Aunque Es de Noche

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Teología y Vida, Vol. XL (1999), pp.

26~-277

Juan Francisco Pinilla A.


Profesor de la Facultad de Teología
Pontificia Universidad Católica de Chile

La fuente y la noche: dos símbolos


de la teología de san Juan de la Cruz*

1, INTRODUCCION

En primer lugar, quiero agradecer el honor y la alegría de haber sido invitado a


dictar la lectio inauguralis de este año académico de nuestra Facultad de Teología,
Es la última del milenio y la Providencia ha querido dar la voz a la teología espiri-
tual, al menos ese será nuestro presente intento, Podríamos hallarnos de alguna
manera ante un signo de los tiempos, Por lo tanto corresponde entusiasmar al estu-
dio y a la reflexión de la teología desde la dimensión específica de esta disciplina
teológica, en el espacio que dure la a veces abnegada atención de los presentes, En
verdad, la palabra enthousiasmós designaba el fervor de las sibilas al dar sus orácu-
los. No es el caso aquí. Tal vez deberíamos invitar a exultar, palabra que inaugura el
NT y se dice del mismo Maestro que exsultavit Spiritu Sancto (Lc 10, 21), pero eso
ya es obra del Espíritu Santo en nosotros, sin embargo, nos pone en el centro mismo
del objeto de la teología espiritual cuyo centro de interés es precisamente la expe-
riencia de la vida de la fe.
Bajo esta óptica los reconocidos maestros y doctores de la vida espiritual
aparecen ante nosotros como modelos de un quehacer teológico integral. Ellos han
sabido conjugar en su reflexión teológica, no siempre sistemática en los términos
que esto significa para nuestra modernidad. el testimonio de la propia vida de fe y la
experiencia espiritual. Testimonian, por tanto, algo de aquello que efectivamente
han visto y oído, de lo que han llegado a tocar del misterio del Verbo encarnado,
superando 10 que F. Vandenbroucke llamó en su tiempo, a principio de los años
cincuenta: el divorcio entre teología y mística, hoy diríamos entre teología y espiri-
tualidad (l). En la misma línea se han ubicado Dom J, Leclercq coincidiendo tam-

* Este artículo correspondc a la "Clasc Inaugural" dc la Facultad dc Teología de la Pontificia Uni-


versidad Católica de Chile que tuvo lugar el 22 dc marzo de 1999.
(1) F, VANDENBROUCKE, Le divoree entre théologie et mystiqlle en NRevTh 82 (1950) 372-389;
HANS URS VON BALTIIASAR, Teología y santidad. en Ensayos teológicos. 1 Verhum Caro
(Verbunz Caro. Skizzen zur Theologie 1, Einsiedeln 1960) Teología y siglo XX, 6, Madrid 1964,
235-268; Espiritualidad en ibídem, 269-289.
LA FUENTE Y LA NOCHE: DOS SI:-'11:l0LOS DE LA TEOLOGIA DE SAN JUAN DE LA CRUZ 269

