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FACULTAD DE PSICOLOGÍA LEOPOLDO CHIAPPO GALLI

DIRECCIÓN DE POSGRADO
PROGRAMA DE MAESTRÍA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA

CURSO: ASPECTOS PSICOSOCIALES DE LA REALIDAD PERUANA Y


LATINOAMERICANA

DOCENTE: DRA. ANA AGUILAR ANGELETTI

MONOGRAFÍA

TÍTULO: POBREZA Y DESARROLLO EN LATINO AMÉRICA Y EL PERÚ.

AUTORA: ANGÉLICA PATRICIA ARAUJO FURLONG

2016
ÍNDICE

ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
1) LA POBREZA:
1.1 Desarrollo conceptual de pobreza.
1.2 Características de la pobreza.
1.3 Tipos de pobreza.
1.4 Factores.
1.5 Medición de la pobreza.
1.6 La pobreza a nivel Latino Americano.
1.7 La pobreza en Perú.
2) EL DESARROLLO HUMANO:
2.1 Concepto.
2.2 Tipos.
2.3 Declaración de las Naciones Unidas sobre Objetivos de Desarrollo
del Milenio (ODM).
2.4 Índice de desarrollo humano (IDH).
2.5 Desarrollo en América Latina.
2.6 Desarrollo en el Perú.
3) CONCLUSIONES
4) BIBLIOGRAFÍA
1) LA POBREZA
1.1 DESARROLLO CONCEPTUAL DE POBREZA:

El Diccionario de la Lengua Española define pobreza como “falta,


escasez” y considera pobre a aquel “necesitado, que no tiene lo necesario
para vivir”. La Enciclopedia Británica propone la siguiente definición: “el
estado de aquel que carece de la cantidad de dinero o bienes materiales
considerada como normal o socialmente aceptable”. Estas propuestas de
definición, aparentemente similares, difieren en al menos dos puntos: i.
En ambos casos pobreza se identifica con una situación de privación. Sin
embargo, la Enciclopedia Británica sitúa esta privación en el terreno de lo
material (falta de “dinero o bienes materiales”) mientras que el Diccionario
de la Lengua Española no concreta la naturaleza de esa necesidad. ii. La
Enciclopedia Británica considera explícitamente que la situación de
pobreza surge de la comparación respecto a un estándar social
predominante (lo “normal o socialmente aceptable”), mientras que la
propuesta del Diccionario de la Lengua Española no concreta qué se
considera como “necesario para vivir”.
Si analizamos estos dos conceptos podemos afirmar que la pobreza
implica una privación, pero queda aún, sin respuesta clara, la pregunta:
¿Cuáles son esas necesidades que no están siendo cubiertas para
referirse a pobreza?

El término pobreza tiene diferentes connotaciones y habría que tener en


cuenta distinciones semánticas profundas. Paul Spicker (1999, citado en
Feres y Mancero, 2001b) identifica 11 formas de interpretar y entender la
pobreza, a saber: necesidad, estándar de vida, insuficiencia de recursos,
carencia de seguridad básica, falta de titularidades, privación múltiple,
exclusión, desigualdad, clase, dependencia y padecimiento inaceptable.

Según el Banco Mundial la pobreza es hambre; es la carencia de


protección, no poder acceder a la educación, analfabetismo, no tener un
trabajo; incertidumbre sobre la vida diaria; es carecer de representación y
libertad (WORLD BANK, 2000b). En otro documento la entidad define la
pobreza como "un fenómeno multidimensional, que incluye incapacidad
para satisfacer las necesidades básicas, falta de control sobre los
recursos, falta de educación y desarrollo de destrezas, deficiente salud,
desnutrición, falta de vivienda, acceso limitado al agua y a los servicios
sanitarios, vulnerabilidad a los cambios bruscos, violencia y crimen, falta
de libertad política y de expresión" (THE WORLD BANK GROUP,1999:
Estas dos definiciones nos dan un panorama más amplio sobre lo que
implica la pobreza y como; hasta cierto punto, se puede medir.

Ya en el siglo XXI las definiciones de pobreza se plantean desde


diferentes dimensiones: monetaria o multidimensional, esto debido a que
no se puede desarrollar un concepto tomando unos poco factores.
Hay que recordar que el concepto de pobreza depende mucho de la
sociedad en la que se desarrolla.

De acuerdo con la Cepal, "La noción de pobreza expresa situaciones de


carencia de recursos económicos o de condiciones de vida que la
sociedad considera básicos de acuerdo con normas sociales de
referencia que reflejan derechos sociales mínimos y objetivos públicos.
Estas normas se expresan en términos tanto absolutos como relativos, y
son variables en el tiempo y los diferentes espacios nacionales" (CEPAL,
2000a: 83).
Un enfoque más complejo de pobreza es el que propone el premio Nóbel
de Economía, Amartya Sen, para quien la pobreza es ante todo la
privación de las capacidades y derechos de las personas. Es decir, en
palabras de Sen, se trata de la privación de las libertades fundamentales
de que disfruta el individuo "para llevar el tipo de vida que tiene razones
para valorar" (Sen, 2000:114). Desde este punto de vista, "la pobreza
debe concebirse como la privación de capacidades básicas y no
meramente como la falta de ingresos, que es el criterio habitual con el que
se identifica la pobreza" (Sen, 2000:114). Esto no significa un rechazo a
la idea de que la falta de ingreso sea una de las principales causas de la
pobreza, pues "la falta de renta puede ser una importante razón por la que
una persona está privada de capacidades" (Sen, 2000:114). No obstante,
como lo enfatiza el autor, "lo que hace la perspectiva de las capacidades
en el análisis de la pobreza es contribuir a comprender mejor la naturaleza
y las causas de la pobreza y la privación. Según el autor, solo así
"podemos comprender mejor la pobreza de las vidas humanas y las
libertades a partir de una base de información diferente (que implica un
tipo de estadísticas que la perspectiva de la renta tiende a dejar de lado
como punto de referencia para analizar la política económica y social)"
(Sen, 2000:37).

