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1 Corintios 11

11.1 ¿Por qué dice Pablo: "Sigan mi ejemplo"? El no era arrogante, no se creía una persona
sin pecado. En este momento, los creyentes en Corinto no sabían mucho acerca de la vida
y el ministerio de Cristo. Pablo no podía decirles que imitaran a Cristo porque los
evangelios todavía no habían sido escritos, por lo tanto no tenían idea de cómo era Jesús.
La mejor manera de guiar a estos nuevos cristianos era mostrándoles a un Cristo en quien
confiaran (véanse también Gal 4:12; Phi 3:17; 1Th 1:6; 1Th 2:14; 2Th 3:7, 2Th 3:9). Pablo
estuvo en Corinto casi dos años y pudo establecer una relación de confianza con muchas
de estas personas.

11.2ss En esta sección la preocupación principal de Pablo es la irreverencia en la


adoración. Debemos leer esta parte tomando en cuenta la situación que se vivía en Corinto.
El asunto de usar velo o cubrir la cabeza, a pesar de parecer sin importancia, llegó a ser un
problema muy serio porque el trasfondo cultural estaba en conflicto. Las judías siempre
cubrían sus cabezas en la adoración. Una mujer que no cubriera su cabeza en público
reflejaba que había perdido su moral. Por otro lado, las griegas no acostumbraban cubrir
sus cabezas para la adoración. En esta carta Pablo ya se había ocupado de las divisiones en
la iglesia y de los desórdenes. Ambos temas estaban involucrados en todo eso. La solución
de Pablo viene de su deseo de que exista unidad entre los miembros de la iglesia y que se
rinda un culto apropiado. Aceptó la soberanía de Dios en la creación de reglas para todo
tipo de relaciones.

11.2-16 Esta sección enfoca una actitud hacia la adoración, no tiene que ver con el
matrimonio o el papel de las mujeres en la iglesia. Aunque las instrucciones específicas de
Pablo pudieran ser culturales (las mujeres usando velo en la adoración), los principios tras
sus instrucciones específicas son eternos, e incluyen el respeto por el cónyuge, la
reverencia y actitud apropiada en la adoración, y un enfoque de vida dependiente de Dios.
Si hace algo que ofenda fácilmente a otros miembros y pueda dividir la iglesia, entonces
cambie su forma de promover la unidad en ella. Por eso Pablo les dijo a las mujeres que no
se cubrían la cabeza que lo hicieran, no porque fuera un mandato de las Escrituras, sino
porque libraba a la iglesia de dividirse en cuanto a un asunto insignificante que sólo servía
para apartar la mente de la gente de Cristo.

11.3 En la frase "el varón es la cabeza de la mujer", cabeza no se usa para indicar control o
supremacía, sino "la fuente de". Debido a que el hombre fue creado primero, la mujer
deriva su existencia del hombre, como el hombre de Cristo y Cristo de Dios.
Evidentemente Pablo estaba corrigiendo algunos excesos que las mujeres casadas corintias
estaban requiriendo.

11.3 Sumisión es el elemento clave para el funcionamiento sin asperezas de todo negocio,
gobierno o familia. Dios ordenó la sumisión en ciertas relaciones para prevenir el caos. Es
esencial comprender que sumisión no es rendición, privación o apatía. Tampoco significa
inferioridad, porque Dios creó a todas las personas a su imagen y semejanza y todas tienen
el mismo valor. Sumisión es dedicación mutua y cooperación. Dios llama a la sumisión a
todos por igual. No hizo al hombre superior, facilitó las cosas para que el hombre y la
mujer trabajaran juntos. Jesucristo que es igual con el Padre, se sometió para llevar
adelante el plan de salvación. De igual modo, en la forma como el hombre se somete a
Dios, la esposa debiera someterse a su esposo por el bien de su matrimonio y su familia.
Sumisión entre iguales es sumisión voluntaria, no forzada. Servimos a Dios en estas
relaciones actuando con sumisión a otros en nuestra iglesia, a nuestro cónyuge y a nuestras
autoridades.

11.9-11 Dios ha creado grados de autoridad a fin de que su creación funcionara


normalmente, sin embargo deben existir grados de autoridad, aun en el matrimonio, no
deben existir grados de superioridad. Dios creó hombres y mujeres con características
únicas y complementarias. Un sexo no es mejor que el otro. No debemos permitir que el
asunto de la autoridad y la sumisión se convierta en una arma para destruir la unidad
matrimonial. En cambio, debemos usar nuestros dones únicos para fortalecer nuestros
matrimonios y glorificar a Dios.

