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RELACION DEL DESCUBRIMIENTO DEL REYNO DEL PERU DIEGO DE TRUJILLO 1871 Radi Porras Barrenechea descubrié Ia Crénica de Diego de Trujillo, en 1934, en la Biblioteca del Pa- lncio Real de Madrid y Ia presenté con un estudio RELACION DEL DESCUBRIMIENTO DEL REYNO DEL PERU QUE HIZO DIEGO DE TRUJILLO EN COMPARIA DEL GOBERNADOR DON FRANCISCO PIZARRO Y OTROS CAPITANES DESDE QUE LLEGARON A PANAMA EL ANO DE 1530, EN QUE REFIEREN TODAS LAS DERROTAS Y SUCESOS HASTA EL DIA 15 DE ‘ABRIL DE 1571 La armada En el afio de mil quinientos y treinta se repar la gente que Francisco Pizarro trujo de Espafia, en tanto que el Armad: se apresté que fueron ocho meses, parte en Naté, y parte y tras Je isle de es Prles con Hernando Pierro, y on otras isles (1). Los de Ia isla del Gallo Los que se hallaron con Francisco Pizarro en el primero descubrimiento de la costa, y la isla del Gallo, no quisieron ve- ni, diciendo que era tierra perdida, y que los que ven(an con 41 venfan a morir; y asi se quedaron algunos de los que ron con él de Espafi Le partida Al principio del afio de treinta y uno (2) nos la vela sobre la isla de las Perlas hasta doscientos y cincuenta REUCION oft oescusRENTO DEL AEMO CEL PER Espafioles (3) y con nosotros tres frailes dominicos (4) que eran Fr. Resinaldo (5) y Fr. Vicente de Valverde (6), y Fr. Juan (7), y partidos legamos con muy buen tiempo en seis, dias a al bahia de San Matheo, que nunca tal navegacién se ha visto. La bahia de San Mateo Tralamos por copiloto a Bartolomé Ruiz (8), que cierto sirvié mucho en la jornada: sobre la Bahia estuvimos diez dias reformando la gente; vinieron muchos indios por el rio ; nunca quisieron saltar en tie- rra. Esta tierra de la bahfa es tierra de montafia, y de muchos aguaceros, havia fruta de la tierra, mucha como guavas (9), ‘gueyavas (10), caymitos (11) y hovos (12). Catamez Salido de la Bahia Hegamos a quatro leguas a un pueblo despoblado que se llama Catamez (13) avia muchas guayavas y ciruelas de la tierra y pozos hondos donde bebian, y se saca- be el agua con unos caracoles (14), avia mosquitos y aguace- 105; asimismo es tierra de montafia Caneebi De alli Ilegamos a un pueblo grande en la costa, despo- blado que se decia Cancevi (15). Tenia mucha losa de barro, y muchas redes de pescar, avia maizales, que aun no estaba for- mado el matz, mas asi lo comimos por la falta que avia de co- mida; Esta tierra era falta de agua dulce de que se padecta tr bajo, y por ir faltos de guia para saver a donde aviamos de 2 parar, envié el Gobernador, al Capitén Escobar (16) por la montafia adentro a ver si podia encontrar un indio, yo ful con él, Indios y barbacoas Y Hlegamos a una quebrada seca, sin agua, y vimos humos, y estuvimos en la quebrada hasta el quarto del alva, para der sobre la rancherla, y Ilovié tanto aquella noche, que viniendo de avenida la quebrada se ahogd un soldado, y otros salieron a nado; dimos sobre la rancherfa, y estaban los indios que eran tres 0 quatro, tenian sus camas encima de érboles altos como niidos de ciguefia, y cherriaban como gatos, monos, tornamos un indio y no avia remedio de entenderle, ni él a nosotros, truxismole al Real, y por sefias desde a més de 15 dias nos did noticia de tierra adelante poblada, y donde avia comida que ya no pretendfamos otra cosa, sino hallar donde comer. Los rios de los Quiximis Venimos adelante costeando la costa, y hallamos que de una barranca de la mar cayé un chorro de agua dulce de que se recibié gran contento por ir tan necesitados de agua; de allt fuimos caminando hasta los rios de los Quiximis (17), a don: de se hicieron balsas para pasarlos y estendo alli con harto tra bajo de comida, y agua dulce, porque los rios tenfan muy arri- be el agua dulce (18); llegé Bartolomé Ruiz con el navio y le barca y alli nos dieron