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En su resolución del 27 de noviembre de 2003, la Corte consideró que el Estado
había dado cumplimiento a la mayoría de las medidas ordenadas. Resolvió mantener
abierto el procedimiento de supervisión de cumplimiento de sentencia respecto de la
obligación de investigar, juzgar y sancionar a los responsables de las violaciones a los
derechos humanos. Requirió al Estado que presente un informe de cumplimiento a
más tardar el 1 de abril de 2004.
Significado del caso:
La Corte Interamericana se pronunció, por primera vez, sobre la obligación de los
Estados de adoptar medidas especiales de protección a favor de los niños y para su
interpretación recurrió a la Convención Internacional de los Derechos del Niño. Sin
embargo, la interpretación que realiza no precisa adecuadamente los contornos del
derecho. Además, conceptualiza el derecho a la vida en un sentido integral el cual
abarca tanto no ser privado de ella arbitrariamente como el acceso a condiciones que
garanticen una existencia digna
UNIDAD 2:
ALMONACID ARELLANO Y OTROS VS. CHILE–Sobre control de convencionalidad
Foro
Corte Interamericana de Derechos Humanos
Naturaleza del caso:El caso se refiere a la responsabilidad internacional del Estado
por falta de investigación y sanción de los responsables de la ejecución extrajudicial
de Luis Alfredo Almonacid Arellano, así como a la falta de reparación adecuada a
favor de sus familiares.
1. El 11 de julio de 2005, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 50 y 61
de la Convención Americana, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en
adelante “la Comisión” o “la Comisión Interamericana”) sometió ante la Corte una
demanda contra el Estado de Chile (en adelante “el Estado” o “Chile”), la cual se
originó en la denuncia número 12.057, recibida en la Secretaría de la Comisión el 15
de septiembre de 1998.
2. La Comisión presentó la demanda en este caso con el objeto de que la Corte
decidiera si el Estado violó los derechos consagrados en los artículos 8 (Garantías
Judiciales) y 25 (Protección Judicial) de la Convención Americana, en relación con la
obligación establecida en el artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la
misma, en perjuicio de los familiares del señor Luis Alfredo Almonacid Arellano.
Asimismo, la Comisión solicitó a la Corte que declare que el Estado incumplió con la
obligación emanada del artículo 2 (Deber de adoptar disposiciones de derecho
interno) de la Convención.
3. Los hechos expuestos por la Comisión en la demanda se refieren a la presunta
falta de investigación y sanción de los responsables de la ejecución extrajudicial del
señor Almonacid Arellano, a partir de la aplicación del Decreto Ley No. 2.191, ley de
amnistía, adoptada en 1978 en Chile, así como a la supuesta falta de reparación
adecuada a favor de sus familiares.
4. Además, la Comisión solicitó a la Corte Interamericana que, de conformidad
con el artículo 63.1 de la Convención, ordene al Estado que adopte determinadas
medidas de reparación indicadas en la demanda (infra párr. 139). Por último, solicitó
a la Corte que ordene al Estado el pago de las costas y gastos generados en la
tramitación del caso en la jurisdicción interna y ante los órganos del Sistema
Interamericano de Protección de los Derechos Humanos.
Luis Almonacid fue asesinado en 1973. Pero el caso llevado antela Corte no es
por el homicidio, sino por la denegación de justiciaEl Estado de Chile se defendió en
tres excepciones, la primera, esque el asesinato había ocurrido antes de que Chile
ratificara la competencia de la Corte Interamericana en 1990. La Corterechazo ese
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punto, ya que en el proceso judicial, con .posterioridad al 90, se habían llevado a
cabo decisiones judicialesque implicaban denegación de justicia, en particular desde
1996
La segunda excepción de la defensa era que había violaciones detrámite ante la
Comisión, y que había plazos que no se había respetado según alegaba el Estado
Chileno. La Comisiónresponde detalladamente y rechaza ese punto de reclamo.
La tercera excepción de la defensa del estado chileno, el cual fuereferido en los
documentos pero no fue presentado formalmente,la Comisión estimo sin embargo
que iba a responderlo. Se rea que los familiares no habían agotado todos los recursos
legalen el país. La Comisión estimo que ese puntoexpresado inicialmente por el
Estado Chileno, por lo tanto podía incorporarlo tardíamente a su defensa.
Derechos violados: Artículo 1 (Obligación de respetar los derechos.) , Artículo 2
(Deber de adoptar disposiciones de derecho interno) , Artículo 25 (Protección
Judicial) , Artículo 8 (Garantías Judiciales)
Hechos: -Los hechos del presente caso se desarrollan en el contexto del régimen
militar que derrocó el gobierno del entonces Presidente Salvador Allende en 1973. La
represión generalizada dirigida a las personas que el régimen consideraba como
opositoras operó hasta el fin del gobierno militar.
- Luis Alfredo Almonacid Arellano era profesor de enseñanza básica y militante del
Partido Comunista. El 16 de septiembre de 1973 fue detenido por carabineros
quienes le dispararon, en presencia de su familia, a la salida de su casa. Falleció al
día siguiente.
- En 1978 se adoptó el Decreto Ley No. 2.191, mediante el cual se concedía amnistía
a todas las personas que hayan encurrido en hechos delictuosos entre 1973 y 1978.
Debido a esta norma no se investigó adecuadamente la muerte del señor Arellano ni
se sancionó a los autores del hecho.
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FALLO FIBRACA C/ SOCIEDAD MIXTA SALTO GRANDE: (1993)
Hechos: La empresa contratista FIBRACA llega a CSJN, a través de la interposición de
recurso extraordinario, que ya había sido rechazado por improcedencia jurisdiccional, en
segunda instancia. La creación de la Sociedad Mixta de Salto Grande, había sido fruto de un
tratado binacional llevado a cabo por la República Argentina y la República Oriental del
Uruguay, ajustado a derecho de acuerdo a la Convención de Viena del Derecho Internacional
de los Tratados y firmado y ratificado por nuestro país por ley 21756 de nuestro derecho
interno, y que fijaba como jurisdicción para cualquier tipo de reclamo administrativo o legal
(inmunidad legal ante el derecho nacional interno), a la Comisión Mixta.
Fallo de la CSJN: la CSJN desestima por unanimidad el recurso extraordinario por
improcedente, argumenta la falta de razón en el argumento de la demanda por “privación de
derecho”, ya que el mismo existe, pero no en donde se recurrió, sino en los Tribunales
Arbitrales Internacionales, convenido por los Estados firmantes del tratado
EKMEKDJIAN c/ SOFOVICH
En este fallo la Corte Suprema resolvió de manera contraria como la había resuelto
en la causa Ekmekdjian c/ Neustad.
El sábado 11 de junio de 1988 el señor Dalmiro Sáenz, en el programa televisivo de
Gerardo Sofovich, expresó todo un largo discurso con palabras verdaderamente
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ofensívas, irrespetuosas y blasfemas sobre Jesucristo y la Virgen María. Miguel
Ekmekdjian al sentirse profundamente lesionado en sus sentimientos religiosos por
las frases de Sáenz, interpuso una acción de amparo dirigida al conductor del ciclo
televisivo para que en el mismo programa diera lectura a una carta documento que
contestaba a los supuestos agravios vertidos por Sáenz. Ante la negativa del
conductor del programa a leer la carta documento, Ekmekdjian inició un juicio de
amparo fundado en el derecho a réplica basándose para ello en el Art. 33 de la
Constitución Nacional y en el Art. 14 del Pacto de San José de Costa Rica.
El juez de primera instancia rechazó la demanda con los mismos argumentos
empleados por la Corte Suprema al resolver en la causa Ekmekdjian c/ Neustad, “no
tiene derecho a réplica por no haber mediado una afectación a la personalidad”. “el
derecho a réplica no puede considerarse derecho positivo interno porque no ha sido
aún reglamentado”. La cámara de Apelaciones resolvió en este mismo sentido. Como
consecuencia el actor dedujo recurso extraordinario ante la Cámara el cual no fue
concedido, esto motivó la queja por denegación del recurso ante la Corte Suprema.
La Corte hace lugar a la queja declarando procedente el recurso
extraordinario, entendió que debía pronunciarse por tratarse de una cuestión federal
en cuanto se cuestionaban cláusulas de la Constitución Nacional y del Pacto de San
José de Costa Rica.
Deja establecido que el derecho a réplica integra nuestro ordenamiento jurídico,
sobre este punto la Corte resuelve de manera opuesta a como lo había hecho años
atrás en la causa Ekmekdjian c/ Neustad. Interpretó que al expresar el Pacto de San
José de Costa Rica, Art. 14, “en las condiciones que establece la ley” se refiere a
cuestiones tales como el espacio en que se debe responder o en qué lapso de tiempo
puede ejercerse el derecho, y no como se consideró en el caso antes mencionado, en
el que el a quo interpretó que esa frase se refería a la necesidad de que se dictara
una ley que estableciera que el derecho de réplica fuera considerado derecho
positivo interno.
Por lo tanto, el derecho a réplica existe e integra nuestro ordenamiento
jurídico, sin necesidad que se dicte ley alguna.
Para ello la Corte se basó en el Art. 31 de la C.N. y en lo establecido por la
Convención de Viena sobre el derecho de los tratados, donde se confiere primacía al
derecho internacional sobre el derecho interno.
Consideró la Corte que el actor estaba legitimado para actuar por verse
afectado profundamente en sus sentimientos religiosos, el Sr. Dalmiro Sáenz
interfirió en el ámbito privado del Sr. Ekmekdjian conmoviendo sus convicciones más
profundas, lo que implica un verdadero agravio a un derecho subjetivo.
En consecuencia la Corte resolvió hacer lugar al derecho a réplica ordenando la
aclaración inmediata y gratuita en el mismo medio, y fue así que se condenó a
Gerardo Sofovich a dar lectura a la carta documento en la primera de las audiciones
que conduzca.
Los Dres. Petracchi, MolinéO´connor, Levene y Belluscio, hacen lugar a la
queja, declaran admisible el recurso y confirman la sentencia apelada.
Se implementa el derecho a réplica sin una ley que lo autorice. Se evitan
abusos de la libertad de expresión. Se reconoce prioridad al derecho internacional
sobre el derecho interno. Se establece que las garantías individuales existen y
protegen a los individuos.
UNIDAD 3:
SIRI–Creación del Amparo en forma Pretoriana – Caso casos de proteccion contra
actos del Estado
La policía de la Provincia de Buenos Aires procedió a la clausura del diario
Mercedes, operativo que se llevó a cabo sin aclarar las razones del por qué de la
medida. En consecuencia, Ángel Siri, director y administrador del diario, se presentó
ante la justicia alegando la violación de sus derechos de libertad de imprenta y
trabajo consagrados en los Arts. 14, 17 y 18 de la Constitución Nacional
El director del diario pretendía, en primer lugar, que se retirara la custodia
policial del local donde se imprimía el periódico, y segundo, que se levantara la
clausura impuesta.
Siri se presentó ante el juez solicitando se requiriera a la policía bonaerense un
informe sobre quién había ordenado la clausura y los fundamentos de la medida.
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Requerido el informe, el comisario informó que la orden había sido emitida por la
“Dirección de Seguridad de la Policía” y que el motivo lo desconocía. Ante esta
circunstancia, el juez requirió informes al jefe de la Policía de la Provincia de Buenos
Aires, a la Comisión Investigadora Nacional y al Ministerio de Gobierno de la
Provincia de Buenos Aires. Todos manifestaron ignorar las causas de la clausura y la
autoridad que la había dispuesto.
El magistrado, interpretando el pedido de Siri como un recurso de Hábeas
corpus, no hizo lugar al mismo en razón que no se había violado la libertad física de
ninguna persona. Habiéndose apelado la decisión del juez de primera instancia, la
Cámara de Apelaciones en lo Penal de Mercedes confirmó la sentencia, por lo que el
afectado dedujo recurso extraordinario dejando en claro que no había interpuesto un
recurso de Habeas Corpus sino que se trataba de una petición a las autoridades por
la violación de garantías constitucionales.
