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La casa sin forma

San José de Costa Rica 15 de diciembre del 2017, cierro los ojos, vuelvo al pasado, me encuentro
en un pueblito a miles de kilómetros de distancia, sus calles huelen a café, y sus coloridos autos
me transportan hasta una puerta, la abro y veo en frente al menos treinta gradas, empiezo a
subirlas y me doy cuenta que la única manera en que puedo hacerlo es gateando, en la grada
numero 15 llego a un descanso, y el aroma a panela (tapa dulce) invade mi alma y pone en mi
memoria la sonrisa de mi abuela, me siento en el comedor y observo los muebles de la sala, junto
con mis primos convertimos esos muebles en nuevos mundos, empezamos a diseñar nuestros
sueños en el interior de ellos, a lo lejos escucho la voz de mi abuelo que me llama, termino el
ascenso de las gradas y llego al cielo, el lugar donde puedo ser yo, libremente vuela mi
imaginación, construyo un refugio con ladrillos abandonados, el lugar en el que esperaba con
ansias a que me visitara algún primo para jugar con ellos. Para llegar al cielo se necesita empezar
gateando, y saber apreciar la esencia de los que nos criaron.

Juan Sebastián Caro Flórez

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