refeccién de harine de mafz, @ code uno medio quartillo de harina; pasados los dos ros, que tenian un quarto de legua de ancho cada uno, hallamos ‘muchos camo- tes y mucha yuca de que hizimos mucho cazabe, y avla mucha fruta de guayavas e otras, y asi se reformé mucho la gente. En esta tierra estaba otro rio por delante, que tenia més anchura que los otros, y allf, y en los otros hechaban una yegua atade a la balsa, y luego soltavan los caballos, y asi pasébamos a los que no sabian nadar hechados sobre las valsas, y las sillas de los caballos, que hato avia tan poco que en las manos se lo Ile- vaba cada uno, pasado este rio fuimos por la costa, y dimos en unos trampales adonde avia muchos cangrejos que avian comido manzanillo, y aquella noche estuvo toda la gente para morir por aver comido de los cangrejos con ponzofa. Coaque Ya teniamos noticia de Coaque (18), que era un gran pueblo, muy rico de oro, plata, esmeraldas y otras muchas piedras de otras colores y chaquira de oro y plata, y de hue- so (19), y mucha gente, y esta noche estando a gente del arte ELACION DEL DESCUBRIVITO DEL RENO OA. PERI que digo, toceron la trompeta para ir ® saltear aquel pueblo de Coaque, y asi se hizo, y se tomé el cacique de él, y s¢ tuvo preso mucho tiempo; avia gran cantidad de ropa blanca de al- godén; era un pueblo de grandes casas y tenla muchos (dolos y_atambores; avla mucha comida de matz y frutes; avla mu- cha albeaca de Castilla y mucho agi; los indios eran fuertes y guerreros; el pueblo tenfa trescientos buhios muy grandes; es tierra loviosa de grandes truenos y grandes culebras y sapos, y tierra muy hémeda y cuando ya no habla comida tres sol- dados se comieron una culebra y los dos murieron y el otro que la embarré con unos ajos no murié mas pelose todo y que 6 tal que en mucho tiempo no volvié en si. Ore y verruges En este pueblo se tomaron diez y ocho mil pesos en oro (20), y algune plata baxa y luego despaché el Gobernador & Bartolomé Ruiz y a Quinteros (21) con los dos navios, el uno a Nicaragua, y el otro a Panamé, con el oro que Ilevaron para traer gente, y quedsmos en aquel pueblo més de ocho meses; fen este tiempo murié mucha gente de enfermedades y de unas verrugas (22) que alli nacfan a los espaficles; después que el navio fue a Panamé, vino luego a este pueblo de Coaque Pedro Gregorio un mercader que trajo mucha cecina y tocinos y que- 303 de canarias, y trujo gente, que de la que trajo son vivos Pe- dro Diaz (23) el de Guamanga y Juan de la Torre (24) el de ‘Arequipa e Isasaga (25) que esté en Lima, los demés todos son muertos. Benalcazar Del navio que fue ino luego Sebastién de Be- nalcazar (26), en un navio, y trajo poca gente, que fueron Morgovejo de Quifones (27), y Alonso Perez de Vivero (28), y Hernando Beltrén (29), y Alonso Maraver (30), y Diego Ojue- los (31), y Martin Bueno (32), ¢ Miguel Astete (33), y otros, destos, no hay nadie vivo. Fray Reginalde y las esmoraldas de Coaque nadie conocié las esmeraldas sino fue Fray Reginaldo que junté més de ciento, y tantas, y pikao oF site las cosié en un juvén, y de allf se volvié a Panamé en el navio de Pedro Gregorio (34), y allf murié, y le sacaron las esme- raldas, y después hizimos todos servicio a S. M. de el Lucha En este tiempo puso el Governador en su libertad al cacl- que de Coaque, y luego se alzé con toda su gente, y nos quemé no quedé més que un buhio adonde todos nos recogimos y le defendimos que no nos le quemase; y savido ‘que el cacique se avia ido con su gente a unas montafas, y to- mado un indio que savia donde estaban, el Governador con al gente fueron a pié porque no podian ir caballos en su busca, y llevaron el indio que era guia, y pasando un rio la guia se heché al rio, y se ahogd que pasaban en una balsa y ansi se volvié el Governador y Ia gente sin hacer nada. Passo y Caraques