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GEORGES DEPEYROT

CRISIS E INFLACIÔN
••
ENTRE LA ANTIGUEDAD
V LA EDAD MEDIA

Critica
CRISIS E INFLACIÔN ENTRE
LA ANTIGÜEDAD Y LA EDAD MEDIA

CRITICA/ARQUEOLOGIA
Directora: M." EUGENIA AUBET
GEORGES DEPEYROT

CRISIS E INFLACIÔN
••
ENTRE LA ANTIGUEDAD
Y LA EDAD MEDIA

Traducci6n castellana de
JUAN VIVANCO

CRÎTICA
GRIJALBO MONDADORI
BAR CELON A
INTRODUCCIÔN

l. L AS TEORfAS HISTÔRICAS SOBR E EL B AJO l MPERI O

Los trabajos mas conocidos e importantes acerca del mundo romano son
los de G . Mickwitz y S. Mazzarino. Los dos han tratado de dar una ex-
plicacion a la dinamica de la evoluci6n social y econ6mica de este perfodo.
Es evidente que han despejado el camino para la comprensi6n del final del
mundo romano. No obstante, aunque coincido con estos investigadores en
numerosos puntos, hay otros que me obligan a rechazar su interpretaci6n de
la crisis. Por ejemplo, G. Mickwitz consideraba que el ejército y la buro-
cracia tendfan a percibir salarios en especie, mientras que los contribuyen-
tes preferfan los pagos en dinero. S. Mazzarino, por el contrario, crefa que
los contribuyentes preferfan el impuesto en especie y los ejércitos preferfan
recibir oro.
Pasemos revista a mis coincidencias con sus teorfas. Las dos interpreta-
ciones otorgaban un pape! importante al juego monetario. Para estos investi-
gadores, las crisis del imperio agonizante no eran mas que crisis de relacio-
nes entre una economfa natural y una economfa monetaria.
Ambos confieren a la moneda un pape! de primer orden, con Io cual es-
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizaci6n escrita de los litulares del copyright, bajo toy completamente de acuerdo. En cambio, sea cual sea la teorfa en cuesti6n,
las sanciones establecidas en las leyes, la reproducci6n total o parcial de esta obra por c ualquier los dos autores solo han examinado el fen6meno monetario a través de un
medio o procedimiento, comprend idos la reprograffa y el tratamiento informatico, y la distribu- fen6meno especulativo. Uno de ellos se ha interesado por la adaeratio, que
ci6n de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo publicos. tiene mas que ver con la malversaci6n que con la 16gica monetaria, mientras
Tftulo original: que S. Mazzarino se ha centrado sobre todo en la cuestion de la adaera-
CRISES ET INFLATION ENTRE ANTIQUJTÉ ET MOYEN ÂGE tio!coemptio que, en todo caso, no era mas que una especulaci6n a la que se
dedicaban los militares u otros funcionarios. Por importantes que sean, estas
Cubie rta: Enric Salué teorfas solo abordan aspectos menores de la moneda. La adaeratio concer-
llustraci6n de la c ubierta: © Ph. Frédéric Lonlcho. El cmperador Constancio Cloro al fre nte de
las galeras romanas somete Bretaiia (296 d.C.). Delalle de una moneda de oro del tesoro
nfa sobre todo a los campesinos y a la estructura militar. Estos dos investi-
de Beaurins, Museo de Arras. gadores eluden la cuesti6n de las relaciones internas en el mundo rural. Nin-
© 1991: Armand Colin Éditeur, Parfs guna de las dos teorfas aborda el fen6meno monetario en su integridad. No
© 1996 de la traducci6n castellana para Espaiia y América: tienen en cuenta la importancia de las deudas ni la evolucion de las acufia-
CRfTICA (Grijalbo Mondadori , S . A.), Arag6, 385, 0801 3 Barcelona ciones y los sistemas monetarios, dos elementos determinantes en la evolu-
ISBN: 84-7423-671 - 1
Dep6sito legal: B. 9- 1996 ci6n social del imperio.
lmpreso e n Espaiia Asi pues, de estas teorfas nos quedamos sobre todo con el pape! destaca-
1996. - HUROPE, S.L., Recarcdo, 2, 08005 Barcelona do de la moneda como agente de la evoluci6n econornica y social en el im-
8 CRIS IS E INFLACIÔN INTRODUCCIÔN 9

perio tardfo. Por el contrario, les reprochamos el habcrse centrado en aspec- Entre cl principio del reinado de Diocleciano y el final del siglo v la eco-
tos mcnorcs de la funci6n de la moncda, sin darse cucnta de que en realidad nomfa, la ocupaci6n del suelo, el sistema de imposici6n o el de redistribuci6n
el conjunto de la explotaci6n social pasaba por la moneda. Por ultimo, no po- y el reparto de las fortunas experimentaron cambios importantes. Durante es-
demos reducir la oposici6n entre economfa natural y economfa monetaria a tos aiios se sucedieron revueltas e invasiones, la estructura administrativa del
una simple oposici6n de intereses econ6micos, dado que los propietarios po- imperio de Diocleciano se disolvi6 para dar lugar a estructuras mas regiona
dfan scr a la vez partidarios de una cconomfa monetarizada en Jas mas altas tes, bien macrorregionales (imperio de Oriente), bien micrmTegionales (los
instancias del Estado, y al mismo tiempo partidarios de una desmonetizaci6n reinos barbaros). Las estructuras mentales cambiaron profundamente por la
de los intcrcambios con sus colonos, pues asf podfan someterlos mejor. desaparici6n de las referencias paganas, el desarrollo y luego el predomin io
Por cstos motivos creemos que los trabajos de G. Mickwitz y S. Mazza- de la religi6n cristiana. La visi6n que tenfan los intelectuales de sus contem-
rino no bastan para describir el conjunto de la dinamica social. poraneos también cambi6, y la sociedad romana cristianizada se identific6
con las descripciones de los textos de los Padres de la lglesia. He atribuido al
cristianismo el lugar que se puedc reservar a un elemento de la ideologfa im-
2. PRESENTACIÔN DE LA OBRA perial del Bajo lmperio. Para mf, su pape! y su impacto estrictamente religio-
sos tienen escaso interés. En cambio, el impacto econ6mico y la ideologfa
A rafz de estos trabajos se impuso en Francia, en particular, la idea de econ6mica de esta nueva religi6n entran de lleno en mi campo de investi-
que el Bajo Imperio no fue un perfodo mas agitado, menos estable que el gaci6n.
Alto Imperio. En esencia, esta interpretaci6n rechaza la idea de que la gran Estas evoluciones materiales y mentales sentaron las bases de una nueva
crisis «de Estado» de los siglos 111 y 1v pudo no estar relacionada con una cri- organizaci6n social y econ6mica que prefiguraba la de la Alta Edad Media.
sis econ6mica, social y moral. Esta interpretaci6n «continuista», surgida de Después de hacer un balance de los distintos ambitos en los que la evo-
las teorfas reaganianas y thatcherianas del «menos Estado», se ha convertido luci6n fue significativa a Io largo de estos dos siglos, podemos tratar de ha-
en la idcologfa dominante. El estudio de la evoluci6n del sistema monetario cer una sfntesis, relacionando los movimientos econ6micos y sociales.
pone en evidencia la importancia de las transformaciones que, a Io largo de
un siglo, hundieron el sistema monetario tradicional augustal, crearon y Jue- La obra consta de varias partes, que ponen en evidencia estas relaciones
go hicieron desaparecer el sistema monetario que se desarroll6 a partir de 238 entre IJ evoluci6n monetaria y la social:
(basado en el antoniniano), y por ultimo establecieron un nuevo conjunto ba- - (,Cual era el gravamen de la exacci6n?
sado en los tres metales. - (,Qué importancia tenfa la redistribuci6n?
En esta obra me he centrado sobre todo en el mecanismo recaudaci6n- - (,Cual era la «vida» de la moneda en circulaci6n?
redistri buci6n, origen de la existencia de la moneda. Las interpretaciones con- Una vez establecidos estos elementos, trataremos de explicar las interac-
tinuistas s6lo han podido desarrollarse obviando por completo la evoluci6n ciones entre moneda, evoluci6n econ6mica y evoluci6n social. Por ultimo, el
del sistema monetario, punto de encuentro de los sistemas de percepci6n y volumen se completa con varios anexos, que en particular precisan la evolu-
redistribuci6n de riquezas. ci6n del sistema monetario.
Este volumen es el resultado de una investigaci6n dedicada a las relacio- Hay muchos otros trabajos publicados o en curso de publicaci6n, entre
nes entre las evoluciones de los sistemas monetarios, entendidos como el re- los cuales cabe citar: L'occupation du sol au Bas-Empire, en prensa, Éditions
sultado de la evoluci6n de los sistemas de percepci6n y redistribuci6n. Errance; L'or du Bas-Empire (Constantin li - Zénon, 337-491), vol. l: étu-
En efecto, la moneda permite estudiar las condiciones de la vida eco- des, index, planches, vol. 2: catalogue, en prensa, Universidad de Louvain-
n6mica por ella reflejada. Se fabricaron monedas en grandes cantidades. la-Neuve, seminario de numismatica Marcel Hoc; «Le système monétaire de
Podemos estudiarlas como producciones masivas de objetos estandariza- Dioclétien à la fin de l'Empire romain», Revue belge de numismatique (1992);
dos. Se difundieron de acuerdo con las condiciones politicas generales del «Vie et survie des monnaies du Bas-Empire», en Colloque vie et survie des
imperio romano, y quedaron enterradas a rafz de acontecimientos econ6- monnaies antiques, Centre universitaire européen pour les biens culturels, 11-
micos o rnilitares. Para conocer la evoluci6n econ6mica del mundo roma- 16 de octubre de 1990, en prensa, PACT, tomo 35.
no es indi spensable realizar este estudio del numerario. La moneda, am-
pli amente difundida, era uno de los pocos elcmentos comunes a todas las Me es grato expresar mi agradecimiento a los numerosos investigadores
zonas del imperio. Gracias a su pape! de rcscrva de valor, asegur6 en todo que me han faci litado el trabajo de preparaci6n, sobre todo en la fase de reco-
el imperio los trasvases de riquezas que fac ilitaron la aparici6n de un nue- pilaci6n de datos. Tratar de arrojar luz sobre las relaciones entre las monedas
vo orden social. y los sistemas econ6micos y sociales es un trabajo diffcil y delicado.
1. LAS CONDICIONES NATURALES

El Bajo Imperia se caracteriz6 por una reducci6n de la ocupaci6n


del suelo, tanto agricola como urbano. La degradaci6n de las condi-
ciones climaticas y las invasiones empobrecieron el imperio.

No vamos a realizar un estudio detallado de las cuestiones referentes a


las condiciones naturales y la explotaci6n del suelo, ni tampoco de las con-
secuencias econ6micas de las invasiones. Estos temas han sido examinados
en otra obra consagrada a la ocupaci6n del suelo en el Bajo Imperia, a cuyas
conclusiones nos remitiremos.

1. LA OCUPACIÔN DEL SUELO

Trataremos de caracterizar las tendencias de la ocupaci6n del suelo en el


Bajo Imperia. A falta de un estudio regional y general, todavfa es diffcil rea-
lizar una sfntesis, pero se distinguen varias directrices:
- El imperio se habfa quebrado en dos zonas comerciales, la medite-
rranea y la europea. Estas dos zonas econ6micas evolucionaban de forma di -
vergente.
- Las ciudades se vieron especialmente afectadas por los des6rdenes
econ6micos, polfticos y militares de los siglos Ill, rv y v. La superficie de las
ciudades disminuy6 bastante, y durante el reinado de Aureliano se encerra-
ron en estrechas murallas.
En el campo, la refacci6n de los catastros emprendida por Diocleciano
fue consecuencia de Jas crisis urbanas. Se adelantaba a la gran oleada de re-
construcci6n de los edificios rurales que empezaba a caracterizar al suelo.
Los perjuicios causados por la crisis econ6mica y demografica habfan dis-
persado este habitat. La expropiaci6n del suelo habfa cambiado, las tierras
baldfas eran numerosas y servfan para criar ganado menor. Probablemente las
tierras que aun se cultivaban se dedicaban al cultiva de trigo. En el centra de
esta reconstrucci6n se encontraba la villa, rodeada de pequefias instalaciones
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12 CRJSIS E INf'LACIÔN LAS CONDICIONES NATURALES 13

privadas, vestigios del campesinado libre. Esta villa no era forzosamente la- al rnantener un sistema de recaudaci6n arcaico, acentuaba la diferencia en-
tifundista, y podfa agrupar una seric de pequef\as parcelas separadas y dis- tre las zonas ricas, que se habfan librado de des6rdenes naturales o huma-
tantes entre sf. Un propietario podfa poseer varias villae separadas o situadas nos, y las zonas afectadas por esas a lteraciones. El mantenimiento de las
en varios lugares del imperio. Por ultimo, esta villa, entidad agrfcola (con- tasas en las zonas deprimidas las hacfa mu y gravosas, mie ntras que en o tras
junto de tierras bajo un mismo contrai), se convirti6 en una entidad fiscal, zonas una mejor organizaci6n de los cultivos mejoraba los rendimientos y
vinculando a los campesinos libres a través de un complejo sistema de re- disrninufa e l peso relativo de las tasas. E n una misma zona podfa haber
caudaci6n de impuestos. unas tierras damnificadas y otras en pleno rendimiento.
lCual fue el impacto real de estos fen6menos naturales? La evoluci6n de las condiciones naturales era un factor de d iscriminaci6n
Me parece fuera de discusi6n que el Bajo Imperio no fue, ni mucho me- econ6mica.
nos, un perfodo de crecimiento. Todos los documentos coinciden en dar la
impresi6n de que la crisis fue profunda: el clima era menos clemente , las epi-
demias mas numerosas y la poblaci6n disminufa con los des6rdenes polfticos 2. LAS INVASIONES
y las invasiones. lDebemos deducir de esta coi ncidencia de los textos que la
cris is era general y asolaba a todas las regiones, o podemos pensar que las lQué consecuencias tuvieron las invasiones y revueltas? No se puede
objeciones que se pueden hacer a determinadas fuentes nos autorizan a dudar traducir su coste en cifras, pero sf extraer ciertas conclusiones. Las invasio-
del conjunto de los textos? nes e incursiones, asf como los disturbios, se podrfan separar en dos grupos
Por Io que se deducfa de los textos estudiados con anterioridad, podfamos bien distintos, por un lado las incursiones de pillaje, y por otro las ocupacio-
extraer estas conclusiones: nes de tierras con creaci6n de una entidad estatal.
- La crisis fue real, general y profunda. A sus consecuencias directas A l primer grupo pertenecen los ataques a Occidentc durante el siglo 1v.
(epidemias, crisis de mortalidad) se s umaron las indirectas (descenso de la El caso mas tfpico fueron las «invasiones» rechazadas por Juliano: unas hor-
productividad de las tie1ns, que se habfan vuelto demasiado secas en zonas das se establecieron junto a la lfnea fronteriza, y luego atacaron y saquearon
altas y demasiado pantanosas en los va lles). zonas alejadas de sus bases. La mayorfa de las invasiones occidentales del si-
- El conjunto de las tierras del imperio result6 afectado por estos fen6- glo v pertenecfan a este tipo de acci6n. Asf fueron los ataques de los godos
menos, y las cifras que conocemos de algunas de ellas se podrfan aplicar sen- y los vanda los en Africa, las acc iones de los visigodos y luego de los van-
su latu al conjunto del imperio. Podemos suponer que entre comienzos del dalos en H ispania, y las distintas incursiones hacia Roma. En Oriente tam-
siglo 1v y el siglo v la su perficie agrfcola uti l se redujo por Io menos en una bién hubo ataques de este tipo, como las incursiones de los hunos, de los
tercera parte. En ciertas regiones este descenso fue superior. isaurios, etc.
No obstante, conviene sopesar detenidamente estas conclusiones. E l he- Al segundo grupo pertenecen los establecimientos de larga duraci6n,
cho de que disminuyera la superfic ie agrfcola no significa que la producci6n como e l d e los vis igodos en el D anubio desd e finales del siglo 1v, y luego,
agrfcola global Io hiciera en la misma medida. Las reglas mas elementales de sobre todo, e l establecimiento d e los pueblos invasores del sig lo v, como los
la vida econ6 mica implican que en caso d e disminuci6n de la superficie agrf- visigodos en Galia, los suevos en Hispania y los vandalos en Africa.
cola se produce una concentrac i6n de las explotaciones en las tierras m as Estos dos tipos d e alteraciones causaron dos tipos de perturbaciones eco-
rentables. La disminuci6 n de la superfic ie agrfcola pued e resultar en parte n6micas.
compensada por un aumento de la productividad del suelo. Por otro lado, la Las incursiones tenfan por finalidad conseguir el botfn mas abundante
liberaci6n de ciertos suelos deberfa permitir una explotaci6n extens iva d e los posible en el intervalo de ti empo mas corto, aun a costa de importantes de-
mismos, como la crfa de ganado menor (ovejas, cabras, etc.). Creemos que vastaciones. El caso de Roma, saqueada dos veces en un intervalo negocia-
estas hip6tesis estan plenamente confirmadas por las fuentes literarias y las do con el Senado, es muy s ignificativo. El saq ueador no ocupaba e l teITeno,
constataciones arqueol6gicas, como la disminuci6n de los restos de bovinos se limitaba a empobrecerlo brutalmente. A menudo, las incursiones barbaras
con respecta a los de ganado !anar o la construcci6n de instalaciones espe- eran consecuencia de una disminuci6n de las asignaciones acordadas en un
cializad as en la producci6n de trigo o carne. tratado, o de malos tratos sufridos por los barbaros. La revuelta de los ala-
La exacci6n fiscal estaba determ inada sobre todo por las costumbres, y manes en 365 estuvo rc lacionada directamcnte con la disminuci6n de sus
e l Estado trataba de obtener ingresos en funci6n de viejos registros de tasas munera (asignaciones en especie). A este respecta, el caso de los visigodos
que segufan en vigor. Los ejemplos de Eumenio de Autun y Teodoreto d e es ilustrativo: se instalaron en 378 y fueron obj eto de explo taci6n comercial
Ciro, asf com o los textos legislativos, muestran que estas correcciones se por parte de los romanos, hasta q ue se rebelaron y devastaron las ciudades
realizaban de forma puntual. El tradicionalismo de la administraci6n fiscal, del imperio.
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14 CRISIS E INFLACIÔN

Las ocupaciones pretendfan apropiarse del terreno. Las consecuencias


econ6micas eran distintas, pues consistfan en despojar a una poblaci6n. Por
ejemplo, cuando los visigodos entraron en Galia se contentaron con apro-
piarse de los bienes de los galorromanos, y los vandalos deportaron a los
africanos para quedarse con sus bienes. En estos casos la estructura econ6-
mica no resultaba tan afectada. Los burgundios se apoderaron asf de dos ter-
cios de las tierras. En Galia, Viviano se dirig i6 a Toulouse a protestar contra
los altos impuestos visigodos, Io que revela la permanencia de las estructuras
econ6micas, y las anforas vandalas llenas de aceite siguieron circulando y 2. LOS IMPUESTOS SEGUN LOS TEXTOS
expandiéndose por todo el mundo occidental.
Todo el impcrio se empobreci6 con estas invasiones. Los barbaros pu-
dieron amasar enormes riquezas, y los romanos y bizantinos no las volvieron
a utilizar hasta varios aîi.os después, gracias a sus reconquistas. Mientras las finanzas locales soportaban con dificultad los efectos
de la cri sis, las tasas e impuestos eran cada vez con mas frecuencia
pagaderos y pagados en oro, aunque las anonas y liturgias completa-
ban el sistema. La limitaci6n de la funci6n de la moneda pequeîi.a faci-
lit6 el desarrollo de las corveas.

El estudio de la percepci6n de los impuestos es una parte crucial del ana-


lisis del Bajo Imperio. El gravamen y la naturaleza de cada impuesto, y so-
bre todo de los impuestos monetarios, influfan demasiado en los agentes eco-
n6micos para no ser tenidos en cuenta. Hemos tratado, pues, de analizar las
exacciones tal como se establecen en el C6digo Teodosiano (CTh).

1. Los RECURSOS DE L AS CI UDADES

Al parecer, Constantino confisc6 la mayor parte de las rentas urbanas,


que pasaron al tesoro central : «Constantino también esquilm6 las ciudades
con estas contribuciones; esta ex igencia se habfa mantenido, incluso des-
pués de Constantino, durante un perfodo prolongado, y la riqueza de las
ciudades se fue agotando poco a poco hasta que se quedaron sin la mayor
parte de sus habitantes» (Z6s. , Il, 38, 2-4). No obstante, algunas ciudades to-
davfa conservaron ciertos recursos destinados a cubrir determinados gastos
de gesti6n municipal, sin que se pueda determinar exactamente la impor-
tancia de estas rentas. Juliano rcstablcci6 las posesiones de las ciudades,
salvo las que se habfan vendido legalmente: «Ordenamos que las propieda-
des publicas pasen a las c iudades, para que puedan alquilarlas a una cuota
normal y que estas provisiones sirvan para restaurar los monumentos», 15 de
marzo de 362 (CTh X 3. 1).
La tarifa de Anazarbio, que data del siglo 1v o v, da a entender que los
arbitrios municipales se dejaban a las ciudades. En ella se enumeran las mer-
cancfas y el importe de las tasas estimadas en qui lates o fracciones de qui-
late ( 1/4 o a veces 113), en argyria ( 165, 55, 55). Parece que las tasas se
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16 CRISIS E INFLACIÔN LOS IMPUESTOS SEGÛN LOS TEXTOS 17

calcu laron ad valorem, aproximadamente entre 1,5 por 1OO y 3 por l OO. Lo Los Valentinianos aplicaron una polftica distinta, tratando de devolver a
mismo se puede decir del arbitrio de Mylasa, conocido por una inscripci6n ciertas ciudades sus propias rentas. El caso de Éfeso es ilustrativo de esta
que data de 427-429, o de ciertas rentas de Âfrica. Estos portoria (tasas de nueva polftica y de la diffcil situaci6n en que quedaron las ciudades tras la
arbitrio) solfan estar consolidados. destrucci6n causada por los terremotos y los acontecimientos polfticos o mi-
Algunos casos se conocen mejor, en particu lar el de Antioqufa, descrito litares: Éfeso, 37 1-372:
por el propio Juliano en 363: <<Vuestra ciudad [Antioqufa] posee mas de
10.000 lotes de terreno ... » (Juliano, Discursos de Juliana emperador, Vil Sobre las rentas de los bienes rafces pertenecientes al Estado, que hemos
35); «Me habéis dicho que habfa 3.000 lotes de tierra baldfa, y me los ha- concedido a varias ciudades de Asia para la restauraci6n del aspecta de sus
monumentos, mediante un reparla realizado por estimaci6n, nos decfs que to-
béis pedido. Pero después de quedaros con ellos los habéis repartido entre
das las ciudades cosechan grandes frutos de nuestro favor, y renacen con su an-
gente que no los necesitaba» (Juliano, Discursos de Juliano emperador, VII tiguo aspecta a causa de la ventura de nuestro tiempo y por el remozamiento
43). Sin duda estas tierras urbanas procedfan de la herencia de las tierras rea- de la triste fealdad de las recientes ruinas, pero que e l beneficio del favor con-
les seléucidas explotadas por la curia, que habfan aumentado con el paso del cedido a todas las ciudades no les alcanza del todo. Hemos pensado si no se-
tiempo. En el caso de Antioqufa disponemos de abundante documentaci6n rfa mejor bonificar y servir a las ciudades las rentas segun la derrama garanti-
escrita por Libanio, que menciona una tasa de alquiler de puestos comercia- zada, en lugar de los bienes rafces , ell os mismos con sus rentas; si el hecho de
les, una clase de impuesto que existi6 en Antioqufa hacia 382-384. También que las rentas sean insistente y patéticamente reclamadas a los agentes de nues-
menciona una tasa para los pobres, sin que se sepa muy bien si se trataba de tra caja privada, que las dan con parsimonia y reticencia, y el excedente que se
un impuesto o una contribuci6n voluntaria: «No afiadiré [a los gastos de los obtiene de dichos bienes rafces sobre la contribuc i6n fijada se pierde para las
taberneros] la ayuda a los mendigos, que se produce a menudo todos los me- ciudades sin ir a engrosar nuestro tesoro, ya que es devorado por el fraude de
los agentes; si un aumento importante de ventajas puede sumarse al favor con-
ses, porque, si bien es un gasto, es voluntario y produce satisfacci6n a los
cedido si los curiales hacen que se cultive con mas esmero o dan pruebas de
que la proporcionan» (Libanio, Discursos, XLVI, 21). Parece que las rentas una conciencia mas ... fuerte. He mos ordenado, por una ley, que se pague [a
de las ciudades, y en particular la de Antioqufa, constaban sobre todo de tie- Éfeso] cienjuga, para decidir, de acuerdo con el aprovechamiento que haga de
rras, pero no de inmuebles: «Los buleutas c ul tivais casi todos los campos de ellos para la derrama de los monumentos, si hay que conceder prestaciones si-
la ciudad ... resulta que unos son grandes, otros pequefios» (Libanio, Dis- milares a otras ciudades ... Nuestra mansedumbre, ilustrada por un balance
cursos, XXXI, 16) . completo, sabe cuântos juga pertenecen al Estado, asf como su calidad y ren-
Consta ncio cedi6 a sus favoritos los bie nes de las ciudades, en particu- dimiento anual. Hemos crefdo necesario brindaros la siguiente opci6n: si no
lar los de Antioqufa, y los de los templos confiscados. Las ciudades se que- rehu sâis a haceros cargo con vuestra propia garantfa de toda lajugatio q ue esta
daron con la c uarta parte de sus bie nes para las murallas. No obstante, se- dispersa por toda la provincia, es deeir, 6.736,5 juga fértiles y adecuados, de los
gun P. Peti t, Antioqufa posefa tierras en 355, e n 362-363 y en 388, siempre que se informa que proporcionan, ademas de los 6.000 sueldos [o 9.000 suel-
dos, segun Chastagnol] en concepto de censo fijado de una vez por todas,
durante el reinado de Teodosio. Lo mismo ocurrfa en Oxirrinco. Las tierras
3.000 sue ldos de oro s uplementarios por afio, pero también 703 juga incultos
de Antioqufa eran heredadas o recibidas de los curiales culpables. El Estado y actua lmente abandonados y estériles ... Ni que decir tiene que a este efeeto,
no se qued6 nunca con esas tierras. Asf pues, parece que Constantino con- una vez se hay a repartido toda la jugatio a vuestro en tender entre las curias ...
fisc6 todas las tierras de las ciudades, pero aument6 los recursos de la res tendréis que apresuraros a aportar el resto de la cantidad a nuestra caja priva-
privata , integrando en ella unicamente los bienes susceptibles de ser inclui- da a través de vuestra oficina, para que impidamos a la codic ia de la gente toda
dos, es decir, los que estaban sujetos a tributo. La ciudad se qued6 con las posibilidad de usarla, y si hay alguna ganancia excedentaria, que pase a los
demas tierras. Estaban cultivadas, y su producto se repartfa entre quie nes presupuestos de las ciudades (Janvier, 1969; Chastagnol, 1986).
las cultivaban y los buleutas. Las grandes explotaciones se alquilaban a colo-
nos, y las pequefias propiedades se concedfan a particulares, que las daban Sus ~ucesores continuaron e n parte esta polftica, y en concreto devolvie-
en explotaci6n, e n provecho propio. Estos particulares pagaban un arriendo ron a las ciudades parte de los impuestos percibidos localmente para que pu-
a la c iudad, que al parecer cobraba rentas e n moneda y en especie . Asf pues, dieran reconstruir sus murallas.
la ciudad tenfa dos clases de rentas: las de las antiguas tierras confiscadas, El Bajo lmperio se caracteriz6, pues, por un descenso importante de los
de las que recaudaba un tercio, y las de las demas tierras. Los gastos con- recursos urbanos. Fueron confiscados por Constantino en provecho del Esta-
sistfan sobre todo e n el mante nimiento de los edificios. A la devoluci6n de do, y s6lo fueron devueltos en algunos casos por sus sucesores. Esta evolu-
los bienes realizada por Juliano se sumaron nuevos gastos a cargo de la ciu- ci6n no hizo mas que agravar la crisis urbana del Bajo Imperio.
dad (compra de las vfctimas para los te mplos). De modo que las liturgias pa-
garon los gastos de la ciudad.
2 DFPEYR01
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18 CRIS IS E INFLACIÔN LOS IMPUESTOS SEGÛN LOS TEXTOS 19

2. EL ORO CORONARIO Condonaciones a causa de las i11vasio11es

Los emperadores precisaron a menudo el carâcter facultativo de este im- En numerosas ocasiones, las tierras devastadas por las invasiones queda-
puesto basado en el voluntariado. Las ciudades votaban las sumas concedi- ron exentas de impuestos, en Macedonia y Tracia (a causa de la devastaci6n
das al emperador e n cada ocasi6n. Este impuesto gravaba principalmente a de los godos) el 14 de agosto de 384 (CTh VI 2.14); en Italia (después del
los decuriones, que debfan contribuir con arreglo a sus recursos. Los sena- saqueo de Roma) el 13 de septiembre de 408 (CTh XI 28.4). En Occidente,
dores no estaban sujetos a él, y Io recordaban con frecue ncia. Los decuriones el censitor (?) Sebastio recibi6 la orden de eximir a «quienes se hacen cargo
mas ricos trataban de entrar en el Senado, Io que da a entender que el im- de las propiedades abandonadas para ponerlas de nuevo en servicio», 14 de
puesto era sufragado sobre todo por los decuriones pobres, que a veccs se mayo de 417 (CTh VI 2.24). E n 426 Teodosio II y Valentiniano III «con-
vefan obligados a ofrecer objetos de oro en vez de monedas. donaron parte del oro, y la otra parte fue entregada a la ciudad de Roma»,
Sfmaco relata que en 384 el Senado habfa decidido ofrecer 1.600 libras 26 de abri l de 426 (CTh VI 2.25), sin duda a causa de la devastaci6n eau-
de oro para las decenales de Valentiniano Il. La suma era superior a la que sada por las invasiones.
se habfa ofrecido para las decenales de Valentiniano 1 y Vale nte, asf como
para los quinquenalia de Graciano (Re/aria 13, 1-3).
Para J.-M . Carrié, las donaciones a los ejércitos estaban financiadas por 4. EL ORO DE LOS COMERCIANTES
la percepci6n del oro coronario, que aseguraba la mayor parte de las dona-
ciones a los soldados. No obstante, las principales necesidades militares se Este impuesto fue creado por Constantino:
cubrfan en especie. El ejército recibfa gran parte de sus suministros en pro-
ductos. Fue él [Constantino] quien impuso también e l pagode oro y plata a quie-
ncs, por todo e l mundo, se dedican al comercio y a quienes en las ciudades po-
nen a la venta todo tipo de objetos, y Io hizo hasta con los mas humildes, sin
3. EL ORO SENATORIAL permitir siquiera que las desdichadas prostitutas se libraran de este impuesto,
de modo que -cuando se aproximaba el vencimie nto del plazo de 4 afios que
habfa para pagar- se podia ser testigo de lagrimas y lamentos en toda la ciu-
Fue una creaci6n de Constantino: «Constantino cens6 los bienes de los
dad, y una vez vencido el plazo, de los latigazos y torturas infligidos a los
clarfsimos, imponiéndoles un impuesto al que él mismo llam6 follis» (Z6s., miembros de quienes no podfan soportar el peso de una multa a causa de su
II, 38, 2-4). Este impuesto, pagado por los senadores sobre sus tierras (jollis extremada indigencia. Las madres vendieron a sus hijos y los padres llevaron
senatorial, impuesto glebal), se calculaba en funci6n de las tierras senatoria- a sus hijas a la casa de la prostituci6n, pues necesitaban a toda costa reunir, con
les que estaban censadas: «la tasa grava las tierras y no a los hombres. Por el trabajo de e llas, e l dinera que les pedfan los cobradores del crisargiro (Z6s.,
eso no se deben perder los registros», 29 de marzo de 398 (CTh VI 2.2 1); li, 38, 2-4; sin du da hacia 3 14 ).
«esta tasa no se aplica a las personas que no estaban sujetas a ella», 8 de di-
cie mbre de 393 (CTh XII l. J38). Se llamaba cri sârgiro, tasa lustral u oro de los negociantes. Se pagaba cada
Este impuesto se dividfa en tres clases, correspondientes a 8, 4 y 2folles. cinco anos, y este plazo era especialmente temido. Se podfa pagar en varias
Era pagadero en oro. La bajada del impuesto (2 folles y luego 7 sueldos) po- entregas, por lo general cuatro. Conocemos varias fechas: 325 o 326, 342,
drfa ser reflcjo del empobrecimiento de ciertos senadores, pero también de 381-383, 386, 390-39 1, 398-399, 446-447. A partir de ellas se pueden calcu-
una disminuci6n de la presi6n fiscal sobre los senadores. La suma a pagar lar las fechas de las otras percepciones. Ademas, se sabe que hubo recauda-
quizâ fuera de 1OO sueldos por follis glebal. eioncs cxtraordinarias, como en 364 (CTh XIII 1.6).
Esta tasa, pagadera en oro, gravaba a los comereiantes, y en especial a
Exenciones los que manejaban oro. Su importe debfa ser mas o menos proporcional a la
fortuna, pero no sabemos nada sobre él. En ciertas regiones los clérigos y mi-
Los textos del C6digo Teodosiano recuerdan a menudo que la tasa grava- litares, entre otros, estaban exentos.
ba las tierras, no a los hombres. Se puede suponer, por Io tanto, que hubo ten- Se consideraba que el comercio era una actividad degradante para Ios po-
de ncia a huir de este impuesto, bien a causa de otros privilegios, bien porque derosos o Jas personas que gozaban de exenciones o pri vilegios a causa de
el terrateniente no posefa el tftulo de senador ni querfa poseerlo. Mas tarde, a sus actividades admin istrativas. Por eso se exigi6 su pago a «miembros del
partir de 41 2, se concedieron exenciones a los administradores de los palaeios. palacio, clérigos, hombres poderosos si su profesi6n es comprar o vender; ni
20 CRISIS E INFLACIÔN
f LOS IMPUESTOS SEGÛN LOS TEXTOS 21

siquicra los mas poderosos deben quedar exentos, pues los hombres pode- de aquellos que por actividad sana venden los productos domésticos de sus
rosos no dcben dedicarse al comercio, o deben pagar la tasa», 17 de abril propias tie~ra~» (CTh xn.1 l.12). Esta exenci6n. de los mercados de los do-
de 364 (CTh XIII 1.5). minios se hm1taba a seguir las costumbres del s1glo 111.
Los abusos obligaron al legislador a excluir del beneficio de esta ley a las
Exenciones personas que aumentaban su capital con el comercio: «Ninguna per~on~ de-
bera soportar las tasas lustrales cuando venda productos de su propia t1erra.
Las exenciones beneficiaron a ciertos tipos de transacciones o a ciertas Pero si su fortuna aumenta a causa de este comercio, debera pagar dichas ta-
profesiones, ya que pagaban otros impuestos mas gravosos. También ocurrfa sas, aunque sea militar», 8 de noviembre de 384 (CTh XIII 1.13). Lo mismo
Io mismo con los navegantes, ya que su gremio debfa contribuir al transpor- ocurrfa con los que habfan hecho del comercio su actividad principal: «En
te, y con los profesores de pintura. Otras tres categorfas tenfan el privilegio gcneral, los rurales que vivan del c?mercio de~c~an tener la consideraci6n de
de no pagar la tasa lustral: las personas al servicio del emperador, los cléri- comcrciantes, dado que no se ded1can al scrv1c10 de sus campos y han clc-
gos y los campesinos o colonos. gido su modo de vida comerciando», 5 de febrero de 374 (CTh XIII 1.10).
En efecto, el emperador concedi6 este privilegio a los «miembros de las Hubo algunas exenciones generales. Constanti no decret6 una en 325-326.
ofïcinas imperiales», 15 de octubre de 4 12 (CTh VI 26. 14), asf como a los Parccc ser que algunas ciudades estuvieron cxcntas del crisargiro, como he-
«veteranos», l de marzo de 326 (CTh VII 20.2); 13 de octubre de 326 (CTh cho excepcional. Asf Io demuestra una inscripci6n de 408 en honora M. Sen-
VII 20.3); 10 de junio de 357 (CTh XIII 1.2). Mas tarde se hizo extensivo a tius Redemptus, un patrono que libr6 del crisargiro a los habitantes de la ciudad
los «antiguos guardias de corps», al principio sin limitaci6n, luego con una de lnteramma Lirenas.
franquicia de 15 sueldos, sin duda para evitar abusos, 1 de abril de 369 (CTh
XIII 1.7), luego 4 de noviembre de 385 (CTh XIII 1.14).
lt1s reacciones: La evasi6n
Los hombres vinculados a la lglesia gozaron muy pronto de estos privi-
legios. Al principio la exenci6n fue total y extensiva a los miembros de la
fami lia, dado que los beneficios eclesiasticos eran para los pobres: «los c lé- Este impuesto era especialmente impopu lar. Libanio comparaba a sus re-
rigos y sus ac6litos, aunque se dediquen al comercio, e n la medida en que caudadores con perros:
sus beneficios van a parar a los pobres», 26 de mayo de 346 (CTh XVI
2.10); «Clérigos, asf como sus esposas e hijos», 28 de diciembre de 357 (CTh Jmpuesto de oro y de plata, impuesto insoportable que hace estremecersc
a todos cuando se acerca el quinto aiio ... Micntras que los negociantes pue-
XVI 2.14), asf como los «enterradores», 6 de feb rero de 357 (CTh XIII 1. l)
den indemnizarse con los especuladores, aqucllos a quienes el trabajo de sus
y 30 de junio de 360 (CTh XVI 2. 15). Hubo mcrcadcres que se colocaron bajo
manos apenas da para vivir son aplastados por la carga ... Es e l tiempo en que
la protecci6n de la Iglesia con el unico fin de evitar los impuestos. Los le- la servidumbre se extiende, en que los padrcs enajenan la libertad de sus hijos,
gisladores trataron de limitar el privi legio, e n particular limitandolo a los no para enriquecerse con el producto de esa venta, sino para darselo a los per-
«clérigos, salvo si estaban inscritos en los registros de mercaderes antes de seguidores (Libanio, Contra Florencio, p. 427).
ser clérigos, a menos que el comercio sca efectuado en pequena escala», 30
de junio de 360 (CTh XVI 2. 15). Luego ins istieron en la incompatibilidad Muchos de los que estaban sujetos a él trataron de evadirlo cambiando de
entre comercio y clerecfa: «los comerciantes deben renunciar a las inmuni- actividad, es decir, abandonando la de comerciante. Se refugiaban en otras
dadcs de los clérigos, porque hay incompatibilidad entre los servicios de la profesiones. Algunos de ellos compraban tierras para entrar en la orden de
rcligi6n y los del comercio», 8 de mayo de 399 (CTh XIII 1.16). En otros los decuriones: «Si un comerciante compra una granja y es llamado al con-
casos esta exenci6n se limit6 a 10 o 15 sueldos: «los clérigos de Iliria y de sejo municipal, no podra invocar su estado y debera pagar los impuestos de-
Ttalia tendran derecho a comerciar con una franquicia de 10 sueldos. En Ga- rivados de su empleo de comerciante. Si es nombrado para el consejo muni-
lia, esta franquicia se eleva a 15 sueldos», 5 de julio de 379 (CTh XIII 1.11 ). cipal, quedara sujeto a los deberes de los miembros del consejo, algo que él
La mayor parte de las exenciones afectaron a «campesinos que vendfan mismo ha ad mitido al convertir su dinero en propiedades territoriales», 5 de
sus productos del suelo», 3 de mayo de 36 1 (CTh XIII l.3), «al igual que a mayo de 370 (CTh XII 1.72). Los que no podfan hacerse Io bastante ricos
los de las tie rras imperiales», 26 de abri! de 370 (CTh XIII 1.8). Esta exen- como para acceder a la orden de los decuriones se rcfugiaban en las distin-
ci6n se extendi6 con mucha rapidez a los artesanos agrfcolas que trabajaban tas profesiones o actividades que les permitfan evadir el impuesto. Era cl
en las fincas, como «los alfareros y los carpinteros de obra», 5 de febrero de caso del ejército: «Los comerciantes no deben gozar de la exenci6n del re-
374 (CTh XIII 1.10). Esta legislaci6n fue confirmada el 13 de marzo de 384: glamento de los impuestos por el servicio militar», 18 de abril de 396 (CTh
«ningun comerciante debe quedar exento de las tasas lustrales, a excepci6n VII 2 1.3). Otros, poniéndose al servicio de la Iglesia, esperaban gozar de la
f
22 CRISIS E INl'LACIÔN LOS IMPUESTOS SEGÛN LOS TEXTOS 23

exenci6n del clero. El legislador trat6 insistentemente de suprimir el benefi- incluso albergar a un fugitivo. Estas leyes favorecfan a los propietarios en
cio de la exenci6n para los eclesiâsticos que comerciaran: «nadie debe que- perjuicio de los comerciantes. Por otro lado, el hecho de que los comercian-
dar exento, ni el religioso, ni o tro, si hace comercio», 8 de septiembre de 364 tes entraran en la orden de los decuriones revela que cl «modelo» de la so-
(CTh XIII J.6). Los emperadores trataron de extender este impuesto a las ac- ciedad era ante todo e l del terrateniente. Asi Io demuestra la facilidad con
tividades de servicios, como el comercio de plata: «Todos los comerciantes que Juliano pudo aumentar e l numero de curiales en Antioqufa. No se puede
deberân pagar la tasa lustral. No s6lo los que comercian en las regiones o en descartar que e l crisargiro se considerase especial mente g ravoso, porque sus
las ciudades estarân sujetos a dicha tasa, sino también los que viven de la bases de reparto, como los impuestos territoriales, se habfan quedado anti-
usura y prosperan con el encarecimiento del dinero que aumenta dfa a dfa», cuadas. Los impuestos mal repartidos provocaron mas crfticas en los testi-
30 de junio de 400 (CTh XIII 1.18). rnonios literarios que Io gravoso del impuesto en sf. El crisârgiro fue aboli-
Los legisladores lucharon contra los «patronos» que libraban a los comer- do por Anastasio en 498:
ciantes de pagar e l impuesto. Estas prâcticas revelan el poder de los propieta-
rios, que protegfan a los evasores de impuestos: «Ningun hombre poderoso Cuan<lo baya habla<lo <le una o <los cuestiones reforentes a tu benefïccncia
debe defender a un comerciante contra el interés del servicio publico», 14 de gcncral con to<los, hablaré de tu fïlantropfa ... Una pcsada carga se abatfa pe-
abri! de 386 (CTh XIII 1.15), y «nadie debe quedar exento de las tasas lus- ri6dicamcnte sobre todas las ciudades como una cosa tcrrorffica, y afectaba
trales colocândose bajo la protecci6n de los poderosos», 2 1 de agosto de 418 peri6dicamente a todos ... Hablando con franqueza, eran las desgracias publicas
Io que llenaba el tesoro del empcra<lor ... Todos los rcgistros han sido presa de
(CTh XIII 1.2 1). La inscripci6n de M. Sentius Redemptus antes citada revela
las !lamas (Procopio de Gaza, Panegfrico al emperador Anastasio, 12- 13).
la ineficacia de estas leyes.
La recaudaci6n de un cr isargiro excepcional en 387 en Antioqufa para lu- ... dcstrucci6n de los documentos que se util izaban para su recaudaci6n
char contra Maximo origin6 unos disturbios (CTh XIII 1.15; Libanio, Dis- (Evagrio, Historia de la lglesia, III 39).
cursos, 32, 33).

Funcionamiento 5. TASA DEL CABALLO

De esta legislaci6n se desprende que e l comercio se consideraba una ac- Esta tasa gravaba sobre todo a los provinciales. Su cuantfa estaba fijada
tividad degradante, en todo caso incompatible con Jas ventajas vinculadas al con precisi6n. Por ejemplo, «U n conde honorario debe entregar 3 caballos; un
servicio a la Iglesia o a una situaci6n ad ministrativa e levada. gobernador honorario dos, y esto, cada cinco anos», 6 de junio de 349 (CTh
Se constata un doble fen6meno: por un Jado, los legis ladores afirmaban VII 23. l ). Parece ser que dio lugar a ciertos abusos, en pe1juicio de los pro-
y confirmaban su voluntad de someter a todos los comerciantes al pago de vinciales: «no autorizamos a los provinciales a esco ltar los caballos, como se
este impuesto, ampliando su aplicac i6n a otras profesiones, como los usure- hace en ltalia», 15 de agosto de 370 (CTh XI 10.2), o de los dig natarios: «re-
ros, y, por otro lado, concedieron exenc io nes que fueron confirmadas con re- rnisi6 n de la tasa que ha sido exigida a los dignatarios como ay uda a los mi-
g ularidad, al principio numerosas y luego limitadas, si n duda a causa de los litares», 15 de diciembre de 382 (CTh VI 26.3). Corno muchas tasas en oro,
abusas. fue diffcil de recaudar. Una ley sobre «los esclavos tomados en cauci6n por
Las tres grandes categorfas de exentos fueron: al princ ipio, los adminis- el reglamento de las tasas del caballo», 3 1 de diciembre de 323 (CTh XI 9. 1),
tradores y los soldados, luego los eclesiasticos, y por ultimo los trabajadores muestra c laramente estas difi cultades de recaudaci6 n.
de los dominios, o dicho de otro modo, el servicio militar imperial, el repre- Las exenciones se concedfan a los «miembros de las oficinas imperi a-
sentante del o rden moral (la Iglesia) y las fuentes de ingresos de los latifun- les», 27 de junio de 3 19 (CTh VI 35.2), 15 de octubre de 4 12 (CTh VI
distas. Varias leyes impedfan que los poderosos protcgieran a las personas 26. 14), y a los «decuriones y silenciarios», 9 de marzo de 423 (CTh Yl 23.2).
que estaban sujetas a la tasa lustral. El funcionamiento no queda muy claro en e l C6digo. Los privilegios fue-
Esta tasa lustral colocaba a los comerciantes en una situac i6n desfavora- ron otorgados a los dignatarios y notables. Se puede suponer que esta tasa
ble. Se puede interpretar como una reacci6n defensiva de los latifundistas gravaba a los pequenos propietarios sujetos a la percepci6n, mâs que a los
frente a los eomerciantes y su potencial enriquecimiento. Los fuertes im- dignatarios.
puestos pagados por los comerciantes les impedfan engrosar su fortuna y
competir con una c lase de terratenientes cuya riqueza estaba limitada por la
extensi6n y e l rendimiento de sus tierras. Los propietarios e ludfan la legisla-
ci6n sobre cl crisargiro, ya que podfan vender los productos de sus tierras e
24 CRISIS E INFLACIÔN LOS IMPUESTOS SEGÛN LOS TEXTOS 25

De modo que el Estado transformo e l pago de un bien en especie en pago de


6. TASA DE YESTJDOS MILITARES un complemento de la soldada.
Parece que e l importe de la tasa correspondiente a cada soldado era del
Esta tasa, en especie o convertida en oro, se recaudaba anualmente, y el orden de 2 !remisses, salvo en Iliria: «ordenamos que cada soldado de Iliria
oro debia ingresar en el tesoro «entre las calendas de septiembre y las de reciba, no 2 /remisses, sino un sueldo», 17 de enero de 396 (CTh VII 6.4).
abri!», 18 de noviembre de 368 (CTh VII 6.2). Los vestidos debfan ser en-
tregados en el lugar donde estuvieran acantonados los soldados, 10 de julio Exenciones
de 386 (CTh VIII 5.33). Las condiciones del transporte se detallan en otro
texto, 4 de marzo de 386 (CTh VIII 5.48). Corno muchas tasas en oro, era Como en otros casos, los «dignatarios, altos funcionarios» estuvieron
diffcil de recaudar. Una ley sobre «los esclavos tomados en caucion», 31 de exentos de esta tasa (18 de abri! de 365, CTh VII 6.1; 18 de junio de 365,
diciembre de 323 (CTh XI 9.1), y olra sobre «la venta de esclavos tomados CTh XII 6.4). Los navegantes gozaron de una legislacion especial (11 de fe-
en fianza», 12 de diciembre de 337 (CTh XI 9.2), muestran claramente las brero de 371, CTh XIII 5.14).
dificultades con que tropezaba su recaudacion.
La percepcion debfa suponer una carga importante. El emperador preci-
so que «los decuriones que perciben la tasa deben ser liberados de otras car- 7. LA CAPITACIÔN
gas», 18 de junio de 365 (CTh XII 6.4 ). Tan tas eran las pérdidas soportadas
por los recaudadores, que varios afios después el legislador juzgo que «no es La capitacion era un impuesto individual, pagado por toda persona viva.
equitativo que los oficios proconsulares solo obtengan beneficios de esta Se declaraba el fallecimiento para descargarse de la capitacion y otros im-
tasa, y los decuriones solo soporten las pérdidas. Los decuriones no deben puestos (P. Oxy. XLIII 3141, en 300). El sistema de la capitacion era muy
hacerse cargo de estas tasas, por el interés publico», 29 de febrero de 4 12 complicado. Parece que este término englobaba varios tipos de tasas, y po-
(CTh xn 6.31 ). dfa variar de unas regiones a otras .
La capitacion urbana egipcia (epikephalaion) fue, al parecer, de 400 drac-
Gravamen mas anuales por persona. Varies papiros de Oxirrinco la mencionan. Cada
documenta confirmaba este importe. Parece que no aumento entre 296 y 3 16,
Esta tasa tenfa un gravamen preciso. De forma excepcional, de 20 a 30 Io que hace pensar en una reduccion constante en valor de la suma a pagar.
unidades de tierra contribufan para un vestido: La suma correspondfa a 100 denarios, es decir, probablemente a 2 argentei
de 294. La falta de textos que mencionen esta tasa después de 316 parece dar
a entender que desaparecio a rafz de la reduccion de los métodos de recau-
Tracia dara una unidad de vestido por 20 un idades de tierra o individuales,
Escitia y Mesia una por 30 unidades de tierra o individ uales. En Egipto y en dacion de impuestos que simplific6 los tipos de tierras hacia 315. La tasa
los di stritos de Oriente, una uniclad de vesti menta sera pagada por cada 30 un i- era recaudada para varies afios seguidos, generalmente tres, pagadera par
dades de tierra. En las di6cesis de Asia y el Ponto, la tasa anual de vestido sera un contribuyente a tftulo persona! o por varias personas. Los papiros se
iguaJ al mismo numero de unidadcs de tierra o persona!, de la misma manera distribuyen en varios afios: 298, 299, 301, 301-302, 305, 308-309, 311, 3 13,
que en Oriente, las provincias [a excepci6n de l sauria y Osroena] tendran el 314, 3 15.
privilegio de conmutar esta tasa en oro, como ocurre con las unidades de tie- Esta capitacion se llamaba capitatio plebeia en Galia (CTh XIII 10.4 y 6
rra, en la medida en que estas provincias todavfa no pagan en oro por la com- en 370) o capitatio humana en Tracia (CTh XI 20.6 en 430). Durante los rei-
pra (9 de agosto de 377, CTh VII 6.3). nados de Diocleciano y Constantino la pagaban los colonos, los campesinos,
los soldados y los habitantes de ciertas ciudades. A finales del siglo YI solo
A partir de los papiros, J.-M. Carrié propuso una tasa de 1 clamide por 243 la pagaba la plebe rural. La capitacion persona! vinculaba al colono a su tie-
a ru ras. rra. En 393 se suprimio en Tracia la capitatio humana: «que, en toda la di6-
La conversion era mas favorable al Estado, que conservaba e l beneficio cesis de las Tracias, después de la abolicion para la eternidad del impuesto
de la recaudacion de oro, pagada a los soldados, dado que la parte devuelta de capitacion sobre los hombres, solo se pague e l impuesto territorial ...
a los tejedores era s6lo 1/6 de Io recaudado: «la tasa pagada en oro para los Que dichos colonos queden vinculados a sus tierras por el derecho de naci-
vestidos militares debe ser reclamada a los recaudadores y pagada al tesoro rniento» (C6digo de Justiniano, XI 52.1) .
imperial. 5/6 deben ser pagados a los soldados en monedas, y 1/6 debera ser En las ciudades podfa corresponder a un impuesto individual , mientras
pagado a los tejedores, sin ninguna tasa», 9 de marzo de 423 (CTh VII 6.5). que en el campo designaba una base tributaria que servfa para el pago del im-
26 CRISIS E INFLACIÔN LOS IMPUESTOS SEGÛN LOS TEXTOS 27

puesto territorial, al considerarse que la tierra (salvo las minas y canteras) nadores quedaron sujetos a la tasa glebal, pero ya no a las cargas de pretura,
producfa una renta estable a través de los hombres que la cultivaban. Enton-
29 de abril de 397 (CTh VI 2. 19) (véase también en la pagina 31 el texto de
ces la capitaci6n solo designaba la operaci6n que determinaba las unidades Z6simo).
fiscales Hamadas capita, asf como la jugatio designaba la de Ios juga. Por
ejemplo, los capita de Autun eran impuestos territoriales, no individuales. Se
sabe que hubo una capitatio animalium que gravaba el ganado. 9. LOS SERVICIOS OBLIGATORIOS
La capitaci6n se pagaba con frecuencia en especie. El pago podfa reali-
zarse «en tres veces», 25 de mayo de 365 (CTh XI 7 .11 ). Esta ley fue con- Los trabajos mâs apremiantes, necesarios para el imperio, c01Tfan a car-
firmada: «Si se desea pagar las tasas en especie para saldar la capitaci6n , el go de la poblaci6n. Solo los pri vilegiados se librab,an. de esta carga. La par~e
curso del afio debe dividirse en perfodos de 4 meses, y se podrâ pagar la mâs importante de estas corveas eran las obras pubhcas, como el mantem-
suma total en tres plazos», 19 de mayo de 367 (CTh XI 1.1 5). miento de edificios. Los otros trabajos importantes eran el suministro de pan
La percepci6n de la capitaci6n estaba sujeta a exacciones. En varias oca- a Ja poblaci6n y los transportes. Siempre hubo una importante falta de mano
siones los emperadores tuvieron que desgravar el impuesto: de obra, sin duda relacionada con la desaparici6n de la esclavitud. Las exen-
ciones eran numerosas y afectaban a administradores y artesanos, que esta-
Antaîio el coeficiente de capitaci6n se calculaba sobre la base de un hom- ban obligados a realizar otros servicios:
bre o dos muj eres por unidad, mientras que ahora la tasa es de una capitaci6n
por 2 o 3 hombres o 4 mujeres. Debéis ordcnar, pues, a las ci udades de Co- exenci6n de los servicios publicos obligatorios para los secrctarios imperiales y
mania o a los ariaratianos de segunda Armenia, a los amasianos del Helespon- los chambelanes, las iglesias y los ret6ricos y gramaticos. Los servicios obliga-
to y a los diocesianos de la Segunda Capaclocia que esta medida de salubridad torios pueden ser: las operaciones referentes a la cochura de pan, las referentes
y equidad se adjuntara a los registros publicos de tasas (27 de marzo de 387, al suministro de caballos, a la cochura de cal, proporcionar artesanos, madera
CTh XIII 11.2). de obra y tablones, carb6n de leiia, reparar las carreteras y los puentes, hospe-
daje, proporcionar reclutas (9 de diciembre de 382, CTh XI 16 .1 5).
En otros casos, el aumento de la presi6n fiscal se debfa a la mala fe de los
administradores locales: Esta ley fue confirmada y completada por «la colecta de las tasas destinadas
a los reclutas», 5 de julio de 390 (CTh XI 16.1 8).
Los procuradores de los consejos municipales no deben estar sobrecarga-
dos por las tasas en especies y en dinero que se pagan a oficiales de alto ran- Conservaci6n de caminos
go, gobernadores provinciales y condes. Cuando se estableci6 por primera vez
el coeficiente de conversi6n de las tasas, se hizo sobre la base de un sue ldo por La conservaci6n de caminos debfa ser una carga importante y diffcil de
120 personas, pero al aumentar Jas nuevas necesidades, los oficiales redujeron soportar. Las leyes trataron de limitar el numero de exenciones. El empera-
el coeficiente a 60 por sue ldo, y luego de nuevo sobre la base de 13 personas dor confirma algunas exenciones: «exenci6n de servicios publicos obligato-
por sueldo. Entonces los procuradores repercutieron sobre los provinciales las rios para los secretarios imperiales y los chambelanes, las ig lesias y los ret6-
pérdidas que se les infligfa ( 17 de agosto de 4 12, CTh VII 4.32).
ricos y gramaticos», 5 de junio de 390 (CTh XI 16.18); al igual que para los
«senadores», 29 de abril de 399 (CTh XV 3.4), «los notables, las iglesias y
Exenciones las propiedades imperiales», 15 de febrero de 423 (CTh XV 3.6). Algunas
pretendfan un aumento del numero de personas dedicadas al servicio, como
Exoneraci6n de 5 capita para el soldado en activa sobre los impuestos te- la que prevefa que «los propietarios enfitéuticos, exentos de cargas extraor-
rritoriales. El soldado licenciado gozaba de reducciones de impuestos simi- dinarias, deben contribuir a la conservaci6n de los caminos», 7 de mayo de 319
lares, pero menores. (CTh XV 3. 1). Otras precisaban que todos tenfan que participar, 13 de marzo
de 362 (CTh XI 16.10); 26 de octubre de 363 (CTh XV 3.3). En algunos ca-
sos se aumentaba el numero de personas sujetas a la carga, como «en Bitinia
8. LA PRETURA donde todos los privilegios anteriores son anulados», 26 de octubre de 4 12
(Cîh XV 3.5). Las ruinas de los templos debfan ser utilizadas, 1 de noviem-
El sumptus se cre6 en una fecha posterior a Constantino. Se cifra en bre de 397 (CTh XV 1.36). Se puede suponer, pues, que esta carga, que segu-
libras de plata (CTh VI 4, 13 y 25). En 450 el sumptus de los pretores fue ramente soportarfan los riberefios de los caminos, era una pesada obligaci6n
reemplazado por una contribuci6n al Estado de 100 libras de oro. Los se- para los que no podfan eludirla.
28 CR!S!S E !NFLAC!ÔN LOS !MPUESTOS SEGÛN LOS TEXTOS 29

militar diferente. Nos parece fuera de duda que pese a conservar, e incluso ha-
Conservaci6n de los puentes cer efectivo, el principio del pago en especie para la fraccion del impuesto te-
rritorial que seguia evaluando con arreglo a la practica antigua, recun-io cada
La legislacion sobre los puentes era similar a la de los caminos. Las per- vez mas a un método de recaudacion mas simple y directo. Por otra parte, la
sonas sujetas a corvea eran por Io general «los propietarios que deben repa- publicaci6n del importante trabajo de A. Cérati proporciona un analisis tan
rar los puentes en el territori o de su ciudad», 15 de agosto de 390 (CTh XI completo de este impuesto, que toda investigacion ulterior serfa superflua.
10.2). Corno en el caso de los caminos, «los materiales de los templos de- No obstante, aunque Cérati ad mite que la anona tiene una base territorial,
ben ser utilizados para reparar los pue ntes», 1 de noviembre de 397 (CTh su pago debio reali zarse en dinero (sistema de la adaeratio). Su evoluci6n
XV 1.36). fue igual en Oriente y en Occidente.
Las exenciones eran casi las mismas que en el caso de los caminos: El edicto CTh XI 3.1, de 1 de julio de 313, revela que habfa retrasos en los
«exencion de servicios publicos obligatorios para los secretarios imperiales y pagos de la anona: toda nocion de retraso implica un pago en monedas, y no
los chambelanes, las iglesias y los ret6ricos y gramaticos», 9 de diciembre de en especie, aunque se podfa haccr efectivo en tres plazos. Esta evolucion hacia
382 (CTh XI 16.15); Io mismo en la ley de 5 de junio de 390 (CTh XI una estimaci6n en dinero de la anona pudo ser muy râpida. Después de 380
16.18); y «para los notables, las iglesias y las tierras imperiales», 15 de fe- «nos parece apreciar que ya se empieza a requerir una parte de la tasa princi-
brero de 423 (CTh XV 3.6). pal en dinero, sin estimacion previa en especie» (A. Cérati, 1975, p. 71). En
particular, la sustitucion de annona por tributum en el C6digo Teodosiano re-
fleja esta evoluci6n. El CTh XI 2.4, del 3 1 de enero de 384, prescribe recau-
JO. TASAS D!VERSAS dar estrictamente en productos las prestaciones anonarias, Io cual implica que
ya solo representaban una parte considerable, pero menos esencial, del im-
Las tasas en metales aparecieron justo a finales del siglo rv, en relacion puesto territorial. Esta evolucion minimiza la oposici6n entre economfa na-
con una escasez de hierro y bronce. Entonccs las li beralidades imperiales tural y economfa monetaria, tema predi lecto de Mickwitz y Mazzarino. Los
empezaron a aceptar el pago de tasas en metal, ya fuera hierro, 31 de di- auraria (anonas aderadas) debieron aumentar, y se explica la obligacion de
ciembre de 430 (CTh XI 20.6), o bronce: «la tasa adicional pagada en bron- pagar en especie para las unidades fiscales donde se habfa mantenido la anti-
ce por los provinciales ya no debe ser percibida», 12 de mayo de 393 (CTh gua practica. El desarrollo de los auraria proporcionaba mas numerario al Es-
XI 1.23); «Si alguna cosa ha sido tomada de los almacenes del Estado, debe tado. La Novela teodosiana NTh 26, de 29 de noviembre de 444, precisa el
ser devuelta ... en especie, o en su defecto, en bronce, plomo o cualquier otra reparto de las recaudaciones entre las liberalidades y la prefectura. lmplicaba
cosa», 13 de junio de 380 (CTh XIV 3. 16); «veinticinco libras de bronce de- que a partir de un censo territorial (annonaria), en un momento dado se pidi6
ben corresponder a un sueldo», 28 de diciembre de 396 (CTh XI 2 1.2). Otras parte del impuesto en cierta cantidad de metal. La eliminacié n de los térmi-
menciones de tasa en bronce: 9 de abri! de 4 14 (CTh XI 28.9); 31 de di- nos anonarios de los impuestos parece reflejar una eliminacion de la anona de
ciembre de 430 (CTh XI 20.3). las recaudaciones a partir de la época de Teodosio IL
E l impuesto territorial anonario se evalu6 cada vez con mas frecuencia
en dinero: los species y los res annonaria solo eran una parte del tributum.
11 . LA ANONA A partir de 395 el sistema anonario quedo muy afectado por los translatio.
Las medidas referentes a la adaeratio por Teodosio I revelan la importancia
La anona, un impuesto que originariamente era en es pecie, no entra de de la evolucion de <licha adaeratio, ya que los pagos estimados directamen-
lleno en un estudio dedicado a la moneda. Estaba concebida como un im- te en oro se generalizaron después de 380.
puesto destinado a proporcionar Io necesario a las tropas establecidas en sus Esta evolucion corrfa parejas con el desarrollo de la politica de acogida
acantonamientos, gracias a un sistema complejo de intendencia basado direc- de los federados y la proliferacion de alianzas barbaras y tratados diversos.
tamente en la fiscalidad . Fonnaba parte de un siste ma de requisa, mas que de Esta evolucion de la anona sefiala una disminucion de la importancia de los
imposici6n, por Io menos es Io que se desprende de la Historia Augusta. La impuestos en especie, relacionada sin duda con la estabilidad de las mone-
anona se creo en el siglo Ill. Una inscripcion habla de un agente encargado das. El descenso del 111.lmero de soldados debio conllevar una disminucion de
de la anona militar (CIL VIII 26.582, Dessau 9.018). Enseguida la anona se la importancia de la anona en productos. Esta evolucion refleja el vfnculo
volvio completamente inadecuada para las tropas de la segunda mitad del si- existente entre moneda y ejército.
glo IV, y lras la resoluci6n de la crisis monetaria de principios del siglo v. Lo Por Io menos a partir de 360, y seguramente antes, los bienes de la Igle-
que necesitaba entonces el emperador era dinero para financiar una polftica sia quedaron libres de la anona.
30 CRISIS E INFLACIÔN
f LOS IMPUESTOS SEGÛN LOS TEXTOS 31

rnunicipales. La atelia (exenci6n de cargas municipales) se otorgaba a los pro-


12. LAS LITURGIAS fesores (como Libanio), médicos y altos funcionarios. Se conocen varios ca-
sos de atelia por pobreza, como la dispensa de Arist6fano de Corinto, vfctima
Las liturgias, unas formas muy especiales de impuesto, eran una especie de la avidez de los funcionarios de Constancio li (Li banio, Discurso /4). Para
de deducci6n previa impuesta por el Estado sobre los curiales. Esta forma de librarse de las cargas habfa que obtener la atelia, ingresar en los honorati (en
percepci6n queda mas bien al margen de nuestro estudio monetario, pero el principio reservados a los antiguos funcionarios) o ingresar en la administra-
aspecto fiscal de la instituci6n nos obliga a ocuparnos de ella. E l trabajo ci6n activa (descarga total y vitalicia). El que ascendfa dejaba de pertenecer a
de P. Petit dedicado a Libanio y a Antioqufa ha permitido aclarar esta cues- su orden de origen. Libanio seîia la esta evoluci6n: «los que permanecfan en
ti6n, comparando el conjunto de las obras. las curias [estaban] doblemente debilitados: el numero de buleutas ya no era
El término Jiturgia estaba limitado a los curiales. Las liturgias eran dis- el de antes, y su riqueza disminufa» (Libanio, Discurso 48, 3).
tintas de las cargas o «servicios» (diakoniai), que no tenfan consecuencias fi- Los curiales pobres no tenfan mas opci6n que la carcel o la huida, ya que
nancieras para los curiales. Las principales cargas eran la participaci6n en no podfan librarse de la carga fin anciera vinculada a su estado. Las medidas
embaj adas, la defensa en justicia de los intereses de la ciudad, el control y la locales y personales tomadas por Juliano, por ejemplo, que devolvi6 tierras
vigilancia de los obreros de la ciudad encargados de la reparaci6n de puen- a la ciudad para disminuir la hipotrofia (mantenimiento de los caballos de ca-
tes, acueductos y edificios publicos, y misiones temporales como la recupe- rreras), fueron hechos aislados.
raci6n de los curiales fugitivos, el control de los precios y las cuentas de los Esta situaci6n, bien conocida en Antioqufa, no fue ni mucho menos uni-
comerciantes, etc. ca. Segun Libanio, los miembros de la curia de Alejandrfa quedaron reduci-
El Estado les encargaba misiones de peraequator del censo (igualaci6n), dos a unos pocos (Libanio, Carla 608). En Âfrica los curiales ricos rechaza-
y la vigilancia de las fâbricas de armas. Estas cargas, que segun Libanio no ban las cargas pesadas.
resultaban muy pesadas para los curiales, eran el resultado de la degenera- También podrfamos asimilar las preturas a las liturgias, a partir del fa-·
ci6n de las funciones municipales. Los magistrados municipales habfan de- moso texto de Z6simo:
saparecido casi por completo. Sus cargas se habfan convertido en munera
(corveas). Para Libanio las verdaderas liturgias eran las cargas que obligaban Con la intenci6n de urdir algun daiio a las gentes de linaje claro, [Cons-
a los curiales a gastar. tantino] se dedic6 a llamar a cada uno de ell os a la dignidad pretoriana, y
Las liturgias municipales concernfan a los juegos, los espectaculos, y a bajo el pre texto de ta! honor les cx igfa una conside rable cantidad de dinera.
Se podfa ver entonces c6 mo los res identes en las ciudades que habfan sido
todos los gastos relacionados con ellos, como la calefacci6n de los banos.
scfialados a ta! efecto hu fan todos y se ex iliaban a otro pafs, te merosos de a l-
Las liturgias de origen estatal eran el cobro de impuestos, las requisas de ani- canzar esa dig nidad al precio de s u hacienda (Z6s., II, 38, 3-4).
males para el cursus publicus (transporte estatal) y el transporte de trigo para
las capitales.
Uno de los principales problemas, si no el principal, era la reducci6n
del numero de miembros de la curia sobre los que pesaban las principales
cargas: «Cuando nuestra Curia estaba completa, contaba con 600 persona-
j es; ellos se libraban de las liturgias por sus riquezas, y otros, igual de nu-
merosos, ejecutaban con su trabajo persona) Io que se les ordenaba» (Liba-
nio, Discurso 48, 3). Segun P. Petit, durante el reinado de Diocleciano los
mas ricos eran los unicos miembros de la bulé, mientras que los pobres
quedaban como simples curiales. Siemprc segun P. Petit, este sistema era
muy equilibrado. De hecho, durante el reinado de Constantino, la creaci6n
de l Senado de Constantinopla y el desarroll o de la administraci6n imperial
se podrfan relacionar con el descenso del numero de los curiales mu y ricos.
Entonces las curias solo estuvieron formadas por los decuriones menos
afortunados, que no podfan ponerse al servicio del e mperador. Las cargas
se hicieron mixtas, a base de trabaj o y cargas financieras. L a curia podfa
contar con individuos obligados, curiales buscados y encontrados.
La intervenci6n del emperador era crucial para la exenci6n de las cargas

J_
f LA PERCEPCIÔN HSCAL 33

lor, se les inclufan en cl registro los biencs que no posefan. No habfa excnci6n
ni para la cdad, ni para la salud. Sc inclufan a los enfenno:, e incapacitados, se
calculaba la edad de cada uno, a los ninos se les anadfan aiïos y a los viejos
se les quitaban. El llanto y la tristeza se advertfan por doquier ...
El resultado de estas medidas fue que habla que pagar por la propia cabe-
za y por la propia vida. Sin embargo, no se tcnfa confianza en los mismos ins-
pcctores, por Io que, tras unos, se enviaban otros en la esperanza de que loca-
li zasen nuevos recursos imponibles; y para que no diese la impresi6n de que
3. LA PERCEPCIÔN FISCAL su mi si6n habla resultado vana, dup licaban sis tcmâticamente las tasas a su li-
bre antojo, aunq ue no encontrasen nada nucvo.
Entretanto dis minufa el numcro de animales y los hombres morfan, mas no
se dcjaba de pagar impuestos por los mucrtos: ni vivir, ni morir grati s era po-
sible ya. Quedaban s61o los mcndigos de los que nada se podfa reclamar: la in-
La renovaci6n de los sistemas monetarios y fi scales emprendida por digencia y la desg racia los protcgfa de cualquicr atropello. Al me nos, este
Diocleciano supuso la reorganizaci6n de los sistemas de bases tributa- hombre misericordioso se compadeci6 de ellos, de suerte que no les faltase
rias y de los métodos de recaudaci6n . Se elaboraron nuevos catastros y nada: mand6 reunirlos a todos, embarcarlos y arrojarlos al mar. jQué humani-
registros de recaudaci6n. El sistema de determinaci6n del importe del tarismo e l de este hombre [Galerio 1que procur6 que durante su reinado no hu-
impuesto, revisado y mejorado, corri6 a cargo de servicios especializa- biese ningun pobre ! De este modo, al Lomar medidas para que nadie eludiese
el censo simulando ser un mendigo, asesin6 contra todo derecho a una muche-
dos. Los terratenientes fueron habilitados para recaudar ciertas tasas. La dumbre de auténticos mendigos (Lactancio, Sobre la muerte .. ., 23).
mejora de la organizaci6n estatal aument6 su eficacia, asi como la pre-
si6n fiscal. Lo mismo sucedi6 en Italia: «Cuando [Galerio] decidi6 devorar todo el orbe
con la instituci6n del censo, lleg6 a la locura de no eximir de esta situaci6n
de cautiverio ni siquiera al pueblo romano. Estaban ya designados inspecto-
res para ser enviados a Roma a inscribir en el registro a la plebe» (Lactan-
1. Los CATASTROS y REGISTROS cio, Sobre la muerte .. . , 26).
Este sistema catastral permitfa registrar con mucha exactitud la superfi-
1.1. Los catastros cie de los bienes:

El sistema de Diocleciano se basaba en una serie de declaraciones y re- El j11gwn es una medida defi nida en la época del rey Diocleciano. Se de-
gistros: un censo de personas y animales, y una declaraci6n individual de termin6 q ue 5 yugadas de vinas equi valen a un jugum, 20 yugadas de tierra de
bienes rafces. Este sistema era complicado, y su implantaci6n debi6 requerir labor o 225 pies de o li vo en llano o 450 pies de olivo en montaiia dan igual-
mente las a nonas de un jug11111 . En tcrrcno de menos valor, clasificado como
bastantes afios, por no hablar de las resistencias con las que tropez6. Lactan-
de monte, 40 yugadas dan un jug11111 (Libro de derecho si rio-romano, 12 1, trad.
cio nos ha dejado una completa visi6n de la conmoci6n suscitada por este in- Chastagnol, 1969).
ventario de las riquezas del imperio:
Se combinaba con un registro de tie1ns y hombres, ta! como se describe en el
Pero Io que en verdad provoc6 una auténtica catâstrofe publica y un duelo edicto de Aristio Optato de 16 de marzo de 297: «es lfcito conocer qué carga
general fue el censo que se impuso a Lodas las provincias y ciudades. Se envia- ha sido impuesta a cada arura segun la calidad de la tierra y qué carga a cada
ron a todas pru1es inspectores que todo Io removfan provocando una especic de
cabcza de campesinos y a partir de qué edad y hasta qué edad ... » (Edicto 1).
estado de guerra y de cautividad insufribles. Los campos eran medidos terr6n a
te1T6n, las vides y los ârboles contados uno a uno, se registraban los animales Completado por los inventarios de animales y hombres, como revela el tex-
de todo tipo, se anotaba el numero de personas; se reunfa en las ciudades a toda to de Lactancio, permitfa gravar no ya la riqueza, sino la fuerza de producci6n
la poblaci6n rustica y urbana, las plazas, todas, rebosaban de fami lias amonto- de cada campesino, es decir, su capacidad para producir riqueza, con su equi-
nadas como rebaiios, cada uno acudfa con sus hijos y s us esclavos. Resonaban pamiento, tanto agrfcola como humano o animal. Convenfa evitar, pues, que las
los latigos y demas instrumentos de tortura. Los hijos eran colgados pru-a que personas que no participaban en la valorizaci6n de la tierra pagaran impuestos.
tcstificasen contra los padres, los esclavos mas fieles eran torlurados para ha- Este privilegio se empez6 a aplicar en la época de Diocleciano. El resultado fue-
cerlo contra sus dueiios y las esposas contra los maridos. Si todo esto no daba ron una serie de exenciones (clérigos, etc.), o adecuaciones (plebe urbana). Un
resultado, eran torturados para que testifi cascn contra sf y, cuando cedfan al do- registro de informaciones de tal envergadura superaba la capacidad del Estado.
l llll'HKOI
34 CRISIS E INFLACIÔN
F LA PERCEPCIÔN FISCAL 35

El imperio hubiera tenido que ser capaz de registrai· cada fallecimiento, cada En 346 hu bo una denuncia contra un escriba que trat6 de inscribir el bien
nacimicnto, cada cambio en la cabafia ganadera, pero también de sabcr en qué de un huérfano de una aldea en el registro de otra aldea, para cobrar las ta-
momento el hijo de cada familia llegaba a la mayorfa fiscal, para poder incluir- sas (P. Oxy. XIX 2235).
lo en la base tributaria. Las numerosisimas cleclaraciones conservadas en Egip- Los hombres de la lglesia también eran censados. En 372 Basilio impug-
to, que han sido estudiadas por Déléage, dan una idea de lo complicado del sis- n6 un censo: «aqucllos que se consagran al cu lto de Dias, los sacerdotes y
tema. Se registraba todo, solo «un paraje desierto quedaba sin medir», como diâconos, habfan quedado exentos en el censo an tiguo» (Basi lio, Corto, 104;
escribio Didimo ('Zacarfas, 1, 70). cf. CTh VI 2.34). A principios del siglo v, «nuestro clérigo todavfa estaba
El sistema de Diocleciano resultaba muy util para la administraci6n. Con inscrito en el catâlogo de la iglesia de Tecla de Seleucia ... » (Vida y mila-
estas informaciones bastaba con gravar a los contribuyentes enviando a un gros de santa Tecla, milagro 9).
funcionario: «Un dfa un oficial del rey vina a Egipto para recaudar los im- Los pobres y los mendigos también estaban ccnsados. Lo mismo ocurrfa
puestos de cada ciudad» (Passion des saints Jean et Siméon de Tchénemou- con las viudas que dependfan de la caridad de la Iglesia: «al principio de
fos, à Alexandrie sous Dioclétien, H. Leclercq, 3, 1903, p. 466). nuestra estancia aquf [Jerusalén] tenfamos la intencion de inscribirnos en el
Este sistema cstaba abocado al fracaso. De entrada suponfa que cxistfa registra eclesiâstico y ser alimentados oficialmente como los pobres» (Vida
una estabi lidad total de la mano de obra, y en él no tenfan cabida los mendi- de santa Melania , 35).
gos ni los vagabundos. Su aplicacion favorecfa las rebeliones de los no pro- Las tierras también se registraron. Licinio sigui6 censando las tierras: «ln-
pietarios. Sin duda, dio origen a algunos desordenes rurales. Este sistema de vent6 toda clase de acusaciones contra las naciones someticlas, toda clase de
registro estimulaba el mantenimiento local de la poblaci6n. Cada propietario exacciones pagaderas en oro y plata, nuevas mediciones de tierras y cuantio-
estaba interesado en conservar su mano de obra productora, ya que una vez sas multas impuestas a personas que ya no estaban en el campo y Jlevaban mu-
inscrita se contabilizaba en la base tributaria. Por ultimo, con esta reforma cha tiempo muertas» (Sulpicio Severo, Historia eclesùistica, X 8, 12). Sin
administrativa el imperio se vio obligado a dotarse de nuevos catastros, cuan- duda, Constantino hizo Io mismo. La reducci6n de 7 .000 capita concedida a
do no lo habla hecho ya. Autun en 312 revela claramente la importancia del catastro (Panegfrico VIII):
Desde la década de 310 los documentos egipcios revelan que el sistema «la tasa glebal grava las tierras, no a los hombres. Los registros no se deben
de Diocleciano, basado en una declaracion descriptiva de las tierras, a veces perder», 29 de marzo de 398 (CTh VI 2.21). El sistema de amojonamiento de
anual, en funci6n de la inundacion del Nil o, fue sustituido por una clasifica- los campos era tan habituai, que hasta a los miembros de la Iglesia les parecfa
ci6n por tipos de tierra. El baremo de Herculia, en 316, cita tres clases de tie- algo sensato: «al igual que los limites y mojones de los campos impiden que
rras: de siembra, vina, pasto y olivar. se mezclen los dominios, la menci6n de los tiempos y las circunstancias evita
Después de 349, en los documentos s6lo aparece una tasa para toda cla- que se mezclen los aconteci mientos, sepru·ândolos unos de otros, disu·ibuyén-
se de tierras, vinculadas al desarrollo del sistema egipcio de los juga. A con- dolos con arreglo a un orden conveniente y librândonos de una gran confu-
tinuaci6n se impuso cierto pragmatismo, y desde mediados del siglo v los sion» (Juan Cris6stomo, Homilfas sobre Osfas, Il 3, 4 1 ss). Las ventas sucesi-
sistemas de imposici6n se adaptaron a las necesidades locales. vas se anotaban en los registros, con indicaci6n del propietario en el momento
de la elaboraci6n ciel catastro, y luego del ultimo propietrufo (P. Lips. 101 ), por
ejemplo: «Prisca, hija de Saprisco, Antinoto, por autorizaci6n de Silbano el
1.2. Los registras pronoeta, 14 aruras de tierra privada de siembra. El impuesto corresponde aho-
ra a Celelutis, el fundidor de oro». A este sistema de catastros y registras ha-
Se mantuvo la costumbre de la administraci6n tetrârquica de registrar las brfa que sumru· los mojones que marcaban los dominios privados.
riquezas ciel imperio. Las administraciones publicas Io registraron todo. To-
das las riquezas eran censadas y registradas, y las reducciones fiscales se
efectuaban a partir de los registros tributarios. 2. EL MÉTODO DE RECAUDACIÔN
Los habitantes también eran registrados. Asf, durante el hambre de 31 1-3 12
«muchos eran Ios que morfan ... de modo que los registros, antafio llenos de 2.1. El sistema
nombres de campesinos, estaban tachados casi por completo, ya que casi todos
habfan perecido» (Sulpicio Severo, Historia eclesiastica, IX 8, 5). En 332, en Durante el reinado de Constantino, los gobernadores decidfan el tipo y el
una aldea de Egipto solo quedaban «tres personas ... que pagaban en nombre modo de pago de los impuestos. Los edictos de Aristio Optato, prefecto de
de la aldea por 500 aruras de tierras que ni siquiera se cultivaban, correspon- Egipto, se han hecho famosos tras la publicaci6n de Boak. En 468 el cargo
dientes a un registro de 25 personas, incluidas las del tesoro» (P. Théad. 17). pas6 a los prefectos del pretorio.
36 CR IS IS E INFLACIÔN LA PERCEPCIÔN FISCAL 37

En Egipto, salvo durante los reinados de Juliana y Valentiniano I, en los en vigor en 355: «Cuando los recaudadores reciben los sueldos, estas deben
que e l impuesto fue confiado a los bur6cratas, la percepci6n del impuesto ser fund idos Y lransformados en masa. Asf se evitaran los fraudes comctidos
(susceptores) o de los atrasos (exactores) corri6 a cargo de los curiales mas por los recaudadores de impucstos, los oficiales y los perceplores», 1Ode no-
ricos. Se di rigfan a los ricos propietarios para los impuestos territoriales y los viembre de 355 (CTh XII 6.12). En 383 (CJust X 23. l) una ley precisaba
impuestos personales de los colonos, y luego viajaban a las pequefias aldeas que, una vez realizado e l pago, cl oro debfa ir a parar al Tesoro de la pro-
para recaudar los impuestos de los campesinos libres. vincia o al Tesoro mas cercano. Después de que los encargados se rcsponsa-
Fuera de Egipto parece que la funci6n fue colegiada. Libanio, sobre todo bilizaran de él, este oro debfa ser enviado a las Liberalidades. Esta nueva
en su Discurso sobre los patronatos, da numerosos ej emplos de los inconve- costumbre estâ recogida en una obra de Ambrosio: «symbolium es una pala-
nientes relacionados con la funci6n de recaudador. Ahora bien, en sus otros bra griega que e n latfn significa contribuci6n (collatio). Por ejemplo, ciertos
escritos Libanio menciona sus contlictos con sus colonos, pero nunca aborda mercaderes hablan de sus symbola cuando pagan sus impuestos que son reu-
cuestioncs refercntes a la rccaudaci6n de impuestos. También habla de que nidos, es decir, cuando con sus contribuciones se forma una suma unica para
algunas familias se arruinaron a rafz de las recaudaciones de Constancio li que nadie pueda defraudar» (Am brosio, Exp/icaci611 de los sfmbo/os, 2).
cuando éste preparaba la guerra contra los persas, o de varios casas excep- Los recibos dan cuenta de pagos a la tesorerfa provincial de sueldos o de
cionales de ventas de fincas relacionadas con recaudaciones extraordinarias. oro en metal: «255 sueldos e n concepto de tasas convertidas pagadas en dos
Por Io tanto, podemos suponer que Libanio no tenfa muchas problemas con pagos, 10 sueldos de atrasos pagados para vos por Teotimo, inspector de
los impuestos. Herm6polis, 49 sueldos pagados por vuestros recaudadores» (21 de junio
El sistema era complejo. En él intervenfan varios servicios y personajes: de 376, P. Fior. 95, 47-50).
1. Personas que se encargaban de evaluar la base imponible. El oro recaudado se reunfa en varios tesoros. Algunos textos han conser-
a) Censores que establecfan el catastro (CTh XIII l l). vado el recuerdo de estas desplazamientos de metal. A veces, estas traslados
b) Repartidores que repartfan las tierras estériles entre los contribuyen- del mctal precioso daban pic a manifestaciones divinas: sumas perdidas o en-
tes (CTh XIII 11.9). contradas gracias al santo local, coma en Oriente en el siglo v: «este mensa-
c) Inspectores encargados de pronunciarse sobre las reclamaciones jero debfa transportar una gran suma de oro recaudada por él» (Vida y mila-
(CTh XIII 11.5). gros de santa Tee/a, milagro 16), o como en Galia en los afios 418-429: «en
2. Personas encargadas de la recaudaci6n (exactores), a veces especia- aquel tiempo habfa un hombre de bien llamado Enero. Corno era el director
lizadas (habfa recaudadores de granos). de las oficinas del gobernador, le aportaba los sueldos percibidos sobre los
3. El servicio de recaudaci6n que centralizaba los fondos y los géneros habitantes de la provincia. Al desviarse de su camino para visitar al obispo,
y se hacfa cargo de ellos, controlando los gastos. perdi6 cl saco» (Constancio de Lyon, Vida de san German de Auxerre, 2, 7).
En muchas documentas se mencionan percepciones de un nt1mero de Las condiciones de transporle del oro estaban estri ctamente reguladas.
sueldos superior al nt1mero real de sueldos por libra de oro. Por ejemplo, se El emperador precis6 el peso y las circunstancias del transporte del oro y la
podfan exigir 73,5 sueldos por una libra de oro (Gregorio I papa, Carla, ed. plata, 10 de julio de 374 (CTh VIII 5.33). El peso maximo, que para los
Ewald, 1, pp. 62-63). Este importe ( 1,5 sueldos por libra, el 2 por 100) pare- transportes corrientes era de « 1.000 libras o de 600 li bras», 17 de julio de
ce muy pequefio comparado con las tasas parafi scales que se podfan exigir a 385 (CTh VIII 5.47), también fue limitado para el transporte de metal: «Si a
la hora de pagar impuestos. Parece que el importe de la tasa de percepci6n nuestra carte debe ser trasladado oro de las liberalidades imperi ales, se debe
fue generalmente de 2 quilates por sueldo, o sea, 1/1 2 (8,33 por 100). Esta cargar un carro con 500 libras de oro o 1.000 libras de plata. Si el oro o la
tasa se sigui6 recaudando durante la época bizantina, con el nombre de sy- plata pertcnecen a la boisa privada, los carras se cargaran con 300 libras de
nallage. A veces se combinaba con una tasa llamada de pesada de los suel- oro o 500 libras de plata», 4 de marzo de 386 (CTh VIII 5.48). Para estas
dos, estimada en medio quilate por sueldo (1/24, o sca 4,2 por 100). El im- transportes, las sumas recaudadas en sueldos se tenfan que fundir, 8 de cne-
porte de los «gastos» de percepci6n de un sueldo podfa ser, por Io tanto, un ro de 367 (CTh XII 6.13).
10 por 100 (2,5 quilates por sueldo). A veces los recaudadores dejaban reci- Para controlar de forma aun mas precisa la recaudaci6n de impuestos, los
bos en los que no se indicaban las sumas recaudadas ni el numero de jugo- emperadores tomaron una serie de decisiones sobre la estabilidad en el car-
capita. En otros casas exigfan que las tasas pagaderas en especie se pagaran go o el rango de los contabl es. La legislaci6n tenfa un doble fin : por un lado,
en oro o plata. asegurar un tiempo mfnimo de ejercicio del cargo: «Lres afios de servicio
Para evitar otra fuente de fraude por ·parte de los recaudadores, o incluso como mfnimo», J4 de septiembre de 382 (CTh VIII 1.13), para evitar una
de los contribuyentes, los emperadores precisaron que los sueldos se de bfan fuga de informaci6n ante la administraci6n y, por otro, asegurarse de que los
fundir, pasando al tesoro en forma de lingotes. Estas prescripciones entraron contables militares o civiles no tu vieran origen noble, para que pudieran ser
38 CRISIS E INFL ACIÔN LA PERCEPCIÔN FISCAL 39

sometidos a tortura. En este ambiente de desconfianza los emperadores rea- La fuerza que da [el palronato], es para perjudicar a los de mas. Entre ellos
lizaron a menudo verificaciones de las cuentas de las curias: «en 386, T isa- se encuenlran los recaudadores de impuestos. He aquf que se dirigen hacia los
meno examina detenidamente Jas cuentas de la Curia de Antioqufa hasta la burgos e n cuesli6n - los que eslan rodeados por la presencia de militares como
ultima estatera y reclama a los buleutas los atrasos que debfan sus predece- por una muralla - los que se di spone n a cobrar el 1mpucsto. Asf pues, recla -
sores fallecidos» (Libanio, Discurso 33, 15). man Io que se les debe. Después de recaudar, a guisa de resultados, golpes, los
recaudadores vuelven a la ciudad, revelando por la sangre que salpica sus ves-
Los exactores y los principales siempre se reclutaban entre los decurio-
tidos los sufrimientos que han padecido. Porque ahf esta la necesidad que les
nes de posici6n mas elevada. Los excesos en las percepciones se pueden ex- obliga, desesperando de la tierra y sus rentas y recibiendo mas golpes, dado
plicar por un afan de mantenerse en Io mas alto de la jerarq ufa de poder. El que no tienen oro ni plata venden a los sirvientes que lloran, también venden
Estado trat6 de reaccionar multiplicando las estructuras de control. Durante a los criados de su séquito, a sus hermanos de leche que se agarran a las rodi -
el reinado de Diocleciano, el cura/or rei pubficae estaba encargado de com- llas de los vendedores. Se dirigen igualmente a sus licrras, no como antafio en
probar el funcionamiento de la vida municipal. Durante el reinado de Cons- compafifa de sus hijos, sino, con la intenci6n de vcnder, en compafifa de futu-
tantino era un miembro de la curi a local. En Egipto, durante el reinado de ros compradores. El vendedor ve c6mo el precio de su tierra se convierte en e l
Diocleciano, el exactor era nombrado por el poder local. Durante el reinado importe del impuesto. Asf es borrado el decuri6n de la curia, no porque una es-
de Constantino era elegido entre los curiales. El defensor cra elegido, los ponja haya hecho que desaparezcan las letras que le designan, sino porque ha
perdido la propia sustancia de su vida [la riqueza] (Libanio, Discurso sobre
decuriones eran inelegibles (CTh 1 29. 1, 1 29.3), luego la legislaci6n Io per-
los patronatos, 7- 10).
miti6 (CTh I 29.6). Por ultimo, una ley (CTh 1 29.7) revela que podfa ser
tan represivo como los demas. Valentiniano I (CTh XII 6.9) trat6 de impo-
Otro testimonio en la Vida de Porfirio, c. 396-398, confirma la dificultad de
ner la recaudaci6n de impuestos por funcionarios imperiales. A partir del
Ja recaudaci6n: «Cierto dfa se dirigi6 a una aldea cercana a la ciudad, a co-
afio siguientc se plante6 encargar a los decuriones la percepci6n de los im-
brar una renta que se debfa a una iglesia. Pero el que debfa la suma era un pa-
puestos en especie, prohibiendo los impuestos en metalico. Se trataba de
gano. Al ser intimado a pagar, el impfo llam6 a otros campesinos del mismo
impedir que los decuriones cobraran dinero y expoliaran a los mas pobres.
pueblo, también paganos, y todos juntos se pusieron a dar palos al bienaven-
En general los curiales no fueron desposefdos. Por Io tanto, también se pue-
turado» (Marcos Diacono, Vida de Porfirio, 22). A veces habfa que pedir un
de interpretar que la finalidad de estas leyes era limitar el poder de los cu-
recaudador a Cartago (Evodia, Sobre los milagros de san Sebastian, II 5).
riales mas ricos.
lEra este cargo una fuente de ingresos, a pesar de todo? Los documentas
que se conservan apuntan en esta direcci6n, dado que los recaudadores eran
responsables de su dinero, como da a entender una carta de Sinesio de 4 12:
2.2. !As personas
«Un recaudador tenfa el encargo de cobrar 10.000 sueldos. Le faltaban 1.000,
y el gobernador vendi6 sus tierras y le mand6 matar» (S inesio, Carta 72).
En todas las épocas hubo resiste ncia al impuesto. Todos trataban de pa-
De varias textos del C6digo Teodosiano se desprende que los recaudado-
gar Io menos posible, de manera que hubo numerosos choques entre los re-
res podfan abusar de sus funciones y cobrar mas impuestos de Io necesario.
caudadores y los contribuyentes.
Para evitarlo, el propio método de percepci6n fue objeto de dos series de
En realidad parece que los recaudadores trataban de no salir perdiendo.
edictos, unos sobre la retribuci6n de los recaudadores, y otros sobre el desti-
Es Io que se desprende de una carta de un egipcio a otro:
na de los fondas cobrados: «Decretamos que los perceptores perciban el 0,5
por 1OO y que los miembros de los otros equipos obtengan el otro medio por
Segun Io que me has escrito a prop6sito de la circular enviada por el ca-
100», 1 de agosto de 349 (CTh XII 6.3). «Ürdenamos que para el décima afio
thoficos sobre las distintas ramas de la anona, date prisa en hacernos nom-
brar repartidor del vino o de la carne en los mismos lugares o si no en Anti- de la indicci6n s61o sea pagado el l por 1OO por las personas que dan a los
n6polis, para que podamos qucdarnos en nuestra regi6n y no nos manden al tesoreros las rentas de nuestras propiedades», 27 de septiembre de 367 (CTh
extranje ro. Porque no quere mos paja, por temor a que no la tomen y nos vea- X l.11 y 12.6. 14 ). «Las tas as se tienen que pagar en tres plazos. El recauda-
mos obligados a pagar su precio, como ocurri6 en tiempo de Silvano (P. Rei- dor podra recibir, segun la costumbre, el 1 por 1OO por los productos secos
nach 56). y el 5 por 1OO por el tocino y la manteca», 7 de enero de 369 (CTh XII 6. 15).
«Los recaudadores recibiran 1150 por los granos, l/40 de la cebada y 1/20
No cabe duda de que la recaudaci6n de impuestos daba muchas quebra- por el vino y el tocino. Ordenamos que los recaudadores en Armenia perci-
deros de cabeza. El famoso discurso sobre los patronatos da una vision bas- ban 1/40 de los granos y cebada y 1115 del vino y el tocino, teniendo e n
tante sombrfa de la vida de los recaudadores, comparados con los «patronos» : cuenta la lejanfa de la provi ncia», 28 de noviembre de 386 (CTh XII 6.2 1).
F
40 CR ISIS E INFLACIÔN LA PERCEPCIÔN FISCAL 41

«Ürdenamos que dos sue ldos sean cobrados por cada tierra de labor ... Afia-
dimos a esto medio sueldo que sera rcpartido entre los recaudadorcs con 2.3. Ut autopragia
arreglo al esquema siguie nte: un palatino recibira media silicua ... el recau-
El desarrollo de la au topragia (recaudaci6n de impuestos por los lati -
dador una silicua, e l decuri6n y las oficinas provinciales 4 silicuas, las ofic i-
fund istas) fue uno de los principales cambios del siglo 1v. Estuvo acompa-
nas de los prefectos 6 silicuas y media», 6 de novi cmbre de 458 (NMaj 7 . 1).
nado del cambio de condic i6n de los campesinos que desemboc6 en el colo-
La importancia de esta legislaci6n hace pcnsar que los recaudadores dcbfan
nato. La primera ley del C6digo que alude cxplfcitamente a esta cuesti6n
quedarse con una parte mas sustanc iosa que la establecida reglamentaria-
data de 366:
mente. Hubo individuos que se enriquecie ron:
Los propietarios de los fundos deben asumir la carga de recaudaci6n para
lndividuos sin legi timidad y fraudu lentamente investidos del poder impe- los colonos de nacimiento, que notoriamente cstan censados en sus fundos, ya
ria l, obtenfan beneftcios privados de la gesti6 n de los negocios publicos, des- sca por sr mismos, ya sea por recaudadorcs com isionados por ellos. Los que
truyéndolos y convirtiéndolos en Io cont rario de su objeto; como los rcgidorcs poseen ti crras pcrsonalmcnle, en la cantidad que sca, cuyos nombres aparecen
de cualquicr mcrcado, ponfan los cargos en almoneda, de modo que se podfan en los libros catastralcs de sus localidades, quedan excluidos de esta regla, por-
ver las ciudadcs vendidas en conccpto de cargos a aquellos que sabfan poner que conviene que estos hombres, dado que son propielarios, paguen su impo-
dincro y aprovecharse del pucsto, y no a las personas capaces de hacer las co- sici6n para la anona al recaudador de derccho comun (CTh XI 1.14 = CJust
sas bien (Procopio de Gaza, Panegfrico del emperador Anastasio, 11 ). XI 48.4; 1 de mayo de 366; la misma ley, 19 de mayo de 409, CTh XL22.4).

De hecho, habfa una lfnea de separaci6n entre los decuriones mas ricos, Esta responsab ilidad colectiva sobre las tierras estériles se re montaba par Io
que podfan evitar el cargo de recaudador, y los que no podfan sustraerse: menas a Constantino (coma vemos e n el casa de los capita de Autun de
312), cuando no a la Tetrarqufa y a la e laboraci6n de los catastros de Dio-
... Se presta poca atenci6n a la causa por la que en este tiempo decaen los cleciano, o inc luso al siglo 111. Esta responsabilidad del conjunto de los cam-
6rdenes: fallan dcfensores que los protejan, de a lgun modo, de la iniquidad de pesinos todavfa perdur6 durante el r~inado de Justini.ano. .
personas mas poderosas que los aplastan; que, dotados de la id6nea dignidad, El desarro llo del origo respondta al deseo de vmcular al campesmo al
sean capaces de hacer valer las leyes emanadas en favor de ellos contra quicnes suelo. El aumento de las bandas de mendigos y de una poblaci6n inestable,
los desprecian, y que sean clegidos por sus conciudadanos, ante los que han de asf como la impos ibilidad de actualizar los registros administrativos, conlle-
gozar de buen aprecio por s u honradez y prestigio. Puesto que faltan en las ciu- varon el desarro llo de la autopragia. Se puede deci r que el recurso a los te-
dades o en los territorios pertenecientes a las mismas, vano resulta nuestro gemir
rratenientes para la recaudaci6n de l impuesto fue consecuencia del fracaso de
en favor de esos desdichados, a quiencs no podemos socoITer.
los empadronamientos. E l E stado tuvo que re nunc iar a una polftica de con-
... Si quisiéramos rcpclcr su fuerza con cl pode r eclesiâstico, se quejarfan de
nosotros ante las autoridades que los envfan, diciendo que les impedimos aten- trol de los campesinos, y transferir los derechos y obligaciones a los propie-
der a las necesidades publicas ... El resultado es que podemos prestar tan s61o tarios. La comunidad se hizo res ponsable de la recaudaci6n de las tasas de l
un cierto apoyo y protecci6n a los poqufsimos que se refug ian en la Ig lesia; en conj unto de sus miembros, 4 de febrero de 360 (CTh XI 24.1 ). El colono te-
cambio, los restantes ho mbres, muchfsimos mas e n numero, que quedan fuera, nfa que justificarse en caso de deuda, y entonces dependfa sobre todo de su
ellos o sus bie nes, son devastados, mientras nosotros Io lamentamos sin poder propietario, que efectuaba los cobros: «Corno las personas c uyos nombres se
SOCOITerles. citan me deben una cantidad ... desde hace 15 afios ... y han tratado de huir
Raz6n por la que nuestros habitantes de Hipona quieren - y particularmen- para librarse de la deuda ... reclamo la plena propiedad de una casa hipote-
te yo Io deseo- tener un defensor ... (Agustfn, Carla 22*, 2-4 c. 420). cada por ellos .. . » (P. Oxy. XVI 1876 en 480).
Libanio nos ha dejado un testimonio, sin duda mas idflico que real, de la
Las tasas se repartfan, y luego el perecuador corregfa el reparto. Un tal vida de los colonos: «los campesinos tienen la posibilidad de hacer que los
Flavio Lupo fue perecuador del censo de las tierras clarfsimas en Panonia duefios de los dominios sean mas benévolos con ellos, de suerte que, no con-
en 396-397, y luego, en 398, procurador de los dominios imperiales en Italia. tentos con perdonarles sus deudas, ticnen incluso e l gesto de ofrecer ... » (Li-
La Iglesia trataba de evitar problemas relacionados con las percepc iones banio, Discurso sobre los patronatos, 19). En cambio Sfmaco, en 394, se
fiscales: «Que los paganos no lleguen a conocer vuestras desavenencias ... muestra mas crftico con la vida de los propietarios:
No tengais con e llos ninguna deuda en e l ambito de las contribuciones o del
impuesto, "dad a César Io que es de César y a Dios Io que es de Dios", ya se No podemos soporlar la rudeza de nueslra gente que, sin haber satisfecho
trate del impuesto, el censo o el didracma, como hizo nuestro Sefior>> (Cons- sus deudas, se niegan a asumir los arriendos del ultimo aiio. Por consiguiente,
tituciones apost6/icas, II, 46.1 ). os ruego que compartâis las preocupaciones de la persona que os hemos en-
42 CRIS IS E INFLACIÔN
f LA PERCEPCIÔN FISCAL 43

viado para nueslros cobros . .. En efeclo, es grave que eslemos suj elos a las ses ... Pero si tu te cargas de deudas, estas perdido, e l interés hara que tu mise-
prestaciones publicas por nucstros campos, mi cntras que los arrendalarios de ria sea espantosa. He visto una escena muy dolorosa: unos nifios libres arrastra-
las tierras ni siquiera nos quicrcn rcembolsar Io que saben que nos lienen que dos al mercado; estaban pagando las dcudas de su padrc (Basi lio, 1-lomilia 2
pagar cada afio (Sfmaco, Carla 5, 87). sobre el sa/1110 14, 1-4).

Al igual que los recaudadores, los propietarios se quedaban con una parte de El testimonio de Teodoreto de Ciro completa la interpretaci6n de Ambrosio:
las sumas cobradas, en concepto de gastos. Los propietarios manejaban estas
cantidades en nombre del Estado, y su trabajo era retribuido. Otra vcz, al tropezarse [e l bandolero] con una bella mujer que erraba por
El aumento de las tierras « 110 exentas» (no sujetas a autoprag ia) agrav6 las el desierto, pe rseguida por los ordenanzas de l arconte y de los buleutas a cau-
sa de una deuda fiscal de su marido, le pregunt6 cual era la causa de sus la-
cargas de los curiales. La clase senatorial se debilit6, y su autoridad qued6 li-
mentos: «hace dos aiios que mi marido fue azotado por una deuda fiscal de 300
mitada a la ciudad. A partir de 415, los burgos y latifundios autopractas se se- sueldos de oro, y se encuentra en prisi6n, y han subastado a mis tres qucridos
pararon de las poleis, que s61o comprendieron los burgos no autopractas. Por hijos, y yo he huido, yendo de un lugar a olro, siendo a menudo descubicrla y
ejemplo, en Siria, durante los afios 387-445, todavfa se enviaban recaudado- continuamcnte azotada». Yo, dijo e l bandolero, me apiadé de ella y le di 300
res a las pequefias aldeas libres, pero el sistema de la autopragia llevaba en vi- sueldos de oro (Teodoreto de Ciro, Historia de los monjes de Siria, XV II, 3).
gor varias décadas: «En vista de que los recaudadores buscaban fianzas, Abra-
hamés se present6 voluntario a la justicia y prometi6 pagarles 1OO monedas Las semejanzas entre el pasaje de Ambrosio (Tobias, 8, 29) y el de Basilio,
de oro varios dfas después. Llenos de admiraci6n, los habitantes le propusic- Homilfa sobre el salmo 14, han hecho pensar a P. Courcelle que estos testi-
ron ser su patr6n. Su burgo no tenfa amo, ellos mismos eran labradores y monios carecen de valor. La cuesti6n de la venta de nifios nos interesa en la
amos» (Teodoreto de Ciro, Historia de los monjes de Siria, XVII 3). medida en que pudo ser una de las consecuencias del endeudamiento de los
campesinos o del desarrollo de la autopragia.
Diocleciano ya habfa prohibido varias veces la venta de nifios por deu-
2.4. Embargos y venta de niiios das. La prohibici6n estaba dirigida concretamente a Jas madres. Estos prin-
cipios se fueron relajando en el transcurso del siglo 1v. En 313 Constantino
No se puede decir que los recaudadores fueran blandos, y los insolventes admiti6 la venta de los recién nacidos, posici6n confirmada en 329. En 39 1
eran embargados, reducidos a esclavitud y subastados. Los acreedores se opo- Valentiniano II permiti6 la liberaci6n de los nifios esclavos transcurrido
nfan a que se diera sepultura a los deudores mientras no se pagara la deuda. cierto tiempo. En su Carla JO* Agustfn admiti6 la venta de los nifios hasta
No cabe duda de que los deudores eran reducidos a esclavitud, hay nume- los 25 afios. De hecho, en 313 Constantino precis6 que el nifio vendido s6lo
rosos testimonios de este hecho. Las frecuentes alusiones a la venta de nifios podfa pedir la libertad antes de cumplir los 25 afios. Después de los 25 afios
que aparecen en las homilfas y sermones s61o podfan ser comprendidas por se convertfa definitivamente en esclavo.
el publico si respondfan a hechos reales, o que podrfan sucederles a las per- Hay que tener en cuenta, pues, que en e l Bajo Imperio eran posibles las
sonas del auditorio. En los ultimos afios del siglo 1v, Ambrosio alude a la ventas de nifios por deudas: e l 15 de mayo de 569 un tal Menas vendi6 a su
esclavitud por deudas: hija por un sue ldo de oro ( 15 de mayo de 569, P. Caire 67023). A este res-
pecta el testimonio de Agustfn es muy claro: «entre los esclavos hay unos
He visto con mis propios ojos a un pobre conducido, arrastrado a prisi6n pocos que han sido vendidos por sus padres» (Agustfn, Carta JO*, 2).
para obligarle a pagar Io que no tenfa. He vislo c6mo sacaba a subasta a sus
hijos para obtener una pr6rroga de su castigo ... Volvi6 [gracias a una inter-
venci6n] con los suyos bajo su techo y vio que Io habfan saqueado todo: no le 2.5. Conversion de las tasas
quedaba nada de Io que pudicra sacar un bocado de pan. Sus hijos mueren de
hambre anle sus ojos. Lamenta no haberlos vendido a un amo que habrfa po-
A lgunas de las tasas exigidas e n especie se podfan convertir en oro. Ya
dido alimentarlos. Se rinde a la sentencia: ha tomado la decisi6n de venderlos
(Ambrosio, Nabot, 5, 2 1). hemos visto esta posibilidad en el caso de la anona. Los cambistas podfan
desempefiar un importante papel en la conversion de los productos en mo-
Las descripciones de Basilio confirman el testimonio de Ambrosio: nedas. Los cuatro tesoreros de Tebaida eran curiales. Su funci6n era una li-
turgia. Pagaban las sumas a los tesoros de la provinc ia, tanto en el afio como
contraer deudas que no se pueden pagar es oplar conscientemenle por una servi- con atrasos. E l pago correspondiente al afio 375-376 se efectu6 el 5 de octu-
dumbre eterna ... [El que pide prestado] terne los meses que generan los inlere- bre de 375, en 376 y finalmente se sald6 e n 377.
p
44 CR ISIS E INFLACIÔN

Esta cuesti6n ha sido objeto de debates entre los historiadores, a rafz de


los trabajos de G. Mickwil7, quien sostuvo que la burocracia exigfa pagos en
especies, mientras que los contribuyentes prefcrfan tasas en ùinero. Varios
aiios después, S. Mazzarino opuso la teorfa de la adaeratio/coemptio; la se-
gunda serfa la compra de géneros a bajo precio para una rcventa a precio
mu y alto.
Déléage encontr6 conversiones de tasas a principios del siglo IV. La ano-
na era convertible e n oro, por Io me nos a partir de 299. Los recibos estu-
diados permiten constatar que muchas tasas se converlfan en oro. Se puede 4. LAS CONFISCACIONES
pensar que este fen6meno de convcrsi6n cobr6 importancia durante c l re ina-
do de Constantino.
A. Cérati hall6 un numero determinado de obligaciones rcferentes a la
conversi6n de tasas. El edicto CTh XI 20.6 de 31 de diciembre de 430 pro- Los empcradores rccurrieron a menudo a confiscaciones de bienes
hibe e l pago de la anona en nummi o en bronce sin acuiiar. De hecho, el privados, sobre todo cuando tenfan a~uros financ ieros. Fueron mas fre-
texto no prohibe convertir los impuestos en bronce, pero obliga a utilizar un cuentes en las primeras décadas del s1glo 1v, cuando las reservas de oro
coeficiente de conversion dcterminado entre el peso del bronce bruto y la amonedado eran insuficientes.
moneda.
E l edicto CTh XI 1.37 (28 de agosto de 436) aborda la conversion en oro
de las tasas pagaderas en trigo. Este fen6meno de percepci6n e n oro de la
anona hi zo que a finales del siglo 1v se desarrollaran los cellaria, que eran 1. CONFISCACIONES Y BOTINES DE GUERRA
retribuc iones en especie de los funcionarios, impuestas ademas de las anonas.
Estos cellaria se pagaban en especie a los altos funcion arios. Se sumaron a Las confiscaciones, como los botines de guerra, eran uno de los ele-
la fisca lidad normal de las anonas y capita pagadas a los altos funcionarios mentos del presupuesto del Estado. Su frecuenc ia puede darnos una idea de
en cierta cantidad de sueldos. Corno a veces se sumaban a las tasas norma- la presion fi scal y de la intenci6n imperial de aumentar sus recursos: No
les, de vez en cuando eran condonadas. obstante, es diffc il tener una visi6n precisa de estas oleadas de conf1sca-
No todas las tasas eran convertibles en oro. La adaeratio de l vino estaba
ciones.
prohi bida (CTh XI 2.2). Esta prohibici6n estaba relacionada con la calidad Los primeros usurpadores fueron acusados de todos los males, y en es-
del vi no, cuyo precio baj6 un 25 por 100, y con un eventual descenso de los pecial de desviacion de los fondos de l Estado:
tipos de cambio. El valor de la recluta se fij6 en 36 sueldos, de los que 6 iban
a parar a la recluta. La tasa por el caballo eran 23 sueldos, o 27, de los que Carausio, e n frecuentes ataques, hace prisioneros a muches barbares, pcro
7 eran por los palafreneros (?). El texto referente a los recaudadores de cer- corne no entrega a los provinciales la totalidad del botfn y tampoco Io envfa a
dos deja libertad para elegir e l medio de pago. En algu nos casos, por ultimo, los emperadores, se sospecha que deja adrede que acudan a estas cost~s todos
habfa impuestos que se evaluaban e n dinero y se convertfan en productos. los piratas para sorprenderles a su paso, arrebatarles sus capturas y e nnquecer-
Este sistema de conversi6n de las tasas natura les en oro no me parece tan se de esta forma (Eutropio, Co111pe11dio, 9, 13).
margina l como creen Mickwitz y Mazzarino. A Io largo de l siglo IV se con-
virtieron muchas tasas en oro, a medida que el pape! del metal amari llo iba La corta duracion de los reinados y la escasez de testimonios imponen cier-
cobrando importancia. (,No se ha advertido un aumenlo de la imporlancia de ta prudencia.
los cambistas en este lramite?

1. 1. De Diocleciano a Constantino (284-324)

Diocleciano, Maximiano Hércules y Galerio fueron recordados como em-


peradores que recurrieron con frccuencia a las confiscaciones. . .
Dos textos de Lactancio describen numerosos embargos y proscnpc1ones
durante los reinados de Diocleciano y Maximiano:

..
46 CR!SIS E INFLACIÔN
f LAS CONFISCACIONES 47

Igualmente, eran numerosos los func ionarios del fisco, magistrados y vi-
polftica de su padre, y las confiscac iones no cesaron: « ... perecieron uno.s,
1aerdiendo cuantas riquezas poscyeran. [sic], tras Io cual hub? ent.r~da bajo
carios de los prefectos del Pretorio cuya act ividad en el orden civil cra esca-
sa, pero intensa, por el contrario, a la hora de di ctar mullas y proscripcio- p ·unfo en Roma a costa de las desgrac1as de Carlago. En ta! s1tuac1on se ha-
nes .... Paso por alto el hecho de que muchos pcreciesen por la sola culpa de ~~ba, pues, Majencio, quien, cuando hubo terminado t~do ello, .se e ntreg6 a
poseer tierras o riquezas. Esto se convirti6 en algo habituai y, por Io tanto, casi una conducta brutal y de una absoluta crueldad para Italta' y la m1sma Roma»
legal, por la costumbre impuesta por los ma lvados. Pero hubo algo en Io que (Z6s., II, 14, 4 ).
[Diocleciano] se disting ui6: dondequiera que vela un campo mejor cultivado
o un edificio mas bello de Io habituai, tenfa ya preparada para su dueiio una
acusaci6n falsa y la pena de muerte, como si no pudiese apoderarse de Io que
J .2. Constantino y sus hijos
no le pertcnecfa sin derramar sangre (Lactancio, Sobre la muerte .. ., 7).
Constantino organiz6 un importante trasvase de riquezas entre los tem-
En efecto, pese a que [Max imiano] tenfa la sede misma del imperio, Ita-
plos paganos, los donatistas y la Iglcsia cat61ica. Las sumas y bie~cs conf~s­
lia, y que dependfan de é l provincias mu y ricas, como Africa o Hispania, no
cados a los paganos fueron a parar tanto al tesoro como a la lglesia, Io m1s-
se distingu fa, precisamente, e n la conservac i6n de las riquezas que le a flufan
en abundancia. Por Io de mas, cuando la necesidad se presentaba, no le falta- mo que algunos bienes donatistas (Agustfn, Carla 43, 53).
ban riqufsimos senadores a los que testigos sobornados acusasen de optar al Los hijos de Constantino continuaron la polftica de su µadre, destruyen-
imperio. En consecuencia, eran cegadas continuamente las lumbreras del Se- do los templos. Los autores cristianos eran de la misma opini6n: «Santos em-
nado. El fi sco, ensangrentado, rebosaba de riquezas mal adquiridas (Lactan- peradores, retirad los adornos de l?s ten-:ipl?s: jque el f~ego de la moneda o
cio, Sobre la muerte ... , 8). la Uama del homo funda a estos d10ses md1gnos! Conf1scad todas las ofren-
das que han recibido, y convertidlas en propiedad vuestra» (Firmico Mater-
Los cristianos padecieron persecuciones acompanadas de confiscaciones. no Errores de las religion.es profanas , 28, 6).
E l Liber pontificalis da una idea de la importancia del fen6meno: «en 30 ' En Oriente, en la misma época, los cri stianos eran perseguidos por los
dfas, 17 .000 personas fueron martirizadas» (Liber pontificalis, 30, p. 162). persas: «un sacerdote impfo de la ciudad de Casciazo fue denunciado a ~ar­
La administraci6n imperial trataba de que «los bienes [de los cristianos] sean sés Tompsapor. Su casa fue cercada y luego saqueada, y se encontraron im-
confiscados para el tesoro» (La passion de saint Savin, évêque à Spolète sous portantes tesoros en ella» (Le martyre des saintes Técla, 1:farie .. ., H. Le-
Maximien, H. Leclercq, 3, 1903, 197), y creaba un registro de los embargos. clercq, 1904, p. 195). La mas mfnima dificultad con una .c1udad se sald~ba
Los fugitivos perdfan sus bienes. El concilio de Ancira de 3 J 4 examin6 el con una serie de condenas, como las que dict6 Constanc10 Galo en Anllo-
caso de «quienes han huido ante la persecuci6n, y han sufrido con perseve- qufa, en 353-354: «parte de ellos fueron cjecutados, otros castiga~os con la
rancia la confiscaci6n de sus bienes ... » (Concilia de Ane ira, 3 14, canon es 3 confiscaci6n de sus bienes, expulsados de su hogar y deportados, sm que les
y 6, Hefele, I, 1, 1907, p. 305). quedara mas que los lamentos y las l agrim~~» (Am., XIV l.' 4)._ .
Los que se rebelaron fueron condenados, y sus bienes confiscados. Por En Occidente, la represi6n de la rebehon de Magnenc10 d10 pie a san-
ejemplo, los bienes del abuelo de Libanio, implicado en la rebeli6n de Euge- grientas proscripciones a partir de 353-354: «luego [tras la muerte de Mag-
nio de 303, fueron confiscados por los tetrarcas (Libanio, Discursos, I, 3). nencio] tiene n lugar sangrientas proscripciones y la nobleza romana es ho-
A estas confiscaciones habrfa que aiiadir los botines de guerra arrebata- tTiblemente degollada» (Eutropio, Compendio, IO, 1).
dos a los persas: «Diocleciano rechaza a Narsés, saquea su campamento y A estas condenas hay que aiiadir los abusas puntuales, que mas bien de-
luego toma inmensos tesoros» (Eutropio, Compendio, 9, 15). bieron ser resultado de la corrupci6n de ciertos funcionarios : «Los pobres
Las persecuciones prosiguieron durante los primeros anos del reinado de fueron condenados. Los ricos fueron absueltos, tras haber sida desposefdos
Licinio (Filostorgio, Historia eclesiastica, I, 3). Entre sus vfctimas se cuen- de sus bienes. Estos dos hombres se habfan puesto de acuerdo y se enrique-
tan los padres de santa Macrina: «los padres de nuestro padre fueron despo- cfan buscando la ocasi6n de traficar» (Am., XV 13, 2-5; e n 355 Musoniano
sefdos de sus bie nes por haber confesado su fe en Cristo; el abuelo materno era prefecto del pretorio en Oriente). Asimismo, en 356: «Los potentad?s de
fue condenado a muerte por provocar la ira del emperador, todas sus propie- la corte también azuzaban los des6rdenes civiles para incorporar a sus b1enes
los de los conde nados, que ellos codiciaban, y para poder usurpar gran parte
dades se repartieron entre otros amos» (Gregorio de Nisa, Vida de santa Ma-
crina, 20, 10-20). Tras la muerte de Licinio, el concilio de Nicea examin6 los de los dominios de sus vecinos» (Am., XVI 8, 11 ).
casos de algunos de los perseguidos: «los que flaquearon bajo Licinio sin
verse forzados a ello par la necesidad o la confiscaci6n de sus bienes» (Con-
cilio de Nicea, 325, canon 11 , Hefele, 1, 1, 1907, p. 590). Majencio continu6
p
48 CRISIS E INFLACIÔN LAS CONFISCACIO NhS 49

dicadas por e l cristianis mo. Ayud6 a los judfos a reconstruir el templo de


1.3. De Magnencio a Juliano Jerusalén: «Juliano dio dinero» (Juan Cris6stomo, Discurso contra los )11-
dfos. Y). Amnisti 6 a los re ligiosos perseguidos por sus antecesores: «hubo
Acuciado por problemas fi nancieros y militares, Magnencio recurri6 a las 6rdenes de l rey Juliana para amnistiar a los sacerdote,s ortodoxos que ha-
confiscaciones para sanear sus finanzas y pagar la guerra: «[Magnencio] exi- bfan sido perseguidos en el tiempo de Constancio» (Indice siriaco de las
gfa a los ciudadanos la mitad de sus ingresos, bajo pcna de muerte» (Julia- Cartas f estoies de A ta11asio de Aleja11drfa, 33). Esta polftica provoc6 exce-
no, Discursos de Juliano César, l 27). Se puede poner este hecho en rclaci6n sos sectarios: «Estas son las basflicas e ig lesias quc madas por los judfos
con la reducci6n del peso de los sueldos al final del reinado. El e mperador durante el reinado de Juliana: dos en Damasco, una de las cuales acaba de
despoj6 las iglesias: «Tu llorado hermano [Constante] habfa colmado de ser restaurada ... e n Gaza, en Ascal6n, en Berite [Beirut] ... en Alejandrfa»
ofrendas las ig lesias, Magnencio las despoj6» (Atanasio de Alejandrfa, Apo- (Ambrosio, Ca rra 40, 15).
log[a del emperador Co11sta11cio, 7).
Juliano aplic6 una polftica totalmente opuesta a la de sus antecesores en
cuanto a las relacioncs con la lglesia y los paganos. Se le recordarfa como un J.4. Procopio
nuevo perseguidor, y sobre todo como el emperador que quit6 sus riquezas a
la Iglesia, en virtud de su edicto de 4 de febrero de 362: «Se public6 una or- La usurpaci6n de Procopio dio lugar a varias manifestaciones, sin que se
denanza de Juliano que obligaba a devolver a los templos, a los ne6coros de pueda apreciar su importancia: «[el pueblo) estaba sobre todo movido por el
los templos y a los tesoros publicos Io que se les habfa quitado en la época odio unanime que sentfa hacia Petronio, que se enriquecfa con la violencia y
anterior» (Historia «acéfala» 3, 1). Mand6 que se confiscaran los tesoros : desenterraba en pc1juicio de las distintas clases de la sociedad unos asuntos
«se llev6 los tesoros de las iglesias» (Liber calipharum, p. 106), y «decidi6 olvidados hacfa mucho tiempo y unas deudas que se perdfan en un pasado
que los orname ntos sagrados de las iglesias pasaran al tesoro real. Orden6 brumoso» (Am., XXVI 6, 17).
cerrar la iglesia construida [en Antioqufa] por Constantino» (Teodorcto de
Ciro, Historia de la lglesia, III 12). Gregorio Nacianceno reseiia la destruc-
ci6n de iglesias, el robo de las ofrendas votivas, las ofrendas monetarias y los 1.5. Valentiniano l y Valente
vasos sagrados (Gregorio Nacianceno, Contra Juliana , 1, 86). Los que habfan
utilizado las piedras de los templos para construir iglesias tuvieron que pagar Valentiniano tuvo fama de avaro. Aunque los historiadores nos han deja-
una multa (Libanio, Discurso 18, 126). do un retrato implacable de él, no parece que se le pueda acusar de confis-
Emprendi6 una ambiciosa campaiia de reconstrucci6n de te mplos: «de- caciones ilegales:
volvi6 las iglesias a los paganos para que hicieran templos» (S6crates, His-
toria eclesùistica, III 11), proporcionando las estatuas (Libanio, Discurso El afân de aume ntar sus posesiones sin procurar di stinguir entre Io justo y
18, 126). Realiz6 nuevas donaciones a los templos (Libanio, Discurso 18, Io injusto, sacando provecho personal del naufragio de sus conciudadanos, no
hizo mas que aumentar con este emperador [Valentiniano l, llegando a situa-
129); «Se les volvi6 a atribuir sus anonas» (Sozomeno, Historia eclesids-
c iones extremas. A veces trat6 de disculparse c itando el ejemplo de Aureliano,
tica, V 5), «los paganos recuperaron sus derechos, exenciones de cargas, y que al encontrar vae fas las arcas del Estado a consecuencia de los desastres y
se devolvieron las pensiones a los templos» (Sozomeno, Historia eclesids- del reinado de Galie no, declar6 que se abalanzaba sobre los ricos como un to-
tica, V 3). Para devolver las riquezas a los templos cobr6 impuestos a la rrente. Valentiniano, tras los desastres de las guerras pârticas, declar6 que era
lglesia, tratando de recuperar por todos los medios las antiguas donaciones. tal su necesidad de gran cantidad de bienes y dinero para sus tropas, que unfa
Por ejemplo, a Basilio de Cesarea le recla maron 1.000 libras de oro (Testi- la crueldad a la necesidad de obtener riquezas, olvidando que hay cosas que no
monia lacobi Edesseni, pp. 124- 125 = P.G. 32, col. 34 1-343), y parece que se pueden hacer si no se tienen lm, medio~ necesario~ (Am., XXX 8, 8).
se vio obligado a pagar 300 (Sozomeno, Historia eclesidstica, V 4). A un
obispo le torturaron para que pagase una elevada suma de dinero (Teodore- Los impuestos se reclamaban de la manera mas completa posible: «cuando
to de Ciro, Historia de la /glesia, III 7). Mult6 a los cristianos que no que- [Valentiniano 1) se enteraba de que un deudor, maniatado por la indigencia,
rfan hacer sacrificios (S6crates, Historia eclesidstica , III 3). Los cristianos no podfa devolver nada, fa llaba que habfa que ejecutarlo» (Am., XXVII 7, 8).
tuvie ron que padecer ex poliaciones y confiscaciones. Un edicto de 13 de En el terreno religioso, el reinado de Valentiniano 1 fue bastante mas tran-
marzo de 362 ordena la devoluci6n a las ciudades de las tierras donadas, en quilo. Se volvi6 a las prâcticas mas tradicionales: <<5 de mayo de 365: una
particular a la Igles ia. ordenanza de Valentiniano I y de Valente ... estipula que los obispos que ha-
Juli ana trat6 de promover las rcligioncs o scctas que habfan sido pe1ju- bfan sido depuestos y expulsados de sus ig lesias y que e n el tiempo de Ju -

4 DFPI YKO T
p
50 CRISIS E INFLACIÔN LAS CONFISCACIONES 51

liano habfan reivindicado y recuperado su episcopado, deben ser expulsados


de nuevo» (Historia «acéfala», 5, !). J.6. El .final del siglo IV
Valente no goz6 de la misma clemencia por parte de los historiadores.
Fueron muchos los que le reprocharon cierta avaricia y e l hecho de haber Magno Maximo, como todos los usurpadores, recurri6 a las confïscacio-
recurrido a las confiscaciones de bienes: «Numerosas personas fueron per- nes para pagar a su ejército: «Aquf se pesaba el oro que les habfan quitado
seguidas y enviadas al exilio. Sus biencs fueron confiscados para el tesoro, a Jas matronas de las manos, allf las bulas arrancadas del cuello de las pupi-
y el emperador se aprovech6 de ellos» (Am., XXIX 1, 2 1). Lo mismo ocu- Jas, alla la plata manchada con la sangre de sus propietarios. Por doquier se
rri6 tras la cafda de Procopio: «Valente, que firm6 numerosas sentencias de contaban sumas de dinero, se llenaban las arcas del principe, se apilaban las
muette, ... realiz6 confiscaciones de bienes todavfa mas numerosas» (Z6s., rnonedas, se cortaban los vasos en pedazos» (Pacato, Panegfrico de Teodo-
IV, 10, 1). No obstante, la impresi6n que se extrae de los textos es bastante sio, junio-septiembre de 389, 16).
moderada. Por un lado, Amiano Marcelino realiza cierto numcro de acusa- El caso del altar de la Victoria durante el reinado de Teodosio I desper-
ciones, pcro reconocc su caracter temporal: «Jamas se honr6 tanto al ca- t6, sin duda, viejas tentaciones. Por Io menos eso es Io que da a entender Sf-
lumniador como en estos momentos, cuando los acusados eran desterrados rnaco cuando relaciona directamente la cuesti6n del altar con los beneficios
y multados. No obstante, poco después se les llamaba, se les devolvfa las del fisco: «Qué beneficio ha obtenido vuestro tesoro sagrado de la disminu-
multas y recuperaban sus antiguos rangos y privilegios» (Am., XXIX 2, 11 ). ci6n de los privilegios de las Vestales ... El fisco se queda con los dominios
Las contactas confiscaciones concernlan a personas implicadas en robos y Jegados a Jas vfrgenes y a los ministros por la voluntad de los moribundos»
obligadas a pagar: «Se orden6 que las sumas que Anatolio y Espudasio ha- (Slmaco, Informe sobre el altar de la Victoria, 11, J 3). Ambrosio niega este
bfan malversado al tesoro publico les fueran expropiadas» (Am., XXIX 1, 5), aspecto: «Apenas se toman siete muchachas para Vestales. Eso es todo Io que
o personas implicadas en des6rdenes: «Basiano fue desposcfdo de su rico suponen Jas cintas que cifien su cabeza, sus vestidos de purpura, su 1itera ro-
patrimonio» (Am., XXIX 2, 5). E l proceso a los fil6 sofos, que termin6 deada de un cortejo de sirvientes, sus inmensos pri vilegios, sus enormes ga-
en 372, se inici6 por las inculpaciones en el marco de acciones relacionadas nancias» (Ambrosio, Carta 18, 11 ). Al parecer, este fue el unico incidente
con deudas al Estado: «Io que se buscaba con estas impiedades de todo tipo, destacable del reinado de Teodosio, quien sin embargo sigui6 cerrando tem-
era juntar abundantes riquezas para el Estado» (Z6s., IV 14, 4). plos paganos: «Bajo el gobierno de Teodosio, principe religioso, todos los
E l debate religioso no estaba nada claro. Parece ser que Valente apoy6 a ternplos fueron cerrados y despojados de sus ldolos por los condes Jovino y
los arrianos, y toler6 algunos excesos: «Se public6 un decreto por el que se Gaudencio ... Honorio, hijo menor de Teodosio, entreg6 todos los templos
desterraba a los cat6licos de Alejandrfa y del resto de Egipto. A continuaci6n con sus dependencias a las iglesias y puso los fdolos en su poder» (Quod-
sus casas y bienes fueron saqueados» (S6crates, Historia eclesiâstica, IV vultdeus, Libros de las promesas ... , III 38, 41 ).
23). También fue acusado por Fausto de Bizancio, pero el texto parece indi- Cuando el emperador sofoc6 la rebeli6n de Gild6n en Âfrica, aprovech6
car que el historiador confonde a Vale nte con Juliano, cuya polftica anticris- para confiscar y devolver en 398 unos bienes que el usurpador habla confis-
tiana era mas virulenta (la alusi6n a la multa impuesta a Basilio sugiere una
cado previamente.
interpolaci6n):

Entretanto, el emperador Valente no dejaba de oprimir a los cristianos,


porque segun decfa: de ahora en adelantc todos aquellos de mi reino que se dan 1.7. El siglo v
e l nombre de cristianos no deben tener en sus casas oro ni plata, sino que Io
llevaran al palacio. Por consiguiente a los soldados y generales, a los habitan- Los acontecimientos del siglo v no han dejado casi huellas en la literatu-
tes de numerosas ciudades que se llamaban cristianos les quitaron su oro y su ra. Las ultimas confiscaciones s61o afectaron a algunas sectas paganas o cris-
plata, para no dejar nada en casa de nadie, porque si se encontraba algo en una tianas. El comienzo de esta ultima oleada fue el edicto de 407 que confisca-
casa su propietario pagarfa con la muerte. Asimismo, los comisarios imperia- ba los bienes de las ultimas sectas:
les se apoderaron del oro y la plata de los habitantes de Cesarca. Entonces el
beato Basilio empez6 a darles animos: todos los habitantes de la Ciudad de Ce- Ordenamos que todos los decretos que hemos publicado contra los donatis-
sarea acudieron llevando plata y oro, y llcnaron la iglesia (Fausto de Bizancio, tas, los maniqueos, los priscilianistas y los paganos conserven fuerza de ley y
Biblioteca historica, IX). sean aplicados. Las propiedades y rentas de los te mplos dcben ser confiscados
y transmitidos a los contables de la anona para los gastos de los soldados ...
Parece, pues, que la practica de las confiscaciones y expoliaciones ya no Los propios templos deben ser donados para uso publi co (25 de noviembre
fue tan corriente durante los reinados de Valentiniano y Valente. de 407, Sirm. 12).
p
52 CRIS IS E INFLACIÔN LAS CONFISCACIONES 53

Esto sin duda respondfa a las peticiones de los conci lios: «se pedira a los em- Nos inclinamos a pensar que las crfticas vertidas contra las expoliaciones
P,eradores la destrucci6n de los tcmplos paganos, etc., que todavfa existen en respondfan a las necesidades financieras d~I momento (al estudiar los im-
Africa» (Concilia de Cartago, 401, canon 2, Hefele, 1907, p. 126). En 4 18 puestos volveremos sobre este te~a). ~or e~e~npl o, I o~ telrarcas y los. cmpe-
se confirmaron estas medidas: «la sentencia imperial ha especificado que una radores de los anos 3 10-320 (MaJenc10, L1c1mo), que acusaron la talla de
vez. expulsados de la Ciudad venerable [los pelagianos y celestinos], sean oro fueron los que mas recurrieron a la confiscaci6n. Estas crfticas se suavi-
cast1gados con la confiscaci6n de sus bienes» (Edicto de Jwzio Cuarto Paladio zar~n un poco tras las reformas de Constantino, la creaci6n del soli~us hacia
y Agricola, P.L., t. 48, col. 392). Estas sectas también fueron multadas. 31O y, sobre todo, la acunaci6n de grandes cantidades de ~ro. a partir de 330.
Algunos emperadores posteriores sintieron la tentaci6n de retirar oro y pla- p0 r ultimo, si excluimos el episodio de Juliano, las descnpc10nes de las ex-
ta de los tesoros de la Iglesia, con éxito variable, pero s61o fueron interven- poliaciones imperiales desaparecen cuando la amonedaci6n de oro es mas
ci.oncs espora~i cas~ «Zen6n envi6 a Calandi6n para que ocupara la sede pa- importante y las reservas de oro alcanzan un nive) elevado. . ..
tnarcal de Ant~ oq u1 a y ~ncontr6 plata para satisfacer sus necesidades, gracias Cuando el oro escaseaba en la sociedad, las condenas eran un med10 eh-
a unas denunc1as» (Foc10, Biblioteca, 79, 56a; Candido). Entre los barbaros ca:t de sancar los fondos publicos, y estas expoliaciones se dejaban sentir, sin
hubo. confiscaciones parecidas: «lHunerico] dccidi6 que el fisco reclamarfa duda, con mas peso. Cuando el oro era mas abundante, la confiscaci6n de
los b1enes de los obispos consagrados de todo el territorio de Âfrica. Cuan- metales preciosos era cosa de Liranos, usurpadores y otros rebeldes. Tal vez
do se hallara a un .obispo para sucederle, no serfa consagrado si no pagaba al la principal pugna de intereses fuera la que enfrent6 a los tesoros paganos
tesoro real la cant1dad de 500 sueldos de oro» (Victor de Yita, Histoire de la con la Iglesia, para mayor beneficio del emperador ...
persécution des Valldales, I, H. Lcclercq, 4, 1904, p. 37 l ).
También hubo confiscaciones por motivos polfticos, en 403: «Florecfa
como nunca la actividad de los delatores, que marchaba de acuerdo con los
dictados de los eunucos de la corte, y asf, cada vez que fallecfa un hombre
acaudalado, ~omo ~i no hubiese hijos o parientcs, denunciaban sus riquczas,
a Io ~ue seguian ed1ctos del emperador con la orden de que la riqueza de éstc
se d1era a aquél, y las herencias eran entregadas a los que las habfan recla-
mado» (Z6s., V, 24, 1). En 408: «En Roma, Heliocrates, que habfa sido pues-
to al frente del tesoro privado, al ser portador de una carta imperial en la cual
se prescribfa que fuesen confiscadas en favor del Estado las haciendas de
c~antos habfan ~lcan za?o un cargo publico en tiempos de Estilic6n, empren-
d16 una tarea [sic] de nquezas para el tesoro privado» (Z6s., Y, 35, 4).

