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Microensenanza. Espacialidad y Territori PDF
Microensenanza. Espacialidad y Territori PDF
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Facultad de Estudios superiores Acatlán – UNAM
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M icroenseñanza
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La MICROENSEÑANZA ha sido concebida como una reducción a escala del proceso de enseñanza, ya que minimiza
las complejidades de la situación de aula, con el propósito esencial de mejorar las destrezas que el profesor posee y/o
desarrollar nuevas destrezas. Microenseñanza es (La microenseñanza se inició en la Universidad de Stanford, en 1963 por
un grupo de investigadores de la educación y un grupo de educadores de maestros. Esto se creó para abatir muchas de las
deficiencias de los programas tradicionales de la educación de maestros, y para acrecentar nuestro entendimiento del
proceso que se establece entre el profesor y la enseñanza. Al principio, se fingían situaciones típicas ante las que se debía
enfrentar el futuro profesor. Aquí se usaba la simulación y la improvisación. De inmediato surgió un tema específico que
sería el origen de las conocidas habilidades o destrezas: ¿cómo introducir una lección?. Las habilidades que se practicaban
al principio eran: comportamiento -motivación, conexiones, objetivos, evaluación. Posteriormente el número de destrezas
se fue ampliando hasta constituir un repertorio útil, transferible a la enseñanza real, que le permitían acceder sin riesgos a
la función docente. Este sistema se difundió a todos los países, hasta llegar a ser un método empleado en centros de
formación para futuros profesores. El modelo es otro elemento importante que integra el proceso de la microenseñanza.
Parte del principio del aprendizaje por imitación. Son numerosas las investigaciones sobre su influencia en el aprendizaje
y modificación de conductas docentes y los resultados logrados son positivos. Por otra parte, la posibilidad de disponer de
unos modelos de conductas docentes seleccionados, de acuerdo con unas determinadas técnicas, supera al sistema
tradicional del profesor que sirve de modelo al entrenando en su período de prácticas.
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se construyen. Por lo que, pensar en la docencia desligada de elementos tan
importantes como los saberes en juego en los procesos de enseñanza y aprendizaje
sería difícil. Generalmente podemos encontrar múltiples conceptos de enseñanza o
aprendizaje, podemos concordar con algún enfoque o algún autor Arredondo
(1989), Ausubel (1990), Pérez Gómez (1992), Bandura (1974), Pozo (1994), entre
otros. Sin embargo, partiré de tomar posición conceptual, el aprendizaje es algo
que se significa a través de la experiencia, que la experiencia es un encuentro
abrumador con la realidad en acuerdo con Gadamer y que la enseñanza se produce
en el transcurso del acontecimiento y la circunstancia en la que los sujetos
transitan al coincidir con lo-que-ha de-llegar como una necesidad que da rumbo al
cumplimiento de su proyecto. En este breve documento tomaré algunos de los
elementos que se articulan en los diferentes procesos que se gestan entre los
actores productores de tramas educativas en el aula y, a esta última, la tomaré
como ángulo de reflexión en la construcción de territorios de la microenseñanza.
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Espacialidad y Territorialidad
en el Aula
Tomo este epígrafe como inicio para poder colocar algunas reflexiones que parten
de la experiencia docente, de dar-cuenta un poco de lo que me preocupa en el
espacio en que se movilizan los territorios que se producen en el aula. Quizá sea
sólo un tratamiento modesto, pero me parece necesario colocar a discusión lo
abstracto que a veces suena en las voces de muchos que vivimos la experiencia
escolar, “el aula”. Para ello es necesario retomar algo que ya ha trabajado Graciela
Frigerio, los bordes de lo escolar para poder hacer una distinción entre educación y
escuela. Desde mi perspectiva, las instituciones llamadas escuelas, son palacios de
Morfeo, por sí mismas no tienen vida, le dan vida quienes desde lo instituyente se
hacen presentes en esas espacialidades y producen territorios en cada aula y
espacio producido. Pero, también, se mueven formas de reproducción y
naturalización de prácticas sociales que movilizan saberes legítimos e ilegítimos. Se
escolariza y, muchas de las veces, esas prácticas acentúan las desigualdades
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sociales. Sin embargo, cada individuo escolarizado es una biografía de vida, una
historia, resultado de las producciones sociales históricas. De ahí que la institución
escolar ha sido dotada de una función importante, “dar educación” 2, pero en este
dar educación se esconde su más retrograda desventaja. Si bien la sociedad la ha
legitimado durante muchos años desde la historia oficial, hoy pierde legitimidad
desde lo social, se ha convertido en domesticadora del ser humano, a través de la
instrucción que brinda sin poder cumplir la “función por la que fue creada”. En
apariencia, no educa, pero se gestan en su interior procesos educativos que rebasan
los muros de contención de esos palacios de Morfeo, así que la educación no es
función exclusiva y legítima de la institución escolar, lo educativo se gesta en
comunidad, en el espacio de lo social y más allá de la escuela. Puesto que en
acuerdo con Gadamer, educar es educarse desde el espíritu colectivo, una unidad
originaria espiritual, que se funda en la dignidad y el amor propio como acto re-
flexivo porque uno se educa junto a otros, ya que somos seres-en-conversación y
en relación con otros. La escuela, de ese modo, ha tenido otra función primordial
camuflada, si podemos visualizar la intencionalidad de quien la usa como
instrumento de reproducción, en esos espacios se naturalizan prácticas y se
legitiman los saberes permitidos por la pedagogía neoliberal, más con lo que no se
contaba es con lo que sucede más allá de los muros de contención. Por ello me
centrare en un lugar muy especial, de entre todos los lugares y usos que se le dan a
los espacios escolares, el aula. Abordaré de ese modo el aula como escenario,
posteriormente, el aula como un mundo de significados y finalizaré con reflexiones
a manera de cierre.