De acuerdo con la CEPAL para Sen importa más la calidad de vida que la
cantidad de bienes y servicios a que puedan acceder las personas. Su
análisis se fundamenta "en las capacidades o potencialidades de que
disponen los individuos para desarrollar una vida digna, e incorpora los
vacíos en los procesos de distribución y de acceso a los recursos privados
y colectivos", de ahí que el bienestar no se identifica con los bienes y
servicios, ni con el ingreso, sino con la adecuación de los medios
económicos con respecto a la propensión de las personas a convertirlos
en capacidades para funcionar en ambientes sociales, económicos y
culturales particulares" (CEPAL, 2000a: 83).

Otro enfoque de la pobreza es el de la llamada pobreza humana,


propuesto por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD). Este enfoque se refiere a la privación en cuanto a tener una vida
larga y saludable; poder acceder al conocimiento; alcanzar un nivel de
vida decente y a acceder a la participación. Este concepto se diferencia
de la definición de pobreza de ingreso, que parte de la privación de un
solo factor: el ingreso, "ya sea porque se considera que ese es el único
empobrecimiento que interesa o que toda privación puede reducirse a un
denominador común". De acuerdo con el PNUD, "el concepto de pobreza
humana considera que la falta de ingreso suficiente es un factor
importante de privación humana, pero no el único", y que por lo tanto no
todo empobrecimiento puede reducirse al ingreso. "Si el ingreso no es la
suma total de la vida humana, la falta de ingreso no puede ser la suma
total de la privación humana" (PNUD, 2000: p.17). Esta definición de
pobreza está estrechamente ligada al concepto de desarrollo humano, el
cual es entendido como un proceso de ampliación de las opciones de la
gente, a través del aumento de sus funciones y capacidades. "De esta
manera el desarrollo humano refleja además los resultados de esas
funciones y capacidades en cuanto se relacionan con los seres humanos”
(PNUD, 2000:86).

En otros ámbitos la pobreza se plantea como un problema moral, más que


económico. "La teoría económica contempla solamente aquellas
interacciones humanas que involucran el intercambio monetario y de
bienes; de hecho ignora gran parte de la existencia humana. La economía
no tiene en cuenta el amor, la familia, la cultura, la salud, la espiritualidad,
el medio ambiente o cualquier otra cosa que haga la vida rica y
significativa" (WORLD FAITHS DEVELOPMENT COUNCIL,1999).

Como se puede observar, es muy complejo el tema de la pobreza, un


problema que tiene que ser visto de diversos ángulos: económico, social,
moral, cultural, etc. Esto nos ayudará a plantear soluciones integrales, no
solo basándonos en lo económico sino también en las posibilidades de
oportunidades.

1.2 CARACTERÍSTICAS DE LA POBREZA:

La pobreza tiene diversas características: falta de ingresos y de recursos


productivos suficientes para garantizar medios de vida sostenibles,
hambre y malnutrición, mala salud, falta de acceso o acceso limitado a la
educación y a otros servicios básicos, aumento de la morbilidad y la
mortalidad a causa de enfermedades, carencia de vivienda o vivienda
inadecuada, medios que no ofrecen condiciones de seguridad, y
discriminación y exclusión sociales. También se caracteriza por la falta de
participación en la adopción de decisiones en la vida civil, social y cultural.
NNUU (1995).
1.3 TIPOS DE POBREZA:
Muchos son los autores que han intentado tipificar, clasificar y organizar
esta problemática mundial. Entre ellos contamos con Walter Garrison
Runciman y Peter Townsend sociólogos ingles que clasificaron a la
pobreza en dos grandes grupos:

1.3.1 Pobreza primaria y secundaria:


Estas ideas fueron introducidas en 1899 por Seebohm
Rowntree en su estudio sobre las condiciones sociales en
York, Inglaterra. Rowntree desarrolló lo que ahora se
denomina subsistencia de la pobreza y definió a los pobres
como aquellas personas “que viven en necesidad y miseria
obvia” (Rowntree, 1901). Además, los pobres fueron
subdivididos en:
- Aquellos en pobreza primaria: familias cuyos ingresos
totales eran insuficientes para la reproducción meramente
biológica de sus integrantes.
- Aquellos en pobreza secundaria: familias cuyos ingresos
totales hubieran sido suficientes para la reproducción
meramente biológica de sus integrantes, de no ser porque
una parte de los mismos era absorbida por otros gastos
útiles o superfluos.
“Una familia que vive dentro de la escala primaria nunca
podrá gastar un centavo en boletos de tren o autobús. Nunca
podrá ir al campo a menos que vaya a pie. La madre no
podrá comprar nunca ropas bonitas para ella ni para sus
hijos; el tipo de guardarropas familiar, así como la dieta
familiar, debe ser administrado por la regla de ‘no podrá
comprarse nada, excepto aquello que sea absolutamente
necesario para la manutención de la salud física’ y lo que se
compre podrá ser de lo más sencillo y más económico”
(Rowntree, 1901).
Así mismo, afirmaba que “el punto en el cual la ‘pobreza
primaria’ pasa a ser ‘pobreza secundaria’ es en gran medida
una cuestión de opinión, dependiendo del estándar de
bienestar que se considere necesario” (Rowntree, 1901).

