Está en la página 1de 44
semejantes son embelecos, mentiras o apariencias del deme- rio: y si & nosotros nos parece ahora que tenemos aigin en- tendimiento y razdn, pues hablamos siendo verdaderamente 4 hemos visio que éste es el caso portentosoy jamas Viste y que aungve Te tosamos eon as manos, no le haemos crédito hasta tanto el suceso dél nos muestre lo que me que creams.» HL scocar eon las manos» también esti presente en lo que Don Quijore dice a Sancho sobre lo visto y tocado con sus manos en la cueva de Moncesinos. Pero es més importante ilicud, la que hay en ambos casos a que slos sucesos ipidn, sera el suceso del caso el que di su verdad. ¥ también on. Quijote cuando concluye alo di cho por Sancho a propésito del mono de Maese Pedro: «—{No lo decia yo -dijo Sancho- que no se me podia asentar que todo lo que yuosa merced,saior mio, ha dicho de Toe acontceimientox de Ia cueva era verdad nian la mad? “Los “sucesos to dirén” -respondié Don Quijote que et tiempo, descubridor de todas ls cosas no se deja ninguna que tno lt sague ala huz del so» (Que :23) El suceso definitivo bien puede ser l pacto o acuerdo de mann incluida en el apéndice a la versin inglesa de su libro de 1960 (B Martinez Bonati, 1981:157-159) hay varias in- consistencias en esta tcora, Singularmente poco feliz es que Ohmann continie con el tépico, que adeuda a Austin, ngar- den, Frege, etc, del escribir como un cwasé-acto de habla, sin fuerza ilocutiva, lo que le obliga a una contradiecién porque si es imaginario y mimético zpodrian entenderse las citcuns- tancias imaginadas por el esritor como euasicircunstancias?, {y su fuerza como una cuasi fuerza? Siel acto lo es de repre Ssentacién imaginaria zeémo puede combinarse con la repre- sentacién de otro discursoy ser euasi ato? Para Martinez Bo- nati hay una imposibilidad logica en esa consideracin y sos- tiene que «no hay nada en nuestra comin experiencia de Ia literatu- +2 que fundamente la idea de que lenguajey accién en poesta ¥ fiecin son intrinsccamente menos lenge ¥ menos ficeion ‘que en la experiencia ordinaria» (biden 158) Para Martinez Bonati vale mejor hablar de un discurso spuramente imaginario» (en el sentido en que lo definiremos en el epigrafe 2.4,), como representacién del hablar de una fuente de lenguaje que es fuente imaginaria, y no hablar del autor. Ese salto no lo da la teoria de los actos de habla, como tampoco Ohman, quizl porque no se han planteado cl esta: 78 tuto fenomenolégico que sostiene las distancias entre hablar del autor/hablar del nartador/hablar de los personajes, que es Fundamental en la frontera de la ficeién y nuclear en la te0- vias de Martinez Bonati y L. Doleéel De haberlo hecho no se producita, como se produce en ‘Austin, en Ohmann, una contaminacién entre acto de habla dl autor y acto de habla ficcional, no distinguidos muchas veces, de modo que se plantean que cl autor sfinge» hablar, cuando lo que hace es un hablar que «finge» otros hablares, jue es muy distineo. Este es uno de los casos més llamativos Eiwincomunicacia tevica y dela incapacidad de a filoso- fia analitica de asimilar nociones y distinciones (como hablar del autor/hablar del narrador/hablar de los personajes) que la licearia tiene desde hace mucho tiempo plenamente asimilados, admitidos y que incluso en la propia tradicién fi- ioséfica de la fenomenologia aportaron las teorias de R. In- tanden (1931), nexplesblemene desaendidas por ls filoso- fia analiticay la pragmitica litrara Deudataria de Ohmann es la posiciin de Samuel Levin (S. Levin, 1976), quien ha formulado la teoria de a mimesis ‘ representacin, en los términos de la reescritura para la fic- ‘ign de una estructura profunda bisica. En todo poema (y obra literaria iccional) queda implicit segin Levin una ora- cién dominante, elidida en la manifestaién superficial que conviene explictar. Esta oracién implicita, que explica el tipo de fueraailocutiva que debe tener el poema (o