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Unidad 3
Unidad 3
Los sistemas electorales generan tendencias, es decir, siempre que encuentren un contexto
histórico – político favorable. La historia política reciente, el sistema de partidos existente, la
cultural electoral y política en general son factores que interactúan con el sistema electoral, de
modo que podrían potenciar o anular sus efectos. Así, los efectos finales de un sistema electoral
en un país determinado en un momento determinado de su historia, dependen tanto del contexto
específico como del sistema electoral. No es un hecho neutral o sin consecuencias el seleccionar
un tipo de sistema electoral en vez de otro, pero esas consecuencias nunca dependen del sistema
electoral por sí solo y, por otra parte, el contexto limita también las opciones en cuanto a las
modificaciones que podrían hacerse al sistema electoral.
Dentro de este dilema de la política contemporánea, los sistemas electorales mayoritarios tienden
a privilegiar la gobernabilidad en desmedro de la representatividad; mientras que los sistemas
proporcionales tienden a privilegiar la representatividad a riesgo de la gobernabilidad. Al utilizar el
principio de representación como criterio para la clasificación de los sistemas electorales la
fórmula electoral no es ya suficiente para definirlos como mayoritarios o proporcionales. Para
hacerlo debemos tomar en cuenta tanto las fórmulas electorales como el tipo de circunscripción
electoral utilizadas. En el análisis de un sistema concreto debe incluirse también en el análisis el
contexto político; sin embargo, tratándose éste de un estudio general, sin referencia a un sistema
político concreto, consideraremos solamente la fórmula electoral y el tipo de circunscripción. No
obstante, se pueden utilizar fórmulas electorales mayoritarias, proporcionales o una combinación
de ambas. En cuanto a la circunscripción electoral el aspecto crucial es el número de cargos que se
distribuyen, como promedio, en cada una de ellas y la existencia o no de una única o segunda
distribución de escaños a nivel nacional.
Con base a estos aspectos básicos de los sistemas electorales podría indicar las características de
los sistemas mayoritarios y proporcionales más comunes, haciendo referencia a sus consecuencias
políticas potenciales.
Mientras mayor sea la proporcionalidad del sistema, mayor será su representatividad, pero menor
será la posibilidad de que el gobierno cuente con una mayoría parlamentaria o con facilidad para
lograrla mediante acuerdos estables. Por ello la tendencia moderna y, la que parece más
aconsejable, es la de procurar un equilibrio entre representatividad y gobernabilidad mediante la
introducción de mecanismos que eviten el fraccionamiento excesivo del parlamento. Estos
mecanismos pueden ser la utilización de circunscripciones medianas, no excesivamente grandes;
realizar simultáneamente las elecciones presidenciales y las parlamentarias, no realizar una
distribución nacional compensatoria o establecer las llamadas barreras electorales. Estas consisten
en exigir un porcentaje determinado de votos para que un partido pueda participar de la
distribución proporcional de los cargos en la circunscripción nacional. Verbigracia, en Argentina
exige que el partido alcance el 3% del padrón electoral.
El tipo de fórmula electoral es el de la mayoría absoluta o especial con dos vueltas. Esta fórmula
exige para obtener la presidencia de la República en la primera elección que el candidato ganador
haya alcanzado una mayoría absoluta, por consiguiente, en Argentina resulta electo quién supere
el 45% de los votos en la primera vuelta, o en su defecto alcance el 40% siempre que tenga una
diferencia de 10 puntos de porcentaje sobre el segundo. Teniendo en cuenta esto, podemos
hablar de un sistema electoral de elecciones mayoritarias mixtas, una parte simultáneas y otra
parte separadas, requiere mayoría especial, inferior al 50% más uno: nuestro país exige para ganar
en la primera vuelta más del 45% de los votos válidos, o al menos 40% de los votos válidos y una
ventaja de 10 puntos de porcentaje sobre el siguiente.
Los países con congresos bicamerales son aquellos con estructura federal: Argentina con
legislatura bicameral ( elige, por lo tanto, cámara de diputados y cámara del senado).