11.10 "La mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles"
puede significar que la mujer debería cubrir su cabello como una señal de que está bajo la
autoridad de un hombre. Este es un factor que los ángeles tanto entienden como observan
en la alabanza cristiana. Véase la nota a 11.2ss como una explicación en cuanto a cubrirse
la cabeza.

11.14, 15 Pablo, al referirse a cubrirse la cabeza y al largo del cabello, dice que los
creyentes debieran actuar de tal manera que honren la cultura a la que pertenecen. En
muchas culturas el cabello largo en los hombres es apropiado y masculino. En Corinto, se
consideraba como un signo de prostitución masculina en los templos paganos. Y las
mujeres con el cabello corto eran consideradas prostitutas. Pablo está diciendo que en la
cultura corintia las mujeres deberían tener sus cabellos largos. Si para la mujer tener el
cabello corto era signo de prostitución, significaba que una con el cabello así tendría
mayor dificultad para presentar un testimonio creíble en favor de Cristo. Pablo no está
diciendo que debiéramos adoptar todas las prácticas de nuestra cultura, sino que
deberíamos evitar apariencias y conducta que nos aparten de nuestra meta, que es ofrecer
un testimonio creíble de Cristo, y demostrar nuestra fe cristiana.

11.17-34 La cena del Señor (11.20) es una representación visible de la muerte de Cristo
por nuestros pecados. Nos recuerda la muerte de Cristo y la esperanza gloriosa de su
regreso. Nuestra participación fortalece nuestra fe a través de la comunión con Cristo y el
compañerismo con otros creyentes. 11.19 Pablo reconoce que pudieran existir diferencias
entre los miembros de la iglesia. Cuando se transforman en divisiones resultan destructivos
a la congregación. Aquellos que causan división sólo sirven para destacar a los creyentes
genuinos. 11.21, 22 Cuando se celebraba la cena del Señor en la iglesia primitiva, esta
incluía una fiesta o una cena de compañerismo seguida por la celebración de la comunión.
En la iglesia de Corinto llegó a convertirse en un tiempo de glotonería y de beber en
exceso mientras otros estaban hambrientos. Incluía muy poco la caridad y el
compañerismo. Ciertamente no era una demostración de la unidad y el amor que debe
caracterizar a la iglesia, no era tampoco una preparación para la comunión. Pablo condenó
estas acciones y recordó a la iglesia el verdadero propósito de la cena del Señor. 11.24, 25
¿Qué significa la cena del Señor? La iglesia primitiva recordó que Jesús la instituyó en la
noche de la Pascua (Luk 22:13-20). Así como en la Pascua se celebraba la liberación de la
esclavitud en Egipto, en la cena del Señor se recuerda la liberación de nuestros pecados por
la muerte de Cristo. Los cristianos tienen varias opciones en cuanto a lo que Cristo quiso
decir con las palabras "Este es mi cuerpo": (1) Algunos creen que el vino y el pan,
realmente, vienen a ser el cuerpo y la sangre de Cristo. (2) Otros creen que el pan y el vino
permanecen invariables, pero que Cristo está espiritualmente presente en el pan y el vino.
(3) Aun otros creen que el pan y el vino simbolizan el cuerpo y la sangre de Cristo. Los
cristianos están de acuerdo, sin embargo, que la participación en la cena del Señor es un
elemento importante en la fe cristiana y en aquella presencia de Cristo, sin embargo,
entendemos que nos fortalece espiritualmente. 11.25 ¿Qué es el nuevo pacto? Con el
acuerdo antiguo, la gente podía acercarse a Dios sólo por medio de los sacerdotes y el
sistema de sacrificios. La muerte de Cristo en la cruz trajo consigo un nuevo pacto entre
Dios y nosotros. Ahora todos sin excepción podemos acercarnos a Dios y comunicarnos
con El. El pueblo de Israel entró primero en este acuerdo después de su éxodo de Egipto
(Exodo 24) y esto fue designado para señalar el día cuando Jesucristo volvería. El nuevo
pacto completa, más que reemplazar, el pacto antiguo, cumpliendo todo lo que el acuerdo
anterior señaló (véase Jer 31:31-34). Comer el pan y beber la copa muestra que estamos
recordando la muerte de Cristo por nosotros y renovando nuestro pacto de servirle. 11.25
Jesús dijo: "Haced esto todas las veces que la bebiereis en memoria de mí". ¿Cómo
debemos recordar a Cristo en la cena del Señor? Pensando en lo que hizo y por qué lo hizo.
Si la cena del Señor sólo se convierte en un ritual nada más o en un hábito piadoso, ha
