos financieramente en una manera adecuada que honra a
Dios… Las iglesias necesitan revisar sus acciones que demuestran estima y amor
hacia sus líderes.

El respeto de los ancianos tiene que ser ganado. Los líderes que se dedican a
cumplir cabalmente el ministerio que Dios les ha dado muestran que merecen tal
reconocimiento. La iglesia tiene la responsabilidad de respetar a esos líderes.
Obediencia y sumisión
Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas,
como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque
esto no os es provechoso.
Hebreos 13:17
Hermanos, ya sabéis que la familia de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que ellos se
han dedicado al servicio de los santos. Os ruego que os sujetéis a personas como ellos, y
a todos los que ayudan y trabajan. Me regocijo con la venida de Estéfanas, de Fortunato y
de Acaico, pues ellos han suplido vuestra ausencia. Porque confortaron mi espíritu y el
vuestro; reconoced, pues, a tales personas.
1 Corintios 16:15-18

Hay mucha discusión sobre el significado de Hebreos 13:17. ¡Tal vez en parte es
porque hay miembros de iglesias que no quieren cumplirlo! Según la RV la iglesia debe
“obedecer” a sus líderes.72 Es la misma naturaleza del hombre lo que causa que él
reaccione en contra de la palabra “obedecer.” Juan Crisóstomo (s.f.), quien vivió en el
cuarto siglo, comentó sobre estos versículos:
La anarquía entonces es una maldad, y una causa de la ruina. Pero la desobediencia
a los gobernantes no es una maldad menos. Porque llegan a ser lo mismo. Porque
cuando un pueblo no obedece a un gobernante, es como un pueblo que no tiene
uno; y tal vez peor. Porque en el primer caso tiene por lo menos una excusa por su
desorden, pero en el segundo caso ya no tienen, y son castigados.

72
Aunque la RV60 traduce “pastores,” la palabra utilizada en griego es hegeomai, que significa “ir delante
de” y por extensión “liderar, gobernar.” La RV60 traduce la misma palabra como “pastores” en Hebreos 13:7
y 24 también.

69
Pero, como señalan algunas comentaristas, la palabra traducida “obedecer” no es la
palabra más común para esta idea. 73 El verbo empleado aquí74 ocurre en 26 versículos y es
traducido en la RV por “obedecer, confiar, estar seguro, persuadir, buscar el favor de,
cobrar ánimo, tener confianza.” Sin duda la palabra empleada en este versículo tiene la idea
de “persuadir.”75 Como aparece en la voz media (o pasiva) significa, “ser persuadido,
permitir que uno mismo sea persuadido, lograr que alguien se convenza de” (Thayer, 1977,
497). Se puede argumentar que la idea en Hebreos es que nosotros permitimos que
nuestros líderes nos persuadan. 76 Los líderes son los responsables por la enseñanza de la
Palabra de Dios en la iglesia, y es esa Palabra que debe ser obedecida. La iglesia debería
confiar77 en los líderes al punto que son persuadidos que lo que ellos enseñan tiene que ser
puesta en práctica. La Biblia no propone una obediencia ciega, porque esto lleva a la
esclavitud.
La segunda parte de la obediencia está en la palabra “sujetarse.” La palabra usada
en Hebreos 13:17 tampoco es la más común en el NT.78 Este verbo79 ocurre solamente aquí
y significa, “ceder, retirarse de, dar lugar a; fig. someterse a la autoridad de alguien, no
seguir resistiendo, hacer lo que alguien indica” (Friberg, 2000). Aunque el verbo común se
emplea en 1 Corintios 16:16 (vea la nota 78), la imagen en Hebreos es que los líderes
persuaden a la iglesia de lo que es correcto, y ellos obedecen y no resisten más. Stephen
Doe (2004) usa la imagen de “un caballero cediendo a otro después de una batalla.” Acerca
de estas dos palabras en Hebreos 13:17 él también comenta:

73
La palabra que normalmente se usa para “obedecer” es upakouo, cuyo significado es “escuchar, atender” y
por extensión “obedecer” (Friberg, 2000). Vea, por ejemplo, Romanos 6:16; Efesios 6:1, 5; y 1 Pedro 3:6.
74
El verbo es peitho.
75
Los griegos tenían una diosa llamada Peitho, la diosa de la persuasión y la seducción, que siempre estaba
asociada con Afrodita, la diosa de amor.
76
Creemos que algunas personas llevan esta discusión a un plano más allá de lo que es razonable. Dicen que
según esta interpretación, realmente no tenemos que obedecer a los ancianos si ellos no nos persuaden. Sin
embargo, si permitimos que alguien nos persuada que debemos perdonar a una persona que nos ha ofendido,
el resultado es que obedecemos la instrucción de esta persona. Quizá estas personas quieren evitar el abuso
de la autoridad por algunos líderes o proteger el congregacionalismo, es decir, la toma de decisiones por la
iglesia y no por sus líderes. Como resultado, la obediencia ha adquirido una connotación negativa.
77
Vine (1984, 73) demuestra que la palabra empleada aquí y el verbo común para “creer” o “confiar” en la
Biblia (pisteuo) “tienen una estrecha relación etimológica; la diferencia de significado es que lo primero
[peitho] implica la obediencia producida por pisteuo….”
78
El verbo común que se traduce como “sujetarse, someterse” es upotasso, y tiene la idea de ponerse
voluntariamente debajo de la autoridad de otra persona. Ocurre en 31 versículos (vea, por ejemplo, 1
Corintios 16:16; Efesios 5:21, 24; Colosenses 3:18; Tito 2:5)
79
La palabra es hupeiko.

70
Hay una diferencia importante entre estas dos palabras. La primera significa seguir
a alguien confiadamente porque ha sido persuadido por él. La segunda significa
seguir a alguien confiadamente aun cuando no esté de acuerdo con él. En el
segundo caso, uno cede a Cristo a través de hombres que Él ha dado para dirigir a
la iglesia, terminando con la resistencia. Es una cosa obedecer a los pastores y
ancianos cuando uno está emocionado y piensa que ellos tienen una excelente idea.
Es otra cosa someterse a ellos cuando no está de acuerdo con su decisión. En el
segundo caso, debemos someternos porque estamos actuando por fe. Por fe
confiamos que Cristo mismo reine sobre nosotros por su Palabra y Espíritu a través
de estos pastores y ancianos.

¿Cuál es el propósito de la obediencia y la sujeción a estos líderes? Según el autor


de Hebreos, es para que ellos cumplan su trabajo de vigilancia sobre el rebaño con alegría
(13:17). Es un gozo para los líderes cuando los otros miembros se sujetan a su liderazgo.
Algo muy diferente sería que ellos terminen quejándose de la desobediencia y la falta de
sujeción de los miembros. El trabajo de guiar al pueblo de Dios es difícil, y tener ovejas
que no quieren seguir a sus líderes causa mucho dolor y problemas para todos. Quizá es
por eso que Pablo añadió a su enseñanza sobre el tratamiento de los líderes en 1
Tesalonicenses 5:12-13: “Tened paz entre vosotros.” Cuando los miembros tienen o causan
problemas entre sí, a los pastores les toca la ardua tarea de buscar una solución, y las ovejas
indóciles difícilmente van a obedecer y someterse.
Así que, la obediencia y la sujeción a los ancianos de la iglesia es el resultado de un
diálogo y una enseñanza activa y permanente. Los miembros son persuadidos por sus
líderes por la confianza que tienen en ellos como líderes que Dios ha dado. Dios es
honrado y los ancianos rinden cuentas a Dios del rebaño sobre el cual han sido puestos
como obispos (Hechos 20:28; Hebreos 13:17).
Ayuda material
Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente
los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey
que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.
1 Timoteo 5:17-18
El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo
instruye. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre
sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará
corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos
cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así

71
que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia
de la fe.
Gálatas 6:6-10

Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.
1 Corintios 9:14

La Biblia también enseña que la iglesia puede demostrar su cuidado por los
ancianos a través de la ayuda material. De nuevo, esto puede tocar un nervio y causar
inquietud, porque es otra fuente de tensión a veces entre los líderes y las iglesias. Pero el
tema es evidente en las Escrituras y debe ser tratado aquí.
En 1 Timoteo 5:17-18, Pablo escribió a Timoteo para darle instrucciones en cuanto
a su trabajo en la iglesia en Éfeso. Había áreas que Timoteo tenía que fortalecer. Parece
que una de estas áreas era los ancianos. Además de dar los requisitos necesarios para llegar
a ser anciano (1 Timoteo 3:1-7), dedicó otro espacio para tratar el deber de la iglesia y de
Timoteo hacia ellos 80 (1 Timoteo 5:17-22). Y su primer punto tiene que ver con su
sostenimiento apropiado.
No cabe ninguna duda que Pablo habla del sostenimiento de los ancianos en el v.
17.81 Algunos encuentran en la frase “doble honor” la idea solamente de respeto. Sin
embargo, las dos ilustraciones presentadas en el v. 18 respaldan el argumento de la
asistencia material. Las ilustraciones del buey sin bozal comiendo de la cosecha y el
trabajador recibiendo parte del dinero generado por su trabajo señalan que ellos merecen
recibir algo en cambio por su labor. Pablo citó estos ejemplos de dos fuentes: la ley de
Moisés (Deuteronomio 25:4) y Jesús (Lucas 10:7). Esto da más fuerza a su enseñanza.
Pablo usa la figura del buey en 1 Corintios 9:9 en el contexto de su derecho de vivir del
evangelio (1 Corintios 9:14). El contexto de Lucas 10 es el envío de los setenta, y la
instrucción de Jesús era que se quedaran en un lugar, comiendo y bebiendo lo que les
dieran. La asistencia material es el enfoque en los dos contextos, y de Pablo en 1 Timoteo
también.

80
Decimos “de la iglesia y de Timoteo” porque los mandatos en los vv. 19 y 22 aparecen en la segunda
persona singular, dirigido específicamente a Timoteo.
81
Alexander Strauch (2001, 218-222) tiene un excelente comentario sobre estos versículos.

72
La palabra traducida “sean tenidos” en el v. 17 significa, “considerar digno, hacer
digno (pasivo a veces) merecer.”82 Los ancianos que gobiernan bien, laborando en predicar
y enseñar, merecen esta ayuda. Obviamente, no todos los ancianos recibirán ayuda ni la
misma cantidad de ayuda. Aun Pablo como misionero trabajaba con las manos a veces para
sostenerse (Hechos 18:3-5; 1 Corintios 4:12; 1 Tesalonicenses 2:9; 1 Tesalonicenses 3:8).
Pero él exhorta que los ancianos que trabajan arduamente 83 en la Palabra y en la enseñanza
deben ser honrados por su labor. Aunque todos los ancianos tienen que ser “aptos para
enseñar” (1 Timoteo 3:2), solamente algunos van a dedicarse completamente a esta tarea
por los dones que tienen.
Debemos entender que la ayuda que una iglesia da a uno o más de sus ancianos no
se calcula según el número de horas que ellos dedican al ministerio. Si fuera así, serían
nada más que simple empleados de una empresa. Pablo enfatiza no el trabajo, sino el
gobierno. Si un anciano se destaca en su habilidad de dirigir bien al rebaño, siendo su
trabajo más fuerte el de enseñar o predicar, la iglesia debe considerar cómo ayudarlo para
que dedica todo el tiempo necesario.
En Gálatas 6:6-10 Pablo establece el mismo principio. Él reconoce el valor de
alguien que se dedica a enseñar la Palabra de Dios a la iglesia. Los que reciben el beneficio
de esta enseñanza debe compartir cosas materiales con sus instructores. Pablo, quizá
haciendo referencia a Lucas 10:7, también dijo en 1 Corintios 9:14, “Así también ordenó el
Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.” Él lo ve como un
mandato dado por el Señor. Está enseñanza, entonces, fue dada a varias iglesias, sin variar
mucho. Sean los ancianos o los misioneros que fundan iglesias, tienen el derecho de recibir
una ayuda para su sostenimiento.
Cada iglesia tiene la responsabilidad de cuidar a los ancianos que trabajan
diligentemente en la obra del Señor. El tipo de asistencia dependerá del tamaño de la
iglesia y las necesidades de los ancianos. Pero esta área no debe ser ignorada.
Protección contra falsa acusación
Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos.
1 Timoteo 5:19

82
La palabra griega es axioo.
83
La misma palabra fue usado por Pablo en 1 Corintios 16:16 y 1 Tesalonicenses 5:12 (vea el tratamiento de
estos versículos arriba).

73
Aunque esta instrucción fue dada a Timoteo directamente (note el uso de la segunda
persona singular “no admitas”), el principio de tener dos o tres testigos para acusar a
alguien viene del AT (Deuteronomio 17:6; 19:15). También Jesús hizo uso de este
principio cuando habló de un creyente que no quiere escuchar a alguien que le está
señalando un pecado (Mateo 18:16).
Muchas veces los ancianos son blancos fáciles de acusaciones. Como su ministerio
es de alto perfil, y ministra a todo el cuerpo, ellos reciben mucha crítica cuando las cosas no
van bien, cuando toman decisiones que a algunos no les gustan o cuando cometen errores.
Pablo quería asegurar la protección de los ancianos contra cualquier comentario o disgusto
de la congregación. Si hay algo serio, algún pecado, tiene que ser confirmado en la boca de
varios testigos. La seriedad del problema será determinado por el testimonio de los
testigos. Los otros ancianos deben investigar las acusaciones para verificarlas.
El v. 20 señala qué hacer si un anciano es acusado de pecado y no se aparta de él.
Pablo manda que este anciano sea reprendido “delante de todos.” La palabra traducida
“reprender” significa “mostrar a alguien que ha hecho algo mal y llamarlo a arrepentirse”
(Friberg, 2000). Llamarle la atención en frente de toda la iglesia tiene la idea de
manifestarles a él y a la iglesia la seriedad de persistir en el pecado. La razón es “para que
los demás también teman.” La vergüenza de tener su pecado exhibido delante de todos los
hermanos debe llevar al anciano al arrepentimiento, y a la iglesia a examinar sus vidas.

Conclusión
Dios ha puesto a hombres que reúnen características bíblicas en la iglesia para
proveer la dirección que ella necesita. Muchas veces estos hombres son vistos como títeres
de la congregación, moviéndose al ritmo de los caprichos de los miembros. En otras
iglesias no son respetados y son mal pagados, no porque la iglesia no puede darles buenos
sueldos, sino porque hay que “mantenerlos humildes.” Y en otras, las enseñanzas de los
ancianos son desatendidas por miembros que proclaman, “¡Nosotros tenemos el Espíritu
Santo también!”
Pero en la Biblia encontramos instrucciones claras en cuanto al trato que la iglesia
debe tener para con sus ancianos. Entre ellas se destacaron:
• el respeto y la alta estima

74
• la obediencia y la sumisión
• la ayuda material por su labor
• la protección contra acusaciones falsas.
Estos hombres son humanos, y consiervos con todos los miembros de la iglesia.
Son esposos y padres, como muchos de los hombres de la iglesia. La iglesia debe
reconocer que los ancianos son como ellos y parte de ellos, con la excepción que su función
en el cuerpo como dirigentes y guardianes de la fe es distinto a las funciones de los demás
miembros. Es la única diferencia que debería haber. Los ancianos deben ser tratados como
miembros de la iglesia, no como una clase aparte y por encima de ella.

75
CAPITULO VII
LA FORMACIÓN DE PASTORES EN LA IGLESIA LOCAL

Es claro por la Escritura que aquellos que sirven al Señor en el ministerio pastoral
deben estar preparados para tal servicio. Dentro de las exigencias que encontramos en el
Nuevo Testamento para el ejercicio eficaz y eficiente de las tareas pastorales se señalan al
menos las siguientes:
• Trabajar en equipo y cuidarse mutuamente (Hec. 20:28)
• Cuidar a todo el rebaño de Dios (Hec. 20:28)
• Identificar con propiedad las falsas doctrinas y combatirlas (Hec. 20:29-30)
• Dirigir la congregación (1 Tes. 5:12)
• Corregir apropiadamente a los creyentes (1 Tes.5:12)
• Enseñar fielmente la Palabra de Dios (1 Tim.3:2)
• Mantener la sana doctrina como norma en su vida (Tit.1:9)
El conocido pastor y escritor latinoamericano Alberto Barrientos (1982) resume
estas exigencias señalando que el pastor debe estar bien preparado en las áreas de
enseñanza, consejería, organización de la iglesia y predicación de la Escritura. Barrientos
recoge bien los señalamientos bíblicos y los coloca en lenguaje más comprensible para
nosotros. Los aspectos que él menciona describen en forma general tres áreas básicas del
ministerio pastoral: exposición de la Biblia, cuidado pastoral a los creyentes y dirección de
la congregación.
Si describimos más específicamente las tareas asociadas a cada una de las funciones
descritas anteriormente tendríamos el siguiente cuadro:
1. EXPOSICIÓN DE LA BIBLIA
a. Enseñanza de la Biblia en grupos grandes y pequeños
b. Predicación expositiva
c. Defensa de la fe usando la Biblia (combate a las falsas enseñanzas)
d. Formación /capacitación de líderes para el ministerio
2. CUIDADO PASTORAL
a. Asesoramiento a los creyentes
b. Acompañamiento en situaciones de crisis

76
c. Visitación regular a los miembros para fortalecer relaciones y ofrecer
orientación bíblica particular
3. DIRECCIÓN DE LA CONGREGACION
a. Supervisión del funcionamiento de los ministerios
b. Desarrollar la visión de la iglesia y motivar a los creyentes a llevarla a cabo
c. Establecer las directrices bíblicas para el funcionamiento estratégico de la
iglesia
Como se puede apreciar, las tareas asociadas al ministerio pastoral son complejas
así como las habilidades que deben tener aquellos que se dedican a él. Estas exigencias nos
dicen que los hombres que asuman tal ministerio han debido tener la formación previa para
ejercerlo. El ministerio pastoral no es el lugar para aprender estas capacidades sino para
desarrollarlas porque YA se han adquirido.
Si lo pensamos bien, es algo de sentido común. ¿Pondremos nuestras vidas en
manos de un cirujano que va a practicar con nosotros para algún día ser un buen cirujano?
Aquí la idea de “ensayo y error” podría costar muy caro.
Sin embargo, colocar en el ministerio pastoral a creyentes no preparados es más
común de lo que creemos. Strauch (2001) señala que “…como siempre hay más necesidad
de más pastores, es tentador permitir que hombres no calificados ni preparados asuman el
liderazgo de la iglesia. Sin embargo, esta es una receta para el fracaso ya largamente
comprobada.”
Tradicionalmente se ha confiado en las instituciones teológicas para el entrenamiento
de los futuros pastores que la iglesia necesita. Al mismo tiempo distintas investigaciones en
varios lugares del mundo han llegado a la conclusión de que descansar en estos modelos
tradicionales no resolverá el inmenso déficit que hay actualmente de pastores bien
preparados:
Hay cerca de 10.000.000 de evangélicos en Brasil. Según mis cálculos 1 de cada 50, o
sea 200.000 deben ser líderes de sus congregaciones, y por lo menos 50% de esos
líderes, es decir 100.000 no tienen ningún entrenamiento. Los seminarios e institutos
no gradúan más de 2.500 estudiantes al año, esto significa que a ese ritmo tomaría 50
años capacitar los líderes que las iglesias de Brasil necesitan hoy. 84

84
McKiney citada por Valverde (2003).

77
La paradoja que se presenta es significativa. Por un lado, se requiere de hombres
calificados y entrenados para desarrollar el ministerio pastoral con eficacia y por el otro
parece no haber una forma efectiva de lograr esta meta y cerrar la brecha entre necesidad y
disponibilidad de hombres calificados.
Debemos reconocer que las iglesias siguen teniendo necesidad de hombres que las
dirijan y no van a esperar que haya una respuesta para tomar una decisión. Los pastores,
calificados o no, seguirán dirigiendo las iglesias.

¿Qué resultados puede esperarse cuando personas no calificadas dirigen la iglesia del
Señor?
Queremos aclarar que lo que califica a un creyente para ser anciano o pastor de una
congregación no es un título o certificado de educación teológica sino el cumplimiento de
los requisitos bíblicos descritos en 1 Timoteo 3:1-7, Tito 1:5-9 y 1 Pedro 5:1-3.