La Corte revocó la sentencia de la Cámara de Apelaciones ordenando a la
autoridad policial “cesar con la restricción impuesta” exponiendo que, las garantías
constitucionales invocadas por Siri se hallaban restringidas sin orden de autoridad
competente ni causa justificada y que estos motivos bastaban para que fueran
restablecidas íntegramente por los jueces; “las garantías individuales existen y
protegen a los individuos por el sólo hecho de estar consagradas en la Constitución
Nacional”.
Disidencia: El Dr. Herrera confirmó la sentencia de primera instancia
fundamentando que si bien el recurrente no había interpuesto un recurso de Habeas
Corpus; no había indicado de qué acción se trataba, y por ello el trámite de la causa
se había llevado a cabo, con su conformidad, según el procedimiento legal
establecido para el recurso de habeas corpus. Asimismo agregó que si se trata de
proteger a la Constitución habría que tener en cuenta el primer párrafo del Art. 14
que dice “todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos
conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio…” entre estas leyes figuran las de
la defensa, de manera tal que no puede aceptarse una defensa cuyo procedimiento no
es de acuerdo a la legislación vigente. El poder judicial no puede pasar por alto el
texto de las leyes aceptando la defensa del afectado porque le estaría quitando
importancia al poder legislativo quebrando la división de los poderes en beneficio del
judicial.
Se crea el recurso de Acción de Amparo como remedio judicial para proteger
todos los derechos enumerados por la constitución Nacional, a excepción de los ya
protegidos por el recurso de Habeas Corpus.
Se confirma la supremacía constitucional para proteger los derechos
enunciados por los Arts. 14, 17 y 18.
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Al no llegar a un acuerdo con la empresa, los obreros despedidos ocuparon la
fábrica paralizándola totalmente; por lo que Juan Kot, gerente de la empresa hizo una
denuncia por usurpación, solicitando se desocupara la fábrica.
El juez de primera instancia resolvió el sobreseimiento definitivo en la causa y no
hizo lugar al pedido de desocupación alegando que se trataba de un conflicto gremial
en el que los obreros no intentaban ocupar la fábrica para ejercer un derecho de
propiedad y que, por lo tanto, no existía usurpación.
La Cámara de Apelaciones en lo Penal de La Plata confirmó el sobreseimiento
definitivo. Contra esta sentencia Kot interpuso recurso extraordinario, y la Corte lo
declaró improcedente.
Al observar Kot que su denuncia por usurpación no le daba los resultados que
esperaba, paralelamente inició otra causa. Antes de dictarse la sentencia de la
Cámara de Apelaciones, se presentó ante la misma deduciendo recurso de amparo
para obtener la desocupación de la fábrica. Para invocarlo Kot tomó como base lo
resuelto por la Corte en el caso Siri; la libertad de trabajo, el derecho a la propiedad
y el derecho a la libre actividad; todos estos amparados por la Constitución Nacional.
La Cámara no hizo lugar al recurso planteado interpretando que se trataba de
un recurso de habeas corpus; contra esta sentencia interpuso recurso extraordinario.
La Corte falló a favor de Kot, haciendo lugar al recurso de amparo luego de revocar
la sentencia de la Cámara de Apelaciones. Ordenó que se entregara a kot el
establecimiento textil libre de todo ocupante indicando que “la Cámara de
Apelaciones se confunde al considerar el recurso invocado por el afectado como un
recurso de Habeas Corpus. El interesado interpuso una acción de amparo invocando
los derechos constitucionales de la libertad de trabajo; de la propiedad y de la libre
actividad, o sea, dedujo una garantía distinta a la que protege la libertad corporal
(habeas corpus)”, así fue que la corte ratificó lo resuelto en el caso Siri (en este
último la restricción ilegítima provenía de la autoridad pública. En el caso en
cuestión es causada por actos de particulares.)
El Art. 33 de la Constitución Nacional al hacer mención de los derechos y
garantías implícitos no excluye restricciones emanadas de particulares; “Nada hay, ni
en la letra ni en el espíritu de la Constitución, que permita afirmar que la protección
de los llamados derechos humanos esté circunscripta a los ataques que provengan
sólo de la autoridad”.
“Si no se hiciera lugar al recurso de amparo se estaría sometiendo al afectado a
recurrir a una defensa lenta y costosa a través de los procedimientos ordinarios. Esto
perjudicaría en mucho más al interesado dado que lo ocupado por los obreros no es
un inmueble improductivo, sino una fábrica en funcionamiento, privada de producir.”
“En cuanto al fondo del asunto, es notoria la restricción ilegítima por parte de
los obreros, ya que ninguna ley de nuestro ordenamiento jurídico les reconoce (ni a
ellos ni a ningún otro sector, salvo sea por legítima defensa o estado de necesidad), la
facultad de recurrir por sí mismos a actos para defender lo que estimen su derecho”.
Aún si los obreros tuvieran toda la razón, la ocupación de la fábrica por aquéllos es
ilegítima.
Se amplía la esfera de acción del recurso de amparo al establecerse que
también es viable deducirlo cuando la violación de un derecho provenga de un
particular.
Se confirma la supremacía constitucional en cuanto a la protección de los
derechos establecidos en los Arts. 14, 17 y 19 de la Constitución Nacional.
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Resumen:Urteaga, Facundo, promovió una acción (con apoyo en el artículo 43
de la Constitución Nacional) que denominó “ amparo de hábeas data “, contra el
Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y Organismos de Inteligencia del
Ejército, Aeronáutica, Armada. Con esta acción pretendía obtener información que
esté registrada en algún banco de datos estatales, acerca del probable fallecimiento
y destino de los restos de su hermano (desaparecido en 1976, supuestamente en un
enfrentamiento con fuerzas de seguridad). En primera y segunda instancia fueron
rechazadas las acciones respectivas por falta de legitimación del actor y porque el a
quo entendió que la acción procedente era el hábeas corpus.
La Corte hace lugar al Recurso Extraordinario Federal del actor y revoca la
sentencia apelada, en un fallo muy importante, pues arriba a soluciones no regladas
por el artículo 43, que más tarde serán adoptadas por la ley reglamentaria, ley
25.326.
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El actor, F. uretaga, interpuso recurso de Habeas Data para obtener los
informes correspondientes sobre su hermano quien había desaparecido en Julio de
1976 en un supuesto enfrentamiento con las Fuerzas de Seguridad en la localidad de
Villa Martelli, provincia de Buenos Aires. La información solicitada debía provenir de
varios sectores del Estado (del Estado Nacional, del Estado Mayor Conjunto de las
Fuerzas Armadas, del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, etc).
El juez de primera instancia rechaza la demanda interpuesta por considerar
que la herramienta procesal del art . 43 de la Constitución Nacional solo puede ser
utilizada por la persona a quien se refieren esos datos, y que además por ese
procedimiento en particular solamente se puede suprimir, rectificar, actualizar o
asegurar la confidencialidad de los datos personales, lo que difiere con el objeto de la
petición. El juez afirma que la vía procesal correcta para el fin solicitado por el actor
es el Habeas Corpus.
Apelada la sentencia de primera instancia, la Cámara de Apelaciones (sala II)
confirma la sentencia argumentando falta de legitimación (activa y procesal) y la
diferencia de objeto en el instituto constitucional utilizado.
Ante dicha sentencia denegatoria el actor presenta recurso extraordinario, el
cual es admitido pues la cuestión a dirimir se basa sobre la aplicación de una norma
constitucional.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación hace a lugar al pedido del
accionante y revoca la sentencia anterior pero bajo dos recursos diferentes: recurso
de amparo genérico y recurso de Habeas Data.
Bajo el primer recurso los Dres. Bellucio, Lopez, Bassey y Fayt sostienen que el
actor no tenia legitimación para imponer recurso de Habeas Data el cual solo podía
ser interpuesto por su hermano por ser titular de dichos datos, pero admiten que el
actor es damnificado en cuanto a su derecho de conocer el paradero de su hermano o
localizar sus restos.
Bajo el segundo recurso se pronunciaron los Dres. Petrachi, Boggiano y
Vázquez, quienes sostuvieron que el objeto del recurso de F. Urteaga era el
conocimiento de datos personales, por lo que corresponde la interposición del
recurso de Habeas Data; lo que el accionante primeramente desea es tomar
conocimiento de los datos referidos al paradero de su hermano.
En el caso particular hay que tomar en cuenta que en aquel entonces no existía
regulación legal sobre el procedimiento de Habeas Data que dispusiera exactamente
quienes son legitimados al efecto de su interposición.
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HECHOS: El doctor Mario Fernando Ganora dedujo acción de hábeas corpus a
su favor y de la doctora Rosalía Liliana Magrini, con sustento en que personas
desconocidas habrían realizado averiguaciones acerca de las actividades de aquellos,
los que, es necesario aclarar, han sido patrocinantes del Sr. Adolfo Scilingo en
diversas causas. Alegan que en relación a esto y ante la posibilidad cierta de que se
estuvieran realizando investigaciones o actividad de inteligencia respecto de sus
personas que entrañan una verdadera perturbación de la intimidad, tranquilidad y
seguridad, reclaman saber de que autoridad y con que propósito las ha ordenado, a
los efectos de prevenir e impedir que sin orden de autoridad judicial competente
pudiera verse amenazada su libertad ambulatoria o el derecho a no ser objeto de
injerencias arbitrarias o abusivas en el ámbito de sus vidas privadas y en la de sus
respectivas familias.
En la misma presentación, el doctor Ganora interpuso acción de hábeas data a
los efectos de tomar conocimiento de los datos que existen sobre ellos en los
registros policiales o de las fuerzas de seguridad y organismos de inteligencia para
que en caso de falsedad o discriminación se exija judicialmente la supresión,
rectificación o actualización de los mismos.
El magistrado de primera instancia no hizo lugar a la acción de hábeas corpus
sobre la base de que no existiría una amenaza o limitación actual a la libertad
ambulatoria, y rechaza el hábeas data debido a que la información que se pide debe
ser pública o al alcance de los particulares. La obrante en las fuerzas y organismos
de seguridad no reviste tal carácter por obvias razones de seguridad pública.
Al elevarse la resolución en consulta, la cámara la revocó al solo efecto de que
el magistrado requiera informes a los organismos respectivos a fin de establecer si el
accionante es requerido por alguna autoridad. El juez de instrucción rechaza
nuevamente la acción de hábeas corpus y hábeas data por similares argumentos a los
expresados con anterioridad y remite de oficio la causa en consulta a la cámara de
apelaciones y ésta confirmó la decisión que rechazaba la acción de hábeas corpus y
señaló la improcedencia del recurso de hábeas data.
En el remedio federal deducido por los doctores Ganora y Magrini, se
cuestiona el rechazo del hábeas data, con sustento en una errónea interpretación del
texto constitucional.
VOTO MAYORITARIO: Resulta admisible el recurso extraordinario deducido
por los doctores Ganora y Magrini, toda vez que la decisión adoptada por el a quo en
mérito de lo dispuesto por el art. 43 párrafo 3°, de la Constitución Nacional, ha sido
en contra del derecho que en dicha cláusula han fundado los recurrentes. La cuestión
consiste en decidir si la obtención de información sobre datos personales obrantes en
los registros de las fuerzas armadas y organismos de seguridad se halla amparada
por la norma constitucional que regula el hábeas data; y, en caso afirmativo, si se
encuentra sujeta a limitaciones de alguna índole.
Al decidir en la causa “Urteaga, Facundo Raúl c/Estado Nacional- Estado
Mayor Conjunto de las FF.AA.- s/amparo”, este Tribunal recordó que la falta de
reglamentación legislativa no obsta a la vigencia de ciertos derechos que, por su
índole, pueden ser invocados, ejercidos y amparados sin el complemento de
disposición legislativa alguna, en especial referencia a la acción de hábeas data
señaló que la ausencia de normas regulatorias de los aspectos instrumentales no
constituye obstáculo para su ejercicio. Esta Corte señaló que la acción de hábeas
data ha sido reconocida no sólo en las legislaciones de diversos países, sino también
por los organismos internacionales que en los diferentes ámbitos de su actuación han
elaborado pautas que contribuyen a integrar la perspectiva con la que ha de ser
evaluada la modalidad de su ejercicio por este Tribunal, que en términos generales,
coinciden con las directrices formuladas por la Organización de las Naciones Unidas,
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la Organización de los Estados Americanos, el Consejo de Europa y la jurisprudencia
de la Corte Europea de Derechos Humanos.