bién el mismo diagnóstico de H.U. Van Balthasar (2). Puede parecernos una cues-
tión lejana, pero es preciso tenerla en cuenta cada vez que debemos introducir en la
teología espiritual, ya que sigue rigiendo muchas otras dicotomías actuales, como la
ya también antigua disyuntiva entre pastoral y teología, entre teología y vida. etc.
Con todo, me parece que en la actualidad, y así lo ha demostrado por ejemplo el IX
Sinodo de Santiago, nos encontramos cada vez más distantes de aquellas opciones
absolutas, aunque no del todo asépticos.
Por cierto, los maestros de la vida espiritual, específicamente los escritores, se
han expresado en las condicionantes de sus respectivas épocas y culturas, pero con
una profundidad de mirada y penetración espiritual y sicológica, que hace de su
doctrina una interpelación universal siempre actual, precisamente por ser hombres y
mujeres de su tiempo con la seriedad que los propios desafíos de la historia re-
querían de la fe. Pero ante todo cabe señalar que han sido hombres y mujeres del
Espíritu que conduce la historia, de ahí la profundidad de su mirada, ellos han sido
hechos por la gracia y sus dones, en cierto sentido COl/l/aturales al Espíritu que
sondea la interioridad de Dios y de los hombres. Lo que me parece equivale al ideal
del teólogo.
En muchas de nuestras clases y encuentros se percibe la necesidad de respon-
der a las interpelaciones que el Espíritu nos hace en la historia, tanto como memoria
y como liberación. Y hay un vivo deseo de dar cuenta de la experiencia de la fe en
Jesucristo, en un lenguaje relevante para una cultura cada vez más diversificada,
pluralista y en gran parte secularista.
Buscamos entonces, en primer lugar, aprender a dialogar, en el mismo dina-
mismo del Dios de la Alianza, en la belleza del misterio de Jesucristo hecho diálogo
perfecto en sí mismo y para los demás. Esto toca la compleja cuestión acerca del
método teológico. Aprendemos a dialogar en una doble sintonía, cuyos polos son la
voz de la experiencia sapiencial como acopio de un saber probado, y la nueva
experiencia que es preciso inventar y arriesgar. Por esto el diálogo y el método de la
teología requieren de una atención tan respetuosa a los autores y a la vida misma,
virtudes que se cultivan en el ejercicio del austero silencio, de la gozosa contempla-
ción y del discernimiento evangélico. Cada una de estas exigencias vividas como
dimensiones permanentes del que busca la verdad habiendo sido alcanzado por ella,
en gratuidad y compromiso vital y no como alternativas al fermento del compromiso
evangélico.
Comenzamos un nuevo año de formación teológica y la teología espiritual
subraya precisamente que se trata más de una formación que de una instrucción.
Con lo dicho hasta aquí podemos afirmar que la teología busca conformar el
alma a la verdad de Dios y del hombre, que se unen en la revelación de la misericor-
dia. Como tal la teología no es sino servicio al amor, el principal de los manda-
mientos.

(2) 1. LECLERCQ. Pl/I1/ifiJllda/1/el1/ali il1 l/l1a s/oria del/a teologia spiri/l/ale, en: Esperiel1za spiritl/ale
e teologia. Al/a sCl/ola dei lI/ol1aci II/edievali. Di fronte e attraverso 262, Milán 1990.60 (Publica-
do originalmente en: Scminarium 14 (1974) 113-122).
270 JUAN FRANCISCO PINILLA A.

2. ESTILO TEOLOGICO

En esta motivación al estudio de la teología me ha parecido conveniente traer


un testimonio de teología que conjugara una captación profunda del hombre ante
Dios con una actual sensibilidad cultural que nos hace más despiertos a la belleza, la
gratuidad y la música.
Recuerdo que siendo todavía seminarista, en la última clase de Antropología
teológica, la Profesora Dra. A. Meis le pidió a un seminarista que leyera o mejor
dicho que declamara un poema que me pareció ella quería ofrecer como una cierta
síntesis del curso. Era un poema de san Juan de la Cruz, cuyo estribillo, aunque
repetido muchas veces no marcaba una monotonía, sino que abría a una densidad
creciente, produciendo una intensidad que agravaba la sentencia e invitaba a to-
mársele muy en serio, los versos repetían a cada sentencia: aunque es de noche. El
estribillo completo del poema dice:

Qué bien sé yo la fonte que lIIono y corre,


aunque es de noche.