Desvío de la sana doctrina


Cuando personas no calificadas dirigen la iglesia uno de los principales peligros
para la congregación es el desvío de la sana doctrina. Pablo en varias ocasiones advirtió
sobre esta amenaza que acechaba a la iglesia (Hec. 20:28-30; 2 Cor. 11:1-6; 1 Tes. 3:5; Gál.
1:6; Col. 2:8). No se puede exagerar el peligro al cual la iglesia se enfrenta cuando sus
líderes no tienen la capacidad de distinguir cuando una doctrina es falsa y cuando
verdadera, como bien lo advirtió Hanegraaff (1993):
Bajo el lema de “Jesús es Señor” multitudes están siendo engañadas por un evangelio
de avaricias y están enarbolando evidentes doctrinas de cultos metafísicos.
Convencidos de que lo que oyen es la cosa real, de hecho están siendo llevados no
más que a una barata falsificación. Las verdades eternas de la Palabra de Dios están
siendo pervertidas, convirtiéndolas en una mitología perversa, y todo mientras el
cristianismo está hundiéndose en una crisis de proporciones sin paralelo.
Esta afirmación fue hecha hace más de veinte años. Ahora la crisis es peor y los
engañados son más. Si un pastor no puede distinguir un lobo de una oveja, ¿cómo puede
garantizar la vida de sus ovejas? Lo más triste es que, en algunos casos, los pastores son
quienes se han convertido en lobos y están destruyendo la vida de su rebaño haciéndose eco
de falsas doctrinas o promoviéndolas conscientemente.

78
Dos razones pueden señalarse para que los que dirigen la iglesia se desvíen de la
sana doctrina. Uno de ellos es por un manejo deficiente de la Escritura. Esto tiene que ver
con las limitaciones que puede tener un creyente para hacer una correcta interpretación del
texto bíblico. Algunos líderes fallan en ignorar los principios básicos para una correcta
interpretación y cometen errores como la alegorización, el literalismo, la
descontextualización y otros semejantes. Creemos que este tipo de errores pueden
corregirse con una instrucción apropiada y la disposición comprometida del líder en
aprender estos principios de interpretación. En cualquier caso, todos estamos bajo la
solemne obligación de “usar bien la Palabra de verdad” (2 Tim. 2:15).
La otra razón ya no es cognitiva sino de actitud. Es cuando el líder intencionalmente
tuerce la Escritura para buscar un fin personal. El apóstol Pedro condena esta actitud en su
segunda carta (2 Ped. 3:16). La palabra griega utilizada allí por el apóstol y que es traducida
“torcer” tiene la idea de “distorsionar el sentido de una palabra para trasmitir una idea
falsa” (Friberg, 2000). Se puede notar la mala intención de la persona que “tuerce” la
Escritura. El problema aquí ya no es que el líder ignore principios de interpretación sino
que intencional y egoístamente distorsiona el sentido original del texto para engañar a la
congregación y lograr sus objetivos personales, casi siempre asociados a la satisfacción
carnal o material del falso maestro.

Modelo deficiente de carácter cristiano maduro


Otro peligro asociado al hecho de que creyentes no calificadas dirijan la iglesia tiene
que ver con un modelo deficiente de carácter cristiano. Cuando se observan con
detenimiento los requisitos bíblicos para el ejercicio del ministerio pastoral, pronto salta a
la vista que hay mayor énfasis en un carácter cristiano maduro:
• Irreprensible
• Sobrio
• Prudente
• Decoroso
• Hospedador
• No dado al vino
• No pendenciero
• No codicioso de ganancias deshonestas

79
• Amable
• Apacible
• No avaro
El estudio de cada una de estas palabras demuestra que Pablo tenía en su mente un
creyente que puede modelar en su vida personal la transformación de Cristo y el control del
Espíritu Santo en su vida.85 Los que dirigen la iglesia son modelos de vida para los demás
creyentes de la congregación; por eso necesitan mostrar en sus propias vidas estos rasgos.
Si las cualidades de carácter exigidas por Dios no están presentes en aquellos que
dirigen la iglesia del Señor, se abre la puerta para el abuso y la manipulación dejando una
secuela de daños emocionales y espirituales a la congregación, como señala Erdely (1994):
Tenemos que estar conscientes que actualmente existen muchas personas que de una
manera u otra son objetos de agresiones, maltratos sicológicos y daño moral por
parte de líderes cristianos autoritarios. De individuos que no dudan en utilizar el
respeto que sus congregantes les tienen para extraerles dinero, para atemorizarlos o
en ocasiones para impedirles abandonar sus organizaciones.
Por el bien del pueblo de Dios, no debe permitirse a ningún creyente cuyo carácter
sea contrario a las características presentadas en 1 Timoteo 3:1-7, Tito 1:5-9 y 1 Pedro 5:1-
3 que ejerza el liderazgo pastoral en la iglesia. Los daños pueden ser lamentables y, en
ocasiones, irreversibles.

Modelos deficientes de un hogar bien establecido


Por otro lado, líderes no calificados tampoco son ejemplos de cómo debe ser un
hogar cristiano. Las familias de la iglesia necesitan “ver” modelos de hogares que están
bajo el control del Espíritu de Dios. Si un creyente no puede mostrar en su propio hogar ese
modelo, no debe pretender ejercer el ministerio pastoral aunque quiera hacerlo (1 Tim. 3:4-
5).
Los hombres de la iglesia necesitan visualizar cómo pueden ser buenos esposos y
buenos padres. Las esposas de la iglesia necesitan imitar la forma cómo se conduce una
esposa cristiana. La familia pastoral es una escuela donde los miembros de la iglesia
aprenden por observación e imitación la forma cómo un creyente se conduce en su hogar.

85
Recomendamos la lectura del libro “La Medida del Líder” de Gene Getz que hace un excelente análisis de
cada una de estas características con aplicaciones relevantes para el hombre de hoy.

80
Hacia la búsqueda de un modelo de formación pastoral que funcione
No se puede negar que la iglesia siempre ha procurado proveer formación a aquellos
que se van a ocupar del cuidado de la congregación. Desde los centros monásticos de
formación religiosa en los siglos III y IV hasta los actuales programas virtuales de
educación teológica, la iglesia siempre ha visto la necesidad de formar a sus líderes.86
Sin embargo, debe reconocerse que no siempre estos modelos han logrado con éxito sus
objetivos. A veces el modelo ha fallado en aislar al creyente de su contexto vivencial
ministerial. Esta separación no permite verificar la forma como el creyente se conduce “en
el ministerio” sino que se concentra más en la formación cognitiva o intelectual del
estudiante.
Puede producirse también la errónea percepción de que cuando el estudiante se
gradúa ya está “listo” para el ministerio. Suele pasarse por alto que el desarrollo ministerial
es fruto de la madurez en el conocimiento, carácter y habilidades ministeriales. Dicha
madurez no se puede alcanzar fuera del contexto ministerial mismo. Un estudiante puede
graduarse con excelentes calificaciones pero eso no significa necesariamente que es “fiel e
idóneo” para la tarea ministerial (2 Tim. 2:2).

¿Qué aprendemos del modelo de Jesús?


Jesús ha sido llamado con toda razón “el maestro de maestros.” Es un modelo tanto
en lo que enseñó como en la forma cómo lo hizo.
Valverde (2003) señala los siguientes aspectos que deben ser considerados en
cuanto al modelo de Jesús:
1. Escogió, capacitó y envió a sus discípulos con una misión definida.
2. Enseñó directamente a través de preceptos
3. Enseño a través del ejemplo
4. Modeló la práctica que después iba a requerir de sus discípulos: mostró cómo se
hace primero antes de exigir que los discípulos lo hicieran.

Estas apreciaciones de Valverde pueden bien ser resumidas en las palabras: Escoger,
modelar, capacitar y enviar. Este modelo contrastaba con los que se conocían en su tiempo.
Los rabinos judíos eran escogidos por sus alumnos, sus vidas no necesariamente modelaban
lo que enseñaban, las instrucciones eran básicamente repeticiones de otros maestros que

86
Sindney Rooy tiene un excelente artículo llamado “Modelos Históricos de Educación Teológica” (Padilla,
1986, 43-48)

81
debían ser memorizadas y los discípulos no tenían ningún compromiso de “ir” a ningún
lado después de ser enseñados por ellos (no eran formados para la misión). Puede notarse
como Jesús rompió los paradigmas docentes de su tiempo.

¿Qué aprendemos de la tarea docente de los apóstoles?


Jesús comisionó a sus apóstoles a reproducirse en otros (hacer discípulos). La orden
implicaba la formación de nuevos creyentes que siguieran las enseñanzas de Jesús.
Cuando revisamos el Nuevo Testamento para apreciar lo que hicieron los apóstoles
encontramos algunos aspectos significativos (Marcano, 2007):
1. La enseñanza se entendía como la comunicación de la doctrina en un marco
fraternal y vivencial.
2. El aprendizaje se entendía como la comprensión y obediencia de la doctrina
recibida.
3. Se presenta diversas formas de enseñar en el Nuevo Testamento. Había enseñanza
informal (en Colosenses 3:16 se nos exhorta a enseñarnos unos a otros, haciendo
referencia a compartir de manera personal acerca de la Palabra de Dios), no formal
(en Tito 2:3-4 a las ancianas se les exhorta a enseñar a las más jóvenes acerca del
papel de la mujer cristiana en su hogar, usando un tipo de mentoría o
acompañamiento) y formal (en Hechos 13:1 y 1 Corintios 12:28 se habla de
maestros oficiales en la iglesia que impartían la doctrina a toda la congregación).
4. El objetivo de la enseñanza era la madurez cristiana (Colosenses 1:28). La madurez
se entiende aquí como el desarrollo pleno del carácter del creyente a semejanza de
Jesús (Efesios 4:13; 1 Pedro 5:10). Un creyente maduro es aquel que puede mostrar
en su vida el fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23).
5. Los que enseñaban era modelos vivenciales para que los creyentes pudieran tener
una referencia encarnada de cómo se debe vivir la vida cristiana (1 Cor. 11:1; Fil.
3:17; 1 Tes. 1:6; Heb. 13:7).
Valverde (2003) compara las estrategias de Jesús y las de Pablo en formar líderes y
deriva las siguientes conclusiones:
a. Jesús selecciona a aquellos que quiere que estén con Él, y a quienes va a enviar a
servir. Pablo elige a quienes quiere que estén consigo en el ministerio.
b. El Señor entrega una doctrina a los apóstoles (Juan 17:6-8). Pablo pasa a Timoteo
(y a los otros) un depósito de sana doctrina (2 Timoteo 1:13-14).
c. El Señor delega responsabilidades a sus asistentes. El apóstol Pablo delega tareas a
sus colaboradores (por ej. Tito debe poner en orden lo que hace falta en Creta, Tito
1:5).
d. El Señor Jesús hace el entrenamiento de los doce en el contexto del ministerio. El
apóstol Pablo capacita a sus ‘compañeros de milicia’ en el camino (sus viajes, las
sinagogas, en medio de grandes triunfos y de violentas oposiciones).
e. El Señor les enseña que su estilo de liderazgo no debe ser como el del mundo. Pablo
les enseña que se deben ejercitar en la piedad y ser ejemplo en todo.

82
En la búsqueda de un modelo para la formación de líderes en la iglesia local
debemos partir de estos paradigmas bíblicos que hemos revisado. No debemos entrenar
hombres para el ministerio siguiendo solamente estrategias curriculares convencionales. Y
no es que las ciencias de la pedagogía no nos puedan ayudar en el diseño de los programas
de formación que usemos en la iglesia (de hecho lo hacen). Se trata, más bien, que hay
elementos esenciales y no negociables dentro de la formación cristiana que las ciencias de
la pedagogía no toman en cuenta. Entre estos elementos podemos señalar: el modelo de
vida que los maestros deben mostrar a los alumnos (imitación), la acción determinante del
Espíritu Santo, el fundamento normativo de la Palabra de Dios, la iglesia como una
comunidad docente, la misión como eje transversal de todo programa, solo por mencionar
algunos.

Reed, citado por Valverde (2003), concluye que cualquier modelo que se quiera
aplicar en la iglesia para la formación del liderazgo debe tener en cuenta los siguientes
principios:
1. El desarrollo de liderazgo o educación teológica es principalmente “pasar un
depósito” a hombres fieles, no es un logro académico alcanzado por hombres
jóvenes, quienes están superficialmente involucrados en el ministerio.
2. El desarrollo de liderazgo requiere largos períodos, y no deben ser reducidos a los
requeridos por la academia o universidad.
3. El desarrollo de liderazgo no debería darse fuera del contexto de ministerio.
4. El desarrollo de liderazgo es tanto eclesiológico como misionológico por naturaleza,
y nunca debe darse fuera de la agenda de establecer y multiplicar iglesias locales.
5. El desarrollo de liderazgo debe tener un balance entre la experiencia en el
ministerio, el progreso personal en la fe, y el dominio de las Escrituras.
6. El desarrollo de liderazgo no es principalmente un asunto de la academia, sino de
las iglesias locales.
7. Las formas de evaluación y reconocimiento de la capacitación deben enfocarse en la
fidelidad y el progreso en la vida del individuo y su ministerio, y no primariamente
en los logros académicos.

Nuestra propia experiencia


Como ancianos o pastores de la iglesia estamos totalmente convencidos que los
modelos de Jesús y los apóstoles son vigentes para las iglesias hoy. También estamos de
acuerdo con las conclusiones de Valverde y Reed acerca de los elementos claves que se
deben considerar en la formación de los líderes en la iglesia local. Por esa razón, siguiendo
estos principios, hemos iniciado un proceso para la formación de los pastores que necesita

83
nuestra iglesia y las demás iglesias que puedan ser fundadas en los próximos años por
venir.
A continuación describiremos algunos aspectos acerca de la estrategia que estamos
aplicando en la formación de nuevos pastores.

Proveemos formación básica a todos los creyentes de modo que inicien su crecimiento en
los aspectos de conocimiento, carácter y desarrollo ministerial.
Es importante que la formación de los líderes de la iglesia no sea una tarea aislada
de todo el proceso global de formación cristiana de la iglesia. No se puede esperar que de la
noche a la mañana aparezcan líderes ya preparados. Al mismo tiempo, es importante
entender que este proceso de formación comienza desde el mismo momento que la persona
confiesa a Cristo como Señor y Salvador. En ese sentido se debe proveer un programa
general a todos los creyentes de manera que puedan crecer en las áreas de conocimiento,
desarrollo del carácter cristiano y ministerio (integralidad).
En el caso de la iglesia Dios es Amor, tenemos un currículo central que incorpora a
los recién convertidos dentro del proceso de formación discipular y los va conduciendo
progresivamente hacia mayores niveles de madurez y compromiso. Hemos colocado
nombres descriptivos a cada uno de los niveles del programa. Estos niveles son: Nuevos
creyentes, creyentes confirmados, creyentes comprometidos y creyentes establecidos. Cada
nivel tiene su perfil, sus objetivos educativos y sus recursos o materiales de apoyo. La idea
es mostrar un camino de crecimiento para los creyentes a través del cual puedan crecer bajo
la guía de otros creyentes maduros (imitación).
No hay un lapso fijo para que el creyente culmine esta primera etapa de su
formación inicial ya que cada grupo establece su propio ritmo de trabajo y avance. Sin
embargo, el tiempo promedio que dura esta primera etapa de formación es de dos años
aproximadamente. Hay un ministerio que se encarga de este programa, el cual está
integrado por hombres y mujeres de la congregación entrenados para atender a los nuevos
creyentes en estas etapas iniciales.
Proveemos un programa de formación ministerial a todos los creyentes de modo que
puedan desarrollar sus dones y ministerios dentro de la iglesia local.

84
El programa de formación inicial es importante porque introduce al nuevo creyente
en un proceso de preparación para la vida cristiana y su compromiso con la iglesia. Pero
dejarlo allí sería irresponsable. Es necesario continuar formándole para ser un creyente que
desarrolle plenamente sus dones y ministerios para la edificación del cuerpo de Cristo
(Efesios 4:11-12).
La iglesia ha desarrollado un programa llamado CECAM (Centro de Capacitación
Ministerial) que “busca proveer una formación teológica sana, formal e integral a los
líderes de las iglesias locales, prioritariamente de la red de iglesias Dios es Amor”
(Marcano, 2010). Este programa está organizado en tres niveles. El primero se enfoca en
orientar al creyente en cuanto a sus dones y las oportunidades de desarrollo ministerial
ofreciendo también un fundamento bíblico para la comprensión de su lugar en la iglesia
local. El segundo nivel se enfoca en el desarrollo de las habilidades exegéticas del creyente
y la comprensión de las grandes doctrinas de la iglesia. El último nivel le da al creyente la
oportunidad de “especializarse” en algunas áreas ministeriales que se ofrecen en el
programa tales como enseñanza, consejería, fundación de iglesias y ministerio pastoral.

Ofrecemos oportunidades de servicio (ministerio) a aquellos creyentes que muestren


rasgos de carácter cristiano maduro
Es importante que el creyente tenga la oportunidad de desarrollar los dones y
habilidades que el Espíritu le ha dado para el servicio del cuerpo de Cristo. No tiene sentido
conocer al Señor, llegar a ser parte de la iglesia y luego permanecer en estado vegetativo
hasta el fin de la vida cristiana.
Es necesario al conocimiento añadirle el desarrollo de habilidades ministeriales
sobre la base de un carácter cristiano maduro (integralidad). Si un creyente no tiene
oportunidades para servir en la iglesia muy probablemente tendrá la idea que son otros los
que deben hacer el trabajo y no él. Son más comunes las iglesias que sufren de la
experiencia de tener una gran numero de sus miembros “sentados” que incorporados al
quehacer ministerial.
Pero no cualquier creyente puede ser colocado en un ministerio simplemente para
tenerlo “ocupado” haciendo algo en la iglesia. El ministerio debe ser ejercido cuando el
creyente muestra un equilibrio entre conocimiento, carácter y habilidades ministeriales.

85
Aunque esto último puede ser adquirido paulatinamente a medida que se desarrolla el área
ministerial asignada, no así los primeros dos.
Los líderes siempre debemos estar pendientes de aquellos hermanos que están
mostrando rasgos de crecimiento y madurez para darles oportunidad de servir al Señor y la
iglesia en alguna área ministerial. Esto nos permite tener un cuerpo ministerial siempre
creciente.
Observamos con atención a aquellos hombres cuyo desempeño ministerial inicial y cuyo
carácter evidencien que son líderes emergentes.
En algún momento algunos creyentes empiezan a mostrar rasgos de líderes que
podrían sugerir que estamos en presencia de un posible anciano de la iglesia. Entre estos
rasgos podemos mencionar:
• Responsabilidad
• Humildad
• Amor por la Palabra de Dios
• Amorosa conducción de su familia
• Creciente deseo de aprender
• Respeto por los lideres
• Integridad
Estos líderes emergentes deben ser observados durante un tiempo prudencial antes
de ser invitados a formar parte de algún entrenamiento pastoral. Es importante tomar
tiempo para observar con atención el carácter, las relaciones, las actitudes y otros rasgos en
la conducta del líder para asegurar que muestra al menos algunas de las características
básicas señaladas arriba.
Con los líderes emergentes iniciamos un proceso de entrenamiento intencional en las
áreas de: manejo de la Biblia, familia, carácter, visión de la iglesia y trabajo en equipo.
Una vez que hemos identificados dentro del liderazgo emergente a aquellos que
están más cerca del perfil de un anciano según los requisitos bíblicos, iniciamos con ellos
un entrenamiento no formal87 en cinco áreas claves para el trabajo pastoral:

87
La idea de hacer este entrenamiento no formal tiene que ver con que nos interesa que el acercamiento al líder potencial sea lo más
fresco, fluido e íntimo posible. No es un taller o clase académica lo que queremos ofrecer sino más bien tiempo de amistad donde, aparte
de estudiar los tópicos señalados, ganamos confianza y fortalecemos la relación.

