En estos últimos días hemos visto una vez más la incapacidad que nuestras autoridades

muestran a la enorme cantidad de problemas que aquejan al país. Hemos visto que a
lo largo de la historia de nuestro país a nuestros gobernantes les ha resultado
complicado el hacer bien el trabajo de servidores públicos, y no es para más, la enorme
ignorancia que nuestros pueblos han tenido ha hecho que muchos de nuestros
funcionarios y aristócratas sigan aprovechando de esas ventajas que le da nuestra
querida patria. Creo que el éxito de la administración pública se verá cuando todos y
cada uno de los guatemaltecos iniciemos a respetar el sistema jurídico del país, en la
medida que un Estado de Derecho bien fundamentado e institucionalizado estén en
plena aplicación y vigencia. Se ve que en la actualidad muchos países están
evolucionando, actualmente estamos viviendo cambios en la forma de cómo se están
asumiendo responsabilidades, partamos desde los cambios que se están dando en la
economía, estos cambios que se dan, son cambios para bien. En Guatemala estamos
experimentando una serie de cambios, cambios que son ciertamente irónicos e
incongruentes, ya que basados en un principio de orden, deberían de ser más lógico el
cambio para bien. Si nos damos cuenta, desde que se firmaron los acuerdos de paz
entre la guerrilla y el gobierno de Guatemala, como que la línea de gobernanza no ha
sido la correcta, partamos primero en el irrespeto que se le empezó a dar a las normas,
desde funcionarios hasta los mismos ciudadanos diariamente cometemos faltas, que
van desde pasarse el alto de una calle en el automóvil, así como tirar la basura en
cualquier lugar, otros hasta delitos cometen, esto como consecuencia que se fomentó
y se ejemplificó que las normas y leyes son para ser violadas y que no hay autoridad
para hacerlas cumplir y que también la autoridad las debe de violar. Segundo punto:
la línea doctrinaria que debe de tener el estado para con sus ciudadanos se dejó de
percibir, recuerdo que de niño en la escuela pública en la que yo estudié, me
fomentaron, el respeto a mis mayores, no golpear a mis amiguitos, ser servicial, ser
ordenado, me enseñaron a diferenciar entre el bien y el mal, a respetar a mis
autoridades y que mis autoridades eran las que representaban y defendían mis
intereses, independientemente que fuera un niño, ya que en un futuro me convertiría
en un ciudadano como lo soy ahora, además me enseñaron a querer y amar a mi País
sobre todas las cosas y primordialmente a creer en un solo Dios, que bajo los principios
y doctrinas espirituales que también, independiente de la religión que profese, me
tenía que convertir en un ser humano de bien, trabajador y mucho más. Tercero, ¿qué
exactamente hizo que nuestra historia cambiara tan rotundamente?, esa respuesta
muchos le hemos ido descubriendo recientemente, si se supone que se firmaron unos
acuerdos para parar esa tonta idea de querer buscar beneficios del estado. Y que
aparentemente esto daría un orden legítimo a él. Como consecuencia se cambio el
rumbo de esto, iniciando con el gobierno del presidente Serrano Elías, en el que
hubieron muchos intereses de por medio, no sé exactamente quién tenga la razón si
Serrano o el grupo de empresarios que entraron en fricciones con él, o si bien el grupo
de diputados que habían sido diluidos, ó quien sabe el grupo de notables políticos que
restablecieron el orden constitucional de ese entonces, haciendo que llegara el
presidente Ramiro de León, y que dentro del grupo del gobierno en general realizaron
acciones que no dieron un empuje correcto a un Estado de Derecho. Para cuando el
gobierno del presidente Álvaro Arzú llegó, unas acciones fueron correctas, la
modernización en ciertas instituciones del estado en cierta medida fueron acertadas
pero con pocos beneficios para Guatemala, viéndolo desde el punto de vista
financiamiento, porque para el desarrollo tecnológico y competencia mejoró
notablemente, para decir que hoy por hoy, somos el país de Latinoamérica que mejor
aceptación tiene sobre la tecnología en comunicación, y unos cuantos adelantos como
mencione antes en la institucionalidad, pero el período del presidente Alfonso Portillo
hubo una serie de descontrol gubernamental, debido a que la gente que se contrató
para la función pública no fue la más capacitada lo que generó una serie de problemas
en la administración del estado, iniciando desde darse mucho privilegios como
funcionarios de gobierno, llegando así al enriquecimiento de personas. Lo que llevo
también que en lugar de ver el bien común estatal, hubo un bien común pero personal.
Quizá eso hizo que la percepción de los demás ciudadanos viéramos que; como nuestros
funcionarios hacían eso, nosotros también, lo que dio inicio a una percepción;
pongámoslo de vandalismo hacía el Estado, en la que todo ciudadano se ha hecho
parte, quizá lo que debo resaltar también es que a través de los discursos populistas
del entonces presidente la población de las áreas rurales se hicieron más
participativas, exigiendo derechos incluso hasta sin fundamento manejados por
seudolideres para llegar a sus exigencias. Para el siguiente período de tiempo se
continúa una línea diferente, pero quizá en forma más discreta para hacer las cosas,
el gobierno del presidente Oscar Berger tuvo muchos desaciertos principalmente en
materia de seguridad ciudadana, principalmente en la de prevenir el delito, al combate
del tráfico de drogas, de la incursión del crimen organizado a las instituciones, a
debilitar el sistema de inteligencia civil, Se trató de fomentar la inversión, y como
resultado se tuvieron varios convenios entre ellos la aprobación y ratificación del
Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Taiwán, la creciente deportación
de migrantes indocumentados guatemaltecos y la no muy clara política exterior que
haya conducido a una negociación adecuada en muchos temas, esto que hago mención
acá es una forma resumida de varios temas que quedan pendientes por tratar, ahora
pasemos al actual gobierno del presidente Álvaro Colom, no se nota que hayan
esfuerzos porque se mejore la política de control que en cierta forma debe de dar el
Estado, digo en cierta forma porque ha de mencionarse el respeto que debe de haber
a las libertades que todo ser humano tiene derecho, pero de igual forma las
obligaciones que todos debemos tener para conducirnos en una vía de desarrollo.