Aquel saber al que aludía el poeta místico me pareció como atrayente y miste-
rioso, en el sentido de la abundancia de significado que no nos es posible abarcar en
un determinado momento de la vida, y quizá nunca en toda su amplitud. Invitación
secreta que remite hacia una fuente primordial de luz, y que sigue resonando en
diversos momentos, brindándose como una cierta clave o un acceso a la compren-
sión de la vida en su globalidad y más allá de toda dispersión.
Años después me reencontré con esta sentencia en Roma. Era el cuarto cente-
nario de la muerte de san Juan de la Cruz y el Santo Padre ofreció a la Iglesia una
semblanza del santo que destacaba su actualidad. El documento lleva por nombre:
San Juan de la Cruz Maestro en la fe y testigo del Dios Vivo. Formador de creyen-
tes (3). Encontré que aquí había una cierta audacia, porque el Papa extendía a la
historia, y especialmente a la historia europea más reciente, un símbolismo central
de la mística de san Juan de la Cruz: la noche. Ofrecía con esto una clave de inter-
pretación de toda historia en los términos de la noche oscura de la fe.
Luego he tenido oportunidad de profundizar en la rica plurivalencia del símbo-
lo de la noche sanjuanista y percatarme que llega a constituir una experiencia
inobviable de la vivencia misma de la fe cristiana (4). Esta constatación tiene hon-
das repercusiones para el quehacer teológico tanto en el ámbito dogmático como en
el de la experiencia espiritual.

(3) JUAN PABLO 1\, Sall Jllall de la CrllZ Maestro 1'11 la fe y testigo del Dios Vivo. Forlllado!' de
creyelltes. Carta Apostólica del Papa ell el IV Centellario de la IIlllerte de sall Jllan de la Cmz. en:
L' Osservatorc Romano 130, N° 287 (1991).
(4) JUAN FRANCISCO PINILLA A. Los sentidos espirituales ell particlllar: el toque de Dios ell sall
Jllall de la Cruz. DCD. Doctor de la Iglesia. Thcsis ad Docloralum. Roma 1993 en: Anales de la
FaCilItad de Teo!<¡gía vol. lL c. 2 (1998), 20.
LA FUENTE Y LA NOCHE: DOS SIMBOLOS DE LA TEOLOGIA DE SAN JUAN DE LA CRUZ 271

En un primer nivel, la noche sanjuanista recuerda a la teología y a toda expe-


riencia espiritual, los límites de una percepción in via del misterio revelado y oculto,
precaviendo así de un hablar simétrico respecto a Dios, o idolátrico para decirlo en
los queridos términos del Prof. Dr. Bentué. Pero hay que decir que, a la vez, esta
misma asimetría del hombre frente al misterio clivino funda la misma analogía.
Analogía y paradoja del lenguaje de la fe constituyen dos movimientos del espíritu
del hombre ante la sorpresa del misterio, comunicado para dar vida e inefable en la
plenitud de esa misma vida. Ambos impulsos parecen pertenecer al dinamismo pro-
pio del amor que comunica entrañablemente a los amados sin nunca fundirlos. Al
contrario, la asimetría se exacerba en la auténtica intercomunicación personal, y hay
también un reconocimiento recíproco del uno en el rostro del otro, de una belleza en
la otra; una fontal, la otra in via. Así lo podemos confirmar en un estudio mayor,
que ya estamos concluyendo en un equipo de investigación, al comparar los comen-
tarios al Cantar de los Cantares de Orígenes, de Gregario de Nisa, y el Cántico Es-
piritual de san Juan de la Cruz, y abriéndonos hasta Gregario Magno.
Otro poeta español, León Felipe, ha dicho que la poesía son hogueras encendi-
das en la noche (5). Podríamos agregar que sobre todo la teología, sobre todo la
mística, sobre todo la espiritualidad. Las hogueras del poeta pueden aparecer como
defensas humanas ante la amenaza de la oscuridad del misterio que parece engullir
el sentido de la existencia, una urgencia titánica por alumbrar la noche y que no se
cierna totalmente, como aquella oscuridad enloquecedora que producen las así lla-
madas pinturas negras de Gaya.
Las hogueras de la teología son distintas, aunque la percepción de la oscuridad
nocturna como amenazante puede ser la misma. Las hogueras de la teología se han
encendido en Emaús, con el mismo fuego de aquella zarza del Horeb que arde y no
se consume: calidez y misterio. Son hogueras aun cuando parece ser de día para
todo el mundo, y hoguera más que nunca en su origen focus, focarius, hogar: oferta
de nido y convivencia; de comunidad y canturreo; de memorias y narraciones cau-
tivantes al claroscuro y al calor de la auténtica verdad de un Dios que Él mismo
busca revelarse y comunicarse, que danza al compás de los mismos gritos de aque-
llos que claman por una plenitud de pertenencia y de arraigo.
En el nivel de la experiencia espiritual, y del dinamismo de la transformación
descrita por san Juan de la Cruz, la noche significa purificación de toda especie de
anclamiento del alma en lo que no es Dios, abriendo los horizontes intransitados de
la alianza personal con el Dios vivo, el cual no se revela sino en el camino de la
obediencia de la fe.
El poema al que me refiero lleva por título: Cantar del alma que se huelga de
conocer a Dios por fe. Corresponde a una de las veinte poesías de san Juan de la
Cruz. Con toda probabilidad su composición data de los meses pasados por él en la
prisión conventual de Toledo entre diciembre de 1577 hasta agosto de 1578 (6). Son

