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Se cuenta la historia de un pequeño ratón que decidió mudarse a una granja. Los dueños de la granja eran dos
ancianos que tenían: una gallina, un gallo, un cerdo y una vaca.
Al pasar de los días, el dueño de la granja se dio cuenta que había un ratón en ella, al instante fue a comprar una
ratonera para atraparlo y terminar con él. El pequeño ratón, al notar el peligro, comenzó a pedir ayuda. Primero
fue al gallinero, pero el gallo y la gallina le dijeron que no era problema de ellos y continuaron rascando, luego
fue donde estaba el cerdo, éste respondió que no tenía tiempo. Finalmente fue donde la vaca, la cual le dijo que
no podía ayudarle, ya que tenía muchas tareas que hacer.
Al ver que nadie quería ayudarle, el ratón se sentía decepcionado, pensaba que de un momento a otro iba a caer
en la ratonera.
Una noche la esposa del grajero escuchó que la ratonera había atrapado algo, ella en la oscuridad fue a
averiguar, pero la ratonera había atrampado una serpiente y la mordió. La señora cayó en cama muy grave.
Para tratar de reanimarla, el granjero cocinó un caldo de gallina y al otro día coció una sopa de gallo.
Las visitas llegaban a ver a la señora enferma y el granjero decidió cocinar el cerdo para darles de comer. Pero,
aún con los cuidados, la señora empeoró y finalmente murió. Entonces el granjero tuvo que vender la vaca, a un
destazadero, para pagar los gastos fúnebres.
En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor
Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. Hechos 20:35
Dios nos enseña que debemos ayudar a los necesitados, a los desprotegidos y a todos aquellos que buscan de
nuestra ayuda.
Pero la ayuda no únicamente aplica para las personas, sino también al planeta que Dios nos ha dado para
cuidarlo. Pueda ser que te no importe gastar los recursos naturales de una forma desmedida, o arrojar basura en
lugares inadecuados y contaminar el ambiente.
Al final esas malas prácticas traerán consecuencias que no solo afectarán a nuestra generación, pero también a
las futuras, incluyendo probablemente a tus hijos y nietos.
Debemos aprender a dejar de lado nuestra indiferencia y no esperar que otro haga el trabajo que Dios nos ha
encomendado hacer
Cierto día un hombre caminaba por el bosque y encontró un polluelo de águila. Al verlo desprotegido decidió
llevárselo a su casa y lo puso en un gallinero. Estando allí, el polluelo aprendió a comer la misma comida que
las gallinas y a conducirse como ellas. Un día, un hombre experto en zoología pasó por allí y le preguntó al
propietario del gallinero, por qué tenía un águila encerrada en el corral.
Como le he dado la misma comida y siempre ha estado entre las gallinas, nunca ha aprendido a volar, respondió
el propietario. Se comporta como ellas, así que ya no es un águila si no una gallina más.
Sin embargo, insistió el zoólogo, es un águila y tiene instinto de volar, y con toda seguridad, se le puede
enseñar a hacerlo.
El zoólogo tomó en sus brazos suavemente al águila, y le dijo: Tú perteneces al cielo, no a la tierra, no eres
gallina. Abre tus alas y vuela. El águila, sin embargo, estaba confundida y al ver que las gallinas comían, saltó y
se reunió con ellas nuevamente.
Al día siguiente el zoólogo llevó al águila al tejado de la casa y la animó, diciéndole de nuevo: Eres un águila,
abre las alas y vuela. Pero el águila saltó una vez más en busca de la comida de las gallinas.
El zoólogo se levantó temprano al tercer día y sacó al águila del corral y la llevó a una montaña. La elevó
directamente hacia el sol. El águila empezó a temblar, a abrir lentamente las alas y, finalmente, con un chillido
triunfante, voló, alejándose en el cielo.
Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en
todo lugar el olor de su conocimiento.
2 Corintios 2:14
Al ver nuestro pasado o el pasado de nuestros padres, pensamos que nuestra vida debe ser de la misma forma,
sumergida en aquellas cosas que nos detiene a salir adelante posiblemente ha sido una cadena de pobreza y
dolor, creyendo que nunca llegaremos a triunfar en la vida. Tomamos las mismas actitudes, el mismo
pensamiento de negatividad el cual nos hace recaer en la misma forma de vivir y nos ciega a ver más allá de lo
que Dios nos puede llegar a dar. Esa ceguera impide que nuestra fe actúe y el poder de Dios se manifieste en
nuestra vida.
Dios como un buen Padre lo que espera de nosotros es que triunfemos en cada área de nuestras vidas. Que nada
nos detenga y podamos vivir de la mejor manera cada día. No viviendo con la mirada baja viendo las
circunstancias si no viendo al cielo con la fe puesta en él y llegar mucho más allá de lo que los demás han
llegado.