Haviendo ya venido los navios de Panemé, y Nicaragua se- limos de Coaque con la mas gente enferma, y fuimos hasta el cavo de Pascio (35), y no pudiendo pasar la punta abrimos ca- mino por la montana, y legamos al pueblo de Padao, y pas mos hasta llegar a la bah{a de los Caraques (36) con gran falta de agua dulce. Puerto Viejo ¥ de allf en un navio metieron todos los enfermos y los en- viaron a un pueblo que se dice Charapoto (37) que es en la pro- vincia de Puerto Viejo, llevaron tres hombres sanos para que los curasen y el Governador con toda la gente que quedaba se fue por la bah{a arriba hasta dar en un pueblo que se dice Tocagua (38), y de allf pasé adelante a un pueblo de la mesma ‘de Puerto Viejo, que era sefiora de él una viuda rica Estuvimos en esta tierra de Puerto Viejo més de dos me- avia malz y pescado, y fruta de la tierra, papayas (40); mie! hecha de maiz; es tierra seca que con el sol se habren 18s grietas en la tierra y por algunas partes es tierra de mon- tafia y hay cacao de lo de México, aunque poco. ELAGION O&. DESCUBRIMINTO DB. REO DAL FER Manta Salidos de Puerto Viejo llegamos a Picuaza (41), y a otro puerto que se dice Marchan (42), y de alll se hizo una entrada con el capitén Benalcézar la tierra adentro; yo fui en ella de hallamos los primeros Iicumas (43) que se avian visto, y muchos caymitos (44) y patos de la tierra (45); tomose gente, y volvimos a la costa, y de alli Fuimos caminando por unos se cadales sin agua por le costa de la mar; Sed y desfallecimiento ¥ de alll envié el Governador a Diego Maldonado (46), ve- cino que fué de Naté a descubrir agua, porque por la falta de ‘lla, ya la gente iba para morir, y el Governador estuvo deter- minado de se volver atrés, sino que Hernando Pizarro dijo que ‘no aunque muriesen todos, y la gente que ibe delante descu- brié una laguna chica de agua verde; y alll nos remediamos de ‘agua; aunque unos puercos (47) que Hernando Pizarro trafa de Penamé, la pararon de tel arte que ere barro lo que beble- mos, si no fueron los que primero Ilegamos con Diego Mal- donado; Punta Santa Elena y de allf fuimos a la punta de Santa Elena, a do estaban los huesos de los Gigantes (48), hallamos la gente de aquella tierra metidos en balsas, en el mar, con mujeres y hijos, y to- do su hato, y jamés qui y allf tuvimos gran ham- bre, y remediose mucho que como la gente estaba en la mar y dejaron los pueblos despobladosy de noche aullavan los pe- Fros (49), andébamos a caza de éllos, y con estos perros nos sustentamos de comida; que si por ello no fuera padeciéramos mucho trabajo; Odén y de allf fuimos @ una provincia que se dice Odén en los Guancavileas (50), tierra abundosa de comida, y allf estuvi- mos 15 dias para reformar la gente, y los enfermos, Le Puné ¥ de alll venimos al paso de Guayana-caba (51), y deciase ansf porque por alli entré Guayna-caba quedando conquisté la isla de la Puna (52), y alli salié el sefior de la isla que se decia ‘Tumbala (53) con mucha gente y balsas, y nos recivié con gran- des fiestas y regocijos, y trahia que en yendo en la mitad del estrecho la gente en las balsas, desatasen las ligaduras; y que alli muriésemos todos, excepto la balsa en que el sefior de la is- la iba, y el Governador; y como eran tantas las fiestas que hhacla, dijo el Governador a Sebastién de Benalcazar, no me pa- rece bien tantas fiestas; y ansi mandé que se quedasen con 61 fen tierra el sefior de la isla con otros seffores de la isla, y que en otro camino irlan; y ansi pasd la gente sin peligro, y luego volvieron las balsas, y levaron al Governador, e a los demés que quedaron con él. Desembarcamos en un pueblo que dice el Tucu (54) y el estrecho tenia legua y media de travesia, y de alli atravesamos {a Isla a un pueblo que se dice el Estero (55), y en aquel pueblo hallamos una cruz alta y un crucifixo pintado en