Veit-Wilson (1986) sostuvo que el trabajo de Rowntree fue a


interpretación, apoyando la concepción absoluta de
pobreza: “una distinción clara entre pobreza y el nivel de
ingreso de la pobreza primaria recorre el trabajo de
Rowntree desde el principio (siendo la pobreza una
condición relativa que se expresa en los estilos de vida
visibles). Es de vital importancia comprender claramente
cómo Rowntree reconoció la naturaleza relativista de la línea
de pobreza primaria y su creencia de que tal estándar no
era, en un sentido general, ‘científicamente absoluto’”.

1.3.2 Pobreza relativa y pobreza absoluta:


El concepto de privación relativa o pobreza relativa hace
referencia a una situación en la cual las personas
establecen comparaciones con otras personas (los
denominados “grupos de referencia”) y, al percibir alguna
carencia, sienten que están siendo privadas de algo a lo que
tienen derecho. Este concepto fue sistematizado y
popularizado por el sociólogo W.G. Runciman en su trabajo
sobre justicia social. Estas necesidades básicas que se
tienen en cuenta desde esta perspectiva son definidas
teniendo en cuenta los estándares de vida de la sociedad
que se estudia o investiga.
El sociólogo británico Peter Townsend, uno de los
principales defensores de esta concepción relativa de
pobreza, propone la siguiente definición: La pobreza sólo
puede definirse objetivamente y aplicarse consistentemente
en términos del concepto de privación relativa. […] El
término se interpreta de forma objetiva y no subjetiva. Se
puede decir que los individuos, familias y grupos
poblacionales se encuentran en una situación de pobreza
cuando carecen de los recursos para obtener el tipo de
dieta, participar en las actividades y tener las condiciones de
vida y las comodidades que se acostumbran, o que al menos
son ampliamente fomentadas o aceptadas, en las
sociedades a las que pertenecen. Sus recursos están tan
significativamente por debajo de los del individuo o la familia
promedio que resultan, en efecto, excluidos de los patrones
ordinarios de vida, costumbres y actividades. Townsend
(1979), pág. 31.
Aunque el concepto de Runciman nos hace hincapié en la
subjetividad en la pobreza relativa (la cual depende de la
percepción del individuo), esto no quiere decir que el este
tipo de pobreza no tenga sustento objetivo. Todo lo
contrario, hay que entender el término como una condición
objetiva: el individuo estará sometido a una privación que lo
excluya de una participación aceptada en la sociedad.
Este último matiz también es importante. Townsend
identifica la pobreza con privaciones de carácter material –
se trata de una concepción económica– pero considera que
éstas únicamente son importantes en la medida que limiten
sustancialmente la inclusión social de las personas.

Este concepto aunque innovador en su tiempo, fue muy


criticado puesto que si solo se aplica a realidades en las
cuales la mayor parte de la población carece de recursos, el
término de pobreza solo se referiría a la parte más
desfavorecida de toda la población. Es por esto que surgió
el término pobreza o privación absoluta, utilizando esta
última tipología en los países en desarrollo, mientras que la
perspectiva relativa es preferible en los países
desarrollados.

La Declaración de Copenhague de la Cumbre Mundial sobre


Desarrollo Social, suscripta por los gobiernos de 117 países,
incluyó la siguiente definición de pobreza absoluta: “La
pobreza absoluta es una condición caracterizada por la
severa carencia de necesidades humanas básicas, que
incluyen alimento, agua potable, instalaciones sanitarias,
salud, vivienda, educación e información. No depende sólo
del ingreso, sino también del acceso a servicios sociales”
(ONU, 1995).

Como podemos apreciar, las definiciones sobre pobreza no


hacen referencias al contexto social o las reglas sociales y,
por lo general, se alude a las necesidades físicas básicas de
subsistencia sin incluir a las necesidades sociales.

