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Temucuicui allkütun

"Narración Sonora"

"... Entonces, todo el cuerpo se convertirá en oído y todos los sonidos vendrán a ti, los conocidos y los
desconocidos, los dulces, los tristes y los urgentes..." R.M.Schafer
Me propuse escribir una narración que denuncie lo acaecido recientemente en la comunidad mapuche de
TEMUCUICUI, en la región de la Araucanía: el ASESINATO del joven líder mapuche CAMILO CATRILLANCA por parte de
la policía y estado chileno. Es un intento de repensar nuestra relación con el poder y como el sonido y la escucha en
contexto nos permiten conocer a los otros y a nosotros mismos. Este trabajo está inspirado en una narración
realizada " in situ" por un desesperado comunero mapuche que vive el hecho de sangre como TESTIGO. Cabe agregar
que este relato se desarrolla en una forma de introspección sonora que deja entrever que este comunero podría ser
también el propio Camilo Catrillanca viviendo sus últimos momentos.

Como todos los días, me bajo de la micro y me dispongo a caminar hacia mi


comunidad, mi lof. El aire fresco de este suave paisaje es solo un preámbulo a los sonidos
que me llegan entremezclados de pájaros, de la voz inconfundible del agua del pequeño
arroyo en su habitual recorrido sonoro, y del rumor del viento rozando los árboles con sus
delicadas y alegres hojas. Desaparece poco a poco a la distancia, el ruido del vehículo rural
perseguido como siempre por el Toqui y el Caupolicán ladrando sin cesar. Mas de algún
queltehue territorial rasga el sonido del horizonte al mismo tiempo que oigo tenues cantos
delante mío, que me abrazan entre largos silencios, y que me hablan del origen de mi
gente. Luego de penetrar la tierra con mis ojos y abrirse mis oídos todo me es familiar en
el wallmapu, una tierra ancestral que se remonta al tiempo de mis antepasados en el que
existía abundancia y buen vivir, en una dimensión armónica con la tierra y su entorno,
hasta que el ejército chileno ingresó al territorio, en la mal llamada Pacificación de la
Araucanía, y la posterior invasión de colonos y usurpación de nuestras tierras. Al caminar,
el olor húmedo proveniente de la tierra recién empapada por una leve llovizna me da
vitalidad, y entre los silbidos de pájaros y las llamadas de los insectos, imagino como se
llenan de olores y nítidos sonidos los bosques de primavera. Los charcos que voy pisando
uno a uno me susurran danzas de mi gente y me extasio dando pequeños saltitos al ritmo
del ruketu pürún. La humedad del aire agudiza aún más mi escucha y es cuando comienzo
a sentirme inquieto por un rumor, algo como un zumbido extraño que percibo a lo lejos.
Había visto patrullas durante mi viaje.... ¿era eso acaso el motivo de mi sobresalto?. Me
apresuro a caminar y apurar mi marcha, mis zapatos empiezan a sonar pesantes y
discordantes. Después de unos segundos que me parecieron eternos, como en un extraño
silencio, me detengo jadeante a oír, solo a oír... allkütun. Mi memoria, alerta al peligro, me
lo confirma, es un ruido sospechoso, insolente, invasivo, un ruido inconfundible de
pesadas llantas que me habla de sus conductores y de sus acompañantes. Todo suena
ahora magnificado, contrastando más aún dado el acostumbrado silencio en el que vivimos
los habitantes de este pacífico territorio. Los ruidos emitidos son precisos e
inconfundibles. ¿Cómo podría no leer el lenguaje de estas llantas pegadas al suelo
mojado y tembloroso, que se arrastran desenfrenadamente, obedeciendo al poderoso?
¿ No es este intruso lenguaje acaso un símbolo de la prepotencia de los que se llevan el
mundo por delante? ¡Echo a correr! Mis pisadas ya no son las mismas, es como si no
fueran mías, suenan ahora casi sordas, aunque mi oreja la siento gigantezca! Mi corazón,
cual remolino, se acelera, tanto que es como si sus potentes latidos apretaran mi garganta
muda y me doy cuenta inevitablemente que se cierra cada vez más el cerco sonoro que
golpea mis oídos. El suelo mojado y el ruido incesante de las gomas y traquetear de
motores auguran un desastre. ¡Se avecina un ruido terrible, premonitorio de algún destino
fatal!. A lo lejos, redoblante, suena un kultrun, y entre las piedras y el agua, retratando el
canto sagrado del viento, escucho el eco de una trutruka urgente, el "kurruf" protector . Se
oyen en conjunto con otros sonidos en un continuo, y mis imperiosas pisadas son apenas
uno más de ellos, que se fragmentan con gritos lejanos y sollozos, como si buscaran las
risas y voces perdidas. ¿como poder leer este mortal y terrible ruido de
ráfagas de fuego y transformarlo en sonidos de vida?. Mi inmensa oreja es violentada,
como tantas otras veces, por el dolor de mi pueblo...ay lamngen... ¿lamngen? ... lamngen...

Leonardo Baeza
(baezaleonar@gmail.com)
Paisaje Sonoro y Escucha

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