(5) LEÓN FELIPE, Prosas, El libro de bolsillo 837, Madrid 1981, 109. Ha escrito también: La poesía
es una ventana. La ven/al1a, La única ven/una de mi casa.
(6) Ver F. RUIZ S., IlItrodllcciiJlI a sall JI/all de la Cruz. El hombre, los escritos. el sistema, BAC 279,
Madrid 1968, 160. Entre las obras que ayudan a introducirnos en san Juan de la Cruz se encuen-
272 JUAN FRANCISCO PINILLA A.

las mismas circunstancias en que san Juan de la Cruz ha creado también el Cántico
Espiritual, al menos en sus 31 primeras canciones de la primera redacción (CA) (7),
también el Pastorcico, poesía popular que san Juan de la Cuz ha transformado en
religiosa, según la costumbre literaria de volver a lo divino (8), y los Romances so-
bre la Encarnación.
La versión que tomamos para esta disertación es la establecida por el llamado
Códice Sacromonte de Granada (Gr). Así tenemos 13 estrofas con un estribillo.

3. ANALISrS

Es oportuno tener presente el poema para poder avanzar juntos en su com-


prensión.

Qué bien sé yo la fonte que mana y corre,


aunque es de noche.

l. Aquella eterna fonte está escondida,


qué bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche.
2. En esta noche oscura de la vida,
qué bien sé yo por fe la fonte frida
aunque es de noche.

3. Su origen no lo sé, pues no lo tiene,


mas sé que todo origen della viene,
aunque es de noche.

tran: CRISÓGONO DE JESÚS,Vida de san Juan de la Cruz, ed. preparada y anotada por MATíAS
DEL N. JESÚS, BAC 435, Madrid111982 (1946); E. PAClIO, San Giovanni del/a Croce, mistico e
teologo en VARIOS, Vita cristiana ed esperienza mistica, Roma 1982, 297-330; Giovanni del/a
Croce, en La Mistica. Fenomenologia e rij1essione teologica, dirigido por E. ANCILLl- VARIOS,
Dios habla en la noche. Vida, palabra, ambiente de San Juan de la Cruz, dirigido por F. RU1Z S.
Madrid 1990 (editado también en italiano, inglés, francés y polaco). EFRÉN DE LA M. DE DIOS - O.
STEGGlNK, Tiempo y vida de san Juan de la Cruz, BAC Maior 40, Madrid 1992. Desde el punto
de vista literario y hermenéutico: Hermenéutica y mística: San Juan de la Cruz, ed. 1. A.
VALENTE - J. LARA, Colección Metrópolis, Tecnos, Madrid 1995; D. ALONSO, La poesía de
san Juan de la Cruz. Desde esta ladera, Madrid 41966 (1942); El misterio técnico en la poesía de
san Juan de la Cruz en su Poesía espwlola. Ensayo de métodos y límites estilísticos. Garcilaso,
Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Gángora, Lope de Vega, Quevedo, Biblioteca Románica
Hispánica II; SAN JUAN DE LA CRUZ. Poesía, introd. de D. YNDURAIN, Letras Hispánicas 178,
Madrid 61990 (con bibliografía especialmente literaria).
(7) SAN JUAN DE LA CRUZ. Obras Completas, J.V. RODRÍGUEZ-F. RUIZ, Madrid 51993, 561. Otras
ediciones: SAN JUAN DE LA CRUZ, Doctor de la Iglesia. Obras Completas, ed. crítica, notas y
apéndices por L. RUANO DE LA IGLESIA, BAC 15, Madrid 121989 (Reimpresián de la edición de
111982 (1957); SAN JUAN DE LA CRUZ. Obras completas, ed. preparada por E. PAClIO, Burgos
1990. Serán también de gran utilidad las Concordancias de los escritos de san Juan de la Cruz,
ed. preparada por J. L. ASTIGARRAGA - A. BORRELL - F. J. MARTIN DE LUCAS (Repertorio com-
pleto de palabras, textos y frecuencias), Roma 1990.
(8) Con la reiteración: y el pecho del amor muy lastimado. Obras Completas .... 79.
LA FUENTE Y LA NOCHE: DOS SIMIlOLOS DE LA TEOLOGIA DE SAN JUAN DE LA CRUZ 273