1.3.3 Pobreza rural:


El Fondo Internacional de las Naciones Unidas para el
Desarrollo Agrícola (IFAD, por sus siglas en inglés) estima
que más del 75% de la población pobre en el mundo vive en
áreas rurales de países en desarrollo. Datos de finales de
1980 correspondientes a 114 países en desarrollo
mostraban que 939 millones de personas vivían en la
pobreza en las áreas rurales, según la definición del Índice
de Pobreza Integrada (IPI, por sus siglas en inglés). Los
pobres rurales constituían el 36% de la población rural total
del mundo, representando el 31% en Asia, el 60% en África
subsahariana, el 61% en América Latina y el 26% en el
Oriente Próximo36 y África del Norte de la poblacion rural de
esas regiones. En términos absolutos, Asia encabeza el
ranking de la pobreza mundial rural con 633 millones de
pobres rurales: 371 millones solamente en India y China
(Jazairy et al., 1995).
Los hogares encabezados por mujeres también representan
un grupo vulnerable: se estima que en los 114 países en
desarrollo existen 76 millones de mujeres jefas de hogar, en
hogares pobres que representan 377 millones de personas
Una clasificación de cinco tipos de la pobreza rural fue
desarrollada por el IFAD, basada en una investigación
realizada en Filipinas, Somalía, Oriente Próximo y África del
Norte.
- Pobreza intersticial. Enclaves de pobreza, en contextos de
poder, riqueza y propiedad de bienes, caracterizados por su
privación y enajenación de los bienes materiales. Esta
situación dificulta la transferencia de recursos hacia los
pobres rurales, ya que los mismos son apropiados por los no
pobres, debido a esta situación de enclave y la diferencia de
acceso a los recursos. Mucha de la pobreza en el mundo
industrializado adquiere esta característica. En Filipinas, por
ejemplo, la pobreza intersticial se encuentra entre los
trabajadores agrícolas sin tierra, en las tierras bajas
densamente pobladas.
- Pobreza periférica. Este tipo de pobreza es la que se
localiza en áreas marginales, principalmente entre los
pequeños agricultores y los sin tierra, sobre todo en tierras
altas de algunas regiones y en tierras agrícolas marginales.
Se caracteriza por privación material combinada con
aislamiento y enajenación.
- Pobreza traumática o esporádica. Es aquella causada por
calamidades naturales o sociales, como las guerras,
sequías, inundaciones, plagas y desplazamientos laborales
que pueden producir pobreza ocasional con serias
incidencias de desnutrición. Los pueblos nómadas son
particularmente vulnerables a este tipo de pobreza. Sin
embargo, también las calamidades naturales y sociales
afectan a todo tipo de población, en todas partes del mundo,
siendo una de las principales causas de la pobreza mundial.
La guerra ha causado pobreza en muchos países, por
ejemplo, en la antigua Yugoslavia y la ex URSS, así como
en Ruanda y Angola.
- Pobreza por hacinamiento. Este tipo surge generalmente
a partir del crecimiento poblacional en áreas de alta
productividad agrícola que mantienen a grandes
poblaciones rurales. En Bangladesh y en la parte oriental de
la India, este tipo de pobreza está fuertemente concentrada
en áreas de alta densidad de población rural. La pobreza por
hacinamiento se caracteriza por privación material y
enajenación de los medios de subsistencia.
- Pobreza endémica. Es aquella causada por baja
productividad y una base de recursos pobre, que resultan
en: bajos ingresos, desnutrición y problemas de salud (ver
salud y pobreza). En África y en el Oriente Próximo, los
grupos más vulnerables a la pobreza endémica son los
pequeños agricultores, pescadores artesanales y pastores.
Las características de la pobreza endémica son el
aislamiento, la enajenación de los medios de subsistencia,
la falta de tecnología y la carencia de activos.

1.3.4 Pobreza infantil:


En el Estado mundial de la infancia 2005, se afirma que “los
niños y las niñas que viven en la pobreza sufren una
privación de los recursos materiales, espirituales y
emocionales necesarios para sobrevivir, desarrollarse y
prosperar, lo que les impide disfrutar sus derechos, alcanzar
su pleno potencial o participar como miembros plenos y en
pie de igualdad en la sociedad” (UNICEF, 2005, pág. 18).
En esta aproximación a la pobreza infantil destaca no solo la
naturaleza multidimensional de este fenómeno, sino que
además, como lo señala Minujin (2005), en la definición
también es central, junto con la privación material, el acceso
a los servicios básicos y otros factores vinculados a la
discriminación y a la exclusión que afectan el desarrollo
psicosocial de los niños, niñas y adolescentes, superando
de este modo la visión estrictamente monetaria –de bienes
transables en el mercado– que suele ser predominante en
muchos de los estudios sobre pobreza. Es importante
resaltar el hecho de que la mayoría de las definiciones de
pobreza que se manejan en la actualidad, además de
ampliar los márgenes de los análisis de la pobreza por
ingreso, presentan un vínculo explícito entre la pobreza de
los niños y la violación de sus derechos humanos, lo que da
lugar a la aplicación de un enfoque de derechos no solo en
los estudios, sino fundamentalmente en las decisiones de
política. Asimismo, las consideraciones relativas al vínculo
entre desigualdad de género y pobreza no son menores, por
lo que es esencial la adopción de un enfoque que incorpore
una perspectiva que dé cuenta del acceso desigual de
mujeres y hombres al ingreso y a los activos que lo
producen. Por cierto, la aproximación conceptual a la
pobreza infantil que se utiliza en el presente estudio tiene
efectos sobre la definición de los indicadores para su
medición, así como sobre la identificación de los niños, niñas
y adolescentes que viven en situación de pobreza, su
alcance y las necesidades de las que son portadores. El
enfoque de derechos es considerado como un marco
conceptual y de acción, que debe ser utilizado tanto en el
ámbito del desarrollo como en el de la reducción de la
pobreza (Abramovich, 2006). Uno de los aportes más
importantes de este enfoque, con respecto a la reducción de
la pobreza, tiene que ver con el otorgamiento de poder a los
pobres, pues la gran mayoría de los derechos humanos
están relacionados con los derechos de las personas a
ciertas libertades, lo que deviene necesariamente en una
ampliación de su libertad de acción para estructurar sus
propias vidas (ACNUDH, 2004). En este sentido, el concepto
de empoderamiento de los sectores excluidos reconoce que
ellos son titulares de derechos, lo que obliga al Estado a
realizar u omitir ciertas acciones, y apunta a reforzar el
ejercicio de estos derechos para que sean parte del
desarrollo de políticas y programas de reducción de la
pobreza (Pautassi, 2007). Por otra parte, los derechos
humanos poseen una doble dimensión: son constitutivos,
pues tienen un valor intrínseco, y a la vez son
instrumentales, en posibilidades de participación existentes
en una democracia, como la de ser elegido para cargos
públicos y votar en elecciones, entre otros, las que afectan
por ley a los adultos. La segunda dimensión se refiere al
estatus adquirido por cualquier persona por el solo hecho de
ser parte de una nación. Todo individuo, sin importar su
edad, sexo, etnia o procedencia debe contar con una serie
de derechos y obligaciones que le son inherentes. La
ciudadanía es, entonces, un elemento de integración,
contrario a la exclusión. Marshall y Bottomore (1998), por su
parte, proponen un enfoque más global de la ciudadanía,
entendida como “todo el campo que va desde el mínimo
bienestar y seguridad económica, hasta el derecho a
compartir en su totalidad la herencia social y vivir una vida
digna” (Palma y Urzúa, 2005, pág. 35). En este sentido, los
gobiernos son actores principales, en la medida en que
deben desempeñar una función activa en el diseño y
ejecución de políticas que proporcionen el reconocimiento
de ciudadanía a todos los habitantes de un país, para luego
avanzar en garantizar derechos y acceso a servicios básicos
que ataquen el problema de la exclusión y de la pobreza.
Bajo este enfoque, es necesario identificar, junto a los
niveles de pobreza, la extensión y profundidad de ella, y el
grado de cumplimiento tanto de la condición de ciudadanía
para la población como de los derechos básicos acordados
en la Convención sobre los Derechos del Niño, ya que es el
afianzamiento de la condición de ciudadanos, junto con la
protección de sus derechos, lo que condicionaría el impacto
de la pobreza infantil y, en definitiva, su erradicación.
1.4 FACTORES