Todos los días Juan se peleaba con sus hermanos, amigos, compañeros del colegio o cualquier otra persona que
le rodeaba.
Una mañana su padre le entregó un paquete. Juan con inmensa curiosidad lo desenvolvió y se sorprendió
mucho al ver el contenido de ese extraño regalo: Era una caja de clavos.
El padre lo miró fijamente y le dijo: Hijo te daré un consejo. Cada vez que pierdas el control de tu carácter y te
enojes o contestes mal a alguien y discutas, clava uno de estos clavos en la puerta de tu habitación.
El niño obedeció las indicaciones de su padre. El primer día clavó más de 10 y pronto su puerta estaba casi
llena de clavos.
Con el paso del tiempo, el niño fue aprendiendo a controlar su mal carácter, por consiguiente, la cantidad de
clavos por día comenzó a ser menor. Juan descubrió que era más fácil controlar su temperamento que clavar los
clavos. Finalmente llegó el día en que Juan ya no clavó ninguno, porque había aprendido a ser más tolerante
con los demás. Ese día su padre orgulloso, le sugirió que hiciese lo contrario en la puerta, que por cada vez que
pudiera controlar su mal carácter, sacase un clavo.
Los días transcurrieron y Juan logró quitar todos los clavos. El padre notó que el niño había aprendido muy bien
la lección.
Entonces lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta, y con mucha tranquilidad le dijo: Haz hecho bien, pero
mira los agujeros que tiene la puerta, provocados por los clavos. La puerta nunca volverá a ser la misma.
Cuando dices cosas con enojo, dejas una cicatriz en las personas igual que en la puerta. Y no importa cuántas
veces pidas perdón, las marcas muchas veces seguirán ahí. Una herida verbal puede ser incluso más dañina que
una física.
También recuerda que los amigos son joyas muy escasas que llegan a tu vida. Debes conservarlos, cuidarlos,
amarlos y no lastimarlos.
No te dejes llevar por el enojo que solo abriga el corazón del necio. Eclesiastés 7:9 NVI
Todos tenemos malos momentos y a veces actuamos con enojo. Esa conducta nos puede llevar a decir cosas
equivocadas, aún a aquellos con quienes tenemos mayor confianza, provocando daños verbales, sin medir las
graves heridas que pueden provocar esas palabras. Eso puede alejar a los que nos rodean.
Hoy puedes acercarte a Dios y con sinceridad, orar y pedir que su perdón cubra tu vida y que te enseñe no solo
a pedir perdón a los demás sino a amarlos y cuidarlos para evitar esos daños constantes y así mismo puedas
perdonar a aquellos que te han herido.
Solo el perdón de Dios tiene el poder de sanar toda herida y quitar toda cicatriz del corazón, ese perdón sin
igual que puede hacer una restauración total en tu forma de pensar y de actuar con los demás.
Enfrente de su choza, vivía un hombre ciego y testarudo. Ambos se habían enemistado por alguna razón
desconocida. Lo cierto es que todos los días encontraban una excusa para discutir acaloradamente. En más de
alguna ocasión se desearon la muerte el uno al otro.
Un día, hubo un incendio en el bosque y el fuego comenzó a devorar las chozas de aquella aldea. La gente salió
huyendo del lugar, pero nadie ayudó al hombre ciego ni al paralítico.
Aquellos hombres gritaban pidiendo auxilio. El ciego daba vueltas en su patio intentando escapar, pero no
lograba discernir el camino que debía tomar. El paralítico, en cambio, miraba que aún quedaba un espacio en
medio del bosque por donde huir, pero era escabroso y sabía que no iba a poder arrastrarse tan rápido para
salvarse.
No tardaron mucho en darse cuenta que la única forma de salvarse era uniendo esfuerzos el uno con el otro.
En medio de la desesperación, el paralítico le ofreció ayuda al ciego para guiarlo en el camino, a cambio de que
lo cargara en su espalda y lo llevara con él. El ciego aceptó gustosamente y así lograron salvarse de la muerte.
Después de esto, aquellos hombres comprendieron que su enemistad era inútil y perjudicial. Se disculparon y
llegaron a ser los mejores amigos.
Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se
crean los únicos que saben. Romanos 12:16 NVI
Como cristianos debemos procurar estar en paz con todos. Primero con nuestra familia. Es triste ver enemistad
entre hermanos, padres e hijos o con otros miembros de la familia.
A veces hay peleas y divisiones entre los feligreses de la iglesia, cuando deberíamos ser una familia unida.
También es importante buscar la paz con los vecinos, amigos y las demás personas. Jesús, incluso nos enseñó a
amar a nuestros enemigos.
Todos somos hijos de un Padre Celestial y miembros de una gran familia. Es importante que nos respetemos,
nos ayudemos y nos amemos unos a otros, tal como nos enseña la Biblia.