narracién, ha- bia que afadie) es la siguiente: «Yo me imagino a mi mismo cen y te invito a concebir un mundo en el que...r, La estruc- ‘ura profunda de la oracién que obviamente queda implicita, supone para Levin la representacién de un modo imaginario en que el hablante ~«yor— se desdobla en personaje de ese ‘mundo. ELayos del poema tiene como referencia al poeta, sonaje de este mundo, pero cl mismo syor que el poeta gina escd en el mundo imaginario creado por la imagina- idm del poeta (S. Levin, 1976:69-70) El inconvenicnte de la tworia de Levin, es que la frase nu dear esuctura dominant # queer gencrdor de toda ficeidn (y no sdlo de la del poema lirica) es que tal decara- ‘idn no tiene en cuenta que el acto declarativo que supone- ‘mos del autor: «yo me imagino a mi mismor tendria que va- 9 Jer en cualquier caso incluso cuando el autor no pertenece al ‘mundo dela ficeién, ly que se da en la mayor parte de las fc- ciones en que al autor no le cumple imaginarse asf rvismo dentro del mundo imaginario puesto que m0 tiene que for- ‘mat parte de él necesariamente. Se nosa que Levin ha creado su frase nuclear para los poems lticos en que el xyor ocupa tuna posicién medular (J. M. Poauelo, 1988 b:213-224). Peto ‘como esa frase de Levin la recuperan ot108 autores como ex plicadora de la posicién ilacutiva del autor para las eciones, Taheallegado aqui. ‘Aunque Sandy Pettey (1991:59-69) marca diferencias no- tables entre las posiciones de Austin y Searle, cxeo que la teo- tia de éste obedece a una influencia muy considerable de aquél, en lo que se refiere al tratamiento de la literatura fc- cional, A ella dedica J. Searle un articulo aparecido en 1975 titulado «El estarut ldgico del discurso de ficciéns que ha te- nido amplio eco en el desarollo de una teora de la fciona- lidad en la poética contempordnea. ‘Toda la argumentacién de Searle se apoya en una concep- que dio fandamentos te6ricos para allegar el concepro de ficio- nalidad a la propia actividad del discurso y no refrila exclux sivamente a los hechos o historia relatada, que era el campo fen que se resolvian comnmente lo estatutos de Ja fieci teraria. Conocer que el hablar literario ¢s un hablar ficticio, produccién de frases auténticas, pero imaginarias, transporta Fr ficcionalidad a Ia esencia misma del set consttutivo de lo literario, con independencia del grado de realidad o de con- viecién o de verosimilitud de ls referents extensionales. No ts menos hablar ficticio el de una novela realista que ede ‘una novela fantistca. ‘Desde una comin fuente fenomenoligica, Ayala (1970) y Joan Ferraté (1968) han llegado a parecido lugar respecto a tun planteamiento del hablar literario como sdiscurso Ficcio- nal, fo que situé muy pronto a distintos autores de Ia filolo- fia hispdnica en un lugar pionero y avanzado desde el que Posteriormente se genetalizaron. F. Ayala en su ensayo Refle- no sions sobre ls erecta naratva (E.Ayala, 1970) abouda de Ini stemaicoy muy aro en aquclis fechas una reora de iniccon como separable de la sexperencianbingrihea de aor 7 del poeroa como vo dependicate desu sencim isu gen edo amen de ra ho sea simplements la ees al biogrfsme 7a I ncenio- nualidad que ya habian logrado los fominticos ingles y los {cnc dl new etic sino que Tos haga Ayala Gepender i prindpio rractara bain de quel ibn es une cone crodiéa feagineda que afc al lnc miso a Be SSonatiaion del auc y que ea fecionalzaion sive ala ‘Tsim de verdad y es equi para el eto dela mines como eacidn de mando. Tambien s plants Ayal alain entre estructura val y const iaginata cuando sia: «Como cualquier otto escrito, la obra de arte literaria es ich queda una comnieacion euya estructura presents e] ‘mismo esqueme basco de todo uso de lenguaje arranca de ‘un hablante (el autor) que comuaica un contenido (el texto) a tin destinataro (el lector). La diferencia espectica de este ha ‘lar en que la obra iteraria consis se encuentra -ya lo tos visto tambign- en