2. LAS CONFISCACIONES: TEOR fA

Podemos suponer que durante los dos siglos comprendidos entre Dio-
cleciano y el final del siglo v todos los emperadores podrfan ser acusados
de realizar confiscaciones y expoliaciones. De hecho, estas acusaciones se
cent~an e? algunos emperadores. En efecto, parece que éstos util izaron la
c.onf1scac16n como un medio para aumentar los recursos fiscales del impe-
no'. Fu~ Io qu~ ocurri6 con Dioc leciano y sus corregentes, y con Licinio,
MaJenc10 y J~ha.no. Los usurpadores también uti lizaron este subterfugio, ya
que las expohac1ones eran el medio mas rapido de conseguir fondos. Pare-
ce que Const~nti no, Yalen~in i an o I, Teodosio y la mayor parte de los empe
radores del s1glo v estan libres de sospecha.
Para ~oner en evidencia todos los problemas que debi6 generar este re-
p~rt~ de nqueza, no basta con hacer una comparaci6n entre los emperadores
cnst1anos y los paganos, aunque se puede explicar asf el caso de Juliana.
LA EXACCIÔN ECLESIÂSTICA 55

pectiva indigencia: los primeros, ofreciendo sus bienes materiales y, los se-
gundos, sus bienes espirituales ... Los fïeles afortunados deben procurar que
nada les faite a los servidores de Dios que aspiran en la Iglesia a un grado mas
clcvado de santidad, para que rompan todos los vfnculos que los atan a las es-
peranzas del siglo y consagren un al ma libre al servicio de Dios (Agustfn, El
trabajo de los monjes, 22).

No vamos a abordar aquf la redistribuci6n de las riquezas, sino unica-


5. LA EXACCIÔN ECLESIÀSTICA mente la colecta de fondes.

J. LAS DONACIONES

El reconocimiento de la lglesia durante el reinado de Constantino le Hasta que la Iglesia fue legalizada por Constantino no pudo haber dona-
permiti6 pasar de la condici6n de secta a la de una instituci6n estatal. Su ciones legales. En esta época, Oriente cjercfa una atracci6n sobre los espfritus
poder y su riqueza fueron en aumento. Recibi6 gran cantidad de dona- occidentales, y se realizaron importantes donaciones a las iglesias de Oriente,
ciones privadas o publicas. Durante estos afios, Ja Iglesia elabor6 la teo- a veces con ocasi6n de viajes de miembros de la familia imperial (como He-
rfa del «atesoramiento en el mas alla», que le faci lit6 la colecta de bie- lena, madre de Constantino) a Palestina.
nes terrenales.

J. l. Donaciones publicas
. La irrupci6n de la Iglesia en la vida econ6mica, y luego en la polftica, fue Veamos en primer lugar Jas donaciones realizadas por personas publicas,
sin duda uno de los principales cambios del Bajo Imperio. En el transcurso en el sentido genérico de la palabra, a diferencia de las donaciones de par-
~e varies afios la lglesia adquiri6 un patrimonio y una riqueza que le permi- ticulares o de Jas donaciones an6nimas.
t1eron desempefiar un papel polftico muy notable a partir del siglo v.
Las donaciones publicas, o las de los funcionarios , se j ustifica ban por el Constantino
apoyo moral de la Iglesia al poder temporal. El emperador era el represen-
tante de D ios en la tierra y debfa satisfacer las necesidades de la Iglesia: La conversi6n de Constan tino marc6 e l fi nal de un largo perfodo de lu-
«Dios reparte los bienes al género humano por mediaci6n de los emperado- chas anticristianas. También marc6 el principio de un perfodo de importan-
res y reyes» (Agustfn, Tratado, VI 25, Martin, 19 12, p. 104). La Iglesia, por tes transferencias de fondas entre los temples paganos, la Iglesia y el Esta-
su parte, apoyaba el régimen imperial con su fuerza moral, tanto en el terre- do. El edicto de Milan de 313 inclufa la devol uci6n de los bienes confisca-
no polftico (participaci6n de los obispos en los acontecimientos de la vida dos a la Iglesia en los tiempos de la persecuci6n:
privada y publica del emperador) como en el econ6mico Uustificaci6n de las
clases sociales, condena de los rebeldes). [Constantino] proclam6 por ley una absoluci6n general para todos aquellos
A Io largo de varies afios los te6logos e laboraron una teorfa dogmatica que, a causa de su confesi6n en Cristo, habfan sido condenados al exilio, o a
s?b~e la utilidad de las donaciones y ofrendas que garantizaban el enrique- vivir fo rzosamente en islas u otros lugares, o a penar en las minas o en otros
trabajos publicos o a servir en talleres de mujeres o en las fâbricas de lino o a
c1m1ento permanente de la Iglesia. La tesis se basaba esencialmente en la
ser contados entre los curiales cuando antes no Io eran. Devolvi6 [a los cris
noci6n de limosna y redistribuci6n de los bienes a los pobres, uno de los te- tianos] los bienes confiscados ... Orden6 que estas herencias pertenecieran a
mas de los Evangelios. Para realizar este reparte, la Iglesia, a su vez, debfa sus parientes mas cercanos, y si no los habfa, que cada iglesia local los here-
recibir cantidades que luego se encargaba de administrar y redistribuir de dara, y que habfa que devolver todo Io que un hombre privado o el fisco podfa
acuerdo con las necesidades, al tiempo que acumulaba un patrimonio. La poseer de tal suerte de propiedad. Prometi6 subvenir en la medida de Io posi-
poblaci6n debfa velar por la prosperidad de los intermediarios e ntre Dios y ble y conveniente a quicnes habfan comprado al Tesoro un bien confïscado o
los hombres, es decir, los clérigos: Io habfan recibido en donaci6n (Sozomeno, Historia eclesitistica, I, 8, 3-4).

Qué du lce y santo gozo embarga el alma del Ap6stol cuando habla de la Constantino mand6 a Âfrica a «un e nviado para tomar posesi6n de los luga-
manera en que los sujetos y soldados de Cristo satisfacen mutuamente su res- res pertenecientes a la Iglesia» que hab fan sido confiscados (Agustfn, l nfor-
56 CRJSIS E JNFLACIÔN
LA EXACCIÔN ECLES IÂSTICA 57
~e abreviado de la conferencia con los donatistas, 34-35). A estas devolu- construyas un viejo edificio, scgun la costumbre, y des el resto del dinero a los
c10nes se sumaron unas importantes donaciones imperiales, ademas de Jas de pobrcs». Ella accpt6 cl ~onscjo, .le dio unas ri.9uezas co~sidc'.«1bl es, le encar~6
los altos funcionarios.
que las ,empleara, volvi?, a r~un.1 rse con su h1JO y le 1nlorm~ de Io que h~b1a
Los hi~t~riadores destacan de Constantino la paz religiosa, la amnistia hecho. El se alegr6, env10 mas nquezas ... Cuando se term1110 la construcc16n,
~.ara los cns~ianos, p.er? sobr~ todo. la importancia de las donaciones a la Igle- en el afio 30 del reinado de Constantino (3361, envi6 unos vasos y unos ropa-
sia, q~e pochan c~ns1st1r ~n b1enes mmobili arios o en dinero. Para permitir Jas jes muy preciados (Sinaxario arabe jacobita, 13 de septiembre, P.O. l ).
donac1o~es de b1enes ra1ces a la Iglesia, Constantino cambi6 la legislaci6n.
El c1erre de numerosos templos estuvo acompafiado de una transferencia Los altos funcionarios también contribuye1:on a la riq~1eza eclesias.tica: ~<clo-
de pr~pi~dad d~ los edificios paganos a los cristianos: «Dado que Constantino aci6n de la mujer de l prefecto de Roma baJO Constantmo de un caltz de 1gle-
era ~nst1ano, h1zo como un cristiano, adornando las iglesias con donaciones nia de un sagrario y de una cruz de oro» (Sinaxario arabe jacobita, 5 de di-
prec1~s.as y or?ena.ndo la destrucci6n de los templos de los paganos» (Gelasio ~ie~bre). Otras donaciones: «En los dfas del gran Constantino constru~eron
de C1c1co~ H1stor!a , del concilio de Nicea, I 7), y también de los tesoros: una tumba con una iglesia y la adornaron con vasos sagrados. Permanec1eron
«Constantmo dernbo los altares y destruy6 los fdolos. Los tesoros de los tem- allf hasta los dfas de Juliano el Ap6stata» (Sina.xario armenio de Ter Israel,
plos pasaron al tesoro imperial. Las doctrinas err6neas fueron perseguidas, sus 22 de agosto).
templo~ fuero.n destru1dos, y sus tesoros fueron entregados a las iglesias» Mas adelante, Malalas pudo constatar la mejora de la situaci6n de los
(C/:ro~1con "!'sceila~eum ad a. d._ 724, p. 103). La derrota de Licinio Je per- cristianos en la época de Constantino (Cronograj(a, XIII 3 19). Era de la mis-
m1t~6 accede1 a !asnquezas de Onente y aumentar la importancia de estas do- ma opini6n que Sozomeno: «el emperador daba dinero del tesoro imperial
nac1.ones. Por ~J emplo: en 325 s~ sefialan donaciones muy importantes con después de escribir a los obispos de cada ciudad y a los gobernadores de pro-
mot1vo de los v1cennaha: «Donac1ones de Constantino a Jas iglesias por los vi- vincias, a los primeros para que ordenaran los gastos a voluntad, y a los se-
cenales. Los. templos son privados de sus posesiones y tesoros, que son entre- gundos para que o,bedecieran a los .o?!spos. C:?mo el Imperio, gracias a
gad~s a las iglesias» CC:hronicon paschale, 325). Aparte de estos pocos testi - Constantino, era prospero, nuestra re ligion tamb1en prosperaba» (Sozomeno,
mo111os, las transferencias afcctaron a todos sus contemporaneos. Historia eclesiastica, 1 8, 7-8).
Se constru~eron numerosas. iglesias. El e mperador también se propuso
?evolver los b1enes de ;os r:iartires que habfan sido confiscados a la Iglesia, Constante, Constancio II, Vetranio
mcluyendo los que habian s1do comprados por particulares (Eusebio Vida de
Constantino, I 40-4 1). '
Constante y Constancio II continuaron la labor de su padre y reforzaron
.const~ntino inaugur6 una tradici6n de donaciones: «En la parte del Im- el poder temporal de la Iglesia. Sozomeno refiere que «Constante y Cons-
pe~10. reg1da por Constantino, las iglesias gozaron de la liberalidad de un tancio destruyeron los templos. Donaci6n de templos a los cristianos» (So-
pnnc1pe benevolente» (Sozomeno, Historia eclesiastica, I, 6, J ), tanto en zomeno, Historia eclesiastica, III 8). Constancio II hizo numerosas donacio-
Ron:a, co.mo ve~n?s en el Liber pontificalis, como en las demas provincias nes para la evangelizaci6n de los pueblos de Âfrica (Filostorgio, Historia
del 1mpen o. Inv1to a los gobernadores a que siguieran su ejemplo: eclesiastica, III 4). En 360 ofreci6 unos vasos de plata a la iglesia de Cons-
tantinopla (Chronicon paschale, p. 544B). A veces las donaciones de Constan-
Escribi6 a los g?bernadores de Jas provincias indicando que se habfan en- cio se interpretaron como injerencias en los asuntos de la Iglesia, y provoca-
tregado sumas de dmero ~ los hu~rfanos y a las viudas, asf como a aquellos ron reacciones virulentas: «Luchamos contra un enemigo engafioso, contra el
que se con~agran al serv1c10 d~ DJOs, y él mismo fij6 el importe de estas ayu-
das. Todav1a se reparte el terc10 de esta suma. Juliano la habfa suprimido por anticristo Constancio .. . que nos halaga, que no nos quita nuestros bienes
completo. Su sucesor la restableci6 en su nive! actual. El hambre del mo- para que disfrutemos de la vida, pero nos enriquece para llevarnos a la muer-
1~1ento oblig6 .a reducirla un poco ... Los privilegios otorgados por Constan- te; ... que no nos corta la cabeza con la espada, pero mata nuestra alma con
t1110 al clero lueron abolidos por Ju liano (Teodoreto de Ciro, Historia de /a su oro» (Hilario, Contra Constancio, 5).
lglesw , 1 J l y Ill 6). Vetranio sigui6 la m isma trayectoria: «Donaciones de Vetranio a la Igle-
sia» (Chronicon paschale, 350).
~os miembros de la fami lia imperial se sumaron a esta polftica de dona-
c10nes:
Joviano, Valentiniano I
En ~erus~lén habfa .L.1n santo obispo. Le aconscj6 [a Helenal que no [cons-
truyera 1glesias] Y le d110: «Dentro de poco vendrân las naciones, saquearân Joviano aplic6 una polftica mas tradic ional : «devolvi6 sus tesoros a las
este lugar y todo Io que has hecho serâ destruido y saqueado. Es mejor que
iglesias» (Liber calipharum, p. 106). Les devolvi6 sus antiguos privilegios y
58
p
C RISIS E INFLACIÔN
LA EXACCIÔN ECLESIÀSTICA 59
derechos (Filos~orgio, Historia ec/esicistica, VIII 5), y restableci6 una polfti- do enriquecer a la comunidad de nuestros hennanos con un bien tan precioso
ca de construcc1ones:
or su proximidad como por sus rentas?» (Sidonio Apolinar, Carta li/ 1, 2).
p Esta tradici6n continuo en los rei nos barbaros, ya se tratara de donacio-
. Jovi~no public~ otra I.e~, en virtud de la cual se debla suministrar trigo a
la~ •~lesias que habian rec1b1do esta promesa de Constantino. Juliano habla su- es privadas de admi nistradores como de donaciones reales. L as distintas
pnm1do este pago cuando tom6 las armas contra e l seiior. Pero como el ham- ~ersiones de la entrevista entre Lupiciano y Chilperico en 467 a prop6sito de
bre que se .habla declar.ado a causa de la impiedad de Juliano no permitfa ofre- unas tierras tomadas por los francos ponen en evidencia la continuidad del
cer la cant1da.d promet1da por Constantino, Joviano dccidi6 atribuir Ja tercera fen6meno, pese a Io tirante de algunas relaciones:
parte, promet1endo reanudar los pagos complctos cuando termi nara e l hamb
(Teodoreto de Ciro, Historia de la fglesia, IV 4). re San Lupiciano con su testimo ni o sagrado trataba de defenderlas ante el
ilustrc Chilperi co, antiguo patric io de Galia ... (.Acaso no ves, miserable de-
. . Va~entiniano 1 t~mbién sigui6 destruyendo tcmplos (Teodoreto de Ciro, generado, que el derecho y la justicia son pisoteados, que por tu causa y la de
Hr~to.r~a de la lg~e~1a, .IV 21, 22). Aumcnt6 las prerrogativas de la Iglesia, los lllyos [los francos], quiero deci r de vuestras exacciones repetidas contra los
inocentcs, las fasces de correas de purpura se sometcn a la autoridad de un juez
pe1 m1t1éndole rec1bir c1ertas multas fiscales que afectaban a Ios obispos.
vestido con pie les de animales? (Vida de san Lupiciano, e n la Vida de los pa-
dres del Jura, 94-95).
Teodosio, Honorio, Arcadio
El tema de la aristocracia que atrae sobre sf las iras divinas esta tomado sin
;eodosio I c~~virti6 temp~os en iglesias, contribuyendo a la desaparici6n duda de Salviano (De gubernatione Dei, IV, 12). En Gregorio de Tours la
de las sectas ~ereticas. Honono clausur6 el templo de Serapis de Alejandrfa anécdota, bien distinta, termina con una donaci6n: e n la época de la primera
Y las destrucc1ones de templos prosiguieron durante el mandato de Arcadio'. redacci6n los francos todavfa no cran cristianos, Io que puede explicar la du-
reza de los a taques ... : «No aceptaremos campos ni vinas, pero, si le place a
El siglo V
vuestro poder, concedednos una parte de su renta ... E l rey [Chilperico] le dio
[a san Lupiciano] un rescri pto en virtud del cual recibirfan todos los anos 300
En el siglo v si.guieron .afluyendo las donaciones. La Jegislaci6n perrnitia modii de trigo, la misma cantidad de vino y 1OO sueldos de oro. Se dice que
nuevas transferenc1as: .lasyerras de .los templos, los bienes de Ios herejes. E l todavfa hoy los servicios del fisco les pagan esta renta}> (Gregorio de Tours,
a.uge del culto a las rel~q~ias, postenor a la construcci6n de las primeras igle- Vida de los Padres, l , 5). Los eclesiasticos también contribufan al aumento
s!as urbanas, fase prehmmar del contrai de las conciencias, con el catastro- de la riqueza de la Iglesia, como liizo Cesareo en Arles.
f1 smo del momen.to, propiciaba la afluencia de donaciones a Jas iglesias. El Como hemos visto, la Iglesia recibi6 la mayor parte de sus riquezas de
au?1ento de los b!enes rafces ~clesiasticos también recibi6 el impulso de un manos del e mperador o de los funcionarios publicos. La Iglesia legalizada
ed~cto de. Teodos10 II, que atnbuia a la lglesia los bienes de los clérigos y se convirti6 en una potencia polftica y fina nciera, cliente del Estado impe-
ob1spos sm testamento. rial. Se puede suponer que a veces estas donaciones ocasionaron proble-
.. Las donaci.ones i':11periales prosigu ieron en el siglo v. Hacia 430, Valen- mas, rivalidades o corruptelas. Prueba de ello es la intervenci6n de santa
tm1ano III realiz6 varias. En los papiros estan resefiadas varias donaciones de Tecla, entre 395 y 399, para impedir que Eutropio, ministro de Arcadio, le
Odoacro, una de ellas de mas de 2.000 sueldos en 489. quitara una donaci6n al obispo M enondoros (Vida y milagros de santa Te-
En las prov~ncias, los f~ncionarios locales hacfan las veces del e mperador. cla, milagro 9).
En 4 10-40: la li~stre yestma leg6 a las iglesias de Roma numerosos objetos
de ~rfebrena Y b1enes mmuebles. En 445 se realizaron varias importantes do-
1.2. El «Liber pontificalis»
nac1ones para la construcci6n de la catedral de Narbona: 1.500 600 1OO 50
~ 20? sueldos. Litorio, obispo de Tours, recibi6 una casa de un ;<sen~dor»~ La En el Liber pontificalis encontramos resefias de donaciones a las iglesias,
1~les.1.a de Tou~s se enriqueci6 sobre todo en el siglo v, cuando se realizaron por Io general romanas. Las donaciones consistfan en vasos y objetos pre-
pmgu~s donac1ones, en particular la de Injurioso, de 20.000 sueldos, 0 Jas ciosos de oro y plata, que pasaban al tesoro de la Iglesia, e incluso especias
P?~tenores de ~os re~es francos. El 17 de abri! de 47 1 la iglesia de Tibur re- o productos preciados. Con las debidas reservas (a causa de la imprecisi6n
c1b16 en donac16n cmco dominios sitos en Tibur, mas siete tie1rns cuyo do- de los textos), podemos elaborar unos cuadros-resumen que reflejan la im-
nante conservaba el usufructo. En 47 1 Sidon io recibi6 unas tierras: «' Acaso portancia de las donaciones imperiales a las iglesias. Las menciones mas nu-
n.o has h~cho tu [Avito] la mas hermosa contribuci6n a la fortuna de ~i igle- merosas son las de las donaciones de Constantino durante el pontificado de
s1a ofrec1éndole el dominio de Cuticiacum, a las pucrtas de la villa, decidien- Silvestre (3 14-335), y el de Marcos (336).
60 CRISIS E INFLACIÔN
p
LA EXACCIÔN ECLESIÂSTICA 61

Lugares
----'=-------------__:~'.'.'.::
Libras de oro D 1
e p ata
-
Rentas (sueldos/aiio)
En el segundo cuadro vemos c6mo disminuye la proporci6n de oro en
(as donaciones a las iglcsias, Io cual sc podrfa explicar por la disminuci6n
Donaciones de Co11sta11ti110 a Silvestre (3 14-335) de las reservas occidentales de oro. Puede que a rafz del traslado de la ca-
Titulus Equiti 12 155 pital a Constantin~pla los en:iperadore~ favor~cieran mas a 1.as iglesias de
Basil. Constant. 393,33
989 5.940 4.370 oriente. Las donacrones de Sixto y Leon consrgnadas en el liber pontijica-
Fuente sagrada 297 3.863 10.1 34 /is se han relacionado con las reparaciones de las devastaciones causadas
S. Pedro 618 760
S. Pablo 3.688,33 por las invasiones de Alarico y los vandalos.
150 4.070
Palacio sestoriano 115 1.494 1.101
Iglesia Sta. Inés 65 330 695 1.3. Donaciones privadas
S. Lorenzo 235 1.950
Sta. Elena 11 5 800
S. Pedro/Marcelino 60 410 Las c11a11tfas
Ostia 3.754
20 299
Albano 1.987,33
11 2 1.400
La Iglesia organiz6 las donaciones en su favor. En los textos que relatan
Capua 272 la vida ejemplar de los hombres de la Iglesia aparccen con regularidad do-
710
naciones individuales, mas o menos cuantiosas. Estas anécdotas pretendfan
Do11acio11es de Co11sta11ti110 a Marcos (336) animar a la poblaci6n para que ofreciera las cantidades que cstuvieran a su
Basil. Ardeatina alcance. También se recurri6 a anécdotas de la Biblia, o incluso de las reli-
Basil. «Roma» 40
96 126 giones paganas, para que se viera que era una costumbre antigua.
Total 2.948 Por Io general, las donaciones citadas en los ejemplos eran considera-
16.209 12.469
bles: de 180 libras, de 20 libras de oro, de una libra de oro, de 1.000 suel-
_, El total de las donaciones de Constantino segun el Liber pontificalis se- dos, de 500 sueldos, un envfo de 300 monedas de oro a Âtico para los
de 963 ~g de Oro, 5.300 kg de plata, en forma sobre todo de vasos sagra-
1la
pobres, de 30 sueldos, de varias monedas de oro, de 100 libras de plata, de
dos, Y un~ renta anual de 32.469 sueldos, equi va lentes a 148 kg de oro. Po- 157 monedas de plata, de tres monedas de plata. El caso de Olimpia, con las
dem~s sen~~ar q~t~ entre la muerte de Constantino y la invasi6n de 4 1o la 10.000 li bras de oro, 100.000 libras de plata y numerosas propiedades dona-
Igles1a d~b10 recrb rr por estos conceptos unas 11 toneladas de oro. Asf pues das a la lglesia, es el mas famoso .
la m~yo1 part~ de las reservas de oro, plata y propiedades territoriales de 1~ Se utilizaron y reprod ujeron con frecuencia algunos ejemplos especial-
Iglesia se d.eb1eron a ~onstanti~o. Sin duda, el oro de los templos y de los pa- mente famosos, como el de Paulino de Nola, el de Melania, que reparti6 do-
ganos .venc1dos afluyo a la Iglesia. Los testimonios correspondientes a los af\os naciones después de vender sus tierras, o el de san German e n Occidente,
postenores no son tan claros. entre otros. A estos relatos de hechos mas o menos verfdicos, los Padres
af\adieron unas fabulas que hablaban de la intervenci6n divina en las dona-
Papas Libras de oro ciones. En sus sermones invitaban a los cristianos a abrir sus cofres.
De plata Rentas (sueldos/aiio)
Damaso (366-384)
100 365,2
Inocencio (40 1-417) Venta de bienes a favor de la lglesia
Bonifacio (4 18-422)
510 l.036 *
95
Celestino (422-432) Los Padres de la Iglesia también preconizaron la donaci6n de tierras o
1.256
Sixto (432-440) 154 de fortunas. El clérigo recién ordenado debfa donar el conjunto de sus bie-
5. 117 778 **
Le6n (440-461) nes. Los Padres citaban en este sentido el precepto evangélico: «Aquel de
600
Hilario (46 1-468) 107 1.808 vosotros que no re nuncie a todo Io que posee no puede ser mi discfpulo»
Total 861 (Lucas, 14 33).
8.886 2. 179,2
En el siglo v, los Padres siguieron reclamando a sus contemporaneos
me111:e A l?s qu~ lu? que ~~adir la donaci6n de los benelicios de una concesi6n (Puerra Nu- los bienes que no tu vieran herederos: «Muc hos [cristianos] no tienen alle-
la conc~i~~.un v<1lo1 de 3 s1hc uas y 3 onzas de cuenta, segurame nte 3/8 del benefïcio total de gados ni descendientes, no poseen familia ni hijos. Sin embargo, en vez de
** Ma~ 2 tre111i.1ses y 3 si lic uas de peso. donar sus riquezas a los pobres, a las Iglesias, a s f mismos o por ultimo a
Dios - Io cual serfa la obra mas grande y brillante-, se los e ntregan a hom-
62 CRISIS E INFLACIÔN
LA EXACCIÔN ECLESIÂSTICA 63
~r~s del sigl?, a rîcos o a extranjeros» (Salviano, A la /glesia 11 ). Estas pe- muchos han decidido dar casas enteras a las iglesias, que otros han renunciado
ticio?~s deb1eron plantear problemas, hasta el punto de que Valentiniano 1 a todos sus bienes y han heeho el mejor negocio, el de hacerse pobres con vis-
proh1b16 deshe1.·edar a un descendiente en favor de la Iglesia, y Ja Iglesia con- tas a las riquezas del mas alla ... i,De qué sirve atesorar para los bandoleros y
?en6 las apropiaciones personales: «El que no dé a la Jglesia Io que ha de- ladrones, por qué no acumular provisiones seguras y mas fuertes que los mal-
Jado u.n. d1funto para sus buenas obras, debe ser tratado como un infiel» hechores? (Gregorio Nacianceno, Carra 61 , 1, 4-5).
(Conctlw de Vaison, en 442, canon 6, Hefele, p. 329).
Esta recomendaci6n se repiti6 y aclarô en 380, cuando se redactaron las
la parte del pobre Constituciones apost6licas. El .propio Jerô~imo hace. un.a ~lus i 6n al diezmo:
«Si como levita y sacerdote vivo de los d1ezmos, , s1, sirv1endo al altar, me
Esta noci6n de d~naciones a la Iglesia se completô con la teoria de «la rnantengo con la ofrenda que se hace al altar, tendna que conformarme» (Je-
parte del pobre». Tema do.s variantes. Para Agustfn, cada padre dcbia reser- r6nimo, Carta 52, 5). En 395 concret6 sus puntos de vista con una referen-
va; una parte de su here~cia a la Iglesia. En algunos casos esta donaci6n po- cia al Antiguo Testamento:
dna ser la parte ~e un, hiJo muerto. Mas tarde Agustfn propuso que cada pa-
dr:_ c?ntara un hIJO mas (la Iglesîa) en el momento del reparto: «Colocad al Al gran sacerdote le ofrecen las primicias de los alimentos, toda c lase de
Senoi en el ~ugar de ,uno de vuestros hijos ... Suponed que tenéîs un hijo productos de la tierra y frutos, para que tenga alimento y vestido y sirva al Se-
mas» (Ag~strn, Sermo~ 86, 1.3). Para los ascetas orientales, Ja parte del po- iior sin trabas, con total seguridad y libertad. Los sacerdotes reciben los recién
bre se tema que pagar ~nmed1atamente. Simeon el Estilita invit6 a un santo nacidos de los animales puros y, por los impuros, su precio. Incluso en la raza
humana se paga por los recién nacidos, y como s61o hay una condici6n social
labrador para que explicara a la multitud cômo funcionaba esta donaci6n-
en el momento de nacer, todos ofrecen el mismo precio, pero tan moderado
«Yo soy labrad~r, Y esta es mi costumbre: el fruto de mi trabajo diarîo po; que ni el rico se puede vanag lori ar de él, ni e l pobre resulta abrumado. Los sa-
el que tantas fat1gas ?e
pasado, Io divido en tres partes. Primero aparto ia de cristanes y porteros reciben diezmos, y a su vez ofrecen a los saeerdotes los
Io~ pobres,. lue~o el 1mpuesto del fisco, y me queda la parte de mis gastos» diezmos de los diezmos (Jer6nimo, Carta 64, 2).
(Vida de Simeon el Estilita, 26).
Agustfn abunda en esta teorfa y recurre a unos pasajes del Nuevo Testamen-
to para j ustificar la manutenci6n de los hombres de Dios: «Estas palabras [II
2. EL DfEZMO
Cor. VIII 1-26] revelan que san Pablo querfa que las comunidades cristianas
se preocupasen de satisfacer las necesidades de los piadosos siervos de Dios,
. ~ Io largo del siglo rv s~ desarroll6 la teoria del diezmo. Es cierto que la asegurandoles que la obra era mas ventajosa para los donantes que para los
Biblia esta .!Jena de referencias a las donaciones en especie, sobre todo en Ios beneficiarios» (Agustfn, El trabajo de los monjes, 17). En Oriente, en el si-
~extos escntos en perfodos en que no existia moneda 0 tenia un pape! poco glo v, Teodoreto justific6 su existe ncia, con el mismo derecho que los im-
importante. Las al.usiones al diezmo en el Alto Jmperio son escasas, pero mas puestos imperiales: «los campesinos pagan sus contribuciones, se les recla-
frecuentes en e~ s1glo v que en el 1v, como si los Padres, al generalizarse la man los impuestos, ofrecen las primicias» (Teodoreto de Ciro, Historia de
costumbre, .hub1eran tratado de imponer su pago. los monjes de Siria, 10, 3).
En Occrdente, A?1brosio de Mi lan se ocup6 de esta cuestiôn, y en 377- lRefleja el desarrollo del diezmo, sobre todo en los autores galos, un
3~9 .redact6 su trab~Jo sobre el ~vangelio de L ucas en el que se invita a Ios alejamiento del sistema monetari o acompafiado de la aplicaciôn de los pre-
cn stianos a subvenU" a Jas neces1dades de los sacerdotes: «Primero da a tus ceptos bfblicos? Es interesante comprobar que el mimero de referencias al
padres, luego d~ a l?s pobres, da a Ios sacerdotes Io que abunda en tu tierra diezmo aumentô a medida que la economfa se desmonetizaba. Por Io tanto,
de modo que tu rec1bas de él el don espiritual del que careces» (Ambrosio' podemos pensar q ue la Iglesia, consciente del retroceso de la moneda, trat6
Tratado
N · sobre· el, Evangelio segun san Lucas• 8, 79) · En 372 -374 G regono ·' de alinear su forma de colecta con la de los latifundistas.
acianceno s1tuo la ofrenda de las primicias de las cosechas al mismo ni ve] Fue sobre todo en Galia donde los autores insistieron en el diezmo. Juan
que el resto de las Iimosnas: Casiano aludi6 a él (Conferencias, 14, 7.21, 1), y Cesareo de Arles, en los
ultimos afios del siglo v y los primeros del VI, fue el que con mas frecuencia
Es jus~o Y piadoso ofrecer a Dios las primicias de la era y el Jagar ... Pen- exhort6 a sus fieles a pagar el diezmo. Uno de sus sermones (el Sermon 33,
s~d que D1os .se mostrara con vosotros como vosotros habéis sido con los po- invitando a pagar el diezmo antes de San Juan Bautista) esta tomado ente-
b1~s · · · Co~stderad q~e. es .m.ejor dar un a parte modesta con justicia que una ramente de Malaqufas 3.1 O. En este caso el pretexto elegido también es la
parte mas giande con ll1JUSt1cia [porno decir nada inconvenienteJ; pensad que
distribuciôn e ntre los pobres:
p
64 CRISIS E INFLACIÔN LA 1,XACCIÔN ECLESIASTICA 65

El cristiano viene con frecuencia a la iglesia, no prueba los frntos de su Varios anos dcspués el asunlo del dep6si10 de las riquc.rns en cl mâs alla
cosee.has sin antes h.aberle ofrecido una parte a Dios. se priva todos los aiio~ convirti6 en uno de los favoritos de grandes oradorcs, como Agustfn de
del d1e7mo de sus b1enes para que sea repartido entre Io!> pobrcl. (Cesârco de se ·
f-{ipona en Occidcntc y Juan Cns6stomo en o·ncnle. Agusl111 , clba oro'I ~ Lco
Arles, Ser111611 16, 2).
, divulgândola en sus numcrosos sermoncl-.. Era el tema por cxcclcncta del
na,·rn6n con preferencta· sobre otros t1p1camcnle
, · dogmat1
, ·cos,· y 1os Pad rcs ha-
Ante todo dad ~I diezmo de Iodas las rentas a la Iglcsia para los clérigos y
los pobres, y dad limosna con las restantes nueve décimas partes (Ccsareo de ~~~n la' propaganda dirigiéndose al publico. Agus~fn escribe, po1.· ejemplo:
A rles, Sem1ô11 14, 3). «Lo que se dcpositc en el seno de los pobres se d1solvcra ~n la tterra, pcro
ara en una segura reserva en el cielo. Asl cl hombre rcd1me su alma con
. ~I diezmo de nuestros bienes no nos pertenece, pues esta destinado a Jas es L
s' riquezas» (Agustfn, Serm6n 36, 9). Las desgrac1·as de 1a epoca' 1e permt-
·
1glesias, mas debemos repartir entre los pobres todo Io que Dias nos conccde su desarrollar la idea del desprendimienlo de las riquczas terrenales: «la
ademas de Io necesario (Ccsarco de Arles, Ser111611 30, 2; véase también el Ser- ten
ran cantidad de calam1.dades dcbe .mv1. tarnos a ate~orar en e 1 ~te. 1O» (A gus-
111ô11 34).
g, Sermon 296, 9) o «el justo no terne por sus nquezas, estan en cl mas
tin, . , 1
alla» (Agustfn, La ciudad de Dios, l, X 1-4). En Onenle, maso menos en a
3. LAS LIMOSNAS rnisma época, Juan Cris6stomo utilizaba en sus numerosos sermones el tema
de esta inversi6n en el mâs alla. . . . .
Los autorcs occidentales de los s1glos v y VI s1gu1eron popular1zando es-
3.1. La teor[a de la donaci611: el atesora111ie11to en el 1116s alla tas idcas. Salviano recuerda el agraphon: «los banqueros del Senor son los
pobres» (Salviano, A la lglesia 3, 4), concrctandolo:
La Iglesia, al no poder ofrecer una ventaja inmediata a los donantcs in-
vent6 el conceplo del atesoramiento en el ciclo. Cada donaci6n a los pobres Dios hace que los hombres sean rieos en bienes terrenales ~ara que .se
s~ e~Lendf~ como una donaci6n a Dios. Para los Padres, que se basaban en la vuelvan ricos en buenas obras, o Io que es Io mismo, para que camb1en sus b1e-
Biblia, la hmosna era una recomendac i6n de Cristo: «vende Lodo Io que Lcn- nes y, situando su fortuna en la practica de buenas obr<~s, conv~ertan en ~terno
Io que Dios les ha otorgado a tftulo temporal en este s1glo: As1, reconoc.1endo
gas, repârt.elo entre los pobres, y tendras un Lesoro en los cielos» (Lucas 18,
el don de Dios, gozaran de un doble favor, ya que seran ncos en este s1glo Y
2~). Tamb1én se tomarâ en cuenta el dfa del juicio final: «v i a los muertos de mereceran serlo también en el cielo ... Y a este respeeto también hay que ob-
pie ante el trono. Se abrieron unos libros ... Los muertos fueron juzgados con servar que si su conservaci6n provoca la desdicha del hombre, acumularlos lie-
ar~e~l o a Io que estaba escrito en los libros, segun sus obras» (Ap. 20 12). El va a una condici6n mucho peor (Salviano, A la lglesia 1, 30-32).
c~·1 st1ano, p~ra tener esperanzas de alcanzar la vida eterna, debfa cambiar de
v1_da y dar !1mosnas. Er:a Io que aconsejaba Agustfn (Sermon 388, 1): «los po- Cesareo de Arles razona de forma similar: «La mano del pobre es el tcsoro
b1 es a los que damos IJ.mosna son nuestros mozos de cuerda que nos ayudan de Jesucristo que deposita en el cielo Io que recibe en ~ a tierra». (C~sare? de
a transportar. nuestras nquezas de la tierra al cielo» (Agustfn, Sermon 60, 8). Arles, Sermon 99). Lo mismo ocurre en Oriente: «qu1en es m1sencord10so
Se P.ueden c1tar olras anécdotas utilizadas por los Padres, especialmente la con el pobre le presta a Dios» (Basilio de Sele~ci~, Homilfa 2 ~o?re el sal-
del nco ~la de Lâzaro (Lucas 16, 19-3 1). Una inscripci6n de la segunda mi- mo 14, 5). Para los Padres, la Iglesia era la mas md1cada para rec1b1r esas do-
tad ?el s1gl?, v r que alude a las recompensas divinas revela la importancia de naciones: «porque ningun creyente querrâ hacer que sus tes.oros apro~echen
la d1vulgac10n de este tema: « 1OO veces por los mârtires, 60 por las vfrgenes, mas a otros que a él mismo [hacienda donaciones a la lglcs1a]» (Salv1ano, A
30 por las viudas» (CIL XII 1798).
la lglesia 4, 25).
. Est~ tesis se encuentra en numerosos escritos de Ios Padres. Me da Ja La divulgaci6n de los actos de los martires también tenfa por fin~lidad
1mpres16n de que se f?rj6 al i:nismo tiempo en Occidente y en Oriente, por- propagar la idca de una intervenci6n de los santos en los asuntos cornentes
que encontramos cas1 los mrsmos razonamientos en Ambrosio de Milân y despertar scntimientos de piedad en los contemporâne?s.• aunque ~n estos
con la idea del dep6sito d~ dine1:0 en Cristo (Ambrosio, Sobre las v[rgene.; escritos habfa un intento de apartar a los santos de una v1s16n demas1ado te-
v. 3~7, 1. 54), Y en Gregono Nac1anceno: «dar a Dios es recibir» (Gregorio rrenal de los hechos. El mârtir es un gerente de las situaciones y los bienes
Nac1anceno, El amor a los pobres, 22). Uti lizaron provechosamente la fra- del mas allâ, mientras que el emperador gestiona los asuntos terrenales.
se: <~ten fa~ que haber depositado mi dinera en el banco y a mi regreso yo
habna ret1rado. Io que es mfo con un interés» (Mateo 25, 14-27). El dinero
eran las dona.c1?nes y ofrendas, el banco no podfa ser otro que el pueblo de
los pobres cnstianos representado por la Iglesia, y el interés la vida eterna.
~ - Dl-PEYROT
LA EXACCIÔN ECLESIÂSTICA 67
CRIS IS E INFLACIÔN
66
. las de bicnes y los diezmos. Al ig ual q ue en el caso de las donacio-
3.2. La /i1110.ma pecies,I. snas en Agustfn y sobre todo en sus sermones, encontramos los
nes y imo , . , .
La limosna, una donaci6n en dincro a los pobres y a la lglesia, for maba · ipales llamam1cntos a la can dad.
PnncAgustfn hace la meJor· cle r·m1c1
· ·0n d e 1a can'dad·.
parte de las numerosas recomcndacioncs de los Padres. Mas moderada que
las ventas o do nac io nes de prop iedades, servfa para llenar las arcas eclesias- Llamo caridad al movim iento del alma que la conduce a gozar de D ios por
ticas. La teorfa de la limosna se desarro ll6 en estrecha relaci6n con la de la
sumi si6n a un ordcn social, a l scr la limosna una correcci6n al reparto de s1 m1·smo
, . , y de si m ismo como del pr6iimo,
, para Dios. Por
, ·otro lado,
d 1 ll ,,
amo.. co-
dicia al mov imiento del alma que la llcva a ~ozar de s1 m1 sma, e p10J1mo. Y
la riq ueza, q ue siemprc procedc de D ios: «Dios ha di cho "el dinera es mfo y de cualquier otro ser corporal, s in elevar a D1os este go~o ... Cuan~o mas d1s-
cl oro es mfo fAgeo TI, 8]"; de modo q ue no es vuestro, ricos de la tierra. minuye el reino de la codicia, mas aumenta el de la candad (Agusl111, LCl doc-
(,Por qué dudai s, pues, a la hora de darle a los pobres Io q ue les pertenece?» tri1w cristÎClllCl, Til X 16).
(Agustfn, Ser111ô11 50, 2).
Se ponfa el cjemplo de los comportamientos santos, como e l de Gorgonia, , es Agustfn oponfa la caridad a la codicia (Carta 137, 5. 17; la ciudad
que cntrcg6 sus bicnes a los pobres y, por supuesto, a la Iglesia: «[los pobres] AstDios,
de pu •XV 16), pero pensaba que «La candad · s 61o puede ex1s
· t'ir en 1a un·1-
disponfan de sus riquezas como los particulares disponen de sus bienes. San- dad de la Igles ia» (Agustfn, Serm6n 265, 11 ).
ta Gorgonia hacfa donacioncs y daba limosnas. No le dej6 nada al demonio,
Io ponfa todo en buenas manos» (Basi lio, Elogio de santa Gorgonia, Il).
En nu mcrosos escritos se aludfa directamente a la limosna, pero e l lla-
mamicnto a la li mosna se adaptaba especia lme nte bien a los senno nes. Su
cficacia rad icaba sobre todo en que casi sicm pre se hacfa al fi na l de la ho-
m ilfa, a menudo relac io nado con un pasajc en e l q ue se c riticaba la riqueza.
Los g randes o radores desarrollaron ampliamente estos temas. Agustfn les
reserv6 un lugar importante en cada uno de sus sermo nes, ya vinculando el
tema de la limosna al de la caridad, ya limitandose a desarrollar el tema de
la limosna en los scrmo nes de Cuaresma, o con motiva de los fallecimientos.
Otro de los grandes orado res del Bajo Im peria, Juan Cris6stomo, hizo una re-
ferencia aun mas siste matica q ue Agustfn al tem a de la li mosna en sus ser-
mo nes. Yerdad es que Cris6sto mo vivfa en un medio mas urbano, y po r ello
mas monetari zado y mas propicio a la limosna.
La mayorfa de los autores de l siglo v volvie ron sobre el te ma, presen-
tando la Jimosna como un a necesidad para lograr la vida eterna. Pero en mu-
chas casos la limosna se re lacionaba con las otras fo rmas de donaci6n, como
los diezmos o las donacio nes de todos los bienes. Entre todos los ejemplos
uti li zados para convencer a los cristianos de que dieran limosna, el de la
ofrenda de los dos 6bolos de la viuda fue c itado muy a mcnudo (M arcos 12,
4 1-44; Lucas 2 1, l-4).
A veces los Padres trataron de oponerse a la donaci6n de dinera mal ad-
qu irido. en parti cular mediante operacioncs de préstamo o de usura. Juan
Cris6stomo rue qu iza el mas tajante en su condena. Otros escritos dan a en-
tender que la mayorfa de los eclcsias ticos no tenfan tantos escrupulos.

3.3. la caridad

La caridad tenfa un sentido mucho mas amplio que la li mosna. Desde


luego, inclu fa las donacioncs de dinera, pero también las donaciones en es-
EL PESO DE LOS IMPUESTOS 69

1. J. Los tetrarcas y sus sucesores

Las reformas de Diocleciano, como la elaboraci6n de catastros y la crea-


ci6n de un nuevo sistema monetario, pretendfan implantar un sistema fiscal
que resistiera las crisis monetarias y econ6micas, coma las que habfan afec-
6· EL PESO DE LOS IMPUESTOS tado al imperio en el siglo 111. En el terreno fiscal extendi6 la imposici6n a
tierras que estaban exentas, como ltalia. La aparici6n de una nueva técnica
de recaudaci6n, en particular con las declaraciones fi scales, debi6 ser mal re-
cibida, ya que adcmas provoc6 desigualdades en los primeras afios de su
aplicaci6n.
El impuesto siempre tuvo mala pren Hay dos testimonios opuestos sobre Jas reformas de Diocleciano. Aure-
radores eran recordados sa, y muchas veces los empe-
la presi6n fiscal. Sin em~~;g~se~~:t=~~~ral~~o~ ~ortaber au.menta.d o
lio Victor da una idea muy moderada del peso del impuesto:
duce a pensar que el es d 1 . . . g a., e as menc1ones in-
de la segunda mitad del ~igl~ l~.1mpos1c16n tend10 a red ucirse a partir
La in mensa calamidad del impuesto se extendi6 a una parte de Italia. En
efecto, cuando ya estaba totalmente sometida a la misma tasaci6n y en condi -
ciones moderadas, para mantener al ejército y al emperador, que residfan en
ella siempre o muy a menudo, se promulg6 una ley nueva para la recaudaci6n
del impuesto. En aquella época era soportable, por su moderaci6n, pero en
1. LAS FUENTES nuestros dfas se ha convertido en un azote (Aurelio Victor, libro de los Césa-
res, 39, 3 1-33).
La noci6n del peso del impuesto 'b' .
subjetiva Aun asf parecc i'nt se perc1 ia s1empre de una forma muy En cambio, Lactancio, como de costumbre, hace una descripci6n apocalfpti-
. · • eresante agrupar la t .
impuesto y tratar de obtener con el t d ' d s asas re.1at1vas al peso del ca de la situaci6n del imperio en el momento de la implantaci6n del nuevo
nes, alguna. informaci6n sob~·e la pre:~6~ ~~sc:I.la frecuencia de las repeticio- sistema fi scal:
La reahdad de la presi6n fiscal es .
evoluci6n del mundo rural del Ba ·o 1una ~uest16n ?la~e p~ra en tender la Diocleciano ... multiplic6 el ejército, pues cada cual contendfa por dispo-
puestos entre los distintos miembr~s d~~:1 io. La ?1stnbuc16n d': los im- ner de un ejército mayor que e l que cada uno de los emperadores anteriores
elemento de cohesi6n y reforzar 1 !' d .dcomumdad. rural podia ser un habla tenido cuando uno solo estaba al frente de todo el Estado. Se lleg6 al
posici6n se hizo demasiado . a so I an ad campesma. Cuando la im- extremo de que era mayor e l numero de los que vivfan de los impuestos que
daridad campesina desapare~::1:os~ las sob'.~t~sas provocaron que la soli- el de los contribuyenles, hasta e l punto de que, al ser consumidos por la enor-
impuestos de los a usentes aum ' comu111 a ~o tomara a su cargo los midad de las contribuciones los recursos de los colonos, las tierras quedaban
r~cursos hizo que el Estad~ se ~~~: ~:r: 1~,dese~·ciones. El descenso de los
1
abandonadas y los campos culti vados se transformaban en selvas.
Para colmo, al fin de que el terror llegase a todas partes, las provincias
f1scando las tierras y consol idando 1 as ex1gente, embargando y con- fueron subdivididas hasta el infinito. En consecuencia, numerosos gobernado-
tierras y mano de obra a fa d con e Io un proceso de concentraci6n de
res y negociados oprimfan a cada una de las regiones, incluso casi a cada una
. El siste ma fiscal del im;~~o ~a~~f~s cuantos grandes pr~pietarios . de las ciudades ...
impuestos que debfa permitir la e ~e basaba en un conJunto de tasas e Las exaccciones de todo tipo eran, no ùiré ya frecuentes, sino constantes
buena marcha del Estado E ' p rcepc1611 de los fondos necesarios para la y los atropellos para llevarlas a cabo insoporlables. Igualmente intolerable era
valorem. Por ejemplo, la~ ta~a~~~~~c~s casos se calculab.an estas tasas ad Io referente a la prestaci6n de soldados. Llevados de su insaciable avaricia, no
de Jas estaciones y Jas cosechas sino as cosechas no ~anaban en funci6n querfa que jamas di sminuyese el resoro, sino que exigfa constantemente im-
estructura administrativa Lo .' que ~ran establec1das por una super- puestos y donaciones ex traordinarias, a fin de mantener fntegras e intactas las
. m1smo ocurna con los · reservas. Asimismo, tras haber provocado una cnonne carestfa con diversas
ban a las otras clases sociales como 1 .. impuestos que grava-
olvidar que la industria y la ~iudad t o~ come1c.1antes. Ta~poco podemos maldades, intenta fijar por ley los precios de los productos del mercado. En
campo. e111an una importancia menor que e l consecuencia, se derram6 mucha sangre por causa de productos despreciables
y de escaso valor, e l miedo hizo desaparecer los productos del mercado y la
carestfa aument6 mucho mas, por Io que la ley, por la fuerza misma de los
71
EL PESO DE LOS IMPUESTOS
70 CRISJS E INFLACIÔN

hechos, termin6 por caer en desuso, pero no sin habcr provocado previamen- J.Z. Constantino
te la pcrdici6n de muchos.
. . en se arar en dos grupos: por un Jado, los que
Los tesurnoni?s se puedh b''a~ disminuido y por otro, los que criticaban
A csto se afiadfa su insaciable pasi6n por las construcciones, por Io que
no fue menor la explotaci6n de las provincias mcd iante la requisa de obreros, aban que los 1mpuestos a 1, ·
artesanos y medios de transporte de todo tipo; de todo, en fin , Io que es ne- pens , · f' 1 d 1 mpera<lor. , ·
cesario para las edificaciones. Aquf surgfan basflicas; a llf, ci rcos; en este lu- la poht1ca isca . ~ ~ d Constantino y los tcstimon ios mas clog1osos ca~c
gar, una fabrica de moneda; en el otro, de armas; aquf, un palacio para la es- Entre los ~art1 anos . e . b. l'e avidez de su antecesor [Licinio) Io hab1a
Juhano· «La msac1a ' . d · .y
posa; all f, otro para la hija ... (Lactancio, Sobre la muerte ... , 7). citar e1 dc . ·' do de scqufa. La miseria re1naba por oqu1e1 .
agotado todo, como un ~~::~a en Io~ subtcrraneos <le palacio. El [Constantt-
El edicto de Aristio Optato, prefecto de Egipto, fechado el 16 de marzo la riqueza estaba amont t la abundancia inund6 cl mundo a raudales.
de 297, confirma e l mal funcionamiento del sistema fiscal, tal como fue apli- no) abri6 sus puert~s y de pron o6 1 ' •· <l· 'd que !leva su nombre» (Juliano,
10 anos construy a c1u a , . r· , -
cado en los primcros anos: En menos de . ~. 1 6) cl de Aurelio Victor: «Los abusos isc~1
Discursos de Julwno Cesa.r, ' ' y areccrfa que to<lo a\canzaba la perfecc10n
Nuestros muy previsores emperadores ... han sabido que la imputaci6n de les fuero.n sever~mente a~~~~~~s1~i ~~biera perm itido que pe~·sonas poco ~i.g­
las cargas fiscales tiene lugar de tal manera que se cxonera a algunos contribu- de los d10.ses. SI cl emp . ublicas» (Aurelio Victor, Ltbro d~ l?s Cesa-
yentes y se recarga a otros. En beneficio de los provinciales han decidido erra- nas acced1eran a las Mfunlc1,ones p destaca e l aumento de los cong1anos (Ma-
dicar esta practica detestable y perniciosa, y publicar un reglamento razonable 20) 0 el de a a as, que '
conforme al cual se deben fijar los impuestos. Qué carga se ha impuesto a cada res, 41 ' • , 323) .
lalas, Cronografta, Xlll en · d la rodioalidad de Constantmo:
arura, de acucrdo con la cal idad de la tie1Ta, y qué carga a cada cabeza de cam-
Las crfticas se centraban sobre tlo o de~r· ·ops y el cmbcllecimiento de la
pesino, y desde qué edad y hasta qué edad. Todos pueden conocerlo, consul- 'b . unas para os e • 1c1
lando el edicto divino que he hecho publicar y el baremo conexo, documentos «impuso contn t~c1ones, . ara la alimentaci6n de los habitantes» (So-
que he hecho preceder de la copia de mi presente edicto (A. E. R. Boak, H. C. ciudad [Co~stan.t mopla~.} ?t1 asrf 3 5). Sozomeno habla del de~vfo de bm-
Youtie, n. 1; W. Seston, 1946, pp. 283-284).
0
zomeno, Historia ecleswCst1c~, t'. o' pla Las crfticas solfan asoc1ar esta pro-
i cios de Roma a onstan 111 ' . . : •
cos e~ p d uestos adm1111strat1vos.
Algunos testimonios sobre otras zonas de Egipto dan a entender que la recau- digahdad con el aumento e P. d las reformas fundamentales que crearon
daci6n no caus6 especiales problemas: «Constancio [Cloro] era tan poco sen- Parece que las consecuen~a~ ~ . .·o pasaron inadvertidas para los his-
sible a los intereses del tesoro imperial que juzgaba mas convenie nte dejar las el sistema fis~al del final ~el r:~~do~,~~1 ~as cu~stioncs econ6m icas. Si Cons-
riquezas publicas en manos de todos» (Eutropio, Compendio, 10, 1). toriadores antiguos, poco mte . en arte fue gracias a la requisa de las
Encontramos el mismo tipo de descripciones referidas al reinado de Ma- tantino pudo mostrarse tan gl ene1oso, s ppero sobre todo gracias a la renova-
ximino. Algunas son especialmente crfticas: «[Maximino] no vejaba y ex- reservas de oro de los temp os pagano , .
ci6n de la fiscal idad, que se bas6 totalmente en el 010.
primfa a una sola ciudad o comarca, sino a todas las provincias que estaban
bajo sus 6rdenes, sin excepci6n, con exacciones de oro, de plata, de rique-
zas inmensas, con muy gravosas imposic iones y toda clase de otras injusti-
cias» (Su lpicio Severo, Historia eclesiastica, VIII 14, 10). En cambio, otros 1.3. Constancio Il
testimonios parecen indicar que hubo c ierta clemencia en la percepc i6n de . . d ran que el re inado de Constan-
impuestos: «Para ganarse el a mor de los pue blos [Maximino] eximi6 des- Algunos historiadores ant!guosb.c~ns1 le '1mpt1estos· «Las desdichas de
, que mas su 1e1on os ·
de su entrada en Bitinia e l impuesto del censo» (Lactancio, Sobre la muer- cio Il fue la epoca en . .able sed de los recaudadores, que 1e
te ... , 36). También hubo exenciones de impuestos por tres a fi os para las los tiempos se agravaban con dia invsac~ veces la situaci6n fue intolcrablc.
, . <l'o que mone as. anas ., 1 .
ciudades de Armenia, sin <luda en relaci6n con la guerra (Malalas, Crono- aportaron maso t . . 1 . conOi ctos ni la situac1on de as p10-
graffa, XII en 3 12) . Él nunca se paraba a .cons1de~~1 'dos . los i~puestos y tributos. Incluso
· · 1 as P01
Los testimonios sobre Licinio son bastante coincidentes. Por Io general vmcias, aunque ~stuv1eran op11m , d' do en otras ocasiones>> (Am., XXXI
denuncian su avaricia. En la ciudad de Antioqufa hubo disturbios en 3 14 a retiraba Jas exenc1one~ que.hab1a c~nce i Constancio 11 buen administrador,
causa de una ausencia de donativos (Malalas, Cronograjfa, XII), y la prepa- 16, 17). En otros tcsumomos apmec~.·~~ cnt~s· «Constancio II era un prfn-
raci6n de la guerra civil contra Constantino dio lugar a varios abusos: «Mato que vela. por los intereses de los con t J. dy . .el dinero de los provinciales
d . . straba con pt u encia ,
a muchos hombres, se apoder6 de sus riquezas,· viol6 a sus mujeres» (Vida cipe emmente, que a mim . del ("isco que prefena ver las
. s'ble a los mtereses •
de Constantino, 5, 22; en 323-324). y los part1culares, muy sen 1 . · . , tes que tenerlas guardadas en un
. 1
nquezas pu' bl'1cas en manos parttcu ai es ,111 .
72 CRISIS E INFLACIÔN
EL PESO DE LOS IMPUESTOS 73
cofre» (Eutropio, Compendio de historia romana, X, l ). Las numerosas gue- de dar
s v1. v1.e1on
. en el mismo contexto econ6mico y monetano, · y trat ruon
·
rras de Constancio se pueden relacionar con el aumento de la presi6n fiscal. bo . , nes opuestas ·,
Aunque pudo disponer de «muy vastos ingresos de impuestos, todo el oro de dos image 1
Sea cua sea nue
str~ forma de abordar la vida de Juliana, surge la cuest1on
- d G !' 359· «El
las minas» (Libanio, Discurso l 8, 206), en 361 recaud6 un crisargiro espe-
1 e'ército. Estaba latente desde las campanas e a ia, e~ .
cial para luchar contra Juliana. Sin entrar en casos concretos, puede que sus del c?ste de JI ano anterior habfa quedado satisfecho con la nqueza del
gastos militares tuvieran demasiado peso en el presupuesto: ejérc1to, ~·e e ve~trevidamente a cosechar mas éxitos con la esperanza de
botfn, se ispusodos parec1.d os» (Am ., XIX l J' 2). También estaba la deues-
. ·r resulta 1
consegu1 re ulaci6n de los sueldos: «Las provinc ias, agotadas a caus~ e ~s
El numero de escuadrones de caballerfa aument6, asf como los equi pa-
mientos para la g uerra civil y ex tranjera, lo que provoc6 un a ume nto de los
impuestos en todas las provincias y de reclutas en las legiones. Se tasaron to- ti6n de·ones
la rumosas
g. e .111 fames de los gobernadores ' imploraban
. lah as1
b' stenc1a
das las 6rdcnes y profesiones, se les oblig6 a proporcionar vestidos, armas y exacc1 d r cuando los soldados, a los que con frec uenc!a se ~ ra enga-
vehfculos, oro y plata, y a preparar toda c lase de prov isiones, aumentando asf ~el empe~:;aban e l pago contante del sueldo» (Mar~ert~no, J?tscurso de
todas las cargas y tasas (Am., XXI 6, 6). nado, rec . 1 1 . 1 de J. unio de 362 1) pero la 111mmenc1a de la gue-
·adecinuento a u wno, ' ' . o du
agt . ·1 d'o
rra CIVI 1 lugru· a trabaJ·os e . inversiones
. mucho mas unportantes, corn -
El emperador trat6 de ahorrar al maximo de esta partida: «[Constancio IIJ ex- rante el reinado de Constanc10 Il.
citado por el afün de lucro, que instigaba en él su cfrculo de cortesanos, quie-
nes no cesaban de sugerirle que», una vez terminadas las guerras extranjeras La paz anterior habfa interrumpido los trabajos de las tropas. y ~1a~~a a.l i-
y restablecida la paz, se ahorrarfa gran cantidad de obreros y podrfa r~unir ., do 'las cargas de los servi cios publicos: con la guerra se nec~s1ta .a. met?,
via . . . . b dantes Tu encucntras los recursos f111anc1e1os, sm
vfveres, ~~1m1~1st10:st~su~i dobl~r, o mas, las tasas, como hi cieron antan? los
reclutas de gran valor, ya que los provinciales cederfan con mas facilidad su
oro que sus hombres, «Un anhelo que mas de una vez ha pe1judicado sobre- aume ntai o~ i~pu · . . os salvo en momentos pasaJeros
manera al imperi o romano» (Am., X IX 11 , 7).
en que Jas c1rcunstanc1as ~ 1g, , '
f
atenienses, l~m1tandote.' c1e~l ~o~b~1~0~ ~t~~~er, un as cargas mas dispendiosas
Estos testimonios son un poco contradictorios. E l aumento de la presi6n
(Juliano, Discursos de J11lumo Cesar, 1 16).
fiscal a causa de las guerras es incompatible con Io que dice Eut.ropio de ve-
lar por Ios intereses de los contribuyentes. Parece mas plausible que la presi6n ., f
Juliano no quiso aumentar lai pr~6s~o~ 1a':~i;1;s rque debfan contribuir a la fi-
1 e ·o no nos dice cuâl es el ori-
fi scal, mas débil durante el reinado de Constancio II que durante los de sus gen del oro, salvo una vaga a usr '
antecesores o sucesores, experiment6 varios aumentos bruscos y graves con
·aci6n del ru·mamento d · · ·
ocasi6n de las guerras. Por ejemplo, el requerimiento fiscal del 3 de febrero nan~1 un algunos Julian~ trat6 de reducir los impuestos: «lleno e JUSt~cia
de 339 se puede relacionar directamente con la guerra contra los persas.
En realidad, parece que e l aumento de la presi6n fiscal fue mâs una ilu- hacia el~~ h~itante~d~e l~~ P~~v~nc:~~l:~~~j~ ~~~~~~~:l~~~s l~~de~~~~::e~~o ~;
si6n que una realidad. Ciertamente, las g uerras y las movilizaciones, tanto (Edutrocpr·~~· deo:~:; e~oGalia
donde en 356 «se encontr6 con que se reclan:da-
militares como econ6micas, de los dos beligerantes (Constancio II y Juliana), re
banuc25 monedas de oro por' persona en concepto d e impuesto ' y a su1parll a
debieron aumentar la necesidad de dinero del Estado, como demuestra el cri- . 1. d las cargas» (Am., XVI 5, 14). Pese a a cons-
sargiro excepcional de 36 1. Pero debemos sefial ar que los ultimos afios del
reinado de Constancio II se caracterizaron por una aceleraci6n de la produc-
~aa~~~~~: iuli~:o:~~~ et~ 3~s8 duran~e
y el invierno insisti6 en esta experien-
cia, hay que decir que se limit6 a Gaha. En 358
ci6n monetaria en oro y un fuerte au mento de los precios, hasta que en los
afios 367-368 volviera la estabilidad, que se mantuvo durante un largo pe- ded ic6 al reparto del impuesto. El prefecto del preto.rio Florencio'. que. pre-
rfodo. De modo que es posible que los historiadores nos hayan descrito un ~=ndfa haber hecho todos los calcuJOS, declar6 estar d1spu~StO a .enjugai CO~
a lza nominal de los impuestos, y no un alza en «Suc ldos constantes», tenien- ·e uisas el déficit de la capitaci6n. César, informado de sus. mtenc1ones, reco1-
do en cuenta el aumento de la acuiïac i6n. ~6q que preferfa perder la vida a autorizar semejantes pract1cas. En.ef~cto, ~-
~!~1~i~:O ~~:;a~u~e11
~~~;:·~~~~~~~~~»y ~ :~!~~~;~~~:~~;:Ja~::~f{{e~~~;)~~~i~p~~
0

1.4. Juliana . trema· esta polit1ca como ve1emo. '


~~~~,:~~r~~ ~~yricun~. Juli~no .le ctemostr6 cot~bcaalc~.~
los que el importe de la cap1tac16n no s61o ba~ p
0~ e:~;::i~~~~r~o~:,~:~~~
1 . 'd'6 ue
E n un mismo contexto econ6mi co, e l pape! de Juliana resulta especial-
. . . 1 sobraba S111 embargo, esto no imp1 ' q
mente ambiguo. Esta ambigliedad se debe tanto al hecho de que el discurso veres necesan os, s1110 que mc uso . , . . cto de tasaci6n extraordinaria,
de Juliano pretendfa oponerse al de Constancio, como al hecho de que am- Florencio le presentara mucho despues un p1oye 1 h b'ta te de la pro-
pero él no quiso ni leerlo. Decfa que ya era bastantc que e a I n
EL PESO DE LOS IMPUESTOS
75
74 CR IS IS E INFLACIÔN

vincia, saqueado desde todos los angulos, pagara por Io menos las contribu-
ciones ordinarias, en vez de hablar de mas aumentos, ya que ningun suplicio Valentiniano, Valente, Graciano
podrfa sacar algo a unos hombres sin recursos (Am. , XVII 3, 1-5). 1.5·
f monios sobre Valentiniano revelan que la presi6n fiscal se habla
L?~ teds La percepci6n de los impuestos era justa, si bien los recauda-
1
Durante el invierno de 358-359 «Juliano tom6 varias medidas favorab les a la 0·
prosperidad de las provincias, prohibiendo cuidadosamente todos los abusos: estab11tzamostraban cspecialmentc rigurosos en su trab aJO.
· B as1·1 1·0, en 364 ,

opresi6n del contribuyente bajo la carga de los impuestos, confiscaci6n de dor_es.~e n la dureza de los recaudadores. Es cierto que varios meses después
bienes ajenos por parte de los poderosos, participaci6n en negocios importan- ins1:~1 e~ecci n como augustos, Valentiniano y V~lente publicaron e l 28 de
6
tes de personajes que se enriquecfan con los desastres publicos, impunidad de de d 364 un edicto que exigfa e l oro coronano (CTh XII 13.2). En 370,
los jueces faltos de equidad» (Am., XVIII 1, 1). Juliano siempre se present6 agosto e antes Basilio una vez mas se quej6 de los disgustos causados por
un poco ·• • • ,
0 recaudadores: «Una vez mas nos someterân por otra via a los _1mpuestos
. .
como un defensor de las Galias, incluso durante el conflicto que le enfrent6 a
10 ~ los exactores» (Basilio, Carla 37; antes de 37_0). En 372 volv16 sobre cl
Constancio Il : «Juliano declara sin dudar: las Galias, que han sufrido la de-
Y ·a la percepci6n de los impucstos ped1mos que los exactores no
vastaci6n de las tropas y constantes y diversos infortunios, no pueden enviar terna: «pai ' · 1·
.. el juramento a la gente del campo» (Bas1 10, aria
c
85) D tod s mo
. e o -
voluntaria ni obligatoriamente reclutas para grandes expediciones. Si pierden
su mano de obra, postradas como estân a causa de sus desdichas, quedarân su- eJoJa~ubo algunos desaguisados que parecen indicar que algunos recaudado-
midas en la desesperaci6n» (Am., XX 8, 15). dos,tenfan a veces la mano pesada: «el trige que al muy d~seado hermano
Su fama se benefici6 incluso de las desgravaciones fiscales decretadas ;s teo apenas le alcanzaba para vivir fue saqueado en Bensos por algunos
por Anatolio, prefecto de Iliria en 357-360, cuando Juliano s6lo era césar: d~~~s que se encargan de la administraci6n de los asuntos publi.cos» (Basi~
lio, Carra 86; en 372). A este respecto, cl nombre de Probo se h1zo famoso.
[Anatolio] corrigi6 los abuses con benevolente habilidad y libr6 a las
provincias de los enormes sacrificios de la posta que habfan arruinado in fi- En cuanto al afân del emperador [Valentiniano I] de obtener dinera por ~O­
nidad de casas, y con una noble promesa les concedi6 una desgravaci6n de dos los med ios, sin distinguir entre Io justo y Io injuste, Probo no s61o ~? 111-
impuestos. Los habitantes de estas regiones habrfan podido vivir sin dai'ios ni tent6 llevarle por el camino de la juslicia, sino que a menudo le acompano por
perjuicios, ya que los motives de queja habrfan desaparecido, si mas tarde este camino injusto. Esto provoc6 numerosos des~rdenes, y numerosos_ casos
unos impuestos refinados de nombres detestables, criminalmente exagerados de impuestos ruinosos, una larga practica de opr~s16n q~e buscaba un p1et~xt?
por contribuyentes y recaudadores, los primeras en un intente de obtener la tras otro, unos mas eficaces que otros, para arrum~r a ncos_ y pobres. Por .ult~­
protecci6n de las autoridades y los segundos esperando tener una seguridad mo, los impuestos cada vez mas gravosos -~ repeudos arrumaron a _Jas ~nnc_~­
cuando se agotaran las riquezas de todos, no hubieran desembocado en la pales familias, que se marcharon de la reg1on; otras, _abrumadas p01 la sev~11-
proscripci6n o el suicidio de las desdichadas vfctimas (Am., XIX 11 , 2-3). dad de los recaudadores de impuestos, como no podian e_ntregar nada, fue1~n
recluidas en la carcel; algunas prefirieron encontrar refug10 en un nudo cone-
Llegado a la cima de su poder, e l nuevo emperador condon6 el oro coro- dizo (Am., XXX 5, 5-6).
nario, o por Io menos limit6 la importancia de la donaci6n: «Una ciudad en-
viaba Jpara el oro coronario J 1OO sueldos, otra 200 sueldos, una tercera mas Seguramente, como afirma Z6simo,_este ri gor prov?c6 la_reb~li6n ~e Firmo.
aun. El condon6 estas cantidades, porque sabfa que se reunfan con muchas Sin embargo, algunos testimon1os revelan .l a 111tenc1611 1mpellal de _n o
dificultades . También orden6 que las coronas no pasaran de 70 sueldos» (Li- gravar demasiado a los contribuyentes: «Auxomo •. po_r su parte, pese a la 111-
banio, Discurso 18, 193). E l emperador también dispuso algunas reducciones minencia de una guerra tan considerable, fue equ1t~t1vo en Io r~f~rente a l~
de deudas. Aparte de algunas crfticas puntuales (el eterno enriquecimiento de recaudaci6n de contribuciones y no toler6 que nad1e pagara mas impuestos
sus allegados), Juliano pas6 por ser un buen administrador. de los que debfa y era convenientc» (Z6s., IV 10, 4; ~n 367). Pero. ~o sabe-
Es indudablc que Juliano supo organizar una verdadera propaganda en mos cual fue la respuesta de Valentiniano 1 a las gest1ones de Bas1ho sobre
torno a unas cuantas reducciones de impuestos organizadas por é l o que ha- los problemas financieros del pafs. .
bfan tenido lugar durante su mandato como césar. Su actitud durante los En Oriente, Valente tenfa fama de avaro y de ser especialmente nguro~o
acontecimientos de Antioqufa revela la importancia que pretendfa dar a sus en Io concerniente a los impuestos: «Valente, gran amigo del oro» (Gregono
reformas. El testimonio al respecto de Gregorio Nacianceno es muy convin- Nacianeeno, Elogio de Basilio, 30, 1). No obstante, Ai:nia_no nos Io present.a
cente (véase el Anexo). como un hombre sensible a los problemas de las pr~vm~ias. Corno Val~ntl­
niano I, Valente hi zo algunas recaudaeiones extraordman as para preparai las
gucrras.
77
El. PESO DE LOS IMPUESTOS
CRISIS E INFLACIÔN
76
Graciano procedi6 a una remisi6n de impuestos que aun se debfan (Au-
sonio, Acci6n de gracias por el consulado al emperador Graciano). El final del siglo v
1.8.
. '611 que nos da Salv iano de la situaci6n en Galia hacia 440-450 es
La v1s1 . 1 d vo·
1.6. Teodosio I y sus sucesores . do importante para no c1tar a e nue .
dernas1a .
. mano muere estrangulado tanto por las ataduras de los llTl-
Con Teodosio nos encontramos de nuevo ante los mismos temas que con El Estado io < d l b ndidos· ahora hay numerosos ncos cuyos
los emperadores ante riores. Para mantener los ejércitos se requerfa un es- puestos como por ~as manos e os a . ere decir que hay numerosos ricos cu-
fuerzo continuo. La guerra dio pie a nuevas exacciones, Io que por Io gene- pobres pagan sus impuestos,. b s
Io que qui .d
En efccto, const erem
os estos remedios
·
ral provoc6 reacciones en la poblaci6n. No se podfa otorgar remisiones de yos impuestos matan a 1os po re . . .. l unas ciudades Lo unico que
impuestos, ni reducir la prcsi6n fiscal. Esta falta de liquidez, que Z6simo [fiscales] que re~ie~1teme~te s~o~1<~1~~~o~g:~~~u~a~ los. impu~st~~ sobre los mi-
atribufa a los malos gobernadores, fue caracterfstica de l momento. El testi- han hecho e.s ex1m1r a to os. anti uo~ censos y darles otros nuevos a otros, en-
monio de Libanio esta en la misma lfnea. serables; qu1tarl~s a unos su~ d is~inuci6n de todas las tasas, hasta las mas pe-
riqu:cer a los pn~er~s con ~dos con el aumento de las mas pesadas; enrique-
Tenemos pocas informaciones sobre los impuestos de estas afios. Las guc-
quenas, y aplas~m a os seg~ .6 . de Io que soportaban sin esfuerzo, y matar a
rras tcnfan mucha que ver con las recaudacioncs, que provocaron revuel tas lo- cer a unos med1antel ~al~up1.e6s1 dne Io que ya no podfan aguantar (Salviano, De
cales: «Revuelta de los habitantes de Antioqufa a causa de la recaudaci6n de los otros con la mu t1p 1cac1 n
un impuesto extraordinario para luchar contra Eugenio» (Sozomeno, Historia gubematione Dei, IV, 30-31 ).
eclesiastica, VIII 23). También se senalaron algunas corrupciones administra- . . ermite a los romanos arruinarse recfproca-
tivas: «la sed de Rufino no se puede aplacar en rfos de Oro» (Claudiano, In- La recaudac16n de impuesto~ap ma orfa de ellos les confiscan sus bienes
vectivas contra R~fino, 186- 187). Las escasas obras morales que se conservan mente. Lo mas grave es que a_ l Yrecaudaci6n p(1blica de los impuestos
pueden sernos utiles para conocer la evoluc i6n de la presi6n lïscal. unos cuantos hombres para qu1enes a < convierten la deuda fi scal en una