una puerta y una campanilla colgada, tvose por milagro y luego salieron de la casa més de treinta muchachos y muchachas diciendo “loado sea Jesucristo, Molina, Molina’, y esto fué que quando el primer descubrimiento se le quedaron al Governador dos es- pafioles en el puerto de Payta el uno que se llamaba Moline, y el otro Ginés (56), a quién mataron los indios en un pueblo que se decia Cinto, porque miré a una mujer de un cacique y el Mo- lina se vino a la isla de la Puné al qual tenfen los indios por su capitén contra los chonos y los de Tumbez, y un mes antes que nosotros Ilegésemos le habjan muerto los chonos en la mar pes- cando; sintigronlo mucho los de la Puna su muerte, y estos in- dios de la Puna tenfan tomados a los indios de Tumbez tres [do- los de oro del tamafio cada uno como un muchacho de tres afios y tenia més de seiscientos esclavos de los indios de Tumbez entre hombres y mujeres; y el Governador embié a llamar a los sefiores de Tumbes, y venidos los hizo amigos con los de Ia Isla @ hizoles restituir los idolos de oro y los esclavos que les avian tomado y los Ilevaron a su tierra. -ELACION OAL, DEBCURRIIETO DEL REND DEL PERL Soto Luego vino Hernando de Soto (57) de Nicaragua con dos navios y trajo mucha gente, caballos y bastimentos, y de la gen- te que trajo a la isla hay vivos en Guamanga, Diego Gavilén (58) y Manuel, oy no més: Con Hernando de Soto vino le primera mujer que vino a este Reino, que se llamabs Juana Hernén- dez (59); ras (60), matando algunos espafioles, Pizarro de un flechazo en una pierna, e hirieron también a otros Espafioles, y después de esto embié el Governador a Tumbez @ pedir a los caciques que le embiasen valsas para salir de la isla, llevar el hato y pasar a Tumbez. Colada y le embiaron cuatro valsas con gentes que las governasen yen la una fué el hato del Governador, y Alonso de Mesa (61), vecino desta ciudad y Antonio Navarro (62) de la de Lima que tera criado del Governador, y en otra fue el hato de Hernando Pizarro y en ella Andrés de Vocenegra (63), y en otra fue el ha- to del capitén Pizarro y Juan de Garay, y en otra fue el hato de los oficiales del Rey, y un fulano Riquelme (64), y llegados a la costa de Tumbez mataron los indios a los tres espafioles que hivan en las tres valsas, y no mataron a Mesa, ni a Navarro, por- ‘que se metieron en un estero, y los indios se hecharon a la mar los dejaron, y asi escaparon, ‘Tumbex luego partié de Ia Puna el Governador con toda la gente en dos nevios, y llegamos a Tumbez, y hallamos los Indios alzados, y se asenté el Real junto a la Fortaleza de Tumbez, y a pocos di embié el Governador al capitén Soto hacer guerra a los Indios de Tumbez que estavan en un Fuerte rio arriba. Yo ful con él y cercamos los indios como veinte leguas de Tumbez, y estando cercados, Cacalami (65) que era el sefior de todos ellos se vino de paz con la gente, y bolvimos a Tumbes y el Governador en nombre de S. M. los perdoné a todos, y estando alll vinieron ‘otros 20 hombres de Nicaragua, y con ellos Fr. Jedoco, Frayle Franciscano (66) que agora esté en Quito. Pohechos De Tumbez fuimos por el camino de la Solana a dar a Po- hechos (67) a donde estuvimos algin tiempo, y alll se revelé el cacique de Pohechos, y el Governador embié al capitén Be- nalcazar. Yo ful con él, aunque fuerte y le truximos de paz, ¥ ans{ quedé en su pueblo, en esta entrada mataron los yndios 8 un Juan de Sandoval, de Extremadura, mancevo, no le maté el cacique de Pohechos ni su gente, sino otros, yndios adonde él se desvié a rranchear; Tangarara De este pueblo de Pohechos, venimos a Tangarara (68) adonde el Governador poblé un Pueblo de Espafioles y dején- dole poblado embié al capitén Venalcazar a hacer un castigo en aquellos indios que mataron a Sandoval; yo ful con él, y llega- mos a una Fortaleza adonde agora es Piura y alll