Escuela de Letras Taller de Expresión Oral y Escrita Profesor: Jorge Romero Integrante: Rubert Mendoza Sección ``A`` 11/2019
La realidad y sus diversas formas
En nuestra cotidianidad, experimentamos tantas circunstancias hostiles que
no le damos importancia, aun así catalogándolas de absurdas y sin sentido. Está de más, ya que desde nuestro mundo individual solemos juzgarlo todo, como experiencias buenas y malas, debido a que esa es nuestra visión de la realidad. Lo mismo ocurre con: el odio, amor, belleza, fealdad, los separamos categóricamente llevándolos a los extremos de la dualidad, sin analizar antes, que no están separados sino que se complementan, por lo tanto, es esta indivisible y armónica. Inicié con este argumento, por la sencilla razón de que muchos hemos tenido una crisis existencial y, hemos juzgado esta dualidad sin antes reflexionar sobre ella. Esta es la historia que Clarice Lispector nos muestra en Ana a través de su cuento ʺAmorʺ. De ella he aprendido y valorado, el auto interrogarse, ese ¿Por qué? dentro de mí, me lleva esa reflexión que debo hacer sobre la realidad y sus diversas formas, sin juzgarlas, simplemente observándolas, aceptándolas como parte de un todo. Nuestra protagonista Ana es madre, ama de casa y esposa al mismo tiempo, es una persona ordinaria y un poco hastiada de su vida. Ella durante el viaje en el tranvía empieza un proceso de autoconocimiento, donde hace algunas conclusiones y termina deduciendo que ama su vida con repugnancia. Vive encerrada en un ciclo que ella misma fabricó y, en ese instante de libertad que tiene mientras va en el tranvía y, luego en el jardín botánico anhela, cambiarlo por su juventud, ser otra persona. Es cautiva de su monótona vida pero a la misma vez es libre, al romper esa monotonía temporalmente y, ver desde otra óptica su concepción de la vida y su mundo. Ahora en el tranvía, se hallaba sumergida en un éxtasis espiritual, que hacía que incrementara aún más su angustia existencial. Cuando ve al ciego su sensibilidad está bastante elevada determinando que ella también ha sido ciega, y es él quién le devuelve la vista a ella. Logra verse a sí misma libre, joven, bella, feliz y realizada, sin ninguna responsabilidad que la ate a algo o alguien. Cosa totalmente diferente a la vida que estaba llevando. También emerge de su interior esa piedad genuina hacia el ciego, una belleza que también hay en la espesa obscuridad. La bolsa de tela, símbolo de su mundo limpio, paso a ser luego viscoso y asqueroso. Esa es la otra cara de la vida. Este inicio introspectivo de Ana, me condujo a un mar de palabras que me ha motivado mucho a profundizar sobre mi vida, en cada decisión que tome, en los detalles de cada suceso que viva, sin juzgarlos, empero, aceptándolos como resultados de una realidad armónica y sublime. A pesar de lo grotesco, absurdo, horrible, viscoso y asqueroso que sea mi mundo, puedo hallar en él lo bello, armónico y excelso. Depende de la percepción que tenga sobre la realidad. Ese jardín bello, aunque también tenebroso en la hora de la tarde, la mas peligrosa. Está impregnado de fragancias, lleno de luz y obscuridad, es el bien y el mal complementándose, desde lo micro a lo macro se contempla una unidad. Y esa misma percepción del mundo que tuvo Ana en ese momento en el jardín botánico, vino hacer una respuesta de su vida, es lo que ocurría de otra forma en su hogar diariamente, como ciclos interminables. Este mundo podrido y asqueroso, aunque a la misma vez bello y esplendido, nos da repugnancia pero a la vez fascina, a veces lo odiamos y al mismo tiempo lo amamos. Es un amor ciego e incomprensible.