Es necesario establecer que en el ámbito internacional, diversas constituciones
han establecido limitaciones al acceso de datos, basadas fundamentalmente en
razones de seguridad de los respectivos estados. Así, la Constitución de Brasil de
1988 dispone que todos tienen derecho a recibir de los órganos públicos
informaciones de su interés particular, o de interés colectivo o general, que serán
facilitados en el plazo señalado por la ley, bajo pena de responsabilidad, salvo
aquellas cuyo secreto sea imprescindible para la seguridad de la sociedad y del
Estado.
En relación a las limitaciones elaboradas por la jurisprudencia internacional, la
doctrina de la Corte Europea de Derechos Humanos en el caso “Leander”. En éste se
juzgo la negativa del departamento de seguridad de la policía nacional sueca al
acceso de datos personales debido a que se encontraban en un fichero de carácter
secreto y de importancia decisiva para la seguridad nacional, el tribunal sostuvo que
no existió una violación del derecho a la intimidad pues “teniendo en cuenta el amplio
margen de apreciación del que gozaba, el Estado demandado tenía derecho a
considerar que en este caso los intereses de la seguridad nacional prevalecían sobre
los intereses personales de los solicitantes”.
Las pautas establecidas por esta Corte en el caso “Urteaga”, contribuyen a
integrar el marco dentro del cual ha de ser evaluada la modalidad con que los
recurrentes pretenden ejercitar su derecho constitucional. Desde esa perspectiva, ha
de concluirse que, en principio, la obtención de información sobre datos personales
obrantes en los organismos y fuerzas de seguridad halla adecuación legal en la
acción de hábeas data; ello sin perjuicio de que el suministro de esa información
pueda, eventualmente, afectar la seguridad, la defensa nacional, las relaciones
exteriores o una investigación criminal, cuestión que en cada caso deberá ser
invocada por el titular de la respectiva institución.
La decisión del a quo de rechazar la acción deducida por considerar que los
particulares no pueden tener acceso a la información obrante en las fuerzas armadas
y organismos de seguridad del Estado “por obvias razones de seguridad pública”,
constituye una afirmación dogmática carente de razonabilidad, pues al no haberse
librado los oficios requeridos, no existe la respuesta pertinente del titular de la
institución que haga saber si obra la información requerida y si existen razones que,
en definitiva, pudieran impedir al legitimado acceder a ella.
Por ello, se declara mal concedido el recurso interpuesto por el Colegio Público
de Abogados y admisible el recurso extraordinario interpuesto por los doctores
Ganora y Magrini, revocándose la sentencia apelada con los alcances expuestos
anteriormente. Hágase saber y devuélvase, a fin de que se dicte nuevo
pronunciamiento con arreglo a derecho.
CONCLUSION: En principio podemos establecer, de acuerdo al fallo
precedente, que la Corte Suprema de Justicia de la Nación, abre con ésta decisión,
un abanico enorme de posibilidades en relación a la procedencia de la acción de
hábeas data, estableciendo ciertos límites a los que deben atenerse los interesados
al acceso de la información personal contenida en los registros de los organismos de
seguridad y de inteligencia del Estado.
Podemos agregar a su vez que, la jurisprudencia establecida por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en el mencionado caso, no hace mas que sumarse
tanto a lo establecido por las distintas legislaciones internacionales, como a la
jurisprudencia de los distintos órganos de derecho internacional como la mencionada
Corte Europea de Derechos Humanos.
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Es, sin dudas, la adecuación del instituto del hábeas data, a las distintas
corrientes internacionales, que en todos los casos establecen como uno de los límites
al ejercicio de la mencionada acción , las razones de seguridad nacional, las
relaciones exteriores y el entorpecimiento de procesos en ejecución, etc.
Personalmente coincido con lo establecido por la Corte Suprema de Justicia de
la Nación, en franca oposición a lo resuelto por el juez de primera instancia, quien, a
mi modesto entender ha interpretado en forma errónea y muy restringida lo
establecido por nuestra Constitución Nacional en su artículo 43 inciso 3°. Siempre
teniendo en cuenta el hecho de que se encuentra en juego uno de los derechos mas
importantes para el individuo como lo es el derecho a la intimidad, que se ha visto
avasallado en la actualidad, por los avances tecnológicos que estamos
experimentando.
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institucional del país reclamaban el consumo, el goce y ejercicio pleno de las
garantías individuales para la efectiva vigencia.
Señaló que el artículo 43 de la Constitución Nacional protege tres tipos de
derechos diferentes:
1. Derechos divisibles no homogéneos sobre bienes jurídicos individuales 2.
Derechos de incidencia colectiva que tienen por objeto proteger bienes colectivos 3.
Derechos de incidencia colectiva referentes a intereses individuales homogéneos. En
estos casos no hay un bien colectivo, ya que se afectan derechos individuales
enteramente divisibles. Sin embargo, hay un hecho, único o continuado, que provoca
la lesión a todos ellos y por lo tanto es identificable una causa fáctica homogénea.
Ese dato tiene relevancia jurídica porque en tales casos la demostración de los
presupuestos de la pretensión es común a todos esos intereses, excepto en lo que
concierne al daño que individualmente se sufre. Hay una homogeneidad fáctica y
normativa que lleva a considerar razonable la realización de un solo juicio con efectos
expansivos de la cosa juzgada que en él se dicte, salvo en lo que hace a la prueba del
daño. El juicio correspondiente a la protección de este tipo de derecho sería la acción
colectiva o de clase, figura no reconocida en ese momento en el ordenamiento
jurídico secundario argentino.
A pesar de no encontrarse regulación secundaria de las acciones colectivas, la
Corte Suprema señala que la disposición constitucional en la que se encuentran
previstas es claramente operativa y que es obligación de los jueces darle eficacia,
pues donde hay un derecho hay un remedio legal para hacerlo valer, aunque el
remedio sea desconocido. Lo anterior pues las garantías constitucionales existen y
protegen a los individuos por el sólo hecho de encontrarse en la Constitución. La falta
de reglamentación, dice la Corte, no podrá nunca constituir un obstáculo para la
vigencia efectiva de las garantías fundamentales.
Entonces, la Corte prosigue a hacer un delineamiento de este juicio en la
sentencia. Acepta que el grado de exigencia no podrá ser tan alto. Así, entonces, la
procedencia de este tipo de acciones requiere la verificación de una causa fáctica
común, una pretensión procesal enfocada en el aspecto colectivo de los efectos de
ese hecho y la constatación de que el ejercicio individual no aparece plenamente
justificado. Sin perjuicio de lo cual, también procederá cuando, pese a tratarse de
derechos individuales, exista un fuerte interés estatal en su protección, sea por su
trascendencia social o en virtud de las particulares características de los sectores
afectados.
Además, dice que la admisión formal de toda acción colectiva requiere la
verificación de ciertos recaudos elementales que hacen a su viabilidad tales como la
precisa identificación del grupo o colectivo afectado, la idoneidad de quien pretenda
asumir su representación y la existencia de un planteo que involucre, por sobre los
aspectos individuales, cuestiones de hecho y de derecho que sean comunes y
homogéneas a todo el colectivo. Es esencial, asimismo, que se arbitre en cada caso
un procedimiento apto para garantizar la adecuada notificación de todas aquellas
personas que pudieran tener un interés en el resultado del litigio, de manera de
asegurarles tanto la alternativa de optar por quedar fuera del pleito como la de
comparecer en él como parte o contraparte. Es menester, por lo demás, que se
implementen adecuadas medidas de publicidad orientadas a evitar la multiplicación o
superposición de procesos colectivos con un mismo objeto a fin de aventar el peligro
de que se dicten sentencias disímiles o contradictorias sobre idénticos puntos.
Posteriormente, analiza el caso en cuestión y concluye que cumple con los
requisitos señalados para las acciones colectivas.
Por último, hace el análisis del fondo de la sentencia impugnada, para lo cual
hace uso de los criterios de otros países y de instancias internacionales. Concluye
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que la ley impugnada si violenta las garantías constitucionales y confirma la
sentencia del Tribunal de Apelación.
III. Resolución: La Corte Suprema de Justicia confirmó la sentencia impugnada.
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RESOLUCION DE LA CORTE San José, Costa Rica, 5 de julio de 2013.- La
Corte Interamericana de Derechos Humanos notificó el día de hoy la sentencia en el
caso “Mendoza y otros contra Argentina”, sometido a la jurisdicción de la Corte por
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el 17 de junio de 2011.
Los hechos del caso se refieren a la imposición de penas de privación
perpetua de la libertad a César Alberto Mendoza, Claudio David Núñez, Lucas Matías
Mendoza, Saúl Roldán y Ricardo David Videla Fernández por hechos que ocurrieron
cuando aún eran menores de edad, así como a la falta de adecuada atención médica a
Lucas Matías Mendoza durante el cumplimiento de su condena; a la tortura sufrida
por Lucas Matías Mendoza y Claudio David Núñez, y a la falta de investigación de
este hecho y de la muerte de Ricardo Videla mientras se encontraba bajo custodia
estatal.
En la Sentencia, la Corte admitió parcialmente una de las cinco excepciones
preliminares presentadas por Argentina pues dentro del trámite de otro caso ante la
Comisión Interamericana el Estado había reconocido su responsabilidad por las
condiciones de detención en las que se encontraba Ricardo Videla y por su muerte
bajo custodia estatal. Por tanto, la Corte no se pronunció respecto de estos hechos.
No obstante, la Corte Interamericana estableció la responsabilidad
internacional de Argentina por la violación de los derechos a la integridad y libertad
personales de César Alberto Mendoza, Lucas Matías Mendoza, Saúl Roldán, Ricardo
Videla y Claudio David Núñez, por la imposición de penas de privación perpetua de la
libertad sobre éstos por la comisión de delitos cuando aún eran menores de edad.
El Tribunal consideró que dichas penas, por su propia naturaleza, no cumplen
con la finalidad de la reintegración social de los niños, ya que implican la máxima
exclusión del niño de la sociedad, de tal manera que operan en un sentido meramente
retributivo, pues las expectativas de resocialización se anulan a su grado mayor.
Además, por su desproporcionalidad, la imposición de dichas penas constituyó un
trato cruel e inhumano para los jóvenes mencionados, y además violó el derecho a la
integridad personal de sus familiares.
Adicionalmente, la Corte estableció que el recurso de casación previsto en los
códigos procesales penales de la Nación y de la provincia de Mendoza no garantizó
una revisión íntegra de las sentencias condenatorias de las personas mencionadas.
Sin perjuicio de ello, reconoció la importancia del “fallo casal” dictado por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación con posterioridad a los hechos de este caso, el cual
abandonó la limitación del recurso de casación a las “cuestiones de derecho”,
permitiéndose de esta manera la revisión de cuestiones de hecho y prueba en
sentencias condenatorias.
Por otro lado, el Tribunal declaró al Estado responsable por la violación del
derecho a la integridad personal de Lucas Matías Mendoza y Claudio David Núñez,
por la falta de atención médica adecuada al primero, y por las torturas infligidas a
ambos por parte de personal penitenciario.
Además, la Corte declaró la responsabilidad de Argentina por la violación de
los derechos a la protección y las garantías judiciales consagrados en la Convención
Americana, por la falta de una adecuada investigación de la muerte de Ricardo
Videla, así como de las torturas mencionadas. El Tribunal también señaló que la falta
de investigación de los hechos de tortura constituyó un incumplimiento de las
obligaciones de prevención y sanción establecidas en la Convención Interamericana
para Prevenir y Sancionar la Tortura.
La Corte también declaró que Argentina incumplió su obligación de adoptar
disposiciones de derecho interno, ya que el ordenamiento legal argentino permite la
posibilidad de imponer a niños, sanciones penales previstas para adultos, así como
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por las limitaciones al recurso de casación existentes, las cuales derivan de las
normas de los códigos procesales penales aplicados en el caso.