86
Manejo de la Biblia: Lo que se quiere lograr aquí es ayudar al líder en el manejo apropiado
de los principios hermenéuticos y los métodos exegéticos de tal manera que él pueda
estudiar con propiedad cualquier género literario de la Biblia.
Algunos tópicos que cubrimos en este entrenamiento son:
a. Síntesis de la Biblia
b. Fundamentos de la interpretación bíblica
c. Géneros literarios (tipología textual)
d. Ordenes discursivos o formas del texto (argumentación, narración, diálogos, etc.)
Mucha de esta información es recibida en el Centro de Capacitación Ministerial
(CECAM) así que lo que hacemos es afirmar el entrenamiento que ha recibido en el manejo
eficaz de la Escritura.
Como se explicó en una nota al pie de página, la modalidad que usamos es no
formal. Esto significa que no damos “clases” sobre esto tópicos sino que estudiamos con
ellos textos seleccionados para ayudarles a “afinar” las herramientas recibidas y observar la
forma como aplican su conocimiento. Es allí donde pueden detectarse deficiencias que son
atendidas y corregidas si fuera el caso. Estas reuniones pueden ser de manera individual o
en grupos pequeños.
Familia: En esta área queremos ayudar a los líderes a afirmar los valores bíblicos en la
forma de conducir a su familia. Esto implica dos aspectos claves: su papel como esposo y
como padre.
Entre los aspectos claves que tocamos en esta área están:
a. El carácter del esposo cristiano
b. El carácter del padre cristiano
c. El hombre como guía de la familia
d. La importancia de la buena comunicación en el hogar
e. La crianza de los hijos a la luz de los principios bíblicos
Es importante mantener comunicación periódica con la esposa y los hijos del líder para
recibir de ellos retroalimentación.
Carácter: En este aspecto estamos pendiente de ayudar al creyente a mostrar los rasgos de
carácter señalados por Pablo en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9. El objetivo es que el creyente
identifique lo que Dios espera de él en la forma como se conduce.
Entre los aspectos que incluimos en este estudio esta:
a. El significado de los rasgos de carácter señalados por Pablo en 1Timoteo 3:1-7 y
Tito 1:5-9

87
b. Disciplina personal en el desarrollo del carácter cristiano
c. La importancia de la rendición de cuentas en la formación del creyente
Visión de la iglesia: Tiene que ver con la necesidad de que el creyente identifique con
propiedad cual es la naturaleza, misión y rasgos distintivos de la iglesia de acuerdo al
Nuevo Testamento. Es muy importante que todo el cuerpo de ancianos de la iglesia “hable
un mismo idioma” en lo referente al significado de la iglesia como comunidad de fe. Eso no
sólo permite que tengamos un solo sentir sino que avancemos con mayor celeridad en la
ejecución de los planes y proyectos para lograr las metas de la iglesia.
Dentro de los aspectos incluidos en este tema están:
a. Naturaleza y misión de la iglesia
b. Características de una iglesia bien establecida
Trabajo en equipo: El objetivo de este aspecto tiene que ver con la importancia de que el
creyente cultive las habilidades y actitudes fundamentales para funcionar dentro de un
equipo. Esto es vital dado que el cuerpo de ancianos se maneja como un cuerpo colegiado
que toma decisiones por consenso y no por votación de mayorías.
Dentro de los aspectos estudiados aquí están:
a. Trabajo en equipo
b. La búsqueda del consenso
En lo posible, intentamos que cada uno de los ancianos pase tiempo con estos
líderes emergentes compartiendo los tópicos antes señalados. Esto da a cada anciano la
posibilidad de tener una relación más personal y cercana con cada líder potencial.

Los líderes emergentes que muestren calificaciones para el trabajo pastoral son invitados
a participar junto con los demás ancianos en un tiempo de formación pastoral
compartiendo responsabilidades con los ancianos y participando de sus reuniones.
Como parte del trabajo intencional de formación para el liderazgo pastoral, los líderes
emergentes son evaluados periódicamente por el cuerpo de ancianos. Aquellos líderes que
muestren mayor crecimiento en las áreas de carácter, familia, manejo de la Escritura, visión
de iglesia y trabajo en equipo son invitados a participar de las reuniones de la Cuerpo
Pastoral como “aprendices”. En su condición de aprendices, los líderes emergentes tendrán
una experiencia de primera mano de lo que significa ser parte de un cuerpo de ancianos.
Ellos tendrán una perspectiva directa de lo que requiere el trabajo pastoral colegiado.
Lo que se busca en esta etapa es que los aprendices:

88
• Vean como el cuerpo pastoral trata cada tema relacionado con el avance de la
iglesia
• Valore el significado del consenso como una forma madura de llegar a decisiones
• Participe a través de sus opiniones en los temas tratados por los ancianos
• Cumplir con algunas responsabilidades asignadas bajo la supervisión de los
ancianos
• Evidencie su nivel de madurez en la forma como se conduce en una reunión
colegiada y en la ejecución de algunas responsabilidades asignadas
Aquellos líderes emergentes que muestren en el tiempo los rasgos fundamentales para el
ministerio pastoral son invitados a formar parte del cuerpo pastoral de la iglesia o a
apoyar algunas de las iglesias de la Red de Iglesias.
De acuerdo al avance y el nivel de madurez mostrado por los líderes emergentes en
la última etapa de entrenamiento puede ocurrir una de varias posibilidades:
1. Son invitados a formar parte del cuerpo de ancianos de la iglesia
2. Son enviados a atender la necesidad de alguna iglesia de la red de iglesias
3. Son desincorporados del programa de formación pastoral si no llegaran a mostrar
los rasgos necesarios para formar parte del cuerpo de ancianos.
En el primer caso se sigue un programa que está descrito en detalle en el próximo
capítulo de este libro, titulado Incorporación y desincorporación de los ancianos en el
cuerpo pastoral. Este programa incluye un proceso de entrevistas a la familia del líder, sus
vecinos y conocidos para validar el testimonio y apoyo que el líder tiene de su familia y
conocidos. Igualmente la iglesia tiene la oportunidad de expresar su parecer a través de
entrevistas personales con el cuerpo de ancianos en un plazo de tiempo prudencial.
El acto de instalación se desarrolla una vez que se han agotado todos los pasos
anteriores en una ceremonia sencilla pero significativa. A partir de este momento, el líder
emergente pasa a ser oficialmente parte del cuerpo de ancianos de la iglesia.
En el segundo caso, si hubiere una necesidad apremiante en alguna de las iglesias de
la red de iglesias o alguna iglesia recién fundada, el líder puede ser enviado e instalado en
esta iglesia como parte del equipo misionero para fortalecer el trabajo que se está
realizando en dicha iglesia. Estos líderes enviados a otras congregaciones tienen un plan de
trabajo que señala los objetivos específicos de su participación así como los lapsos en que
se espera que este trabajo sea realizado.
En el último caso, es posible que un líder emergente en esta última etapa haya
mostrado que aún no está listo para trabajar en el cuerpo de ancianos por diversas razones

89
(fallas en su carácter le impiden la búsqueda del consenso, le cuesta sujetarse al equipo, no
es responsable con las tareas asignadas, alguna falla que se presente en el manejo de su
familia). Uno podría pensar que si alguien ha llegado hasta aquí, no debería tener este tipo
de fallas pero debemos recordar que el carácter cristiano maduro no es una herencia
acumulada sino una lucha diaria que exige de cada uno de nosotros mantenernos día a día
en el lugar donde Dios quiere que estemos.
No pensamos que este proceso sea completo y sin errores. Al contrario, hemos
estado haciendo ajustes a lo largo de los años porque hemos estado aprendiendo de nuestros
errores y desaciertos. Al mismo tiempo, valoramos mucho tener algún tipo de respuesta a la
importante pregunta, ¿cómo formamos a los pastores que necesitamos?
Nuestra estrategia de formación pastoral tiene unos valores subyacentes que
respetamos y que valen la pena mencionar:
IMITACION: el alumno debe tener ejemplos de vida para imitar
MODELAJE: quien enseña modela una vida trasformada al que aprende
CARISMA: la acción del Espíritu Santo en todo el proceso es vital
COMUNIDAD: la iglesia es el contexto de la formación ministerial
TRANSFERENCIA: el proceso de enseñanza no es solo cognitivo, se tramite la
vida misma
PERMANENCIA: la formación no está sujeta a lapsos académicos convencionales
– aunque estos se puedan usar como referencias - sino que es una educación para
toda la vida
MISION: el programa educativo responde a la misión de la iglesia de extender el
reino a todo lugar posible
INTEGRALIDAD: se toman en cuenta los aspectos de carácter, conocimiento y
ministerio
CALIFICACION: la evaluación toma en cuenta principalmente el aspecto de
carácter como base del desempeño ministerial más que los conocimientos y
habilidades

90
CAPITULO VIII

INCORPORACIÓN Y DESINCORPORACIÓN DE LOS ANCIANOS


EN EL CUERPO PASTORAL

Ser parte del cuerpo de ancianos de una iglesia local sin duda es un gran privilegio y
a la vez una gran responsabilidad. Sabemos por el Nuevo Testamento que es una “buena
obra” a la cual se puede aspirar dignamente (1 Timoteo 3:1).
Precisamente por ser una responsabilidad delicada hay que ser muy cuidadoso en
cuanto a quienes pueden formar parte del cuerpo de ancianos en una iglesia local. La
selección y ordenación de los nuevos ancianos es uno de los puntos críticos en muchas
iglesias locales. No basta saber que hay necesidad de nuevos ancianos, es necesario
establecerlos sobre la base de criterios bíblicos claros que aseguren un sano desempeño de
su tarea pastoral.88
Por otro lado, también es necesario determinar el momento en que un anciano debe
abandonar el equipo. Por muy dolorosa o difícil que pueda ser esta decisión, la iglesia debe
igualmente tener criterios bíblicos claros para tomar una decisión como esta.
Entonces, tanto la inclusión como la exclusión de un anciano son asuntos que no se
pueden improvisar. Los criterios deben estar claros desde un principio para evitar
decisiones erróneas o inconsistentes que quiten credibilidad a quienes tomen tales
decisiones.

INCORPORACION DE UN NUEVO ANCIANO


La Biblia no establece un número exacto de cuántos ancianos debe tener una iglesia
local. El uso en el Nuevo Testamento del plural “ancianos”, usado para describir a los que
dirigen la iglesia, simplemente señala que son más de uno pero sin referencia específica de
la cantidad. La razón de ello es precisamente que cada iglesia local tiene necesidades
particulares que exigen respuestas también particulares.

88
Larry W. Osborne (1994) destaca en un interesante artículo al respecto que hay tres preguntas claves que
deben hacerse antes de elegir a posibles candidatos al cuerpo de ancianos: ¿Cuál es el principal objetivo del
cuerpo de ancianos?, ¿Cuáles son nuestros requisitos mínimos?, ¿Quién guardará la admisión al cuerpo?

91
Dos aspectos son importantes para determinar el número de ancianos que puede
tener una iglesia local: necesidad y disponibilidad. El primero señala las condiciones por
las cuales se debería añadir un nuevo anciano al equipo; el segundo, las posibilidades reales
de que un creyente en ese momento pueda formar parte del equipo.
Las necesidades de las congregaciones cambian con las circunstancias. Por
ejemplo, una congregación que empieza a recibir una cantidad considerable de personas
provenientes del mundo de las drogas bien podría pensar en la posibilidad de establecer un
anciano que se dedique a pastorear de manera directa ese segmento especial de población.
Lo mismo puede decirse de otras necesidades como: los jóvenes, solteros, jubilados,
víctimas del SIDA, familias quebrantadas, etc.
Pero las necesidades pudieran ser de otro tipo. Por ejemplo, impulsar la fundación
de nuevas congregaciones dentro y fuera del país, la coordinación de un programa
educativo global para toda la congregación, el desarrollo de un plan para apoyar a otras
congregaciones que lo necesiten, etc.
Como se ve, las necesidades pueden ser de diferente naturaleza y alcance. Cada
iglesia experimenta en forma natural cambios que requieren ajustes. En algunas ocasiones
estos cambios o retos que enfrenta la congregación pueden ser suplidos con los recursos
existentes sin necesidad de recurrir al nombramiento de un nuevo anciano. En otras
ocasiones, el nombramiento de un nuevo anciano se hace necesario.
El otro factor que debemos considerar es la disponibilidad. La disponibilidad es la
posibilidad de tener un recurso listo para el momento en que se necesite. En el caso de los
ancianos, se refiere a la posibilidad de que la iglesia cuente con creyentes que llenen las
expectativas para servir como ancianos en la congregación.
Esta disponibilidad implica que el creyente-candidato tendría las condiciones
idóneas para desempeñar su función como anciano, lo cual incluye, por lo menos: las
características exigidas por la Escritura (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9), los dones y
habilidades necesarias para asumir la tarea específica que se le vaya a asignar, la
disponibilidad de tiempo necesario y el nivel de compromiso personal que se requiere.
¿Cómo puede la iglesia garantizar que tendrá los candidatos idóneos en el momento
que lo requiera? La respuesta es simple y compleja al mismo tiempo. Es necesario tener
un programa permanente de entrenamiento ministerial de tal manera que los creyentes

92
puedan ser animados, orientados y entrenados en el desarrollo y perfeccionamiento tanto de
su conocimiento, carácter y habilidades ministeriales. Esta es la razón por la cual los
buenos equipos deportivos nunca se paran por falta de personal. Existen escuelas y niveles
básicos de formación en deportes como el baseball y el football que son todo un semillero
de nuevos deportistas. Constantemente nuevos nombres son asignados a las listas de
jugadores oficiales y los que ya no pueden seguir jugando son reemplazados sin problemas
por los nuevos prospectos. ¿Por qué no pasa eso en la mayoría de las iglesias?
Si la iglesia contara con un programa de formación cristiana que se iniciara desde el
primer momento que la persona cree y se proyectara a través de todo su desarrollo
ministerial, no será muy difícil tener los creyentes idóneos para asumir las
responsabilidades de un anciano en la iglesia local. 89 Un programa como este debe
procurar un sano equilibrio entre el conocimiento, el carácter y el desarrollo de las
habilidades ministeriales. No sólo habrá preocupación por enseñar un contenido doctrinal,
sino por velar que el carácter de la persona se ajuste al patrón exigido por Dios. Al mismo
tiempo, el creyente debe ser animado a poner en práctica, desde un comienzo, las
habilidades relacionadas con aquello que está aprendiendo.
La fidelidad, responsabilidad y compromiso se irán notando a medida que ellos
respondan a los retos que se le presenten. Estas cualidades deben ser cuidadosamente
observadas por los ancianos para considerar la selección de los candidatos a ser
eventualmente parte del cuerpo de ancianos.90
Si algunos creyentes muestran las cualidades básicas descritas anteriormente y
necesitan algo más de entrenamiento, es recomendable que los ancianos trabajen con ellos a
nivel personal en una relación “uno a uno”. 91 Trabajar con ellos en un nivel personal
permite conocerlos más profundamente, detectar áreas sensibles que deben ser fortalecidas,

89
En un sentido esta debía ser la tarea de Tito en Creta: corregir lo deficiente y establecer ancianos. Creta era
una isla con un pésimo testimonio de corrupción moral (cf. Tito 1:12). No sería muy común encontrar allí
hombres que reunieran los requisitos bíblicos. La tarea de Tito tenía que ver con formar a estos hombres en
cuanto a su carácter (cf. Tito 2:1-9), conocimiento de la Escritura (Tito 1:9) y las habilidades ministeriales
(Tito 3:8). Esta formación la recibiría toda la iglesia pero sin duda que los hombres que pudieran mostrar
madurez y equilibrio en estas áreas serían los ancianos de las congregaciones.
90
Pablo le recomendó a Timoteo considerar las cualidades de fidelidad e idoneidad en aquellos creyentes que
serían designados para enseñar a otros (2 Timoteo 2:2). Aunque probablemente Pablo no está hablando de los
ancianos, no deja de ser llamativo el hecho de que exija que sean hombre fieles (responsables) los que sean
escogidos.
91
Esto ha sido llamado recientemente “mentoría”.

93
asignar responsabilidades acordes con sus dones y habilidades, hacer un seguimiento más
efectivo de sus avances y logros, etc.

¿Quién debe establecer a los nuevos ancianos?


En el Nuevo Testamento era claro que la responsabilidad de establecer a los
ancianos fue del equipo misionero (Hechos 14:23; 1 Timoteo 5.2292; Tito 1:5). Pareciera
también claro que si un equipo misionero en el presente funda una nueva iglesia deben ser
ellos los responsables de dejar establecido al cuerpo de ancianos antes de terminar su tarea.
Sin embargo, la pregunta es, ¿Quiénes deben ser responsables por la incorporación de
nuevos ancianos una vez que la iglesia esté funcionando?
Si los ancianos son responsables de dirigir la congregación, deberían ser ellos los
que asuman la responsabilidad de incorporar nuevos ancianos al equipo. Este proceso debe
hacerse, por supuesto, en diálogo franco con la congregación y buscando el mayor
consenso posible.
Como parte de lo que puede ser una estrategia de incorporación, los siguientes
consejos pueden ser útiles:
1. Debe definirse primero en forma clara la necesidad de la iglesia que se quiere
suplir. Los ancianos deben responder la pregunta: ¿tenemos necesidad de
incorporar un nuevo anciano?, ¿podemos definir exactamente cuál es la
necesidad?
2. Debe definirse el perfil del candidato. Las características de las personas que se
necesita deben ser aclaradas. Las características deben ser complementos de las
ya exigidas por la Escritura en 1 Timoteo 3:1-9 y Tito 1:5-9. Las que las
Escrituras exigen deben ser la base sobre las cuales se construye el perfil. Otros
aspectos que deben ser identificados con claridad serían:
a. Los dones y habilidades necesarios para cumplir la tarea asignada
b. La disponibilidad requerida.
c. La experiencia ministerial.
3. Una vez que se tenga definido tanto la necesidad como el perfil del candidato, es
necesario indicar cuáles serían específicamente las responsabilidades y

El acto de “imponer las manos” en este texto es asociado con la de establecer nuevos ancianos (cf.
92

Hendriksen, 1979, 210).

94
funciones que se esperan del nuevo anciano. Esta sería una lista descriptiva de
las cosas que debería hacer el anciano para atender satisfactoriamente las
necesidades evaluadas en el punto uno (1).
4. Ahora el cuerpo de anciano estaría listo para evaluar a los candidatos posibles.
Esta evaluación debe hacerse de manera cuidadosa para no crear falsas
expectativas y al mismo tiempo mantener el nivel de exigencias aprobado. Se
supone que los ancianos conocen en forma general a los candidatos. Una
evaluación más profunda, sin embargo, debe incluir asuntos como:
a. Su relación con su esposa e hijos (para ello sería conveniente entrevistar por
separado a la esposa y los hijos). En estas entrevistas se deben aclarar
asuntos como:
i. ¿Cómo perciben la esposa y los hijos el carácter del hermano?
ii. ¿Cuáles son los principales asuntos que él debe superar según ella y
según los hijos?
iii. ¿Qué evidencias específicas pueden mostrar ellos de que él gobierna
bien su casa?
iv. ¿Están ellos absolutamente de acuerdo en que él asuma la
responsabilidad de ser anciano?
v. ¿De qué manera la familia apoyaría al hermano en su desempeño como
anciano de la iglesia?
b. Su relación con sus vecinos. Aquí sería recomendable entrevistar a varios
vecinos y preguntar asuntos como:93
i. ¿Cómo es la relación suya con el Sr. X?
ii. ¿Qué es lo que más admira y lo que más reprueba de él?
iii. ¿Qué piensa si él es nombrado anciano o pastor de una iglesia?
iv. ¿Cree Ud. que el sr. X tiene alguna razón por la cual él no debe ser
anciano?

93
Debemos estar claro del valor relativo que tiene el testimonio de vecinos no creyentes sobre un creyente.
Pero lo que se está buscando aquí es una percepción que indique algunas áreas donde el creyente pueda estar
mostrando algún tipo de debilidad que deba ser corregido a tiempo. Este tipo de testimonio debe ser
manejado con cuidado y mucho tacto.

95
v. ¿Qué nos recomendaría a nosotros como ancianos de la iglesia en cuanto
a él?
c. Su relación con sus compañeros de trabajo o clases (según sea el caso). A
ellos se les puede hacer las mismas preguntas sugeridas para los vecinos.
d. Su relación con su familia extendida (hermanos, tíos, abuelos, etc.). A ellos
también se les puede hacer las mismas preguntas sugeridas par los vecinos.
e. Tener una visión completa de su vida (biografía amplia que revele sus
luchas, logros y progreso espiritual y ministerial)
f. Una revisión médica que muestre su condición física. Esto es importante
porque puede ayudar al cuerpo de ancianos a entender las limitaciones
físicas que el creyente pueda tener y ser más comprensivos y cuidadoso con
él.
g. La claridad que tenga de la naturaleza, misión y visión de la iglesia. Ningún
creyente debe ser invitado a ser parte del cuerpo de ancianos si no evidencia
claramente que conoce cuál es la naturaleza, misión y visión de la iglesia.
Los ancianos deben asegurarse a través de alguna estrategia confiable de que
esto es así.
h. El conocimiento de la historia de la iglesia local. El candidato debe conocer
bien cuál es la historia de la iglesia donde va a servir como anciano: Sus
inicios, las diferentes etapas por las que ha pasado, su afiliación o relación
con otras congregaciones, su situación actual, etc. Alguien debe
suministrarle esta información en forma oral o escrita.
5. Si el candidato resulta evaluado satisfactoriamente sería recomendable darle la
oportunidad de estar trabajando por un periodo de prueba no menor de tres
meses con el actual cuerpo de ancianos. Este trabajo de exploración permite
evaluar más de cerca algunos asuntos relacionados con la capacidad que tenga el
creyente para trabajar en equipo, buscar el consenso, asumir responsabilidades,
rendir cuentas, etc.
6. Cuando el tiempo de prueba haya finalizado, si la evaluación resulta positiva y
hay por lo menos un creyente que reúne las condiciones para asumir esta
responsabilidad como anciano de la iglesia, entones se deben hacer los

96
preparativos para realizar el acto de ordenación, previa consulta con la
congregación. Es sumamente importante que el candidato a ser anciano cuente
con el total respaldo de toda la iglesia. Para ello, los ancianos deben buscar la
forma más sana y confiable de pulsar cuál es el sentir general de la iglesia con
respecto al candidato escogido.
Sobre el acto de ordenación, permítannos algunas recomendaciones:
a. Aunque otras autoridades locales pueden ser invitadas, es un acto que cae
primeramente bajo la responsabilidad de la iglesia local en la persona de sus
ancianos. Defendemos el principio de que cada iglesia local es una comunidad
individual que es responsable por sus propias decisiones y acciones. Son los
ancianos de la iglesia local, con el consenso de todos los creyentes, quienes
toman la decisión de establecer un nuevo anciano y sólo ellos corren con las
consecuencias de sus acciones, sean estas favorables o no.
b. El acto en sí mismo no debe estar cargado de actividades rebuscadas, pomposas
o extravagantes. La esencia de este acto es la responsabilidad que está
asumiendo uno o más hombres de formar parte del equipo que dirige la iglesia.
El compromiso de este creyente, así como el reconocimiento de sus condiciones
para llevar adelante esta responsabilidad son los elementos que deben resaltarse
en el acto mismo.
c. Algunos elementos del programa podrían incluir asuntos como:
i. Breve exposición de lo que la Biblia enseña sobre el gobierno de ancianos.
ii. Explicación de las responsabilidades y funciones que tendrá el nuevo
anciano.
iii. Palabras del nuevo anciano asumiendo la responsabilidad asignada y
comprometiéndose a velar por el cumplimiento de la visión de la iglesia. 94
iv. Imposición de manos del cuerpo de ancianos (pueden participar aquí otros
ancianos invitados) y oración de dedicación.