dejado de recordarnos a Cristo y perdió su significado. 11.27ss Pablo da instrucciones
específicas relacionadas con la forma en que debiera celebrarse la cena del Señor. (1)
Deberíamos participar en la cena del Señor con una actitud de arrepentimiento porque
recordamos que Cristo murió por nuestros pecados (11.26). (2) Deberíamos tomarlo
dignamente, con reverencia y respeto (11.27). (3) Deberíamos examinarnos a nosotros
mismos para ver si tenemos algún pecado sin confesar o alguna actitud de resentimiento
(11.28). Estamos preparados y listos solo cuando creemos en El y lo amamos. (4)
Deberíamos considerar a otros (11.33), esperando hasta que todos estén presentes y
participando en ella en orden y en unidad. 11.27-34 Cuando Pablo dice que nadie debe
tomar indignamente la cena del Señor, estaba dirigiéndose a los miembros de la iglesia que
estaban participando de ella sin pensar en lo que realmente significaba. Todo aquel que
actúa así "será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor". En lugar de honrar su
sacrificio estaban participando de la culpa de los que habían crucificado a Cristo. En
realidad, nadie es digno de participar de la cena del Señor. Todos somos pecadores
salvados por gracia. Esta es la razón por la que deberíamos prepararnos para la comunión
por medio de una introspección saludable, confesión de pecado y el arreglo de diferencias
con otros. Estas acciones removerán las barreras que afectan nuestra relación con Cristo y
con otros creyentes. No permita que el reconocimiento de su pecado lo aleje de la
comunión, busque ser dirigido a participar en ella. 11.29 "Sin discernir el cuerpo del
Señor" significa no entender lo que la cena del Señor representa y no distinguirla de una
comida normal. Los que hacen esto se condenan a sí mismos (véase 11.27). 11.30
"Muchos duermen" es otra forma de describir la muerte. Que alguno de ellos muriera
puede ser un juicio sobrenatural sobre la iglesia en Corinto. Este tipo de disciplina resalta
la seriedad del servicio de comunión. La cena del Señor no debe tomarse con ligereza, este
nuevo pacto le costó a Jesús su vida. No es un ritual sin significado, sino un sacramento
dado por Cristo para ayudarnos a fortalecer nuestra fe. 11.34 Las personas deben venir a la
santa cena deseando la comunión con otros creyentes y preparados, no para saciarse con
una gran cena. "Si alguno tuviere hambre, coma en su casa" significa que podían cenar de
antemano y venir a la comunión con sus mentes puestas en el marco adecuado. COMO
TOMAR DECISIONES EN ASUNTOS DELICADOS Si elijo un curso de acción, --
¿ayuda mi testimonio por Cristo? (9.19-22) -- ¿soy motivado en mi deseo de ayudar a otros
para que conozcan a Cristo? (9.23; 10.33) -- ¿me ayuda a hacer lo mejor? (9.25) -- ¿va en
contra de algún mandamiento específico de las Escrituras y motiva a que peque? (10.12) --
¿es lo mejor y el más beneficioso curso de acción? (10.23, 33) -- ¿estoy pensando sólo en
mí o realmente me preocupan las otras personas? (10.24) -- ¿estoy actuando con cariño o
con egoísmo? (10.28-31) -- ¿glorifica a Dios? (10.31) -- ¿motiva esto a que alguien peque?
(10.32) Todos nosotros tomamos cientos de decisiones cada día. Muchas de ellas no tienen
ataduras correctas o incorrectas: como qué vistes o qué comes. Pero con frecuencia
enfrentamos decisiones que tienen un poco más de peso. No queremos hacer lo incorrecto
y no queremos ser causantes de que otros lo hagan entonces ¿cómo podemos tomar esas
decisiones?

1 Corintios 11

las tradiciones. O sea, las enseñanzas apostólicas y las verdades centrales de la fe cristiana que Pablo
enseñó (vers. 23; 15:1-11; Gá 1:12; 1 Ts 2:13).

la cabeza…es el hombre. Véase coments. en Ef 5:22 y 23.

toda mujer que tiene la cabeza descubierta. Durante el primer siglo las mujeres se presentaban en
público con la cabeza cubierta con un velo; esto era la costumbre entre las mujeres judías, griegas y
romanas. Aunque la forma del velo variaba, era parte integrante del vestuario. mientras ora o
profetiza. Las mujeres oraban y profetizaban en los servicios de adoración pública. Pablo está
describiendo la manera en que estas actividades debían hacerse (v. coment. en 14:34).

cortarse el pelo o raparse. El cabello corto o rapado en la mujer era deshonroso en esa cultura, ya que
su pelo sería muy similar al de una ramera.

ni el hombre es independiente de la mujer. La posición de la mujer no significa inferioridad espiritual.