el cardcterimaginario de exe cont ddo, que lo subsirae al orden de las relaciones prasticas con cotidana est tejida.Ygual que las demas obras de rari, o poesia, constituye una esfera de realidad imitativa (mimesis), un recnto donde se ficionalizan no slo aquellos clementos de I experiencia. sino también el propio futor en cuanto tal.» (F. Ayala, 1970-02) “Todo el libro de F Ayala es una aprehensin y reflexién agucima sobre esa estracira fundamental imaginaia que dda sentido a lt Fiecidn y en la que puede, salvo matices, llegar aidéntico lugar que la teorfa de Martinez Bonat, incluso lle- {gaaser F Ayala mis radical en su idea de ficcionalizacion del Aliscarso, pues lo plantea incluso para aquellas obras de cuali- dlades eliterarias» pero de naturaleza no fictcia, como episto- ,discursos politicos, etc. El tiempo arrebata a estas obras dle su contexto pricticoy las ficcionaliza. Con todo, F. Marti- ne Bona (Marcin Bonatiy 1992:30-31) hace ve dif reneias que persisten entre un discurso politicos, una scarta ligeraria y una obra de ficcién narraiva: en esta segunda hay mi jersona real (autor) y ‘que posibilita, por cjemplo, a ionia sobre el narrado. ‘También de modo muy temprano el eritico catalén Joan Ferraté oftecié en los ensayos incluidos en su Dindmica de la poesia (J. Ferraté, 1969), que fueron publicados inicialmente entre 1957 y 1966, una coherente ceoria de la experiencia imaginaria que sostiene una relevante reflexién sobre la fie~ «ién. Por converger con algunas de las ideas que hemos veni- do glosando en Famburger, en Goodman y en Martinez Bo- nati, no puedo ofrecerla en detalle, pues resultara repetitive. Pero creo de justicia ofrecer algin texto de la argumentacién, de Ferra sobre los extemos que venimos glosando. En ua articulo de 1961 titulado Ficcién y realidad en la poeste de Gingoraleemos: «La iteratura no puede ser (n0 es, por ‘eaci6n, porque lo propio de ella no ests literatura nos dign.. Lo propio de la Iteraturaeseiba en que todo lo que ella nos dice ests para que lo entendamos bajo ef supuesto imaginativo de que To estamos viviendo actual y realmente (viendolo, haciéndolo, pensindolo realmente) y no simplemente tomando nota de llo. La literatura es una fe- cidn de tealdad que deja intactas la realidad o ievealidad, la verdad falsedad, la posiilidad imposfilidad efectivas de su asuinto, de todo su asunto, La fieicn no reside, pues, en el asunto © contenido dela literatura, sino en la 6plica con que nos hacemos cargo de todo, del contenido y de su expresion, ¥ lo transformamos esencialmente, en el seatida de que 0 {que iniialmonte pareca resiir en ina simple transmision de noticias, realizada por medio del instrumento lingutstico, acerea de cosss,hechos, se nos convierte, tanto lo comunica- do como su iastrumento, ea vehiculo de una fccin de nucs- ‘wo esprit, ficeidn de realidad o posicion de actualidad.. Lo importante estéen que In imaginacion del objeto sea nuestra Jmaginacion, pues lo que ponemos al inaginaro es, antes que nada, el acto mismo de imaginaclo o fingiraono real» (J. Fe- rad, 1968: 299-300) En dl proces de angumentaciin que yenimos desarollan- dbo, ota dels aporadiones fundarnentales de Martinez Bo- tri Te tora dela ict litera seis su atencion is 12 formas configuratvas de la representacién. Distingue ces es- trton Hic que gobierman a seprsenacin miméten en Srdenesdiscursivos de un estarto diferent: el pr dd la frase del narcado, frase mimécico-representaiva que es de enue deb compo propiedad de la que carece el hablar de los personajes y el Rablar no mimetico del narrador (por ejemplo, cuando el narrador hace juicios morales 0 de oca indole), que son los ‘otros dos estratos de la obra de fiecién narativa. La com- renin de afc narrative exige [a entega aia verdad de Lt plabras dl narradoren sus fakes mimeo representa vas 5 cdo bison es segs para la magn de mando: tsibucin de valde al discus mimetico del naradory In correspondiente