El sabio y el escorpión
Un maestro oriental, cuando vio como un escorpión se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua. Cuando lo
hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba
ahogándose.
Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo: “Perdone… ¡pero usted es terco! ¿No
entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?”.
El maestro respondió: “La naturaleza del escorpión es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar”. Y
entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.
No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño; sólo toma precauciones. Algunos persiguen la
felicidad… otros la crean.
Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón
grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Lucas 6:35
Quizás en más de una ocasión ayudaste a alguien y te pareció que no fue agradecido contigo o que en otro
momento necesitaste su ayuda y no te correspondió. Ese tipo de experiencias suelen desanimarnos, a veces, de
seguir ayudando a quienes lo necesitan.
Pero como cristianos debemos aprender a ser bondadosos y estar siempre dispuestos a ayudar sin esperar nada a
cambio. Jesús nos enseñó que debemos, no solo amar a nuestros enemigos, sino también a hacerles bien.
Hoy es un buen día para que comiences a ayudar a quienes te rodean, sin importar si te lo agradecen o te
devuelven el favor. La recompensa verdadera, proviene de Dios
La piedra en el camino
Una antigua parábola cuenta que cierto rey colocó intencionalmente una gran piedra en uno de los caminos más
transitados de su reino. Luego se escondió con sus siervos para observar las reacciones de los transeúntes.
Primero pasaron unos pueblerinos. En lugar de quitar la piedra, simplemente la rodearon y siguieron adelante.
Luego pasaron unos mercaderes, con sus carretas repletas de mercancía. Después de criticar al rey por no
limpiar las vías, siguieron su ruta. Otros transeúntes pasaron más tarde, pero ninguno hizo el intento de mover
la piedra. Entonces se acercó un campesino con una carga de hortalizas sobre la espalda. Observó la piedra y,
después de colocar el saco de hortalizas en el suelo, la empujó con todas sus fuerzas hasta quitarla del camino.
Ya se retiraba cuando notó una bolsita justo donde estaba la gran piedra. Cuando la abrió, encontró que
contenía varias monedas de oro y una nota que decía: “Estas monedas son para la persona que se tome la
molestia de mover la piedra del camino. Firmado: El rey”.
Hay una valiosa lección en este antigua relato: Una piedra en el camino no tiene por qué ser necesariamente un
obstáculo; también puede ser una oportunidad. En esta vida siempre habrá piedras en el camino, pero dependerá
de nosotros que funcionen como obstáculos o como oportunidades.
Esta realidad es ilustrada de manera ejemplar por la vida de Abraham Lincoln. Entre los grandes de la historia,
es difícil encontrar a alguien con mayores adversidades que las que Abraham Lincoln enfrentó: nació en el seno
de una familia pobre; cuando tenía solo nueve años de edad, quedó huérfano de madre; por falta de medios
económicos debió abandonar la escuela; lo joven de la cual se enamoró murió; y fue derrotado en varias
ocasiones cuando se postuló como candidato para el Congreso. A pesar de tantas dificultades, Lincoln logró
graduarse de abogado y, finalmente, llegó a ser presidente de los Estados Unidos.
“Siembra tu semilla por la mañana, y por la tarde siémbrala también, porque nunca se sabe qué va a resultar
mejor, si la primera siembra, o la segunda o si las dos prosperarán” Eclesiastés 11: 6
¿Hay “piedras” en tu camino? Si no las hay ahora, pronto las habrá. Y te tocará decidir qué harás con ellas. Con
esfuerzo y oración, decide convertir esos obstáculos en oportunidades para que cumplas los sueños que Dios
tiene para ti.
“Señor, con tu poder me propongo hoy convertir los obstáculos en oportunidades para crecer en tí”.
La rana bocona
Érase una vez una rana que vivía en una ciénaga. Quería ver el mundo, Por eso dejó la ciénaga y, llena de
esperanza, emprendió viaje por el polvoriento camino. Pronto se encontró con un gran lago azul. «¿Cómo
cruzaré el agua?», se preguntó.
En ese mismo momento escuchó el graznido de dos gansos que pasaban por allí.
—Lleven este palo al otro lado del lago. Yo me agarraré a él e iré con ustedes.
Así que cada uno de los pájaros tomó un extremo del palo con el pico. La rana se instaló entre ambos y lo
mordió en el centro con su enorme boca verde.
Cuando los pájaros y su pasajero viajaban hacia el otro lado del lago, dos personas que estaban en un bote los
vieron pasar.
—¡Anda, mira eso! —dijo la dama a su esposo—. Esos dos gansos llevan una rana al otro lado del lago. Qué
astutos.
La rana, al escuchar el comentario de la dama, se hinchó de orgullo y dijo: —Fue idea mía.