Los dos son iguales delante de Dios (Gá 3:28); ambos proceden la una del otro y los dos de Dios (vers.
12).
hay divisiones entre vosotros. Otra mención de las divisiones que existían entre los corintios (cp. 1:10-
12; 3:3-4).

yo recibí del Señor. Pablo recibió la autoridad del Señor por revelación directa (Hch 9:1-9; 26:16-18;
cp. Gá 1:11, 12).

el nuevo pacto. El antiguo pacto fue establecido por Dios con Moisés y el pueblo de Israel (Ex 19-24).
Jeremías recibió el mensaje de un nuevo pacto (Jer 31:31-34; cp. Hch 8:7-13; 9:11-15), que Jesús lo
identifica consigo mismo en la última cena (Mt 26:28; Mr 14:24; Lc 22:20).

proclamáis hasta que El venga. Al celebrar regularmente la Cena del Señor, la comunidad cristiana
proclama la obra de Cristo hasta que El regrese (Mr 14:25; Lc 22:30).

coma…o beba…indignamente. El comportamiento anómalo, la falta de arrepentimiento de conducta


pecaminosa y la actitud de los corintios en la Cena del Señor (vers. 17-22) estaban en contradicción con
el significado del sacrificio de Cristo (vers. 29 y coment. en 10:16).

sin discernir correctamente el cuerpo. Si el creyente hace caso omiso, o no interpreta correctamente la
obra redentora de Cristo, y participa de la Cena del Señor, traerá juicio sobre sí.

1 Corintios 11

V. 1.El primer versículo de este capítulo parece apropiado para concluir el capítulo
anterior. El apóstol no sólo predica la doctrina que ellos debían creer, pero llevó tal clase
de vida como la que ellos debieran vivir. Dado que Cristo es nuestro ejemplo perfecto,
las acciones y la conducta de los hombres, acerca de las Escrituras, debieran seguirse
sólo en la medida que sean como las de Él.
Vv. 2-16.Aquí empiezan los detalles acerca de las asambleas públicas, capítulo xiv.
Algunos abusos se habían introducido en la abundancia de dones espirituales concedidos
a los corintios, pero como Cristo hizo la voluntad de Dios cuyo honra procuró, así el
cristiano debe confesar su sumisión a Cristo, haciendo su voluntad y procurando su
gloria. Nosotros debemos, aun en nuestra vestimenta y hábitos, evitar toda cosa que
pueda deshonrar a Cristo. La mujer fue sometida al hombre porque fue creada como su
ayuda y consuelo. Ella nada debe hacer en las asambleas cristianas que parezca una
pretensión de ser su igual. Ella debe tener una “potestad”sobre su cabeza esto es, un velo,
debido a los ángeles. La presencia de ellos debe resguardar a los cristianos de todo lo que
es malo mientras adoren a Dios. Sin embargo, el hombre y la mujer fueron hechos uno
para el otro. Iban a ser de consolación y bendición mutua, no una la esclava y el otro el
tirano. Dios ha establecido las cosas, en el reino de la providencia y en el de la gracia, de
modo que la autoridad y el sometimiento de cada parte sean para ayuda y provecho
mutuo. Era costumbre en las iglesias que las mujeres se presentaran veladas en las
asambleas públicas, y así ingresaran a la adoración en público; y estaba bien que
debieran hacerlo así. La religión cristiana sanciona las costumbres nacionales
dondequiera que estas no sean contrarias a los grandes principios de la verdad y la
santidad; las peculiaridades afectadas no reciben consentimiento de nada en la Biblia.