94
Quizá sería recomendable que se incluya la firma de una carta de compromiso por parte del nuevo anciano
donde este se comprometa a cumplir con sus responsabilidades y autoriza al cuerpo de ancianos a intervenir si
así no fuere.

97
Los ancianos siempre deben estar a la expectativa para revisar la necesidad de
incorporar nuevos ancianos al equipo. Un equipo de ancianos no debe pensar que sólo ellos
pueden dirigir la iglesia hasta que Cristo venga. Los ancianos deben ser un cuerpo
permeable en el sentido de que miembros pueden salir y pueden entrar. No son un grupo
cerrado y estático. Para la iglesia siempre será una bendición presenciar la incorporación
de nuevos ancianos porque esto indica que las necesidades están siendo atendidas y que hay
creyentes disponibles para hacerlo.

DESINCORPORACIÓN DE UN ANCIANO DEL CUERPO DE ANCIANOS


Así como hay que ser cuidadoso en la incorporación de un nuevo anciano al equipo,
igual debe suceder para prescindir de un anciano dentro del cuerpo de ancianos de la
iglesia. Muchas decisiones, aunque sean correctas, deben ser hechas con la mayor
prudencia, humildad y sensibilidad posible a fin de no afectar innecesariamente al creyente
en su desarrollo ministerial.
Muchas razones pueden llevar a un anciano a separarse del equipo. Entre las que
podríamos mencionar se encuentran:
1. Llamado a ministrar fuera de la iglesia local. Es posible que alguno de los
ancianos del equipo reciba un llamado particular a servir en otro lugar fuera de
la iglesia local. Es recomendable que los demás miembros del cuerpo de
ancianos busquen la dirección del Espíritu Santo para confirmar la naturaleza de
este llamamiento.95 Preferiblemente, la salida de un anciano para ministrar fuera
de su iglesia debería ser parte de la visión de la iglesia misma y no un asunto
personal divorciado de la visión de la iglesia. De todas maneras, siempre hay
que dejar lugar para la acción soberana del Espíritu Santo. 96
2. Incapacidad física por vejez. Es posible que un anciano por su edad llegue un
momento que ya no pueda seguir ministrando en la iglesia. Preferiblemente él
mismo debe reconocerlo y pedir su retiro del cuerpo de ancianos. Si esto llegara

95
Hechos 13:1-3 es un ejemplo de esto: El Espíritu Santo había llamado a Pablo y Bernabé pero a la vez
habló a los líderes para que estos reconocieran, confirmaran y apoyaran ese llamado.
96
Es posible que el llamado personal de un anciano sea algo que no está contemplado en la visión de la
iglesia. En ocasiones Dios tiene planes que no están en nuestras agendas (por ejemplo el llamado macedónico
no estaba en la agenda del equipo misionero). Todavía sería responsabilidad de los demás ancianos del equipo
dar su visto bueno como hermanos y colegas al anciano que sale del equipo.

98
a suceder, sus compañeros de equipo y la iglesia toda deben hacerle algún tipo
de reconocimiento público que honre su ministerio. Dependiendo de su
situación económica y las posibilidades de la iglesia, sería noble ayudar con su
sostenimiento de manera regular. Dependiendo de su condición física
probablemente este anciano todavía quiera ayudar en atender asuntos menores,
orar en forma permanente por la iglesia, ser consultado en algún momento por el
equipo, etc. No debe negársele esta posibilidad. Nunca olvidemos que: Corona
de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia (Proverbios 16:31).
3. Falta de acuerdo con el resto del equipo. Los desacuerdos son previsibles en
todo grupo humano. Van a suceder tarde o temprano y el cuerpo de ancianos no
es la excepción a esta regla. Un anciano puede estar en desacuerdo con algunas
decisiones administrativas, algún procedimiento en cuanto a la solución de un
caso, la forma de evaluar los ministerios, el estilo de trabajo de otros ancianos,
etc. Estamos hablando aquí de desacuerdos no esenciales, es decir, que no
tienen que ver con la doctrina ni la ética de los demás ancianos (si este fuera el
caso y hubiere una violación expresa y concreta de la Escritura debe buscarse
otro camino, de lo cual hablaremos en otro lugar más abajo). Al final puede
ocurrir que el desacuerdo sea superado o que no haya reconciliación posible
entre las posiciones. Si esto último pasa, los ancianos no deben sentirse
obligados a permanecer juntos. Es mejor separarse noblemente a tiempo que
hacerlo amargamente después ocasionando posiblemente una división en la
misma iglesia. Estar en desacuerdo y separarse del equipo no significa que no
somos espirituales o que no estamos bien con el Señor. Significa simplemente
que en ese momento no vemos como las distintas posiciones asumidas puedan
reconciliarse; algo que si podría suceder posteriormente. El anciano que pide
separarse del equipo debe sentir la libertad de expresarlo y recibir todo el
respeto, apoyo y comprensión de las demás. El equipo debe mantener sanas
relaciones con este hermano y dejar la puerta abierta si en algún momento quiere
regresar. Recuérdese que no estamos hablando aquí de descalificación por
problemas morales o falsas enseñanzas, lo cual será tratado después. La iglesia
debe ser apropiadamente informada de esta decisión.

99
4. Razón de trabajo o estudios. Es posible que uno de los ancianos tenga que
trasladarse a otra ciudad por razones de trabajo o estudio. Esto significará que
tendrá que dejar el cuerpo de ancianos, por lo menos temporalmente. Si esto
sucede, el equipo debe mantener permanente contacto con este anciano y
apoyarlo en cualquier trabajo ministerial que este pueda realizar en la nueva
ciudad (fundación de iglesias, enseñanza, atender grupos pequeños, etc.).
5. Convencimiento personal Un anciano podría considerar que ya no está
prestando un servicio al Señor en el Cuerpo de Ancianos y decida salir del
equipo. No hay desacuerdos ni problemas personales con ninguno, simplemente
considera que su tiempo para servir al Señor en el equipo ya terminó. Si este
fuera el caso, el resto de los ancianos deberá darle libertad para que deje el
equipo y se dedique al ministerio donde él considere que sí puede hacer un
mejor aporte al cuerpo de Cristo. Si el anciano que se retira en algún momento
considera que puede regresar y seguir sirviendo al Señor en el cuerpo de
ancianos, debe tener libertad de hacerlo. Pero hay que evitar que se vea el oficio
de anciano como algo trivial que uno puede tomar, dejar, retomar y volver a
dejar cuando quiera. Esto evidencia una inconsistencia que desacredita al que la
práctica y al oficio mismo de anciano. En esto hay que tener cuidado.
6. Enfermedad que imposibilite el desempeño de sus funciones. Todos estamos
sujetos a enfermedades que afectan nuestra salud y limita nuestro desempeño.
Si algún anciano pasa por esta situación es necesario hacer todos los arreglos
para que él se dedique totalmente a su restauración física. Los demás ancianos
deben mostrar solidaridad y apoyo cristiano velando para que nada le falte
durante el proceso de recuperación. También deben hacer los arreglos
necesarios para suplir la vacante ministerial que este anciano deja. Debe
tomarse en cuenta que las enfermedades pueden limitar temporal o
definitivamente la tarea de un anciano. El cuerpo de anciano, junto con el
anciano afectado, deben evaluar la situación y tomar las mejores decisiones en
este sentido.
Por otro lado, es bueno advertir que muchas de las enfermedades que aquejan a
los siervos del Señor son resultado de la fatiga y el stress acumulado. En estos

100
casos, una buena parte de esas enfermedades pueden evitarse simplemente
tomando el tiempo necesario para descansar. El cuerpo de ancianos debe estar
pendiente de velar por la salud integral de todos sus miembros. Debe decidirse
que cada anciano tome un tiempo especial de descanso semanal, mensual y
anual para drenar las tensiones y recuperarse física, emocional y espiritualmente.
De la misma forma, el cuerpo de ancianos debe detectar a tiempo señales de
cansancio, fatiga o derrumbamiento de cualquiera de sus miembros y
recomendarle que tome el descanso necesario. Es recomendable que los
ancianos se motiven unos a otros para hacerse a tiempo los exámenes médicos
necesarios que puedan prever enfermedades.
7. Descalificación bíblica. Quizá esta sea la razón más delicada y difícil de tratar.
La Biblia es clara en establecer las condiciones bajo las cuales un creyente
puede llegar a ser parte del cuerpo de ancianos de la iglesia (1 Timoteo 3:1-7;
Tito 1:5-9).
8. Diferencia doctrinal. Cada iglesia tiene su credo o declaración doctrinal. Este
credo expresa su entendimiento e interpretación de las Escrituras. Todos los
ancianos, como miembros de la iglesia y del cuerpo pastoral, deben expresar su
acuerdo con tal credo. Pero uno de los ancianos, por su propio estudio, pudiera
llegar a interpretar la Biblia en una manera que contradiga lo que la iglesia
cree. En tal caso, podemos sugerir dos posibles planes de acción:

a. Los otros ancianos pueden escuchar el punto de vista doctrinal del anciano,
y juntos estudiar los pasajes pertinentes. Si al final del estudio, el anciano
cambia su interpretación, sigue como miembro del cuerpo pastoral.
b. Si después del estudio el anciano persiste en su interpretación diferente, él
debería, con toda humildad, ofrecer su renuncia. Él podría causar
muchos daños a la iglesia si sigue como anciano y enseña algo diferente a lo
que la iglesia cree. Si rehúsa renunciar, y sigue enseñando su interpretación
diferente, debería ser destituido del puesto como anciano por no sujetarse al
cuerpo de ancianos y al credo de la iglesia. Si aún persiste en enseñar su
doctrina, debería ser excluido de la membresía de la iglesia.

101
Es posible que alguno de los ancianos, después de formar parte del equipo, pierda
las condiciones para ministrar a la iglesia. La causa puede derivarse, básicamente, de
alguna de estas tres fuentes: familia, carácter o manejo de la Escritura.97
Descalificación por fallas en la conducción de la familia.
En cuanto a la familia, podría ser que la esposa o los hijos del anciano con su
conducta pongan en evidencia que este no gobierna bien su hogar. Rebelión manifiesta,
mal testimonio, falta de sujeción, inmoralidad, falta de apoyo y apatía espiritual de la
esposa o los hijos pueden ser algunas de las formas como se demuestra la incapacidad del
anciano en dirigir a su propia familia.
Es necesario que los ancianos tengan plena confianza entre ellos mismos como para
contarse sus preocupaciones y tomar a tiempo decisiones apropiadas en el manejo de los
asuntos familiares. No puede entenderse como ancianos que trabajan juntos en el mismo
equipo no sepan de las luchas y problemas familiares que están viviendo sus colegas de
equipo.
Es necesario que haya también una forma de evaluación personal periódica en el
cuerpo de ancianos que pueda ayudar a detectar fallas a tiempo y corregirlas a fin de
mantener una saludable rendición de cuentas y apoyo mutuo en el equipo.98
Descalificación por problemas de carácter.
Es posible que algún anciano muestre también fallas en su carácter. Son claros los
aspectos de carácter que la Biblia exige de los ancianos (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9; 1
Pedro 5:1-3). Debido a la naturaleza cambiante del ser humano es lógico predecir que un
anciano que califica en un primer momento podría mostrar más adelante fallas o fisuras en
su carácter.
Cuando las evaluaciones muestren que alguno de los ancianos refleja fallas en la
forma cómo se está conduciendo, los demás deben animarlo a hacer planes específicos para
trabajar en esas áreas débiles de su carácter. Este plan de trabajo puede incluir:

97
Por supuesto que otras causas para la descalificación pueden existir como: haberse desviado de la visión
original, no mostrar la responsabilidad y el compromiso exigido, etc. Pero, aun cuando estas causas no caen
bajo las tres categorías mencionadas anteriormente, en el fondo están relacionados con problemas de carácter.
98
El hermano Alejandro Molero, anciano de la Iglesia Bíblica Metropolitana en Puerto La Cruz, Venezuela,
ha diseñado una excelente herramienta para que los ancianos se evalúen mutuamente y estén pendientes de su
salud espiritual, familiar y ministerial. Puede contactarlo en este correo electrónico: jamolero@hotmail.com.

102
a. La asignación de un anciano del equipo que sirva como mentor del colega
afectado durante el proceso de restauración. Este deberá estar pendiente de sus
avances en la mejora de su carácter. Esto pudiera exigir una reunión semanal
entre ellos para reportar los avances. Será un tiempo especial de oración y
apoyo espiritual en el proceso. Trabajar de esta manera permite también
desarrollar un modelo de apoyo fraternal que la congregación deberá imitar.
Los hermanos necesitan saber cómo pueden ayudar a otro hermano que necesita
apoyo para superar sus debilidades. Este sería un modelo sano y válido para
todos, especialmente los ancianos.
b. El estudio de textos seleccionados relacionados directamente con las áreas
claves que el anciano desea trabajar. Por ejemplo, si el área que se está tratando
tiene que ver con el dominio propio, textos como 2 Timoteo 1:7, 2 Pedro 1:6 y
Gálatas 5:23 pueden ser claves.
c. Lectura de libros y artículos cristianos que enfoquen las áreas del carácter que
necesitan ser tratadas. Un libro excelente que recomendamos para el tratamiento
del carácter es el de Gene Getz: La Medida de un Líder.
d. Un informe periódico al cuerpo de ancianos de los avances obtenidos en el
tratamiento de las áreas de carácter. Este informe debe ir avalado por el anciano
mentor.
Debe entenderse que como creyentes estamos obligados por la Escritura a
transformar nuestro carácter a la imagen de Cristo (Romanos 8:29; Romanos 12:2;
Colosenses 3.8-10). Esto no tiene nada que ver con nuestra función de ancianos. Todos los
creyentes, independientemente de su función dentro del cuerpo, están bajo la misma
obligación. Sin embargo, el hecho de ser anciano, da un valor añadido a la urgencia de
tratar nuestras debilidades de carácter por el hecho de ser modelos o ejemplos a la
congregación (1 Pedro 5:3).
Es posible que aún bajo un tratamiento especial, un anciano no responda al cambio
de carácter exigido por la Escritura. Si esta condición persiste, los otros ancianos tendrán
que pedirle con amor y tacto cristiano que deje el ministerio hasta que las razones de su

103
descalificación sean superadas.99 Sin embargo, debe enfatizarse que una decisión como
esta debe ser tomada después de haber agotado realmente todas las posibilidades bíblicas de
restauración. La humildad y mansedumbre como un anciano responda ante esta situación
lo enaltecerán y al mismo tiempo mostrará cuan comprometido está con el sometimiento al
señorío de Cristo. Lo contrario también es cierto: la arrogancia y hostilidad con la que
reaccione mostrarán aún más su descalificación.
Aun después de pedirle que deje el cuerpo de ancianos, los demás ancianos deben
brindarle todo el apoyo al anciano afectado y si este quiere, ofrecerle todavía la posibilidad
de seguir trabajando bajo un plan de restauración. La decisión debe ser comunicada a la
iglesia lo más pronto posible para evitar malestar dentro de la congregación. El anuncio a
la congregación puede tener una forma parecida a esta: “Amados hermanos, como saben,
servir al Señor en el cuerpo de ancianos exige requisitos bíblicos para quienes queremos
hacerlo. Uno de nosotros en este momento no está cumpliendo estos requisitos. Se trata del
hermano ( ________ ). Hemos intentado ayudarle a superar sus deficiencias pero por ahora
no vemos que lo ha logrado. Le hemos pedido que por los momentos deje de servir como
anciano para dedicarse con mayor dedicación a su restauración. Confiamos en la gracia y
el poder de Dios para ayudar a nuestro hermano y le seguimos ofreciendo toda nuestra
ayuda en este proceso. Rogamos sus oraciones por él y su familia a fin de que Dios cumpla
en ellos su divina voluntad.”
La actitud del anciano que es desincorporado del equipo cuenta mucho. Si él asume
una actitud de rebelión hacia el resto de los ancianos podría usar su influencia de líder y
arrastrar a un grupo en contra de los demás ancianos. Esto podría llevar rápidamente a una
división de la iglesia. Por eso es muy importante que los ancianos conduzcan este tipo de
proceso con la mayor sabiduría y tacto posible en un ambiente de amor y comprensión
cristiana (Gálatas 6:1-2). Siempre será recomendable contar con el consejo y la asesoría de
otros ancianos que ofrezcan su experiencia y madurez para resolver estos delicados
conflictos del liderazgo.

99
Por ello es recomendable que antes de asumir la responsabilidad de ser anciano, cada candidato firme una
carta donde se compromete a vivir de acuerdo a las exigencias establecidas en la Escritura. Este compromiso
incluirá su renuncia voluntaria al cuerpo de ancianos si se evidenciare que él ya no califica para ser parte del
equipo. Esta decisión deberá ser tomada por el resto del equipo.

104
Descalificación por causa de mal manejo de la Escritura.
Es posible también que algún anciano muestre un deficiente manejo de la Escritura.
Pablo ya había advertido a los ancianos de Éfeso que de entre ellos mismos se levantarían
hombres que hablarían cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos (Hechos 20:30).

Formación permanente en el manejo del texto bíblico


Antes de llegar a ser anciano, un creyente debe mostrar un apropiado manejo del
texto bíblico. Sin embargo, como parte de la superación ministerial del cuerpo de ancianos,
estos deben mantenerse en una constante formación y entrenamiento en cuanto al manejo
de la Escritura. Herramientas y habilidades hermenéuticas deben ser estudiadas con la
mayor profundidad posible. Algunos aspectos que pueden ser estudiados por los ancianos
en estos entrenamientos serán:
a. Panorámica bíblica. Una revisión general de los libros de la Biblia con sus
temas, autores, mensaje central, relación entre ellos, etc. Esto es básico para
cualquier creyente pero en especial para los ancianos ya que ellos deben ser
maestros de la Palabra. Todos los ancianos deben tener esta comprensión
panorámica de la Biblia
b. Idiomas originales (hebreo y griego). Un estudio de la gramática y sintaxis de
los idiomas de la Biblia. Entre los ancianos algunos de ellos deben tener la
capacidad de consultar los idiomas originales para despejar algunas dudas
relacionadas con ellos.
c. Uso apropiado de traducciones. Los ancianos deben aprovechar las riquezas de
matices que aportan las distintas traducciones de la Biblia. Deben utilizar un
apropiado método de comparación de traducciones para lograr este objetivo.
d. Análisis literario especial: Narrativas, argumentación, diálogos, exposición y
descripción. La Biblia como literatura debe ser estudiada siguiendo las pautas
lingüísticas del análisis literario. Debemos aprovechar los aportes de esta
ciencia al estudio de la Biblia para perfeccionar nuestra exégesis.
e. Análisis de los tipos de literatura bíblica: Historia, poesía, profecía, evangelios,
epístolas, Apocalipsis. Los libros de la Biblia pueden ser analizados desde el

105
punto de vista de su tipología. 100 La comprensión de las características
tipológicas de los libros de la Biblia facilita el entendimiento de la estructura del
texto y su análisis.
f. Como hacer teología bíblica. No es suficiente hacer análisis del texto bíblico,
también es necesario relacionar los resultados de ese análisis con otros pasajes
para derivar principios que nos permitan dar respuestas a las interrogantes del
hombre de hoy. A eso llamamos teología bíblica. Los ancianos deben
desarrollar la habilidad de hacer esto con frecuencia porque en forma
permanente estarán respondiendo muchas interrogantes.
g. Exégesis y predicación. Si no todos, algunos ancianos deben manejar la
habilidad de usar los resultados de su exégesis bíblica en un sermón expositivo.
Quizá no todos los ancianos prediquen, pero aquellos que lo hacen deben
hacerlo bien. Por ello, es necesario que las habilidades homiléticas que respeten
una sana exégesis deben ser dominadas por ellos.
h. Exégesis y consejería. Igualmente no se espera que todos los ancianos ayuden
en la consejería o la orientación bíblica. Pero aquellos que lo hacen deben
desarrollar la habilidad ministerial de relacionar los principios bíblicos con las
necesidades de aquellos que vienen buscado orientación. Textos fuera de
contextos, alegorizaciones, literalismos y otras deficiencias hermenéuticas han
generado más confusión y daño que convicción y solución a las crisis de la
personas. Los ancianos deben cuidarse en grado sumo de estas deficiencias.
Los ancianos deben garantizar que este entrenamiento en el manejo apropiado de la
Escritura se mantenga. Si alguno de los ancianos puede ayudar a sus colegas ofreciendo
estos recursos sería bueno. Pero si no es así, pueden ser invitados colegas foráneos o
profesores de algún instituto bíblico cercano para ayudar a los ancianos en este proceso.