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Adorno fue muy categórico a este respecto: decía que los procesos de educación, de educación
institucionalizada y de formación cultural, hacen hoy posible la supervivencia de la persona al socializarla,
pero que esto no va más allá de permitir una supervivencia de la persona “sin yo”, sin la capacidad de pensar
por sí misma y sin poder actuar espontáneamente (:19).
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1. El aula como escenario
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fluyendo y retornando en las correspondencias de simultaneidades en las que
también nos vamos formando junto con aquellos que comparten con-nosotros el
convite (a la manera de Platón) del espacio educativo y el saber esperar para
establecer el vínculo educativo en lo impredecible. Las virtudes y defectos, afectos y
experiencias, ideas e ideales, experiencias y ausencias, tanto del docente como del
educando que acompañan, matizan y dan fuerza vital a toda práctica educativa
desplegada. “Esta es la llamada que según Gadamer hace del espectador un co-
jugador, porque lo tienta a participar en la creación de lo que allí está naciendo, y a
sumergirse en ese juego de dar a luz. Como indica la palabra que lo nombra,
“espectador” es quien está a la espera, expectante por lo que va su suceder. Es el
que permanece “fuera de sí”, el que confía en la oscuridad que lo rodea, y se olvida
por un momento para presenciar ese acto de representación. Por eso, el juego del
teatro, en el que participan actores y espectadores, acontece sólo para quienes lo ha
tomado en serio, y pueden realizar este autosacrificio, que implica no haber
olvidado como jugar”. (Fischer, 2004)
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Por ello me atreveré a pensar el aula como un espacio al que sus actores le
imprimen historias que transmiten movimiento, intensidades, ritmo y
proporciones de espacio que pueden posibilitar o inhibir procesos educativos entre
las voces que interpretan lecturas y la densidad de los silencios en narrativas que
no terminan de hacernos sentir el espacio y el tiempo. El aula se compone de las
voces y las ventanas que se abren a mundos perforados de realidad humana. Deja al
descubierto los espacios y los territorios en donde empiezan los otros mundos,
aquellos que proyectan narraciones en sus miradas. Así, esa dualidad de
espacialidad y territorialidad refleja en los relatos interrelacionados, la
manifestación de intersticios en los mundos y el potencial de acontecimientos
entre-tejidos-conectivos de lo social, lugar de la estética como forma de irrupción
de lo sensible en la vida cultural del aula que manifiesta las huellas de lo existente y
de lo experimentado por la experiencia.
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frente, es lo que trasciende en el espacio y tiempo con-movidos por el
acontecimiento y natalidad, por las caras y las figuras de los procesos educativos
que fluyen o se obstaculizan en los rituales de trasgresión que genera la
intervención pedagógica entre el drama y la acción de la imposibilidad educativa.
El aula no puede ser vista sólo como una construcción abstracta y fría, sino como el
lugar de la escena que da parte, reconoce o inhibe experiencias que almacenan
vivencias, conjuntos de emociones. El escenario que transforma el espacio y el
tiempo para el suceso que pone en acción imágenes, relatos, imaginarios de la
memoria colectiva configurando nuevas texturas lingüísticas que configuran
entornos y cultura. Pero que no puede reducirse solo al espacio social, sino que
además deslizan acción política en los intersticios de dos mundos: el del educador y
el educando.