Vv. 17-22.El apóstol reprende los desórdenes en la celebración de la cena del Señor. Las
ordenanzas de Cristo, si no nos hacen mejor, tenderán a empeorarnos. Si el uso de ellas
no enmienda, endurecerá. Al reunirse, ellos cayeron en divisiones y partidismos. Los
cristianos pueden separarse de la comunión de unos con otros, pero aún ser caritativos
unos con otros; se puede continuar en la misma comunión, pero sin ser caritativos. Esto
último es división, más que lo primero. Hay una comida descuidada e irregular de la cena
del Señor que se suma a la culpa. Parece que muchos corintios ricos actuaron muy mal en
la mesa del Señor, o en las fiestas de amor, que tenían lugar al mismo tiempo que la cena
del Señor. El rico despreciaba al pobre, comía y bebía de las provisiones que traían, antes
de permitir la participación del pobre; así, algunos quedaban sin nada, mientras que otros
tenían más que suficiente. Lo que hubiera debido ser un vínculo de amor y afecto mutuo
fue hecho instrumento de discordia y desunión. Debemos ser cuidadosos para que nada
de nuestra conducta en la mesa del Señor parezca tomar a la ligera esa institución
sagrada. La cena del Señor no es, ahora, hecha ocasión para la glotonería o el festejo,
pero ¿no suele convertirse en un apoyo para la soberbia de la justicia propia o un manto
para la hipocresía? No descansemos en las formas externas de la adoración, pero
examinemos nuestros corazones.

Vv. 23-34.El apóstol describe la ordenanza sagrada, de la cual tenía conocimiento por
revelación de Cristo. En cuanto a los signos visibles, estos son el pan y el vino. Lo que se
come se llama pan, aunque al mismo tiempo se dice que es el cuerpo del Señor,
mostrando claramente que el apóstol no quería significar que el pan fuese cambiado en
carne. San Mateo nos dice que nuestro Señor les invitó a todos a beber de la copa,
capítulo xxvi, 27, como si hubiera previsto, con esta expresión, que un creyente fuese
privado de la copa. Las cosas significadas por estos signos externos, son el cuerpo y la
sangre de Cristo, su cuerpo partido, su sangre derramada, junto con todos los beneficios
que fluyen de su muerte y sacrificio. Las acciones de nuestro Señor fueron, al tomar el
pan y la copa, dar gracias, partir el pan y dar el uno y la otra. Las acciones de los
comulgantes fueron, tomar el pan y comer, tomar la copa y beber, haciendo ambas cosas
en memoria de Cristo. Pero los actos externos no son el todo ni la parte principal de lo
que debe hacerse en esta santa ordenanza. Los que participan de ella tienen que tomarlo a
Él como su Señor y su Vida, rendirse a Él y vivir para Él. En ella tenemos un relato de
las finalidades de esta ordenanza. Tiene que hacerse en memoria de Cristo, para
mantener fresca en nuestras mentes su muerte por nosotros, y también, para recordar a
Cristo que intercede por nosotros a la diestra de Dios en virtud de su muerte. No es tan
sólo en memoria de Cristo, de lo que Él hizo y sufrió, sino para celebrar su gracia en
nuestra redención. Declaramos que su muerte es nuestra vida, la fuente de todos nuestros
consuelos y esperanzas. Nos gloriamos en tal declaración; mostramos su muerte y la
reclamamos como nuestro sacrificio y nuestro rescate aceptado. La cena del Señor no es
una ordenanza que se observe sólo por un tiempo, pero debe ser perpetua. El apóstol
expone a los corintios el peligro de recibirla con un estado mental inapropiado o
conservando el pacto con el pecado y la muerte mientras se profesa renovar y confirmar
el pacto con Dios. Sin duda, ellos incurren en gran culpa y así se vuelven materia
obligada de juicios espirituales. Pero los creyentes temerosos no deben descorazonarse de
asistir a esta santa ordenanza. El Espíritu Santo nunca hubiera hecho que esta Escritura se
hubiese puesto por escrito para disuadir de su deber a los cristianos serios, aunque el
diablo la ha usado a menudo. El apóstol estaba dirigiéndose a los cristianos y les advierte
que estén alerta ante los juicios temporales con que Dios corrige a sus siervos que le
ofenden. En medio de la ira, Dios se acuerda de la misericordia: muchas veces castiga a
los que ama. Mejor es soportar problemas en este mundo que ser miserable para siempre.
El apóstol señala el deber de los que van a la mesa del Señor. El examen de uno mismo
es necesario para participar correctamente en esta ordenanza sagrada. Si nos
examináramos cabalmente para condenar y enderezar lo que hallemos malo, podríamos
detener los juicios divinos. El apóstol termina todo con una advertencia contra las
irregularidades en la mesa del Señor, de las cuales eran culpables los corintios. Cuidemos
todos de esto para que ellos no se unan a la adoración de Dios como para provocarle y
acarrearse venganza sobre sí.

Nueva Versión Internacional (NVI)

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Comentario Bíblico de Matthew Henry


Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright ©
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