El peligro de la desviación doctrinal


Uno no esperaría que un anciano se desvíe de la sana doctrina, pero si esto llegara a
suceder, será necesario confrontarle con amor a corregir su manejo del texto bíblico. Este

100
Las tipologías textuales son formas de organizar los textos siguiendo algunas características comunes que
tienen entre sí. Por ejemplo, las cartas son una tipología porque todos estos textos tienen en común una
estructura estándar: saludos, bendición, cuerpo de la carta y despedida.

106
proceso de confrontación debe ser muy respetuoso y serio, mostrando con propiedad dónde
está el error e indicando la enseñanza correcta. 101 Si después de la corrección el anciano
no cambia su postura y se resiste a la corrección de los demás ancianos, será necesario
pedirle que deje el equipo.
Es necesario distinguir entre un error doctrinal y una simple diferencia de
apreciación en la interpretación de un texto. Una afirmación doctrinal, por lo general,
requiere el uso de varios textos para apoyarse y tiende a ser una posición elaborada y poco
flexible (vea por ejemplo la doctrina del pecado o de la salvación, la cual requiere una serie
de textos para sustentarse).
Es recomendable, cuando no haya acuerdo en medio del cuerpo de ancianos sobre la
interpretación de algunos pasajes o la enseñanza de cierta doctrina, pedir la ayuda de otros
ancianos que sirvan como un cuerpo de consulta externa para ofrecer apoyo en la solución
del conflicto.102 Estos ancianos que funcionan como apoyo externo deberán ser
reconocidos, entre otras cosas, por su total apego a la Escritura, su carácter reconciliador y
su sabia experiencia.
El cuerpo de ancianos es por naturaleza un cuerpo abierto. Más ancianos pueden
añadirse o algunos pueden salir. La entrada y salida de ancianos al equipo debe ser
considerada natural por la iglesia y por los mismos ancianos. Sería un peligro considerar
que los ancianos de una iglesia local se convierten en un grupo cerrado sin posibilidades
que alguien salga o entre.

101
Algunos verbos griegos utilizados para describir la tarea de los líderes en corregir las desviaciones
doctrinales, como ELEJON (Tit. 1:9), tiene la idea de mostrar a alguien su falta o su error (Tamez, 1978, 58).
102
Aunque el caso de Hechos 15 no es un ejemplo de un descuerdo entre ancianos de la misma iglesia, si lo es
de cómo la búsqueda de un consenso mayor puede ayudar a dirimir un conflicto doctrinal.

107
CAPITULO IX

LA RELACIÓN DEL CUERPO DE ANCIANOS


CON LA CONGREGACIÓN

El cuerpo de ancianos debe relacionarse con el resto de la iglesia local en una forma
que glorifique al Señor y fortalezca a la iglesia. Algunos conflictos entre los ancianos y la
iglesia podrían hacer difícil el cumplimiento de la tarea de dirigir al rebaño. Por eso el
escritor a los Hebreos recuerda a los creyentes: “Obedezcan a sus líderes, porque ellos
cuidan de ustedes sin descanso, y saben que son responsables ante Dios de lo que a ustedes
les pase. Traten de no causar problemas, para que el trabajo que ellos hacen sea agradable
y ustedes puedan servirle de apoyo” (Hebreos 13:17, Traducción en lenguaje actual).
Los ancianos tiene la responsabilidad de servir al rebaño a través de proveer para
ellos cuidado, enseñanza y supervisión. Los creyentes deben percibir que los ancianos están
cumpliendo satisfactoriamente con estas responsabilidades porque de otra manera van a
manifestar su inconformidad y esto traerá tensión a las relaciones. Es de esperar que si los
ancianos cumplen sus funciones como la Biblia lo establece y los creyentes se sujetan a
ellos, como también la Biblia lo establece, no habrá fricciones ni malestares que dañen la
sana relación entre ellos. Muchos problemas pueden ser evitados si cada uno cumple con lo
que la Biblia le señala.

Las amonestaciones de Pedro


Pedro en su primera carta (5:1-4) dirige a los ancianos una serie de amonestaciones
relacionadas con la actitud que ellos deben asumir en la dirección de los creyentes. Vamos
a revisar con cuidado cada una de ellas.
Pedro señala, en primer lugar, que los ancianos tienen la responsabilidad de
apacentar la grey de Dios. El término “apacentar” es usado aquí en una forma figurada
para referirse a la conducción de una comunidad, en este caso particular, la iglesia (Bauer,
1979, 683). El apóstol señala que son los ancianos quienes tienen la tarea de guiar, dirigir o
conducir a los creyentes tal y como lo haría un pastor con su rebaño o grey.

108
La tarea de dirigir puede ser asumida de una forma inapropiada debido a que todos
estamos expuestos a ser vulnerados por el pecado. El egoísmo, la vanagloria, la ambición
por el poder y la manipulación son factores que podrían aparecer en la vida de cualquier
anciano en un momento dado. Por eso Pedro dice que aquellos que cuidan la iglesia deben
hacerlo:
Voluntariamente no por obligación. La primera advertencia del apóstol tiene que
ver con las presiones que puede recibir un creyente para encargarse del cuidado de la
congregación. El término obligación tiene la idea de presión, coerción o fuerza de
restricción (Kistemaker, 1994, 224). Es posible que un creyente asuma la función de
anciano porque se necesita a alguien y no hay otra persona disponible en el momento.
También es posible que alguien tenga necesidad económica y se vea en la obligación de
asumir las funciones de anciano a tiempo completo para poder tener una fuente de sustento.
Otro caso es cuando un creyente es presionado por la congregación porque todos le dicen
que él es un buen candidato a ser anciano y lo postulan para esa función.
Son muy débiles las bases de un ministerio que se cumple por presión u obligación.
Los conflictos propios del ministerio pronto derribarán ese frágil fundamento y arrastrarán
consigo no sólo al creyente que lo está ejerciendo sino, tristemente, a muchos a los que él
está sirviendo. Con tristeza hemos presenciado más de una vez estos escenarios: ancianos
que, bajo el peso de los problemas con la congregación, han salido del ministerio pero con
un alto costo emocional y espiritual para la iglesia.
El corazón de un anciano debe estar bien convencido de que él está allí porque Dios
lo ha puesto allí. Él sabe que su tarea es obedecer a Dios en primer lugar. Está animado a
hacerlo y tendrá toda la voluntad de su ser para cumplir con lo que la Biblia establece que
debe hacerse, aun cuando esté bajo fuertes conflictos. Si no está convencido de esto (sin
duda constantemente entre seguir o no en el ministerio), si no es su voluntad la que lo
motiva a hacer lo que hace, llegó el momento de evaluar si él está allí voluntariamente o
por obligación.
Con ánimo pronto, no por ambición de dinero. Se sabe que los ancianos recibían
algún tipo de remuneración cuando se dedicaban por completo a su ministerio (1 Timoteo
5:17). Para algunos, este sustento podría ser la verdadera razón por la cual estaban en el
ministerio. No sólo su motivo era el dinero que recibían sino que querían recibir más.

109
Varias veces se señala en la Escritura el problema de la avaricia como una condición que
descalifica a los líderes de la iglesia (1 Timoteo 3:3, 8; Tito 1:7). Pablo la consideró como
idolatría (Colosenses 3:5) y señala que por amor al dinero “algunos se extraviaron de la fe y
fueron traspasados de muchos dolores” (1 Timoteo 6:10). Por eso se amonesta con firmeza
a los ministros a rechazar la avaricia y más bien mostrar conformidad con aquello que el
Señor ha provisto (1 Timoteo 6:6-8).
Cuando un anciano sirve sólo por razones económicas se convierte en un asalariado.
Nada lo distingue de cualquier otro profesional de una empresa que cumple un horario y se
conforma sólo con el mínimo requerido por el jefe. Con mucha probabilidad cuando las
circunstancias le exijan ir más allá de su horario convencional, se resistirá a hacerlo o lo
hará de mala gana. Total, ¡nadie le reconocerá esas horas extras!
Cuán diferente es aquel que ministra con ánimo pronto. Algunos traducen esta
expresión como “afán de servir” (Kistemaker, 1994, 224), es decir “él tiene toda la
disponibilidad y anhelo de hacer su trabajo.” Por eso no le importará si el horario es o no el
convenido, si el sueldo es o no el requerido, él hará con pasión lo que tiene que hacer para
servir a aquellos que están a su cuidado, incluso si estos nunca se lo agradecen. “Deben
hallar su satisfacción en servir a Cristo, no en servir el dinero” (Kistemaker, 1994, 224).
Nunca se portará como las “maquina traganíqueles” que sólo funcionan cuando la moneda
suena en su interior. 103
Siendo ejemplo para el rebaño, no imponiéndose sobre ellos. Jesús ya había
advertido a sus discípulos que entre ellos el patrón de servicio sería totalmente opuesto al
patrón del mundo (Marcos 10:42-44). Los gobernantes y los grandes se enseñorean de las
naciones y ejercen potestad sobre ellas. Entre los discípulos, el que quiere hacerse grande o
ser el primero debe hacerse siervo de todos. Es el servicio sacrificial lo que hace grande a
un discípulo de Jesús y no su “posición de autoridad.”
Los ancianos deben entender con claridad la diferencia entre ser puestos por el
Señor y hacerse ellos mismos señores del rebaño. Es cierto que la Escritura señala el
carácter divino del servicio pastoral. Ellos fueron establecidos por el Espíritu Santo

103
Por supuesto que esta es una perspectiva del asunto; la otra perspectiva tiene que ver con el sustento
apropiado que la iglesia debe proveer para aquellos que sirven, como dice MacDonald (1995, 1294-1295):
“Esto no significa que un anciano no pueda ser sustentado por la iglesia local. La existencia de estos ancianos
a dedicación total está indicada en 1 Timoteo 5:17.”

110
(Hechos 20:28) y, en función de este encargo, los creyentes deben respetarlos, tenerlos en
alta estima y someterse a sus directrices (1 Tesalonicenses 5:12-13; Hebreos 13:17). Pero
si un anciano interpreta su ministerio como una “posición de autoridad” y no como una
“función de servicio” fácilmente terminará por exigir a los creyentes obediencia a sus
preceptos e impondrá sobre ellos una dirección despótica.
El término “ejercer dominio” señala un gobierno autocrático y despreciativo sobre
el rebaño.104 Refleja la mentalidad de alguien que se vale de su posición para imponer sus
deseos personales a los demás. Diótrefes es un ejemplo de este tipo de líder:
Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre
ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando
con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los
hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia. (3 Juan
9-10)
Al contrario, Pedro amonesta a los ancianos a ser ejemplos de la grey. Guiar por el
ejemplo es más difícil que guiar por ordenanzas. El que guía por el ejemplo debe
exponerse a que la iglesia lo conozca a profundidad, el que lo hace por decreto ni siquiera
tiene que aparecer mucho en público. El que guía por el ejemplo debe vivir todo lo que
enseña que se haga, el que lo hace por ordenanzas, simplemente dice: “hagan lo que yo
digo no lo que hago”. El que guía por el ejemplo va delante del rebaño, mostrando en su
vida lo que significa ser cristiano, el que lo hace por decreto va detrás gritando y
amenazando a las ovejas con disciplinarlas si no hacen lo que él dice.
Pedro recuerda que las ovejas están a nuestro cuidado (1 Pedro 5:3). Es una frase
paradójica: “no imponernos sobre personas que alguien nos encargó para que las
cuidáramos”. No sólo es un rebaño que no nos pertenece (Cristo es el dueño y él nos lo
encargó), también es un rebaño frágil y susceptible de ser herido, manipulado, confundido,
amenazado y dominado por alguien despótico. Si alguien quiere imponer sus caprichos
personales sobre ellos lo hará, tal y como señala Erdely (1994, 92):
Cuando alguien no puede ejercer su ministerio basado en la verdad, en el servicio
amoroso y en la honestidad, necesita recurrir al uso de la manipulación y a un sistema
de gobierno autoritario para imponerse sobre la conciencias de las personas y poderlas
controlar.

104
West, citado por Kistemaker (1994, 225).

111
¡Cuánta gente ha sufrido abusos, manipulaciones y maldades de todo tipo por parte de
pastores opresivos! ¡Cuántas personas han estado bajo organizaciones religiosas
autoritativas viendo manipulaciones, charlatanería y hasta mentiras y se han quedado
calladas por miedo! ¡A cuántos hemos conocido que toman como máxima autoridad
en sus vidas a un hombre de carne y hueso y no la Santa Palabra de Dios! ¡Cuántos
grupos cristianos hoy en día tienen que recurrir a la manipulación y a infundir miedo
para poder mantener su influencia sobre las multitudes!

Una actuación despótica sobre los creyentes descalifica a quien la pretenda. Los
creyentes no están obligados a someterse a alguien que abusa de su ministerio como pastor
y exige a la iglesia demandas que están fuera de la Escritura:
Si un determinado líder se separa de la Biblia, su autoridad ministerial se termina. Si
algún pastor nos pide algo contrario a ella, no puede ser obedecido; y si cualquier
ministro se niega a ser cuestionado en base a ella, no puede ser creído.
Estar bajo autoridad correctamente entendido y cristianamente hablando, es sujetarnos
a lo que dice la Biblia, a través de un ministro que enseña y vive de acuerdo a ella.
Estar bajo autoritarismo o tiranía, es obedecer a un líder que nos pide cosas contrarias
a la Palabra de Dios (Erdely, 1994, 94).

Todas las acciones y actuaciones de los ancianos frente al rebaño deben estar
enmarcadas en estas amonestaciones de Pedro. Una actitud voluntaria, apasionada y
ejemplar permita que las relaciones con el rebaño se mantengan saludables. Por otro lado,
se espera que virtudes como la prudencia, amabilidad, decoro, respeto, justicia, santidad,
bondad y autocontrol adornen la vida de los ancianos como lo exige la Escritura (1 Timoteo
3:1-7; Tito 1:5-9). En otras palabras, sólo cuando los ancianos muestran las calificaciones
que Dios les exige pueden mantener unas excelentes relaciones con el rebaño tal y cómo
Dios espera que suceda.

La búsqueda del consenso con la iglesia


Así como los ancianos buscan el consenso entre ellos, de la misma manera deben
hacerlo con la iglesia. Por supuesto que buscar el consenso en un grupo mayor exige más
esfuerzo que hacerlo en un grupo más reducido pero en el fondo se trata de lo mismo:
tomar decisiones buscando que haya un mismo sentir.
El consenso y el sistema parlamentario de las votaciones
La mayoría de las iglesias cristianas congregacionalistas han usado el sistema
parlamentario para decidir sus asuntos. Debemos reconocer que este sistema tiene sus
limitaciones cuando procuramos buscar el consenso entre los hermanos.

112
En primer lugar, el sistema parlamentario fue diseñado para funcionar en el marco
de un cuerpo de carácter político: el parlamento105. Los bandos políticos debían asegurar
que ninguno monopolizara las decisiones ni impusiera su hegemonía sobre los demás. En
la iglesia no se trata de lucha entre bandos ni ambición de poder político. La iglesia es el
cuerpo de Cristo y todos estamos en la obligación de resolver nuestros asuntos en amor,
considerando a los demás como mejores que nosotros y en un adecuado espíritu de
humildad y sana comunión fraternal.
En segundo lugar, el sistema parlamentario en esencia necesita reglas que aseguren
que una proposición tenga un adecuado tratamiento desde que es lanzada hasta que llega a
su término (sea que se apruebe o no). Este pudiera no ser malo en sí mismo, sólo que esas
reglas, en su mayoría, no permiten que todos puedan expresar su parecer en relación a un
asunto específico. 106 Las proposiciones necesitan ser secundadas o apoyadas para ser
discutidas, las discusiones deben estar reguladas bajo cierta cantidad de tiempo, las
enmiendas no pueden exceder cierta cantidad, en cualquier momento puede abortarse el
debate pidiendo el voto, etc.
Cuando examinamos de cerca este tipo de procedimiento, realmente más nos
parecemos a una asamblea política que a una familia espiritual conversando sobre sus
asuntos. Nunca sabremos cuántas veces los creyentes han salido frustrado de reuniones de
este tipo donde no pudieron expresarse porque ya no había tiempo, o se pidió abruptamente
el voto o la proposición fue retirada, o lo mandaron a sentar por estar “fuera de orden” o la
proposición ya tenía dos enmiendas, en fin, el cumplimiento de las reglas parlamentarias se
impuso sobre el sentir de los creyentes.
Modelando este tipo de reunión, sin darnos cuenta, hacemos que los hermanos se
amolden al esquema político parlamentario y no nos esforzamos por entender sus
preocupaciones, confusiones y expectativas. Si ellos quieren expresar algo, deben hacerlo
siguiendo las reglas y hablando el estricto lenguaje de los parlamentos (“moción de orden”,
“objeción”, “reparo”, “enmiendas”, “mociones incidentales”, etc.). Si no siguen las reglas

105
El parlamento es un cuerpo político que evolucionó desde su origen en los parlamentos medievales de las
monarquías absolutas hasta los modernos parlamentos de los países democráticos (Romero y Romero, 1994,
157).
106
Eso por un lado, pero por otro lado, debemos también considerar que una reunión donde se usan las reglas
parlamentarias mayormente favorece a los que conocen dichas reglas, quienes están en ventaja sobre aquellos
que no la conocen (que por lo general son la mayoría en la iglesia).

113
no pueden tomar parte en la reunión. En lugar de ajustarnos nosotros a la condición de
ellos, son ellos los que deben hacerlo al modelo parlamentario. Es como obligar al pie a
sentirse cómodo en un zapato más pequeño que él.
En tercer lugar, las votaciones no favorecen la búsqueda de un mismo sentir en la
iglesia sino simplemente la imposición de la mayoría sobre la minoría. Como ya dijimos,
las reglas parlamentarias fueron diseñadas para evitar la hegemonía del poder político de un
grupo sobre otro en la toma de decisiones. Las decisiones debían finalizar en el voto, que
es la expresión objetiva del poder político del parlamento. El voto es el símbolo del poder
político, es la expresión concreta de un valor intangible: la capacidad de que algo sea hecho
o no.
En la iglesia no debemos pensar de esta manera. Los creyentes no deben
considerar que ellos “representan un voto”, que su mano levantada tiene poder para decidir
lo que es mejor para la iglesia, que en ellos descansa “el rumbo del cuerpo de Cristo”. Este
tipo de pensamiento, debido a nuestra tendencia al pecado, conduce con facilidad a
componendas, favoritismos, manipulación, partidismos y otros tipos de mecanismos
perversos para garantizar que ese “voto” favorezca a una determinada tendencia. Caemos
de esta manera bajo la amonestación paulina: “…no os congregáis para lo mejor sino para
lo peor” (1 Corintios 11:17).
En palabras de Ernesto Trenchard (1977, 612-613):
Consultas entre hermanos de experiencia y espiritualidad son de evidente utilidad,
siendo algo muy diferente de la norma democrática moderna de: un hombre, un voto.
En las notas sobre Hechos 6:2-3 hemos tenido ocasión de recalcar que la frase
“buscad de entre vosotros siete varones de buen testimonio” no significa una
“elección” en la que todos los miembros de la comunidad participasen, sino
únicamente que los apóstoles querían valerse de la opinión de hermanos destacados
en cuanto al nombramiento de hermanos capaces para solucionar el problema
inmediato de la distribución de víveres y ayuda material entre los creyentes….
El concepto de la iglesia democrática se debe mayormente a dos factores: a) la
manifiesta igualdad espiritual de todos los creyentes “en Cristo”…; b) las ideas
democráticas de nuestro siglo, ya que paulatinamente –y con muchos retrocesos- se ha
impuesto el criterio de que la mejor garantía contra gobiernos tiránicos es la
participación de todos los ciudadanos en los asuntos del estado por medio de sus
votos. Los dos factores son muy respetables, pero no han de cegarnos a las realidades
de la revelación de Dios. El hecho de que un hermano sencillo, ignorante y carnal se
salva por Cristo igual que el apóstol Pablo no afecta para nada la cuestión del
discernimiento espiritual, que es lo que se requiere sobre todo para el nombramiento
de los pastores de los rebaños. Es totalmente contraproducente y perjudicial, siendo

114
contrario a los profundos principios que venimos considerando, colocar en las manos
de hermanos carnales la posibilidad de deshacer la obra que el Espíritu Santo va
realizando por medio de los espirituales. El estudio de los Hechos nos ha enseñado
una y otra vez que el Espíritu habla por medio de quienes saben sintonizar con las
voces del cielo, entregándose luego como instrumentos en las manos de Dios para
efectuar lo que él ha ordenado. Sólo el fracaso de lo espiritual puede dar lugar a un
método tan humano como el de las decisiones en asuntos espirituales por “mayorías”,
en las que se incluyen personas ignorantes de las Escrituras, mundanas y carnales,
incapaces por lo tanto de discernir la mente de Cristo.