1.4.1 Factores externos:

Alberto Romero (2002), analiza el conjunto de factores externos


que han influido, directa o indirectamente, en la conservación y
reproducción de las condiciones que impiden superar los
problemas de la pobreza en la mayor parte del mundo. Entre ellos
se destaca el carácter desigual de la división internacional del
trabajo y su agravamiento en las actuales condiciones de
globalización. Especialmente se resaltan factores como el papel del
capital financiero internacional y el intercambio desigual, en el
drenaje de importantes recursos de los países en desarrollo, lo cual
limita su capacidad de ahorro e inversión, especialmente en el
campo social. También se muestra cómo el carácter imitativo del
desarrollo en los países más pobres, los lleva a adoptar patrones
de consumo altamente perjudiciales para el normal
desenvolvimiento de sus estructuras socioeconómicas.
La división internacional del trabajo establecida a principios del
siglo pasado afianzó el esquema de dominio por parte de unas
cuantas potencias industrial y tecnológicamente más
desarrolladas, las cuales, una vez culminado el proceso de reparto
territorial del mundo, iniciaron la pugna por el reparto económico y
político del mismo, lo que desembocó en dos guerras mundiales.
La consolidación del sistema socialista después de la segunda
guerra mundial significó un importante paso en la lucha planetaria
de los pueblos por alcanzar un esquema social y económico más
acorde con las necesidades de la mayoría de la población y generó
grandes expectativas en los países capitalistas más desarrollados,
así como en la mayoría de las naciones pobres, acerca de la
posibilidad de cambiar el modelo de desarrollo orientado solamente
por el mercado y en beneficio de las minorías. Sin embargo, el
socialismo de inspiración marxista entró en crisis en la mayor parte
de los países del sistema hacia finales de la década del ochenta,
comienzos de los noventas, enterrando de esta manera las
esperanzas de miles de millones de personas de mejorar su calidad
de vida y restableciendo la hegemonía de la economía capitalista
de mercado en el contexto internacional.
El esquema de división internacional del trabajo imperante a lo
largo de todo el siglo XX profundizó la asimetría económica y
tecnológica entre un puñado de países altamente desarrollados y
la mayoría de las naciones del planeta. De esta manera, el
desarrollo desigual entre los principales grupos de países ha sido
la constante, dando como resultado la elevada concentración de la
producción, el ingreso, los mercados y el conocimiento en el grupo
de los más desarrollados, lo cual se constituye en el principal
escollo para superar el problema de la pobreza. El proceso
globalizador no ha hecho más que acentuar estas desigualdades.
Como señala Nayyar “En un mundo de socios desiguales, no es
extraño que las reglas del juego sean asimétricas en su formulación
e injustas en sus resultados. Los fuertes tienen el poder de fijar las
reglas y la autoridad para hacerlas cumplir. En cambio, los débiles
no pueden ni fijar las reglas ni invocarlas”( NAYYAR, 2000:13)

Con el avance de las nuevas tecnologías, que han dado origen a


una especie de “nueva economía”, a las desigualdades
económicas y tecnológicas tradicionales se agrega la llamada
brecha digital. Un reciente estudio de la OCDE (Organización para
la cooperación y el desarrollo) indica que el acceso a Internet en
los países de la OCDE es 100 veces mayor que en el resto de
naciones que no pertenecen a ese grupo. En octubre de 2000 se
estimaba que de los 94 millones de accesos a Internet en el mundo
solamente el 4,4% correspondía a países no miembros de la
OCDE. La mayor parte de este porcentaje se concentraba en los
países de reciente industrialización, situados en el Sudeste asiático
y China, mientras que a Argentina, Brasil, Malasia y Sudáfrica le
correspondía tan solo el 24%. A esto se agrega el sobre costo de
acceso en un 66% en los países que no son miembros de la OCDE
(RODRÍGUEZ, 2001).

Estos análisis nos muestran que la viabilidad en servicios y el bajo


costo de estos dependen de la productividad del país. Esta es una
desventaja para los países no industrializados y aporta a
engrandecer la brecha que existe para alcanzar la igualdad y el
desarrollo para todos.