Por último, la Corte consideró que su sentencia constituye per se una forma de
reparación, y además ordenó al Estado, como medidas de reparación, entre otras:
(i) brindar gratuitamente el tratamiento médico y psicológico o psiquiátrico
necesario;
(ii) asegurar a las víctimas las opciones educativas o de capacitación formales
que ellos deseen, incluyendo educación universitaria, a través del sistema
penitenciario o, en caso de que se encuentren en libertad, a través de sus
instituciones públicas;
(iii) ajustar su marco legal a los estándares internacionales señalados en la
sentencia en materia de justicia penal juvenil y diseñar e implementar políticas
públicas para la prevención de la delincuencia juvenil a través de programas y
servicios eficaces que favorezcan el desarrollo integral de los niños, niñas y
adolescentes;
(iv) asegurar que no se vuelva a imponer la prisión o reclusión perpetuas a
quienes hayan cometido delitos siendo menores de edad, y garantizar que las
personas que actualmente se encuentren cumpliendo dichas penas por delitos
cometidos siendo menores de edad puedan obtener una revisión de las mismas;
(v) adecuar su ordenamiento jurídico interno a fin de garantizar el derecho de
recurrir del fallo ante un juez o tribunal superior;
(vi) implementar, en un plazo razonable, si no existieran actualmente,
programas o cursos obligatorios sobre los principios y normas de protección de los
derechos humanos y de la niñez, incluyendo aquéllos relativos a la integridad
personal y la tortura, como parte de la formación general y continua del personal
penitenciario federal y de la Provincia de Mendoza, así como de los jueces con
competencia sobre delitos cometidos por niños, y
(vii) investigar con debida diligencia, la muerte de Ricardo Videla y la tortura
sufrida por Lucas Matías Mendoza y Claudio David Núñez.
La Corte Interamericana supervisará el cumplimiento íntegro de la sentencia y
dará por concluido el caso una vez que el Estado haya dado cabal cumplimiento a lo
dispuesto en la misma.
2. El Estado debe garantizar que no se repitan los hechos como los del
presente caso, por lo que deberá adoptar las medidas legislativas y de cualquier otra
índole que sean necesarias para adecuar el ordenamiento a las normas
internacionales de derechos humanos.
3. El Estado debe publicar en el Diario Oficial, por una sola vez, la parte
referida al Reconocimiento de Responsabilidad Internacional y Solución Amistosa, así
como la parte resolutiva de esta Sentencia.
4. El Estado deberá pagar un monto por concepto de indemnizaciones por daño
material e inmaterial, así como el reintegro de costas y gastos dentro del plazo de
seis meses contado a partir de la notificación de la sentencia.
UNIDAD 4:
COMUNIDAD MAYAGNA (SUMO) AWASTINGNI VS. NICARAGUA
El caso se refiere a la responsabilidad internacional del Estado por la falta de
delimitación del territorio de la comunidad MayagnaAwasTigni, así como a la
ineficacia de los recursos interpuestos. – DERECHO A LA TIERRA Y DERECHO DE
PARTICIPACIÓN
Es el primer fallo de la CIDH a favor del derecho indígena colectivo al
territorio y a los recursos naturales, conforme a su propio derecho consuetudinario y
prácticas tradicionales; e independientemente de que cuenten o no con un título
formal de propiedad reconocido por el estado.
En 1995 la Comunidad AwasTingni sufrió la invasión de su territorio por una
concesión maderera otorgada por el Estado de Nicaragua, sin haberse realizado
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procesos de consulta ni consentimiento previo. La comunidad agotó las instancias
jurídicas nacionales sin recibir respuesta, y en 1996 presentó su caso a la CIDH, la
cual concluyó que:
“… al otorgar una concesión para aprovechamiento forestal dentro de la tierra
tradicional de la Comunidad sin consultar su opinión, el Estado violó una
combinación de artículos consagrados en la Convención Americana de Derechos
Humanos: Derecho a la Vida, a la Protección de la Honra y de la Dignidad; a la
Libertad de Conciencia y de Religión; a la Libertad de Asociación; a la Protección a la
Familia; a la Circulación y Residencia; y Derechos Políticos”
En el año 2001, la CIDH falló a favor de la comunidad, estableciendo que:
El Estado de Nicaragua debía demarcar y titular los territorios indígenas de
esta comunidad, y todas las tierras comunales indígenas del país, con la participación
de la Comunidad, conforme a su derecho consuetudinario, y en un plazo de tiempo.
Se prohibieron las explotaciones en ese territorio, tanto del propio Estado
como de terceros.
Este caso generó el primer pronunciamiento de la CIDH a favor del derecho
indígena colectivo al territorio y a los recursos naturales, conforme a su propio
derecho consuetudinario y prácticas tradicionales; e independientemente de que
cuenten o no con un título formal de propiedad reconocido por el estado.
UNIDAD 6:
CASO MIGNONE
La primera de estas presentaciones fue la de Emilio Mignone en la denominada
causa ESMA .Mignone solicitaba conocer el destino de su hija Mónica, detenida por
las Fuerzas Armadas el 14 de mayo de 1976 y desaparecida desde entonces. El caso
se había investigado originariamente en esta causa, debido a que existen indicios
fuertes que permiten afirmar que Mónica estuvo detenida en ese centro clandestino.
Sin embargo, la investigación había quedado trunca por la ley de obediencia debida.
Las diligencias solicitadas en esta causa procuraban demostrar la organización
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burocrática del terrorismo de Estado y los argumentos jurídicos buscaban consolidar
la protección judicial del derecho a la verdad.
La Cámara accedió a la petición y dispuso una serie de medidas destinadas a
obtener información de las Fuerzas Armadas a partir de la remisión del material
existente y de la reconstrucción de los registros que permitieran esclarecer el destino
de las personas que estuvieron detenidas en el ámbito de la ESMA, en especial la
identidad y paradero de los niños nacidos en cautiverio.
La respuesta del tribunal reflejó ajustadamente los objetivos de la
presentación. En primer lugar, por la trascendencia de órdenes impartidas por el
Poder Judicial al jefe del Estado Mayor de la Armada para que suministrara
información vinculada con los procedimientos de esa fuerza durante la dictadura y
con el destino de los desaparecidos de la ESMA. En segundo término, porque la
admisión del pedido y las instrucciones impartidas significaban el expreso
reconocimiento de los derechos vulnerados.
La actuación judicial significaba el reconocimiento de que los familiares podían
exigir que se les brindara la información y que el Estado debía asegurarse de cumplir
con su obligación de investigar e informar. A partir de la incorporación del Poder
Judicial al debate sobre el derecho a la verdad, éste adquirió alcance nacional.
La Cámara debió reiterar el pedido ante el silencio de la Armada. En ese
momento del proceso las organizaciones internacionales Human
RightsWatch/Americas y CEJIL presentaron un amicicuriae sobre derecho
internacional de los derechos humanos y sobre la obligación del Estado argentino de
investigar e informar acerca del destino de los desaparecidos. El tribunal aceptó el
amicus en una decisión trascendental, que preparó el camino para la actual
generalización del instituto .
Ante la presión, la Armada finalmente respondió que no contaba con
información sobre el destino de las personas detenidas-desaparecidas ni existía modo
de reconstruir esos archivos. Agregó además un dictamen supuestamente realizado
por un asesor legal de ese cuerpo en el que se afirmaba que la justicia no tenía
jurisdicción ni competencia para solicitar esa información y que Fuerzas Armadas
sólo tenían obligación de informar al Presidente de la Nación o, en su caso, a algún
organismo dependiente de aquel.
El 18 de julio la Cámara adoptó una confusa resolución que significó la virtual
clausura de la investigación que se había reactivado. Sin embargo, el CELS realizó
posteriormente nuevas presentaciones solicitando distintas medidas de prueba que
fueron admitidas por el tribunal.
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El 15 de octubre de 1998, dos meses después del fallo Lapacó, la Corte
Suprema suavizó su postura en el caso Urteaga y dejó sentada la posibilidad de
recurrir a la justicia, por medio del habeas data, para recabar información acerca de
los hechos ocurridos durante la última dictadura. Sin embargo, esta vía de reclamo
presentaba serias limitaciones para estos casos. El principal obstáculo era la
imposibilidad de solicitar cualquier tipo de medidas probatorias puesto que esta
acción está dirigida sólo a lo que la Corte denomina “información objetiva”, es decir,
aquellos datos que obren en registros o bancos de datos públicos, o los privados
destinados a proveer informes. En razón de lo expuesto, no parecía posible, por
medio de esta acción, solicitar la declaración testimonial de personas que hubieran
participado de los hechos o que tuvieran conocimiento de ellos por cualquier otra
circunstancia, o requerir cualquier otro medio probatorio. Ello porque la acción de
habeas data no representa la apertura de un proceso amplio de debate como el que sí
se planteaba a través de las procedimientos sui generis intentados ante la justicia
penal.
Si bien el fallo dictado en la causa Urteaga, fue unánime, seis de los nueve
jueces de la Corte emitieron su voto por separado. De acuerdo con estas distintas
interpretaciones elaboradas por los ministros, se reconoce un derecho de los
familiares de las víctimas de la dictadura a recabar información del Estado acerca de
lo ocurrido a sus seres queridos.
Esta resolución, más favorable que la emitida en el caso Lapacó, no obstó a que
en octubre de ese año, Lapacó presentara —con el patrocinio de todos los organismos
de derechos humanos— una denuncia ante la Comisión Interamericana por la
violación al derecho a la verdad .
En esta instancia se logró un acuerdo de solución amistosa a partir del cual el Estado
asumió una serie de compromisos con respecto al derecho a la verdad:
1) “Derecho a la verdad: El Gobierno argentino acepta y garantiza el derecho a
la verdad que consiste en el agotamiento de todos los medios para alcanzar el
esclarecimiento acerca de lo sucedido con las personas desaparecidas. Es una
obligación de medios, no de resultados, que se mantiene en tanto no se alcancen los
resultados, en forma imprescriptible.
2) Competencia exclusiva a las cámaras federales: El gobierno argentino
gestionará la normativa para que las Cámaras Nacionales en lo Criminal y
Correccional Federal de todo el país tengan competencia exclusiva en todos los casos
de averiguación de la verdad sobre el destino de las personas desaparecidas con la
única excepción de las causas por secuestro de menores y sustracción de identidad
que continuarán según su estado .
3) Fiscales especiales coadyuvantes: El gobierno argentino gestionará ante el
Ministerio Público Fiscal para que destine un cuerpo de fiscales ad hoc —por lo
menos dos— para que actúen en forma coadyuvante sin desplazar a los naturales, en
todas las causas de averiguación de la verdad y destino de las personas
desaparecidas, a fin de que se alcance una especialización en la búsqueda e
interpretación de datos y una mejor centralización y circulación de información.
4) La actora congela su acción internacional mientras se cumple el acuerdo”.
El acuerdo se firmó el 15 de noviembre de 1999 durante una visita de la CIDH
al país. En los años posteriores existieron numerosos intentos de paralizar las causas
por derecho a la verdad, que hasta hoy se desarrollan en todo el país, fortalecidas por
el respaldo social y el valor de los resultados obtenidos.
Además de haber impulsado numerosas investigaciones y de haber horadado el
camino para la apertura de las causas penales, estos procesos tuvieron un importante
impacto en relación con transformaciones a nivel judicial.
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URTEAGA, FACUNDO R. C. ESTADO MAYOR CONJUNTO DE LAS FUERZAS
ARMADAS". (VER UNIDAD 2) - Habeas Data- Derecho a la Verdad
CAMPS, RAMÓN JUAN ALBERTO (1987) -Este fallo de la Corte rechaza el planteo
de inconstitucionalidad de laley de obediencia debida que se había dictado ese mismo
año.
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal
condenó a RamónJ. A. Camps, Ovidio P. Riccheri, Miguel O. Etchecolatz, Jorge A.
Bergés, y a Norberto Cozzanicomo autores responsables del delito de tormentos.