Estas son las unicas anotaciones conocidas sobre el cobra de impuestos es como una p1:e~a que les t~tenec~,l~~ tan s6lo de los grandes, sino hasta
fuente de benef1c10 persona . no s 61 los jueees sino también sus subordi-
extraordinarios relacionados con las guerras: «El pago de un impuesto extra-
de los fnfimos subalternos; no ~on s fas ciudades' sino los municipios y bur-
ordinario e infinidad de obligaciones habfan abrumado a sus conc iudadanos» nados. Porque lcuâles son, no d1go ya . .. ' 'bl. os? Ademas ellos tal
(Constancio de Lyon, Vida de san German de Auxerre, 4, 18; c. 430-431). · l ean auténllcos tuanos pu tc ·
~~~ ~~ j~~t~~s
1
Los documentas mas importantes son los escritos de Teodoreto de Ciro, que
N'
d~u~~ e:o:b~: de ti1:ano,_ Pg~urqn0uee~~~pr;~:~~' ~~1~~o~~i~a.~~~~:~
de ellos est" segu1 0, n111
trat6 de conseguir varias condonaciones imperiales de impuestos, principal- b le . . . 111gun0 . l d. Mientras tanto los pobres se arru111an, 1as
mente a causa del clima. Parece ser que esta medida fue mas bien una ini- se parecen a los prop1os a JOnes .. _. t dos de modo que la mayor parte de
c iativa individual, y no un hecho que reflejara des6rdenes en el funciona- viudas gimen, los hu~rfa~~s son pis~ ea 'educados como personas libres,
miento del imperio. ellos, miembros de . familias conoc~. as._ y ol es de la fuerza publica . ..
huyen a tierra enem1ga para ~o mo~11 b;inlf~s gbaiaudas o con los otros bar-
Emigran a toda~ partes, con os go os, E f~cto . c6mo es que aigu nos de
haros qu~. do; ~~\:~:~~::. ~~r~~se~· ~ ~n~estra~ i njusticias, si no es por la
1
1.7. Los godos
ellos se an ec .
01
. las confiscaciones y robos de esos hom-
Los godas siguieron utilizando e l sistema de recaudaci6n de los ro manos, falta de honradez d~ .los JU~ces~~~~i6n de impuestos en un beneficio para sus
como vemos e n la Vida de Viviano: bres ~ue han conve1ttd~ l_a t~cl~s indicciones tributarias en una presa perso-
proptas boisas Y conv1e_1tet l . fi" en las tasas p(1blicas, a quienes con
? · I a perpetua ru111a que es 111 tg . d
... en el ti empo de los godos, durante el reinado de Teodorico, Io:-. habitantes de na1 .... " ~ a e infati able proscripc16n se van e sus
Saintes sufrieron una exhortaci6n [cobro de impuestos] tan intolerable, que ade- la constante amenaza de una pesad d g l exilio para librarse de los su-
mas de perder sus bienes, estuvieron expuestos a perder su estado libre. Des- casas para no ser ~tormentados y se c~~l :na:ea estos recaudadores de impues-
pués de llevarse los bienes de la gente de condici6n mediocre, los godos, cega- plicios? Sus enem1gos son menos t~m1 e ~ os para librarse de la violencia de
.h al encuentro de nuesuos enem1g
dos por la codicia, ansfan la fortuna del conjunto de los nobles, y deciden, con tos . . . . uye11 , l mas penoso es que la carga genera 1
su audacia desenfrenada, llevarlos a todos encadenados a la ciudad de Toulou - la rccaudaci6n ... Lo m~s vergonz~s~, ~as tasas imp~estas por los ricos gra-
se. Los barbaros pretenden llegar hasta el final en su acci6n de bandolerismo, no la soportan tod~s, bien a co~t1an~, bl~s 1ie~an la carga de los mas fuer-
quitandoles la vida. Asf, eliminando a los habitantes propie tarios, aseguran su van a los pobres d1ablos: los Ill< si en. e . : ventan impuestos suplementarios
y s todo· a veces os ncos 111 .
presa (Vila Viviani, Scriptores Renun Merovingiacarum, 1896, 3). tes . . . eso no e. . l .· b. Con frecuencia llegan nuevos mensaJeros,
que son pagados po1 os po ies ...
78 CRIS IS E INFLACIÔN
EL PESO DE LOS IMPUESTOS 79
nuevos portadores de cartas, e nviados por los mas a ltos di gnatarios y rec •
0
mendados a c iertas personas il ustres, para la rui na de una multitud. Se decj.
de en favor suyo nucvos presentes, se decide n nuevas indicciones: los pode. fIACIA UN BALANCE
rosos lo deciden y los pobres pagan ... Los francos desconocen esta fechorfa 2. h
[el impucsto]. Los hunos se libran de estos crfmenes. No hay nada parecido ··os
Hay van elementos
. que se desprenden de los documentas que emos
entre los vandalos, ni entre los godos. Me podria extraiia r que todos los po-

queJa~
bres e indigentes no hicieran Io mi smo, si no les retuviera un solo motiva, a odido reunir y estudia.r. .o . ar umentadas contra el peso de los impues-
saber, que no pueden llevarse consigo s us pobres recursos, sus casas lastimo- p De entrada, las meJ id , g d del siglo rv Estan relacionadas con
d a las pnmeras eca as . ., M
sas y a sus fami lias .. . Corno no pueden hacer lo que desean, hacen Io que ws correspon en vos modos de percepc1011 de tasas. u-
pueden: se entregan a los grandes para que les socorran y protejan; se some- Ja creaci6n de nuev~s catastros; t~perio no habfan sobrevivido a la crisis
ten sin condiciones a los ricos y quedan de alg una manera bajo s u derecho y Chas de las tasas e impuestos e . 1 . , del s1·stema durante los reinados de
1 · 1 1 La reconst1 ucc10n ·
sobera nia ... Asf pues, aigu nos ricos venden, y Io hacen a un precio desorbi-
mone~aria ~1glo
de p~dfa
r_1 .no s6lo mejorar la percepci6n de impue~to~ ~e­
y
Aurehano y ~toc ~c1a 1 p
lado, los favores que conceden .. . La mayorfa de los pobres diablos y mise-
evidenle que fue un refuerzo exces1vo. 010-
forz~r pres1~n fts~a ~ m:~~;s f~lta
rables, desposeidos de s us pobres recursos, expulsados de sus pedazos de tie-
la monelarios necesarios. A de oro y d.e
d~o
rra, después de perder s us bicnes, sufre n la imposici6n sobre los bienes que
han perdido. jLa propiedad les ha abandonado, pero la capilaci6n no les aban- cleciano carec1a o odfa alimentar los circuitos monetanos y, por cons1-
dona! ... jLos usu rpadores se lan zan sobre sus bienes y los desdichados se plata amonedada, ? · , d ·m uestos
ven obligados a pagar por esos usurpadores! Después de la muette del padre, guiente, permitir una JUSlta ~er~~p~~o~o1~s:an~ino dis.minuy6 la presi6n fiscal.
como su derecho es en terrado, los hijos no rccogen los pedazos de tierra y el Pare~~ que duran~e. e re ma or Io menos carecen de realismo, cuando van
impuesto sobre los campos les mata ... A igu nos, cuando pierden su domici- Estas cnt1cas se dulc1f1can, o .P El 1 ominal de los precios y las tasas
lia y sus parcelas de tierra a causa de las usurpaciones, o cuando los abando- . C t cio y a Juhano. a za n
dirig1das a ons an da por un alza s1m1 . ·1·ar del poder de compra de las mo- .
nan para huir de los recaudadores, como no pueden c uidarlos, se ofrecen para
tuvo que ser compensa . d . . tes hay menos crfticas y se contrad1-
culti var las tierras de los grandes y se convierten en colonos de los ricos ... nedas. En cuanto a los rema os s1gme n '
Corno no pueden conservar su morada ni la dig nidad de su nacimiento, se so-
meten al yugo abyecto de la servidumbre «inquilina» ... Son reducidos a ser cen entre sf. . a erce ci6n fiscal ocurri6 Io mismo que
privados de cualquier acceso a la propiedad y a perder e l derecho de los hom- Esto nos lleva a pensai que,con 1 p ,P do muy diffcil en el tie mpo de
f. · Despues de un peno '
bres libres ... Los ri cos consideran de su propiedad a personas a las que han con las con iscac10nes. . est as obligaciones se suavizaron, salvo en pe-
los tetrarcas y sus sucesmes,
acog ido como extraiios que no les pertenecfa n, y convierten en esclavos a
los que manifiestamente son hombres libres (Salv iano, De gubematione Dei, rfodo de guerra, por supuesto. 1 d 1 ·mpuesto en el Bajo Imperia? Se han
V, 17-45).
lSe puede evaluar el p~so tota e 1convincentes pero de todos modos
realiz.ado varias inte.ntos ~111 re~ul~:1~~ la resi6n fi;cal. Déléage, basando-
Yarios afios después fue Sidonio A polinar quien se quej 6 del impuesto, nos s1rven para tene1 una idea g o bl p 311 326 341 o 356 (probable-
primera hacia 457-462: «Îmaginad que nosotros somos Geri6n y el impues- se en el papiro P. Oxy. XVI 1 905 ,.da~a e en ' . '
32~ o 3_~ 'por
to un monstruo: quitadme, pues, tres "cabezas" [tria capita] para permiti rme 1) 1 b . , el si guiente esquema. .
mente
- en partic1pac10n oropot. 1OO d e un a casaca y 1 por 1OO de un vest1-
e a0,4
que viva» (Sidonio Apoli nar, Poemas, 13, 19-20), luego en 469: «aplastado
a la vez por e l peso de sus deudas y el miedo a los acreedores, tenfa envidia
do; 0,05 por 100 de un manto; 1 a a de los reclutas, el flete de mar,
de los Grandes» (Sidonio Apolinar, Carta ! , 7; principio de 469). Los unicos
- tasa por el transporte en mulla, a p gr o del amonfaco las caravanas,
elogios que hizo S idonio a prop6sito de los impuestos iban dirigidos a un
los gastos de viaje de las tropa~, e, :1~~o~~r !los transportes ~n burro y buey
amigo suyo, antiguo administrador de Galia: «Ûnicamente gracias a tu sabi-
el transporte en burro ~ Max1m1anlo~ 0 21
gramos de oro, o sea, aproxima-
durfa y a tu gran previsi6n los habitantes de la provincia se engancharon es- a Alejandrfa, por el tngo, un tota e '
pontaneamente a tu carro ... , porque tu llevabas las riendas del gobierno de
las Galias con tal destreza que los propietarios de la tierra, doblados bajo el da.mente 1/20 de sueldo; Il s huevos por el monopolio del alum-
d f1 te por los po os Y 1o '
yugo de los impuestos, quedaban descargados de ellos» (Sidonio Apoiinar,
Carta 7, 12, 3; 476). bre y una tasa no 1dent1f1cada, ya sea ·500 denarios
- tasa e e . ' . . , 32 d por arura, ya sea unos

22 ~alentos, ya sea e_ntre 111 O Y . 1 11~~~~~adb~·f~u~~ide un mfnimo de 0,20 gra-


Asf pues, la pres16n to~~I p~ a ultimes podrfan corresponder aproxima-
mos de oro y 32.000 dena1 io3s.26stos solo a un pequefio porcentaje de suel-
damente a 3/4 de sueldo en ' pero
do en 34 1.
80 CRISIS E INFLACIÔN

Aunque esta cuesti6n sigue sin aclarar pod d


· • emos estacar las que· ,
Sa 1vrano por .1a pobreza
. .. del imperio • 0 la' m'1se1.·1a de 1 r·1sco Jas de
i. Estaban Justtl1cadas estas quejas? En nuestro . .
Bajo Imperio hemos podido estimar ~1e a media traba.io. sobre e l oro en el
de oro monetario cran de unas 220 t~neladas dos d.el s1glo IV las reservas
das a finales del siglo v. Esta desaparici6n d~/ ~aye1 on a unas 100 toneJa.
las provincias occidentales podrfa ex I' o _o, 9ue afect6 sobre todo a
viano, sin terier que hacer ~~ferencia af i~ar por s1 m1~ma las 9ueja~ de Sat-
plicaci6n de la desaparici6n del oro d 1 pu~sto: Segun esta h1p6tes1s, la ex.
caria en las estructuras de los circuit~s ~~~~1iu1.tos del Estado h~y que bus.
del siglo 1v y durante el siglo v. · micos Y su evoluc16n al final
7. LOS DONATIVOS

La redistribuci6n de las riquezas pasaba, en buena medida, por los


numerosos donativos que e l emperador hacfa a sus soldados y servi-
dores. Ademas de los donativos regu lares, olros d~malivos, cuanliosos
y poco conocidos, estaban relacionados con los des6rdenes polflicos y
Jas luchas religiosas. La evoluci6n del ejércilo, que pas6 de un ejército
de frontera a un ejército m6vil, favoreci6 el desarrollo de las gratifi-
caciones monetarias, en detrimento de las gratificaciones en especie.
La Iglesia también participaba en estos fen6menos de redistribuci6n,
financiando ciertas «buenas obras».

1. Los DONATIVOS IMPER IALES

Se pueden distinguir varias ocasiones o motivos de reparlo de sumas de


dinero. Tenfan lugar, sobre todo, con ocasi6n del nombramiento de empera-
dores o césares, o con ocasi6n de acontecimientos militares o polfticos. Las
cantidades que se pagaban en estos casas podfan ser muy importantes. Cada
hombre de tropa recibi6 por el advenim iento de Claudio II 20 au.rei, unos
100 gramos de oro. La importancia de esta suma se explica en parte por el
hecho de que solo fue una promesa, y ademas s61o a las tropas de Milan.
Disponemos de pocos documentes que hablen de las distribuciones im-
periales. Apenas hay menciones literarias, que ademas no tienen ningun in-
terés econ6m ico para e l cstudi o de la funci6n monetaria en el Bajo [mperio .
En lfneas generales vamos a segui r e l trabajo realizado por P. Bastien sobre
los donativos.

1. 1. Los tetrarcas

Se conocen varios donativa correspondientes al reinado de Diocleciano,


solo o con sus corregentes: 2 mientras rein6 él solo (284-285), 7 durante los
reinados de Diocleciano y Maximiano, y 13 durante la tetrarqufa, a los que
habrfa que afiadir varias distribuciones poco conocidas en Bretafîa, realizadas
h - i)~Pl'\ROT
82 CR IS IS E INFLl\C IÔN
LOS DONl\TIVOS 83
por Caraus io y Alecto, y una en Egipto por Domici D ..
total da un mfnimo de 25 repartos durantc 1 12 ~ om1c1 ~110, Io que en P. Bastien ha tratado de convertir es tas sumas e n monedas. Teniendo en
clecîano, un promedio de dos por ·a- os anos del re111ado de D io. uenta los nuevos datos que hemos podido obtener sobre la equivalencia
V . 1. no.
anos 11storiadores mencionan estos rc art . . . ~ntre Jas monedas y Jas unidades de c ue nta, podemos determinar los im-
(Malalas, Cronogra/'fa XIJ 308 ) M . . P os o tdenados por D1ocleciano portes correspondientes a este donativum. E l donativum de los equites pro-
fia, 409), asf c.o~o .los' papiros o~~'.'~~~I ~;~,u)l.es (Malalas, Cronogra-
(P. moti praeposilus ascendfa a 2.500 denarios de cuen ta, o 20 folles pcqueii.os,
EI descubnm re nto de dos impo rtante .. . - 2 aurei. Los lancearii, vexillatio, equites sagittarii, vexillatio legionum
lido abordar mas a fondo la c uesti6 n de ~ p~u os. de los a~_os. 300 ha penni-
0
orientalium, recibfan 1.250 denarios, o IO folles corrien tes, o 1 aureus. Los
dos 6rdenes de transferencia d es tinadas os onat1v~s a~ e1erc.1to. Se trata de equites promoti y los lancearii recibfan también 625 denarios de cuenta, o 5
de enero de 300 y para el 8 de f cbrero d~ ~~sO~onat1va impenales, para el 1 folles, o medi~ aureus. Por ultimo, el d~nativum de la ala ~/ herculi~ dro-
medariorum solo constaba de 250 denan os de cuenta, o 2 jolies cornentes
[ 1 de cnero ùc 3001: scrvfos p·1 ar a 1 b 0 115 de aureus.
curi6n Bcsas. del ala primera de 1'0~'1b' . os ca alleros, mandados por cl de-
de enero del muy dichoso consulads d c1os ... ' como Para R. P. Duncan-Jones, los papiros demuestran que Jas pagas a los sol-
- paga por I'as ca1endas dados se podfa establecer con arreglo al sig uiente esquema: stipendiwn 1.800
ximiano, los muy nobles césares s~et~ : .~~estros senor~s Constancio y Ma-
antiguas; y, a cucnta de la ano~<~ ~Jue se ~~= d~sb~e d~nanos y 3.500 [dracmas) denarios anuales, annona 600 dcnarios anuales; donativum de aniversario de
lendas de scptiembre a la vr'sp d 1 po1 cuatro meses, de las ca- nacimiento y subida al poder de los augustos 2.500 denarios anuales; por cl
. ' era e as calendas de e d aniversario de los césares: 1.200 denarios anu ales, aceite 111 1 de sestarius
clichoso sexto y séptimo consul ad d nero urante cl muy
· · ' o c nuestros sefio D' 1 · diarios. Este calculo nos da un mfnimo de 6. 100 denarios anuales, o sea 4,88
mrano A.ugusto, 2 mirfadas de dcnarios 3 6 . . . res roc ecrano y .Maxi-
de denanos y 7. 100 [dracmas) at' YE . OO at1cas, en total nueve m1rfadas aurei.
nisco, comisario de vfvcres icas . . . ntregacl estas sumas al decuri6n Pa- De acuerdo con la cifra que da Juan de Lidia, quien calcula que el ejército
.
liacer la mscripci6n ' y que os entregue los recibos b
en los registres (Sk t p p . acostum rados al de Diocleciano contaba con 435.000 hombres, podemos tratar de calcular el
· ea , . anop. 2).
importe de cada reparto, con todas las dificultades inherentes a estos calculos.
18 de fcbrero de 300]: servfos pa ara 1 . . La primera c ifra conocida, el importe del reparto prometido por Claudio II
cl praepo.1·it11s Valerio y alojados g 1 os arqueros montados mandados por
tivum previsto para el 12 de las c~1a~enc;:p;me1~t? de Potecopto, como dona- (unos !OO gramos de oro), da un peso de 43,5 toneladas de oro, cantidad que
aniversa ri o del ad · · · e diciembre 1.20 de noviembre] parece incompatible con las posibilidades técnicas de las cecas, asf como con
ven 11111c11to de nuestro se- . D' 1 . •
A~gusto, en los muy dichosos sexto , . no1 wc eciano, el mas antiguo nuestro calculo de la reserva mo netaria disponible a principios del siglo 1v
Drocleciano y Maximiano Augusto/ ;~pt1~~? ~onsulados ~e nuestros sefiores (unas 70 toneladas de oro). La segunda cifra, que se conve1tira en el importe
y, co mo do11ativu111 por el 11 de las ~ale~~~~'~ as de. denanos Y. ~.500 aticas; tradicional de los repartos de oro, es de 5 monedas de oro, Io que darfa un
del nacimiento de nuestro mismo se- . D' e. cne10 [22 de d.1c1embre], dfa peso total de unas 12 toneladas, bastante mas compatible con las posibilida-
30 mirfadas de denarios Y 2.500 at?o1 ioclec1a110 el ~as ant1guo Augusto, des del imperio, aunque se incluyan unos donativos mas elevados para los
5.000 aticas. Pagacl estas sumas a V~~~~nen :o~I ~O m1rfadas d.c denarios y oficiales, y sobre todo teniendo en cuenta las variaciones del numero de sol-
veres, y quedaos con los dos . 'b . y ax1mo, los com1sanos de vf-
. · 1ec1 os escntos en el 1110 d . . dados en tiempo de paz.
en los registres (Skeat, P. Panop. 2). · men1o e 1a 111scnpci6n
Por Io tanto, calculamos que el coste anual de un soldado era de 5 aurei
Varios historiadores han tratado de d . . como mfnimo, sin incluir las donaciones excepcionales.
ejército durante e l mandato de los t eterm111ar e l s1stem.a de donativos aJ Los dos d iscos de plata de 306 y 30 1 gramos, con una ley de 92 por 100
guiente (en denarios): etrarcas, y han o bten1do el cuadro si- y la inscripc i6n VOTIS - xx - AVGG NN que probablemente alude a los vicena-
les de Diocleciano y Max imiano, podrfan incluirse, en cierta medida, junto a
Uniclacles estos donativos de oro.
20-Xl-299 22-Xll-299 1-1-300 Entre 305 y 3 13 se realizaron veinte repartos de dinero, bastantes mas
leg1:0 Il Trt«ana equites promoti praepositus 2.500 d.
Leg'.o If Tra1w1a equites promoti 2.500 d. que en afios anteriores. Este au mento se debe a las numerosas guerras civi-
Leg t0 If Trajana lcmcearii 625 d. les que asolaron el imperio.
Legio If Trajana vexillatio 1.250 cl. 1.250 d. 625 d. A estos donativos militares habrfa que aii.ad ir los privados. Se puede re-
Equites sagiltarii 1.250 d.
cordar al respecto el discurso de Eumenio en 298: «la extremada liberaJidad
1.250 cl. 1.250 d.
Vexillatio legionum orientalium de los pr inc ipes me ha destinado, a cargo de las finanzas de nuestra ciudad,
J.250 d. J.250 d.
A/a Il Hercu/ia dromedariorum una paga de 600.000 sestercios» (Eumenio, Discurso para la restauraci6n de
250 d. 250 d.
las Escuelas de Autun, 11 ).
84 CRISIS E INFLACIÔN
LOS DONATIVOS 85

1.2. Licinio a de sus gastos y Io puso en escena de manera c6mica: «Hermes le pre-
ternt6 a Constantino: "Y tu, lCual es Lu ideal?". "Amasar mucho", contesta el
No dispon.emos de ningun mon umento ue se re f . , gu~ "y gastar mucho para satisfacer mis deseos y los de mis amigos"» (Julia-
ta a los donat1vos monetarios de L" . . pq iera de forma expltci. otr Discursos de Juliana emperador, X, 36). El historiador Z6simo es mucho
icrnro. or el contrar· h
~5 severo y frfo al enjuiciar a Constantino: « ... sigui6 Constantino derro-
00
habl.an de su excesiva avaricia· [M . . . IO, mue os autores
avaricia le habfa valido la des~o~fi ax11~11~0]. de~precraba a Licinio, cuya ~ando Ios impueslos en obsequios que no estaban justificados, si no que se di-
pr_odigalidades Io atraerfan» (Lacta~~~~a s eb _e1;rc1to, y resperaba] que sus ~gfan a gente inmerece~ora ~e ellos e inut.il, con Io cual resultaba ~r~voso a
Victor: «Lici nio era de una avaricia ex' ob!1 e a(Em~erte ... , 46), o Aurelio Ios contribuyentes y ennquec1a a hombres mcapaces de prestar serv1c10 algu-
·
E n camb10, ecra e» p1tome 4 J)
tenemos muchos lato d ' . no. Pues para él la prodigalidad era motivo de honra» (Z6s., II, 38, 1).
partos no monetarios. p s e plata, que formaron parte de re- Aunque Constantino confisc6 mucho mas (templos paganos, rentas de las
ciudades, etc.), fuc mas pr6digo que avaro, a diferencia de Licinio: «Licinio
era de una avaricia execrable. A Constantino duranle diez afios Je llamaron
1.3. Majencio rnodelo de emperadores, bandido los doce siguientes y, finalmente, pupilo
Ios diez ultimos afios de su reinado, a causa de las inauditas profusiones»
Majencio aparece en los textos como un e . (Aurelio Victor, Epftome, 41 ).
puesto a confiscar los biencs de los ricos r mperador ~v~ro, srempre dis- Constantino aplic6 una polftica mas favorable para las ciudades. Cons-
En efecto, de los veinte repartos conoc·d omanos y a mult1phcar los repartos. trUy6 Constantinopla, inaugurada en 330:
fueron realizados por Majencio ' os co:respondientes a 305-3 18, ocho
te: «Fue elevado al trono im e1:iaJue apenas. re111aba en una parte de Occiden- Alejado de la guerra y entregado a una vida de rnolicie, [Constantino] se
importantes presentes a aqueflos q~/1eroo~et1~ explresamente recompensar con dedic6 a realizar repartos de cornida entre el pueblo de Bizancio, repartos de
· •recran e poder» (Z6s., Ir, 9 , 3). los que éste ha continuado beneficiandose hasta hoy dfa. Gast6 los recursos es-
tatales en nurnerosos edificios carentes de uti lidad que, a causa de las prisas,
1.4. Constantino no resultaron s6lidos y se desmoronaron poco después (Z6s., II, 32, 1).

Cuando terminaron las guerras civiles 1 .· . . Ofreci6 trigo en gran cantidad a Atenas: «para corresponder [a Atenas] hizo
y6 bastante. Entre 3 13 y 325 erfodo d • e . 1ttmo de los ~onatlVa drsminu- que se repartieran allf vari as veces al afio mirfadas de celemines de trigo»
1
n.o y Licinio, s61o hubo doce'r~partos ;e ;~~ado compart1do de Constanti- (Juliano, Discursos de Juliana César, 1, 6), y a Constantinopla: «Constantino
firma la deceleraci6n del ritmo de los .d . a 337 solo ocho, Io que con- habfa atJ·ibuido 80.000 panes» (Focio, Biblioteca, Vida de Pablo, 257). Sus
A onat1va. allegados también otorgaban privilegios, como le escribe Ausonio a Exupe-
penas hay documentos de la é oca c . .
el papiro P. Oxy. VII 1047 en el p onstan51111ana: El mas explfcito es rio: «[Delmacio] te otorg6 el honor de una presidencia y un tribunal en His-
36.000 denarios el 1 de sep' t1·emb~uedun pra:posllus recrbe un stipendium de pania. De vuelta, muy rico .. .» (Ausonio, Cartas, XVII; en 335).
re e un ano descono ·d d .
de 2.500 denarios el 25 de julio La ~ h cr o, Y un onat1vum El autor an6nimo de De rebus bellicis (c. 368) analiza perfectamente la
n~do de Constantino. La falta d~ fe~h=~nas s o pueden corresponder al rei-
61 prodigalidad de Constantino:
ptde cuantificar el valor del donat" el do::umento ~ons.ervado nos im-
mente. El s istema monetario con;;o,t'q~e debra haber ~1 sm111uido notable- Fue en la época de Constamino cuando una excesiva prodigalidad asign6
convenicntcmcntc. Tras la reforma ~ne i~a~o .~? ha pod1do ser investigado e l oro, en lugar del bronce [hasta entonces muy apreciadoj a los comercios vi-
equivalfan a la mitad del peso de d lf!Odt~Ia (301) 2.500 denarios solo les, pero el origen de semcjante avidez, segun se cree, es e l siguiente. Cuando
E oro e os anos 300-30 1 el oro, la plata y gran cantidad de piedras preciosas depositadas en los ternplos
ste descenso del valor de los donativo . . .
fama de derrochador, o incluso de em erads ~o ~v1_L6 que ~onstantmo tuviera fueron confiscados por cl Estado, acrecentaron e l deseo que todos tenfan de dar
elogi6 la actuaci6n de Coilstant· . Np ?rero
1
prodigo. Juliano, todavfa césar y posecr cuando la distribuci6n de bronce parecfa ya enorme y copiosa, el afün
. · rno. «
1as resl!tuciones que hiciste a las ciud d o qu pone d ' de hacer donativos en oro [metal que se consideraba mas precioso] fue todavfa
rme pesa o enumerando mas excesivo bajo los efecto~ de alguna locura. Debido a esta abundancia de
amparo. Todas se han vuelto ri cas ra~. es, sacandolas de un prolongado des- oro, las casas privadas de los podcrosos se enriquecieron y acrecentaron su no-
rimentar con tus predecesores rL· . g. rias a. tus .atenciones, después de expe- bleza en detrimento de los pobres, al encontrarse los mas pobres evidenternen-
.
D iscursos icmioJ a pnvacr6n de 1 · ·
de Juliana César 1 35) y . o necesarro» (Jultano, tc oprimidos por la violencia. Pero los pobres, en su aflicci6n, tarnbién se vefan
' ' . a empcrador, Ju!tano volvi6 a abordar el impulsados a diversos intentos criminales, y sin ningun respeto por el derecho,
87
LOS OONAT!VOS
CRISIS E INFLAC IÔN
86
al ejército realizados por Juliana. El episodio de san Martin, que rechaza
ningun sentimiento
. ' su venganza a 1 mal· en efect
de piedad ' confiaban as rnonedas, debe corresponder al donalivum de 356. El de 358, segun cl
frecucnc1a causaron los pcores peijuicios al im eri d · o, con
altcr?ndo cl orden con su bandidaje, suscitand~ ood~spob~n1o
el :as _campos, unstirnonio, fue cl origen de las tensiones entre Juliana y Constancio Il. Este
chona, favorecieron a los tiranos' q uc son
. menos producto o y, de
c 1cc lona t;tirnO bloque6 las sumas necesarias para el reparla, desatando la ira de los
d .en fe-
. .
ttzones ard1entes para resaltar la gloria de t é .· a au acta que ~otdados: «A esta ira de los ~oldados, que no obtenlan un adelanto, ni si-
de a Tu Prudencia excele ' us m . t ttos. Por Io tanto correspon- uiera su paga anual ... » (Juhano, Carla 17). «Los solclaclos, exhaustos por
velar por el bien d~ los co~~~b~,;~:t~:d~r~ ..~~ia ~~~ .r~primida .la prodigalidad, (as penosas campanas de Galia, no recibieron gratificaci6n de advenimien-
lu nombre (De rebus bellicis, 2 , A. Chastagn~~· /~;9 , ap~~~t~~·-~~~~~ gloria de to ni paga, a partir de cuando Juliana fue enviado a ese pals, por la sencilla
ra~6n de que él no podfa disponer de ninguna cantidad para entregar, ya que
constancio no autorizaba los repartos reglamentarios de dinera» (Am., XVII
1.5. Canstcmcia Il 9 6). Es una de las ocasiones en que se menciona por primera vez el dona-
ti~O de <Ô monedas de oro y una libra de plata» (Am., XX 4, 18). También
se hacfan donativos a los pueblos vecinos, por razones tacticas. En 357 Ju-
(355) se realizaron seis rep~1~~~s11~our~nte l~ la. ~so~aci6n ~e Juliana al poder
Entre la muertc de Con 'l' t" ( 337) .
liano se proponfa pagar importantes sumas para comprar el derecho de paso
tino II, Constancio II y Constante L d.s i.ema os conJuntos de Constan- del Rin, y «habfa prometido pagarlcs 2.000 libras de plata» (Juliana, Discur-
Decencio, Vetran io y Nepotiano) hici~~ ist1~tos .usurpadores (Magnencio,
mas durante la corregencia de Constanci~~I ott~s s1ete ~·epartos, y hubo dos
sos de Juliana César, V 8).
Juliana, coma los otros emperadores, prodig6 los donativos a particulares.
15 repartos en 19 afios. y onstanc10 Gallo. Hubo, pues, A Libanio le propuso devolverle los bienes que le habfan confiscado a su
abuelo: «No quise recuperar nada de los cuantiosos bienes de mi abuelo, que
alleg~~~~tr:~o~~~::a~as
Las crfticas o los elogios a Constancio II .
el empperador en.riquecfa a sus familiares, claras que habfan pasado a ser imperialcs» (Libanio, Discursa ! , 125; Carla 1154, 34).
ara Eutrop10· «Constanc. o . .6 ores. Subvencion6 varias actividadcs culturales: «Haz que a cada fjoven cantor] le
10, 7), hecho confirmado por tJul~;~~~u<~c1. ~ sus cortes~nos» (Campendia , concedan, una vez al mes, 2 artabes de trigo, ademas del aceite y el vino. Los
tus allegados casi tan ricos como el r~ ~~6~1go. e.n donat1~os que hicieron a tesoreros les entregaran los vestidos» (Juliana, Carla 109). Parece que tam-
Juliana César I 11 0) · Y os ltdios» (Ju ltano, Discursos de bién hizo Io mismo con las provincias: «He ordenado que se dé para [los hos-
cia con mas fi;·meza q~ee~nv;~~·~ t=~~oss: ;<L~s as~~uras a l~s ricos su opulen- picios de] toda Galacia treinta mil celemines de trigo y sesenta mil sextarios
Juliano César I 36) L"b · P opws htJOS» (Jultano, Discursas de de vino» (Juliana, Carta 84), y con los aliados de Roma: «envfo de donati-
• · 1 amo apoya con su test" · · .,
Discursa 14 3 14 15 v· 18 imomo esta v1s1on (Libanio vos a los reyes de Armenia» (Am., XXI 6, 8).
• • .- , tscursa , 13 1- 135). '
Asf pues, tuvo fama de generoso, reparti6 numerosos donativos y privi-
A veces esta nqueza se ponfa al servi . d .
particular durante los preparativos d.e la c10 e actuac10nes poco loables, en legios, y devolvi6 sus rentas a algunas ciudades (como Antioqufa).
gos de Constancio que acechaban s. guerras co~tra Juhano: «Los ami- Los relatas de la campana de Mesopotamia arrojan luz sobre la importan-
en el acta, se ponen a repartir din~~oo~al~6n para urdir un~ intriga contra mf cia econ6mica de los donativos durante las campanas militares. A las pagas y
Juliana César y 11) Se va · . d s s?ldados» (Jultano, Discursas de «donativos regulares», como los que hemos podido examinar en los papiros
. ' · 1mpo111en o la 1dea d h b' ·
c16n en las altas esferas de la d . . . . ' e que a 1a c1erta corrup- de Pan6polis, del tiempo de Diocleciano, se suman unos donativos extraordi-
cristianos: «Si tu adoras al sol, ay~1;~l1 s1~~a~1~en.d tr~taban de corromper a los narios que sirven de estfmulo o recompensa. Cuando este ejército parti6 de
una magnffica copa de oro» (M Y . aié 1.000 monedas de oro y Carres, Juliana hizo un donativo de «130 monedas de plata», en un momento
laucie 9 de enero de 346 H L arltyre de Saint Barbascemin., évêque de Sé- en que «el ejército de Juliano contaba con 65.000 hombres» (Z6s., III, 13, 1 y
' ' · ec ercq, 4, 1904, p. 189). III, 13, 3). Tras la toma de Pirisabora se hi70 otra promesa de donativo: « 100
monedas de plata por cabeza». Hubo des6rdenes y los soldados protestaron
«porque Io reducido de la suma prometida les escandalizaba» (Am., XXIV
1.6. Canstan.cia Il, Juliana y Javiana 3, 3). No tenemos apenas datos sobre los métodos utilizados por Juliana
para pagar estas cantidades. Los dos donativos ascienden a 230 silicuas de
m ~ ~bultada, con documentas
Una vez mas, la carpeta de Juliana es la a plata, y coma sabemos que el ejército, al partir, contaba con 65.000 hombres,
y textos que nos permiten corn letar nu
Constancio II y Juliana, es decfr, de ;s~r~ ;nahs ~· ~urant~ los reina.dos de
35 6
1 esto hace un total de 14.950.000 silicuas, unas 51 toneladas de plata. Es de
fra muy acorde con las frecuenc· d 1 ' ~e h1c1er~n s1ete danattva, ci- suponer que estos repartos se financiaban con el botfn de guerra (los persas
H . tas e os repai tos anten ores s61o usaban plata para sus acunaciones), y los romanos capturaron importan-
ay muchas testunonios que confirman la importancia d~ los donativos
88 CR IS IS E INFLACIÔN
LOS DONATIVOS 89
tes botines. Poco an tes de tomar Pirisabora s d . .
l .d 1 .1 , « e apo eia10n de mucha 01.
p ata pcga o a os 1ombres y a los caballos» (Z6s. III 15 ) D 0 y
do hubo repartos como cuand 1 r ' • •6 · e vez en cuan Valentinicmo II, Teodosio I
(Am., XXIV 4 26· en 363 t'.1 ol u iano se g~ard6 «tres monedas de Oro - J.8.
. . ' ' ' as a toma de Ma1ozamal h ) D . » La compra de la paz era ya Io bastante habituai como para que a princi-
so del eJérc1to surgieron problema d b.d 1 c a . uiante el regre-
.d d · s e 1 o a a escasez de rep t · . s de 385 Ambrosio elogiara de esta forma a Yalentiniano II: «Comparad
um a es: «S1 estabamos expuestos a la hostTd d d ar os a ciertas
que Juliano no habfa querido dar una 'a a J ' a e estos sa~raceno~ era POr- pi~stros actos [Maximo] y los suyos: vos habéis devastado Retia, y Valenti-
tumbre anterior» (Am., XXV 6, 10). p g y regalos de todo ltpo segun la cos- v~ano os ha comprado la paz con su dinera» (Ambrosio, Carta 24, 8), aJu-
0!60 a las cantidades pagadas a los hunos y a los alanos.
si Teodosio tuvo fama de pr6digo. Restableci6 las fortunas galas que ha-
t.7. Procopio, Vale11tinia110 /, Vale111e, Valentiniano li bfan sido expoliadas por Maximo: «Teodosio devolvi6 de su dinero a la ma-
orfa de los antiguos propietarios una inmensa cantidad de oro y plata, que
Procopio s61o realiz6 un rcparto f. · . . ., habîa sido arrebatada y di lapidada por el tirano Maximo» (Aurelio Yfctor,
del ejército a Procopio] se logr6 co ' t\~c~1t6 s~ elecc1011: «(la adhesi6n Epftome 48). Si Pacato, en su panegfrico, trata de convencernos de que Teo-
(Z6s., IV, 6, 4). n act 1 a gracias a repartos de dinero» dosio habfa conseguido «limitar los gastos de su palacio» (Pacato, Panegiri-
.Valcntiniano y Valente organ izaron .· . . . . co de Teodosio, 12, 13, 2), no es menos cierto que numerosos testimonios le
conJunto (364-367) y s61o d . d tG111 p1 ~me1 teparto durante su reinado presentan como un emperador derrochador: «Nuestro emperador de gran sabi-
3 ,
75). Por Io tanto, incluyendo el do f d .
os cuan o nc1ano se .6 1 .
asoc1 a tmperio (367- durfa, tan gencroso repartiendo honores como fortunas» (Slmaco, Carra 1, 20,
hubo cinco en los afios 363-375. na ivo e Jov1ano y el de Procopio, s6lo 2). Teodosio aument6 el numero de soldados, o por Io menos el de oficiales:
~ay pocos testimonios literarios Por 1 . . «Aument6 de tal forma el numero de oficiales de caballerfa, comandantes
relac10naclas con las guerras. Para e;n ren~ g_e;e1al se refteren a cuestiones de destacamenlo y oficialcs superiores, que pasaron a ser el doble que antes»
3?8, «[Valente] trat6 de ganarse el fa p d ~1 a Jucha contra los godos, en (Z6s., IV, 27, 23).
d1wn], provisiones y otros halagos» (~o~ ~~~sro:dados con pag~s [stipen- Inici6, o con mas probabi lidad aceler6, el proceso de «venta de cargos».
suma convenida de oro a quie Il . t ., 1' 1). «Promet16 dar una El testimonio de Z6simo es contradictorio: Teodosio habrla vendido cargos
11 ' 2). Graciano compr6 la a; ene~a1.~ una c~beza de barbaro» (Z6s., IV, para finr.inciar sus donativos a sus allegados. l,Realmente era este sistema una
giados alanos, les incorpor6 Pa sus t at tas o~as1ones: «Acogi6 a unos refu- venta de cargos, que implicarfa una suerte de «tarifa» de los distintos cargos
~5, 2; en 383, en Tracia). Los barb:i~~a:/ es llen6 d~ regalos» (Z6s., IV, administrativos con arreglo a su rentabilidad, o era un sistema de sobornos
t1 vos en varias ocasiones· «Re I· b acostumbraion a reclamar dona- dirigidos a los grandes notables palaciegos del régimen que reali zaban los
para dejar libre al generai" romacn~~~Z~~ u~~ s3u8ma .considerable .de dinero nombramientos? El texto de Z6simo nos sugiere la segunda interpretaci6n.
hacer un balance de los gastos . . " • • 3, en 386). Es tmposible La venalidad de los cargos debi6 provocar una inmovilizaci6n de las fortu-
t e 111g1esos en las guerras .
os romanos hicieran aigunos p.11 . . [E ' aunq ue 1os ejérci- nas. Las profesiones citadas por Z6simo eran oficios por dinero que arrastra-
estos presentes [col lares de oro ~n~~:s. «f . 1 ·~eneral romano] habfa enviado ban masas de dinera en dctrimento de inversiones mas rentables (tierra) o
del Estado después de la matanza d;7 o ~~c1b o.s por el emperador] a la caja utiles (fortificaciones). La irrupci6n de los barbaros, por Io menos en Occi-
a orillas del Danubio). os r aios» (Z6s., IV, 40, 8; en 386, dente, impidi6 sin duda la evoluci6n hacia una profesionalizaci6n de la ad-
En 379 Ausonio da fe del enriqueci . d ., . ministraci6n que la venta de cargos habrfa podido provocar.
numerosos donativos· «[Gracian . d mi'ento el eJerc1to, relacionado con Entre 375 y 378, gracias a la tipologfa monetaria, podemos contar dos re-
re fl eja en el enrique~imiento d ~· r~~- ~ iomenaje) .a tu liberalidad, que se partos de oro, luego tres entre 378 y 383, seis en 383-388, tres en 388-392 y
ciano, II). e eJeJCllO» (Ausorno, Panegfrico de Gra sietc entre 392 y 395. El total, relativamente clevado, de 2 1 donati vos entre
.. D~rante estas afios se entregaron al . . . . 375 y 395 se expl ica, en parte, por las numerosas usurpaciones en Occiden-
t1f1cac1ones coma las devolu . d ;.unos donat1 vos md1v1duales o gra- te (Maxima, Eugenio) y las posteriores guerras civi les.
cacio Rufi;o] logr6 la confi~~~~e~ete icne.s de .36~-368: «cua~do él [Vul -
prefecto de la ciudad, regresara a su h ~perndo1 , h1zo. ~ue Orf1to, antiguo
1.9. El siglo v occidental
tegramente el patrimonio que hab'· od.~ desde el ex!110, recuperando ln-
nativos a los letrados, que solfa;1 ~=/a~~e' od» (A
d ml., XXVII 7, 3), y los do- No hay documentos para el siglo v occidental. Se supone que siguieron
ga os e emperador.
los repartos, pero los autores no Io senalan. Por otra parte, como hemos
visto antes, la frecuencia de los donativos es muy diffci l de deducir de las
p
90 CRISIS E INFLACIÔN LOS DONATIVOS 91

emisiones monetarias. De acuerdo con las constataciones numismâticas de


P. Bastien, podemos hablar de docc rcpartos en 402-455, cuatro en 425-455 2. LA IMPORTANCIA DE LA EVOLUCIÔN DEL EJÉRCITO
y catorce en 455-476, Io que da aproximadamente uno cada dos aiïos.
Las menciones de donativos privados son mas escasas, como si la econo- El numero de soldados es decisivo para calcular el coste de las guerras.
mfa monetaria estuviera en retroceso. En 413 se seiïala que «Bonifacio man- Corno hemos visto en el capftulo sobre la recaudaci6n, el aum~,nto de la p~e­
tuvo su fidelidad [a Placidia]: desde Âfrica, donde él mandaba, le enviaba di - ' 6n fiscal solfa estar relacionado con las guerras. Corno tarnb1en hemos vis-
nero» (Focio, Biblioteca, 80, 62b; Olimpiodoro). En 476 Teodorico dio «una :~. los soldados estaban acostumbrados a las gratificaciones monetarias ..
renta de 6.000 sueldos anuales a R6mulo» (Vida de Teodorico, 8, 38). Mas Se han hecho varios intentes de calcular el numero de soldados del eJér-
adelante, «por sus decenales, Teodorico dio a los pobres de Roma 120.000 li- cito romano. Las escasas cifras que dan los historiadores de la Antigüe?ad
bras de grano y para la restauraci6n de los palacios y la reconstrucci6n de las giran sobre todo en torno a las guerras civi les. Se puede calcular que el eJér-
murallas ofrecié 200 libras, sacadas de los ingresos de las tasas sobre el vino» cito de Diocleciano contaba con 450.000 homb.res. Durante la guerra ~n~re
(Vida de Teodorico, 12, 67). Constantino y Majencio, el prirnero lleg6 a ltalia con un cuerpo exped1c10-
En muchas provincias ocupadas por los barbares parece que los dona- nario de 40.000 hombres (Panegfrico IX, 3, 3), mientras que Majencio tenfa
tivos en bienes rafces sustituyeron a los donativos monetarios. El 18 de a su disposici6n 188.000 hombres (Zés., II, 15, 1-2). Los dos ejércitos comi-
marzo de 489, por ejemplo, Odoacro le dio unas tierras sicilianas a un a lle- tatenses de Constancio II y Magnencio constaban de 80.000 hombres el del
gado. En Âfrica las tierras que Genserico dejé a sus hijos y a los vandales primero, y 36.000 el del galo. Cuando Juliano se march6 de Galia, en guerra
quedaron exentas de impuestos a perpetuidad (Procopio, Las guerras van- contra Constancio II, Io hizo acompaiïado de 23.000 hombres (Z6s., III, 10, 2),
da/as I 5).
mientras que en la batalla de Estrasburgo s6lo habfa 13.000. Partié a la con-
quista de Mesopotamia con 65.000 hombres (Zés., III, 13, 1). Valentiniano 1
tuvo que aumentar la parte del ejército comitatensis gracias a tres leyes (CTh
l.1 O. El siglo v oriental VII l.10, 14 de febrero de 367; VII 13.3, 27 de abri) de 367; VII 13.4, 27
de abri! de 367). Hace bastantes aiïos A. Segrè trat6 de calcular el coste y la
En el imperio de Oriente hubo muchas emisiones de oro, volviendo a una importancia de este ejército, proponiendo la cifra de 400.00~ en tiempo de
tipologfa propia de las acunaciones de oro de los donativa. Su periodicidad Diocleciano, 500.000 con Constantino y 200.000 durante el s1glo v. Su cos-
era tan reducida como en Occidente. Los pocos donativos de advenimiento te habrfa oscilado e ntre J6 millones con D iocleciano, 30 con Constantino y
conocidos siempre eran de cinco monedas de oro y una libra de plata. 3,2 millones en el siglo v. Por des gracia sus calculos no eran muy exactes.
Pero, a diferencia de Occidente, perduré la costumbre de los donativos Cuando se redact6 la notitia dignitatum, el numero total de soldados de las
monetarios. En 402 el emperador y la e mperatri z distribuyeron e n varias oca- legiones era de 352.000 en Oriente y 250.000 en Occidente, segun los calcu-
siones oro para las iglesias:
los de Jones.
En el siglo v el numero de soldados debi6 disminuir, Io que explicarfa la
[el emperador] orden6 a los prefectos que les asignaran 20 li bras de oro a cada falta de soldados advertida por los emperadores. Este descenso del n(1mero
uno, de las rentas de Palestina. Les dio personalmcnte, para sus gastos, un pu-
de soldados se atribuy6 a las frecuen tes guerras: «El ingenio del espfritu no
iiado de oro, y en cada puiiado se encontraron 50 monedas de oro ... Toma,
padre, estos dos cientos de libras [kentenaria] ... [Eudoxio], ademas, le dio al es como la abu ndancia de la riqueza o la importancia de las tropas; estas ul-
sa~to obispo Juan mil monedas de oro y, ademas, todos los privilegios que tirnas, cuando se emplean continuamente en las guerras, llegan a agotarse»
qu1so por cuenta de su iglesia (Marcos Diacono, Vida de Porfirio, 54, 53). (Juan Cris6stomo, Sobre el sacerdocio, 1 6, 41, c. 390). En realidad, el d~s­
censo demografico general podrfa ser una causa suficiente. Puede que la m-
En Oriente todavfa tenemos algunas re1.enas de donativos imperiales, tanto a corporaci6n de barbaros no tuviera grandes consecuencias en un evcntual
favor de las ciudades como de las iglesias. Hacia 410 «Teodosio II da 200 li- descenso del coste del ejército. Los soldados de los auxilia del siglo 1v co-
bras de oro para la reparacién de los baiïos de Antioqufa» (Evagrio, Historia braban la misma paga que los legionarios. Teodosio pag6 a los visigodos in-
de la lglesia, 1 20). En 484 «Zenén nombré cénsul a Teodorico y le ofrecié corporados como ali ados federados los rn ismos stipendia y las mismas ano-
una elevada suma de dinero» (Vida de Teodorico, 11, 49). nas que a los legionarios.
Para tratar de calcular la importancia del ejército en los gastos del Esta-
do también convendrfa conocer las evoluciones estructurales.
'Durante el reinado de Diocleciano el ejército imperial se dividi6 en
ejércitos regionales, que participaban en la defensa de una regién fronteri-
92 CRIS IS E INFLACIÔN LOS DONATIVOS 93

za, o : n ejércitos expedicionari os. El ejército d~ cada te trarca (comitatus) . ce · ·ada» y los no mbram ientos de militares en la administraci6n
tructu1a 11 ' • , y
todavta no formaba una c lase de soldados supen o res a los soldados fronte- ;~:aban mal vistos (por ejernplo, Libanio, Discurso sobre los patronatos, I ,
rizos (ripenses). Estaba concebido segun e l esquema de f unc ionamiento del JO; XIII 16; 25, 36).
ïi:iperio. A los cuatro emperadores les correspondfan cuatro grupos de ejér-
c1tos emplazados en las di stintas zo nas del imperio . Solo un pequefio gru-
po de soldados, el comilatus, estaba vinculado a l emperador y le segufa. LOS DONATIVOS DE LA IGLESIA
Este ejército mayoritariamente regional de los tetrarcas se fue conv irtiendo
3.
en el de un solo emperador a medida que los avatares po lfticos y las g ue- La Iglesia justific6 sus donativos por su ~b ligaci6n de _s~correr a, los po-
rras civi les invalidaban los acuerdos que vinculaban a los tetrarcas. Después s viudas a los cautivos y a los neces1tados. En el ult11no capitula es-
bres, a la . . '. .
de 3 12, a rafz de la muerte de Majencio y la eliminaci6n de los emperadores tudiaré esta JUSt1f1cac16n.
del centra del imperio, e l ejército de Constantino estuvo cada vez mas vin-
culado al emperador (ejército de comitatus). En 324 los ejércitos de los dos
augustos Constantino y Licinio estaban formados por tropas retiradas de las 3.1. Los cautivos
fronteras re nanas y danubianas, que segufan al e mperador. La distinci6n
entre ripenses y comitatus se efectu6 en 31 1 (ley de Brigetio) y 325. Cuan- El rescate de cautivos era una de las misio nes que se habfa_ pro~uesto
do Constantino se aduefi6 del imperi o, red istribu y6 su ejército entre los la Iglesia en las c ircunstancias especiale,s rel aci?nada~ con las _ mv~s 1on es.
césares situados en las fronteras, como en la época de los tetrarcas. En esta Haci a 370-390, Ambrosio Io ex plica as1: «La ltberal~dad se eJerc16 de la
ocasi6n re uni6 los dos ejércitos. forma mas elevada rescatando a los caut1vos, arrebatandolos de manos de
Esta reun ificaci6n moral estuvo acompafiada de una separaci6n entre los los enemigos . . . Ya Io vimos no hac~ mucho cuando fueron devastadas Tr~­
poderes c iviles y militares. Confi6 la direcci6n de su ejército a unos jefes mi- cia e lliria. Cuantos cautivos se pus1eron entonces en venta e n t~do e l Um-
litares que ya no tenfan vfncu los con los civiles: verso» (Ambrosio, Sobre los deberes, Il 15, 69 ss.; sobre el m1 s~o tema,
Ambrosio, Tratado sobre el salmo 118, 8.4 1). E l. pape l d~ la lgles 1a en este
... [Constantino J al instituir el cargo de comandante de caballerfa y coman- rescate de prisione ros era indiscutible. San Sevenno se h1 zo fan:?so por sus
dante de infanterfa [magister equitum y magister pedium] y trasladar a dicho esfuerzos (M.G. H. AA I. 2 13- 16). Ex uper_io_de Tou l ous~ vend10 los vasos
cargo la potestad de formar tropa y castigar las fal tas, arrebat6 también esta sagrados para rescatar a los cauti vos (Sulp1c10 Seve~·o, f?16logos, 3, 14) ., La
prerrogativa a los prefectos, Cual fue el daiio que con ello inll ig i6 1anto a la Iglesia aconsejaba esta actividad, y los textos l eg1s lat1 v~s la reconoc1an.
administraci6n en tiempos de paz como a la conducci6n de la g uerra, Io ex- Los ejemplos de venta de vasos para el resca~e de caut1 vos s~n bas.tante
pondré a continuaci6n: los prefcctos, puesto que eran q uienes efcctuaban a tra- frecuentes e n la literatura de los Padres (Ambros io, Tobfas , 3, 10, So~1e los
vés de sus suba lternos la recaudaci6 n tri butaria en todo el territorio y quienes deberes, 2, 28, 136; Posidio, Vida de Agust{n, 24; Vida de santa Melan_ta, 19;
extrafan los presupucstos mi litares de esa recaudaci6n, tenfan a los so ldados en Malalas, Cronografia, p. 4078). Los Padres retomaron a menudo el eJemplo
sus manos, en tanto que éstos habfan de sometersc a la apreciaci6n que el pre-
de Acacio, obispo de Amida, que vendi6 los v~sos de ?ro Y_ plat_a para r,~s­
fecto hiciese de sus fa ltas; e n raz6n de Io cual, y como es 16gico, los soldados,
catar a los prisio neros persas de los romanos (Filostorg10, Htstona eclestas-
tenic ndo presente que quien los provefa de vfvcrcs se encargaba también de
salir al paso de cua lquier rebeldfa, no se atrevfan a hacer nada que fuese con- tica, VII 2 1).
tra s us deberes, y por e llo por tcmor tanto a que se les cortase e l aprovisio-
namiento como al casligo inmediato. Pero ahora, al ser uno e l que reparte los
vfveres y otro el encargado de e ntender las faltas, obran en Iodo segun su vo- 3.2. Las viudas
lunta.d, ademas de que el avituallamiento, en su mayor parte, va a parar en ga
nancia para e l general y sus subalternos (Z6s., II, 33, 3-5). La protccci6n de las viudas también formaba parte de _las misiones de la
Iglesia. A veces estas viudas estaban arruinadas (Jua~ Cn s6stomo, Tr~tado
No obstante, Valentiniano 1 acab6 con e l predomin io de los civi les sobre los contra Las segundas nupcias, I 4, II 4), otras vece~ s~mplemente a~ob1adas
militares. Sea cual sea la forma de analizar esta evoluci6n, se ve claramente por las exacciones del fisco: «Hay que defender energ1camente los b1en~s de
que la concepci6n del ejército telrarquico, entendido como ejérc ito regional, una viuda contra las exacciones y la av idez brutal de los agente~ de l fisc?»
no se mantu vo mas alla del primer cuarto de l s iglo 1v. Rapidamente se con- (Juan Cris6stomo, Tratado del sacerdocio , ~· 2). Parece. que sus mterv~nci o­
virti6 en un a entidad aparte, por Io general vinculada a un solo e rnperador, nes se realizaron con «una gran circunspecc16n, necesana, cuando se tt ata de
con su propia jerarqufa. Esta organizaci6n se pcrcibfa claramente como una inscribir a las viudas en e l registra de la Iglesia» (Juan Cris6stomo, Tratado
94 CRISIS F INFLACIÔN

del sacerdocio, III 16). Juan Cris6stomo, hacia 390, invit6 a los Padres a que
no inscribieran a las viudas que no tuvieran mas de 60 anos y cumplieran
cicrtos requisitos: «lnscribir a las viudas a la ligera y de cualquier manera po-
drfa acarrear mil inconvenientes ... E l hecho de que esas viudas vivan a ex-
pensas de la Iglesia dcsata la ira de Dios» (Juan Cris6stomo, Sobre el sacer-
docio, III 12, 12). Las constituciones apost6licas, redactadas hacia 380 en los
alrededores de Antioqufa, incluyen un verdadero catalogo de recomendacio-
nes: «no nombréis vi udas que tengan menos de 60 anos. Oeben conformarse
con los subsidios de la Iglesia; por el contrario, ellas frecuentan las casas de 8. LOS PRIVILEGIOS EN
los ricos, donde siembran la confusi6n y amasan grandes riquezas; prestan EL «CÔDIGO TEODOSIANO»
con porcentajcs feroccs, su di os es la boisa» (Constituciones apost6licas, III
7.3), inspiradas en varios textos bfblicos (sobre todo T Tim . 5, 3- 16): «El que
tiene recursos y mendiga de forma hip6crita o por pereza en vez de ayudar a
los demas con su trabajo sera castigado por Dias, porque habra malversado El serv1c 1o al emperador podfa ser tambi.én una f u_e~te de privi-
la parte de los pobres» (Constituciones apost6licas, IV 6, 1-4). le ios, sobre todo fiscales. El estudio exhausttvo del Co~igo revela la
· g ortancia de estas ventajas, que generalmente estaban vmcul~das a un
im~o administrativo o a un alistamiento en el ejército, o ~enc11l.amente
4. Los DONATIYOS PR IVADOS
~~tinadas a aligerar las cargas de ciertos oficios utiles al 1mpeno.
Muy pocos donativos quedaban fuera de los dos circuitos habituales de
distribuci6n de riqueza, el emperador o la lglesia. De todos modos se cono-
cen varias repartos, sobre todo con motivo de los juegos: «Prohibici6n de dar
oro durante los juegos, salvo a los c6nsules», 27 de julio de 384 (CTh XV l. PROPIEDADES TERRITORIALES
9.1 ), de los consulados: «Por medio de vuestro agente, os hemos enviado el
dfptico de nuestro candidato y dos libras de plata como recuerdo» (Sfmaco, Las tierras imperiales gozaron de nu1~eroso.s privilegios que re~ujero? la
Cartas 5, 56; en 40 J ), o de las fiestas religiosas: «Cuando ella celebr6 la pa- base tributaria. En el nivel mas alto del 1mp~no, el emperador, t~1rate111en­
negiria y reparti6 los donativos que acostumbraba a ofrecer» (Vida y mila- te y legislador al mismo tiempo 1 pudo fac1htar .la puesta en cult~v? de s.us
gros de santa Tecla, mi lagro 26, principios del siglo v). tierras ofreciendo ventajas fiscales. E~ta con~u.s16n entr~ poder. civil. Y p10-
piedades territoriales refleja la evoluc16n poht1ca. y social del .1mpeno.. ~as
tierras imperiales gozaban de dos clases de ventaJaS. Unas denvaba~ d.uec-
tamente de las exoneraciones fi scales, de modo que el empe~~d~r hm1taba
la presi6n fiscal sobre sus propias tierras; las otras estaban dmg1das a pro-
piciar la puesta en culti vo de tierras abandonadas a causa de las guerras o,
sencillamente, del éxodo de los campes~nos. Es probable que algunos de es-
tos edictos se aplicaran también a las t1erras pnvadas q~e s6Jo gozaban de
privilegios si se compensaban con otra carga: «Las prop1e~ad~s atravesadas
por acueductos deben quedar excntas de cargas extraordrnanas, dado qu~
los propietarios deben limpiar los acueductos. No deben ~star. ocupados p01
cargas supraindiccionales ... para estar presentes para la hmp1eza, dado_que
el fisco confiscara las tierras de todo aquel por cuya causa ~esulte dana.do
el acueducto ... Los arboles tienen que guardar una separac16n de 15 pies
del acueducto», 18 de mayo de 330 (CTh XV 2. 1).
EL «CÔOIGO TEODOSIANO» 97
96 CR ISIS l· INFI ACIÔN

· d ., 1105 los méritos de nuestras ofici nas y les garantizamos el se-


Consi e1a1 . esti6n de privilegios ldespués de los militares]. Si una
2. LA ADMIN ISTRACIÔN gundo pues~o. end e~nte LS afios en los ~ervi ei os de las memori as, de la co-
personadlra _aJa deu:as petici~nes y aun ~uando deseienda de padre o abuelo
En general, los ad ministradores trataban de conseguir be neficios fi scales rresp~~ encia, . . ·' bl' ado a ·;sumir los cargos de decuri6n (9 de noviem-
decunon, no estaia o 1g ' ·
o privilegios. Cada grupo de presi6n Io intentaba con mayor o mcnor fortu- bre de 362, CTh YI 26. 1).
na, Io cual solfa clepender de s u proximidad al emperador. Veamos cuales
eran las principa les exenciones concedidas a los administradores. ··vilegios confirmaban antig uas exenciones. Tenfan po•: obj~to
P arece que estas ventaj as dependfan sobre todo de l eje rc ic io de cargos, E_stos pd11 s los antiguos miembros de las oficinas de las cargas fmanc1e-
y no de la transm isi6n fa miliar. Es posible que surgiera una casta de «alta exirntr a to o . . .
las cargas en serv1c1os. C ,d'
funci6n publica», algunas de cuyas funciones podfan gozar de c iertos privi- ras y ri vilegios de los senadores no ocup~n mucho lugar ~n e1 o igo.
legios. Lo~~ le es oto rgaban ventajas a los decun ones. L~ .mayona de las \eyes
Los palatinos (empleados del palacio) acumularon varias privilegios, que .P~itaba: a no escabullirse de su rango y responsab1ltdad . No obstante, ~
sobre todo les ahorraban las pesadas cargas fi nanc ieras. tes in os casas estaba previsto dispensar a los decuriones de n uev~s.cargas.
Los miembros de los «Servicios secretos» (agentes in rebus) gozaban de atgun . ·1 . era meJ·orar la rentabilidad de sus act1v1dades.
, ico fin de este pnvi egw · 1 31 d mayo
exenciones. Al igual que en el caso de los demas miembros de los servicios un Los «Caballeros» quedaban «exentos de tasas senatona es», e
imperiales, estas pri vilegios eran esencialme nte fi nancieros.
de364(CThVT37. I). . · bl' t · s
Los asistentes (obscundatores), como los otros miembros de las oficinas, Los mercaderes de vino q uedaban «exentos de los serv1c1os o iga on 0 . »,
obtenfa n ventajas con el servicio activo. Los asistentes jefes, el rango mas
elevado, q ue podfan acceder al Senado, gozaban de un mayor numero de be- 25 de j ulio de 389 (CTh XIV 4.6).
neficios.
En el casa de los miembros del palacio imperial, sus cxenciones debie-
3. EL EJÉRCJTO
ron afectar a una poblaci6n m as amplia c importante que las excnciones que
hemos estudi ado. Podfa haber numerosas acumul ac iones. Los privilegios Los rn ilitares, principal apoyo del poder, goz~b~n de n~1me~o~a~ vlentaj~s~
no eran tan im porta ntes, y su fin principal era ev itar las cargas e n servic io durante e l servic io como.después. En los ult.1mos anos e s1g o IV .
o en metalico que podfan g ravar a estas administrativos. Asimismo, los que tant~do ataj ar e l descenso de e fecti vos de los ej érc1tos: «El cupo _d e ho mb1 es
podfa n ingresar en el Senado estaban exentos de las funcio nes mas o nerosas. s~:Sentados como reclutas se debera extraer de los super~umeran~s. En casa
Corno en el caso de los soldados, una «ayuda a la reconvers i6n» les permi- p . . ·r· . t se to maran ho mbres [colont] de Jas hstas de las
de que sean msu 1c ien es ·.. o
(CTh VII 12 6)
tasas publicas que parecen sobrantes)>, 18 de ~ctubre de 3'.
tia hacer alg unas operaciones comerc iales.
.· bârb .os.
Los guardias, los decemprimi, gozaban del pri vilegio de accede r al Se na- El imperio tuvo que reclutar un numer~ crec1ente de me1cena11os ar .
do sin sopo rtar s us cargas. Estas ventajas se pueden agrupar en van os apartados.
Los pri vilegios de los ay udantes de los gobern ado res (cohortalis, princi-
pis, etc.) consistfan en exenciones de servicios y de cargas o nerosas. Estas
exenciones se hacian ef ectivas cuando terminaban s u funci6n.
Los recaudadores de tasas, coma e l resta de los cobradores (susceptor), 3. 1. Exenciones
apenas te nfa n pri vilegios, a no ser el de no estar sujetos a otra obligaci6 n a l
Los militares, después de su servicio acti va, goza_ban de numerosas exen-
m ismo tiempo. Estas ventajas eran func io na les, iban dirigidas a mej orar e l
funcionam iento del sistema impositivo. ciones. Este sistcma se instaur6 a partir de Constantmo:
Las ventajas de los funcio narios de la bo isa privada solo les permitfan
Se hace saber que mis veteranos quedan exentos de servicios mun~c!pal~s
mejo rar el rendimiento de los dominios.
obligatorios de servir en los trabajos publicos, de las tasas, de los ser~1c1os 1 e
Los miembros de las oficinas gozaban de exenciones fiscales, que se los ma istr;dos municipales, del tributo. Pueden dedicarse al c~merc10 en _os
mantenfan después de su retiro. merca!os publicos sin pagar las tasas de los mercados ..Los pubhcanos que t1~-
Para los miembros de las oficinas adrninistrativas, palatinos, el empera- ·ar fuertes tasas a los comerc1antes deben abstenerse
nen Ia cost um b re de Cobl
do r dej6 claramente senLado en un a ley de 362 el moti va por e l que habfa de hacerlo con ellos ( 1 de marzo de 326, CTh VU 20.2).
conced ido pr ivilegios a los m iembros de las o fic inas (qui in sacris scriniis
militant):
7 DloPFYROT
EL «CÔDIGO TEODOSIANO»
99
CRISIS E INFLACIÔN
98
Las exenciones se extendfan en parle a la fam ilia de los militares: le beneficios. Asf pues, la. Iglesia te~fa un pape! tempo'.·al expl.fcito ._Debfa
gar urar cierta cohesion soc1al, socorncndo a los pobrcs._«La n9ueza d~bc
Los militares deben quedar cxentos de las tasas personale:-., ell os mismos aseg . obligaciones seculares y los pobres deben se1 socorndos po1 la
urntr 1as . , Il
sus padres y madres, sus esposas ... Los servic ios fluviales quedaran exento' a~ eza de la Iglesia», 1 de junio de 326 (~1 h X~l .2.6~. Pore o, muy pron-
de una unidad de tasa ... Los caballeros y los infantes quedaran cxentos de tas s riqu ·a recibio el estfmul o de una sen e de pnv1leg10s, entre los que des-
persona! durante su servicio activo. S i un mi litar deja c l servicio tras 15 anoa to
la 1g1est . · · b
las exenciones «del cnsarg1ro, dado que las ganancias ene 1c1an a
r· ·
. . 1 s
de scrv1c10 y antes l e los 24 afios , goza de una exenci6n persona!. La cspos ta~ab~~res, de tasas territoriales», 26 de mayo de 353 (CTh X~~ 2. 10~ ..
de un militar de los servicios fluviales qucdara excnta una vez q ue su marie!~ 10 be modo que los clérigos quedaron «exentos de los serv1c1os publtcos
haya cumplido 24 ai'ios de servicio ( 17 de junio de 325, CTh VII 20.4), · · de las cargas de perceptores y cobradores de tasas», 2 1 de oc-
0 bhgatonos .. · · · . .
bre de 319 (CTh XVI 2.2). Estas exenc1ones fueron conftrmadas Y aumen-
y fueron confirmadas frecuentementc. Los soldados también fueron dispen-
sa.dos de las obligaciones mas oncrosas.
~~das con gran rcgularidad.

3.2. «Ayudas a la reconversiôn » 4.2. Las otras religiones


Los miembros de Jas otras religiones disfrutab~n de varias ~~ntajas, pero
Los veteranos también gozaban de numerosas ventajas que les permitfan sin valor economico. Se trataba de privi legios des~mados a fa~1hta~ s~ _labor.
integrarse con mas facilidad en la vida civil. Los donativos de tien-as abando- El hecho de que solo los cristianos tuvieran venta.Jas econom1cas sirv10 para
nadas eran frecuentes, y a menudo esta.ban acompanados de ayudas en dinero reforzar su poder temporal.
o en cspecies. Esta posibilidad subraya la abundancia de tierras abandonadas
Y. e~ déficit ?e
productos agrfcolas del imperio. Se tomo esta medida al prin-
c1p10 del remado de Constantino, y fue confirma.da en varias ocasiones. Los 5. LOS GRUPOS PROFESIONALES UTILES AL !MPERIO
veteranos tenfan derecho a dedicarse al comercio. Al igual que los agricul-
tores, disfrutaban de una exenci6n del crisargiro para vender los productos Dos grupos de artesanos disfrutaron de exenciones. . .
de su tierra. El e mperador limit6 el alcance de las exenciones a finales del E n primer tugar, las profesiones dedic~das al embellec 1m.1ento de los
sig lo IV, ta! vez a causa de los excesos cometidos. dificios. Habfa 35 grupos de artesanos ded1cados a las operac1ones de ela-
~oraci6n, realizaci6n y mejora de los e?i ficios. Se trataba de artesa~os es-
pecializados en artes plasticas y pict6n cas, no de artesanos u obre1os que
4. L AS RELIGIONES tevantaran la obra.
El segundo grupo eran los artesanos del ?~mi~io rural. . ,
4. 1. Los cristianos El sistema econ6mico s61o podfa sobrev1vir s1 la poblac1on urbana, o la
poblaci6n rural que se refugiaba en la ciudad cuand~ habfa des6~de~es, ha~­
Los miembros del clero disfrutaron muy pronto de los privilegios que li- bres 0 epidemias, disponfa de comida. Por eso, el s1stema ,econom1co p.rop1-
braron a la Iglesia de impuestos y cargas. Estos privilegios fueron confirma- ciaba cierta demagogia por parte de los emperadores . H~~ia dos profes1ones
dos con frecuencia. Las ventajas relacionadas con la funci6n eclesiastica eran estrechame nte relacionadas con la preparaci6n y el sum1111stro de pan: nave-
tan importantes, que muchos decuriones o miembros de guildas hallaron en gantes y panaderos.
Por un lado, la lcgislaci6n cra mcnos profusa para los panaderos «que
ella una escapatoria para librarse del impuesto. En mucha ocasiones los em-
peradores trataron de poner coto al paso de contribuyentes importantes a la estan sujetos al servicio del pan, con exclus ion de todos los demas», 6 de
Iglesia. Estos privilegios no estuvieron al alcance de los decuriones. La fun- junio de 355 (CTh XIV 3.2). . . .
Por otro, el pape! de los navegantes (navi~ulanus) dentro d~ este s1ste-
ci6n de la Iglesia le permiti6 sustraerles bajo deterrninadas condiciones a co-
ma era de primer orden, ya que llevaban el tr.1go ~ las grandes c1udades del
mienzos de la década de 370, y luego, del todo, a finales de esa década. Tam-
bié n se obtu vieron pequenos privilegios para los asistentes de los miembros imperio. Por eso se les tiberaba de otras obl1gac1ones. Soportaban algu~as
del clero. cargas especiales, pero el peso de esta corporacion era tal que la~ ventaJaS
fueron confirmadas e n vari as ocasiones. En 3 15 los navegantes d1 sfrutaron
La filosoffa de los emperadores qued6 plasmada en 326: la Jglesia dc-
de las primeras ventajas, sin duda para paliar la dificultad del cargo. Fueron
sempeiiaba una funci6n de asistencia a los pobrcs, por Io que convcnfa otor-
100 CRISIS E INFLACIÔN

confinnadas con regularidad, a veces de forma muy precisa. Los navegantes


también gozaron de exenciones con un alcance mas general. Sin embargo,
esta profesi6n acab6 teniendo mas inconvenientes que ventajas, sobre todo
cuando los avatares hicieron mas insegura la navegaci6n. Entonces hubo que
obligarles a que no abandonaran su profesi6n y cumplieran con sus obliga-
ciones. Por otro lado, habfa que mante ner el numero de navegantes. No obs-
tante, algunas profesiones lograron eludir este tipo de funci6n.
Los médicos y los profesores gozaron muy pronto de ventajas y exen-
ciones. Gracias a sus privilegios dis frutaron de un relativo sosiego (exenci6n
de requisa) y de ventajas financieras (servicios obligatorios). Estas ventajas 9. CORRUPCIÔN Y MALVERSACIONES
respondfan al mismo fin: el servicio al emperador. Los fil6sofos también te-
nfan privilegios. Asf ocurri6 con Eumenio y Libani o, que mantenfan estrechas
relaciones con las estructuras administrativas del imperio. El papel de los
médicos era mas claro. Los que estaban al servicio del emperador debfan dis- El servicio imperial era una fuente de ingresos ~fc.itos, pero t~mbién
frutar de los mejores beneficios, que en parte fueron otorgados a sus colegas ro iciaba los enriquecimientos ilegales. ~n el C:od~go Teodosiano se
si se ponfan al servicio del Estado cuando las guerras y epidemias asolaban frasfuce una sociedad sumamente corromp1da. Nmgun sector de la so-
el imperio. En un primer momento, a principios del siglo 1v, se otorgaron pri- ciedad parece estar a salvo de condenas.
vilegios a unos y otros. Estas leyes fueron eonfirmadas en varias ocasiones,
pero los privi legios de los fil6sofos s6lo fueron confirmados una vez.
Los privilegios de los médicos fueron confirmados y reforzados de acuer-
do con su proximidad a la persona del emperador. Los médicos de palacio, J. LA CORRUPCIÔN DE LOS ADMINISTRADORES EN EL «CÔDIGO TEODOSIANO»
ademâs de los privilegios generales, gozaron de otros especiales.
El ejercicio de cargos publicos era una de las principales fuentes de en-
ri uecimiento en la sociedad del Bajo Imperia, gracia~ al ~o~er otor~a~o a
6. LAS MEDIDAS QUE AFECTABAN A LOS PROSCRITOS c~a funcionario. Asf Io revelan las menciones de ennquec1m1entos rap1dos
al servicio del emperador. . d b 1 x
Hubo frecuentes confiscaciones de bienes y proscripciones, sobre todo
a causa de las guerras civiles. Por ej emplo, Constancio efectu6 una «revo-
' Aunque se tolerara este enriquecimiento, el le~1slador .c~n ena c°Jd~
esos que podfan cometer los funcionarios demasiado cod1c10sos. E
f
igo
-
caci6n de los privilegios concedidos por nuestro enemigo rc onstantino] », ~eodoriano nos presenta un amplio panorama de los robos y exceso~
con:ie-
29 de abri l de 340 (CTh XI 12. 1), y mas adelante, a rafz de la victoria de tidos ~or los poderosos, asf como de los métodos utilizados por func1onar1os
Juliana, varias leyes e vocaron esta cuesti6n de los «bienes rec uperados», poco escrupulosos. · f ec'a
l 2 de noviembre de 363 (CTh XI 20. I); la mi sma ley 26 de abri! de 364 Muchas veces se arrendaba el cobro de las tasas. Este s1stema avor 1
(CTh XI 20.2). mas al Estado que a los particulares, ya que los recaudadores trataban de ren-
tabilizar su carga cuanto antes mejor:
7. PRIVILEGIOS VARIOS El derecho a recaudar las tasas debe scr arrendado a la i:ersona que haya
hecho la mejor oferta. El perfodo de arriendo sera de Ires anos, ~ no .~eb~r~
Exenciones de personas ffsicas: en general las viudas y huérfanos estaban ser interrumpido. Pasada esta fecha, los derechos de suba st~ Y o tenc1 n e
dispensados de las tasas. Tenfan el mismo rango que las monjas. Los padres contrato se renovaran de la misma forma que los demas. S1 ~e ~escubr~ q~e
un recaudador de impuestos ha exigido y cobrado a los pr~ v1.nc 1 a les mas e
de familias numerosas quedaron dispensados de c iertas tasas. En esta misma
la cantidad establecida por la ley, pagara con su vida ( 1 de JUiio de 321, CTh
categorfa podemos incluir también a los exportadores que vendfan productos
a los barbaros. IV 13. 1).

·
La malversaci6n de cant1dades pagad as e n concepto de impuestos. o tasas
d 1
fue una de Jas corrupte las mas frecuentes, pues ya l ~s leyes mas ?nt1guas e
C6digo Teodosiano la condenan. Estas malversac1ones se podian cometer
100 CRISIS E INFLACIÔN

confirmadas con regularidad, a veces de forma muy precisa. Los navegantes


también gozaron de exenciones con un alcance mas general. Si n embargo,
esta profesi6n acab6 teniendo mas inconvenientes que vcntajas, sobre todo
cuando los avatares hicieron mas insegura la navegaci6n. Entonces hubo que
obligarles a que no abandonaran su profesi6n y cumplieran con sus obliga-
ciones. Por otro lado, habfa que mantener el numero de navegantes. No obs-
tante, algunas profesiones lograron eludir este tipo de funci6n.
Los médicos y los profesores gozaron muy pronto de ventajas y exen-
ciones. Gracias a sus privilegios disfrutaron de un relativo sosiego (exenci6n 9. CORRUPCIÔN Y MALVERSACIONES
de requisa) y de ventajas financieras (servicios obligatorios). Estas ventajas
respondfan al mismo fin: el servicio al emperador. Los fil 6sofos también te-
nfan privilegios. Asf ocurri6 con Eumenio y Libanio, que mantenfan estrechas
relaciones con las estructuras administrativas del imperio. El papel de los El servicio imperial era una fuente de ingresos lfc.itos, pero t~mbi~n
médicos era mas claro. Los que estaban al servicio del emperador debfan dis- propiciaba los enriquecimientos ilegales. ~n el ~6d~go Teodosiano se
frutar de los mejores beneficios, que en parte fueron otorgados a sus colegas trasluce una sociedad sumamente corromp1da. Nmgun sector de la so-
si se ponfan al servicio del Estado cuando las guerras y epidemias asolaban ciedad parece estar a salvo de condenas.
el imperio. En un primer momento, a principios del siglo 1v, se otorgaron pri-
vilegios a unos y otros. Estas leyes fueron confirmadas en varias ocasiones,
pero los privilegios de los fil6sofos s61o fueron confirmados una vez.
Los privi legios de los médicos fueron confirmados y reforzados de acuer- I. LA CORRUPCIÔN DE LOS ADMINISTRADORES EN EL «CÔDIGO TEODOSIANO»
do con su proximidad a la persona del emperador. Los médicos de palacio,
ademas de los privilegios generales, gozaron de otros especiales. El ejercicio de cargos publicos cra una d~ las pri.ncipales fuentes de en-
riquecimiento en la sociedad del Bajo Impen o, gracia~ al ~od.er otorga~o a
cada funcionario. Asf Io revelan Jas menciones de ennquec1m1entos rap1dos
6. LAS MEDIDAS QUE AFECTABAN A LOS PROSCRITOS
al servicio del emperador. .
Aunque se tolerara este enriquecimiento, el le~1slador .c~ndenaba los ~x-
Hubo frecuentes confiscaciones de bienes y proscripciones, sobre todo cesos que podfan cometer los funcionarios demasiado cod1c10sos. El C6digo
a causa de las guerras civiles. Por ejemplo, Constancio efectu6 una «revo- Teodosiano nos presenta un amplio panorama de los robos y exceso~ con:ie-
caci6n de los privilegios concedidos por nuestro enemigo [Constantino]», tidos por los poderosos, asf como de los métodos utilizados por func1onanos
29 de abri] de 340 (CTh XI 12. 1), y mas adelante, a rafz de la victoria de
poco escrupulosos. . ,
Juliano, varias leyes evocaron esta cuesti6n de los «bienes recuperados», Muchas veces se arrendaba el cobro de las tasas. Este s1stema favorec1a
12 de noviembre de 363 (CTh XI 20. 1); la misma ley 26 de abri! de 364 mas al Estado que a los particulares, ya que los recaudadores trataban de ren-
(CTh XI 20.2). tabilizar su carga cuanto antes mejor:
El derecho a recaudar las tasas debe ser arrendado a la persona que haya
7. PRIVILEGIOS VARIOS hecho la mejor oferta. El perfodo de arriendo sera de tres ai'ios, y no .deberâ
ser interrumpido. Pasada esta fecha, los dercchos de subast~ y obtenc16n del
Exenciones de personas ffsicas: en gencral las viudas y huérfanos estaban contrato se renovaran de la misma forma que los demas. S1 s.e ~escubre que
dispensados de las tasas. Tenfan el mismo rango que las monjas. Los padres un recaudador de impuestos ha exigido y cobrad~ a los pr~v 1.nc1ales mas _de
de fami lias numerosas quedaron dispensados de ciertas tasas. En esta misma la cantidad establecida por la ley, pagarâ con su vida ( 1 de JUlto de 32 l, C fh
categorfa podemos incluir también a los exportadores que vendfan produclos IV 13. 1).
a los barbaros.
La malversaci6n de cantidades pagadas en concepto de imp~esto~ o tasas
fue una de Jas corruptelas mas frecuentes, pues ya l~s leyes mas ?nt1guas del
C6digo Teodosiano la condenan. Estas malversac1ones se podian cometer
102 CRISIS E INFLACIÔN CORRUPC IÔN Y MALVERSACIONF.S 103

tanto en pe1juicio de individuos como de ci udades, o incluso de otros funcio-


narios. Podfan consistir en nombramientos ilfcitos de panaderos poco honra- LA REPRESIÔN
dos. Falsificando los registros de reparto de los impuestos y tasas se aumen-
2.
taban las_tasas de los mas humildes y se rebajaban las de los contribuyentes para limitar los posibles excesos d e los ad mini strad?rcs, c l emperad~r
mas pud 1entes. E l C6digo conden6 con frccuencia este trâfico. Estas fa lsifi- ·z6 rapidamente un sistema de apelaci6n ante los tnbunales . Para fac1-
cacion~s podian llegar hasta la exigenc ia de impuestos por bienes situados en orgam . .
rocedumentos · e l penodo
reduJO , · ·d a d d e 1os tecau
d e act1v1 · d a d o-
litar e Stos P . .
otras crndades. Estas transferencias de impuestos provocaban la ruina de las ermiti6 que los prov111c1ales demandaran. Los emperadores trataron
c lases «medias», los pequefios prapietarios. Los decuriones mas modestos YP
res, ·mitar de un modo mas , o menos puntual, las pos1"b'l"d1 1 ad es d e prevm··1-
de l1
también pagaban demasiadas tasas. Este mecanismo de sobre impos ici6n de caci6n y corrupci6n. La abundancia de estas leyes muestra b.1en a 1as c 1aras
' ·

los «pequefios» decuriones fue denunciado por Libanio a prop6sito de los que no surtieron efecto. . . .
repartos de cargos, y en particular los de cobradores, que con demasiada fre- Otros pasajes mencionan explfcitament~ ~a c~1Tupc1~n activa o pa~1va de
cuencia, por Io menas asf Io veia él, recalan sobre los decuriones mas mo- · tos administradores para obtcner un pnvileg10. La ltsta revela la 1mpor-
c1er · ' . . · ·, d 1
destos, provocando su ruina. H ubo recaudadores que trataron de falsificar los tancia de la corrupci6n en esta o ligarquia adm1mstrat1~a: corrupc10n e _go-
registras de cuentas para exigir mas irnpuestos de los debidos. bernador de provincia, del proc6nsul, en un cargo mumc1pal, en la _~uard 1a o
Algun?s contribuyentes trataban de evadir impuestos colocândose bajo lativa a la guardia, corrupci6n relativa a los patronatos, corrupc10n en los
la protecc16n de los potentados, o cambiando los registras de imposici6n de ~~cios, en las oficinas, en el ejérc ito y en la recaudaci6n del impuesto:
~as parcelas. Entr~ los métodos empleados para aumentar el gravamen de los El sistema admin istrativo toleraba hasta ta! punto estas malversac1ones,
1mpuestos cabe c 1tar las trampas en pesos y medidas, condenadas repetida- ue Io unico que se intentaba era limitarlas, mantener a los defraudadores en
mente en el C6digo. Los recaudadores de impuestos au mentaban en benefi- ~uestos subalternos, y sobre todo evitar que un funcionario culpable acce-
cio propio la cantidad del impuesto. Desde las primeras Jeyes del C6digo los diera a cargos mas importantes.
emperad ores condenaron con firmeza esta prâctica. Para rentabi lizar los car-
gos de recaudadores, alg unos funcionarios in ventaban tasas nuevas o tra-
taban de ~mpl i ar la base tributaria de algunos impuestos, creaban tasas 3. TESTIMONIOS LITERARIOS SOBRE LAS MALVERSACIONES
nuev.as o _mcluso re,cauda_ban impuestos s in estar acreditados para ello. Un
func10nano se pod1a ennq uecer con faci lidad apropiândose de los bienes Las crlticas y los ataques a la com 1pci6n y las malversaciones de fondas
publicos. de bienes iban dirigidos sobre todo contra la admin istraci6n del Estado, el
0
Hubo administradores que se aprovecharon d e sus fu nc iones para au- ejército y la Ig lesia. Resefiamos aquf algunas de estas crlti c~s, otras se ~~­
mentar su patrimonio. Podian exigir la venta de una finca, o Jiberar a un ter- cuentran en el capitula dedicado a las fortunas. No es d e extranm· que las c11tt-
cera de una deuda a cambio de una venta efec ti va. Vo lvemos a encontrarnos cas se hayan centrado en estas tres estructuras. Eran la~ tr~s estr~ctura~ eco-
aqui con el relevante pape! de la deuda como acelerador de Jas transferencias n6micas mas ricas e importantes en el conjunto del terntono del 1mpeno.
entre g~upos sociales. Esta practica se conde na con frecuencia en el C6digo Estas crlticas g iraban en torno a algunos temas, que encontram~s. en las
!eodosiano, aunque esta claro que sin resultados, ya que después de varios distintas estructuras del Estado: la corrupci6n, con venta de los ser v1c1os ad-
t~te~tos el C,6digo se limita_ a_ prohibir la adquisici6n de bienes en Jas pro- ministrativos, el acaparamiento y la malversaci6n d e cantidades y bienes pu-
vmcias de ongen de los adnumstradores. La sujeci6n a servicios forzosos su- blicos .
plemen tarios también era muy frecuente, a juzgar por los excesos denuncia-
dos en el C6digo Teodosiano.
El rango de lo.s mo~etar~?s d ebfa permitir que se les intcrrogara en el 3.1. Los ad111inistradores
tran_s~urs? de una 11:vest1gac1on, sobre todo para evitar robos de mo nedas y
fals1ficac10nes. Teman que dar cuentas en cualquier momento. E n este ca- Los testimon ios literarios sobre las malversaciones (véase el anexo) co-
pitu lo se podrian incluir los fraudes relacionados con el cambio de mone- rresponden, por Io general, a los de litos reprimi~os po~ el C6~igo Teodosiano.
d~s, c_omo el de Orfito, que malvers6 l l .466 s ue ldos en pe1juicio d el arca Reflejan Io gencralizados que cstaban los func1onam1entos irregulares ~n la
vuiana. administraci6n imperial. Los cargos publicos eran ocasiones para ennque-
cerse con rapidez, por Io q ue no es extrafio que las crfti cas ,denunc.ien lo s
abusos d e una adm inistraci6 n mal controlada. A l pareccr, habia dos upos de
situaciones q ue permitian malvcrsar dinero o enri queccrse ilegalmente.
104 CR ISIS E INFLACIÔN CORRUPCIÔN Y MALVERSACIONES 105

La recaudaci6n de las tasas y su redistribuci6n eran operaciones de en-


vergadura y delicadas, que resu ltaban muy tentadoras. Por eso el mayor nu- 3.2. Los militares
mero de testirnonios se retïeren a este ambito.
E l testimonio de Lactancio revela, ademas, varias tipos de fraudes: la de- Los reproc hes d iri gidos a los mil itares solfan ser de dos tipos (véase e l
terminaci6n de un numero exagerado de capita y la as ig naci6 n de tierras a
personas que no las poseian. Anexo) . . .
El primera se podrfa caracterizar como e l dehto de patronato, en el sent1-
L~ com paraci6n entre los textos de Salviano, el panegfrico de Autun y Ja do que Je da Libanio. Los militares v~~dfan su protecci6n'. ya a la fue~za, ya
ley, c1tada infra, de 415, pone en evidencia que las desgravaciones favo re- petic i6 n de los habitantes de una reg1o n. Entonces extors10naban cantidades
cfan mas a los ricos que a los pobres.
~e dinera o, por el contrario, podfan impedir que aparecieran los recaudado-
El segundo arquetipo se refiere al «trafico de influencias», que nos lleva res para cobrar las tasas y los impuestos habituales. . . . ., .
al delicado problema de la venta de cargos publicos. Segun Jones, las pri- Por otro lado, Ios militares mas duchos en la adm1111strac16n del eJerctto
meras ventas de cargos aparecieron en e l siglo 111, y Iuego la costumbre se podfan vale!·se de s~s fun cioncs, como cu~Iquier otro administrador, para
generaliz6 durante los reinados de los hijos de Constantino. Juliano César Jas malversar dmero o b1enes en provecho prop10.
proh!bi6 (Am., XX 5, 7), pero una vez nombrado augusto prohibi6 q ue el
desd1chado demandante tratara de recuperar las cantidades que habfa pagado
al suffragator (corrupto) (CTh li 29. l ; Am., XXII 6, 5). Teodosio trat6 de Ji- 3.3. Los religiosos
mitar el uso del suffragium a la obtenci6n de un ascenso o una menci6n ho-
norffica. El suffragator debfa devolver la cantidad si fracasa ba (CTh II 29.2; Las crfticas dirigidas a la lglesia giran en to rno a varias temas parecidos
CJust IV 3). Z6simo afirma q ue durante el re inado de Teodosio se vendieron a los mencionados hasta ahora.
muchos cargos:
El primer tema, sin duda, era la venta del cargo de obispo, como en el
caso de los administradores. Al parecer, esta represi6n de la s imonia fue mas
Puesto que [Teodosio) di lapidaba al azar los cauda les del Estado entre
frecuente en e l siglo v q ue en e l 1v. Es di ffcil determinar la importancia de
quienes no Io merecfan, 16gicamente se vefa necesitado de rnas recursos, con
Jas ventas de cargos. Esta nueva costumbre, consecuencia del enriquecirnien-
Io que puso en venta los gobiernos provi nciales, teniendo por bueno a quien
aportase mas [campos oJ dinero y sin reparar para nada en reputaci6n o serie- to de la Iglesia, ya habfa aparecido en los primeros conflictos entre la ~glesia
dad de la forma de vida. Y podfa verse c6mo cambistas, usureros y otros que y los emperadores, cuando habfan presio nado par~ o~tener no.mbram1entos:
ejercfan en la plaza los mas viles oficios, brindaban las insignias de Jas magis- «Tu repartes las sectes episcopales e ntre tus part1danos, sust1tuyes buenos
traturas y entregaban las provincias a los que disponfan de mayores recursos obispos por ma los. Encarcelas a sacerdotes, utilizas. tus legio.nes para aterr~­
(Z6s., IV, 28, 3-4). rizar a la Iglesia, reunes concilias, haces que los ob1spos occ1de.ntales, ~eu~1-
dos en Rfmini, caigan en la impiedad, engafiados por la mentira» (Hilano,
E.ste fue, sin d uda, el origen de las fortunas de Rufi no y Eutropio (Clau- Contra Constancio, 7). Durante e l s iglo v la Iglesia fue lo basta nte fuerte
diano, Contra Rufino, I 79, 180; Contra Eutropio, J 196; Z6s., V, 1). En como para resistir las presiones del poder polftico, pero mas débil frente a la
~riente, durante el reinado de P ulqueri a, los puestos se subastaban (Euna- corrupci6 n interna, inherente a una gran o rganizaci6n econ6 mica. A veces
p10, ~r 87, FH G IV 185 1). Teodosio II trat6 de reaccionar, legislando la estos no mbramientos afectaban a las funcio nes mas administrati vas de la
pract1ca de la compra de recomendac io nes de los adjuntos a jefes de ofic i- lglesia.
na (CJus t XII 9 7), pero prohi bi6 el trafico de puestos de autoridad (CJust Corno en las demas o rganizacio nes adm inistrativas, surgieron en e l seno
IX 27 3). Marciano confirm6 esta prohi bici6 n (Teodoro el Lector, Historia de la Iglesia acaparadores y con-uptos. La riqueza eclesiastica atrafa a quie-
eclesiastica, 1 2). Zen6n organiz6 ventas de cargos, tanto honorfficos como nes anhelaban una vida lujosa. Las otras re ligiones tampoco estaban a salvo
~e autoridad: creaci6n de la func i6 n de consul ho norario pagada con JOO de estas com1ptelas.
li bras de oro (CJust XII 3 3 1, CJust XII 3 4 J ). H izo que se pusieran en
venta unos cargos con la mediaci6 n de Sebastian o de su entorno, q ue de
paso o btenfan un benefi c io (Malchus, fr 9 FHG IV 185 1, p. 118). Honorio
repr imi6 esta corrupci6n (Claudiano, Sobre el tercer consulado de Hono-
rio, 186; Contra Estilic6n , li, 11 4 ).
LA SOCIEDAD DESIGUAL 107

·no fue ejecutado por desatar la c6lera del emperador, y todas sus pro-
~atderd
ie a e
s fueron repartidas entre otros duefios. Pese a ello, los recursos de
d' .
P ·1·a gracias a su fe, aumentaron de tal manera que no se po ia c1tar
f 1
la ami ' Mas adelante, cuando su f ortuna se d.1v1·d·6
a nad .ie que les sobrepasara. , .. .
1 en
1
Partes segun el numero de htJOS, la parte de cada uno, gracias a a
nueve. ·6n divina ' habfa aumentado hasta ta! punto que la 11queza ·· d e 1os h'1-
bend ici ' . . d N' trd d
. s sobrepas6 a la prospendad de los padres» (Gregorio e 1sa, vt .a e
santa Macri·na ' 20 ' 10-20).' E n efecto '. aunque muchos romanos conoc1eron
JO
. .
10. LA SOCIEDAD DESIGUAL: la po breza • el punto de v1sta de Salviano seguramente · es exageiado.
, «La
·
FORTUNAS Y NUEVOS · ua abundancia nos ha abandonado, las nquezas de 1as epocas anteno-
antig han q uedado leios. Estamos sum1'd os en 1a m1sena» . . (S a 1viano,
. D e gube1·-
CONJUNTOS SOCIALES res ~ · · 1 ·
natw · ne Dei VI
, , 52) · Las ciudades y campos estaban en cns1s, . as nquezas
.
110 se dejaban ver, salvo en algunos casos, pero llevaban ya vanos s1glos en
esta situaci6n. . .
Tenemos muy pocas descripciones de fortunas pnvadas que nos perm1tan
El sistema de distribuci6n y el avance de la corrupci6n no podfan l ·brar la importancia de las riquezas y las diferencias entre ellas. ~n los
ca 1 . b·1· ·
por menos de propiciar Jas desigualdades sociales. Disponemos de muy textos patrfsticos a veces se describen Ios b1enes ~o 1 ianos ~ se menc1on~n
poca informaci6n sobre las fortunas privadas (aunque parece que fue- vasos, correajes u objetos de oro y plata. En la vida de ,Pelagia el aut.or ano-
ron colosales). El mundo de la Iglesia fue el principal beneficiario ins- nimo menciona la presencia de un cofre que contema todas las nq~ezas
titucional de los trasvases de riquezas que tuvieron Iugar en la franj a (Pelagia la penitente, 36). Los. numerosos ~allazgos de t~soros deylatena re-
mas rica de la sociedad. Esta fragmentaci6n social entre muy ricos y fuerzan la idea de que hubo c1erta prospendad en el BaJO Impeno'. o por Io
muy pobres llev6 a .la formalizaci6n de nuevos conjuntos sociales, como menos se pudo conservar gran cantidad de plata en forma de ban~eJas, vas_os
el patronato y el colonato, este ultimo desarrollado paralelamente a la u otras formas de platerfa. En otros muchos casos se trata de objet?s vana-
esclavitud. dos (cucharas, coladores), lingotes o incluso trozos de metal, que se JUntab~n
con las monedas de plata en Ios tesoros. Todos estos elementos n?s confir-
man la riqueza del momento y Io corriente que era la plata. Juan ~ns6stomo,
a principios del siglo v, conden6 el lujo de los adornos fememnos: «lHa~
algo mas insensato que la compra de todos estos adornos por los paseantes.
. ~! Bajo Imperio, época de cambios, fue en parte un perfodo de empobre-
Puede que no tenga nada de extrafio que se luzcan ~n las ,term~s o en las pla-
c1m1ento general y en parte un perfodo de redistribuci6n de riquezas. El mar-
zas publicas, pero lacaso no es ridfculo que una muJer as1 atav 1a~a ose cru~!""
co ?~neral de explota~i6n del suelo cambi6 profundamente, con la reorgani-
el umbral de una iglesia?» (Juan Cris6stomo, Homiffa 28, 5; vease tamb1en
zac1on de las explotac10nes rurales, la concentraci6n de tierras y la mejora de
Comentario sobre lsafas, III 9).
la productividad, que sin duda fueron las lfneas maestras de estas transfor-
Las menciones de fortunas territoriales son mas nurnerosas, aunque por
maciones. La cantidad de metal precioso amonedado disminuy6, pero resul-
lo general aparecen en relatas de requisas o en textos hagiog1:Micos, p~ra re-
ta diffcil imaginar que desaparecieran por completo masas de metal precio-
saltar la irnportancia de las donaciones permitidas a la Iglesia, dos generos
so, oro o plata. La evoluci6n social estuvo acompafiada de una evoluci6n de
literarios que a veces son poco fiables.
las f?r~unas. Las riquezas todavfa consistfan en «vasos de oro y plata, vastos
dom1111os», como decfa Agustfn (Sermon 39, 3). Los documentos referentes al principio del siglo IV son los mas escasos.
Justo al final del siglo Ill o al comienzo del 1v, Antonio don6 a la I~lesia
«unos bienes de sus padres, 300 aruras» (Atanasio, Vida de s~n Anto.nw, 2_),
l. LAS FORTUNAS PRIVADAS unas 81 hectareas. Del milagro de Sebastian podemos deduc1r la existencia
de otros dorninios, tal vez especializados en el cultiva de la vid: a .comien-
zos del siglo 1v Sebastian devolvi6 su aspecta orig~nal a un vino a~ magrado
En cl Bajo lmperio era posible e nriquecerse mu y rapidamente. La fa-
que un propietario guardaba en 200 toneles (Evod10, Sobre los mtlagros de
milia de santa Macrina es un buen ejemplo de ello: «A los padres de nues-
san Sebastian, II 3). .
tro padre les quitaron sus bienes por haber confesado el Cristo. E l abuelo
Con Juliano aparecen algunas menciones mas explfcitas de la extens16n
LA SOCIEDAD DESIGUAL
109
CRISIS E INFLACIÔN
108
de las fo rtunas, pues la riqueza ya no se escond la: «Ütros, sin que nadie les
·
110 eran conocidos por esta honorable persona. Hizo tan mal
gas distancias ' un se dicc en poco ticmpo y a sab'ien d as Il evo' 1a i·ui -
haga preguntas, ponicndo cara seria, exaltan desmcsuradamentc su fortuna» uso de ellos,que,, seg(Sf~aco Carla 4 68· 386-387), y é l mismo alude a las
(A m., XIV 6, 10, al fin al del re inado de Constancio Galio). El propio ern- dichos oca es» ' ' ' t la
na a · d ·nios espanoles: «una vez al afio, vuestra carta me rae
perador posefa «un pequeno dominio de cuatro tierras, que su abuela le ha tas de sus om1 ff . (S'
ren , H uf las ganancias, las rentas que me sirve ispanta» imaco,
dej ado en Bitinia» (Juliana, Carla 4). Con motiva de las requisas, los hagi6-
alegn a4 ;8;qJusto a finales de l siglo IV Porfirio envi6 a Marco~ para que
grafos mencionan las propiedades de un cristiano de Ostia: «Cuando Juliano
Carta. : u . arte de la here nc ia: «Yo reparti los bienes de Porfi rio con st~s
fue nombrado César por el e mperador Constanc io, public6 una ley que prohi-
recog1e1a \ pego les volvf a vender por 1.000 sueldos la part~ que me ~ab1a
bfa a los cristianos tener posesiones . Galicano tenfa 4 casas en e l territorio de
Ostia. Dios se convirti6 en vengador de su propietario, hacienda que los que herrn~~~ c~anto a los vestidos y la plata, me los llevé c?nm1go, ade~as de
se introducfan e n ell as para tomar posesi6n en nombre de l fi sco fueran po- to~~~ ~oncdas de oro» (Marcos Dia~on~, Vida de Porfirio, 6). ~gustm tam-
sefdos por e l demonio» (Le martyre des saints Jean et Paul, le 26 j uin 362, 1:, enciona varias posesiones terntonales en cl norte de A ~11ca. _
Rome, H. Lcclercq, 4, 1904 , p. 84). Procopio «Se retir6 a Cesarea de Capado- b1en m . . SC hicicron aun mas precisaS en los ult1mos anoS del
Las descnpc1ones . . "- f'
cia con su mujcr y sus hijos, porque habla decidido vivir en esc lugar, dado el v sobre todo en los grandes textos hag1ogra 1cos, que se
siglo 1v Y en
1 , ' · · · p e·emplo '
describir las fo rtu nas de los notables cnstianos. or J
que alll posefa propiedades de gran valor» (Z6s., IV, 4, 3).
Las descripciones se hicieron mas largas y precisas en la é poca de los Va- cornp Macian. en asum'1a su parte de todas las prcocupaciones de su madre,
anta acnna « . . b ,d -
lentinianos. Las de los bienes de Probo, prefccto del pretorio en 368-375, po- s e tenfa cuatro hijos y c inco hijas y pagaba el 1mpues.to ~ t1es go er~a o
ne n en evidenc ia la dispersi6n de los bienes en el imperio: «Era conocido en qu ues sus bienes se encontraban en otras tantas prov111c 1as» (G~egono de
todo e l mundo romano, donde posefa dominios desperdigados casi por todas res, P M · 37 39 Probablemente las tres reg1ones eran
Nisa Vida de santa acnna, 5 , - · . .
partes» (Am., XXVII 11 , 1). ' c padocia y Arme nia). El autor de la vida de santa Me 1anta es qu1e_n
Libanio ha dejado a lgunas descripciones de bie nes. Vendi6 «bienes para ~~~t~~ d:jado una descripci6n mas precisa de la .fo~tuna de .una gran _fam1-
sobrevivir en Atenas» (Libanio, Discurso / , 27). Describe las propiedades r mana. Estos dominios SC repartfan por las d1 stmtas !·eg10nes del 11npe-
de su tfo, que considcra modestas: «apenas pudo comprar un solo campo, y ~a r~ producfan e levadas rentas anuales: «[Piniano, mando de santa Mela-
ni siquiera de los mas maravillosos. Posefa diez esclavos, doce mulos, tres ~~ tenfa como renta anual 12 mirfadas de oro [ 120.00~ sueldosj, mas o
caballos, cuatro perros de Lacedemonia» (Libanio, Discurso sobre los pa- \os sin contar con los bienes parafernales procedentes de s.u ,esposa ...
tronatos, 28) . Tambié n proporciona detalles sobre el dominio de un gober- ~~ra ta limosna] enviaban a los distintos palses, para u?o 4 mmadas.'/a~a
nador: «Fue mayor su pena cuando una enfermedad estacional destruy6 las otro para otro dos y para otro mas uno, y as1 suces1v ament~» ( V1 a e
plantas productoras de vino que posefa en e l territorio de Tiro» (Libanio, e
1 M3 ' · l S) Las cantidades retiradas de la ve nta de sus b1enes, a las
santa e1ania , · · p· · as 15
Discurso /, 265). E l cultiva de la vid todavfa era un cultiva especulativo. La que se sumaban las cantidades reunidas por Melania Y mia~o, eran un .
descripci6n de los bienes de Ausonio da a entender que la superficie total toneladas de oro: «Un dia que habfamos juntado. una cant1.dad de oro 1~~
de su dominio rondaba las 220 hectareas: «Cultiva 200 yugadas de campo, mensa e innombrable para enviar de ella 45 .000 ltbras de o10 para .e,I serv i
1OO yugadas de vinedos y la mitad de pradera; e l basque se extie nde por cio a los pobres y a ios santos, al entrar en el triclinium me parec10 .ver la
mas de l doble que los prados, las vinas y las tie rras de labran za ... Siempre casa iluminada por la abundancia de riquezas como por un f ~ego» (Vida de
almaceno cosechas para dos anos, porque quien no hace una importante pro- · 17) Con motiva de la confiscaci6n de los b1enes de Hera-
visi6n esta siempre expuesto a pasar hambre» (Ausonio, Obras personales santa M eIama , · 4 000 l' b · d
cl iano se hizo inventario de una pequefia fo rtuna de unas . 1 ias e
12. 3). Sidonio Apolinar ha dejado dos descripciones de los dominios de
oro, es decir, algo mâs de 1.300 kilos:
Ponc io Leonto: «fortifïcaciones, casas, termas, una casa del amo, almacenes
de granos, p6rticos, la casa de l amo de invierno, taller de tej idos» (S idonio Constantino llllJ, c6nsul designado hacfa mucho tiempo, accedi6 al consu-
Apolinar, Poemas, 22), y de Avitaco: «banos, piscina al aire libre, taller de lado de Ravena. Al mismo tiempo, Constancio fue nombrado ~6.nsul de Cons-
tejidos, galcrla cerrada, comedor de invierno» (Descripc i6n de la villa de tantinopla. Sc hall6 una cantidad de oro modesta, pero s~f1c.1ente. pa:a. l~s
Avitaco, propiedad de Sidonio; Sidonio Apoli nar, Carta 2, 2; 470; Poemas, gastos de un consulado en los bienes de Heracliano, que hab1a s1do aJUSt1cia o
18, 19), que eran pequenas unidades autarq uicas dotadas de todos los ar- por tratar de tomar el poder. De todos modos no se encon~r6 todo Io fque se
tesanos necesarios. S fmaco se hizo eco de los pleitos que tuvo en 386-387 es eraba or ue en cuanto a oro, ni siquiera habfa 2.0~0 llbra~, Y su ?rtuna
una parienta suya a prop6sito del alquiler de un dominio apartado: «Hace al- i~~obili;r~a t~mpoco llegaba a las 2.000 libras._ Const~nun~ h.ab1a obtemdo t~­
gunos meses, mi parie nta, por un precio reduc ido, alqui l6 a este hombre dos los bienes con una simple petici6n a Honono (Foc10, Bib/1oteca, 80, 59 a b
unos graneros situados e n e l territorio de Aquilea, y que a causa de las Jar- fOlimpiodoro l en 4 13).
1IO CR ISIS E INFLACIÔN
LA SOCIEDAD DESIGUAL 111
El paso de los barbaros en el siglo v ocasion6 numerosas destruccio
·ones y el obispo se convertfa e n un personaje oficial de la ciu-
y ruinas. Paulino de Pella logr6 vender un dominio, plantado de vinas c nl~s
l
onstrucc ' · · · d C ·
1 . . ' u ti- ~ad. En Tours, L itorio construy6 la primera 1gles1a tras la muerte e ons-
VO especu at1vo por excelenc1a, des pués de perder el resto de sus pro ·
dades. En Roma los Anicii estaban considerados como los mas ricos d/te- tantino. · · d 1· · h
romanos (Z6s., VI, 7, 4; Am., XVI 8, 13). os A un siendo dificil calcular el numero de . cnstianos )
e 1mpeno, ay
1 1 .
hos elementos (ademas del m1mero de ob1spos que reve an a 1mpor-
Olimpiodoro dej6 muchas indicaciones sumamente valiosas sobre la r muc. lcanzada por la religi6n cristiana. J. Gaudemet calcula que durante
ta de las familias romanas: en- tanc1a
· ado de Constantino . los cnstianos
· · eran un 10 p01· l OO d e 1a po bl ac1'6 n,
el rerna· J2 millones e n Occ1dente
· y 5 e n On·e nte. Se h an h ech o mue hos
Dice qu~ muchas fam ilias. romanas obte~fan anualmente de s us propieda- ~ d~ l~ . . d d
,-:Iculos pero siempre han s1do controverttdos. De to os mo os, po-
des una re nta de unas 4.000 li bras de oro, sm contar el trigo, e l vino y todas otros C a ' . ., b'
Seguir la evoluci6n del numero de ordenac1ones de diaconos y o 1s-
la~ otras clases de. productos cuya venta rendfa el triple [o un terc io, segun las demoS . . , d d
a que en el Liber pontificahs se conserva el numero e or enac1ones
·
e?1c1oncs] ~e Io~ mgresos en oro. En cuanto a las familias de un rango inme-
d1atamente 111fen or al de las anteriores, su renta era de 1.500 0 l.000 libras pos, yspondiente a cada pontificado. Al margen de los problemas que plan-
corre unos datos podemos estudiar la evo luc1·on , de Ia Ig Jesia· a traves, d e1
C uenta qu~ Probo, hijo de Olimpio, que ejerc i6 s u pretura en el mome nto d~ tean
alg
' b', 1
la usurp.a~16n de Juan, gast6 1.200 libras de oro. E l orador Sfmaco, senador promedio de ordenaciones en per~odos .p rolongados, y destacar tam 1en e
de cond1c16n modesta, antes de la toma de Roma, gast6 2.000 li bras durante desarrollo de los obispados en el 1mpeno:
la pretura .de s~ h~JO, Sfmaco. Maximo, un rico, us6 4.000 para la pretura del
s uyo (Foc10, B1blt0teca, 80, 63a; Olimpiodoro).
Perfodo Di acon os Obispos

296-399 0,8 1 2,62


Sea. cual sea la lectura del texto y la parte que representaran las rentas en es-
399-440 1,54 3,92
pec1e, la renta minima de la aristocracia terrateniente de Roma podfa variar 440-496 0,94 6,89
entre 1,7 Y 5 tonelada~ d~ oro una .vez convertidas las rentas en especie.
~n un documento 1taltano del s1glo v hay una lista de rentas y cantidades
deb1das por u~os dominios sicilianos. El texto desglosa una suma total de Una segunda muestra de la influencia de la Igles ~a en .el ii_nperi~ es el au-
r~ntas que asc1ende. a 24.841 sueldos. Juan Cris6stomo calcul6 que todos los mento de la proporci6n de cristianos entre los func1onanos m:penales. N~s
b1enes de Constantmopla ascendfan a un mi!J6n de libras de oro (Juan Cri- remitimos a las cifras de Haehling, y calculando los porc~ntaJ~S no a part~r
s6stomo, Homilia sobre los actas de los ap6stoles, 11 , 3). del m1mero total de funcionarios, sino del numero de func1onanos cuya reh-
gi6n era conocida, obtenemos las siguientes cifras:

2. LA FORTUNA DE LA I GLES IA Emperadores Paganos (%) Cristianos (%)


Constantino, Constantino II, 61 39
2.1. El desarrollo de la lglesia legal en el Estado Constante, Constancio II 58 42
Juliano 82 18
Joviano, Yalentini ano 1, Yale nte 42 58
En Galia se dobI? el m1mero de obispos e ntre 3 13 y 350 (34 obispos en Graciano, Yalentiniano Il, Teodosio 35 65
3~6'. Y 116- 11 7 hacia 395). Se construyeron nuevas iglesias, como la de Arcadio , Honorio 26 74
~ust1co d~ ,Narbo.na, o la de Nimes, construida en 394-396 para el conci- Teodosio li, Yalenti niano III 7 93
ilo. Ocu,r:10 Io m1si_no ~~ toda Galia: en Tours, en 450-460, se construy6
una bas1h~a, en Sarnt-~t1.enne de Lyon hacia 470. E n Arles, en 430-449,
Salvo en el perfodo de reacci6n de Juliano, la proporci6n de cristianos
hubo un d~ac,ono especiah zado en la construcci6n de iglesias. En el siglo v
fue en au mento a Io largo del siglo. .
se generah zo la costumbre de construir edificios cercanos a la iglesia
adosados a ella. 0 De todos modos, la cuesti6n principal eran las relaciones entre la Iglesia
y el Estado, es decir, por un lado, las relaciones entre ambas est~uctura~ ad-
.. En el siglo v los monjes buscaron la seguridad de las ciudades. El con-
ministrativas, y por otro, los problemas planteados por las exenc10nes fisca-
c1ho de Vannes (465) autorîz6 al abad a entrar en el recinto durante las in-
les de que gozaba la Iglesia y la absoluta necesid~d de impuestos. por parte
vasiones. Las î~lesi~s construid.as en los siglos rv y v se apoyaban en las
del Estado. E n el transcurso del siglo rv se establec1eron unas relac1ones muy
murallas, e n el rntenor de las c1udades. Asi pues, el Estado permitia estas
estrechas entre el Estado y la Iglesia legal.
112 CRISJS E INrLACIÔN LA SOCIEDAD DESlGUAL 11 3

, El acucrdo se basaba en cierta divisi6n de poderes: e l Estado se conver- La Jglesia goz6 de numerosas in_munid~des. En 412,_ a ~ausa de la crisis,
tia en protecto~ _temporal de la Iglesia, que se ocupaba de la orientaci6n in- Honorio trat6 de imponer a las iglesias un 1mpuesto terntonal que al parecer
t~lectual y cspmtual de las aimas de Io~ cristianos. Agustfn expone con cla- existfa desde ~nales del s iglo 1v _(CTh XVI 2.~0'. 25 de may? de ~l~ = CJ~st
ndad esta teorfa: «Si nos sometemos, segun nuestra condici6n civil, a todos z.5; Ambros10, Contra Au.xencw, 33). Valent1_111ano III trato de hm1tar la m-
1
los poderes otorgados a los hombres para la administraci6n del Estado, dan- munidad de los clérigos, «de a~uerdo_ con los _t1empos» (NVal 10, 14 de mar-
do a César Io ~ue es de César y a Dios Io que es de Dios, no debemos temer zo de 44 1). En Oriente Teodosio II h1 zo Io m1 smo (CJust I 2. 11 , 445). Segu-
~ue venga nad1e des~u~_s de nuestra, muerte a exigir dicha s umisi6 n» (Agus- ramente hubo abusos. . . .,
t111, Le~ v~rdadera religwn, 111 ). Leon papa (440-460) consideraba que e l pa- Gracias a la ayuda temporal de los emperadores, la l~lesta pr~s1g~10 su
pe! pnnc1pal del emperador era proteger a la Iglesia: «No se te ha confiado desarrollo. Cada crisis importante fue reg~lada por una_111tervenc16n 1mpe-
e lyoder s61o p~ra el gobierno del mundo, si no principalmente para que pro- . 1 Constantino intervino contra los donallstas y los arnanos. Sus sucesores
na. · · ·
leJas a la lgles1a» (Le6n papa, Carta 156 a Leôn emperador). En cambio continuaron su represi6n de las herejf~s y las sectas, d_onat1st~s, circunce 11~-
L_e 6n ~mpcrador no debfa nombrar a los obispos ni inmiscuirse en la admi- nes, arrianos, etc., para asegurar el tnunfo de _I~ Igles1a cat61Ica. La comb1-
111strac16n de los asuntos religiosos. naci6n de este poder temporal del Estado y cspmtual de los P~dres _ùe la_ Igl~­
Sobre esta base te6rica se establecfa una divisi6n s util de cometidos. sia permitfa que ambas partes construyeran un poder total, sm deJar mngun
_La Iglesia_reconocfa al Estado: mientras c l concilio de Elvira (c. 300) ex- resquicio a la crftica, de la clase que fuera .. Los co l~n.os, como muchos r?-
clu1a automallcamcnt~ a l~s funcionarios, e l conci lio de Arles de 3 14 ya no manos, debfan adherirse al sistema econ6m1co y espmtual. En 401_ Agust111
ame_nazaba a los func10nanos con la excomuni6n. El Estado estaba presente elogi6 al senador Pamaquio por haber logrado que sus colonos v~I v1eran a la
oficialmente en los concilios. Por ejemplo, las actas del concilio de Calce- fe cat61ica (Carta 58). En 417 justific6 la exclusi6n de los donat1stas ~obres
d?nia, c~lebrado e n octubre de 451, revelan una participaci6n importante de de Jas ayudas de la Iglesia: «Todo Io que posefan ~ as ig~e~ias del. part1do de
d1gnatanos. El Senado de Constantinopla estaba representado por 12 civi les !as
Donato ha pasado con las propias iglesias a la Ig lesia cato~1ca ~n virtud ~e
Y e l emperador por 7, salvo en la ultima sesi6n, cuando el numero de sus re- leyes del emperador cristiano. Corno los pobres de estas 1glesias, que v1~ian
presentantes era, respectivamente, de 28 y 1O. de la renta de estas pequefias posesiones, estân ahora en nuestra comum6n,
A su vez, e l Estado reconocfa a la Iglesia, y ponfa fin a décadas de malas que Ios que se obstinan en permanecer separados deje~ de des~ar Io que no
relaciones. La jurisdicci6n episcopal obtuvo un estatuto privilegiado en 318 les pertenece» (Agustin, Carla 185, l~ 3~). S_e ha~tan reumdo t?dos -~os
(CTh I 27.1). E l 23 dejunio de 3 18 Constantino oblig6 a los seculares are- elementos necesarios para un poder totalitano mtlenan sta, que durana vall~s
~onocer la jurisdicci6n episcopal en ciertos asuntos (CTh I 27. 1). E l 3 de ju- siglos: «La Iglesia persigue por amo r, los impfos por crueldad. La Igles1a
li o de 32 1 e l emperador daba la posibilidad de hacer donaciones a las comu- persig ue a sus enemigos y no cesa hasta que les da alcance y logra v~ncer su
nidades cristianas (CTh XVI 2.4), y de libertar in ecclesia (CTh IV 7.1 = orgullo y su vanidad para que gocen del favor de la verdad» (Agustm, Car-
CJu~t l 13. 1-2). T~do e l proceso de los donativos qued6 simplificado, y a l a 185, II 11 , en 4 17, a prop6sito de los do natistas).
parti!" de 434 los b1enes de los c lérigos muertos sin testar pasaron a la Igle-
sia (CTh V 3. 1).
Los r_oces se ~roducfan en torno a cuestiones financieras y fiscales. 2.2. La riqueza de la lglesia
E l _primer mo_t1vo_ de conflicto eran las curias. El Estado prohibfa que las
profes10nes de vital 1mportancia econ6mica asumieran funciones eclesiasti- Las descripciones
cas: C_onstantino proh i b~6 l~s 6rdenes a los decuriones (CTh XVI 2.3 y 6, 18
de ~uho de 320 y 1 de JUn10 de 326), y record6 la obligaci6n de servir a la Ya hemos hablado de la acumulaci6n de las riquezas por las donaciones.
cuna. ?sta _postura fu~ co,nfirmada (CTh XVI 2 . 17, 1Ode septiembre de 364). La Iglesia, desde comienzos del siglo 1v, pudo contar co~ donaciones m_uy
La leg1slac16n evoluc10no, y en 399 Arcadio oblig6 al alto clero a abandonar numerosas, en oro, plata o bienes rafces. Cuando la Igles1a legal normahz6
su patrimonio o volver a la curia (clases menores). La d ificultad de la situa- sus relaciones con el Estado, atrajo a su seno a muchos clarfsimos, que su-
ci6n oblig6 a V~lentiniano III a mantener a los clérigos en la curia, salvo si ponfan un importante cauda l de donaciones. También hubo muchos notables
ha ll ab~n un sust1tu_to. Podfan seguir e n la Iglesia siempre que hubieran hecho ricos que se ordenaron, como Paulino de Nola y Melania la Joven, aportan-
donac16n de sus b1enes (~Th XVI 2.39, 408). Prohibi6 que los que poseye- do grandes riquezas. . .
ran mas de 300 sueldos rngresaran e n las 6rdenes, abandonando la curia. Esta fortuna eclesiâstica existfa antes de l perfodo de las donac1ones, m~s1-
Algunos casos de _grandes propietarios, como Ambrosio o Paulino de Nola, vas inaugurado por Constantino. En 320, en una ~equefia ciud~~ de Afnca,
muestran la atracc16n que ejercfa la Iglesia sobre los ricos (NVal III 4). con motivo del proceso contra un traidor, se reqmsaron dos caltces de oro,

R Dl· Pl'YROT
114 CRISIS F.. INFLACIÔN f LA SOCIEDAD DESIGUAL 115

seis calices de plata, una cajita de plata y una lampara de plata (Agustfn, Res- de igJesia, ni en poder de los ultimos ec6nomo~ encargados de los negocios»
puesta a Cresconio, 29, 23-33). Estos pequefios tcsoros estaban desperdigados (Gregorio Nacianceno, Poemas, II, Sobre su vida, 1475 ss.). En 4~8 la Cr6-
~or lo_s nume~o~os establecimientos rcligiosos, a su vcz desperdigados por el . a de Edesa menciona una mesa de plata de 720 hbras (Chromcon Edes-
1mpen o: «.Ones1mo entr6 e n un convcnto de 700 monjes que f ueron dispersa- ;~~um, 40). En algunas ocasiones se hicieron inven~ios de los bienes de
dos por D1_o cleciano» (Sinaxario armenio de Ter Israel, 28 de agosto). una iglesia: «estos bienes consistfan en oro, plata y vest1mentas sacerdota~es»
S6lo d1sponemos de algunos datos sobre esta riqueza. Las informaciones (Paladio, Didlogo sobre la vida de Ju~n. Cris~stomo, !Il ?0-92). En Eg1pto
mas !mportantes se cncuentran en la lista de las donaciones permitidas a la Ios monasterios subcontrataban la adm1mstrac16n del eJérc1to, seguramente a
~gles1a, ~1 liber po~tificalis, en particular. Es evidente que no tenemos ningun causa de su riqueza tenitorial.
mventano de los b1enes de la Iglesia. Las escasas menciones que se conser- La mayorfa de los bienes eclesiasticos eran bienes rafces. Cuando podfa
van no_contienen ~ingun dato estadfstico: Celestino menciona, simplemente, elegir, la Iglesia invertfa a largo plazo. Esta opci6n hizo que ~gu_stfn recha-
«poses1ones en As1a» (Carra de Celestino papa, 2 13, 15; P.L. 50). zara ciertas donaciones, como la de la nota del arma~or Bomfac10,_ y prefi-
Cabe citar, en cambio, ciertos testimonios sobre las acumu laciones de riese las tierras. En este senti do, Agustf n rcchaz6 e l dmero de u? d1acono y
ciertos establecimientos. En Egipto, hacia 367-368, la lglesia se bandeaba prefiri6 comprar a crédito un dominio que podfa pasar a la lglesia.
muy bien con la riqueza eclesiastica: El movimiento de entrada de los establecimientos religiosos dentro de
las murallas y e l de las construcc iones en e l c~raz6n ~e la~ ciud~des contri-
Cuando Teodoro vio que los monasterios habfan adquirido numerosos buyeron a convertir a la Iglesia en una potencia prop1etana de fmcas urba-
campos, animales y barcas [en una palabra, numerosas posesiones], sinti6 una nas. Gracias a algunos pequefios inventarios podemos calcular la fortuna de
profunda desolaci6n ... Dijo: «me pregunto, mi seiior y padre, qué debo hacer algunos eclesiasticos. Conocemos la de Gregorio Naciai~c~no grac!as a su
con esta gran riqucza y estas numcrosas posesiones materiales que han crecido testamento (390): 5 esclavos y otros sirvientes, un dom1_n10 en Ananzo,, Y
d~ ta! maner~» ... ~ I d~cir esto se sentfa muy apenado, porque deseaba que los otros dos mas pequefios, yeguas, carneros, un poco de dmero que repartia,
btencs _matenale~ d1smmuyera~ mucho. Nuestro padre Apa Horsieses le dijo:
135 sueldos en total , de los cuales dos veces 20 sueldos «en una cuenta que
«El senor es qu1en ha bendec1do la koinonia y la ha desarrollado. También
tie1~e poder para _r~d~cirla de nuevo, de acuerdo con s us bue nas ordenanzas y se hall a en su patria». . , .
su JUSto y recto JUtCtO». Apa Teodoro le dijo a Apa Horsieses: « jBien dicho! l,Era posible enriquecerse al servicio de la lglesia? Seg~n Salviano la
~aré t~do Io ~ue me digas, y Io cumpliré como si me hubiera hablado el pro- Iglesia se habla convertido en el mercader del tem~lo: «lgles1a, te has vu~l­
p10 Senon> (Vida de san Pacomio, tradicù5n copta, 197). to mas débil, a causa de los progresos de tu fecund1dad ... Te has hecho nca
en tus multitudes, y pobre en tu fe ... En efecto, hoy dfa la mayor parte de ~us
Los monasterios posefan muchas tierras. Hacia 386, con motivo del enfren- hijos trafican con cosas que dan la muerte ... Compra~ la condena de su vida
tamiento de Ambrosio de Milan con las autoridadcs imperiales y los arria- con sus ganancias pecuniarias» (Salviano, A l~ lgle:Yia, 1, 4). Encontramos
nos, el primero. alu~i6 a los bie~es materiales: «Me han propuesto entregar esta misma condena en los otros numerosos test1momos sobre sacerdotes que
los vasos de la 1gles1a» (Ambrosio, Sermon contra Auxencio, 5), y a los bie- se dedican a la usura, Io que hace pensar que reflejaba una realidad. El enri-
nes rafces de la iglesia de Milan: quecimiento en e l seno de la lglesia también queda atestiguado por una anéc-
dota de Jer6nimo, fechada e n 375:
Las tierras de la Iglesia pagan el tributo. Si cl cmperador desea las tierras
de la Iglesia, puedc quedarselas, ning uno de nosotros se opone a ello. Las Voy a relatar un hecho que ocurri6 hace pocos anos en Nitria. Un herm~­
ofrcndas del pueblo son mas que s uficientes para atender a las necesidades de no mas ahorrador que avaro .. ., dej6 al morir cien sue ldos de oro que habta
los pobres ... Me rccriminan que reparta ese oro: no me avergüenzo en abso- ga~ado tcjiendo lino. Los monjes reunieron un consejo ... : t,qué se podfa ha-
lu~o de tal crirnen. Tengo cobradores; mis cobradores son los pobres de Jesu- cer con esas monedas? Unos decfan: que se repartan entre los pobres, otros:
cns~o. Me enorgullezco de amasar ese tesoro ... El que da a Ios pobres presta que se den a la iglesia, varias: que se entreguen a su fami lia. Pero decidieron
a D10s con usura (Prov. 17) (Ambrosio, Serm611 contra Auxencio, 33). enterrarlos con su propictario: «jQue tu dinero, decfan, te acompaiie en la p~r­
dici6n!». No se piense que fue un acto de crueldad: fue ta! el terror que h1zo
Cuando Gregorio, en 397, recuper6 la sede de Constantinopla, que estaba en presa en todos los monjes por todo Egipto, que dejar a un muerto un solo suel-
poder de los arrianos, lament6 la desaparici6n de las riquezas de la Iglesia: do pasa por ser algo criminal (Jer6nimo, Cartas, 22, 33).
«No obslante, de esas riquezas tan grandes que todo e l mundo habla de ellas
que las iglesias mas grandes del universo han acumu lado desde sie mpre e1~ Ultimo testimonio convincente: el concili o de Cartago, sin duda por influen-
sus tesoros, de esos bienes y esas rentas que aflufan de todas partes, no en- cia de Agustfn, consider6 criminales a quienes, . habie ndo in~resado pobres
contré la mas mfnima cuenta, ni en los libros de los anteriores responsables en las 6rdenes, acababan siendo sacerdotes u ob1spos terrate mentes: «Cuan-
117
CRISIS E INFLACIÔN LA SOCIEDAD DESIGUAL
11 6

do los clérigos, los diâconos ... que no tenfan bienes antes de su ordenaci6n ellos los bienes temporales. Se esfuerzan con ardor por admini ~trar las rentas
. ras y las ganancias del dinero como Io hanan los publtcanos y los fi-
adquieren tierras con el ejercicio de su ministerio, hay que considerarles de 1as t1er <. ' · • . . • •
· . . Los eclesiasticos ticnen que rcsolver l1t1g1os con los vendedo1es
usurpadores de los bienes de la Iglesia» (Concilio de Cartago, canon 49). nanc1e1os .. · 1 d, d ·
de vino, otros con vendedores de tri go ... Desde lueg?, hoy se .es po !'~ ec1r
a los p1.e1ado.s de la lglesia • no sin raz6n • Io que ha d1eho Nuestro Seno1
. en el
la gestion de las donaciones Evangelio: «Vended todo Io que t~n~i s, dâdselo a los p.obre~. ~ ~egu1dme», a
causa de los grandes bienes y domm1os que poseen sus .1gl.esias. (,Ac~so no es
Las donaciones a la Iglesia eran responsabi lidad del obispo, que ejercfa le que los sacerdotes de Dios asistan a las vend11111as y a la s1ega Y es-
1amentab . cl b' . d l t' ·a?
de contable. Debfa respetar las asignaciones de los bienes: «El obispo dis- tén presentes en todas las ventas y en todas las co~1pras, e 1enes e a 1en .
pone de los bienes de la Iglesia para gastarlos e n be neficio de los pobres» (Juan Cris6stomo, Come11tario sobre el Evange/10 segw1 sa11 Mateo, 85, 4).
(Concilia de Antioqufa, 34 1, canon 25, Hefele, p. 722). Pronto debieron surgir
los proble mas, ya que con Simplicio (468-483) y luego con Gelasio (492- El nombramiento de cc6nomo para los monas~erios pretendfa .rentabilizar
496) (decreto de Gelasio, P.L. 67, 27, Carla 14, 27) hubo un nuevo reparto: rnaximo los biencs. Pero la Iglesia legal recurn6 con frecuencia al Estado
1/4 para el obispo, 1/4 para los clérigos, 1/4 para los pobres y 1/4 para los a1 a estionar sus posesiones. La Iglesia se comportaba enton~es como un
edificios. Este reparto correspondfa a la funci6n social de la Iglesia (hospi- p~~n ~ropietario cualquiera. Algunas decisiones .comp~ementanas r~gularon
cios, etc.), pero sobre todo a una forma de reparto de las riquezas. La pro- groblemas particulares relacionados con ~a prohferac16n ?~ d~nac1ones de
porci6n de los bienes reservados a los obispos vari6. En 5 11 pas6 a 1/3. ~ . algunas de Jas cuales podfan localtzarse en otras d1oces1s. Los nom-
uen as, · . . .· b . r ·
·entos de ec6nomos en igles1as y monastenos contt 1 uye1on a orJar un.
a
Para los Padres la unica gesti6n honorable era la que propiciara un au-
b rami b' ·· d s· Al
mento de los bienes de la lglesia. En el peor de los casos debfan lograr que clase de administradores que se hicieron cargo de 1os 1enes puva o . .« -
no mermaran. Hubo numerosos canones o instrucciones papales que prohi- os miembros del clero, con un vergonzoso afan de lucro, toman. btenes
bieron la venta o la cesi6n de los bienes eclesiasticos. Esta prohibici6n: «Si :~:nos y se ocupan del dinero de negoci.o~ temporales .. '.Para ganar dmero s~
un sacerdote ha vendido algo, debe reembolsarlo» (Concilia de Ancira, ca- ~cupan de la gesti6n de bienes» (Conctfto de Cafcedo111a, 451, canon 3, He
non 15, Codex canonum eccl. et constitutorwn s. sedis epist., P.L. 56, fin ales fele, II, 2, p. 6 12).
del siglo 1v), pronto fue completada por una invalidaci6n de los actos liti-
giosos. Fue recordada a menudo, y se convirti6 e n una regla general.
El au mento y fraccionamie nto de los bienes rafces de la Ig lesia plantea- 3. ESTRUCTURAS SOCIALES NUEVAS Y ANTIGUAS
ron e nseguida problemas de gesti6n del patrimonio. Hubo que aumentar en-
seguida el numero de administradores y crear una clase de administradores Se considera que la sociedad del Bajo Imperio propici6 la divisi6n social
especializados. Al principio el obispo era el unico gestor, pero pronto se vio entre ricos y pobres. Después de ver el tamafi~ de las. gran~es fortunas, que-
rodeado de gestores, de ec6nomos que le ayudaban. Era el contable an te da por examinar la situaci6n de los mâs hum1ldes, sm olv1darnos d~l d~~a­
D ios. Lo que se le pedfa al responsable de los bienes era, esencialmente, su n ollo del patronato, que f ue consecuencia del avance de la paupenzac1on.
conservaci6n: en 341 el concilio de Antioqufa dispuso que los cléri gos hi-
cieran inventario de las posesiones eclesiâsticas: «Los bienes de la Ig lesia
deben ser conservados con gran cuidado y una conciencia escrupulosa, y sin 3. 1. El patronato
olvidar que Dios Io ve y Io juzga todo ... Los sacerdotes y diâconos de la
Iglesia deben tener una idea clara y exacta de Jas propiedades de la Iglesia» El sistema patronal , que consistfa en hacerse ca~go de los ca~pesinos .o
(Concilia de Antioqu{a, 341 , canon 24, Hefele, p. 72 l ). rurales libres para defenderles con finanzas o. ven.taJaS, es hoy bien conoc1-
do, a rafz de la publicaci6n del d iscurso de L1ba~10 sobre l?s p~trona.tos. El
A finales del siglo I V el cargo de administrador cobr6 importancia: «Los
pape! del patronato evolucion6 a Io largo del s1glo , IV (L1ban.10, Discurso
cuidados que reclaman las ramas de la adm inistraci6n eclesiastica son gran-
67). El Codigo Teodosiano posee varias series de art1culos. de~1cados a esta
des» (Juan Cris6stomo, Tratado del sacerdocio, Ill 16). En la descripci6n
cuesti6n. Los patronos podfan ser antiguos proc6nsules, v 1c~n?s, prefectos
que hace Cris6stomo de la vida sacerdotal en la década de 390 hay un obis-
tribunos, si nos atenemos a la lista que aparece en el Codigo (~Th .x1
po que mas parece un administrador de bienes y gestor que un eclesiâstico 0
24.4). Pudo haber cierto enfrentamiento entre los patronos Y los prop1etar.1~s
que se ocupa de cuestiones teol6gicas:
hasta 415, cuando se conccdi6 a los colonos e~ derecho .a,ponerse al se1v1-
Hoy los obispos se han vuelto como intendentes o ec6nomos, cobradores, cio de un propietario (CTh XI 24.6). Este ed1cto per~1t1a que el ~atr~no
distribuidores, traficantes, a causa del cuidado y la dedicaci6n que requieren de conservara los bienes adqu iridos antes de 397 y le obltgaba a pagat el 1m-
LA SOCIEDAD DESIGUAL 11 9
118 CRISIS E INFLACIÔN

puesto. La responsabi lidad fiscal incumbfa al patrono, que era o pasaba a ser go» (Am ., XX II 7 , 7) . Estos mercaderes recorrfan los pafses. vecinos: «allf él
gran propietario. Entonces los patronos, que al parecer habfan sido curiales [Yalentiniano I durante una expedici6n al otro lado de~ Rm en 372) tuvo la
pudieron cxonerar a ciertas personas del pago de impuestos. Le6n trat6 d' e de encontrarse con unos mercaderes que acompanaban a unos esclavos
limitar los patronatos en 468 (CJust XI 53. l ). e suert · · d. 1
deseaban venderlos» (Am., XXIX 4, 4). lQu1ere esto m 1car que a mercan-
Y, escaseaba, o el caracter ins61ito del comercio? No hay forma de saberlo.