Pero tan pronto como abrió la boca, resbaló del palo y cayó al agua. Fin del viaje.
Porque el que a si mismo se engrandece, será humillado; y el qué se humilla, será engrandecido. Mateo 23:12.
Por supuesto, esta historia es ficticia, pero la lección que nos enseña es cierta. Como dice la Biblia: «Tras el
orgullo viene el fracaso; tras la altanería, la caída». Los engreídos nunca progresan. Y si no, pregúntale a la
rana.
Lo que Dios unió no será separado…
Cierto día un hombre fue a visitar a un consejero matrimonial. El hombre llevaba consigo unas páginas escritas,
con todas las quejas en contra de su esposa. Después de horas de escucharlo ininterrumpidamente, el consejero
no pudo evitar preguntarle:
El consejero, al escuchar aquella respuesta, lo cuestionó nuevamente: – ¿Entonces me está diciendo que ella es
así porque se casó con usted?
El hombre bajó su mirada al suelo y aceptó que algo estaba haciendo mal y eso provocaba que su matrimonio
no funcionara.
El consejero le recomendó que fuera a su casa, le diera un abrazo a su esposa y le dijera al oído cuánto la ama.
Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido;
y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.
1 Corintios 7: 10-11
Dios quiere que los matrimonios no sean rotos. Que se mantengan juntos en fidelidad, amor, confianza y
tolerancia.
Si tu matrimonio está a un hilo de ser roto, hoy es el tiempo de dejar que Dios, con su mano poderosa comience
a tejer hebra por hebra, hasta formar un fuerte lazo que nada ni nadie podrá romper.
Deposita tu matrimonio en las manos de Dios. Lo que él unió no será separado por el hombre
El hombre al ver la actitud de su hijo tomó la decisión de enviarlo a vivir al hogar de un humilde agricultor. Al
pasar un mes el hijo regresó a su hogar. El hombre rico le preguntó a su hijo: ¿acaso ahora aprecias todas las
comodidades y riquezas que tienes aquí? A lo que el muchacho respondió: La familia con la cual estuve, es
mucho más rica que nosotros, ellos disfrutan comiendo juntos lo que han plantado. Y siempre parecen tener
tiempo los unos para los otros, a pesar de su pobreza todo el tiempo viven felices y sobre todo ellos se aman y
lo demuestran a diario.
Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada; hay quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas
riquezas. Proverbios 13:7
Una de las peores crisis que están viviendo las familias es la pobreza de amor. A diario podemos ver casos de
familias en las cuales los padres tratan de sustentar el aprecio y amor que necesitan sus hijos, con regalos o
satisfaciendo sus caprichos, cometiendo un grave error, pues no llenan ese vacío. Como resultado vemos
jóvenes y adultos desorientados, que no encuentran un sentido a su vida, tratando de llenar ese amor que les fue
negado en sus hogares con adicciones y vidas desenfrenadas, no sabiendo valorarse a sí mismos.
El deseo de Dios siempre ha sido que los hijos crezcan dentro de una familia sana donde sea rica en amor,
comprensión, disciplina y aprecio, en la cual su amor sea el pan diario. Lastimosamente la familia ha sido
distorsionada por diferentes aspectos que han llevado a su deformación parcial o total y el amor se pierde poco
a poco.
Pero no todo está perdido, Dios quiere que ahora tú como padre o madre de familia o hijo puedas traer riqueza
eterna para tu hogar, para eso debes sembrar la pequeña semilla del amor y permitirle germinar con pequeños
detalles de afecto, comprensión y perdón hasta que su follaje crezca y proteja a tu familia de todo lo que intente
destruirla.
Busca en Dios la verdadera riqueza y abundancia para tu hogar, no de bienes sino de amor.
Cuando hubo terminado, el predicador recordó que no se había recogido ninguna ofrenda. Buscando en el
bolsillo, sacó una moneda de diez centavos y lo depositó en el cepillo junto a la puerta de entrada.
Fuera, puso a su hijo sobre el lomo del caballo. Ya estaba a punto de montar cuando el tesorero de la iglesia lo
detuvo.
—Pastor, queremos agradecerle que hoy haya venido a darnos un mensaje. Es costumbre de nuestra iglesia que
entreguemos al orador todas las ofrendas que se hayan recogido en el cepillo después del culto.
Lo que ponemos en la vida es mucho más de lo que recibimos de ella. Si somos amables, tendremos amigos. Si
estudiamos tendremos mejores notas. Si participamos en actividades de la iglesia y de la escuela, sentiremos
más que somos parte del grupo. Si buscamos a Dios, lo encontraremos.
Pero deseamos que cada uno de ustedes siga mostrando hasta el fin ese mismo entusiasmo, para que se realice
completamente su esperanza. No queremos que se vuelvan perezosos. Hebreros 6:11,12.
