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Aunque Es de Noche
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1, INTRODUCCION
bién el mismo diagnóstico de H.U. Van Balthasar (2). Puede parecernos una cues-
tión lejana, pero es preciso tenerla en cuenta cada vez que debemos introducir en la
teología espiritual, ya que sigue rigiendo muchas otras dicotomías actuales, como la
ya también antigua disyuntiva entre pastoral y teología, entre teología y vida. etc.
Con todo, me parece que en la actualidad, y así lo ha demostrado por ejemplo el IX
Sinodo de Santiago, nos encontramos cada vez más distantes de aquellas opciones
absolutas, aunque no del todo asépticos.
Por cierto, los maestros de la vida espiritual, específicamente los escritores, se
han expresado en las condicionantes de sus respectivas épocas y culturas, pero con
una profundidad de mirada y penetración espiritual y sicológica, que hace de su
doctrina una interpelación universal siempre actual, precisamente por ser hombres y
mujeres de su tiempo con la seriedad que los propios desafíos de la historia re-
querían de la fe. Pero ante todo cabe señalar que han sido hombres y mujeres del
Espíritu que conduce la historia, de ahí la profundidad de su mirada, ellos han sido
hechos por la gracia y sus dones, en cierto sentido COl/l/aturales al Espíritu que
sondea la interioridad de Dios y de los hombres. Lo que me parece equivale al ideal
del teólogo.
En muchas de nuestras clases y encuentros se percibe la necesidad de respon-
der a las interpelaciones que el Espíritu nos hace en la historia, tanto como memoria
y como liberación. Y hay un vivo deseo de dar cuenta de la experiencia de la fe en
Jesucristo, en un lenguaje relevante para una cultura cada vez más diversificada,
pluralista y en gran parte secularista.
Buscamos entonces, en primer lugar, aprender a dialogar, en el mismo dina-
mismo del Dios de la Alianza, en la belleza del misterio de Jesucristo hecho diálogo
perfecto en sí mismo y para los demás. Esto toca la compleja cuestión acerca del
método teológico. Aprendemos a dialogar en una doble sintonía, cuyos polos son la
voz de la experiencia sapiencial como acopio de un saber probado, y la nueva
experiencia que es preciso inventar y arriesgar. Por esto el diálogo y el método de la
teología requieren de una atención tan respetuosa a los autores y a la vida misma,
virtudes que se cultivan en el ejercicio del austero silencio, de la gozosa contempla-
ción y del discernimiento evangélico. Cada una de estas exigencias vividas como
dimensiones permanentes del que busca la verdad habiendo sido alcanzado por ella,
en gratuidad y compromiso vital y no como alternativas al fermento del compromiso
evangélico.
Comenzamos un nuevo año de formación teológica y la teología espiritual
subraya precisamente que se trata más de una formación que de una instrucción.
Con lo dicho hasta aquí podemos afirmar que la teología busca conformar el
alma a la verdad de Dios y del hombre, que se unen en la revelación de la misericor-
dia. Como tal la teología no es sino servicio al amor, el principal de los manda-
mientos.
(2) 1. LECLERCQ. Pl/I1/ifiJllda/1/el1/ali il1 l/l1a s/oria del/a teologia spiri/l/ale, en: Esperiel1za spiritl/ale
e teologia. Al/a sCl/ola dei lI/ol1aci II/edievali. Di fronte e attraverso 262, Milán 1990.60 (Publica-
do originalmente en: Scminarium 14 (1974) 113-122).
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2. ESTILO TEOLOGICO
Aquel saber al que aludía el poeta místico me pareció como atrayente y miste-
rioso, en el sentido de la abundancia de significado que no nos es posible abarcar en
un determinado momento de la vida, y quizá nunca en toda su amplitud. Invitación
secreta que remite hacia una fuente primordial de luz, y que sigue resonando en
diversos momentos, brindándose como una cierta clave o un acceso a la compren-
sión de la vida en su globalidad y más allá de toda dispersión.