cia Parece que cl trâfico de esclavos se desarro116 a finales del siglo 1v, tal
3.2. La esclavitud impulsado por una demanda importante, cuando las primeras oleadas de
ve Z
· vasores chocaron con los romanos. Cuando en 37 6 1os v1.s1.god os pasaron
E n la sociedad romana todavfa quedaban muchas esclavos, pero ya no re- in
1 Danubio, se origin6 un comercio importante. Z6 suno . exp1·1ca c 1aramente
presentaban la estructura econ6mica dominante. En 400 Sinesio escribe: «no ~as razones de la demanda: «Los oficiales superiores y todos los que tenfan
~ay casa do~d.e no haya un esclavo escita (o goda)», pero puede que se rc- manda militar pasaron el rfo con el fin de que los barbaros fr~nquearan la
f1era a los pns1oneros de guerra capturados por el imperio en Jas batallas con- frontera romana sin sus armas, pero solo se preocuparon de elegir b.ellas mu-
tra los barbaros. jeres ... y adq uirir sirvientes y labradores» (Z6s., IV 20, 6), al 1gual que
lHabfa .di~n!inuido. real~ente la parte correspondiente al trabajo servil? Amiano: «Cuando Ios barbaros, después de la travesfa, quedaron extenuad.os
Los textos JUnd1cos o hteranos .le conceden una importancia demasiado gran- por falta de comida, est.os generales idearon un trafi co vergonzoso: camb1 ~­
de para suponer que la esclav1tud no fuera un fe n6meno generalizado. E l ban cada perro que podfan encontrar por esclavos, llevandose hasta a !os h1-
hec~o de que en e! Digesto se mantengan numerosos textos relati vos a la es- jos de Ios j efes» (Am., XXXI 4, 11 ). La demanda de labradores retlcJa esta
clavttud revela la 1mportancia del fe n6meno esclavista. escasez de mana de obra.
Los autores que se inclinan por un descenso del numero de esclavos se Pero aunque las fuentes militares habfan disminuido, el comercio de es-
ba.s~n sobre todo e n la escasez de fue ntes, es decir, en la disminuci6n de los clavos se nutrfa de varias traficos, y en particular de los raptos: «Los tra-
P.n s10neros ~e g~err~. Las derrotas romanas de comienzos del siglo v supu- ficantes de esclavos son tan numerosos en Âfrica que cstan dejando a gran
s1e.ron una d~smmu c16n de capturas de esclavos. Varias documentas revelan parte de este pafs sin poblaci6n, pues ~eportan a los que compran, que son
la 1mportanc1a cada vez menor de la esclavitud coma fuente de trabajo. Aun- casi todos hombres libres .. . Esta mult1tud de mercaderes ha generado otra
que pare.ce que .en el campo o en los pequefios burgos hubo pocos esclavos, multitud, la de los tendedores de trampas y raptores que invaden las regiones
no ocum6 Io m1smo en las ciudades, segun el calc ula de MacMullen (25 por rurales donde los habitantes son poco numerosos y se llevan a la fuerza a
100 de la poblaci6n). aquellos que pretenden vender [sigue n varias ejempl o~~> (Agus~fn , Carta
Dejando ~parte la esclavitud por deudas, los esclavos ya no procedfan de JO*, 2). Este trafico también se nutrfa de las ventas de nmos, reqmsados par
los pueblos s1tuados en la otra orilla del Rin y del Danubio. E l precio relati- deudas: «Entre Ios esclavos hay unos cuantos que fueron vendidos por sus
vamente alto de un esclavo en el edicto de Diocleciano es un indicio de su padres» (Agustfn, Carla JO*, 2). Par ultimo, el comercio de ~~clava~ se nu-
escasez (40 por 100 del~ libra de oro se?.un el edicto del Maxima, 29, 1, por trfa de nifios abandonados, y en particular de la venta de rec1en nac1dos en-
u~ hombre de .16 ~ 40 anos, o 300 modu de trigo). A juzgar par la carta de tregados a la Iglesia en provecho del registro. La Ig lesia consideraba legftimo
S1mac?, la. cottzac16n de los es.clavas sigui6 aumentando a finales de siglo. el dinera asf obtenido. Los nifios vendidos pasaban a scr co lonos de los pro-
La cot1zac16n ~ue Sf~aco cons1deraba «Soportable» era aproximadamente el pietarios. Los precios conocidos van de varias sueldos a un trie.ns. En los
dob~e del prec10 med10 de un esclavo en tiempo de Diocleciano, ya que pro- edictos unicamente se reprimfan los abusas (CTh V 9. 1, 17 de abnl de 33 l Y
poma 1 .00~ sueldos (la lectura es dudosa) por 20 esclavos, es decir, 70 por V 9.2, 19 de marzo de 4 12).
100 de la hbra de oro par esclavo: «Dado que es facil encontrarlos [a Ios es- Esta escasez de las fuentes tradicionales pudo agravarse con las grandes
clavos] a Io la_rgo de la frontera, y el precio, por Io general, es soportable, os oleadas de manumisiones que, segun ciertos autores de hi storias de la lgle-
rue~? encarec1damentc que encarguéis a unos emisari os acti vas la compra de sia, recibieron el impulsa de los Padres de la Iglesia (sobre el papel de los
20 JOvenes aptos par~ trabaj ar; os he enviado 1.000 sueldos» (Sfmaco, Car- Padres véase inf ra). Efectivamente, a partir de 3 16 se permiti6 la manumis-
ta .2. ?8, 394): Los on genes de los esclavos que se mencionan en Ios papiros sio in ecclesia (CJust 1 13. l ). Esta practica ya era corriente en los templos
~g1pc1os conf1rman esta fuente mayoritariamente europea de esclavos. De- paganos. Pero las condiciones para la li beraci6n de escl~~os se flexibiliza:on.
Jando aparte a los etfope~, pr?cedfan de Galia, el Ponta y Mauritania, 0 eran En 321 Constantino (CTh IV 7 .1; CJust 1 13.2) dia fac1ltdades a los clén gos
godos o sa~matas. Los h1ston adores anti guos resefian a menudo la presencia para liberar esclavos: «Queréis liberar a vuestro esclavo y le lle~âis a la igle-
del comerc10 de escla~os, como en 363: «los me rcaderes galatas se encarga- sia» (Agustfn, Sermon 21, 6). Pero en 432 el CTh IX 45 .5 .autonza a los pr.o-
ban de los godas, pomé ndolos en venta como esclavos sin distinci6n de ran- pictarios a perseguir a Ios esclavos en las tierras pertenec1entes a la Iglesia.
CRISIS E INFLACIÔN LA SOCIEDAD DESIGUAL 121
120

No obstante, debemos considerar que abordar la cuesti6n del esclavismo Escrituras no condenan explfcitamente la esclavitud. La tradici6n
L as d . - 1 ,
unicamente a partir del numero de esclavos es un enfoque demasiado parciat. ·ud!a la admitfa: un judfo podfa tcn~r un esclavo urante se1s a~os, y a sep-
Sin duda, a los amos les convenfa mantener un detcrminado potencial de JirnO debfa concederle la libertad (Exodo, X~~ 2,; Dcuteron?m10 ~V . 2; .Le-
mano de obra en cada dominio y, llegado el caso, trasladarlo de unos domi- t,. 25 42/46). Jesus no conden6 ni just1 f1co la esclav 1tud, ni s1qu1era
nios a ot~o~ para concentrarlo y mejor~ el rend imiento de las tierras, algo
yJUCO
o
' . .
era por deudas (Mateo 18, 25). Part1endo de estos escntos, la g e-
I 1
cuan d ·
que perm1tia e l estatuto del esclavo, m1entras que e l de l colono impedfa es- .
0
conden6 el sistema esclav1sta. Aun cons1'd eran d o 1gua
· 1es a 1 csc1avo
tas traslados de personas: «Que todo amo tenga derecho a sacar de los cam- s1a
y al arno, la lglesia no modificaba la relac16n de epen enc1a que, para e Ila,
n · d d ·
pos a los esclavos rusticos de ambos sexos que posea para tras ladarlos a los era el resu ltado de la historia.
distintos lugares del dominio o dedicarl os al servicio en la c iudad» (Edicta Pese a todo los Padres, aunquc reconocfan la condici6n jurfdica ~el es-
de Teodorico, 142, M.G.H., p. 166). Pero también les interesaba tener Ios co- lavo, trataron de mejorar s u situaci6n diaria. Ante todo el esclavo debia s~r­
lonos, que pagaban un censo a diferencia de Ios esclavos, que salfan menos c .r a su amo con a fecto (Cipriano, A Demetriano, VIII). Le estaba prescnta
rentables. r~ obediencia para la gloria de Dios (Basi lio, Tratado del Espfritu Sant?, 20;
De modo que compartimos la opini6n de M. l. Finley cuando pone en Morales, 75. I ). Pero e l amo debfa ser generoso con e l esclavo (A~u.stm, La
duda un descenso real del numero de esclavos y afirma que el debate sobre ciudad de Dios, XIV, 14/1 5), comportarse ~omo un padre d: fam1lia (Am-
la esclavitud y el colonato no debe Iimitarse a «sim ples» debates j urfdicos brosio, Cartas, 2, 3 1) y no ser cruel (Agustm, Carta a los galatas, 64). .
y Iegalistas . En cambio, no estamos de acuerdo con é l cuando afirma que Los concilias insistfan en que los esclavos no fueran maltratados (Conct-
el numero de esclavos (en e l sentido jurfdico) permanec i6 invariable. Por el /io de Orleans, 511 ): e n efecto, la esclav itud n.o era conde nable, ya que ~n
contr~rio, creem~s ~ue en el transcurso de los siglos 111 y 1v se produjo un los Evangelios se dice que el amo debe t:ratar bien a sus esclavos. La Ig~esta
camb10, que cons1st16 en la !enta evoluci6n del estatuto j urfdico de la esclavi- se enfrent6 a todos los movimientos que trataron de acab~· con la esclav1tud .
tud para desem bocar en la condici6n colonal, una especie de esclavitud vin- Los eustatianos, que ensefiaban a los esclavos a desprec1ar a sus amos, fue-
culada a su tierra. ron anatemizados a mediados del siglo IV (Concilio de Gangres, 340-341 ?,
c. 3; véase Agustfn , Comentario a los salmos 124.7). .
La posici6n de La Iglesia La Iglesia no condenaba el esclavismo,, y tanto l?s. ~léngos ~omo los es-
tablecimientos posefan esclavos, ya que tenian la pos1b1hda~ de hberarlos. ~a
La posici6n de la Ig lesia frente a la esclav itud es muy importante, al ser situaci6n de los esclavos apenas habla cambiado desde el s1glo 111. Los ed1c-
reveladora de su posici6n en el Baj o Imperia. Con su legislaci6n y las nu- tos de Constantino (prohibiei6n de marcar a los esclavos en la cara: CTh IX
m~rosas .donaciones, la Iglesia transmitfa un mensaj e de liberaci6n, y al 40.2) enlazan con los del siglo 111. . .
m1s mo t1e mpo era uno de los principa les propietarios territoriales de su En estas condic iones la Iglesia no podfa amparar a los esclavos fug1t1vo~.
época. En. los siglos 1v y v su fortuna era, a nte todo, territoria l, gracias a Esta posici6n se inspiraba en la carta de Pablo a F ilem6n (Flm. 8- 17). As1-
las donacwnes. Al transformarse en una potencia territoria l la Iglesia se mismo, la regla de Pacomio (muerto en 346) prohibfa a~oger a los esclavos
vefa obligada a mantene r la mano de obra, de una u otra fon~a. para man- fugitivos (Reg/a de Pacomio, 49, P.L. 23, p. 73). Arcadio excluy6 a .los es-
tener la rentabi lidad de las tierras. clavos del derecho de asilo (en 398, CTh IV 45.3) , Io cual fue conf1rmado
El probl~ma tenfa dos v~rtientes: por un lado, convenfa saber si el principio mas tarde. No fue esta, sin embargo, la postura de Hipatio (muerto en 446)
de la. esc lav~tud era comp.at1ble con las Escrituras y, por otro, determinar qué (Vida de Hipatio, 2 1, 1-15). De todos modos el prine ipio fuc confi.rn:iado en
acog1da debia ? ar la Iglesia a los esclavos que desearan ser ordenados, ya que 451 por e l concilio de Calcedonia (Actas, 6, 17). En 452 Valentm1.ano Ill
aceptarlos hub1era supuesto inmiscuirse en los asuntos econ6micos y tempora- (NVal 35, 3) prohibi6 que se acogiera a los esclavos en los monastenos.
les, y rechazarlos hubiera sido contrario a la misi6n evangélica de la Iglesia.
La cuesti6n de Las ordenaciones
EL esclavismo
Esta aceptaci6n de la esclavitud por la Iglesia podfa s~r compatible tam-
La. cuesti6n d~ las relaciones e ntre la Iglesia y la esclavitud fue pla ntea- bién con una gran tolerancia en Io referente a la ordenac16n de los esclavos
d~ a fina les del s1glo x1x en la obra de P. A ll ard, que escr ibi6 un largo y que deseaban escapar a su condici6n ingresando en las 6rdenes. .,
v1r.ulento alegato en e l que trataba de demostrar que la lg lesia habfa contri- En 374 Gregorio Nacianceno plante6 e l problema de esta «evaswn» de
bu1,do a la desaparici6n de la esclavitud. Hasta medio siglo después, en un esclavos: «Si tu reivindicas como esclavo de tu propiedad a un pastor que es
arttculo de J . Imbert, no se volvi6 a abordar el tema. mi colega ... (,Acaso no es extrafio honrar a la di vinidad con oro y plata Y Io
CRISIS E INFLACIÔN LA SOCIEDAD DES IGUAL 123
122

superfluo de los bienes y querer arrebatar un sacerdote a la Iglesia?» (Gre- . tos propietarios eran también miembros de la alta admi nistraci6n, de
es que era normal que ambos 111tereses
c1aodo · · 'd'1eran. E n rea l'd
co111c1 1 a d e 1 co-
gorio Nacianceno, Carta 79, 3-4). E l esclavo ordenado formaba parte de la
Iglesia, y segun esta carta no podfa ser devuelto a su amo. rn t era muy anterior a 332. Buena prueba de ello es la ley de 319 (CJust
Jona o ·
XI 6 3, l). Jncluso podrfa remontarse al s1glo · 1
111, s1 tenemos en cuenta as atn -
·
En realidad esta cuesti6n se plante6 a rafz del concilio de Gangres (340-
34 1), que reuni6 a los obispos originarios del campo y abord6 el conflicto . es de los guerreros barbaros prisioneros, efectuadas «con arreglo al
bUCIOn ·
con Eustato (nacido en 300, muerto en 377), que habfa incitado a los escla- ho del colonato» en el momento de, la muerte· ded Claudio II (c. 2 69 -
vos a dejar a sus amos. No estâ del todo claro si realmente habfa habido este 0) (Z6s., I, 46). Aunque ~un no se ha~ta establec1do e orma exp I'1c1ta.
derec f · e1
27
llamamiento para que los esclavos dejaran a sus amos, o mas bien para que del colono estas primeras menc10nes revelan que el proceso de v111-
esta tuto ' . . ., ·
se ordenaran ; el caso es que e n los siglos 1v y v se formaliz6 la decisi6n de i6n a la tierra ya habfa empezado en el s1g lo 111, y que esta s1tuac1on JU-
cu1 C
a se desarroll6 en el s1glo· · la pre~t'6 n. de 1 r·
no aceptar a un csclavo en las 6rdenes sin el consentimiento de su amo. rfdica 1v, en ~arte baJO .1sco. .
Por otra parte, Arcadio permiti6 que s6lo se ordenara a los habitantes de En la practica, esta nueva capa social agrupaba .vana~ s1tuac1ones. 9u~ dt
los dominios en los que los obispos ejercfan sus funciones, para garantizar los ferfan ligeramente. Habfa varias clases de colonos (1mpe11ales y ecles1ast1cos.
ingresos fi scales (CTh XVI 2.33, 27 de julio de 398 = CJust 1 3. 11 ). Le6n I privados y publicos). . . . . . . ,
prohibi6 la consagraci6n de esclavos (Carta 4, 1, en 443). En efecto, el persona! de serv1c10 se dcs1gnaba con van os tén~mos JUrt -
La cuesti6n que se plante6 en las deliberaciones del concilio de Orange: dicos (servus, ancilla y colonus). Los juristas oponfan estos térmmos y los
«Quien crea que puede apoderarse de los esclavos de los clérigos en compen- distingufan claramente (CJust VI 4.2, 367, X:I 68.4, 36\CTh V 17.3, 385).
saci6n por sus propios esclavos que se hubieran ref ugiado en la Iglesia sera L s términos referentes a los colonos tamb1én se opontan entre ellos. Por
castigado con una condena en todas las iglesias» (Concilio de Orange, 441 , ca- ej~mplo, antes de 473 los .términos. s~rvi, coloni e inquilin.i apa~e~en cuatro
non 6, Hefele, p. 329), hall6 eco en los textos papales de Gelasio, quien man- veces contrapuestos; servi y colom s1ete veces; Ios c~/om s.~ d1st111g~en de
tenfa la misma posici6n que Le6n (Gelasio, Carta 14, 2, en 494): «No quere- los inquilini seis veces, pero en dos ocasiones los tnb~taru se constderan
mos que los intereses de la Iglesia se vean perjudicados si se devuelve el bien equivalentes a coloni. Después d~ 473 el col o~o se as~cia al servus. Los c~­
ajeno» (Gelasio, Fragmenta 26). lonos y los adscripti estaban obhgados a culti var la t1erra,, pe~o hasta el s1-
glo V estos ultimos fueron hombres li~r~s. El colono p~dia ltbrarse ~e las
cargas de curial. De modo que la cond1c16n de colono solo era prefenble a
3.3. Los colonos la de curial para los propietarios de menos de 25 yugadas: Las leyes bur-
gundias y visigodas no hicieron mas que aumentar la confus16n entre la con-
Mientras entre el Alto y el Bajo lmperio disminuy6 la esclavitud y me- dici6n de colono y la de esclavo. . . . . .
jor6 la condici6n de los esclavos, con el desarrollo del colonato apareci6 una No obstante ambas condiciones respondfan al m1smo pnnc1p10: v111cular
nueva categorfa jurfdica. Corno se ha dicho, a los amos les interesaba favo- al colono a su tierra y mantener una fuerza de trabajo en el dominio. Estab.a
recer el desarrollo del colonato, que pagaba censos, a diferencia de la escla- sujeto a su tierra, pero tenfa el derecho y el deber de utili~arl a: «Puedo o?h-
vitud, menos rentable. garle a cultivar las tierras a pesar suyo, pero no puedo de nmguna manera 1m-
Las primeras menciones jurfdicas de colonos aparecen a principios del pedir que las cultive o echarle de ellas» (Dif!e~to C XI 51) . Su .derecho n.o
siglo 1v, en las tierras imperiales. En 3 19 los colon os de la res privata de era un usufructo, ya que pagaba un censo. As1m1smo, el pr?p1etar~o ya no ~1 a
Oriente estaban vinculados a la tierra. Tenfan prohibido ponerse al servicio tal, sino que percibfa un fructus , una renta perpetua. La ~mculac16~ a la t1e-
de otro explotador o cambiar de actividad (CJust XI 68.1 -2). En 332 el co- rra del colono se deduce facilmente de las leyes que castigan la hu1da.
lono aparece asociado, so pena de ser castigado, al origo (obligaci6n) de Los colonos eran vendidos con la tierra (CTh XIII 10.3, 29 de abril de 357)
quedarse en su tierra (CTh V 17 . 1). En real idad se puede suponer que las y estaban vinculados a su tierra para pagar el tributo (CTh XI 1.14, 1 de mayo
rafces del colonato estaban en las reformas territoriales de Diocleciano, so- de 366). Esta era la situaci6n para los juristas de los anos 350-360. Pero a par-
bre todo tras la creaci6n de los numerosos registros que facilitaban la per- tir de 371 los colonos dejaron de estar vinculados por razones fiscales. Lo es-
cepci6n de tasas e impuestos. E l fracaso de esta reforma oblig6 al imperio taban debido a su condici6n, en tanto que colonos, y segufan estandolo aunque
a tratar de mantener e n el lugar a los pequenos campesi nos y trabajadores propusieran a un extranjero o un desconocido para ocupar su lugar:
temporeros - fue asf como se desarroll6 el origo-, y luego a responsabilizar
a los grandes terratenientes de la recaudaci6n del impuesto, en la medida de Para evitar que los colonos, una vez roto e l vfnculo que creaba para ellos
Io posible. Estas dos reacciones coincidfan con los intereses de los propie- su inscripci6n en e l registro, actuen como si hubieran recibido. permiso para
tarios, que vefan la posibilidad de conservar su mano de obra. Con frecuen- desplazarse y retirarse a voluntad, que dichos colonos queden vmcu lados a su
124 CR ISIS E INFLACIÔN LA SOCIEDAD DESIGUAL 125

ticrra por derecho de nacim iento ... Que por lanto se les considere sujetos hacer si n consentimiento del amo (CJust I 3. 16, en 409). La p.rohibicion de
la ticrra en la que han nacido: que no tengan la facuhad de relirarse allf dond a y; lentiniano III de ordenar colonos (NYal 35, 3 y 6, 15 de abnl de 452) f uc
se les antoje, ni de cambiar de domicilio; que los propictarios hagan uso de se anfirmada por Zenon (CJust 1 3.36.1, en 484). El conc ilio de Elvira hizo
derecho, los amos de su poder autorilario a este rcspccto (393, CJust XI 52. J )~ ~?ncapié en el pape! de los grandes propietarios en la conversion de los
~lonos (Concilio de Elvira, canon 4 1, c. 314). Agustfn e logia al senador
Hilario de Poitiers, buscando la paradoja, aplica al colono la c ita de la es- ~amaquio por haber convertido a sus colonos a la fc cat61ica (Agustfn, Car-
t~ncia de Abraham entre los hititas: «El colono [adcola] no habita en una
10 58, en 401). .
t1erra a la c ual tenga clerecho, sino que, como "viajero y extranjero" [Gén. j,C6mo se llegaba. a ser colono? Conocemos las etapas de la evoluc16n
23, 4), espcra de e lla e l fruto de un trabajo temporal» (Hilario de Poitiers por los textos de Salv1ano:
Comentario sobre el salmo 1J8, 3, 8). '
1. Los pobres «Se entregan a los grandes para obtener socorro y pro-
Un amo podfa trasladar esclavos de un dominio a otro (ya que eran de su tecci6n; se someten sin condic iones a los ricos y pasan de alguna manera a
propicdad), pero el traslado de dominio de un colono cstaba prohibido. Al ser su dcrccho y a su soberanfa» (Salviano, De gubernatione Dei, Y 38).
un clemcnto de calculo de la imposici6n, Io mismo que la superficie del te- 2. Sus hijos, asf como los campesinos expulsados por los invasores, ac-
tTeno, los emperadores limitaban su movilidad geogratïca (CTh XI 1.26). La ceden a un segundo grado de sujeci6n: «piden cultivar las tierras de los gran-
ley de l CTh XI 1.26 de 19 de junio de 399, sobre venta de tierras, aborda las des y se convierten en colonos de los ricos» (Salviano, De gubernatione Dei,
eventuales modificaciones de las bases tributarias en relaci6n con el numero y 44). Corno cl Estado no es capaz de registrar ni fijar los orfgenes de los
de colonos presentes en la tierra.
campesinos, cualquiera es libre de partir y cualquiera de recibirlos: «Se les
Pese a estar sujeto a la tierra, debfa pagar las tasas e impuestos corres- acoge como a extranjeros ... y [los propietariosl transforman en esclavos a
pondientes._ En las tierras imperiales los colonos de la Lex Manciana paga- quienes son manifiestamente hombres li bres» (Salviano, ~e g~1ber11at~o11e
~an un t~rc10 de las rentas y debfan prestar unas jornadas de trabajo para cul- Dei, V 45). Esta evoluci6n esta confirmada por la carta de S1do1110 Apolmar,
tivar la t1erra. Parece que esta proporci6n del tercio fue la mas corriente en en la que vcmos que para librarse de la condici6n plebeya (y de su impues-
los contratos privados, aunque en a lgunos es posible que e l amo se quedara to) Io unico que se podfa hacer cra convertirse en colono de un amo, y por
con la mitad de la produccion. Estaban bajo la responsabilidad de los collec- su parte el amo podfa dar a cada cual «un estatuto de plebeyo en vez del de
tores. Esta antigua ley fue desempolvada y confirmada en 3 19 (CTh XI 16. colono» (Sidonio Apolinar, Carta V, 19).
1), y la ley prohibfa que el colono pagara en monedas, salvo que fuera la cos- Otra manera de convertirse en colono era dcclararse insolvente frente a
tumbre. Los colonos debfan pagar este censo al amo, y éste tenfa prohi bido las deudas, como da a cntcnder Juan C ris6stomo. Agustfn describe este pro-
aumentarlo, so pena de ser perseguido (CJust XI 50. 1, 325). La situac i6n de ccso de expoliaci6n de tierras campesinas por los latifunclistas: «A veces se
los colonos, concebida como un elemento del rendimic nto de l suelo, no era compraba s in pagar nada; a algunos les invadieron sus campos y s61o se los
muy cnvidiable. La vision de Juan Cris6stomo: devolvieron después de la confi scaci6n de las cosechas durante varios afios»
(sigue la dcscripci6n de las sevicias y los robos; Agustfn, Carla 20*, 6). E l
Trabajan toda su vida sin descanso, abrumados por censos intolerables, proceso podfa ser bastante sencillo. El cncleudam icn to de los pequefios cam-
condcnados a un trabajo agotador, como los ai.nos o los mulos. Con su cuerpo
pesinos después de varias malas cosechas les obligaba a vender, para acabar
se tiencn los mis mos miramientos que con las piedras. No les dejan ni respi-
ra:, Y. tanto si los campos son férti les como si no, les oprimen igual. No hay poniéndose al servicio de los propietarios. Es e l csque ma que describe Sa~­
m1sena comparable a la suya, c uando se les ve, al fina l de l invierno trans- viano. Lo vemos en las tablillas Albertini , que resefian unas ventas a Gem1-
currido con los trabajos mas duros, volver a su casa con las manos vacfas, y nio Félix, el propietario mas acaudalado de la zona. El pape! del endeuda-
mas endeudados que antes: tiemblan ante los castigos, las exacciones, las rapi- miento en la formacion del colonato se confirma a contrario en la carta
nas y los intcndcntcs (Juan Cris6stomo, Homi/fas sobre Mateo, 56 y 61), (mas tardfa) de Gregorio Magno, estudiada por P. Fabre. En ella el papa pre-
coniza algunas soluciones para evitar un endeudamiento excesivo de los c.o-
c?ntradice a la que da Libanio de sus colonos. Parece que los colonos estu- lonos con los usureros. El endeudamiento y la salida de los colonos del c rr-
v1eron totalme1~te some tidos a sus propietarios, por mucha que Libanio diga cu ito monetario (no se les permitfa pagar las tasas en moneda, segun las
que esta sometido a sus colonos: «Estaba a mcrced de los que vendfan mis costumbres locales) solo podfan desembocar e n la ruina, impidiendo cual-
tierras culti vadas por numerosos colonos» (Libanio, Discurso 55, 14). quier cultiva especulativo. La Iglesia también contribu fa a esta evoluci6n,
Al igual que los esclavos, e l colono no podfa rcfugiarsc en cl seno de la con sus recomendaciones de hacer donaciones en cspecie y su visi6n sicm-
lglcsia para librarse de su condicion (véase supra cl problc ma general re- pre negativa de la vida monetaria. De modo que la deuda podfa convertirse
lacionado con las ordenaciones). La consagrac i61'l de colonos no se podfa en un factor de transformaci6n social para el desarrollo del colonato. En este
126 CRISIS E INFLACIÔN

sentido, los Padres preconizaban que la moneda desapareciera de los ·


. 1 d d ·
c~m b10s'. ya que e en eu am1ento era un e lemento importante de deg d
inter-
c16n social. El oro tenfa una circulaci6n Jimitada y habfa que tene. f ra a-
. ' I uertes
111gresos p~ra poder ahorrar, mientras que la plata y el bronce desapare ,
AI contra.n o, las numerosas Iimitaciones impuestas por la lglesia a Io c1an.
cerdotes '1'.1pedfan un auténtico despeg~e econ6mico, a falta de inver~i~~~
La suer te de los escl~vos queda refleJada en una serie de obras 0 canones
de los Padres de la Iglesia y los concilios, pero en cambio no hay nada refe-
ren~e a la sue:te d~ los colonos. En efecto, la situaci6n de los colonos favo- 11. LOS PRECIOS
rec1a a los l~t~fund1 stas, de los que era aliada la Iglesia.
La cond1c16n del colono, cualesquiera que fueran sus orfgenes J·uri'di·
en 1 . l . . . cos
e s1g o Ill o a pnnc1p10s del 1v, desde finales de este siglo se pareci6 a 1
del esc~avo, aunque aun habfa varias diferencias entre ambas. a E l alza de los precios confirma la importancia de las necesidades de
A ftn de cuentas, el colonato no era mas que una variante de la escla ·_ oro durante la primera mitad del siglo 1v, y el cambio de tendenc ia a
~ud: ~I marg~n de unas diferencias mas o menos jurfdicas, el colono era ~~ mediados de siglo. Entre fi nales del siglo fil y 367 los precios aumen-
111d1v1du? SUJeto ,a 1~ tierra, aunque algu nos de ellos tenfan esperanzas de taron aproxi madamente un 17 por 100 anual. Después de 367 el alza se
quedar libres al termmo ~e un ~<arriendo». Desde luego, es posible que algu- redujo a un 3 por 1OO. El Estado trat6 de limitar los efectos de estas al-
nos co.lonos alca~zaran c~erta libertad con este sistema. Pero si examinamos zas tasando los precios, pero siempre en vano.
el c~nJtm~o del s1stema fiscal y monetario, asf como el conjunto de los tex-
t~s h teran os, v~mos claramente que la situaci6n de los colonos no era envi-
diable, que .su vmculaci6n a la tierra favorecfa al propietario y al Estado, mas
que a l prop10 colono, e~ c ual hufa, o trataba de huir. De modo que en ningun La cuesti6n de los precios en el Bajo Imperio ha dado lugar a numerosos
caso podemos co?1.parttr las conclusiones de J.-M. Carrié. La principal difi- artfcu los que carecen de interpretaci6n matemâtica.
cultad de la cond1c1?n del colonato reside en el hecho de que se trataba ante Sin embargo, la formac i6n de los precios y su evoluci6n son cuestiones
todo de acuerdos pnvados entre el amo del dominio y el colono. cruciales para entender la evoluci6n de la crisis del Bajo Imperia. Los pre-
cios eran el resultado de la combinaci6n de varios elementos, como la pro-
ducci6n, la masa y las reservas monetarias, o como las crisis de escasez o
abundancia de productos. También es innegable que los modos de distribu-
ci6n de los bienes y Jas riquezas influyeron en los fen6menos de formaci6n
de los precios.

l. LA FORM ACIÔN DE LOS PRECIOS

Las ipformaciones proporcionadas por los papiros o los historiadores


son a la vez numerosas e incompletas. N umerosas, porque para ciertos gé-
neros, como el trigo, conocemos varias decenas de casos. Incompletas, e n
la medida en que nos resulta casi imposible conocer la evoluci6n de todos
los géneros. E n el caso de los principales productos, todavfa no somas ca-
paces de detallar con precisi6n su evoluci6n en re laci6n con la tendencia
secular. Otro problema es la dificultad para pasar de la evoluci6n de los
precios al estudio del sistema monetari o y las reformas de la amonedaci6n.
También nos resulta aun muy diffcil juzgar e l efecto o la relaci6n entre la
reforma de la amonedaci6n y e l aumento de los precios. En un estudio an-
terior pudimos demostrar que a la hora de abordar la c uesti6n de los pre-
cios, mas que tener en c uenta las especies, habfa que considerar las masas
LOS PRECIOS 129
128 CRISIS Io INFLACIÔN

de mctales e n circulaci6n. Se puede decir que la crisis del siglo 111 fue ·c1ades de cuenta. La comparaci6n entre ciertos precios del siglo IV y cier-
un1 · ·, 1 ·
brc todo una crisis del numerario de plata, y en cambio la de los siglo so- stimaciones del v dan a entender, no obstante, que pros1gu10 e mov1-
. · d 1 , S IV taS e· . d d l . I
y v tu~ cons~c u~n~ta e os desordencs en las cm i s i onc~ de oro. Los auto- rniento de débit alza detectado en la segunda mita e s1g o 1v.
res ant1g uos ms1st1eron mucho e n este aspecto y en la relaci6n e ntre ·
.6 d d ern1-
s1 n e mone as de oro y alza de los precios, que fue su manifestaciô
mas patente. Los analisis d~ las emisio~es mode rnas o contemporanea~ 1. J. El legodo de Aureliano
que ~odemos efectuar a partir de los reg1stros de las fabricas de mon d
. 1 1 ., e a El estudio de los precios de los ultimos siglos del imperio plantea pro-
p~rm1 t e n seguir a evo u~1on de la~ acuiiaciones e n perfodos largos, y 50 _
b1 e todo comprende blemas especfficos. El sistema monetario, reformado primero por Aureliano
. r la 1mportancia que podfan te ner los metales prec·10-
sos. Estos estud1os revelan el d~stacado pape! que jugaban las monedas de y Juego por Diocleciano, sobrevivi6 con sus mas y sus me~os durante la ~a-
oro Y plata e n la masa monetana. De modo que los cambios e n las canti- or parte del siglo rv. Estaba pensado sobre todo para ev1tar u~a ola de 111-
dades de mon~das preciosas emitidas, que conte nfan la mayor parte de 1 haci6n similar a la del siglo 111. Esta ultima se habfa caractenzado por un
masa mone tana, tuvieron unas r~percusiones tanto mayores cuanto mayo~ fuerte au mento de las acufiaciones monetarias y una cafda muy acusa?a de
f uera c l pape ! de la moneda preciosa. los pesos y Jeyes de las monedas, que desemboc6 en un descenso cons1dera-
Asf pues'.· l~s crisis domin.antes d.e un siste ma monetario an tiguo siempre ble de Ja masa de metal precioso emitida en el mercado a través de las. acu-
fueron las c11s1s del nurnerano dom mante. Desde esta perspectiva centrare- f\aciones monetarias. El Indice de las acufiaciones de plata pone en ev1den-
mos nuestra ate nci6n en la coti zaci6n del oro e n el Bajo Imperi o. Parece cla- cia la cafda de las emisiones de plata.
~o que la clave de la crisis monetari a esta en el estudio de las cantidades acu-
nadas y e~ l~s. valores de las unidades corrientes de las moneclas de oro. Sin Perlodo Indice de producci6n
monetaria de plata
que e llo s1g111f1que despreciar el pape! de las monedas de bronce, considera-
mos que la conf.rontaci6n entre los precios y las monedas de bronce es un 238-244 LOO
erro~ metodol6g1co; es tomar las consecuencias como causas de Jas alzas de 244-249 68
249-253 51
prec1os. Au nque te ngamos en cuen ta la irnportancia de las cantidades emiti-
75
das, ~l peso econ6mic~ de estas monedas, en términos de masa monetaria, si- 253-256
54
gue s 1~ndo muy reduc1do. De hecho, las alteraciones y reformas de las amo- 256-260
260-263 65
ned~c1ones de bronce siempre fueron consecuencia de las variaciones de las 44
263-266
canyda?es de monedas de oro emitidas, cornbinadas con los cambios en las 266-268 53
co~1za~1 ones del oro-metal. De modo que va mos a adoptar un método de tra- 268-270 26
~a~o d1ame,tra!mente opuesto al de los investigadores que se basan en el ana- 270-274 25
lts1s metalurg1co del peso medio de metal fino de los bronces. 274-276 13
Por Io tanto, antes que nada, hemos tratado de anali zar la evoluci6n del 276-282 8
p:ecio de la libra de oro .. El ex~men de los casos conocidos, por Io general
bien datados, revela la ex1stenc1a de tres grandes fases: La reforma de Aureliano consisti6, sobre todo, en distinguir entre mone-
. - Desde finales del siglo Ill hasta la década de 360 la estimaci6n en das de cuenta y especies circulantes, terminando con la costumbre de vin~u­
u111dades de cuenta del oro au ment6 de forma rapida y acentuada, pasando lar la moneda circulante con el poder liberatorio, heredada del Alto Impeno.
de 40 talentos a cerca de 1.000.000 de talentos . Colocando estas cifras en Los valores liberatorios de las especies de bronce se determinaron, por un
una tabla logarftmica aparece un alza regular de los precios de l oro en uni- fado, con arreglo a su valor intrfnseco calculado en relaci6n con el precio de
dades de c uenta .. Aunque nuestros dat?s aun son bastante escasos, no pare- la libra de plata o de oro, determinado por la ley de la oferta y la demanda,
ce que haya hab1do una ruptura apreciable de esta tendencia. La ilusi6n de pero también por la importancia del «sefioreaje» cobrado por el Est~do, que
fases o esca.lones que pueden dar ciertos agru pa mi entos se desvanece con un seguramente propiciaba cierta estabilidad de los cursos. En lo s~ces1vo, des-
examen seno. de Aureliano hasta la reforma de D iocleciano, Jas monedas cornentes de ve-
- . Entr~ _Jos aiios 360 y 390, aproximadamente, la tendencia sufre una 11611 llevaron en el reverso la indicaci6n de la fi neza (generalmente del 5 por
fuerte 111nex1on y el alza es mas !enta, pero Cacia vez mas uniforme. J00), Io que permitfa evaluar rapidamente, en peso de plata, una mas~ de mo-
- En el si? lo ~ la generali zaci6n de la costumbre de cifrar los precios nedas de vell6n. Para Aureliano y sus sucesores esta reforma, que vmculaba
en peso de oro 1rnp1de hacer un estudio detall ado de la coti zaci6n del oro en el valor de la moneda de vell6n al de la libra de plata, garantizaba al Estado

9 - D FPEYROT
LOS PRECIOS
131
CR ISIS E INFLACIÔN
130
una estabilidad monetaria que le ponfa a salvo de una gran crisis similar a la Por otro lado el P. Oxy. 3.429, que data de 375-385, da un precio que as-
70 ya a 1.557.678 talentos. Por Io tanto creemos que 367-368 es la fecha
3ie~de
que habfa tenido lugar en el siglo 111 . Aureliano reanud6 la acufiaci6n de mo-
nedas de oro de buena ley y peso, aunque no puso en el rnercado rnonedas de ~as probable de los P. Oslo 88 y P. Oxy. 3.426, corna parece corroborar el es-
plata de buena ley. Probablernente cstaban concebidas corno fracciones de la t dio de los precios de otros productos.
libra de oro, y su valor se determinaba con los misrnos criterios que el de las u De modo que la tendencia al fuerte aumcnto se pudo rnantener _entre c.
de plata (ofcrta-demanda y sefioreaje). 4 y c. 367, a mas tardar, o sea 94 afios, ode c. 300 a c. 367 (68 anos). En
27
El conjunto del sisterna, basado en la cotizaci6n de las libras de oro y mbos casos fue una tendencia a largo plazo. . .
plata, debfa evitar que se esfurnaran los ingresos de los beneficiarios de ren- a . Se puede determinar con precisi6n el alza de la cot1zac16n del oro du-
tas en rnonedas. rant~ este periodo? El examen de los pr~ci?s revela un aumento muy. regul.ar
En efecto, Aureliano se habfa propuesto conseguir una estabilizaci6n de de dicho curso. Teniendo en cuenta los d1stmtos elementos de los pap1ros (te-
los precios, que habfan aurnentado en funci6n de la baja del peso de los me- cha, tipo ... ), se pucde situar este alza entre un 16 y un 18 por 100, coma p~o­
talcs preciosos, y de la cantidad de monedas ernitidas. El dominio de la pro- medio. Las cifras elevadas concu~rdan perfect.amente con un alza exponenc1a~
ducci6n rnonctaria y el mantcnimicnto de lai, leyes y los pesos a un nive! de tipo y= ax, en la que a estana comprend.1do .entre 1,16 y 1, 18. Podemos
muy alto eran condiciones imprescindibles para la estabilidad. La falta de proponer, pues, un alza media anual de la cot1zac16n del oro de un 17 por 100
monedas de plata pura no hacfa mas que reforzar el pape! de la moneda de durante la fase de fuerte aumento.
vell6n. Comparemos el alza nominal del oro con el alza de otros productos du-
rante e l perfodo c. 300-c. 367:
Perfodo Alza media/ano
1.2. La Jase de fuerte subida (siglo 111-367) Producto
300-367/368 16,90
Oro 17,46
Nuestras primeras cifras (de 300 ac. 310) eran de los precios oficia- Plata
30 1-359
les. Parece que la variaci6n con respecto a la coti zaci6n comercial fue 301-359 16,25
Tri go 13,81
muy reducida, seguramente del orden del 5 por 100, si nos basamos en los 30 1-372
Cebada 21,28
datos proporcionados por el papiro Panopolis Beatty 2.2 19, que alude a un Almorta.> c. 320-360
30 1-c. 320 4,19
curso «ilfcito» de 42 talentos, cuando e l curso legal era de 40. Se puede Judfas 17,25
Carne (i,cerdo?) 30 1-360
considerar una diferencia rnfnirna, poco significativa en una evoluci6n sc- 30 1-338 17,69
cular, que presenta 6rdenes de magnitud mucho mas importantes. Los cua- Pescado (cal. inf.) c. 14, 16
Gallinaceas c. 330-c. 340
tro precios oficiales (P. Panop . 2.2 19 en 300, edicto del Maximo, P. Oxy. 30 1-340 14,89- 19,73
2. 106, P. Ryl. 616) son coherentes (40, 48, 66,6 y 73 talentos), aun cuan- Yi no c. 20,14
Aceitunas 30 1-c. 363
do el curso de 80 talentos (PSI 3 10) es un poco mas alto. 301-c. 340 17,36
Aceitc comun 18,90-23
Serfa importante saber en qué perfodo se desat6 este aumento, un perfo- As no 307-3 14/3 16
3 13-367 18,53
do situado antes de 300, segurarnente incluso antes del reinado de Diocle- Caballo
307-330 9
ciano. Se puede suponer que las reformas rnonetarias de Aureliano, que res- Pavo 16,76
tablecieron una amonedaci6n regular de oro de buen peso y ley, facilitaron la Yidrio 317-326
301-327 1,67
aparici6n de varias elementos que desencadenaron el alza regular del oro du- Sticharion
rante un perfodo prolongado.
Tampoco es facil determinar el momento en que la tendencia a una fuerte En la mayorfa de los casos cl alza de los productos se situa entre cl 16 Y
alza dio paso a un alza mas !enta. Las dataciones de los papiros todavfa son el 18 por J OO. Algunos casos particulares mer~cen. un examen: . .
muy imprecisas. Tres documentos (P. Oxy. 3.223, 3.426 y P. Oslo 88) nos pro- _ La cebada: aun admitiendo que las cot1zac1ones de med1ados del ~1-
porcionan unas cifras muy coincidentes (969.000, 1.080.000 y 1.080.000 ta- glo 1v (género a entregar) s6lo representan la mitad del precio normal (v10-
lentos). En buena 16gica estos textos se podrfan fechar en torno al afio 367. En lando el CTh II 33. 1), e l aumento de precio sigue siendo muy moderado. No
efecto, el documcnto anterior (P. Oxy. 3.401), que data de la década de 350, obstante, esta diferencia se salva en el perfodo siguiente, sin que podamos
da un precio de 648.000 talentos, y los afios 364-368 fueron los de Jas acufia- determinar cual es el origen de esta anomalfa. . .
ciones mas importantes y las primeras reformas de la amonedaci6n de oro. El _ Las j udfas: el precio es casi estable, pero no se ha pod1do estudiar
estudio de nuestra curva revela que se pudo llegar a estas precios hacia 365- bien por falta de informaci6n.
132 CR ISIS E INFLACIÔN LOS PRECIOS 133

- Los animales: es diffcil seguir la evoluci6n de los precios, porque te-


bles a los cambistas. Sea como fuere, la cotizaci6n de las monedas de
nfan en cuenta las caracterfsticas de cada animal. Porta l oro en general permanec1eron · muy ·mcstables. L as cot1zac10nes
· · po-
- El sticharion: la estabilidad casi total de los precios revela que se tra- oro Y de · · , · ·
a riar en funci6n de las crisis polfticas, de las cns1s econom1cas o m-
taba de una tasa, mas que de un precio de mercado. dfan V funci6n de las van· ac1ones· . fi
de la pres16n 1sca . n poco antes e )a
1 U d
El conjunto de los géneros nos permite suponer que la evoluci6n nomi- cJuso e n d ·
aci6n de los impuestos exigidos en oro o en plata pudo pro uc1rse un
nal anual media de los precios durante la primera tendencia secular fue de un recau d mo revelan los textos de los papiros. Podemos seguir · Ja evo 1uct·6n d e
17 por 100. a1za, c O . . .
Jas cotizaciones de ciertos productos entre 395 y 415 gracias a vanos papt-
ros de Oxirrinco (P. Oxy. LI 3628-3636). Es el caso del sueldo, que ~e cam-
biaba entre 25 .333 y 26.666 talentos, .con. precios mâs altos en septtembre-
1.3. La Jase de subida moderada (368-siglo v)
d 1.c1e
· mbr·e· Las· variaciones de las cot1zac1ones estaban . comprend1das entre ,
± 5 por f OO de una cotizaci6n eje. ~I preci~ de la ltbra de plata. permanec1a
Aproximadamente a partir de 367-368 la lende ncia de fuerte alza da paso totalmente estable a 5 sueldos por ltbra (ratw l/14,4~; el de l.a libra de plata
a una s ituaci6n casi estable o con alzas moderadas, que podemos seguir has- sin trabajar valfa 4,75 sueldos (ratio 15, 15). El prec10 del tngo en el n?mo
ta e l final del siglo v. Cinopolita varia e ntre 4.000/1 3 mirfadas de denarios por artab~ (de sepltem-
La estabilizaci6n de 368 fue todo un éxito. Se fren6 el aumento nominal. bre a diciembre) y 3.900112 (de mayo a agosto) cuando e mp1eza la nueva
El edicto dirigido a Juliano, prefecto de Âfrica entre 37 1 y 373 (CJust XI cosecha, una variaci6n muy pequef\a, del 6 por l OO. En otros lugares era del
11.2), alude a bajas de las cotizaciones nominales de los sueldos: «A causa 11 por 1OO. Las variaciones de la coti Laci6n del trigo podfan llegar al 54 por
de la ba)a que a veces experimenta el valor del sueldo, conviene que bajen 100 en los distintos nomos. . .
los prec1os de los productos». Este edicto pone en evidencia uno de los ele- Hasta 390 conocemos varios precios del oro que nos perm1ten segutr su
mentos importantes de la polftica imperial, la casi indexaci6n de las cotiza- evoluci6n. La curva de alza se dobla y estabiliza. El alza nominal gira en tor-
ciones de los productos segun la cotizaci6n nominal del sueldo que encon- no al 3 por 100. Es dificil seguir la evoluci6n de los pr~cios de los produc-
tramos en las evoluciones de las cotizaciones: tos en un perfodo tan corto, pero se pueden destacar vanos casos:

La venta de s ueldos de oro que reclama generalmente el uso publico com- Produclo Perfodo Alza media/aiio
pete a la corporaci6n de los cambistas, a quienes la caja vinaria paga un sala-
Tri go 353-388 estabilidad
rio dcterminado. Pues bien, como estos profesionales tenfan unos emolumen-
372-388 Il 06 %
to~ demasiado bajos, e l divino hermano de vuestra divinidad decidi6 que se les Cebada
Carne (cerdo) 360-390 2,8 %
as1gnara por cada sueldo Io que requerfa la equidad del tiempo, seiiores empe-
radores. Pero poco a poco, al ir en aumento el precio del oro, la eficac.:ia de esta
medida q ued6 an ulada: en efecto, como e l sueldo se eva lua ahora a un precio Volvemos a encontrarnos con el caso de la cebada. Aun admitiendo que
mas alto en el mercado corriente, los salarios de los cambistas se han reduci- casi dobla el precio de la cebada a entregar, el alza de 6 por 100 es superior
do. Por esta raz6n ellos reclaman a Vuestra Eternidad un legftimo aumento de al alza nominal del oro. Probablemente tiene que ver con el moderado au-
su salari o, porque ya no estan en condiciones de soportar una carga tan pesa- mento del precio de la cebada durante el perfodo anterior. El precio del trigo
da. Esta es la causa de mi demanda, que la lea ltad de los docu mentos anexos
era muy estable, seguramente a causa de su importancia militar. .
dara a conocer mas a fondo a Vues tra divina Inteligenc ia; si considerâis pro-
cedente este tipo de demanda, ruego a Vuestra Mansedumbre que se decida a Después de la década de 390 la costumb~e de .det~rmi.nar los prec1os en
aportar un remedio eficaz para esta categorfa de hombres (Sfmaco, Re/atio 29). peso de oro, es decir, indicando no ya el prec10 unitano, smo el nu~ero o la
cantidad de objetos por sueldo o fracci6n de sueldo, ent01:pece cons1dera?le-
En esta re/atio vemos claramente que los salarias de los cambistas eran fijos, mente los estudios. De todos modos parece que los prec1os, ya no nomma-
no calculados en porcentaje, tanto si estos sueldos se vendfan al arca como les, sino expresados en oro, tendieron a bajar un poco:
al publico. Segun Slmaco, un alza !enta de la cotizaci6n de mercado recorta-
Producto Pe rfodo Alza media/aiio
rfa el beneficio de los cambistas. No se conocen las razones de este aumen-
to: lera consecuencia del alza regular a partir de 368, o de un alza mucho Ccbada 388-430 en adelante -0,66 %
mâs fuerte en rclaci6n con el pronunciamiento de Mâximo de 383? El texto Carne (cerdo) 389-452 - 1,73 %
parece avatar la primera hip6tesis. Unos 17 alios después de la estabilizaci6n Aceituna 455-500 -3,52 %
de 368, las variaciones, por minimas que fueran , debieron parecerles inso-
134 CRIS IS E INFLACIÔN
LOS PRECIOS 135
El precio. de la aceitu.n~ baj6 un 2,27 por 1OO, si se admitc ue el . .
dado en la. Vtta Co11stc111tm1 era la mitad de la cotirnci6n norma( c p1ec10 _ Por un lado, el numerario cuyo valor intrfnseco estaba garantizado
caso del tngo. En el perfodo c. 360-c 500 sobre 1 b . d ' om? en el or un grado de fineza muy elevado, o incluso por el melal del que estaban
Id d · • a ase e 64 sextano hechas (monedas de oro y plata; entonces estos dos metales servfan de mo-
sue o y e 720 sextarios por sueldo, el descenso habrfa sido del r s Por
J,70 o 2,25 por 100 a nual (sobre la base 64/ 1.440). o den de neda y de moneda-mercancfa). Las caracterfsticas ffsi cas de estas monedas
Este descenso de los precios en oro no debe . d .. (peso y Jey) apenas se modificaron durante el Bajo Imperio (en parlicular en
de las cantidades emitidas a Io largo del siglo v s~;o~~~1~1~; ~- err?r. ~~ cafda el caso del oro). A este grupo pertenecfan las especies de oro (aureus, soli-
bal de las reservas monetarias d . ., . . . ism111uc10n g lo- dus, fracciones y multiplos), asf como las especies de plata (argenteus, de-
tiva del valor del oro. La bajada ~eo; o, y _tar:1b1en de b16_ ongmar un alza rela- nario, silicua, miliarensia, etc.) emitidas durante este perfodo.
1
lambién de bi6 acarrear el alza del ~! ~~e~~~i~~tr;~~~~e~de~;" ~eldo de oro
mas escaso. 1
a rco, que era
- Por otro lado, los efectos de la pérdida de valor de la unidad de cuen-
ta afectaron de lleno a las especies de vell6n. Se emitieron a un valor deter-
El descenso de las reservas mo t .. 1 . minado, pero su valor nominal se situ6 enseguida par debajo de su valor me-
ordcn de 0 5 a 0 8 po1· l OO . 1 ne a11as en e. s1glo v (por Io menas del
' , anua , como promed10) no r , talico. De modo que el emperador s61o podfa elegir entre estas tres opciones:
«baja» de los precios del oro. Nos . r . exp 1ca por SI solo la - A umentar e l poder nominal de las especies. Fue Io que ocu1Ti6 con la
g lo '; un alza nominal del mismo Li~:c ~::~~~/1~~s~~:s0;~~~~-9~ara ~l s!- manipulaci6n conocida par la inscripci6n de Afrodisia, cuando se do-
mad<1mente de un 3 por 1OO. , ap1ox1- bl6 el poder liberatorio de las monedas.
- Reducir el valor metalico de las monedas de bronce, disminuyendo
ya la ley de plata, ya el peso (abri ! de 307, julio de 307, finales de
l .4. Las dos tendencias seculares
307, finales de 309, 3 13, etc.).
- Crear nuevas espccies, multiplos de las monedas anteriores, modifi-
den~~:s:~~~~a~:..,~ 0{t;.~~~!r~e~~;;~o ~~~eri~ revela la cxistencia de d_o~ _ten- cando las caracterfsticas técnicas de Jas monedas en circulaci6n en el
durante el ultimo tercio del sig lo 111 tg _n a~ sc co~ los emperadores llmcos momento de la reforma.
. Y e1mma mas adclante s ' Estas tres soluciones se fueron alternando a Io largo del Bajo Imperia.
con el adven1mie nto de Graciano (en 367 .. .· ' egun parece,
minai fuerte, del orde n del 17 or 1OO L ). Se ca1acte1 izaba par un aJza no- l,Por gué afect6 mas la pérdida de valor de la unidad de cuenta a las
fina l del sig lo v. Se caracteriz~ po . . al segunda dur6, al parecer, hasta el amonedaciones de bronces que a Jas amonedaciones preciosas? Seguramen-
1OO .. . ' un a za moderada, del orden del 3 or te a causa de su importante caracter fiduciario. La cotizaci6n de las mone-
' y por una estab11Jdad de c1ertas cotizaciones coma la del l .. E Pd das de oro y plata aument6 a medida que lo hacfa el valor de la libra de oro
suponer que en estas tendencias también h b ·' 1 .' . . . i 1go. s e
ciar en el estado de nuestra documentaci6~. i 1a a t1baJos, unpos1bles de apre- o de plata, y no parece que el indice fiduciario sobrepasara el 16 por 100.
La moneda de bronce era mucha mas fiduciari a. E l edicto de Afrodisia, de
30 l , nos informa sobre poderes liberatorios de dos monedas, la de plata
2. L A FORMACIÔN DE LOS PRECIOS EN EL B AJO lMPER IO: TEORfA pura (3,40 g) y la del nummus (10,20 g con cerca de un 3 por 100 de pla-
ta): la primera valfa l OO denarios y la otra 25 denarios. En estas dos mone-
va ri;; :;c~:~I iqs ~se dsee l_os precios de I_o s productos de los siglos IV y v surgen
das el contravalor en peso de plata del denario de cuenta era de 0,034 g para
. 1mponen por s1 m1smos. el argenteus y de 0 ,01 22 g para el nummus [(10,20 g x 4) x (0,03/100)], al
El s1ste ma monetario del B . I . que habrfa que aiiadir el contravalor del bronce, 0,003 g [(10,20 x 4) x 97 par
siglo iv, de monedas de or d aJ~ mpeno constaba, al menas durante el 100 dividido por 100 x 130, siendo la ratio plata/cobre del orden de l/1 30] ; el
de los casa s habfa uni o, ~ ~ ata y de ve_116n o bronce. En la mayorfa
tir de Aurel iano hubod~?~~· ''?~ll1plos y f~acc1ones para cada melal. A par-
total para el nummus era 0,0152 g de plata por denario de cuenta. Asf pues,
la cotizaci6n de la moneda de pla ta cra mas del doble de su valor intrfnse-
culante . L . . is mc10n entre u111dades de c uenta y unidades cir-
deu~~s ~~l~~:~;1°~~su~~dc;~~~l~i;~~l~~~~~ces
co, que s6lo representaba e l 40 por 1OO del valor nominal. Aparte del casa
las :: e n u?_ida?es de cuenta, y de Afrodisia no conocemos ningun otro e n que el poder liberatorio de la
nedas preciosas podfan evol . f .. . Las cot1 zac1ones de las mo- moneda se multiplique por dos. De modo que el Estado antiguo recurrfa uni-
uc1onar e n unc1611 del valor de 1 'd d
cuenta _(que en es~a época era el denario). as uni a es de came nte a aumentos regulares del caracter fiduciario, ya envileciendo las
de l~u~~~ee~~ per_10~0 de fuerte inflaci6n el valor de las unidades de cuenta
caracteristicas ffsicas, ya aumentando el poder liberatorio de las monedas.
El Estado romano del Bajo Imperio utiliz6 a menudo cl artificio de bajar
evolucionar desr~:-~~~o~i~"e~~~~~;t6 mucha. E l sistema monetario solo podfa el peso de la unidad circulante, refundir las monedas pesadas y emitir otras
nue vas y mas ligeras, embolsandose con la operaci6n sustanciosas ganancias
136 CR !S IS E INFLACIÔN
LOS PRECIOS 137
y provocando, en cada ocasi6n, fuertes oleadas de atcsoramiento. Asf pue
estos perfodos de alzas de los precios y de penuria desembocaron en
el descen~o del valor de la unidad de cuenta fue la causa de las reformas ds, veces · d l 1
s que el emperador tenfa el deber de calmar orgamzan o a vue ta a
las especres de bronce, y no al revés. La tendencia natural del sistema e revue lta ' . , . . .
.d fi 1 . . era bastecim1ento normal. Para e llo podia tasar los precros, po1 Io menos
con.si erar otantes as cot1zac1ones de las monedas de oro y plata, y estables un a · · d , 1
o vmculadas a un numero determinado de unidades de cuenta las de las mo- te6necamente ' imponiendo un precro
· , . max1mo
, para ca a .genero, o aumentar a
nedas de bronce. ducci6n agrfcola con una polttrca agncola voluntansta.
pro ·1· , -< d 1 , ,
En cl Bajo Imperia la técnica que se utr 1zo mas a menu o, y a .mas ~e-
.l~uales fueron los motores de esta evoluci6n? Durante la primera fase fue
dec1s1v? e l aumento de las emisiones de monedas de oro. Provoc6 un aumen- b e era tasar los precios durante unos meses, ya fuera .en dtodo.ddE
ler, el 1mpeno,
0 en tiempo de Diocleciano, ya ruera en una determ111a a cru a . stas
~o me?10 d~ un 2 a un 2,5 por 1OO anual de las reservas monetarias de oro del corn iones eran respuestas a crisis puntuales de carestia. , La red ucc1on ·' de 1a
ac
1mpeno, m1entras que el alza media de los precios en uniclades de cuenta ron- LaS . · · · L ·.
oferta permitfa e l desarrollo de una especul~c16n re~I o 1mag1.nana. a ex1s-
daba el 17 por 1OO anual durante la primera tendencia (siglo 111-367). Duran-
tencia de centres de producci6n de tngo ~1cn localtzados (v1/lae de mono-
te este perfodo la cafcla media del valor del dinero fue del orden del 15 por
cultivo) aumentaba el temor a la especulac16n.
1OO anua~. Dado que la. mayor parte de los precios estudiados es compatible En muches casos se descubri6 trigo almaccnado y se puso en el merca-
con 1~ primera te~dencia, podemos considerar que durante el perfodo com- do con mucha rapidez. Juliana compr6 cerca de Antioqufa 422.000 modii de
pren?1do entre el s1glo 111 y 367 los precios, en términos de oro, subieron como
trigo (unas 3.000 toneladas). Libanio, mas. adclante, logr6 que l,o~ pa.nade-
max1mo un 2 o un 3 por 100. Esta alza quedaba absorbida por un aumento de
ros volvieran al trabajo. Estos hechos conf1rman en parte ~os analis1s 1m p~­
las reservas de oro en circulaci6n. En efecto, un examen mas detallado de las
riales: las hambres se vefan agravadas por los almacenam1entos espec.ulat1-
tasas de. alza de los productos nos permite cons tatar que las subidas a menu-
vos. Scg(m Diocleciano y Juliana, e l mercado de granos, estuvo dom1na~o
do son .ltgeramente mayores que el alza nominal del oro. Por Io tanto, duran-
por los grandes propietarios, que controlaban la economrn urbana a traves
te la pnmera fase la subida general podrfa dividirse en subida real media de
de las ventas. . .
un 2-3 por 100 anual, a la que hay que afiadir la bajada del valor de la unidad
de cuenta. Segun los au tores, y por Io que sabem~s hoy acerca de las ~n~1~ fru-
mentarias, podemos suponer que estas tasac1ones eran ~ota lmente muttles y
Sin duda, la moderaci6n de la bajada de la unidad de cuenta hacia 367
s6lo servfan para agravar las cosas. La un ica medi~a ef1caz era. la puesta en
estu~o 1:elacionada con las medidas financieras y fisca les de la década de 360, el mercado de existencias de trigo procedcntes de cwdades vecmas. Pero no
I ~ pnnc1pal de las cuales s6lo pudo ser una disminuci6n del caracter fiducia- parece que la estructura administrativ? del i1:nperio tratara de crear me~a­
no d.e l?s bronces. La e~onomfa, en conjunto, estaba centrada en el oro, y los
nismos de compensaci6n, como el env10 de tngo para frenar el alza del p1e-
mov1m1entos especulat1vos ofrecfan mayores posibilidades de ganancia en
cio cuando se avecinaba una carestfa. La verdad es que esta laguna es muy
t~rno al oro que en torno al bronce. La evaluaci6n de las cantidades en frac- comprensible. Los buleutas y los decuriones tarnbié!1 eran grande~ terrate-
c1on~~ de sueldo (hasta el 1/72), o en peso de oro (en J /48 de quilate, 0 sea, nientes. S us cosechas gozaban de una fue rte plusvalta en caso de ligera ca-
4 m1ltgramos), y no en denarios de cuenta, ofrecfa una mayor estabilidad,
restfa, dado que su producci6n era muy superior ~ ~u consume. El ~argen
pues el ~umento de los precios ya no tuvo que incluir la bajada importante
de la umdad de cuenta. comercializable de la cosecha resultaba muy benefic1oso. En este sentid?, el
analisis imperial era justo: en caso de carestfa, los productores latifund1st~s
. Duran~e .la fase 420-~9 I '. después .de las invasiones occidentales, Ios pre- eran los primeros interesados en especular y aumentar los efectos .de la cn-
c10s en té1 mmos de oro s1gu1eron sub1endo a raz6n de una media anual de un
sis. El testimonio de Juan Cris6stomo es muy claro al respecte: «S1 vosotros
3. por 1OO, pero en Ori~nte aumentaron ligeramente las reservas de oro, gra-
[los ricos] acaparâis e l trigo, si Io encarecéis, si urdfs otros m~d~os ins6litos
c~as a unas transferencias de m~tales preciosos desde Occidente (un prome-
de trafico, l,qué esperanza de salvaci6n os quedara?» (Juan Cnsostomo, C~­
d10 de un 1 por 1OO anual, aprox1madamente), Io que debi6 reducir en la mis-
ma proporci6n e l alza. mentarios sobre la segunda ep{stola a los corintios, XVII 3). Cuando la cn-
sis alcanzaba una gravedad especial las tasaciones no tenfan. apenas e~e.cto,
salvo e l de hacer que desaparecieran las provisiones. Las med1das coerc1yvas
3. LA POLfTJCA DE PRECIOS: LAS TASACIONES
s6lo afectaban a los intermediarios o a los pequcfios traficantes potenc1ales,
como los panaderos. No incidfan de ninguna mancra en los equilibrios eco-
n6micos, ni suponfan un peligro para la supremacfa de los grandes produc-
No parece que l~s emperadores ciel Bajo Imperia aplicaran una polftica
tores y sus grandes beneficios potenciales. . . ,
de prec1os. Las ~e?1das se tomaron sobre la marcha, en func i6n de las ne-
En cambio la comercializaci6n de las reservas vecmas 1mpedta los be-
neficios espec~lativos. Juliana y Libanio recurrieron a estas medidas extre-
ces1dades y las crrs1s monetarias, agrfcolas o econ6micas. La mayorfa de las
138 CRISTS E INFLACIÔN LOS PREC IOS 139

m~s. A diferencia de la tasaci6n, tenfan un efecto econ6mico asegurado, pero gua humana son incapaces de expresar su nombre ... , que por ultimo a veces
pnvaban a los productores especuladores de un pingüe beneficio. Por este se prive al soldado de sus pri mas y de su paga por haber efectuado una sola
moti~o lo~ bu!eut~s y decuriones, que salfan ganando con las crisis, no tenian compra y que la contribuci6n del mundo entero para la manutenci6n del ejér-
prevtsto nmgun s1stema de compra de trigo en tiempo de carestfa. cito quede a merced de las abominables ganancias de ladrones, de modo que
Por otra parte, las alusiones a una polftica mas voluntarista de aumento parece que nuestros soldados ofrecen con sus propias manos los resultados de
de la _rroduc~i6n son muy escasas. Da la impresi6n de que ni los emperado- sus campafias y las penas que han pasado a estos que se aprovechan de todo,
res 111 las cunas trataron de resolver la cuesti6n de las producciones agrico- y que estos saqueadores del Estado les roben todos los dfas una cantidad equi-
valente al activo que se les supone ... ? Sera merecedor de una pena semejan-
las. Este proble?1a s61o se menciona en 297: «Gracias a mf trabaja ahora el
te aquel que, poseyendo existencias de géneros alimentarios y de objetos de
cham avo y el fns6n, este vagabundo y este ladr6n se afana labrando sin des- primera necesidad, considere oportuno, a rafz de nuestro decreto, retirarlos del
canso mis tierras baldfas, llena mi mercado con el ganado que acaba de ven- mercado; porque el castigo deberfa ser incluse mas riguroso para el que crea
der, y el labrador barbaro hace que bajen los precios de los productos» (Pa- la penuria que para el que la mantienc burlando la ley (Preambulo del Edicto
negfrico de Constancio, 1 de marzo de 297, 9). del Maximo , en A. Chastagnol, 1969, pp. 213-218) .
. Al no orga?~zar un sistema de envfo de trigo entre las regiones, al no
apltcar una poltt1ca agrfcola, las curias se aseguraban ganancias s ustanciales Para Diocleciano la unica causa de Jas subidas de precios era e l afan es-
cuando habfa una crisis frumentaria. peculativo de ciertos traficantes, qu e prevefan las malas cosechas y almace-
naban para revender a un precio demas iado a lto. La respuesta administrativa
3. 1. La crisis en tiempo de Diocleciano no podfa ser otra que la tasaci6n de los precios, acompanada de castigos con-
tra los especul adores. Diocleciano defini6 asf la polftica de prccios de todo
. El preambulo del edicto del Maximo ofrece un bello anatisis del meca- el Bajo Imperio: la represi6n. Los emperadores no ensayaron mas polftica
111smo de aumento de los precios tal como lo entendfan los economistas del que ésta. A unque entre los altos funcionarios circulaban y se comentaban do-
Bajo Imperio: cumentos como De rebus bellicis, no hubo ningun documento administrati-
ve, ninguna polftica que expresara una voluntad distinta de la represiva en
En verdad, nos ocupamos de esta situaci6n casi demasiado tarde como materia de polftica de precios.
reconoce l~ ;onciencia popular y como los mismos hechos demuestran' ... ; en
efecto, l qu1en puede tener tan cortos alcances y estar tan al margen de Io que
ocu.rre ~n el mundo como para ignorar e incluse para no darse cuenta por ex- 3.2. La crisis de Antioqufa en tiempo de Juliana
penencta que las mercancfas, tanto las que suministran los mercados como Jas
que constituyen el uso corriente de las ciudades, han experimentado un alza Los acontecimientos de Antioqufa revelan los errores administratives en
de los precios tan excesiva que el afün desenfrenado de ganancia no esta
materi a de precios y los fallos de las polfticas represivas .
atemperado por la abundancia de cosas ni por la fertilidad de las cosechas?
Ha~ta el pun to de que los hombres especializados en este tipo de trafico, con La sequfa asol6 la regi6n de A ntioqufa, una de las principales ciudades
el a111mo cada vez mas inquieto, llegan a examinar la cotizaci6n de los astros del imper io. Cualquier agravaci6n de la sequfa s61o podfa desembocar en una
espfan los vientos y l ~s perturb_acio~es atmosféricas y, en su maldad, no pue~ crisis de hambre. Las primeras menciones de cris is aparecen en 354, cuando
den soportar que las tter~as fért1les, mundadas por las lluvias celestes, esperen Galio «acab6 ordenando la muerte, en una sola condena, de los jefes del Se-
cosechas futuras, y cons1deran un perjuicio persona! la abundancia de bienes nado de Antioqufa, enfurecido por el hecho de q ue en un momento en que
que proporciona la clemencia del cielo. No paran de quej arse de la benevo- habfa amenaza de hambre e llos le habfan contestado de una forma mas as-
lencia ~ivin a, de limitar una prosperidad pliblica demasiado grande, y por el pera de Io conveniente, cuando él, intempes tivamente, les apremiaba para
contrano, durante los afios estériles, de traficar con ... y con su actividad de que propiciaran la bajada de los precios» (Am., XIV 7 ,2).
mercaderes. Aunque cada u?o de ellos posee una inmensa fortu na, que podrfa La llegada de Juliano con su ejército en 363, haciendo aumentar las ne-
basta~· de sobra pa~a P?blac10nes enteras, corren detras de la menor ganancia
cesidades locales, contribu y6 a desequi librar el mercado local (S6crates, His-
Y apltcan porcentaJes mhumanos. Imponer una medida a su av idez esta es
queridos provinciales, la exigencia de los intereses comunes de la ' humani~ toria eclesiastica, III 17). La sequfa se hi zo senti r de nuevo propiciando una
dad · · · lQuién puede ignorar que las trampas audazmente tendidas contra la nueva alza de los precios: «Esto fue Io que le hizo apoyar mi intervenci6n a
u~~lid.ad publi?a ail! donde la salvaci6n comun requiere el envio de nuestros favor de una época en que la tierra privada de las Huvias del cielo habfa que-
eJerc1tos ~~ solo a los burgos y ciudades sino ·a todas las carreteras despiertan dado estéril y aceptar que en el agora abundasen las provisiones de alimen-
en el espmtu de lucro el deseo de aplicar unos precios de las mercancfas no tos sin exceder los lfmites de los precios que él habfa fijado» (Libanio, Dis-
cuatro veces u ocho veces mas elevados, sino tales que los recursos de la Jen- curso / , I, 126).
140 CRISIS E INFLACIÔN
p LOS PRECIOS 14 1

Los distintos testimonios nos permiten seguir con especial cletalle los
acontecimientos. Juliana empez6 imponiendo unos precios maximas, apli- 3..
3 La seg1111da crisis de Antioqu(a
cando los analisis y los métoclos de Constancio Galo: «[Juliana J dese6 hacer
que bajaran los precios de los productos, aunque cuando este medio no se Conocemos esta segunda crisis por los relatas de Libanio. E l invierno de
utiliza correctamente, contribuye a agravar la carestfa y e l hambre» (Am., 1-382 habfa sido mu~ seco (Libanio, Discurso 11 , 68). La cosecha se pre-
38
XXIl 14, 1). P ara él los grandes propietarios que dominaban e l mercado lo- sentaba mala y los prec1os aume ntaron :
cal, si no provocaban la carestfa, por Io menos la agravaban:
La tierra habfa sufrido un invierno desfavorable y la cstaci6n que sigui6 no
Tu [Juliano] te has enfrentado a los comcrciantes, prohibiéndoles que fuc mcjor. Una parte de la cosecha no habfa brotad? y c l resto era mu~ re~u­
vendan sus mcrcancfas tan caras como cllos qucrrfan Lanto al pucb lo como a cido y ademas de mala calidad. El pueb lo cstaba airad~ con la bu lé •. srn 11111-
nuestros huéspedes de paso. Los comerciantes, por su parte, culpan a los te- guna ra-i6n, porque la bu lé no ticne ~od~r sobre las ~luvias. Las au~ond~dcs .se
rralenicntes. Pero tambi én te has enemistado con estos ultimos, al obligarles dirigfan a todas partes para conseguir tngo, el prec10 del pan subta (L1ba1110,
a somctcrsc a la lcy. Por otro lado, los notables de la ciudad estan doblcmen- Discurso /, 1, 205).
tc penalizados: antes de tu llegada, sin duda, disfrutaban alcgremcnte de las
vcntajas de sus dobl es ingresos, a la vez propictarios y comcrciantcs; hoy cs- Empez6 el hambre y, como de costumb1:e, var~os panaderos fue1:on so-
tan dcscontentos, y con raz6n, por habcrse qucdado sin fuen tes de ingresos ... metidos a tortura. E l nuevo gobernador tas6 mi:ned1atamente los prec10s, re-
A los ricos les prohfbo que Io vendan todo a prccio de oro (Discurso de Ju- glament6 la venta de pan, prohibiendo en especial que se sacaran m~s ?e d~s
liano emperador, VII 20, 28). panes de la c iudad (~iban io, IJ_i.~:curs? 27, 14:29). ~e. desarroll6 la v1gtlanc1~
de los precios. Liba1110 se dec1d16 a mterve111r en JUlto de 384, en pleno pe
Varias meses después Juliana modific6 su polftica. La crisis principal era
rfodo de empalme de las cosechas :
consecuencia de una carestfa de trigo, y los demas precios aumentaban a me-
dida que Io hacfa la demanda de los géneros de sustituci6n, de modo que Ju- la ciudad estaba en plena carestfa, esta carestfa se habfa agravado c~n las ame-
liana decidi6 importar trigo y venderlo a bajo precio. Se comercializaron nazas a los panadcros; éstos habfan decidido huir para salvar la vida. Ya no
422.000 modü, sacaclos en parte de las provisiones del ejército y en parte de quedaba pan. LLibanio intervino yl antes d~ la noche cada uno ~staba, d~ vue~­
los alrededores. La llegada de trigo de las ciudades veci nas confirma e l ca- ta en su casa y a la maiiana siguicnte se v10 una cosa, que nad1e hab1.a 1m~g1-
racter especulativo de la crisis: nado: ya no se corrfa en busca de pan, porque Io hab1a en abundancta (L1ba-
nio, Discurso /, 226).
Hay abundancia de todo, pero todo es demasiado caro. Al dfa sigu ie nte
tuve una reuni6n co n vues tros notables y traté de convencerles de que era El regreso rapido a una s ituaci6 n normal, incluso. t~niendo. en c~enta las-ex~­
mejor que desdefiaran el bcneficio ilfcito y trataran honradamenle a s us con- geraciones de Libanio, confirma q ue habfa prov1s1ones d1spo111bles, que sm
c iudadanos y a los extranj eros. El los me prometiero n que se ocuparfan del
duda estaban almacenadas para especular. , . .
asunto - durante los Ires meses siguientes no me ocupé de la cuesti6n y me En Antioqufa continuaron los perfodos de carest1a altmentana, con los
Io tomé con paciencia-, mas su ncgligencia ha sobrepasado todo Io imagi-
mismos efectos y las mismas consecuencias, sobre todo el éxodo rural o el
nable. Vi endo que las quejas populares estaban fund adas y que el mercado
estaba bloqueado, no por escasez de mercancfas, si no por la insaciable codi- alistamiento de los miembros de las fa milias, como durante el verano de 385:
cia de los propietarios, rea licé un a tasac i6n equitativa de todos los productos «Las desgracias causadas por e l hambre y al rnismo tiempo la peste que pro-
y publiqué por doquier mi edicto. De hecho, habla gran provisi6n de todos vocaba muchas rnuertes me llegaron al coraz6n. La inquietud hizo que los
los demas productos: habfa vi no, aceite y todo Io demas. En cambio fa ltaba padres ali staran a sus hijos» (Libanio, Discurso /, 233).
trigo, ya que la cosecha habfa ~ ido muy insuficiente a causa de las recicntcs
sequfas. De modo que decidf que se fuera a buscar a Calcis, Hierapolis y las
ciudades de los alrededores. He reunido para vosotros 400.000 modii. Una
vez consumido este trigo, os he sacrificado pri mero 5.000, luego 7.000 y 3.4. Las otras crisis de tasaci6n
ahora 10.000 modii, todos e llos de mi s haberes personales. He regalado a la
ciudad e l trigo que acababa de recibir de Egi pto, y en vez de ex ig ir el precio La costumbre de fijar los precios de forma autoritaria se rnantuvo'. Varias
fijado por 10 medidas, he cedido 15 al prec io que antes se pedfa por JO (Dis- papiros egipcios revelan la existenc ia de precios oficiales durante el s1glo IV.
cursos de Juliana emperador, VII 4 1). Lo misrno ocurri6 en Cartago e l 2 1 de diciernbre de 395 . Conocemos otro
caso en Roma, en 440.
T
LOS PRECIOS 143
CRISIS E INFLACIÔN
142
Esta costumbre se mantuvo también en los reinos bar baros. En los c6di- 1.000.000
gos jurfdicos hay câlculos del coste de los principales animales. Estos precios
ya no tienen mucho que ver con los prccios corrientes de la baja antigi.iedad,
salvo si suponemos que hubo una fuerte subida del valor del oro. Este «valor
de compensaci6n» debi6 responder a la costumbre de evaluar el conj unto de 100.000
los subsidios y multas, mas que a los precios de mercado: «ycgua o buey, un
sueldo; una vaca, 2 /remisses; los ovinos, caprinos, un tremissis» (Ley Yisi-
goda, VII, 2, 9; Ley Burgundia, 4, 5; Ley Salica, 27, 1.2).

10000

3.5. Las referencias a los precios de mercado

Si la tasaci6n era el medio normal de intervenci6n en materia de precios,


1.000
los precios utilizados en el terreno fiscal se apartaron muchas veces de los
precios corrientes del mercado. Para evitar diferencias demasiado grandes, a
veces los e mperadores recomendaron basarse e n las cotizaciones del merca-
do, por Io general cuando csto era beneficioso para cl Estado.
Se dieron muchos casos: la transformaci6n de los productos permi tfa ob- 100

tener una ventaja financiera: «Los guardias imperiales, de acucrdo con la cos-
tu mbre, deberan recibir precios indexados sobre los precios publicos para los
donativos en especie», 22 de abri! de 364 (CTh VII 4. 10).
En otros casos el e mperador debfa seguir una cotizaci6n en alza o en
330 340 350 360
baja; entonces el precio de mercado servfa para aumentar la presi6n fi scal: 300 310 320

«Hemos desarrollado tanto el bienestar de nuestro pueblo que se debe pro-


Hemos incluido dos precios deducidos del analisis de los sistemas mone-
cl amar una liberaci6n de los precios. Ordenamos que los precios de las dis-
tintas clases de vinos se reduzcan un cuarto, para alinearlos con los precios tarios (triangulos): Peltre, el 23 de agosto de 323, .libra de, oro a 2.390 talen-
tos, y 144.000 talentos para 353 cakulados a partir del numero de monedas
de mercado», 23 de septiembre de 365 (CTh XI 2.2). Por otro lado, se pu-
blicaron varias leyes que permit:ieron pagar en numerario las tasas e n espe- de bronce en la libra de oro.
cie, como e n el caso del cerdo. E n cambio las tasas en numerario se debfan
pagar e n numerario: «Se dcbe pagar e n numerario las tasas pedidas en di -
nero», 3 de fe brero de 339 (CTh XI l .5).

3.6. El alza del precio del om: grafico

S iguiendo el cjemplo de Segrè (A. Segrè, 1928), hemos presentado el


conjunto de los precios conocidos de este periodo en forma de grafico, un
grafico semilogarftmico que destaca la regularidad del alza.
Los precios conocidos son los trazos hori zontales, cuya longitud esta en
funci6n de la dataci6n o del perfodo del papiro. Los precios estan en talen-
tos. La funci6n expone ncial representada en el grafico se ha calculado sobre
la base y = ax, en la que a = l , 17, coITesponde a un alza media anual de
17 por l OO de los precios del oro. Las cotizaciones ofi ciales «de requisici6n
(?)» (3 10, 325) son muy in feriores a los normales.
LA BANCA Y EL PRÉSTAMO 145

La compra y la venta de sueldos se ven e ntorpecidas si los s~eldos son r~­


cortados o rascados, por usar un término adecuado, por semeJante proced1-
miento de avaricia, dado que cie1"1as personas los rechazan so pretexto de que
5011
li geros e inadecuados. En consecuencia, es nuesl~o dcseo desi?nar en c?d.a
ci udad un oficial ll amado zygostate, el cual , al ser d1gno de confianza y v1g1-
lante, no engafiara ni sera e ngaii ado, de modo que podra resolver cualquier
disputa interpon iéndose entre el vendedor y e l comprador (CTh XII 7 .2, 23 de
abri! de 363).
12. LA BANCA Y EL PRÉSTAMO Seguramente no ocurri6. 1? mism? con l?s collectarii, que de todos modos t.e-
nfan el cometido de fac thtar la circulac16n del sueldo, como vemos en la 1e-
/atio de Sfmaco:
La monetarizaci6n de la sociedad implicaba e l desarrollo de la fun-
La venta de sucldos de oro que reclama generalmente el uso publico com-
ci6n de los cambistas y de los transmisores que contribufan a la vigi- pc te a la corporaci6n de los cambis~as [collectarii} , a qui~nes la caja v inari~
lancia y la homogeneidad de las reservas monetarias que el Estado ne- paga un salario determinado. Pues bien, como estos profes1on~l~s . 1enfan u.n~s
cesitaba. Asimismo, esta monetarizaci6n permiti6 el desarrollo de los emolumentos demasiado bajos, el divino hermano de vuestra d1v1111dad dec1d16
préstamos, las deudas y los intereses. La Iglesia, reticente con los prés- que se les asignara por cada s ue ldo Io que requerfa la equida~ del liempo, s~­
tamos al consumo, acab6 oponiéndose a cualquier forma de préstamo iiores empcradores. Pero poco a poco, al ir en aumento el prec10 del oro'. la ef1-
y aconsejando e l reembolso de las sumas, con Io que contribuy6 al es- cacia de esta medida qued6 an ulada: e n efecto, como el sue ldo se evalua aho-
tancamiento econ6mico y al empobrecimiento de los mas endeudados. ra a un prccio mas alto en el mercado corriente, los salarios ~e los cam~i ~tas
se han reducido. Por esta raz6n ellos reclaman a Vuestra Etermdad un leg1t1mo
aumento de su salario, porque ya no estan en condiciones de soportar una car-
ga tan pesada. Esta es la causa de mi demanda, que. 1~ lealtad .de Io~ do~ume~­
tos anexos dara a conocer mas a fondo a Vuestra d1 vma Intehgencia; s1 cons1-
l. GENERALIDADES derais procedcnte este tipo de demanda, ruego a Vuestra Mansedumbre ~ue se
decida a aportar un re medio eficaz para esta categoria de hombres (S1maco,
El crédito se vio profundamente afectado por la crisis del siglo m. R. Bo- Relatio 29).
gaert no encuentra rastros de banca a partir de 2 12 en la zona oriental del im-
perio. Para J. Andreau, a partir de la década de 260 ya no hay menciones de Estas dos corporaciones desempefiaban un papel c~ucial: El solidus era ~n
argentarii e n Roma. elemento indispensable en la vida econ6mica del 1mpeno, y era necesano
Los collectarii que aparecen en el Bajo Imperio se mencionan e n una que el Estado tornara precauciones contra la malversaci6n. E~tos cargos a,d-
docena de inscripc iones y a lgunos textos. Estos co/lectarii eran cambistas ministrativo-econ6micos eran desconocidos en el Alto Impeno y caractens-
que compraban y vendfan sueldos de oro, como vemos en la relatio de Sf- ticos del Bajo Imperio. Estas dos categorfas, collectarii y zygostates, tenfan
maco. En el siglo v se convirtieron en verdaderos banqueras, que efectua- un pape! esencial de punto de contacto entre la po?laci6n qu~ us.aba las mo-
ban pagos por orden de los clientes. Al parecer, este oficio de collectarius nedas de oro y e l Estado que las producfa. Conoc~an las cot1zac1?n~s de las
(el término griego con-espondiente es trapezitai) surg i6 a comienzos del si- monedas, y seguramente eran informados con rap1dez. d.e las variac.10nes de
glo IV . Rea lizaban las pruebas de las monedas, pero parece que la noci6n las mismas, de las desmonetizaciones y de las refund1c10nes. Gracias a sus
de préstamo d isminuy6 después del Alto Imperio y las descripc iones que informaciones y a sus numerosos contactos, ocupaban un lugar central en la
podrfan corresponder a cambistas-banqueros no vuclven a aparecer has ta econornfa monetaria.
mediados del siglo 1v, cuando estos ultimos reanudaron s u actividad de
prestamistas de dinero. La evoluci6n de los términos técnicos refuerza la
hip6tesis de J. And reau de que durante la fase tetrarquica y constantiniana 2. Los CAMB!STAS
hubo una suspensi6n prolongada de las practicas bancarias.
La instituci6n de los co/lectarii y los zygostates es tfpica de la evoluci6n Para aplicar su polftica en materia monetaria, el Estado rec~r~·i6 a los b.an-
econ6mica y social del Bajo Imperio. En el segundo caso, es indudable que queros. Durante el siglo m habfan desaparecido a causa de la cns1s eco~6m1ca.
los zygostates se crearon por deseo imperial: La reanudaci6n de las actividades econ6micas de la banca estuvo relac1onada,

10 DEPEYROT
LA BANCA Y EL PRÉSTAMO 147
146 CRISIS E INFLACIÔN

sin duda, con la reaparici6n de las monedas estables, como el sueldo. Mientras Los carnbistas tenfan fama de avaric iosos. Slmaco se hi zo eco de estas
las crfticas contra los avaros fueron numerosas, hubo muy pocos ataques contra ores a prop6sito del asunto de las Vestales: «Una ley de nuestros padres
rum . · ' d.
los banqueros. Tal vez el agraphon «scd bucnos cambislas-probadores» prote- habla honrado a las Vestales y a ~ os mi.mstras de los d1oses con una rno 1ca
gi6 a los banqueras de las crfticas de los Padres. Algunos de ellos reproducfan ensi6n y justos privilegios. La mtegndad de estas fav~r~s dur6 hasta .q~1e
las crfticas a los mercaderes del templo, ditigidas a los carnbistas que «vendfan» p os banqueras degenerados utilizaran los sagrados subs1d10s de la cast1dad
si~las y media.s s~clas de Tiro, moned~s de buena ley, admitidas para pagar cl ~~a pagar a unos viles mozos de cucrda. A este acto le sigui6 el ham?reyu-
tnbuto de los JUd1os al Templo (Jer6mmo, Carla 125, 20; Comentario de Ma- blica; una cosecha lamentable frustr6 las esperanzas de todas las prov111c1as»
teo, m 2 1, 12- 13). (Sfmaco, Relatio 15). .
En la ciudad anti gua los cambistas te nfan varias misiones. E l nummu- se organi zaban en una guilda, corna los demas comcrc1antes. J?n efecto,
larius era un cambisla-prabador. Durante e l impcrio se convirti6 en cam- un edicto del C6digo cita la «guilda de los cambistas», 11 de sept1embre de
bista-banquero, prafcsi6n c itada, entre otros, por Jer6nimo (Comentario de 404 (CTh XV I 4.5).
Mateo, 4, 25) . Algunos banqueras podfan pracecler de la profesi6n de ar-
gentarius-orfebrc. También podfan dcdicarse a recaudar ciertas tasas y con-
vertirlas e n oro. 3. LOS PRÉSTAMOS
Estos cambistas no s6lo comprobaban el aspecta de Jas monedas, sino
también su peso y su sonido. La ex presion técnica «tafier una moneda» La banca y el préstamo eran vicjas actividades e n el mundo antiguo. Los
aparece en dos textos. La pesada se hacfa con la ayuda de un pes illo. Las textos tradicionales distinguen dos tipos de dep6sitos bancarios. Uno de ellos
monedas se contaban y pesaban, como relatan varios papiros (P. Brem. 83). (regu lar) consistfa en depositar sumas que se intraducfan en sac?s s~llados y
También hay menciones de probadores en los casas de monedas «de oro fo- se devolvfan en forma de imposici6n. El otra consistfa en depos1tos irregula-
rradas» (Tern istio, Discursos, XXI 247). Los cambistas-probadores también res, es dec ir, que cl rec ibo se referfa a un importe, pera no a la naturaleza de
podfan ser orfebres (Sidonio Apolinar, Ca rtas, / 7, 8). Segun Juan Crisos- Io entregado. El banquera se convertfa e n su prapiet~rio. legal. No esta~a
tomo (Homilfas sobre Mateo, 35, 5), guardaban la plata en su casa. Se pue- obligado a devolverlo bajo la misma forma . El depos1to irrcgular se podta
de suponer que esta riqueza despertaba la codicia de los barbaros, ya que reembolsar a la primera peticion.
en 400 los godas trataron de saquear las reservas de los orfebres de Cons- En una ca1ta de Agustfn se habla de un deposito por un importe de 80
tantinopla. E pifanio vendio s u vajill a de plata por monedas de oro (Vida de sueldos de oro e n mano de un banquera, contra un recibo, cantidad que de-
Epifanio, 44-45). Es tas compras de oro, a tftulo privado o por cuenta del bfa scr devuelta contra el recibo (Agustfn, Carla 7*). En los formularios de
Estado, eran algunas de sus actividades normales . los préstamos se suele precisar la c lase de monedas pagadas. Por ejernplo, un
E l zygostate creado por la ley de 363 era un intennediario que hacfa de préstamo de 1O sueldos de oro «de acufiaci6n imperial, de buen peso y bue-
cambista, y cuya palabra acerca de la calidad de la moneda no admitfa répli- na ley» (P. Oxy. VIII 1130 en 484).
ca. Los banqueras tambié n podfan ser zygostates, pero nuestras informacio-
nes sobre su funcion son rnuy tardfas. Un zygostate de Antinopolis extendio
en 384-385 un recibo por el pago de 20 libras de ora (aurum tironicum). Po- 3. 1. Las deudas
dfa transmitir cantidades ya fuera entre particulares, ya fuera coma tesorero-
pagador. El gravamen por la pesada de las monedas era de medio quilate por Los banqueras no eran los unicos que salfan ganando con .el endeuda-
sueldo, y la obtyza era una tasa de conversion en oro de las cantidades re- miento de los campesinos. Dada que la imposic ion estaba repart1da de for ma
mitidas en otra metal. En 580 era de 1,5 quilates por sueldo. desigual, la presi6n fiscal era muy fuerte y las condiciones .generales de la
Los Padres utilizaran la comparacion con el probador para definir al buen cxplotacion de la tierra cran malas, a una parte de la poblac16n le rcsultaba
juez, capaz de disti nguir entre Io verdadero y Io falso. R. Bogaert ha encon- imposible pagar sus tasas e impuestos. Estas situaciones no hacfan mas ~ue
trado mas de 60 citas del agraphon «Sed buenos cambistas-probadores». Esta aume ntar e l endeudamiento de los campesinos, sobre todo cuando e l im-
obsesion por la buena ley dio pie a que los Padres comparasen las palabras puesto era pagadero en oro. Entonces pedfan préstamos a los banqueros, a
no heréticas con el ora pura. Se comparaba el oro alterado con las malas mo- sus veci nos prapietarios, a quien se terciara.
nedas: «Sed un buen carnbista, tomad todo Io que sea de buena ley, rechazad Asf pues, las deudas eran un e lemento crucia l de la vida econ6mica d~I
t~do Io que os parezca sospechoso» (Ciri lo de Jerusalén, Catequesis, VI, 36, Bajo Imperio, dado que e l desigual reparlo de la imposici6n provocaba l~ dt-
~1tando los Evangelios ap6crifos) . Por extension, se comparo e n el Evange- cotomfa de la soc iedad. El endeudamiento era uno de los motores esenc1ales
ho a los nummularii con los cristianos que predicaban la Palabra. de la evoluc i6n cconomica de l Bajo Imperia. Era natural , pues, que los e m-
148 CR ISIS E INFLACIÔN
LA BANCA Y EL PRÉSTAMO 149
peradores dedicaran a la cuesti6n de la deuda una importanle serie de 1 La posibilidad de perseguir a los herederos de un deudor, y asf llegar a tener
. 6 · d . eyes,
o que a prop s1to c una ley abordaran la cuesl16n de las dcudas. rentas eternas par un simple préstamo, suscit6 numerosas crfticas:
Estas leycs se basaban en varios principios:
Proteger a los acreedores y mantener las deudas· Este es un hecho verfdico. Estando en Mi lan, me contaron que un acree-
impedir la huida de los deudores· ' dor, para cobrar una deuda, se present6 con el reconocimiento firmado por
~segur_ar la rent~bi~i~ad de las ti~rras, evitando ventas a bajo precio; el deudor que acababa de morir en casa del hijo de este ultimo. La deuda se
1mp~d1r ventas f1ct1cias para exlinguir deudas; habla pagado. Pero el hijo no Io sabla, y sinti6 una pena muy grande, asom -
- prec1sar las exenciones. brandose de que su padre, que sin embargo habfa hecho testamento, no le
En ~lgun os textos de principios del siglo 1v se aborda esporadicamenle hubiera dicho nada al morir. Su padre se le apareci6 en suefios y le indic6 el
la cuest16n ~e las deudas. P~rece que no centra la atenci6n de los Ieg isla- lugar donde estaba el recibo que habla anulado el reconocimiento (Agustfn,
dores y escntores hasta mcdiados de siglo y concretamente hasta los afio Los cuidados debidos a los muertos, 13).
360-390. ' s
El texto antiguo mas_ i':11portanle esta fechado el 22 de junio de 349, cuan- Las deudas podfan dar lugar también a contlictos privados, como en Roma
d_o los emperadore_s dec1d1eron que la prescripci6n de 40 afios no se aplica- durante el reinado de Valentiniano 1:
na a las deudas pnvadas:
Si [un romano] advierte que su acreedor le reclama una deuda de una for-
ma demasiado insistente, va en busca de un auriga di spuesto a todo y le en-
La prescripci6n de 40 afios no debe ser admitida para las acciones perso-
carga que persiga al acreedor como envenenador, de modo que este ultimo s61o
nal es. En t?dos los demas casos se debe respetar. Aunque una acci6n para re-
se libre devolviendo el reconocimiento de deuda y soporte una fuerte pérdida
cuperar p~estamos no deb~ quedar suspendida durante un plazo largo, el juez
(Am., XXVII 4, 25).
de~e cons1derar con atenc16 n los ~lazos y todas Jas otras cosas, y una vez so-
pesada~ e~tas cosas, debe determmar su capacidad para pronunciar sentencia
(22 de JUmo de 349, CTh IV 11.2). En este sistema el intcrés lleg6 a ser mas importante que el capital, sobre
todo cuando los precios se estabilizaron a rafz de 365. Entonces, el préstamo
Esta abrfa las puer_tas a toda clase de abusas en materia de endeudamiento. con un elevado interés podfa ser imposible de reembolsar. Es Io que parece
Las de~das y sus 111teres~s compuestos persegufan a los campesinos. Esta expresar Basil io en 374-375: «vuestros exactores os rastrean y vuestros
ley poma en marcha _un circula mfernal que solo podfa conducir a la ru ina. acreedores son vuestros amas» (Basilio, Comentario sobre /salas, III 16), y
~ue s?bre todo a partir de los afios 370-380 cuando los Padres tomaron con- en el siglo v Diadoco de Foticea: «Hay hombres de este mundo que nunca
c1enc1_a de la grave~ad d~I _fen6meno de e mpobrecimiento de los mas des- pararfan de pleitear si a veces no ocultaran con usura los bienes por los que
am~a.1 ados~ de ennquec1m1ento de los beneficiados por las de udas. En 372 estan en proceso, sobre todo cuando cobran los intereses antes de entrar de
~asiho adv1erte que «los que se ocupan de los herederos tratan de ex igir los nuevo en el crédito» (Diadoco de Foticea, Obras espirituales, 63).
mte_re~es después del ca~ital» (Basilio, <:arta J 09). Las crfti cas a este pro- El crédita acababa hacienda que el deudor dependiera eternamente del
c~d1m1e~to f ueron todav1a mas duras vanos afios después con Teodoreto de acreedor, Io mismo que el pecador dependfa del Diablo por el pecado. Corno
Ciro, q_u1e~ desde Anti?qu~~ comparaba la venta de bienes por deudas con el acreedor, el Diablo podfa poseer a un cristiano. Ambos consignaban las
la dest1 ucc16n ~ esclav1zac10n de los judfos tras la cafda de Jcrusalén. deudas de los hombres en los libros, que se abrfan en el momento de saldar
En los e~cntos Y. sermones se alude al endeudamiento y a los documen- cuentas: en cada reembolso para unos, en el j uicio final para otros (Apoca-
tas manuscntos, registras o cuentas que resefian las cantidades debidas. En lipsis 20, 12). Libanio, Discurso 12, 13, menciona la utilizaci6n del nombre
Io~ textos de, Io~ Padres aparecen descripciones de estas registras de deudas de los c6nsules en las operaciones de mercado, en las deudas y las ventas.
pnvadas o pubhcas: Para los Padres la deuda, al igual que los préstamos, era una obra realmente
diab61ica: «{,Qué es la deuda, mas que el pecado? Si no hubieras aceptado di-
Corno tengo una deuda con vosotros, mi promesa por cumplir, qu iero sa- nero de un prestamista extrafio, no estarfas en apuras, es por eso por Io que
ber exactamente_ Io que h_e pagado ya y Io que me queda por pagar. Es Io que se te atribuye el pecado. [Cristo] ha suprimido tu deuda, te ha devuelto la li-
hacen los deudores de prestamos: llevan el registro donde esta cscrita su cuen- bertad» (Ambrosio, Sermones, 5, 4, 27). Para no caer en este engranaje con-
ta, Y de~pués de ensefüirselo a sus acreedores pagan Io que todavfa deben viene estar Io menos endeudados posible. o por Io menas pagar las deudas Io
(Juan Cn s6stomo, Sobre la incomprensibilidad de Dios, 729 A-B, compuesto antes posible: «Reembolsemos nuestras dcudas, tasas, tributos, respeto, ho-
c. 380).
nor. No estemos en deuda con nadie, salvo en aman> (Atanasio, De cruce et
passione, 3: comentario de Rom., 13-8: «no debais nada a nadie»).
150 CRISIS E INFLACIÔN
p LA BANCA Y EL PRÉSTAMO 151

Los Padres no podfan permanecer impasibles ante los castigos por deu - Gregorio de Nisa defiende esta teorfa y hace esta misrna lectura de los tex-
das, so bre todo cuando afectaban a cristianos. Al leer los textos encontramos tos y mas o mcnos en e l misrno momento escribe: «no prestaras con interés
frecuenles alus iones a las condenas, y en particular a pe nas de carcel. El cris- a t~ hermano [Deut. 23. 12)» y «Si prestas a tu hennano, no le acuciarâs [Ex.
tiano que practicara la caridad debfa lratar de consolar a estos presos, coma 22, 24]» (Sobre los usureros, 8).
Melania y Piniano: «Visitando todas las pris ioncs, los lugares de con fina- Para Ambrosio la avaricia (usura) es e l peor de los ma les: «la avaricia es
miento y las minas, li beraban a los dete ni dos por deudas, proporcionando lcs la fuente de todos los males» (Ps. 6 l ). Scgun él, los bicnes terrestres estân
el d inera necesario» (Vida de sa111a Melania, 9). al servicio del hom bre, la naturaleza no co noce la riqucza. Por Io tanto, no
hay derecho a exigi r un interés, porque cl que pide prestado tiene los mismos
3.2. La posici611 de los Padres derechos que el prestador, ya que tiene la misma naturalcza humana que él :
«La usura es una especie de guerra en la que se abate al cnemigo sin emplear
la espada. Allf donde hay derecho a la g uerra, hay derecho a la usura» (To-
Los Padres de la lglesia dedicaron gran parte de s us sermo ncs a condenar
b{as 15.21). Unos nueve s iglos después estas teorfas fueron recogidas para la
las deudas y los préstamos de d inera. Mientras que la Ley Mosaica prohibfa
redacci6n de los capftulos sobre la prohibici6n de la usura por Graciano
el prést~~o ~on .interés entr~ judfos p~ro permitfa_lps invers io ncs de riesgo,
(Causa XIV quaest. 3 y 4). En e fecto, e n e llos e ncontramos los tex tos de A~­
los Pa?rcs mas bien se .op~man a. toda forma de prestamo de dinera. Ig noran-
brosio, Agustfn, Jer6nimo, Gelasio y los concilias de Arles, Tarragona y N1-
do po1 completo la sutilud1ferenc1a lcgal que hacc el le nguaje moclerno entre
111terés y usura, los confu ndfan y condcnaban por ig ual. cea. Vernas, pues, que la teorfa de los Pad rcs, forj ada por Ambrosio, cstuvo
vigenle en los siglos posteriores.
Podrfamos distingu ir dos nivclcs en las condenas de los Padres. Los con-
Las condenas mas claras fueron las de los concilios. Abarcaban toda cla-
cilios de principios de l siglo iv, en sus condenas, se dirigfan sobre todo a los
se de préstamos, incluso los de tipo legal del 1 por 100 mensual:
sacerdotes, y por ex tcnsi 6~ a los miembros del clero. Les prohi bfan prestar di-
ner?. Los Padres, al vulgan zar los canones, se dirigfan a los cristianos, tratando No hay nada mas pe noso que dar c l di nera con usura ... Dios prohibe que
de 1mpon~rles la filo,soffa de los canones conciliares. Podemos considerar, pues, los cris tianos amasen riquezas ... Dios no nos ha dado riquezas para empobre-
que los canones tenran. un poder r~glamen tario en el seno de la Iglesia, y que cer a los dcmas, ni para traficar con sus miserias, si no para entregarsclas ...
este poder r?~lamentano se extend16 después al conjunto del pueblo cristiano. Queréis obtener una ganancia infame de vuestras limosnas ... no os contentais
E stas cnt1 cas se basaban sobre todo en alg unos pasajes de la Biblia, con- con una pequena ganancia, de un 1 por 1OO mensual ... (Juan Cris6stomo, Co-
cretamente e t salmo X IV 5, que rechaza a l prestami sta con interés. Otras mentario sobre el Evangelio segun san Mateo, LYI 5).
comparaban el rechazo al dinera con la expuls i6n de los mercade res del tem-
plo ~A.ta.n,as io, Carta IV a Serapi6n, 12). Los Padres dedujeron de ella una E n 300 el concilio de E lvira p rohibi6 «la usura» (Canon 20, Hefele, 1, l ,
prah1b1c1on de sacar provecho del paso del tiempo. Esta teorfa fue ilustrada p. 233). E n 3 14, pocos meses después d e que Constantino reconociera a la
po r Gregorio Nacianceno (Discurso 16, 18): «El otro ha manc illado la tierra Iglesia, el concilio de Arles pronunci6 la primera d e una larga seri e de con-
con los intereses, recogiendo los frutos de Io que no ha sembrado recolec- denas: «Para los mi nistros del culto que prestan con interés lfenerantl, se ha
tand o ~ ll f .doncle no ha dispersado, cultivando no la ti erra, s ino la ~ecesidad decidido que confo rme a la regla dada por Dios, se les mantenga apartados
de los md.1 gentes». Tarnbién consagraron la preeminencia de la deuda origi - de la comuni6n» (Concilia de Arles, 1 de agosto de 3 14, canon 12). Este
nal ?on D1os . El hombre no podfa tener una deuda con e l hombre. S6lo Dios cambio de actitud, o por Io menos la reafirmaci6n de una acti tud que hasta
P.odia ser acreedor. Es la teorfa de Ambrosio (Carta 41 de 387), insp irada, entonces habfa sido minori taria, fue consccucncia de la consagraci6n del pa-
s111 duda, en Mateo 17, 28/30. pe! de la Ig lesia, que en ese momen to se decidi6 a tomar medidas econ6 mi-
. Ambros i~ es e l 9ue mejor expresa, en 385 (un momento en que el oro do- cas. Mas adelante, en 325, cl concilio de Nicea renov6 la prohibici6n:
m111a en la ctrc ulac16n), es ta teo rfa de rechazo del interés (usura) e incluso
del préstamo: ' Dado que numerosos clérigos, llenos de avaricia y del espfritu de la usura
y olv idando la palabra sagrada: «no se ha dado el dinero con interés» (Salmos
No pre.staré is vues~ro d~ne~o con interés, por:que esta escrito que aquel que 14,5), exigen como auténticos usureros un tipo de inte rés por cien mensual, el
no Io. h~ pr es~ado c~n rntercs rra a la casa de Dr os [Ps 14.5). De modo que si santo y gran concilia decide que si alguien por cualquier motiva, o se dcdica a
un cn strano trene drnero, que Io preste como si no se Io fueran a dcvolver 0 este oficio de usurero de la manera que sea, o reclama la mitad y mas o si se
como si s6Io fucra a recibir la s u ma que ha prcstado ... A menudo la usura ha dedica a cualqu ier otra fo rma de ganancia escandalosa, dc be ser expulsado del
caus~do muertes en los pueblos o ha sido origen de calamidades publicas (Am- clero y su nombre tachado del âlbum (Canon 17, He felc, l, 1, pp. 604 ss.).
brosio, Carra 19, 4).
LA BANCA Y EL PRÉSTAMO 153
152 C RISIS E INFLACIÔN

Estas condenas de los préstamos y de la usura practicados por a lgunos cléri- tarnbién impedfa el crédita, que podfa ser u~ ~actor i~dispe~~able de inve1.·-
gos se reproducen en varias actas de concilias y en las letras papales. i611 y evoluci6n econ6mica. La Iglesia prop.1c1aba e l 111mov1hsmo ccon6m1-
La frec uencia con que se recuerda la prohibici6n del préstamo para los ~o. E l deudor se vefa obligado a v~nder un bien ~ara sald~r .sus cuentas. Pero
hombres de la Iglesia revela que ésta, como potencia fi nanc iera, estaba im- ar de una tierra una explotac1611 que sobrev1ve con d1f1cultad, es conde:-
sepalar definitivamente. Al endurecer los mecamsmos· monetai··1os, la Ig1esia
·
plicada a menudo en asuntos de dinero. En el sig lo 111 Cipriano ya habfa
condenado a los obispos que se comportaban coma usureros antes de la per- ~:~a un peso moral a los acrccdores, que a cambio d.e las. deudas ~od~an ad-
secuci6n de Decio (De lapsis, VI). La invitaci6n de Gregorio de Nisa a no quirir bienes a bue~ precio. La f~na lidad d~ esta leg1slac16n ecles1âst1c~ fue
exigir interés revela que e l usa era difere nte: «Üs conmino ante todo a que . 'tar la importanc1a de l comerc10 y del prestamo, Io que lleva a pensai que
11m1 · · 6
de is, y Juego aîiado: prestad . El préstamo es una variante de la donaci6n, la Iglesia trataba de reducir la impo:tancia del dinero en 1os c1rcu1tos econ -
pero a condici6n de prestar sin usura ni interés, como exige la palabra divi- micas, Jimitandolo a un pape! margtnal.
na» (Sobre los usureros, 9) . Gregorio Nacianceno dice en e l mismo sentido:
«Rompe todo contrato de préstamo, ya sea legal o ilegal. Acuérdate de los
10.000 talentos que Cristo te ha perdonado. No seas acreedor cruel par una 3.3. Los créditas de los ricos
deuda menor» (Discurso 40, 8), y mas adelante el testimonio de Sidonio
Apolinar dem uestra Io ineficaces que fuero n estas prohibiciones: «Los la- Los ricos propietarios podfan obtener créditas con ~â~ fac!li~a~ que
drones velan, las autoridades duermen; los clérigos practican la usura, los los pobres. El crédita llamaba al crédita. Los textos ~almud1cos ,10s1 ~t1ero,n
sirios e l canto de Ios Salmos» (Carra 1, 8, finales de 467). rnucho en esta honorabilidad del rico: el posesor de hngotes tema mas cre-
Haciéndose eco de los concilias, los Padres de la lglesia condenaron con dito que el que s61o posefa unas monedas de oro. S. Samuel bar R. Jose
frecuenc ia la avaricia, vi l sentimiento que hacfa que los acreedores prestaran bar R . Bun <lice: «Es exactamente como cuando dos personas entran en la
a un interés realmente usurario. La caridad y la donaci6n debfan sustituir al ciudad. E l que posee lingotes no tiene que gastarlos, y no obstante pued.e
préstamo. vivir, mientras que el que posee monedas dcbe dcshacerse de ellas para v1-
La actitud de los Padres fue mas vac il ante en Io que respecta a los prés- vir» (Yerushalmi Horayot AE 3.5, Sperber, 1974, p. 96, c. 350-375).
tamos en especie. La ley CTh II 33. 1 ( 17 de abri! de 326) prevefa que
el acreedor podfa ex igir un tipo del 50 por 1OO tratandose de géneros como el
aceite o e l vino. Esta ley se recoge e n la Ley Visigoda (V 5, 9). Mas ade- 3.4. La inversi6n y el enriquecimiento par créditas
lante los préstamos e n es pecie también fueron condenados por la Iglesia.
La costumbre de pedir el reembolso de mas de una vez y medi a de la can- El préstamo era. uno de los medios de enriq;1ecim iento. ~os acreedores
tidad de productos fu e condenada e n el conc ilia de Nicea, mientras que la podfan e nriquecerse prestando una suma en pen odos de desorden~s econ6-
legislaci6n habfa fijado este Jfmite para el importe total de los reembolsos micos para hacer frente a una mala cosecha o pagar las ta.sas, o bien apro-
de un préstamo. Parece que la Iglesia conden6 sobre todo los abusas, es de- vechâ~dose de que el Estado reclamaba el pago de impuestos en moned~s de
cir, la especulaci6n, ta l como lo expresa firmemente el papa Julio (337- oro para exigir a su vez oro (o su contravalor). Los .P.adres de. la Igles1a no
352): «De aqucl que, e n e l mome nto de la cosecha o la vendimia, pero por describcn explfc itamente estas prâcticas, pero el anâhs1s de va.nos textos nos
afün de lucro, compra sin necesidad trigo o v ino a raz6n de dos nummi el
permite conocer e l sistema:
modius, y luego Io conserva hasta poder venderlo por 4 o 6 de narios, o in-
cluso mas, decimos que ha hecho un beneficio vergonzoso» (Decrero de Apatica e insaciable es la vida del usurero, no le gust~ c l trabajo'. ni el del
Julio 1 papa, P.L., VIII, col. 968). Mas adelan te el papa Le6n, par eje mplo, agricultor ni el del mercader, mas quedândose en casa alimenta bes.tias salva-
prohibi6 un icamente la usura monetaria (usurariam pecuniam) a los cris- jes. Le gustarfa que todo crecicra para él sin sembrar ~1i labrar; a gu1sa c~e ara-
tianos y a los clérigos (Le6n papa, Carra III, P.L. LXIII, col. 279). Bien es do se sirve del lapiz, una hoja de pape! es para él la t1erra, ~I grano. la tmta, Y
cierto que el préstamo de productos, o a veces incluso e l de semillas, per- Io que hace las veces de la llu via es el tiempo, qu.e .de .una. forma d1s~reta ~u­
mitfa que el de udor obtuviera nuevas riquezas, una parte de las c uales era menta los porcentajes de su capital; su hoz es !a re1v111d1c.ac16n de su d1~ero, la
devue lta a los acreedores. En cambio, segun los Padres, un préstamo de di- cra donde se trilla el trigo es la casa donde el usurero tnlla a los desd1chados
nera s61o pod fa acabar e n endeudamie nto. (Libanio, Contra los usureros, Mrozeck. 1984).
Mas a llâ de los argume ntas teol6gicos, la condena que hacfa la Iglesia de
los préstamos servfa para reforzar la inmovilidad de la economfa. La lglesia Un texto de Cris6stomo aborda el tema de la esclavitud o el colonato por
condenaba la usura, en el sentido mas pcyorati vo de la palabra, pero con ello dcudas: «Se ven hechos analogos en asuntos de dinera: a mcnudo un deudor
154 CRISIS E INFLACIÔN LA BANCA Y EL PRÉSTAMO 155
insolvente ingresa en prisi6n; otra que no debe nada, pera puede pagar, en- e poseen la opule ncia, sino a los que practican la virtud; a praclamar des-
trega dinera y le libera» (Juan Cris6stomo, Homilfa contra los que se em- quaciados, no a los que viven en la pobreza, sino a los que se entregan a la
briagan, 4). ~~iquidad»
1
(J uan Cris6stomo, Homilfa sobre Lâzaro, 12).
Los banqueras (trapezites) eran blanco frecuente de las crfticas de los Es imposible determinar con precisi6n el peso econ6mico de los présta-
Padres. Parece que la corporaci6n de los banqueras trat6 de hacer inversio- 10s de dinera. En general estas cantidades no se invertîan en la compra de
nes especulativas: «Existe la costumbre de entregar el dinera a los banque- ~ienes duraderas, sino mas bien en la compra de bienes de consumo inme-
ras con vistas a obtener ganancias, porque - Io he visto en Alejandrfa- hay diato, diffciles de obtener por la carestfa. La Homilfa sobre el salmo 14 de
personas que reciben dinera y hacen que fructifique» (Basilio, Regulae bre- Basilio esta dedicada casi por completo al préstamo de consumo. En ella se
vius Tractae, 254). describe al deudor como una persona agobiada por la necesidad, sin recursos
El enriquecimiento pasaba por un fuerte endeudamiento de los mas po- de ningun tipo, indigente, sin vfveres ni vestidos, sin nada que dar a sus hi-
bres, y luego por una venta por deudas. El deudor no podfa evitar caer en jos. De las .22 menciones de préstamos citadas por Basilio, ~ aluden a prés-
este sistema infernal de deudas multiples descrito por Sfmaco: «Hago Io que tamos de dinera, 1 de oro y 1 de «monedas». Todas las demas aluden a ope-
suelen hacer los deudores poco honrados que, cuando todavfa estan bajo el raciones descritas en términos gencrales, aplicables tanto a la moneda como
peso de una deuda, quieren enredarse en las mallas de un segundo préstamo» a otras cosas. En 34 casos se citan los intereses con el término tokos (intere-
(Sfmaco, Carta 2, 56, antes de 395). ses de una cantidad de di nera), y en tres casos con términos genéricos. Se-
Cuando habla e ntrado en el cfrculo de las deudas, el deudor estaba ame- gun los Padres, se pedfa prestado por necesidad.
nazado de ruina: «al prestarle e l oro a tu interés le das las arras de su po-
breza, y es la ruina Io que se !leva a su casa bajo la apariencia de caridad ...
Esto es Io que le sucede al pobre: al darle este oro, no s61o no mitigas su 3.5. Los intereses
pobreza, sino que la e mpeoras» (Gregorio de Nisa, Sobre los usureros, 3).
El cfrculo infernal de la deuda, denunciado por Agustfn, siempre causaba Los tipos tradicionales a partir de Augusto eran del 12 por 100. El Di-
la ruina de los endeudados: «Al prestar con interés queréis aumentar vues- gesto aun hace referencia a este tipo legal: «que paguen a la ciudad _in~ereses
tras riquezas, y le dais a un desgraciado una cantidad de dinero para que os muy ligeros por debajo de seis meses de demora, y en caso contrano mtere-
la devuelva con interés. ÉI, que la pedfa con dicha, la de volvfa con lagri- ses mensuales de un medio por ciento» ( Digesto, L, l 0). El edicto de 365
mas» (Agustfn, Sermon 38, 8). Cris6stomo completa la descripci6n del fe- prohibia exigir mas del 12 por 100 (CTh II 33.1). Esta ley fue confirmada:
n6meno: «Si un acreedor, apravech;:lndose de su poder sobre el deudor, le saca mas del
porcentaje acordado por la ley, debe devolvérselo», 25 de octubre de 386
La usura, la del dinero arruina al que presta y al que pide prestado: i,hay (CTh II 33.2), y este tipo aparece todavfa en el Digesto: «préstamos al l por 100
algo mas triste que ver a un hombre especulando con la pobreza de s u pr6j i- [mensual]» (Pablo, Sentencias, 14, 4) y en las leyes barbaras: «nadie, des-
mo .. . ? Debéis aprender a pesar vuestras palabras al igual que los banqueros pués de entregar dinero con interés, podra reclamar cada afio mas de 3 sili-
someten a examen y admisi6n las rnonedas. Al igual que los banqueros recha- cuas de interés por sueldo, de modo que por ocho meses cobra.ra un sueldo»
zan una moneda alterada o mal batida ... Entre los banqueros hay unos que pe- (C6digo de Eurico, 285; recogido en la Ley Visigoda, V, 5, 8). No obstante,
san el dinero, otros que lo toman y se Io llevan enseguida ... Al ig ual que el «en caso de demora e n el pago de una cantidad debida, se debe olvidar el in-
dinero debe llevar como signo dis tintivo la efigie del rey sin la cual la mone- terés del 1por100», 17 de junio de 380 (CTh IV 19.l ). Tal vez para evitar
da, lejos de ser valida, se considera fal sa, asimismo la doctrina de la fe debe abusos, y teniendo en cuenta sus riquezas, el tipo de los préstamos realizados
estar marcada con el cufio perfecto del Verbo (Juan Cris6stomo, Homilfa so- por los senadores se reducfa a la mitad: «Ürdenamos que los senadores pue-
bre la inscripci6n de los Actas, IV 2).
dan prestar numerario a un tipo de 0,5 por 100 mensual», 12 de junio de 402
(CTh II 33.4); otra menci6n: 19 de julio de 406 (CTh II 4.6).
El mecanismo podîa incluir avalistas. No debîa haber muchos, dado que Los documentos de los papiros revelan que no siempre se cumplfa esta
Juan Cris6stomo se quejaba: «Considérame como esos que avalan a otras regla. Durante los siglos JII y 1v casi desaparecieran los préstamos de mone-
por una cantidad de dinera» (Ocho catequesis bautismales, II, 15 ). En estos das de plata a causa de la inflaci6n . Algunos ejemplos muestran la impor-
casos, los acreedores s6lo tenfan que retirar los beneficios de la operaci6n: tancia de los tipos: en 326 se perm iti6 un préstamo con un tipo anual del
«Nuestros usureras ni siquiera entonces perdonan a la casa desierta, impor- 50 por 100, el P. Oxy. XLV 3266 (1 3 de agosto de 337) resefia para un prés-
tunan a los herederas» (Gregorio de Nisa, Sobre los usureros, 7). Esto les tamo de 500 talentos un tipo de 24 por 1OO anual, y en caso de demora del
vali6 la condena de los Padres: «aprendamos a considerar felices no a los 40 por 100.
156 CRISIS E INFLACIÔN LA BANCA Y EL PRÉSTAMO 157

Segun pare~e, :11gunos préstamos de pri_ncipios del siglo 1v tenfan en hipotecar ningun dominio; pero, como da fe el reconoci mi ento de deuda sus-
cuenta e l valor mtnnseco de las monedas, al 1gual que su evaluaci6n en uni- crito, se garantiz6 al prestador un interés del 12 por l OO, que al prolongarsc por
da~e~ de cucnta. Por ejcmplo, en 298 un acreedor suscribe: «Declaro haber un pe rfodo de dos lustras, acab6 pot doblar el capital (Sidonio Apolinar, Car-
rec1b1do como reembolso parcial de las 1.000 dracmas tolemaicas, 1.000 fCI 4, 24, c. 465-467).
dr~cmas de ~ueva acufiaci6n_» (P. Oxy. XXXI 2587). Esta declaraci6n revela
la 1mportanc1a de la separac1611 entre monedas ffsicas y unidades de cuenta El método que consistfa en prestar una cantidad inferior a la que debfa ser re-
El primer préstamo de oro conoc ido tuvo lugar en 342 (SPP XX 90). s~ embolsada (en e l préstamo se contabilizaban los intereses y se fijaba la fecha
conoce otro del afio 366 (P. Lips. 13), con un tipo del 50 por 100. Volvemos de devoluci6n) se opone, por definici6n, a los intereses compuestos.
a encontr~1: este tipo en otros contratos, en particular para los productos, Io Los Padres de la Iglesia utilizaron la noci6n de interés para afirmar que
cual era hc1to (véase supra). En muchos casas parece que los intereses se de- Dios invertfa unos talentos en cada hombre con ocasi6n del bautismo, y con-
dujeron de la suma prestada. Los testimonios literarios tambié n se hacen eco venfa hacer que fructificaran: «No reclamo unicamente cl capital prestado,
de los elevados tipos: sino también los intereses, no solo el talento, sino también Io que ha produ-
cido. lAcaso después de guardar en un escondrij o o enterrado el dep6sito
Todavfa hoy, a causa de la mi seria que reina, los productos no hallan com- que ha sido conlïado, se engafia a l prestador con e l pretexto de que es Juro
prador, y al no decidirse nadie a comprar los frutos, ni maduros ni secos, ellos y codicia Io que no es suyo?» (cf. Mateo 25. 18-25; Lucas 19,20) (Gregorio
prestaron monedas de oro al 5, al 10 o al 20 [por 1OO1 y despojaron a los sol-
Nacianceno, Discurso 25, 9).
dados acantonados aquf para enviarte todo el dinero que les ordenaste pagar
(Teodoreto de Ciro, Carla 37, 430-43 1). Para e llos los intereses eran ganancias vergonzosas de las que convenfa
deshacerse: «Si el que percibe intereses se decide a gastar su injusta ganan-
En 444 otro papiro (P. Harris 86) habla de un préstamo al 25 por 100. Los cia con los pobres y a deshaccrse de l mal de la avaricia, puede ser admitido
testimonios literarios también dan la impresi6n de que los acreedores exigfan en el sacerdocio» (Basilio, Carla 188). En el siglo v la comparaci6n semilla-
mucho mas que ~I n:iaxii:no legal: «Les dan dinero prcstado, no con arreglo tierra y bautismo-hombre que realiza Salviano («Si entregamos la semi lia a
al 1 por 100 ordmano, smo que cada afio exigen la mitad de toda la suma» la tierra, es para recuperar con usura Io que se le ha prestado», Carla II, 59)
(Juan Cris6stomo, Comentario sobre el Evangelio de san Mateo, LXI, 2-3). s6lo podfa desembocar en una comparaci6n entre semilla-tierra, bautismo-
E~ta tasa legal se aplicaba pocas veces, por Io menos en el siglo 1v. En hombre y diezmo-crédito de Dios, tal como la hace Cesareo: «No ofreces
camb10, en muchos documentos del siglo v se utiliz6 el tipo legal, como ve- gratuitamente Io que vas a recuperar dentro de poco con un fuerte interés»
mos en el P. Oxy. XVI J89 J en 495, y en el P. Oxy. XIX 2237, e n 498: «prés- (Cesareo de Arles, Sermon 33A, 1). Asf pues, los Padres volvieron sobre el
tamo al 1 por l OO de 6 sueldos imperiales de buen peso y buena ley, recibi- tema del préstamo monetario y Io incluyeron en sus sermones bajo la forma:
dos _al patr6n de Oxirrinco,_ o sea menos de 6 quilates». B ien es cierto que a «La limosna es una inversion en Dios. Por pobre que seas, préstale con usu-
partJr de 367-368 la evoluc16n de los prccios se habfa estabili zado, y una tasa ra al sefior» (Basilio, Homilfa 8 pronunciada en un tiempo de hambre y se-
del 12 por 1OO anua l ya era elevada. En algunos casos, a corto plazo, el in- qufa, 3).
terés se deducfa directamente de la suma prestada (deducci6n de 1/15 es de- Algunos intereses eran pagadcros en especie.
cir, e l 6,6 por 100: P. Isid. n.0 54). '
E l inter_és era pagadero ~odos los meses: «llegan las calendas, el capital
produce el 111terés» (Ambros10, Tobias, 43). lEran acumulables los intereses? 3.6. las transferencias
~aria,s frases, como la de Co~nodiano: «Has prestado sumas de dinero que el
mteres ha dob~ado» (Comod1ano, lnstrucciones, II 24), de Gregorio Nacian- El desarrollo del sueldo de cuenta hizo que se generalizaran las transfe-
c~no : «Sacas 111tcreses, y con e11os intereses alimentas nuevos intereses, y rencias de sumas. Corno ha podido demostrar J. Durliat, el sueldo utilizado
s1empre cuentas con los dedos esos intereses» (Poema I, Contra los ricos, en los papiros era un sueldo de cuenta y no un sueldo real (obryza nomis-
116), o de Ambrosio: «El interés prestado a su vez a limenta otro mal· éste mara). Este sueldo de cuenta correspondfa a las unidades de cuenta bancarias
otro, y el mal crece hasta el infinito» (Sobre los deberes, 775) Io dan ~ en- que perm itfan las transferenc ias.
tender. En cambio la anécdota de Sidonio Apolinar sug icrc todo Io contrario: Eran muchos los organismos administrativos o sociales que podfan hacer
dichas transferencias: los cambistas, la estructura administrativa, la Iglcsia.
~u padrc _Turpi6n, antiguo tribuno, habfa pedido y obtenido hace ya mu- Las difcrencias en la cotizaci6n de las di stintas monedas y las relaciones en-
cho llempo, s1 te acuerdas, un préstamo en especics a Maxima, ofïcial de Pa- tre estas redes perm itfan toda c lase de especulaciones. Los textos talmudicos
lacio, sin tener que depositar en prenda y garantfa ning una moneda de plata ni conservan a lgunas menciones corrcspondientes a principios del siglo 1v:
.,

158 CRJSJS E JNFLACIÔN LA BANCA Y EL PRÉSTAMO 159

una persona tiene la posibi lidad de percibir un shekel 12 denariosl Ide un au-
rel/S de 25 denariosJ o un cuarto Ide tetradracma, o sca, 1 denario] lsin trans- 4. LOS «JUDiOS»
gredir las leyes de la usuraJ. (,C6mo puede hacer [para ganar dinero asf]? En
Tiberfades una moneda de oro vale 2.000 Jdcnarios l y en Arbael 2.000 [dinc- El debate con los judfos se centraba en que éstos no reconocfan el ca-
rosj y un leuko11 li,2 denarios?J. Asf pues, debe transfcrir 50 mirfadas [de de- /. ter sagrado de la venida de Cristo. Esta interpretaci6n desencaden6 nu-
narios 1 a Tiberfades y marcharse. Luego puede dar len Tiberfacles] 500.000 fè1C
erosas polémicas que, sin embargo, nunca sa I'1eron de un estncto. . l
mve
[denariosj al tipo de 2.000 Jdenarios por aureus], y luego reembolsar en Ar- moJ6gico. Muchos textos abordan el pape! de los judfos en el préstamo
bael 50 mirfadas al tipo de 2 1mi li ares de denarios] y un /euko11 ( Yerushalmi te . 6 . d
bancario. Aunque su importancia en el campo monetan o. no pas ma ver-
Ma 'aser Sheni 4.1 ).
tida, no parece que el rechazo a la banca guardara relac16n c_o.n un recha-
Este sistema perdur6. Los banqueras del Bajo Imperio recibfan 6rdenes a los judfos. Ni siquiera en los textos de los Padres mas cnt1cos con los
para pagar a Ios intende ntes. Podfan intervenir para regular las compras, ~~nqueros aparecen ataques a los j udfos como manipuladores de dinero .
como la de una esclava por la que se pagaron 15 ta len tos «por vfa bancaria»
(P. Lips. 4). En Egipto también podfan intervenir en la regulaci6n de los im-
puestos, bien hacienda transferencias, bien percibiendo metales para pagar
tasas en especie, bien percibiendo productos para pagar tasas en numerario.
Ya habfan dcsempefiado este pape! durante e l Alto Imperio. También podfan
dar adelantos sobre los fondos del Estado, como el de 1.500 mirfadas de de-
narios concedido sobre los fondos imperiales (P. Oxy. XLII 3146). En una
palabra, reali zaban toda clase de transferencias privadas o publicas. Queda
por saber s i realmente existfa un sistema de transfercncia de crédito o endo-
so de billetes.
E n la vida de Teodorico se menciona un s istema de transferencias que de-
bi6 sobreviv ir en parte a las invas iones, pero organizado por e l Estado, no ya
por una red de banqueras privados:

Los mercaderes acudfan de todas las regiones hacia él, porque estaba or-
ganizado de tal forma que cuando se entregaba oro o plata en sus dominios,
esta suma se podfa utilizar como si estuviera entre las murallas de la ciudad.
ÉI desarroll6 este principio a Io largo de toda ftalia, hasta tal punto que no puso
nunca puertas a las ciudades y las que existfan no estaban nunca cerradas. Se
podfa transportar todo Io que se quisiera, a cualquier hora del dfa o de la no-
che (Vida de Teodorico, 12, 72-73).

Un sistema de transferencias funcio naba gracias a unos billetes con cantida-


des apuntadas. Un texto hagiografico del s ig lo VI Io menciona: «Una viuda
le envi6 un mandato de 5 centenari a de oro [Dios cambi6 un 15 por un 5].
La vi uda: "yo habfa escrito en el c heque 15 centenaria, y una hora antes de
entregârselo a Monscfior Io lef. Yo, tu indigna esclava, Io habfa escrito de mi
pufio y letra y vi que la cifra de la deccna se habla borrado. El sefior Io
sabe"» (Leoncio de Neapolis, Vida de Juan de Chipre, 9, siglo v r). Por otro
lado, un s istema de libros contables pennitfa registrar las entradas y salidas
de las distintas cantidades: «Queremos que pagues un donativo anua l al mer-
cader Liberato, que se ha encomendado a la lglesia y vive en el dominio de
C inciana. F ija tu m is mo la cantidad d e este donativo de manera que, cuando
nos Io indiques, Io podamos imputar a tu cuenta» (Gregorio l, papa, Carla / ,
42, M.G.H. Epistulae, I, p. 67, en 591).
LA MONEDA Y LA SOC IEDAD 161

ueden variar mucho a Io largo de la misma década, y que a Io largo de esa


~isma década pueden anularse entre sf y dar medias exageradas. A veces la
recogida de datos puntuales, de los testimonios materiales proporcionados
por las excavaciones arqueol6gicas, sirven para hacer esquemas de Jas gran-
des evoluciones y para conocer la forma en que los contemporâneos Jas vi-
vfan. Los testimonios literarios, mas esporadicos, son casi mas interesantes
que los anâlisis arqueol6gicos; estos ultimos destacan sobre todo los fen6-
menos de larga duraci6n.
13. LA MONEDA Y LA SOCIEDAD Asf pues, el clima era menos favorable para la agricultura que durante
los primeros siglos del imperio. Era menos propicio para el crecimiento de los