jrarqua de prioidad 1 {son una convencion consti de naraion como Ob- fet, ura forma principio trascendenal dela comprension © ‘Capriencia de nrraciones. Porgue el seaido eral de toda tarractn (Ueraria o m0) es poner mundo ante nuestOs ojos, Un sctor eal nagaro del mundo, haceraos agian por tl fenguaje las creuntancasnarrades.Y es la fase tena por verdaera la que hace posible un mundo imagnado sto jogo cult (de my seria trancendenia) de royes- tac mindos en imagen narrativa neces, como exigenci, de tina cunstmecnie de la stn, da erédolrestingido al harraor, Si wo se observa eta reqla de jego, no ay Obe0 Por cierto qu eso ing con coneienela mds o menos dara Ge al artitio de ta fantasia, con dane rien, Enger, tna entra indica de fe tan itada solo es posible porque ‘td presidda por le conlenea defo narado somo fico. tra en ssid esti, encuentra st la Bei 5 po sbildad( Mactiner Bont, 196 6849) La spon Si enemas por verdadero que Don Quijote y Sancho tie- nen delante los molinas que ve Sancho y no los gigantes que ve Don Quijote, cuando cada uno defiende una cosa, es por- {ue el narrador nos ha dicho que son molinos (Martinez Bo- nati, 1978:33). Pero esta obviedad es de enorme erascenden- cia para la estructura lgica de literatura, puesto que: "3 zarse de lo que dl lama shechos narrativoss. Son los hechos intinukos, bin que pore! naralor ced mechs eet dos que asignan el valor de verdad a sus frases. La anignacion de everdaderas» depende pues de su acuerdo © destcucrdo, con os hechos naratvos(hechos dl mundo arate). Elo psibilta que incluso las frases de los personajes tengan aece, Satiamente que sujetarse a ene procedimiento de velar £8 cuanto a su valor de verdad. El natrador construye un mundo con frases y el valor de sautenticidads reside vn sa hablar; pero son los hechos narrativos (e! mundo posible tudo, ef mundo narrativo) los que asignan valor de verdad alas fases. Hay pues una doble validacsn, a primes ra de autentficacién, ex productiva, de una funeidn que poo tence al habla del naar, le sogund, le del ls ge Se dlad que es relatva al acuerdo o desacuerdo con los beckon narrativosinstcuidos, que sirven asimismo para convalcar Me elie Por ls personajes. De eémo cay rmunos na {tativoss o hechos se configuran como «mundos posibles- ha. blaremos mis adelante (epigrafe 2.3) ca La teoria de Doletel permite establecer la autonomia del mundo seméntico-iecional respeeto del mundo sctal abandonar la clésica correspondencta con el concepto deve, lad I6gica 0 verdad fictco-referencial. Ahora bea, Delel coneuerda con Bonati cn enfatizar que el criteria de verdad en la natrativa esté subordinado a la efuncidn de autentfice- idm» de hechos narrativos que cutople el habla del narrator La verdad fecional es estrictamente verdad dentrofuera del mundo narrativo constituido y eu eriterio es el seule 9 desacuerdo con hechos narrativos autentiicadoss {ie ‘dem: 15}, Postetiormente Dolede! analiza Formas particulares de la narrativa en las cuales hay eprados» de autentficaciOn en obras que no siguen el modelo binatio (DN+DP) sino que lan, como es el caso de la narracién subjetiva, la nate, cién en primera persona, el problema del estilo indiseces I. bre, es. Contrariamente a Hamburger y de nuevo concor, dante con M, Bonati, Doleéel precisa que estas formas son Imodalidadesdiscusivas que pueden asumis en dstintos gr 116 i sm sel sl eonstrutivg de mando quel catego del = Pee ene mere ere ees ees ense aes eee i ‘que ganarse su autoridad autentificadora, nena aa inayat ate mos sobre estos extremos en el capitulo 4 de este libro de- EER RMI Tat Geen Se ete ae na ire epee ears Me oon mnt 5 ee epg aise ae inna ae eer ose ear Peer enn >, cay ee dominance l quiebra de segusdad foteiaa cet iy uae ti ome le ieee ones pean neeees ‘La Biblioteca de Babel en el mismo volumen, paca semejante PE Got en mia coer sn Se me regidas institucionalmente por la via de los géneros y die tle Sante rela Eh ale pk