estuvimos has- ta que el Governador vino, Serran y de allf venimos a un pueblo que se dice Caran (69), que €s 6 leguas de Piura, donde estuvimos un mes, y entonces no se savia que huviese otra tierra poblada, como heran los Llanos y que la sierra era toda puna y nieves, ni tampoco avia nueva de Atavalipa; y desde aquel Pueblo de Carran vimos un camino que parecta una sierra arriva, y el Gobernador embié a Hernan- do de Soto con quarenta hombres, y yo ful con él a que siguiese quel camino hasta ver donde iba'a parar, y empezando a hallar tierra poblada, y al cabo de 20 leguas dimos en un pueblo que se dice ELACION OSL DESCUBEIMINTO OL REYNO Del PERU Cajas Cajas (70), de grandes edificios, y en el estava un capitén de Atavalipa con més de 2.000 indios de guerra, y avia en aquel Pueblo tres casas de mujeres recogidas que llamaban mamaco- ‘mas y como entramos, y se sacaron las mujeres a la plaza, que heran més de quinientas, y el capitan dié muchas de ellas @ los Espafioles (71), el Capitén de Inga se ensobervecié mucho, y dijo, como osais vosotros a hacer esto estando Atabalipa veinte le suas de aqui, porque no ha de quedar hombre vivo de vosotros Luego el Capitén Soto escrivié al Governador todo lo que pasa- ba y de la sobervia de aquel Indio y el Governador respondié, ‘que sufriesen toda su sobervia, y le diésemos a entender, que le tenlamos miedo, y con esto disimuladamente le tragésemos a Carran donde el Gobernador estaba, y asf le tragimos a Carran 8 donde se supo del todo lo de Atabalipa, y adonde estabs (72) de alli venimos por un Pueblo que se dice Cala (73) y por Cin- to (74) y por Motupe (75), una tierra seca y sin agua, donde se padecié gran trabajo de sed y caminos. Safia Llegamos a Zafia (76) que es una poblacién grande, y de mucha comida, y ropa de la tierra, que avia silos llenos della; topamos un rio grande (77), y era grande porque los Indios hecharon todas las acequias por &l; pasémosle en balsas de ca- labazos los que no savian nadar, y las sillas de los ceballos, y el hato que avia. En este asiento se hallaron gallinas de Castilla pocas, y todas blancas (78); El camino de la sierra de alli tomamos el camino de la sierra,y Ilegamos a una fortaleza sin contraste de nadie; y de allf venimos hasta un Pue- blo quince leguas de Caxamalca a do estuvimos veinte dias (79); Mensaje 2 Atabalipa y all demandé licencia el capitén (de) Atabalipa que tra- imos de Caxas, para ir » Caxamalca, a verse con Atabalipa y que él volveria desde a ocho dias; volvié dentro del término que dixo y nos halld ocho leguas de Caxamalca, y traxo un presen te al Gobernador que se le envié Atabalipa que estaba en los ba- fios una legua de Caxamalea, y el presente eran unos patos deso- Hlados y llenos de lana, que parecian afiagazes para matar a sones (80); y pregunténdole que era aquello respondié, y dixo, dice Atabalipa que de esta manera os ha de poner los cueros @ todos vosotors, si no le volveis cuanto aveis tomado en la tierra, Obsequio de Pizarro y entonces el Governador envié otro presente 2 Atabalipa con un indio Tallén que se llamaba Guachapuro y inviole una co- pa de Venecia (81), y borceguls, y camisas de holanda, y cuen- tas, margaritas, y hasta que volvié el mensajero se detuvo el Governador en aquel asiento. aAtaqu y de alli fuimos caminando con cuidedo, porque vie une quebrada 2 donde Atabalipa quiso inviar gente a que alli nos matasen (82), y dejolo de hacer, porque el Inga que venis con nosotros le dixo no envles vengan que yo te los daré atados a todos, porque a mi solo me han miedo, y también porque no has de matar a tres de ellos, que eran el herrador (83), y el Barbe- ro (84), que hazia mozos a los jévenes, y a Hernando Sanchez Moritlo (85), que era gran bolteador y como el Inga nos cono- cfa a todos dfjole esto, Cajamarca y asf llegamos a Caxamalca un Viernes, a