Las defensas técnicas interpusieron recurso extraordinario invocando la
inconstitucionalidadde la ley que declaraba insanablemente nula la ley de
autoamnistía nro. 22.924(23.040) y de la ley que modificaba aspectos procesales del
Código de Justicia Militar, instrumentandola revisión por la Justicia Federal (23.049),
y la arbitrariedad del pronunciamiento en crisis
Stella M. Agritos, Norma S. Maratea y el apoderado de los particulares
damnificados, solicitaron que se declarase la inconstitucionalidad de la ley de
obediencia debida (23.521).
La Corte Suprema —por mayoría—, resolvió que correspondía confirmar la
sentencia alreiterar su criterio en torno a la constitucionalidad de la ley que
declaraba insanablementenula la autoamnistía (23.040), desestimar el recurso
extraordinario intentado respecto a la inconstitucionalidadde la ley modificatoria de
aspectos procesales del Código de Justicia Militar(23.049) y declarar constitucional la
ley de obediencia debida (23.521).
El Juez Bacqué reiteró la constitucionalidad de la ley de nulidad de la
automnistía y ladesestimación del recurso extraordinario con respecto a la
modificación del Código de Justicia
Militar, y se apartó del criterio de la mayoría al señalar que las presunciones
establecidas porla ley de obediencia debida eran contrarias al principio de la división
de poderes y que el Congresono podía dictar amnistías con respecto al delito de
torturas, por lo que resolvió declararla inconstitucionalidad de la última norma
citada.
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1.- Hacer lugar parcialmente a la queja y al recurso extraordinariosegún el
alcance indicado en los considerandos; declarar lainconstitucionalidad de las leyes
23.492 y 23.521, y confirmar lasresoluciones apeladas.
2.- Declarar la validez de la ley 25.779.
3.- Declarar, a todo evento, de ningún efecto las leyes 23.492 y23.521 y
cualquier acto fundado en ellas que pueda oponerse alavance de los procesos que se
instruyan, o al juzgamiento y eventualcondena de los responsables, u obstaculizar en
forma alguna lasinvestigaciones llevadas a cabo por los canales procedentes y en
elámbito de sus respectivas competencias, por crímenes de lesahumanidad cometidos
en el territorio de la Nación Argentina.
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- Decide que la cantidad correspondiente a los hijos de Ángel Manfredo Velásquez
Rodríguez será de quinientos sesenta y dos mil quinientos lempiras.
- Ordena que la forma y modalidades de pago de la indemnización serán las
especificadas en los párrafos 57 y 58 de la Sentencia de Reparaciones y Costas. En
ellos se indica que el pago de los setecientos cincuenta mil lempiras fijados por la
Corte debe ser hecho dentro de los noventa días contados a partir de la notificación
de la sentencia, libre de todo impuesto que eventualmente pudiera considerarse
aplicable. Sin embargo, el pago podrá ser hecho por el Gobierno en seis cuotas
mensuales iguales, la primera pagadera a los noventa días mencionados y así
sucesivamente, pero en este caso los saldos se acrecentarán con los intereses
correspondientes, que serán los bancarios corrientes en ese momento en Honduras.
Asimismo, de la indemnización total la cuarta parte corresponderá a la cónyuge que
recibirá directamente la suma que se le asigna. Los tres cuartos restantes se
distribuirán entre los hijos. Con la suma atribuida a los hijos se constituirá un
fideicomiso en el Banco Central de Honduras, en las condiciones más favorables
según la práctica bancaria hondureña. Los hijos recibirán mensualmente los
beneficios de este fideicomiso y al cumplir los veinticinco años de edad percibirán la
parte alícuota que les corresponda.
- Resuelve que supervisará el cumplimiento del pago de la indemnización acordada y
que sólo después de su cancelación archivará el expediente.
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- Declarar, conforme a los términos del reconocimiento de responsabilidad
internacional efectuado por el Estado, que éste violó:
a) el derecho a la vida consagrado en el artículo 4 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en perjuicio de (...)
b) el derecho a la integridad personal consagrado en el artículo 5 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en perjuicio de (...)
c) el derecho a las garantías judiciales y a la protección judicial consagrados en
los artículos 8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en
perjuicio de los familiares de (...), como consecuencia de la promulgación y
aplicación de las leyes de amnistía Nº 26479 y Nº 26492.
- Declarar, conforme a los términos del reconocimiento de responsabilidad
efectuado por el Estado, que éste incumplió los artículos 1.1 y 2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos como consecuencia de la promulgación y
aplicación de las leyes de amnistía Nº 26479 y Nº 26492 y de la violación a los
artículos de la Convención señalados en el punto resolutivo 2 de esta Sentencia.
La Corte decide:
- Declarar que las leyes de amnistía Nº 26479 y Nº 26492 son incompatibles
con la Convención Americana sobre Derechos Humanos y, en consecuencia, carecen
de efectos jurídicos.
- Declarar que el Estado del Perú debe investigar los hechos para determinar
las personas responsables de las violaciones de los derechos humanos a los que se ha
hecho referencia en esta Sentencia, así como divulgar públicamente los resultados de
dicha investigación y sancionar a los responsables.
- Que aprueba, en los términos de la presente Sentencia, el acuerdo sobre
reparaciones suscrito el 22 de agosto de 2001 entre el Estado del Perú y las víctimas,
sus familiares y sus representantes.
- Que el Estado del Perú debe pagar:
a) la cantidad de US$175.000,00 a cada una de las siguientes víctimas
sobrevivientes: (...)
b) la cantidad de US$175.000,00 a los beneficiarios de las reparaciones
relacionadas con cada una de las siguientes víctimas fallecidas: (...)
c) la cantidad de US$250.000,00 a los beneficiarios de las reparaciones
relacionadas con la víctima fallecida (...)
- El Estado del Perú deberá efectuar la totalidad de los pagos correspondientes
a dichas reparaciones durante el primer trimestre del año fiscal 2002.
- Que el Estado del Perú debe otorgar a los beneficiarios de las reparaciones
los gastos de servicios de salud, brindándoles atención gratuita en el establecimiento
de salud correspondiente a su domicilio y en el hospital o instituto especializado de
referencia correspondiente, en las áreas de: atención de consulta externa,
procedimientos de ayuda diagnóstica, medicamentos, atención especializada,
procedimientos diagnósticos, hospitalización, intervenciones quirúrgicas, partos,
rehabilitación traumatológica y salud mental.
- Que el Estado del Perú debe proporcionar a los beneficiarios de las
reparaciones las siguientes prestaciones educativas:
a) becas a través del Instituto Nacional de Becas y Crédito Educativo con el fin
de estudiar en Academias, Institutos y Centros de Ocupación Ocupacional (sic) y
apoyo a los beneficiarios interesados en continuar estudios, “a través de la Dirección
Nacional de Educación Secundaria y Superior Tecnológica”; y
b) materiales educativos; textos oficiales para alumnos de educación primaria
y secundaria; uniformes; útiles escolares y otros.
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- Que el Estado del Perú debe efectuar, de conformidad con lo expuesto en los
párrafos 44 y 45 de la presente Sentencia, las siguientes reparaciones no
pecuniarias:
a) dar aplicación a lo que la Corte dispuso en la sentencia de interpretación de
la sentencia de fondo “sobre el sentido y alcances de la declaración de ineficacia de
las Leyes Nº 26479 y [Nº]26492”;
b) iniciar el proceso por el cual se incorpore “la figura jurídica que resulte más
conveniente” para tipificar el delito de ejecuciones extrajudiciales, dentro de los 30
días de suscrito el acuerdo”;
c) iniciar “el procedimiento para suscribir y promover la ratificación de la
Convención Internacional sobre Imprescriptibilidad de Crímenes de Lesa
Humanidad, [...] dentro de los 30 días de suscrito el acuerdo”;
d) publicar la sentencia de la Corte en el Diario Oficial El Peruano, y difundir
su contenido en otros medios de comunicación “que para tal efecto se estimen
apropiados, dentro de los 30 días de suscrito el acuerdo”;
e) incluir en la Resolución Suprema que disponga la publicación del acuerdo,
“una expresión pública de solicitud de perdón a las víctimas por los graves daños
causados” y una ratificación de la voluntad de que no vuelvan a ocurrir este tipo de
hechos; y
f) erigir un monumento recordatorio dentro de los 60 días de suscrito el
acuerdo.
- Requerir al Estado que publique en un medio de radiodifusión, en un medio
de televisión y en un medio de prensa escrita, todos ellos de cobertura nacional, un
anuncio mediante el cual se indique que se está localizando a los familiares de Tito
Ricardo Ramírez Alberto, OdarMender Sifuentes Nuñez y Benedicta
UNIDAD 7:
MERCIADRI DE MORINI, MARÍA TERESA S/ PRESENTACIÓN (UNIÓN
CÍVICA RADICAL)-
La peticionaria alegó que el partido político Unión Cívica Radical de la
Provincia de Córdoba había conformado, de común acuerdo entre sus dirigentes, la
lista de seis candidatos a diputados nacionales para la elección del 3 de octubre de
1993, en la cual coloca en los puestos tercero y sexto a dos mujeres, sin tener en
cuenta que el mencionado partido sólo renovaba a cinco diputados nacionales. Con
esto se configuró la violación de la ley 24.012, llamada Ley de Cupo, dictada el 6 de
39
noviembre de 1991, la cual garantiza que un porcentaje mínimo del treinta por ciento
(30%) de los cargos electivos de las listas de los partidos políticos debe ser cubierto
por mujeres “en proporciones con posibilidades de resultar electas”. Por otra parte,
el artículo 2 del decreto Nº 379/93, que reglamenta la ley, detalla que “el treinta por
ciento de los cargos a integrarse por mujeres, según lo prescrito por la ley 24.012,
debe interpretarse como una cantidad mínima. En los casos en que la aplicación
matemática de este porcentaje determinara fracciones inferiores a la unidad, el
concepto de cantidad mínima se regirá por la tabla que como anexo `A’ integra el
presente decreto”, y el mencionado anexo dice: “cargos a renovar, cinco; cantidad
mínima: dos”. Estas normas obligan a los partidos políticos al momento de
confeccionar sus listas de candidatos y su incumplimiento acarrea su no
oficialización.[1] También se crea el derecho correlativo de los ciudadanos,
investidos del derecho constitucional de sufragio,[2] de votar por las listas de
candidatos que estén integradas por mujeres en la forma que dicha norma establece.
Alegó que en su carácter de ciudadana afiliada a dicha agrupación política
impugnó la lista ante la Junta Electoral, la cual fue rechazada al considerar “que la
lista de candidatos surgió del consenso de todos los Núcleos del Partido, que
acordaron una lista única”. Tras apelar dicha decisión, la justicia federal rechazó su
solicitud y declaró que no tenía legitimación para actuar. La peticionaria apeló y la
Cámara Federal Electoral también rechazó su legitimación para actuar al exigirle un
interés propio. Considera que la lista del partido Unión Cívica Radical vulnera el
derecho del sufragante de que haya igualdad real de oportunidades entre varones y
mujeres para el acceso a cargos electivos y todo ciudadano elector tiene derecho a
impugnarla sin que sea necesario que se trate de una persona perjudicada por el
lugar que ocupe en la lista electoral. La clásica exigencia del derecho subjetivo
violado o del interés concreto desconocido es incomprensible, sobre todo, a partir de
la decisión del más alto tribunal de Argentina en el caso Ekmekdjian c/Sofovich.[3]
También cita el artículo 57 de la Ley Orgánica de Partidos Políticos Nº 23.298, el cual
reconoce la personalidad de los afiliados de los partidos políticos “cuando les hayan
sido desconocidos los derechos otorgados por la Carta Orgánica y se encuentren
agotadas las instancias partidarias”.
La peticionaria presentó el recurso extraordinario, el cual fue rechazado con
fundamento en que la elección había tenido lugar el 3 de octubre de 1993 y la
cuestión se había vuelto abstracta. Finalmente, interpuso recurso de queja ante la
Corte Suprema de Justicia de la Nación, el cual fue desestimado el 2 de diciembre de
1993 con el argumento de que "en las elecciones del 3 de octubre de 1993, la Unión
Cívica Radical había obtenido un caudal de votos que le había consagrado cuatro
diputados nacionales y en la causa se disputaba quién debía haber ocupado la quinta
candidatura". La peticionaria considera que la cuestión “no era abstracta” porque
debe reconocerse el "derecho en expectativa", bien "concreto", en el caso de que se
produjera una vacante entre los elegidos. Si se produce la vacante, ascendería un
varón –el que está en el quinto lugar-- y no una mujer. Por ello, debió haberse
colocado a una mujer en el quinto puesto y a un hombre en el sexto lugar y que aún
en el caso de cuatro cargos a renovar, deben elegirse dos mujeres, porque una sola
mujer representa el 25%, inferior al cupo legal.