ae spusionciaas item mae a -rcambiarse. Escribir una ficcién implica la creacién de un De eas Seen nee ae tar needed per Ce ‘cites que cuit ealerdan os Palabras el del ato y uy ‘Mignolo analiza las dimensiones seménticas y pragméticas de cst discuro, que permite la ceaién de una suacon fe ticia de enunciaci6n, Desde un punto de vista pragmaico la convencién de fccionaidad tiene como marca distintiva la no-correferencialidad entre la fuente icicia de enunciacién (oarrador) y la fuente no Fiticia de enunciacin (autor). Tl ‘marca esté claramente inserra en nuestra cultura lteratiay es tuna norma de la insticucién lteraria, de tal forma que quien Pedic un discus literario fiona «semiotiaysv acto de lenguaje inscribiéndolo en la convencién de ficionalidad y en las normas dela institucinliteraria. Pero al mismo tiem po hay una ssemantizacién» de la enunciacién ficticia, por la tual se rea un espacio ficcional de la enuncizcién por medio dl los sistemas pronominal, os deicticos, la vor, las modal dade, etc. Mignolo hace un recorido por la semantizacién pronomino-tempora, la scmantizacién del contexto de situa- ‘in y la semantizacién denotativa y modal. En estos tres niveles de semantizacién procede la literatura a crear una complejidad del acto de la enunciacién, proble- matizando el «yo» pronominal, los deetios, el context, ete. 1 lector interpreta estos mecanismos de la semntica del dis ‘urso ficeional literatioy los inscribe en el proceso de semio- tizacién o inscripcién pragma, como usos convencionales segulados por a instituciéa lteraia. La semiotzacién o prage itica gobierna el «pacto de leewura» por el cual el discurso fiecional es «verdadero», en el sentido de creat a ilusién de verdad de sus asertos, pero para ello es preciso que el pro- pio discurso haya semantizado el espacio enunciativo, en la forma que Mignolo describe en los tres niveles enusmerados. A través de una serie de ejemplos, Mignolo recorre la s- ‘mantizacién pronominal en textos narratios y el valor de los deleticos respecto al sistema de su enunciacién, algunos me- ‘anismos ya atendidos por K. Hamburger, en la que eonsti- tuye una monografia muy detallada sobre las formas que adoptan las relaciones pronominales en los textos narratives, como sistemas de alternativas disponibles en el espacio de ‘nunciacién que explota singularmence la literatura y que se leen pot el lector en ef marco de tal comunicacién, Igual que en la semantizaciéu pronominal y sus deixs, opera con las 18 formas en que el relato ficcional modifica ef comtextositua- sional, por lo que aborda Ia problemética de los eacros de lengusjeny los roles de emisor y destnarario en los textos fe- cionales en relaciOn a su areistros. Dicho de otro modo, los procedimienos po [os cules se conigran yconsttayen lox or ilkimo aborda la semantizacién denorativa: el proble- tua de a referencia, dscns mucho mds Ine de Meinong (que veremos en el epigrafe 2.5.) que a las distntas dervaione vias en ol epigafe 2.2 de Frege, Sete et ‘que hubiesen negado la ‘Para Mignolo a seman ‘Bcién denotate debe entendere como la eeacign de una situacién fiecional de enunciacién que “verdaderamente narra y describe acciones ocurridas y objetos existentes” (Mignolo, 1982:115), asintiendo bdsicamente las cesis de Martinez Bo- ati y L. Doletal, pero offeciendo una tercera probabilidad atematia al dsbare de ambos (que seabaros de sine) sta posiilidad sera lade proponer que sla creaciéne de en- cidade Recionales x pertinente cuando se alia cl acto de lenguaje del autor en relacin con su audiencia, En el emun- do actual» del autor y su audiencia, §. Holmes, no existe en ef mismo nivel que Napoledn o el mismo Doyle. «Autentfi- caciéns designaria la operaci6n que reliza el narrador no en tl mundo actual sino en un mundo alernativo al nuestro, En esc mundo las acciones y entidades no son «creadas» sino que cxisten. Es precisamente por esto que el narrador no las crea sino que