Años después me reencontré con esta sentencia en Roma. Era el cuarto cente-
nario de la muerte de san Juan de la Cruz y el Santo Padre ofreció a la Iglesia una
semblanza del santo que destacaba su actualidad. El documento lleva por nombre:
San Juan de la Cruz Maestro en la fe y testigo del Dios Vivo. Formador de creyen-
tes (3). Encontré que aquí había una cierta audacia, porque el Papa extendía a la
historia, y especialmente a la historia europea más reciente, un símbolismo central
de la mística de san Juan de la Cruz: la noche. Ofrecía con esto una clave de inter-
pretación de toda historia en los términos de la noche oscura de la fe.
Luego he tenido oportunidad de profundizar en la rica plurivalencia del símbo-
lo de la noche sanjuanista y percatarme que llega a constituir una experiencia
inobviable de la vivencia misma de la fe cristiana (4). Esta constatación tiene hon-
das repercusiones para el quehacer teológico tanto en el ámbito dogmático como en
el de la experiencia espiritual.
(3) JUAN PABLO 1\, Sall Jllall de la CrllZ Maestro 1'11 la fe y testigo del Dios Vivo. Forlllado!' de
creyelltes. Carta Apostólica del Papa ell el IV Centellario de la IIlllerte de sall Jllan de la Cmz. en:
L' Osservatorc Romano 130, N° 287 (1991).
(4) JUAN FRANCISCO PINILLA A. Los sentidos espirituales ell particlllar: el toque de Dios ell sall
Jllall de la Cruz. DCD. Doctor de la Iglesia. Thcsis ad Docloralum. Roma 1993 en: Anales de la
FaCilItad de Teo!<¡gía vol. lL c. 2 (1998), 20.
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(5) LEÓN FELIPE, Prosas, El libro de bolsillo 837, Madrid 1981, 109. Ha escrito también: La poesía
es una ventana. La ven/al1a, La única ven/una de mi casa.
(6) Ver F. RUIZ S., IlItrodllcciiJlI a sall JI/all de la Cruz. El hombre, los escritos. el sistema, BAC 279,
Madrid 1968, 160. Entre las obras que ayudan a introducirnos en san Juan de la Cruz se encuen-
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las mismas circunstancias en que san Juan de la Cruz ha creado también el Cántico
Espiritual, al menos en sus 31 primeras canciones de la primera redacción (CA) (7),
también el Pastorcico, poesía popular que san Juan de la Cuz ha transformado en
religiosa, según la costumbre literaria de volver a lo divino (8), y los Romances so-
bre la Encarnación.
La versión que tomamos para esta disertación es la establecida por el llamado
Códice Sacromonte de Granada (Gr). Así tenemos 13 estrofas con un estribillo.
3. ANALISrS
tran: CRISÓGONO DE JESÚS,Vida de san Juan de la Cruz, ed. preparada y anotada por MATíAS
DEL N. JESÚS, BAC 435, Madrid111982 (1946); E. PAClIO, San Giovanni del/a Croce, mistico e
teologo en VARIOS, Vita cristiana ed esperienza mistica, Roma 1982, 297-330; Giovanni del/a
Croce, en La Mistica. Fenomenologia e rij1essione teologica, dirigido por E. ANCILLl- VARIOS,
Dios habla en la noche. Vida, palabra, ambiente de San Juan de la Cruz, dirigido por F. RU1Z S.
Madrid 1990 (editado también en italiano, inglés, francés y polaco). EFRÉN DE LA M. DE DIOS - O.
STEGGlNK, Tiempo y vida de san Juan de la Cruz, BAC Maior 40, Madrid 1992. Desde el punto
de vista literario y hermenéutico: Hermenéutica y mística: San Juan de la Cruz, ed. 1. A.