La peticionaria alegó que el Estado violó los artículos 8 y 25 de la Convención
porque el tribunal de primera instancia había considerado que no tenía legitimación
para actuar. Así mismo, consideró que al rechazar su demanda, la Corte Suprema de
Justicia de la Nación había violado el principio de igualdad protegido en el artículo
24, lo que implica a su vez un cercenamiento de los derechos políticos previstos en el
artículo 23 de la Convención.
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Corte Interamericana de Derechos Humanos: El 15 de junio de 1994 la
señora María Merciadri de Morinipresentó una petición ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos en la cual alegó la violación de los derechos al
debido proceso (artículo 8), a los derechos políticos (artículo 23), a la igualdad ante la
ley (artículo 24) y a los recursos efectivos (artículo 25), establecidos en la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (en adelante "la Convención" o la "Convención
Americana") por parte de la República Argentina (en adelante el "Estado", el "Estado
argentino", o “Argentina”) en su perjuicio.
La peticionaria alegó que en la lista electoral de seis candidatos del partido
Unión Cívica Radical para diputados nacionales de la Provincia de Córdoba, se colocó
a una mujer en el cuarto y a otra en el sexto puesto. Con ello se violó la ley 24.012 y
su decreto reglamentario Nº 379/93, por los cuales debió haberse colocado a dos
mujeres dentro de los primeros cinco puestos. La peticionaria interpuso los recursos
internos disponibles ante las autoridades judiciales, las cuales además de rechazar su
petición, rechazaron su legitimación para actuar. Finalmente, la Corte Suprema de
Justicia de la Nación rechazó la apelación por considerarla abstracta al señalar que
"en las elecciones del 3 de octubre de 1993, la Unión Cívica Radical había obtenido
un caudal de votos que le había consagrado cuatro diputados nacionales y en la causa
se disputaba quién debía haber ocupado la quinta candidatura".
La Comisión declaró la admisibilidad del caso en el Informe 102/99 del 21 de
septiembre de 1999 aprobado en el marco del 104º periodo ordinario de sesiones, y
se puso a disposición de las partes con la finalidad de alcanzar una solución amistosa
fundada en el respeto de los derechos consagrados en la Convención e invitar a las
partes a pronunciarse sobre tal posibilidad. La solución amistosa fue acordada el 8
de marzo de 2001, cuando se suscribió en Buenos Aires un acuerdo entre las partes,
en el cual la peticionaria expresa que el Decreto Presidencial Nº 1246, dictado por el
Presidente de la República Argentina, Fernando de la Rúa, “contempla
adecuadamente los aspectos fundamentales que dieron sustento a su denuncia” ante
la CIDH.
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Los actores, padres de alumnos regulares del Colegio Nacional de
Monserrat,dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba, interpusieron
amparo en los términos delos arts. 43 de la Constitución Nacional y 1° Y 5° de la ley
16.986, a fin de obtener que elConsejo Superior de la citada Universidad se abstenga
de aprobar el proyecto de ordenanza envirtud del cual se transformaría a dicho
Colegio en un establecimiento de carácter mixto.
Sustentaronsu derecho en el arto 44, incs. a) y c) de la Ley Federal
deEducación 24.195, como agentes naturales y primarios de la educación y en
ejercicio delderecho que esta norma les confiere de elegir el tipo de formación para
sus hijos, quienes enese momento se encontraban cursando 1° Y2° año.
Adujeron que optaron por el Colegio Monserrat ya que respondía a su ideario
ya sus convicciones filosóficas, éticas y religiosas y a que su proyecto de enseñanza
humanistaorientada a varones era lo que mejor se adaptaba a la naturaleza y
estructura de la personalidadde sus hijos. Su transformación en un establecimiento
mixto importaría un cambio drástico dedicho proyecto y de la formación que otorga a
sus alumnos, con perfil e identidad propios.
Sostuvieron que el Estado debe garantizar el ejercicio del derecho a la
libertadde enseñanza, que abarca elegir el tipo, modalidad e institución pedagógica
en la que delegarel derecho natural. Que tienen con relación a sus hijos, como
asimismo que este derecho seencuentra amparado por los arts. 26, inc. 3° de la
Declaración Universal de DerechosHumanos; 18, inc. 4° del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos; 75, inc. 22 de laConstitución Nacional y 44, incs. a) y c)
de la ley 24.195.
Señalaron que pretender que el Colegio conserve su proyecto educativo
noimplica una discriminación que afecte el principio constitucional de igualdad
deoportunidades, sino brindar una variedad de opciones que enriquece la oferta
educativa, paragarantizar el derecho de los padres a elegir la educación que quieren
para sus hijos.
La Universidad Nacional de Córdoba solicitó el rechazo de la acción
Tras sostener la improcedencia formal del amparo, adujo que el reglamento del
Colegio Nacional de Monserrat no contiene disposición alguna que indique que el
plan de estudios se oriente exclusivamente a varones o que el interesado en ingresar
a esta institución deba ser de sexo masculino.
Asimismo, negó la existencia de arbitrariedad o ilegalidad manifiestas, toda vez
que el Consejo Superior Universitario actuó dentro del marco de la reglamentación
vigente y en resguardo de la educación igualitaria, sin discriminación alguna, de
acuerdo con principios de raigambre constitucional.
En este sentido, señaló que el art. 75, inc. 22 de la Constitución Nacional
incorporó, entre otros Pactos, Tratados y Convenciones, la Convención sobre la
Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer, aprobada por la
ley 23.179.
El juez federal de primera instancia hizo lugar parcialmente al amparo, al
declarar la invalidez virtual de la ordenanza 2/97 y ordenó a la demandada que se
abstenga de considerar su existencia, sin perjuicio de actuar conforme el contenido
reglamentario subsistente, que no impide la incorporación de estudiantes de sexo
femenino.
Recurrida la decisión por ambas partes, la Cámara Federal de Apelaciones de
Córdoba, por mayoría, rechazó la acción de amparo en todos sus términos y declaró
la validez de la ordenanza cuestionada en autos.
Sostuvieron, asimismo, que se adecua al ordenamiento jurídico vigente y que
en ella se encuentran los elementos esenciales que todo acto administrativo debe
poseer, por lo cual goza de presunción de legitimidad.
43
Contra dicho pronunciamiento, los actores interpusieron el recurso
extraordinario, cuya denegatoria por mayoría originó la presente queja. Reiteraron,
en lo sustancial, los argumentos expuestos en la demanda y en su ampliación de
fundamentos; sostuvieron la arbitrariedad de la sentencia recurrida por falta de
fundamentación, por omisión de tratamiento de cuestiones propuestas y por no ser
derivación razonada del derecho vigente. Además, la tacharon de inconstitucional,
por no tratar la cuestión federal regularmente introducida en el proceso y la invalidez
de la ordenanza 2/97, como contraria a la Constitución Nacional, a la ley federal de
educación, al decreto del Poder Ejecutivo Nacional de febrero de 1907 y a la
Ordenanza del H. Consejo Superior de 1908.
La Corte Suprema de Justicia resolvió que: “la Cámara Federal de Apelaciones
de Córdoba -por mayoría de votos-, al revocar la decisión de la instancia anterior,
rechazó la acción de amparo deducida por padres de alumnos del Colegio Nacional
de Monserrat, y declaró la validez de la ordenanza 2/97 del Consejo Superior de la
Universidad Nacional de Córdoba, en cuanto había ordenado que las inscripciones en
ese establecimiento educativo se efectuaran sin distinción de sexo. Contra ese
pronunciamiento los actores dedujeron recurso extraordinario, cuya denegación dio
origen a la presente queja.
Que el remedio federal interpuesto ha sido adecuadamente tratado por el
procurador general de la Nación, en el dictamen que antecede, a cuyos fundamentos
y conclusiones corresponde remitirse por razones de brevedad.
Por ello, se hace lugar a la queja, se declara formalmente admisible el recurso
extraordinario y se confirma la sentencia apelada.”
UNIDAD 8:
MERCIADRI DE MORINI, MARÍA TERESA S/ PRESENTACIÓN (UNIÓN
CÍVICA RADICAL)-
Mirtha Sisnero quería ser colectivera de micros urbanos en Salta, y la empresa
concesionaria era específica en sus contrataciones: sólo emplea hombres. Pasó por
varias instancias con respuestas negativas, que ahora fueron revertidas por el fallo
de la Corte. Para una visión cronicada, esta nota de Infojus anterior al caso, y esta de
Mariana Carbajal en P12, después del fallo. Para el encuadre más técnico,
recomendamos mucho ver este paper de Puga y Otero (PDF).
48
En una visión general, el planteo era la discriminación en contra de las
mujeres, por ser excluidas de las ofertas laborales en el rubro por razón de su sexo.
Al respecto hubo hace años una causa similar donde se condenó a la cadena de
heladerías Freddo (en sus avisos pedía empleados varones), que no llegó a la Corte
Suprema (la causa era "Fundación Mujeres en Igualdad", y el muy buen fallo de Kiper
y Giardulli de 2002 puede verse acá).
El fallo de la Corte
La Corte aplica el principio ya sentado en "Pellicori c. Colegio Público de
Abogados" que "dinamiza" las cargas probatorias en juicios por discriminación.
Funciona de este modo: si un acto prueba la existencia de hechos de los que pueda
presumirse un motivo discriminatorio el demandado debe probar que tenía un motivo
objetivo y razonable, plausible para la decisión (en "Pellicori", caso resuelto por la
Corte en 2011, la demandante había planteado que su despido obedecía a su cercanía
con un delegado gremial de la entidad, con lo que el motivo que estaba en juego era
la discriminación por razones sindicales). La Corte explica que esto viene de
"McDonnell Douglas Corp. v. Green", un caso de 1973 de la Corte EE.UU. (411 U.S.
792) que dio lugar al criterio conocido como McDonnell Douglas burden-shifting
Esto es así porque claramente las discriminaciones no suelen estar
"documentadas" como tales, y en todo caso se trata de prueba que queda siempre en
poder del sujeto demandado. No es explícitamente una "inversión" de la prueba, ya
que el demandante debe sentar que es plausible, prima facie, la posibilidad de que
exista discriminación.
La Corte, en fin, obliga a que el STJ Salta reconsidere el caso a la luz de esa
doctrina de cargas probatorias en casos de discriminación, cuya respuesta, casi
cantada, derivará en victoria para la demandante.
Las consecuencias
Un primer detalle, explícito en el fallo. Siguiendo la senda del viejo "Kot", la
Corte dice que el efecto de los derechos irradia también a los particulares. En ese
sentido, el fallo "Sisnero" invoca la Opinión Consultiva 18/03 de la Corte
Interamericana (PDF) sobre derechos de los migrantes, citada antes por nuestra
corte en "Alvarez, Maximiliano y otros c/ CencosudSA" de 2010.
53
alegó haber sido víctima de actos de tortura y malos tratos ocurridos durante su
estancia en los diversos centros penitenciarios.
La Corte declara que,
- El Estado es responsable por la violación del derecho a la libertad personal,
reconocido en el artículo 7.1, 7.3, 7.4, 7.5 y 7.6, en relación con los artículos 1.1 y 2
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en perjuicio del señor Jesús
Tranquilino Vélez Loor.
- El Estado es responsable por la violación del derecho a las garantías
judiciales, reconocido en el artículo 8.1, 8.2.b, 8.2.c, 8.2.d, 8.2.e, 8.2.f y 8.2.h, en
relación con los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, en perjuicio del señor Jesús Tranquilino Vélez Loor.
- El Estado es responsable por la violación del principio de legalidad,
reconocido en el artículo 9, en relación con el artículo 1.1 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en perjuicio del señor Jesús Tranquilino Vélez
Loor.