La pasada crisis financiera sirvió para demostrar la gran


vulnerabilidad de las economías menos desarrolladas frente al
capital financiero internacional especulativo. El flujo de capital de
los centros de poder financiero hacia las naciones menos
desarrolladas, se ha convertido en un poderoso instrumento de
sometimiento y control del desarrollo en estos últimos. En general,
la arquitectura financiera internacional ha conducido a una mayor
desigualdad entre los países. Como señala Nayyar: “A la
liberalización financiera, que ha supuesto la rápida expansión de la
deuda pública y privada, se atribuye la aparición de una nueva
clase de rentistas, y la inevitable concentración de la propiedad de
los activos financieros ha contribuido a empeorar la distribución de
la renta”(NAYYAR, 2000: 10).

Otro factor a tomar en cuenta es la inversión extranjera directa, que


aunque lenta, sostiene a las economías en desarrollo dependiendo
de las empresas transnacionales. Si bien es cierto que la inversión
extranjera directa contribuye a generar empleo y demanda
adicional en los países receptores, también lo es el que al trasladar
apenas una parte del proceso productivo, conectado casi siempre
al consumo de maquinaria, equipos, materias primas provenientes
de la casa matriz ubicada en los países desarrollados, las
empresas creadas se convierten de hecho en enclaves de capital
extranjero, débilmente integradas al mercado interno. El caso más
ilustrativo de esta nueva división del trabajo son las llamadas
maquilas, las cuales se especializan en la reexportación de
mercancías elaboradas con un elevado componente importado, en
detrimento del valor agregado local. De esta manera, las
inversiones extranjeras, lejos de contribuir a disminuir las
desigualdades económicas y sociales al interior de los países en
desarrollo, se constituyen en factor adicional de desintegración
económica y regional, limitando el potencial local para desarrollar
el mercado interno y, sobre esta base, generar las condiciones para
el empleo productivo de los recursos humanos y naturales, en
beneficio de la población más pobre. Otro mecanismo de
empobrecimiento utilizado por el sistema financiero internacional es
el endeudamiento externo a que se ven obligados los países menos
desarrollados. La deuda externa se ha convertido en mecanismo
de drenaje de importantes recursos financieros de los países
pobres hacia las naciones más desarrolladas, reduciendo de esta
manera la capacidad de inversión, tanto en infraestructura física
como en proyectos de interés social. La espiral de la deuda
conduce a que cada vez más hay que recurrir a nuevos préstamos
para poder atender la deuda acumulada, cuyo saldo en vez de
disminuir crece en forma sostenida. (FURTADO, 1990).

Otro factor que impide el avance económico es el esquema


asimétrico de intercambio comercial entre los países menos
desarrollados y las naciones opulentas. La enorme brecha
tecnológica existente entre ambos grupos de países hace que la
disminución del valor de los bienes y servicios provenientes de los
más desarrollados sea considerablemente superior a la de los más
atrasados. A lo anterior se agrega el control monopólico de los
mercados, por parte de las empresas transnacionales. Por eso,
para poder participar en el comercio internacional, los países más
atrasados deben involucrar mayor trabajo necesario en las
mercancías exportadas, en detrimento de la remuneración de los
trabajadores directos, lo que contribuye a empeorar su capacidad
adquisitiva. No en vano una de las principales ventajas
comparativas de los países menos desarrollados son los bajos
salarios que reciben sus trabajadores, lo que les permite tener
alguna presencia en los mercados externos. Estas ventajas son
igualmente un poderoso imán que atrae a los inversionistas
extranjeros, cuyo fin es el de multiplicar las ganancias, gracias a la
enorme diferencia salarial con los trabajadores de los países más
desarrollados. Esta situación ha llevado a la confrontación de los
asalariados de los países desarrollados con sus homólogos de las
naciones pobres, debilitando la capacidad de lucha de la clase
trabajadora del mundo en contra del capital transnacional. El
proceso de globalización contribuye a empeorarla aún más
(STEWART, 2000).

1.4.2 Factores internos:

Al interior de cada país existen múltiples factores que impiden un


mejoramiento sostenido de la calidad de vida de la población,
especialmente en las naciones menos desarrolladas.
Además de las desigualdades existen factores de empobrecimiento
como el desplazamiento forzoso, consecuencia de las guerras
internas y la violencia en las zonas rurales. La inseguridad
generada por las guerras internas en los países menos
desarrollados obstaculiza la inversión productiva, empeorando la
situación de desempleo que padece gran parte de la población
económicamente activa.
También contribuye a la reproducción de la pobreza y las
desigualdades, las políticas macroeconómicas de los gobiernos,
orientadas a beneficiar a los sectores más ricos de la población, en
detrimento de los menos favorecidos. En este sentido actúa uno de
los peores males de las naciones en desarrollo: la corrupción, tanto
en el sector público como en el privado. Estos y otros factores
trataré de ilustrar en el presente punto. (ROMERO, 2002)
Rasgo característico del desarrollo en las naciones más atrasadas
es la marcada desigualdad entre los diferentes estratos sociales de
la población. El esquema de reproducción del capital adquiere en
estos países el carácter de sobreexplotación, lo cual impide
distribuir más equitativamente el ingreso y en consecuencia,
consolidar un mercado interno en expansión. En este sentido la
desigualdad en la distribución del ingreso se constituye en factor de
pobreza. “La distribución de los ingresos en una sociedad reviste
enorme importancia, ya que influye en la cohesión social y, para
cualquier nivel dado de PIB, determina el grado de pobreza en ella.
En algunas economías de ingresos relativamente altos existe una
distribución muy desigual de los ingresos, con la consecuencia de
que existen grandes disparidades y un alto nivel de pobreza en la
sociedad, como sucede en el Brasil. En otros países con una
distribución más equitativa de la renta se registran menos pobreza
y hay dentro de la sociedad un sentimiento de equidad que fomenta
la estabilidad política, como es el caso en Costa Rica” (STEWART,
2000).