4. Sé que no puede ser cosa tan bella,


y que cielos y tierra beben della,
aunque es de noche.
5. Bien sé que suelo en ella no se halla,
y que ninguno puede vadealla,
aunque es de noche.
6. Su claridad nunca es oscurecida,
y sé que toda luz de ella es venida,
aunque es de noche.
7. Sé ser tan caudalosos sus corrientes,
que infiernos, cielos riegan y las gentes,
aunque es de noche.
8. El corriente que nace de esta ji/ente
bien sé que es tan capaz y omnipotente,
aunque es de noche.
9. El corriente que de estas dos procede
sé que ninguna de ellas le precede,
aunque es de noche.
10. Bien sé que tres en sola una agua viva
residen, y una de otra se deriva,
aunque es de noche
11. Aquesta eterna fonte está escondida
en este vivo pan por darnos vida,
aunque es de noche.
12. Aquí se está llamando a las criaturas,
y de esta agua se hartan, aunque a escuras
porque es de noche.
13. Aquesta viva fuente que deseo,
en este pan de vida yo la veo,
aunque es de noche

a. Los símbolos

Antes de la pregunta que nos plantea el poema y llegar a saber qué es lo que se
encuentra simbolizado en estos versos, la poesía nos pone en una especie de sintonía
que se precisa para empatizar con una experiencia, en otras palabras, es el deseo de
llegar a ser partícipe de la finalidad misma del poeta.
Para llegar a la respuesta partimos por determinar los dos grandes símbolos
rectores del poema: la fuente y la noche. El primero es símbolo de la sed y el
segundo, símbolo del no ver. No se trata entonces simplemente del agua, sino de una
fuente donde beber y, por lo tanto, lo que está en juego en el símbolo es la vida
274 JUAN FRANCISCO PINILLA A.

misma. La mención de la fontefrida, especifica más este sentido de saciedad, por el