Pero, usted puede preguntar y con cierta razón: ¿estamos abogando por la anarquía
y el desorden en nuestras reuniones? La respuesta definitivamente es NO. Estamos
obligados por la Escritura a hacer todo decentemente y con orden pero difícilmente Pablo
estaba pensando en la aplicación de las reglas parlamentarias cuando dijo esto. Una reunión
para ser ordenada no necesita de reglas parlamentarias (como tampoco las reglas
parlamentarias pueden garantizar que no haya desorden).

Diferentes maneras de buscar el consenso


El consenso requiere, como ya dijimos, más esfuerzo y dedicación de nuestra parte.
Debemos ser creativos y ensayar varios escenarios posibles en la búsqueda de “el mismo
sentir”. Considere los siguientes escenarios:
1. Entrevistas a hermanos que pueden aportar ideas claves en la solución de algún
asunto.
2. Consultas previas a grupos específicos que especialmente serán afectados con la
decisión que se vaya a tomar.
3. Planificar varias sesiones sobre un mismo asunto para agotar la mayor
posibilidad de participación antes de tomar la decisión.
4. Comisionar a hermanos específicos para trabajar en proyectos que luego serán
evaluados por el cuerpo de ancianos.
5. Consultar con otras iglesias que hayan enfrentado conflictos o desafíos
similares.
6. Periodos específicos que permitan a los creyentes acercarse al cuerpo de
ancianos y expresar su sentir en relación a algún proyecto o decisión que se vaya
a tomar.

115
Estas son sólo algunas ideas que pueden estimular nuestro pensamiento en cómo
asegurar que los creyentes avancen en la búsqueda de un mismo sentir. Seguramente hay
muchas otras formas o estrategias de consulta que pueden conducirnos a decisiones más
consensuadas dentro de la iglesia.
Enemigos del consenso
Pero hay varios enemigos del consenso que debemos identificar. El tiempo es uno
de ellos. El tiempo es un factor presionante para un grupo que quiere ponerse de acuerdo
en algo. Expresiones como: “no tenemos todo el tiempo”, “¿hasta cuándo vamos a estar
discutiendo esto?”, “ya es tarde”, etc. son una señal de que el grupo no está muy dispuesto a
pagar el precio de ponerse de acuerdo. Si queremos buscar el consenso en una decisión es
importante que todos estemos dispuestos a invertir la cantidad de tiempo que sea necesaria
para ello, lo cual no implica que la decisión la debemos tomar en una sola reunión.
En ocasiones será más prudente dividir en varias reuniones el proceso para llegar a
un acuerdo que decidirlo todo de una vez, especialmente si es una decisión con cierto grado
de complejidad o afectividad. 107 Es parte del proceso de reeducación por el cual debe pasar
la iglesia, especialmente aquellas que han estado acostumbradas por muchos años a decidir
todo en forma rápida a través del voto parlamentario.
Otro enemigo del consenso es la urgencia. En cierta forma está relacionado con el
anterior, pero aquí el énfasis recae en pensar que la decisión debe ser tomada YA. Es
posible que ciertas decisiones deben ser tomadas inmediatamente, pero en este caso
estaríamos hablando de imprevistos imposible de planificar. La mayoría de las decisiones
que una iglesia toma no son de esta naturaleza (¡quiera Dios!). Casi todas pueden ser
planificadas y consultadas de una manera amplia (siguiendo algunos de los escenarios
propuestos anteriormente). Algunas veces, una decisión que pudo ser tomada con calma y
en amplia consulta fue dejada hasta el último día por falta de buena planificación y por ello
se convierte en urgente. Si es así, el problema es la forma cómo administramos la agenda y
no el tipo de decisión.

107
Hemos notado que las decisiones que pueden afectar emocionalmente a la iglesia (como una disciplina o
excomunión, por ejemplo) requieren de mayor tiempo para que los hermanos expresen cómo se sienten en
relación al asunto. Igual aquellas decisiones que afectarán notablemente el curso de la iglesia como la
eliminación de algún programa, un cambio sustancial en el presupuesto, la contratación de un nuevo ministro
a tiempo completo, etc. En estos casos deben tomarse las previsiones para dar la oportunidad de que la
mayoría exprese su sentir al respecto.

116
Otro enemigo que merece ser mencionado es la fatiga. Esta llega a ser la
contraparte de los anteriores. No es justo tener a un grupo durante un tiempo prolongado y
en condiciones de fatiga tomando decisiones. Es posible que las decisiones tomadas en este
ambiente sean más el producto de la rapidez para terminar pronto la reunión que la
búsqueda del verdadero consenso.
Algunos que tienen buenas ideas o buenas preguntas no querrán decir nada para
acelerar la reunión. Otros se amoldaran a lo expuesto para no “crear polémicas”. Lo peor
que podría pasar en este ambiente es que los creyentes empiecen a decir cosas sin sentido
por el cansancio. Algunas de estas ideas “sin sentido” pueden llegar a prosperar y ser
aceptada por el grupo como correctas.

¿Cómo se sabe que la congregación ha llegado a un consenso?


Esta es una buena pregunta. Cuando usamos el sistema parlamentario y el voto
como expresión de decisión es relativamente fácil saber los resultados. Simplemente
contamos los votos y sabemos si la propuesta tiene el respaldo de la mayoría. Es algo
cuantitativo. Pero con la búsqueda del consenso no pasa igual. Es algo más cualitativo y
subjetivo.
En primer lugar el proceso debe tomar en cuenta ciertos aspectos de fondo:
1. La iglesia somos todos, los ancianos y la congregación. No se trata de una lucha
entre ancianos y congregación para ver cuál propuesta gana. Hay dos extremos
a evitar: los ancianos queriendo imponer a la congregación una y la
congregación queriendo imponer a los ancianos su parecer. Cuando estamos
decidiendo algo juntos no debemos pensar en términos de jerarquía ni rangos;
todos somos el cuerpo de Cristo, sin distinción. La idea es conversar todos
sobre el asunto y buscar aquello que pueda beneficiar a todos.
2. Es necesario que todos los que tengamos algo que decir lo hagamos para
expresar nuestro parecer al respecto, pero que lo hagamos de la mejor manera.
Debe ser explicado a la congregación que nuestras intervenciones deben respetar
las directrices bíblicas de amabilidad, amor, humildad, prudencia y
consideración propias de una reunión de cristianos. No debe haber lugar en
nuestras reuniones para las acusaciones públicas, las descalificaciones, la falta
de respeto, las respuestas airadas, las intervenciones hostiles y cualquier clase de

117
expresión carnal que trastorne el espíritu afable que debe reinar en el cuerpo de
Cristo. Cualquier intervención fuera de la conducta exigida por la Palabra debe
ser corregida a tiempo con amor y firmeza.
3. El consenso debe ser buscado en asuntos no expresamente establecidos en la
Escritura como normativos. Cuando la Escritura es clara sobre un asunto en
particular no necesitamos el consenso sino la obediencia. Por ejemplo, es claro
por la Escritura que un creyente no debe mentir. Si un creyente es amonestado
por decir mentiras y no corrige esta situación, no necesitamos buscar consenso
para disciplinar a este hermano. Aun siendo así, es responsabilidad de los
ancianos explicar con toda claridad y apoyo escritural las decisiones tomadas.
4. Las intervenciones deben ser oídas con mucha atención. Muchas veces algunos
conflictos son resultados de no entender bien lo que alguien quiere decir. Si es
necesario debe pedirse al creyente que repita lo que dice o que lo exprese en
otras palabras. El moderador puede también expresar en sus propias palabras lo
que entiende del hermano para que este confirme si es eso lo que quiere decir.
5. Debe distinguirse entre asuntos que son solamente información (donde no hay
que tomar decisiones sino solo escuchar la opinión de los creyentes) de asuntos
que sí requieren tomar decisiones. En ambos casos debe explicarse bien a la
congregación lo que se espera de ella para que estén orientados en cuanto a sus
intervenciones.

Una vez que se considere que el asunto bajo tratamiento ha sido suficientemente
discutido, el moderador puede preguntar si hay acuerdo para tomar la decisión. Hay
preguntas claves como: ¿Alguien más quiere añadir algo a este respecto? O ¿todavía
quedan dudas sobre lo que queremos decidir? Si no hay creyentes que quieren hablar
entonces el moderador puede preguntar ¿Tenemos consenso para decidir hacer esto?
Inmediatamente uno debe estar atento a las expresiones gestuales de los hermanos de
afirmación o apoyo. Si hay hermanos todavía inquietos o inseguros es conveniente
preguntarles directamente si quieren decir algo. Si nadie quiere hablar más y los hermanos
muestran gestualmente su aprobación el moderador puede confirmar el consenso con
expresiones como esta: ¡Entonces procederemos con lo planteado! O ¡Tenemos consenso
para proceder con esto!

118
Alguien puede cuestionar: ¿no sería más fácil preguntar “cuántos están de acuerdo”
y ya? Más fácil sí, pero no más consensual. Recuerde que la idea del consenso es dar
oportunidad al creyente de que exprese sus inquietudes con libertad y respeto. El enfoque
es que el creyente no se apoye en el poder de su voto sino en la búsqueda de un mismo
sentir.
¿Y qué pasa si no hay consenso? El asunto debe seguir bajo un proceso de
evaluación que requerirá seguramente más tiempo. En la búsqueda del consenso no
debemos tener temor del disenso. Cuando la congregación no está de acuerdo en un asunto,
es una buena oportunidad para orar más buscando la dirección de Dios, estudiar otras
alternativas, profundizar las evaluaciones que se hayan hecho y revisar más de cerca las
razones del desacuerdo. También es una excelente oportunidad para poner en práctica la
humildad, la paciencia, la bondad, la mansedumbre y el trato afable tanto de los ancianos
como de la congregación. Al final, seguramente se llegará a un acuerdo. Pero lo más
importante será la actitud que cada uno haya tenido durante el proceso.
Se podría pensar que estas ideas pueden ser válidas únicamente en congregaciones
pequeñas donde es relativamente fácil la conversación abierta con un grupo limitado. Pero
si fuera una congregación de más de mil personas, por ejemplo, entonces sería casi
imposible aplicar estos procedimientos. Ciertamente será difícil pero la búsqueda del
consenso es una necesidad aun para las iglesias grandes. En este caso, deben existir niveles
de reunión más pequeños donde los líderes o ancianos puedan consultar a los creyentes:
células, grupos ministeriales, grupos afines según las edades (jóvenes, adultos), etc. Es
importante entender que mientras mayor consenso tengan las decisiones tomadas en la
iglesia, mayor respaldo tendrán de la congregación.

Una comunicación fluida


Dentro del tema de las relaciones entre los ancianos y la congregación es muy
importante destacar la importancia de una comunicación fluida. Rush (1985, 122) señala
que: “La buena comunicación mantiene y crea la unidad, la dedicación y la motivación
necesarias para alcanzar una meta. En realidad, la comunicación es el alma de una
organización, sin ella el grupo se extingue.” Por esa razón, para algunos ancianos esta es
una de las principales razones de la mayoría de los conflictos en el trato con la
congregación.

119
La comunicación entre los ancianos y la congregación es bidireccional. Por un lado
se espera que la congregación se comunique fluidamente con sus ancianos y por otro lado,
se espera que los ancianos hagan lo mismo con la congregación. Este doble flujo es esencial
para el éxito de cualquier grupo. Quigley (1996, 60), acertadamente, exhorta al liderazgo
de las corporaciones a asegurarse que tanto el flujo descendente como ascendente de las
ideas se mantenga. Cuando alguna de las dos partes falla en su tarea comunicativa se
pueden presentar distorsiones en el proceso comunicativo que pongan en peligro la marcha
del grupo mismo.
Comunicación congregación – ancianos. La congregación debe acercarse a los
ancianos y expresar con toda libertad y confianza cualquier duda, idea o comentario que
quiera hacer para colaborar con el avance de la obra. El caso de Hechos 6.1-7 ilustra bien
el hecho de que las inquietudes de la congregación deben ser oídas por los líderes y
canalizadas de acuerdo a lo que más convenga. Las puertas de la oficina pastoral o el lugar
donde se reúnen los ancianos deben permanecer siempre abiertas para oír cualquier
inquietud de los miembros.
Es posible que algún miembro tenga temor de presentar sus inquietudes al cuerpo de
ancianos. En ocasiones los pastores infunden este temor por la forma cómo tratan a la
congregación. Esto no es un buen síntoma. El proceso comunicativo tiene su base en la
confianza y libertad de aquellos que se comunican entre sí. Los ancianos están llamados a
trabajar arduamente para derribar cualquier barrera que se pueda levantar entre ellos y la
congregación.
Si un creyente quiere confrontar a un anciano. Puede suceder que un miembro
quiere conversar especialmente con uno de los ancianos para llamar su atención de algo que
no esté bien en la forma como este procede. Los ancianos no están protegidos de caer en
alguna falta. Son humanos y puede suceder con más frecuencia de lo que por lo general se
cree. Cualquier hermano de la congregación, a quien le conste personalmente la falla de
este anciano, puede (y debe) llamarlo para hablar con él en un tono amoroso y respetuoso
(tal y como le gustaría que lo hicieran con él). Esta confrontación debe pasar por todos los
pasos que Jesús enseñó en Mateo 18:15-17. En el caso de que un creyente deba confrontar
a un anciano, los siguientes pasos deberían ser tomados en cuenta:

120
1. Hablar con él en privado expresándole con toda objetividad y base bíblica la
falla que se quiere corregir.
2. Si no hay cambios en la conducta del anciano o si su actitud es agresiva hacia el
hermano que lo confronta, entonces se debe llamar a dos testigos. Este paso
puede bien corresponder a llevar el caso al cuerpo de ancianos de la iglesia para
que ellos determinen qué es lo mejor que se puede hacer.
3. Los ancianos deben agotar todas las acciones bíblicas necesarias para corregir el
problema y mantener informado al hermano que llevó el caso del desarrollo del
mismo.
4. Si la falla es admitida y corregida, el hermano que trajo el caso debe ser
informado en una forma clara y objetiva de lo que se logró. Una reunión entre
el anciano que fue confrontado y el hermano que llevó el caso sería
recomendable para resolver cualquier diferencia que pudiera haber quedado. En
caso de persistir la falla, entonces los ancianos tendrán que proceder con lo que
se explicó en el caso de desincorporar a un anciano del equipo por
descalificación en su carácter.

Informar sobre la gestión ministerial. Otro nivel de comunicación fluida desde la


congregación hacia los ancianos es la referida a la información del trabajo ministerial.
Muchos coordinadores de ministerio o hermanos que están realizando alguna labor
ministerial en la iglesia sólo presentan informes cuando estos son requeridos. Quizá esto
ocurra cada tres o cuatro meses. Una buena comunicación debe motivar a los creyentes
responsables de algún ministerio a presentar con frecuencia informes de lo que están
haciendo. Los ancianos pueden llevar un monitoreo más de cerca de lo que está
aconteciendo.
¿Y si los ancianos no piden informe? El punto que queremos hacer es que no debe
esperar que los ancianos pidan algún informe. Simplemente se trata de que usted informe
de lo que está haciendo en su ministerio, no importa si no se lo piden. Los ancianos
muchas veces están enfocados en resolver tantos asuntos de la iglesia que posiblemente
pasen por alto pedirle a usted un informe. Por eso hablamos de que usted tome la iniciativa
de rendir cuentas.

121
Informar sobre actividades importantes. Finalmente, y quizás no tan obvio, es la
importancia de informar a los ancianos de nuestros movimientos importantes. Una salida
de vacaciones con nuestra familia que implique ausentarnos por varias semanas de la
ciudad, el traslado a otra ciudad por causa de trabajo o estudio, visitas a eventos cristianos o
a otras iglesias son ejemplo de oportunidades que tenemos de informar a nuestros ancianos
de nuestras actividades. Quizá usted puede pensar: “Es como demasiado pedir que tenga
que informarle a los ancianos de la iglesia los movimientos que hago”.
Piense que los ancianos son como los padres en un hogar. Su responsabilidad es,
como ya lo dijimos, velar por cada uno de los creyentes puestos bajo su cuidado. ¿Cómo se
sentiría usted si su hijo menor de edad llega durante una semana más allá de la media noche
y no le quiere decir a usted dónde ha estado? Los ancianos, según Hebreos 13:17, velan por
nuestras almas y deben entregar cuenta de ellos. ¿Pueden entregar cuenta de alguien que
nunca dice nada sobre lo que está haciendo?
No hablamos de rendir informes detallados de todo lo que hacemos. Creemos que
el punto está claro. Solamente hablamos de mantener informados a los ancianos de
aquellas actividades significativas que emprendemos y que de alguna manera están
relacionadas con el hecho de que somos miembros de una comunidad cristiana a la cual
pertenecemos.
Comunicación ancianos – congregación. Así como la congregación debe mantener
fluida la comunicación hacia los ancianos de igual manera los ancianos deben hacerlo para
con la congregación.
Bajar la información en forma clara y oportuna. Los ancianos constantemente toman
decisiones referidas a la programación, organización ministerial, relaciones con otras
iglesias, directrices bíblicas, etc. Tales decisiones deben ser comunicadas al resto de la
iglesia en forma clara (que no haya confusión ni malos entendido) y oportuna (con
suficiente anticipación).
Dentro de los procesos administrativos el de “bajar la información” a los afectados
es uno de los más críticos. Cuando esta comunicación no fluye se generan distintos tipos de
problemas como desánimo, falta de compromiso, rumores infundados, sentido de ser
relegado, etc. Los ancianos deben cuidarse permanentemente de no fallar en el flujo de
comunicación necesaria de la congregación. Dibberte (1989, 76) advierte que “Los

122
investigadores han sabido por mucho tiempo que el nivel de actividad e incorporación de
una persona en algún proceso está integralmente relacionado a su conocimiento de lo que
está pasando.”
En ocasiones, los miembros de la iglesia se sorprenden de actividades o
circunstancias de las cuales ellos no tenían ningún conocimiento previo. El no saber qué
está pasando en la iglesia o qué se piensa hacer en los próximos meses puede causar un
sentido de incertidumbre en los miembros. Al contrario, cuando los miembros conocen lo
qué está sucediendo tanto en la programación regular de la iglesia como en las
proyecciones para los próximos meses, se fortalece el sentido de comunidad (todos
formamos parte de esa programación) y resulta en mayor disponibilidad a participar en el
desarrollo de estos proyectos.
El cuerpo de ancianos no debe nunca pensar que es suficiente con que ellos manejen
la información.108 Es un deber de ellos informar a la congregación de todo aquello que les
afecte como comunidad local. Al mismo tiempo, muchas actividades, planes y proyectos
pueden ser definitivamente enriquecidas por el aporte de los miembros cuando ellos saben
qué es lo que se piensa hacer.
Refrescar la visión. Una de las principales responsabilidades del cuerpo de
ancianos es mantener a los creyentes encaminados en la visión de la iglesia. Con mucha
facilidad uno puede desviarse de la visión comprometiéndose con actividades que nada
tienen que ver con el plan que la iglesia ha establecido para su desarrollo. Por ello, los
ancianos deben constantemente recordar a la iglesia a qué el Señor los ha llamado y qué se
espera de cada uno de los miembros para cumplir este llamado particular.
Debe mantenerse una actividad especial cada cierto tiempo donde toda la iglesia sea
refrescada con la visión. Algunos lo hacen una vez cada tres meses, otros lo hacen más
seguido. No importa la frecuencia que se escoja, el hecho es que la visión debe ser
recordada en forma creativa y constante para no correr el riesgo de perder el rumbo.
Atender inmediatamente los casos de corrección. Algo que daña severamente la
credibilidad de los ancianos frente a la iglesia es la negligencia en resolver los casos que

108
Por supuesto que estamos hablando aquí de información que todos deben conocer. Hay cierto tipo de
información, como por ejemplo un asunto moral que afecta a un creyente, que debe ser manejado con mayor
confidencialidad por el cuerpo de ancianos.