Según Székely y Londoño, en América Latina se da la mayor


desigualdad en la distribución del ingreso. De acuerdo con los
autores “El promedio aritmético de los coeficientes Gini de los
países de la región es de 0.49, que resulta más de 15 puntos por
encima de los países desarrollados o que los países del sudeste
asiático, y apenas comparable al promedio de países africanos”
(SZÉKELY y LONDOÑO, 1997).
La desigualdad en la distribución del ingreso parece estar asociada,
entre otros factores, al limitado acceso a los diferentes tipos de
activos como la tierra y el capital por parte de un importante sector
de la población. Como señalan los autores “El exceso de
desigualdad del ingreso que hoy se observa en América Latina
frente al país promedio del resto del mundo está evidentemente
asociado con el nivel, composición y distribución de sus
activos....La relativa escasez de capital explicaría algo más de un
punto del coeficiente Gini. La mayor intensidad y la mayor
desigualdad en la distribución de los recursos naturales estarían
asociadas con casi 5 puntos de la mayor desigualdad. El factor más
importante resulta, sin embargo, el capital humano. La insuficiencia
de su nivel explica casi la tercera parte del exceso de desigualdad
y su enorme desigualdad explicaría un porcentaje aún mayor. Así
las cosas, en la dotación y distribución de recursos naturales y
capital humano radica la especificidad del alto nivel de desigualdad
latinoamericano” (SZÉKELY y LONDOÑO, 1997).

Otro estudios uno de los factores que más contribuye a la


desigualdad en los ingresos es la escasa educación (NÚÑEZ,
1998).
En una investigación realizada por la CEPAL en ocho países
latinoamericanos, que representan el 75% de la población
latinoamericana, se constata la enorme desigualdad de los
ingresos laborales entre los diferentes estratos, según su nivel
educativo (CEPAL, 2000).

De acuerdo con Lustig y Deutsch, “Hay más probabilidades de que


sean pobres los grupos autóctonos y las personas de raza negra
que las de raza blanca”(LUSTIG, 1998:2).
Similar situación ocurre con la mujer. En el caso colombiano, de
acuerdo con la CEPAL en 1997 la incidencia de la pobreza en las
mujeres jefes de hogar era superior (43%) que en los hombres
(38%). Igualmente, el salario que percibían las mujeres en el sector
urbano equivalía apenas al 77% del salario de los hombres y el
ingreso global urbano por cada mujer era igual al 52% de su similar
por hombre.

Pero aparte de los factores estructurales están también los


relacionados con las crisis económicas, o como algunos autores
llaman, “las perturbaciones económicas”, las cuales se convierten
en mecanismo adicional de redistribución del ingreso y la riqueza
en favor de los sectores más ricos de la población. Como señalan
Hicks y Wodon, “las perturbaciones económicas pueden conducir
a una declinación del ingreso real causada por una pérdida de
empleo, una situación de subempleo o un cambio a un empleo
menos lucrativo. Los salarios reales pueden reducirse también
debido a altos niveles de inflación. Las variaciones de los precios
relativos pueden tener efectos negativos. Los pobres pueden
perder también su acceso a los servicios públicos esenciales de
salud, nutrición y educación como resultado de un menor gasto real
del gobierno. Pueden perder el valor de sus activos financieros (por
magros que sean) si éstos no están protegidos de la quiebra por el
sistema financiero o por el sistema público de seguridad social. O
simplemente tal vez tengan que vender esos activos. Ante todos
estos efectos potenciales y muchos otros, los pobres son más
vulnerables que los no pobres porque su ingreso puede caer con
mucha mayor rapidez bajo los niveles de la mera subsistencia”
(HICKS y WODON, 2001: 113).

Un factor importante en la reproducción de la pobreza son los


conflictos internos, los cuales producen desplazamientos masivos
de personas de sus lugares de vivienda y trabajo. Al perder sus
propiedades y fuentes de empleo los desplazados quedan
reducidos prácticamente a la condición de pobres absolutos. Estos
desplazamientos se traducen además en la destrucción de las
fuerzas productivas en las zonas de conflicto y en el
empeoramiento de la situación de los llamados cinturones de
miseria en las grandes ciudades del mundo en desarrollo,
produciendo efectos desestabilizadores en lo social, lo político y lo
económico. La violencia como fenómeno permanente influye
negativamente en la toma de decisiones a largo plazo por parte de
las empresas y los hogares, lo que a su vez afecta la producción y
la generación de empleo de acuerdo con Juan C. Echeverry en el
2001.
Como hemos podido observar, existen múltiples factores internos
de carácter estructural y coyuntural que impiden mejorar la
situación de la población más pobre en los países en desarrollo.
Estos factores se reproducen permanentemente, debido a la
estrechez estructural de la economía y al modelo de Estado
ineficiente y corrupto, controlado por grupos minoritarios de la
población, en los cuales se concentra la mayor parte del ingreso, la
riqueza y la toma de decisiones en materia de política económica y
social.