encuentro, ya que en la poesía castellana de los siglos XIV-XVI fóntefrida significa
lugar de encuentro o de citas. En el habla simbólica del poeta la fuente remite a la
sed, y esta, a su vez, según la estrofa final queda claro que es el deseo de Dios.
Las reminiscencias bíblicas de su simbología son evidentes: los salmos, Meribá,
Ezequiel y el pozo de Jacob, entre otras. Hay entonces una situación existencial que
está descrita aquí.
Todas las estrofas del poema repiten aunque es de noche, salvo la undécima
que dice porque es de noche. Esta insistencia en la situación nocturna va paralela a
la certeza del poeta, expresada en un saber que está marcado en diez estrofas, por un
enfático: sé o un bien sé (estrofas 1,2,5, 8 y 10). De ahí la conjunción adversativa
aunque. Por lo tanto, lo simbolizado en este caso por la noche es la aparente igno-
rancia de un saber escondido, como un secreto nocturno. Siendo noche, es decir
privación de la luz, y aplicado al conjunto de la vida: noche oscura de la vida, el
místico logra ver. Paradoja que también se expresa en la última estrofa: yo la veo.
No podemos dedicarnos aquí a profundizar en este gran símbolo sanjuanista, que es
correlativo al de la llama. Sin embargo, cabe advertir que para san Juan de la Cruz
existe una doble razón de la oscuridad de la fe: una razón por el exceso de Dios ante
el cual se presenta la criatura y una razón de ceguera del pecado y del desorden de
los apetitos que impiden acceder a la plenitud de la luz divina. De ahí la necesidad
de una transformación interior entrando precisamente en una asimilación con el fue-
go que debe quemar y purificar toda desemejanza para hacer del alma una brasa
incandescente: es el símbolo de la unión divina por amor.
En resumen los símbolos del presente poema nos remiten, por una parte a un
dinamismo de la sed, en el ámbito de lo afectivo, del deseo y, por otra parte, a un
dinamismo del conocimiento, o de una certeza profunda que permanece en el miste-
rio. Ambas dimensiones configuran la experiencia espiritual de la fe cristiana y dan
forma a la teología espiritual.

b. Los temas teológicos

Los temas teológicos más patentes en el poema son la Trinidad (estrofas 8, 9 y


10) Y la eucaristía (estrofas 11 y 13). Se ha dicho que habría una cierta gradación
hacia una concreción más subjetiva del misterio aquí cantado (9).
Si es de noche no se puede ver, aunque sí sentir el correr de una fuente o de un
torrente, al modo como san Juan oiría desde su encierro el rumor del vecino río Tajo
(lO). No ver hace alusión a la luz de la razón natural, por eso aunque el místico no
ve por la razón, no por eso se encuentra privado de percepción. Al contrario, esta
ceguera más parece ser una condición de posibilidad para el despertar de los senti-
dos espirituales, en continuidad con el pensar de san Buenaventura sobre el tema.
Sin embargo, no caemos en una especie de sentimentalismo de la fe, tampoco en un

(9) F. RUlz S.• Introducción a san Juan de la Cruz ...• 160.


(10) F. RUIZ S.• Introducción a san Juan de la Cruz ...• 161.
LA FUENTE Y LA NOCHE: DOS SIM130LOS DE LA TEOLOGIA DE SAN JUAN DE LA CRUZ 275

desprecio de la razón, sino que la noche abre al ámbito de una nueva y más rica di-
mensión de la percepción espiritual, más unificadora y profunda.
Este sentir (percibir) sin ver es para san Juan de la Cruz el símbolo de la fe,
calificada a su vez como único y proporcionado medio de unión con Dios. La fe
sanjuanista es medio de comunión personal, en un sentido eminentemente bíblico
del misterio de la fe. Y queda claro cuanto se puede llegar a saber por fe. Porque el
poema entra en la vida intratrinitaria misma. Pero lo hace al modo de las imágenes y
jiguras, en este caso la metáfora que evoca el misterio de las procesiones intra-
trinitarias son las corrientes de una misma jitente que da vida, donde bebe la crea-
ción entera. ¡Qué distinto del lenguaje del prefacio de la Solemnidad de la Trinidad!
La estrofa 8: El corriente que nace de esta fuente bien sé que es tan capaz y
omnipotente aunque es de noche, claramente se entiende del Hijo, pues nace de esta
fuente, y la estrofa 9, del Espíritu, el cual de estas dos procede: El corriente que de
estas dos procede sé que ninguna de el/as le precede aunque es de noche. Por lo
tanto, aquella eterna fonte escondida, de la primera estrofa bien alude al misterio
trinitario, como al Padre. Y habría que notar aquí que también en el comentario al
primer verso del Cántico Espiritual san Juan de la Cruz parte por pedir al Padre la
revelación de su divina esencia, que es el escondite donde mora el Verbo Amado:

Adónde te escondiste Amado


y me dejaste con gemido

Comenta diciendo: el lugar donde mora el Amado es el seno del Padre.