Los procesos antes explicados nos exigen problematizar la temporalidad, pues toda
representación está necesitada de tiempo, siempre en espera, en dilación, entre el
tiempo de la paciencia y la impaciencia, entre olvidos y la disposición a olvidar-se
al representar ese tiempo de olvido que significa la puesta en escena. Cediendo
lugar al acontecimiento, al estar naciendo en la creación del que confía en la
profesión de fe que invita a donar por descuido tiempos de olvido, que nos invita a
demorarnos y permanecer fuera de sí confiando en la oscuridad que nos rodea para
quienes no se han tomado enserio el papel de actor oportuno que no se ha olvidado
de cómo jugar el acto de representación. El aula vista así, nos remite a un lugar que
teje recuerdos, tiempo de vacío que se dispone y se ocupa en lo cotidiano en
instantes de plenitud, nunca suturados y hacer de los saberes, algo conocido, pero
en otro de sus modos, entre referencias, identidad y diferencia donde se muestran
posibilidades de tiempo y juegos de miradas que se padecen, se significan y hacen
presentes en el tiempo transformado como acontecer de la herencia cultural. En
esto consiste el aula como escenario, como lugar en donde se juegan todas las
posibilidades e imposibilidades de educar que quedan abiertas a un potencial
lúdico de las máscaras de sus actores, que develan su negación y se ocultan, pero
que también, desean perderse en las posibilidades de la máscara que otorga el
sabor de la confianza de poder ser de otros modos de cómo se es.
3. La Microenseñanza
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reducido grupo de educandos), recreen las condiciones útiles para la práctica
educativa. Al mismo tiempo la “clase” es grabada en una cinta de video. Al final de
la clase el profesor puede usar la película como fuente de retroalimentación para
analizar su propio comportamiento y los elementos de atención en un momento de
la sesión, éstos pueden ser: los alumnos, las condiciones, los recursos empleados,
las técnicas y la reflexión del profesor respecto a su propio desempeño. El
procedimiento puede ser repetido todas las veces que el profesor lo desee, usando
los mismos elementos: alumnos, video, etc.
El auto feed-back, mediante el empleo del video permite una reproducción más
exacta de la actuación del docente. Sin adentrarnos en la discusión de la mayor o
menor eficacia del audio sobre el vídeo como apoyo al feed-back, el que el docente
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pueda auto-observarse ofrece mayores posibilidades de adecuar su actuación a los
objetivos prefijados. Esta percepción de sí mismo puede verse alterada por factores
diversos, aparte de los propios de la percepción selectiva, como la tensión, el
número de visionados, la disonancia entre expectativas y realidad, etc. Las
corrientes cognitivas orientan el feed-back en un sentido más de auto-observación
y autorreflexión, como determinante de un comportamiento a partir de esta
reflexión y no como mera adecuación extrínseca a unas normas. La observación del
propio comportamiento y la reflexión sobre el mismo, con todo el dinamismo de la
autoconfrontación del yo con su imagen externa, tiene al menos un modelo
pedagógico mental de referencia que le sirve de modelo comparativo con su
realización. Solamente en su sistema de referencia el feed-back puede alcanzar un
sentido.
Por lo que cobra relevancia la práctica reflexiva, para Barnett es estimular a que
desarrollen la capacidad de observarse a sí mismos y de emprender un diálogo
crítico con ellos mismos en relación con todo lo que piensen y hagan... Así
parafraseando a Barnett, es un procedimiento reflexivo en el que el docente se
interroga sobre sus pensamientos o acciones. El resultado deseado del aprendizaje
de cada uno de los docentes es el del profesional reflexivo.
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3.3 Feedback de los educandos
Las diversas funciones que desempeña el tutor las enumeró Allen, 1968, como:
persona a quien recurrir, consejero, intérprete del feedback del educando y asesor.
La influencia del mismo en la modificación de la conducta del docente depende
tanto de aspectos científicos: preparación, actitud positiva o crítica, capacidad
discriminativa cuanto de aspectos de personalidad, determinante de un tipo de
relaciones favorables o no con los que se simula.
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En suma estos elementos y las formas de articulación entre ellos son reveladores de
cómo se gesta la situación de los procesos educativos en el despliegue de la función
docente:
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4.1 Preparación (Diseño del plan de clase): el adjunto preparará una pequeña
lección dentro del marco de referencia de la habilidad a trabajar. Habilidad: Intenta
concentrar su atención en una habilidad específica como interrogación o refuerzo.