Las personas que recibirán más de la vida son aquellas que pusieron más.
DIOS DE PACTO
Hoy veremos que Dios se ha revelado en su palabra especialmente como el Dios del pacto. Dice nuestra
confesión de fe:
VII.1 La distancia entre Dios y la criatura es tan grande, que aunque las criaturas racionales le deben obediencia
como a su Creador, sin embargo, nunca tendrían disfrute alguno de Dios como bienaventuranza y galardón, a
no ser por una condescendencia voluntaria de parte de Dios, la cual le ha agradado expresar por medio del
pacto.
Hemos estado hablando sobre el conocimiento de Dios. Conocer a Dios es lo mismo que la salvación, la vida
eterna consiste según Cristo en conocer a Dios. Podemos conocer la gloria de Dios por medio de las cosas
creadas, pero no podríamos conocer verdaderamente a Dios a menos que él no se halla revelado a si mismo de
manera condescendiente en su palabra.
La biblia es la manera en la que Dios condesciende (Se pone a nuestro nivel para darse a conocer) - La biblia es
un libro pactual (Antiguo y Nuevo Pacto) Promesa - Cumplimiento del pacto de gracia.
Todo el que ha leído la escritura se ha encontrado con la dificultad de no entender muy bien el antiguo
testamento o los profetas, y muchas veces malinterpretado el Nuevo testamento. Una de las cosas mas
importantes para entender la Biblia es conocer que Dios es un Dios de Pactos. Si queremos entender la escritura
y conocer a Dios de una manera mas profunda necesitamos entender uno de los temas mas centrales revelados
por Dios en su palabra “El es un Dios que establece y cumple pactos”.
Si queremos entender la escritura y conocer a Dios de una manera mas profunda necesitamos entender que el
pacto de gracia es uno de los temas mas centrales revelados por Dios en su palabra “El ha establecido y cumple
su pacto”.
Si no hemos pensado acerca de Dios como uno que establece y cumple su pacto, no hemos pensado de Dios de
la manera en que el se ha revelado. La Biblia presenta a Dios como el Dios del Pacto.
Hermano, saber que Dios ha establecido y ha cumplido su pacto, es lo que nos hará fuertes en la debilidad y nos
dará seguridad de nuestra esperanza en medio de las circusntancias.
“Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará.” ()
Lo más parecido al pacto de Dios con su pueblo, son los votos matrimoniales, en ellos la pareja promete bajo
juramento: “Prometo consagrarme a ti hasta que la muerte nos separe” - el pacto matrimonial toma como
ejemplo el pacto de Dios, Por lo que es incondicional “en la salud, en la enfermedad, etc...”
Si pacto es su voto matrimonial con su pueblo. El se compromete con un amor incondicional. “Prometo
consagrarme a ti hasta que la muerte nos separe”. Dios no nos ama si le amamos. El nos ama con amor
incondicional y por lo tanto debemos amarle.
Aunque el matrimonio es lo más parecido, es algo distante, pues dos personas se casan y hay cierto gusto por lo
menos. En la Biblia Dios le ordenó a Oseas, uno de sus profetas, que tomara por mujer a una fornicaria:
“El principio de la palabra de Jehová por medio de Oseas. Dijo Jehová a Oseas: Vé, tómate una mujer
fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová. Fue, pues, y tomó a Gomer
hija de Diblaim, la cual concibió y le dio a luz un hijo.” ()
Con esto Dios le estaba diciendo: “tú y yo le vamos a entregar completamente nuestros corazones a alguien que
nos rechazará absolutamente. Daremos todo nuestro corazón, energía, tiempo, dinero en su búsqueda. Al hacer
esto, tú, Oseas, entenderás mi amor fiel para ti y tu pueblo. Como ves, Yo soy el esposo. Tu vida será acerca de
mi amor. Tu dolor señalará el mío. Y tu fidelidad será una réplica de la mía”.
El amor de Oseas por esta mujer, sería el mensaje de Dios para Israel. Oseas pudo así entender el profundo e
incondicional amor de Dios por el pueblo con el cual el se comprometió en Pacto.
El hombre quebrantó el pacto de obras con Dios en Edén. Pero Dios en toda la biblia revela progresivamente su
propósito de traer a él un pueblo, un pueblo que ama de pura gracia, con una amor pactual. La biblia se centra
en revelar este propósito eterno de Dios a individuos, sus familias y a su descendencia.
Dios comienza haciendo una pregunta, “¿Cómo podré abandonarte?” Luego le responde inmediatamente, “¡No
puedo! Es imposible. Tú eres mío”. Dios dice que no tratará a su pueblo rebelde de la misma manera como
permitió que fueran destruidas dos ciudades gemelas de Sodoma ().