las autensfica (bidem:117). Apelando a la ceoria dejetica de Lewis de mundos actuales y mundos posibles, Mignolo resuelve el problema de la autentiicacin oftecien™ ddoestaalternativa que combina y armoniza en cierto modo las posiciones de Martinez Bonati yl. Doletel «si dstinguimos Ia “atuslided” del mondo del autor y de su audiencia, dela “actualidad” dol mundo del naceador ¥ de Su autiencia, podemos resolver el problema de la denotacion de los objetosfiecionalesdiciendo que los objetos son erea- {dos en ef mundo aetna del autor y de su audiencia, pero que fos objetos enisten en el mundo actual del narrador y desi angiensa: el narrador s6lo autenilicasuexistencia. La aufen- Uactdn de a existencia de las enidades que componen el re Tato del narrador seri el procedimentoasteo dela seman ‘actin denotativas (hides: 117, subraya el autor) 19 pat Pati wobeaseman acim modal os laa roblema de los mundos posible, que veremos en el epi pr aur eb eer en cialmence probleméticos de la nueva narrativa para amplae las propuestas basicas de L, Dolefel (Dolezel, 1976). En definitiva W. Mignolo ha offecido un desplegue muy signifi cativo de problemas que ahondan en la categoria mnarrador fcticion concibiendo tl categoria en los varios niveles (prone. rina terpora contextual moda) en os que a categora que es semiotizada por principios pragmaticos~ se semant- saenlos discuss feconleslierros 2.5. La ficcién y el circuito agrietado de una semiosis compleja El desarrollo de las teorfas sobre la ficcién la icionalidad desde I concepeicn de un isla inaginai, ‘en los términos apuntados, de la ficcionalidad del discurso. Ilsme, son convents con coda una nex decent ee inc ypragmdtcos que las modernas tia aeerts han contgurado como pateneent as pageiiea rte curso Itc como proces de semigdeide comercial, la itucién literaria ha educado a los lectores y oyentes a a mas de ecpencomvencona geomet Cult eratoen un rut agreed, hel que sor nia plantear la icin como una*comunicion'tdl roe see aa sin que candi e iota en el circuito las dife- rene eyes que rg Tos proceso de srs comple se dan ea la comunicacin misma, ee Hemos visto que W. plese oaeePe ‘esta perspecti- va como un mare pesaposcional, de tipo prpmifen onl a ee aS nate ciona, len adecundamente Ls props denomimacde oe gee pina caer omen pore a ses Ec Epo et, mun ts el cco una variables, ques ben ecden el jv de est lbzo no debe marginare su anotacén somera Inlasa el tense comnunicadY nsdn nance sso lena hha planteado 120 \esoluble en términos de referencia o significado semintico ne gure qe nse an vp oun campo smn: irae tip cannes nero 5 eee onerarn periodo literario 0 en el mismo autor con telacién al conjun- tw de sus obras, etc. (C. Segre, 1985:100-108 y 1979: aaa) Sou pele 0 acess has daa er idea opm emp Se eee eae caiae ees ibs 1 sacar coe oa ee te allegar sus postulados bdsicos. ; tia serla considerar el circuito especifico de la romania a ag, cea comple sr sae ete al texto Titeravio en una de las partes de una semio- ae at ene sn dni port Lotman (1970). En esa semiosis la categoria emisor no es ‘orfemisor y para la segunda, en la de lector/destinatario. ie ey coro seonasde went Pe seca i rap ome Ta aOR ae icp mmo eae he sens dimes cn seg exer e lv ros Se a ecg, yagin ene peas ge mm Sole cry imagine Cen Ee ae Ee tapos oar ae ss dee oO iden dn comico coed a ai a ialane bee mote ore Ie i mae pr ano. 11 Los concertos de stuacién no son idétios en emisor 9 dexcnaaroy precisamente porgue tal comanicacion ent Smibos sc rales i bye you ineulo al texto sue por solo carctr die las pocenialdades interpreta que dan senio ala semen tneraia como hermengutcn ‘exeal(C. Segre, 1986:18). Blo que sigue anliare breve rent algunos de estos prevpustos que ener snd en ands po ators tsa aa sla deconalg denen mio, se hemes plo sado en 24, pede entenderse para calguts lector sent ive due lemon coment a una eaegora construda culturalmente que las disiess paces han