Tamaño de la clase: Se utiliza un grupo pequeño de alumnos a los que se interroga al
término de la sesión de microenseñanza. En otras situaciones, los mismos adjuntos
fungen como educandos pero retroalimentan directamente a su compañero. Unidad
de tiempo: El tiempo es de generalmente 5 a 10 minutos.
Comunicación en el aula.
El monólogo docente o bien la estructura interrogación-respuesta-evaluación.
Manejo de apoyos visuales
Variación de estilos de aprendizaje
Estímulos visuales, auditivos o cinestésicos, entre muchos otros.
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A manera de cierre
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generan transmisión de herencias culturales, pero también filiaciones e inscripción
de lo social. Pero, al mismo tiempo, se suceden juegos de presentación y
representación de relaciones de imágenes y discursos, eje de las coordenadas de
vida en las aulas y alteraciones y obtención de sentidos, de acontecimientos e
improvisaciones, de sensibilidades y formas de producir mundo. La docencia, vista
así, es una postura, percepción y saberes en re-creación en el pasaje a las fuerzas
del acontecimiento de la experiencia estética de lo educativo. El aula, por ello,
cobra vital importancia para los que nos desempeñamos como docentes, lo que
hace importante pensar que el aula no es un lugar rígido, ahí se desarrollan
historias entre conceptos, tiempos y fuentes de sentido, que si no se sabe qué hacer
con ello se reproduce, se afianza y se enseña la ignorancia letrada, en el caso de las
universidades. Comprender al aula como territorios vivos, reconocer sus
habitantes y narrar en los relatos sus movimientos producidos en colectivo no es
una empresa fácil, porque ahí se abrigan mundos en donde nos reconocemos desde
el movimiento de la intensidad de la tarea docente. No obstante, pensar esos
mundos en relación al otro, nos conduce a la presentación con lo instituido y
desnaturalizar como desfamiliarizarnos para desestabilizar los mundos en los
espacios de lo colectivo, se nos vuelve una tarea impostergable.
Bibliografías
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Pérez Gómez, A. (1992). La función y formación del profesor en la
enseñanza para la comprensión: Comprender y transformar la enseñanza.
Madrid: Ediciones Morata.
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El uso de la bitácora en la Intervención
Pedagógica Docente
La documentación narrativa de prácticas escolares es
una modalidad de indagación y de acción pedagógica,
orientada a reconstruir, tornar públicamente disponible
e interpretar los sentidos y las significaciones.
(D. Suarez)
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La intervención es posibilidad de adscripción de significados, interacción e intercambio de tramas inestables
e íntima movilidad de figuras de deseo; de pensar las dinámicas de los vínculos y la experiencia; de los
efectos y sentidos de los deseos y racionalidad de los objetos en tensión; de los espectros normativos y la
construcción simbólica de las necesidades. Los mecanismos de desplazamiento y condensación conceptual de
intervención devienen de la función simbólica de la institución y la necesidad determinada culturalmente en
conjunto con la función ideológica, de los imaginarios y representaciones colectivas a través de la
experiencia. En acuerdo con Mier que “intervenir es entonces inventar un lenguaje, crear conceptos, inventar
un modo particular de pensar el acontecer; y este pensar no puede ser sino construir conceptos que provienen
de esta concurrencia de generosidades: es este crear conceptos, el que por su propia calidad, por su propio
impulso, por su propia fuerza, crea horizontes y condiciones de inteligibilidad no solamente recíprocas sino
del mundo, es ahí donde surge la alternativa. Sin generosidad y sin creación conceptual no hay horizontes
políticos, no hay posibilidad de construcción ética” (Bustamante, 2008).
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Los analizadores son hechos sociales que provocan una acción/reflexión de la sociedad, se trata de
introducir elementos dinamizadores que provoquen la reflexión, mostrando las contradicciones sociales.
Reflexionar sobre cómo se ha realizado un proceso de intervención puede ser en sí, un analizador.
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Prácticas desplegadas mediante las cuales se transmite la herencia cultural.
Esta transmisión no es direccional, por ello es de vital importancia recoger
información relevante y analizar las interacciones dentro del aula al generar el
registro de información en una bitácora.
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• Tener un registro de la información para la sistematización del trabajo.
• Ser un instrumento de evaluación del portafolio de evidencias, del aprendizaje de
los (as) docentes.
• Servir como apoyo a los docentes cuando realicen la supervisión directa o
indirecta del desempeño de los (as) estudiantes.
• Apoyar el informe técnico que se entrega a la institución u organización con
la que se trabajó
• Disciplinar al docente en el análisis reflexivo de sus actividades favoreciendo
la evaluación de proceso del despliegue de sus prácticas.
• Identificar posibles líneas de investigación.