123
ameritan corrección. El cuerpo de ancianos debe dar prioridad en su agenda a este tipo de
situación ya que por lo general requieren de una intervención inmediata y efectiva.
Una vez que el problema ha sido identificado por el cuerpo de ancianos y se ha
establecida cuál debe ser el procedimiento bíblico a seguir, ellos no deben permitir que
otras actividades o responsabilidades los desvíen del curso que han trazado. Especialmente
cuando esta corrección tiene que ver con problemas morales o espirituales. Es importante,
por eso, trabajar estableciendo fechas precisas en plazos cortos que no permitan una
dilatación innecesaria del problema.
Dependiendo de la naturaleza del caso, la iglesia debe ser informada de los avances
del cuerpo de ancianos en la solución del conflicto. Este tipo de información debe ser
presentada con mucha prudencia y objetividad a fin de no causar más daño que beneficio.
Recuérdese que se trata de la vida de los creyentes y una declaración imprudente podría
afectarles de manera definitiva.
Preparar a los creyentes para los cambios. Otro aspecto en que a veces fallan los
ancianos es en la preparación de la congregación para los cambios que se piensan hacer. Se
asume, sin ser verdad, que los creyentes aceptarán los cambios que los ancianos han
visualizado como necesarios simplemente porque ya los ancianos están convencidos que
esos cambios son necesarios. Esto no es así. Es una presunción que ha mostrado ser falsa
la mayoría de las veces.
Todo cambio implica ansiedad en mayor o menor grado, especialmente si son
cambios de prácticas que tienen mucho tiempo establecidas. Reducir esta ansiedad es
responsabilidad del cuerpo de ancianos y precisamente uno de los mejores recursos para
lograr este objetivo es el uso efectivo de la información.
La promoción de los nuevos proyectos, cuando se hace de manera efectiva, reduce a
más de la mitad las dudas, preocupaciones y temores que puede generar el cambio mismo.
Si se toma el tiempo suficiente para explicar con detalles precisos las razones del cambio y
las ventajas que se obtendrán habrá mayor disposición de los creyentes a asumir estos
cambios participando en forma activa de ellos.

124
CAPITULO X

MANEJANDO LOS CAMBIOS DE PARADIGMA


Notas finales para los pastores

Si usted es pastor y, después de haber estudiado el tema del gobierno bíblico de los
ancianos, encuentra que esa es la voluntad de Dios para la conducción de la iglesia, tendrá
que enfrentarse a la pregunta: ¿y ahora cómo aplico estos conceptos en la iglesia local que
me ha tocado pastorear?
Esta pregunta es natural. Cada vez que renovamos nuestra manera de pensar con
respecto a algún tema, nos enfrentamos al dilema de cómo hacer los ajustes necesarios para
comenzar a aplicar los nuevos conocimientos. Estos ajustes muchas veces implican dejar
de hacer algunas cosas y emprender otras hasta ahora desconocidas. Todo esto causa una
“ansiedad predecible” que debe manejarse apropiadamente a fin de lograr el objetivo de un
ajuste con el menor trauma posible.
De lo que estamos hablando es de los cambios de paradigmas. Un paradigma se
entiende como un esquema o patrón de pensamiento que genera una forma particular de ver
e interpretar la vida. Este patrón se forma lentamente y es resultante de una pluralidad de
condiciones y, aunque no se nota con facilidad cuando está formándose, una vez formado,
controla la manera de pensar y actuar de las personas.
Por ejemplo, una persona que vive en el campo se acostumbra a pensar y actuar de
acuerdo al ambiente donde se encuentra. Su paradigma incluye un contacto permanente y
directo con la naturaleza, muchas actividades manuales, un régimen y horario de trabajo
particular, etc. Si esta persona se muda a una gran ciudad, su paradigma tendrá que
cambiar y ajustarse a su nueva situación. Si logra el ajuste con éxito, al poco tiempo estará
pensado y actuando como un citadino. Si en algún momento regresa a su primera casa en el
campo, todos notarán los cambios que se han operado en él, aunque él mismo no los note.
En él ha ocurrido un cambio de paradigma aunque no se dio cuenta de ello.
La formación de los paradigmas acerca de la conducción de la iglesia experimenta
un proceso parecido. Un misionero o un equipo misionero funda la iglesia. En el proceso
de su desarrollo temprano, se enseña la forma cómo debe ser dirigida o administrada la

125
congregación. Una vez que el misionero o los fundadores ya no están, la iglesia sigue
repitiendo el mismo patrón inicial de gobierno. Con el paso de los años, este patrón se
convierte en un paradigma a través del cual las próximas generaciones entienden la vida de
la iglesia.109
La pregunta sobre cómo poner en práctica los cambios será más crítica en tanto la
iglesia se haya manejado bajo paradigmas congregacionalistas o presidencialistas. Después
de haber estado viviendo mucho tiempo bajo estos modelos no será fácil para algunos
creyentes aceptar los cambios. Debe esperarse algún tipo de resistencia y es natural que así
suceda.
Si una congregación ha sido formada bajo el paradigma congregacionalista, los
creyentes manifestarán un comprensible temor de perder los derechos de la asamblea a ser
“la máxima autoridad”. 110 Especialmente el temor tiene que ver con perder las funciones
de contraloría y supervisión eclesial, propias de la asamblea. Los creyentes tendrán
justificados temores a ser dominados por un grupo que podría imponer sobre ellos sus
caprichos en forma arbitraria y “salirse con la suya”.111 Estemos claros, eso puede suceder
y de hecho, ha sucedido. Nunca será una buena explicación el argumento de: “Nosotros no
permitiremos que esto suceda” porque siempre alguien preguntará: “¿y quién garantiza que
después de ustedes alguien no lo hará?”
Por otro lado, algunos creyentes tendrán también el temor de perder sus derechos a
participar en forma activa en las decisiones de la iglesia. La idea de que el
congregacionalismo le da la oportunidad a cada creyente de aportar algo a las decisiones
que la iglesia tiene o que su voz sea oída y respetada, puede ser una buena razón para
defender este paradigma contra cualquier otro que no garantice las mismas ventajas o que
resulte confuso en esa materia.

109
Este paradigma se ve altamente reforzado si la nueva iglesia pertenece a una organización, asociación o
denominación donde se espera que todas las iglesias tengan la misma forma de gobierno.
110
Hemos leído esta frase en algunos estatutos eclesiales: “La asamblea es la máxima autoridad.” Creemos
que hay un error en lo que se quiere decir y lo que se dice. Lo que se quiere decir es que la asamblea tendrá la
decisión final en cuanto a los asuntos de la iglesia. Decir que la asamblea es la “máxima autoridad” no es
correcto porque la máxima autoridad de la iglesia es Cristo como cabeza (Efesios. 1:22; 4:15).
111
Se genera un conflicto equivocado que tiene la forma de ¿Quién domina a quién? En la iglesia esta
pregunta está descartada porque no se trata de que nadie domine a nadie. Somos un cuerpo donde todos
estamos en interdependencia unos a otros (Efesios. 4:16)

126
Es necesario afirmar que bajo la dirección de los ancianos la iglesia sigue siendo un
cuerpo deliberativo. El término deliberativo se refiere a la capacidad que tiene un grupo de
tomar decisiones luego de juzgar o evaluar atentamente una situación. 112 La iglesia no
pierde esta condición, al contrario, la enriquece. 113 Los ancianos deben consultar con la
iglesia aquellas decisiones que afectaran a la congregación como comunidad. La
incorporación de nuevos ministros, cambios en el actual personal que recibe salario, ajustes
en el presupuesto, establecimiento de directrices, adquisición de nuevos equipos, etc., son
sólo algunos ejemplos de decisiones que afectan a toda la comunidad eclesial y en donde
ella debe participar.
Por supuesto que habrá otras muchas decisiones que el cuerpo de ancianos podrá
tomar sin la participación de la iglesia, como por ejemplo, programa de predicación,
descripción de las funciones ministeriales, supervisión de desempeño ministerial, programa
de restauración espiritual, fortalecimiento de relaciones con otras iglesias, etc.
Dos extremos deben cuidarse: que todo se discuta con la congregación y que nada
se discuta con la congregación. Los ancianos deben ponerse de acuerdo con la iglesia
acerca de cuáles cosas ellos pueden hacer sin consulta previa y cuáles deben ser
consultadas. En el proceso se seguirán haciendo los ajustes necesarios hasta que se logre
un sano equilibrio.
Debemos recordar que el congregacionalismo nació precisamente para preservar el
derecho que tiene cada congregación de decidir sus propios asuntos internos sin la
intromisión del Estado o de otras autoridades externas (Nelson, 1989, 274-276).114 Ese
derecho está preservado bajo la dirección de los ancianos. Ellos deben velar que cada
miembro de la iglesia tenga la misma oportunidad de todos en participar de aquellas
decisiones propias de todo el cuerpo.
En este ambiente de consulta permanente, donde la congregación tendrá la
posibilidad de formar parte de las decisiones, cualquier señal que provenga de los ancianos
que evidencie una imposición arbitraria, decisiones antibíblicas o desviación de la

112
Enciclopedia Electrónica Encarta, 2002.
113
La búsqueda del consenso es mucho más productiva que la aplicación de las reglas parlamentarias como lo
hemos demostrado y da más oportunidad para la participación plena de los miembros.
114
Aunque el congregacionalismo fue al principio una reacción a la intromisión del Estado, poco a poco fue
evolucionando hacia un sistema democrático de gobierno eclesial.

127
naturaleza, misión y visión de la iglesia será prontamente confrontado y corregido por la
iglesia misma, no por votos ni mayorías, sino bajo el mismo espíritu de consenso explicado
anteriormente. Los ancianos tienen prohibido por la Escritura imponer sus decisiones sobre
la congregación y la congregación tiene toda la libertad bíblica de resistir este tipo de
imposición. No se pierde entonces ni la función contralora ni la participación activa de la
congregación bajo la dirección de los ancianos.
No tenemos por qué pensar que la dirección de los ancianos es totalmente
incompatible con la deliberación de la asamblea. Recientemente revisamos una
información proveniente de una conferencia en el Centro Bautista para la Teología y el
Ministerio en el Seminario Teológico Bautista de New Orleans, Louisiana, EE.UU., que
apunta en esta dirección.115 En esta conferencia se debatía acerca de la posibilidad de
unificar los conceptos de un cuerpo de ancianos dirigiendo la iglesia pero manteniendo el
concepto de una iglesia congregacional. El debate fue muy provechoso porque creemos que
abre la posibilidad de ver que ambos conceptos (congregacionalismo y dirección de
ancianos) no son incompatibles sino, al contrario, complementarios y necesarios.
Por otro lado, los creyentes que han sido formados en el paradigma presidencialista
donde un solo pastor ejerce la dirección de la iglesia sin la participación ni el control de la
congregación podrían ver un peligro en permitir que un grupo dirija la iglesia. Las
dificultades de varias personas para ponerse de acuerdo, los choques debido a los diferentes
caracteres o puntos de vista, la posibilidad siempre probable de que el equipo se fracture y
esto pueda conducir a una división de iglesia, son peligros reales.
La verdad es que es más difícil para un equipo ponerse de acuerdo que para una sola
persona. Sin embargo, es más difícil para una sola persona guardarse a sí mismo de los
peligros del poder, el sexo ilícito, el mal uso del dinero, la manipulación, los errores de
interpretación, por nombrar sólo algunos de los grandes peligros con los cuales Satanás ha
atacado a los pastores. Por eso Pablo advirtió a los ancianos de Éfeso que velaran por ellos
mismos y por la grey (Hechos 20:28). Una vigilancia, apoyo y rendición de cuentas mutua
será un enorme beneficio para aquellos pastores que están acostumbrados a dirigir la iglesia
en forma solitaria.

115
Esta conferencia se realizó entre el 5 y 7 de febrero del 2004. La información está disponible en la
siguiente dirección: www.baptistcenter.net, JBTM 3.1, Spring 2005.

128
Por otro lado, la dirección plural de la iglesia es una excelente aplicación de
Proverbios 11:14: “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de
consejeros hay seguridad”. Son invalorables las ventajas de que un cuerpo colegiado dirija
la iglesia. Diferentes puntos de vista son considerados, hay un balance en los enfoques de
las actividades, la carga de la iglesia es repartida entre los ancianos, por nombrar algunas de
esas ventajas.
Cada argumento que un hermano pueda usar para expresar sus temores o dudas
sobre la funcionabilidad de un cuerpo de ancianos en la iglesia local debe ser oído con
atención y respeto. Recordemos que cada uno defiende el paradigma que hasta ahora ha
considerado verdadero. Los creyentes no se resisten a los cambios simplemente por querer
llevarle la contraria a usted. Ellos están convencidos de la veracidad de sus enfoques.
Algunos aspectos que deben evitarse cuando estamos en el proceso de un cambio de
paradigma son:
1. Evite las discusiones acaloradas o polémicas, especialmente en reuniones
públicas. Muchas veces lo que se rechaza no son las ideas sino las actitudes
cómo estas ideas son presentadas.
2. No ataque las estructuras existentes. Enfocarse en cuestionar lo que existe en
lugar de demostrar bíblicamente lo que debe existir producirá mayor resistencia
en los creyentes.
3. No utilice etiquetas para describir a los creyentes. Decir por ejemplo, “usted es
congregacionalista” es una forma inapropiada de dirigirse a los hermanos.
4. Nunca amenace a los creyentes.
5. No haga comparaciones con otras iglesias. Comparar no es demostrar. Su
objetivo es la demostración bíblica de un principio, no “querer ser como otra
iglesia”.
Tome en cuenta estas consideraciones durante el proceso de los cambios de
paradigmas eclesiales:
1. Siempre será preferible empezar por estudiar a fondo lo que dice la Biblia.
Empezar por un estudio bíblico tiene la ventaja de que los creyentes revisarán
sus paradigmas a través de los textos de la Biblia.

129
2. Asegure que los líderes claves de la iglesia sean expuestos a estos estudios. La
expresión “líderes claves” se refiere a aquellos creyentes que ejercen algún tipo
de influencia en la congregación.
3. Combine los estudios bíblicos en grupos pequeños con predicaciones
expositivas a toda la congregación. En los grupos pequeños pueden estar los
líderes y creyentes claves de la iglesia. Puede estudiarse un material inductivo
como “Los ancianos que gobiernan bien” o “Naturaleza y misión de la iglesia”.
En las predicaciones expositivas puede iniciarse una serie de sermones en el
libro de Hechos sobre “Los principios que caracterizaron a la iglesia del siglo
uno” o en las cartas de Pablo a Timoteo y Tito sobre “La consolidación de la
iglesia”.
4. Vaya al ritmo que la congregación le permita. El deseo de ver pronto los
cambios que hemos pensado pueden impulsarnos a hacer comentarios o
señalamientos que se adelantan a lo que los creyentes pueden ver en la Escritura.
Afirmaciones como estas son semejantes a tomar un niño pequeño por la mano,
correr a alta velocidad y pretender que él nos acompañe.
5. Mantenga una actitud apropiada durante todo el proceso. La forma cómo se
exprese y cómo trate a los creyentes será tan determinante (y a veces más
determinante) como lo que usted dice. Humildad para reconocer sus
limitaciones, amabilidad para con aquellos que asuman una actitud fuerte,
sensibilidad en entender los temores de los demás son virtudes imprescindible
para dirigir procesos de cambios. Estas virtudes deben estar apropiadamente
combinadas con la firmeza en las declaraciones, la consistencia con el texto
bíblico y la seriedad de los planteamientos.
6. Tome tiempos de pausa para que los creyentes procesen los nuevos
pensamientos. El procesamiento de las ideas necesita tiempo. A veces será
necesario parar el ritmo por varias semanas o meses hasta que se haya procesado
bien las ideas. No le tenga temor a estas pausas, al contrario, aprenda a usarlas
con sabiduría. Recuerde que no hay prisa ninguna.
7. Tenga preparada las respuestas a preguntas claves que usted cree que van a
surgir durante el proceso. Por ejemplo, se harán preguntas acerca de qué se va a

130
hacer con las estructuras anteriores que se tenían (directivas, copastores,
pastores asociados, etc.), sobre los estatutos, sobre la relación con la
organización (si es el caso) y otras parecidas. Usted que conoce su
congregación sabrá cuáles serán sus inquietudes. Nunca se adelante a la
pregunta. Prepare sus respuestas bien sustentadas y cuando ocurran las
preguntas, responda con humildad, comprensión y amor.
8. Cuando aprecie que la congregación ya ha entendido que el liderazgo de una
pluralidad de ancianos es el modelo bíblico para la conducción de la iglesia,
tendrá usted la oportunidad de sugerir a la asamblea un tiempo de oración para
pedir la dirección del Señor en la elección de los posibles candidatos al cuerpo
de ancianos. Tómese todo el tiempo que sea necesario para esta escogencia,
especialmente si usted no puede todavía ver que alguien llene los requisitos
bíblicos.
9. Una vez que estén listos para este paso tome en cuenta las instrucciones
ofrecidas en el punto “Incorporación de un nuevo anciano”. Claro, hay que
hacer los ajustes necesarios porque aquí no se trata de incorporar un nuevo
anciano a un Cuerpo de Ancianos ya existente sino de iniciar más bien un
cuerpo colegiado de ancianos. Para este caso las siguientes recomendaciones
pueden ser prácticas:
a. En un principio quizá debe pensarse en escoger a uno o dos hombres
calificados y no intentar establecer un cuerpo de ancianos muy amplio.
b. Debe asegurarse que estos nuevos ancianos entiendan bien qué significa y
cómo funciona un cuerpo de ancianos. Sería recomendable que los
candidatos hayan estado recibiendo del pastor los estudios mencionados
anteriormente.
c. Debe explicarse con toda claridad a toda la iglesia el perfil bíblico del
anciano. Si es posible, debe entregarse a cada miembro de la iglesia una hoja
describiendo con toda claridad estos requisitos y sus implicaciones para los
creyentes.116

116
Recomendamos para la elaboración de esta hoja explicativa el libro de Gene Getz “El perfil de un líder”.

131
d. Las evaluaciones a los candidatos recomendadas en el capítulo seis deben
ser hechas por el mismo pastor. En un inicio quizá él mismo sea el que
cuente con la mayor claridad acerca de los criterios que está buscando en los
hombres que deben formar parte del cuerpo de ancianos. Aunque si hay
miembros sabios de la iglesia que puedan ayudar con la elección no debe
quitárseles esta oportunidad.
e. Una vez que se encuentre a la persona o personas idóneas para ser parte del
cuerpo de ancianos de la iglesia, el pastor debe preparar el acto de
ordenación. Para ello sería bueno contar (por ser el primer cuerpo de
ancianos de la iglesia) con la presencia de otros pastores de la zona o de la
misma organización. La presencia de otros pastores sería un buen apoyo a
este primer acto de ordenación de un cuerpo de ancianos.
Finalmente debe advertirse que la mayor barrera a vencer en el cambio de
paradigma de un solo pastor a un cuerpo de ancianos es el pastor mismo. El mismo pastor
debe estar preparado para conducirse en un cuerpo de ancianos. La tentación de querer
tener “la última palabra”, de tener toda la consideración del grupo, de seguir siendo
respetado por la congregación como “el pastor”, 117 de recibir las cartas de la iglesia a su
nombre, etc. puede hacerlo flaquear en su deseo de establecer un cuerpo de ancianos.
Ahora él será simplemente un miembro más del cuerpo de ancianos (aun cuando reciba
sustento como pastor de tiempo completo).
Ahora el pastor se sentará alrededor de una mesa con hombres que tendrán la misma
responsabilidad y autoridad que él. Las ideas serán expuestas y tendrán que llegar a un
consenso bajo la guía del Espíritu Santo. Tendrán que tener una sola posición frente a la
iglesia y esto requiere horas de conversación en un ambiente de humildad, comprensión,
respeto y amistad.
El primero que debe cambiar el paradigma en su propia mente es el pastor. Si no
está totalmente preparado para ello sería mejor esperar hasta que se sienta totalmente listo
para trabajar bajo el concepto de un cuerpo de ancianos. Sería recomendable recibir los
consejos de ancianos que ya estén funcionando como cuerpo de ancianos en alguna iglesia
local. Estos consejos son muy valiosos ya que aparte de tener las convicciones bíblicas,

117
Ya no seguirá siendo el único homenajeado en el “día del pastor”.

132
estos ancianos tienen la experiencia para orientar al pastor en los asuntos que deben evitarse
y asumirse en el proceso.

133
CAPITULO XI

A MANERA DE TESTIMONIOS118

Queremos incluir aquí una sección en la cual algunos hombres que han estado
ministrando bajo la figura de cuerpo de ancianos compartan lo que esta experiencia ha
significado para ellos. El valor de estos testimonios es mostrar, desde distintas
perspectivas, cómo los principios bíblicos del liderazgo corporativo de ancianos cobran
vigencia en distintos contextos eclesiales.
Es nuestra oración que algún día usted pueda también compartir un testimonio como
estos.

Rodolfo Oliveros, anciano de la iglesia Dios es Amor de Maturín, Venezuela.