modelizado en los eésminos de sa propia concep: clin de gran, Hor medal y aor reco ro abren el mismo caro desgnfcacton, porque han parca una diffrence vstin de pouty it orttnalided. ec (Fians Robert Jas, 1977 y W.atarkewices 1976): A Gem: po que el autor ev anifce del texto es gran, como atc fay de su verdad. Pero incluso eta garanta obedece ence tntos modelos de dscuno y para dienes cpocas 2 mec. nisms de atenticdad diverse. En pine har porque Sendo est, el auor solamente & deinido en avo Ssedor de un texto, des obey tc lugar dese el ua a {Stegoriaatror cobra eeyanla como eta ‘este respec pucee Tuminadore la propuesta de Mic chal ose (96) Pa Michel Fouts sot eu nombre propio que no fuaions exacament igual qu cal Air acto nombre de persona, Lor spociflon los Herron thos lor pecudénimos ton todos els endimenos may unl dow a la tansducci lieraay son posibles preciamente porguc el nombre de autor rere no'y un indivi toa mente rei a ampoco toulmente imaginario Dice Antonio Campillo glia a Foucauke «no estén en el exterior nen el interior de dscarso, sino {que se sta en su mismo borde, por asi deci, y ejeree res pecto a dicho discurso-una funcion casfieatora. No solo da lund aun texto 0 discus eserto sino a todo un conjuato heterogéneo de texts a los que permite agrupar y delimitar como un corpus unitario, como una "obra"... Ademés, et nombre de autor permite caracterizar an cera tipo de tex- tosen el interior de una sociedad» (A. Campillo, 1992.28.29) 12 En efecto, la vor cautors remite aun estatus especial que singulariza una produccién y un modo de circulacion de la ‘bra, Foucault ha atendido especialmente al fendmeno de la ‘aviabilidad histérica de esta categoria y muestra su depen- Alencia respecto a un momento concreto de la historia de Oc- ‘dente, en torno a los siglos Xv y Xvi, que ha acrecentado dd valor de la autorla para los textos lterarios al tiempo que hha deerecido la significacién de la misma para textos cientf- cos, Foucaule analiza el surgimiento del concepto de propic- lad inteleceual, derecho de autor, ete, pero al tiempo que ‘concede paralela importancia a la categoria de autor como funcién del texto, a euya reconstruccién se ha entregado la Filosofia. De ese modo hey una solidaridad entre el texto y la nocién misma de autor: no es el autor el que produce o eje- Cita un texto, sino que es el texto el que da origen al ente de ravi que es el autor , . Ta lectura del ensayo de Foucault evidencia que la focio- nafidad puede incluso predicarse para I propia problematiza- tin que la categoria autor sufre en fos procesos de interpre- tei isco y Trai. Foal ha moved preci ‘mente las diferentes funciones que tal caregoria puede s tila modernidad,lgadas a la isis de los modelos de veraci- dad y autenticidad, problematizando el origo mismo del dis “Tal fenémeno es inserto en fa propia estructura dela co- smunieacin lterariay sera inal una tot de fin que no contemplase la peculiar semiosis que en el hecho literario se origina. Frente alos modelos que han seguido los lgicos y fos flos6fos analticos y frente al modelo que reproduce Ro- ia kaon wad de as cencis de nfomacin, hha relevado la peculiar grieta que se produce en la sere ektontome o mensfedestmuai al ht ver que la primera y fundamental observacién (en la comunica- «in lteraria) es que el emisory el destinaario no son copre- ‘Sentes,e« més, generalmente pertenecen a tiempos diferentes. ‘Al contrario de lo que ocurre con la trfada emisor-mensaje- ‘estinataro, Ia comtunicacion literaria parece operar en un ‘doble plano, emisor mensaje y mensaje destinatavio, Resulta- or la comunicacién tiene vn solo sentido; no es posible, ‘como en Ia conversaeién, ni of control de la comprensin det 123 destinatario (feedback), ni of suste de Ia comunicaiéa en re: Tacidn com sus reucciones. En consecuencia, también el con- ‘acto es bastante habil: para empezar esti relacionado s6lo con la diada mensaje-

También podría gustarte