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Teoría de la cultura Pec 3 1

María Luz Ascanio de la Vega

¿Cuál es la relación entre los términos “industrias culturales”, “excelencia” y


“precariado”?

El concepto de industria cultural surge al amparo de la escuela de


Frankfurt, en la obra de Theodor Adorno y Max Horkenheimer en la obra “La
dialéctica de la Ilustración”, surge como una crítica a las sociedades capitalistas
que convierten los bienes culturales (arte, cine, radio, revistas y televisión) en
mercancías, productos hechos en serie para el divertimento de las masas y con el
objeto de obtener un beneficio (Rowan, 2014: 9). Para estos autores la cultura
pierde con el advenimiento de las industrias culturales, ya que se camina hacia la
homogenización del estilo, la falta de originalidad y por tanto la pérdida de aura
de la obra (Briceño, 2010: 60-61).
Actualmente el concepto ha perdido el carácter crítico para convertirse en
un concepto clave para la impulsión de la economía urbana. Porque, si algo ha
caracterizado al siglo XX en materia cultural es que, gracias a la regularización de
la jornada laboral y al aumento del tiempo de ocio, la cultura ha pasado a
convertirse en un motor económico de primer orden. Desde el sector público y
privado se ha optado por la inversión en industrias culturales y en la
conservación del Patrimonio como un medio de regenerar las ciudades y
convertirlas en reclamo turístico generador de empleo y riqueza. Pero ante la
gran oferta de turismo cultural en un mundo globalizado es necesario
distinguirse, diferenciarse y destacarse, buscar aquellos elementos que aportan
singularidad, que resulten especialmente atractivos o exitosos: se trata de
identificar los componentes de excelencia y potenciarlos. Por tanto el concepto
de excelencia ligado a las industrias culturales hace referencia a aquellos
elementos o conjunto de componentes (clúster de excelencia) que otorgan
ventajas competitivas respecto a otras ciudades, que ayudan a distinguirlas y
destacarlas. Un ejemplo de clúster de excelencia sería la creación en los años 90
de la Ciudad de la Imagen en Pozuelo de Alarcón con el objetivo de atraer y
concentrar en la periferia de la capital a la industria audiovisual y de la
televisión.
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La Unesco propone una definición común para las industrias culturales y


las industrias creativas, éstas últimas surgidas en los 90 al amparo del Nuevo
Laborismo de Tony Blair (Rowan, 2014:20): “Aquellos sectores de actividad
organizada que tienen como objeto principal la producción o la reproducción, la
promoción, la difusión y/o la comercialización de bienes, servicios y actividades
de contenido cultural, artístico o patrimonial” (Unesco). A diferencia de las
industrias culturales que suelen ser grandes corporaciones, las industrias
creativas surgieron como un medio de potenciar la creatividad y talento
individuales, se trataba de dar una oportunidad a personas con valía para que se
convirtiesen en microempresarios e impulsaran la economía.
Si algo caracteriza a los trabajadores de las industrias culturales, más
completamente a los de las industrias creativas es la precariedad laboral a la que
están sometidos. Veamos. La realidad de las industrias creativas, es que con la
deslocalización del lugar de trabajo, se han desarrollado a partir de un sistema
network (sociedad en red) por medio del cual se consiguen proyectos y encargos
a partir de los contactos que cada uno posee, de relaciones informales que
establece con personas dentro del sector. Se requieren grandes habilidades
sociales y mantener una agenda activa para conseguir proyectos y seguir
adelante. El acceso a este network se haya restringido haciendo difícil lo que en
un principio era el objetivo, que los jóvenes con talento acceden al mercado
laboral. Por otro lado para ingresar en este sector de las industrias creativas y
culturales muchos comienzan trabajando gratis con la esperanza de elaborarse
un currículo aunque sin saber cuando podrán llegar a trabajar
remuneradamente. Además la necesidad de estar continuamente buscando
nuevos proyectos para seguir adelante añade un importante factor de
inestabilidad e inseguridad a este sector, haciendo difícil el forjarse una carrera
profesional a la antigua usanza. (Pujol, 2013: 191-192)
Ya no es sólo cuestión de la remuneración, sino de la inestabilidad e
inseguridad que este sector genera en el trabajadores que se hayan sometidos a
fuertes injusticias y discriminaciones, como apuntaban Rosalind Gill y Mark
Banks, por la falta de marcos de control y de representación sindical (Rowen,
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María Luz Ascanio de la Vega

2014: 25) y que hacen de los trabajadores del sector un claro exponente del
precariado clase que se esta imponiendo en lo que llevamos de siglo.

Bibliografía

Briceño Linares, Y. (2010)“La Escuela de Frankfurt y el concepto de Industria


cultural. Herramientas y claves de lectura”. En Revista Venezolana de Economía y
Ciencias Sociales, 2010, vol. 16, nº 3. (sep.-di), pp. 55-71.
De Izaguirre García, F. (2010) Ponencia “Industrias culturales y clúster de
excelencia urbana: oportunidades de innovación para una ciudad” en Zaragoza
2010 III Jornadas Ciudades Creativas, 25 y 26 de Noviembre.
http://www.kreanta.org/ambito_08/industrias_culturales.php (última consulta
12 de diciembre de 2014)
Pujol Ozonas, C. (2013) “In/Out experimentaciones audiovisuales en los
márgenes de la industria” En Arte y Políticas de Identidad. Servicio de
Publicaciones de la Universidad de Murcia, vol. 81, Julio 2013, pp. 185-199.
Rowan, J. (2014) “Economía y cultura”. En apuntes Teoría cultural. Barcelona.
Uoc.
Unesco. “Políticas para la creatividad. Guía para el desarrollo de las industrias
culturales y creativas.” En
http://www.unesco.org/new/es/culture/themes/cultural-diversity/diversity-
of-cultural-expressions/tools/policy-guide/como-usar-esta-guia/sobre-
definiciones-que-se-entiende-por-industrias-culturales-y-creativas/ (última
consulta 13 de diciembre de 2014).

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