Veamos como progresivamente Dios revela su pacto “Su promesa de Amor incondicional” a su pueblo. En la
medida que aprendamos a ver la biblia como el desarrollo del pacto de gracia, descubriremos quien es Dios y
como podemos confiar en él completamente.
Hermanos, veamos como “Dios ha sido fiel a su pacto”, él ha mantenido firme sus promesas a travez de los
siglos “Podemos confiar en él”
Toda la biblia es el desarrollo de la venida de Dios a nosotros en consecuencia a su amor pactual. La historia de
los propósitos de Dios en la salvación se centra en los pactos que él hizo con varios individuos, con sus familias
y su descendencia. En la Biblia encontramos a Dios haciendo su pacto con Noé, Abraham, Moisés, David y
Jesucristo; en cada uno de estos pactos descubrimos quien es Dios y como podemos confiar en el
completamente. “Dios ha sido completamente fiel a sus promesas” Si el ha mantenido su palabra todos estos
siglos ¿Puede confiar en él de manera completa? Dios ha probado su fiabilidad y su fidelidad.
Ya sabemos que es un pacto, ahora veamos:
“Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo; y llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos
aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo.” (, RVR60)
Lamec tenía esperanza de que Noé traería descanso de la labor y el trabajo causado por la maldición de Dios
sobre la tierra después de la caída - Ellos esperaban que Noé fuera el salvador prometido en .
Eva tuvo la esperanza que Caín fuera el salvador: “Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a
Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón.” (, RVR60). Su esperanza se desvaneció, pero siguió
firme.
Dios no había olvidado su promesa y se la confirmó a Noe:
“Pero estableceré mi pacto contigo; y entrarás en el arca tú, y contigo tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus
hijos.” (, LBLA) Establecer quiere decir, hacer estar firme o de pie. Los hombres había desechado la promesa,
la habían pisoteado, la inclinación de sus corazones era perversa, así que Dios se compungió y decidió traer un
juicio sobre la tierra por medio de un diluvio.
Pero Dios recordó su promesa y le prometió a Noé que la mantendría en pie. Dios sería fiel a su promesa de
Juicio y a su promesa de salvación y bendición.
Pero Dios recordó su promesa y le prometió a Noé que la mantendría en pie. Dios sería fiel a su promesa de
Juicio y a su promesa de salvación y bendición.
La señal de este pacto qué el arco iris. (, LBLA)
“Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que hago entre yo y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros,
por todas las generaciones: pongo mi arco en las nubes y será por señal del pacto entre yo y la tierra. Y
acontecerá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se verá el arco en las nubes, y me acordaré de mi pacto
que hay entre yo y vosotros y entre todo ser viviente de toda carne; y nunca más se convertirán las aguas en
diluvio para destruir toda carne. Cuando el arco esté en las nubes, lo miraré para acordarme del pacto eterno
entre Dios y todo ser viviente de toda carne que está sobre la tierra. Y dijo Dios a Noé: Esta es la señal del
pacto que he establecido entre yo y toda carne que está sobre la tierra.” (, LBLA)
Esta señal significa “Recuerda que Jehová recuerda su pacto” Dios recuerda, hace y mantiene su pacto.
(Preservación para llevar a cavo su propósito).
Los nietos de Noé se corrompen, se revelan en Babel contra Dios y viene de nuevo un juicio, pero Dios no se
olvida de su promesa:
Toda la tierra esta bajo maldición y juicio por su pecado, pero en su gracia Dios escoge un pueblo en Abraham
y los trae a las bendiciones de su pacto:
“Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que
te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.” ()
Abraham aquí tenía 75 años y Sara 65 y Dios espero 25 años para comenzar a cumplir su promesa: “Entonces
Abraham se postró sobre su rostro y se rió, y dijo en su corazón: ¿A un hombre de cien años le nacerá un hijo?
¿Y Sara, que tiene noventa años, concebirá? Y dijo Abraham a Dios: ¡Ojalá que Ismael viva delante de ti! Pero
Dios dijo: No, sino que Sara, tu mujer, te dará un hijo, y le pondrás el nombre de Isaac; y estableceré mi pacto
con él, pacto perpetuo para su descendencia después de él.” (, LBLA)
Abraham necesitaba toda la seguridad posible para creer y Dios se la ofreció: “Y Abram dijo: Oh Señor Dios,
¿qué me darás, puesto que yo estoy sin hijos, y el heredero de mi casa es Eliezer de Damasco? Dijo además
Abram: He aquí, no me has dado descendencia, y uno nacido en mi casa es mi heredero. Pero he aquí que la
palabra del Señor vino a él, diciendo: Tu heredero no será éste, sino uno que saldrá de tus entrañas, él será tu
heredero. Lo llevó fuera, y le dijo: Ahora mira al cielo y cuenta las estrellas, si te es posible contarlas. Y le dijo:
Así será tu descendencia. Y Abram creyó en el Señor, y El se lo reconoció por justicia.” ()
Aquí se corta el pacto y es como si Dios hubiera dicho: Que sea este mi destino si yo no mantengo mi palabra y
si no te bendigo como lo he prometido, que sea yo cortado como estos animales y si tu no eres fiel, yo seré
cortado por ti, para atraer tu corazón a mi con cuerdas de amor. Dios sello su pacto al pasar por en medio de los
animales divididos. Dios estaba cortando su pacto.