mediodia (86), y Atabalipa, estaba en los bafios una legua de allf; Embajada de Soto y Hernando Luego aquel dia el Governador envié al capitén Soto con 20 de a caballo a visitar a Atabalipa y entr6 en los aposentos a don- de estava, y allf estuvo hasta que era muy tarde y como salia (sie), sospechando el Gobernador si los avien muerto, fue Her- RLACION C&L BESCUBRIMENTO Det REVKO DEL. PERL niido con nosotros de Maxicavilca, y Carran, que es de estos de las barvas y respondié estardn escondidos (93), y hablando el que se bajase de las andas en que venia no lo quiso hacer, Valverde y Atahvalpa y entonces con la lengua salié a hablalle fr. Vicente de Valverde, y procuré dalle a entender al efecto que venfamos, y {que por mandado del Papa un hijo que tenia capitén de la chris- tiandad que era el Emperador Nro Sor. y hablando con él pala- bras del Sto. Evangelio, le dixo Atabalipa, quien dice eso, y 6! respondié Dios lo dice, y Atabalipa dixo como lo dice Dios, y fr. Vicente le dijo veslas aqui escritas, y entonces le mostré un Bre- viario abierto y Atabalipa se lo demandé, y le arrojé después que lo vid como un tiro de herrén (94) de aif diciendo ea, ea, no escape ninguno (95), y los Indios dieron un gran alarido di- ciendo ho, Inga, que quiere decir hégase asi (96), y el alarido puso gran temor; y entonces se volvid fr. Vicente y subié a don- de estaba el Governador, que hace vmd. que Atabalipa esté he- cho un Lucifer (97); y entonces el Governador El ataque se desnudé, y tomé un sayo de armas y una espada, y una adarga, y una zelada, y con los 24 que estévamos con él, salimos a la plaza, y fuimos derecho a las andas de Atabalipa, haciendo calle por {a gente y estandole sacando de las andas, salieron los de a caballo, con pretales de cascaveles, y dieron en ellos; y co- mo los indios huyeron, y en las calles les defendian la salid apechugaron con un lienzo de unas perés, y Io hallanaron por el suelo, y alll, en la plaza cayé tanta gente una sobre otra que se ahogaron muchos, que de ocho mil indios (98) que allf mu- rieron, més de las dos partes fueron muertos de esta manera, siguiose el alcance de los Indios aquella tarde, mas de media legua, Atahvalpa preso metiose a Atabalipa en la fortaleza, y preguntava si a el si le avian de matar (99), y le dijeron que no, porque los christianos bieao ve rRUsLLO con aquel impetu 1n, mas que después no, y le hicieron entender que él se irls a Quito a la tierra que su padre le dejé, ¥ por esto mandé un buhio leno de oro, La conspiracién y ani envié a esta ciudad desde Caxamalca por ello, y se lo llevaron, y después que tuvo dado el oro, dixeron que hacia gente en el rfo de Lavanto (100), y que allf [a juntava para ma: tar a los christianos; y el Governador envié a Soto al rfo de La: vanto para ver si era verdad, yo ful con él y no avia tal, sino co ‘mo los indios Xauxa (101) eran enemigos de Atabalipa le levan- taban esto. El viaje a Pachacamac En este tiempo envié el Governador a Hernando Pizarro a Pachacama con diez y siete hombres (102), yo ful con él y de allf volvimos a Xauxa, y trajimos a Chalcochima y volvimos a Coxemelca Almagro yy alll hallamos a Diego de Almagro, que avia venido con ‘gente de Panamé (103), que fué mucha, y de los que vinieron con él hay vivo Mancio Serra (104), y un Juan Monedero (105), y Juan Romo (106) en Guamanga, y no mas, Proceso de Atahvalpa ¥y lego los oficiales del Rey requirieron al Governador (107), que matase 8 Atabalipa, porque si él vivia, el Rey perde- fa mucha cantidad de moneda por ser Indio tan velicoso y asf materon a Atabalipa, Marcha al Cuzco después de muerto salimos de Caxamalca, y venimos a Guamachuco (108), que es doce leguas de allf y otras tres a ‘Andamarca, a donde mataron a Gualcar Inga (109); y de allf HLACION EL DESCUBMIMENTO Da. REYNO DeL PERL venimos a Gualycal (110); y