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Pedro Urdemales,

un huaso del campo,


pero no de las chacras
je
lo
Yo
mer
no
argumentos
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restaurante preguntó cuánto valía una Al terminar, Urdemales se tocó el ala del
parrillada para cuatro personas, pagó y le dijo sombrero, y dijo por lo bajo:
al garzón que mañana vendría a comérsela.
— Ahora paga tú, sombrerito buen
Al otro día invitó a tres señores a pagador. Luego llamó al garzón y le preguntó
comerse una parrillada, y al pasar frente a la si estaba pagada la comida.
zapatería les pidió acompañarlo.
— Pagada está, señor- respondió el
Se puso un par de zapatos y tocando garzón, y los cuatro abandonaron el local.
el ala del sombrero, dijo por lo bajo:
Uno de los señores, que ya no
— Ahora paga tú, sombrerito buen aguantaba la curiosidad, le preguntó cómo era
pagador. eso de gastar él y que pagara el sombrero.
Luego se acercó a la caja y preguntó: —Es un secreto- aseguró Pedro y sólo
después que le juraron guardarlo, les confesó
— ¿Están pagados mis zapatos? que ése era un sombrero de virtud.
— Pagados están, señor- respondió
el cajero.
Muy asombrados, sus acompañantes
lo siguieron hasta el restaurante. Allí eligió
una mesa y pidió una parrillada que
consumieron felices.
Platita
juntado

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