cerealcs, y la humedad favorecfa e l desarrol Io de baldlos, mas adecuados
para la ganaderia extensiva, en vez de cultivos. La menor proporci6n de va-
La moneda dcsempefiaba un impo1tante pape! en la evoluci6n social , cunos en los hallazgos de osamentas es una consecuencia de esta evoluci6n
ya que estaba en el centro de las transferencias de riquezas. El mecanis- de los cu ltivos. En cambio, la disminuci6n de los culti vos de cereales su-
mo que permitla estas transferencias se vela facilitado por la crisis puso un aumento de la ganaderia lanar. Las ovejas, cerdos, jabalies, cabras
de rendimientos (influencia del clima o de las invasiones), el continuo y otros animales pequefios eran faciles de criar y se adaptaban bien a un
aumento de los precios, una exacci6n fi scal desigual y una redistribuci6n medio de baldfos y monte bajo, pastos o ti erras poco aptas para el cultiva.
asimismo desigual de las riquezas. Crisis, impuestos y endeudamientos Tal vez fueran también el reflejo de una disminuci6n de la inversi6n agrf-
(véanse los capltulos anteriores) propiciaban los cambios sociales (véase cola. Al margen de las tendencias c limaticas generales, la in-egularidad de
el capftulo 14). Jas estaciones destrufa e l s istema de explotaci6n de los suelos. Una mala
estaci6n mermaba considerablemente los rendimientos agrfcolas. Si des-
pués habfa una mejorfa, la situaci6n se podla ende rezar. Pero si se sucedfan
dos o incluso Ires afios malos, el campesino estaba abocado al endeuda-
1. ELEMENTOS ESTRUCTURALES: LA CRISIS DE LOS RENDIMIENTOS miento, al no poder pagar sus impuestos.
El segundo elemento a tener en cuenta era el efecto perturbador de las
Los sistemas de recaudaci6n de impuestos se basaban en la idea de que invasiones, 0 mas bien de las incursiones de los invasores, cuya finalidad
las rentas del imperi o eran estables, y en particular los rendimientos agrfco- principal era destruir, saquear y arramblar con todo Jo que podfan. Estas in-
las. Las tasas, sobre todo en tiempo de Diocleciano, no se repartfan de acuer- vasiones causaban mas mortalidad indirecta que directa, pues al destruir
do con los beneficios y las rentas reales, si no por concierto. La administra- las viviendas y granjas y capturar a los romanos para esclavizarlos, provoca-
ci6n consideraba que la posesi6n de ta! o cual superficie de un suelo de tal o ban una alteraci6n en los modos de producci6n agrfcola. Aunque se puede su-
cual naturaleza, la posesi6n de un numero de animales, la ayuda proporcio- poner que en su mayorfa la poblaci6n superviviente permanecfa en el lugar
nada por un numero determinado de adultos, representaba para el propietario (lad6nde iba air?), la destrucci6n de una parte de las fuerzas y elementos ne-
un capital que todos los afios debla permitirle ingresar un beneficio tanto mas cesarios para sacar provecho de Jas tierras bastaba para situar una explotaci6n
esperado cuanto que, segun la administraci6n, estaba as.egurado. De modo por debajo del umbral de rentabilidad. Las invasiones y los des6rdenes socia-
que cuando habfa un mal afio, una mata cosecha, los impuestos y tasas se ha- les endémicos hacfan aun mas aleatoria la capacidad de pagar impuestos.
cfan mas gravosos, los beneficios disminufan y la parte reservada a los im- La importancia del tercer elemento es mas diffcil de calibrar. l Tuvieron
puestos aumentaba. alguna influencia e n Jas potencialidades del mundo romano los numerosos
Todo parece indicar que durante el Bajo Imperio cambiaron las condi- terremotos conocidos por los textos y las excavaciones arqueol6gicas? Es
ciones climaticas. En los pafses de Europa occidental el clima se volvi6 con imposible determinar con precisi6n si el aumento del numero de testimonios
bastante rapidez mas humedo y fresco. En Oriente parece que esta humedad responde a un aumento de la actividad geoffsica o al hecho de que una so-
(atestiguada por las invasiones de langostas) se altern6 con olas de calor ciedad prope nsa a las disputas existe ncialistas prestara mayor atenci6n a los
muy seco. Desde luego, es imposible trazar una curva de la evoluci6n del fen6menos extraordinarios. En cualquier caso, las ciudades se vieron muy
clima en estos perfodos, y ademas las medias, en este campo, tienen un in- afectadas por la crisis ambiental: edificios en ruinas, descenso y confiscaci6n
terés muy limitado. Lo importante es la sucesi6n de Jas estaciones y no la de las rentas urbanas, y empleo de todos los recursos para construir murallas.
media anual de Jas temperaturas o de la pluvios idad, dos elementos que Por ultimo, y sobre todo, la frecuencia de las hambres y las crisis de
11 Dl:Pl~ YROT
162 CRISIS E INFLACIÔN LA MONEDA Y LA SOCIEDAD 163

morlalidad, al margen de todas las razones ciladas y por enc ima de e llas, fue- ta disminuci6n del peso de los metales preciosos usados para las emisiones.
ron las principales causas de la cafda del rendimiento de los impuestos. Este El siglo 111 se caracterizaba por una rclaci6n cstable entre la moneda (cl an-
descenso de la poblac i6n, que los emperadores inlenlaron negar mantenien- toniniano) y un poder liberatorio determinado (2 denarios). Esta evoluci6n se
do el numero de unidades fiscales por aldea y regi6n pese a la desertizaci6n, vio en parte frenada por las reformas de Aureliano, quien hizo que esta rela-
no hizo mas que au mentar las distorsiones en la presi6n fiscal y en la dife- ci6n se estableciera no ya entre la moneda y e l poder liberatorio, sino entre
rencia de la productividad de las tierras. la moneda y el peso de fino (gracias a la estabilidad de los pesos y el man-
l,Debemos considerar que el Bajo lmperio fue un mundo en recesi6n tenimiento de la ley expresada de forma explicita en exergo: XXI).
agrfcola? En e l Bajo Imperio dominaba el cataslrofismo. Agustfn declaraba A principios del siglo IV este sistema de re laciones que hemos dado en
que e l mundo iba a la ruina, labefit mundus (Sermon sobre la persecuci6n de llamar «teorfa alejandrina» se mantuvo hasta los ultimes afios del reinado de
los barbaros, 4). En efecto, e l mundo rural de las peque fias explotaciones de- Diocleciano. Un simple edicto permitfa subir e l poder liberatorio de las mo-
bi6 suf'rir las consecuencias de los cambios climaticos y de l sistema de im- nedas. E l alza de los precios (expresados en unidades de cuenta) s6lo poclfa
posici6n. Por olro lado, el desarrollo de las nuevas construcciones y la crea- desembocar cntonces en una fucrtc dism inuci6n de las emisiones monetarias
ci6n de nuevos dominios especializados eran signos de cierto dinamismo. mas importantes (oro, plata) que, al reducir el numerario, aumentaba su va-
La disminuci6n de la superficie agrlcola no implicaba necesariamenle lor en unidad de cuenta.
una dis minuci6n de las cantidades producidas, que podfan mantenerse o Al final del siglo 1v, o por Io menos después de 307, al entrar de nue-
incluse aumentar con la mejora de la productividad. Hay muchos elemen- vo en vigor del «sistema romano», caractcrizado por el mantenimiento de
tos que nos induccn a pensar que el mundo rural del Bajo Impc rio pas6 por una relae i6n fija entre una moneda de bronce (en este caso) y un numero
una importante fase de reconstrucci6n. La oeupaci6n del suelo cambi6, determinado de unidades de cuenta, cambiaron los mecanismos del aumen-
grandes villae se eslablecieron e n e l marco del nuevo catastro de Diocle- to de los precios. La cafda de la unidad de cue nta fue entonces Io que pro-
ciano, ocupando a veces grandes superficies agrfcolas, mientras que otras, voc6 e l alza de los precios y la disminuci6n de las caracterfsticas ffs icas de
de supe rficie mas pequefia, siguieron practicando Io que podrlamos llamar tas monedas de bronce. Es interesantc sefi alar que fue sobre todo a partir
policu ltivo. El descubrimiento de los e mplazamie ntos de las villae roma- del momento en que aumentaron las acufiaciones de monedas de oro cuan-
nas en numerosos lugares de Galia confirma esta te nde ncia. Las granjas in- do los emperadores volvieron al «sistema romano» para las emisiones de
glesas, instalaciones como las del molino de Barbegal, rodas e llas especia- monedas de bronce.
lizadas e n la producc i6n de trigo, asf como las osamentas descubiertas en El eje de estas evoluciones era e l cambista, uno de los elementos de las
Marsell a, que revelan la existencia de ganaderia espec ializada, indican que subidas y bajadas de los precios. Se dedicaban a comprar metal por cuenta
la productividad de algunos centros debi6 aumentar en re laci6n con las ac- del Estado. Recibfan Jas monedas recién cmitidas y giraban en las esferas
tividadcs inte nsivas. En la zona oriental las grandes ex plotaciones estaban pr6x imas a los medios monetarios. Su funci 6n se vio reforzada en la segun-
mezcladas con otras mas pequefias. En e l S inaf los rendimientos de las ex- da mitad del siglo rv cuando, junto a los nummularii, se cre6 el sistema de
plotaciones mas grandes eran superiores a los de las pequcfias. los zygostates, personajes centrales en los intercambios monetarios en oro.
Tal vez sucedi6 Io mismo con e l crisargiro. Sin duda, su supresi6n en Los cambistas y banqueros, pertenecientes a un grupo encargado de sumi-
498 se eonsider6 un hecho positive, pero al margen del debate sobre e l peso nistrar oro a las cecas, y sin duda en relaci6n con ellas, eran los que estaban
del impuesto podemos preguntarnos si e l principal fallo no estarfa en un mejor situados para ser informados de los aumen tos del valor nominal de las
mal reparte de la base tributaria, y no en Io gravoso del impuesto. El caso monedas de oro. Sus competencias y su situaci6n privilegiada en el centro de
de M. Sentius Redemptus, que liber6 del crisargiro a los habitantes de la transacciones y manipulaciones monetarias hacfan que ocuparan un lugar im-
c iudad de Interamma Lirenas, revela que podfan quedar exentas aldeas en- portante en la sociedad del Bajo Imperio.
teras (CIL X 5349 ; Harmant, 1957, p. 453).

3. EL ENRIQUECIMI ENTO: DONATIVOS Y DEDUCCIONES. INFLACIÔN


2. LA FORMACIÔN DE LOS PRECIOS: EL PA PEL DE LOS INTERMEDI AR IOS
No se puede hacer un estuclio de la inn aci6n sin estudiar también las
El modo en que se formaron los precios es una de las cuestiones crucia- transferencias de riquezas, dado que es una de las formas de dichas transfe-
les de este perfodo. En el sig lo 111 pudimos ver que los precios aumentaban reneias.
c uando bajaban las masas de metal precioso ulilizadas para las emisiones de Una de las principales maneras de enriquecerse en el Bajo Imperio era
monedas preciosas. Concretamente, los preeios aumenlaban en relaci6n con estar al scrvicio del E stado. Se recibfan donalivos imperiales, que servfan, en
164 CRISIS E INFLACIÔN LA MONEDA Y LA SOCIEDAD 165

particular, para difundir las nuevas emisiones monetarias. Segun P. Bastien La acumulaci6n de nuevas fortunas, por sf sola, no expl ica el fen6meno
fueron la principal vfa para poncr en circulaci6n Jas moncdas de oro. Al pa- inflacionista y la fuerte subida de los precios que se produjo en el imperio
recer, estos donativos fueron numerosos y cuantiosos. Cada funci6n tenfa sus entre 294 (e incluso con mas probabilidad 270) y c. 367 (recordemos que
privilegios, tanto mas numerosos y cuantiosos cuanto mas elevada fuera la esta subida era del 17 por l OO anual como media: con ella l OO denarios de
funci6n. Gracias a estos privilegios el interesado se libraba de Jas tasas, car- 294 valdrfan 11 . 111 .000 denarios 75 afios después). Nos parece evidente que
gas ad ministrati vas y corvcas mas gravosas. E l propio cjcrcicio del cargo so- esta subida s61o pudo producirse gracias a un aumento muy grande de la
lfa ser una ocasi6n para enriquecerse de fomia mas o menos lfcita. Aunque masa monetaria, debida sobre todo al aumento de las reservas monetarias de
en el C6digo Teodosiano se conservan muchos ejemplos de sanciones a los oro. Pero este aumento de la masa monctaria, tomado globalmente, no pue-
funcionarios mas corruptos, la proliferac i6n de estas leyes da a entender que de por sf solo explicar semejante subida de los precios (en el ejemplo ante-
no fueron eficaces. Durante el Bajo Tmperio, como durante la republica, cl rior la parte de la subida debida al au mento de la masa monetaria podrfa ha-
enriquecimiento en el desempeno de cargos publicos debi6 ser moneda co- ber sido del orden de 1.300.000 denarios). Creemos que el aumento de la
rriente, y todo parece indicar que s6lo se reprimfa cuando Jlegaba a niveles masa monetaria se produjo de forma irregular. El enriquecimie nto de una
demasiado escandalosos. nueva clase fue muy brusco y acusado durante la primera mitad del siglo 1v.
La presi6n fiscal pudo ser un excelente correctivo e n el ambito de las El grupo de los familiares del emperador percibfa una parte considerable del
transferencias de riquezas. Todos los documentas nos presentan una fiscali- aumento de la masa monetaria puesta en circulaci6n como resultado de la po-
dad gravosa (sobre todo al principio del Bajo Impe.rio), pero especialmente lftica voluntarista de una serie de emperadores: Diocleciano, Constantino,
mal repartida. Algunos rurales, curiales o comerciantes corrfan el riesgo de Constancio y Juliano. Los mi litares amasaban su fortuna en los campos de
sucumbir bajo el peso del impuesto si no disfrutaban de algu n privilegio 0 batalla, y los funcionarios en el servicio imperial. En Io referente al comien-
de una protecci6n patronal. La presi6n fiscal, muy intensa a principios del si- zo del siglo IV estamos totalmente de acuerdo con el analisis de P. Bastien
glo IV, parece que se fue suavizando poco a poco, a medida que aumentaban sobre el papel del donativum imperial como medio de distribuci6n de rique-
las emisiones monetarias de oro y la masa monetaria en general, pero pron- zas. La ascensi6n de esta nueva casta acaudalada estuvo acompanada del e m-
to alcanz6 una peligrosa desigualdad. Los dominios agrfcolas estaban estruc- pobrecimiento de las clases medias apartadas del scrvicio imperial. La con-
tur~~os sobre todo en fu.nci6n de la ab~ ndancia de tierras abandonadas que centraci6n de nuevas fortunas en una nueva clase social cuya legitimidad
fac1lttaban la concentrac16n de explotac10nes e n las mejores zonas. El siste- s6lo emanaba del e mperador, y su fortuna de la estabilidad polftica y de la
ma de recaudaci6n no habfa podido seguir esta evoluci6n. Se segufan utili- benevolencia imperial, propiciaba el aumento de la inflaci6n cuando esta
zando los viejos catastros y registros, y los recaudadores cobraban impuestos nueva casta recurrfa a su fortuna para adquirir bienes muebles e inmuebles.
sobre tierras abandonadas. Los ejemplos de Autun, las remisiones de im- En un pasaje de Libanio hay quiza un eco tardfo y débil de esta evoluci6n:
puestos, las cartas de Teodoreto de Ciro son claras muestras de que la base «Las curias de Jas ciudades donde la tierra es mala perecen bajo la enormi-
tributaria del Bajo Imperio estaba desfasada. Podemos suponer que en la mis- dad de las cargas, porque nadie desea semejante tierra y nadie la compra, y
ma regi6n, con arreglo a los registros, se gravaban con fuertes impuestos tie- aquéllas de donde la tierra es mejor tiene n por duenos no ya a los herederos
rras poco productivas, mie ntras que las explotaciones que mâs habfan creci- de los dominios, sino a quienes los pueden comprar» (Libanio, Discurso 2,
do pagaban muy poco: desigualdad ante la riqueza, ante la distribuci6n de los 35, c. 380-38 1). En Italia las propiedades pequefias y medianas pasaban a
beneficios, pero también ante e l fi sco, aunque los numerosos documentas manos de los grandes propietarios enriquecidos por la corle de Milan y de
que hacen referencia a las deserti zaciones no excluyen nunca la superviven- Ravena. Los historiadores antiguos nunca advirtieron de forma explicita la
cia de zonas ricas . Todo esto explica las dificultades con que tropezaba la re- relaci6n entre la ascensi6n de una nueva clase social y el desarrollo de la in-
caudaci6n. Debido al fracaso de este sistcma de cobro, el estado procur6 des- flaci6n. Sin embargo, en varias ocasiones reflejaron sus aspectas mâs llama-
cargarse de estas f uncioncs rec urri endo a la autopragia. tivos. A Diocleciano, a Constantino y luego a Constancio TI les criticaron por
A partir del segundo cuarto del siglo 1v la cstabilidad polftica garantiz6 los cuantiosos donativos que hicieron a sus allegados y por las construccio-
la estabilidad de las fortunas adquiridas al servicio del Estado. A diferencia nes que promovieron tanto cllos como sus familiares, e incluso por el creci-
de los siglos de guerras civiles, con sus numerosas confiscaciones, la vuel- miento de las fortunas inmobiliari as de estos ultimos. S6lo e l autor an6nimo
ta de la paz brind6 a los nuevos ricos todas las seguridades de una situaci6n de De rebus bellicis barrunt6 la relaci6n cxistentc entre las acunaciones mo-
estable. Ademas, en muchos casos las confiscaciones fueron compensadas netarias importantes, las liberalidades imperiales, el enriquecimie nto de Jas
por donativos imperiales. Quizâ fuera asf como aument6 la fo rtuna de la fa- familias y la subida de los precios.
mili~ de Me lania. Los galos recuperaron los bienes confiscados por Magno El equilibrio alcanzado entre el desarrollo de las castas y la definici6n de
Mâx1mo y devueltos por Teodosio, entre otros cjemplos. la condici6n del colono, unidos a un primer repliegue de la economfa mone-
166 CRISIS E INFLACIÔN

taria en beneficio de las percepciones en especie o en trabajo, provoc6 fen6-


menos de atesoramiento publico o privado, y también eclesiastico. La infla-
ci6n se detuvo. El pape! de la moneda disminuy6. Las reservas monetarias
pudieron pasar en parte a Oriente gracias al comercio, o se agotaron en Oc-
cidente. La crisis monetaria y la in flaci6n , en su ma, jugaron el papel que jue-
gan en todas las crisis financieras y sociales: asegurar la transferencia de ri-
quezas. Una vez realizada ésta, tanto en el aspecto geografico entre Oriente
y Occidente, como entre colonos y propietarios en los dos bloques del impe-
rio, e l sistema monetario evolucion6 de forma divergente. 14. LA MONEDA ,,
En Occidente el pape! de la lglesia y la persistencia de la estructura co- Y LA EVOLUCION SOCIAL
lonial propiciaron una evoluci6n que acabarfa desembocando en el feudalis-
mo latifundista. En Oriente el pape! mas modesto de la Iglesia, la persisten-
cia de las estructuras urbanas y de la actividad comercial y las faci lidades
para la afluencia del oro occidental favorecieron el resurgimiento de una eco- Ha Jlegado e l momento de hacer una sfntcsis de los capftulos an-
nomfa monetaria. Desde finales del siglo v la presi6n fiscal decreci6, como leriores. .
revela claramente la supresi6n del crisargiro durante el reinado de Anastasio. Los sistcmas monctarios y las estructuras sociales evoluc1onaban de
Esta vuelta del dinero facilit6 el desarrollo de las relaciones monetarias en- forma similar. Los elemcntos motores de esta evoluci6~1 son faciles
tre propietarios y campesinos, y el de la enfiteusis. El coste de los arriendos de identifïcar: el Estado, la estructura dominante y la Iglcsia son los tr~s
disminuy6, al tiempo que los propietarios perdfan su pape! de intermediarios. principales. Diocleciano y s~s sucesores cre~·on el sistema ~ue hizo p~s1-
Michel Kaplan ha estudiado la cvoluci6n de la presi6n fiscal durante los ble esta evoluci6n: nuevos s1stemas monetanos y fiscales, 1econstrucc16n
primeros siglos del imperio bizantino. Después de la fase de fuerte aumento del imperio y evoluci6n de la forma de retribuci6n del ejército. Constan-
de la presi6n que hemos puesto e n evidencia para los siglos IV y v, el peso tino continuo esta transformaci6n con la ayuda del oro, que cada vez era
del impuesto disminuy6 mucho y de forma rapida. Los precios de arriendo mas abundante. Cuando las reservas monetarias de oro y el. ~esruTollo le-
bajaron y las enfiteusis proliferaron, Io que provoc6 una disminuci6n del nu- gislati vo fue ron suficientes, las acunacion~s de oro se es~ab1 lizaron a_ me-
mero de colonos. La reducci6n de la presi6n fiscal hizo que las tierras fue- diados del siglo IV, mientras que las espec1es mas pequenas empezaion a
ran mas rentables, y el Estado volvi6 a tomar con una mano Io que ya no to- dcsaparecer. Este nuevo estado del mundo s~ caractenzaba por el i:iodelo
maba con la otra, tomando menos, pero de mas contribuyentes. En el siglo x de la gran propiedad, explotada por campesmos o colonos que huian del
la tendencia se invirti6, y volvemos a encontrarnos con la pareja tradicional endeudamiento. .
del Bajo Imperio: aumento de la presi6n fiscal y manipu laciones monetarias. Tras anos de crfticas, sobre todo por parte de Ambrosio, la Iglesia
Asf pues, el sistema monetario estaba en e l centro de los sistemas socia- acab6 avalando la situaci6n econ6mica y social. Se afirmaba que las
les. Cada una de las grandes evoluciones sociales pasaba por una manipula- riquezas privadas, asf como las ec_lesiasticas, er~n e l !·~sultado de la
ci6n del sistema monetario. Cada perfodo de estabilizaci6n provocaba una voluntad divina, y estaban por enc11na de c ualqu1er _cnt1ca. El Estado
estabilizaci6n del sistema monetario. y la Iglesia colaboraban en la defensa ,del or~e~ social. Se ~uede c?n-
Asimismo, cada organizaci6n social creaba su sistema monetario, y cada siderar que Agustfn fue e l fundador mas explicita de este 01 den social.
transformaci6n social provocaba la transformaci6n del sistema monetario.

1. Los MOTORES DE LA EVOLUCIÔN

En la evoluci6n del sistema rnonetario del Bajo lmpe rio se combinaron


tres fuerzas convergentes: _ ..
- El Estado: en su afan por asegurar unos ingresos esta.bles y ?ehnit1-
vos a largo plazo, procuraba mejorar los métodos de. percepc16n de 1mpues-
tos, garantizar e l mejor rendimiento de las recaud ac~ones y estar preparado
frente a cualqui cr o leada de fuerte inflaci6n que pud1era afectar a sus recur-

168 CRISIS E INPLACIÔN LA MONEDA Y LA EVOLUCIÔN SOCIAi 169

sas. De modo que al Estado le interesaba elegir una percepci6n de impues-


tos cada vez mâs dcsccntralizada, hacer que los recaudadores fucran perso- 2. LA EYOLUCIÔN ESTATAL
nas que se encontraran Io mas cerca posible de los contribuy~ntes, Y exi?ir
cl pago de las tasas en monedas hechas con un metal poco suJelo al deteno- 2. 1. El perfodo de Diocleciano
ro monetario. Estas reformas s6lo se podfan llevar a cabo de acuerdo con los
intereses de las clases dominantes, que también eran las clascs dirigentes. El perfodo de Diocleciano fuc una fasc de rcconstrucciones administrati-
- La estructura dominante: las clases dominantes, que por Io general vas, militares y polfticas. También Io fue en el âmbito financiero y monetario.
también eran dirigentes, también defendfan sus intereses. El modela domi-
nante era la propiedad territorial, y s6lo podfa apoyar una reforma fiscal y El nuevo sistema monetario
monetaria si ésta le garantizaba el mantenimiento de las estructuras econ6-
micas que le asegurasen su preponderancia. En concreto trataba de evitar Después de la gran crisis del siglo 111, de la clcsaparici6n de los im-
cualquier sistcma monetario que pudiera reducir su legitimidad, la renta. puestos pagaclos en moncdas corricntes (la cafda del valor intrfnseco del
Estaba interesada en apoyar las reformas emprendidas par el Estado para antoniniano arrastr6 al renclimiento de las tasas fijas), y del fracaso , o el
luchar contra la inflaci6n. Par otra parte, los intereses de la estructura do- éxito parcial, de las reformas emprendidas par Aureliano y continuadas por
minante y el Estado coincidfan en materia de recaudaci6n. de impu~stos, ya sus sucesores, Diocleciano trat6 de concebir y poner en practica unas re-
fueran en moneda, especie o trabajo. Al prestarse a reahzar func1ones de formas destinadas principalmente a resguardar al Estado romano de una
recaudaci6n , la estructura dominante hacfa un favor al Estado, que necesi- crisis de la misma envergadura, manteniendo al mismo tiempo unas fuer-
taba recaudaciones locales. Ambas partes estaban interesadas en impedir la zas militares capaces de rechazar invasiones coma la de 275 en Occidente.
huida de los contribu yentes, para garantizarse una estabilidad de recursos. Las reformas monetarias y fisca les de Diocleciano se cxpl ican, antes que
Las dos recurrieron a medios econ6micos y legales para vincul ar a los cam- nada, por una desconfianza hacia el sistema monetario que habfa situado al
pesinos a la tierra. imperio al borde de la bancarrota a finales del siglo 111. Para evitar estas cri -
- La Iglesia: la evoluci6n del pape! de la Ig lesia fue el de u~~ sect~ ~u~, sis trat6 de crear un sistema monetario que fuera Io mas <<natural» posible o,
tras haber conseguido un reconocimiento legal, trataba de adqumr leg1t1m1- en todo caso, que limitara en la medida de Io posible la influencia de la mo-
dad econ6mica. Para seguir disfrutando de este apoyo reglamentario tenfa neda en las estructuras estatales.
que contribuir a la justificaci6n del Estado, y p~r cons ig~iente de ~us clases Ante la necesidad econ6mica de la moneda, cre6 un sistema monetario
dominantes y dirigentes. De modo que en el BaJO lmpeno la Igles1a se con- completamente nuevo, basado en la reanudaci6n de las emisiones de mone-
virti6 en la expresi6n oral del nuevo orden econ6mico. Estaba mezclada con das de peso defi nido y de los tres metales tradicionales del imperio, oro, pla-
las clases dirigentes, de donde habfan salido sus notables, y sus intereses ta y bronce, a los que afiadi6 unas unidades de cuenta nuevas: un follis gran-
coincidfan con los de las clases dominantes. La posici6n de los Padres acer- de y unfollis pequefio. Estas moncdas guardaban relaciones precisas entre sf.
ca del crédita podfa ser consecuencia de esta situaci6n. Si se limitaba ~a im- Al principio las emisiones monetarias fueron muy reducidas en todos los
portancia del crédita, se limitaba también el enriquecimient~ par med~o .del metales. Gran parte de estas emisiones se utilizaba para los donativos a los mi-
comercio, Io cual favorecfa el predominio de las clases dominantes. L1m1tar litares y a los altos funcionarios. Fue Io que ocurri6 con las principales mone-
los créditas también suponfa que los evenluales endeudamientos se saJdaran das de oro, a las cuaJes se sumaron varias multiplos, monedas de mayor peso.
con la venta de los bienes, Io cual faci litaba la acu mulaci6n de riquezas en Parece que esta debilidad de las producciones monetarias de oro y plata
manos de los mas pudientes. En realidad, cuando la Iglesia trataba de redu- fue la caracterfstica de las pri meras décadas del siglo 1v. Debi6 fal tar metal
cir la importancia de la economfa monetaria, impedfa nuevas acumulaciones monetario. Corno durante la crisis del siglo 111, la disminuci6n del volumcn
y la creaci6n de reservas de riquen, con Io que se mantenfa el peso econ6- de los poderes li beratorios de las emisiones monctarias provoc6 una subida de
mico de los latifundistas. los precios destinada a compensar la disminuci6n de la masa de metal reci-
E l Estado también cre6 estructuras locales cuya importancia fue en au- bida como contrapartida de los productos vendidos. Para que el ejército no
mento. Incluso se puede pensar que el debilitamiento de los vfnculos entre tuviera ocasi6n de rebelarse, como habfa ocurrido durante todo el siglo 111 ,
las estructuras locales y la estructura central propiciaron la formaci6n de en- Diocleciano tas6 los precios de los procluctos en todo el imperio «para el be
tidades regionales, que allanaron el camino a las invasiones y la instalaci6n neficio de los soldados». En 301, con los edictos de Afrodisia y del Maxi -
de los pueblos barbares. ma, se via obligado a doblar cl poder liberatorio de las monedas, tratando
Vamos a examinar la actuaci6n de estas tres actores de la evoluci6n eco- de detener las subidas de los productos. Entonces su sistema monetario fra-
n6mica de la época. cas6 estrepitosamente, varias afios clespués de su introducci6n. Faltaba metal
170 CRISIS E INFLACIÔN LA MONEDA Y LA EVOLUC'IÔN SOCIAL 171

monetario. Los volumenes de las em isiones de plata probablcmente empc- reras del imperio. De modo que la anona de recaudaci6n local era consumi-
zaron a bajar, al igual que las de oro. En cambio la acufiaci6n de monedas da in situ ~or los soldados y los funcionarios. Este sistema habrfa podido
de bronce aument6 con mucha rapidez. funcionar s111 grandes problemas si las dificultades locales no hubieran obli-
Se podrfa decir que la época de Dioc leciano fue una fase de crisis de li- gado al imperio a cobrar y entregar parte de la anona en moneda.
quidez. La reorganizaci6n de los catastras y de los registras de rccaudaci6n
provoc6 un aumento de la presi6n fiscal en e l imperio. A l conocer mejor los La reconstrucci6n del imperio
recursos locales, el Estado podfa e ndureccr los impuestos.
Desp~és de las importantes destrucciones causadas por los des6rdenes,
El 1111evo catastro Jas invas1ones y las revueltas de finales del siglo 111, una de las tareas mas ur-
gentes del imperio fue promover la reconstrucci6n.
Para limitar el pape! de la moneda y evitar la reproducci6n de una crisis Durante un largo perfodo que comenz6 en el ul timo tercio del siglo 111, la
como la del siglo 111, o para tratar de paliar la insulïciencia de reservas mo- paz permiti6 la reconstrucci6n de las ciuclades y los ed ificios publicos o pri-
netarias, habfa que tomar en consideraci6n las posibilidades produetivas del vados del imperio. Parece que la reconstrucc16n de la muralla de Aureliano
imperio y hacer un inventario dctallado de las mismas, bien para organ izar de Roma también marco el in icio de un perfodo de construcci6n de murallas
un siste ma de pago de impuestos en especies, bien para tratar de mejorar el alrededor de las principales ciudades occidentales.
rendimiento de las tasas. La reconstrucci6n no se limito a las obras defensivas que los nuevos
Fue e l perfodo de fo rmac i6n del catastro imperial. En efecto, e l principal tiempos hacfan necesarias. En muchas ciudades los cmperadores, directa o
e lemento de esta serie de reformas e ra una gigantesca evaluaci6n de las po- indirectamente, constru yeron o favorecieron la construcci6n de numerosos
sibilidades agrfcolas del impe rio. Se ide6 un método de inventario de los bie- edificios publicos, palacios y basfli cas, entre otras cosas. E l sfmbolo mas
nes rafces directamente praducti vos (tierras agrfcolas) o potencialmente pro- destacado de este perfodo de reconstruccion fueron las obras y la inaugura-
ductivos (baldfos que se poclfan aprovechar para criar ganado), asf como de ci6n de la nueva capita l del imperio, Constantinopla.
los e lementos ani males (productivos) o humanos (productores). La lglesia, sobre todo después del edicto de Milan, contri buyo al desa-
Este sistema de inventario de los recursos del imperio era muy trabajoso rrollo de las ciudades. Se construyeron muchos edific ios de cul to en las prin-
y requerfa una cstabilidad de la poblaci6n y la cabana ganadera diffcil de cipales ciudades, a medida que se propagaba la religion.
conseguir, o la posibilidad de poner al dfa la documentac i6n administrativa. Los principales grupos sociales siguieron el ejemplo imperi al, por asimi-
Tenfa la ventaja de que simplificaba la exacci6n financiera, dado que el nu- laci6n e im itacion. Los romanos mas ricos también reconstruyeron o refor-
mero de capita o juga era conoc ido, Io cua l permitfa calcular, por simple re- maron s us suntuosas villae, dando lugar a un amplio movimiento de recons-
parto, e l importe de las tasas unitarias. Tenfa el gran inconveniente de tomar trueciones que acab6 afectando a la mayor parte de las c lases sociales. Las
e n cuenta una sociedad petrificada, inmovilizada. A cada tierra le correspon- ciuclades se urbanizaron de nuevo, y los monumentos antiguos se restauraron
dfa una fami lia, y las fam ilias se definfan por su localizaci6n geografica. En (conocemos sobre todo las ciudades de Africa y del sur de Europa que fue- r.

los registras tributarios se sumaban las cabezas a las superfic ies agrfcolas. ron abandonadas a continuaci6n).
Este sistema exclufa necesari amente a los n6madas y ein ntes, que eran re- Esta ola de reeonstrucciones también lleg6 a los edificios imperiales. La
chazados por la sociedad tetrartica. Este rechazo solfa desembocar en la for- posesion de un vasto dominio solfa implicar la construcci6n de una gran
mac i6n de bandas armadas, como los bagaudas, o en la revuelta rural. mansion privada, suntuosamente decorada. Los ejemplos son tan numerosos
La dificultad para que los metales preciosos volvieran a las arcas del Es- que llegaron a eclipsar el predominio urbano.
tado ponfa en peligro e l sistema de redistribuci6n de las riquezas a través de Esta gran ola de reconstrucciones, al igual que el desarrollo de los catas-
los militares y los funcionarios. Diocleciano solo podfa recurri r entonces a un tros, favorecio la extensi6n del colonato. Era conveniente asegurar la con-
au mento constante de las bases tributarias, extendiendo el censo a Italia, uti- servaci6n de una mano de obra estable a la que recurrir para los principales
li zando las posibilidades legales de confiscaci6n de bienes de los condena- trabajos. Esta polftica de Diocleciano fue denunciada por Lactancio.
dos y permitiendo las persecuciones contra los cristianos, con la entrega al
fisco de los bienes e mbargados. El peso de la administraci6n y el ejército
El siste ma catastral le permitfa basar gran parte de la financiaci6n y la re-
tribuci6n de las tropas e n la anona, pagada en especie por las regiones don- Una de las metas de Dioc leciano era regulari zar e l coste del ejército. Se
de cstaban acan tonados los ejércitos. El ejército estaba dividido entre los regul6 e l sistema de donativa con donati vos e n fechas fijas, que solfan ser los
cuatro tetrarcas, y localizado en las p lazas ruertes situadas cerca de las fron- aniversarios de l cursus imperia l. Tal como ha scfialado acertadamente P. Bas-
172 CRISIS E INFLACIÔN LA MONEDA Y LA EVOLUCIÔN SOCIAL 173

tien, la reanudaci6n de las acufiaciones de oro en 286, con un nuevo plantea- un siste ma de imposici6n basado en buena medida en las posibilida-
miento, respondfa al intenta de asegurar en todo el imperio repartos de una des de \as tierras y no en los rendi.mientos ~·~al es , des~inado a orga.nizar la
moneda similar, con un peso y unas caracterfsticas téc nicas invariables. Es- vuelta al fisco de las monedas prec1osas em1t1das en numero demasiado rc-
tabilidad de las emisiones, estabilidad del mimera de monedas repmtidas con ducido, que obligé al emperador a hacer confi~ca~~ones; .
los donativos, estabilidad de las pagas y estabilidad de los precios: he aquf - un centralismo exacerbado que pretend1a f1Jar los prec1os de los pro-
las lfneas maestras de la polftica de Diocleciano. Entre los considerandos del ductos en todo el imperio.
edicto del Maxima se precisa explfcitamente la disminuci6n del poder de
compra de los sueldos. El ejé rcito de Diocleciano era importante. La cifra La puesta en marcha de los sistemas
que da Juan de Lidia de 435.000 hombres podrfa suponer un gasto anual de
2. 175.000 aurei (unas 12 toneladas de oro), c ifra muy plausible. Junto a es- El perfodo de Diocleciano fue, para nosotros, el de la puesta en marcha
tas donativos militares debfa haber otros para los funcionarios, de los que de Io que podrfamos llamar «el sistema del Bajo Imperia». En efecto, durante
apenas tenemos datos. este perfodo se desarrollaron, por un lado, la costumbre de los donativa y de
El sistema de division de los ejércitos en tiempo de Diocleciano (una tro- Jas construcciones o reconstrucciones imperiales, elementos que inyectaban
pa pequefia de comitatus, que seguia al emperador, y una mayorfa de ripenses masas de oro y plata en los circuitos econ6micos a través de unos pocos ca- ·.
acantonados a Io largo de las fronteras) permitfa completar la soldada pagan- nales (oficiales, soldados, allegados del emperador, funcionarios); esta fucr-
do a los soldados bienes en especie, sobre todo trigo. Estos pagos en especie te inyecci6n de dinera fresco contribuy6 al alza de los precios. Y p~r otro
tuvieron un pape! impmtante. El servicio de la anona, aunque en parte se dio Jado, el mantenimiento de la poblaci6n in situ , tanto por razones fiscales
en adaeratio, permitfa el mantenimiento de los hombres y animales de las tro- coma para cubrir las necesidades de mano de obra.
pas acantonadas en los fuertes fronterizos, y completaba asf la paga de los mi-
litm·es.
La penuria monetaria estaba en parte compensada por la ex istencia de un 2.2. El viraje constantiniano
amplio sector de economfa natural que incluso toleraba acufiaciones limita-
das, sin que se pueda saber cual de los dos hechos era determinante. La evoluci6n del sistema 111011etario

Disturbios potenciales El sistema relativamente rfgido de la época de Diocleciano, formado por


monedas y unidades de cuenta, se hizo afiicos durante los afios que siguieron
La presi6n fiscal sobre las ciudades y campos provoc6 disturbios. Ade- a la dimisi6n de los dos tetrarcas superiores.
mas del hecho de que esta presi6n se ejercfa sobre riquezas potenciales, es Tras la partida de Diocleciano se abandon6 el sistema «alejandrino» de
decir, sin tener en cuenta las variaciones anuales del clima general o local, a revisi6n de las cotizaciones de las monedas, para volver a una relaci6n fija
la imposici6n le costaba bastante tener en cuenta las variaciones en la com- entre monedas de bronce y poder liberatorio. Esta medida, que vinculaba la
posici6n de las familias (como vemos en los textos reunidos), con hijos que unidad de bronce con la unidad de cuenta, bast6 para relanzar el proceso
se hacfan adultos y adultos que envejecfan. Muchas de las demandas tenfan de degradaci6n de las especies de bronce, cuyo precio de coste de.bfa ser
que ver con la existencia de un sistema de recaudaci6n cuya base tributaria necesariame nte inferior al poder liberatorio de la moneda. Esta med1da ter-
se habfa quedado desfasada. En este contexto la presi6n fiscal cada vez era minaba con la estabi lidad de las amonedaciones de cobre propiciada por
menos homogénea. Los burgos y los dominios que podfan mantener cierta Dioc leciano, y cerraba el cfrculo vicioso de la degradaci6n de las unidades
productividad se libraban fâcilmente de las tasas e impuestos. Cualquier de- circulantes y de cuenta.
bilitamiento de los recursos de un dominio desembocaba en un endeuda- Esta combinaci6n de e lementos era una amenaza para el sistema moneta-
miento y en la venta de las tierras. De modo que todos estaban intercsados rio en su conjunto. Después de la moneda de bronce, las de plata y luego las
en mantener sus recursos productivos, ya fuera tratando de conservar a sus de oro habrfan sido aspiradas por este torbellino infernal que ya habfa altera-
campesinos, ya fuera completando su domi nio con la compra de mas tierras. do completamente e l sistema monetario del siglo 111. La suspension de las emi-
El sistema ideado por Diocleciano contenfa todos los embriones de la siones de monedas de plata, y luego la de las relaciones firmes entre las mo-
evoluci6n econ6mica y monetaria de los afios siguientes: nedas de oro y las de bronce, permitieron que el imperio evitase una nueva
- emisiones monetm·ias demasiado reducidas para que hubiera una cir- crisis monetaria importante (estas emisiones regu lares de plata no se reanuda-
culaci6n norma l con una alimentaci6n de las reservas monetarias sin inte- ron hasta la década de 340). El curso de la moneda de oro se hizo flotante, es
rrupciones bruscas; decir, fijado regularmente por una serie de edictos imperiales que determina-
174 CR ISIS E INFLACIÔN
f LA MONEDA Y LA EVOLUCIÔN SOCIAL 175

ban cursos de referencia en los que se basaban los cambistas para negociar las de la creacion del solidus. Este deseo de mejorar la vuelta del oro estuvo
monedas de oro. acompafiado de una simplificacion de los sistemas fiscales, en particular con
Pero el principal e lemento fue la reducci6n ponderal de la moneda de oro la sustitucion del antiguo sistema de declaraci6n de la naturaleza del suelo
que creo e l solidus. El cambio no e ra solo ponderal, pues también cambi6 e l por baremos para la imposicion de las tierras.
as pecto de la moneda: e l cospel era mas anc ho y mucho menos grueso. Gra- Se empcz6 a exigir que las tasas e impuestos pagados en especie y en
c ias a estas modificaciones técnicas se pudo emprender la produccion de mo- efectivo se pagaran en oro, antes de que fuera obligatorio hacerlo e n oro fun-
nedas de oro a gran escala. El débi l relieve permitfa hacer numerosas acufia- dido (lingotes) para evitar posibles fraudes.
c iones sin que hubiera un desgaste prematuro de los c ufios, que presionaban La amoncdacion de plata tuvo una importancia secundaria en el sistema
menos sobre e l cospel, toda una novedad técnica. Constantino habfa dado al de Constantino. A partir de la década de 320 hubo varias acufiaciones, que al
imperio un instrumcnto de pago concebido como tal, y no ya como un refle- parecer supusieron cierta recuperaci6n de las emisiones monetarias blancas.
jo de la polftica y la propaganda imperial. La preponderancia otorgada al No obstante, e l dualismo constantiniano entre las monedas de oro y las de
sue ldo sobre los multiplos, cuyo numcro e importancia empczaba a dismi- bronce casi no se vio afectado por e llo.
nuir, confirmaba este deseo de introducir la moneda de oro en los intercam- Las monedas de bronce tu vieron un pape! cada vez mas marginal en los
bios. Las monedas de p lata se volvieron a acufiar en los afios 320. Las acu- intercambios. Después de los afios 324-330 los e mperadores ni siquiera se to-
fiaciones de bronce fueron cada vez mas abundantes. maron e l trabajo de refundir sistematicamente las viejas monedas pesadas
después de las nuevas reducciones ponderales, como se habfa hecho antes. E l
la renovaci611 del om y la evoluciôn de la fiscalidad bronce ya solo era una pequefia moneda fraccionaria. Los precios ya no se
fij aban en bronce, sino en oro.
A diferencia de Diocleciano, que habfa tratado de recaudar oro realizan- Constantino ha pasado a la historia como un emperador prodigo. Es cier-
do muy pocas em isiones, Constantino, en parte por la ncccsidad de pagar las to que durantc su reinado aumentan las menciones de donativos (conoccmos
soldadas, acufio oro en gran cantidad, pre ludio indispensable para la creaci6n bien los que hi zo a la Iglesia), dism inuyen las descripciones de requisas, y
de una fiscal idad basada en e l oro: para pagar en oro los contribu yentes de- también las que hacen referencia a Io gravoso de los impuestos. El testimo-
bfan tenerlo, o este metal debfa estar disponible. nio del De rebus bellicis, que atribuye a Constantino una polftica de amplia
Para ello Constantino mando fu ndir las reservas del Estado. Las con- difus ion del oro, esta confirmado por todos los au tores y todos Ios analisis.
quistas en Oriente le permitieron acceder a las riquezas de esta zona del im- Ciertamente, el testi monio del an6ni mo podrfa ser un poco exagerado: no
perio. Aunque su conversion al cristianismo fuese sincera, no dejo de ser una cabe duda de que e l oro se difundio, pero esta generalizacion del oro tuvo lu-
buena ocasi6n para sacar oro de las reservas pluriseculares de los templos, gar mas bien en cl segundo cuarto del siglo 1v , y no tanto durante el reinado
sin pe1juic io de dcvolver una parte a la Iglesia. Se daban las condic iones para de Constantino. En cambio, la costumbre de calcu lar en oro los precios y los
una nueva c irculaci6n del oro monetari o, y no hay que descartar que los par- valores deb io generalizarse durante su reinado, Io que revela la importancia
ticulares fundieran reservas personales para pagar las tasas o para responder que tenfa e l metal amarillo en los intercambios.
a una nueva demanda. El interés por el oro favorecio las investigaciones mi-
neras y la explotaci6n de nuevos yaci mientos. El pape/ de la evoluci6n del ejército
La polftica de Constantino no tard6 en surtir efecto. La produccion de oro
amonedado aume nt6 de forma rapida y masiva. Hacia 320 habfa empezado El ejército era, si no e l origen, sf al menos el centro de estas modifica-
una fase de aumento irreversible de las rcservas de oro acufiado. ciones fi scales. Las reducciones ponderales de comienzos del siglo 1v coin-
Al tiempo que amonedaba oro, Constantino exigfa oro. En los afios que cidieron con las gue rras civiles y la necesidad de sum inistros militares.
siguieron a la crcaci6n del solidus y a las primeras grandes acufiaciones, Pero la principal modificacion de l sistema monetario (la creacion del
Constantino tomo varias iniciativas para lograr que el oro amonedado vol- sueldo y la generalizacion de su uso) fue consec uencia de las guerras, que
viera a las arcas de l Estado. Confisco todas las rentas de las ciudades, o par- transformaron la organi zaci6n de los ejércitos imperia les. Ya no habfa dis-
te de e llas, e n benefic io del fisco. A los tradicionales impuestos pagados en tincion entre los ejércitos de l comitatus y los de las regiones fronterizas.
oro (como el oro coronario) afiadio unas tasas nuevas pagadas especffica- Las numerosas guerras c ivi les obligaron a los emperadores a retirar tropas
mente en oro. Fue e l caso de las tasas que gravaban a los senadores y de las de las fronteras para formar contingentes que les acompafiaran en sus lu-
tasas en oro y plata pagadas por los comcrciantes. El impuesto sobre los co- chas o en sus incursiones e n territori o enemigo. Los cmperadores occiden-
merciantes, que sin duda fue creado a l mismo tie mpo que e l impuesto sobre tales retiraban tropas de l limes y del Rin, mientras que los de Oriente Io ha-
los senadores, se recaudo desde 3 14, es decir, menos de cinco afios después cfan de los fre ntes persa y danubiano. Estas guerras fucron tan frecuentcs
176 CRISIS E INFLACIÔN LA MONEDA Y LA EVOLUCIÔN SOCIAL 177

que afectaron profundame nle a los conceptos militares: guerras enlre Cons- n·olladas por Constantino, de todos los funcionarios y administradores, se ge-
tantino y Majencio en 307, luego en 312; guerra de Constantino contra Li- neraliz6 la circulaci6n del oro, por medio de los donativos o los impuestos.
cinio e n 3 16 y luego en 324. En cada ocasi6n e l emperador reunfa y diri- Parece que en un primer momento fue el ej ército el principal medio de
gfa los ejércitos. difusi6n del oro, pero luego la captaci6n de las reservas monetarias de Orien-
Este desarrollo del ejército del comitatus e n detrimento del de las fron- te y las medidas fi scales permitieron el desarrollo de una nueva circulaci6n
teras llevaba el embri6n de las profundas modificaciones del sistema de re- «civil» del oro, de la que se podrfa hacer el siguiente esquema:
tribuci6n de los ejércitos. El sistema anonario respondfa a la noci6n de ejér-
citos estables, que se nutrfan de la producci6n local. Cuando los ejércitos .~-----emperador ------.+

empezaron a desplazarse por todo el imperio con ocasi6n de guerras tan re-
pentinas como importantes, la intendencia ya no necesitaba suministros de ejército - --recaudaci6n - - - - civiles
productos cuya entrega estaba fijada para un momento dado, e n un lugar de-
terminado, desde mucho Liempo antes, sino que necesitaba liquidez para po- ciud!des t ciu!ades
der comprar sobre el terreno o en las proximidades los géneros locales ne-
2.3. El apogeo del sistema (364-406)
cesarios para el suste nta del ejército. De nada le servfa al ejército galo tener
trigo en Tréveris, cuando luchaba en Macedonia ... De modo que los empe- La estabilizaci6n de las acufiaciones monetarias y el freno a la inflaci6n
radores se inclinaron por los impuestos pagaderos en efectivo, y relegaron
los que se pagaban en especie. La moneda mas uti lizada en el imperio, y la La reforma de la amonedaci6n de 368 modific6 la Jey y el peso de los
unica que no perdfa poder liberatorio, era la de oro, de modo que la fiscali- sueldos, introduciendo unas marcas especiales en las monedas. Esta trans-
dad se decidi6 por el oro. formaci6n se situaba en un marco mucho mas ampli o de reformas de la amo-
nedaci6n. Las emisiones de oro empezaron a disminuir, se tomaron medidas
El papel de la evoluci6n administrativa para limitar las variaciones ponderales de los sueldos y se intensific6 la ve-
rificaci6n de las monedas en circulaci6n, todo Io cual era sefial de que el con-
Constantino separ6 las funciones administrativas de las militares. Este trai estatal se habfa reforzado.
desdoblamiento fue resaltado a menudo por los historiadores como sefial de El oro jug6 un pape! cada vez mas importante. En el C6digo Teodosiano
prodigalidad. Es cierto que Constantino multiplic6 las funciones civiles. De las multas se fijaban cada vez con mas frecuencia en oro. Apenas se hacfan
hecho, facilit6 la creaci6n de una nueva clase, o por Io menas de un «orden» ya emisiones de medallones, multiplos del sueldo, Io que sin duda refleja la
de servidores del Estado. penetraci6n de la moneda de oro en los intercambios, con una disminuci6n de
En numerosos documentos queda reflejada la importante riqueza de las su funci6n de reserva de valor. A finales del siglo IV Maximo cre6 el tremis,
clases mas elevadas del imperio. En realidad, en el Baj o Imperia hubo gran- un tercio de sueldo, que se insertaba mejor en el sistema monetario (valfa 1/3
des fortunas que se esfumaron, mientras otras crecieron con gran rapidez. Un de sueldo, mientras que la moneda de 1,5 escrupulos valfa 1/2,67). Las acu-
importante numero de ricos personajes mejoraron su situaci6n. Los antiguos fiaciones cada vez mas frecuentes de esta moneda pequefia contribuyeron a
6rdenes (senatorial y ecuestre) habfan aume ntado su poder y riqueza durante generalizar el uso del oro.
la crisis del siglo 111. El momento crucial de esta evoluci6n fue el reinado de Las emisiones de plata, que se habfan reanudado durante el reinado de
Constantino. Los antiguos caballeros se habian pasado en masa al orden se- Constancio II, prosiguieron a un ritmo mucha mas moderado. De todos mo-
natorial, que engros6 sus filas con la llegada de la burguesfa municipal y la dos parece que la proporci6n de monedas de plata disminuy6 a partir del ter-
creaci6n, en esta época, del Senado de Constantinopla. Durante el reinado de cer cuarto del siglo IV, sin duda en relaci6n con el auge de las monedas de
Juliana hubo cierta estabilidad social. S61o la aristocracia romana ocupaba re- oro y la creaci6n de la moneda pequefia de oro, que podfa sustituir a ciertas
gularmente sus escafios en el Senado, mientras que los arist6cratas que vivfan monedas de plata. Aunque se puede constatar una pérdida de importancia de
en las grandes ciudades del imperio se quedaban a vigilar sus dominios. la plata en las acufiaciones monetarias, esta no significa que desapareciera.
La opini6n del an6nimo de De rebus bellicis, quien afirma que Constan- Fue atesorada en forma de objetos de orfebrerfa o simples trozos de metal.
tino habfa organizado e l enriquecimiento de sus allegados, esta confirmada Esta pérdida de importancia de la plata dej6 a los dos metales principales, el
por estas datas. oro y el bronce, frente a frente. La escasez de la plata respondfa al deseo de
Alrededor del emperador habfa una serie de personajes que debfan su for- asentar el sistema monetario y social en un sistema dicot6mico. Esta nueva
tuna a la ad ministraci6n. Al igual que los militares, recibfan donativos irnpe- desaparici6n de la plata monetaria no hacfa mas que reproducir el fen6meno
riales. A través de ellos, a través de las numerosas instancias creadas o desa- que hemos puesto en evidencia al hablar de las emisiones del siglo m.

12. - DEPEYROT
178 CRISIS E INFLACIÔN LA MONEDA Y LA EVOLUCIÔN SOCIAL 179

Las amonedaciones de bronce no volvieron a tener e l importante pape[ El mantenimiento de los tipos oficiales de interés en los préstamos.
que les habfa correspondido durante el reinado de Constantino, y luego el de Los tipos conocidos correspondientes a la segunda mitad de l siglo IV y sobre
Constancio II. Se fueron reduciendo, salvo con motivo de acontecimientos todo al siglo v se cefHan siempre a l tipo legal tradicional del l por 100 men-
militares, como e l paso de los ej ércitos de Valentiniano I por las cercanfas de suai. La falta de un alza subita de los tipos como la que se observa en la pri-
Siscia en 375. mera mitad del siglo 1v Io confirma.
Con la reforma monetaria de 367-368 se fren6 casi por completo la in- - La falta de acui'iaciones monetarias de imitaci6n, seiial de que no
fl aci6n. Los precios aumentaron a un ritmo muy débil, ta l vez del orden de hubo penuria.
un 3 por 1OO anual. Este descenso de la producci6n monetaria y de los precios no fue ningun
Este cambio se debfa a varias causas: inconveniente serio para la economfa monetaria del imperio. Suponfa un
- E l cese de las grandes guerras civiles, que habfan supuesto fuertes gas- punto de eq uilibr io y una situaci6n nueva, pero sin duda deseada.
tos para el imperio. Las usurpaciones de Procopio, Maximo y Eugenio no tu-
vieron la amplitud de los grandes conflictos que habfan movilizado a Oriente
contra Occidente, como las guerras entre Licinio y Constantino. Este cese de 2.4. Crisis y rupturas
las guerras también reducfa las oportunidades de enriquecimiento relaciona-
das con la toma del poder de un clan. Ademas parece que después de 364 las El impacta de las invasiones
luchas de clanes fueron menos importantes que las que se saldaron con la eli-
minaci6n de la familia de Constantino. Las incursiones de los barbaros en los aiios 375-430 desorganizaron la
- Una modificaci6n de la naturaleza de los donativos entregados a Ios estructura dominical latifundista. No es que desaparecieran los dominios, ni
servidores del imperio. El auge del oro hacfa que los donativos tradicionales siquiera las pequei'ias explotaciones, ni tampoco los pequeiios campesinos
fueran menos atracti vos, inc luso cuando eran superiores a 5 sue ldos de oro. libres.
Las recompe nsas también podfan consistir en puestos administrativos clave, Los barbaros, en muchos casos, se contentaron con instalarse en los do-
pues no hay que olvidar que e l poder administrati vo era un caudal de ganan- minios que habfan quedado libres por la partida de los romanos, sin modifi-
cias mas o menos licitas. Los frecuentes casos de represi6n de fraudes o las car su estructura econ6rnica. Los barbaros se integraron en el mundo romano
numerosas acusaciones vertidas contra los emperadores a fi na les del siglo 1v sin establecer nuevas clases entre las antiguas. Desde el inicio de la decaden-
denotan la existencia de estos incenti vos, a l igual que la generalizaci6n de cia surgi6 una sociedad feudal con un gran desarrollo de los dominios autar-
donati vos de tierras o de privilegios, como las exenciones de impuestos, que quicos, Io cual facilité su desvinculaci6n del Estado. Las grandes estructuras
se concedieron a todos los allegados de la corte. estatales se hundieron sin provocar una crisis econ6mica. Sin embargo, la
- La esclerosis del sistema de castas, que creaba barreras entre los ri- condici6n de los colonos se parecfa a la de los siervos o los esclavos.
cos y los pobres y estabilizaba la sociedad, impidiendo cualquier renovaci6n. La economfa monetaria segufa en regresi6n. En Occidente casi no se
Era mas facil enriquecerse ocupando un puesto en la administrac i6n o con las acufiaban ya monedas de bronce, y solo hubo unas pequeiias acuiiaciones
alianzas matrimoniales, que comprando tierras. de monedas de plata. En algu nas regiones, como e n Africa, los vandalos no
- La existencia de importantes reservas monetarias de oro y plata, que realizaron ninguna acui'iaci6n de oro y se repartieron las tierras de los ro-
sin duda podfan s ubvenir en parte las necesidades inmediatas del imperio. manos ricos liberando las de impuestos. E n Galia perduraron los impuestos
Si esta disminuci6n de las emisiones monetarias hubiera planteado pro- romanos, Io mismo que las acuiiaciones de oro, pero a una escala muy re-
blemas econ6micos al imperio, habrfa provocado ciertas reacciones que re- ducida.
tlej arfan la falta de moneda. La escasez de monedas se notarfa en un mayor Pese a todo, los bàrbaros acumularon enormes tesoros gracias a los pi-
desgaste de las mismas, seiial de una aceleraci6n de la velocidad de circula- ll ajes y botines. E l tesoro de Atila, capturado por los bizantinos, se fundi6
c i6n. Pero no fue asf, lo cual demuestra que quienes manejaban monedas de para pagar las guerras contra los vandalos. el de los vandalos fue traslada-
oro no aumentaron la veloc idad de c irculaci6n de la moneda. Se podrfa ob- do a Bizancio por Belisario, el de los visigodos fue capturado por Teodori-
jetar que esta falta de aurnento del desgaste podrfa estar relacionada con el co. Los barbaros eran enormes maquinas de atesorar. Durante decenios ha-
descenso de la poblaci6n. No somos partidarios de esta hip6tesis, que no tie- bfan estado amasando grandes cantidades de oro, tomadas en sus saqueos
ne en cuenta un posible aume nto de la productividad de las tierras en un sis- o cobradas como rescate. Habfan obligado a las iglesias a fundir sus vasos
tema latifundista. preciosos para rescatar a los prisioneros, y habfan provocado un amplio
Dos hechos nos permiten afirmar que el descenso de la producci6n de oro desatesoramiento en su beneficio. Pero estas masas de metales no volvie-
no plante6 ningun problema econ6mico di gno de destacar: ron al mercado.
180 CRISIS E INFLACIÔN L A MONEDA Y LA EVOLUCIÔN SOCIAL 181

La destrucci6n causada por las invasiones e n el sistema de comunicacio- pietarios, coma antaiio, trataban de conservar u.n.a f uerza de ma no de obra
nes y en las ciudades impidieron el normal dcsarrollo del comercio. Los do- disponible en sus tierras para asegurar su rentab1ltdad.
minios ocupados por los bârbaros evolucionaban hacia unas estruc turas sin Desde esta perspectiva, la desaparici6n de «arnonedaciones interrnedias»
comercio organizado. Al hundi rse la autoridad romana, la lglesia latifundis- como las monedas de plata o las monedas de bronce de. alto poder liberato-
ta y los barbaros latifundi stas quedaron cara a cara. El sistema monctario dio rio favoreci6 la dicotomfa social y la divisi6n de la sociedad entre los muy
paso a un sistema de trueque cle ntro del domini o o en sus Ifmites, salvo cuan- ri cos y los muy pobres. Este fen6meno fue reseiiado en la década de 360 por
do la producci6n era especializacla. el an6nimo del De rebus bellicis, quien relaciona el enriquecimiento de los
Mientras Occidente se e ncaminaba hacia la Edad Media, en Oriente las mas acaudalados y el e mpobrecimiento de los mas humildes con la intro-
estructuras monetarias resistfan mejor. El motivo, sin duda, era la resistencia ducci6n del oro en los intercambios mas modestos.
de las ciudades que habfan evitado las incursiones barbaras. La economfa
monetaria sobrevivfa en mejores condiciones. El pape/ de la i11jlaci611 en la evoluci6n social

La in0aci6n tenfa un papel importante en este mecanismo de divisi6n so-


3. LA EVOLUCIÔN SOCIAL cial. La producci6n de oro aument6 durante todo el reinado de Constantino
y durante los aiios siguientes. Para facilitar la producci6n monetaria, cuando
3.1. Del siglo If/ a los Valentinianos ya se habfan modificado las car.acterfsticas d~ .los cosp~les~ seguram~nte se
estandarizaron los tipos monetanos para perm1t1r la fabncac16n en sene y sa-
La transformaci6n del sistema monetario y fiscal tu vo sus consecuencias car mas provecho a los cuiios. Estas amonedaciones de oro se difundfan so-
en la sociedad, y viceversa. La obligaci6n de pagar los impuestos en oro y bre todo a través de los donativos impcriales, que podfan ser donativos a las
la refundici6n de estas monedas en lingotes exclufan a una parte de la po- tropas o a los civiles.
blaci6n del libre pago de impuestos. Esta parte de la poblaci6n tenfa que re- La importancia de las guerras civiles facilit6 una primera fase de donati-
currir a intermediarios para poder pagar sus impuestos. Durante las prime- vos en los aiios 3 10-320, y luego, con el desarrollo de las funciones civiles
ras décadas del siglo 1v las emisiones monetarias de plata sirvieron durante durante e l reinado de Constantino, otras personas pudieron beneficiarse de
algun tiempo de «amonedaci6n intermedia» entre el bronce pequeiio y el las liberalidades imperiales.
oro de gran valor. La desaparici6n de las especies intermedias dej6 a las mo- La fase de alza de los precios que antes hemos seiialado, situandola en-
nedas valiosas e nfrentadas a las mas pobres. Las monedas de oro mas pe- tre el final del siglo 111 y 367-368, correspondfa a una fase de aumento de la
queiias equi valfan a un peso de 1,5 escrupu los, a 1/2,67 de sueldo ( 1,7 1 g), circulaci6n de la moneda de oro, que se difundfa e n la sociedad a través de
aproximadamente 75 kg de trigo (calculado a raz6n de 30 modii de trigo por los privilegiados y los medios allegados al emperador. La llegada de oro en
sueldo, o sea 270 litros por sueldo, o 203 kg). Este peso de trigo, unos 11 abundancia a una sociedad en la que este metal estaba mal repartido sirvi6
modii, necesitaba una superficie de culti va de media yugada (calculada a ra- para aume ntar los recursos financieros de unos pocos (los beneficiarios de
z6n de una simiente de 8 modii por yugada, o 288 litros por hectarea, con los donativos) en perjuicio de los que no posefan oro. Este poder de compra
un rendimie nto de 1 a 5, Io que da 1.440 litros cosechados, que menas la se- potencial era mayor cuan to mayor fuera la distinci6n entre los poseedores de
milla siguiente se quedan en l .152 litros por hectarea. Por Io tanto podemos cantidades de oro y los que no Io poselan.
calcular una superficie de li 10 de hectârea, aproximadamente media yuga- Durante los aiios en que la subida fue mas fuerte, los beneficiarios de las
da). Teniendo en cuenta las cantidades que se conservaban para asegurar el tiberalidades imperiales pudieron adquirir facilmente bie nes rakes, cuyo va-
autoconsumo, la mayorfa de los pequeiios propietarios no ganaban Io sufi - lor aumentaba en funci6n de la evoluci6n de las emisiones de oro. A igual-
ciente como para ahorrar una moneda de oro de las mas pequeiias. dad de superficie agrlcola, la penetraci6n en la economfa de m~sas de .oro
La combinaci6n de este predominio del oro con el sistema de reparto de que servfan de valor de refercncia provocaba un alza de los prec1os destma-
los impuestos basado en los catastros llev6 a una distinci6n entre los posee- da a compensar el aumento de la masa monetaria de oro. Los cambistas te-
dores de monedas de oro, que podfan pagar sus impuestos, y los pequeiios nfan un papel crucial en la elaboraci6n de los precios. Esta inflaci6n rela-
propietarios o los no propietarios, incapaces de ahorrar oro. Lo normal, pues. cionada con un aumento de las masas amoncdadas repercutfa en los otros
era que estas ultimos se colocaran bajo la protecci6n de un propietario lati- géneros y productos. En realidad, mas que hablar de aumento de los precios,
fundista que les garantizaba el cumplimiento de sus obli gaciones fiscales. deberfamos hablar de disminuci6n del valor de la unidad de cuenta.
Este sistema favoreci6 el desarrollo del colonato, cuyas caracterfsticas La diferencia entre e l valor del metal amarillo y el precio de los produc-
administrativas estaban contenidas en las reformas de Diocleciano. Los pro- tos que se podfan recibir a cambio del metal amarillo bastaba para que los in-
182 CRISIS E INFLACIÔN Li\ MONED/\ y LA 1-;voLUC IÔN SOCIAL 183

termediarios entre los pequefios campesinos y el Estado obtuvieran un am- Mas ventajoso que la esclavi tud, cuya realidad diaria quiza hubiera mejo-
plio margen. Para que ex istiera este benefic io se tenfan que cumplir estas rado un poco desdc el siglo 111, cl colonato establecfa vfncu los entre individuos
condiciones: por las deudas, y estas relacioncs se podfan prolongar durantc gencraciones.
- La sociedad tenfa que cstar ampliamcnte monetari zada. E n e l siglo 1v Era mas ventajoso que la esclavi tud porque c l colono tenfa csperanzas de sa-
Io estaba. La multiplicaci6n de los controles metrol6gicos y la instauraci6n lir de esa condici6n. Por otra parle, como Io princ ipal era el vfnculo entre cl
de los zygostates pone en evidcncia la importancia de la moneda en las ulti- colono y la tierra, la ausencia de l lerrateniente no afectaba al colonato. El co-
?1as décadas del imperio, y sobre todo el cuidado con que c l Estado Jograba tono, sujeto a la ticrra, debfa obedecer al reprcscntantc del terratenicnte. Ade-
1mponer sus normas en materia metro16gica. mas, y sobre todo, este vfnculo colonat cra mas tolerable moralmente para los
- Los productos se tenfan que valorar sobre todo en unidadcs de cuen- terratenientcs que e l esclavista, aunque en tiempo de Constantino a(m habfa
ta, Io cua l ocurri6 duranle Loda la fase de al za, y no en moneda ffsica (o en esclavos. La lglesia, por cjemplo, pudo poseer tierras habitadas por colonos,
oro), ya que esta evaluac i6n dcsembocaba en un mccanismo de indexaci6n rnientras que el vfnculo de hombre a hombre exigido por el esclavismo le re-
que llegaba a impedir cualquicr posibilidad de subida gencra l de los precios. sultaba mas diffci l de justificar. Por ultimo, esta condici6n, por Io menos al
D~r~nte este pcrfodo. los precios subicron en unidades de cuenta. Segun Te- principio, le garanti zaba al colono c iertos derechos, como el de seguir en su
m1st10, durante cl re tnado de Constanc io Il los impuestos se multiplicaron tierra y e l de apelar al jucz si el amo trataba de aumentarle las tasas, Io que
por dos, Io cual indica que tanto los impuestos como los precios se valora- implicaba la colaboraci6n del colono, que participaba asf en cl desarrollo y cl
ban en unidades de cuenta. mantenim iento de su propia situaci6n.
- Los precios oficiales se tenfan que generalizar e n amplios sectores de En efccto, es posiblc que a principios del siglo IV la condici6n de colono
la producci6n, una especie de precios de requisa que limitaban el mercado li- fuera bastante flexible, sobre todo si tcnemos en c uenla las desgravaciones
bre y daban mas peso al «sobrcvalor» de la moneda de oro en el momento fiscales (no pagaban e l crisargiro), Io que da a entender que los colonos po-
del pago del impuesto. dfan comcrc ializar parte de sus cosechas. En rea lidad, durante el siglo v la
Este sistema de enriquecim iento de los propietarios de oro era una sutil condici6n de los colonos se hi70 cada vez mas parecida a la de los esclavos,
combinaci6n de transferencia de riquezas a través de mecanismos monetarios sobre todo c uando la economfa empez6 a desmonetari zarse.
propios de civilizaciones basadas en la posesi6n de capita les, pero matizado El sistema del colonato arrancaba de las reformas fiscales y territoriales
por mecanismos basados en la propiedad de hombres que pagaban en cor- de Diocleciano, y cstaba ideado sobre todo para evitar desplazamientos de
veas, un mecanismo que es mas propio de sociedades fe udales. Podemos poblaci6n y conservar la capacidad de producci6n agrfcola. Se puso en prac-
considerar, pues, que la sociedad del Bajo Imperio era una sociedad feudo- tica coincidiendo con e l inic io de la fase de inlroducci6n del oro en la eco-
capitalista. nomfa, y se impuso en las estructuras sociales agrfcolas cuando el oro fue el
En este siste ma las deudas jugaban un pape] primordial, pues eran el ele- elemento dom inante en los intercambi os. Su desarro llo se relaciona con la
n:ento motor de la disgregaci6n social. Por este motivo los Padres, al princi- escasez de mano de obra y el deseo de vincular el campesino a la tierra.
p10, condenaron el pape! de los préstamos en la vida econ6mica de l siglo 1v. El sistema del colonato no sustituy6 a la esclavitud. É I mismo era una
La importancia de la legislaci6n ded icada a las deudas o a los mecanismos evoluci6n del sistema esclavista, ya que reproducfa la esencia misma de di-
de e mbargo, y los ejemplos de rcducc i6n a la esclavitud o de venta de nifios cho s istema: la conservaci6n y explotaci6n de una fuerza de trabajo. No obs-
dan t:e de su im portancia e~on6mica. En realidad, aparte de algunos ejemplo~ tante, a diferencia del esclavo, que era m6vil (podfa ser desplazado de un lu-
relac1onados con la esclav1tud, la deuda era e l medio particul ar de esclaviza- gar a otro), el colono estaba fijado a su tierra. El colonato se desarroll6, pues,
ci6n de los pequefios propietarios y braceros en un contexto de inflaci6n. en funci6n del desarro llo del caracter rural de la sociedad, ya que parece que
~i al~uno d~ e llos no p~dfa pagar sus impuestos o sus deudas, e l gran la esclavitud del Bajo Imperio fue sobre todo un fen6meno urbano (véasc c l
prop1etano pod1a prestarle drnero, pero se quedaba a cambio con los bienes capftulo dedicado a las nuevas clases sociales). El colono del Bajo lmperio
como fianza. Salviano analiz6 con especial acierto este mecanismo. Frente ai era, sin duda, el antepasado de l siervo medicval, au nque la forma rcal de la
latifundista, al pequefio campesino no le quedaba mas salida que endeudarse servidumbre todavfa estaba en ciernes. Su dcsarrollo estaba en funci6n de
y convertirse en colono. la disgregaci6n de l sistema urbano romano, y al margen de él. Cuando en
e l siglo v las estructuras urbanas occidentales (y cstatales) desaparecieron,
El desarrollo del colonato y la eliminaci611 de los marginados o por Io menos se redujeron, esto fac ilit6 e l surgimiento de las villae y el
colonato, o fue su consecue nc ia.
En el Bajo Imperio, mientras todavfa se toleraba y existfa la esclavitud, El sistema de l colonato era incompatible con la existenc ia de marginados,
la condici6n del colonato era la novedad mas importante del momcnto. pobrcs o sin techo. El sistema de Dioc leciano, caracte rizado por los registros
184 CRISIS E INFLACIÔN LA MONEDA Y LA EVOLUCIÔN SOCIAi 185

y el inventario de los recursos, no admitfa que hubiera personas con libenad Dado que el latifundista posefa varias dominios en di stintos Jugares del
de movimientos. Ya he mos hablado en capftulos anteriores de los grandes es- irnpcrio, soportaba mejor los avatares climâticos o l~c.alcs qu~ los. campc-
fuerzos que se realizaron para asentar a las poblaciones n6madas y mantener ·nos locales, quienes estaban a merce<l de las cond1c1oncs cltmat1cas. De
en cl lugar a las personas registra<las, tanto al hablar de los sistemas de re-
SI
rnodo que podfa hacerse cargo de pequefios campesmos .
en d'f'
1 1cultades, con-
caudaci6n fisca l, como del colonato. Los pobres sin domici lio eran persegui- virtiéndolos en colonos.
dos sistematicamente: El sistema latifundista o multilatifundista no tenfa como finalidad mono-
polizar el cultiva de la ti.erra. Toleraba la existe~~ia de las pequefias propie-
Quedaban s61o los mendigos de los que nada se podfa reclamar: la indi- dades, que unas veces g1raban en torno al dom1mo y otras completaban las
gencia y la desgracia los protegfa de cualqu ier atropello. Al menos, este hom- producciones ~rincipales. A lg~ nas de las gra.ndes propied~de~ se especializ,~­
bre misericordioso se compadeci6 de ellos, de s uerte que no les faltase nada: ban en determtnadas producc1ones, como tngo para el eJérc1to o ganadena.
mand6 reunirlos a todos, embarcarlos y arrojarlos al mar. jQué humanitarismo Corno los latifundistas mas ricos eran también los personajes mas pode-
c l de este hombre [Galerio] que procur6 que durantc su reinado no hubiese nin- rosos del imperio, se produjo una concentraci6n de fortunas. En las curias los
gun pobre! De este modo, al tomar mcdidas para que nadic c ludicsc el censo curiales mas pobres tenfan que soportar las cargas mas pesadas.
simulando ser un mendigo, asesin6 contra todo derecho a una muchedumbrc
de auténticos mcndi gos (Lactancio, Sobre la 11111erte .. ., 23),
El comercio
para ser instalados en las zonas desiertas. En varias ocasiones los emper~do­ El principio de la cconomfa Jatifundista y el del comercio estaban en polos
res dieron muestras de esta actitud represiva con los pobres y les expulsaron, opuestos: e l primera s6lo podfa tender a la autarqufa o al mer~ado .regulado.
como en 382 en Roma. En cambio, en algunas ciudades el Estado tenfa una Las unicas actividades comerciales que quedaron exentas del cnsarg1ro fueron
actitud paternalista con algunos privilegiados, que gozaban de donativos al i- las que se ejercfan en el interior del dominio. En cambio, se promulgaron nu-
mentarios. Vemos, pues, que e l Estado podfa ser a la vez paternalista y re- merosas Jeyes para limitar el transporte de monedas, elemento indispensable de
presivo. toda actividad comercial en el exterior del dominio. No obstante, perduraba un
comercio a gran escala (por ejemplo: anforas, aceite, sigillata clara africana).
También podemos suponer que los géneros producidos en abundancia en los
3.2. De los Valentinianos al final del Bajo lmperio dorninios se podfan comercializar.
De hecho, habfa varios niveles de comercio que coexistfan con mayor o
El dominio eminente menor dificultad. Se mantenfa un comerc io de alto nivel, de productos en
grandes cantidades u objetos particularmente valiosos. S6lo el pequefio co-
Esta segunda mitad del siglo 1v fue la del apogeo del sistema dominical. rnercio y las actividades artesanales eran objeto de restricciones. Pero se to-
El sistema latifundista no se basaba en la posesi6n de un vasto dominio, leraban dentro de l marco del dominio.
sino mas bien en la de numerosas propiedades desperdigadas por el territorio La economfa Jatifundista cvolucionaba hacia un conjunto coherente que,
del imperio. Su caracterfstica no era tanto la inmensa extension de un solo do- con la ayuda de estfmulos fi scales, agrupaba todas las actividades necesarias
minio en e l que vivfa el propietario, como la multiplicaci6n de dominios, don- para una vida autarquica. A l mismo tiempo, unas limitaciones fiscales y ju-
de éste no residfa de forma exclusiva. Estas propiedades le proporcionaban rfd icas trataban de moderar el comercio en e l exterior del dominio.
unas rentas que cobraba en nombre de un derec ho de propiedad directa, o en
virtud de una situaci6n jurfdica por la que unos ocupantes, parcialmente pro-
pietarios en el piano jurfdico (los colonos), se comprometfan a pagarle parte 4. L A EYOJ UCIÔN ECLESJÂSTICA
de los recursos obtenidos con su trabajo. El latifundista, al margen del domi-
nio que le pertenecfa personalmente, posefa un dominio «eminente». 4.1. La Iglesia, garant[a de la evoluci6n
Durante la segunda mitad del siglo Ios propietarios multilatifundistas
practicaron la autopragia, es decir, la facu ltad de percibir impuestos sobre sus La Iglesia, conve1tida en estructura legal y luego rapidamente en una se-
colonos y campesinos y pagarlos al Estado. El latifundista se convirti6 asf en miestructura estatal, no podfa asistir a la aparici6n de un nuevo modo de ex-
el unico intermed iari o de los colonos. Este sistema reforzaba e l vfnculo en- plotaci6n de los suelos, de una nueva estructura social, sin tomar posici6n.
tre la tierra y los campesinos, convertidos en perpetuos deudores de su pro- Después de una primera generaci6n de Padres que habfan conocidos las
pietario, que recun-fa a é l para la cxplotaci6n de su dominio. pe rsecuciones y la vida clandcstina, los Padres de la lg lesia legal, colma-
186 CR ISIS E INFL/\CIÔN LA MONEDA Y L/\ EVOLUCIÔN SOC IAL 187

dos de honores y ventajas, solfan pertenecer a la clase mas acomodada de de Ambrosio, como Nabot y Tobias, que s~gun. los aut?res esta comprendida
la soc iedad romana. In struidos, refin ados hombres de letras, Lados e llos tc- tre 375 y la década de 390, sus obras se msp1raron dircclamente en la evo
nfan vfnculos familiares con las allas estructuras estalales o administrativas ~~ci6n econ6mica y social que debi6 terminar,en 367-3?8, pero cuyos. efec-
del imperio. Basilio de Cesarea habfa nacido en el seno de una rica fami- s sociales se prolongaron un poco mas, segun las reg1ones. Ambros10 de-
lia, y su padre era uno de los ret6ricos de Neocesarea de l Ponta. De sus to ncia el enriquccimiento especu lativo propio de los aiios de fuerte subida
diez hijos, varias fueron famosos c ristianos: Basilio, Gregorio de Nisa y nu los precios. Podrfamos caractcnzar
de · esta f ase d e 1os cscntos
· , ·
patnst1cos
Pedro de Sebaste; s u hija Macrina la Joven fue un mode la de vida ascética. coma una fase reivindicativa:
Basilio frecuent6 las escuelas de Constantinopla y Atenas, donde coincidi6 Las posiciones agusti nianas y postagustinianas todavfa conservan estas
con Gregorio Nacianceno, hijo de una familia aristocratica de Capadocia. crfticas contra los ricos malvados, pcro el tema de la Providencia predomina
Lo mis mo ocurrfa con Juan Cris6stomo, que venfa de una familia acomo- en todo el anali sis agustiniano.
dada de Antioqufa. Los Padres occidentales también procedfan de linajes - La divisi6n del mundo entre ricos y pobres era el fruto de la volun-
parecidos: Ambrosio de Mi lan era hijo de un administrador de Tréveris, y tad di vina y toclos clebfan accptarla, y los malos ricos s61o cstaban ahf para
el mas famoso de todos e llos, Agustfn, naci6 en Tagaste en c l seno de una poder ganar c l cic lo en mej.ores cond ic i one~. Ag~1s~f~ rccha~6 todas las crfli-
fami lia de pequefios funcionarios locales. cas populistas de los pelag1anos y consagro la d1 v1s16n social coma. resulta-
A Io largo de su vida estas Padres frccuentaron las grandes ciudades de l do de la voluntad divina. C ualquier rebe li6n s6lo podfa ser una rebelt6n con-
imperio, las mas a ltas esferas de l Estado, mantuvieron estrechas relaciones tra Dios, y e l deber de la lglesia era ayudar al imperio a reprimirla, por el
con los administradores regional cs, c incluso con e l e mpcrador. Los Padres bien de los rebeldes. La libertad social que predicaba Pelagio, quien reivin-
mas importantes estaban totalmenle integrados en la clase dirigente y domi- dicaba la libertad y la responsabi lidad humana, y por tanto el libre albedrfo,
nante de la sociedad del Bajo Imperia, Io que sin duda les permiti6 influir en rechazando el pecado original y la noc i6n de predestinaci6n y herencia, ya
las decisiones imperiales. Esta imporlanc ia moral de su actividad los con- fuera espiritual o temporal, fuc uno de los blancos prcfcridos de Agustfn ,
vertfa también en portavoces de la c lase dirigente y dominante de la socie- quien consideraba que la Iglesia podfa ser la vfa de s~lvaci6n d~ los homb.res.
dad romana. Agustfn también polemiz6 agriamente con los ma111qucos, qu1enes cons1de-
La lectura de los escritos de los Padres no debe ser (111icamente una lec- raban que las riquezas eran malas por csencia.
tura de escritos teol6gicos, hagiogrâficos, dogmaticos o fi los6ficos, sino - La moneda y la acti vidad monetaria fueron condcnadas sin paliativos .
también una lectu ra de obras escritas por actores y espectadores de una evo- Uno de los temas mas frecuentes era e l de la donaci6n de dinera, donaci6n
luci6n econ6mica y social a la que contribu yeron, creando un orden moral de los 6bolos de la viuda, entrega de monedas de plata o de oro a la Iglesia,
basado e n la utili zaci6n y la repetic i6n de anécdotas extrafdas de las Esc ri - que trataba de limitar el papel econ6mico de la moneda. La limitaci6n de los
turas, que comentaban hasta la saciedad en tratados y sermones. intercambios era una de las claves de la estabilidad social, puesto que impe-
Surgidos de Jas clases superiores de la sociedad romana, eran sus repre- dfa cualquier posibilidad de enriquecimiento por e l comercio. En este senti-
sentantes y su garantfa moral. El mas famoso de todos los Padres fue Agus- do, la Iglesia condenaba todas las formas de préstamo y usura, Io que lai vez
tfn, y su obra la mas comentada. Su influe ncia fue predominante en los si- estuviera justificado, pero impedfa las inversiones, y por e llo cualquier posi-
glos de la Edad Media, por Io menas hasta la divulgaci6n de l tomismo y la bilidad de crcar nuevas riquezas. Si e l oro y la plata no cran entregados a la
Reforma. E sta importancia se debfa, sobre todo, ademas de a sus especiales Iglesia, debfan ser inmovilizados . Al negarse a aceptar el pape) de la mone-
dotes intelectuales, al hecho de que vivi6 en el preciso momento en que el da o tratar de limitarl o al maxima, la Iglesia entorpccfa la evoluci6n social,
sistema domin ical y latifundista llegaba a su apogeo, e n que fre nte a los ata- petrificando las estructuras sociales y afianzando e l dominio de Jas riquezas
ques de las herej fas africanas la Igles ia opt6 por unir su s ue1te a la del Esta- territoriales, que cran los signas de las clases dominantes. Las restantes acti-
do, y en que las invasiones dieron vigencia a las teorfas providenc ia listas y vidades comerciales quedaban al margen de la estructura fe udoeclesiastica
a los temas de la Ig lesia, como e l de la fe licidad en e l mas all a frente a las (concretamente en manas de los judfos, y la Ig lesia re lacionaba el dinera con
desgracias del presente, temas destinados a fundar las grandes ideologfas feu- Judas). El concepto de diezmo apareci6 muy pronto, pero s6lo se desarroll6
dales. Tan importante fue el papel de Agustfn que las teorfas eclesiasticas se en e l siglo v occidental, cuando la importancia de la moneda de bronce era
podrfan c las ificar en pre y postagustinianas. mucha menor.
Las posiciones preagustinianas estan rcpresentadas sobre todo por Am- S i Agustfn justificaba la evoluci6n ccon6mica del momento era e n parte
brosio de Milan. Corno hemos visto, giraban en torno al tcma de la necesa- porque la Iglesia habfa adquirido en varias décadas una fortuna territorial que
ria caridad y la necesaria redistribuci6n de los bienes, de los que los hombres la situaba incvitablemente dentro del grupo de los latifundistas, y confundfa
s61o eran usufructuarios. Sea cual sea la fecha real de redacci6n de las obras los intereses de ambos .

..
188 CR ISIS E INFLACIÔN LA MONEDA Y LA EVOLUCIÔN SOCIAL 189

En efecto, con la apologfa de las donaciones la Iglesia recibi6 numerosos teorfa se formul6 a mediados del siglo 1v: «No nos enorgullecemos de una ri-
bienes de orfgenes diversos, por Io general con el pretexto de repartirlos en- ueza a la que, por ser effmera, nuestra ley no nos permite apegarnos; no cal-
tre los pobres. La Iglesia no aclaraba e l hecho de que no repartfa los bienes ~ulamos rentas a nuales y diarias» (Gregorio Nacianceno, Discurso 33, 7).
recibidos (aunque Io proc lamara), sino una parte de las rentas que sacaba de A medida que la Iglesia evoluc ionaba, la teorfa se iba haciendo mas explici-
esos bienes. De esta forma amasaba una inmensa fortuna privada. Dada la ta: su dinero y su fortuna s6lo estaban al servicio de los necesitados.
abundancia de bienes, algu nos sacerdotes se dedicaron a la venta de tierras. Por sorprendente que parezca, conocemos muy pocos textos sobre la
Los conc ilios sie mpre condenaron estas practicas. A los barbaros s61o se les realidad de la intervenci6n de la Iglesia a favor de los pobres, ni siquiera
condenaba c uando atentaban contra las propiedades de la Iglesia. E l respeto sobre su alcance. Hay un ejemplo correspondiente al siglo 1v: «Un hombre
a los bienes de la Iglesia (como durante e l saqueo de Roma de 410) se con- piadoso vino a suplicarle [a Afraates] que le socorriera: s6lo tenfa un cam-
sideraba una prueba de la protecci6n divina, aunque a veces fallaba. De po para alimentarse, a é l, a su mujer, a sus hijos, a sus criados y, Io que es
modo que la lglesia recibfa mucho y s61o repartfa un poco. La pretensi6n de peor, para pagar los impuestos a l e mperador» (Teodoreto de Ciro, Histo-
hacerse con una propiedad hegem6nica qued6 patente con la noci6n agusti- ria Fi/otea , VIII, 14). Los textos podrfan agruparse en torno a dos o tres
niana de la parte del pobre, la parte de la herencia que se debfa entregar a la temas, la justificaci6n de las riquezas de la Iglesia por la limosna, y los re-
Iglesia. partos. Los que se conservan tratan por Io general del tema de la necesa-
Si Agustfn justificaba también los dominios era porque la Iglesia lucha- ria redistribuci6n de las riquezas recibidas por la Iglesia: «La mejor libe-
ba codo con codo con el Estado (de latifundistas) contra las herejfas. Los ralidad es, pues, la que ha rescatado a los cautivos, sobre todo de manos
des6rdenes causados por los donatistas y los circunceliones, que mezclaban de los barbaros, que s6lo conceden a la piedad Io que la codicia les acon-
reivindicaciones socia les con Jas crfticas al pape! de la jerarqufa eclesiasti- seja para no arriesgar el rescate; la que asume las deudas ajenas c uando el
ca, aceleraron e l proceso de colusi6n e ntre la Iglesia y el Estado. deudor es insolvente y esta acorralado por los acreedores» (Ambrosio, So-
El papel persona! de Agustfn, mas importante que el de Juan Cris6stomo bre los deberes, II, 15, 69 ss. ).
se explica si tenemos en cuenta que frecuentaba los medios administrativo~ Segun los Padres, todos los bienes terrenales pertenecen a Dios, ya que
y polfticos del mome nto, sobre todo en Milan, antes de que re nunciara para él los ha creado. La Iglesia s6lo es e l instrumento de un reparto de las ri-
dedicarse a la vida religiosa. quezas reunidas gracias a las donaciones, herencias y limosnas: «Somos due-
En pocos afios la lglesia se convirti6 en la garantfa moral de la estructura nos de nuestros bienes, sobre todo cuando no los poseemos, no los gastamos
social. Los lazos de dependencia econ6mica entre los campesinos-colonos y para nosotros, sino para los pobres» (Juan Cris6stomo, Discurso sobre el Gé-
los latifundistas, estrechados por la fuerte inflaci6n de principios del siglo 1v, nesis, 1 4). Esta presentaci6n tenfa una ambigüedad que dio lugar a ciertos
se convirtieron en lazos jurfdico-religiosos garanti zados por la Iglesia. La in- conflictos en el siglo v: si es posible identificar a los laicos pobres y reduci-
flaci6n ya no tenia raz6n de ser, dado que el peso moral y Jegal entorpecfa la dos al estado de mendicidad, lacaso la Iglesia, cuyos miembros también ha-
evoluci6n social y limitaba los desplazamientos dentro de la jerarqufa social. bfan hecho voto de pobreza, no debfa descontar parte de sus bienes para sus
propios servidores y para ella misma?
Agustfn, sin presentar el problema en toda su dimensi6n, comprueba que
4 .2. La justificaci6n de las riquezas es una fuente de conflictos: «estos bienes [de la Iglesia] son tan suyos como
nuestros, pues ellos y nosotros somos igual de pobres ... » (Agustfn , Carta
De la justificaci6n de las riquezas eclesiasticas ... 185, 9, 35). Este razonamiento agustiniano s6lo podfa llevar al aume nto de
la fortu na de la lglesia y a las primeras reacciones heréticas de finales de l si-
Corno en e l caso de las donaciones, la Iglesia trat6 de justificar su rique- glo 1v: «Se cree que somos duefios de los bie nes de la Iglesia y tenemos ca-
za territorial y material, tanto para responder a las crfticas como para lograr pacidad para disponer de ellos a nuestro antojo. S in embargo, todavfa posee-
un compromiso entre la pobreza recomendada por las Escrituras y la situa- mos todo Io que hemos recibido, o hemos gastado Io que nos ha parecido
ci6n del momento. De modo que la lglesia no s61o justific6 sus riquezas, sino conveniente, pero a excepci6n de l clero y los religiosos del monasterio, el
el conjunto del sistema social del colonato y los esclavos. pueblo no ha recibido nada, salvo un numero mu y pequefio de indigentes ...
Para justificar la acumulaci6n de los bienes eclesiasticos se recurri6 a la [sigue una descripci6n de las pesadas cargas de la administraci6n de los bie-
misma argumentaci6n que para las donaciones. La Iglesia era propietaria nes de la Iglesia]» (Agustfn, Carta 126, 7-9, en 4 11 ). Los Padres intensifica-
porque estaba al servicio de los pobres, porque era la representante en la tie- ron los llamamientos al repa1to de las riquezas, los ejemplos y las recomen-
rra de Dios, creador y propietario de todas las riquezas. La Iglesia solo era el daciones. Pero el sistema eclesiastico se consideraba el primero entre los
gestor temporal de los bienes cuyo usufructo le habfa concedido D ios. Esta pobres, y esto llevaba al enriquecimiento de la Iglesia (Isidoro de Pelusa,
190 CRISIS E INFLACIÔN LA MON ED/\ Y LA EVOLUCIÔN SOCIAi . 19 1

Carla / , 44). Par otra parle, en la literatura no faltan ejemplos de conductas en basflicas resplandecientes de oro ... mannoles preciosos ... , columnas
ejemplares: «La Iglesia no tiene oro para guardarlo, sino para rcpartirlo y ~agnfficas ... » (Faustino y Marcelino, Li/Je/lus rn:ecum ad imperatores Va-
acudir e n ayuda de los desdichados ... El Senor preguntaba : "wor qué tan. /entinianum, Theodosiwn et Arc:adium, 34, P.L. Migne, XIJI, col. 106). Los
tos cauti vos han mue rto o han sido subastados par no haber sido rescata- autores de esta carta utilizaban los mismos térm inos que Amobio de S icca en
dos? Es preferible conservar esos vasos vivos que los vasos de metal". Los su crftica a los templos paganos: «Los ~rtesonados .dorados y l?s ~~nnoles»
sacramentos no exigfan vasos de Oro» (Ambrosio, Sobre Los deberes, II 28 (Arnobio, Advers11s Gentes, YI, 3). A fmales. del s1glo 1v o pn~c1p1os. de l v
136. Esta frase fue escrita e n pleno e nfrentamiento entre Ambrosio y Io~ Nilo de Ancira critic6 el aumento de las prop1edades y los rebanos (Nilo, La
arrianos, que le acusaban de haber vendido los vasos sagrados; Carla 2, 28; pobreza voluntaria, cap. 30). Las crfticas de Salviano iban dirigidas _cont~a
Sobre los deberes, Il 70, 136). Juan C ris6stomo, muy preocupado por este dos tipos de culpables, los que después de entrar e n las 6rdenes segu1an v1-
problema, afirma al hilo de los razonamientos de Agustfn: «i,Acaso no es viendo en la riqucza: «Mis argumentos [crfticas] no se dirigen a todos los san-
absurdo que nosotros, tratândose de riquczas, demos muestras de una avidez tos, sino s6lo a aquellos que, haciendo profesi6n de religion, sin embargo no
desmesurada y seamos incapaces de conservar la igualdad de l derecho ... renuncian a las riquezas» (Salviano, A la lglesia , 2, 12), confirmadas por «La
Demos util idad a Io que es superfl uo; gastemos estas grandes riquezas ... ?» mayorfa de los cristianos o, mejor dicho, todos los cristianos que v~ven en
(Juan Cris6stomo, Ho111ilfa sobre David, 4). A principios del siglo v Cri- la abundancia y son conscientes de sus crfmenes y maldades, no se d1gnan a
s6stomo Io convirti6 en uno de los puntos de su ensenanza: «No pretenda- redimirse por la exomologesis y sus f'e chorfas, incluso - Io cual serfa muy fâ-
mos excusarnos diciendo que la Iglesia posee mucha. C uando penséis en cil- por donaciones y obras de misericordia» (Salviano, Carla 9, 10), y los
esos grandes recursos, recordad también a esa multi tud de pobres inscritos, que consideraban que la riqueza eclesiâstica era necesaria: «La religion no en-
a esa multitud de enfermas, a esas innumerables ocasiones de gastos» (Juan cuentra ningun sostén en la posesi6n y el uso de riquezas, sino que encuentra
Cris6stomo, Homilfas sobre la primera epfstola a los Corintios, XXI 7). en e llas la ruina, eomo senala Nuestra Sef\or>> (Salviano, A la lglesia, 2, 65).
Siguie ndo su cjemplo, proliferaron los casos de santos administradores Esta riqueza provoc6, como reacci6n, la aparici6n de scctas caracteri zadas por
que vendfan los bienes muebles o vac iaban las arcas de la Iglesia para cubri r sus crfticas a la Iglesia. Agustln , en su catalogo de las herejfas, c ita a los «Va-
las necesidades de los pobres, tanto e n e l s ig lo 1v: «Cuando san Porfirio re- dianos», que se habfan separado de la lglesia cat61ica tras criticar a los obis-
cibi6 de mis manas e l dinera y las cosas que le habfa llevado, revendi6 los pos ricos (Agustfn, Libro sobre las herejfas, 50).
vestidos, transformé la mayor parte de la plata en vasos sagrados y en poco Pero el enorme enriquecimiento de la Iglesia también dio lugar a here-
tiempo reparti6 e l resta entre los pobres» (Marcos Diâcono, Vida de Poifi.rio, jfas opuestas. Algunos rechazaban la pobreza, y~ fuera individual ~ colectiva.
9, antes de 392), coma en el V: «mand6 que a cada extranjero que aparecie- Los textos de Ni lo criticaban a la Iglesia y repltcaban a los mesahanos, para
ra por la ciudad le pagaran los gastos de un dfa. Y a cada indigente, extran- quienes la pobreza imposibilitaba la plegaria. Esta herejfa de los euquita.s .o
jero o ciudadano, le entregaba 6 6bolos ... Durante Ios dfas de ayuno de la mesalianos apareci6 a mediados del siglo 1v. F ue condenada en e l concil10
santa fiesta de Pascua, e l obispo daba a cada pobre 10 6bolos por cabeza» de Sida de Panfilia de 390, Io que no impidi6 que se propagara durante e l
(Marcos Diâcono, Vida de Porfirio, 94; 407-420). Estos ejemplos fueron mâs siglo v, hasta e l punto de que Teodosio II tuvo que promulgar contra e lla la
ex plfc itos en el siglo v1, en particular en la vida de Juan de C hipre: «He en- ley CTh XVI 5.65 (30 de mayo de 428). Logr6 sobrevivir, ya que volvemos
contrado en el palacio episcopal de Alejandrfa 80 centenaria de oro, y he co- a encontrarla encabezada por un tal Marc iano, banquera de la época de Jus-
brado como renta otros centenaria e n cantidad quiza mayor que hombres hay tiniano. Los mesalianos consideraban que s6lo la plegaria podfa expulsar al
e n la tie1Ta» (Leoncio de Neapolis, Vida de Juan de Chipre, 57. Obispo de demonio y llevar a la perfecc i6n. Rechazaban las ensef\an zas de la Ig lesia y
6 10 a 6 19. Entrega de un quilate a los mendigos y de dos qui lates a las mu- sus ay unos, dado que la plegaria permitfa alcanzar un estado perfecto.
jeres y jovencitas: Leonc io de Neâpoli s, Vida de Juan de Chipre, 5). Un cri s- Abandonaban sus bie nes, siguie ndo la recomendaci6n de Lucas: «vended
tiano le pidi6 a san Benito doce sue ldos para pagar una deuda; a l cabo de tres todo Io que poseéis y entregad lo en limosnas» (Lucas 12, 33) y segufan el
dfas de plegarias, Be nito encontr6 trece sueldos (Gregorio Magno, Dùilogos, precepto de los ap6stoles que prescribfa e l trabajo: «El que robaba, ya no
U, 27, 1). M~\s adelante tenemos el mismo razonamiento con Salviano: «El robe, afanese trabajando con sus manos en algo de provecho de que poder
dinero no recomie nda la fe, la fe recomienda e l dine ra» (Salviano, A la Igle- dar al que tiene necesidad» (Ef. IV 28). Sin embargo, para ellos e l unico tra-
sia, l , 53). bajo adeeuado era la p legaria. Por esta raz6n, las limosnas se las tenfan que
Estos argumentas no convencieron a todos. Hubo numerosas crfticas par dar a e llos, y no a los mendigos o a las personas necesitadas. A una fase de
parte de quie nes aspiraban a que la Jglesia volviera a su fa lta de ataduras pri- desprendimicnto individual en e l momento de su entrada en las 6rdenes, le
mitiva. En 384 dos sacerdotes lucife rinos, en un li belo di ri gido a los empera- seguia una fase de e nriquecimiento colectivo.
dores, expresaban las primeras rescrvas hacia la situaci6n cclesiastica: «Tie-
192 CRISIS E INFLACIÔN LA MONEDA Y LA EVOLUCIÔN SOCIAL 193

. rnplo Teodoreto de Ciro se convirti6 en el clefensor de la Providencia,


... a la justificaci6n de rodas las riquezas eJe '
ue repartfa riqueza ~ pobreza con arreglo a .unas 1.cyes, sm
· d ud a m~~tenos~s,
· ·
q 0 perfectamente d1vinas. El caracter prov1denc1al de la segregac1on social
La j usti ficaci6n de la riqueza de la Ig lesia, inevitablemente, enfrent6 a los per arece y se integra en toda la comente
. de pensam1ento
. med1eva
" 1.
~P . 1 .
Padres con la cuesti6n de la justificaci6n de todas las formas de riqueza, in- El debate sobre las riquezas pasaba necesan amente por as cuest1ones
cluso las privadas. Corno las condenas iban dirigidas contra el hecho mismo lanteadas por los maniqueos, para quienes las riquezas, sobre todo el oro y
de poseer riquezas materiales en un mundo e n el que las diferencias sociales fa plata, eran crea_ciones del di~bl~. ~ mediados _del siglo 1v habfa una f~er­
y jurfdicas entre ricos y pobres se acentuaban cada vez mas, los Padres no te influencia mamquea. Agustm s1gui6 su~ ensenanzas h~sta su .convers16n,
podfan evitar un debate que, a través de las riquezas privadas, abordaba tam-
11 386. Al parecer, las Juchas de influencias entre las tes1s mamqueas y las
bién la situaci6n de la Iglesia. ~ristianas (es decir, las de Ambrosio) inspiraron los debates de los afi~s 380-
En las justificaciones de los Padres se pueclen distinguir varias aspectos. 390. En la década de 380, Cirilo de Jerusalén polemiz6 con los mamqueos:
Al principio las crfticas basadas en la mala distribuci6n de las fortunas
y la avaricia o la codicia llevaron a los Padrcs a c riticar la actitud de los Las riquezas, el oro, la plata, no son obra de los demonios, como algu-
malos ricos. En cambio, se consideraba que los ricos que daban limosna nos pretenden. Porque es al fiel a quien pertenecen todas las riquezas de la
formaban parte de la comunidad cristiana. Ambrosio se inspiraba directa- tierra, el infiel no tiene ni un 6bolo. Ahora bien, l hay alguien mas infiel que
me nte e n las Escrituras, sobre todo en Mateo: «Jesus d ijo: si quie res ser per- Satan? Pero e l Sefior nos Io ha dicho aun mas claramente por boca del Pro-
fecto, ve, vende Io que posees, daselo a los pobres» (Mateo 19, 21). Esta feta: e l oro es mîo, la plata es mfa, se Io doy a quien quiero [Ageo II, 9). Ûni-
camente procurad emplearlos bien, porque e l oro y la plata no tienen nada de
fase, caracterizada por la doble contraposici6l) entre malos ricos y buenos
censurable; pero si abusais de una cosa que es buena en sf misma, echaos la
ri_c~s, queda reflejada en obras de Ambrosio éomo Nabot y Tobias, que tra- cu lpa a vosotros mismos, no se la echéis de una manera impfa al autor y al
d1c1onalmente se fechan e n los aiios 389-390 la primera y 387-390 la Creador (Cirilo de Jerusalén, 8. 0 catequesis, VI).
segunda, pero que corresponderfan, segun las ultimas investigaciones, a los
afios 375-376. También durante estas afios un pequefio grupo de Padres que Esta corriente maniquea se reforz6 con las antiguas corrientes filos6ficas
c?mpartfan los mismos pensamientos (Ambrosio de Milan, Gregorio Na- griegas, que fingfan despreciar las riquezas. Libanio todavfa se hacfa eco de
cianceno, Gregorio de Nisa y Basilio de Cesarea) definfan la posici6n de la ellas en los ultimos afios del siglo IV.
Iglesia sobre los pobres y la necesidad de la limosna para corregir las desi- Agustin expuso Io que pensaba sobre la funci6n del oro y la plata en el
gualdacles sociales. Nunca llegaron a condenar la cupiditas acquerendi ni a Serm6n 50. Estos metales, en realidad, pertenecfan a Dios, que podfa dispo-
alterar el orde n social. La Iglesia toleraba el orden establecido, se oponfa ner de ellos a su antojo. Los repartfa para poner a prueba a los hombres: a
a él por sentimentalismo. los ricos, con el miedo a perderlo todo, y a los pobres, con la envidia de los
Esta postura cambi6 cuando la influencia de Ambrosio lleg6 a su punto ricos. El oro y la plata no se debfan considerar buenos ni malos en esencia,
culminante, hacia 388-398. s6lo su uso era bueno o malo. Las verdaderas riquezas eran las que nos es-
~n efecto, Ag ustfn, el discfpulo de Ambrosio, complet6 esta postura re- peran en la etemidad. Se podfa hacer buen uso del oro, si ser~fa para hac~r
c?g1endo en parte la teorfa de su maestro, pero afiadiéndole una justifica- el bien (rescate de cautivos, donaciones, socorrer a los neces1tados). Segun
c16n del orden social. Los cristianos no debfan considerar mie mbros de la Agustfn, los maniqueos estaban equivocados al acusar a las riquezas de ser
lglesia unicame nte a los ricos que daban limosna, sino también a los ma- malas en sf mismas. La palabra de Dios (Ageo Il, 9) no se podfa aplicar a los
los ricos, que s61o eran malos por voluntad de Dios, para tentar al pobre y metales, sino a las palabras divinas, las unicas que se podfan comparar con
ponerle a prueba en este mundo. Agustfn convirti6 la contraposici6n de el oro y la plata.
Ambros io entre buenos y malos ricos (los segundos eran una c reaci6n dia-
b61ica) en una contraposici6n entre el buen rico que daba limosna y el buen El buen cristiano rico
pobre que aceptaba su situaci6n par un lado, y el mal rico codicioso y el
mal pobre que envidiaba a los ricos por otro. Corno el mal rico era el ins- Mientras los autores cristianos de la primera fase (Ambrosio, Basilio y
trumento de D ios para probar al pobre, la contraposici6n era entre los ricos Gregorio) daban un tono reivind icativo a sus textos, erigiéndose en porta-
y los buenos pobres y el mal pobre envidioso. Aunque el mal rico estuvie- voces de los mas pobres, Agustfn trat6 de promover la imagen del rico cris-
ra previsto en el plan divino, eso no impedfa su condena. tiano que utiliza las riquezas Io mejor posible, y justific6 la posesi6n y uti-
. Esta postura y esta teorfa fueron adoptadas por otros Paclres, que la repi- lizaci6n de riquezas privadas: «Las riquezas son buenas, el oro es bueno, l~
lleron sin cambiarla o la utilizaron insistiendo en algun aspecto particular. Por plata es buena, es bueno tener numerosas fa mi lias y grandes propiedades s1

11 orPrYROT
194 CRIS IS E INFLACIÔN LA MONEDA Y LA EVOLUCIÔN SOC IA L 195

todas estas cosas son buenas, es decir, que e llas pueden ser para vosotros un De defender una riqueza eclesiâstica destinada a los pobres y querida por
media de hacer e l bien, pero sin haceros buenos por sf mismas» (Agustfn Dios pasando por cl rechazo a las tcsis maniqucas sobre cl caracter maligno
Sermon 48, 8). La posesi6n de bienes se justificaba por su uso: «el oro y 1~ de J;s metale~ ~reciosos, l?s Pad.r~s .habfan pasado a d~fender el si~tema so-
plata y todos los bienes de la lierra son un ej erc ic io para la misericordia» ·aJ que perm1 t1a y mantenia la d1v1s16n entre los mas n cos y los mas pobres.
(Agustfn, Sermon 50, 3). ~~tonces, par~ dc fender m.ejor la riquc~a de 1.a Iglesia, les convenfa defender
Agustfn lleg6 a suprimir toda crftica y reivindicaci6n de sus ensefianzas, el principio 1rnsmo de la nque:a. en el 1mp~no. .
dado que los ricos, con su limosna, repartfan algu nos bienes entre los pobres. Las primeras defensas explicitas de la n queza y el orden social fueron las
Los ricos debfan disponer de Io superfluo para que ofrecieran Io necesario a obras de uno de los discfp ulos de Gregorio Nacianceno, Evag.rio P6ntic~,
los pobres: fundador del misticismo monastico, que influy6 sobre todo a Nilo de Anc1-
ra del que ya conocemos las crfticas contra las riquezas eclesiasticas. En los
Que los ricos conserven el modo de vida que su debilidad ha hecho nece- aflos 380-390 coment6 el pasaje de los Proverbios 22, 2: «El rico y el pobre
sario ... Que coman alimentos refinados y caros, pues ta! es s u costumbre . .. han coincidido, c l Sefior les ha hecho a los dos» cscribicndo: «El ri co puri-
pues no pueden cambiar de régi men sin cacr enfermos. Que hagan uso de todo fica por las limosnas que hace su parle irascible y asf adquicre la caridad, el
Io refinado, pero que por Io menos le den al pobre Io que es mas corriente pobre con su pobreza aprende a ser humilde» (Evagrio P6ntico, Escolios so-
(Agustfn, Ser111611 61, 12).
bre los proverbios, 234).
Agustfn recoge, completa y expl ica esta defensa del orden social a partir
Juan Cris6stomo admitfa la riqueza proporcionada por el trabajo, basan-
de 397 en varias de sus obras y sermones. Esta teorfa se hallaba en una en-
dose en e l ejemplo de la gran riqueza y los numerosos esclavos de Abraham
crucijada de pensamientos entre las obras contra los maniqueos (que se sue-
(HomiUa I sobre el comienzo de los Actas, 2). Au nque las riquezas eran pe-
len datar entre 392 y 399) y las obras contra los pelagianos (que se suelen
ligrosas, lambién eran (1tiles, porque se utilizaban para mantener a los po-
datar entre 4 12 y 4 17). Para ambas hercjfas la condena de las riquezas era un
bres:
punto central de sus ensenanzas.
La condena de los ricos y las riquezas fue e l tema mas popular del apos-
Si Dios os ha destinado grandes bienes para que los poseais, no es para que
los consumais en la prostituc i6n ... es para que los repartais entre los pobres.
tolado de Pelagio, que tom6 como ejemplo las palabras de Lucas 6, 24: «ay
Si un recaudador publico, en vez de ocuparse de las personas entre las que ha de los r!cos», y de Mateo 19, 2 1-24: «Ve nde todo Io que tengas; es mas faci l
recibido la orden de repartir e l dinero real, Io utiliza para sus propias diversio- que entre un camello por e l ojo de una aguja que un rico en el reino de Dios».
nes, es sometido al suplicio de la muerte ... El rico es el recaudador de los te- Segun Pelagio (Sobre las riquezas) ningun rico podfa reun irse con Dios, cual-
soros que deben ser repartidos entre los pobres ... Sus posesiones no son s6lo quiera que fuese su conducta (limosnas, etc.). Agustfn adopt6 un punto de vis-
suyas, son de s us hermanos (Juan Cris6stomo, Homilia sobre Lazaro, II 4, III). ta mas matizado. La riqueza no era condenable e n sf misma, y s6lo el rico que
fuese avaro, codicioso y no diese limosna debfa ser condenado. Por Io tanto,
Los demas Padres defendieron esta teorfa agustiniana, como vemos en el tex- proponfa que esa «gente rios pelagianosl deje de hablar contra las Escrituras
to de Teodoreto de Ciro: y pueda en sus estfmulos invitar a los cristianos a hacer grandes sacrificios sin
condenar los menores» (Carta a Hilario, 37). Asf pues, en e l pensamiento de
Si e l Dios que preside el Uni verso ha dado a los hombres la riqueza, no es Agustfn la caridad es como e l matrimonio frente a la santa virginidad: un es-
para que la gasten para satisfacer su intemperanc ia, ni para que sea un estfm u- tado honorable, pero de calidad inferior. La verdad es que él mismo, coma
lo de su maldad: es para que, administrandola con sabidurfa, reti rando ellos rnuchos de sus contem poraneos (Melania y Pin iano, por ci tar s6lo a los mas
mismos la parte que necesitan y entregando Io demas a los pobres, la pongan
conocidos), habla renunciado a su fortu na persona\ al ponerse al servicio de
al servic io de su templanza y su justicia (Teodoreto de Ciro, Discurso sobre la
providencia, IX 720). la lglesia.
La teorfa agustin iana sobre el orden social se puede deducir de varias es-
critos suyos:
4.3. La Iglesia al servicio del orden social - Los hombres, sean bucnos o malos, son criaturas de Dios y deseados
por él: «Lo que ha sida causa del mal no se ha producido por orden de Dios ,
La j ustificaci6n del orden social por la Iglesia s61o se convirti6 en una sino que una vez nacido, e l mal ha entrado en e l orden divino» (Agustfn, So-
preocupaci6n de los Padres en el tercer cuarto del siglo IV, es decir, cuando bre el orden, 23). De modo que el mal rico forma parle de las crcaciones
la riqueza de la Iglesia estaba firmemente establecida y desde su seno se es- div inas: «La naturaleza de los angeles buenos y malos es la misma» (Agus-
cuchaban las primeras crfticas contra su fortuna. tfn , La ciudad de Dios, XII 1).
196 CRISIS E INFLACIÔN LA MONEDA Y LA EVOLUCIÔN SOCIAL 197

Dios dese6 que todos los bienes terrenales estuvieran repartidos de Al principio Agustfn admiti6 que los _judfos no hicieron mas ~ue recuperar
forma desigual. Organiz6 la injusticia para ponernos a prueba, pero no habfa s biencs que tcndrfan que haber s1do suyos, y que estas b1cncs no cran
que agravarla: uno · que h a b'1an rea rIZ.ad O en E g1~to.
as que la compensaci6n por los tra b aJOS ·
~sta fue la interpretaci6n que hizo en 397, en la obra dogmat1ca que env16 a
Que Dios ha hecho los biencs, hasta los mas pequeiïos, es decir, los bienes Simpliciano:
tcrrenales y los bienes mortales, Io da a entender claramente el pasaje del Ap6s-
tol en el que al hablar de los miembros de nuestro cuerpo, dicc que «si un miem- Corno los egipcios mcrecfan ser engaiïados ... Dios orden6 ... que los va-
bro tiene a lguna ventaja, todos los miembros se rcgocij an» [I Cor Xll 26] ... Asr sos de oro y plata todavfa ansiados ... 1los judfos] se los pidieran a los egipcios
pues, si todas las naturalezas conservan el modo, la forma y cl orden propio de sin intenci6n de devolvérselos ... Dios quiso que eso fuera, por un lado, una
cllas, no hay mal. Pero si alguien quiere hacer un mal uso de esos bienes, no compensaci6n proporcionada al nive! de tal alma por una miseria y un trabajo
triunfa por voluntad de Dios, que sabe ordenar justamente las injusticias (Agus- tan prolongados, y, por otro, el castigo para quienes perdieron justamentc Io que
tfn, La naturaleza del bien, 36-37). tendrfan que habcr pagado (Agustfn, Varias preguntas a Simpliciano, 53).

Sobre la humildad, véase Afraates el sabio persa, Tratados, 1 408. Luego, considerando que este pasaje se podfa inte~pretar co~.o una justifï~a­
- De todos modos, las verdaderas riquezas estan en el otro mundo, y ci6n de los crfmencs de los circunceliones, Agustm se rem1t16 a la doctnna
allf todos son igual de ricos: «Todos los verdaderos fieles son ricos, pero no rnas tradicional, a la interpretaci6n de los escritos del siglo 111 (Cipriano, Lac-
son ricos en este mundo» (Agustfn, Sermon 36, 4). tancio, Victorine, Optato, etc.): las riquezas descritas en el texto bfblico son
- Los ricos y los pobres deben aceptar la huinildad: «El rico y el pobre Jas verdades contenidas en las religiones paganas que los Padres podfan
son igual de felices si ambos son humildes» (Agustfn, Sermon 14, 4), el pa- aprovechar. Es la opini6n que expres6 en el Contra Fausto, X~II, 91, .escri-
pe! que Dios desea que desempenen en la tierra. Los ricos tienen que dar li- to hacia 397-398, y luego en las Con.fesiones, VIII, IX, 15, escntas hacia 400
mosna, y los pobres tienen que aceptar su condici6n para ser recompensados y en La doctrina cristiana, II 40, 60 •. ta! vez es~~ito en 397, pero revis~do ~n
en el mas alla: «Vosotros, ricos, compartid vuestros bienes, vosotros, pobres, 426-427. Volvemos a encontrar esta mterpretac10n en Pr6spero de Aqu1ta111a,
reprimid vuestras envidias» (Agustfn, Sermon 85, 6). entre otros, y luego en varias autores mcdicvales.
- Los ricos y los pobres tienen que soportar dos cargas igual de pesadas, - Por ultimo, Agustfn refuta la crflica tradicional a los ricos. La decla-
uno su riqueza y el otro su pobreza: «lcual es la carga de la pobreza? No te- raci6n de Cristo contra los ricos no se referfa solo a los malos ricos, sino
ner nada. l,Cuâl es la carga de la riqueza? Tener mucha mas de Io necesario. también a los pobres que anhelaban ser ricos: «El sefior declara a sus discf-
Llevad con ella el peso de su indigencia absoluta, ella os ayudara a llevar el pulos que los ricos no entraran en el reino de los cielos LMateo 19, 23-25] ...
peso de vuestras riquezas absolutas» (Agustfn, Sermon 164, 9). Dios les ha Ahora bien, dado que el numero de ricos es poco considerable en compara-
dado tentaciones a ambos. Se deben considerar iguales en Dios y en el mun- ci6n con la multitud de pobres, debemos entender que los discfpulos inclufan
do. Por supuesto, hay ricos malos que se aprovechan de su riqueza y poder entre los ricos a aquellos que deseaban las riquezas» (Agustfn, Preguntas so-
para oprimir a los pobres. Pero segun Agustfn ellos también forman parte de bre los evangelios, I 26). .
la divina providencia, y s6lo estan aquf para paner a prueba a los cristianos Esta teorfa de la riqueza queda perfectamente expresada en la carta a Hi-
mas pobres: «Dios, al entregar a los malos estas bienes [terrenales], os ense- lario, en la que Agustfn concreta su postura sobre los ricos:
iia a desear unos bienes mejores [celestiales]» (Agustfn, Sermon 311 , 11 ).
- En estas condiciones, al ser el orden social una creaci6n de Dios, no Escucha ahora aeerca de los ricos ... D icen esos herejes [los pelagianos]
conviene tratar de cambiarlo. La rebeli6n social es una rebeli6n contra el or- segun tus palabras: «El rico que se queda con sus riquezas no podra entrar en
den divine, y en ultima instancia contra Dios. La posici6n de Agustfn a este el reino de Dios si no vende todas sus propiedades, y no le ha de aproveehar
respecte evolucion6 notable y rapidamente. Se puede deducir de varies co- aunque con sus riquezas guarde los mandamientos». Han escapado a su erftica
mentarios de dos pasaj es cortos del Éxodo: nuestros padres Abrahan, Isaac y Jacob ... Todos cllos tenlan grandes rique-
zas, como Io atestigua la fidelfsima Escritura ... A esto dicen ellos que los an-
... cada mujer pedira a su vecina y a la que vive en su casa objetos de plata, tiguos padres no vendieron sus posesiones y las repartieron a los pobres por-
objetos de oro y vestidos, ... y os llevaréis los despojos de Egipto [Éxodo 3, 22]. que eso no se Io habla mandado a ellos el Seiïor. Aun no se habla revelado el
Nuevo Testamento ... [momento en que] se le dijo al rico: Vende todo Io que
Los hijos de Israel habfan hecho Io que les dijera Moisés, y habfan pedido tienes y dalo a los pobres, y tendras un tesoro en los cielos, y ven y sfgueme
a los egipcios objctos de plata y oro y vestidos. Javé hizo que hall aran gracia a [Mateo 19,2 1; Marcos 10,2 1; Lucas 18,22].
los ojos de los egipcios, que acccdieron a su petici6n, y se llevaron aquéllos los Si eso dicen , parece que sugieren a lguna cosa racional. Pero escuehenlo
despojos de Egipto. todo, atiendan a todo; no abran los ojos a una parte y los eierren a otra .... el
198 C RISIS E INFLACIÔN LA MONEDA Y LA EVOLUCIÔN SOC IAL 199

buen Maestro di stingui6 entre los mandamientos de la Ley y esa perfecci6n asf decirlo, una mafia, un arti ficio de la di vina mi sericordia que da a Ios pobres
mas excelente. De Ios primeras dijo: Si q11ieres venir a la vida, g11arda los el medio para obtener e l perd6n de sus pccados, soportando pacientemente s u
mandamientos. Y de la segunda: Si quieres ser pe1jècto, ve y vende todo Io que indigencia, y a los ricos cl medio para redimir sus pecados, entregando Io que
tienes. i,Por qué hcmos de ncgar que los ricos vienen a la vida etcrna, aunque les sobra a los pobres por compasi6n (Cesarco de Arles, Serm611 100, l).
se excl uyan de la otra perfecci6n, con tal de que guarden Ios mandamientos, y
den para que se les dé, y perdonen para que se les perdone? ... Opina que el Teodoreto de C iro justific6 las desigualdades de fortuna por la volu ntad di-
Ap6stol, al rnandar eso li T im YI 17- 191, instrufa a los fieles [ricosl y no les vina y la necesidad de ordenar a los hombres:
engafiaba. No dijo: «Manda a los ricos de este mundo que vendan todo Io que
tienen, que Io den a los pobres y sigan al Senon>, sino que no alardeen de so-
Por otra parte, i,acaso habrfan podido poseer la riqueza todos los hombres,
berbia ni esperen en Io incierto de las riq11ezas [I T im VI 17]. Esa soberbia y
si todos fueran de la misma condici6n? ... i,Qué hombre, disfrutando de la mis-
esa esperanza en Io incierto de Jas riquezas, por las que se juzgaba fel iz a cau-
ma abundancia que los demas, estarfa de acuerdo en ser su servidor? i,Quién
sa de la purpura, el lino y los festines espléndidos, y no las riquezas [mismas) ,
estarfa di spuesto a sentarse en el hogar y preparar las comidas, si no se viera
son las que llevaron a Ios tormentos del infierno a aquel rico que despreciaba
obligado a ello por la necesidad? ... Si todos los hombres fueran igual de ricos,
al juste pobre tendido a s u puerta ...
esta misma igualdad impedirfa que uno estuviera al servicio del otro, y se lle-
Y ya se queden con sus riq uezas y hagan con ellas buenas obras, ya las
garfa inevitablemente a una de estas dos situaciones: o bien serfa necesario que
vendan y distribuyan enlre los pobres desheredados para entrar en el reine de
cada cual se dedicara a todas Jas artes a causa de su utilidad, o bien perecerfa-
Ios cielos [los ricos] atribuyan su bien a la gracia de Dios y no a sus propias
mos todos juntos por falta de Io necesario ... Nosotros debemos proclamar que
fuerzas ...
esto es una muestra mas de la solicitud de Dios, y demostrar que Io que ellos
Supongamos que e l ap6stol dijo eso [que donen todos sus bienes] ... por-
llaman desigualdad es precisamente la fue nte de una vida mas agradable y el
que de otro modo cree que no podran entrar en el reine de los cielos. En ese
fu ndamento de la mas excelente organizaci6n social ... (Teodoreto de Ciro,
caso engafia a aquellos cuyas casas ordcna con toda la di ligencia en la sana
Discurso sobre la Providencia, VI 656).
doctrina. Porque con avisos y preceptos establece c6mo deben comportarse las
esposas con sus maridos y los maridos con sus esposas, los hijos con s us pa-
dres y los padres con sus hijos, los siervos con los sefiores y Ios sefiores con Aunque los pobres fueran pobres materialmente, Dios les habfa dotado de
los siervos. i,C6mo podrfa reali zarse eso si no tuviesen casa y algun patrimo- capacidad de trabajo y de un apetito bastante frugal, Io que para Teodoreto
nio familiar? ... era una prueba evidente de Io acertado de la elecci6n divina en Io social:
Puede acaecer que una autoridad diga a un cristiano: «Ü dejas de ser cris-
tiano o, si quieres seguir siéndolo, tienes que renunciar a tu casa y a tus pose- Los pobres gozan de los mismos bienes que poseen los ricos: porque
siones». En este caso, aun aquellos ricos que estaban determinados a retener Aquel que ha creado a unos y otros ha dotado a los pobres de gran variedad de