Guatemala es un país de muchas oportunidades, somos privilegiados en estar en un

área geopolíticamente estratégica, anteriormente les mencionaba que ya muchos
países están evolucionando en la forma de conducir a sus naciones, otro ejemplo es
Brasil, Chile, Argentina, Costa Rica y muchos más como los países de oriente próximo,
como China, Indonesia, Malasia, India, Corea del Sur y otros más que en lugar de ser
dependientes de la producción de sus propias materias primas se están dedicando
ahora a producirlas allí mismo, generando mayor riqueza entre los ciudadanos de esos
países, mientras que en el caso de Guatemala, regalamos nuestra materia prima para
que cuando ya está manufacturada pagamos más por ella. Creo que eso no tiene
sentido, insisto que la evolución que debemos de tener es en fortalecer nuestras
instituciones tanto públicas como privadas, para conducirnos en la vía de desarrollo
correcta, cambiar políticas públicas que sean positivas, que se respete la ley y que se
fomente la libertad en la generación de riqueza sin maltratar nuestros recursos
naturales y la explotación de la materia prima, impulsar el fortalecimiento en la
prestación de servicios, el potencial que tiene nuestro país para ser como el parque de
diversiones ó el área vacacional de los países del norte puede traer muchos beneficios,
tenemos la mejor academia de Español del mundo, tenemos la cuna de la civilización
maya, tenemos paisajes sorprendentes, tenemos la capacidad de adaptarnos muy
rápido a los cambios tecnológicos y al aprovechamiento de ellos y como consecuencia
la prestación de servicios tipo outsourcing’s, como Call’s Center’s que últimamente
han tenido auge en nuestro país, podríamos tener una mejor disposición política y
económica para el aprovechamiento del área geográfica en la que estamos en nuestro
continente, sin proteccionismos ni por el estilo.