1.5 MEDICIÓN DE LA POBREZA

Al igual que la definición de pobreza su medición no es menos compleja y depende


del enfoque teórico con que se le aborde. Por eso su evaluación va desde la utilización de
métodos esencialmente cuantitativos hasta el diseño de complejos modelos que incluyen
variables de difícil medición. El método más común es el que establece niveles de ingreso para
diferenciar a los pobres de los que no lo son, conocidos como "líneas de pobreza". De acuerdo
con la Cepal las líneas de pobreza representan el nivel de ingreso necesario para que los
hogares puedan satisfacer las necesidades básicas (alimentarias y no alimentarias) de sus
miembros. Para ello se calcula el costo de la canasta básica de alimentos, el cual corresponde a
la llamada línea de indigencia, de acuerdo con los hábitos de consumo, la disponibilidad
efectiva de alimentos y sus precios relativos. A esto se agrega el costo estimado de la
satisfacción de las necesidades básicas no alimentarias. El Banco Interamericano de Desarrollo
por su parte, estima la línea de pobreza en dos dólares diarios por persona, mientras que el
Banco Mundial, además de esta medición, calcula la línea de pobreza a partir de un dólar
diario de ingreso por persona.

Según Feres y Mancero, la definición de las líneas de pobreza descansa en dos enfoques: uno
directo y el otro indirecto. "En el enfoque "directo", una persona pobre es aquella que no
satisface una o varias necesidades básicas, como por ejemplo una nutrición adecuada, un lugar
decente para vivir, educación básica, etc. El enfoque "indirecto", en cambio, clasificará como
pobres a aquellas personas que no cuenten con los recursos suficientes para satisfacer sus
necesidades básicas" (Feres y Mancero, 1999: 3.2).

Otra forma de medir la pobreza es a través del indicador NBI (Necesidades Básicas
Insatisfechas), del cual se habló en la definición de pobreza. De acuerdo con Feres y Mancero,
"este método consiste en verificar si los hogares han satisfecho una serie de necesidades
previamente establecidas y considera pobres a aquellos que no lo hayan logrado. En su versión
más simple, el método NBI utiliza únicamente información "ex-post", puesto que no considera
la capacidad del hogar para satisfacer las necesidades a futuro" (Feres y Mancero, 1999: 3.3.1).
Este indicador toma como punto de partida, dependiendo de las características de cada país o
región, carencias como hacinamiento, vivienda inadecuada, abastecimiento inadecuado de
agua, falta de servicios sanitarios para el desecho de excretas, inasistencia a escuelas
primarias de los menores en edad, y un indicador indirecto de capacidad económica (Feres y
Mancero, 1999: 3.2).
A partir de 1990 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo(PNUD) viene utilizando
el Índice de Desarrollo Humano(IDH), el cual incluye tres dimensiones básicas: una vida larga y
saludable, conocimientos y un nivel decente de vida. "Por cuanto se trata de un índice
compuesto, el IDH contiene tres variables: la esperanza de vida al nacer, el logro educacional
(alfabetización de adultos y la tasa bruta de matriculación primaria, secundaria y terciaria
combinada) y el PIB real per cápita (PPA en dólares). El ingreso se considera en el IDH en
representación de un nivel decente de vida y en reemplazo de todas las opciones humanas que
no se reflejan en las otras dos dimensiones" (PNUD, 2000:17). El problema aquí radica en la
definición de los criterios para determinar qué es un "nivel decente de vida".

El PNUD también utiliza el llamado Índice de Pobreza Humana(IPH), el cual mide la privación
en cuanto al desarrollo humano. A diferencia del IDH que mide el progreso general de un país
con relación al desarrollo humano, el IPH refleja la distribución del progreso y mide el grado de
privación que continúa existiendo. El IPH se subdivide en el IPH1, para los países en desarrollo
y el IPH2, para los países industrializados. "El IPH-1 mide la privación en cuanto a las mismas
dimensiones del desarrollo humano básico que el IDH. Las variables utilizadas son el
porcentaje de personas que se estima que morirá antes de los 40 años de edad, el porcentaje
de adultos analfabetos y la privación en cuanto al aprovisionamiento económico general –
público y privado –reflejado por el porcentaje de la población sin acceso a servicios de salud y
agua potable y el porcentaje de niños con peso insuficiente" (PNUD, 2000:17).

El IPH2 (países industrializados) "se centra en la privación en las mismas tres dimensiones que
el IPH-1 y en una adicional, la exclusión social. Las variables son el porcentaje de personas que
se estima que morirá antes de los 60 años de edad, el porcentaje de personas cuya capacidad
para leer y escribir no es suficiente para ser funcional, la proporción de la población que es
pobre de ingreso (con un ingreso disponible inferior al 50% del mediano) y la proporción de
desempleados de largo plazo (12 meses o más)" (PNUD, 2000: 17).

Existe también el llamado Índice de Potenciación de Género (IPG), el cual se refiere al grado de
participación de las mujeres en la vida económica y política de un país. El IPG "mide la
desigualdad de género en esferas clave de la participación económica y política y de la
adopción de decisiones". El IPG se diferencia del IDG, que es un un indicador de la desigualdad
de género en cuanto a capacidades básicas (PNUD, 2000: 17).

Desde el punto de vista del concepto de desigualdad, existen diferentes métodos estadísticos
de medición de la pobreza, los cuales pueden ser consultados en Litchfield (1999), así como en
la dirección http://www.worldbank.org/poverty/inequal/ methods /measure.htm.

Igualmente, existen métodos de medición de la pobreza a partir de la distribución del ingreso,


como el coeficiente de Gini, los cuales no trataremos en este artículo.

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