sus riquezas para emplearlas en buenas obras y merecer a D ios, dejen todo por artes, a consecuencia de Io cual los ricos llaman a sus puertas para que, me-
Cristo antes que dejar a Cristo por todo eso ... diante pago, les proporc ionen Io que necesitan, y como sus riquezas hacen que
Son asf los ricos cristianos que, aunque poseen bienes, no son posefdos por precisen de muchas cosas ... He aquf por gué compran pan a éstos, carne a
ellos hasta el punto de anteponerlos a Cristo. Porque renunc iaron al siglo con aquéllos, los de mas alla les confeccionan calzado a la medida de su pie, y
intenci6n tan leal , que no ponen esperanza alguna en esos bienes ... Parten su otros les hacen tun icas ... , otros les suministran mi l suertes de verduras y mil
pan con el hambriento, visten al desnudo, redimen al cauti vo y se atesoran un clases de frutos, otros trigo y cebada y todos los productos de la agricultura ...
fundamento bueno para el fttturo con intenci6n. de alcanzar la verdadera vida Al pobre, en cambio, le basta con un simple pan de mijo o de salvado, y se
(Agustfn , Carta a Hilario, IV 23-26, 29-39). conforma con el primer ali menta que cae en sus manos (Teodoreto de Ciro,
Discurso sobre la Providencia, VI 660).

Mas tarde la interpretaci6n de Agustfn fue recogida por los principales Teodoreto da incluso una vision desoladora de las desgracias de los ricos:
Padres, a veces de una form a muy tosca, pero muy clara. Se propagaba la
teorfa del orden social-orden di vino: El duefio de la casa es asediado por miles de preocupaciones: tiene que
ocuparse de mantener a la famil ia, pagar al princ ipe el impuesto establecido,
Dios ha querido que baya pobres precisamente para que los ricos tengan la vender el excedente de sus mercancfas, y por otra parte comprar Io q ue le fal-
forma de redi mir sus pecaclos. Podfa haber hecho a todo e l mun<lo igual de ta .. . Por muy esclave que sea e l siervo de cuerpo, tiene el alma libre y exen-
rico, pcro ha qucrido dar a los ricos e l medio de ejercer su compasi6n y la mi- ta de cualquier preocupaci6n de este tipo, porque él no se aflige con la sequfa
sericordia. De modo que si vemos que unos cuantos ricos reunen mas bienes de la tierra, ni se queja de la falta de compradores para los productos, ni sufre
de los que necesitan, y muchas pobres no reunen ni siquiera Io necesario, no al ver a un acreedor, ni terne al enjambre de cobradores ... Cuando e l pecado
debemos atribufrselo a los méritas de unos y otros, sinoque este reparte es, por hizo necesaria la di visi6n de la humanidad en amos y siervos, Dios af\adi6 las
200 CRISIS E !NFLACIÔN LA MONEDA Y LA EVOLUCIÔN SOCIAL 201

preocupaciones a la autoridad que les dio a los primeras, y si en su parte les daba limosna. A este retrato «en negativo» del rico le correspondfa e l positi-
correspondieron los insomnios, y en el reparto un numero mayor de enfer- va del rico que daba limosna, virtud esencial para los Padres;
medades, a los siervos, en cambio, les dio una salud mas robusta, un apetito - era codicioso y avaro, y estaba condenado por este motivo. Este era
mejor, un sueiio mas dulce y mas largo, capaz de rcponer el cuerpo cansado y uno de los temas mas t6picos de los escritos de los Padres;
dejarlo en condiciones de soportar los esfuerzos del dfa siguiente (Teodoreto - utilizaba su poder para explotar al pobre.
de Ciro, Discurso sobre la Providencia, Vil 679-680).
Esta crftica de la mala riqueza y los malos ricos era uno de los temas mas
frecuentes del Bajo Imperio. Se abordaba con frecuencia, bien al comentar
Asf pues, la divisi6n del mundo forrnaba parte de los planes divinos: «Al pe- Jas Escrituras, bien en las homilfas, bien directamente, bien so pretexto de in-
cado le sigui6 fatalmente la divisi6n de la humanidad en dos grupos: los que
vitaciones a la limosna.
recibieron la orden de mandar y los que se vieron obligados a obedecer»
(Teodoreto de Ciro, Discurso sobre la Prvvidencia, VII 684). Escribi6 una
El buen pobre
larga justificaci6n de los cometidos de amos y criados (Teodoreto de Ciro,
Discurso sobre la Providencia, VII). Desanoll6 esta idea en un discurso ti- La Iglesia comparaba a este mal rico con el buen rico, que daba limosna
tulado Que el hecho de estar al servicio de un mal amo no perjudica al sa- y legaba su fortuna a la Iglesia. También podfa comparai· al buen rico con el
bio y El esfuerzo del hombre nunca es estéril, ni siquiera si sus frutos no buen pobre, pobre de nacimiento o después de haber entregado sus bienes a
aparecen en la vida presente (Teodoreto de Ciro, Discurso sobre la Provi- la Jglesia. Esta tradici6n de invitaci6n a la pobreza individual tenfa sus fuen-
dencia, IX). Teodoreto también se hizo eco de la- idea de Agustfn de que se tes en varios pasajes del Evangelio de Mateo: «Mirad los pajaros del cielo:
podfa servir a un mal amo, y que estos malos ricos estaban en el mundo para no siembran ni cosechan, no almacenan nada en los graneros, y vuestro Pa-
poner a prueba a los hombres: «He demostrado con los santos oraculos que dre celestial los alimenta» (Mateo, 6, 26); «No os procuréis oro ni plata, ni
un hombre que sirve a un mal amo, ademjs de evitar el mal, puede practicar dinero para llevar en vuestros cinturones» (Mateo, 10, 9, comentado por Je-
la virtud e incluso proporcionar a sus amos muchas ocasiones de salvaci6n» r6nimo, Comentario sobre Mateo ! , 10, 9-10), y sobre todo «es mas fâcil que
(Teodoreto de Ciro, Discurso sobre la Providencia, VIII 690). entre un camello por el ojo de una aguja que un rico en el reino de Dios»
(Mateo, 19, 24).
Con estas frases los renovadores de la Iglesia trataban de devolver su po-
4.4. Los arquetipos sociales breza original a la instituci6n, sobre todo Nilo de Ancira y la corriente de los
fundadores del monaquismo oriental. El tema de la pobreza de los monjes,
El mal rico sobre todo de los de Egipto, y el tema del hombre que Jiquidaba sus bienes
pai·a hacerse religioso eran continuaci6n de las imprecaciones de Jer6nimo
Aunque la lglesia justificaba la posesi6n de riquezas, con ciertas condi- en el tercer cuarto del siglo IV (Carta 22, 33-35, en 384). Los escritos de Je-
ciones (la limosna y las donaciones, entre otras), segufa condenando a los r6nimo reflejaban una tensi6n en el interior de la Iglesia. En la otra punta del
malos ricos, como habfa hecho Lucas a prop6sito de Lazaro (Lucas 16, 19- mundo, Hilario ya habfa llamado la atenci6n de sus contemporaneos acerca
3 1). La crftica al mal rico se completaba con la exaltaci6n del bu en pobre. del desprendimiento original: «el profeta s61o ha podido ser rico en el Senor
Ambas formaban parte del juego sutil de la crftica a las riquezas y la exalta- despreciando al mundo, del que se ha despojado» (Hilai-ïo, Comentario so-
ci6n de las limosnas, donaciones a la Iglesia y ofrendas testamentarias . bre el salmo 11 8, 2, 9).
Al mal rico se le conocfa por sus defectos: En la segunda mitad del siglo IV Efrén de Nisibina, sensible quiza a las
- no daba limosna; primeras corrientes eremfticas, recogfa este tema: «No poseais oro [Mateo
- s6lo le interesaba aumentar su capital. Esta actitud fue condenada con 10.9] para que entre ellos no se encuentre ningun Judas porque ese oro le
frecuencia por los Padres; quit6 la vida a Nacor [Jos. 7, 1-26], cubri6 a Guejazf de lepra [Reyes, 5, 20-
- especulaba con el hambre; 27] y sedujo a todo el pueblo en el desierto. También les prohibi6 la plata y
- consideraba que la riqueza otorga poder; la alej6 de etlos [Mateo 10, 9)] pai·a que no se creyera que eran mercaderes
- prestaba para enriquecerse mas. Esta condena se unfa a la condena en vez de predicadores» (Efrén de Nisibina, Comentario sobre el Evangelio,
mas general del préstamo con usura; VIII 1, l ). Esta pobreza acab6 siendo la regla en las vidas monasticas orien-
- se consideraba el verdadero propietario de los bienes, cuando s6lo era tales: «los hermanos no tienen dinero, por no hablar de monedas de oro» (La
su usuario temporal. La avaricia le hacfa usurpar titulos de propiedad; primera vida griega de san Pacomio, 59), y luego en las occidentales: «na-
- permanecfa impasible ante la pobreza y la situaci6n de los pobres. No die en este lugar ha tenido nunca celda, cofre ni armario de ninguna clase»
202 CRISIS E JNFLACJÔN

(Vida de san lupiciano, en Vidas de Los padres del Jura, 173). Cesareo de
Arles hacfa del rechazo al dinera y de la pobreza eremftica un fundamento
de su ensefianza (Cesâreo de Arles, Regla de las vfrgenes, cartas a las mon-
jas en las obras monasticas, y e n general el conjunto de las Obras monas-
ticas).
Corno en e l caso de los malos ricos, los Padres criticaban las acu mula-
ciones de riq uezas, reales o descri tas en las Escrituras, coma «las tiendas de
los bandidos nadan en la abundancia [Job 24, 20)» (comentado por Gregorio
Magno, Morales sobre Job , 11 , 1; véase sobre el episodio Jos. 7 .20-21 ). CONCLUSION
E l elogio de la pobreza, volu ntaria o no, Io mismo que las condenas de
los ricos, se convirti6 en un género li terario cultivado por Agustfn :
Al final del esta obra crccmos que nuestra hip6tesis de trabajo se confir-
Un hombre perdi6 Lodas s us riquezas y, reducido s ubiLamente a una extre- ma. Durante los ultimos siglos de l imperio romano el sistema monetario se
ma pobreza, mantuvo su animo tan inquebrantable y dirigido hacia Dios que vio tan alterado como las estructuras econ6micas, polfticas, militares e in-
mostraba a las claras que para él esas riquezas no habfan sido grandes ... Si
cluso re ligiosas.
pudiera haber en nuestro tiempo hombres con un animo semejante, en el Nue-
vo Testamento no se nos prohibirfa con fuerza la posesi6n de riquezas (Agus-
En efccto, durante estas décadas el mundo del imperio romano primera
tfn, Las costumbres de la lglesia Cat6lica, 42). se recuper6 de las invasiones y los des6rdenes del siglo 111. Pero este mun-
do del Bajo Imperio era un conjunto mu y diversificado. La sociedad se ha-
bla divid ido en dos grupos: los mas ricos y los mas pobres. La ocupaci6n
del suelo habla cambiado, hablan aparecido nuevas formas de explotaci6n
de las tierras agrlcolas: grandes dominios y peque fias granjas. Era una épo-
ca de contrastes. Las tierras ricas podlan lindar con tierras abandonadas, las
ciudades nuevas se distingulan de las ciudades en ruinas.
Los Padres de la Iglesia justificaron estas transformaciones sociales. Pro-
cedentes de una Iglesia clandestina, empezaron por limitar sus crfticas a los
aspectas mas sangrantes de las desigualdades, y luego acabaron admitiendo
el conjunto de la construcci6n social que aparecfa ante sus ojos.
El sistema monetario fue uno de los principales elementos de estas trans-
formaciones. Su evoluci6n dio lugar a trasvases de riquezas. El elemento
clave fue e l desarrollo de las emisiones y de la fiscalidad basada en el oro.
Provocando una crisis de subida de los precios, hi zo que estallaran los gru-
pos sociales.
Cuando aparecieron las nuevas organizaciones sociales, la subida de los
precios se estabiliz6, y luego la funci6n del sistema monetario fue perdiendo
importancia para dar paso a unas relaciones basadas sobre todo en los servi-
cios y los donativos en especie.
Sin duda, esta evoluc i6n fue mas acentuada en la zona occidental del im-
perio. En Orie nte la moneda seguia desempefiando un pape! importante; la
presi6n fi scal dism inuy6 a ralz de la subida al poder de Anastasio, y el nu-
merar io sigui6 teniendo un peso considerable; la evoluc i6n hacia las estruc-
turas latifundistas y feudales se detu vo.
Por Io menos hasta mediados de la Edad Media la moneda no volvi6 a
desempefiar un pape! importante en los intercambios y en la vida econ6mi-
ca. La renovaci6n monetaria acab6 con la im posibi lidad de acumular una ri-
queza no territorial y permiti6 e l surgimiento de una nueva sociedad.
204 CRISIS E INFLACIÔN

La cuesti6n que se podrfa plantear es saber cuales fueron los obstacu.


los que .impidicron el. paso de la sociedad monetarizada del Bajo Imperio a
una soc1edad comercial, y por qué hubo que esperar a que Io hiciera la so-
ciedad monetarizada de la Edad Media. Creemos que esos obstaculos fue.
ron dos: por un lado, la fa lta de reservas monetarias, cuya utilizaci6n podfa
ser controlada en mayor medida por los estados; y por otro, las limitacio-
nes del pape ! del dinero y e l monopolio de la Iglcsia cat61ica, vinculada a
la explotaci6n latifundista de la tierra, que no podfa admitir la aparici6n de
nuevas riquezas. ANEXO: EL SISTEMA MONETARIO
y SU EVOLUCIÔN
No es este el lugar para hacer una exposici6n de todos los aspectos evo-
lutivos del sistema monetario, a los que dedicaré otro trabajo. Vamos a cen-
trarnos en los aspectos estrictamente econ6micos.

1. EL IMPERIO ENTRE DOS POLfTICAS MONETARIAS


La cuesti6n principal de los sistemas monetarios estriba en la relaci6n en-
tre monedas ff sicas y unidades de cuenta.
En el Alto Imperio, el sistema monetario estaba organizado en torno a re-
laciones simples y estables entre las monedas. Las monedas y las unidades
de cuenta se solfan confundir. Ciertamente, parece que su cotizaci6n fluc-
tuaba a veces alrededor de la cotizaci6n legal, de acuerdo con el valor de
los metales preciosos, como cuando después de la toma del oro y la plata
de los dacios. Parece que en algunas cuentas se utilizaron multiplos de
cuenta como los sestercios de oro, pero sin revisar las relaciones entre las
distintas monedas. Asf, por no citar mas que las principales monedas, el
aureus valfa 25 denarios, 1OO sestercios y 400 as.
La crisis del siglo 111 habfa desatado una fuerte inflaci6n que afectaba a
las distintas monedas. Al bajar el valor de las monedas de cuenta y perma-
necer estable la relaci6n entre unidades de cuenta y la acufiaci6n, las cecas
se veian obligadas a reducir el precio de coste de las monedas. En varios
afios, por ejemplo, el antoniniano de plata emitido con un valor de 2 dena-
rios pas6 de un peso de 2,22 g de plata pura en 238-244 a unos 0,06 g en
270-274. Las cecas disminuyeron proporcionalmente el precio de coste de
las monedas. Esta crisis tam bi én debi6 tener su repercusi6n en los ingresos
del imperio. Durante el medio milenio de estabilidad del dinero de plata, la
mayorfa de las tasas se habfan fijado en unidades de cuenta, y no ad valo-
rem. Toda restauraci6n polftica y financiera pasaba por una restauraci6n de
los ingresos del imperio y una estabilidad monetaria. La restauraci6n mone-
taria pasaba por varias reformas de la acufiaci6n:
- la reanudaci6n de las acufiaciones de metales preciosos sobre una
base mas estable, con una ley y un peso definidos, mientras que el peso de
las emisiones anteriores era cspecialmente errâtico;
206 CRISJS E INFLACIÔN EL SISTEMA MONETARIO Y SU EVOLUCIÔN 207

la creaci6n de nuevas monedas de bronce. una moneda de bronce de ley y peso fijos. La moneda del imperio Jlevaba la
Las acuiiaciones de monedas de oro se reanudaron durante el reinado d arca XI o XXI, es decir, 10 partes de bronce y una de plata o veinte partes
111
C laudio II, y sobre todo durante el de Aureliano. El asunto del bronce e e de bronce y una de plata. Al crear un mUltiplo del antoniniano, Aureliano se
mas delicado. Si se volvfa a aplicar la teorfa anterior, el sistema monetario ~a reserv6 la posibilidad de modificar el valor de las monedas de bronce. Pare-
hallarfa en una posici6n delicada en caso de una nueva crisis. e ce que esta teorfa también inspir6 la reforma de Diocleciano, con la creaci6n
del nummus, que s61o tenfa indicaciones metrol6gicas, en particular en Sis-
cia y Alejandrfa, donde reaparece la marca de ley (XXI hacia 300, en am-
1.1. Las dos teorfas monetarias bos casas). Asimismo, el edicto de Afrodisia, que doblaba el valor liberato-
rio de estas monedas, no era mas que una aplicaci6n de las posibilidades de
Llamamos teorfa romana a aquella que establece una relaci6n fija y esta- la teorfa alejandrina, al separar poder liberatorio y monedas.
ble ~ntre las mon~das (de bronce en este caso) y las unidades de cuenta. Esta La teorfa romana reapareci6 en los tiempos diffciles de las guerras ci-
teona ~ra la de fmales de la republica romana, y luego la de los emperado- viles. En 307 los cambios polfticos provocaron cambios en materia mone-
rcs occidentales, de Augusto a Galieno. taria. Durante el perfodo de grandes alteraciones monetarias los empera-
Por el contrario, la te?r~a al~jandrina consistfa en mantener las leyes y los dores quisieron mantener la relaci6n entre unidades de cuenta y unidades
pesos de las monedas, d1st111guir las unidades circulantes de las unidades de circulantes, Io que les llev6 a reducir el peso de las especies monetarias .
cuenta y dejar que cayera el poder liberatorio de las unidades de cuenta. Esta Los pesos se redujeron en mayo de 307, luego en noviembre, después en
teorfa pudo estar tomada de los sistemas monetarios orientales. 309 y en la primavera de 313. En 318 la ley y el poder liberatorio fueron
Durante el A~t? Imperio. ambos sistemas podfan coexistir sin mayores pro- elevados, coincidiendo con la creaci6n del centenionalis, y luego reduci-
blemas. La estab1 hdad del s1stema monetario romano y la de las monedas acu- dos. El peso se redujo de nuevo en mayo de 330 y a principios de 336. La
iiad~s por la ceca de Alejandrfa evitaban cualquier crisis. Las emisiones de
creaci6n de la majorina en 348 se tradujo en un alza de los pesos, leyes y
AleJand1ia, las unicas que podfan circular en Egipto, se podfan cambiar facil- poderes liberatorios, que cayeron de nuevo en 350, en 353 y en 358 , se ele-
m~nt~ ~or m~n~das r~manas, ya que no podfan circular fuera de Egipto. Al varon de nuevo durante el reinado de Juliano, y luego se redujeron duran-
c.omc1dir la en.sis del s1glo 111 con un perfodo de des6rdenes polfticos y una se- te los de Joviano y Valentiniano 1. Hubo que esperar a 381 para que el peso
n e de u~urpac10nes .que dividieron el imperio, aparecieron los particularismos de las emisiones de bronce fuera modificado. Después de esta fecha las ca-
monetanos. En Galia, P6stumo y sus sucesores, entre 259-260 y 274 trataron sas son mas diffciles de entender. lSe inspiraban estas reformas en princi-
d~ mantener la ley de las monedas en una proporci6n especialmente alta,
pios alejandrinos, o romanos? La respuesta no es facil.
~entras que la ley de las monedas emitidas por las cecas sometidas a la auto-
ndad de los em~eradores legftimos se hundfa rapidamente. En Alejandrfa, Teorfa alejandrina Teorfa romana
Reforma
c.omo hemo.s pod1do demostrar, los monetarios optaron por mantener el mayor
tlempo pos1ble las leyes y los pesos, en detrimento de la unidad de cuenta. Aureliana X
294 X
30 1 (sept.) Ed icta de Afrodis ia X
1.2. El imperio /rente a las dos teorfas 301 (nov.) Edic ta de l Maxima X

Reducci6n ponde ral 30 7 X


Parece que la cot~zaci 6n de la moneda de oro fluctu6 bastante a partir de Reducci6n ponderal 307 X
Reducci6 n ponderal 309 X
las reformas rnonetanas de Claudio y Aureliano. Al ser la libra de oro, en su
Reducci6n ponderal 313 X
forma. entera o. en. ~oneda fraccionaria (aurei o solidi), moneda y mercancfa
Alza de 318 X
a un t1empo, s1grnf1cante del valor y ella misma valor, no podfa volver a te- X
Disminuci6n de Li c inio ( 12,5 d.)
ner un curso tan estable como en el Alto Imperio. Ademas, la vuelta al mer- X
Redu cci6 n ponderal 330
c~do de las monedas de oro era un factor de inestabilidad y alza de los pre- X
Reducci6n ponderal 336
c1os, por Io que debfa parecer imposible el restablecimiento de una relaci6n Alza de 348 X
estable entre las monedas mientras las cantidades acuiiadas aumentaban de Reducci6 n pondera l 350 X
forma regular. Lo mismo ocurrfa con la plata. Reducc i6n ponderal 353 X
~sf pues, la.s acuiiaciones de bronce se vieron afectadas por las distintas Reducc i6n ponderal 358 X

teonas monetanas. Alza de 362 X


Reducci6n ponderal 364 X
La teorfa de Alejandrfa fue introducida en Roma por Aureliano, que cre6
208 CRISIS E INFLACIÔN EL SISTEMA MONETARIO Y SU EVOLUCIÔN 209
Este cuadro pone en evidencia la adopci6n de la teorfa alej andrina desde que este edicto, aplicado a todos los sectores de la economfa y a todos los
Aureliano hasta el edicto del Maximo para las especies de bronce, y la pos- productos, reforzaba la unidad de cuenta, contrariamente a las teorfas alejan-
terior vuelta a los principios romanos, mientras que las monedas de oro y drinas, que dejaban caer el poder liberatorio de la unidad de cuenta.
plata segufan flotando segun el principio alejandrino. Un giro en la polltica financiera tan rapido, ya que tuvo lugar en unas po-
En el siglo 1v la teorfa romana tampoco consigui6 ser tan dominante cas semanas o meses, y tan profundo, s6lo pudo ser consecuencia de un fra-
como durante el Alto Imperio. En efecto, en esta época las tres acufiacio- caso estrepitoso de la reforma de Afrodisia. El simple fracaso potencial s6lo
nes, de oro, plata y bronce, mantenfan relaciones estables con las monedas podfa ser un error de apreciaci6n del impacto de la reforma en los reembol-
ffsicas y las unidades de cuenta. Por ejemplo, el aureus encontraba sin di- sos de las deudas. Diocleciano ya habfa previsto esta posibilidad en el texto
ficu ltad su contravalor en denarios o en bronce. Incluso durante las Ultimas del edicto:
décadas del Bajo Imperio, cuando mas aplicaci6n tuvo la teorfa romana,
s6lo afect6 a la acufiaci6n de cobre, ya que el oro, y probablemente la pla- En cuanto a los deudores que, antes del 1 de septiembre, o bien tengan
ta, tuvieron cursos flotantes. De modo que si se puede imaginar una rela- deudas con el fisco, o bien estan vincul ados por obligaciones privadas de-
ci6n fija entre x monedas de bronce, cada una de ellas con un valor y en mostrables, es de todo punto justo y conforme a la mas estricta equidad que
unidades de cuenta, esta relaci6n no concernfa al valor del oro estimado en se apl ique esta respetable regla: estan obligados al mismo numero de mone-
das que habrfan pagado, seglin e l poder liberatorio legal reconocido que tenfa
bronce o unidad de cuenta. Aureliano y sus sucesores s6lo trataron de apli-
la rnoneda, antes de que, a causa de nuestra previsi6n y en virtud de la pre-
car la teorfa alejandrina al bronce, mientras que e! oro debfa «flotar» tras la sente ley, se haya producido un aumento. Que aquellos a quienes se impone
creaci6n del antoniniano. esta disposici6n no piensen que en nuestra decisi6n hay iniquidad alguna: en
lQué motivos tuvo esta limitaci6n en la aplicaci6n de la teorfa alejandri- efecto, parece convenie nte que paguen la cantidad debida con arreglo al po-
na? Parece que las explicaciones, o al menos los parecidos, debemos buscar- der liberatorio legal segun el cual han recibido manifiestamente las monedas
los en perfodos mas conocidos. En las décadas que siguieron a las primeras (Edicto de Afrodisia).
importaciones de metales preciosos de América, las variaciones de las reser-
vas monetarias en circulaci6n debilitaron las relaciones entre los valores de Parece que los emperadores tuvieron que abandonar la teorfa monetaria
los diferentes metales. Los metales cuyas cualidades variaron sensiblemente alejandrina a causa de la obligaci6n de devolver en unidades de cuenta el do-
se vieron beneficiados o pe1judicados por unas «primas», al alza o a la baja, ble de la suma prestada. Asf, por un préstamo de un argenteus, cuyo valor a
que de hecho hacfan que su cotizaci6n fuera flotante. Se puede suponer que primeros de 301 era de 50 denarios, el deudor debfa devolver a finales de 301
la existencia de fuertes variaciones incontrolables, al menos por el Estado, un mismo argente us que val fa ya 1OO denarios. La reacci6n natural de tratar
en la oferta y la demanda de monedas preciosas, a diferencia de los bronces, de obtener el mismo peso de plata fina para el mismo tipo de producto debi6
era un obstaculo insalvable para los economistas romanos, como lo es para provocar fuertes aumentos nominales de los precios. Este fen6meno, bien co-
los modernos. Para la época romana, las diferencias regionales entre las dis- nocido en el caso de la Edad Media, fue descrito por Lactancio. La revalua-
tintas zonas del imperio y las diferencias en la demanda de monedas precio- ci6n del argenteus se atribufa entonces a la avaricia de Diocleciano: «Dio-
sas podfan tener la entidad suficiente como para perturbar seriamente los cleciano no podfa resignarse a la merma de sus tesoros: amasaba dinero por
equilibrios monetarios e impedir el restablecimiento del sistema «romano» doquier para no tener que empezar a ahorrar. El resultado fue una extrema
en las acufiaciones de oro y plata. carestfa, y entonces promulg6 una tarifa de los productos» (Sobre la muerte
de los perseguidores, 7). El aumento del precio de los productos, que tuvo
que ser por Io menos igual a la duplicaci6n del valor de las monedas, caus6
1.3. Teoria alejandrina y teor{a romana: los motivos de una elecci6n alteraciones. Lo mismo debi6 ocurrir con las deudas, que fueron dobladas en
unidades de cuenta, como establecfa explfcitamente el edicto del Maximo.
El imperio abandon6 esta tradici6n alejandrina en el caso del bronce y la Podemos considerar, pues, que los problemas relacionados con el pre-
plata tras la promulgaci6n del edicto de Afrodisia (septiembre de 301) y an- cio de los productos y la devoluci6n de las deudas fueron de tal calibre, que
tes del edicto del Maximo (noviembre-diciembre de 301). En efecto , con este la reforma se sald6 con un rotundo fracaso, lo cual oblig6 al emperador a
ultimo, ya no se trataba de revaluar las especies para aumentar su poder li- tomar medidas que estuvieran a la altura del problema, y a tasar toda la
beratorio, sino, sin duda tras el fracaso del edicto de Afrodisia, de actuar so- economfa.
bre los precios de los productos para obtener una estabilizaci6n general. Por La cuesti6n de las deudas estaba en el centro de la vida econ6mica.
Io tanto, se mantuvo la relaci6n entre unidad de cuenta y moneda ffsica, y
Diocleciano trat6 de bajar los precios de los productos. Se puede considerar
14. - DEPEYROT
210 CRISIS E INFLACIÔN EL SISTEMA MONETARIO Y SU EVOLUCIÔN 211

1.4. El caracter jiduciario pero los escritos. de los Padres le~ prestan poca at.enci6n'. Hacia 330-340 Pa-
comio guarcl6 tngo para los trabajadorcs de las minas (Vida de san Pacomio,
tradici6n copta, 39), y en 372 Basilio se preocup6 por la situaci6n en las
La diferencia entre el valor dado por el edicto de Afrodisia y el valor d
«minas de hicrro de Taurus» (Carta 110).
la plata en el edicto del Maxima es del 37 por l OO: el valor de la moned e
de pl~t~ (al .l/96 de la libr~) estaba fijado en 1OO denarios e n el edicto
A~rod1srn, m1entras que la lrbra de plata estaba fijada en 6.000 denarios en 1
d: Es posible que en la década de 380 perdurase la costumbre de condcnar
al trabajo en las minas, o se mantuviera su recuerdo, porque en estos afios se
edrcto del Maximo. e cita todavfa a «un cristiano condenado por los impfos a los j uegos, a las fie-
ras o a las minas ... » (Constituciones apost6licas, IV 6. 1-4).
Lo mismo su~edfa cuando 1 ~ ley de 529-544 (Cl VIII 4.27) hacfa que un
Después de estas fechas apenas hay alusiones a las minas de cobre.
sueldo fuera equ1valente a 20 lrbras de bronce, mientras que segun el siste-
ma monetario bastaba con 16 li bras.
2.2. La penetraciôn de la mo11eda en los intercambios
2. DESARROLLO Y RETROCESO DE LAS ACUNACIONES EN EL BAJO IMPERIO
Para tratar de conocer las evoluciones de la moneda de bronce en el si-
2. 1. El origen del cobre gle rv, y en particular para cstudi ar su papel, hemos crefdo conveniente de-
terminar la proporci6n de monedas descubiertas en los tcsoros frente al nu-
~o~ocemos muy pocos documentas sobre cl origen del cobre usado en la mero de monedas descubiertas en las excavaciones.
acunac16n de los bronces y las aleaciones de plata. Los unicos relatas que Para estudi ar esta evol uci6n de la penetraci6n nos hemos remitido a las
conocemos aluden a las condenas. cifras y listas preparadas para el estudio del Numéraire gaulois du ive siècle.
L~s condenas a un trabajo en las minas eran muy frecuentes en el Bajo Hemos tratado de averiguar la evoluci6n de la cantidad de monedas ateso-
l~p~no, sobre todo por deudas. En muchos textos se habla de condenas a radas y de las que se perdieron en los yacimientos arqueol6gicos. E l estudio
cn st1anos e n el marco de la persecuci6n de Diocleciano y sus sucesores: incluye 193.780 monedas de bronce bien datadas y descubiertas en Galia
«!'ersecuci6n de Diocleciano, los cristianos a las minas», referfa bastantes (Francia, Bélgica, orilla izquicrda del Rin, Luxemburgo y Suiza), a falta de
anos después Malalas (Cronografta, XII 3 10). Parece que estas condenas publicaciones de yacim ientos en las zonas orientales. El porcentaje que da-
fueron n:1~Y numerosas. Desde el inicio, la administraci6n registr6 el trasla- mos a continuaci6n se ha calculado sobre la suma de las monedas por perfo-
do de pns10neros: «Reconozco la llegada de 6 trabajadores oriundos de nues- do y refleja las monedas correspondientes a los tesoros y a las excavaciones.
tr.a ~ldea ab~jo enumerados, e n 25 de febrero, deportados a las minas de Ma-
x1mrnn6pohs» (Les plus anciens monuments du Christianisme écrits sur Porcentaje de monedas Porcentaje de moncdas
p~pyri, p. 132, 6~) (escrito c. 283-304). No obstante, parece que las deporta- Pcrfodo halladas en los tesoros Pcrfodo halladas en los tesoros
~10nes fueron mas numerosas durante el reinado de Galeria, sin duda a par- 294-305 99 348-350 55
tir de 307, segun varios testimonios literarios.
305-309 98 350-353 88
La mas famosa de todas las minas era la de Phaeno. Situada a cuarenta
309-313 97 353-357 14
kil6metros del mar M uerto, era conocida por el episodio de la serpiente de
313-3 18 91 357-361 8
bronce qu~ sal~6 a los israelitas del desierto. Allf fueron deportados «el obis-
318-324 81 36 1-364 2
po. de. las 1gles1~s. de Gaza, con otros treinta y nueve, Peleo y Nilo, obispos
eg1pc1os» (Sulp1c10 Severo, Historia eclesiastica, VIII 13, 5). «Muchos con- 324-330 84 364-367 7
voyes. f~reron e nviados .allf a parlir de 307. Después de 309-310, al parecer, 330-335 65 367-375 6
los cnsttanos fueron ret1rados de la mina» (ibid., VII 2, 2 de abril de 307; VII 336-337 64 375-378 7
3, 5 de noviembre de 307; VII 4, en 307). 337-341 68 378-388 58
Con motivo de esta persecuci6n se mencionan otras minas como las de 34 1-348 79 388-402 44
Cilicia: «ell os habfan escoltado a los confesores a Cilicia, ha~ta las minas
~e este pafs» (Sulpicio Severo, Los mqrtires de Palestina, XI 5). Otros cris- La evoluci6n de la proporci6n es clara, salve dos inversiones de tenden-
t1anos fueron a parar a las minas de Africa. cia a mediados y finales del sigle 1v, rclacionadas con emisiones de grandes
Después de la conversion de Constantino no hubo tantas conde nas. Las bronces. Hasta 318 la moncda nueva fue esencialmente atesorada. La pene-
minas siguieron recibiendo «derechos comunes» o condenados por deudas, traci6n del numerario en los circuitos econ6m icos tuvo lugar entre 318 y
2 12 CRJSJS E INFLACIÔN EL SISTEMA MONETARIO Y SU EVOLUCIÔN 213

330, perfodo en el que aparece un mayor mimera de monedas en los ya . rnientos. Las monedas de plata y bronce, menos necesarias para la vida eco-
. t
m1en os arqueo 16g1.cos. Después de 330, con el aurnento extraordinario d,,. 1Ct- n6mica, fueron atesoradas en grandes cantidades.
- · ,. as
acunac1ones, el numerario se hace muy corriente. El fracaso de los intent Podemos preguntamos por el significado de estas cifras de pcnctraci6n
de refuerzo. ~e las especies circu lantes •. entre 348 y 353, hizo que los emp~~ de la moneda en las distintas capas de intercambios. La penetraci6n depen-
~adores ern1t1eran de nuevo gran cant1dad de moneda pequefia ligera, que dfa de la importancia de la producci6n monetaria: cuanto mas importantes
mund6 el mercado. Entre 353 y 378 se hicieron muy pocos tesoros de bro _ eran Jas ernisiones mas se difundfa el numerario. Esta explicaci6n es valida
ces. En cambio,
.
a finales de siglo, la importancia de los tesoros fue en an U-
para las grandes emisiones del siglo 11 1. Por otra parte, parece que la difusi6n
mento, sm duda ~ causa del saqueo de los yacimientos y a la busqueda de de la moneda de bronce también pudo estar e n funci6n de la importancia de
bronce para fund1rlo. La evoluc16n fue la misma en el caso de las monedas las emisiones de numerario de oro: durante el siglo IV, a medida que se di-
de plala: fundfa el oro, la moneda de bronce llegaba a las capas sociales mas bajas.
Esta hip6tesis podrfa explicar el desarrollo de la acufiaci6n de bronce en el
Porcentajc de moncdas siglo 1v con c l aumento de las emisiones de oro, y luego cierta disminuci6n
Perfodo halladas en los tesoros de las espccics de bronce occidentales coincidente con la disminuci6n de las
294-305 98 emisiones de oro.
305-313 92
3 13-3 18 100
3 18-330 2.3. Occidente y las acuFiaciones, de los romanos a los barbaros
330-350 98
350-364 99
364-383 El sistema monetario del Bajo Imperia fue reformado varias veces. Fue
99
383-388 una sucesi6n de reducciones ponderales, acompafiada de creaci6n de multi-
99
388-393 100 plos, que se vieron afectados por las cafdas de los pesos.
393-siglo v 99 El Bajo Imperia se pucde caracterizar como el perfodo de reintroducci6n
en la vida econ6mica corriente:
Los documentas referentes a estas monedas de plata son mas escasos y - de las especies de bronce, a rafz de la reforma monetaria de Diocle-
por Io tanto, mas diffciles de interpretar. Pero sabemos que las monedas d~ ciano, y luego de las de 3 18 y 330;
met~! blanco ap~ec ie~on durante el reinado de Diocleciano, sin duda en gran - de las especies de plata, primera con las acufiaciones constantinianas
cantldad. A contmuac16n empezaron a escasear. Desde rnediados de siglo a de 324, luego con las de la década de 330, y por ultimo, y sobre todo, con
rafz de la reducci6n de peso de 353, las monedas de plata penetraron p1'.0 _ las grandes em isiones monetarias del decenio que sigui6 a la reforma de 358
fundamente en las capas mas humildes de la circulaci6n monetaria si bien y la creaci6n de la silicua;
los porcentajes no reflejan con exactitud la importancia del aument~ del nu- - de las monedas de oro, a partir de las acufiaciones de los afios 330-
mero de rnonedas descubiertas en excavaciones. 340, y sobre todo de las grandes e misiones de la década de 360.
A finales del siglo 1v las monedas de plata ya eran Io bastante corrientes Pero también es el perfodo de la desaparici6n de ciertas monedas impe-
co~o para ser atesoradas en vasijas de ceramica, cuando hasta entonces se riales en la parte occidental del imperio, reemplazadas a veces por monedas
hab1an guardado sobre todo en vasijas de metal. barbaras:
.. En l fne~s generales, la circulaci6n del bronce, bastante limitada a prin- - las emisiones de bronce se suspendieron casi por completo en Occi-
c1p1os de s1glo, fue en aumento. Parece que este fen6meno se inici6 a rafz dente a partir de 402. Desde entonces fueron residuales, acufiadas en peque-
de la reforma de 318 y se generaliz6 rapidamente para las monedas de bron - fias cantidades por algunas cecas.
ce, afectando luego a las especies de plata. También las rnonedas de oro se - Las acufiaciones de plata, que fueron importantes durante todo el si-
suma.ro~ a este aumento de las cantidades emitidas y a esta penetraci6n en glo IV, se redujeron tras la muette de Magno Maximo. Las invasiones de co-
las d1stmtas capas de la circulaci6n. A principios del siglo v la proporci6n mienzos del siglo v contribuyeron a esta disminuci6n de las acufiaciones, que
de monedas atesoradas aument6 considerablemente. Este carnbio de tenden- tras la muerte de Constantino III tuvo un caracter irreversible en Occidente.
cia se puede explicar por un fucrtc descenso de las monedas descubiertas en - Las acufiaciones de oro fueron menas importantes Lras la muerte de
las excavaciones. E l debilitamiento de la economfa monetaria a finales del Honorio. Durante el reinado de Valentiniano III, y a su muerte, la penuria se
siglo 1v en las zonas galas limit6 el empleo de las monedas en los yaci- agrav6 definilivamente, pese a las fuertes e misiones de Antemio.
2 14 CR ISIS E INFLACIÔN EL SISTEM A MONETARIO Y SU EVOL UCIÔN 2 15

En los tres casos Jas cecas barbaras relevaron a las acufiaciones impe- un u·acio mas sea alojado, y que vuelva a su pafs natal», 19 de marzo de
riales: ~73 (CTh X 19.3). En estas regiones se abrieron pequefios talleres donde se
Para el broncc: las cecas vandalas cmiticron gran cantidad de pe- prepar~~an lingotes de oro y plata, descmpefiando el pape! de cecas secun-
quefios bronces que se difundieron por las ciudadcs de la costa mediterrâ- darias 1tmerantes.
nea. A estos bronces pequefios se sumaron las em is iones locales de nummi Es posible que hubiera minas mucho mas a l norte del imperio. Se cita el
asf como los viejos br_5mces de los sig los 111 y I V, puestos en circulaci6n po; ejemplo de unas tropas estacionadas en Georgia, durante el reinado de Cons-
las poblaciones. En Africa, por cjemplo, los vândalos reacufiaron en los tantino, que fueron sobornadas por el oro de un rey: «Las tropas que habfan
grandes bronces del Alto lmperio la marca XLII, que los integraba en e l sis- ido a Georgia se habfan quedado allf para gobernar e l p~fs del principe de
tema monetario va ndalo. Aghdsnik con 4.000 hombres e n la fortaleza de Oghgan. Este fue corrompi-
- Para la plata: si se excluyen los recortes de las silicuas antiguas, que do por el oro del rey del norte» (Zenob de G lag, Historia de Daron, 5). Es-
no son monedas de imitaci6n propiamentc <lichas, las principales emisiones, tas minas de bieron seguir en producci6n en la época de los Valentinianos. Un
o las mas conocidas, fueron rcalizadas por los vandalos. A l parecer, empe- texto de Juan Casiano alude a ello, pero sin precisar la clase de minerai:
zaron Lras la toma de Roma. «mientras Valente gobernaba el munclo, tuve que llevar el fruto de una co-
- Para el oro: las imitaciones mas numcrosas se inspiraron en las emi- Jecta a nuestros hermanos de Egipto y Tebaida que habfan sido confinados a
siones de Valentiniano III, Io que hace suponcr que empezaron en la década Jas minas del Pontoy Armenia» (Conferencias XVIII 7).
de 440, en varios lugares de Galia, dondc las necesidades militares hacfan En Egipto también se explotaron varias minas . Los historiadores bizan-
necesaria la acufiaci6n de oro. tinos mencionan unas minas vigi ladas por los etfopes, y describen los tra-
En e l intervalo de medio siglo las emisioncs imperiales occidentales ha- bajos en las minas de oro con la fractura de las piedras por la acci6n del
bfan dado paso a las escasas acufiaciones bârbaras. fuego, un Javadero y unos lugares de recaudaci6n de tasas aduaneras (Fo-
cio, Biblioteca, Agatdrquida, 250, 447b-449), sin que sepamos exactamen-
te si estas descripciones corresponde n a actividades contemporaneas o a t6-
3. LA IMPORTANCIA DEL ORO picos antiguos, algunos de los c uales podfan estar tomados de Her6doto
(IV 96).
3.1 . La cuesti6n de las minas de oro (y de p/ata) Los mineros soportaron fuertes impuestos. U na tasa impuesta sobre la
compra de los polvos y pepitas proporcionaba aproximadamente un 15 por
Al imperio le falt6 oro. Los emperadores trataron de extraer de las mi- 1OO de oro a las liberalidades: «en virtud de tasas particul ares, se tienen que
nas la cantidad necesaria para fina nciar las guerras y pagar a las tropas. E n pagar 14 onzas de oro por una libra», 8 de e nero de 367 (CTh X 19.4). Los
36 1, Ju li ano, antes de declarar la guerra a Constanc io II, escribi6: «Pensé mineros estaban sujetos al reglamento de tasas particulares, de «8 escrupu-
que debfa asegurarme el apoyo de las naciones mas poderosas y obtener, los de polvo de oro cada uno», 10 de diciembre de 365 (CTh X 19 .3), que
como te nfa derecho, los fondos necesarios de las minas de plata y oro» (Ju- fue rebajada, posiblemente a causa de l agotamiento de los filones, a «7 es-
liano, Discursos de Juliana César, V 13). Es posible que Juliano preten- crupulos a pagar, cada afio, por cada uno, a las liberalidades, no s6lo en la
diera ex plotar los yaci mientos galos, que en e l sig lo 1v todavfa eran poco di6cesis del Ponto, sino también e n la di6cesis de Asia», 20 de febrero de
acti vos, como da a entender Ausonio: «el Tarn que contiene oro» (El Mo- 392 (CTh X 19.1 2) .
sela, 465). E n general , parece que Jas minas de oro de Occidente no fueron E l agotamie nto de las minas y los des6rde nes de la época hicieron que
mu y acti vas en el Bajo Imperio, y las de  fri ca todavfa no producfan en muchos mineros se rebelaran o engrosaran las fi las de los invasores. Pro-
cantidad suficiente. Descripciones como la de Ausonio responden, proba- copio habla de unos «hombres expertos en e l arte de extraer el oro para re-
blemente, a una idealizaci6n de la vida rural y campcsi na, mas que a una clutarlos» (Am., XXVI 8, 14), sin duda mineros que habfan s ido objeto de
realidad econ6mica. De hecho, las grandes minas se encontraban sobre una legislaci6n particular desde 373 (CTh X 19.3, véase supra) , y que po-
todo e n c l centro de l imperio o en Oriente. dfan formar unos refuerzos cxcelcntes para los bârbaros, sobre todo du-
All f habfa varias regiones que eran grandes productoras de oro: Macedo- rante la invasion de 377: «[a los goclos rebeldes] se les unieron unos ex-
nia, Ili ria y las di6cesis de Asia y e l Ponto. La zona e n contacto con el Da- pertos en el arte de seguir las venas del oro que ya no podfan soportar las
nubio sufri6 las incursiones de los barbaros, especia lmente los godos, que se tasas e impuestos» (Am., XXXI 6, 6; véase ta mbién C laudiano, Pan. Teo-
instalaron en ellas: «Tal como nuestro sefior Valente ha ordenado para Orien- doro, 40 ss.).
te, los mineros ... deben cuidarse de entrar e n propiedadcs ajenas. Este edic- En el exterior ciel imperio, Oriente tambié n fue un lugar mftico de ex-
to debe ser notificado a los provinciales de lliria y Macedonia, para que nin- tracci6n de oro. Ciertos autores hablan de Persia, cuyas minas serfan ricas y
216 CRISIS E INFLACIÔN EL SISTEMA MONETARIO Y SU EVOLUCIÔN 217

faciles de explotar. Libanio también atestigua esta riqueza inutilizada de los producci6n de oro monetario fue muy fluctuante, s i bien las emisiones tu-
persas: «Sus aliados les ofrecen una masa de oro que, conscrvada desde an- vieron una fuerte tendencia a aumentar. De hecho, la cuesti6n se plantea en
tiguo, se gast6 entonces para los mercenarios» (Libanio, Discurso 59, 1OO). términos de rescrvas, mas que de producci6n . Si se puede considerar que
Este «desatesoramiento» del oro se habrfa producido durante el reinado de el papel de la acumulaci6n fue muy reducido para las emisiones de bron-
Constantino. ces de la primera mitad del siglo 1v, que se refundieron con frecuencia, no
Muchos autores aluden también a las riquezas de la India. La irnagina- ocurri6 Io mismo con las de oro. El oro circul aba como metal y como nu-
ci6n de los antiguos exager6 la riqueza de estas regiones, donde el oro se ob- merario. Las monedas antiguas podfan circu lar, al no cambiar las caracte-
tenfa con facilidad. En la literatura del siglo 1v sigue habiendo nurnerosos re- rfsticas técnicas de las monedas. La refundici6n de las monedas, a menudo
cuerdos de la epopeya de Alejandro. preconizada por los textos legislativos, permiti6 man tener cierta tasa de re-
Esta tradici6n se cruz6 con otra mas cristiana, que arrancaba del Génesis. fundici6n.
Otras regiones todavfa mas orientales, el «pafs de los seros» (B irrnania), te- En un estudio anterior nos propusimos calcul ar esta tasa de refundici6n
nfan farna de ri cas: «de las rocas sacais piedras preciosas y de las arenas ex- anual de monedas de oro. Calcu lamos la diferencia de peso entre varios lo-
traéis Oro» (Orens, Advertencia). tes de monedas de oro que tenfan un estado de conservaci6n excepcional,
La rnenor importancia de la plata explica que no conozcamos tantos tex- salidos del mismo par de cufios (tesoros de Szikancs y de la Casa delle Ves-
tos referentes a las minas de plata. En el imperio se dcscubrieron muchas mi- tali) con el peso medio de un lote de monedas de la misma época, reunido
nas, sobre todo en Occidente. de forma aleatoria. La comparac i6n de la pérdida ponderal de los sueldos
antiguos con las que se han encontrado en monedas de Francia y Gran Bre-
tafia del sigl o x1x nos permitieron estimar en un 6,5 por 1OO de las reservas
monetarias la parte de las monedas en c irculaci6n refundidas cada afio. La
3.2. Los tesoros imperiales
comparaci6n entre las «vidas» te6ricas de las monedas y la composici6n de
los tesoros del Estado nos permite pensar que la estimaci6n es muy vero-
Por Io general los tesoros imperiales segufan al emperador en sus des- sfmil.
plazamientos y batallas. Asf ocurri6 durante las guerras entre Constantino y En el libro L'or du Bas-Empire (Constantin li - Zénon), aparecen varios
Licinio, o en 378, cuando los godos asediaron Adrian6polis. graficos de la evoluci6n de las producciones monetarias y de la producci6n
A veces se almacenaban monedas de oro, bien después de la recaudaci6n util de las grandes zonas del imperio. Remitimos a ellos para los comenta-
de impuestos, bien durante la preparaci6n de las guerras: rios metodol6gicos detallados. De todos modos, precisaremos que para cal-
cular estas reservas utiles hemos hallado el total anual de las monedas pro-
Venusto, funcionario de la caj a de las liberalidadcs durante el reinado de ducidas por las cecas (disminuido en los casos de evidente exageraci6n), y
Valente, y a quien este ultimo habfa enviado mucho antes a Nicomedia para luego hemos convertido estas cifras en Indices (siendo la base 100 la pro-
repartir entre cada uno de sus soldados desperdigados por Oriente el oro co- ducci6n de monedas de oro del afio 294). Para verificar la validez de la cur-
rrespondiente a su paga, se dirigi6 rapidamente a Cfcico con los fondos de que
va obtenida, hemos calculado el numero de cufios empleados para ciertas
era depositario. Allf se encontr6 casualmente con Sereniano, que a la saz6n era
conde de la guardi a imperial y habfa sido enviado allf para vigilar el tesoro
emisiones a partir de varias emisiones y varios tesoros (en particular Dort-
(Am., XXVI 8, 6-7, hac ia 364-366). mund, Casa delle Vestali de Roma y Szikancs). Las comprobaciones exactas
entre los resultados obtenidos por descue nto de los cufios y los obtenidos por
Al hablar de emperadores ec6nomos se mencionan algunos tesoros: estimaci6n de la producci6n a partir de los ejemplares hallados han dado
«[Teodorico] fue generoso, y aunque no hall6 mas que un almiar de heno en por buenos los resultados. Antes de seguir con los comentarios, presenta-
mos los cuadros de las produccioncs monctarias utiles. Para poner en evi-
el tesoro, Io rehizo con su esfuerzo y Io llen6» (Vida de Teodorico, 12, 60,
e n 474-526) . dencia la reducci6n de la parte de las acufiaciones occidentales en la com-
posici6n de las reservas utiles del impcrio, damos las cifras occidentales y
globales. Del estudio de las em isiones monetarias se desprende que las re-
servas aumentaron durante las primeras décadas del siglo v1, con una tasa
3.3. Producci6n y reservas monetarias media del 2 al 2,5 por 1OO hasta 367. A continuaci6n, de 368 al final del
siglo v, parece que estas reservas disminuyeron a raz6n de un 0 ,5 a 0,8 por
La producci6n de oro ha sido estudiada en nuestra obra L'or du Bas- 100 anual. Sean cuales fueren los métodos de calculo y las tasas, parece
Empire. Nos limitaremos a precisar aquf las principales conc lusiones. La que cl a lza fue mas importante durante la década de 360 que en todas las
2 18 CRISIS E INFLACIÔN EL SISTEM A MONETARIO Y SU EVOLUCIÔN 2 19

décadas anteriores (7 ,39 por 1OO anual e n 360-369, frente a 1, 19 por 100 Evoluci611 de las reservas titi/es roma11as (indices)
de promedio anual en 310-359). La producci6n de oro aume nt6 de forma 'Io de Occidcntc
exponencial durante todo el siglo, pcro llcg6 a su nive! maxi mo en los afios Aiio Occidentc Total en el total de pafses
360. Este aumento de las reservas monetarias de oro caus6 graves trastor-
nos monetarios, que afectaron a las monedas de bronce a partir de 348, has-
--}Io 443 924 48
320 509 1.046 49
ta el reinado de Valentiniano I. 358 1.0 11 35
330
La evoluc i6n general de las acufiaciones también pone en evidencia la 340 270 1.257 21
baj ada de las emisiones occidentales e n la formaci6n de las reservas mo- 350 629 1.487 42
netarias. 360 60 1 1.638 37
370 64 1 2.938 22
Producci611 a11ual de oro 380 l.062 2.645 40
390 1.071 2.406 45
Pcrfo<lo Indice Perfo<lo f n<lice 400 99 1 2. 191 45
410 1.222 2.234 55
294-305 100 350-353 229 59
128 353-357 420 1.179 1.992
305-309 184 46
309-3 13 155 357-361 115 430 956 2.09 1
440 727 1.964 37
313-318 102 361-364 567 30
3 18-324 90 364-367 605 450 575 1.942
460 547 1.748 31
324-330 81 367-375 148 41
330-335 98 375-378 144 470 736 1.778
480 673 1.688 40
336-337 179 378-383 283 29
128 490 42 1 1.437
337-34 1 383-388 131
34 1-348 136 388-395 185
348-350 229
Estimaci611 del 111imero de sue/dos e11 circulaci611
(el ntimero de aurei ha sido aumentado para tener en cuenta
la diferencia ponderal con el sueldo)
3.4. Las reservas monetarias de oro
Aiio Nt1111cro (en millones) Peso (en toncladas)
Aunque hemos empezado nuestros calc ulos con las primeras amoneda- 310 13 59
ciones de 294, los estudios de composici6n de las reservas s6lo pueden em- 320 15 68
pezar a partir de 3 10, para tener en c uenta el pape! de las emisiones antiguas 330 15 68
en la circulaci6n monetaria (el término Occidente engloba las acufiaciones de 340 18 82
350 22 100
Galia e Italia).
360 24 109
En el c uadro siguie nte aparece el Indice de la evoluci6n de las reservas 200
370 44
monetari as de oro durante el imperio. Para destacar la importancia relativa 39 177
380
de las reservas occidentales y orientales, hemos presentado el peso de las 36 163
390
reservas occide ntales e n relaci6n con las reservas totales. Por ultimo, la 400 32 145
parte de las reservas occidentales en el conjunto de las reservas monetarias 410 33 150
imperiales se ex presa en porcentaje (sie ndo e l Indice 100 el peso de la e mi- 420 29 132
si6n del afio 294 e n la circ ulaci6n). Las producciones an uales se han su- 430 31 141
mado asl de afio en afio, restando 1uego e l 6,5 por 1OO anual para tener en 440 29 132
c uenta el impacta de las distintas retiradas de fondos. Las cifras detalladas 450 29 132
460 26 118
aparecen en nuestro trabajo sobre el oro en el Bajo Imperio.
470 26 118
480 25 113
490 21 95
220 CRISIS E INPLACIÔN
EL SISTEMA MONETARIO Y SU EVOLUCIÔN 221

La demanda de oro se hace cada vez mas apremiante a través de los tex-
tos y se refleja en un aumento de leyes que incluyen multas en oro, mas que
11 'un aumento de las multas. Un analisis de las leyes que incluyen mul tas y
toneladas ~el promedio de las multas permite segui r la evoluci6n de esta exigencia, que
presenta una cafda en los afios 415-430. .
200 Si el examen del C6digo Teodosiano permite seguir la evoluci6n de una
demanda de metal amarillo, no es menas cierto que el pago de estas sumas
era aleatorio, al estar sometido a la comprobaci6n del delito, a su castigo y
al pago de la multa. De modo que es imposible apreciar los efectos econ6-
micos de la percepci6n de estas mu ltas.

100
Las mu/tas en el «C6digo Teodosiano»

% de leyes con
Perfodo Plata Libras de oro Sueldos mullas en oro

3 15-320 <5
aiios
320-325
310 330 350 370 390 410 430 450 470 490 325-330
330-335
335-340 60 <5 3
Reservas de oro del i111perio
340-345 45 <5 5
345-350 <5 6
350-355 50 3
3.5. Las mu/tas en el «C6digo Teodosiano» 355-360 82 10
360-365 1.500 175 90 3
Para el estudio de la recaudaci6n de impuestos y tasas, y de hecho para 365-370 150 134 38 1
370-375 23 5
el estudio de la demanda del Estado, pode mos referirnos al C6digo Teo-
375-380 50 36 68 6
dosiano. Esta importante colecci6n de leyes es uno de los escasos textos 8,5
380-385 41 5
que nos permite realizar una aproximaci6n c uantitativa. Las leyes del C6- 28 7
385-390 200
digo Teodosiano, promulgadas con frecuencia a veces irregular, nos brin- 390-395 345 8 8,5
dan la posibilidad de seguir la evoluci6n de las tasas y multas entre 330 y 395-400 485 33 8,7
440. E n efecto, no hay nada mas significati vo que la demanda imperial, 400-405 82 78 13,5
que refleja el deseo de que e n las arcas del Estado entre determinada suma 405-4 10 275 8 15 13
de tal metal o tal otro. Nuestro examen nos ha pe rmitido calculai· el im- 410-4 15 477 42 14,5
porte total, para perfodos de 5 afios, de las multas o las sumas mencionadas 415-420 70 5,7
en la redacci6n de los textos. Hemos podido hacer las siguientes constata- 420-425 100 5 5,5
ciones: 425-430 90 200 4
- de 330 a 360 aproximadamente, el emperador percibi6 o esperaba 430-435
percibir multas en plata (hemos sefialado el sumptus de los pretores, como 435-440 72 400 21
prueba del pape! de la plata);
- hacia 350-360 el oro compite con la plata en el pago de tasas y multas; Los 340 edictos de la Ley Gombeta (474-5 16) incluyen cierto numero
- después de 380, solo el oro (en libras o sue ldos) es reclamado en las de multas en sueldos de oro. En efecto, 11 3 leyes incluyen dichas multas, Io
leyes, hasta las ultimas leyes de los afios 440, tal vez con preferencia por los que supone un 33 por 100. E sta proporci6n es mucho mas importante que
sueldos en los ultimos afios.
en los ultimos afios del C6digo Teodosiano. En cambio la Ley Gombeta no
222 CRISIS E INFLACIÔN EL SISTEMA MONETARIO Y SU EVOLUCIÔN 223

incluye ninguna multa ex presada en libras de oro. Esta evoluci6n de la pre- cipios del sig lo _v). Para perfodos _mas recie ntes, aunque relate~ hechos de
si6n legislativa en oro es tanto mâs interesante cuanto que las reservas mo- principios del s1glo IV, podemos c1tar la anécdota de una mend1ga a la que
netarias en oro eran menores, dadas las escasas emisiones occidentales du- robaron 16 monedas de oro (Segundo panegfrico de san Claudio de Antio-
rante el siglo v . La desaparici6n de multas al peso revela que el oro ya no qufa por Constantino, obispo de Assiut, 208 ss., escrito en los siglos v1-v11),
debfa circular casi. Las estimaciones y las multas en sueldos s6lo podfan ser 0 la de Antonio, sometido a las diab61icas tentaciones del oro: «Antonio
estimaciones en sueldos de cuenta. Esta hip6tesis de trabajo se ve confir- vio oro, tirado e n el camino. Antonio, asombrado ante semej ante cantidad,
mada por el examen de la Ley Ripuaria, por ejemplo, que hacia el siglo vm se alej6 de él como del fuego» (Atanasio, Vida de san Antonio, 12) . «El
menciona los sueldos en 137 de las 221 leyes (62 por l 00), c uando en ese diablo hizo que se me apareciera oro» (Atanasio, Vida de san Antonio, 40;
momento ya casi no circulaban monedas de oro, como no fueran tercios de vivi6 c. 25 1-356). Par otra parte, este oro podfa circular en sacos, como las
sueldo. demâs monedas: «Dios ordena a los padres que no les preparen a sus hijos
Otro elemento que nos permite confirmar la importancia del oro en los tesoros pecuniarios ni sacos cargados de oro [aureos saccos]» (Salviano, A la
textos legislativos o similares son las multas en casa de profanaci6n de tum- Jglesia, 1, 18).
bas. Estas multas, gravadas sobre soportes modestos, revelan la generaliza- Esta generalizaci6n del oro provoc6 fuertes crfticas de numerosos auto-
ci6n del uso del oro en los actos cotidianos de la vida. res. Desde mediados del siglo IV, y concretamente en 369, el famoso texto
De rebus bellicis describe detalladamente el aumento de las reservas mone-
tarias en oro. Es uno de los pocos textos econ6micos de la antigüedad, su-
3.6. El pape! del oro y su crftica mamente revelador e instructivo:

Ademas de medir el aumento de la importancia del oro siguiendo la evo- Fue en la época de Constantino cuando una excesiva prodigalidad asign6
luci6n de las multas y los cdictos en el C6digo Teodosiano, o tratando de me- al oro, en lugar del bronce [hasta entonces muy apreciado], a los comercios vi-
dir la evoluci6n de las acufiaciones, incluso examinando la parte crecie nte de les, pero el ori gen de semejante avidez, segun se cree, es el siguiente. Cuando
los precios estimados en sueldos, podemos extraer indicaciones de varias el oro, la plata y gran cantidad de piedras preciosas depositadas en los templos
textos sobre la presencia de las monedas de oro en el Bajo Imperio. fueron confiscados por el Estado, acrecentaron el deseo que todos tenfan de dar
y poseer y, cuando la distribuci6n de bronce parecfa ya enorme y copiosa, el
Desde 308, gracias a un inventario de bienes tras un fallecimiento, pode-
afan de hacer donativos en oro [metal que se consideraba mas precioso] fue to-
mos comprobar que el oro formaba parte de la herencia. Un papiro (P.O. XIV
davfa mas excesivo bajo los efectos de alguna locura. Debido a esta abundan-
1645) menciona la presencia de 2 onzas 4 gramos menos 2 quilates de oro y cia de oro, las casas privadas de los poderosos se enriquecieron y acrecentaron
20 talentos de monedas en una de ellas. su nobleza en detrimento de los pobres, al encontrarse los mas pobres eviden-
Hacia 380 el usa y posesi6n de oro se generalizaron, y Juan Cris6stomo temente oprimjdos por la violencia. Pero los pobres, en su aflicci6n, también
se vio en la necesidad de advertir a sus oyentes de la presencia de ladrones: se vefan impulsados a di versos intentos criminales, y sin ningun respeto por el
«[el diablo] ha introducido en nuestra multitud a los ladrones y cortadores de derecho, ningun sentimiento de piedad , confiaban su venganza al mal: en efec-
boisas que mas de una vez han quitado a numerosas personas, cuando esta- to, con frecuencia causaron los peores perjuicios al imperio despoblando los
ban aquf reunidas, el oro que llevaban encima. Sf, eso es Io que les ha ocurri- campos, alterando el orden con su bandidaj e, suscitando el odio y, de fechorfa
do aquf mismo a muchas personas, y mâs de una vez. Os aconsejo y exhorto en fec horfa, favorecieron a los tiranos, que son menos producto de la audacia
a que no llevéis oro encima cuando vengâis aquf» (Juan Cris6stomo, Sobre la que tizones ardientes para resaltar la gloria de tus méritos. Por Io tanto corres-
incomprensibilidad de Dios, 735). ponde a Tu Prudencia, excelente emperador, una ve~ reprimida la prodigalidad,
velar por el bien de los contribuyentes y transmitir a la posteridad la gloria de
Hacia 398-402 Sfmaco todavfa podfa evocar la esp6rtula de las bodas:
tu nombre.
«l Tenéis miedo de que os pida una pieza acufiada en oro?» (Sfmaco, Carta
4, 55). Esta vieja tradici6n se remontaba al Alto Imperio, cuando la esp6rtu- Ambrosio, en cambio, elogia a los «Brahmanes [que] rechazan el pape!
la se pagaba en plata (Pl inio JO. l 16. 1), mientras que en el Bajo Imperia el
del oro» (Ambrosio, El episodio brahman, 2). Durante el siglo v Rutilio Na-
oro reemplaz6 a la plata.
maciano todavfa se hace eco del pape! deletéreo del oro:
Mâs o menos en la misma época un autor an6nimo también habla de
varios obj etos de oro, que posee una persona humilde: «Una ta! Basiana, Los pueblos reciben mas beneficios de la tierra fecunda, que crea el hierro,
una pobre mujer del pueblo, habfa cogido varios objetos pequefios de oro que de la grava amaril la del Tajo espafiol. El oro destructor solo sirve para
que le pertenecfan, de los que puede tener una obrera [se trataba de peque- crear el vicio: el deseo ciego de oro !leva a toda clase de crfmenes. El oro ofre-
fios anillos y collares]» (Vida y milagros de santa Tecla, milagro 43, prin- cido como presente acaba con el vfnculo de un himen legftimo; el seno de la
224 CRJSIS E INf'LACIÔN EL SISTEMA MONETAR IO Y SU EVOLUCIÔN 225

joven se compra con una lluvia de oro. Vencida por el oro, la fïdelidad traie' s6lo podfa ser una persona «que ha preferido el oro amonedado con la efigie
na a las ciudadcs mcjor defcndidas; el abuso escandaloso del oro desencad~o­ de Jos hombres en ve1 de con la efigie de Dios» (Juan Casiano, lnstituciones
la furia de la propia intriga (Rutilio Namaciano, Sobre su regreso, 355-36~~ VII 7, 6). Los antiguos enseguida se dieron cuenta de la importancia del oro
para el comercio antiguo: «Ex iste otro signo de la dominaci6n de los roma-
Los Padres de la lglesia comparan a menudo el oro puro con la purez nos que Dios les otorg6, me refiero al hecho de que todas las naciones co-
del. alma. Por eso .a ~ec.es dan in~icaciones sobre la calidad del oro: «El or~ rnercian con la moneda acufiada por ellos, y que en todos los lugares, de un
natrvo es el que n1 s1qu1era neces1ta pasar por el fuego para aparecer de bue. extremo a otro de la tierra, es aceptada por todos los hombres y todos los rei-
na ley, es decir, depurado; hoy dfa se le llama comt'.inmente obryzum» (Teo. 005 [cf. Topograffa cristiana, J 1, 17-19], privilegio que no posee ningt'.in otro
doreto de Ciro, Comentario sobre !sofas, V 13, 12). Los Padres también reino» Cosmas Indicopleustés, Topograffa cristiana, II 77). Estas teorfas pro-
cor_nparan la fe con la moneda: la primera podfa ser alterada por los herejes videncialistas se remiten a las profecfas de Daniel 2, 34 y 7, 11, y 2, 69-7 J
a~ 1gual que la moneda por los falsi ficadores (Cirilo de Jerusalé n, Cateque~
y 75.
sis, Y, 13); «El fuego pone a prueba los metales y las funciones sacerdotales
las aimas de los hombres» (Juan Cris6stomo, Tratado del sacerdocio, YI 8)
Basilio utiliza el mismo argumento: ·
3. 7. ;, Bimetalismo o monometalismo?
Vuestra plata no esta probada: es dccir, el dogma de vucstra fe no esta
probado, lleva. una falsa impronta [c f. Ps 11 , 7] ... buscad un dogma que, en La cuesti6n del monometalismo o del bimetalismo se ha abordado con
vez de ser bat1do en el troque! del Espfritu Santo, esté marcado con el senti- frecuencia a prop6sito del Bajo Imperia. Generalmente, esta cuesti6n no esta
miento particular de los pérfidos falsificadores que fabrican clandestinamcnte expresada claramente. Desde el punto de vista econ6mico, el bimetalismo
dogmas diffcilcs de distinguir de los buenos, y que, deslizando estas monedas s61o existe a partir del momento en que la unidad de cuenta se define tanto
a~terada~ y marcad~s con la efigie del enemigo en el tesoro real, hacen que se en peso de plata como en peso de oro. Esta definici6n implica una total con-
p1erdan mmensas nquezas y ademas que la gente acabe en la penuria, cuando vertibilidad de las sumas en oro o plata, asf como una relaci6n exacta y es-
se trata de distinguir en esas especies las verdaderas de las falsas. Porque Ios
table entre las monedas de oro y las de plata.
buenos cambistas, los cambistas honrados y seguros, escasean (Come11tario
sobre lsafas, I, 47). Se puede considerar que durante el Alto Imperio la estabilidad de las mo-
nedas circulantes, tanto de oro como de plata, habfa desembocado en un bi-
A veces la comparaci6n se basa en los términos empleados: «Se ha expli- metalismo de hecho, por Io menos de Augusto a los Severos. Después de esta
c.ado. que. en el examen d~ nuestro profeta el término oro significaba el espf- fecha la cuesti6n es mas problematica. Después de los Severos y durante el
ntu ilummado, y el térmmo plata la palabra avisada y exacta» (Comentario siglo 111, la desaparici6n de la amonedaci6n de plata pura hizo que el sistema
sobre lsafas, 5, 136); también encontramos: «Las estatuillas del oro espiri- evolucionara hacia un monometalismo de oro.
tual son las ensefianzas en sombra y en figura de la Escritura. La plata cuyos Los emperadores del Bajo Imperia no llegaron a crear las condiciones
pesos adornan las estatuillas de oro son las palabras puras del Sefior, que son reales del bimetalismo. Se puede pensar que Diocleciano, aspirando a un
de plata probada por el fuego» (Didimo, Zacarias .. ., 2, 15- J 7). Por exten- sisterna monetario similar al del Alto Imperio, trat6 de crear un nuevo bi-
si6n, se compara la purificaci6n de los espfritus con la purificaci6n de los metalismo. Pero la suspensi6n de las ernisiones de plata y los des6rdenes
metales: «A los que son buenos, aunque sean un poco negligentes, el Sefior monetarios de mediados del siglo IV hicieron que el oro predominase. Des-
les purifica como la plata [Ps 66 (65), 10]» (Vida de san Pacomio, tradici6n de mediados del siglo IV, la estimaci6n de los precios en monedas de oro o
capta, 186). Experimenta, pues, el mismo proceso que la de los metales: en partes de la moneda de oro volvi6 a crear exactamente las condiciones
«Cuanto mas tiempo permanece el oro en el horno, mas puro se vuelve» de un monometalismo de oro. El Bajo Imperio nunca pudo reunir las condi-
(Juan Cris6stomo, Homil{a sobre san Julian, 2). ciones del bimetalismo.
El oro se convierte en sfmbolo divino por excelencia. Se compara el oro
con los santos (Paulino de No ta, Carra 23), o incluso con la palabra divina:
«Las Escrituras son las t'.inicas minas de oro» (Juan Cris6stomo, Homilfa so- 4. LAS PRINCIPALES MONEDAS
bre Os{as, III 6). Hay que buscar el oro en las Escrituras, como los mineros
Io buscan en la tierra (Juan Cris6stomo, Homilfa sobre Osfas, II, 2, 46 ss.). E l sistema monetario del Bajo Imperio forma un conjunto complejo. En
Agustfn llega a comparar a la Iglesia con un extenso campo en el que se pue- lfneas generales constaba, en cada metal, de monedas principales, mt'.iltiplos
den encontrar tesoros (Agustfn, Serm6n 4, 26). Por otra parte, un pecador y monedas fraccionarias. Esto ocurrfa sobre todo con las especies de oro y
15. DEPEYROT
226 C RI SIS E IN FLACIÔ N EL SISTEMA MONETARIO Y SU EVOLUCIÔN 227

plata, cuya moneda principal estaba acompafiada de multiplos (de 1,5 a 12 El sistema monetario
veces el peso de la unidad) .
Aquf s61o hemos enumerado Jas monedas mas importantes o las que se
mencionan en los capftulos anteriores. Precisamos el peso en gramos de las
distintas monedas. En algunos casos también damos la talla de la moneda
-
t: oro Fol. gr
6
1
Aureus
60
JO
Fol. ee
600
100
Ar8e111e11s
1.500
250
Nw11111us
6.000
1.000
Denario~
75.000
12.500
expresada en fracci6n de la libra romana (unos 327 gramos). ' 1 10 25 100 1.250
El sistema monetario se estudia de manera pormenorizada en «Le systè- 1 2,5 10 125
me monétaire de Dioclétien à la fin de l'Empire romain», Revue belge de nu- 1 4 50
mismatique ( 1992). 1 12,5

4.1. De Diocleciano a las reformas de 313 4.2. Las reformas de 313 a 337

Monedas de oro
Monedas de oro
aureus: 5,45 g
aureus: 5,45 g semis (medio aureus): 2,72 g
semis (medio aureus): 2,72 g solidus: 4,54 g
solidus: 4,54 g semis (medio solidus): 2,25 g
semis (medio solidus): 2,25 g fracci6n de 1,5 silicua de peso: 1,71 g
fracci6n de 1,5 silicua de peso: 1,71 g
Monedas de plata
Monedas de plata
miliarense de 4,54 g y 5,45 g
denario (denario de plata o argenteus): 3,41 g denario (denario de plata o argenteus): 3,4 1 g

Monedas de bronce (antes de la reforma de 294) Monedas de bronce

antoninianos-aurelianianos: 3,89 g de metal plateado nummus: desde comienzos de 313 hasta 318: 3,40 g de metal plateado.
centenionalis (100 denarios) : desde 318: 3,40 g; desde 330: 2,50 g; des-
Monedas de bronce (tras la reforma de 294) de 336: 1,70 g; metal plateado.
En Oriente aparece en 321 una moneda del mismo peso (con dos bustos)
nummus: 10,21 g; desde mayo de 307: 8,18 g; desde novie mbre de 307: (metal plateado, (,50 dena.rios?) y otra sin plata o casi, con un valor de 12,5 de-
6,80 g; desde finales de 309: 4,55 g. Meta! plateado. El nummus dobl6 su va- narios (xiµ).
lor en 301 , e n virtud del edicto de Afrodisia, pasando de 12,5 a 25 denarios
de cuenta. Monedas de cuenta
Fracci6n: 2,97 gramos de cobre.
Otra pequefia moneda fraccionaria de cobre puro de l,27 g. un follis grande y un follis pequefio de 12.500 y 125 denarios.
denario de cuenta.
Unidades de cuenta
Sistema monetario
un folLis grande y otro pequefio, de 12.500 y 125 denarios.
denario de cuenta. Miliare11se pesado Mi/iarense ligero Argemeus
(5,45 g) (4,54 g) (3,40 g)
5 6 8
3 4
228 CR ISIS E INFLACIÔN EL SISTEMA MONETARIO Y SU EVOLUCIÔN 229

Solidus Miliarense pesado Miliarense ligero Argente11s Monedas de cuenta


15 18 24
Jollis pequefio: 1/12 de la moneda de plata
denario de cuenta
Tipo Zona de emisi6n Ley Yalor
Bronce plateado Occidente 5 por 100 100 d. Sistema monetario
Semi bronce (frac.) Occidente 5 por 100? 50 d.
Bronce 2 bustos Oriente 2,5 por 100 50 d. Solidus Miliarense pesado Miliarense ligero
Antiguo bronce imperio l ,5 por 100 25 d. 1/60 1/72 11156 Silicua Follis
Bronce xiµ Oriente 0? 12,5 d. 1 15 18 40 480

4.3. De 337 a 364 Sueldo Silicua Fol lis Bronce 11120 Bronce 1/156
40 480 c 2.880 c 3.840
Monedas de oro l 12 c 72 c 96
1 c6 c8
aureus: 5,45 g
semis (medio aureus): 2,72 g
solidus: 4,54 g 4.4. De 364 a 383
semis (medio solidus): 2,25 g
fracci6n de 1,5 silicua de peso: 1,71 g
Monedas de oro
Monedas de plata aureus: 5,45 g
semis (media aureus): 2,72 g
miliarense de 4,54 g y 5,45 g solidus: 4,54 g
denario (denario de plata o argenteus) , hasta 358: 3,41 g semis (medio solidus): 2,25 g
silicua a partir de 358: 2,10 g fracci6n de 1,5 silicua de peso: 1,71 g
Monedas de bronce
Monedas de plata
centenionalis (100 denarios) hasta 348: 3,40 g; después de 330: 2,50 g;
después de 336: 1,70 g; metal plateado miliarense de 4,54 g y 5,45 g
silicua después de 358: 2,10 g
bronce grande (348-350): 5,20/5,30 ; después de 349: 5,20 g a 4,50 g, me-
tal plateado
bronce mediano (348-350): 4,20/4,50 g, metal plateado Monedas de bronce
bronce pequefio (348-350): 2,50/2,70 g, cobre
bronce grande (353): 8,20 g, metal plateado cuyo peso fue reducido (6,81 g unos pocos bronces pesados (9,03 g - l/36 de libra- , 4,54 g - 1172 de
y por ultimo 4,54 g) libra- , 3,40 g - 1196 de libra- ), cobre
bronce mediano (353-358): 2 ,50 g, luego 2,26 g, cobre con valor de bronce mediano de cobre (364-381): 2,49 g, con un valor de 6.000 dine-
1.000 denarios (talla de 1/120 de la libra) ras al principio - 1/132 de libra
bronce (358-362): 2,09 g, cobre (talla de 1/156 de la libra) bronce grande (después de 38 1): 5,45 g - 1/60 de libra
bronce grande (362-364): 9,08 g, cobre bronce pequefio (después de 38 1): 1,70 g - 11192 de libra- . En Orien-
bronce medio (362-364): 3,40 g, cobre te, bronces pequefios de 1,30 g -11252 de libra
230 CRISIS E INFLACIÔN EL SISTEMA MONETARIO Y SU EVOLUCIÔN 23 1

Monedas de cuenta Monedas de cuenta

follis pequefio: 1112 de la moneda de plata follis pequefio : 1/12 de la moneda de plata
denario de cuenta denario de cuenta

Sistema monetario Sistema mon eta rio

Sue ldo Mi/iare11se pesado Mil. ligero Silicua Fo!.§. s ueldo Tremis Mil. pesado Mil. ligero Silicua
1 15 18 40 480 3 15 18 60
1 32 1 5 6 20
12 1 4
3,3

Si licua 11156 Follis Bronces: 1/60 Bronccs: 1/72 Bronces: 1/132 Bronces: 1/192
1 12 Bronces: 1/60 Bronces: 1/192 Bronces: 1/252
l
36
3
48
4
72?
6?
120?
10 ? -
Si licua 1/216 Folli.1·
12 36? 120 ? 156?
1 3? 10 ? 13?

4.5. De 383 a 395


4.6. De 395 a 491: Occidente
Monedas de oro
Monedas de oro
aureus: 5,45 g
semis (medio aureus): 2,72 g aureus: 5,45 g
solidus: 4,54 g solidus: 4,54 g
semis (medio solidus): 2,25 g semis (medio solidus): 2,25 g
Fracci6n de 1,5 silicuas de peso, c. antes de 384: 1,7 1 g /remis: 1,50 g
tremis c. después de 384: 1,50 g

Monedas de plata Monedas de p /ata

miliarense de 4,54 g y 5,45 g silicua: de 358 ac. 385: 2,09 g ( 1/156); de 385 a 4 11 : 1,70 g ( 1/2 16); des-
silicua: antes de 385: 2,09 g - 1/1 56 de libra- . Después de 385: 1,5 1 g pués de 411: 1,27 g (1/288)
- 1/2 16 de libra- , tal vez con una pequefia alza durante el reinado de
Eugenio Monedas de bronce

Monedas de bronce bronce pequefio de 1,02 g (1/280)

bronce grande: 5,45 g ( 1/60 de libra) Monedas de cuenta


bronce pequefio: 1,70 g ( l/ 192 de libra), luego 1,30 g (1/252 de Iibra)
tras la usurpaci6n de Mâximo: follis pequefio: 1/12 de la moneda de plata
- bronces al 1160 (5,45 g) hasta 385 en Occidente, hasta 395 en Oriente denario de cuenta
- bronces al 11132 (2,47 g) en Italia y Tesal6nica
- bronces al 1/192 (1 ,70 g) en Galia, hasta 385
- bronces al 1/252 (1 ,30 g) en Oriente y después de 385
232 CR JSJS E INFLACIÔN

Sistema monetario

Sueldo Si li cua~ Folle~

60 720 c. 7.200
1 12 c. 120
1 12

4.7 . De 395 a 491: Oriente COMPLEMENTOS


Monedas de oro JNTRODUCCIÔN

aureus: 5,45 g Mickwitz y Mazzarino: G. Mickwitz, 1932. S. Mazzarino, 195 1 y 1973. Estas dos
solidus: 4,54 g obras han sido objeto de numerosas resefias y estudios, véase en particular el de A. Pi-
semis (medio solidus): 2,25 g ganiol en cl Jou mal des sava111s, enero-marzo de 1956, pp. 5-15; A., Cérati, 1975. Es-
tremis: 1,50 g tos dos estudiosos han tenido numerosos epfgonos. La obra de G. Mickwitz ya s6lo
tiene un significado historiogrâfico. Los trabajos de S. Mazzarino todavfa influyen en
Monedas de plata Jas invcstigaciones de los historiadores ita lianos. Yéase, por ejemplo, A. Giardi-
na, 1977, «Aspetti del fiscal ismo tardoantico», Studi storici, 18, pp. 151-160. Recicn-
temente han aparecido nuevas lfncas de investigaci6n, pero referentes a perfodos o
silicua: después de 411: 1,27 g ( 1/288)
areas geograficas mas reducidos. Cabc citar, por ejemplo, W. Held, 1974. G. Bravo
Castaneda, 1976, «Revoluci6 n y "splitanti ke": problemas de método en el analisis his-
Monedas de hronce t6rico de la sociedad tardorromana», Zephyrus, 26-27, pp. 443-454.

emisiones de los afios 395-408:


gloria romanorum, aes 3, 1,24 g 2. Los IM PUESTOS SEGÛN LOS TEXTOS
virtus exerciti, aes 3, 1,72 g
salus rei publicae, aes 4, 1,02 g 1. Los recursos de las ciudades
concordia, cruz, 0,75 g
Confiscaciones de bienes: no scguimos el argumento de A. Chastagnol, que situa
emisiones de los afios 408 a 423 : en el reinado de Constancio li, hacia 358, la fec ha de confiscaci6n de los bienes de
las ciudades (A. Chastagnol, 1986, «La législation sur les biens des villes au 1v• siè-
aes 3 gloria romanorum, 1,29 g
cle à la lumière d'une inscription d'Ephèse», Atti del/'accademia romanistica cos-
- aes4 ta11ti11ia11i, VI co11veg110 intemazio11ale, Spel/o, 12-15 octobre 1983, Perugia, pp. 77-
104). La Faita de testimonios sobre una posible confiscaci6n en 358 (ni en Amiano
Marceli no ni en Juliano) y la cohercncia de la polftica de Constantino (confiscaci6n
de bienes de los tcmplos y las ciudades) hacen que nos inclinemos por la vieja intcr-
pretaci6n. Los bienes de las ciudades que au n posefa Antioqufa, entre otras, podrfan
proceder de donaciones, compras o confiscaciones efectuadas en provecho de las ciu-
dades después de la fecha de la confiscaci6n de las tierras. La devoluci6n por parte
de Juliano fue muy celebrada: Libanio, Discursos 13, 45, Discursos 16, 19; Am.,
XXV 4, 15. En Âfrica se advierte un renacimiento de las c iudades a rafz de las leyes
de 362. C. Lepelley, 1984, «L'Afrique du nord et le prétendu séïsme un iversel du 2 1
juillet 365», MEFR, Antiquité, 96, pp. 463-49 l.
Los portoria: la inscripci6n de Anazarbio esta fechada segun Anastasio, pero
puede corresponder a una situaci6n anterior (Jn sc. Cilicie, 108); Mylasa: CIL III
7 151-7 152; sobre Âfrica: NYal III, 18 1 l. Yéase en genera l: S. J. de Laet, 1949,
pp. 462 y 469.
234 CRIS IS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 235
. Antioqufa: P. Peti~, 1955, en particular pp. 96-104. Libanio a lude a menudo a los cos de palacio estan exentos», 30 de noviembre de 414 (CTh XIII 3. 16); 13 deju lio
b1ene~ confiscados: D1srnrsos 30, 6.37; 30, 38; 13, 45; «SC podfan ver sus bienes [d de 428 (CTh XIII 3.19); «los decuriones de Palacio», 3 1 de octubre de 415 (CTh VI
1~~. m1embros .de la bu.lé] ~ultiv~dos por otros» (Libanio, Discur.rns 48, 3). Sobre Io~ 23.1); «silenc iarios», 17 de marzo de 437 (CTh VI 23.4).
m rrendos de t1crras: Lrbanio, D1srnrso.1· 3 1, 16. Menciones diversas: 12 de marzo de 364 (CTh 5.13.4); 1 de marzo de 371 (CTh
. Las tierras de Ox irrinco arrendadas en los siglos 1v-v1 son estudiadas por L. F XII J.74); verano de 377 (CTh VI 2. 12); 26 de febre ro de 40 1 (CTh YI 2.22); (Ca-
F1chman, 1971, «La propriété municipale et impériale à Oxyrrhynchus aux 1v•-v1• s iè~ Jiu, 1969, p. 41 3) (A. C hastagnol , 1966, «Zosime 11, 38 et !' Histoire Auguste», 8011-
cles», Palestinskij sbornik, 33, pp. 144- 154. ner Historia Augusta Colloquium, 1964-1965, Bonn, pp. 43-78, pp. 71 ss.); véanse
La inscripci6n de Éfeso: Fomesjuris romani a11tejusti11ia11i, Florencia, 1940- 1943 las transferencias de sumas de los intendentes en Roma (CTh VI 2. 16).
108; Janvier, 1969, p. 56; A. Chastagno l, 1986, «La législation sur les biens des ville~
au 1v• siècle à la lumière d'une inscription d'Ephèse», Ani dell'accademia romanisti-
ca costa11tù1ia11i, VI co11vegno i11temazio11ale, Spello, 12-15 octobre 1983, Perugia, 4. El oro de los co111ercia11te.1·
pp. 77- 104; G. Dcpeyrot, 1987, pp. 22-23. Después de los tcrremotos de los afios 358
y 365, las ci udades gricgas gozaron de clcsgravaciones fiscales para faci litar las rcs- Creaci6n: E. Stein, 1959, p. 116; sobre este texto, A. Chastagnol, 1966, «Zosime
tauraciones. La relaci6n era de 9.000 sucldos por 6.736,5 juga, es dccir, 1,33 suelclos JI, 38 et l' 1Iistoire Auguste>>, Bo1111er Historia Augusta Colloquium, 1964-1965,
porjuga, ode 12.000 sucldos (segun Chastagnol), o sea, 1,80 sucldos por juga. Bonn, pp. 43-78, pp. 52 ss.
Pagos en cuatro veces: CTh XIIT 1.20 y PSI 1265. Algunas fechas se conocen con
seguridad: 343 (P. Oxy. 3577); 381-383 (Basil io, Carra 88); 386 (Libanio, Discursos
2. El oro coronario 33, 33); 390-391 (PSI 884); 389-399 (CTh XIII 1.16); 446-447 (NVal 24). Las otras
fechas han sido calculadas en R. Dclmaire, 1985, «Remarques sur le chrysargyre el
Caracter voluntario: «el oro coronario debfa ser voluntario», 29 de abri! de 362 sa périodicité», R. Numismatique, 27, pp. 120-129: 326, 330, 334, 338, 342, 346, 350,
(CT h XfI 13. 1), «aparte de los decuriones, que deben pagar de acucrdo con sus posi- 354, 358, 362, 366, 374, 378, 382, 396, etc. Un edicto del CTh revela la existcncia
bi lidades, naclie debe ser obligado a pagar c l oro coronario», 23 de junio de 368 (CTh de otras recaudaciones, «toclos los comerciantes deben estar sujetos a este impuesto»,
XII 13.3); «no se debe obl igar a nadie a pagar e l oro coronari o», 18 de enero de 384 30 de junio de 372 (CTh XIII 19).
(CTh XII 13.5), y «el oro coronario percib ido ilegalmente debe ser devuel to», 14 de Exenciones: «estan exentos los decuriones, salvo si se dedican al comercio a gran
junio de 387 (CTh XII 13.5). «Todos deben pagar el oro coronario, salvo los sena- escala. Sus atrasos deben ser anulados», 13 de marzo de 362 (CTh XII l.50; XIII 1.4);
dores. No obstante, los terratenientes deben pagar ya sea el oro coronario como de- «no debemos ignorar que la tasa lustral es pagada por los comerciantes. Los decurio-
curiones, ya sea la tasa glebal como senadores», 28 de agosto de 364 (CTh XII 13.2), nes no Jeben estar sujetos a ella», 4 de junio de 399 (CTh XIII 1. 17). Los navegan-
y luego 18 de enero de 384 (CTh XII 13.5). «S i se ofrecen espontaneamente di versos tes: 11 de diciembre de 393 (CTh Xlll 5.23); los profesores de pi ntura: 20 de junio
objetos en oro, deben ser recibidos sin tasa», 10 de agosto de 379 (CTh XII 13.4). de 374 (CTh XIII 4.4).
Relaci6n entre percepciones de oro coronario y donaciones monetari as: P. Bas- Sobre la Iglesia y este impuesto, J. Gaudemet, 1958, p. 170.
tien, 1988, p. 22. Los mercados en el siglo 111: sobre un rescripto de Probo que permite abrir un
Eventuales compleme ntos en cspecie: J.-M. Carrié, «Le rôle économique de l'ar- mercado libre en un dominio: N. Charbon nel y S. Demougin, 1976, «Un marché e n
mée dans l'Egypte romaine», Colloque du CNRS Armée et fiscalité dans le monde an- Numidie au 111 • siècle après J. -C.», R. Historique de droit français et étranger, 54,
tique, Parfs, pp. 373-393. pp. 559-568. Estos mercados de los dom inios debfan privar a las ciudades de las ta-
sas percibidas con motivo de estas reuniones.
Condonaciones: Chro11ico11 paschale, p. 525B, citado por R. Delmaire, 1985,
3. EL oro senatorial «Remarques sur le chrysargyre et sa périod icité», R. Numismatique, 27, p. 123.
Exenc i6n de M. Sentius Redemptus: CIL X 5349; L. Harmant, 1957, p. 453.
El follis senatorial: Hesiquio, Fragm. 5, citado por A. Chastagnol, 1966, «Zosi- La evasi6n: Libanio, Discurso 46, 22; Y. Courtonne, 1973, p. 35.
me II, 38 et 1' Histo ire Auguste», 801111er Historia Augusta Colloquium, 1964- 1965, Otros testimonios sobre la abol ici6n del crisargiro: Malalas, Cronograffa, XVI 398.
Bonn, pp. 43-78; «2, 4.folles o mas», 22 de agosto de 372 (CTh VI 4.2 1): «La tasa Menciones d iversas del crisargiro: 1 de junio de 321 (CTh IV 13. l ); 26 de mar
de 2folles sera percibida sobre todos los senadores, aunque no tengan fincas rurales», zo de 403 (CTh XlII 1.1 9); 7 de diciembre de 405 (CTh 1 5. 14); 24 de junio de 410
10 de enero de 383 (CTh YI 2. 13); «La tasa de 2 folles tiene que ser sustituida por (CTh XIII J .20).
una de 7 sueldos para aquellos que no pueden pagarn, 3 1 de agosto de 393 (CTh YI
2. 15). Sobre s u estimaci6n de 1OO sueldos: G. Depeyrot, 1988, «Eumène, Epiphane
6. Tasa de vestidos militares
et le système monétaire de Dioclétien», MiueiLu11ge11 der 0.1terreischise11 Nu111is111a-
tischen Geselleschaft, 28, 3, pp. 235-247. J.-M. Carrié, 1977, «Le rôle économique de l'armée dans l'Egypte romaine»,
Excnciones: «Exenc iones de la tasa para los ril iembros de las Oficinas», 15 de oc- Colloque du CNRS Armée et fiscalité dans Le monde antique, Parfs, pp. 373-393.
tubre de 4 12 (CTh YI 26. 14). «Ciertos adm inistradores deben quedar exenlos, inclu- Exenciones: 18 de abril de 365 (CTh VII 6.1); 18 de junio de 365 (CTh XII 6.4).
so de la tasa de 7 sueldos», 10 de mayo de 4 14 (CTh VT 2.23); «los fi l6sofos, médi - Navegantes: 11 de fcbrero de 371 (CTh XIII 5.14).
236 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 237

declaraciones (P. Cornell 20 y 20a). Tuvieron lugar durante todo el imperio (Juan
7. La capitaci6n de Lidia, Sobre las magistraturas, 1 4). A. Piganiol, 1935. «La capitation de Dio-
clétien», R. Historique, 176, pp. 1- 13. 1. Hahn, 1976, «Der Census des Galerius»,
Percepcioncs atcstiguadas por papiros: 298: P. Oxy. XXXI 2578, XLII 30 Acta a11tiqua academia scientiaru111 Hungaricae, 24, pp. 406-417.
36
3037, 3038, 3039, 3040. 299: P. Oxy. XLII .304 1. 301 : P. Oxy. XLII 304 1, 3 142 30J' E l gravamen del sistema: A. Déléage, 1945. Los capita estaban en funci6n de la
302: PSI 163. 305: PS I 780. 308-309: PS I 302, P. O xy. XLI I 3042. 3 11: P. Oxy.· XLrJ fuerza de trabajo de cada cual, A. Cérati, 1975, p. 351.
3043. 3 13: P. Oxy. XXX I 2579, XLI I 3044. 314: PSI 462. 3 15: P. Oxy. XLII 304S Sistema de tasaci6n: bare mo de Herculia: J. Lallemand, 1964, pp. 170-184. El
Sobre esta c uesti6n véase A. C. Joh nson y L. C. W est, 1949, p. 20; A. Déléage. reparto de los gastos de transporte entre Alejandrfa y Bizancio se realiz6 sobre la
1945, pp. 47, 202-203; A. Chastagnol, 1969; A. Cérati , 1975, pp. 274-298, 347. ' base de 50 dracmas por arura cu ltivada, 50 dracmas por arura de viiia cultivada,
Gravamen: el papiro P. Oxy. XL YI 3307 (c. 309) da una lista de 346 hombres 2 dracmas por pie de o livo y 100 dracmas por pasto (P. Oxy. XIX 2113), A. Piga-
gravados con 2 qu1lates de oro por hombre y 24 qui lates de plata. W. Seston, 1946 niol , 1935, «La capitation de Dioclétien», R. Historique, 176, pp. 6-7. Después de
p. 269, al haccr una estimaci6n de la cxtensi6n agrfcola del captif, sigue la de F. Lot' 349: J. Lallemand, 1964, pp. 170-184. A. Déléage, 1945, pp. 1 18-147 estimaba en
y da la cifra de 25 hectâreas. ' 72 aruras la capitaci6n abstracta, base tributaria durante los reinados de Constan-
Tabla de B'.·igetio: 9 de junio de 311; A. Chastagnol, 1977, «L' impôt payé par les cio, Juliano y Yalente. Sobre el siglo v: R. S. Bagnall, 1980, «P. Oxy. XVI 1905,
soldats au ive siècle», Colloque du CNRS Armées et fiscalité dans le monde antique SB V 7756 and Fourh-century Taxation», ZPE, 37, pp. 185- 195.
Paris, pp. 279-301. ' Las exenciones: A. Cérati, 1975, p. 328.

1.2. Los registras


11. La ano11a
La despoblac i6n se ha estudiado en nuestra obra que estâ en prensa. Esta cos-
A. Déléage, 1945. A. Cérati, 1975. También se puede consultar: E. Faure, 1964 tumbre de rcgistrarlo todo prosigu i6 en el imperio bizantino, Procopio de Gaza, Pa-
«ltalia a1111011aria, note sur la fisca lité du Bas-Empire et son application dans les d iffé~ negfrico del emperador Anastasio, l 3.
rentes régions de l'Italie», R. internatio11ale des droits de ['Antiquité, 11, pp. 149-231. Registres de pobres: M. Rouche, 1974, «La matricu le des pauvres», Études sur
Sobre la Historia Augusta: Trebelio Polio, Vida de los treinta tiranos, Bal/ista, 18. l'histoire de la pauvreté, Moyen-Âge-XVJ< siècle, M. Mol lat, ed., Paris, pp. 83-11 O.
Estudio de los papiros de Pan6pol is: en cl Pan. B. Panop. 26 se puede ver la impor- J.-Y. Bassale, 1987, «Observations sur les pauvres de l'Égl ise dans les Libri histo-
tancia de las raciones en trigo o cebada (aquf 116 raciones de 4 choenices de cebada rian1111 de Grégoire de Tours», Byzantiaka, 7, pp. 119-133. A. M. Abel, 1974, «La
al dia). Por _I? tanto, ~a anon_a todavfa r~pres~ntaba un 25 por 100 de las sumas paga- pauvreté dans la pensée et la pastorale de saint Césaire d'Arles», Études sur l'histoi-
das a los mil1tares ba.Jo el remado de D1oclec1ano (Duncan-Jones, 1978, pp. 542-544). re de la pauvreté, Moyen-Âge-XVJ< siècle, M . Mo llat, ed., Parfs, pp. 111-124. Sobre
Pago: en d inero, A. Cérati, l 975, pp. 17-53. Entres plazos, CTh XI l. 15, A. Cé- los pobres, véase el capftulo sobre los donati vos de la lglesia.
rati, 1975, pp. 59, 75, 77, 78 y 100- 10 1. J. Gaudemet, 1958, p. 3 12. Mojones y dominios privados: por ejemplo, lnsc. Cilicie, 33 de los siglos 111-rv.

12. Las liturgias 2. El método de recaudaci6n

P. Petit, 1955, en particular pp. 46-65. 2.1. El sistema


En Àfrica: C. Courto is, 1955, p. 134.
Edicto de Isidoro: A. E. R. Boak y H. C. Youtie, 1960. Sobre los prefectos: CTh
X 23.4; G. Rou illard, 1928, p. 88.
3. LA PERCEPCIÔN FISCAL La autopragia probablemente se desarro116 muy pronto en e l siglo 1v. Algunas le-
yes del C6digo Teodosiano aluden a ella desde 371 (CTh XI 1. 14/37 1; XI 22.4/409).
l. Los catastros y registras Se generaliz6 en el siglo v. A. Chastagnol, 1969.
Recaudaciones extraordinarias: Libanio, Disrnr.rn 29, 9; 30, 15; 49, 2. P. Petit,
1.1. Los catastros 1955, pp. 521-523.
Los recaudadores: A. Déléage, 1945, pp. 33, 134-136. J. Lallemand, 1964, pp. 93-
El sistema de Diocleciano y :,u apl icaci6n: J. Lallemand, 1964, pp. 170-184. La 94, 118 SS . A. Cérati, 1975, p. l 14 n. 38.
introducci6n del catastro debi6 producirsc durantc el reinado de Diocleciano: Lac- Recauclaci6n: tasas de recauclaci6n: synal/age: L. C. West y A. C. Johnson, 1967,
~anci o, S~bre la mue'.·te .. ., 23, y Aurelio Vfc tor, Epitome 39, dan a entender que su pp. 14 1-156; tasa de pesada: ibid., p. 142; gastos de recaudaci6n: durante el rcinado
mtroducc16n cra rec1ente o habfa teni do lugar en la época de Diocleciano. Estas de Justi niano, la libra de oro de 72 sueldos se esti maba en 81 sueldos en Egipto
operaciones prosiguieron durante mucho ticmpo. En 302-303 todavfa se redactaban (Edicto Xl 2). Esta curiosa metrologfa hacfa que el peso de la libra aumentara un
238 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 239

12 por IOO, pcro e l Edicta precisa que los agentes del fisco no debfan reclamar u
prima up~r oh1:vses: Estas ~lausulas no se hi~ie~on pcnsando en Jas monedas liger~~ zJ. La autopragia
como creia G. Rou dl a rd, s1110 mas bien en ltmitar cl importe de los «gastos» de Io
recaudadores <C'.· Roui ll ard, 1928, p. I02). Inscripc i6n de My lasa (480-484) que con~ Comienzos de la autopragia e n c l s ig lo 11 1: F. Lot, 1928, pp. 65 -70. Scgun CJust
de na estas practicas fraudu le ntas en los recibos: H. Grégoire, Recueil des inscription X 16.2 de 260, e l propietario pagaba e l impuesto por sus colonos.
grecques chrétiennes d 'Asie Mineure, 1, 1922, n.0 240, pp. 82-85 . Sobre los recibos~ Desa1ro llo de la responsabilidad colcctiva durante cl rcinado de Justiniano: CJust
R. S. Bagnall, 1977, «A Rcceipt for Gold Bullion», Chronique d 'Egypte, 52, pp. 3 19~ XI 59 .1 ; G. Rou i liard, 1928, p. 90.
32 1. B._Bouvier y C. W~1erl i, 1980- 198 1, «Ordre de re mboursemei:it sur un papyrus Traspaso de la rcsponsabilidad de l Estado a los propietarios e n Io concernie nte a
de Geneve», A11age1111es1s, I, pp. 169- 177. J. -M. Carrié, 1981 , «L ' Egypte a u 1v• siè- Jos campesinos: M. Pallasse, 1950, pp. 34-39. O tras denuncias a nte los admini strado-
cle, fi scalité, éconoi~i c, socié té», Proc. X VI /nt. Congr. of Papyrology, C hicago, res por de udas: P. O xy. XV I 1880 en 427; P. Oxy. XVI 188 1 e n 427.
pp. 43 1-436; conversi6n e n metal de tasas debidas e n especic: R. S. Bagnall, 1977 Otros testimonios crfticos sobre los propietarios: S fmaco, Carta 3, 19; Carla 9,
«Bullion Purchascs. a~d Handholdin~ in the Fourth Ccntury», Chronique d'Égypte, 52: 37; Carta 25.
~P· 322-336: se ex tgia la venta de l1ngotcs de oro y plata a la ratio de 1/ 12 para los Disminuci6n del pode r scnatori al: G. Rouillard, 1928, p. 53.
1mpucstos e n ccreales. Separaci6n de los latifundios de los burgos no autopractas: G. Roui liard, 1928, p. 58.
Fusi6n de sue ldos: otro texto: «Si se debcn pagar s ueldos a las liberalidades, los
sueldos no dcbcn ser prcscntados al Tesoro, sino fundidos a causa de los sucldos al- 2.4. Embargos y venta de 11ilïos
terados. Cada li bra se contara por 72 sucldos», 8 de e nero de 367 (CTh Xll 6.13).
Rango de los contablcs: «los contablcs no debc n ser de condici6n noble», 19 de Embargos de tierras: P. Oxy. XXXII 2665 (305-306), 2666 (308-309), 2667
mayo de 334 (CTh VIII 1.4); 1 de marzo de 362 (CTh VIII 1.7); 16 de fcbrero de 367 (309). Ambrosio, Tobias 10.36. Abusos condenados en cl Edicta de Teodorico , capf-
(CTh VHI 1.9). «Los contablcs militares no deben scr de rango noble>>, 6 de mayo tulo 75, CJust IX 19.6, en 526. J. Gaudcmet, 1958, p. 578.
de 357 (CTh Vlll 1.5). «Los contables debcn ser punibles con torturas», 17 de enero de Esclav itud por deudas: M. I. Fi nley, 1965 , «La servitude pour dette», R. histori-
362 (CTh VIII 1.6). que de droit frança is et étranger, 43, pp. 159- 184. Otro testimonio de Basilio sobre
S is te ma de pago de las tasas: A. D éléage, 1945, p. 141 . la esc lavitud por deudas: Homilfa 8 pronunciada en un riempo de ltambre y sequfa,
Pago de metal: «rccibidas de Li , F ilam6n, ya sca de tu propia mano, recaudador, J. P. Courcelle, 1969, «Jugeme nts de Ru fin e t de saint Augusti n s ur les e mpereurs
ya sea de las personas abajo citadas, correspondientes a tu c iudad ... 30 libras de du 1v• siècle et la défa ite suprême du paganisme», REA , 7 1, p. 122. S igue la tesis de
oro ... a sabe r de tu mano 27 li bras de oro, de mano de Agatocles, inspector, 3 onzas E. Stein, 1959, pp. 48-49.
de oro, de mano de Hipc recio, inspector, 3 onzas de oro, de mano de Te6fanes ins- Prohibici6n de la venta de nifios: CJust VII! 16.6 en 293, IV 10.12 y IV 43. 1 en
pector, 2 ~ibras de oro, y de mano de los hombres de la aldea de Micolis, 6 onz~s de 294. No obstante, segun la j urisprude ncia, cuando se c mpeiiaba una sirvicnla el nifio
Oro» P. Lips. 62 I, 5- 1 1, en 384. pertenecfa al acrecdor (Pabl o, Sentencias, V 2). Prohibici6n especffica a las madres:
~ap.~I de los cu:ial~s: Déléage, 1945. C. Lepellcy, 1983, «Quot curiales, toi ty- CJust li 4.26 e n 294. Legis laci6n de la venta de los recié n nac idos e n la é poca de
rann1 , 1 image du dec unon opresseur au Bas-Empire», e n Crise et redressement dans Constantino: Sent. Paulo tributae Il, 18, 1; V 1, 1; Fontes lu ris Romani Antejusrinia-
les provinces européennes de l'Empire, milieu du 111•-milieu du IV' siècle ap. J.-C., 11i II, pp. 344, 386, confirmada en 329 CTh V 10. 1 = CJust IV 43. 1. M. Humbe rt,
Estrasburgo, pp._1 ~3- 1 56 y 144 ss. En 386 los emperadores, para recaudar impuestos, 1983, «Enfants à loue r ou à ve ndre: A ugustin et l' autorité pare ntale», Les lettres de
trataron de susti ttur a los curiales por ojjiciales, pero esta reforma no tuvo éxito saillf Augustin découvertes par Johannes Divjak, communications présentées au Co-
(CJ ust 1 37) G. Rouillard, 1928, p. 12. lloque des 20 et 2 1 septembre 1982, Parfs, pp. 189-204.

2.2. Las personas 2.5. Conversion de las tasa.1·

Resis te ncia al impuesto: J. Lalle ma nd, 1964, p. 16. Sobre los atrasos: A. Déléage, 1945, pp. 128- 134.
Ej e mplo de comprobante conced ido a un recaudador de impucstos: P. Oxy. La cuesti6n de la adaeratio y los grandes debates: G. Mickwitz, 1932, S. Maz-
v m 1134. zarino, 195 1. Mamcrtino, Paneg frico Ill 9 y Am., XVI 5, 14.
1?if~.rencias cntr~ c u.riales ricos y pobrcs: C. Lepclley, 1983, «Quot curiales, tot ty- Las conversiones: A. Déléage, 1945, pp. 74 y 84. Menciones de conversiones de
ramu , 1 image du decunon opresscur au Bas-Empire», en Crise et redressement dans anona: P. Lips. 84, P. Princeton Kase, P. S tras. Collomp 14 1, St Pal. XX 94 y 105.
les provinces européennes de l'Empire, milieu du 111"-milieu du IV' siècle ap. J.-C., Es- Li sta de tasas de grano convertidas e ntre 299-300 y 3 14-3 15; tasas de trans porte pu-
trasburgo, pp. 143- 156, esp. 152- 153. blico por bestias de carga de 309-3 10 a 3 15-3 16; tasas de carne y paja el 29 de octu-
, ~I. . Lupo: A. Chastagno l, l 967, «Le cons ulaire de Campanie Flavius Lupus: un brc de 304, P. L ips. 84 VII 1-7. En los recibos P. Fior 95 y P. Lips. 62, la conversi6n
specialtste du recensement des bie ns fon c iers d ' après une no uvelle inscription de se hizo en o ro: A. Déléage, 1945, pp. 128- 134. Sobre los impucstos e n especie con-
T eano», Epigraphica, 29, pp. 105- 130. vertidos e n moncdas: A. Chastagnol, «Le ravitai llement de Rome en viande au ve siè-
cle», R. Historique, 2 IO ( 1953), p. 14. La convc rs i6n e n bronce imp licaba una mone-
da !ïduciaria. A. Cérati, 1975, p. 83.
240 CR IS IS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 24 1

Retri buciones en especie (cellaria): CTh X I 16 . 13, 13 de abri! de 382, pri me. or diez entre 324 y 350, durante el re inado de los hijos de Constantino. Es un
ra aparic i6 n. Cérati propone la trad ucci6 n de l CTh XI 16. 13: «sobre el canon len ~jemplo del enriquecirniento de los grandes propietarios-patronos.
Io s uces ivo] fij ado en o ro q ue les ha s ido conced ido corno favor» (A. Cérati , l 975
pp. 86-87) . Estos cellaria se pagaban a los altos funci o na ri os: CTh Vil 4 .32 d~ J.2. Co11sta11ti110 y sus hijos
17 de agosto de 4 12. Rernis i6n de los cellaria: CTh Xl 28.9, 9 de abril de 4 14 y XI
28.1 6, 22 de abri! de 438. A. Cérati , 1975, pp. 84-85. El CTh X I 28. 16, 22 de abri! Otros testimonios de las persecuc iones persas: «tu [Sapor] nos pides oro; debes
de 433, pe rdon6 los a lrasos de 50 ailos, a excepci6n de las tasas mi neras, pero in- aber que el Seilor nos ha prohibido tener oro ni plata, y el ap6sto l nos ha dicho "ha-
cluyendo los cel/aria. ~éis sido comprados a preeio e levado, no os convirtais en esclavos de los hombres"»
Convers i6n del vino: CTh Xl 1.24 . A. Cérati , 1975, pp. 166- 167. Conversion de (Martyre de Sai11t Siméon, 341 , e n persa, H. Lecle rcq, 1904, ~· 149).
la tasa sobre la recluta: CTh VII l 3.2. Conversi6n de la tasa del caballo: CTh XI 17. 1, Sin duda, el testimonio de Gregorio sobre las confiseacrones es puntualmente
e n 367 y CTh XI 17.2, 40.1. A. Cérati, 1975, pp. 167 ss. exacto, aunque no se puede haeer exte ns ivo a todo el imperio: «quién podrfa presen-
Conversi6n de las tasas de puercos: CTh XIV 4 .2, 11 de abri! de 326. Segun la No- tar los males de esta época: las proseripeiones, las degradaeiones, las concentraciones
vela (III, 36 en 452) de Valentin iano Ill , los .rnarii recibfan 14.700 sue ldos: A. Chas- en el desierto» (Gregorio Nacianceno, Discurso, 25, 9). Otras condenas con eonfis-
tagnol, «Le ravitaillement de Rome en viande au v• siècle», R. Hiswrique, 2 10 ( 1953), caci6n: Silvano en Oceidente, 355: «Apodemio hizo venir al agente del fisco [para
pp. 13-22. Libcrtad de rnedio de pago: A. Cérati, 1975, p. 164. proceder a las eonfiseaeiones]» (Am., XV 5, 8). . . .
lrnpuestos estirnados en rnetales convcrtidos en especie: A. Cérati, 1975, p. 154, n. 4. Otros testimonios de la represi6n de los parlidanos de Magnene10: «entre estos
prisioneros [partidarios de Magnencio] rnuchos vieron sus bienes proscritos» (Am.,
XIV 5,9). «[Pablo] se salt6 libremente sus instrucciones, engull6 de golpe como un
4. LAS CONFISCACIONES torrente la fortuna de muchos de ellos y se dej6 llevar por los asesinatos» (Am., XIV
5,6). «Las propiedades del padre de Valentiniano I fueron confiscadas por Constan-
Para este terna se pueden cons ultar tarnbién los capftulos dcdi cados a las dona- cio II, con el pretexto que, durante las guerras civiles, habfa ofrecido su hospitalidad
ciones a la Ig lesia (Soz: Sozomcno, Historia eclesi6stica ). a Magnenc io (Am. , XXX 7, 3).

1.3. De Magnencio a Juliana


1. Confiscaciones y botines de guerra
Cie1T~ de templos por Juliano: CTh XVI 1O. 2, 5, 4, 6; los bienes de los templos
1.1 . De Dioclecia110 a Constantino (284-324) fueron expoliados, J. Bidez, 1965, La vie de Julien, Paris, pp. 225-226; Juliano de-
volvi6 la inmunidad al clero: Arn., XXII 5, 2; Filostorgio, Historia eclesi6stica, 8, 1b.
Confiscacio nes de bienes c ristianos, otros testimonios: «El hombre de policfa Otros testirnonios: «de nuevo empez6 a perseguir a los eri stianos, orden6 que se
vino a hacer un inventario de todo el mobiliario de la ig les ia y puso e l sello del em- abrieran los templos, restaur6 los altares y se apoder6 de los tesoros de las iglesias»
perador ... Todos los vasos que tenéis, ya sean de oro o plata, fueron so metidos a la (Chronicon miscellaneum ad a. d. 724, p. 104). C. Dupont, 1979, «La politique de
autoridad imperia l» (Passion de saint Philippe, évêque d'Héraclée, 304, H. Le- Julien à l' égard du christianisme dans les sources littéraires des 1v 0 et vc siècles après
clercq, 3, 1903, p. 239). «Dioclec iano pidi6 el oro del obispo e hizo con él 70 dio- J. -C.», Accademia romanistica constantiniana, alfi del 3 convegno internazionale,
ses de oro» (Passio n de saint Jean et Siméon de Tchénemoulos à Alexandrie sous Perugia, 1979, pp. 197-2 16.
Dioclétien, H. Leclercq, 3, 1903, p. 466). S ulpicio Severo, Historia eclesi6stica, Confiscaci6n de los tesoros de las ig lesias: otro testimo nio de Filostorgio, Histo-
VIII 14, 15. «Unos [los cri stianos] podfa n hablar de las minas, otros de la confi s- ria eclesi6stica, III 11 .
caci6n de sus biencs» (Juan C ri s6stomo, Discurso contra los jud fos, III 3). Confisca- Vasos sagrados aportados al fisco: Soz., V 8. Agustfn, Carra 105.
ciones de biencs de la Iglesia, llevandosc las p uertas de bronce (P. Oxy. XXXII Donaciones de Juliano a los templos: Soz., V 19.
2673, 304). «Los donatistas leyeron otras actas en las que se decfa que Milcfades Traslado de las riquezas de las iglesias a los templos, otros ejemplos: «[se pide
habfa enviado a la c iudad a unos di aconos con cartas del ernperador Maj encio para oro para la reconstrucci6n de los te mplos paganos] dado que se hacfa una estimaei6n
recuperar lugares arre batados a los cri sti anos e n la época de la persecuci6n» (Agus- muy elevada del valor del templo y se le reclamaba e l pago de la suma en su totali-
tfn, Un Libro entregado a Los donatistas después de la co11fere11cia, XIII, 17; Mil - dad o, en su defeeto, se le ordenaba que reconstruyera el templo, pareefa, en efecto,
cfades fue papa en 3 11 -3 14). «La rnujer de L icinio, que era cri stiana, devolvi6 a que su resistencia se debfa a la imposibilidad de satisfacer esta exigencia, mas que a
Calisteni todos los bienes que e l ernpcrador Maximiano habfa confiscado a su pa- la piedad de su alma» (Gregorio Nacianceno, Discurso 4, 90 , a prop6sito de la muer-
dre» (Sinaxario armenio de Ter Israel, 4 de octubre). Estas devoluciones durante el te del obispo de Antioqufa) . «[Juliano] saque6 los te mplos de Nabucodonosor» (Gre-
reinado de L ic ini o deben ponerse en te la de j uicio. gorio Nacianceno, Discurso 5, 3). .
Segun el traductor, e l abuelo de santa Macrina pudo rnorir po r orden de Lici- Mu ltas a los cristianos: «obl ig6 a los cristianos a ofrecer plata» (S6crates, Hi s-
nio. E l padre de santa Macrina muri 6 entre 341 y 345. S u madre debi6 morir toria eclesiéistica, Tii, 11 ). «No voy a hablar del pillaje de las ofrendas y los tesoros,
en 37 1. Se puedc cons iderar que la fo rtuna de los pad rcs de Macrin a se m ul tiplic6 del robo de objetos sagrados» (Gregorio Nacianceno, Discurso 4, 86). Disponemos

16 - OEPEYROT
242 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 243

de dos testimonios sobre las confiscaciones en Antioqufa: «el conde Julian se diri-
gi6 a palacio, y tras presentar sus respetos al emperador, dijo: Dfgnesc lu clemencia J.7. El siglo v
a haccr que se rindan cuentas de la suma de oro y plata hallada en la iglesia y re.
mitida al tesoro» (Martyre de saint Théodoret, A11tioche, le 23 octobre 362, H. Le- Mulla de 200 libras de oro para el fisco en la lucha contra las herejfas (Paladio,
clercq, 4, 1904, p. 89). «Cuando el tio del emperador profan6 los vasos sagrados, Io Dialogo sobre La vida de Juan Cris6stomo, III 111 - 112).
expi6 roido por los gusanos, mientras que el intendente del tesoro imperial, por ha.
ber ullrajado también él a la lglesia, pereci6 partiéndose por la mitad» (Juan Cris6s-
tomo, Paneg frico de san Pablo, IV, 6, sobre los condes Julian y Félix, Am., XXIII 5. LA EXACCIÔN ECLESIÂSTICA

1, 4-5). Otro caso: Soz., V 5. San Gregorio Nacianceno, Contra Juliano , 6 14 13-C.
Soz.: Sozomeno, Historia eclesiastica; Filost.: Filostorgio, Historia ec/esiâstica.
El papiro P. Oxy. 1116 (que data de 363) habla de los bienes devueltos al Serapeum
de Alejandria abierto de nuevo: «Cuando Juliano fue nombrado César por el empe-
rador Constancio, public6 una ley que prohibia a los cristianos tene r posesiones. Ga- J. Las donacio11es
licano tenfa 4 casas en el territorio de Ostia. Dios se convirti6 en vengador de su
propietario, haciendo que los que se introducian en e llas para tomar posesi6n en Yiaje de Helena, madre de Constantino, y luego en 438-~39 de Eudocio a J.eru-
nombre de l fisco fueran poseidos por el demonio» (Le martyre des saints Jean et salén; Filost., VII 47; P. Brown, 1970, «The patron of Pelag1us: the Roman Ansto-
Paul, le 26 juin 362, Rome, H. Leclcrcq, 4, 1904, p. 84). craty between East and West», The Journal of Theologica/ Stuc/y, 2 1, pp. 56-72.
Rccuperaci6n de tietrns donadas por las ciudades a las iglesias: CTh X 3.1; J. Gau-
demel, 1958, p. 293. J. l. Donaciones ptiblicas
Otras alusiones al templo de Jerusalén: Soz., V 22; filostorgio, Historia ecle-
siastica, VII 14; Filostorgio, Historia eclesiâstica, Ill 20. Constantino:
Liberaci6n de los cristianos de las minas (Eusebio, Vida de Constantino, II 32).
1.5. Valentiniano I y Va/ente Sobre la conversion de Constantino 1, entre otros: Optato, Sobre el cisma de los do-
11atistas, II, 14; Filosl., I 6; S6crates, Historia eclesiastica, 1 2; Malalas, Cronograffa,
Polftica religiosa y clemencia con los cristianos: Soz., XII 5, el edicto de 5 de XIII 2.
mayo de 365 sobre las sectas cristianas: S6crates, Historia eclesiâstica, 4, 2; Soz., YI Disposiciones juridicas a favor de la lglesia: el derecho romano prohibfa las do-
7-8. naciones a personas no fisicas; en 321 Constantino permite la~ donaciones a la _Igle-
Pcrsecuci6n de los cat61icos por los arrianos, H. Leclercq, 4, 1904, p. 289. sia CTh XVI 2.4. La Novela 5 de Mayoriano confirma la legaltdad de las donac10nes
a la Iglesia (J. Gaudemet, 1958, pp. 295-296; E. Griffe, 1964-1966, ~P· l06- 107).
1.6. El final del sig/o tv Asimismo, Constantino disminuy6 los impuestos sobre los solteros y d1spens6 a los
clérigos de los impuestos (Soz., 1 9, 1/5; CTh XVI 2.2). . .
La descripci6n de los vasos troceados por Maximo se ve confirmada por los nu- Tras el descubrimiento de la verdadera cruz Constantino htzo que le fabncaran
merosos descubrimientos de fragmentes de platos de plata mezclados con los tesoros de un casco con los clavos (Filost., 1 17).
monedas preciosas. Seria inexacto atribuir unicamenle a Maximo esta practica. En rea- Donaciones a las iglesias: C. Pietri, 1978, «Evergétisme et richesses ecclésiasti-
lidad, se gencraliz6 a finales del siglo 1v, y se remontaba a una tradici6n antigua. Ade- ques dans l' Italie du ive à la fin du vc s.: l'exem~I~ romain», Ktém_a, 3, -~· 322. Los
mas de la utilizaci6n (legal) de los vasos como reserva de metal, como hacia la lglesia, allegados al e mperador también aplicaron esta poltt1ca: «Helena ennquect~ a muchas
se acus6 a los donatistas de fundir vasos sagrados para hacer moneda (Optato, Sobre el personas que habfan perdido su fortuna; reparti6 gener~samente Io n~~esano entre l~s
cis111a de los donatistas, VI 2). No conocemos ninguna moneda que se pueda atribuir a pobres y liber6 a otras personas de largos encarcelam1entos'. del ex1ho y ~el _trabaJo
los donatistas. Otros testimonios: «qué decir de los hombres que, tras haber ejercido los en Jas minas» (Soz., II 2, 3). G. T. Armstrong, 1967, «lmpenal Church Butldmg and
mayores honores, fueron victimas de la confiscaci6n. Los bienes acumulados a costa de Church State Relations a. d. 313-363», Church history, 36, pp. 3-17. R. Mac Mu lien,
la miseria publica excitaban la avidez de un alma insaciable» (Pacato, Panegfrico de 1984 Christianizing the Roman Empire, A.D. 100-400, New Haven, pp. 43-51.
Teodosio, junio-septiembre de 389, 25). «Teodosio devolvi6 de s u dinero a la mayor Donaciones de Constantino a las iglesias: Eusebio, Vida de Constantino, I 41-43.
patte de sus antiguos propietruios una inmensa cantidad de oro y plata que el tirano Ma- Por ejemplo, en 3 13 «he [ConstanlinoJ enviado una carta al perfectisimo Ursus, ra-
xime se habla llcvado y gastado» (Aurelio Victor, Epftome 48). tiona/is de Âfrica, y le he notificado que debe haccr diligencia para contar 3.000 fo-
Hay otros teslimonios de la pobreza de las Vestales: «SU pobreza [de las Vesta- lles a Tu Firmeza» (Sulpicio Severo, Historia eclesùistica, X 6, 1). Sozomeno aclara
les1 las dispensa de cualquier contribuci6n» (Sfmaco, Informe, 11 ). la cuesti6n de las donaciones de tierras municipales: «De la tierra sujeta a imposici6n
La reprcsi6n de Gild6n ha sido estudiada por T. Kotula, 1972, «Des Aufstand des de cada ciudad retir6 al fisco una suma fija y la reparti6 entre las iglesias y clero lo-
Afrikaners Gildo und Seine Nachwirkungen», Altertum, 18, pp. 167- 176. cal, y estableci6 por ley que esa donaci6n era valida para toda la duraci6n del tiem-
po» (Soz., I 8, 10). Sobre las confiscaciones de Juliano, véase el capftulo sobre las
con fiscaciones.
244 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 245

Importancia de las donaciones a la Iglesia: Eusebio, Encomio de Constantino, XI «destrucci6n de las iglesias arrianas y de los templos de los fdolos» (Kitab al'Unvan,
2-3; S6crates, Historia ec/esi<istica, I, 3; Chronicon miscella11e11111 ad a. d. 724, p. 103' Historia universa/, P.O. VIII, p. 403). Alusi6n a los fdolos derribados (Agustfn, Carla
Traslado de tesoros de los templos a las iglesias: «Constantino destruy6 los tern~ 97 en 408). J. Rougé, 1972, «La législation de Théodose contre les hérétiques», Epek-
plos y entreg6 sus fortunas al tesoro imperial. Don6 tesoros a la Iglesia» (Liber ca. tasis, Mél. J. Daniélou, Parfs, pp. 635-649. R. P. C. Hanson, 1978, «The Transforma-
lipharum, p. 105); «transformaci6n del templo de Zohal en ig lesia de san Miguel en tion of Pagan Temples into Churches in the Early Centuries», Journal of Semitic Stu-
Alejandrfa, durante el reinado de Constantino» (Sinaxario etfope: los meses de Sane dies, 23, pp. 257-267.
Hanile y Nahase, 6 de junio, P.O. 1). '
Gastos de los vicennalia: los mismos testimonios sobre la impo11ancia de las do- El sig/o v:
naciones en el momento de los viccna les de Constantino en Eusebio, Vida de Cons- Cambios en la Jegislaci6n sobre las donaciones de tierras de los templos: CTh
tantino, Il, 30, 39. Tras la derrota de Licinio, Constantino utiliz6 también las riquezas XVI 10.20, 30 de agosto de 415 = CJust XI 70.2, y sobre las donaciones de los bie-
de los templos para construir Constanti nopla (Libanio, Discurso 30 6). nes de los herejes: CTh XVI 5.57.2, 31 de octubre de 415; J. Gaudemet, 1958, p. 293.
El edicto de Constantino sobre e l cierre de templos fue conmemorado (Sinaxario Sobre los clérigos y obispos intestat: CTh V 3.1 = CJust 1 3.20, 15 de diciembre de
etfope: los meses de Sane, Han ile y Naha.se, 4 de junio, P.O. 1). «Constantino envi6 434. J. Gaudemet, 1958, pp. 297-298.
plata para pagar a los obreros [que demolfan los templos]» (Historia 11estoriana, XV). Sobre la afluencia de donaciones: E. Griffe, 1964-1966, p. 29.
Severo Ibn-al-Moqaffn', Refutaci611 de Sa'id ibn Batrig (Eutiquio), p. 161. «A su vez Oonaciones de Valentiniano III: G. Marini, 1805, I papiri diplomatici, Roma,
las estatuas, las que eran de metal precioso, o la parte de las demih que parecfa util, 57 y 82. . .
eran fundidas y se convertfan en la plata del fisco» (Soz., II 5, 3, sobre las estatuas Oonaciones de Vestina: objetos de orfebrerfa de plata por 360 hbras, objetos de
véase Eusebio, Vida de Constantino, II, 32). «Después del bautismo de Constantino bronce por 960 libras, varios dominios con sus rentas anuales: una casa (85 sueldos
y el fin de la persecuci6n atroz desatada por su predecesor Diocleciano, la santa Igle- y L /remis), un ba/11e11m (32 sueldos), una casa (77 sueldos, 1 tremis), el ~o?1inio So-
sia de Dios fue encontrando poco a poco la paz. Gracias a este reposo tan deseado, rras (71 sueldos, 1 tremis), e l dominio Corbianum (79 sueldos), el domm10 Funda-
se extendi6, se enriqueci6 y se llen6 de discfpulos y honores» (Martyre de saint Ni- mensis y 15 campos ( 181 sueldos, 1 /remis), el dominio Figlinas (58 sueldos, 1 tremis),
caize, 14 décembre 407, évêque de Reims, H. Leclercq, 4, 1904, pp. 320-32 1). Entre el dominio Amandinus (46 s ueldos, 1 tremis), el dom in io Antonianum (62 sueldos),
otros testimonios, Libanio, Discurso 17, 7; Discurso 18, 23; Eusebio, Vida de Cons- la casa de Emeritus (62 sueldos), la casa «del cstanque» (82 sueldos), la casa «del
tantino, 48 ss. Libanio, Para los templos 30, 6. De rebus hel/icis 2, 2. Juliana, Con- pulpito» (58 sueldos), una tahona (61 sueldos), un balnei~m (~0 sueldo~) y ~arte de
tra Heraclio, 228 b-c; Libanio, Discurso 7, 1O. los beneficios de la puerta Nomentana (29 sueldos, 1 trenus). Liber pontificalls, 42, 1,
Construcci6n de iglesias: S6crates, Historia eclesi<istica, I, 17. Durante e l reinado pp. 220·222. Las casas estaban en Roma y los dominios e n los alrededores. Las ren-
de Constantino se trasladaron iglesias al castrum. El emperador insta16 a l papa en Le- tas anuales eran de 1.025 sueldos y 1 /remis.
trân y emprendi6 la construcci6n de numerosas basflicas (E. Griffe, 1964-1966, p. 21). Donaciones para la catedral de Narbona: CIL XII 5336, c itado por A. Chasta-
gnol, 1976, p. 199. H. 1. Marrou, 1946, «Le dossier épigraphique de l'év.ê~u~ Rusti-
Constante, Constancio Il, Vetranio: cus de Narbonne», Rivista di archeologia cristiana, 70, pp. 332-340: m1c10 de la
Estudio general: L. W. Barnard, 1981 , «The E mperor Constans and the Christian construcci6n de la catedral e l 13 de octubre de 44 1, a los 37 dfas colocaci6n de las
Church», Rivista storica dell'arte, 11 , pp. 205-2 14. Sobre la polftica de Constancio véa- piedras del c imiento, el 9 de octubre de 443, fin del âbside: «Marcelo, el prefecto de
se E. Griffe, 1964-1966, p. 258. Para una lista de donaciones, véase Marcos Diâcono. Galia, le pidi6 al obispo que aceptara este cargo, prometiéndole los medios necesa-
rios: el pago por é l, durantc los dos aiios que durarfa su funci6n, de 600 sueldos para
Joviano, Valentiniano /: el salario de los obreros, y de l .500 sueldos para los trabajos», a los que habla que
Otro testimonio sobre las donaciones de Joviano: «Joviano levant6 templos cris- sumar 4 donaciones del obispo Venerio, 1OO sueldos, del obispo Dinamio, 50 suel-
tianos» (Malalas, Cronograjfa, XIII 337). dos, de Oresio, 200 sueldos, de Agrecio ... , Deconiano ... , Salucio ...
Otro testimonio de destrucci6n de templos por Valentiniano 1: «confiscaci6n de Donaciones a la iglesia de Tours: Injurioso: L. Pietri, 1983, p. 602; los reyes
los bienes de los templos» (Pr6spero, Libro de las promesas y las predicaciones, francos: Gregorio de Tours, Historia de losfrancos, X 3 1, 16; L. Pietri, 1983, p. 604.
III, 41-42). Oonaciones a la iglesia de Tibur: Liber pontificalis. 1. pp. 146- 147.
Nuevas prerrogativas de los obispos: CTh XI 36.20, 8 de julio de 369 = CJust 1 Lista de Jas donaciones de dominios que Cesâreo ofreci6 a la Iglesia de Arles
4.2. J. Gaudemet, 1958, p. 293. (Testamento 32-36, en Obras mon<isticas).

Teodosio, Honorio, Arcadio: 1.3. Donaciones privadas


Clausura de templos por Teodosio: Malalas, Cronograffa, XIII 345. Soz., VII 15.
Clausura del templo de Serapis: Malalas, Cronograjfa, XIII 349. las cuantfas:
Clausura de templos durante e l reinado de Arcadio: Teodoreto de C iro, Historia Anécdotas de donaciones en Jas religiones paganas, por ejemplo: Soz., II 4, 5.
de la lglesia, IV 29. «Aquellos que deseaban ser in iciados en el culto a Venus tenfan que pagar una tasa
Lucha de Teodosio contra las sectas: Chronicon pascha/e, 379. Otro testimonio: de un as» (Firmico Materna, Errores de las religiones profanas, 1O; sobre este texto
246 CRISIS E INFLACIÔN COM PLEMENTOS 247

véase Lact.ancio, lnstituciones divinas, 1, 7). «La que ha nacido de la espuma, corn Otras donaciones privadas, en 396: «Tras quitarse el talabarte [Nepotiano] repar-
0
esta Afrod1ta os nace digno fruto de miembros impudicos, en los misterios de esta v ti6 entre los pobres todo cl pecul io que habla reunido en cl ejército» (Jer6nimo. Car-
luptuosidad marina, el engendramiento esta simbolizado para los iniciados en es~­ ra 60, 10).
arte de la corrupci6n por un grano de sal y un falo, y los iniciados le ofrecen una mo~ Donaciones mlticas: «En Roma habfa una mujer rica cuyo marido habla mucr-
neda como a una hetaira sus amantes» (Eusebio de Cesarea, Preparaci6n evangélic to ... : parti6 de Roma y se dirigi6 a Alcjandrfa, llevandosc su fortuna. Cuando se en-
JI, 13, 15). a, ter6 de que a nuestro padre Teofilo le gustaba mencionar los montleulos, ella se apre-
Donaciones de 180 libras, sin duda de oro: Leoncio de Neapolis, Vida de Juan d sur6 con un celo di vino, gast6 dinero y arras6 los monticulos. Entonces, bajo uno de
Chipre, 10, en el siglo v1. e ellos, apareci6 un tesoro tapado por una losa en la que habla Ires 8 grabadas. Cuan-
Donaciones de 20 libras de oro: por un barbaro que se libra del demonio (Jer6- do nuestro padre Te6filo las vio, comprendi6 su seereto, gracias al Espiritu Santo, y
nimo, Vida de sc111 Hilarion, 22). dijo: "el momento en que este tcsoro debfa aparecer ha llegado, puesto que las Ires 8
Donaci6n de una libra de oro: «Manuel parte en peregrinaci6n con una libra de estan reunidas en un solo tiempo: son theos que signi fica Dios, Teodosio, el empera-
oro que representa la suma de las ofrendas» (Colecci611 griega de milagros, San Jor- dor, porque e n esa époea el emperador era Teodosio el joven ... y Te6filo el patriar-
ge, l I C). ca'', es decir, él mismo. Vio que el tesoro databa del tiempo de Alejandro ... Mancl6
Donaci6n de un cesto de oro: Les sentences des Pères du désert, nouveau recueil aviso a l cmperador de Io que habla ocurrido, y le pidi6 que fucra a verte. El empera-
apophtegmes inédits ou peu connus, PE 4. 1A, 2-3. ' dor acudi6, contempl6 el tesoro y le dio una parte. El patriarea construy6 muchas
Donaci6n de 1.000 sueldos: Paladio, Di61ogo sobre la vida de Juan Cris6stomo iglesias» (Si11axario arabe jacobita, 15 de octubre). Véase el caso similar del descu-
VI 58; Vida de san Epifanio, 8, P.G. 4 1; Teodoro de Trimithus, Vida y exi/io de JuG1; brimiento de botell itas de aceites sagrados siguiendo la indieaci6n de los angeles (Si-
Cris6stomo, 5. «Ha ll azgo de una boisa de 1.000 monedas de oro» (Les sentences des naxario arabe jacobita, 9 de novie mbre). Ofrenda milagrosa de un relicario (Vida de
Pères du désert: les apophtegmes des Pères, 6. 15). sa11 L11picia110, en Vidas de los padre.1· del Jura, 106).
Donaci6n de 500 s ueldos: Malalas, Cronograffa, XlV 353; Malalas, Cronogra- Indicaciones a dar: «asl pues, que los ricos de este mundo estén atentos y no se
ffa, XIV 356. enorgu ll czean demasiado; que hagan donaciones generosas, q ue compartan, que ama-
Donaci6n de 300 sueldos en Atticus: Fi lost., Vil 25. sen un tesoro que les sea de uti lidad en el futuro, all l donde estan los verdaderos ri -
Donaci6n de 30 sueldos: «en otra ocasi6n, los piratas quisieron atacar una nave eos, pero no los ricos de este mundo, para alcanzar la verdadera vida» (Agustln, Ser-
en la que habfa una gran suma de plata [cl santo les salv6], los marineros le dieron mon 36, 6). Sobre una mujer que repartla sus bienes a eseond idas de su marido
30 sueldos de oro» (Historia nestoriana, Vil). (Agustln, Carta 262). «Todavfa hay que abrir tu caja fuerte para desatar un saco de
Donaci6n de varias monedas de oro, c. 460-470: «al alba, la esposa de un sena- plata, si 'iay que reseatar a un cautivo» (Cesareo de Arles, Ser111611 25, 2). «Debemos
dor vio a Agripino y dijo: toma estos dos sueldos, es todo Io que me queda de nues- compartir nuestra fortuna con Cristo: la generosidad justifiea a los ricos y sirve para