La bendición de pertenecer a un cuerpo de ancianos donde rendimos cuentas


mutuamente.
Uno de los mayores retos y, al mismo tiempo, una de las áreas que más disfruto
dentro de mi trabajo en el equipo pastoral es el momento donde todos los ancianos nos
sentamos alrededor de nuestra mesa de trabajo y nos disponemos a rendir cuenta de nuestra
vida ministerial (por supuesto incluida nuestra responsabilidad con la familia y trabajo
secular).
¿Por qué digo que lo considero un reto? Porque desde muy adolescente me levanté
lejos de la mirada de mis padres, y así fui creciendo y aprendiendo a tomar mis propias
decisiones sin tomar en cuenta a nadie y sin consultar con los demás. Ya más joven, a los
diecisiete años salí no solo de la mirada de mis padres sino también lejos de su alcance y
estuve por doce años fuera de mi ciudad, tomando mis propias decisiones y asumiendo
todos los riesgos.
De manera que desarrollé un carácter fuerte, dominante y hasta impositivo,
características totalmente opuestas a las exigidas por el apóstol Pablo para los ancianos de

118
Estos testimonios se incluían en la primera edición, y están presentados aquí sin cambios ni
actualizaciones.

134
la iglesia. Por eso fue para mí un gran reto dejar que el Señor moldeara mi vida y
transformara mi carácter para que así hoy en día yo pueda sentarme junto a mis hermanos
ancianos y rendir cuenta de lo que hago.
Pero qué alentador es y qué ánimo cobramos todos, después que nos escuchamos y
nos corregimos para seguir adelante viendo nuestra iglesia crecer.
Definitivamente el apóstol Pablo fue dirigido por el Espíritu Santo cuando se dirige
a los ancianos de Éfeso y les exhorta no solo a cuidar del rebaño, sino y en primer lugar
cuidar, velar por ellos mismos: “mirad por vosotros…” (Hechos 20:28); es decir, que los
líderes debían apoyar y animar a sus colegas de ministerio.
El apóstol Pablo, consciente del peligro que representa los enemigos del creyente, es
decir, la carne, el mundo, los deseos pecaminosos y el propio Satanás; y convencido de que
los líderes no escapan a estos peligros, lanza entonces este llamado de atención para animar
a los ancianos a cuidarse entre sí. Esto es lo que hemos llamado “La rendición mutua de
cuentas entre ancianos”.
Los versículos 29 y 30 del pasaje antes mencionado, nos muestra otros peligros que
el apóstol está mirando en el horizonte de la iglesia, de tal manera que Pablo instó de
forma precisa a los ancianos reunidos en Mileto, en primera instancia, a que velaran,
cuidaran y se protegieran entre sí, para que entonces arraigados y cimentados en Cristo
Jesús pudieran llevar a cabo la gran tarea de “cuidar el rebaño de Dios”.
Rendir cuentas no es nuestra naturaleza, al contrario nos resistimos a la autoridad y
por lo general somos independientes, autónomos, y no queremos que nadie controle
nuestras vidas. Trabajar en equipo y estudiar las Escrituras nos ha enseñado la importancia
y lo necesario de cuidarnos mutuamente para mantenernos siempre dentro de la visión.
Hoy en día el estar cuidándonos como ancianos, el conocer y orar por las
necesidades más íntimas, es algo que nos ha ayudado a crecer mucho como Equipo
Pastoral.

Importancia de rendir cuenta


En primer lugar el estar pendiente los unos de los otros nos mantiene enfocados en
la visión de la iglesia. Cuando trabajamos solos en el Ministerio Pastoral uno de los
mayores riesgos está en la posibilidad de conducir a la iglesia fuera de su naturaleza, visión
y misión. Es así como llegamos a ver iglesias convertidas en Club de Socios que influyen

135
unos más que otros o en juntas de beneficencias públicas o simplemente iglesias que se
desarrollan según el don del líder o pastor de turno.
En nuestra experiencia como ancianos ha sido vital reunirnos para dar cuenta del
trabajo ministerial que estamos desarrollando. El trabajo en equipo nos ha permitido
adquirir una clara visión de hacia dónde queremos conducir nuestra iglesia y cada anciano
se preocupa por desarrollar sus dones en ministerios que ayuden al logro de dicha visión.
De manera que cuando alguno de nosotros presenta planes y proyectos al equipo, todos
vamos a estar pendientes que estos planes ayuden al logro de nuestra visión. Y cuando
presentamos nuestros proyectos e informes todos vamos a estar listos para orientar y
corregir si fuere necesario el esfuerzo de nuestro anciano hacia el objetivo principal, la
visión de la iglesia.
En segundo lugar rendir cuenta nos permite desarrollar un carácter apropiado. Los
ancianos que me acompañan en la dirección de la iglesia son hombres de distintas edades,
niveles educativos y por supuesto de carácter. Sin embargo hemos aprendido que cuando
estamos sentados en la mesa de trabajo, todos somos iguales. Rendir cuenta nos ha
permitido madurar en nuestro carácter. Qué difícil se hace en momentos tener que aplazar
un viaje o detener un proyecto o tal vez dar un paso atrás en un plan o proyecto que
creemos saludable para la iglesia, pero que al ser presentado el equipo de ancianos restante
no ve este plan en ese momento viable o tal vez piensa que hay que modificarlo o
sencillamente pararlo por el momento. Es allí cuando debes tener la suficiente humildad
para aceptar que las horas que invertiste para desarrollar este plan están en este momento a
disposición del resto de los ancianos. Tal vez puede parecernos injusto, pero es allí donde
vemos que el rendir cuenta nos lleva a poner a prueba nuestro carácter y reconocer que tal
vez ellos tienen razón y yo necesito repensar en el plan presentado.
Rendir cuentas no es solamente contar y hablar de nosotros, lo que hacemos en
nuestro ministerio (que incluye lo que hacemos en nuestro trabajo en la iglesia, lo que
hacemos en nuestro hogar y con la familia y lo que hacemos en nuestros trabajos seculares).
Es estar dispuesto a aceptar que el equipo pueda velar por cada una de las áreas de nuestra
vida y someternos a las respectivas recomendaciones y consideraciones que puedan
hacernos a cada una de estas áreas. Lo más hermoso es ver la sincera y bíblica

136
preocupación del equipo por vernos desarrollar ministerios sanos y ser hombres de carácter
apropiado.
El rendir cuenta dentro del equipo también nos motiva a esforzarnos cada día a
mejorar nuestro rendimiento dentro del ministerio que estamos desarrollando. Hay
momentos donde oímos de cada anciano un informe de su trabajo, ministerio, y al día lo
que el hermano está haciendo, eso motiva al resto. Y si alguno por alguna razón no ha
podido cumplir, es el momento en que el resto del equipo le anima, tal vez si es necesario
corrigen fallas y lo impulsan a seguir trabajando. Pero nunca sería igual si cada anciano
anda por su cuenta, haciendo lo que mejor le parece y sin comunicar sus planes al equipo.
Esto sería ver a la iglesia yendo por distintos caminos y dando un paso adelante y otro para
atrás.
Hoy más que nunca se hace necesario ser fiel al texto bíblico al tener iglesias
gobernadas por un cuerpo de ancianos (Hechos 14:23), especialmente en estos tiempos
cuando se levantan tantos nuevos movimientos, corrientes, doctrinas que fácilmente
cautivan líderes y postran iglesias. Mantener la centralidad en la Palabra de Dios es vital,
desde allí nuestro apóstol Pablo con su clamor a protegernos, cuidarnos y ayudarnos unos a
otros, líderes ancianos que trabajando en equipo y rindiendo cuenta sinceramente, veremos
cada día iglesias más sanas que crecen y glorifican el nombre de Dios.

Pat Pieters, anciano en la Community Bible Church en Marietta, Georgia, USA.

Yo llegué a ser cristiano a la edad de 33 años. En aquel tiempo, me incorporé a una


iglesia local de la denominación “Los Hermanos”. Estas iglesias locales estaban bien
arraigadas en el concepto bíblico del gobierno y la supervisión por ancianos. Mientras
estaba en este entorno, rápidamente vi la sabiduría de Dios en prescribir una pluralidad de
liderazgo. Los cuatro ancianos que guiaban a la iglesia estaban dotados en maneras
diferentes y únicas. Para un nuevo cristiano, era una vista diferente en cuanto a cómo una
familia eclesial debería operar, en comparación con otras iglesias que yo había asistido o de
las cuales había escuchado. Vi claramente el poder de tener una pluralidad de liderazgo.

137
La belleza de esto me dio la impresión de que era un concepto significativo e impactó mi
crecimiento inicial como creyente.
Estuve en esa iglesia por tan solo tres años y me mudé debido a las
responsabilidades del trabajo. Me encontré buscando una nueva iglesia en una nueva
ciudad y en una cultura algo diferente. Mientras buscaba una iglesia, había dos aspectos
importantísimos que esperaba encontrar: Uno era la enseñanza bíblica sólida, y el otro era
el liderazgo por ancianos. No había muchas iglesias que reunían los dos requisitos. Pero
encontré una. La Iglesia Bíblica Community; esta era una iglesia así.
Tal y como lo había experimentado en mis años tempranos como cristiano, encontré
que la pluralidad de liderazgo proveía un marco de seguridad espiritual para mí y para mi
familia. Mientras pasaban los años, participaba mucho en el ministerio de la enseñanza de
la iglesia. Pronto, después que me uní a esta comunidad local de creyentes, el liderazgo de
la iglesia comenzó un programa riguroso y disciplinado de entrenamiento para hombres
para el liderazgo futuro de la iglesia. Se llamaba Educación Teológica Basada en la Iglesia
Local (ETBIL) y este entretenimiento llegó a ser la base de formación dentro de la iglesia.
Mientras yo participaba en este entrenamiento, algunas cosas llegaron a
evidenciarse. Uno era que yo estaba integrado a un programa de aprendizaje que era único
y poderoso. De hecho, por ser yo un Especialista de Aprendizaje y Asesor de la compañía
IBM, empecé a ver el tremendo valor de este tipo de aprendizaje que se basaba en la iglesia
y era entrenamiento hecho mientras uno estaba en el ministerio, no solamente “para el
ministerio”. Es un acercamiento poderoso de aprendizaje que requiere que los adultos
aprendan bien. Encontré también que yo podría entender, relacionarme y estar en el mismo
sentir con el liderazgo de la iglesia mientras pasábamos por los varios cursos del programa.

Eventualmente, todo esto llegó a ser más significativo cuando los ancianos me pidieron que
me uniera con ellos en el equipo de ancianos. Era fácil en un sentido porque yo había
estado “cara a cara” con ellos por años en ETBIL. Podía ver que yo armonizaba con ellos
en toda la teología y la eclesiología que necesitaba para ayudar en la dirección de la iglesia.
No puedo enfatizar demasiado lo importante que eso ha llegado a ser durante los años
mientras continuamos ministrando y sirviendo como cuerpo de ancianos.

138
Nuestro mismo sentir es un resultado directo de ETBIL. Esto no solamente nos ayuda
como un equipo de ancianos sino también es saludable para la iglesia. La iglesia local
puede ver la Palabra de Dios en acción como debe ser, sin disensión ni discusión en el
equipo de ancianos. En vez de tener diferencias, son trabajadas y resueltas usando
principios aprendidos en ETBIL.

Doy gracias a Dios por Su Soberanía en guiarme a una iglesia en mis primeros años de fe
que era un espejo de Su Palabra y Su amor a través de un cuerpo de ancianos. También le
doy gracias porque me ha provisto la oportunidad de vivirlo en mi propia vida y en mi
iglesia local como parte de la pluralidad de ancianos aquí en la Iglesia Bíblica Community.

139
CONCLUSION

Dios ha establecido una forma clara y definida de cómo su iglesia debe ser
conducida. Si nos acercamos con honestidad a la evidencia bíblica veremos que un cuerpo
plural de ancianos calificados que dirigen la iglesia en forma colegiada ha sido el diseño
original cómo Dios quiso que su pueblo fuese guiado. Este patrón lo encontramos en forma
consistente a través de todo el Nuevo Testamento. Es imposible estudiar detenidamente el
texto bíblico y no darse cuenta de ello.
Es lamentable que la iglesia se haya apartado de este patrón y haya establecido
nuevas formas de dirección que nada tienen que ver con el plan divino. Desde el segundo
siglo comenzó a distorsionarse el modelo bíblico al usar los términos obispo y anciano
como rangos diferentes de jerarquía. Las distorsiones continuaron y se hicieron mayores
hasta el punto de configurarse una estructura piramidal altamente jerarquizada que subsiste
hasta nuestros días. Durante la reforma, algunos hombres intentaron regresar a la Biblia en
materia de doctrina, culto y organización eclesial pero no fue fácil recuperar totalmente el
modelo bíblico de la dirección colegiada de ancianos calificados.
Creemos que nunca es tarde para regresar al patrón bíblico aunque admitimos que
en algunos casos costará más que en otros. Las tradiciones, las estructuras
denominacionales y las formas legales son sólo algunos de los elementos a considerar en el
camino de regreso al modelo bíblico de la dirección por ancianos. Sin embargo, aunque las
dificultades son predecibles, el hecho de saber que estamos obedeciendo al Señor debe ser
suficiente estímulo para asumir con valentía y humildad los cambios necesarios.
Nuestro compromiso es entender los principios bíblicos y obedecerlos, el de Dios
bendecir ese compromiso. Estamos en la misma situación que los ancianos de la iglesia de
Éfeso quienes, por tener frente a sí la responsabilidad de velar por ellos mismos y por todo
el rebaño de Dios, necesitaron el ánimo del apóstol para seguir adelante. Y ellos, al igual
que nosotros, hemos sido encomendados a Dios y la palabra de Su gracia que tiene poder
para sobreedificarnos y darnos herencia con todos los santificados. Ese es nuestro mayor
recurso en este proceso.

Que Dios nos bendiga,


Los ancianos de la Iglesia Evangélica “Dios es Amor”

140
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ÍNDICE DE TEXTOS BÍBLICOS
1 Corintios 6:7....................................................25 1 Timoteo 6:10 ................................................. 109
1 Corintios 11:17...............................................113 1 Timoteo 6:6-8 ................................................ 109
1 Corintios 15:12.................................................53 1 Timoteo.5:17 ................................................... 35
1 Corintios 16......................................................66 2 Crónicas 16:9..................................................... 9
1 Corintios 16:15-18 ...........................................68 2 Pedro 1:6....................................................... 102
1 Corintios 16:16.....................................67, 69, 72 2 Tesalonicenses 2:1-2 ....................................... 54
1 Corintios 16:17-18 .....................................65, 66 2 Timoteo 1:7 ................................................... 102
1 Corintios 4:12...................................................72 2 Timoteo 2:2 ..................................................... 92
1 Corintios 9:14.............................................71, 72 3 Juan 9-10 ....................................................... 110
1 Corintios 9:9.....................................................71 3 Juan 9-11 ......................................................... 23
1 Pedro 1:7 ..........................................................21 Colosenses 3.8-10............................................. 102
1 Pedro 3:6 ..........................................................69 Colosenses 3:18 .................................................. 69
1 Pedro 5.1-3 .....................................................101 Colosenses 3:18-21............................................. 22
1 Pedro 5.1-4 .......................................................35 Colosenses 3:5 .................................................. 109
1 Pedro 5:1-3 ................................................34, 40 Deuteronomio 17:6 ............................................. 73
1 Pedro 5:1-4 ................................................13, 56 Deuteronomio 19:15 ........................................... 73
1 Pedro 5:2 ..........................................................12 Deuteronomio 25:4 ............................................. 71
1 Pedro 5:3 ................................................102, 110 Eclesiastés 4:9 ...................................................... 6
1 Pedro 5:8-9 .......................................................24 Efesios 4.11 ........................................................ 26
1 Samuel 15...........................................................9 Efesios 4:10 ........................................................ 12
1 Samuel14:24-45 ...............................................19 Efesios 4:11 ........................................................ 12
1 Samuel2:12-36 .................................................19 Efesios 4:15 ...................................................... 125
1 Tesalonicenses 2:9 ...........................................72 Efesios 5:21, 24 .................................................. 69
1 Tesalonicenses 3:8 ...........................................72 Efesios 6:1, 5 ...................................................... 69
1 Tesalonicenses 5:12 ...................9, 12, 66, 67, 72 Efesios. 1:22 ..................................................... 125
1 Tesalonicenses 5:12-13 ......................65, 70, 110 Efesios. 4:16 ..................................................... 125
1 Tesalonicenses 5:13 ...................................66, 67 Éxodo 14:26 ....................................................... 57
1 Tesalonicenses5:12 ..........................................35 Éxodo 18:14-26 .................................................. 56
1 Tesalonisenses 5.12..........................................35 Éxodo 18:21 ....................................................... 24
1 Tesalonisenses5:12 ..........................................30 Éxodo.3:16 ......................................................... 10
1 Timoteo 5:17 .................................................33 Filipenses 1:1.................................... 12, 30, 32, 35
1 Timoteo 3:4-5.................................................20 Filipenses 3:2...................................................... 53
1 Timoteo 5:17-18.............................................70 Gálatas 1:6 .......................................................... 53
1 Timoteo 5:19 ..................................................72 Gálatas 5:17 ........................................................ 23
1 Timoteo 3.1-7................................................100 Gálatas 5:23 ...................................................... 102
1 Timoteo 3:1 .....................................................90 Gálatas 6:1-2..................................................... 103
1 Timoteo 3:1-7..........................................91, 101 Gálatas 6:6-10............................................... 71, 72
1 Timoteo 3:1-9..................................................93 Génesis 1:26-28 .................................................... 8
1 Timoteo 3:2 .....................................................24 Génesis 13:1-10 .................................................. 22
1 Timoteo 3:3 .........................................23, 24, 25 Génesis 13:8 ....................................................... 22
1 Timoteo 3:3, 8 ...............................................109 Génesis 13:9 ....................................................... 22
1 Timoteo 3:3-6..................................................23 Hebreos 13:7, 17................................................ 12
1 Timoteo 3:4 .....................................................19 Hebreos 13.7, 17................................................. 35
1 Timoteo 5.22 ...................................................93 Hebreos 13: 17.................................................... 55
1 Timoteo 5:17-18..............................................71 Hebreos 13:17......................... 68, 69, 70, 107, 110
1 Timoteo 6:6-10................................................24 Hebreos 3:7, 17, 24............................................. 12
1 Timoteo 3:1, 2 ..................................................12 Hechos 13.1-3.................................................... 97
1 Timoteo 3:1-7...............................11, 40, 71, 111 Hechos 11.30 ........................................................ 9
1 Timoteo 3:2 ..........................................18, 53, 72 Hechos 11:29-30 ................................................ 30
1 Timoteo 3:5 ......................................................56 Hechos 11:30 ...................................................... 58
1 Timoteo 4:14 ....................................................58 Hechos 13 ............................................................. 2
1 Timoteo 5.17 ....................................................12 Hechos 13:1-3..................................................... 58
1 Timoteo 5:17 ..............................35, 55, 108, 109 Hechos 14:23 ...................... 10, 30, 35, 58, 93, 136
1 Timoteo 5:17-22...............................................71 Hechos 15 ....................................... 10, 30, 39, 106

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Hechos 15:1-2 .....................................................31 Proverbios 11:14............................................... 128
Hechos 15:2, 6, 22 ..............................................58 Proverbios 16:31................................................. 98
Hechos 16:4 ..................................................31, 58 Romanos 12:2 ................................................... 102
Hechos 16:5 ........................................................39 Romanos 12:8 ..................................................... 12
Hechos 17:11 ........................................................7 Romanos 13: 1-7 .................................................. 8
Hechos 18:3-5 .....................................................72 Romanos 6:16 ..................................................... 69
Hechos 2:42 ..........................................................9 Romanos 8:29 ................................................... 102
Hechos 20.17.......................................................35 Santiago 5: 14 ..................................................... 35
Hechos 20.28.......................................................12 Santiago 5:14 ..................................................... 34
Hechos 20:17 ..........................................30, 31, 35 Tito 1.5 ............................................................... 35
Hechos 20:17-35 ...........................................10, 53 Tito 1.5-9 ...................................... 91, 93, 100, 101
Hechos 20:28 ..12, 13, 26, 31, 55, 58, 70, 110, 127 Tito 1:12 ............................................................. 92
Hechos 20:30 ....................................................104 Tito 1:5 ................................................... 30, 34, 93
Hechos 21:18ss ...................................................32 Tito 1:5-9 .............................................. 11, 40, 111
Hechos 5:2 ............................................................9 Tito 1:6 ......................................................... 18, 19
Hechos 6:2-3 .....................................................113 Tito 1:7 ........................................... 12, 23, 24, 109
Hechos.11:30 ......................................................10 Tito 1:8 ......................................................... 24, 25
Hechos4:35 ...........................................................9 Tito 1:9 ......................................................... 26, 92
Isaías 60:17 .........................................................16 Tito 1:9-11 .......................................................... 26
Lucas 10:7 .....................................................71, 72 Tito 2:1-9 ............................................................ 92
Marcos 10:42-44 ...............................................109 Tito 2:5 ............................................................... 69
Mateo 18:16 ........................................................73 Tito 3:8 ............................................................... 92

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