VALENTE - J. LARA, Colección Metrópolis, Tecnos, Madrid 1995; D. ALONSO, La poesía de
san Juan de la Cruz. Desde esta ladera, Madrid 41966 (1942); El misterio técnico en la poesía de
san Juan de la Cruz en su Poesía espwlola. Ensayo de métodos y límites estilísticos. Garcilaso,
Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Gángora, Lope de Vega, Quevedo, Biblioteca Románica
Hispánica II; SAN JUAN DE LA CRUZ. Poesía, introd. de D. YNDURAIN, Letras Hispánicas 178,
Madrid 61990 (con bibliografía especialmente literaria).
(7) SAN JUAN DE LA CRUZ. Obras Completas, J.V. RODRÍGUEZ-F. RUIZ, Madrid 51993, 561. Otras
ediciones: SAN JUAN DE LA CRUZ, Doctor de la Iglesia. Obras Completas, ed. crítica, notas y
apéndices por L. RUANO DE LA IGLESIA, BAC 15, Madrid 121989 (Reimpresián de la edición de
111982 (1957); SAN JUAN DE LA CRUZ. Obras completas, ed. preparada por E. PAClIO, Burgos
1990. Serán también de gran utilidad las Concordancias de los escritos de san Juan de la Cruz,
ed. preparada por J. L. ASTIGARRAGA - A. BORRELL - F. J. MARTIN DE LUCAS (Repertorio com-
pleto de palabras, textos y frecuencias), Roma 1990.
(8) Con la reiteración: y el pecho del amor muy lastimado. Obras Completas .... 79.
LA FUENTE Y LA NOCHE: DOS SIMIlOLOS DE LA TEOLOGIA DE SAN JUAN DE LA CRUZ 273
a. Los símbolos
Antes de la pregunta que nos plantea el poema y llegar a saber qué es lo que se
encuentra simbolizado en estos versos, la poesía nos pone en una especie de sintonía
que se precisa para empatizar con una experiencia, en otras palabras, es el deseo de
llegar a ser partícipe de la finalidad misma del poeta.
Para llegar a la respuesta partimos por determinar los dos grandes símbolos
rectores del poema: la fuente y la noche. El primero es símbolo de la sed y el
segundo, símbolo del no ver. No se trata entonces simplemente del agua, sino de una
fuente donde beber y, por lo tanto, lo que está en juego en el símbolo es la vida
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desprecio de la razón, sino que la noche abre al ámbito de una nueva y más rica di-
mensión de la percepción espiritual, más unificadora y profunda.
Este sentir (percibir) sin ver es para san Juan de la Cruz el símbolo de la fe,
calificada a su vez como único y proporcionado medio de unión con Dios. La fe
sanjuanista es medio de comunión personal, en un sentido eminentemente bíblico
del misterio de la fe. Y queda claro cuanto se puede llegar a saber por fe. Porque el
poema entra en la vida intratrinitaria misma. Pero lo hace al modo de las imágenes y
jiguras, en este caso la metáfora que evoca el misterio de las procesiones intra-
trinitarias son las corrientes de una misma jitente que da vida, donde bebe la crea-
ción entera. ¡Qué distinto del lenguaje del prefacio de la Solemnidad de la Trinidad!
La estrofa 8: El corriente que nace de esta fuente bien sé que es tan capaz y
omnipotente aunque es de noche, claramente se entiende del Hijo, pues nace de esta
fuente, y la estrofa 9, del Espíritu, el cual de estas dos procede: El corriente que de
estas dos procede sé que ninguna de el/as le precede aunque es de noche. Por lo
tanto, aquella eterna fonte escondida, de la primera estrofa bien alude al misterio
trinitario, como al Padre. Y habría que notar aquí que también en el comentario al
primer verso del Cántico Espiritual san Juan de la Cruz parte por pedir al Padre la
revelación de su divina esencia, que es el escondite donde mora el Verbo Amado:
4. LA EXPERIENCIA SIMBOLIZADA
(ll) FRANCISCO DE YEPES, Escritos espirituales. Florecillas de Sil herma/lo San Juan de la Cruz.
Avisos. Coplas y ca/ltarcillos, Logos 38, Madrid 1990,69.
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RESUMEN
ABSTRACT