• Proporcionar información sobre las necesidades de aprendizaje (técnicas
metodológicas) que requieren los (as) estudiantes para la práctica reflexiva.
• Tener indicadores para una evaluación objetiva de pares.
• Tener un registro de los cambios observados en los participantes receptores
del programa de intervención.
En este sentido, se sugiere a los docentes, antes de revisar los registros y notas de
elaboración de la bitácora con los adjuntos, realizar una revisión en aula, previa
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lectura, de los criterios señalados por Sampieri (2006), relacionados con la
observación cualitativa (Técnica de recolección de datos que tiene como propósito
explorar y describir ambientes) págs. 458 a 476 y de ahí retomar los siguientes
criterios relacionados con la bitácora:
Descripción de criterios:
Las anotaciones pueden ser de diferentes clases y conviene tenerlas todas en una
observación cualitativa. Básicamente son de cuatro tipos (Grinnell, 1997, citado en
(Hernández, 2003):
4.- Anotaciones personales (de los sentimientos, las sensaciones del propio
observador). Ejemplo: “Me siento triste por Román. Me duele verlo así. Está
lloviendo y quisiera salirme del cuarto e ir a descansar. Ver tantos problemas me
abruma.” En este caso todos los integrantes del equipo anotan sus impresiones
personales en la última columna.
Estas anotaciones se pueden realizar dividiendo cada hoja de la libreta (para este
caso se sugiere libreta profesional) en cuatro columnas, para tener la facilidad de ir
plasmando en cada sesión de intervención las notas pertinentes y posteriormente
poder clasificarlas para su análisis, como sugiere Sampieri en las páginas
señaladas. Es importante remarcar que dichas anotaciones no se realizarán en las
reuniones de planeación que los equipos realicen previo a la intervención, pero sí se
pueden realizar desde el primer contacto con el escenario.
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• Se presentan las conclusiones obtenidas de dicho análisis en un apartado
que recibiría el nombre de “Análisis cualitativo de bitácora”, el cual se
incluye en la parte de evaluación de resultados, según el modelo elegido.
• Se sugiere a los docentes que el avance en las exigencias de la bitácora sea
diferenciado, es decir, de acuerdo al semestre que se vaya cursando.
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Interacciones entre estudiantes y docente…
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-Relato de los hechos en el orden cronológico
-Diálogos de los participantes (preguntas, respuestas, explicaciones, discusiones)
-Acciones de los participantes que no implican la palabra (postura, gestos,
ademanes, reacciones físicas, nivel o grado de participación)
-Descripción de los elementos u objetos que utilizan los participantes
-Fotografías
-Dibujos del observador o dibujos realizados por los participantes
-Esquemas, gráficos y planos de lugares físicos, funcionamiento de las relaciones,
etc.
-Evidencias físicas que se pueden recoger del campo de observación (Ejemplos:
tríptico informativo, hojas de plantas, huellas digitales, etiqueta de un envase
comercial, etc.)
-Descripción de las reacciones de los participantes a la presencia del observador
-Diálogos de los participantes con el observador
-Impresión del observador acerca de la realidad observada.
-Registro de los sentimientos, emociones y reacciones del observador.
-Biografías de formación
A manera de Cierre
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fuentes de sentido, que si no se sabe qué hacer con ello se reproduce, se afianza y se
enseña la ignorancia letrada, en el caso de las universidades. Comprender al aula
como territorios vivos, reconocer sus habitantes y narrar en los relatos sus
movimientos producidos en colectivo no es una empresa fácil, porque ahí se
abrigan mundos en donde nos reconocemos desde el movimiento de la intensidad
de la tarea docente. No obstante, pensar esos mundos en relación al otro, nos
conduce a la presentación con lo instituido y desnaturalizar como
desfamiliarizarnos para desestabilizar los mundos en los espacios de lo colectivo, se
nos vuelve una tarea impostergable.
Bibliografía
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Págs. 76-80, Paidós Educador
• BABLET, Denis (1996). Para un método del espacio. Asociación de
Directores de Escena. No. 55-56. España.
• GADAMER, Hans-Georg (1993). Verdad y Método I. Fundamentos de una
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• GADAMER, Hans-Georg (1993). Verdad y Método II. Fundamentos de una
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• Hernández, R. Fernández C. Baptista, P. (2003). Metodología de la
Investigación. 3ª. Edición, Págs. 458-476, Mc Graw Hill Interamericana,
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• Hernández, R. Fernández C. Baptista, P. (2006). Metodología de la
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• URETA, Fernando. (2007). Theodor W. Adorno y la educación estética. En:
Revista de educación estética. Inndd 15.
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