de alli 2 Bombon (111), todo esto sin guerra de indios; y de Bombon vino Diego de Almagro con gente a Xauxa, donde tuvo guerra con los indios; Xauxa y, luego Hegamos a Xauxa toda la demas gente con el Go- vernador adonde estuvimos cierto tiempo, La vanguardia de Soto hasta que el Governador envié a Hernando de Soto con quarenta de a caballo para descubrir el camino, para venir al Cuzco, yo ful con él, y caminamos hasta Vileas, donde estaban los capitanes de Atabalipa con mucha gente de guerra; Vileas Y Ia gente de guerra eran idos a hacer un chaco (112) y dejaron en Vileas los toldos, y las mujeres, y algunos indios, y.nasotros nos apoderamas, y sefioreamos de todo lo que alll javia al quarto del alva que fué cuando entramos en Vilcas, en- tendiendo que no avia mas gente de la que alli avis; y a hora de visperas como fueron avisados los indios, vinieron por la parte més éspera y dieron en nosotros, y nosotros en ellos, y fos indios por ser la tierra tan spera antes ganaron con noso- tros que nosotros con ellos; aunque alli se sefialaron algunos espafioles como fue el capitén Soto y Rodrigo Orgofiez (113), y Juan Pizarro de Orellana (114) y Juan de Pancorvo (115), ¥ otros que ganaron un alto a los indios, y defendieron mucho; Mataron este dia los indios un caballo blanco de Alonso Tabu- yo (116); fueron forzado de nos retreer a la plaza de Vilcas, y aquella’ noche estuvimos todos en arma. Otro dla vinieron los indios con gran impetu y trageron banderas hechas de las crines y cola del caballo blanco, que avian muerto; fuenos for- zos0 soltar la presa que les teniamos de las mugeres, ¢ indios, que llevaron todo su hato y entonces se retiraron; La tentacién de Soto y el capitén Soto entré en consejo para si esperarfamos alll al Governador, que ya dejava en Xauxa al Tesorero Riquel- me con la gente que allf quedé, y el Governador y Diego de Al- magro, venian ya caminando en pos de nosotros, y huvo pare- cores Que alll esperdsemos al Governador y a Diego de Alma- ‘970, y algunos dijeron como fué Rodrigo Orgofiez, y Hernando de Toro (117) y Juan Pizarro de Orellana y otros valientes, que pues que aviamos gozado de las duras, que gozasemos entrar en el Cuzco, sin el socorro, que atrés venfa, y ans! caminamos ssin tener guerra con los indios que nos dafiase, y pasamos los ss, Avancay y Apocima (118) todos a nado encims los hasta llegar a Lima Tambo siete leguas de esta ciudad del Cuzco, y alll estuvimos dos dfa Mensajero de pax gente de guerra de los indios en Vilcacanga (119), tuna legua més acé de Limatambo, y aquel dia vinieron dos In- dios de los de guerra, que eran del escusdrén de Tarama de parte de su cacique que queria su cacique venir a servir a los christianos con trescientos indios de guerra que él tenia en Io alto de la sierra, y dijeron que era por diferencia que tuvo con los capitanes de Atabalipa, y huvo pareceres que venla por es- plas, y en efecto no lo eran segun después parecié, y el capi- 16n les mando cortar .... + ¥ los envié ansf (120). Vileaconga Otro dla caminamos la cuesta arriba, y al medio de ta ‘cuesta, a do se hace un poco de Ilano, que pasa un arroyito de agua antes que llegasemos a este llano como un tiro de pie- dra, dieron los indios en nosotros de golpe, que de 40 de ca- bello que eramos mataron 5 que fueron Hernando de Toro y Miguel Ruiz y Francisco Martin y Marquina y Juan Alonso (121), y hirieron 17, y los que més dafio nos hicieron fueron los tres- cientos indios que nos querfan venir de paz, porque esto se su- po por cierto; y aquella noche estuvimos en mucho trabajo, porque nevara, y con el frio quejébanse mucho los heridos, y decfan los indios (que nos mantenfan cercados y muchos fue- {905 alrededor) nosotros no os queremos matar de noche, si no de dia, y holgarnos con vosotros;

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