- El Estado es responsable por la violación del derecho a la integridad personal
reconocido en el artículo 5.1 y 5.2, en relación con el artículo 1.1 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, respecto a las condiciones de detención, en
perjuicio del señor Jesús Tranquilino Vélez Loor.
- El Estado es responsable por la falta de garantía del derecho a la integridad
personal reconocido en el artículo 5.1 y 5.2, en relación con el artículo 1.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, y por el incumplimiento de los
artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la
Tortura, respecto de la obligación de investigar los alegados actos de tortura, en
perjuicio del señor Jesús Tranquilino Vélez Loor.
- El Estado incumplió la obligación de garantizar, sin discriminación, el
derecho de acceso a la justicia, establecido en los artículos 8.1 y 25, en relación con
el artículo 1.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en perjuicio del
señor Jesús Tranquilino Vélez Loor.
55
- La Corte supervisará el cumplimiento íntegro de la Sentencia de Fondo,
Reparaciones y Costas, en ejercicio de sus atribuciones y en cumplimiento de sus
deberes conforme a la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y dará por
concluido el presente caso una vez que el Estado haya dado cabal cumplimiento a lo
dispuesto en la misma.
La Corte declara:
- Que el Estado es responsable por la violación del derecho a la vida,
reconocido en el artículo 4.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de (...)
- Que el Estado es responsable por la violación del derecho a la integridad
personal, reconocido en el artículo 5.1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en
perjuicio de (...)
- Que el Estado es responsable por la violación de los derechos a la integridad
personal reconocido en el artículo 5.1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en
perjuicio de (...)y sus familiares, indicados en el Anexo A de la Sentencia de
Fondo, Reparaciones y Costas.
- Que el Estado es responsable por la violación del derecho a la libertad
personal, reconocido en el artículo 7.1, 7.2, 7.3, 7.4, 7.5 y 7.6 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en
perjuicio de (...)
- Que el Estado es responsable por la violación de los derechos a las garantías
judiciales y de libre circulación, reconocidos en los artículos 8.1 y 22.9 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 del
mismo instrumento, en perjuicio de (...)
- Que el Estado es responsable por la violación de los derechos a las garantías
judiciales y a la protección judicial, reconocidos en los artículos 8.1 y 25.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de
la misma, en perjuicio de las víctimas indicadas en el Anexo A del presente Fallo.
- Que el Estado es responsable por la violación de la obligación de adecuar su
derecho interno, establecida en el artículo 2 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con los artículos 4.1, 8 y 25 del mismo instrumento.
- Que el Estado incumplió con el deber de no discriminar, contenido en el
artículo 1.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con
los derechos reconocidos en los artículos 2, 4, 5, 7, 8, 22.9 y 25 de la misma.
- Que la Corte estimó que no procede pronunciarse respecto de la alegada
violación de los derechos a la personalidad jurídica e igualdad ante la ley,
reconocidos en los artículos 3 y 24 de la Convención.
58
Mediante informe Nº 28/07 (reservado), la CIDH decide acumular los casos de
Laura Berenice Ramos Monarrez, de 17 años, Claudia Ivette Gonzales de 20 años y
Esmeralda Herrera Monreal, asesinatos que ocurrieron en la misma ciudad,
conocidos como los casos del “Campo Algodonero”, emitiendo su decisión de fondo y
otorgando al Estado dos meses para informar sobre las medidas adoptadas para dar
cumplimiento a las recomendaciones. El Estado solicita la prórroga de 18 meses para
dar cumplimiento a una de las recomendaciones y que se reconozca y acepte el
cumplimiento de las demás. En 03 de julio la CIDH informa que ha concedido al
Estado una prórroga de 4 meses, quedando suspendido el establecido en el art. 51 (1)
de la Convención Americana para elevar el caso a la Corte Interamericana, que debía
vencer el 04 de noviembre 2007.
En dicha fecha, la CIDH interpuso ante la Corte IDH una demanda contra
México en los casos 12.496, 12.497 y 12.498, “Campo Algodonero”: Claudia Ivette
González, Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez, por
denegación de justicia en relación con la desaparición y homicidio de las víctimas, en
Ciudad Juárez; falta de políticas de prevención en estos casos pese al conocimiento
por parte de las autoridades estatales de la existencia en Chihuahua de un patrón de
violencia contra mujeres y niñas; falta de respuesta de las autoridades frente a estas
desapariciones; falta de la debida diligencia en la investigación de los homicidios,
falta de reparación adecuada en favor de sus familiares. En 26 de diciembre de 2007,
la Corte IDH notifica la aceptación del caso y, en febrero de 2008, se presenta la
demanda por medio del escrito de “argumentos, solicitudes y pruebas” formulado por
las madres de las víctimas, Red Ciudadana de No Violencia y por la Dignidad
Humana, Centro para el Desarrollo Integral de la Mujer A.C. (CEDIMAC), ANAD y
CLADEM. En el período de 27 a 30 de abril de 2009, la Corte IDH realizó un período
extraordinario de sesiones en Santiago de Chile, en el cual tuvo lugar la audiencia del
caso “Campo Algodonero” para escuchar, entre otros, a testigos y peritos.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, con fecha 16 de noviembre de
2009 emite sentencia contra el Estado mexicano señalando entre otra cosas, que el
Estado incumplió con su deber de investigar -y con ello su deber de garantizar- los
derechos a la vida, integridad personal y libertad personal, en perjuicio de Claudia
Ivette González, Laura Berenice Ramos Monárrez y Esmeralda Herrera Monreal.
Por los mismos motivos, el Estado violó los derechos de acceso a la justicia y
protección judicial, consagrados en los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención
Americana.
UNIDAD 9:
JUAN CARLOS BAYARRI VS. ARGENTINA (Ver unidad 3)
CASO NUÑEZ, JULIA ARMINDA S/ INFRACCIÓN ART. 145 BIS Y TER, INC.
1º DEL CÓDIGO PENAL (ambos en concurso real, art. 55 del Cód. Penal)
El caso comenzó en diciembre de 2008 cuando una mujer que vivía en Cabaña
Leiva, Julia Núñez, de 57 años y visitaba hogares de bajos recursos engañando a
adolescentes mujeres y a sus padres con falsas promesas de trabajo doméstico. Así
convenció a los padres de la menor Carolina Fernández de llevársela a su casa para
mejorar su situación económica, lejos de cumplir su promesa la obligó a prostituirse
en la ciudad de Santo Tomé.
La pareja de Núñez, Héctor Rousselot, se encontraba entonces detenido en la
cárcel de Las Flores por otros delitos. Durante las salidas transitorias se hizo cargo
de prostituir a Carolina Fernández a quien llevaba a una plaza de Santo Tomé, y en
enero de 2009 se la vendió a Rojas, a quien conocía de la cárcel y quien se la llevó.
Para entonces, los padres de la menor comenzaron una intensa búsqueda, por lo
que en febrero Rojas la llevó a Santa Fe y ella permaneció alojada 11 días en la Casa
de la Joven, de donde se escapó y Rojas se la volvió a llevar. La mujer que la había
captado, Julia Núñez, ya estaba procesada por este delito y se encontraba detenida.
En septiembre de 2009, detuvieron a Rojas por falsificación en la localidad
bonaerense de Espeleta, y allí se descubrió que era buscado por la Justicia federal
que había emitido un pedido de captura en Santa Fe. Desde ese momento y hasta
noviembre se desconoció el paradero de la menor.
El día 27 de noviembre de 2009 el Tribunal Oral en lo Criminal de Santa fe
condenó a Julia Núñez a la pena de 10 años de prisión. Carolina aparecería por sus
propios medios en una comisaría de Coronda, aunque se sospecha que fue llevada allí
por algún familiar o secuaz de Rojas buscando que la situación judicial de este no se
complicara. El día 29 de abril de este año el Tribunal Oral en lo Criminal de Santa fe
condenó a Rojas a la pena de 17 años de prisión. Aún no se publicó el fallo completo.
De la red local, que articulaba además en cabarets de la provincia de Buenos Aires,
resta llevar a juicio a Héctor Rousselot, un convicto que se encuentra prófugo de la
Justicia tras escapar en una de sus salidas transitorias.
UNIDAD 10:
"PONZETTI de BALBIN, INDALIA v. EDITORIAL ATLANTIDAHechos.
Este pronunciamiento se origina a raíz de la publicación por parte de la revista
“Gente y la actualidad” en la tapa del número 842, del 10 de Septiembre de 1981, de
una fotografía de un reconocido dirigente político, el doctor Ricardo Balbín, tomada
en la víspera de su deceso, cuando se encontraba en la sala de terapia intensiva de la
Clínica Ipensa de la ciudad de La Plata, en la cual era atendido de una grave
dolencia, y la que ampliada con otras en el interior de la revista, provocó el
sufrimiento y mortificación de la familia del doctor Balbín y el repudio generalizado a
esa violación a la intimidad por parte de autoridades nacionales, provinciales,
municipales, eclesiásticas y científicas. Una vez fallecido el doctor Balbín, su esposa y
su hijo promovieron demanda por daños y perjuicios contra Editorial Atlántida S. A.,
fundadora y propietaria de la revista que publicó esas fotos, y Carlos Vigil y Aníbal
Vigil, directores y propietarios de la mencionada editorial, con el objeto de resarcir el
sufrimiento, la perturbación de su tranquilidad y la mortificación causada por la
violación de su intimidad.
61
El fallo del juez de primera instancia acogió favorab1emente la demanda. La
accionada ante este pronunciamiento contrario a su posición, al apelar expresó
oportunamente que el juez había decidido emocionalmente, como mero público; que
no existió por su parte, a la luz del art. 1071 bis del Código Civil2, un accionar
“arbitrario” pues medió una razón periodística referida a un personaje público que ha
renunciado de esta manera a la intimidad; que el juez no ha analizado con
detenimiento la fotografía en cuestión, siempre que en el aparente conflicto entre dos
garantías fundamentales debe privar la que resguarda a la libertad de prensa; y por
último que la indemnización prevista por el art. 1071 bis del Código Civil no tiene,
como cree la accionada que ha sido considerada por el juez de primera instancia,
carácter “sancionatorio”.
La sala F de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil confirmó la
sentencia de primera instancia sobre la base de los siguientes fundamentos:
- No consideró que el magistrado de primera instancia haya juzgado el
caso como mero público, más allá de que el juez no puede dejar de actuar en casos
como este como “un hombre normal”.
- Afirma que el a quo ha analizado correctamente el tema de la
intimidad, siempre que existió arbitrariedad al tomar y publicar luego las fotografías
sin contar con el consentimiento del enfermo ni de sus familiares y desdeña el intento
de la demandada de ampararse en el art. 31 de la ley 11.7233, por ser tardío.
- La garantía de la libertad de prensa, como ningún otro derecho, no es
absoluta, ni debe interpretarse como anulando o contradiciendo otro, sosteniendo
que “el derecho de libre publicación no resulta haber sido ejercido en forma legitima
o regular, toda vez que ha habido un entrometimiento arbitrario en la esfera de
reserva del doctor Balbín, violándose así su derecho de intimidad” siendo que se
“considera que el estado de salud de una persona integra aquel espectro de hechos
reservados al conocimiento de la propia persona” (del fallo de la sala F de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Civil, citado por el Procurador General en su
dictamen).
- Ratifica el carácter de verdadera reparación de derecho y no simple
reparación jurídica en motivos de equidad de la indemnización contemplada en el art.
1071 bis del Código Civil y la fija en la suma de 170.000 pesos argentinos,
rechazando además el agravio referido a la publicación del fallo en un matutino de
Buenos Aires.
Contra el fallo de segunda instancia la parte demandada interpuso recurso
extraordinario donde insistió afirmando que ha hecho un legítimo y regular ejercicio
de la profesión de periodista, dando, de una manera criticable pero nunca judiciable,
información gráfica de un hecho de gran interés general. Las razones periodísticas
que fundamentan la publicación de la fotografía en cuestión, determinan que no
exista arbitrariedad, elemento condicionante de la responsabilidad que nace del art.
1071 bis del Código Civil.