tro pequefio reparto. Haré que te den una suma mas elevada» (Vida de san Lupicia- santificarlos» (Gregorio Nacianceno, El amor a Lo.1· pobres, 18). «Dios suele recom-
no, en Vidas de los padres del Jura , 106). pensar a las personas caritativas con prosperidades temporales» (Gregorio Naciance-
Donaci6n de 1OO li bras de plata: «Licontio, antiguo vicario, envia lOO li bras de no, El amor a los pobres, 19). «Dios devuelve c iento por uno a los fieles que rcpar-
plata a san Martin» (Sulpicio Severo, Dùilogos, 3, 14). ten su fo rtuna en limosnas» (eomentari o de Mateo, 6, 19 en Gregorio de Nisa, Sobre
Donaci6n de 157 monedas de plata: «Dejad que Lamponiano venda en el buen los usureros, 5). Otro comentario de Mateo 6, 19 en Arnobio el Joven, Anotaciones
momento y consiga la mayor ganancia posible: 157 monedas contantes y sonantes sobre Los evangelios.
para vuestros pobres» (Slmaco, Carra J 42, en 405).
Donaci6n de 3 monedas de plata: Les sentences des Pères du désert, nouveau re- Venta de bienes a favor de La Jglesia:
cueil, apophtegmes inédits ou peu connus, PE 4.2.1-9. J. Galot, 1975, «Le fo ndement évangélique du voeu rel igie ux de la chasteté»,
Donaciones de Olimpia: Vie d'Olympias, A. M. Malingrey, Paris, 1968; G. Da- Gregorianum, 52, pp. 441-467: insiste en el abandono de los bienes en la ensefianza
gron, 1974, pp. 496-509. de Cristo.
Donaciones de Paulino de Nola: Ambrosio, Carra 58. Invitaciones a donar todos los bie nes: «entrégalo todo y posee unicamcntc a
Donacioncs de Melania: «Melania da 2.500 sueldos de donaciones» (Vida de sa11- Dios, porque si tu eres e l dispensador de riquezas ajenas, si no qu ieres darlo todo,
ta Melania, 19). Donaciones de joyas de oro y plata y velos preciados (Vida de santa da la mayor parte . .. Pon a prueba tu fervo r sobre Io supernuo» (Gregorio Nacian-
Melania, 21). Melania s61o tenfa 50 sueldos para sus donaciones (Vida de santa Me- ceno, Poemas 2 33, vv. 11 3- 116). «Corno ilustra Basil io, que después de haber acu-
lania, 30). Donaci6n de oro (Vida de santa Melania, 38). «El sefior hizo que un arn i- mulado durante su juventud los mas bellos tesoros de Egipto, los consagr6 a Dios
go de Cristo le [a Me lania] ofreciera 200 monedas de oro» (Vida de santa Melania, para q ue adornaran el verdadero tabernaculo» (Gregorio de Nisa, Vida de Moisés,
49). Donaei6n de 3 sueldos de propina (Vida de santa Melania, 52). 360 C). «San Gregorio habla heredado de sus padres una fortuna considerable. Sc la
Donaciones de san German: «unos pobres corrieron a su enc ucntro implorando llev6 a Pacomio y le pidi6 que la gastara en la construcci6n de conventos» (Sinaxa-
una limosna. ÉI le pregunt6 a su diacono cuanto llevaban en la boisa. S6lo tres mo- rio arabe jacobita, 21 de septiembre, P.O. 1). «Ell a lFabiolaj hizo algo mejor: toda
nedas de oro ... Unos mensajeros le ofrecieron una donaci6n de doscientos sueldos la fortuna que podfa realizar, fortuna de las mas considerables y correspondiente a la
de oro» (Constancio de Lyon, Vida de .1·an German de Auxerre, 6, 33). dignidad de su rango, la dispers6 y vend i6. El dinero asf reunido Io dio para los
248 CR IS IS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 249

pobres» (Jer6nimo, Carta 77, 6, c. 400). Otros ejemplos o elogios de esta practica: Pau. coinendado esta tarea y le ha considerado digno de un cargo tan importante» (Co11s-
lino de Nota, Carta 24; Vida de santa Sùzclética, 33, mediados del siglo v; Prospero de titucio11es apostolicas, II 35. J).
Aquitania, Tratado de la vida comemplativa, Il 9; Teodoreto de Ciro, Discurso sobre
la Provide11cia, VI; Juan Cris6stomo, Exhortaci6n a Teodoro, l, 17; Calfnico, Vida de
Hipatio, 34, 2; Ambrosio, Carta 3; Agustfn, Sermon 355, 6. «Donaciones de los bienes 3. Las limosnas
de sus padres, 300 aruras, y venta de sus muebles» (Atanasio, Vida de sa11 Antonio, 2).
3.1. La teorfa de la donaci611: el ate.l'oramiento en el mas alla
Prohibic i6n de desheredar en favor de la Iglesia: CTh XVI 2.20 en 370. Jer6ni-
mo critic6 esta ley (Carta 52, 6). J. Gaudemet, 1958, p. 167. Inscripci6n de Arras-sur- Rhône: F. Descombes, 1972, «Interprétation nouvelle de
)' inscription chrétienne d'Arras-sur-Rhône (CIL XII 1798)», Gallia, 30, pp. 294-299.
La parte del pobre: Transposici6n de la parabola del sembrador (Mateo 13. 1-23; Marcos 4.1-20; Lucas 8.
Agustfn abog6 al principio por que cada cual reservara parte de su herencia (Ser-
1-15).
111611 9, 19-20), luego la parte de un hijo muerto (Serm611 86, 11-12). Hay otros tex- Sobre la teorfa de la limosna segun Juan Cris6stomo: O. Plassmann, 1961.
tos sobre esta cuesti6n: Cipriano, Sobre las buenas obras y la lima.ma, proporciona Sobre las riquczas del mas alla: otras mencioncs en Agustfn, Sermon de la mon
una lista de textos de las Escrituras que se pueden oponer a la intenci6n de conservar taiia, II 44-46; Ser1116n 9, 19-20; 18, 3-4; 38, 9; 60, 6; 86, 1; 177; 3 11 , 15; 345, 1.
los bienes para los hijos: Mateo 6, Prov 20, Ecl. 3, Daniel 4, Mateo 6, 19, 25, Lu- Sobre las riquezas del mas alla: otras menciones en Juan Cris6stomo, Apologfa
cas 19, Il Corintios 16. «Aquel que ama a su padre y a su madre mas que a mf no es de fa vida mona.~tica, III 16; Tratado de la comp1111ci611, I 6; Tratado contra las se-
digno de mf, y aquel que ama a su hijo y a su hija mas q ue a mf no es digno de mf gwtdas nupcias, 1 7; Homilfa sobre las calendas, 4; Ho'.nilfa sobre l?s .wnros mai:t!-
(Mateo JO, 37)» (Sina.xa rio arabe Jacobita, 16 de noviembre). res Juve11tino y Maximino , 2; Homilfa sobre la desgracta de Eutropw, II 3; Homtfw
Otras menciones de la parte de los pobres: Agustfn, Sermon 355, 4.5; Ambrosio, c11ando Saturnino y Aureliano fueron enviados al e.xilio, 2; Carta 122; Homif{a sobre
Tratado sobre el evangelio de san Lucas, VIII 77. J. Gaudemet, 1958, L'église dans el Génesis, III, 6; Comentario al Evangelio segân san Mateo, V 5; Comentario al
l'Empire romain, tV'- V' siècles, Parfs, pp. 297-298. Cabe sefialar que con este siste- Evangelio segun san Juan, XXV 3, U V 3. El caracter redentor de la donaci6n se pre-
ma y familias de cuatro hijos, la lglcsia se habrfa convertido en propictaria de la mi- sent6 como algo evidente y al alcance de todos: «el reino de los c ielos puede ser la
tad de los bicnes privados en tres generaciones, y de mas de las tres cuartas partes de herencia de los publicanos y Jas prostitutas. Muchos de los ultimos precederan a los
los bienes en seis generaciones. primeros» (Juan Cris6stomo, Exhortacion a Teo~oro, 1 17). .
Sobre las riquezas en el mas alla, otras menczo nes e n Cesareo de Arles: «D1os nos
exhorta a atesorar en el c ielo dando li mosna a los pobres» (Cesareo de Arles, Sermon
2. El diezmo 32, 3); «da una pequefia moneda y gana un reino» (Cesareo de Arles, Serm6n 32, 6),
y la misma idea en e l Sermon 46.
Textos bfblicos: Proverbios 3. 9-10; Malaqufas 3.10. El papel de intcrmediarios de los martires se estudia en X. F. Heim, 1987, «Les
Sobre el diezmo, ge neralidades: I. Fasiori, 1983, «La dîme au début du 111< siècle panégyriques des martyrs ou l'impossi ble conversion d' un genre littéraire», R. des
jusqu' a l'Édit de Mi lan, 3 13», Lateranum, 59, pp. 5-24. sciences religieuses, 6113, pp. 105- 128.
Recomendaciones de las Constituciones apostolicas: «también vosotros, herma-
nos, debéis presentar vuestros sacrificios y ofrendas al obispo. Llevadle las primic ias, 3.2. La limosna
los diezmos y las ofrendas voluntari as, porque é l sabe exactamente q uiénes son los
desdichados y le da a cada cual Io que le conviene, para que nadie reciba dos veces Compartir en Cristo: «Debemos comparti r nuestra fortuna con Cristo: la genero-
e n el mismo dfa o en la misma semana, mientras que otro no recibe nada» (Constitu- sidad justi fica a los ricos y sirve para santificarles» (Gregorio Nacianceno, El amor a
ciones apostolicas, Il 27, 6). «El doble de Io que se da a cada mujer se dara a los dia- los pobres, 18).
conos en honor a Cristo» (Constituciones apost6licas, II 28.3). «S i bien el Sefior no Pasajes de las Escrituras favorables a la li mosna c itados por los Padres: «El amor
os dej a sacrifïcar animales sin raz6n por los pecados, por la fructificaci6n, para man- al dinero es la rafz de todos los males, y algunos, por haberse abandonado a él, se han
tener las plagas alejadas ... no os ha librado en absoluto de las contribuciones debidas infligido muchos tormentos» (1 Tm 6 10); «el que siembra poco cosechara _roco,. el
a los sacerdotes, ni de las donaciones a los indigentes ... Vuestra justicia abundara si que siembra en abundancia cosechara en abundancia» (II Cor 9 6); «el que t1ene p1e-
aumenta vuestra solicitud con los sacerdotes, los huérfanos y las viudas: "por la li- dad del indigente presta al Eterno, que le devolvera Io que le es debido» (Prov 19,
mosna y la fe, se purifican los pecados" [Prov. 15. 27.a] ... Tu daras al sacerdote Io 17). Otros ejemplos: Eclesiastés 5, 7- 19 comentado por Isidoro de Pelusa, Carta V
que le es debido, las primicias de la era y del !agar y los presentes por los pecados, 181; el profeta Ageo 1.6 comentado por Gregorio Magno.
porque él es mediador entre Dios y los que necesitan purificaci6n ... Lo que convie- Escritos de los Padres que aluden a la limosna, entre otros: «Los ricos daran oro
ne es que tu hagas donaciones, y que él, ec6nomo y administrador de los bienes de la o plata, los pobres cuero, y los mas miserables de todos daran lana. i,ÜS perc~tâis de
Iglesia, los gestio ne. Pero tu no pediras cucntas a l obispo, no controlaras la gesti6n que e l 6bolo de la viuda supera las liberalidades de los ricos? Pues ella d10 todo
para saber c6mo gestiona, c uando, en be neficio de quién, d6nde, si su gesti6n es bue- Io que tenfa. Los ricos s61o habfan dado una pequefia parte», Gr~gorio de Nisa, f!l
na, defectuosa o correcta. Porque él tiene por controlador al Sefior Dios, que le ha en- amor a los pobres ( I); «Haceos amigos del profeta con vuestra limosna», Gregono
250 CR ISIS E INFL ACIÔN COMPLEMENTOS 251

de Nisa, El a111or a los pobres ( I); Isidoro de Pclusa, Carla 1 475, II 214, Y 112 ina a nuestros bie nes propiedad de posesi6n, para que .sea mas gr~ande la recompen-
18 1, 183, 400; Eusebio de Alejandrfa, Ser111611 2 1; Gregorio Nacianceno, Homi/fas' sa por nucstras obras: porque el que da r~coge ncccsanam~ntc mas frutos ~uando su
40, 34; Posidio, Vida de san Agustfn, II, XXV I; llilario de Poitiers, Comentario so~ enerosidad parece proceder de su propra fortuna» (Salvrano, A la lglesw, 1, 27).
bre el sa/1110 118, 3, 8; véanse en particular los Ser111011es sobre las co/ectas, Le6n !Para e l pecador, c l primer apoyo que pucde rccibir para su salvaci6n es arrepentir-
el Grande, scrmones 20-25; Agustfn , Manua/ , 76; Agustfn , la catequesis de los se de su error, luego redimir sus faltas con limos nas, de acuerdo con la palabra sa-
principiames, li, 4. grada. Por ultimo, si no ha hecho nada de eso, que por Io menos, en el momento de
El tema de la caridad o de la limosna era muy frccue nte e n Agustfn (Solilo- mori r, trate de hacer todo Io que pueda salvarle, y acuda él mismo en su ayuda con
quios, 1, 1, 6; Ser111011 de la montafia, rI 5-9; Sermones 14, 36, 60, 85, 86, 177, 389; la ofrenda ultima de s us bienes» (Salviano, A la lg /esia, 2, 1). «Dad algunas limos-
hay numerosas alusio nes en los come ntarios a los salmos). Pasajes de Agustfn de- nas segun vuestras posibilidades cuando vengtiis a la ig lcs ia. Si Io tenéis a mano, lle-
dicados exclusivamcnte a la limosna: Sermones 23, 8- 11; 42 (entero); 86, 17; 39 6· vad dinero, si no, dad vino, pan ... Dad una moneda y tendréis un reino» (Cesarco
60, 10- 12; 6 1, 6; 106; 111, 2; 206, 2; 207, 1-3; 208, 2 (d urante la c uaresma en '1 0 ~ de Arles, Serm6n 98).
Ser111011e.1· 206-208); 259, 5; 345, 3-6; 367, 3; 378, 1; 388; 389; 390; la ciudad de Donaci6n de dinero mal adquirido, condenas: «s i s61o hablais de vuestros nego-
Dios, l, XIII 1. También se habla de la limos na en los tex tos del Seudo-Agustfn, al- cios, vuestra usura y vuestra habi lidad para amasar dinero, os contesta que eso no es
g unos de los c uales han sido reatribuidos: Cesareo de Arles, Sermon 5 = Seudo- un trabajo ni unos actos propios de un cristi ano. Las obras de un cristiano son las li-
Agustfn, Sermon 79; Seudo-Agustfn, Ser111611 100, 3 = Maxima de Turin; Cesareo mosnas, la plegaria, la defensa de los pobrcs, la protecci6n de los oprimidos, y todo
de Arles, Sermôn 3 1 = Seudo-Agustfn, Sermon 306; Cesarco de Arles, Sermo11 27 = Jo relacionado con estas acciones ... No pensemos tanto en ofrecer a Dios magnffi-
Seudo-Agustfn, Ser111611 307 ; Cesareo de Arles, Sermon 30 = Seudo-Agustfn , Ser- cos presentes como en procurar que Io q ue le ofrecemos sea el fruto de nuestros jus-
m6n 308; Cesareo de Arles, Sermon 32 = Seudo-Agustfn , Sermon 309; Seudo- tos trabajos» (Juan Cris6stomo, Comentario al Evangelio segûn san Mateo, L 3). «El
Agustfn, Ser111611 3 1O; Seudo-Agustfn, Ser111611 31 1; Seudo-Agustfn , Ser111611 312. obispo debe guardarse de las donaciones de los taberncros, de los libertines; Io mis-
Limosnas tras cl fallecim iento: «Corno es cierto que las ofrendas hechas para las mo que de los ladrones, porque sus ofrendas son abom inables para Dios. Pero de los
aimas de los difuntos son para e llas un consuelo, que estas oblaciones sean modestas que humillan a la viuda, oprimen al huérfano, llenan las carceles de inocente~, trat~n
y sin ostentac i6n ... Si por devoci6n es una ofrenda en dinero lpecu11iaeJ Io que de- mal a sus sirvientes ode los que devastan ciudades enteras, de esos debes hurr, obrs-
sea haccr, hay que repartir inmediatamentc este dincro entre los pobrcs» (Agustfn, po, y sus oblacio nes son abominables. Rechaza también a los defraudadores, a los
Carla 22, 1, 6, en 392). abogados que defienden las injusticias, a los fabrican tes de fdolos, a los ladrones, a
El tema de la limosna también es muy frecuente en Juan Cris6stomo, Homilfa los publicanos injustes, a los que roban en el peso, a los que falsifican las medidas,
sobre lazaro, 1 7; 2; 3; 4; 5, 6; 7 passim ; Ho111i/fa sobre las estatuas, 2 5; Cate- al soldado que calumnia a los pobres ... a los di solutos, a los usureros» (Constitu-
quesis, 2; Homi/fa sobre los demonios, 2 6; f-10111i/fa sobre los Ma cabeos, 3; Homi- ciones apost6/icas, IV 6, 1-4). Yéanse también Juan Cris6stomo, Comentario al
lfa sobre los santos martires; f-lomi/fa sobre la parâbola del deudor de diez mil ta- Evangelio segun san Mateo 35 3; Agust fn , Sermon 178, 4; Isidoro de Pelusa, Ccll'ta
lentos; Homilfa sobre La lùnosna; Homilfa sobre el projeta Elfas; Homilfa sobre la f 209; Juan Cris6stomo, Comentario al Eva11gelio segûn san Juan, 73 3.
viuda y la limosna; Homilfa sobre la desgracia de E11tropio, 1 5; Homilfa cuando Donaci6n de dinera mal adquirido, otros escritos: «Cuando le nombraron ec6no-
Satu rnino y A ureliano f ueron enviados al exilio, 2; Homilia sobre el Génesis, 3 6, mo, dec idi6 que se debfa aceptar Io que se ofrec iera a cada iglesia» (Teodoro lector,
20 5, 34 3, 35 8, 40 5, 49 2; Discurso sobre el Génesis, 5 5; Comentario sobre el Historia eclesiastica, I 15, siglo v1). Se podrfa comparar esta actitud con las palabras
salmo 9 8, 1 1 1 6; Homilfa sobre la pe1j'ecta carie/ad; Comentario sobre el Evange- de santa Afra: «No volveré a recibir este dinera abominable [de la prostituci6n que
lio de Mateo, 4 8-12, 5 5, 13 4, 19 1, 20 2-3, 35 3-5, 52 4-6, 59 6, 66 5, 69, 74 5, ejercfa antes de su bautismo] » (Actes du martyre de sainte Afra, Augsbourg, 304,
77 4-6, 80 3-4, 8 1 3-5, 85 3-4, 88 3-4, 89 3-4, 90 3-4 ; Comentario sobre el Evan- H. Lecle rcq, 3, 1903, p. 441 ).
gelio segûn sa11 Juan 7 2, 16 2, 19 3, 23 3, 25 3, 27 3, 33 2, 39 5, 40 4, 42 4, 52
4 , 54 3, 59 4, 65 3, 69 3, 73 3, 74 3, 76 3, 77 3, 79 5, 81 3, 85 5, 87 3-4; Homilias 3.3. la caridad
sobre los actos de los apostoles, 2 1 4-5, 25 3-4, 40 3-4; /-lomilfas sobre la prime-
ra epfsto/a a los corintios 9 4, 11 5-6, 13 5, 14 5, 15 4, 16 5-6, 21 6, 22 4-5, 24 6, La caridad e n Agustfn: Sobre la naturaleza y la gracia, 69-70; Sobre la gracia
30 4-5, 32, 34 3-7, 35 6, 36 5-6, 37 2-4, 39 8-9, 43; Comentario a la segunda epfs- v el libre al/Jedrfo, XIX 40; la correcci6n v la v·acia, 14 45; la catequesis de los
tola a los corintios 13 4, 16, 17 3, 19 3, 20, 23 6; Comentario a la epistola a los ÏHincipiantes, 3 6; Sermones 4, 20; 14, 1; 23, 8-11; 29, 19-20; 33, 1; 34, 7; 36, 6-8;
romanos 7 8, l 3 11, 14 11, 15 6, 19 8, 30 4; Homil fas sobre la epfstola de san Pa- 78, 6; 88, 21; 90, 9-10; 93, 5; 95, 7; 96, l; 100, 2; 105, 5; 138, 2; 142, 10; 145, 4;
blo a los efesios 9 4, 18 3-4; Comentario a la epfstola a los fllip enses 6 4-5, 9 5, 10 158, 6-9; 168, 2; 169, 14- 15; 206, 2; 207, 1-3 ; 208, 2; 265, 9- 10; 270, 4; 332, 3;
3-5; Comentario a la epfstola a los colosenses 1 6, 7 4-5; Comentario a la primera 349; 350; 354, 6; 378, 1. La caridad en el Seudo-Agustfn: Sermon 69, 7 = Cesareo
epfstola a Timoteo 14 3; Comentarios a la segunda epfstola a Timoteo 6 4; Come11- de Arles, Sermon 15 1; 105 ; 106; 107; 142, 8; 269 = Cesarco de Arles, Sermon 23;
tario a la epfsto/a de san Pablo a los hebreos 3 6, 9 4, 32 3. Sobre el conjunto del 270 = Cesareo de Arles, Serm6n 182.
papc l de la limosna en Cris6stomo: O. Plassmann, 196 1. Sobre la oposiei6n entre caridad y coùicia: P. D. Bathory, p. 81. «La caridad per-
La li mosna se rclacionaba con las otras donac iones: «c uan bueno e indu lgente fecta es ajena a la codicia de l siglo» (Agustfn , El comhate cristiano, 35). «Es, pues,
es c l Sciior nuestro Dios que nos invita a repartir nuestra riqueza terrestre ... ÉI lia- por caridad como nos hacemos conformes con Dios y parecidos a él» (Agustfn, las
252 CR ISIS E INFLACJÔN COMPLEMENTOS 253

c_ostumbres de la Ig~esia ~at6lica, 23). «Las tres virt~des: la fe, la esperanza y la ca. fiano, 1 de junio de 362, IV). «[Las barcas) de Juliano conceden generosamente a to-
ndad» (Agustfn , So!tloqwos, I, VII, 14). «Hay que ahmentar la caridad ... La codic· dos los pueblos inmunidades, privilegios y sumas de dinero. Los diilmatas se vieron
es cl d~sco de_ adquirir o recibir_ bie~c~ temporales !c f. T!n~ VI 10, I Juan, IV 18;: libres de unas tasas excesivas que pagaban en caballos, los epirotas, sumidos en la de-
(Agustm, Varias preguntas a S1111pltcia110, 36). «La cod1c1a os [a los ricos] hab' sesperaci6n por un impuesto intolerable, recuperaron con la vida la riqueza y la abun-
. 1 .
puesto b a.JO e yugo por vuestra actuac16n, cargad con e l yugo de la caridad, que
•a dancia» (Mamertino, Discurso de agradeci111ie1110 a Juliana, 1 de junio de 362, 8-9).
salvara» (Agustfn, Sermon 164, 6). «Dios suele recompensar a las personas carita~~ Sobre Jas minas de oro que fi nanciaron las campaiias de Juliano: Juliano, A los
vas con prosp~rida~es temporales» (Gregorio Nacianceno, El amor a los pobres, 18;. atenienses, Discurso 5, 13 1O.
Otros testunomos: Le6n I papa, Sermon, 10, 12, 48, 3; Cirilo de Alejandria, Ho- El oro coronario de Juliano: «remi si6n del oro coronario bajo Juliano» (Libanio,
milfas, 19, 3; 28, 3; Pr6spero de Aquitania, Tratado sobre la vida co11templativa lll Discurso 16, 19).
14-24; Paulino de Nola, Cartas XII . ' ' Reducci6n de deudas, en 363: «Os libramos [a los Tracios] de vuestras deudas.
De todos modos, la remisi6n no sera fntegra. La suma debida se dividira en dos par-
tes, una sera para vosotros, la otra servira para las necesidades de los soldados y
6. EL PESO DE LOS IMPUESTOS vosotros también sacaré is un gran provecho de e lla. Os rcmitimos hasta la tercera
indicci6n todos los atrasos de los aiios anteriores; pero a partir de entonces tendré is
1. Las fuentes que pagar contribuciones ordinarias» (J uliano, Carta 73). La ley de 13 de marzo de
362 (CTh Xl 16.10) prohibfa las recaudaciones nuevas y las remisiones de deudas.
A. H. M. Jones, 1954, «The Cities of the Roman Empire, Political Administrati- fueron numerosas las peticiones a las que tuvo que responder, y Juliano dispens6
ve and Judicial Functions», Recueils de la société Jean Bodin, 6, pp. 135-173. muchas veces a los insolventes -en especial a las di6cesis de Âfrica, el 18 de mar-
zo de 363 (CTh XI 28. 1)-. «Desde que puso el pie en Siria, anu l6 las deudas de
1. 1. Los tetrarcas y sus suce.sores Jas ciudades» (Libanio, Discurso 18, 163). Amiano relata que «una delegaci6n
habfa venido a ver a Juliano por historias de deudas que se remontaban a mas de
1.2. Constallfino 70 aiios» (Am., XX II 6, 1 ss.). Es d iffcil saber s i este término corresponde a una
durac i6n real, teniendo en cuenta las distintas remisiones de deudas, o se trata sim-
Reducci6n de impuestos durante el reinado de Constantino: «hizo mas !igeros los plemente de una alusi6n cristiana: sobre e l término de 70 aiios véase Didimo, So-
tributos» (Gelasio de Cfcico, Historia del co11cilio de Nicea, I 3). Véase también EL bre Zacarfas . .. , l , 50: e l nume ro 70, que consta de 7 décadas, significa descanso
discurso de agradecimiento a Constantino, de 3 12, Panegfrico 8, sobre la remisi6n (Jer6nimo, 1425B; Jerusalén permanece en cautividad 70 aiios; se libera a los es-
del impuesto en Autun. clavos al cabo de 70 aiios; a los 70 aiios e l profeta tuvo sus revelaciones (Cor, 1, 2;
fmportancia de las donaciones de Constantino: Am. , XXI IO, 8. Véase también 1, 70).
De rebus bellicis, I 1. Crftica de la polftica financiera de Juliano: «Juliano enriqueci6 a sus fami liares>>
(Eutropio, Compendio de historia romana, X, 7). Se puede destacar la crftica de los
1.3. Constancio Il numerosos sacrificios que Juliano mand6 celebrar en Antioqufa en 363, antes de par-
ti r para la guerra: «los sacrificios excepcionales y en numero creciente fueron la cau-
Avaric ia de Constancio II, otros testimonios: Temistio, Discurso 8, l l 3c. Am., sa de un fuerte aumento de los gastos» (A m., XXII 12, 7).
XXI 16, 17; A. H. M. Jones, 1973, pp. 130 ss. Sobre la polftica de Constancio II en Juliano como buen administrador: Libanio, Discurso 13, 43. «Ligereza de los im-
su conjunto, C. Vogler, 1979, en particular pp. 257-273, sobre la imposici6n y Jas puestos bajo Ju liano» (Libanio, Discurso 18, 282). «Sabemos que hasta el final de su
ventajas ofrecidas a los clérigos, sobre el suffragium. reinado y su vida, [Juliano] sigui6 la provechosa norma de no remitir nunca los im-
Crisargiro de 36 1: P. Petit, 1955, p. 147. puestos atrasados por medio de Io que se !lama "indulgencias". En efecto, sabfa que
Imposici6n de 3 de febrero 339: CTh XI 1.5; CJust X 16.5; A. Cérati, 1975, p. 62. si actuaba asf no harfa mas que mejorar la condic i6n de los ricos, porque es un hecho
Sobre e l aumento de impuestos en el reinado de Constancio, citaremos como universalmente establecido que los pobres se ven obligados a pagar todos sus im-
ejemplo el efecto de un alza de J7 por 1OO en una su ma de 1OO unidades: su impor- puestos, sin ninguna desgravaci6n, desde e l inicio de la indicci6n» (Am., XVI 5, 15).
te pasarfa a 35 l unidades en 8 aiios, y a 658 en 12 aiios. Dado que el reinado de «De su [Juliano] liberalidad, hay numerosos testimonios muy verfdicos, entre ellos
Constancio II fue especialmente largo, este aumcnto dcbi6 ser muy sensible. Descen- las imposiciones muy ligeras, la exoneraci6n de l oro coronario, la amnistia de las
di6 a partir de 367-368 y las reformas valentinianas. deudas acumuladas a Io largo de mucho tiempo, la equidad del contencioso entre el
fisco y los particulares, la devoluci6n a ciertas ciudades de sus rentas y sus bienes raf-
1.4. Juliana ces» (Am., XXV 4, 15). «Juliano era muy justo con los provinciales, redujo los im-
puestos todo Io que fue posible, sin cuidar excesivamente del tesoro» (Eutropio, Com-
Negativa a aumentar los impuestos: «Otras ciudades, cuyo alejamiento las habla pendio de historia romana, X, 8).
librado de las devastaciones de los barbaros, cran presa de bandidos abominables que Actitud de Juliano en Antioqufa: «no hemos impuesto el tributo de oro, ni pedi-
actuaban en nombre de l gobernador» (Mamcrtino, Discurso de agradeci111ie11to a Ju- do plata, ni aumentado los impuestos. Pero, sin contar el perd6n de los atrasos, todo

....
254 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 255

contribuyente ha gozado de la exenci6n del quinto de s us rentas habituales» (Julian ciaran en nombre de los derechos de la guerra. A su vez el tesoro, hacienda valer
Discursos de Jufia110 emperador, VII, 37). «Es cvidente que no he reducido los cr~~ ~~s derechos, los rcclamaba a los notables de la ciudad que debfan su salvaci6n a la
ditos conccdidos por e l Estado, todo Io que normalmente es concedido por cl tesor huida» (Slmaco, Carta J, 64, en 380)'. Seglin Ca~ lu , este texto alude a los des6r?enes
publico, y que, por otro lado, os he permitido importantes remisiones de impuestos~ de la sublevaci6n de Firmo, que term1~~ron hacia 375, ~;111que ~us consecuen~ias se
(Juliana, Discursos de Jufiano emperador, VII, 39). «Os [habitantes de Antioqufa] h prolongaron por mas tiempo. Otra alus1on a la sublevac1on de Fmno en la reg16n de
eximido de una suma de oro y una suma de plata considerables, luego de un atras~ Tipasa (Pasi6n de santa Salsa, 13). . . . .., .
masivo de impuestos en virtud de una derogaci6n especial que afecta a las ciudades. Las gestiones de Basilio: «Tu ménto sabe meJor que nad1e Io dil 1cil que es re-
Dicho esto, he completado en doscientos miembros, sin despreciar a nadie, la lista de caudar oro para comprar los vestidos militares. Dado que todavla nos queda por re~­
vuestro Senado, te niendo como meta el aume nto de la grandeza y el poderfo de vues- nir un poco de oro de la cantidad total, y es preciso hacerlo con ayuda de la contn-
tra ciudad. También os he dado la oportunidad de admitir por e lecci6n en el seno de buci6n, para Io cual hemos exhortado a toda la ciudad, rogamos a tu clemencia que
vuestro Senado a los mas afortu nados de los in tenden tes de mis tesoros, asf como a prorrogues un poco el plazo fijado, pat~a que se pue~a av isar ta~nb ién a los que ~stan
los directores de las cecas» (Juliano, Discursos de Juliana emperador, VII, 40). fuera de la ciudad. En efecto, la mayona de los mag1strados estan en el c.ampo, como
Testimonio de Gregorio Nacianceno sobre Juliano: «Una organizaci6n soporta- bien sabes. Por Io tanto es posible que e l oro sea enviado con algunas hbras de me-
ble de la posta publica, la desgravaci6n de impuestos, la elecci6n juiciosa de los nos [Io que nos queda por pagar], el resto se enviara mas tarde. Si por el contrario
magistrados, la repres i6n del robo, y todo Io que por un instante, por un breve mo- es absolutamente nccesario que todo sea enviado al mismo tiempo a los tesoros, que
mento, da la felicidad y estimula la imaginaci6n; todo eso no debfa ser util a l Es- el plazo sea ampliado para nosotros, tal como Io hemos solic itado» (Basilio, Car-
tado y no hacfa Faita que e l elogio nos machacara los ofdos» (Gregorio Naciance- ta 88, en 372). «Permlteme que te suplique que otorg ues con una decisi6n humana
no, Ser111611, 4, 75). la salvaci6 n a unos miserables campesinos, y orclenes que el impuesto del hierro sea
soportable para los habitantes del Taurus, el pafs productor de hierro» (Basilio, Car-
1.5. Valentiniano, Valente, Graciano ta 110, en 372).
Testimon ios acerca de Valente: «Valente protegfa las provincias, al iviaba el peso
Dureza de las recaudaciones durante el reinado de Graciano: « ... Yalentiniano se de los impuestos con una atenci6n especial, no toleraba aumentos de tasas, no sobres- 1·
aplic6 con gran rigor al ejercicio del poder, procediendo de fonna regular a la e lecci6n timaba los atrasos de las deudas, era adversario de los oficiales ladrones y de los es-
de magistrados y mostrando suma meticulosidad en Io concerniente a la percepci6n de peculadores. Nunca recibi6 Oriente tan buen trato como con este emperador» (Am.,
contribuciones y en el avituallamiento del ejército que dependla de éstas» (Z6s., IV, 3, XXXI 14, 2). Otro ejemplo: «Llos consejeros de Valente pensaron que los godos que
2). Otros testimonios: Z6s., IV, 32, 2; Am., XXX 5, 5; Am., XXX 8, 8; Am., XXX se instalab~rn en Tracia) serfan una fuente de economla para el tesoro [al proporcionar
9, l ; Am., XXX 9, 3; Am., vxx1 14, 2. No obstante, Malalas denuncia la codicia de soldadosl , al igual que las provincias ofrecen soldados todos los aiios>) (Am., XXXI 4,
Valentiniano l (Cronograj{a , ,.... :u 340). «Ni los propios pitag6ricos apreciaron tanto el 4). Alusi6n a la polltica de Valente de acoger a los godos en el ejército (Am., XXXI
numero cuaternario como estiman el cuadruple los recaudadores de impuestos» (Basi- 4, 4). Para no quedarse sin los buenos trabajadores, los propietarios reclutaban vaga-
lio, Carta, 21). bundos o proletarios comprados por ellos, que s6lo pensaban en desertar. En algunos
En 368-375 Probo era prefecto en lliria, Italia y Africa. Sobre la devastaci6n pro- casos la leva de hombres se sustituy6 por contribuciones en oro.
vocada por su codicia, Jer6nimo, Cr6nica, 372: «Probo era un perceptor de impues- Imposiciones de Valente con motiva de las gue1Tas: véase supra. Otros ejemplos:
tos muy injusto». Z6s., IV, 10, 3-4, Valente en 366; Am., XXX 5, 5-8 (conu·a los sarmatas en 375).
La sublevaci6n de Firmo: «Valentiniano, tras haber llevado la guerra contra los
germanos de una forma que parecfa mas bien comedida, se mosu·aba s umamente ri- 1.6. Teodosio I
guroso en la imposici6n de contribuciones, insistiendo con la mayor severidad en
ellas y percibié ndolas en cantidad superior a la normal. Daba como pretexto de su ac- Polftica financiera de Teodosio: « ... Teodosio dijo que el Estado se vefa abru-
titud la magnitud de los gastos militares, magnitud que Io habla forzado a gastar las mado por los gastos que ocasionaban ceremonias y sacrific ios y que querla suprimir
reservas del tesoro estatal. Asf, habie ndo suscitado con su actitud e l odio de todos, se todo aquello, dado que tampoco é l aprobaba estas practicas y que, por Io demas, las
conducfa con una acritud mayor au n que la de antes; no se preocupaba por indagar si necesidades del ejército exigfan mayores recursos)> (Z6s., IV, 59, 2). En 394 Teodo-
los magistrados se abstenfan de enriquecerse, g uardaba rencor a cuantos llevaban una sio suspendi6 los sacrificios en Roma, Io que segu n Z6simo fue la causa de su muer-
forma de vida irreprochable y, para decirlo brevemente, en re laci6n a la disposici6n te y de la ruina del imperio. «Una ley de nuestros padres habfa honrado a las Ves-
de q ue habla dado muestras cuando inici6 el desempeiio de la funci6n imperi al, era tales y a los ministros de los dioses con una pensi6n m6dica y justos privi legios. La
otro. Por ello, los habitantes de Libia, cansados de soportar la codicia de Romano, go- integridad de estos favores dur6 hasta que unos banqueros degenerados utilizaro n los
bernador militar de los moros, ofrecieron la purpura a Firmo y le proclamaron empe- sagrados subsidios de la castidad para pagar a unos vi les mozos de cuerda. A este
rador>> (Z6s., TV, 16, 1-3). Otro testimoni o: «Sin duda ya hablais oldo que durante la acto le sigui6 e l hambre publica; una cosecha lamentable frustr6 las esperanzas de
rebeli6n bârbara todo el oro y la plata de Mauritania, ya pertenecieran e l Estado o a todas las provincias» (Sfmaco, Relatio, 15). . .
particulares, ya fueran bienes profanos o sagrados, fueron troceados y saqueados por Reacciones ante la recaudaci6n de nuevas tasas: «desde que se pubhc6 en Antlo-
el enemigo. El tiempo en que esto ocurri6 hizo que los dep6sitos del fisco también se qufa la recaudaci6n de este tributo que os parecfa excesivo, hubo agitaci6n, discusio-
256 CRISJS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 257

nes, quejas e indignaci6n» (Juan Cris6stomo, Homilfa sobre las estaluas, y 3). E 110 son objeto de criminales aumenlos; se han acabado las odiosas prescripcio-
asunto de las estatuas es de 387. Sobre estos hechos, Libanio, Discurso 19, 20: la 1 yeas· la delaci6n ya no tienc eco; ya no se ve al ex iliado dcjar con pesar su patria;
0
cau~~ci6n de la superindicci?n fue la causa de los disturbios. Libanio, Discurso 45, ~~­ Jos 'despojos de la vfctima ya n~ se vcn dc~ a1 meJor· posto~; e 1 tesoro no se enn-·
alus1on a esta revuelta relac1onada con la percepci6n de un impuesto contra Maxi ' uece con las pérdidas de sus SUJetos. Pr6d1go de honores, s111 embargo no repartes
Otros testimonios: « ... los habi tantes de Antioqufa la Grande en Siria, negandose a~o~ favores a manos llenas» (C laudiano, Paneg frico para el cuarlo consulado de Ho-
0
lerar los aumentos en las contribuciones publicas que sin cesar discurrfan los reca norio, 494-503, c. 398) .
dadores, se alzaron en rebeldfa ... » (Z6s., ~V, 41 , 1, enero-marzo de 387). «Hay q:~
soportar valerosamente las amenazas de qu1enes recaudan las rentas publicas y su d _ Honorio, Valeminiano Ill:
reza en el cobro de los impuestos» (Juan Cris6stomo, Sobre el sacerdocio, I 2, ~ 4
c. 390). (.Realmentc debemos atribuir los casamientos de las viudas a esta presi6n d~
Reclamaciones de Teodoreto de Ciro: «Nuestra ciudad ha sido gravada con un
impuesto mas pesado que Iodas las ciudades de la provin~ia, y ~entras cada.ciu~ad
los agenles del fisco, como suponfan los Padres? «Las viudas muy j6venes tienen 1 ha gozado de una desgravaci6n, hasta ahora la nuestra s1gue ten.1endo la obhgac1611
c?stumbre de.decir, p.arajustificar su locura licenciosa: "mi patrimonio mengua dia tra: de pagar un impuesto de mas de 62.000 fanegas» (Teodoreto de Ciro, Carra 47). «To-
dia, la herencia de mis antepasados se esfuma. (.Quién se presentara por mf ante el fis- davfa hoy, a causa de la miseria que reina, los productos no hallan comprador; han
co? (.Quién discutira mis impuestos sobre el patrimonio?"» (Jer6nimo, Carla 54, 15). pedido prestadas monedas de oro para enviarte todo .el dinero que les ~a~ ord~nado
Dureza de .las recaudaciones durante e l reinado de Teodosio: «A tal efecto [Teo- pagar» (Teodoreto de Ciro, Carla 37, en 430-431 ). «P1do a vuestra Mag111ficenc1a que
dosio) ... inst6 a los recaudadores de tributos eslatales a que, como si ningun dafio el lugar de Sergiteo [pertenece a nuestra di6cesis y paga e l impuesto bajo vuestro
hubiese acontecido a las ciudades de Macedonia y Tesalia, colectasen la contribu- control] goce de vuestra bondad. Los campesinos que cultivan la tierra estan arruina-
ci6n fijada con todo rigor. Se pudo ver entonces c6mo, si algo habfa sido preserva- dos por la cantidad de aceite que deben entregar, ya que su tierra, tanto este ano como
do gracias al human itarismo de los barbaros, era sustrafdo en calidad de tributo. Pues el anterior, no ha producido nada o muy poco» (Teodoreto de Ciro, Carra 18, en
no s61o riquezas, si no adornos femeninos y toda clase de ropa, incluso aquella que 434); «los propietarios que, teniendo la obligaci6n de pagar impuestos, han sucumbi-
cubre, por asf decirlo, la sede misma del pudor, era entregada para atender a los im- do ya bajo su peso» (Teodoreto de Ciro, Carta 33). «Mientras la provincia entera ha
puestos decretados, con Io cual ciudades y campos todos estaban llenos de lagrimas obtenido desgravaciones, nuestro pafs es el (mico que nunca ha gozado de un favor,
y lamentos, no habiendo quien no llamase a los barbaros y no reclamase su presen- por pesada que fuera la carga que soportaba» (Teodoreto de Ciro, Carla 43, en 446-
cia» (Z6s., IV, 32, 2-3). Los barbaros no habfan saqueado las ciudades de Macedo- 447).
nia y Tesalia, para no perder e l tiempo con asedios. Para Z6simo el emperador cris-
tiano era peor que los barbaros: Am., XVIII 8, 6; Eunapio, Historia, fr 49.4. 1.8. El final del siglo v
Crisis del presupuesto en el reinado de Teodosio: «S iendo ya tamafio el mal que
para peor habfa cafdo sobre la republica, la mi licia en poco tiempo fue menguando Véase el testimonio de Salviano, De gubernatione Dei, IV, 30-3 1 y V, 17, 45. Pa-
hasta verse reducida a la nada, y las ciudades estaban fa ltas de recursos, que se ago- rece que por no haber un censo la administraci6n imperial no podfa dirigirse a los
taban ya por Io excesivo de las contribuciones fijadas, ya en raz6n de la avidez de los possessores, y la carencia administrntiva propiciaba e l desarrollo de feudalidades.
ma~istrados» (Z6s., IV, 29, 1-2, c. 379). «[Al no poder conseguir los curiales el pago M. Pallasse, 1950.
del 1mpuesto, Io pagan con sus propios bienes.] Estas situaciones agotan a las Curias
en vez de fortalecerlas, reducen e l efectivo de cada cual , en vez de aumentarlo. Y ello
en detrimento de toda la ciudad. Aun cuando, de hecho, Io demas fuera bien, basta 2. Hacia un balance
con que en este aspecto los negocios vayan mal para que todo Io demas periclite y
hagan periclitar también al gobierno del imperio. El dafio hecho a las Curias es noci- Generalidades: A. Déléage, 1945, pp. 73, 142.
vo para las ciudades, y el dafio hecho a las ciudades afecta, por repercusi6n, a la cla- Testi monio de Salviano sobre la pobreza del imperio: «El Estado romano muere
se de los combatientes» (Libanio, Discurso sobre los patronatos, JO). estrangulado tanto por las atad uras de los impuestos como por las manos de los
bandidos; ahora hay numerosos ricos cuyos pobres pagan sus impuestos, Io que quie-
Arcadio, Honorio: re decir que hay numerosos ricos cuyos impuestos matan a los pobres ... En efecto,
Testimonios sobre la presi6n fiscal: «abrumar con impuestos es indigno de un consideremos estos remedios [fiscales] que recientemenle se han otorgado a algunas
soberano ... El dinero del fisco puede evitar convertirse en odioso si, en casos de ciudades. Lo unico que han hecho es eximir a todos los ricos y acumular los im-
fuerza mayor, condona las sumas no percibidas, si tiene la sabidurfa de hacer que puestos sobre los miserables; quitarles a unos sus antiguos censos y da.ries otros nue-
los impuestos sean proporcionales a la fortuna de los contribuyentes» (S inesio, Dis- vos a otros, enriquecer a los primeros con la disminuci6n de Iodas las tasas, hasta las
curso sobre la realeza, 28). «De nuevo el Ister flu ye a la sombra de sus vifias en- mas pequefias, y aplastar a los scgundos con el aumento de las mas pesadas; enri-
trelazadas, y estos pueblos, que por sus desdichas quedaron tantas veces exentos del quecer a unos mediante la supresi6n de Io que soportaban sin esfuerzo, y matar a los
impuesto, se alegran de pagar e l mismo que sus padres. Desde el seno de Iliria el otros con la multiplicaci6n de Io que ya no podfan aguantar» (Salviano, De guberna-
labrador, de vuelta a sus campos, de nuevo enriquecera con sus tributos el tesoro tione Dei, IV, 30-3 1).
imperial» (Claudiano, Elogio de Es1ilic6n, 2, 199-207, c. 399-400). «Los tributos Testimonio de Salviano sobre la pobreza del fisco: «La miseria del fisco Y la in-

17 - DEPEYROT
258 CRISIS E INFLACIÔN COM PLEMENTOS 259

digencia del tesoro romano ya no permiten prodigar tantos gastos excesivos para co.
sas frfvolas [los juegos]. Por mas que todavfa se derrochen muchas riquezas, tirando. J.2. Licinio
las, por asf decirlo, en el lodo, no se puedc scguir despilfarrando, porque ya no ha
mucho que dcspilfarrarn (Salviano, De gubematione Dei, VI, 43). y Fuentes de plata: R. Delmaire, 1984, «Les largesses impériales et 1'émission d' ar-
Estudio del oro del Bajo Imperio: G. Depeyrot, L'or du Bas-Empire, en prensa. enterie du rv• au v r• siècle», Arf{enterie romaine et byzantine, Ac tes de la table ron-
Hemos podido calcular que los gastos de la g uerra vândala de Le6n equivalfan a la ~e Paris, 11 - 13 de octubre de 1983, Parfs; F. Baratte, 1978, «Lingots d'or et d'argent
cuarta parte de las reservas monetarias di spo nibles. ' rapport avec l'ate lier de Sirmium», Études de numismatique danubienne, Sirmium,
11
~ Roma-Belgrado, pp. 99- 11 5. La re laci6n con los donativos ha sido estudiada por
p'_ Baratte, 1975, «À propos de l'argenterie romaine des provinces danubiennes», Sta-
7. Los DONATIVOS rinar, 26, pp. 333-341 . La relaci6n entre los orfebres y las cecas queda reflejada en
la presencia de marcas de oficiales monetarios en las fuentes: F. Baratte, 1975, «Les
1. Los donativos imperiales ateliers d'argenterie au Bas-Empire», Jo11r11al des savants, pp. 193-2 12.

Sobre el donativo de Claudi o Il a las tropas de Milan: P. Bastien, 1988, p. 3 1.


t.3. Maje11cio
Historia Augusta, Galieno, 15, 2, 2.
Otro testimonio sobre Majencio: «Después de neutralizar con repartos de dinero
1. 1. Los tetrarcas a la mayorfa de los soldados que iban con él, Majencio obtuvo una victoria muy fa-
cil» (Z6s., li 10, 1).
Papiros Pan6polis: A. Chastagnol, 1969, pp. 285-287. La âtica equivalfa a ta
dracma. Fechado e l 30 de enero de 300. Pago por los ultimos cuatro meses de 299 y
el 1 de enero de 300 uno, y el 8 de febrero de 300 el otro. t.4. Constantino
Cuantfa de los donativos: A. H. M. Jones, 1973, pp. 623 y 1.257- 1.258; R. P.
Sobre los donativos monetarios: P. Bastien, 1988, pp. 73-8 1.
Duncan-Jones, 1978, «Pay and Number in Diocletian's Army», Chiron, 8, pp. 541-
Otros testimonios de la prodigalidad de Constantino: Eutropio, Epftome, 10.4;
560; P. Bastien, 1988, p. 33. Sobre las cifras de Juan de Lidia, P. Bastien, 1988, p. 37.
Lactancio, Sobre la muerte ... , 37, 3-6; Juliano, Elogio de Constantino, 6 14 ss.; Ju-
Calculo del coste de los donativos: véase el tesoro de Beaurains como ejemplo
liano, Los Césares 10.18; 36; Ambrosio, De Elia, 13. 1955B, «Le problème de l'or
de distribuci6n de monedas de oro grandes, seguramente a un oficial: P. Bastien y
C. Metzger, 1977, Le trésor de Beaurains (dit d'Arras) , Wetteren. Es imposible me- au ive siècle», Annales d 'histoire sociale, pp. 47-53.
dir el coste de los donativos especiales entregados a los oficiales, en comparaci6n Sobre los donativos de trigo a las ciudades: J. Durliat, 1985.
con los entregados a los hombres de tropa. Pero se puede tomar como ejemplo el re-
parto del botfn tras el triunfo de Pompeyo (calculado en dineros) con arreglo a los 1.5. Constanc io Il
grados y efecti vos de los soldados:
Donativos monetarios: P. Bastien, 1988, pp. 82-90.
20 ? oficiales de estado mayor 80.000 16 millones de dineros
50, tribunos de la legi6n 180.000 9 millones
l.6. Consta11cio Il y Juliano
500 ? centuriones 30.000 15 milloncs
32.000 legionarios 1.500 48 millones
Donativos monetarios: P. Bastien, 1988, pp. 90-92.
De modo que e l 98 por 100 de los soldados se repartfan el 54 por 1OO de la suma. Episodio galo: «El chambelan que habfa transmiti do al César parte de l tributo
El regalo que recibfan los oficiales de mas alta graduaci6n era 533 veces mâs va lio- anual habfa vuclto a Constantinopl a» (Am., XX 8, 4).
so que el del legionario. Si esta di ferencia se mantenfa en el Bajo Jmperio, los dona- E pisodio de Martin: «No obstante, los barbaros invadfan las Galias y el César Ju-
tivos serfan de 5 aurei para los soldados en el tiempo de los tetrarcas y 45 libras de liano se dispuso a repartir un do11ativu111 entre los soldados: segun la costumbre, eran
oro para los oficiales de alta graduaci6n. R. Mac Mullen, 1986, p. 90, se remite a cier- llamados de uno en uno» (Sulpicio Severo, Vida de sa11 Martf11 , 4, 1). «El e mperador
tos calculos de T. Frank, 1933, An Economie Survey of Ancient Rome, Londres, I, ofreci6 muchos presentes, pero el bienaventurado, como siempre, mantuvo su pobre-
pp. 324 SS. za y Io rechaz6 todo» (Sulpicio Severo, Dia/ogos, 2, 5). E. Griffe, 1964- 1966, p. 29 l.
Discursos de Eumenio de la primavera de 298: 600.000 nummi/sestercios corres- Paulino de Périgueux, Vida de san Martin, II, c. 144- 145.
pondfan a un salario anual de 2 libras de oro. Reparlo de Antioqufa: «fue un dfa de donativo real, bien porque era el dfa reser-
Lingotes de plata: J. W. Salomonson, 196 1, «Zwei Sptitromische Geschenk-Sil- vado cada ano para este uso o porque cl rcy Io hubiera clcgido adrede con mala in-
berbarren mit Eingestempelten Inschriften in Leide n», Oudheidnundige Medelelin- tenci6n, y el ejército debfa estar presente para reci bir unas gratificaciones de acuerdo
gen, 42, pp. 63-77. con los méritos y el grado de cada uno. El oro estaba expuesto, el incienso también»
Donativos de 305-3 13: P. Bastien, 1988, pp. 69-73. (Gregorio Nacianceno, Discurso 4, 82-83; donativo de Juliano a Antioqufa).
260 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 261

Sobre las rentas de las ciudades: Mamertino, Discurso de agradecimiento J de obsequios. El duque de Libia 1.435 sueldos (unas 20 libras), el duque de Âfrica
liano, Panegfricos latinos, 11.11.3; Am., XXV 4, 15; Z6s., IV, 6, 4. a u- J .582 sueldos (unas 22 libras).
Otro testimonio de la promesa de Pirisabora en Z6s., III, 18, 6.

Joviano: z. La importancia de la evol11ci611 del ejército


Donativos monetarios: P. Bastien, 1988, p. 92.
Relaci6n entre ejército y gastos: el CTh XI 20.6 (3 1 de diciembre de 430) aclara
1.7. Procopio, Valentiniano /, Valente, Valentiniano If la relaci6n que existfa entre cjército y fisca lidad. Una fracc i6n importante del im-
puesto esta ealcul ada en oro (A. Cérati , 1975, pp. 92-93). Una de las escasas gucrras
Donativos m?netari~s: P. Bastien, 1988, pp. 92-97. Bastien no aborda el proble- cuyo coste conocemos es la expediei6n de Le6n contra los vandalos en 468. Pese a
ma de la suspens16n cas1.completa de donativa durante este perfodo. Se puede supo. algunas diferencias puntuales entre los textos, podemos considerar que las cifras de
ner que los repartos cont111uaron con la misma frecuencia media (dos anuales), pcro Juan de Lidia son verosfmilcs si se conviertc la plata en oro: 120.000-130.000 libras
que no se mantuvo la costumbre de acufiar los tipos particulares.
de oro (Juan de Lidia. Sobre las 111agistrat11ras, Ill 43-45), 65.000 libras de oro y
. Donativos a los letrados: «donativo a un gramatico de 6 sueldos» (donativo iin- 700.000 libras de plata (Candide, Fragmenta Historicorum Graecorum, ed., Muller
penal que el e.mperador .habla supri.m.ido y fue restablecido por Ausonio) (Ausonio,
JV, p. 137), 65.000 libras de oro y 700.000 libras de plata (Procopio de Cesarea, His-
Carta 17). «H1ce que m1 hombre v111 1era al torneo oratorio, tanto con las amenazas
toria de las guerras, 4. 1.6.1; Nicéforo Callista, Historia ec/esicistica, XV 27).
del gobernador como con el aumento de su tratam iento en trigo [anona]» (Libanio
Discurso, 1, 1 10). · ' !nterés de los soldados por las distribuciones monetarias: véase supra los inci-
dentes cuando se retrasaban los pagos de donativos y soldadas en tiempo de Juliano
1.8. Valeminiano Il, Teodosio J o durante las gucrras de Mesopotamia. R. Dctmaire, 1989, pp. 34-35.
Numero de soldados: el estudio de R. MacMullen, 1980, «How Big was the Ro-
man Imperia! Army?», Klio, 62, pp. 451-460, es de todo punto inservible. Sobre el nu-
.· Donativos monetarios: P. Bast ien, 1988, pp. 97- 104 .
_Yenta de ca.rgo~: un sistema de «venta de cargos» impl icarfa que el Estado ga- rnero de soldados con Diocleciano, véanse Juan de Lidia, Liber de mensihus, 1.27;
ranllzaba la cot1zac16n de los cargos, cubrfa las vacantes por fallecimiento de los M.F. Hendy, 1985. P. Bastien, 1988, p. 37. Sobre los ejércitos de Majencio: E. De-
propie.tarios ~ fijaba una coli.z~ci6n legal para su reventa. No parece que en et Bajo rnougeot, 1969, p. 58; de Magnencio, E. Demougeol, 1969, p. 80; sobre el ejército de
Impeno se d1eran estas cond1c1ones, Io cual hace suponer que en realidad la «venta Juliano, E. Demougeot, t 969, p. 102. Sobre la notifia dignita111m: A. H. M. Jones,
de cargos» no era mas que un trafico de influencias. Volveremos sobre este tema de 1973, pp. 680-683.
la vent~ de cargos en el capftulo siguiente. Sobre esta cuesti6n, en general, véanse Estudio del coste del ejército: A. Segrè, 1942- 1943, «Essays on byzantine eco-
P. L?u1s-Lucas, t 882, Étude sur la vénalité des charges et sur celle des fonctions nomic history, the annona civica and the annona militaris», Byzantion, 16, pp. 393-
p;1hl1ques des ~fficiers ministériels depuis l'antiquité romaine jusqu 'à nos jours, Pa- 444. No inctuye las diferencias entre las pagas. Parece que sobre todo ha querido con-
ns, y mas rec1entemente P. Veyne, 1981, «Clientèle et corruption au service de firmar el punto de vista del De rebus hellicis que atribuye a Constantino elevados
l'État: la réalité des offices dans le Bas-Empire romain», Annales É.S.C., pp. 339- gastos militares.
360. En efecto, se puede considerar que ta «venta de cargos», de haber sido efecti- Escasez de soldados: recordemos, entre otras cosas, que el suministro de reclu-
va, habrfa propiciado la formaci6n de una ctase de tecn6cratas del Estado, formados tas era una de las razones aducidas por los visigodos para pedir asi lo a finales del
en los asuntos de Estado, y parece que no fue asf. siglo 1v: «los cuados prometieron suministrar reclutas y otras cosas utiles para el
imperio» (Am., XXX 6, 1). La obligaci6n de servir fue otra consecuencia de esta es-
1.9. El siglo v occidental casez de hombres: «los principes decidieron que los hijos de los veteranos debfan
al istarse para servir, y su padre, contrario a su feli z conducta, le entreg6» (Sulpicio
Donativos monetarios: P. Bastien, 1988, pp. 105- 117. Severo, Vida de san Martfn, 2, 5).
El donativo de Odoacro constaba de varias tierras cuyas rentas se precisaban: Los visigodos y Teodosio: E. Demougeot, 1969, pp. 12- 14.
Massa ~yramitana, j unto a Siracusa (450 sueldos), Isla de Melita, provincia de Jas Papel de Constantino en la un ificaci6n de los dos ejércitos tras la muertc de Li-
Dal~~cias (200 sueldos), Fundus Aemilianus ( 18 sueldos), Budius ( J 5 sueldos y cinio: E. Demougeot, 1969, pp. 41-56, 72-74.
18 s1hcuas), Y Potaxia (7 sueldos) en Sicilia (Papiro de Ravena, 1O; A. Chastagnol, Supresi6n del predominio de los civiles sobre los militarcs por Valentiniano I: E.
1976, Parfs, pp. 279-280). Demougeot, 1969, pp. 76-77, 120.

1.10 El siglo v oriemal


3. Los donativos de la lglesia
Donativos monetarios: W. Hahn, 1989. P. Bastien, 1988, p. 23.
Algunos tratamientos: hay indicaciones interesantes en el edicto Xlll de Justinia- G. Dagron, 1974, p. 150: en Constantinopla, donde la inOuencia de la tradici6n
no. El duque de Egipto recibfa 2.880 sueldos de anona (40 libras), de tratamiento y eustatiana era importante, habfa 50.000 pobrcs.
262 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 263

de los servicios obligatorios, sus hijos y nietos, al igual que ellos ~uedan exentos de
3.1. Los cautivos )os consejos municipales ... ciel cargo de recaudad~r», 27 de abn l de 3 19 (CTh YI
35.3). «Los palatinos y los ciudadanos de Constantmopla debe~·an pagar las tasas y
Rescate de cautivos: CTh IX 3.7 (409) = CJust 1 4.9 =Sirmond 13, Le6n CJust Jas obligaciones publicas y su capilaci6n persona! y sobre sus tterras, pero quedara_n
1 3.28 (428). J. Gaudemet, 1958, p. 351. rbres de tasas extraordinarias y tasas de reclutas», 7 de mayo de 346 (CTh XI l 6.6J.
<:Exenci6n de Jas cargas de perceptores», 19 de septiembre de 364 (CTh YI 35.6).
3.2. Lm; viudas «Exentos de la vigi lancia de los transportes pesados de la posta», LO de marzo de 365
(CTh Vlll 5.23); «de suministro de reclutas», 7 de junio de 41 3 (CTh YI 30.20); «de
J. Beaucamp, 1985, «La référence au veuvage dans les papyrus byzantins», Pa- Jos servicios senatoriales», 3 1 de e nero de 428 (CTh YI 2.26). . . .
llas, 23, pp. 149- 157. Los «servicios secretos» dispensan de ser nombrado a un conseJO mun1c1pal tras
Sobre las constituciones apost61icas, véase también Constilllciones apost6licas 20 a nos de servicio, 8 de marzo de 354 (CTh VI 27. 1), lue go «Iras e l. tercer a~o de
Ill 1. 1, donde vemos que podfa haber oposici6 n al tipo de la viuda perfecta «de Io~ ·ervicio» 28 de feb rero de 363 (CTh VI 27.2), «exenci6n de los serv1c1os obhgato-
dos 6bolos» descrita por Marcos 12, 42. :.ios y deÎ cargo de recaudador», 26 de noviembre de 399 .<CTh YI 27.6), «del sumi-
nistro de reclutas, que se ha pedido recientemente a los dtgnatanos», l de agosto de
403 (CTh VI 27. l 3), «de los cargos relacionados con el Senado», 31 de enero ?e 428
8. Los PRIVILEGIOS EN EL «CÔDJGO TEODOSIANO»
(CTh VI 27.22). «Los hombres de los servicios secretos no deben ser somet1dos al
servicio de las naves», 12 de abril de 392 (CTh XHI 5.20).
l. Propiedades territoriales Asistentes: en servicio activo, quedaban «exentos de la tasa del caballo», 15 de
diciembre de 382 (CTh VI 26.3). «Los asistentes jefes ... que han llegado al Senado
Presi6n fiscal sobre las tierras imperiales: «los arrendatarios enfitéuticos [de s6lo tienen que pagar 7 sueldos y no deben pagar otras tasas», 12 de septiembre de
nuestras tierras], exentos de las cargas extraord inarias, deben cont:ribuir a la conser- 401 (CTh VI 26.12); «exentos de la pretura», 25 de enero de 407 (CTh YI 26.13);
vaci6n de los caminos», 7 de mayo de 3 19 (CTh XV 3. 1). «Nuestras granjas, exen- «exentos de servic io obligatorio, del pago de la tasa glebal, de la tasa de 7 sueldos
tas de cargas o de servicios extraordinarios», 27 de agosto de 3 19 (CTh XI 16.1 ). impuesta a los senadores mas modestos», LO de mayo d~ ~14 (~T? YI 2.~3). .
«Nuestras propiedades en Italia estan exentas de cargas extraordinarias», 2 1 de mayo Miembros del palacio imperial: «exentos de los serv1c1os publtcos obltgatonos»,
de 323 (CTh XI 16.2). «Las propiedades de nuestra boisa privada estan exentas de 27 de j unio de 380 (CTh VI 35.1 0; las mismas leyes 3 de febrero de 381, CTh YI
serv icios obligatorios y nuestros colonos de los servicios publicos menores o extra- 35. l l); 9 de dicie mbre de 382 (CTh XI 16. 15); 5 dejunio de 390 (CTh XI 16.18);
ordinarios», 25 de enero de 343 (CTh XI 16.5). «Segun los usos de Âfrica, nuestro J5 de febrero de 409 (CTh XI 18.1 ). «Exenci6n de la pretura, pero no de la tasa gle-
patrimonio y las tierras enfitéuticas de Italia (y de Sicilia) estan exentos de cargas ex- bal», 29 de abril de 397 (CTh VI 2. J9). «Exenci6n hasta los 15 sueldos del crisargi-
traordinarias», 23 de fe brero de 359 (CTh XI 16.9; la misma ley, 18 de marzo de 390, ro» 4 de noviembre de 385 (CTh Xlll l.l4).
CTh XI 16. 12). «Nuestros estados no deben verse obligados a proporcionar reclu- 'Guardias: «los decemprimi deben tener el rango de ex c6nsules», 11 de noviem-
tas ... pero deben proporcionar dinero para las reclutas», 3 1 de enero de 370 (CTh bre de 416 (CTh VI 25.1 ), «estar exentos de cargas senatoriales>>, 17 de noviemb~e
VII 13.2). «Nuestras tierras no deben estar sometidas a ninguna obligaci6n, ya sea en de 4 J 6 (CTh VI 24.8), «de los servicios obligatorios de los senaclores», 18 de dt-
no mbre de la superindicci6n, ya sea en no mbre de la transfo rmaci6n en dinero, o en ciembre de 4 16 (CTh VI 24.9); la misma ley 16 de marzo de 427 (CTh YI 24.10).
relaci6n con el concurso publico o los servicios de naturaleza menorn, 15 de junio Ayudantes de los gobernadores: «exentos de los serv ic ios obligatorios y de las
de 395 (CTh XI 16.20). F. Burdeau, 1973, «L' adm in istration des fo nds patri mon iaux obligaciones municipales», 28 de abril de 3 15 (CTh VIII 4. l); «de las cargas de los
el emphytéotiques au Bas-Empire romain», R. i11ternatio11ale des droits de l'anti- decuriones», 13 de mayo de 364 (CTh Vlll 4.8); «de las cargas de control de tr~ns­
quité, 20, pp. 283-310. portes pesados, de la navegaci6n, de un no~bramiento no d~s~ado en una Cuna»,
Ocupaci6n de una tierra abandonada: «Si se toma posesi6n de una parcela de tie- 2 de oclubre de 364 (CTh VIII 4.11 ); la m1sma ley 30 de d1c1embre de 382 (CTh
rra abandonada, se debe recibir una exenci6n de Ires anos», 6 de agosto de 365 (CTh VIII 5.42). .
V 11.8). «En la medida e n que la carga de las tierras improductivas se hace compa- Recaudadores de impuestos: «los recaudadores de tasas en espec1e no deben es-
tible con la de las tierras vecinas, no hay duda de que cada contribuyente paga no s61o tar cargados con otra obligaci6n», l de julio de 364 (CTh XII 6.7); «Si un recau~ador
su impuesto, sino también el de los demas ... », 365 (CTh V 11.9). «Si se cultiva y se de reclutas encuentra a un desertor, queda exento de su carga durante dos anos»,
da valor a una tierra inculta del patri monio imperial ... se puede gozar de una exen- 29 de abri! de 380 (CTh VII 18.3).
c i6n de tasa durante Ires anos», 25 de octubre de 386 (CTh V 14.30). Funcionarios de la boisa privada: «los intendentes de nuestros dominios n~ deben
ser molestados por los requerimientos de servicios obligatorios de los decunones»,
2. La admi11istraci611 22 de julio de 365 (CTh X 4.2); «los procuradores de nuestros dominios ?o .deben ser
sobrecargados por Jas cuestiones de restauraci6n de los monumentos publtcos» 388
«Los palatinos estan exentos de los servicios obligatorios», 29 de octubre de 314 (CTh I 32.7). . . . . . . .
(CTh VI 35. 1 ); «de la tasa del caballo», 27 de julio de 3 19 (CTh VI 35.2). «Exentos Miembros de Jas oficinas: «exenci6n de serv1c1os obhgatonos, de supennd1cc10-

....
264 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 265

nes, de tasas sobre las ventas, de pago del oro y la plata, de la tasa g lebal, de se .. ·a dos yuntas de bueyes y cien medidas de cada clase de grano. El que haya cumpli-
' d" ·
CIOS extraor manos , de pagos de reclutas y de caball os de la percepci6n de estas ta.
I V1-
~o su servicio recibira una yunta de bueycs y 50 medidas. Si los veteranos posecn es-
sas>>, 15 de oclubre de 4 12 (CTh VI 26. 14). cJavos, quedaran exentos de impuestos», 17 de novie mbre de 364 (CTh VIT 20.8).
Miembros de las oficinas administrativas del palacio: «exenci6n de servie' «Los veteranos podran culti var las tierras des iertas ... s in pagar impuestos. No deben
. . 29 IOS
~ bl1gaton os», de octubre de 3 13 (CTh VI 35. 1); «de la tasa del caball o», 27 de ju- pagar cantidad alguna por e l arriendo de los sue los a las personas que esperan la co-
ho de 3 15 (CTh VI 35.2); «de los servic.ios obli~a.tori os , s us hijos y ni etos, al iguaJ secha !para ex igir una partel», 17 de enero de 370 (CTh V il 20.1 1).
que e llos quedaran exentos de los conseJOS municipales ... de la carga de recauda- Exenci6n del crisargiro: «Si un mi litar qu iere ded icarse al comercio, que disfrute
dorn, 27 de abnl de 3 19 (CTh VI 35.3); «de los servicios obligatorios», 18 de octu- de una franquicia de lOOfol/es», 13 de octubre de 326 (CTh VII 20.3). «Todos los co-
bre de 364 (CTh VIII 3. 1; la m isma ley 15 de fe brero de 396, CTh VI 26.7); «de Io rnerciantes deben pagar una tasa, a excepci6n de los soldados, que disfrutaran de una
servic ios publicos y de las cargas de recaudadores de tasas para los ex secretarios»s franq uic ia fijada en una cantidad determinada», 10 de julio de 357 (CTh XIII 1.2).
30 de enero de 365 (CTh VIII 7.8); «de las cargas de inspecci6n y repartici6 n de la~ Limitaci6n de las exenciones: «quedara exento de la tasa lustral quien venda sus
tasas», 15 de junio de 380 (CTh VI 10. 1); «de servicios obligatorios, de superindic- propias producciones. S i la fortuna privada de algui en aumen~a porque comercia,
cio nes. de tasas sobre las ventas, de pago del oro y la plata, de la tasa g lebal, de los debe pagar impuesto, aunque se traie de un vcterano», 8 de nov1embre de 384 (CTh
servicios extraordinarios, de los pagos de reclutas y de los cabal los de la percepci6n XIII 1. 13). «Los veteranos tendran una franquicia de 15 sueldos si se dedican al co-
de estas tasas», 15 de octubre de 4 12 (CTh VI 26.14); «de la tasa en caballo», 16 de rnercio», 4 de nov iembre de 385 (CTh XIII 1.14).
noviembre de 410 (CTh VI 26. 15).
Senadores: «exenciones de requisiciones», 3 de mayo de 36 I (CTh VII 8. 1); «de
las cargas de reconstrucci6n», 3 de mayo de 361 (CTh XV, 1.7). La exenci6n de la 4. las religiones
«tasa glebal de Macedonia», 14 de agoslo de 384 (CTh VI 2. 14) se concedi6 por las
devastaciones de los godos. 4.1 . los cristianos
Decuriones: «los decuriones no deben estar sobrecargados con otros deberes, en
la medida en que los servicios obligatorios sean suficientes», 12 de julio de 340 (CTh T. G. Elliot, 1978, «T he Tax Exemption Granted to C lerics by Constantine and
XII 1.30). Quedaban «exentos de las cargas en oro y plata que gravan a los merca- Constanti us Il», Phoenix, 32, pp. 326-336. Sobre e l especial pape! de la Iglesia: G. Ba-
deres», 13 de marzo de 362 (CTh XIII 1.4; las mismas Ieyes, 13 de marzo de 362, rone Adesi, 1980, «Il ruolo sociale dei palromoni ecclesiastici nel Codice T eodosia-
(CTh XII 1.50); 4 de junio de 399 (CTh XIII 1.17), y de las «cargas exlraord inarias», no», Bulleti110 dell'istituto di diritto romano «Vittorio Scialoja », 83, pp. 22 1-245.
29 de febrero de 4 12 (CTh XII 6.3 I). Exenciones de servicios publicos obligatorios y de las cargas de preceptor: «la
rnisma ley, pero que excluye a los decuriones», 18 de junio de 320 (CTh XVI 2.3);
«la misma ley, pero s i un miembro del clero debe ser sustituido, el impetrante no
3. El ejército debe tener ningun vfnculo con los decuriones ni e l recurso a la fortuna en la medida
en que ésta permite soportar mejor las cargas obl igatorias», l de j unio de 326 (CTh
3.1 . Exenciones XVI 2.6).
Otras exenc iones y confirmaciones: «exenci6 n de nuevas tasas para los mi em-
Confirmaci6 n de los privilegios de los mili tares: «Se deben mantener los privile- bros del clero y sus esclavos. S in requisici6n ... exenci6n de las tasas profesionales»,
gios otorgados a los veteranos. Se debe mantener la exenci6n de los servicios publi- 27 de agos to de 343 (CTh XVI 2.8); «de los servic ios obligatorios y de las obliga-
cos», 24 de junio de 352 (CTh VII 20.6). «Los veteranos y sus hijos deben quedar ciones municipales», 11 de abri] de 349 (CTh XVI 2.9); «de las tasas, de los servi-
exentos de todos los servicios obligatorios, de los pagos en oro y plata, y de los pa- cios obligatorios, del crisargiro en la medida en que las gananc ias benefic ian a los
gos corrie ntes», 6 de diciembre de 366 (CTh VII 20.9). pobres, de tasas terri toriales», 26 de mayo de 353 (CTh XVI 2. l 0); «de los servicios
Exenciones: «una persona alistada, aunque sea nieto o hijo de decuri 6n, debera como decuri ones», 26 de febrero de 354 (CTh XVI 2.11 ) ; «de la tasa lustral, para
quedar exenta , a tflulo persona) , de las cargas de decuri6n», 23 de marzo de 368 (CTh los enterradores», 6 de feb rero de 357 (CTh XIII 1. 1); «de las tasas para los miem-
VII 1.6). «Exenci6n de la pretura». 25 de enero de 407 (CTh V 1 26 . 13); «de la re- bros del clero, de s u mujer e hijos», 28 de diciembre de 357 (CTh XVI 2.14); «de
caudac i6n de tasas», 18 de julio de 365 (CTh XII 6.6). los servicios publicos, asf como los enterradores; exenci6n de tasas territoriales, de
la carga de recaudador», 30 de junio de 360 (CTh XVI 2 .1 5); «total para los decu-
3.2. «Ayudas a la reconversion» riones y sus bienes si han pasado diez afios en fil as», 17 de octubre de 370 (CTh
XVI 2. 19); «de los servicios mu nicipales si han ingresado en el clero antes del co-
Atribuci6n de tierras desiertas: «los veteranos recibiran tierras vacantes de Jas que mienzo de mi reinado, los otros deben servir», 17 de mayo de 371 (CTh XVI 2.2 1);
podran disfrutar con exenci6n total. Si un militar quicrc dedicarse al comercio, que se «de los serv ic ios mun ic ipales», 5 de marzo de 377 (CTh XVI 2.24); «franquicia por
beneficie de una franquicia de IOOfolles», 13 de octubre de 326 (CTh Vll 20 .3). Esta el cris argiro de 1Osue ldos [l liria e Ita lia], ode 15 sueldos [Galia] », 5 de julio de 379
ley fue confi rmada y comp letada en varias ocasiones: «los veteranos deben recibir (CTh XIII 1. 11 ); «COnfirmaci6n de los privi legios», 3 1 de enero de 397 (CTh XVI
tierras vacantes ... libres de impuestos ... Un miembro de la guardia imperial recibi- 2.30); «exenci6n de los pagos en oro», 14 de julio de 401 (CTh XV I 2.36); «si un
266 CRIS IS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 267

miembro del clcro abandona la Iglesia, debe volver a su cuerpo de origen y quedar (Cîh XIII 5. 10). «Todos los navegantes, en todo el mundo, deben quedar exentos
sujeto a los scrvic ios y las cargas obligatorias», 27 de novicmbre de 408 (CTh XVI de todas las cargas obligatorias, de todos los pagos en especie, en oro y plata», 18 de
2.39); «las tierras consagradas deben quedar exentas de impueslos, no debera gra- septie mbre de 329 (CTh XIII 5.5); «los navegantes, sca cual fucrc su rango, dcben
varlas ninguna carga o Lasa superind icc ional, ningun transporte de materiales, nin- quedar exc ntos de las tasas publicas en especie y en oro y plata», 20 de abri! de 386
guna obligaci6n de exportaci6n , ningun a recaudaci6n de Oro», 25 de mayo de 412 (CTh X III 5. 17); «ordenamos que s6lo los navegantes qucdcn exentos del pago de la
(CTh XVI 2.40). Estas exenciones fuero n confirmadas el 24 de j unio de 412 (Sinn. tasa lustral», l l de octubre de 393 (CTh Xlll 5.23); la misma ley «siempre que no
11 ). Cesareo, como eclesiastico, estaba excnto de parte de los impuestos (Testamen- comercien en provecho propio», 26 de mayo de 395 (CTh Xlll 5.24); «garantizamos
to, 3 1, en Obras monéisticas). a los navegantes una exenci6n de la carga de tutela», 5 de marzo de 400 (CTh III
31. l ). Los navegantes también disfrutaban de una serie de ventajas puntuales: <<50 uni-
4.2. Las otra.1· religio11es dades de tierras» para los navegantes de las provincias de Oriente, 11 de febrero de
37 1 (CTh Xl!I 5.14). «Os confirmamos el rango ecuestre que os ha sido otorgado»,
Los patriarcas judfos gozaban de la excnc i6n: «de los servicios publicos y de los 6 de febrcro de 380 (CTh XIII 5. 16). «Se han otorgado privilegios a los navegantes,
debidos a las munic ipalidades», 29 de novie mbre de 330 (CTh XVI 8.2); las mismas los confïrmamos», 15 de juni o de 400 (CTh XIII 5.30); la misma Jey 17 de marzo de
leyes, 1 de diciembrc de 330 (CTh XVI 8.4); 1 de julio de 397 (CTh XVI 8.13). «Los 412 (CTh XIII 5.36).
flamines gozaron de ligeras exenciones, como la de la pretura de la anona y de los ser- Mantenimiento del numero de navegantes: «los dignatarios de las regiones deben
vicios publicos obligatorios», 21 de mayo de 337 (CTh XII 5.2). considerar e l numero y los recursos de los navegantes para tener previsto un numero
permanente de navegantes», 3 de septiembre de 393 (CTh Xlll 5.22). «La guilda de
navegantes de Oriente ... carece de naves ... a causa de las naves encubiertas. [Hay
5. Los grupos profesiona/es utiles al imperio problemas] para el transporte de lrigo de Roma a Constantinopla ... En caso de pér-
dida de nave y trigo, no se entregara ningun recibo y la pérdida recaerâ sobre la guil-
Artesanos de la construcci6n: los c mperadores precisaron que «como fa ltan ar- da», 19 de enero de 409 (CTh XIII 5.32).
quitectos, debéi s orientar a los j6venes hacia esos estudios. Dichos estudiantes, al Los méd icos y los profesores: «Ordenamos que los médicos y gramâticos queden
igual que sus padres, disfrutaran de excnciones de los servicios obl igatorios», 27 de exentos de las obl igaciones publicas», 1 de agosto de 32 1 (CTh XIII 3.1 ). «Los mé-
agosto de 334 (CTh XIII 4.1), lucgo «cx igimos que los artesanos citados en la si- dicos y los profesores de literatura quedan exentos de los servicios obl igatorios, del
guiente lista queden exentos de serv icios publicos», 2 de agosto de 337 (CTh Xlll servicio militar, no deberan estar sujetos a requisa de alojamiento», 27 de septiembre
44.2); la lista que sigue consta de 35 profesiones, todas relacionadas con la decora- de 333 (Cîh XIII 3.3). «Los médicos y ensefiantes de la c iudad de Roma deben que-
ci6n de muebles e inmuebles. La mi sma ley, 6 de junio de 344 (CTh XIII 4.3). Por dar exentos de los servicios militares y no deben ser obligados a alojar a los milita-
ultimo, «los profesores de pintura q ucdan exentos de tasa persona!, asf como sus es- res», 29 de abri l de 370 (CTh XIII 3.10). «Los fil6sofos deben quedar exentos de los
posa e hij os . .. exentos de tasa sobre los comerciantes. Podran obtener talleres y tien- servic ios municipa les», 19 de e nero de 369 (CTh XIII 3.7). «Los médicos quedan
das Jibremente», 20 de junio de 374 (CTh XIII 4.4). exentos de los serv icios publicos obligatorios, de las tasas publicas, del pago del oro
Artesanos de los dominios territoriales: «los artesanos como los alfareros y car- y de la plata, asf como del caba llo ... al igual que sus hijos», 2 1 de mayo de 321 (CTh
pinteros que trabajan en el dorninio deben quedar exentos de la tasa lustral», 5 de fe- XIII 3.2). Médicos de palacio: «ningu na tasa debe gravar a los médicos ni a los he-
brero de 374 (CTh Xlll l.10). rederos de los médicos jefes y de los que han trabajado en el palacio real. No se deben
Obligaciones de los navegantes: «ordenamos que los navcgantes paguen un ter- exigir los servicios obligatorios a quienes han sido ascendidos al rango de condes»,
cio de la tasa debida a la ciudad al principio de la navegaci6n», 15 de abri! de 397 14 de septiembre de 379 (CTh Xlll 3. 12). «Ordenarnos que los gramaticos, médicos, fi-
(CTh XIII 5.27). «Las personas sometidas al servicio de la navegaci6n deben cons- 16sofos, médicos que ya han obtenido ventajas por las leyes anteriores, no sean, por los
truir sus naves con arreglo a los requisitos y medidas precisados, de modo que estén médicos jefes que han servido en el palacio imperial, obligados a las cargas municipa-
en condicioncs de recibir la carga prevista», 16 de feb rero de 399 (CTh Xlll 5.28). les, a las tasas de los decuriones, a las tasas senatoriales. No deben estar s ujetos a los
La obli gaci6n se confirm6 con frecuenc ia: «Los pequefios propictarios no deben que- servicios obligatorios y su casa no debe ser requisada», 30 de noviembre de 414 (CTh
dar exentos de los serv icios de transporte», J8 de febrero de 390 (CTh XIII 5. 18); XIII 3.16). «Los médicos jefes del palacio imperial debcn qucdar exentos de la tasa gle-
«los navegantes seran navegantes durante toda su vida. A su muerte, sus herederos bal», 13 de junio de 428 (CTh XIII 3.19).
deben asumir las cargas», 8 de septiembre de 390 (CTh XIII 5. 19).
Ventajas de los navegantes: «Si un navegante es nombrado para la guilda de pa-
naderos, no debe efectuar este servicio publ ico. La regla no se aplica con aquellas 7. Privilegios va rios
personas que obtcngan este nombramien to por herencia», 1 de jun io de 315 (CTh
XIII 5.2). «S i un navegante llega de Hispania o de otro lugar con un transporte fis- Viudas: «las vfrgcnes consagradas y las viudas mayores quedan exentas de la ca-
cal, no debe estar sujeto a cargas ex traordinarias», 8 de marzo de 324 (CTh XIII 5.4); pitaci6n plebcya, al igual que los nifios menores de 12 afios», 22 de noviembrc de 368
y 19 de mayo de 326 (CTh XIII 5.8), «confirmamos los privi legios de los navegan- (CTh XIII 10.4). «Ninguna viuda, ningun nifio de corta edad, debe pagar la tasa»,
tes africanos que transporlan madera para los edificios publicos», 8 de marzo de 364 30 de marzo de 370 (CTh XII! 10.4).
268 CRISIS E INFL ACIÔN COMPLEMENTOS 269

Padrcs de familia: «los padres de cinco hijos deben quedar exentos de servici 00
quede sometida a los intercses de los mas poderosos», 24 de abril de 324 (CTh
obligatorios», 19 de enero de 324 (CTh XII 17. 1). Mas adelante se aument6 e l n~s xr J 6.3); «todos deben pagar Io que esta inscrito en los registros, pero no SC debc
mero de hijo:,: «l>i un hombre tiene trece hijos, dcbe 4uedar di:,pensado de los serv~~ exigir nada mas», 18 de enero de 360 (CTh XI 1.1 ); «los registros de las tasas dc-
c ios municipales, y si es decuri6n debe quedar libre de toda carga», 1 de marzo d ben ser destruidos si incluycn una tasa injusta por razoncs de fraude o corrupci6n»,
363 (CTh XTI 1.55). e 5 de marzo de 383 (CTh X III 10.8); «si una persona ha sido oprimida por las ta-
Exportadores: «los recaudadores de la tasa del octavo s61o deben recaudar la tasa sas ... ordenamos que las tasas obtenidas por favoritismo o fraude sean devueltas. Es
sobre los prod uctos que los pueblos lcales vicncn a vender aquf, y no sobre los pro- nuestro deseo que cuando se hayan cxpedido los libros de tasas y se haya realizado
ductos que son exportados», 21 dejunio de 38 1 (CTh IV 13.8). el reparto, cada persona pueda reclamar durantc un aiio. Debe ex istir el derecho are-
c)amar ante las injusticias en e l reparto de las tasas. Si se ha recaudado una tasa ex-
cesiva e n perjuicio de alguien, e l indi viduo que se ha descargado de esta tasa por un
9. CORRUPCIÔN Y MALVERSACIONES fraude debe pagar la tasa», 29 de noviembre de 393 (CTh XIII 11 .5); «cuando los
habitantes y Scnados quieren reforzar los muros ex istentes o construir nuevos mu-
1. La r·on11pci611 de los ad111i11istradores en el «Côdigo Teodosiano» ros, las tasas necesarias tienen que scr proporc ionalcs a las posibilidades de cada
hombre . Se debe hacer un presupuesto, y la cantidad total se tiene que repartir entre
A. H. M. Jones, 1975, «Thoughts on the Decline of the Roman Empire», B. de /a las unidades tasables de l municipio», 24 de marw de 396 (CTh XV 1.34); «nos han
société archéologique d'Alexandrie, 43, pp. 43-52. Sobre el f'en6meno en su conjun- advertido que algunos provinciales han sido espccialmente desposefdos, ya que una
to, véase el volumen de W. Schuller, 1982. vez asentados los recibos de las tasas en los libros de percepci6n de las tasas, cier-
Condena de las mal versaciones de fondos: «Si se establece que un recaudador ha tos recaudadores vue lven a pedirles e l importe de las tasas con e l pretexto de que se
malversado fondos y no esta en condic ioncs de pagar, la persona que le nombr6 se han perdido los recibos», 27 de noviembre de 400 (CTh XI 26.2); «no se deben pe-
vera obligada a reparar el perjuic io con su dinero», 7 de abri! de 32 1 (CTh XII 6.1); dir de nuevo los pagos ya realizados ... Ordenamos que se publiquen los registros
«si una persona se ve implicada en el fraude escandaloso de las malversaciones de de las tasas cuatrimestrales», 3 1 de dicie mbre de 400 (CTh XII 6.27); «las tasas e n
tasas en detrimento del tïsco, debe reembolsar cl cuadruplo de la cantidad», 17 de no- oro se han recaudado con demasiado adelanto, cuando la orden todavfa no se habla
viembre de 364 (CTh X 1.10); «nadie debe apropiarse de la menor cosa de los al- dado, y algunos conservan el oro d urante demasiado ticmpo, cuando deberfa ser en-
maccncs publicos ni de las su mas de la caj a del arca», 11 de abril de 382 (CTh XII tregado de inmediato. Ordenamos que nadie se quede con el oro con la inte nc i6n de
9.2); «Si un decuri6n jefe o un decuri6n es convicto de haber malversado tasas te- fundirlo y después Io retenga», 20 de julio de 409 (CTh XII 8. 1); «hemos sabido que
rritoriales o de haber cometido abusos en la recaudaci6n de tasas ... », 3 1 de marzo ciertos éecuriones se han visto obligados a pagar por personas que no tienen pro-
de 387 (CTh Xll 1.1 17); «hemos sabido que grandes masas de oro y plata habfan piedades en los distritos municipales, y estos hombres leales a menudo se ven obli-
sido malversadas en detrimento del fisco», 17 de dic iembre de 397 (CTh X 1.14); gados a cargar con las obligaciones de estas personas que actua lmente estan sujetas
«todos los jueces deben saber que les esta prohibido recaudar y transferir cantidades a e ll as», 27 de abril de 429 (CTh XII 1.186).
sacadas de las tasas de la boisa privada que han cobrado», 17 de mayo de 399 (CTh Falsificaci6n de registros por extorsion: «Si un documento se ha deteriorado, no se
XII 9.3) ; «en el caso de las di stintas tasas de las propiedades que han sido atribui- debe tratar de obtener la anona a la fuerza», 24 de septiembre de 385 (CTh XI 1.20).
das a nuestra boisa privada, la mayor parte se la han apropiado personas sin ley», Intentos de cambiar los registros: «cada parcela debe estar consignada en sus re-
20 de noviembre de 399 (CTh X 1.1 6). gistros de origen. La lista de las un idades imponibles debe ser renovada para luchar
Malversaciones en perjuicio de administradores o c iudades: «ningun juez debera contra el fraude a los servicios publicos o bligatorios», 4 de mayo de 385 (CTh XI
tratar de apropiarse de las sumas que les habran rcmitido los municipios como liqui- 22.2); «si un poderoso defiende a un comerciantc que se niega a pagar la tasa lustral »,
daci6n de las tasas, recurriendo para ello a préstamos», 6 de marzo de 325 (CTh Xll 14 de abri! de 386 (CTh XIII 1.1 5); «un comerciante sujeto a la tasa lustral no debe
9. 1); «Si un procurador imperial, prcboste, recaudador, ha sido objeto de exto rsiones considerarse exento de la tasa lustral por contar con la protecci6n de un poderoso»,
por parte de los condes», 4 de junio de 390 (CTh IX 27 .7). 2 1 de agosto de 4 18 (CTh Xlll 1.2 1) ; «ningun gobernador debe dispensar de los ser-
Mal versaciones referentes a los panaderos: «ningun prefecto de la anona debera vicios publicos obligatorios», 1 de octubre de 3 15 (CTh XII 1. 1); «si un decuri6n tra-
permitir que se nombre panadero a una persona que ha sido despedida por haber co- ta de evitar las cargas correspondientes a su rango ... debe ser devuelto a su cuerpo
metido malversaciones», 16 de febrero de 377 (CTh XIV 3. 15); «si se ha tomado algo de origen», 2 1 de j ulio de 3 17 (CTh X II 1.5).
de los almacenes del Estado, esta mcrcancfa dcbe scr devuclta y atTancada a los pa- Falsificaci6n de pesos y medidas: «Ordenamos que los pesos y medidas de los re-
nadcros», 13 de junio de 380 (CTh XIV 3. 16); «Si un ordenanza practica por fraude caudadores se expongan en los lugares publicos, para que cada contribuyente pueda
extorsiones a los panaderos», 26 de dic iembre de 41 7 (CTh XIV 3.22). verificar la pesada», 28 de noviembre de 386 (CTh XII 6.2 1); «recibimos quejas muy
Fal sificaci6n de los registros de imposici6n: «los reg istros de las ci udades trans- f'recuentes de propietarios perjudicados por la sustituci6n de pesos y medidas», 2 1 de
ficrcn por colusi6n las tasas de los mas ricos hacia los mas pobrcs, de rango infc- cncro de 409 (CTh XI 8.3).
rior», 18 de enero de 3 13 (CTh XIII 10.1 ); «cuando sca necesario crear un registro Aumento de las rasas: «Si los comisarios rurales exigen mâs de la cuenta», 10 de
de tasas, e l registro de cada munic ipalidad se hara de ac uerdo con los planes y las mayo de 3 15 (CTh VIII 4.2); «el derecho a recaudar las tasas debe ser arrendado a la
regulacioncs de los gobernadores, de modo que la multitud de las clases inferiores persona que haya hecho la mejor ofcrta. El pcrfodo de arriendo sera de tres aiios, y
270 CR IS IS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 271

no debera interrumpirse. Pasado este tiempo, los derechos de subasta y de obtenci6 Jadas», 3 de agosto de 368 (CTh VIII 15.5); «los contables no deben comprar bienes
11
del contrato Seran renovados de la misma manera que los otros. Si un recaudador d ni vincularse por contratos», 14 de septiembre de 382 (CTh VITI 15.7); «todos los
i~puestos ha exigido y cobrado a los provinciales una cantidad superior a la estabJe~ jueces deben mantenerse alejados de los patrimon ios y del dinero», 4 de abril de 383
c1da por la ley, pagara con su vida», 1 de julio de 32 1 (CTh IV 13.1 ); «si un decu- (CTh IX 27.5); «Si los contables obligan a una persona muy endeudada a vender sus
ri6n malversa los fondos publicos o comete fraude aumentando la percepci6n de las bienes, se hara una valoraci6n de la naturaleza de Jas propiedades y su precio para
tasas» , 3 1 de marzo de 387 (CTh XII 1.117); «s i ademas de las tasas se extorsiona impedir que se realice fraude con la cobertura de l Estado, para que la propiedad no
una cosa, debe ser devuelta a las provincias», 14 de marzo de 400 (CTh Xl 8.2)· se venda a un precio demasiado bajo y e l perceptor no reciba bienes del propietario
«Si un recaudador es convicto de extors i6n, debe ser castigado con arreglo a las le: a un precio reducido», 13 de enero de 392 (CTh X l 6.3); «los administradores no de-
yes», 3 l de diciembre de 400 (CTh VIII 10.3). ben ejercer en su provincia de ori gen», 3 de dieiembre de 386 (CTh VIH 8.4); «todos
Invenci6n de tasas: «la plebe urbana no debe ser sobrecargada con tasas de ca- Jos recaudadores deben ser expulsados de Âfrica y las propiedades devueltas si se han
pitaci6n», 1 de junio de 3 13 (CTh XIII l 0.2); «los recaudadores no deben imponer apropiado de ellas ilegalmente», 8 de agosto de 412 (CTh VIII 10.4).
a nadi e con tasas antes de que las ciudades hayan transmitido las li stas de nombres. La ex igencia de «corveas»: «ademas de las tasas corrientes y regulares, los orde-
La recaudaci6n se debe hacer sin ex torsi6n» , 1 de noviembre de 3 15 (CTh XI 7 . 1); nanzas y abogados cx igen muchas cosas con desvergüenza, no s6 lo en los munici-
«los navegantes no deben sufrir violencias cuando transportan los productos de la pios, sino también en Jas estaciones de la posta», 29 de junio de 344 (CTh VIII 10.2);
anona q ue se les han con fiado. No deben sufrir ex torsiones, ni ningun otro incon- «Si un administrador, so pretexto de servicio obligatorio, impone a un campesino o a
veniente», 1 de junio de 357 (CTh XIII 5.9); «prohibimos que se les pida la menor un colono servicios suplementarios, o utiliza el esclavo o los bueyes para su uso pri-
cosa a los provinc ia les en concepto de tasas ex trao rdinarias», 19 de marzo de 365 vado, o trata de obtener regalos o no los rechaza, sera condenado», 30 de septiembre
(CTh XI 16. 11 ); «los recaudadores que hayan impuesto a los mercaderes que ven- de 368 (CTh Xl 11. l); «los provincia les deben cesar de prestar servicios que hayan
den productos de s u propiedad seran condenados», 13 de marzo de 384 (CTh XIU sido solicitados ilegal mente», 20 de febrero de 369 (CTh XI 10. 1).
l. l 2; en oposici6n a la regulaci6n del crisârgiro); «los comerciantes deben pagar la Fraudes monetarios: «los monetarios deben permanecer en su condici6n no no-
tasa lustral. Oeben elegir a un controlador en sus gu ildas, como se hace en casi todos ble», 2 1 de julio de 3 17 (CTh X 20. l). «Üiando se ha actuado como procurador en
los munic ipios», 4 de junio de 399 (CTh Xlll 1.17); «pese a que se ha publicado una algun servicio de nuestras Liberalidades y obtenido una administraci6n que obliga a
ley para impedir que los tribunos y los condes de las 6rdenes peq ueiias cometan exac- rendir cuentas ... Hay que contar las monedas de pequeiio valor para su succsor»,
ciones a prop6sito de los baiios, hemos sabido que los duques del Éufrates habfan exi- 29 de marzo de 377 (CTh I 32.3). «Los procuradores de monedas que tienen Jas cuen-
g ido un Lremis diario por la maclera y los baiios», 28 de julio de 417 (CTh VII 11.2). tas sin limitaci6n de tiempo por los palatinos», 25 de junio de 40 1 (CTh Xl 28.3).
Apropiaci6n de bienes publicos: «hemos sabido que los almacenes del Estado de Orfito: A. Chastagnol, «Un scandale du vin à Rome sous Je Bas-Empire», Anna-
la ciudad de Roma y del Puerto se habfan convertido en bienes privados», 8 de junio les ÉSC, 5, 1950, pp. 175-176.
de 364 (CTh XV l.1 2); «si un intendente, procurador o esclavo ha obtenido pan al-
gun dia por usurpaci6n, favoritismo o venalidad, debe ser condenado», 19 de marzo
de 370 (CTh XIV 17 .6); Il de abri! de 382 (CTh XII 9.2) supra; «nadie debe tener 2. La represi6n
el privilegio de obtener bienes de los almacenes del Estado», 9 de junio de 397 (CTh
XI 14.3). Procedimientos de apelaci6n: «si aJguien se cons idera engaiiado por Ios recauda-
Ventas forzosas: «hay abogados que no toman en conside raci6n la calidad de los dores, o por los oficiales del fisco, debe interpone r recurso», 16 de febrero de 316
expedientes, sino la calidad y cantidad de Jas granjas, el ganado y los esclavos, y pi- (CTh VIII 1O. l ); «S i alguien supone que ha sido oprimido por el importe de las tasas,
den que la mejor parte de los dominios les sea vendida por un acto forzoso», 8 de puede Jlamar ante el juez a la persona de su elecci6n dentro del término previsto, con-
marzo de 326 (CTh Il 9.4); «SÎ un prov incial se queja de que los jueces ordinarios le tado a partir del dia en que la tasa es anunciada. Si e l demandante esta ausente por
han obligado a vender, garantizamos al provinc ial el derecho a declarar esas ventas razones de servicio publico obligatorio, dicho término es de un aiio. Si esta presente,
nulas y no consumadas. La propiedad vendida irregu larmente sera devuelta y los ven- dicho término es de 5 meses», 3 de junio de 367 (CTh XIIJ l 0.5); «los contables que
dedores seran castigados», 19 de mayo de 334 (CTh VIH 15.2); «los res ponsables de hayan fa ls ificado los libros de cuentas seran sometidos a tortura. C uando hayan cum-
las oficinas, los secretarios, los contables, el persona! de Jas prisiones, los ordenanzas plido 5 aiios en un servicio publico, deberan permanecer un aiio sin funci6n para que
ordinarios de Jas oficinas deben saber que les esta prohibido comprar lïncas rusticas, cualquiera les pueda atacar», 17 de enero de 362 (CTh VIII 1.6); «los recaudadores
casas y esclavos ... No deben comprar nada en la provincia donde sirven. Ordenamos no desempeiiaran su cargo de forma permanente, con poder para abrumar a los pro-
que estas personas s61o puedan vender las tierras de sus propiedades ancestrales, vinc iales, sino que se cambiaran todos los aiios, a no ser que e l numero reducido de
siempre que la venta se realice ante un juez y el precio no sea menor que el precio decuriones les obligue a asumir esta funci6n durante dos aiios», 30 de noviembre
equitati vo», 11 de abril de 364 (CTh Vlll 13.3); «confirmamos la ley que prohibe la de 386 (CTh XII 6.22).
compra o la venta de bienes cuando estan en activo», 27 de junio de 365 (CTh VIII Represi6n adm inistrativa: «Cl juego de las manos codiciosas de los ordenanzas
13.4); «los administradores deben abstenerse del trafico. Ningun admini strador de be- debe cesar inmediatamente. La camara del juez no debe ser venal, la entrada no debe
ra comprar bien alguno en la provincia donde s irve [lista de funcio nes sujetas a este ser venal, la sala del consejo no debe ser vendida al mejor postor; la aparici6 n de un
régi men 1. S i se demuestra que se han rea li zado ventas, dichas ventas deberiin ser anu- gobernador no se debe pagar; los ofdos del juez deben escuchar Io mismo a los po-
272 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 273
bres que a los ricos; los sobornos de las personas que conducen los séquitos ofici l Corrupci6n relacionada con la recaudaci6n del impuesto: 5 de marzo de 383
dc ben cesai,·· 1os as1stentes
· no de tJcn cometer exacc1ones;
· 1os ataques de los decua·es (CTh XIII 10.8); 14 de mayo de 4 17 (CTh X 3.7).
. . - n~
nes y otros ordenanzas p1d1endo pequenas y grandes sumas deben cesar», J de Otros casos: 16 de abri! de 376 (CTh IX 19.4); 19 de enero de 383 (CTh XI 13.1 ).
viembre de 331 (CTh 1 16.7); «las practicas fraudulentas de los tribunales», 10n~­ Eliminaci6n de los administradores corruptos: «Si un decuri6n, malversando las
agosto de 370 (CTh I 29.5); «los j ueces convictos de haber cometido robos deben e e arcas municipales, accede a l Senado romano, no debe en ningun caso ser recibido»,
tregar las insignias que les fuero n concedidas por_cartas patentes», 15 de enero de 3:c; 24 de noviembre de 326 (CTh XII l.14); «Un ordenanza del tesoro que sea convic-
(CTh IX 27 . 1); «ordenamos que cl duque Natalis sea llevado a la provincia que 1 to de malversaci6n no debeni e n ningun caso obtener un nuevo nombramiento en el
. d 1a
expo 1ia o para que pague el cuactruplo de su~ r~b?s», 12 de j unio de 3.82 (CTh 1)( servicio imperial», 25 de enero de 377 (CTh VIII 7. 14); «las personas que hayan
27.3); «los 1ueces _deben saber que las penas 111tltg1das por su mala gest16n recaerân cometido crfmenes deben saber que los cargos publicos les estan vedados. Los car-
ya sea sobre sus b1enes, ya sea sobre los de sus herederos», 4 de agosto de 382 (Cîh gos de administrador de provincias estarân vedados a personas acusadas de mala
IX 27.4); «Si un decuri6n, un propietario o incluso un colono ha s ufrido extorsiones administraci6n», 17 de junio de 380 (CTh IX 27 .2); «los recaudadores cuyos nom-
por parte de un jucz», 22 de junio de 386 (CTh IX 27.6); «si un recaudador es con- bres me han sido comunicados deben ser acusados de negligencia y favoritismo»,
victo del crimen de extorsi6n, sufrira la pena prevista por Valentiniano», 6 de marzo 29 de marzo de 396 (CTh XIH 11.8); «Si una persona que no ha desempei'iado los
de 397 (CTh XI 8.1 ); «los recaudadores son acusados de extorsi6n», 20 de febrero de servicios publicos necesarios lsigue lista) trata de ingresar en el Senado, debe vol-
412 (CTh XI 7.20); «Ordenamos que se sustituya a los agentes secretos. Ademâs es ver a su consejo municipal», 26 de agosto de 410 (CTh XII 1.73). Véanse también
nuestro deseo que esta asistencia se extienda a los decuriones, navegantes y miem- supra las menciones de panaderos corruptos.
bros de las guildas, de modo que nada les sea permitido a los ordenanzas y a los jue-
ces en la medida en que, gracias al despojo de los provinciales, hayan ascendido en
cl scrvicio del emperador», 3 de marzo de 414 (CTh VI 29. 11); «hcmos sabido que 3. Los testi111011ios literarios sobre las malversaciones
las costas dâlmatas y sus islas han sido oprimidas por las enormes ganancias obteni-
das por las personas que uti lizan en beneficio propio su cargo de agente secreto», 8 de Testimonio de Lactancio: A. Cérati, 1975, pp. 329, 331. Se puede relacionar con
enero de 415 (CTh VI 29. 12). Salviano, De gubematione Dei, V 8.42, donde vemos que los contribuyentes eran
Co1Tupci6n del gobernador provincial, del proc6nsul: «corrupci6n para ingresar perseguidos para que pagaran un impuesto sobre unas tierras que no existfan. Para los
en el Senado», 24 de noviembre de 326 (CTh XI I 1. 14); «exacciones en las provin- capita a veces se sumaban ai'\os a los nifios y se restaban a los viejos para que paga-
cias», 29 de mayo de 383 (CTh VI 22.7); «trafico de influencias», 3 1 de diciembre ran el impuesto.
de 400 (CTh I 12.8). Venta de cargos publicos: el estudio fundamental sobre esta cuesti6n sigue sien-
Co1Tupci6n en un puesto municipal: 2 1 de junio de 38 l (CTh XII 1.86); 31 de ene- do e l de C. Collot, 1985, «La pratique et l' institution du suffragium au Bas-Empire»,
ro de 383 (CTh XII 1.94); 25 de enero de 386 (CTh I 29.6); 6 de junio de 387 (CTh R. historique de droit français et étranger, 43, pp. 185-221, que distingue entre va-
XII 1. 118); 8 de septiembre de 390 (CTh XIII 5.19); 22 de noviembre de 392 (CTh XU rias fases: hasta 394 una represi6n del suffragium, tolerado por Teodosio aunque el
1.1 29); 16 de mayo de 395 (CTh XII 1.1 43); 3 de agosto de 396 (CTh XII l.152); 2 1 de importe sigui6 siendo contractual. En 439, nueva prohibici6n del suffragium (CJust
diciembre de 397 (CTh VI 14.2); 25 de octubre de 398 (CTh XII 1. 159); 16 de agosto IX 27.6). Mas adelante el CJust XII 19.7 regul6 el sujfragium y fij6 el importe de la
de 399 (CTh Xll 1. 16 1). suma a pagar al predecesor. Para Collot existfa apropiaci6n de las funciones del Es-
Co1Tupci6n en la guardia: l de mayo de 353 (CTh VII 21.2); 9 de junio de 373 tado. La venta de cargos implica un sistema de enfeudaci6n: R. Mousnier, 197 l, La
(CTh VI 4.22); 31 de diciembre de 392 (CTh VI 24.5); 27 de diciembre de 414 (CTh vénalité des offices sous Remy IV et Louis Xlll, Paris, p. 14; A. H. M. Jones, 1973,
VI 24.3); 4 de noviembre de 4 16 (CTh VI 33. I ). p. 393.
Co1Tupci6n referente a los patronatos: 16 de dicie mbre de 338 (CTh VI 22.2); Venta de cargos por Zen6n: segun el CJust VIII 13. l , parece ser que los oficia-
30 de noviembre de 359 (CTh VI 29.4); JO de junio de 384 (CTh VI 30.7). les publ icos tenfan la costumbre de quedarse con l/24 de las cantidades que pasaban
Corrupci6n en los oficios: 5 de junio de 397 (CTh VI 26.1 1); 27 de noviembre por sus manos (P. Veyne, 1981 , «Clientèle et corruption au se1vice de l'État: la réa-
de 4 17 (CTh VI 27.19). lité des offices dans le Bas-Empire romain», Annales ÉSC, pp. 339-360). Es diffcil
Corrupci6n en las oficinas: 9 de junio de 319 (CTh VIII 1.1 ); 25 de enero de 377 distinguir si se trata de corrupci6n o de un sistema de tasaci6n sobre la transferencia
•, (CTh VIII 7. 14); 19 de agosto de 379 (CTh VI 30.3); 6 de junio de 383 (CTh VIII de las sumas. Véase la obra, ya antigua pero todavfa util, de P. Louis-Lucas, 1882,
4.14); 14 de octubre de 389 (CTh VIII 1.13); 30 de mayo de 394 (CTh VIII 4. 18); 16 Étude sur la vénalité des charges et celle des fonctions publiques des officiers minis-
de febrero de 397 (CTh IX 26. 1); 25 de marzo de 398 (CTh XIV 3.20); 3 1 de mayo tériels depuis l'antiquité romaine jusqu'à nos jours, Parfs.
de 400 (CTh IX 26.2); 30 de mayo de 403 (CTh IX 26.3); 17 de octubre de 414 (CTh Represi6n de Honorio: mantenemos nuestro punto de vista, segun el cual esta
XIII 5.38); 15 de marzo de 416 (CTh IX 26.4); 9 de octubre de 416 (CTh XI 29.6); «venta de cargos» era una actividad fraudulenta y no la intenci6n del Estado de co-
24 de octubre de 417 (CTh VIII 1.16). mercializar ciertas funciones adm inistrativas. Véase supra e l capftulo sobre los do-
Corrupci6n en el ejército: 31 de mayo de 365 (CTh VII 1. 7); 21 de diciembre nativos.
de 397 (CTh VIII 7 . 19); 19 de marzo de 400 (CTh Vll 1.1 8); 22 de marzo de 407
(CTh VII 20. 13); 30 de diciembre de 420 (CTh X 1.17).

18 - DEPEYROT
274 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 275

carecfan de él a la tari fa de un sue ldo por 10 modii y él mismo Io habfa compra-


3. 1. Mal versaciones administrativas queal curso de 30 por el mismo prec ~o~ env16
do · al tesoro d e1 pnnctpe,
' · 1a ga~ancia· ob te-
nida con estas transacciones. Valent1111ano l.' sospcchando que habia en~1ado menos
288, Egipto: «Segun los registros de cuentas algunos se han apropiado de tftulo dinero del que habla ganado con ese comerc10, le confisc6 parte de sus b1enes» (Am.,
como los de administradores, secretarios o superintendentes, sin que e llo supong s xxvm 1, 11). . . . . .
ningun beneficio para el fisco, antes al contrario, gravan el presupuesto del tesoro: 369-370: «Anepsia, tratando de asegurarsc la as1stenc1a de Max1mmo, pretend16
(P. Oxy. 58). ue su marido le habla dejado 3.000 libras de plata en un testamento ... Maximino, pre-
«[Un hombre de Bitinia] trataba de ganarse la amistad de los gobernadores Para ~a de su extremada avidez, le pidi6 la mitad de la herencia» (Am., XXVIII l.' 35).
impedir que sus vecinos, a los que echaba de sus domicilios y sus dominios, recupe- «!Este funcionario] fue condenado a una multa del doble f(.de la canttdad mal-
rasen sus propios bienes» (Lactancio, /11sti1ucio11es Di vinas, V, 2, 3). versada?]» (Libanio, Discurso / , Autobiograffa, 193.).. . .
3 14, Egipto: «[el recaudador] se ha quedado para su uso pri vado con dos ani- 372: «Probo, prefecto de Iliria, recaudador muy tllJUSlo en sus prov111c1as que fue-
males comp rados para la aldea a 47 talen tos, luego nos ha revendido uno por 27 ta- ron devastadas» (Eusebio, Cr6nica). .
lentos, ... se ha quedado con 30 carneros por 47 talcntos asf como con los pavos» 375: «Durantc el rcinado de Va lentin iano I ningun cambista gobern6 una provtn-
(P. Caire 57403). cia. No se vendi6 ningun oficio, salvo al principio de su reinado, cuando se cometie-
332: «Tres personas del pueblo pagan en nombre del pueblo 500 aruras de tierras ron cicrtos crlmenes esperando la impunidad con e l cambio de emperador» (Am.,
que ni siquicra estan cultivadas y segun un registro de 25 personas, las del lesoro in- XXX 9, 3).
cluidas. Hasta ese punto ha quedado reducida nuestra aldea. En las aldeas vecinas he- 377: «El hambre incita a los godos a la rebel i6n contra la avaricia del duque Ma-
mos encontrado ... a seis familias que hablan abandonado la nuestra» (P. Théad. 17). ximo» (Eusebio, Cr6nica).
360: Demanda de un ex procurador de los dominios imperiales contra un ex ca- «Casos de corrupciones de jueces» (Am., XXX 4, 2).
t61ico, habie ndo sido acusado e l primero de extorsi6n de fondos en perjuicio de Ios «En las regiones del este, en medio de la calma de los asunt?s extr~nj.eros, se
colonos (P. Oxy. XX 2267). desarrollaba la destrucci6n interna de la corrupci6n entre los am1gos e ml!mos de
«Durante los santos dlas en que se solfa liberar a los presos por deudas, s6lo se Valente, que preferfan las ventaj as a l honor» (Am., XXX 4, 1).
oy6 e l ruido de las cadenas. Se exigfan 200 libras de oro [para liberarlos]» (Ambro-
sio, Carla 20, 6). Finales del siglo 1v: «Siendo ya tamafio e l mal que para peor habla cafdo sobre la
356: «Un dfa de fiesta en que varios agentes de la policfa del Estado hablan sido republ ica, la milicia en poco tiempo fue menguando hasta verse red~cida a la nada, .Y
introducidos en el consistorio para recibir su oro con otros mas, hubo alguno que en las ciudades estaban faltas de recursos, que se agotaban por Io exces1vo de las contr1-
vez de recibirlo extendiendo su clamide, como es usual, Io hi zo en el hueco de sus buciones fijadas, ya en raz6n de la aridez de los magistrados. Pues a los que no se ple-
manos. El emperador dijo asf: "Estos policfas saben tomar, pero no recibir"» (Am., gaban a su insaciabilidad los entregaban a la acci6n de los delatores, apenas recatan-
XVI 5, 11). dose de gritar que hablan de reunir todo cuanto hablan dado por el cargo» (Z6s., IV,
359: «Antonino, debido a la codicia de algunos, tuvo que pagar multas muy cuan- 29, 1-2). . , .
tiosas; pero se percat6 de que al rebelarse contra los poderosos cada vez era vfctima «Estas personas, que habfan comprado a un precio elevado los ofic1os pubhcos, se
de mayores injustic ias - porque los que examinaban el caso eran propensos a favo- comportaban como si tuvieran créditos sobre sus conciudadanos» (Am!,' XXX 4 , 20).
recer a los personajes mas notables- » (Am., XVIII 5, 1). 38 1: «Se hace saber que nadie tiene derecho a recibir préstamos ~e oro de las
Durante el reinado de Constanc io: «pocas veces un oficial mi litar pas6 a la ad- Liberalidades Sagradas. Si una persona recibe oro de nuestro tesoro, en forma de
ministraci6n civil. Nadie que no se hubiera curtido e n el polvo de las batallas fue préstamo, para su provecho, ya sea secretamente, ya sea mediante recibo, sus pro-
nombrado a un puesto de mando militar» (Am., XXI 16, 3). piedades seran confiscadas», 21 de julio de 381 (CTh x. 24.2). .
«[Temistio llen6 la bulé de pobres meritorios y tiene raz6n] pero si le piden el 38 1-383: «Pretendéis que mi hermano Teotecno, d1acono, pague e l 1mpuesto»
impuesto del oro, tu Io impediras ... » (Libanio, Carla 40). (Gregorio Nacianceno, Carla 98, 1). ,
«[Olimpio, senador, ha venido de Roma a vuestra buté.] Tienes que procurar, 388: «Después [de este gobernador] hubo un hombre [Eustato, en 388) ~ue hab1.a
pues, que cuando haya que aporlar dinero no se le trate injustamente» (Libanio, sal ido de su patria para establecerse en el extranjero, y gracias a la~ ga~anc1~s adqu1-
Carla 70). ridas en tres cargos habla pasado de la indigencia a la riqueza» (L1bamo, D1scurso /,
Robo de monedas de oro por un adm inistrador (Libanio, Discurso 14, 52). Autobiograffa, 271). . .
365-366: «Paladio lleg6 a Âfrica; Romano habla hecho saber a los jefes de las Esti lic6n, después de 395: « ... y salfa ganador qu1en compraba con dmero el ve-
unidades que debfan devolver a Paladio la mayor parte de la suma que él habla apor- redicto o gozaba, por alguna relaci6n de familiaridad, de la simpatfa del juez. C~an­
tado para pagar a la tropa [malvers6 el dona1ivum]» (Am., XXVIII 6, 17). Las riquezas deparaban a sus duefios reputaci6n de prosperidad en boca. de todos t.ban
366-368: «Himetio, gobernador de Âfrica en calidad de proc6nsul , suministr6 a a parar a aquéllos, ya que unos los agasajaban con regalos como med10 de. ~squ1var
los cartagincscs, asolados por el hambrc, una cantidad de tri go sacado de los grane- el verse objelo de ac usaciones, y olros empeiiaban sus biencs en la consecuc1on d~ un
ros reservados al pueblo romano, y poco después, gracias a la abundancia de la co- cargo o la adquisici6n de cualquier otro motivo de ruina para las ciu~ades. Y '.n.1en-
sccha, rcpuso todo ese trigo sin demora. Pero como el trigo se habla vendido a los tras toda clase de males florecfa en las ciudades, a las casas de Rufino y Est1ltc6n
276 CR ISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 277

atl~fa el diner~ de los ma~ diversos ~uga.res, a.1 tiempo que, por doquier, las casas de «S6lo piensan en una cosa: en las riquezas, y no cscatiman cualquier medio para
qu1enes eran ncos de ant1guo se veian invad1das por la pobreza» (Z6s., V, T, 1- ) conseguirlas. Asf de imponentes son en sus casas los pedazos de oro y plata que se
3
397-398: «C~csta m~cho hablar de las malversaciones ,cometidas por el personai arnontonan unos sobre otros ... Ahora bien, en vuestras arcas -y convendrfa que es-
del te~oro de ltaha. Se d1ce que so prctcxto de 1mpuesto publico se dan falsos crédi- tuvieran mas llcnas, ya que son las del Estado, que las arcas de vuestros sujetos- fal-
Los pnvados» (Sfmaco, Carra 5, 63). ta poco para que se vea el fondo, y Io que guardan es escaso» (Libanio, Discurso so-
bre los patronatos, 29). «Veamos de d6nde procede también el dinero: un soldado
Hacia 404: «Nombrado prefecto en tiempo de Rufino, creo que de Lidia, somet saca de sus casillas a un campesino en el mercado, le aborda, le provoca con sus pa-
la provincia a fucrtes impuestos. Rufino se enfada, le condena a una multa: 15 Jibra~ labras, le da puiietazos, le zarandea, le tira al suelo ... Al infeliz le llevan preso ... y
de oro. Envfa para ello a personas de confianza. lQué hace nucstro Sfsifo? Consigue compra c l derecho a no perecer apaleado. Pero esto no es nada comparado con la eva-
dos boisas total mente parecidas ... Pone oro en una de ellas, y en la otra bronce, es- tuaci6n a la que someten las magistraturas: una suma de dinero, una carga de came-
conde esta ultima y enseiia la primera: se cuenta, se pesa, buen peso, buena cuenta llo» (Libanio, Discurso sobre los patronatos, 33).
se pone e l sell o imperial. jQué ingcnuos! Recibo de oro, entrega de cobre; el avispa~ «Hay aldeas grandes que pertcnecen a numerosos propietarios. Se colocan bajo
do personaje habfa cambiado una por otra» (Sfmaco, Carla 13). Ja protecci6n de los soldados estacionados en el las ... La propina se obtiene de los
405: Demandas contra un prefecto que se cnriquece en cl cargo (Sfmaco, Carta 89). productos de la tierra: trigo, cebada, fruta de los arbolcs, o bien consiste en un peso
415: «Al parecer algunos se han aprovechado de la remisi6n universal de tasas de oro bruto o en una suma de dinero» (Libanio, Discurso sobre los patronatos, 4).
desde el undécimo aiio de la indicci6n de Valente [septiembre de 367-368) hasta el Antes de 378: «Valenle estaba desbordado por la corrupci6n de los jefes milita-
quinto aiio de la presente indicci6n [septiembre de 407-408). de modo que ciertas res» (Z6s., IV, 22, 4 ).
deudas publicas se han convertido en deudas privadas. Ordenamos que no se pida «[Después de que los godos fucran instalados por Valenle] los generales, presas
nada a los miembros del Senado», 11 de julio de 415 (CTh XI 28.10). de la avaricia, les suministraron a elevado precio no s61o carne de carnero y buey,
440-450: «No hay peor plaga para la gente pobre que el poder polftico: los car- sino incluso perros y animales inmundos muertos por enfermedad. Las cosas llegaron
gos publicos son comprados por un numcro reducido para ser pagados por la ruina de a tal punlo que csos desdichados tu vieron que entregar a un csclavo por pan o por li-
lodos. Los miserables pagan los precios de los cargos que no compran: desconocen bra de carne» (Jordanes, Histoire des Goths, p. 235, explica asf la sublevaci6n que le
la compra, conocen el pago. El ascenso de un solo hombre es la ruina de la tierra. cost6 la vida a Valente).
Bien Io saben las provincias de Hispania, a las que s61o el nombre han dejado; bien «Los caballos tienen hambre, pero esta hambre es oro para los jefes, un oro que
Io saben las de Galia, que han sido dcvastadas - pero no por todos, y por ello toda- se suma al que procede del emperador y cae en sus manos Iras pasar por las de los
vfa conservan, en algunos rincones apartados, un ligero halito, porque alguna vez fue- soldados» (Libanio, Discurso, 2, 37, c. 380-381).
ron alimentadas por la integridad de unos pocos, antes de ser expoliadas por la codi- Durante e l reinado de Teodosio: «En efecto, si uno era e l comandante de caba-
cia de muchos» (Salviano, De gubematione Dei, 4, 21 ). llerfa y uno el jefe asignado a la infantcrfa, é l distribuy6 ambos cargos en mas de cin-
«Hoy la riqueza del poder es Io q ue provoca la pobreza del cstado» (Salviano, De co ... Pues cada uno de éstos pretendfa, como si fueran s61o dos, concentrar la riqueza
gubernatione Dei, 1, 11). que se dcrivaba del comerc io desarrollado en torno al avituallamie nto de las tropas,
«Ütro le da presentes [aJ j uez] para despojar a su vecino» (Comodiano, lnstruc- y ello no en parte, sino en su totalidad. No par6 aquf, sino que elev6 también el nu-
ciones, II, 24). mero de comandantes de caballerfa, de oficiales y de jefes a tales dimensiones que
Siglos v-v1: «El autor relata que Calflrope, la viuda de un tenie nte de navfo, fue qued6 el doble de Io que habfa antes, mientras que a los soldados no les llegaba nada
condenada a pagar multas ilegales ... q ue ascendfa n a 500 sueldos de oro. La mujer de Io que el Estado les asignaba» (Z6s., IV, 27, 2-3. Los soldados se hacfan propor-
busc6 la protccci6n de la e mperatriz y a Paulacio le reclamaron 100 libras de oro de cionar caballos y trigo en especie cuando eran baratos, y en oro cuando eran caros.
los que la mujer s6lo lleg6 a cobrar 36 sueldos de oro» (Focio, Jorge de Alejandrfa, Los caballos los revendfan a precio elevado, era el tra fi co de inte1pretium. Véase
fr 96, 81a-b). Am., XXVIII 1, 17, Libanio, Discurso, 2, 37 (381), CTh VII 4.18, 393. La prolife-
Santa Tecla castig6 a un prevaricador (Colecci6n griega de milagros, 60 1C). raci6n de fu nciones hacfa que proliferasen los abusos. El pasaje se si tua hacia 379).
«Una donaci6n hecha a un sacerdote sera considerada un bien de la Iglesia, y no 385: «No permi tâis que a un mercenario le defrauden la paga que le correspon-
un bien privado» (Actas del concilio de A?,de, 506, canon 6. en Hefele, Historia de de» (Ambrosio, Carla 19, 3).
los concilios, li, 2, p. 980). «Hay que ordenar a los soldados que protejan a los ciudadanos y campesinos ...
Porque e l soberano hace la guerra y recluta a los que son llamados a combatir para
3.2. Malversaciones militares garantizar nueslras ciudades y campos» (Sinesio, Discurso sobre la realeza, 27).
«La gente de g uerra se enriqucce con robos y bandidaje, buscando su fortuna en
Demandas contra militares que extorsionaban a civiles (patronatos) (P. Oxy. VTII la miseria de los demas ... Tratan como esclavos y enemigos a los que han recurrido
11 01, c. 357-370). a ellos en busca de protecci6n y scguridad. Los artesanos son presa del afan de ga-
«Los soldados ren tiempo de Constanc io] se habfan enriquccido con los patrona- nancias. S61o piensan en la tierra, y estan enfrascados en su comercio, con el unico
tos y actividades de juegos. Eran capaces de distinguir las variedades de oro y pie- fin de amasar dinero ... No les preocupa que su trafico se rcalice con usura, injusti-
dras preciosas» (Am., XXII 4, 7). cia y trampas ... Son los ricos que poseen grandes tierras y que obtienen de ellas gran-
278 CRISIS E IN FLACIÔN COMPLEMENTOS 279

des rentas ... Los barbaros serfan menos rigurosos [con sus granjeros] que elles. Itn- que han despojado a los demas ext~rsionando ... oro, plata. Algunos [acaparadore~]
ponen trabajos insoportables, y cargas excesivas a unos miserablcs que se mueren de se han llegado a apropiar de los rccmtos consagrados y de los temples, llegando a t1 -
hambrc, y se pasan toda su vida en un desamparo que no tiene fi n . .. [Los granjeros] rar fuera las estatuas del cu lte sin el menor escrupulo; los hay que han convertido los
estan ademas abrumados por las deudas ... Temen la vio lencia de los exactores, la temples en pajares; los mas osados los han demolido y se han alojado en las casas
tiranfa de los recaudadores, la carcel . . . Tienen que vérselas con los avares y usure- que han edificado aprovechando la piedra» (Libanio, Discurso, VII 3, VII 9 y 10).
ros, que les tratan de una manera que las leyes de los paganos no habrfan tolerado y
frente a la cual todo rechazo es poco. Les dan d inero prestado, pero no como se acos-
tumbra, a un porcentaje, sino que exigen cada aiio la mitad de toda la cantidad» (Juan 1Q. L A SOCIEDAD DESIGUAL: FORT UNAS Y NUEVOS CONJUNTOS SOCIALES
C ri s6sto mo, Comentario al Evangelio de san Mateo, 6 1, 2-3).
405: «Cerealio, cobarde e inepte en la guerra, gravando la paz ... Despoja a sus Desaparici6n de los metales preciosos y nuevas riquezas: G. Depeyrot, 1989,
hombres dandoles en licencia Io que les toma en oro. E l soldado explotado se dedica «The Disappearance of Gold from the Later Roman Empire and the Myth of the Se-
a explotar la ciudad» (Sfmaco, Carla 109). ductive O rient>>, Delhi Intemational Congre.1·s on Mo11etwy Hist01y, Production and
410: «Los barbares se desenfrenan por las Hispanias ... la soldadesca les agota» Tra11,~fer of Precious Metals, Coinage and the Changes of Monetary Structures in
(Hidacio, Cr6nica, 48). Asia and Europe ([rom A11tiquity to the 19th Century), Delhi University, April 13th-
440-450: «(.Acaso es la vida de los comerciantes algo mas que fraude y perj urio? April J5th 1989, en prensa. A. Bali!, 1965, «Aspectes sociales de l Bajo Imperio», La-
(.La de los curiales algo mas que injusticia? (.La de los soldados algo mas que pi lla- tomus, 24, pp. 886-904: basandose en otros documentas insiste en la importancia del
je?» (Salviano, De gubernatione Dei, 3, 50). oro y la tierra en las riquezas. D. Vera, 1983, «Strutture agrarie e strutture patrimo-
nial i ne lla tarda antichità: l'aristocrazia romana Fra agricoltura e commerc io», Opus,
3.3. Malversaciones religiosas 2, pp. 4 89-533.

Filostorgio, Historia eclesiastica, X 3; Juan Cris6stomo, Homillas sobre la epfs-


tola de san Pablo a los efesios, VI 4; Concilia de Calcedonia, canon 1 Codex cano- l . Las fortunas privadas
num eccl. et constitutorum, s. sedis epist., P.L. 56; Isidoro de Pe lusa, Carla, I 113, V
276; Edicta de Glicerio, P.L. 56, col. 896 en 473. «Si un obispo a precio de p lata hace Santa Macrina: puede que su abuelo fuera sentenciado a muerte por Licinio, es de-
una ordenaci6n ... si instala a precio de plata a un ec6nomo» (A ctas del Concilia de cir, antes de 324 . El padre de santa Maciina debi6 morir, sin duda, entre 34 1 y 345. Su
Calcedonia, 45 l, cano n 2, en Hefele, Historia de los concilias, II, 2, p. 610). «En la maclre debi6 morir en 37 1. Es verosfm il cons iderar que la fortuna de los padres de Ma-
lglesia hay hombres que anuncian el Evangelio y buscan las ventaj as que los hom- ciina se multiplic6 por diez entre 324 y 350, durante el reinado de los hijos de Cons-
bres les puedan dar, el dinera, los honores o la gloria. Lo que elles desean a toda cos- tantino. Es una prueba del enriquecimiento de los grandes propietarios-patronos.
ta es recibir presentes» (Agustfn, Serm6n, 137, 5); otro testi monio: «De hecho , los Las fortunas de los grupos pri vados se abordan en varias estudios: J. -P. Rey-
hay que quieren ser cristianos para ganarse la confianza de hombres de los que espe- Coquais, 1979, «Fortune et rang social des gens de métier de Tyr au Bas-Empire»,
ran favo res temporales» (Agustfn , La catequesis de los principiantes, XVII 26). «NO Ktèma, 4, pp. 2 81-292. J .-P . Sodini, 1979, «L' artisanat urbain à l' époque théodosien-
digo eso por aquellos que hacen q ue se co nstruya en el momento oportuno y cuando ne (1v'-Vll' s iècles)», Ktèma, 4, pp. 7 1- 119.
es necesario, o restauran los edificios de la Iglesia, sino a causa de aque llos que gas- Tesoros de platerfa (breviario bibliografico): J. Charbonneaux, 1962, Leyris, R. du
tan el bien de los pobres en galerfas sobrealzadas, en fuentes de agua aéreas de tres Louvre 12, pp. 37-39 (5 piezas de platerfa de l Louvre). V. H. Elbern, 1965, Berliner
pisos, en termas disimuladas para acoger vergonzosamente a ambos sexes, ya sea Museem, 15, pp. 26-34. N. Duval, F . B aratte y E. W ill, 197 1, BSNAF, pp. 3 18-32 1.
para ganar mas dinera, ya sea para ganarse amigos» (Paladio, Dialogo sobre la vida Garbsch, 197 1, Kastell Vermania, Germania, 49, pp. 137- 154 (plata y joyas). K. Ma-
de Juan Cris6stomo, 13, 100- l JO). Otro testimonio: «Enseguida, Juan inspecciona los cabeli, 197 1, Ureki , Dzeglis megobari, gruzinskoe obscetsvo okhrany pamjatnikov
libros de cuenta del econo mato y encuentra en elles gastos inUtil es para la Iglesia: kul 'tury, 29, pp. 11 -16. F. Baratte, 1972, R. du Louvre, 22, pp. 3 1-32 (objetos de la
ordena suprimir la subvenci6n que les habfa sido otorgada. Cuando llega al presu- segunda mitad del siglo 1v ). J. Jurukova, 1973, Archeologija, 15, pp. 50-57 (fiale y
puesto para la mansion episcopal Io encuentra dem asiado elevado; ordena traspasar el lingote con marca CONSTpalme). K. S. Painter, 1973, Biddulph, Rivista di archeo-
importe de todos estes gastos s untuosos al hospital» (Paladio, Dialogo sobre la vida logia cristiana, 49, pp. 195-206 (una cuchara). L. Bonnamour, 1974, Montbellet,
de Juan Cris6stomo, V, 128- 140). Mémoires de la société d'histoire et d 'archéologie de Chalon-sur-Saône, 44, pp. 43-
En algunos casos da la impresi6n de que esta acusaci6n sir vi6 para avivar polé- 44. R. Nall, 1974, Niederemmel, Banner Jahrbücher, 174, pp. 22 1-224 (ffbula de oro).
m icas: acusaciones contra Atanasio de impedir que el trigo llegase a Constantinopla N. Duval, 1974, R. du Louvre, 23, pp. 367-374 (objeto moneti forme con 13 sueldos).
(Concilia de Constantinopla, citado por Hefele, Historia de los concilias, p. 667) o R. Giordani, 1974, S. Nazaro Maggiore di Mi lano, Bollettino d'arte, 59, pp. 127-137.
de vender el trigo entregado por Constantino parà las viudas (véase Atanasio, Contra K. S. Painter, 1975, Mildcnhall, Antike Welt, 61 1, pp. 2- 13 (tesoro de 34 objetos de
arianos; Hefele, Historia de los concilias, p. 6 10). «Relataba c6mo e l oro genera oro plata de los aiios 360-36 1). M. Panayotidis y A. Grabar, 1975, Tesal6nica, C. arch.éo-
en profusion ... Entre los que han amasado grandes fortunas, encontraras a muchas logiques, 24, pp. 33-48. F. Baratte, 1975, MEFR , 87, pp. 1. 103- 1.129. P. E. An as,
280 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 28 1

1978, Felix Ravenna, 11 5, pp. 9-26. F. Baratte, 1980, Mét. Jean Lafaurie, Parfs, pp. 43_ a Ilote los viejos restos de mi hundida fortuna y al mismo tiempo me ahorr6 nuevas
45 (copa del siglo IV). C. Johns, 1981 , Riskey Park, The Antiquaries Journal, 61 afrentas a mi amor propio tan delicadO>> (Pauli no de Pella, Eucarfstica, vv. 572-581 ).
pp. 53-62 (bandeja de plata). G. Fischer-Heetfeld, 1983, Risley, Milleilungen de~ «No se trataba de un dominio cultivado por campcsinos sujetos a una explotaci6n ni
deutschen Archiiologischen Instituts, Athenische Abteilung, 98, pp. 238-263. P. E. de una vina, la unica riqueza a la que recurre la ciudad para hallar suministro en el
Arias, 1984, Porto Baratti, RAL, 39, pp. 133- 145. C. M. Johns y T. W. Potter, 1985 exterior de todas las subsistencias que necesita: era una casa situada en la ciudad, con
Canterbury, The Antiquaries Jaumal , 65, pp. 3 12-352. No olvidemos tampoco e l co~ un jardin colindante y, lugar de refugio para mis soledades, un pequeno pedazo de tie-
nocido missorium de Teodosio. rra que no carecfa de vinas ni arboles frutales» (Paulino de Pe lla, Poema de acci6n
Sobre el gran tesoro de Kaiseraugust (Sui za): H. A. Cahn , 1965, Romerhaus und de gracias, 5 16 ss.). «Un godo se ofreci6 como comprador. Deseaba comprar un pe-
Mün zen August, pp. 11-19; H. A. Cahn y R. Laur-Belart, 1967, Gazette numismati- queno dominio que habfa formado parte de mis bienes, y é l mismo me fij6 el precio»
que suisse, pp. 50-57. H. A. Cahn, 1964, B. de la Soc. s11 fa'se de préhistoire, 51, (Paulino de Pella, Poema de acci611 de gracias, 570 ss.).
pp. 11 5- 116. H. A. Cahn y A. M . Kaufmann-Heinimann, 1984, Der Spiitromische Sil- Las fortunas romanas: desgraciadamcnte es imposible comparar las riquezas del
berschatz von Kasieraugust, Derendigen. Alto y el Bajo Imperio. De todos modos se conocen algunos calculos de fortunas
Sobre la orfebrerfa del Bajo Imperio, entre otros: C. Lepage, 1971, «Les brace- (los convcrtimos en libras de oro para faci litar las comparaciones): 25.000 libras de
lets de luxe romain et byzantins du ne au v1• siècle, étude de la forme et de la struc- oro (Séneca, Problemas j[sicos, 1, 16, 1: fo rtuna de Hostio Cuadra); 24.000 li bras
ture», C. archéologiques, 2 1, pp. 1-23. de oro (D iodoro, Biblioteca hist6rica, 4, 2 1: calculo de las mayores fortunas; Plu-
Adornos femeninos, otro testimonio de la abundancia de oro a prop6sito de los tarco, Vida de Pompeyo, 2: fortuna de Demetri o, liberto de Pompeyo); entre 2.500
robos: «en efecto, en los establecimientos de banos y en las iglesias es adonde acu- y J0.000 Jibras (Plinio, Historia natural, XXIX 5, 7-9 y 8, 22: fortunas de médicos
den mujeres que roban esos objetos (las j oyas de oro]. A menudo, también, dejando de su época); 75.000 libras (fortuna de Séneca, Dialogos, t. 2, p. 2 1 n. l de la edi-
aparte a los malhechores, sucede que las personas cubiertas de oro, empujadas y za- ci6n Budé). Estos pocos calculos improvisados parecen inferiores a las fortunas de
randeadas por la multitud, ni siquiera se dan cuenta de que han perdido aJguna de sus los romanos calculadas por Olimpiodoro. Si adoptamos el promedio de un 5 por