Hay dos elementos importantes:
La oscuridad densa: que puedes simbolizar el juicio de Dios. También puede simbolizar ene encubrimiento de
Dios. Como veremos el pacto no fue cumplido inmediatamente, así el pueblo de Dios debía confiar en Diso en
medio de la oscuridad: “¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en
tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios.” (, RVR60).
Dios fue fiel y es fiel a su pacto, el es fiel a su promesa hasta la muerte. La muerte de su hijo para traer
salvación y bendición a su pueblo.
El rito de cortar: Abraham sabía poco sobre el costo que implicaría para Dios mantener en pie esta promesa:
“Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los
vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.” (, RVR60). “Cristo nos redimió de la maldición de la ley,
hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en
Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa
del Espíritu.” (, RVR60) Dios fue fiel y es fiel a su pacto, el es fiel a su promesa hasta la muerte. La muerte de
su hijo para traer salvación y bendición a su pueblo.
La historia de Exodo es el desarrollo de la promesa de Dios a Abraham. Desde el tiempo de José la familia de
Dios se había reunido en Egipto esperando el día que Dios había prometido llevarles a su propia tierra:
“En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de
Egipto hasta el río grande, el río Eufrates;la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos,los heteos, los
ferezeos, los refaítas,los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.” (, RVR60)
A los ojos de Israel, Dios se había olvidado de su pacto y los había abandonado, así que ellos gemían por su
esclavitud:
“Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la
servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oyó Dios el
gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.” (, RVR60)
Era un tiempo de gran oscuridad. Cuando Isaías describe el retorno del pueblo de Israel de babilonia en relación
con el Exodo, el describe a Dios así:
“Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas.” () Los Israelitas debieron sentir esto,
dijeron: Dios se encubrió a si mismo, no va a cumplir su promesa.
Dios se acordó… y se revelo a Moises: “Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y
Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.” ()
Moises se aferro a la promesa de Dios, no porque supo que será cumplida fácilmente, sino porque Dios era
quien había prometido, el se sostuvo viendo al invisible:
“Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.” (, RVR60).
Moises vio a Dios en su promesa del pacto.
Aplicación:
Cuando miramos la cruz ¿que vemos? la maravillosa fidelidad de Dios. Nada, ni aún el instinto de salvar a su
propio hijo, lo haría desistir de mantener su palabra, porque el le juró a Abraham que mantendría firme su pacto
para traer salvación y bendición a la humanidad por medio de él, aun cuando eso implicaba ser cortado como
ciertamente lo fue.
Si Dios planeo este final terrible para cumplir su promesa y fue absolutamente fiel a ella ¿podrá usted confiar
en él absolutamente? Este es el mensaje del pacto: Dios es confiable.
Aférrese a esto aun cuando este rodeado por las mas profundas tinieblas. Si Cristo dijo Amen a las promesas de
Dios para usted, nada podrá prevenir que se cumplan sus promesas:
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio
Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? .” (, RVR60)
Dios nos revelo su pacto para que confíes en él.
¿Ahora es donde está tu confianza hoy? ¿Estás confiando en tu fe, o estás poniendo tu fe en Dios y en Cristo?
¿Es Cristo el fundamento de tu esperanza? ¿Son las promesas de Dios la base de tu esperanza? Las promesas
del pacto que nos fue dado en Abraham, que se nos repite en el evangelio, ¿es donde está tu esperanza?¿O
confías en ti mismo? Si confías en ti mismo, estás en problemas. Si confías en Cristo y el evangelio, estás en
manos seguras. Ese es el fundamento seguro.
*****A través de toda la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento, vemos grandes milagros económicos
que ocurrieron en cuestión de días, semanas. En una ocasión, en medio de una hambruna, un profeta dijo que al
otro día habría de comer, y así fue; una crisis económica gigantesca cesó en cuestión de 24 horas, todo porque
el profeta obedeció la voz de Dios. Como creyentes, no podemos movernos por lo que vemos, sino por lo que
escuchamos de Dios. Cuando tú recibes palabra de parte de Dios, bajo esa palabra es que debes moverte. Deja
de oír lo que el mundo dice, y conéctate a lo que Dios está diciendo.