La Corte admitió el recurso extraordinario y confirmó la sentencia en lo que
fue materia de recurso. Genaro R. Carrió. - José S. Caballero (según su voto). - Carlos
S. Fayt. - Augusto C. Belluscio (según su voto). - Enrique S. Petracchi (según su voto).
El fallo de la corte fue resuelto por mayoría, con votos en concordancia por
más de 5 miembros y con 3 votos en disidencia, pero con una postura muy neutra
acerca del caso se hace lugar a las quejas, se declaran procedentes los recursos
extraordinarios, y se revoca la resolución recurrida.
FUNDAMENTOS JURÍDICOS
la Corte muestra los arts. 14 y 32 de la Constitución Nacionaly también el art. 13 de
la Convención Americana de Derechos Humanos en el pacto de San José de Costa
Rica.
Afirmó al respecto que la garantía constitucional de libertad de prensa sin censura
previa abarca tanto a las ideas vertidas a través de la prensa escrita, como las
expresadas a través de la radio o TV, incluyendo las manifestaciones de corte
humorístico, (tal el caso del programa de Tato Bores, el cual se inscribía en el género
de sátira política o programa de humor político).
En relación a las expresiones por radio o TV, la Corte realizó en este caso una
diferenciación de estos medios con respecto a la prensa gráfica al señalar que “la
radiofonía y la televisión gozan de protección más atenuada” por su “intensa
penetración en el seno del hogar” y por ser “singularmente accesibles a la infancia”.
PORTILLO ALFREDO
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal
confirmó la sentencia de primera instancia que condenó a Portillo Alfredo a prestar
un año de servicios continuados en las Fuerzas Armadas más el tiempo legal previsto
por la ley 17.531 por no haberse presentado a la convocatoria del Distrito Militar
Buenos Aires. Contra este pronunciamiento Portillo dedujo recurso extraordinario
65
basándose en que la incorporación compulsiva violaba su libertad ideológica y de
conciencia, reconocidas por el Art. 14 de la Constitución Nacional.
La Corte Suprema estimó que la ley 17.531, de servicio militar, se inscribía en
los requerimientos inherentes al título de ciudadano. La cuestión en examen
radicaba, para la Corte, en una tensión entre derechos y obligaciones consagrados en
dos normas constitucionales, en cuanto el actor pretendía no realizar el servicio de
conscripción impuesto por la ley 17.531, al reglamentar la obligación constitucional
que impone armarse para defender la Nación y la Carta Magna; y el derecho a la
libertad de creencias, consagrado en el art. 14 de la Constitución Nacional.
La posible lesión a las legítimas creencias de un ciudadano por la obligación
del servicio de armas puede llegar también a aquellos que aun no profesando
ninguna creencia religiosa tienen establecida una escala de valores entre los cuales
ocupa un lugar preponderante el de no poner en riesgo la vida de un ser humano.
La Corte opinó que el incumplimiento de la obligación constitucional de armarse para
defender la Nación no conllevaba un peligro grave o inminente a los intereses
protegidos por el Estado, ya que el servicio requerido debía cumplirse en tiempos de
paz; y sostuvo que no era absolutamente necesario limitar la libertad de conciencia
del ciudadano para que el sujeto cumpliera con sus deberes y a la vez le fuera
respetada su autonomía, como ocurriría de prestarse un servicio alternativo. La Corte
reconoció que no puede desconocerse tal ámbito de autonomía, ni debilitar la eficacia
de la ley de servicio militar permitiendo que ciertos ciudadanos sean obligados por lo
que manda la ley, cuando en realidad no pueden hacer lo que la norma impone.
La Corte sostuvo que si bien los derechos son relativos y encuentran razonable
limitación en las leyes que los reglamentan, resaltó que las obligaciones también lo
son, entonces la libertad de conciencia, relativa, debe conciliarse con la obligación,
relativa, de armarse. Sobre este punto expresó la Corte que armarse en sentido
propio es vestir las armas, pero en un sentido análogo es ponerse a disposición de
auxiliar a quienes la visten mediante una gran gama de servicios que por su
naturaleza permiten al ciudadano satisfacer su débito con el Estado y a la vez
conservar sin lesiones su ámbito de autonomía como persona religiosa o ética. Por
todo esto la Corte en su mayoría mantuvo el criterio de la sentencia apelada en
cuanto condenó a Alfredo Portillo a cumplir un año de servicio más el tiempo previsto
por el art. 34 de la ley 17.531 al encontrar injustificada su negativa a presentarse al
distrito militar, pero se apartó de la Cámara en cuanto dispuso que la modalidad de
cumplimiento no debía conllevar el uso de armas, prestándose un servicio
sustitutorio.
Disidencia del Dr. Caballero
La objeción de conciencia carece de sustento por cuanto la imposición del
servicio militar no le impedía al apelante ejercer libremente su culto, como tampoco
difundir o aprender su credo.:
67
El caso se refiere a la responsabilidad internacional del Estado por la muerte y
maltratos a los que fue sometido Ximenes Lopes en una institución mental, así como
por la falta de investigación y sanción de los responsables.
Derechos violados: Convención Americana: Artículo 1 (Obligación de respetar
los derechos.) , Artículo 25 (Protección Judicial) , Artículo 4 (Derecho a la vida) ,
Artículo 5 (Derecho a la Integridad Personal) , Artículo 8 (Garantías Judiciales)
- Los hechos del presente caso se refieren a Damião Ximenes Lopes, quien
durante su juventud, desarrolló una discapacidad mental de origen orgánico,
proveniente de alteraciones en el funcionamiento de su cerebro. En la época de los
hechos, el señor Damião Ximenes Lopes tenía 30 años de edad y vivía con su madre
en la ciudad de Varjota, situada aproximadamente a una hora de la ciudad de Sobral,
sede de la Casa de Reposo Guararapes.
- El señor Damião Ximenes Lopes fue admitido en la Casa de Reposo
Guararapes, como paciente del Sistema Único de Salud (SUS), en perfecto estado
físico, el 1 de octubre de 1999. Al momento de su ingreso no presentaba señales de
agresividad ni lesiones corporales externas. El 3 de octubre de 1999 el señor Damião
Ximenes Lopes tuvo una crisis de agresividad y estaba desorientado. Entró a un baño
en la Casa de Reposo Guararapes, y se negaba a salir de ahí, por lo que fue dominado
y retirado a la fuerza por un auxiliar de enfermería y por otros dos pacientes. Por la
noche del mismo día, la presunta víctima tuvo un nuevo episodio de agresividad, y
volvió a ser sometido a contención física, a la que estuvo sometido entre la noche del
domingo y el lunes por la mañana.
- El 4 de octubre de 1999, la madre de Damião Ximenes Lopes llegó a visitarlo
a la Casa de Reposo Guararapes y lo encontró sangrando, con hematomas, con la
ropa rota, sucio y oliendo a excremento, con las manos amarradas hacia atrás, con
dificultad para respirar, agonizante, y gritando y pidiendo auxilio a la policía. El
señor Ximenes Lopes seguía sometido a la contención física que le había sido
aplicada desde la noche anterior, ya presentaba excoriaciones y heridas, y se le dejó
caminar sin la adecuada supervisión.
- El señor Damião Ximenes Lopes falleció el mismo día, aproximadamente dos
horas después de haber sido medicado por el director clínico del hospital, y sin ser
asistido por médico alguno en el momento de su muerte. Sus familiares interpusieron
una serie de recursos. Sin embargo, no se realizaron mayores investigaciones y se
sancionaron a los responsables.
La Corte declara,
- Que la Sentencia de Fondo, Reparaciones y Costas constituye per se una
forma de reparación
La Corte dispone,
- Que el Estado debe garantizar, en un plazo razonable, que el proceso interno
tendiente a investigar y sancionar a los responsables de los hechos de este caso surta
sus debidos efectos.
- Que el Estado debe publicar, en el plazo de seis meses, en el Diario Oficial y
en otro diario de amplia circulación nacional, por una sola vez, el Capítulo VII relativo
a los Hechos Probados de la Sentencia de Fondo, Reparaciones y Costas, sin las notas
al pie de página correspondientes, así como la parte resolutiva del fallo.
- Que el Estado debe continuar desarrollando un programa de formación y
capacitación para el personal médico, psiquiátrico, psicológico, de enfermería,
auxiliares de enfermería y para todas aquellas personas vinculadas con la atención de
salud mental, en particular, sobre los principios que deben regir el trato de las
personas que padecen discapacidades mentales, conforme a los estándares
internacionales en la materia y aquellos establecidos en la Sentencia de Fondo,
Reparaciones y Costas.
68
- Que el Estado debe pagar en efectivo a las señoras US$1.500,00 a Albertina
Viana Lopes y US$10.000,00 a Irene Ximenes Lopes Miranda, en el plazo de un año,
por concepto de la indemnización por daño material.
- Que el Estado debe pagar en efectivo a las señoras Albertina Viana Lopes e
Irene Ximenes Lopes Miranda, y los señores Francisco Leopoldino Lopes y Cosme
Ximenes Lopes, en el plazo de un año, por concepto de la indemnización por daño
inmaterial, la cantidad fijada en el párrafo 238 de la Sentencia de Fondo,
Reparaciones y Costas.
- Que el Estado debe pagar en efectivo, en el plazo de un año, por concepto de
costas y gastos generados en el ámbito interno y en el proceso internacional ante el
sistema interamericano de protección de los derechos humanos, la cantidad de
US$10,000,00, la cual deberá ser entregada a la señora Albertina Viana Lopes.
- Que supervisará el cumplimiento íntegro de la Sentencia de Fondo,
Reparaciones y Costas, y dará por concluido el presente caso una vez que el Estado
haya dado cabal cumplimiento a lo dispuesto en la misma. Dentro del plazo de un
año, contado a partir de la notificación de la Sentencia de Fondo, Reparaciones y
Costas, el Estado deberá rendir a la Corte un informe sobre las medidas adoptadas
para darle cumplimiento
La Corte decide,
- Admitir el reconocimiento parcial de responsabilidad internacional efectuado
por el Estado por la violación de los derechos a la vida y a la integridad personal,
consagrados en los artículos 4.1 y 5.1 y 5.2 de la Convención Americana, en relación
con la obligación general de respetar y garantizar los derechos establecida en el
artículo 1.1 de dicho tratado, en perjuicio del señor Damião Ximenes Lopes.
La Corte declara,
- Que el Estado violó, en perjuicio del señor Damião Ximenes Lopes, tal como lo
reconoció, los derechos a la vida y a la integridad personal, consagrados en los
artículos 4.1 y 5.1 y 5.2, de la Convención Americana, en relación con la obligación
general de respetar y garantizar los derechos establecida en el artículo 1.1 de dicho
tratado.
- Que el Estado violó, en perjuicio de las señoras Albertina Viana Lopes e Irene
Ximenes Lopes Miranda y los señores Francisco Leopoldino Lopes y Cosme Ximenes
Lopes, familiares del señor Damião Ximenes Lopes, el derecho a la integridad
personal, consagrado en el artículo 5 de la Convención Americana, en relación con la
obligación general de respetar y garantizar los derechos establecida en el artículo 1.1
de dicho tratado.
- Que el Estado violó, en perjuicio de las señoras Albertina Viana Lopes e Irene
Ximenes Lopes Miranda, familiares del señor Damião Ximenes Lopes, los derechos a
las garantías judiciales y a la protección judicial, consagrados en los artículos 8.1 y
25.1 de la Convención Americana, en relación con la obligación general de respetar y
garantizar los derechos establecida en el artículo 1.1 de la misma.
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- El Estado violó, en perjuicio del señor Jorge Castañeda Gutman, el derecho a
la protección judicial consagrado en el artículo 25 de la Convención mericana, en
relación con los artículos 1.1 y 2 de la misma.
- El Estado no violó, en perjuicio del señor Jorge Castañeda Gutman, el derecho
político a ser elegido reconocido en el artículo 23.1.b de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con los artículos 1.1 y 2 de la misma.
- El Estado no violó, en perjuicio del señor Jorge Castañeda Gutman, el derecho
a la igualdad ante la ley, reconocido en el artículo 24 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 de la misma.
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