joyas» (Juan Cris6stomo, La virginidad, 61, l ). 1OO para estimar la renta de estos capitales, las fortunas del Alto Imperio que aca-
La riqueza de Probo: «jVaya éxito, mi palacete de Roma e levado con una comi- bamos de ver habrfan podido produci r 3.750 li bras a Séneca, y 1.250 las otras gran-
sa nueva! lD6nde estan nuestros dominios? En otono uno de ellos produce de todo des fortunas de 25.000 libras. La misma forma de calcular las fortunas en el Bajo
con profusi6n; otro recibe el sol del invierno; en primavera, el primero, antes que to- Imperio refleja e l fuerte enriquecimiento de los notables. Mientras en el Alto Im-
dos, hace que surjan las rosas de la tierra; en el segundo, fuentes y bosques llevan el perio se calculaba e l importe total de la fo rtuna, e n el Bajo s6lo se calculaban las
frescor bajo los rayos del verano» (Sfmaco, Carra 1, 58). rentas anuales de las tierras.
La fo rtuna de Sfmaco: segun Seeck, Sfmaco posey6 tres domus e n Roma, uno en Dominios sicilianos: cuando los vandalos ocuparon Sicilia en 440-442, el pro-
Capua, 15 villae, 3 de ellas suburbanas y 12 e n e l sur de Italia, asf como numerosos pietario, que residfa en Ravena, reclam6 hacia 445-446 el pago de Io que se le debfa
praedia en Samnium, Apulia, Sicilia y Mauritania. Chastagnol, 1962, p. 228. por las dos ultimas indicciones. Las rentas se desglosaban asf: los cinco dominios ren-
Las posesiones de Agustfn: «dominio junto a Cartago» (Agustfn, Confesiones, taban 756, 147 y 75, 52, 200, 445, 500 sueldos, 2. 175 sueldos en total. Las cantida-
VI 17); «Tu colega Crisp ino acaba de comprar un dominio cerca de Hipona» (Agus- des correspondientes a las dos ultimas indicciones ascendfan a 4.350 sueldos, mas
tfn , Contra las cartas de Petiliano, II 228. Por la Carta 66 sabemos que habfa allf unos atrasos de 1.800 sueldos «a pagar en la cuenta de nuestro ilustre senor Lauricio»
80 colonos). (Marini 73. Papiro de Ravena, 1, ed. J.-0. Tjader, 1, pp. 172- 178. En este texto par-
La fortu na de Melania: «después de vender todas sus propiedades de Roma, Ita- te de la suma es utilizada sobre e l terreno, y otra parte se envfa a Ravena).
lia, Hispania y Campania, se hicieron a la vela rumbo a Âfrica» (Vida de santa Me-
lania, 19). «Dado que a causa de la invasi6n bârbara (l de 410?] no habfan podido
liquidar todos sus dominios, y les habfan quedado algunos sin vender, un fiel, cuyo 2. La fortuna de la Iglesia
coraz6n habfa sido estimulado por Dios, pudo negoc iar parte de ellos en las regio-
nes de Hispania que estaban en paZ» (Vida de santa Melania, 37). El valor de la for- 2. 1. El desarrollo de la Iglesia legal en el Estado
tuna de Melania y Piniano es diffcil de calcular. En la versi6n griega es Piniano
quien cobraba anualmente 120.000 sueldos. En la versi6n latina, es Melania. Si en Nuevas construcciones de iglesias: J. Gaudemet, 1958, pp. 92-94. J.-R. Palanque,
la casa de Melania brilla el oro, se trata de lingotes, no de monedas, que estarfan me- 1969, «La Gaule chrétienne au temps de saint Hilaire», Hilaire et son temps, Actes
'•
tidas en sacos. du colloque de Poitiers, 29 septembre-3 octobre 1968, pp. 11- 17. Desarrollo de las
Los bienes de Paulino de Pella: «Habfa perdido la propiedad de todos los bienes construcciones anejas: E. Griffe, 1964- 1966, pp. 30-40. Tours: Gregorio de Tours,
que habla podido poseer en Marsella. Me habfa visto obligado a hipotecarlos, cuan- Historia de losfra11cos, 2, 16. Saint-Étienne-de-Lyon: véase la descripci6n de la iglc-
do tu me suscitaste de entre los godos un comprador desconocido: deseoso de com- sia en las Cartas de Sidonio, 2, 1O. Arles: Vida de Hilario de Arles, n° 20.
prar una pequena tierra que antano me habla peùenccido, él me transmiti6 volunta- Entrada de las iglesias en las c iudades: Concilio de Vannes, canon 8; J. Gaude-
riamente el precio. Naturalmente, era un precio irrisorio en relaci6n con e l valor de met, 1958, p. 197. Sobre Tours: E. Griffe, 1964- 1966, p. 176; Gregorio de Tours,
la ticrra, pero yo Io recibf, Io confieso, como un regalo del cie lo. Me permiti6 sacar Historia de losfrancos, 10, 31.
282 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEM ENTOS 283

Numero de cristianos en el imperio: J. Gaudemet, 1958, p. 88. Bagnall (B. of Préaux, pp. 625-636. J. Gascou, 1976, «P. Fouad 87, les monastères pachômiens de
the American Society of Papyrologists, 19, 1982, pp. 105- 124) considera que hay !'Étal byzantin», B. de l'insti1111 français d'archéologie nrie111ale, 56, pp. 157-184.
un signifi cativo aumento de los nombres de caracter cristi ano e n los textos a Io lar- La Iglcsia como potencia territorial y c l armador Bonifacio: véasc cl capftulo so
go del siglo 1v, y considera que el numero de paganos e n Egipto era muy pequefio bre las donacioncs a la Iglesia. Era el nacimiento de la teorfa de la parte del pobre y
a fines del siglo 1v, mientras que Wipszycka no da ningun valor a estos criterios Jas donaciones (véase e l capftulo). Agustfn, Sermon 356, 7. Agustfn preferfa la cx-
(E. Wipszycka, 1986, «La vale ur de l'onomastique pour l' histoire de la christiani- plotaci6n directa de una tierra de la Igles ia a su posible arriendo por 80 sucldos
sation de l'Égypte, À propos d'une étude de R. S. Bagnall», ZPE, 62, pp. 173- 181; (Agustfn, Serm611 356, 15). Palencia territorial urbana: P. M. Bruun, 1981 , «The
1988, «La christi anisatio n de l'Égypte aux 1vc-vc siècles, aspects sociaux et écono- Churc h Triumphant intra muros», Quademi Ticinesi di numismatica e antiquità clas-
miques», Aegyptus, 68, pp. 11 7- 165). siche, 10, pp. 353-374.
Funcionarios cristianos: R. von Haehling, 1978, p. 507. Fortuna de Gregorio Nacianceno: B. Coulié, 1985, pp. 12-19.
Papel del empcrador al servicio de la Iglesia: J. Gaudemet, 1958, p. 503. Enriquecimiento de los clérigos: J. Gaudemet, 1958, p. 164. Recogido en el Co-
Reconocimiento del Estado por la lglesia: Concilio de Elvira, canon 4, J. Gaude- dex canonum ecclesiae africanae, 419, canon 32, Hefele, Historia de los concilios,
met, 1958, p. 34. Participaci6n del Scnaclo en el concilia de Calccdonia: R. Delmaire, p. 329.
1984, «Les largesses impériales et l'émission d'argenterie du 1v• au v ie siècle», Argen-
terie romaine et byzantine, Actes de la table ronde, Paris, 11-13 octobre 1983, Parfs. La gestion de las donaciones:
Reconocim icnto de la Iglesia por el Estado: A. Keaveney, 1983, «From the Gcsti6n de las donaciones: «el obispo s61o debe considerar la forluna de la igle-
Great Persecution to the Peace of Galerius», Vigiliae clzristianae, 37, pp. 379-399. sia como un bien administrado por él» (Concilia de Cartago, 4 1 1, canon 31, Hefele,
J. Gaudemet, 1958, p. 32 1. Manumissio: J. Gaudemet, 1958, p. 11. Intestado: J. Gau- p. 11 5).
demet, 1958, p. 175. Reparto de las donaciones: J. Gaudemet, 1958, p. 309. Concilio de Orleans, 511,
La Iglesia y las curias: A. Rou sel le, 1977, «Aspects sociaux du recrutement ec- canon 15: «De las ofrendas hechas al altar, un tercio se debe rcservar para el obispo»
clésiastique au 1vc siècle», MEFR, Antiquité, 89, pp. 333-350. El CTh XVI 2.39 (408) E. Griffe, 1964- 1966, p. 289.
obligaba a que los clérigos que dcjaban las 6rdenes fueran destinados a la curia «para Invalidaci6n de las ventas : «Cuando un obispo da, vende o cambia una parte de
que les sea posible la vuelta a la c lericatura». J. Gaudemet, 1958, p. 184. Prohibici6n la forluna de la iglesia ... este acto no es valido» (Concilio de Cartago, 411, canon
de que los poseedores de 300 sueldos dejaran la curia: NYal III 4; J. Gaudemet, 1958, 32, Hefelc, p. 1 15). «Los sacerdotes no deben vender las propiedades de la Iglesia,
pp. 142-147, 163. que deben gestionar a l igual que los obispos» (Codex cc11101111111 ecclesiae africcmae,
La Iglesia y las inmunidades: véasc también el capftulo sobre la recaudaci6n. In- 419, canon 33, Hefele, p. 329). Carta de Hilario, papa, sobre la venta de los bienes
munidades de los clérigos y sus lfmites: J. Gaudemet, 1958, pp. 3 13-314. Caso de de la Iglesia (Ca rla 2, P.L. 58, c. 465). Prohi bici6n de vendcr los bienes de la Iglesia
fraude fiscal con la tapadera de bien eclesiastico: «Este obispo renunci6 a todos sus (Causa, Xll, quaest. Il, c 23 ss.).
bienes, a causa de una de uda in mensa que tenfa con e l fisco. No obstante, habla con- Gesti6n de los bienes: nombramiento de un ec6nomo en la Vida de san Pacomio,
seguido que le pagaran una pequefia suma de dinero que le debfan, y con ella com- tradici6n copta, 60 y 7 1. «Se debe pedir a los emperadorcs que no mbren defensores
pr6, como si fueran para la Iglesia, unas pequefias parcelas, pero hizo esta compra en para la Iglesia, con la colaboraci6n de los obispos» (Concilio de Cartago, 401, ca-
nombre de una casa entonces muy poderosa para, segun su costumbre, poder vivir sin non 10, Hefele, p. 128); «se de be demandar al emperador 5 recaudadores [exactoresl
pagar nada al fisco, y sin temor a los rccaudadores de impuestos ... [su sucesor en el para las necesidades de la Iglesia» (Concilia de Cartago, 407, canon 2, Hefele,
obispado prcfiri6 regu larizar la situaci6nl» (Agustin, Carra 96, en 408). Esta carta re- p. 218. El término exactor podrfa designar a los cobradores de atrasos). «Algunos
vela la importancia de las compras que se hacfan cubriéndose las espaldas con un pa- obispos tienen muy pocos bienes en su ci udad y bienes considerables en otras ciuda-
tr6n. En este caso la tierra pasa a la Iglesia, pero habrfa podido sumarse a las propie- des donde se e ncuentran en condicioncs de socorrer a los pobres. Les esta pcrmitido
dades de un latifundista. cobrar rentas de e ll as» (Concilio de Sardica, 347, canon 12, Hefele, p. 794). «Si un
Ayuda de l Estado contra las herejfas: C. Pietri, 1985, «L' hérétique et l' hérésie se- obispo es al mismo tiempo administrador de otra di6cesis, no conservara clicha di6cc-
lon l'Église romaine, 1v<-v siècle», Aug11stinianum, 25, pp. 867-887.
0
sis mas de un afio» (Concilio de Cartago, 401, canon 9, Hefcle, p. 128).

2.2. La riqueza de la Iglesia


3. Estructuras sociales nuevas y antiguas
Las descripciones:
E. Wipszycka, 1972, Les ressources et les activités économiques des églises en No vamos a dar una extensa bibliograffa de los numcrosos autores que han abor
Égypte du JV" au v1uc siècle, Bruselas. A. Rousclle, 1977, «Aspects sociaux du recru- dado la cuesti6n de las divisiones en el seno del Bajo Imperia. No obstante, mencio-
tement ecclésiastique au 1v• siècle», MEFR, Antiquité, 89, pp. 333-350. naremos a tftulo de indicaci6n una de las obras seficras sobre esta cuesti6n: S. Dili,
Lista de posesiones dominicales de la Iglesia: E. Wipszycka, 1975, «Les terres de 1898, Londres.
la congrégation pachômienne dans une liste de payements pour les apora», M ét. Cl.
284 CRISIS E INFLACIÔN COM PLEM ENTOS 285

clavos, de un total de unas 3.000 ( 1, 13 por 100), y 420 leyes de las 4.200 del C6-
3. 1. El patronato digo J11sti11ia11eo tratan de ellos, pero dos tercios de las mismas también se ocupan
de los hombres libres ( 10 por 100). E. Lo Casio, 1982, «A proposito del IV capi
Libanio, Discurso sobre los Patro11atos. Sobre esta cucsti6n, J. U. Krause, 1987 tolo di Ancien! Slavcry and Modern Ideology: movimenli dcmografici e transfor-
Princi pales textos del Codigo rcferc ntes al patronato: 4 de fcb re ro de 360 (CTh maz ioni soc iali lra principato c basso impero», Opus, 1, pp. 147- 159: el descenso
XI 24. 1); 12 de noviembre de 368 (CTh XI 24.2); 30 de septiembre de 395 (CTh XI demogrâfico ay ud6 a mejorar la conclici6 n de los esclavos.
24.3); 10 de marzo de 399 (CTh XI 24.4); 25 de mayo de 399 (CTh XI 24.5); eran El historiador sov iético Lebedev ha abordado en profundidad los té1minos jurfdi-
edictos que reprimfan los efectos del palronato y prohibfan que los patronos permi- cos referentes a los esclavos. Segun sus conclusiones, mientras cada vez se utilizaban
tieran a sus campesinos librarse del fïsco. El edicto de 3 de diciembre de 415 (CTh menos los términos tradicionales que designaban la esclavitud, no era porque ésta de-
XI 24.6), por el contrario, reconocfa cl derecho de los palronos de conservar las tie- sapareciera, sino porque surgfan nuevas palabras y fo rmas jurfdicas para designar una
rras adquiridas a partir de 397. Las otras tierras quedaron sujetas a impuestos. situac i6n econ6mica simi lar a la csclavitud del Alto Imperio. Aunque compartimos su
Sobre los fun cionarios-patronos: G. Rouillard, J928, p. 11. analisis a grandes rasgos, ya que parecc que la situaci6n ciel colono del siglo v1 cra
Exoneraci6n de c iertos contribuycnlcs por los patron os: L. l larmanl, 1957, muy ccrcana a la del esclavo romano, no creemos que sea posible asimilar el eolono
p. 450. del Bajo lmpcrio al esclavo romano, ya que cie1ta libertad de movimientos, en parte
Los esfucrzos de Le6n han sido cstudiados en G. Rouillard, 1928, pp. 13-14. ilusoria, distingufa a am bas condic iones. G. E. Lebedev, 1970, «La legislaci6n bi-
zantina primitiva referente a los esclavos» (en ruso), Gercenovskie ctenija leningrads-
3.2. la esc/avitud kogo gos. ped. inst. im. A./. Gercena (12), istoriceskie nauki, 23, pp. 117-119. Id.,
L973, «Los c6digos teodosiano y j ustinianeo sobre las fuentes de la esclavitud» (en
La apologfa de la lglesia se debe, sobre todo, a P. Allard, 1883, que caracteriza ruso), Viza11tijskij vremennik ak. nauk, 35, pp. 33-50. Id., 1973, «Los c6digos teodo-
a este movimiento. siano y justiniano sobre las fuentcs de la esclavitud» (en ruso), Vizantijskij vremennik
El estucli o de la sociedad esc lav ista rccibi6 un nuevo impul so e n los afios sesen- ak. nauk, 36, pp. 31-44. Id., 1974, «La evoluci6n de los términos que designan a los
ta c uando el Instituto de Historia de la Academia de Ciencias de la URSS decidi6 lan- esclavos en la legislaci6n bizantina primili va (segun datos de los c6d igos teodosiano y
zar un programa septcnal de trabajo (cl texto del programa rue publicado por M. Ras- justinianco)» (en rnso), Problemy socia/'noj struktlll)' i ideo/ogii srednevekovogo, l,
kolnikov, 1975, pp. 304-309. Los estudios de Lebedev publicados en 1970-1974 re- pp. 95- 106. R. MacMullen, 1987, «Late Roman S lavery», Historia , 36, 3, p. 375.
cibieron, sin duda, el estfmulo de este programa). Origen de los esclavos egipcios: Temist io, Discurso JO, l 36b; A. C. Johnson y
La cuesti6n de la esclavitud se ha investigado sobre todo e n los perfodos mas «fe- L. C. West, 1949, p. 149.
cundos» del esclavismo, la republica y el principio de l imperio (por ejemplo: J. A. Venta de huérfanos por la lglesia: E. Lesne, 19 10, p. 386.
Strauss, 1988, «L'esc lavage dans l'Égypte ancienne», Aufstieg und Niedergang der La manumissio: C. Dupont, 1937, e n particular pp. 2 1-66. J. Gaudemet, 1958,
Romischen Welt, II, J0, 2, pp. 84 1-9 11 ). En el Bajo Imperio se ha estudiado sobre pp. 565-566.
todo desde el angulo de las relacioncs entre los esclavos y los colonos. Para muchos Sobre cl interés comparado de los colonos y los esclavos: M. Bloch, 1947, «Com-
historiadores soviéticos, el Bajo Jmperio, por Io menos hasta el siglo v1, era una so- ment et pourquoi finit l'esclavage antique», Annales ÉSC, p. 3 l. M. I. Finley, 1979,
ciedad esclavista. Si e l colonato apareci6 en el Bajo Impe rio, como precursor de los en particular pp. 165-201.
siervos medievales, no por e llo dejaba de ser minoritario (M. Raskolnikov, 1975,
pp. 193-195). Los oficios de dinero y usura se abordaron como una actividad mera- la posici611 de la lg/esia:
mente complcmentaria de los lerratenientes (M. Raskolnikov , 1975, pp. 55, 56, 128- E. J. Jonkers, 1934, «De l'influence du christianisme sur la législation relative à
132, 234-235, 269). La sublevaci6n de los monetarios se ha estudiado siempre como l'esclavage dans l 'Antiquité», Mnémosyne, 311, pp. 241-280.
una mas de las nume rosas revueltas urbanas, y no como un movimiento econ6mico La lglesia y e l esclavismo: P. Allard, 1883. J. Imbe11, 1949, «Réflexion sur le
particular (M. Raskolnikov, 1975, pp. 27 1 y 30 l). En realidad, los historiadores so- chri stiani sme et l'esclavage en droit romain», R. internationale des droits de /'anti-
viéticos querfan demostrar que Roma fuc destruida por una al ianza entre esclavos y quité, Mét. Fernand de Visse/mer, Bruselas, l, pp. 455-476. Justificaci6n de la escla-
barbaros, a los que lo\ romanos consideraban inferiores. vitud basada en los textos de los Evangelios: J. Imbert, 1949 p. 455. Esta posici6n se
Realidades de la esclavitud en el Bajo Imperio: M.-B. Brugière, 1974, pp. 320- remite a la teorfa estoica: proteger al esclavo de los capric hos del amo. G. E. Lebe-
322, sobre la cx istencia de los csclavos. M. Morabito, 1981. M. Bloch, 1947, dev, 1970, «La legi slaci6n primitiva bizantina referente a los esclavos» (en ruso),
«Comment et pourquoi finit l'esclavage antique», Annales ÉSC, p. 16 l. De los Gercenovskie ctenija leningradskogo gos. ped. inst. im. A. /. Gercena ( 12), istorices-
1.700 docume ntos del A lto l mperio descubiertos en Oxirrinco, unos 240 conciernen kie nauki, 23, pp. 117-119. Imbert (pp. 471-476) también rebate las tesis de Allard,
a la esclav itud. De los 630 doc umentos posteriores a 284, s6lo hay 29 que con- precisando que la condici6n de los esclavos es la misma entre los s iglos 111 y VI.
c ie rnen a los esclavos, Io que revela que la importancia de los csclavos en Egipto La Iglesia y la fuga de esclavos: F. Decret, 1985, «Augusti n d 'Hippone et l'es-
d isminuy6 durante el Bajo Imperio: 1. F. Fikhman, 1974, «S laves in Byzantine clavage, problèmes posés par les positions d'un évêque de la grande église face à une
Oxyrhynchus», Actes du 1Je congrès international de Papyrologie e11 1971, pp. 117- réalité socia le clans 1' Afrique de 1' Antiquité tardive», Dialogues d'histoire ancienne,
124. En el C6digo Teodosiano hay 34 leyes que tratan especfficamente de los es- 11 , pp. 675-685.
r 286 CRISJS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 287

Proh ibici6n de acoger esclavos en los monasterios: J. de Churruca, 1982 1937, «Le colonat dans l' Empire romain», Recueils de la société Jean Bodin, Bruse-
«L'anathème du concile de Gangrcs contre ceux qui sous prétexte de christianism~ Jas, p. 95. P. Collinct, 1959, «Le colonat dans l' empire romain», Recueils de la socié-
incitent les esclaves à quitter leurs maîtres», R. historique de droit français et étran. té Jean Bodin, Le se1vage, Bruselas, pp. 85-128. B. Lapicki, 1971, «La transformation
ger, 64, pp. 261-278. de la nature juridique du colonat romain», Studi in onore di Edoardo Voltera, III,
pp. 359-373. C. Saumagne, 1937, «Du rôle de l'origo et du census dans la formation
La c11esti611 de las ordenaciones: du colonat romain», Byzantion, 12, pp. 487-58 1. M. Pallasse, 1950, pp. 80-83.
Ordenaci6n de csclavos: J. Gaudemet, 1958, pp. 112, 137. Vinculaci6n del colono a la tierra: la evoluci6n era la misma para el conjunto de
Las posiciones de Gelasio: véanse también Carla, 2 1. CJust XI 48. l l y 15. Ios oficios. Es interesante seiialar que las leyes refere ntes a los panaderos iban diri-
J. Gaudemet, 1958, pp. 139- 140. gidas sobre todo a imped irles que abandonaran s u estado, obligandoles a proseguir
con su trabajo y a asumir sus cargas. También obligaban a que el hijo o el yerno con-
3.3. Las colonos tinuaran el trabajo. Se debfan enviar regularmente panaderos a Roma o Constantino-
pla. 8 de junio de 364 (CTh XIV 3.6); 8 de junio de 364 (CTh XIV 3.5); 8 de octu-
No vamos a presentar aqul una bibliograffa completa de los trabajos que abordan bre de 364 (CTh XIV 3.7); 15 de enero de 365 (CTh XIV 3.8); 27 de septiembre
e l colonato. A las publicaciones citadas supra podemos aiiadir: A. H. M. Jones, 1958, de 365 (CTh XIV 3.11 ); 5 de noviembre de 365 (CTh XIV 3.10); 1 de diciembre de
«The Roman Colonatc», Past and Present, 13, pp. 1- 13; R. Guenther, 1967, «Coloni 365 (CTh XIV 3.12); 1 de junio de 369 (CTh XIV 3.13); 23 de febrero de 372 (CTh
liberi und coloni originarii, Einige Bemerkungen zum Splitantiken Kolonat», Klio, 49, XIV 3. 14); 9 de diciembre de 382 (CTh XI 16.15); 25 de abri! de 388 (CTh XIV
pp. 267-270; A. Gonzatez Blanco, 1978, «La condici6n de los colonos en la trama de 3.20); 5 de junio de 390 (CTh XI 16.18); 12 de junio de 390 (CTh XIV 3.17); 24 de
la socicdad bajoimperial segun S. Juan Cris6stomo y la historia augusta», Memorias marzo de 404 (CTh VII 5.2). P. Collinet, 1937, «Le colonat dans l'Empire romain»,
de historia antigua , 2, pp. 81-91. A. Marcone, 1988, IL colonato tardoantico nella Recueils de la société Jean Bodin, Bruselas, p. 105. No obstante, MacMullen supone
storicografia modema (da Fustel de Coulanges au nostri giorni), Corno. que hubo cierta movilidad social, basandose en las numerosas prohibiciones del C6-
Sobre los orfgenes del colonato: G. Gi liberti, 198 1, Servus quasi colonus, Napo- digo Teodosia110: R. MacMullen, 1964, «Social Mobility and the Theodosian Code»,
les. O. P. Kehoe, 1988, The Economies of Agriculture on Roman Imperia[ Estates in Journal of Roman Studies, 54, pp. 49-53. En Io que concierne al colonato, somos es-
North Africa, Gotinga. cépticos. Debfan pagar un tributo: C. Saumagne, 1937, «Du rôle de I' origo cl du cen-
M. Bloch, 1947, «Comment et pourquoi finit l'esclavage antique», Annales ÉSC, s us dans la formation du colonat romain» , Byzantion, 12, p. 550. La enfiteusis podfa
p. 3 l. La rentabilidad de un colono cra el doble de la de un esclavo soltero. No habfa ser un sistema cercano al del colonato. El texto mas antiguo es el CJust XI 62. 1 de
compra, y su reproducci6n estaba asegurada, al venir en fami lia. El sistema del colona- 315. En este caso, e l tenente lcnfa derecho a vender su tenencia. C. Dupont, 1963,
to implicaba la limitaci6n de la acumulaci6n, para que el colono estuviera endeudado p. 37. En Egipto el documento mas antiguo de arriendo vitalicio de tierras data de 488
con el seiior que le cxplotaba. Bastaba con que las rentas se calcularan en aiios bue- (P. Hemals, 16. l).
nos: C. Meillassoux, 1986, pp. 9 1-96. Razones fiscales de la vinculaci6n: CJust XI 53 . l de 37 1. A. Cérati, 1975,
El desarrollo del colonato estaba en parte relacionado con el repliegue de los pro- pp. 275-276. E l tcstimonio de Libanio es clarificador sobre la estabilidad geografica
pietarios en sus tierras y su salida de las ciudades, cent.ms de poder. Las relaciones de los colonos: «A unos judfos que trabajaban para nosotros una tierra desde hacfa
entre los hombres (colonos y propietarios) eran muy parecidas a las que volvemos a mucho [cuatro generaciones] se les meti6 en la cabeza dejar de ser Io que eran, y sa-
encontrar en e l mundo feu dal. Los pequeiios propietarios se hacfan dependientes de cudiéndose el yugo pretendieron erigirse en arbitros de la manera en que debfamos
los mas grandes (desarrollo del patronato). Segun O. Stojcevic ( 1975, «L'extension emplearlos» (Libanio, Discurso sobre los patronatos, 13).
des éléments féodaux dans la société romaine et la législation du Bas-Empire», Ac- Limitaciones a su movi lidad geografica: A. Cérati, l 975, p. 282. Para proteger
cademia romanistica costantiniana, alti / . 0 convegno internazionale, Spello, Foligno, a los campesi nos propietarios, Teodosio public6 una ley (CTh XI 24.6 en 4 15) que
Perugia, 18-20 settembre 1973, Perugia, pp. 333-345) las leyes de Justiniano y las prohibfa la compra de tierras por alguien que no fuera miembro de la metrocomai
otras trataban de limitar la evoluci6n de una situaci6n surgida del esclavismo, que (burgo), para proteger a los campesinos libres, y la sustituci6n de una metrocomai
s6lo podfa evolucionar sin alejarse de él. en mala situaci6n por otra. La misma ley en 468 (CJust X 19.8; XI 56. l , 468). Es-
Primeras menciones: C. Dupont, 1963, p. 34. tas metrocomai son el armaz6n de la civilizaci6n rural (G. Dagron, l 979, «Entre vi-
Sobre e l origo, véase también CJust XI 52. l ; Saumagne, 1937, pp. 508-5 10. llage et cité: la bourgade rurale des 1vc.y11c siècles en Orient», Koinônia, 3). Por Io
Sobre el derecho del colonato: CTh V 6.3 (12 de ab1il de 409), Collinet, 1937, p. 89. tanto se puede resaltar el vfnculo existente entre colonato y base tributaria; con el
P. Collinet, 1937, «Le colonat dans l'Empire romain», Recueils de la société Jean Bodin, mismo sentido en CTh XI 1.12. A. Cérati, 1975, pp. 282-283.
Bruselas, p. 9 1. Sobre los otigenes del colonato: P. Veyne, 198 1, «Le dossier des esclaves- Reparto de las cosechas: P. Colline!, 1959, «Le colonat dans l'Empire romain»,
colons romains», R. historique, 265, pp. 3-25. F. L. Ganshof, 1945, «Le statut personnel Recueils de la société Jean Bodin, Le servage, Bruselas, p. 105, las mismas idcas;
du colon au Bas-Empire, obse1vation en marge d'une théorie nouvelle», L'antiquité clas- censos generalmente de 1/3, a veces de 112, CTh XI l 6.1 = CJust XI 65.2 del 27 de
sique, 14, p. 262, que resume el conjunto de los estudios anteriores y responde a los nue- agosto de 319. Pape! de los collectores: D. Kehoe, 1984, «Lease Regulations for Im-
vos analisis de Saumagen, en particular pp. 264-274. peria! Estates in North Africa», ZPE, 56, pp. 193-219. id., 1985, «Lease Regulations
Distintas clases de colonos y comparaci6n entre colono y esclavo: P. Collinet, for Imperial Estates in North Africa», ZPE, 59, pp. 151-172. Prohibici6n de pagar en
288 CRISIS E INFLACIÔN COM PLEMENTOS 289

monedas: CJust X I 48.5, P. Collinet, 1959, «Le colonat dans l'Empire romain» R dado A. Marcone, 1985, «Il colonato del tardo impero, un mito storiografo», Athe-
rneil.1· de la société Jean Bodin, Le servage, Bruselas, p. 105. ' e- 11aeum, 63, pp. 513-520. Las razones de esta evoluci6n jurfdica y de la transformaci6n
Proh ibici6n de aumentar las tasas de los colonos: C. Dupont, 1963, p. 36. de la condici6n de los esclavos se cstudian en cl ultimo capftulo.
Prohibici6n de ordenar colonos sin el permiso del amo: J. Gaudemet, 1958, p. 138
Pape! de los propietarios e n las conversiones: J. Gaudemet, 1958, p. 89. ·
Geminio Félix: Tablillas A lbertin i, C. Courtois, L. Leschi , C. Pe1rnt y C. Saumag. 11. Los PRECIOS
ne, 1952. En ell as se puede seguir la pista a la ruina de una pequeiia familia. Procesa-
no y Sidina vendieron una pequeiia parcela el 17 de octubre de 493 a Geminio Félix 1. La formaci6n de los precios
varios meses después vendieron su !agar al mismo comprador, y el 16 de novie mbre d~
494 otra parcela por 400 folles. Tras la muerte de Procesano, Sidi na y sus hijos Quod- Sobre los precios se puede consultar en general: R. S. Bagnall, 1985, «Currency
vu ltdeus y Fortunatiano le vendieron al mismo Geminio Félix otras ocho parcelas por and Inflation in the Fourth Century Egypt», B. of the American Society of Papyrolo-
un sueldo de oro. gists, Supplements, 5. G. Depeyrot, «Les P. Oxy. LI 3628/36: prix et papyri au Bas-
Pape! de la deuda en la formaci6n del colonato: P. Fabre, 1896, «Les colons de Empire, méthodes et approches», Mélanges Ermanno A. Ars/an, e n prensa.
l'Église romaine au VI' siècle, étude d'une lettre de Saint Grégoire le G rand», R. d'his- Estudio de las reservas y la masa mone taria: G. Depeyrot, 1988, «Crise écono-
toire et de liuérature réligieuse, 1, pp. 74-85. En efecto, para pagar las tasas, los recto- mique, formation des prix, et politique monétaire au trois ième siècle après J.-C.»,
res de los dominios reemplazaban a los usureros, y cobraban en funci6n de las cosechas. Histoire et Mesure, III-2, pp. 235-247. G. Depeyrot, 1979, «À propos de la masse
Aunque este sistema evitaba que los colonos se endeudaran con los usureros, reforzaba monétaire antique: l'exemple des xvw-xx• siècles», Symposium nwnismatico de Bar-
la dependencia de los colonos en el marco dominical, Io que al pareccr fue uno de los fi- celona, Barcelona, pp. 29-37.
nes de la Iglesia. Es difîcil evitar el paralelismo entre la eliminaci6n de las actividades Estudios metalurgicos de los cospeles de monedas: R. S. Bagnall y K. A. Worp,
monetarias de la sociedad rural del Bajo Imperio y esta misma eliminaci6n en las «re- 1983, «Five Papyri on Fourth Century Money and Prices», B. of the American Society
servas africanas» de Africa del Sur: «Con el pretexto de preservar las condiciones de of Papyrologists, 20, pp. 1-19. Bagnall, 1985; J.-P. Callu y J.-N. Barrandon, 1986,
vida " tribal" las autoridades intentan impedir en ellas, mediante leyes apropiadas, la «L'inflazione nel IV secolo (295-361), il contributo delle analisi», Società romana e
e me rgencia de una propiedad privada de la tierra y la consti tuci6n de relaciones de impero tardoantico, /stituzioni, ceti, economie, pp. 559-8 14.
producci6n capitalista. Para su subsistencia cada familia recibe, e n principio, una par-
cela de tierra en func i6n de su dime ns i6n: one man, one plot [un hombre, un lotecito]. 1.1. El legado de Aureliano
Estas parcelas estan sometidas a restricciones precisas: son inalienables, para evitar su
eventual concentraci6n e n manos de una clase de propietarios de tie rras aut6ctonos; no Crisis y reformas de Aureli ano: G. Depeyrot y D. Hollard, 1987, «Pénurie d'ar-
esta perm itido emplear asalariados e n esas tierras, ni practicar cultivos de rendimien- gent-métal et c rise monétai re a u 111• siècle après J.-C.», Histoire et mesure, II-1 ,
to. Por otra parte, la circulaci6n monetaria esta reducida a l mfni mo e n las reservas, con pp. 57-85. G. Depeyrot, 1988, «Crise économique, fo rmation des prix, et politique
la fina lidad de ev itar una concentraci6n de capita l que conducirfa a una transformaci6n monétaire au troisième siècle après J.-C. », Histoire et mesure, III-2, pp. 235-247.
de las relaciones de producci6n y a un desvfo de la fuerza de trabajo hacia actividades
remune rati vas en e l interior de las reservas» (C. Meillassoux, 1975, pp. 166-167 de la 1.3. La Jase de subida moderada (368-siglo v)
trad. cast.). Con apenas unos retoques, esta descripci6n se puede aplicar a los colonos
del Bajo Imperio. C ie rtamente, en la Antigüedad las tie1Tas se podfan vender, porque Relatio 29 de Sfmaco: A. Chastagnol, 1969, p. 228. Id., «Un scandale du vin à
la fortuna era te rritorial , no industrial, y se debfa permitir la acumulaci6n de riqueza Rome sous le Bas-Empire», Annales ÉSC, 5, 1950, pp. 166- 183. D. Vera, J 981.
territorial , pero la prohibici6n de las actividades mone tarias revela, sobre todo, la in- Variaci6n del curso del sueldo: «el solidus vale ahora 2.020 mirfadas, ha bajado»
tenci6n de nivelar por abajo a los colonos (o en el otro caso a los asalariados). As f, los (P. Oxy. IX 1223, finales del siglo IV); «H e hallado la cantidad [de sueldos] pedida a
hombres pueden ser virtualme nte libres, pero econ6micamente esclavos (Marx, For- 1.350 mirfadas de dineros. Date prisa e n enviarme el dinero maiiana, ya que corren
mas que preceden a la producci6n capitalista, Grundisse, CERM, 1978). rumores de que se va a recaudar oro para las rec lutas y el oro sube cada dfa» (P. Oxy.
Los Padres y la ~uerte de los colonos: R . Monier, G. Cardasc ia y J. Imbert, 1955, XLV III 340 1, siglo IV). G. Depeyrot, 1990, «Les P. Oxy. LI 3628/36: prix et papyri
p. 41 3. au Bas-Empire, méthodes et approches», Ermanno A. Ars/an srudia dedicata.
Colonato/esclav itud: F. L. Ganshof, l 945, «Le statut personnel du colon au Bas-Em-
pire, observation en marge d'une théorie nouvelle», L'antiquité classique, 14, pp. 263
y 274. K. P. Johne, 1986, «Kolone nwirtschaft und kolonat», Eirene, 23, pp. 21-27. 2. Formaci6n de los precios en el Bajo Imperia: teorfa
J.-M. Carrié, 1982, «Le "colonat du Bas-Empire": un mythe historiographique»,
Opus, 1, pp. 35 1-370. J.-M. CatTié, «Un roman des origines: les généalogies du "colo- G . Depeyrot, 1988, «Crise économique, formation des prix, et politique monétai-
nat du Bas-Empire"», Opus, 2, pp. 205-251. Creemos que J.-M. Carrié, al poner e n evi- re a u trois ième s iècle après J.-C.», Histoire et Mesure, III-2, pp. 235-247. Id., 1984,
dencia algunas contradicciones puntuales, ha conseguido que la duda sobre la definici6n «La silique à la fin du 1v• siècle», La 'Zecca di Milano, Atti del Convegno internazio-
jurfdica del colonato pase al propio colonato. Nos remitimos a la respuesta que le ha 11ale di studio, Milano, 9-14 maggio 1983, Milan, pp. 199-216.
19 DEPEYROT
290 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 29 1

11 eros.Las tasas mencionadas en Tebas eran conmutaciones en dinero de tasas terri-


3. La po/{tica de precios: las tasaciones toriales percibidas en especie (R. Bogacrt, 1983, «Les kollybistikai trapezai dans
l'Égypte gréco-ro maine», A11agen11esis, a Papyrological Journal, 311, pp. 2 1-64).
3. 1. La crisis en tiempo de Diocleciano Los collectarii en los textos: CIL III 405 (Tetrarqufa), otro de finales del siglo 1v
y principios de l v (CIL VI 3 1893 d 9). Agustfn, La ciudad de Dios, 22, 8; Carta 7*;
Preambulo de l Edicto del Mâximo; A. C hastagnol , 1969, pp. 2 13-218; Edictum Rufino, Historia 5, 28, 9; Sfmaco, Relatio 29; CJust IV 2, 16; NVa l 16, 1, 1.
Dioc/etiani et Collegarum de pretiis rerum ve11ali11111, M. Giacchero, 2 vols., Génova, Reanudaci6n de las actividades bancarias dcspués de Constantino: J. Andreau,
1974, pp. 134- 137. t 983, «La lettre 7*, document s ur les métiers bancaires», Les le/Ires de saint Augus-
tin découvertes par Johannes Divjak, commu11icatio11s présentées au Colloque des 20
3.2. La crisis de Antioqufa en tiempo de J11/ia110 et 2 1 septembre 1982, Parfs, pp. 165- 176.
La relatio 29 de Sfmaco: A. C hastagno l, 1969, p. 228. Sobre el papel exacto de
Sobre los precios de Antioqufa, ademâs de las refcrcncias c itadas, véase en par- los cambistas véase D. Vera, 1974, «I nummu larii di Roma e la politica monetaria nel
ticular: P. Petit, 1955 y J.H. W. G. Liebeschuetz, 1972. 1v sccolo d.C. (per una interpretazione di Sirnmaco, Rclatio 29)», Alti dell'accademia
delle scienze di Torùzo, 108, pp. 20 1-250; id., 1981, pp. 220-232.
3.3. La seg1111da crisis de Antioqufa

Ex istencia de precios oficiales: R. Coles, 1980, «P. Harr. 73 & 160 revised», 2. Los cambistas
ZPE, 37, pp. 229-236. Los P. Oxy. LI 3628-3636 de 395-4 15 son listas de precios de
referencia para el cobro de tasas. La difusi6n de los sueldos permite hacer listas de precios oficiales listando en nu-
Cartago: «hemos sabido que, segun la costumbre, los géneros necesarios para los merosas ciudades los precios de los productos: P. Oxy. LI 3628-3636 de 395-4 15.
establecimientos textiles imperiales son suministrados por la guilda de Cartago, pero Sobre e l agraphon «Sed buenos cambistas»: R. Bogaert, 1973, «Changeurs et
los costes son muy bajos. No queremos que esto dé lugar a una pérdida para los mer- banquiers chez les Pères de l'Église», Ancien/ Society, 4, pp. 269-270. Comparaci6n
caderes, y os orde namos establecer un baremo» (CTh XI 1.24) (precios establecidos entre el buen juez y el buen probador: R. Bogaert, 1973, «Changeurs et banquiers
para las ventas al Estado). chez les Pères de l'Église», A11cie111 Society, 4, p. 248.
Roma: «si uno de e llos no respeta los precios establecidos» (NVal 5, li). Conversi6n de dinero en oro: SB 6086. Convers i6 n de tasas en especie en oro:
P. Lips. 84, P. Princeton Kase, P. Strasb. Collomp 141, St. Pal. XX 94 y 105; de to-
3.5. Las referencias a los precios de mercado dos modos parece que esta func i6n estâ limitada a Egipto; A. Déléage, 1945, p. 74.
Verificaci6n de los pesos y sonido de las moncdas: Jer6nimo, Comentario sobre
Referencia al precio del mercado: «para la conmutaci6n en dinero de las tasas en la Epfstola a los efesios, 111 5 10; Casiano, Col/aliones, I 20; Gregorio Magno, Mo-
especie, se debe utilizar el precio del mercado», 26 de febrero de 396 (CTh Vlll 4.19). rales sobre Job , XXXIII, 35. Comparaci6n entre la pesada de las aimas y la de las
Otras leyes: 9 de abri! de 406 (CTh VII 4.28); 17 de agosto de 412 (CTh VII 4.32); monedas (Agustfn, Sermon 330, 3).
3 de diciembre de 424 (CTh VII 4.36) ; 28 de agosto de 436 (CTh XI 1.37). Prueba del sonido de las monedas: Seudo-Cesareo Nac ianceno, Erotapokriseis,
Cerdo pagado en numerario: 11 de abri) de 326 (CTh XIV 4.2), «6 fo lles la li- 140; Paladio, Vida de san Juan Cris6stomo, 4.
bra de cerdo», 9 de diciembre de 363 (CTh XIV 4.3), y también vino: 22 de mayo Prueba del peso de las monedas (pesada): Juan Cris6stomo, ln principium Acto-
de 354 (CTh X I 1.6). Otras leyes hicieron alusi6n a este procedimiento: 23 de agos- rum, 4; Nilo de Ancira, Carta Ill, 242; Casiano, Collationes, I 20; Seudo-Cesâreo Na-
to de 365 (CTh XI 2. 1); 23 de octubre de 365 (CTh XI 2.2); 3 1 de e nero de 384 cianceno, Erotapokriseis, 140; Gregorio Magno, Morales sobre Job, XXXIII, 35.
(CTh XI 2.4); 18 de diciembre de 389 (CTh XI 2.5). Inte nto de pillaje de los orfebres de Constantinopla: Sozomeno, Historia ecle-
siastica, VIII 4, 10- 11 ; S6crates, Historia eclesiastica, VI 6.
Compra de oro: orden de comprar y pagar 38 libras de oro en Alejandrfa y Ni-
12. LA BANCA Y EL PRÉSTAMO comedia a 100.000 dineros la libra (P. Oxy. xvrr 2 106, principios del siglo IV). Or-
den de compra de 28 libras de oro, entrega de 3,5 gramos (P. Oxy. XLIII 3 120, 3 10).
1. Generalidades La obryza: R. Bogaert, 1976, «L'essai des monnaies dans l'antiquité», R. Belge
de Numismatique, 122, p. 30.
Sobre la desaparici6 n de los banqueros a rafz de la cri sis de l siglo 111: R. Bogaert, Comparaci6n entre nummularii y cristi anos: Gregorio Magno, Homilfas sobre los
1968, p. 3 1 (a excepci6n de Egipto). J. Andreau, 1987, Paris, pp. 62-64. En Tebas la Evangelios, 9, 14; Ambrosio, Sobre las vfrgenes, 1, 1; Hilario de Poitiers, Come11ta-
actividad bancaria desapareci6 en el sig lo 111, mientras que la de Oxirrinco todavfa rio sobre Maleo, 27, 11 ; Cesâreo de Arles, Serm611 4, 2. También la parabola de Na-
esta atesti guada. De todos modos s61o se conocen ocho textos del siglo 1v. Las f6r- tan y las minas (Lucas 19, 12) fue comentada c interpretada desde un punto de vista
mulas inc lufan el nombre del pagador, el nombre del banqucro, la fecha, el moti vo cstrictamcnte cspiritual por Ambrosio, Apologfa de David, 20.
de l pago y la suma pagada. Las dos sumas conocidas eran de 24 l y 25 t, l .200 di-
292 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 293
«Si los deudores buscai~ refugio en las iglesias, deben ser expulsados de ellas, o se re-
3. los préstamos cl~mara su deuda .al ?b1spo que les ampare», 18 de octubre de 392 (CTh IX 45.1 ). La
m1sma ley 17 de JUIHO de 397 (CTh IX 45.2); el mismo Lipo de ley 7 de julio de 398
. T~orfa. de los préstamos, en general: G. Billeter, 1898, Ceschichte des Zinsfusse (CTh IX 45.3). El problema debi6 plantearse con bastante frecuencia: véase el caso
un Cneclusch Romisch Altertum bis auf Ju sti11ia11, teil /, Der Zinsfuss in Criecher1~ de un deudor de 17 sueldos que se refugia en una iglesia (Agustfn, Carta 268).
land u11d Kleinasien bis um 250 11 Chr., Leipzig. Contexto general de loi. préstam0 . Asegurar la re~tabilidad ~e las Lie~ras endeudadas: «no se debe tomar en prenda
O. Stanojevic, «Observations sur le prêt dans les droits primitifs», Suuli in onore ;; a los esclav~s culti va.dores 111 las bestias de Liro», 2 de junio de 3 15 (CTh II 30.1 ).
Edoardo Voltera, II, pp. 429-444. '.<Hemos sab1do que c1ertos d.etenl~dores del patrimonio imperial no pueden pagar los
Los distintos dep6sitos: J. Andreau, 1983, «La Lettre 7*, document sur les mé- 1m.pueslos sin vender su. patnmomo. No obstante, a la hora de vender bienes, a lgunos
tiers bancaires», Les lettres de saint Augustin découvertes par Johannes Divjak, com- ~v1tan la subasta, por m1edo a cargar con la deuda al comprar una parcela», 1 de sep-
munications présentées au Colloque des 20 et 21 septembre 1982, Parfs, pp. 165- 176. 11embre de 367 (CTh X 16. 1). Véase también el capftulo sobre las ventas de nifios.
Prohibici~1~ de ventas ficticias: «ningun deudor del lïsco, ningun deudor privado
3. 1. Las deudas
que haya rec1b1do oro o plata o cualquier otro objeto, debe retirar su nombre de Jas
listas de crédito dando parte de sus bienes, sino que debe ser obligado a pagar la can-
Entre las leyes sobre las deudas cabc c itar también: 11 de mayo de 342 (CTh XI
tidad por una sanci6n apropiada y severa, a menos que demuestre que ha perdido su
3?.6); 12 de mayo de 345 (CTh x.1 7:5); 8 de marzo de 347 (CTh XI 36.8); 23 de ju-
fortuna ... », 14 de octubre de 379 (CTh IV 20.1). «Ningun recaudador o deudor del
010 de 353 (CTh XI 36.9); 27 de JUOJO de 365 (CTh 1 29.2); 20 de diciembre de 365
tïsco ... debe impedir las diligencias vendiendo sus bienes», 25 de agosto de 385
(CTh XI 36. 18); 18 de agosto de 368 (CTh XI 36. 19); 5 de julio de 369 (CTh X 16.2)·
(CTh X 16.4).
20 dejulio de 370 (CTh II 4.3); 14 de febrero de 374 (CTh XI 36.21); 16 de abri) d~
Las exenciones: «Si un juez supone que se debe emprender una acci6n para re-
376 (CTh IX 19.4); 17 de septiembre de 376 (CTh IX 35.2); 6 de julio de 377 (CTh
cuperar deudas de un palatino ... debera ser condenado», 31 de agosto de 385 (CTh
X 16.3); 22 de febrero de 382 (CTh 1 2.8); 8 de mayo de 383 (CTh XI 36.27); 25 de
VI 30.10).
noviembre de 385 (CTh XI 36.30); 3 de noviembre de 386 (CTh XI 7 .13); 24 de no-
Venta de bienes y esclavitud de los judfos: Episodio de 2 Reyes, 24-25. Teodo-
viembre de 386 (CTh II 8.18); 7 de diciembre de 392 (CTh IX 7.7); 4 de marzo de 394
reto de Ciro, Come11tario sobre /sa{as, 16.50.1. l,Acaso no hay, ademas una asocia-
(CTh Il 29.2); 21 de abri! de 395 (CTh XV 14.9); 10 de agosto de 396 (CTh XI 36.32);
ci6n entre el pecado y la deuda? '
24 de noviembre de 397 (CTh II 33.3); 28 de julio de 421 (CTh II 27 .1); 11 de junio
de 422 (CTh II 28. I ); 14 de noviembre de 424 (CTh IV 14. 1); 27 de abri l de 429 (CTh Los registr~s de deu?as: «por decreto imperial hemos suprimido los registros de
XII 1.186). Ni siquiera las invasiones extingufan las deudas privadas: hacia 444 una deudas èe la caJa del ace1te y e l grano. Las acciones deben ceder», 5 de agosto de 386
carta reclama las rentas debidas por la explotaci6n de las tierras de Sicilia ocupadas (CTh XII 1.1 .2~. «Oh rico, rompe ese billete de una injusta usura, para que los peca-
temporalmente por los vandalos (Marini, 1805, p. 73). dos sean amqu1lados. Borra este reconocimiento de intereses onerosos para que la tie-
Protecci6n de los acreedores: «las deudas se deben mantener mientras las perso- rra te provea de sus acostumbradas producciones. Porque el cobre, el oro y los otros
nas estén en vida, con sus recursos, o <lichas deudas deben pasar a sus herederos, si me~ale s, estériles en sf mismos, se reproducen con la usura contra el orden natural, y
ellos conservan los bienes en estado, a reserva de que paguen los intereses en el pla- la uerra naturalmente fecunda ya no produce nada» (Basilio, Homilfa 8 pronunciada
zo debido, dado que las ciudades estan tan interesadas en seguir a los deudores sol- en un tiempo de hambre y sequia, 3). «El otro hace que firme un reconocimiento de
ventes, como los deudores en no acumular intereses ... Se debe indagar la naturaleza deuda y se va, después de haberle robado la libertad a este hombre al que la libertad
de los bienes vendidos, los recursos del deudor deben ser examinados, y sean cuales ya Lenla postrado» (Basilio, Homilfa 2 sobre el salmo 14, 1-4).
fueren sus bienes, en el momento del pago, se le pedira q ue regularice el capital y el La deuda con Cristo: se puede comparar el texto de Ambrosio con «ha borrado
interés ... Los que compren bienes del fisco no deben ser molestados ... pero aquel que el acta escrita contra nosotros, cuyas dispos iciones nos son contrarias» Col. 2, 14-
obtenga, por nuestra liberalidad, bienes embargados a un deudor, de acuerdo con nues- 15. Es natural, pues, que Gregorio de Nisa comente el Padrenuestro «perd6nanos
tra ley, debera pagar las deudas al municipio. Cuando desaparece un deudor, la deuda nu~stras deudas asf como nosotros perdonamos a nuestros deudores» haciendo para-
se debe considerar perdida», 30 de enero de 3 14 (CTh XII 1 1.1 ); «Se deben tomar lehsmos con el endeudamiento (Gregorio de Nisa, Discurso V). Otros ejemplos:
precauciones para que los nuevos dccuriones cuyos nombres se han incluido en los Agustfn, Sermon 56, 8 y 11. Juan Cris6stomo, Homillas sobre Oslas. I, 4, 67 ss. Sal-
registros no carguen con las antiguas deudas de los recaudadores. Para estas deudas viano, A la lglesia, 2, 23. Leoncio de Constantinopla, Homilfa, I, J.
debéis perseguir a las personas q ue las tenfan a su cargo a causa de sus antiguas fun- Prisi6n por deudas: normalmente el latigo plomado y la carcel estaban prohibidos
eiones», l de noviembre de 362 (CTh XII 1.54) (decuriones de Anlioqufa, carta di- desde 320 (CTh XI 7 .3). Sobre los prisioneros por deudas, Juan Cris6stomo, Homilla
ri gida a Ju li ano). «S i se transfiere un reconocimiento de deuda de cualquier tipo a sobre la inscripci611 de los Actos III 4.
potentados, los acreedores seran penali zados con la pérdida de las cantidades», 11
de julio de 422 (CTh II 13. 1). 3.2. La posici6n de los Padres
Persecuci6n de los deudores: «ordenamos que las personas que amparen a los fu-
gitivos paguen al fisco las cantidades que hayan sido llevadas al crédito del fisco por Las posiciones conciliares y los cristi anos: G. Cassimatis, 193 1; R. P. Maloney,
las aldeas de donde han huido estas personas», 4 de febrero de 360 (CTh XI 24. J); 1972, «Early Conc iliar Legislation on Usury, a Contribution to the Study of Chris-
294 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 295

tian Moral Thinking», Recherches de théologie ancienne et médiévale, 39, pp. 145- Ja tercera parte como interés» CTh Il 33. 1, 17 de abri! de 326; esta tasa era la normal
147; R. P. Maloney, 1973, «The Tcaching of the Fathers on Usury: an Historicat para este tipo de préstamo: dos casos de préstamo de trigo, el 12 y el 13 de enero
Study on the Development of Christia n Thi nking», Vigiliae christianae, 27, pp. 24 1- de 310 (P. Isid. 95 y 96). Esta relaci6n era la del Alto lmperio: R. Bogaert, 1984,
265; M. Giacchero, 198 1, «L'atteggiame nto dei concili in materia d' usura da! 1v al «Banque et banquiers à Thèbes à l'époque romaine», Z PE, 57, pp. 24 1-296; véase
IX secolo», Accademia romanistica costantiniana, aui del IV convegno internazio- también Jer6nimo, Com. Ezequiel, 18, 8; Agustfn, Com. Ps. 36; Serm6n lII 6. El re-
nale in honore di Mario de Dominicis, Perugia, pp. 305-365; E. Bianchi, 1984, «In chazo a los intereses sobre los préstamos en especie se debe a la condena de la espe-
tema d'usura, canoni conciliari legislazione impcriale del 1v secolo», Athenaeum, 6 1, culaci6n con los dones gratuitos de la tierra.
pp. 32 1-342, y 1984, 62, pp. 136- 153. Sobre la usura e n los textos mas recientes: La lglesia y el estancamiento econ6mico: la inversi6n (en el sentido de la econo-
J. T. Noonan, 1957. mfa capitalista del término) s61o podfa soportar unos tipos de interés muy reducidos
Las teorfas de Ambrosio oponfan la usura y la avaricia a la noci6n de bienes co- (M. Godelier, 1969, Rationalité et irrationalité en économie, Parfs, tomo Il, p. 83). En
lectivos (véasc Cicer6n, Sobre los deberes, I 7.20/2 1 y Ambrosio, Sobre los deberes, nuestro caso la lglesia no condenaba Io elevado de los tipos, sino el interés mismo.
128. 13 1.1 32). Sin duda este tema estaba influido por las posiciones estoicas sobre la Con c llo favorecfa las estructuras establecidas y la cstabilidad econ6mica. Recordemos
noci6n de propiedad comun de los bicncs de la naturaleza. L. J. Swift, 1979, «Justi- que cl capitalismo empez6 con c l desarrollo de los bancos protestantes, que estaban al
tia and lus privatum, Ambrose on Private Property», American Jo11mal of Philology, margen de las prohibiciones cat6licas.
100, 1, pp. 176- 187. Caso de reducci6n de terreno que condena una explotaci6n al fracaso: véase el
Sobre la usura en Ambrosio: L. Cracco-Ruggini, 196 1, Milan, pp. 192-202. Sobre caso de la fam ilia de Procesano y Sidina, que vendieron todas sus tierras a finales del
las posiciones de Ambrosio y de los principales Padres: M. Giacchero, 1979, «Fenus, siglo v después de verse obligados a deshacerse de una parcela pequena [Tablillas Al-
usura, pignus e fideiussio negli scrittori patristici del quarto secolo: Basilio, Gregorio, bertini, C. Courtois, L. Leschi, C. Penat y C. Saumagne, Tablettes Albertini, actes
Ambrogio, Gerolamo», Accademia roma11istica costantiniana, a/li del Ill co11vegno privés de l'époque vandale (fin du V' siècle), Parfs, 1952].
intemazionale (Perugia, Trevi, Gualdo, 1977), Perugia, 1979, pp. 443-473. M. Forlin-
Patrucco, 1973, «Povertà e ricchezza nell'avanzato IV secolo: la condamna dei mutui 3.4. La inversi6n y el enriquecimie11to por créditas
in Basilio di Cesarea», Ae vum, 47, pp. 225-235. B. Maes, 1967, pp. 24-27.
Condena del préstamo en e l concilio de Nicea, renovada en 443: «Si un clérigo Sobre el enriquecimiento en tiempo de crisis, sobre la especulaci6n en tiempo de
presta con interés o arrienda un bien extranjcro o por ult imo hace un comercio cual- carestfa, de cosechas desiguales, el papel de las necesidades monetarias en caso de mala
quiera para obtener una ganancia s6rdida, debe ser excomulgado» (Concilia de Arles, cosecha para comprar simiente y el endeudamiento, véase P. Vilar, 1974, «Réflexions
443, canon 14, Hefele, p. 329). La frecuencia de estas condenas revela su ineficacia. sur la crise de l' ancien-type, inégalités des récoltes et sous-développement», Conjonc-
Confirmaci6n de la prohibici6n de la usura: «prohibic i6n de practicar la usura, de ture économique, structures sociales, Hommages à Ernest Labrousse, Parfs, pp. 37-58
cobrar un interés y dejarse llevar por la avaric ia» (Concilia de Cartago, 345-348, ca- o P. Vilar, 1982, pp. 19 1-2 16. Véanse las quejas contra la opresi6n econ6rnica que apa-
nones LO y 13, reproducido en e l Codex canonum ecclesiae clf;·icanae, 419, canon 5, recen en la obra de Amiano: J. Arce Martfnez, 197 1, «Üpresi6n econ6mica, protesta,
Hefele, p. 329). «Que los clérigos no practiqucn la usura, no cobren intereses, ni Io descontento y crisis en Amiano Mai·celino, 353-378», Revista de la universidad de Ma-
que se ha llamado la mitad mas» (Concilia de Laodicea, c. 363, canon 4 , Hefele, drid, 20, 78, pp. 145- 149.
p. 820). «Que ningun clérigo reciba mas de Io que ha prestado, ya sea en numeraii o, ya Libanio, Sobre los usureros (St. Mrozeck, J984, «Les phénomènes économiques
sea en especie» (canon 22 del Concilia de Cartago, Codex canonum eccl. et constitu- dans les métaphores de l'antiquité tardive», Eos, 72, pp. 39 1-407). «A menudo vemos
torum s. sedis epist., P.L. 56, en 397). «Prohibici6n de la usura [usurariam pecuniamJ que hay millonarios que no tienen un sueldo en su casa: todas sus esperanzas han pa-
a los cri stianos y a los clérigos» (Le6n papa, Carta Ill, P.L. 63 col 279). «Prohibi- sado a documentos, sus bienes a contratos, no tienen nada aunque posean de todo»
c i6n de la usura a los clérigos e incluso a los laicos cristi anos» (Le6n papa, Carla IV, (Gregorio de Nisa, Sobre los usureros, 4). «Los hombres que saben dar y tomar, com-
3, 10 de octubre de 443). «Los clérigos que quieran hacer comercio no deben aceptar prar y vender, traficar y apoderarse de los bienes del pr6jimo, enriquecerse y prestar
usura» (actas del concilia de Tours, 461 , canon 13, Hefele, II, 2, p. 900). En 384: «Es- con interés, de un 6bolo sacar dos, a esos les !!aman sabios. Dios les Hama locos, in-
cuché invectivas contra los sacerdotes numismâticos» (Jer6nimo, Carta 40, 2. «Num- sensatos y pecadores» (Discurso de saludo a u11a virgen, siglo v).
marios», en el sentido de avaros). Crftica de los trapezites: Asterio, Homilfa 3, Contra la avaricia, col. 202. Para
Condena de la avaricia oponiéndola a la caridad: Agustfn, Serm6n 239, 5; Cirilo de Agustfn la mala reputaci6n de los banqueros impedfa que se pudiera tomar en serio
Jerusalén, Catequesis, IV, 37; Zen6n, obispo de Verona, Tratado I, 9- 11 (c. 360-380); su conversion (Agustfn, Serm6n Morin 1, 1-2).
Valeriano de Cimiez, Homiffa 20, De avaritia, Comentario a l Tim VI JO, Éxodo XX
17, Act VIII 2 (primera mitad del siglo v); Maximo de T urfn, Homilfas 95, 96 sobre la 3.5. Los intereses
avaricia (mediados del siglo v); Isidoro de Pelusa, Carla I 29; li 146, 233, 265; V 60,
67, 142, 18 1; Fausto, Ho111ilia de Pe11tecostés, 59-65; Dracontio, Alabanzas de Dios, IU, St. G iet, J 944, «De saint Basile à saint Ambroise, la condamnation du prêt à in-
32-47. Juan Cris6stomo, Comentario sobre el Evangelio segun san Mateo , LVI 5-6, LX térêt au IV' siècle», Science religieuse, Travaux et recherches, pp. 97- 101.
2; Paulino de Nola, Cartas XXXII, XXXIV. Sobre la tasa Jegal, véase también Pablo, Sentencias, XIV 2.
Préstamo en especie: «en caso de préstamo de productos de la granja se tomara Préslamo de 35 talentos a devolver 8 meses después con 11 talentos y 4.000 drac-
r
296 CR I SIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 297
mas de interés, es decir, un interés del 33 por 1OO por 8 meses y del 50 por lOO por
aiio (P. Mich. 1410) J.-C. Shelton, 1974, «Two contracts of loan from the Michigan 4. Los «judfos»
papyrus collection», Joumal of Juristic Papyrology, 18, pp. 157-162. G. Mickwitz
1932, pp. 2 18-219; A. C. Johnson y L. C. West, 1949, pp. 168-169. ' Debates teol6gicos con los judfos: Le Siant, 1898, «La controverse des chrétiens
Interés mensual: «un padre no se alegra tanto del nacimiento de su hijo como el et des juifs aux premiers siècles de l'Église», MSNAF, 58, pp. 1- 15. F. Blanchetiè-
usurero de ver que termina e l mes» (Gregorio de Nisa, Sobre los usureros, 6). re, 1973, «Aux sources de l' antijudaïsme chrétien», R. d 'histoire et de philosophie
Intereses acumulables, a prop6sito de Sidonio Apolinar: e l hecho de que el inte- religieuse, 53, pp. 353-398. Véase la crltica de la religi6n judaica (Gregorio de Nisa,
rés doble la cantidad en dos lustros (mas o menos) revela que el interés era a plazo Discurso catequético, passim; Juan Cris6stomo, Discurso contra los judfos, 1, Il, III,
fijo y no a interés acumu lado. El primero lleva a una cantidad doble en 8 aiios, fren- JV , V; P. L. Migne, VIII, col 814, documento antijudfo de la época de Sil vestre
te a 5 3/4 aiios con tipo acumulado. «Fragmentum incogniti operis ad versus Judaeos». Otros textos sobre los judlos: Zac-
Intereses no acumulados: por ejemplo, en 326 d.C., préstamo de 35 talentos a charei Consultation11111, Il, 8-9, c. 420.
reembolsar 8 meses después con 11 talentos 4.000 dracmas: P. Mich. 14 IO. J.-C. Judfos y banqueros: Cirilo de Alejandrfa, Homitra s, I, 5; X, 5; XXI, 3; XXIX, 3.
Shelton, 1974, «Two contracts of Joan from the Michigan papyrus collection» «El dincro, como entre los judfos, all anaba el camino» (Paladio, Dialogo sobre la
Journal of Juristic Papyrology, 18, pp. 157- 162. ' vida de Juan Cris6sto1110, VIII, 89-90). Faita de antisemitismo en cl rechazo a los ju-
Comparaci6n entre el préstamo y el bautismo: véase también Isidoro de Pelusa, dfos: F. Blanchetière, 1980, «La législation antijuive de Théodose Il, CTh XVI 8-18
Carla, IV 187. «Has suscrito publicamente: ocupate de los intereses. Has recibido en (29 V 408)», Ktèma, 5, pp. 125-129. Yéanse las leyes antijudla~ Ley Yisigoda XII,
dep6sito este talento, preocupate de que fructifique» (Basilio de Seleucia, HomiUa 2. 1- 17 todas de Recesvinto, y XII, 3. 1-28 todas de Ervigio. Prisco, un judfo, en-
pascual, I, 3). viado a Chilperico para la compra de «Ciertos objetos» (Gregorio de Tours, Historia
Intereses pagaderos en especie: P. Mich. inv. 406 1 de 5 de marzo de 346; véase de Los fra11cos, VI 5; Le Blant, 1898). Hubo algunas prohibiciones profesionales para
también el arriendo de tierras pagado en especie (P. Oslo II 35, 445). los judfos (Const. Sinn. 6, en 425), pero Cesareo temfa que éstos convirtieran a los
cristianos gracias a su buen conoci miento de l Antiguo Testamento: J. Courreau, 1970,
3.6. Las transferencias «Saint Césaire d' Arles et les Juifs», B. de liuérature ecclésiastique, 71, pp. 92- 112.

El sueldo de cuenta: J. Durliat, 1976, «Moneta e stato nell' impero bizantino», La


cultura bizantina, oggelli e messaggio, Università degli studi di Bari, Centro di stu- 13. LA MONEDA Y LA SOCIEDAD
di bizantini, corso di studi, IV, pp. 15 1-20 1.
Transferencias en el Talmud: citado por Sperber, 1974, p. 91. El «beneficio» de 3. El enriqueci111ie11to: donativos y deducciones, inflaci611
esta operaci6n habrfa sido de 1/1.000 (2 dineros por aureus de 2.000). En el presen-
te caso habrfa sido de 500 dineros, es decir, 1/4 de aureus. P. Bastien, 1988.
Compra de esclavo «por vfa bancaria»: Chrest. Mitt. 171 , col. 1, 2 1-22; R. Bo- Propietarios enriquecidos por la Corte: L. Cracco-Ruggi ni , 1961 , Economia e so-
gaert, 1983, «Les kollybistikai trapezai dans l'Égypte gréco-romaine», Anagennesis, cietà nell"'ltalia a11nonaria ", rapportifra agricoltora e comme rcio del 1v al VI seco-
a Papyrological Journal, 311, pp. 2 1-64. Lo d. c., Milan, p. 513.
Regu laci6n de impuestos por banco: en 308, recibo de un banco de 450 dracmas Evoluci6n de las relaciones entre moneda y sociedad en la época protobizantina:
como pago de una tasa (P. J. Sijpesteijn, 1979, «Three papyri of the Michigan co- M. Kaplan, 1985, «L'exploitation paysanne byzantine entre lantiquité et le moyen-âge
llection>>, ZPE, 33, pp. 248-250). (v1•-v111• siècles), affirmation d'une structure économique et sociale», From Late Anti-
Caso de transferencia en 308, P. Mich. lnv. 1799. quity to Early Byzantium, Proceedings of the Byzantinological Symposium in the 16th
Transformaci6n de productos en numerario: recibo de plata sin amonedar so- Intematio11al Eirene Conference, ed. por YI. Yavrinek, Praga, pp. 101 -105. M. Kaplan,
,, bre la base de onza y media por 100 artabes de trigo. Menc i6n de 2 onzas y 10 gra- 1986, «L'économi e paysanne dans l'Empire byzantin du v• au X" siècle», Klio, 68,
mos (escrupulos) equivalente a 12 sueldos (o sea, 58 escrupulos = 12 sueldos, o sea pp. 198-222. Sobre los problemas monetarios, P. A. Yannopoulos, 1987, «Production
5,49 g el aureus). Recuperaci6n de 2 libras, 3 onzas y 17 gramos de plata entrega- monétaire à l'époque byzantine, avant l'an mil», Rythmes de la production monétaire,
dos a Serapio, que cobra por e l afi nado 1 onza y 12 gramos, es decir, cerca del de /'Antiquité à 11os jours, actes du colloque international organisé à Paris, du JO au
5 por 100 del bruto (P.O. XIV 1653 en 306). Sobre esta acti vidad durante el Alto 12 janvier 1986, G. Depeyrot, T. Hackens y G. Moucharte, eds., Louvain-la-Neuve,
Imperio: R. Bogaert, 1984, «Banque et banquiers à Thèbes à l'époque romaine», pp. 357-370; C. Morrison, C. Brenot, J.-N. Barrandon, J.-P. Callu, J. Poirier y R. Ha-
ZPE, 57, pp. 24 1-296. lleux, 1985.
Transferencias privadas: en su testamento Gregorio Nacianceno, hacia 390, re-
parte 135 sueldos, y de ellos dos veces 20 s u e ldo~ «a una cuenta que se encuentra en
su patria>> (B. Coulié, 1985, pp. 12- 19).
Sobre la cuesti6n del endoso: W. Rozwodowsk, «Studi sui trasferimento di creditli
in diritto romano», B. dell'istituto di diritto romano « Vittorio Scialoja», 54, pp. 111 - 170.
298 CR ISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 299

14. LA MONEDA Y LA EVOLUCIÔN SOCIAL 2.4. Crisis y rnpturas

1. Los morores de la evoluci6n Hundimicnto de las estructuras cstatales a rafz de las invasiones: R. Guenthcr,
J972, «Zur Entstehung des Feudalismus bei den Franken, die Rüm isch-germanische
La acumu laci6n de las riquezas eclesiasti cas corresponde al paso de la Iglesia de Auseinandersetzu ng im 4. und 5. Jahrhundert», Zeitschrift fur Geschichtswisse11s-
ser una secta a una instituci6n reconocida. Hay contradicci6n entre el credo de la Igle- clwft, 20, pp. 427-443. No abordamos aquf la cuesti6n de la hospitalidad, que era un
sia y las posiciones institucionales: J. Goody, 1985, pp. 99- 1OO. problema de devoluci6n de tierras a los barbaros mas que un problema fiscal. A los
ocupantes se les ofrecfa l /3 de las rentas de las tierras. Se trataba de una evoluci6n
que arrancaba del principio de la paga o frecida a los barbares: W. Goffart, 1980, so-
2. La evoluci6n estatal bre todo pp. 2 11 -230.
El fcudocapitalismo: término acuôado por P. W. Klein, l 989, «The Monetarisa-
2. 1. El perfodo de Diocleciano tion of the Dutsch East Ind ia, a Case of Changing Continuity, 1602-1942», 3er co11-
greso internacional de Historia mo11etaria, Nueva Delhi, en prensa, donde se define
Sobre e l conjunto de las reformas y de la polftica, véase en ultimo lugar S. Wi- el sistema feudocapitalista: feudal porque se basa en la explotaci6n del sobretrabajo
lliams, 1985. rural y capitalista porque e l dinero era el media de esta ex plotaci6n.
Crisis monetaria antes de Diocleciano: G. Depeyrot y D. Hollard, 1987, «Pénurie Papel de la desaparici6n de las estructuras del Estado en el desarrollo de los do-
d'argent-métal et crise monétaire au 1ue siècle après J.-C.», Histoire et Mesure, II-1 , minios: R. Guenther, 1965, «Revolution und Evolution im West Rümischen Reich
pp. 57-85. zur Zeit der Spiitantike», Zeitschrift für Geschichtswissenschaft, pp. 19-30, piensa que
Intentas de rcgularizar el caste del ejérc ito con donativos: P. Bastien, 1988, p. 37. la destrucci6n del Estado favo recfa al régi men feudal. P. Anderson, 1977, pp. 98-119,
demuestra que la crisis del Bajo Imperia fue el resultaùo de una lucha entre el Estado
2.2. El viraje constantiniano y los latifundistas. Durante la Antigüedad las ciudades dependfan del campo. G. Prach-
rier, 1973, «Zur Bidentung des Antikcn Sklaven- und Kolonenwirtschaft für den Nic-
Acerca del debate sobre si la convcrs i6n de Constantino fue un acto polftico y no dergang der Rümischen Reiches (Bemerküngen zur Marxistischcn Forschung)», His-
religioso: S. Mazzarino, 197 1, «Politogisches bei Jacob Burckhardt, Betrachtungen toria, 22, pp. 732-756. En efecto, las ciudades eran solidarias de la rornanidad debido
zur Burckharts Zeit Constantin 's und zu Yerwandten Problemen der historischen be- a los privi legios relacionados con sus funciones: comerc io, moneda y funcionarios.
griffsbildung», Saeculum, 22, pp. 25-34. Sobre la «eliminaci6n de los pobres»: véase la crftica de este pasaje de Lactancio
En ultima instanc ia sobre la cuesti6n del pape l del ejército y las guerras en la evo- en J. Rougé, 1975, «À propos des mend iants au ive siècle, étude de quelques textes»,
luc i6n fiscal: K. L. Noethlichs, 1985, «Spatantike Wirschaftspol itik und Adaeratio», C. d'histoire, 20, pp. 339-346. Expu lsi6n de los pobres de Roma: CTh XIV 18 =
Historia, 34, pp. 102- 116. CJust XI 25 de 20 de junio de 382 sobre la expulsion de los pobres de Roma. Los po-
Sobre el conjunto de la evoluci6n del ejército, D. van Berchem, 1952, pp. 114- bres que eran esclavos eran entregados a los que les denunciaban, los que eran libres
116, en particular sobre el desarrollo del comitatus en tiempo de Constantino. Sobre eran entregados como colonos perpetuos. J. Rougé, 1975, «À propos des mendiants
la evoluci6n del ejército: W. Ses ton, 1955, «Du comitatus de Dioclétien aux comita- au i ve siècle, étude de quelques textes», C. d'histoire, 20, pp. 339-346.
te nses de Constantin», Historia, 4 , pp. 284-296. Repartes de alimentas: J .-M. Carrié, 1975, «Les distributions alimentaires dans
Evoluc i6n administrativa durante el reinado de Constantino: A. Chastagnol, les cités de l'Empire romain tardif», MEFR, Antiquité, 87, pp. 995- 1.101, en particu-
1970, «L'é voluti on de l'ordre sénatorial aux 111 • et i ve siècles de notre ère», R. His- lar pp. 1.032-1 .033.
torique, 244, pp. 305-3 14. En el transcurso del siglo 111 se trataba de cambiar de con-
' 1 dici6n, y el enriquccimiento de los propietarios facil it6 las casas, mientras que en el
Alto Imperia cso era diffcil o incluse imposible: H. Reinhold, 1971, «Usurpation of 4. La evoluci6n eclesiastica
Status and Status Symbols in the Roman Empi re», Historia, 20, pp. 275-302; T. Kop-
eck, 1979, «A Curial Displacement and Flight in Later Fourth Century Cappadocia», Los Padres también jugaron un pape! de portavoccs explfcitos de los funciona-
Historia, 23, pp. 3 19-342, sobre la huida de curiales. Sobre esta cuesti6n de la sujeci6n mientos implfcitos de la sociedad del Bajo Imperio: «la clase que di spone de los me-
de los curiales: F. Jacques, 1982, «Übnoxius curiae, origines et formes de l'astreinte dios de la producci6n material, dispone al mismo tiempo de los medios de la pro-
à la cité au ive siècle de n. e.», R. de l 'histoire du droit français et étranger, 63, ducci6n intelectual .. . Los pensamientos dom inantes no son mas que la expresi6n
pp. 303-328. Sobre la lista de cargos municipales en el siglo 1v se puede consultar la ideal de las re laciones rnateriales dominantes» (K. Marx y F. Engels, 1976, L'idéolo-
unica gran li ~ ta conocida: A. Chastagnol, 1978. gie allemande, Éditions Sociales, Parfs, p. 44; hay trad. cast.: La ideologfa alemana,
OME, Crftica, Barcelona, 1979). La si mbios is tuvo lugar tanto a escala del dcrecho
como de las estructuras mentales. La lglesia recogi6 cl derccho romano cuando c l
Estado desfalleci6: J. Gaudemct, 1979. La clase dominante provoc6 aspiraciones rei-
300 CRISIS E INl-LACI ÔN COMPLEMENTOS 301

vindicati vas de la poblaci6n. La religi6n determin6 el paso de las ideas reivindicati-


vas hacia una recompensa en el ma~ alla, para evitar las protestas violentas. El cris- 4.3. Lo lglesia al servicio del orden social
tianismo pnmiti vo evoluc1ono de la protesta al reconoc imie nlo de las estrucluras
sociales. El hombre, segun la Jgles ia, no tenfa sufic iente fuerLa para hacer que la so- Sobre las d iv isiones y distincioncs sociales, entre otros: J. Gagé, 1971.
ciedad de este mundo evolucionara: L. E. Semenov, 1970, «K. Marx y F. Engels a Orden soc ia l = orden divino: e l mi smo tema en los se r111011e.1· 98, 99 y 101. Jus-
prop6sito de la doctrina social del cristi anismo primitivo» (en ruso), Voprosy istorio- tificaci6n de la existencia de ricos y pobres por la voluntad divina: Seudo-Agustfn ,
g rafti vseobscej istorii, 4, pp. 72-82. M. Meslin ha insistido en la colusi6n de lglesia Serm6n 305 (Cesareo 35); 307 (Cesarco 27); 308 (Cesareo 30).
y Estado. Durante el imperio el Estado luchaba contra las herejfas, consideradas cri-
men p11blic11111. Los Padres esperaban que los barbaros entraran en el imperio, en el 4.4. Los arquetipos sociales
marco de la pax romana, en el marco de la reli gi6n cristiana cat6l ica: M. Meslin,
1964, «Nationalisme, état et religions à la fin du 1v• siècle», Archives de sociologie Mal rico que no da limosna: «el mal rico recibi6 su castigo, porque cuando vi-
des religions, 18, pp. 3-20. vfa en el mundo s umido en la abundancia y bajo la purpura, habfa dejado al pobrc
Papel de Agustfn en la evoluei6n de la lgles ia: véase el cstud io de las ambicio- Lazaro en su extre ma indigenc ia» (Juan Cris6stomo, Apolo8fa de la vida 111011asti-
nes civiles y senatoria les de Agustfn , y su ruptura con su primera mujer, no muy afor- ca, III, 6). Por e l contrario: «Sacrifica tu dinera por un hermano y un amigo, y no
tunada: C. Lepelley, 1987, «Un aspect de la conversion d'Augustin, la rupture avec Io escondas para que se pierda bajo una piedra [Si 29, 10]» (Ambrosio, Nabot, 5,
ses ambitions sociales et politiques», B. de littérature ecclésiastique, 88, pp. 229-246. 25, c. 394,). «En cuanto al dinero, los malos siempre Io poseen mal y los buenos Io
Sin duda hubo una relaci6n entre la conversi6n y la ambici6n inicial y la justificaci6n poseen tanto mejor cuanto menas caso le hacen» (Agustfn, Carla 153 en 412).
de un orden al que él aspiraba. Mal rico que trata de aumentar su capital: «(,acaso hay un rico que no codicie to-
dos los dfas e l bien ajeno? t,Acaso hay un opulento que no trate de echar al pobre del
4.2. La just!ficaci6n de las riquezas humi lde campo que posee ... ? El pobre, cargado con sus cnscres, emigra con sus hi-
jos. La naturaleza no conoce a los ricos, ella engendra a todos los hombres con una
La lglesia al scrvicio de los pobres: St. Giet, 1941, p. 90. misma pobreza» (Ambrosio, Nabot, 1, 1-2). «Vosotros, ricos, conside rais una injuria
Los mesalianos no querfan dar li mosna a los mendigos, viudas, huérfanos y des- persona! que un pobre tenga una cosa que mas parece propia de un rico que de un po-
validos ... preferfan quedarselas para ellos: G. Bareille, 1924, artfculo «Euchites», bre. Pero este universo, que pese a vucstro pequeiio numcro os obsti nais y pretendéis
Dictionnaire de théologie catholique, VIl, Paris. Sobre estas sectas véase Jer6nimo, reivindicar, ha sido creado para todos» (Ambrosio, Nabot, 3, 11 ). «Ay de quienes su-
Carla 22, 34-35. man una rr.ansi6n Iras otra y juntan un campo tras otro fis. 5,8]» (Ambrosio, Nabot,
Pos tura de Ambrosio: W. Dumphy, 1984, «The Date of St Ambrose's De To- 3, 12). «Vosotros, los ricos, arrebatâis los bienes a los pobres ... Habéis extrafdo el
bia», Sacris e rudici, 27, pp. 27-36. E. Cavalcanti, 1978, «l due discorsi De pauperi- oro de l fi l6n, pero Io habéis escondido enseguida. Cuantas vidas de desdichados no
bus amandis di Gregorio d i Nissa», Orientalia christiana periodica , 44, pp. 170- habréis enterrado bajo este oro» (Ambrosio, Nabot, 4 , 18). «t,Qué no seras capaz de
J 80. Para Basilio la propiedad privada es lcgftima, pero las riquezas deben emplear- remover para ganar este oro?» (Basi lio, Homilfa contra la riqueza, 6, 7). Todos estas
se en cosas uti les. Se advierte en é l la influencia de Mateo, cuya lectura era la mas temas reaparecen en la homilfa 7. «La adquisici6n ta! vez con dudosos procedimien-
frecuente (P. Christophe, 1964, p. 108). Para Ambrosio véase Sobre los deberes III tos de cebada y avena también nos convencera de que somas superiores al pobre . . .
37-4 1; 1, 49, 244; 28, 132. J.-R. Palanque, 1933, p. 34 1. A vergonzaos, los que os quedais con el bien ajeno. Imitad la igualdad de Dios y no
Postura de Agustfn: la noci6n de la legitimidad de la propiedad (con influencia de habrâ pobres [Constituciones apost6licas]» (Gregorio Nacianceno, EL amor a los po-
Ambrosio) aparece en las enseiianzas de Agustfn en 389-390 (J. Martin, 191 2, p. 97). bres, 22-24). «Cuando los hombres han amasado e n sus arcas oro, plata, vestidos sun-
Debate con los maniqueos: Libanio, Discurso VII sobre «Que la riqueza mal tuosos ... » (Gregorio Nacianceno, El amor a los pobres, 25). «En casa de los ricos
adquirida es una desgracia mayor que la pobreza»; Discurso V III Sobre la pobre- las monedas tluyen corna el agua de los manantiales, en otras partes la necesidad
za. Estos d isc ursos eran t6picos literarios para oradores, mas que obras po lfticas o aprieta» (Agustfn, Serm611 60, 3). «El deseo de riqueza es la rafz de todos los males»
sociales. Si Juan Cris6stomo elogi6 a Job por no tener riquezas monetarias (Juan (Agustfn, Ser111611 14, 7). «El deseo de bienes temporales nos hace ser injustos con el
Cris6stomo, Comentario sobre Job , 1, 3 y 4), no obstante puntuali 1.6 que «OO es la pr6jimo» (Agustfn, Sermon 32, 21 ). «Ahora, por el contrario, en vez de Iodas estas
riqueza Io que nos lleva a hacer e l mal, sino e l juicio que hacemos de ella» (Juan vi rtudes, han aparecido la avaricia, la codicia, la rapina, a las que se asocian y se jun-
Cris6stomo, Comentario sobre Job, I 1). Postura de Agustfn: «el oro y la plata perte- tan en una unidad, por asf decirlo, consangufnea, las e nvidias, las rivalidades ... Lo
necen a quien sabe hacer buen uso de ellos. Rechaza todas las hip6tesis maniqueas que has ganado en abundancia, Io has perdido en disciplina; y la importancia de tus
que ven el ma l en el oro y la plata» (Agustfn, Serm6n 50, 4). «El oro es una cosa gananci as te ha valida, a gui sa de interés, graves perjuicios» (Sa lviano, A la Jgle-
buena, porque Dios no ha creado nada malo. No seais malos y el oro sera una cosa bue- sia, 1, 3). Muc has otros Padres han dcnunc iado los esfuerzos por acumular mas y mâs
na» (Agustfn, Serm6n 3 11 , 9). Esta teorfa de que Io condenable es c l uso y no el oro riquezas: Zen6n de Verona(+ 37 1), Tractus, 15, 14, l ; Basilio, Homitra 6 . Amiano
aparece en e l serm6n (Agustfn, Sermon 1OO, 1) atribuido a Maxima de Turin. comenta la riii a con motiva de la elecci6n de un papa en 366 (Historia, 27, 3, 11- 15),
El buen cristiano rico: L. W. Country man, 1980. en relaci6n con el peso econ6mico del papado.
Mal rico que especula con el hambre: «he conocido a un rico que, cuando iba al
302 CR ISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 303

campo, tenfa la costumbre de llevarse consigo unos panecillos de la ciudad y calcu- encuentra nada de oro y sabe que no Io encontrara nunca. Sus muebles solo le pro-
laba por e l numcro de panes los dias que iba a quedarse en el campo. No querfa abrir porcionaran unos cuantos obolos ... Dirige su mirada a sus hijos. Si les lleva a l mer-
su granero cerrado para que su prov isi6n no disminuyera» (Ambrosio, Nabot, 4, 18). cado, lograra relrasa1 i>U muerte» (Basi li o, Homilfu contra La riquew, 6, 4). «La obra
«La esperanza del avaro se esfuma. Los vicjos graneros estan llenos a reventar con aposL61ica por excelencia es habl arle al pobre, no s6lo librarle de su pobreza, sino de-
las nuevas cosechas ... He conservado en vano, hay abundancia de trigo, (,por qué Io cirle: veras una riqueza distinta y rnayor que la de este rnundo» (Juan Cris6stomo,
habré acumulado? Pretcndfa sacar provecho de l aumcnto de precios, y he perdido mas Homilfa sobre la inscripci611 de los Actos, II 5). «Cristo aconseja repartir las rique-
beneficios» (Ambrosio, Nabot, 7, 33). «Todo un pueblo padece hambre, y vosotros zas» (Agustfn, Serm6n 389, 3).
cerrâis vuestros graneros» (Ambrosio, Nabot, 13, 56). Mal rico codicioso y avaro: «el hombre benévo lo es enviado a la vida eterna, el
Mal rico que considera que la riqueza da poder: «el primer gusano de las rique- avaro, por e l contrario, es el primero en ser arrojado a las llamas eternas» (Basilio,
zas es e l orgu ll o» (Agustfn, Ser111611 85, 6). «El orgullo es la enfermedad del siglo» Homilfa 8 pronunciada en un tiempo de hambre y sequfa, 2). «Cuando el demonio os
(Agustfn, Ser111611 36, 2). «La ley divina prohibe que pongamos nuestra confianza en inci ta a lograr el objeto de vuestros deseos, penetra en vuestra alma por las dos puer-
el poder que da la riqueza» (Teodorcto de Ciro, Come11tarios sobre lsafas, 2, 7). ras de la codic ia y el rccelo» (Agustfn, Serm611 32, 11). Véasc también, mas preciso:
Mal rico que presta para enriquecerse: «estas son, ricos, vuestras buenas obras: «La rafz de los males es la codicia ... 1 Tim. VT 1O. Gracias a esa coclicia el diablo
dais y luego ex igfs mas. Vuestra humanidad consiste en expol iar en el momento en rcina en el hombre y domina su coraz6n» (Agustfn, El combate cristiano II, 1).
que prestâis ayuda. Hasta el pobre se convicrte en fuente de ganancia. Oprimido por Crftica de la codicia: Agustfn, Sobre el sa/1110 39, 28; 118, XI, 6; Ser111611 32, 14-
la usura, vuestras exigencias arrancan al desdichado el pago de su deuda y se queda 20; 36, JO; 72, 12; 107, 8; 164, 5; 177, 6; 261 , 5; 367, 1. Agustfn, Las costumbres de
sin nada para é l. Sois tan mi sericordiosos que s6lo le librâis de otro acreedor para que la Iglesia cat6lica , 2 1. Evocaci6n de I Ti111. VI 10 a prop6silo de la codicia, Agustfn,
se someta a vosotros. Tiene que pagar un interés usurario, y no le queda ni para s u Las costumbres de la Ig lesia cat61ica, 35.
sustento: implora la li bertad, y le convertis en vuestro esclavo. S uplica q ue le libréis, Crftica de la avaric ia: Juan Cris6sto mo, Homilfa sobre el Génesis, 48, 1; Co-
y apretâis aun mas la atadura que le estrangula» (Ambrosio, Tobias , 3, 11 ). «Has mentario sobre el Evangelio segun san Mateo, 83, 3-5, 85, 3-4; Comentario sobre
dado de corner al hambricnto: tu limosna vuelve a ti aumentada por la usura ... El la epfstola a Los filipenses, VI 4-5; Comentario sobre La epfstola a Timoteo, XII 4.
pan que le has dado a l hambriento te ha proporcionado una inmensa ganancia ... Agustfn , Serm6n 86, 5- 10, 15; 107; 367, 1. «La avaricia es el martirio del oro»
"El pueblo maldice a qui en vende su tri go a peso de oro lPr 2.26]" ... No desees (Agustfn, Ser111611 335, 2).
que llegue e l hambre para enriquecerte, ni la miseria publica para tus inte reses par- Mal rico que explota a los pobres: «el rey libra de todos los males a los ricos y
ticulares. Conoces todas las especies de monedas y sabes distinguir la verdadera de s61o oprirne a los pobres, solo tiene atenciones con los ricos ... El solitario cura a los
la fa lsa, pero a tu hermano que esta necesitado, le desconoces por cornple to» (Ba- ricos de sus pecados con su palabra salvadora y socorre a los pobres en su indigen-
silio, Homilfa contra La riqueza, 6, 3). cia con limosnas q ue entrega en su seno. El monarca nunca mantiene la balanza equi-
Mal rico que se considera propietario de sus bienes: «Io que le dai s al pobre no librada entre el rico y el pobre. Si ordena una reducci6n del impuesto, el rico sale ga-
es algo que generosamente retirais de vuestro bien, sino una parte del suyo que le nando con e lla mas que el pobre. Si decreta un aumento, los ricos apenas notan esta
devolvéis. Lo que ha sido conced ido para e l uso de todos en comun, Io usurpais para subida, mientras que los pobres son aplaslados» (Juan Cris6stomo, Comparaci611 en-
vuestro unico benefic io. La tierra pertenece a todos, no s61o a los ricos» (Ambrosio, tre el solitario y el rey, 3).
Nabot, 13, 53). «La avaricia ha repartido los derechos de posesi6n» (A mbrosio, Ex- Mal rico, ll amamientos a la limos na de los grandes autores: Gregorio de Nisa,
posici6n sobre el salmo J J8, 8, 22). «Nosotros solo tenemos el usufructo de las co- Homilfa 4, Comentario sobre el cantar de los cantares, P.G. 44; Asterio, Homil(a 3,
sas que nos han sido dadas; Dios tan solo nos ha prestado los biene s de los que go- Contra La avaricia, col. 209; Nemesio, Sobre la naturaleza del hombre, 17; T eodo-
zamos, y nosotros solo somos, por asf dec irlo, sus poseedores "precarios". A fin de reto de Ciro, Discurso sobre la Providencia, VI. T ema asociado a la crftica de Jas
cuentas, cuando salgamos de este m undo, querarnos o no tendremos que dej arlo todo riquezas: Juan Cri s6stomo, HomiUa sobre el Génesis, L, 56, 4; Comentario sobre el
aquf» (Salviano, A la Jglesia , l , 26). Cornpletado mas adelante por: «De modo que salmo IV 12, XI 1; Homilfa sobre <<no temais» I y II; Homilfa sobre «yo el Se1ior
no hay motivo para que nadie se ufane de su generosidad : como nada de Io que ha Dios he hecho la Luz y las tinieblas», 4; Comentario sobre el Evangelio segun san
recibido del Sefior es suyo, nada de Io que le devuelve le pertenece. Por eso debe ser Mateo, 49, 4, 43, 44, 2-3, 90, 3-4; Homilfa sobre Los actas de los ap6stoles, VII 4;
castigado, por s u mala fe, qu ien le niegue a Dios las cosas que Dios le ha prestado» Hmnilfas sobre la primera epfstola a los co rintios, IX 4, Xlll 5, XIV 5, XXI 6; Co-
(Salviano, A La Iglesia, 4, 18). mentarios sobre la epfstola a los romanos, 30, 4; Comentario sobre la epfstola a los
Mal rico que no da limosna: «el brillo del oro os regocija, y no prestais la menor colosenses, VII 4-5; Comentario sobre la primera epfstola a los tesalonicenses, III
atenci6n al pobre que os dirige sus lamentos» (Bas ilio, Homilfa 8 pronunciada en wz 6, X 4; Comentarios sobre la segunda epfstola a los tesalonicenses, III 4; Comen-
tiempo de hambre y sequfa, 1). tarios sobre la primera epistola a Timoteo , VIII 3, XI 2; Comentario sobre la epfs-
Rico bueno que da limosna (véase también el capftulo sobre las donaciones a la tola de san Pablo a los hebreos, II 5. Agustfn, Sermones 14, l ; 39, 3; 53, 1; 60; 6 1;
Igles ia): «los pobres buscan oro y se les niega ; padecen para obtenerlo y no saben dis- 84; 85; 86; 107 ; 11 3; 177, l ; 290, 7; 330, 3; 367. Agustfn, Soliloquios, I, X, 17 . Era
frutar de su posesi6n» (A mbrosio, Nabot, 13, 54). «Si quieres ser perfecto, vende un tema frecuente en la obra de Hilario (J. Doignon , 197 1, p. 393).
todo Io que posecs y dates el precio a los pobres. Asf amasaras un tesoro en el cielo El terna del desprendimiento de los bienes y el de la pobreza monastica volvieron
[Mt 19, 2 1]» (Ambrosio, Nabot, 14, 58). «El desdichado registra toda s u casa y no a Io largo de todo e l siglo v (A. de VogUe, 1974, «La pauvreté dans le monachi sme
304 CRISIS E INFLAC IÔN COMPLEM ENTOS 305
occidental du ive au v1 11e siècle», Collectanea cisterciansa, 46, pp. 177-185). El desa-
JTOllo del monaquismo también se pucdc intcrprctar como una respuesta a la crisis mo- 1.2. El imperio frente a las dos teorfas
ral y material del siglo v: R. P. C. Hanson, 1972, «The Reaction of the Church to the
Coll apse of the Western Roman Empire in the Fifth Century», Vigiliae christianae, 26, Acerca de las relaciones entre los valores de los distintos mctales: F. C. Spoo-
pp. 272-282. M. Mazza, 1980, «Monachesimo basiliano, modelli spirituali e tendanze ner, 1956, L'économie mondiale et les frappes monétaires en France, 1493-1680,
economico-sociali nell 'impero del IV secolo», Studi storici, 2 1, pp. 3 1-60. Paris, sobre todo pp. 94- 183. Sobre las consecuencias a largo plazo sobre los pre-
Otros textos sobre e l e logio de la pobreza: Juan Cris6stomo, Exhortaci611 a Teo- cios: G. Depeyrot, 1987, «Numéraire et prix: le rôle des métaux», Rythmes de ta
doro, I, 13; Apologfa de la vida monastica, II, 3; Homilfa sobre Ana, V 3; Comenta- production monétaire, de L'antiquité à nos jours, actes du colloque international or-
rio sobre el Evangelio de Mateo, IX 5-6; Comentario sobre la epfstola de san Pablo ganisé à Paris du 10 au 12 janvier 1986 par la Monnaie de Paris, le Centre Natio-
a los hebreos, XVIII 2-3. Gregorio de Nisa, Las bienave11t11ra11zas, I, 2. El mismo nal de la Recherche Scientifique et le Séminaire de numismatique Marcel Hoc de
tema, con referencia a los argumentos de Ambrosio (Nabot), san Gregorio Magno, Et /'Université Catholique de Louvain, G. Depeyrot, T. Hackens, G. Moucharte, eds.,
pastoral, XXI; Basilio, Discurso sobre el precepto «Ctddate de ti mismo», 6; Isidoro Louvain-la-Neuve, pp. 707-729.
de Pel usa, Carta, I 385, 386, 455; II 1 1J, 168; Vida de sa/lfa Sinclética, 33. Eusebio
de Eumene, Discurso XV, primera mitad del siglo v. Co111e11tarios y est11dio de la po- 1.3. Teorfa alejandrina y teorfa romana: los motivos de una elecci611
breza absolwa (J. Gribomont, 1972, «Le dossier des origines du Messalianisme»,
Epektasis, Mét. J. Daniélou, Paris, pp. 611-625). Edicto de Afrodisia, trad. J. Guey, 1972, «Note sur la réforme monétaire de Dio-
clétien et le "mutuum": l' inscription d ' Aphrodisias de Caire (JRS , 1971, pp. 171 -
177)», B. de la Soc. Française de Numismatique, 27, pp. 260-264, modificado.
ANEXO: EL SISTEMA MONETARIO Y SU EVOLUCIÔN

Sobre cl sistema monetario en gcneral, G. Depeyrot, 1982, Le numéraire gaulois,


2. Desarrollo y retroceso de las acwïaciones en el Bajo lmperio
aspects quantitatifs, BAR, Oxford.
2. 1. El origen del cobre
1. El imperio entre dos polfticas 111011etarias
«[A los cristianos] les condenaron a trabajar en las minas de cobre de cada pro-
J. Guey, 1966, «De l'"or des Daces" (1924) au livre de Sture Bolin (1958), gue- vincia» (S ulpicio Severo, Historia eclesùistica, VIII, 12, 10); «Galerie no querfa unas
rre et or, or et monnaie>>, Mél. J. Carcopino, Paris, pp. 466-471. penas [contra los cristianos] que le parecfan ligeras: la deportaci6n, la carcel, las mi-
G. Depeyrot y D. Hollard, 1987, «Pénurie d'argent-métal et crise monétaire au 111< nas» (Lactancio, Sobre la muerte .. ., 22).
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1. 1. Las dos teorias monetarias 2.2. La penetraci6n de La moneda en Los intercambios

Parece que e l caso mas antiguo de aplicaci6n de la «teorfa romana» fue e l de Los testimonios literarios tiene n poco in terés para nuestro estudio. Sobre la pe-
Q. Fabio Max imo: «se decidi6 que los ases se acufiarian al peso sexantario. Asf el netraci6n de las monedas e n los nive les de la economfa segun los di scursos de Liba-
Estado obtuvo 5/6 de beneficio y se extingui6 la dcuda ... Bajo la dictadura de Q. Fa- nio: J. H. W. G. Liebcschuetz, 1972.
bio Maximo se hicieron ases con el peso de una onza y se decret6 que un denario G. Depeyrot, 1982.
se debfa cambi ar por dieciséis ases, un quinario por ocho, un sestercio por cuatro.
Asf el Estado gan6 la mitad» (Plin io e l Viejo, Historia natural, XXXIII J3). Esta 2.3. Occidente y las acufiaciones, de los romanos a Los b6rbaros
manipu laci6n que impl ica una baja del peso del as esta en el ambito de la «teorfa
romana» y no de la «alejandrina», aunque el «valor de la unidad de cuenta» se haya C. Morrisson, 1983, «The Re-use of Obsolete Coins: the Case of Roman Impcrial
visto afectado. Bronzes Revived in the Late Fifth Century», Studies in Numismatic Method Presented
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me siècle après J .-C.», Histoire et mesure, II- 1, pp. 57-85. En algunos papiros de prin- Cambridge, pp. 95- J08.
cipios del siglo 1v la referencia al antiguo dinero tolemaico hacfa referencia a las vie-
jas monedas, Io que demuestra la supervivencia de una moneda de cuenta y una mo-
neda real (palaion nomismatos, kainun nomismatos): C. Spinosi, 1961 , «Dispositions 3. La importancia del oro
juridiques relatives à la monnaie dans la législation et la pratique, principalement
égyptienne des 1nc et 1v• siècles ap. J.-C.», R. d'histoire économique et sociale, 39, El oro fenicio-punico procedfa de Hispania, y no de Âfrica: J. Desanges, 1978,
pp. 138- 139. «Remarques critiques sur l' hypothèse d'u ne importation de l'or africai n dans le
20. - DEPEYROT
306 CRISIS E INFLACIÔN COMPLEMENTOS 307
monde phénico-punique», Actes du 2e congrès international d 'études des cultures de 3.5. Las 111ultas e11 el «Codigo Teodosiano»
la méditerranée occide11tale, Argel, pp. 52-58.
Habla muchos rfos famosos por sus pepitas, en especial el Tajo: F. J. Fernândez Multas del Codigo teodosiano: G. Dcpeyrot, 1983, «L'or et la société du Bas
Nieto, 1970- 197 1, «AuriferTagus», Zephyrus, 2 1-22, pp. 245-259. Empire (IV'-V' siècles)», Numimw, 150- 153, pp. 86- 108.
Minas de o ro y plata en Macedonia y el Ponto explotadas hasta e l fi nal de l irn- Otras mullas de una libra de oro (lnscr. Maccdoni a, 23 1, siglo 1v); una 1ibra de oro
perio: E. lmamovic, 1976, «Exploitation de l' or et de l'argent dans la prov ince de (Inscr:- Macedonia, 232, siglo 1v); 5 libras de oro (lnscr. Macedonia, 62, siglos 1v-v);
Dalmatie», Godisnjak drustva istoricara Bosne i Hercegovine, 2 1-22, pp. 7-27. una hbra de plata (lnscr. Macedoni a, 295, siglos 1v-v). Estudio de las multas Inscr.
Li ngotes: F. Baratte, 1978, «Lingots d'or et d'argent en rapport avec l'atelier de Sir- Macedonia, 62.
mium», Études de numismatique danubienne, Sirmium, 8, Roma-Belgrado, pp. 99- 115.
Minas etfopes: Focio, Bib/ioteca, Fil6strato, 329b; Cosmas lndicopleustés, Topo- 3.6. El pape/ del oro y s11 crftica
graffa cristiana, li 5, 1-52.
Minas persas: «yo lanzaré contra vosotros a los mcdos, que no hacen ningun caso An6ni mo, De rebus bellicis, 2, citado por A. Chastagnol, 1969. Sobre este texto:
de la plata, y que no tienen ninguna neccsidad de oro . .. No cstan cegados por la vi- F. Paschoud, 1976, «Un problème de c ircu latio n mo nétaire au IV' siècle après J.-C.»,
si6n de las riquezas, porque el los ya son ricos en exceso» (Basilio, Come11tario sobre Mél. P. Colbert, C. d 'archéologie romande de la bibliothèque historique vaudoise, 5,
/sofas, XIII 272); S6cratcs, Historia ec/esicistica, VII 18; Filostorgio, Historia ecle- pp. 307-316.
siastica, Ill 11 . Comparaci6n entre la purificaci6n de los mcta les y la de las aimas: véanse también
Minas indias: «el Ganges .. . y las mo ntaiias de oro» (Je r6nimo, Carla, 125, 3); Gregorio de Nisa, Hom ilfa 4, Co111e11tario sobre el cantar de los cal/fares, P.G. 44,
«bajo los efectos de las tormentas de lluvias y de los soplos de viento, [el Ganges) col 832; Agustfn, Sermon Morin 1 3; Casiodoro, Explicacion de los salmos, 14, 5.
cubre sus orillas de l Oro mas puro» (Esco/ios de Berna a las Georgicas de Virgilio,
Georg. II 137). «La avaricia os ha enviado hasta las lndias para traer oro de allf»
(Ag ustfn, Sermon 164, 5). «En este pafs abunda la plata y las minas de plata también;
no son muy pro fundas, pero segun se dicc las de Bactres son las mas profundas. Tam-
bién hay oro e n la India. No es e l oro que se encuentra lavado por las aguas como en
el Pactolos, sino en muchas montaiias grandes donde habitan los grifos» (Focio, Bi-
blioteca, 72, 46b, Ctesias); idem 327a (Fil6strato); Eliano, De 11at. anim., 4, 27. Se
habla del «manantial que se llena cada aiio de o ro lfqu ido; se le sacan todos los aiios
1OO cantaros por el valor de un talento cada uno» (Focio, Biblioteca, 72, 45b, Cte-
sias). Recuerdos de Alejandro: «Un joven de Tebas, después de vencer a la India, se
convierte en dios: vue lve con el oro de la naci6 n conquistada» (Prudencio, Contra Sf-
maco , 122- 124).
T radici6n del Génesis: Gén. 2, 10- 12: «la divina escritura Hama Evilat a la India.
La tierra de Evilat posee Oro» (Cosmas Indicopleustés, Topog rafia c ristiana, 11, 24).
Minas de plata: M . Hudry, 1962, «Les mines de plo mb argentifère de la Plagne
de Macôt (Savoie)», Rhoda11ia, 38/l , pp. 35-42. E. Imamov ic, 1976, «Exploitation de
l'or et de l'argent dans la province de Dalmatie», Godisnjak drustva istoricara Bos-
ne i Hercegovine, 2 1-22, pp. 7-27.

3.2. Los tesoros imperiales

En 316: «[Licinio] se dirigi6 a Dacia, con su mujer, sus hijos y sus tesoros [the-
sauris]» (Vida de Constantino, 5, 17); luego, en 324, «huy6 con sus tesoros a Calce-
donia» (Vida de Constanti110, 5, 27). E n 370: «donde las insig nias del poder imperial
y los tesoros de Va lente habfan sido escondidos» (Am., XXXI J 5, 2).

3.3 . Producci6n y reservas monetarias

G. Depeyrot, 1988, «La durée d' uti lisation des solidi romains», Studio numisma-
tica Labacensia, A. Jeloc11ik ablata, Lj ubljana, 1988, pp. 2 13-217.
DATOS CRONOLÔGICOS Y TÉCNICOS 309

Bonifacio, 418-422 Juan Cris6stomo, 344/347-407


Celestino, 422-432 Rufïno de Aquilea, c. 345-411
Sixto Ill, 432-440 Evagrio P6ntico, 346-399
Le6n 1, 440-461 Pelagio, c. 350/354-423/429
Hil ario, 431-468 Agustfn, 354-430
Simpl icio, 468-483 Sulpic io Severo, 363-425
Félix III, 483-492 Teodoreto de Ciro, c. 393-c. 457-458
Gelasio 1, 492-496 Cirilo de Alejandrfa, 412-444
Gregorio !, 590-604 Gregorio de Nisa, muerto antes de
DATOS CRONOLÔGICOS Y TÉCNICOS 394
Optato, muerto antes de 400
Principales Padres de la Iglesia Orosio, mucrto antes de 4 18
Principales emperadores Juan, A. 423-425 Prudencio, siglo v
Constantino Ill, A. 407-411 Eusebio de Cesarea, 260-339 Sozomeno, siglo v
C. = César; A. = Augusto Atalo, A. 408-4 10 Atanasio, 300-373 Pr6spero de Aqu itania, c. 420-450
Jovino, A. 412-413 Lactancio, 305-323 Hilario de Arles, 429-440
Diocleciano, 284-305 Valentiniano III, A. 425-455 Hilario de Poitiers, 310-367 Salviano de Marsella, c. 435-440
Maximiano Hércules, C. 285-286, A. Mayoriano, A. 457-461 Gregorio Nacianceno, 325-390 Paulino de Pella, c. 455-459
286-305, 307-3 10 Livio Severo, A. 46 1-465 Basilio de Cesarea, 330-379 Cesareo de Arles, 470-542
Constancio I Cloro, C . 293-305, A. Antemio, A. 467-472 Ambrosio de Milan, 340-397 Gregorio de Tours, 573-594
305-306 Julio Nepotc, A. 474-475
Constantino, C. 306-308, A. 308-337 R6mulo Augusto, A. 475-476
Severo, A. 306-307 T ÉRMINOS TÉCNICOS
Majencio, A. 307-312 /mperio de Oriente
Crispo, C. 3 17-325 Pesos y medidas
Constantino II, C. 317-337, A. 337-340 Arcadio, A. 383-408
Constante, C. 333-337, A. 337-350 Teodosio II, A. 402-450 Pie: 29,6 centfmetros Libra: 327 gramos
Delmacio, C. 335-337 Marciano, A. 450-457 Milla: 1.480 metros Modius: 9 litros (l modius de trigo =
Magnencio, A. 350-353 Le6n l , 457-474 Yugada: 5/8 acres: 0,25 hectareas 6,77 kg)
Vetranio, A. 350 Olybrio, A. 472 Arura: 2/3 acres: 0,27 hectareas Artabe: 30 litros
Nepotiano, A. 350 Glicerio, A. 473 Centuria: 200 yugadas: 125 acres: 50
Constancio II, C. 324-337, A. 337-361 Basilisco, A. 475-476 hectareas
Constancio Galo, C. 351-354 Zen6n, A. 474-475, 476-49 1
Juliano, C. 355-360, A. 360-363 Anastasio, A. 491 -5 18
Joviano, A. 363-364
Valentiniano I, A. 364-375
Valente, A. 364-378 Principales papas
Procopio, 365-366
Marcelino, 296-304
Firmo, 372
Marcelo, 307-309
Graciano, A. 367-383
Milcfades, 3 10-3 14
Valentiniano II, A. 375-392
Silvestre, 3 14-335
Teodosio l , A. 379-395
Marcos, 336
Magno Maximo, A. 383-388
Julio, 337-352
Flavio Vfctor, A. 387-388
Liberio, 352-366
Eugenio, A. 392-394
Damaso, 366-385
Siricio, 385-399
Imperia de Occidente
Anastasio, 399-401
Honorio, A. 393-395 Inocencio I, 401 -417
Constancio III, A. 421 Z6si mo, 4 17-4 18
BlBLIOGRi\FfA 311

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En la Bibliothèque augustinienne (a partir de 1941) se han publicado 15 volumenes prononcée dans un temps de famine et de sècheresse, J.-B. Drouet, Paris, 1839.
hasta la actualidad. Commentaire sur Isaïe, M. Roustan, Parfs, 1847. Éloge de sainte Gorgonie, M. Her-
Obras completas: J.-M. Péronne, P.-F. Escalle et al. , Oeuvres complètes, Paris, 1869- mann, Paris, 1856.
1878, con el texto latino de la edici6n de los Benedictinos de Saint-Maur: Lettres. Basilio de Seleucia, Homélies, S.C., l 972. Miracles de Sainte Thècle (véase la Collec-
Sermon sur la montagne. Questions sur les évangiles. Sermons. Sermons del Seu- tion grecque de miracles).
do-Agustfn (estos sermones han sido en parte atribuidos a Cesâreo de Arles, véase Calfni co, Vie d 'Hypatios, S.C., 1971.
P.L.S. 2). Sermon sur la persécution des Barbares. Livre sur les hérésies. La cité Celestino, papa, Obras, P.L., 50.
de Dieu. Cesâreo de Arles, Sermons ( 1-103 ), RR PP Bénédictins, Parfs, J 760. Sermons au peu-
Hay traducci6n castellana de las Obras completas de san Agustfn, ed. bilingüe, BAC, ple, S.C., 197 1- 1986. Otros sermons publicados en J.-M. Péronne, P.-F. Escalle et
Editorial Cat6lica, Madrid, 41 vols. al., Saint Augustin. Oeuvres complètes, Paris, 1869- 1878, en particular los vo!U-
Ambrosio de Milan, san, Lettres 1-9 1, Sermon contre Auxence, Parfs, 174 1. Tobie menes 19 y 20. Oeuvres monastiques, S.C. , 1988.
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l'aumône, À Démétrien, T hibaut, Oeuvres complètes, Paris, 1869.
* En esta Bibliograffa, hemos mantcnido las traducciones francesas de los autores antiguos Cirilo de Alejandrfa, Contre Julien, S.C., 1985, Homélies, P.C., 77.
por dos razones: la imposibilidad de sustituirlas en muches casos por las correspondientes ver- Cirilo de Jerusalén, Oeuvres, A. Faivre, 1844 (hay trad. cast.: Obras completas,
siones castellanas (bien porque no existen, bien porque no son accesibles) y porque en el texto se Apostolado Mariano, Sevi lia, 1990).
remite con cierta frecuencia a ediciones francesas cuya referencia aparece completa aqui. No obs-
Claudiano, Oeuvres complètes, Panckoucke, Paris, 1840.
tante, cuando sf se conoce la traducci6n castellana de una obra, se da entre paréntesis después de
Clemente de Alejandrfa, Les Stroma/es, V, S.C., 1981.
la francesa. (N. del e.)
312 CRISIS E INFLACIÔN BIBLIOGRAFfA 3 13

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INDICE ALFABÉTICO 329

Bareille, G ., 300 Cavalcanti, E., 300


Barnard, L. W., 244
0
Celestino, 114
Barrandon, J. N., 289, 297 Cérati, A., 29, 44, 233. 236, 237. 239. 240,
Basiano, 50 252, 26 1, 273, 287
Basilio de Cesarea, 35, 42-43, 48, 50, 75, 148, Cesarea de Capadocia, 50, 108
154, 155, 186, 192, 193, 224, 239, 254, Cesareo de Arles, 59, 63. 64, 65. 157, 202
255, 301 , 302 chamavo, 138
Bassale, J. Y., 237 Charbonnel, N., 235
Bastien, P., 8 1, 83, 90, 164, 165, 17 1- 172, Chastagnol, A., 233, 234, 235, 236, 237, 238,
, , 234, 258, 259, 260, 297, 298 239, 240, 245, 258, 260, 271 , 290, 291,
INDICE ALFABETICO Bathory, P. D., 251 298,307
Billeter, G., 292 Chilperico, 59, 297
Birmania, 216 Christophe, P., 300
Bitinia, 27, 70, 108 Churruca, J. de, 286
Abel, A. M., 237 234, 253, 254, 255, 256, 259; concilio de, Bizancio, 179, 237 Cfcico, 2 16
Acacio, 93 116 bizantinos, 14, 179 Cilicia, 2 10
adaeratio, 7, 29 Antonio, 107, 223 Blanchetière, F., 297 C inopolita, 133
Adesi, G., 265 Aquilea, 108 Bloch, M., 284, 285, 286 Cipriano, 152, 197
Âfrica, 46, 51, 52, 55, 57, 90, 109, 11 3, 119, arbitrios, 15 Boak, A. E. R., 35, 237 circunceliones, 113, 197
171 , 179, 210, 2 14, 233, 253, 254, 262, Arcadio, 58, 59, 111 , 112, 121, 122, 244, 256 Bogaert,R., 144, 146,291,295,296 Cirilo de Jerusalén, 193
274,280 Arce Martfnez, J., 295 boisa privada, 96 ciudades, 11, 69, 77, 84, 90, 107, 110, 111,
Âfrica del Sur, 288 Arianzo, 115 Bonifacio, 90 115, 118, 161 , 171, 172, 174, 177, 180,
africanos, 266 ariaratianos, 26 Bouvie r, B., 238 233-234, 252, 253, 255, 256, 257, 259,
Afrodisia, 84, 135, 169, 207, 208, 209, 2 10, Aristio Optato, 33, 35, 70 Bravo Castaneda, G., 233 260, 268, 275, 278, 282, 299; devoluci6n
305 Arist6fano de Corinto , 3 1 Brenot, C., 297 de las tierras do nadas a la Iglesia, 48; pro-
Agustfn de Hipona, 43, 62, 63, 64, 65, 66, 67, Arles, concilio de, 11 2, 15 1 Brigetio, 92 piedades de Antioqufa, 16; rentas bajo Cons-
106, 109, 11 2, 11 3, 114, 115, 125, 147, Armenia, 26, 39, 87, 109, 215 Brown, P., 243 tantino, 15, 233; rentas bajo Constantino II,
149, 151 , 154, 162, 167, 186, 187, 188, Arn1strong, G. T., 243 Brugière, M. B., 284 16; rentas bajo Juliano, 15, 16, 233, 242,
189, 190, 191 , 192, 193, 194, 195, 196, Arnobio de Sicca, 191 Bruun, P. M., 283 253-254
197, 202,224,280 arrianos, 50, 113, 114, 190 burgundios, 14 Claudio Il, 81, 83, 123, 206, 258
alamanes, 13 artesanos, 27, 108; de la construcci6n, 266; de clérigos, 20, 22, 33
alanos, 88, 89 los dominios territoriales, 266 clima, 12, 76, 139, 160-161, 172, 185
Alarico, 61 Asia, 24, 2 14 Calcedonia, concilio de, 1 12, 121 C6digo Justinianeo, 285
Alecto, 82 asistentes, 96; j efes, 96 Calcis, 140 C6digo Teodosiano, 18, 39, 177, 22 1, 222,
Alejandrfa, 3 1, 50, 58, 79, 154, 206, 207, 237, Atanasio, 278 Callu, J. P., 255, 289, 297 262, 285
242,247 Atenas, 85, 108, 186 cambista, 104, 145-147, 163 Coles, R., 290
alfareros, 20 Augusto, 155, 206 caminos, 27, 28 Colline t, P., 286, 287, 288
Allard, P., 120, 284, 285 Aureliano, 11 , 49, 79, 129, 130, 134, 163, Campania, 280 Collot, C., 273
amasianos, 26 169, 17 1,206, 207,208, 289 campesinos, 20, 25, 43, 95, 257 colonato, 41 , 106, 153, 17 1, 180, 183, 184,
Ambrosio de Milân, 37, 42, 43, 51 , 62, 64, 89, Aurelio Victor, 69, 7 1, 84 campo, 11, 69, 107, 118, 122, 172, 223, 255, 188
93, 11 2, 113, 114, 150, 151, 156, 167, 186, Ausonio, 85, 88, 108, 2 14, 260 256; amojonamiento, 35 colonos, 8, 20, 25, 36, 4 1, 78, 11 3, 120, 122,
187, 190, 192, 193, 223 autarqufa, 185 Capadocia, 26, 109, 186 125, 126, 165, 167, 179, 182, 184, 188, 239,
Amiano Marcelino, 49, 50, 75 , 119 autopragia, 4 1-42, 164, 184, 239 capitaci6n, 73 262,284,285, 286,288
Amida, 93 Autun, 26, 35, 104, 164, 252 Carausio, 45, 82 Comania, 26
Anastasio, 23, 166, 233 avaricia, 15 1 Cardascia, G., 288 comercio, 2 1, 22, 68, 185
Anatolio, 74 A vitaco, 108 caridad, 152, 187, 195 confiscaciones, 79, 164, 170, 175
Anazarbio, 15, 233 carpinteros, 20 Constancio II, 16, 3 1, 36, 48, 49, 57, 70, 71,
Ancira, concilio de, 46 Carres, 87 72, 73, 74, 79, 86, 87, 100, 108, Ill, 165,
Anderson, P., 299 bagaudas, 77, 170 Carrié, J. M., 18, 24, 126, 234, 235, 238, 288, 177, 178, 182,214,237,241 ,244,252,259
Andreu, J., 144, 290, 292 Bagnall, R. S., 237, 238, 282, 289 299 Constancio Galo, 47, 86, 108, 140
anona, 28-29, 170, 171 Balil, A., 279 Cartago, 39, 47, 14 1, 280, 290; concilio de, Constante, 57, 86, 1 11, 244
Antemio, 213 banca, 11 7, 144, 147, 295, 296 11 5 Constantino, 15, 18, 19, 2 1, 25, 26, 30, 31, 35,
Antin6polis, 38, 146 banqueros, 64, 65, 144, 145, 146, 154, 158, Cassimatis, G., 293 38, 43, 4~ 47 , 48, 5~ 53, 5~ 55, 56, 57,
Antioqufa, 16, 22, 23, 30, 31, 47, 52, 70, 74, 163, 191, 255, 290 catastros, 32-34, 41 , 69, 79, 162, 164, 170, 59, 60, 71 , 79, 84, 85, 86, 91, 92, 97, 98,
76, 87, 90, 94, 137, 139, 14 1, 148, 186, Baratte, F., 259, 306 17 1, 180, 236 104, Ill , 112, 11 3, 12 1, 15 1, 165, 167,
330 CRISIS E INFLACIÔN INDICE ALFABÉTICO 331

174, 175, 176, 177, 178, 2 10, 2 15, 216, dominio, 162; cu ltivos cspecializados en el feudocapitalismo, 182, 299 Gribomont, J., 304
223, 233, 239, 240. 243, 244, 252, 259, 107, 137, 162; extension del, 108, 109 ' feudoesclesiastico, 187 Griffe, E., 243, 245, 281. 282. 283
26 1, 279, 291, 298 donatistas, 47, 51, 1 13, 240, 242 Fichman, l F., 214 guardias, 96
Constantino Il, 86, 111 donativos, 64-65, 66, 8 1-94, 152, 163, 175, Fikhman, 1. F., 284 Guenther, R., 286, 299
Constantino Ill, 109, 2 13 178, 245-257, 258-26 1, 283; importe de fi 16sofos, 1OO Guey, J. , 304, 305
Constantinopla, 57, 71, 85, 109, 112, 114, los, 82, 83, 87 Finley, M. 1., 120, 239, 284
146, 171 , 176, 186, 261, 267, 278, 287, 29 1 Donato, 11 3 Firmo, 75, 254
contables, 37 Dumphy, W., 300 Flavio Lupo, 40, 238 Hahn, W., 260
Coulié, B., 283, 296 Duncan-Jones, R. P., 83, 236, 258 Florencio, 73 Halleux, R., 297
Countryman, L. W., 300 Dupont, C., 24 1, 285, 286, 287, 288 fol/is, 83, 234, 243, 264, 290; senatorial, 234 hambre, 12, 99. 147, 162, 255, 274
Courcelle, P., 43 Durliat, J., 157, 296 Forlin-Patrucco, M., 294 Hanson, R. P. C., 304
Courreau, J., 297 francos, 78 Harmant, L., 235, 284
Courtois, C., 288 Frank, T., 258 Haehling, R. von, 111 , 282
Courtois, Ch., 236 economfa monetaria, rcgrcsi6n de la, 179; véa- fris6n, 138 Heim, X. F., 249
Courtonne, Y., 235 se ta111bié11 lglesia Held, W., 233
Cracco-Ruggini , L., 294, 297 Éfeso, 17, 233, 234 Helena, 55
créditos, 115, 153 Efrén de Nisibina, 20 1 Gagé, J., 301 Helesponto, 26
Cris6rgiro, 19, 72, 98, 99, 162, 166, 183, 185, Egipto, 24, 36, 70, 82, 114, 201, 206, 215, Galacia, 87 Hendy, M.F., 261
235,252,263, 265, 270 285,290 Galerio, 33, 45, 184, 210 Herculia, 34, 237
cristianos, porcentaje de, 111 Elvira, concilio de, 112, 125, 15 1 Galia, 14, 25, 73, 74, 77, 78, 91, 110, 118, Hierapolis, 140
cuados, 261 embargos, 42 179,206, 211,214,265,276 Hilario de Poitiers, 124, 197, 201 , 283
culti vos especializados, 162 empobrecimiento, 106 Galicano, l 08 Hipatio, 12 1
enero, 234 Galieno, 49, 206 Hipona, 40
Engels, F., 299 Galio, 139 Hispania, 46, 109, 266, 276, 278, 280
Dagron , G. , 246, 26 1, 287 Elliot, T. G., 265 Galot, J., 247 Hollard, D., 289, 298, 304
d61matas, 253 epidemias, 12, 99, 1OO ganaderia, 12, 11 5, 160, 161, 162 Honorio, 51, 58, 104, l 1 1, 1 13, 244, 256, 257,
Danubio, 88, 11 8, 119, 214 Epifanio, 146 Ganshof, F. L., 286, 288 273
Decencio, 86 escitas, 1 18 Gangres, concilio de, 122 Hudry, M., 306
Decret, F., 285 esclavitud, 27, 42, 106, 118, 120, 153, 161 , Gaudemel, J., 111 , 235, 236, 239, 243, 244, Humbert, M., 239
decuriones, 2 1, 97, 102, 112 182, 183, 284-285 248, 28 1, 282, 285, 286, 288, 299 hunos, 13, 78, 89
Déléage, A., 34, 44, 79, 236, 237, 238, 239, esclavos, 32, 11 8, 11 9, 120, 12 1, 122, 124, Gaza, 210
291 125, 126, 179, 188, 277, 285, 299 Gelasio, 116, 122, 151
Delmaire, R., 235, 259, 26 1, 282 estatera, 38 Geminio Félix, 125 Iglesia: administraci6n, 11 6- 117; confiscaci6n
Demougeot, E., 26 1 Estil ic6n, 52 Genserico, 90 de oro, 48, 50, 5 1; confiscaci6n de tierra,
Demougin, S., 235 Estrasburgo, 91 Germ6n, 6 1, 246 48; devoluei6n de bienes, 55-56; devoluci6n
Depeyrot, G. , 234, 258, 279, 289, 298, 304, etfopes, 1 18, 2 15 Giacchero, M., 290, 294 de donaciones, 57-58; inversi6n a largo pla-
305, 306, 307 Eudoxio, 90 Giardi na, A., 233 zo, 11 5; legalizaei6n de las donaeiones, 56,
Desanges, J., 305 Éufrates, 270 Giet, St., 295, 300 58, 112; limitaciones a la economfa mone-
Descombes, F., 249 Eugenio, 46, 76, 89, 178 Gild6n, 51, 242 taria, 125-126, 153; privilegios, 99; relaci6n
deudas,40,49, 50, 74, 78, 102, 119, 121, 147- Eumenio de Autun, 12, 1OO, 258 Giliberti, G., 286 con latifundistas, 63, 120, 126, 168, 186;
150, 152, 153, 154, 155, 16 1, 182, 209, e uquitas, 191 gobernadores, ayudantes de, 96 subcontrataci6n de la adminislraci6n, 115,
2 10, 239,253, 255, 274, 276, 278, 292, 293 e ustatianos, 12 1 Godel ier, M., 295 116; totalitarismo, 1 13; véase también eco-
Diadoco de Foticea, 149 Eutropio, 59, 72, 86, 104 godos, 13, 19, 76, 78, 88, 11 8, 146, 2 14, 215, nomfa monetaria, regresi6n de la; templos,
Didimo, 34 Evragio P6ntico, 195 275, 277, 280 destrucci6n de; vasos, destrucci6n
didracma, 40 Exuperio de Toulouse, 85, 93 Goffart, W., 299 ll iria, 20, 25, 74. 93, 214, 254, 265, 266
diezmo, 62-64, 187 Gonzalez Blanco, A., 286 lllyricum, 73
Dili, S., 283 Goody, J., 298 lmamovic, E., 306
Diocleciano, 11 , 25, 30, 32, 33, 34, 38, 41, 43, Fabre, P., 125, 288 Gorgonia, 66 Imbert, J., 120, 285, 288
45-46, 52, 69, 79, 81, 82, 83, 87, 9 1, 114, Fasiori, 1., 248 Graciano, 18, 76, 88, 1 1 1, 134, 254 impuestos: bajo los visigodos, 14; base tribu-
118, 122, 129, 130, 137, 139, 160, 162, Faure, E., 236 Gregorio, 1 14, 193 taria, 32, 34, 35. 70. 160, 162, 164, 170,
163, 167, 169, 170, 171, 172, 173, 174, Fausto de Bizancio, 50 Gregorio de Nisa, 151 , 152, 186, 192 172; conversi6n de las tasas, 43-44; exen-
180, 183, 207, 209, 2 10, 2 12, 2 13, 226 , Fernandez Nieto, F. J., 306 Gregorio de Tours, 59 ei6n, 20-2 1, 235, 253, 254, 256; exenci6n
234,236,240,244, 26 1, 298 fe udal, 179, 182, 286 Gregorio Magno, 125 en tierras de los v6nclalos, 90; fusi6n de
Doignon, J., 303 feudalidades, 257 Gregorio Nacianceno, 48, 62, 64, 74, 75, 11 5, sueldos por libra de oro, 36, 37, 238, 269;
Domicio Domiciano, 82 feudalismo latifondista, 166 121-122, 150, 156, 157, 186, 192, 195, 283 gastos de recaudaci6n, 42; pago, 24, 25, 26,
a:;

332 CRISIS E INFLACIÔN INDICE ALFABÉTICO 333


39; pago e n especies, 38; véase 1a111bié11 Lacedemonia, 108 Marx, Karl , 288, 299 Orfito, 88
anona; pago en metal, 28, 268; pago en mo- Lactancio, 32, 33, 45, 46, 69, 104, 171 , 197, Matroye, F., 305 oro coronario, 18, 74 , 174, 253
nedas, 29; pago en oro, 18, 19, 23, 24, 26, 209,299 Mauritania, 118 oro senatorial, 234
29, 36, 37, 7 1, 72, 147, 170, 174, 175, 176; Lael, S. J. de, 233 Maximiano, 81, 82, 83 Osroena, 24
presi6 n, 13, 25, 45 , 79, 162, 164, 166, 172, Lalle mand, J., 236, 237, 238 Maxi miano Hé rc ules, 45 , 46, 82 Ostia, 242
253, 255, 256, 257; rec ibos, 37; remisi6n, Lapicki, B., 287 Maximian6polis. 79. 210 Oxirrinco, 16, 25. 133, 156, 234. 284, 290
74 , 76 , 164, 253, 254, 257; tasa de percep- latifundistas, 63, 125, 126, 178, 179, 184, 185, Maximino, 70. 84
c i6n, 36, 39; tasas pagadas e n oro, 43, 44; 187, 188, 241 , 279; modelo social, 22; re- Maximo, 22, 89, 132, 177, 178, 242, 256
transporte de oro, 37, 223 caudadores, 4 1; relaciones con la Iglesia, Maximo, edic to de l, 69, 11 8, 130, 138- 139, Pacato, 89
lndia, 306 63; tasaci6n de prec ios, 137 169, 207, 208, 209, 2 10, 290 Pacomio, 12 1, 2 11
inflaci6n, 163, 165, 167, 178, 181, 182 Le Blan!, 297 Mazza, M., 304 palacio imperial, miembros del , 96
Interamma Lirenas, 2 1, 162 Lebedev, G. E., 285 Mazzarino, S., 7, 8, 29, 44, 233, 239, 298 Palanque, J. R., 28 1, 300
intereses, 148, 149, 150, 151. 152, 155, 156, Le6n !, papa, 60, 61 , 11 2, 122, 152 médicos, 3 1. 100, 267 palatinos, 96
157, 179, 296 Le6n 1, c mperador de Oriente, 11 8, 284 Mei llassoux, C., 286, 288 Palesti na, 55, 90
invasiones, 13-14, 93, 136, 158, 160, 161, Lepelley, C., 238, 300 Melania, 61, 109, 150, 164, 195, 246, 280 ; Pallasse, M ., 239, 287
168, 169, 171, 180, 186 Leschi, L., 288 véase ta111bié11, Piniano Pamaquio, 125
lsauria, 24 Lesne, E., 285 Me lania la Joven, 113 panaderos, 99, 268, 287
isaurios, 13 Lex Ma11cia11a, 120 mendigos, 35, 41 Pan6polis, 87
Italia, 19, 33, 69, 158, 165, 170, 254, 262, ley (del oro), 146, 224 mesalianos, 191 Paschould, F., 307.
265,276, 280 Libanio, 16, 21, 22, 30, 31, 36, 41 , 46, 76, 86, Mesia, 24 patronato, 106, 11 7-1 18, 284
87, 100, 102, 105, 108, 117, 124, 137, 141, Meslin, M., 300 Pau lino de Nola, 61, 112, 113, 246
149, 165, 193, 2 16, 287, 305 Mesopotamia, 87, 91. 261 Paulino de Pella, 1 10, 280, 28 1
Jacques, F., 298 Liber po111ijica/is, 56, 59-61 metrologfa, 102, 182 Pedro de Sebaste, 186
Jer6nimo, 63, 115, 146, 15 1, 20 1 Licinio, 35, 46, 52, 53, 56, 70 , 7 1, 84 , 92, Mickwitz, G., 7, 29, 44, 233, 239, 296 Pe lagia, 107
Jerusalén, 35, 49, 56, 148 176, 178, 207, 2 16, 240, 26 1, 279 Milan, 8 1, 114, 149, 165, 171 , 188, 258 pclagianos, 197
Johne, K. P., 288 Lidia, 276 minas, 72, 150, 174, 2 10, 211, 214, 253; per- Pelagio, 187, 195
Johnson, A. C., 236, 237, 285, 296 Liebeschuetz, J.H. W. G., 290, 305 sas, 306 percepciones, 166
Jones, A. H. M., 9 1, 104, 252, 258, 261, 268, limosna, 192, 303 monedas de cuenta, 156 Perrat, C., 288
273, 286 Litorio, obispo de T ours, 58, 111 monetarios, 102, 27 1, 284 persas, 36, 46, 47, 72, 87, 175
Jonkers, E. J ., 285 Lo Cascio, E., 285 Monier, R., 288 Persia, 2 15
Joviano, 57-58, 88, 111 , 244, 260 Lot, F., 236, 239 Morabito, M., 284 pesos y medidas, 269
Juan Casiano, 63, 2 15 Louis-Lucas, P., 273 Morrisson, C., 297, 305 Peti t, P., 16, 30, 234, 236, 237, 252, 290
Juan Cris6stomo, 65, 66, 93, 94, 107, 11 0, Lupiciano, 59 Mousnier, R., 273 Phaeno, 2 10
116, 117, 124 , 125, 146, 153, 154, 155, Mrozeck, St., 295 Pietri, C., 243, 282
186 , 188, 190, 194, 222 Mylasa, 16, 233, 238 Piganio l, A., 233, 237
Juan de Chipre, 190 MacMulle n, R., 11 8, 243, 258, 26 1, 285, 287 Piniano, 109, 150 ; véase también Me lania
Juan de Lidia, 83, 172, 258, 26 1 Macedonia, 19, 176, 2 14, 256, 264 Pirisabora, 87, 88, 260
Juliano, 13, 15, 16, 23, 31, 36, 48, 50, 52, 56, Macrina, 46, 107, 109 , 240, 279 Nabot, 187 Plassmann, O., 249, 250
57, 7 1, 72-74, 79, 84, 85, 86, 87, 88, 9 1, Macrina la Joven, 186 Narbona, 11 0 plata, 177
100, 104, 108, 111 , 137, 140, 165, 176, Maes, B., 294 navegantes, 20, 99, 100, 235, 267 poblaci6n, 12; descenso de la, 91, 162, 286;
2 14, 233, 237, 24 1, 243, 252-254, 259, 26 1 Magnencio, 47, 48, 86, 91 , 24 1, 26 1 Neocesarea del Ponto, 186 escasez de, 27, 68, 179, 183, 26 1; manteni-
Julio, 152 Magno Maximo, 51, 164, 2 13 Nepotiano, 86, 247 miento de la, 34
jurisdicci6n episcopal, 1 12 Maiozamalcha, 88 Nicea, 294; conc ilio de, 46, 15 1, 152 pobres, 20, 35, 183, 184, 187, 188, 189, 190,
j usti ficac i6n de las riquezas, 65, 187 Majencio, 46, 47, 84, 91 , 92, 176, 240, 259, Nicomedia, 2 16 198, 199,201 , 202,237, 247, 248, 249, 299
Justiniano, 41 26 1 Nilo de Ancira, 191. 195. 20 1 Poirier, J ., 297
Malalas, 57, 70, 7 1, 210, 235, 254 Nîmes, 11 0 Ponto, 24. 118, 119, 2 14, 2 15
Maloney, R. P., 293, 294 Noethlichs, K, L., 298 Porfirio, 109, 190
Kaplan, M., 166, 297 maniqueos, 5 1, 187, 193 P6stumo, 206
Keaveney, A., 282 Marciano, 104 Prachrier, G., 299
Kehoe, D. P., 286, 287 Marconc, A., 286, 289 Odoacro, 58, 90, 260 prccios, 165, 181 , 182; control, 30; forma-
ke11té11aria, 90 Marcos, 59, 60 oficinas administrativas, 96 ci6n, 162- 163; subida, 165
Klein, P. W., 299 Ma rini, G. , 245 Olimpia, 6 1, 246 préstamos, 66, 125, 144, 247, 152, 153, 154,
Kopcek, T ., 298 Marrou, H. J., 245 Olimpiodoro, 11 0 155, 156, 182, 187, 292, 295, 296; de pro-
Krause, J. U., 284 Marsella, 162, 280 Optato, 197 duc tos, 152
Kotu la, T., 242 Martin, J ., 300 O range, conc ilio de, 122 priscilianistas, 5 1
CRISIS E INFLACIÔN INDICE ALrABÉTICO 335
334
Sime6n el Esti lita, 62 Tracia, 19, 24, 25, 93, 253. 255 Vestales, 51, 147, 242, 255
Probo, 75, 108, 254, 280
simonfa, 105, 116 transferencias de dinera, 146, 157-158 Vetranio, 57, 86, 244
Procopio, 49, 50, 88, 178, 215, 260
Simplicio, 11 6 Tréveris, 176. 186 Veyne. P .. 286
profcsorcs, 3 1, 1OO, 267; de pintura, 20, 235
Sinaf, 162 Victorino, 197
Pr6spero de Aquitania, 197
Sinesio, 39, 11 8 Vilar, P., 295
pue ntes, 27, 28
Siria, 253 usura, 22, 66, 115, 149, 150, 15 1, 153. 154, villa. 1 1- 12
sirios, 152 187, 277, 284, 293, 294 vinas, 108, 1 10
Siscia, 178, 207 usureros, 104, 125, 151, 152, 288 visigodos, 13, 14, 9 1, 11 9, 179, 261
Raskol ni kov, M., 284
Sixto, 60 viuda de los 6bolos, 66, 100, 187, 262, 267
Ravena, 165
Sodini, J. P., 279 Viviana, 14, 76
recaudadores, 102, 263; de tasas, 96
soldados, 24, 25, 26, 29; escasez de, 29, 9 1, vadianos, 191 Vogler, C., 252
rcgistros, 34-35, 122, 148, 164, 170, 183, 237,
97, 255, 26 1 Valente, 18, 49, 50, 75, 88, 111 , 214, 216, Vogüe, A. de, 303
269,293
Sozome no, 56, 57, 7 1 237,242, 254, 255,260,276
Reinhold, H., 298
Sperber, 296 Vale ntiniano 1, 17, 18, 36, 38, 49-50, 52, 62,
Retia, 89 West, L. C., 236, 217. 285 , 296
Spinosi, C., 304 75, 88, 91, 111, 149, 178. 215, 218, 241 ,
revueltas, 13, 17 1, 256; rurales, 34
Spooner, F. C., 305 242, 244, 254, 260, 26 1, 275 Wherli, C., 238
Rey-Coquais, J, P., 279
Stanojevic, O., 292 Valentiniano JI, 18, 43, 89, 11 1, 260 Wi lliams, S., 298
Rin, 87, 118, 175
Stein, E., 235, 239 Valentiniano lll , 19, 58, 111 , 11 3, 121, 125, Wipszycka, E., 282, 283
Roma, 71, 87, 171. 206, 247, 267, 270, 280,
Stojcevic, D., 286 2 13, 214, 257 Worp, K. A., 289
287
Strauss, J. A., 284 Van Berchem, D., 298
R6mu lo, 90
sueldos, solidi, 174, 175, 177; baja de la coti- vândalos, 13, 14, 61, 78, 90, 179, 261, 281
Rouche, M., 237 Yannopoulos, P. A., 297
zaci6n de los, 132, 289; creaci6n de, 53, Vannes, 11 0
Rougé, J., 299 Youtie, H. C., 237
174-175; importanc ia del oro para, 174-1 75; vasos, 107; destrucci6n de, 51, 93, 114, 146,
Rouillard, G., 237, 239, 284
Rousselle, A., 282 reducci6n del peso de los, 48, 2 17; usura, 179, 242
216; valor en bronce de los, 28, 2 10 venta: de cargos, 40, 89, 104, 260, 273, 275;
Rozwodowsk, W ., 296
de niiios, 42-43, 11 9, 182, 239 Zen6n, 104, 125, 273
Rufino, 76, 104,275,276 suevos, 13
superfi cie agrfcola, 12 Vera, D., 279, 289, 291 Z6simo, 3 1, 75, 76, 85, 89, 119
Rutilio Namaciano, 223, 224

Saint-Étienne de Lyon, 110 tablillas Albertini , 125


Saintes, 76 Tagaste, 186
Salo monson, J. W., 258 Taj o, 223
Sal viano, 77 , 80, 104, 107, 1 15, 125, 182, Tarragona, conc ilia de, 13 1
190, 19 1 Taurus, 24
sarracenos, 88 Tecla, 59
Saumagne, C., 286, 287 T emistio, 182
Schuller, W ., 268 te mplos: destrucci6n de, 28, 48, 49, 5 1, 52,
Sebastiân, 107 56, 57, 58, 60, 85, 174, 223, 24 1, 244, 245,
Seeck, 280 279; reconstrucci6n de, 48
Segré, A., 9 1, 142, 26 1 Teodoreto de C iro, 12, 43, 63, 76, 148, 164,
Semenov, L. E., 300 193, 194, 199, 257
Sentius Redemptus, M., 21, 162 , 235 T eodorico, 76, 90, 158, 179, 2 16
servicios secre tos, 96 Teodosio, 29, 5 1, 52, 58, 76, 89, 91, 104, 111 ,
Seston, W., 236, 298 164,244, 260, 26 1, 277
Severino, 93 Teodosio Il, 19, 29, 58, 90, 104, 111 , 11 3. 191
Shelton, J. C., 296 terremotos, 17, 16 1, 234
Sicil ia, 262, 28 1, 292 Tesalia, 256
Sida de Panfilia, 191 tetrarcas, 46
Sidonio, 58, 59 tierras abandonadas, 95, 98, 162, 164, 262
Sidonio Apolinar, 78, 108, 152, 156, 157 Tipasa, 255
siervos, 179, 183 Tiro, 108, 146
Sijpestij n, P . J., 296 Tisame no, 38
Silvestre, 59, 60 Tobfas, 187
Sfmaco, 18, 4 1, 42, 5 1, 108, 109, 11 0, 11 8, Toulouse, 14, 76
132, 144, 145, 147, 154, 222, 280, 291 Tours, 11 0
,,
INDICE

lntroduccion 7
1. Las condiciones naturales . 11
1. La ocupaci6n del suelo 11
2. Las invasiones 13
2. Los impuestos segun los textos . 15
l. Los recursos de las ciudades 15
2. El oro coronario . 18
3. El oro senatorial . 18
4. El oro de los comerciantes 19
5. 1àsa del caballo . 23
6. Tasa de vestidos militares . 24
7. La capitaci6n 25
8. La pretura 26
9. Los servicios obligatorios 27
10. Tasas diversas 28
11. La anona 28
12. Las liturgias . 30
3. La percepcion fiscal 32
1. Los catastros y registras 32
2. El método de recaudaci6n 35
4. Las confiscaciones 45
1. Confiscaciones y botines de guerra 45
2. Las confiscaciones: teorla 52
5. LA exaccion eclesiâstica 54
1. Las donaciones 55
2. El diezmo 62
3. Las limosnas 64
22. DEPEYROT
338 CRISIS E INFLACIÔN INDICE 339

6. El peso de los impuestos 68 13. la moneda y la sociedad . 160


1. Las fuentes . 68 1. Elementos estructurales: la crisis de los ren~imi~nto~ . 160
2. Hacia un balance 79 2. L.a ~·ormaci6n de los precios: el pape! de los interme~
d1anos . . . . . . . . . . . 162
81 3. El enriquecimiento: donativos y deducciones, inflaci6n 163
7. Los donativos .
1. Los donativos imperiales . 81
91
J4. la moneda y la evoluci6n social 167
2. La importancia de la evoluci6n del ejército
93 1. Los motores de la evoluci6n 167
3. Los donativos de la Iglesia
94 2. La evoluci6n estatal . 169
4. Los donativos privados
3. La evoluci6n social 180
4. La evoluci6n eclesias~ica : 185
8. los privilegios en el «C6digo Teodosiano » 95
1. Propiedades territoriales 95 Conclusion 204
2. La administraci6n 96
3. El ejército 97 Anexo: El sistema monetario y su evoluci6n 205
4. Las religiones 98
5. Los gmpos profesionales utiles al imperio 99 Complementos . . . . 233
6. Las medidas que afectaban a los proscritos 100 Datas cronol6gicos y técnicos
100 308
7. Privilegios varios Bibliograffa 310
indice alfabético 328
9. Corrupci6n y malversaciones 101
1. La corrupci6n de los administradores en e l C6digo Teo-
dosiano . 101
2. La represi6n . 103
3. Testimonios literarios sobre Jas malversaciones . 103

10. la sociedad desigual: fortunas y nuevos conjuntos sociales 106


1. Las fortunas privadas . 106
2. La fortuna de la Iglesia . 110
3. Estructuras sociales nuevas y antiguas . 117

11. Los precios 127


1. La formaci6n de los precios 127
2. La formaci6n de los precios en e l Bajo Imperio: teorfa 134
3. La polftica de precios: las tasaciones 136

12. la banca y el préstamo 144


1. Generalidades 144
2. Los cambistas 145
3. Los préstamos 147
4 . Los <~udfos» . 159
Esta obra,
publicada por CRfTICA,
se acab6 de imprimir en los talleres
de Hurope, S.L., de Barcelona,
el dfa 20 de enero de 1996

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