La eterna fonte de la estrofa 11 parece simbolizar directamente a Cristo, pero
también se puede referir a la vida trinitaria en su conjunto que se da en el Hijo en la
eucaristía.
En la última estrofa, que sirve de inclusión, hay un paralelismo con el verso de
la primera estrofa, cambiando aquel/a por aquesta, pero la fuente es la misma. Por
lo tanto, la manida de la primera estrofa, que significa: asiento o residencia, puede
ser perfectamente la eucaristía misma, haciendo de todo este poema un poema euca-
rístico. Insistencia que se encuentra en la estrofa 13 y final:

Aquesta viva fuente que deseo,


en este pan de vida yo la veo

La vista ha venido a saciar el deseo, el místico afirma rotundamente yo la veo.


La noche parece no existir en este ámbi to eucarístico. O mejor dicho, el sacramento
es la forma precisa de ver en la noche oscura de la vida.
En el poema, la fonte es adjetivada como eterna y puesto esto en relación a
estar escondida. En la estrofa final la fonte es adjetivada como viva y es puesta en
relación al deseo. La eternidad va pareja al misterio de la incognoscibilidad, como la
vida al misterio de la comunicación divina.
El poema aunque es de noche, ¿es un canto eucarístico en el deseo de celebrar
la eucaristía que le está impedida al santo por tanto tiempo en su injusto cautiverio?,
¿es un canto trinitario que lo eleva sobre la noche de su prisión?, ¿es ambas cosas, o
una tercera?
276 JUAN FRANCISCO PINILLA A.

4. LA EXPERIENCIA SIMBOLIZADA

Qué bien sé yo la fonte es un poema breve, mejor todavía un poema síntesis, en


el cual por cierto que hay teología y en cuestiones de no poca monta. Ahí están nada
menos que el tema de las procesiones divinas y de la unidad de esencia ¿Pero cómo
acude al espíritu de san Juan de la Cruz el saber teológico? Esa me parece que es la
grandeza mayor de san Juan de la Cruz para la teología. Tener un alma configurada
a los misterios que ha estudiado en su tiempo de escolar salmantino, misterios
contemplados y gustados en el ejercicio de la oración; misterios, en fin, motores de
la renovación de la vida religiosa en la que, a instancias de santa Teresa de Jesús, se
empeñó toda su vida y por ella padeció hasta su muerte.
No parece que el doctor místico se haya propuesto el tema del poema con
antelación. Más bien parece brotar de su interior con espontaneidad, en el silencio
demoledor de su prisión toledana, castigado por rebelde por sus propios hermanos
que se oponen a la reforma teresiana, allí se halla con un destino incierto, y con los
sentidos tan aguzados como para volver a lo divino toda circunstancia. En esta
situación extrema, ¿qué brota? Pues, una comprensión de su experiencia vital expre-
sada en los símbolos de la fonte y de la noche. Dios se le hace caudal que irriga su
sequedad, las procesiones trinitarias le son refrescantes y fuentes para su sed y de
toda la creación. Saber bien dónde se encuentra la fuente era percibir su murmullo
interior, inagotable, eterno. La noche, que es un símbolo mayor y vertebra las demás
obras de san Juan de la Cruz, simboliza la fe, un paso hacia la luz absoluta, un pe-
ríodo de esperanza cierta. Pero vemos sobre todo cómo teología y vida se interpre-
tan recíprocamente.
Se desprende también de esta producción lírica hasta qué punto el sentido
eucarístico y sacramental empapaban la comprensión misma de su propia experien-
cia cristiana. Pero ante todo de qué manera el misterio de la Encarnación era rector
de su seguimiento de Cristo. De qué manera también ha integrado el dolor en la
existencia personal sin evasión, la misma inspiración con la que, comenzada la
reforma en Duruelo cambió su nombre a de la Cruz, para expresar la médula de una
auténtica pertenencia al Crucificado. Su hermano Francisco Yepes relata una confi-
dencia que le hiciera su hermano siendo prior en Segovia, la última vez que lo vio:

Acabando de cenar una noche, tomóme por la mano y llevóme a la huerta. Y


estando allí solos, me dijo: Quiero contaros una cosa que me sucedió con
Nuestro Sellor. Teníamos un crucifijo en el convento, y estando un día delante
de él, parecióme estaría más decentemente en la iglesia, y con deseo de que no
sólo los religiosos le reverencias en, sino también los de fuera. Híce/o como
me había parecido. Después de tenerle en la iglesia, puesto lo más decente-
mente que pude, estando un día en oracián delallle de él, me dijo: fr. Juan,
pídeme lo que quisieres que yo te lo concederé por este servicio que file Izas
hecho. Yo le dije: SOlor, lo que quiero que me deis es trabajos que padecer
por Vos, y que yo sea menospreciado y tenido en poco (11).

(ll) FRANCISCO DE YEPES, Escritos espirituales. Florecillas de Sil herma/lo San Juan de la Cruz.
Avisos. Coplas y ca/ltarcillos, Logos 38, Madrid 1990,69.
LA FUENTE Y LA NOCHE: DOS SIMBOLOS DE LA TEOLOGIA DE SAN JUAN DE LA CRUZ 277

En este mismo sentido es también evidente su predilección por la figura de


Job.
Un testimonio grandioso en su sencillez como el de san Juan de la Cruz inter-
pela en el sentido de la integralidad teológica de nuestros propios estudios y en-
señanza. Estaríamos tentados a ver más que un teólogo, más que un poeta místico,
pero la verdad es que nos pone un estilo genuinamente teológico no sólo de pensar
sino de vivir.
La teología espiritual profundizando en la experiencia cristiana, sigue atenta
el desarrollo de la vida intratrinitaria y de la caridad. Se ofrece entonces como un
real estado de cuenta sobre la asimilación o internalización del misterio de la Encar-
nación del Verbo hasta la cruz.
Al decir integralidad teológica quiero expresar la búsqueda o al menos la in-
quietud por entrar en el misterio revelado atentos a todas sus dimensiones que lo
hacen ser un misterio para la vida; tanto en su vertiente litúrgica como en su expre-
sión orante, en su derrotero eclesial y la misión en el mundo. A esta luz podemos
preguntarnos por último ¿qué es lo definitivamente pastoral, qué es lo teológico? La
pregunta queda abierta.

RESUMEN

El poema Aunque es de noche aparece como un auténtico testimonio de teología espiri-


tual. En sus símbolos rectores de la luente y la noche se perciben el dinamismo alectivo y
cognitivo implicados en toda experiencia espiritual cristiana. En ella el habla mística reúne en
simultaneidad y armonía tanto la percepción de Dios en cuanto misterio sobreabundante como
la comunicación personal que atañe a la vida. A esta luz el quehacer teológico aparece como
servicio al mandamiento del amor, en cuanto es un saber que busca conligurar al creyente con
la verdad de Dios y del hombre mismo. Una verdad que se sintetiza en la revelación de la
misericordia, ya sea en la vida intratrinitaria, como en la vida eucarística, ambos, misterios de
comunión y de translormación.

ABSTRACT

It seems to be that the poem "Aunque es de noche" (Although it is night) is an authentic


testimony 01 spiritual theology. In the lountain and the night -its ruling symbols- we can
perceive the allective and cognitive dynamism entailed in the whole spiritual Christian
experience, where the mystic speech combines simultaneously and harmonically both the
perception 01 God as an ovellowing mystery and the personal communication which deal with
lile. In the light 01 the theological work/matters/lramework/scope, it appears as a service to the
commandment 01 love, in that it is a kind 01 knowledge that seeks to conlorm the believer with
the truth 01 God and the very same Man. A truth which is synthesised in the revelation 01 merey,
whether in the intra-trinitrarian lile as in the Eucharistic lile, both mysteries 01 communion and
translormation.

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