“2 Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. 3 Habita como
forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas
tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre.” Génesis 26:2-3
En Génesis 26, se nos narra el momento en que, en tiempo de hambre, Dios le dice a Isaac que, en aquella
tierra, Él le iba a bendecir. Una cosa es oír que Dios tiene un pacto; otra, que Él lo confirme, que puedas ver la
manifestación de esos beneficios en tu vida. Isaac era hijo de Abraham, un hombre de fe; así que, Isaac sabía
que tenía promesas de parte de Dios, porque Dios se lo había prometido a su padre. Pero una cosa es que tú
oigas las promesas de Dios en base a la experiencia de tus antepasados; otra, que tengas una experiencia
propia. Hace falta algo que ocurra en cada nueva generación; de lo contrario, estarán viviendo de las victorias
pasadas. Pero Dios te quiere dar a ti una nueva victoria, algo por lo que creer, que provoque tu fe, para que Él
confirme su pacto, para no ser el Dios que prosperó a tu padre, sino el Dios que te prosperó a ti, en este tiempo,
para que tu fe no dependa de la experiencia de otro, sino de lo que Dios ha dicho que va a hacer contigo.
Dios te da una experiencia, en tiempo de crisis, porque cualquiera puede creer en prosperidad cuando las cosas
están buenas, pero los que tenemos fe, creemos que, en medio de las crisis, Dios puede hacer algo contigo. Él
va a confirmar su pacto contigo.
El verso 1 nos aclara que, en aquel tiempo, había hambre, al igual que la hubo en el tiempo de Abraham. El
problema que te ha sorprendido a ti, no sorprende a Dios. Isaac está viviendo un tiempo de hambre que nunca
había vivido, pero Dios fue el Dios de Abraham durante un tiempo de hambre. Así que aquello sorprendía
Isaac, pero no a Dios. Los problemas que tú estás experimentando hoy, son nuevos para ti, pero el Dios al que
tú le sirves los ha resuelto a través de toda la historia.
Esto de crisis económica no es nuevo; quizás sí, para esta generación, pero no para Dios. Eventualmente,
saldremos de la crisis, y eventualmente vendrá otra; y entonces no nos va a sorprender, porque ya habremos
entendido que las crisis son cíclicas. El problema que tú estás teniendo hoy, quizás te ha sorprendido, pero el
Dios que trabajó en aquel momento con Abraham no está sorprendido, y Él tiene una respuesta para ti en esta
época.
Las dificultades te han sorprendido; jamás pensaste estar en el lugar que estás; pero entiende que las promesas
del Dios al que tú le sirves son más grandes, y Él no está sorprendido por lo que tú estás viviendo. Dios lo que
está buscando es gente que, en medio de sus crisis, le obedezcan a Él, y no a sus instintos ni a lo que
aprendieron del pasado.
“4 Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y
todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, 5 por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi
precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes. 6 Habitó, pues, Isaac en Gerar.” Génesis 26:4-6
La instrucción de Dios para Isaac fue que permaneciera en Gerar. Isaac iba a hacer lo mismo que Abraham
hizo. Abraham tomó dos malas decisiones en su vida: Bajar a Egipto, y regalar a su esposa – lo que le costó
veinticinco años de esterilidad de Sarah. Isaac iba a cometer el mismo error, bajar a Egipto, pero Dios
intervino. Lamentablemente, las nuevas generaciones aprenden de las viejas, y pagamos por sus errores, pero
no tenemos las mismas excusas. La generación pasada no sabía cuáles serían las consecuencias, pero la nueva
no puede decir eso. Dios permitió que Abraham fuera a Egipto, trabajó con la consciencia que Abraham
tenía. Ahora, cuando Isaac tiene el mismo problema, Dios no le permite hacer lo mismo, porque la generación
de Isaac debe aprender de los errores de la pasada. Dios le exige a Isaac que se quede en aquella tierra. E Isaac
se quedó.
“12 Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. 13 El varón se
enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. 14 Y tuvo hato de ovejas, y hato de
vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia.” Génesis 26:12-14
Aquel mismo año, Isaac sembró y cosechó, se enriqueció al grado tal que los filisteos tuvieron envidia. Todo
aquel que te critica, el que te señala, es porque te tiene envidia; en tiempos de crisis y dificultad, se preguntan
cómo tú permaneces, cómo sigues prosperando; sin darse cuenta que la diferencia es que tú has aprendido a
creerle a Dios y a obedecerle.
Dios no tiene que esperar que la crisis cambie para prosperarte, este año; Él no tiene que quitar la crisis para
hacer contigo lo que Él quiere hacer. En medio de la peor crisis, de la peor escasez, Dios puede hacer que tu
trabajo produzca cien veces más. Créele a Dios que se va a acelerar el proceso de prosperidad, de abundancia,
de libertad en tu vida, y que tú no vas a depender de Egipto, del mundo.