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Memoria de Un Genocidio UP Valle Cauca - コピー - コピー
Memoria de Un Genocidio UP Valle Cauca - コピー - コピー
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EDICIÓN
Leo Producciones Editoriales
ISBN: xxxxxxxxxxxxx
IMPRESO Y TERMINADO
Imágenes y Texto
3
4.3. Organización del genocidio 69
4.4. En la capital Santiago de Cali 72
4.5. En Yumbo - zona industrial 88
4.6. En Jamundí 103
4.7. En el centro del Valle: Palmira y el Cerrito 109
4.8 En Tuluá 111
4.9 En Sevilla 115
4.10. En Buenaventura 122
Anexos 127
Anexo 1 127
Anexo 2 De la Unión Patriótica al PDA
por Guillermo Restrepo Sierra 133
Introducción 133
1. Orígenes de paramilitarismo en Colombia 135
2. Paramilitares, Ejército y narcotraficantes 138
3. Uribe Vélez y el paramilitarismo 141
4. De la izquierda de la posguerra a la
Unión Patriótica 143
5. La Unión patriótica nace de un proceso de paz 153
6. La trayectoria política de la Unión Patriótica y
su declive 159
7. De la Unión Patriótica al Polo Democrático
Alternativo 168
8. Las herencias democráticas y populares del PDA 175
9. Abajo la tiranía neoliberal 182
10. La UP y el sepulcro vacío 191
Anexo 3 192
Bibliografía 199
4
Introducción
5
tado en un equipo compuesto por seis profesionales en di-
ferentes áreas sociales y económicas (historia, comunica-
ción social, filosofía, administración de empresas, finanzas
y comercio exterior), trabajó de marzo de 2006 a enero de
2007 en la ubicación de los integrantes de la UP del depar-
tamento, para conocer sus experiencias personales y co-
lectivas y tratar de armar un “rompecabezas” que aún no
está completo. A pesar de haber recopilado importante in-
formación documental, periodística y fotográfica, así como
también declaraciones de víctimas e historias de vida, no
fue posible entrar en contacto con muchos personajes por
razones como el desplazamiento forzado a lugar descono-
cido; imposibilidad para visitar el corregimiento o vereda
donde posiblemente se encuentra, debido a la presencia
de grupos armados que impiden el normal acceso (espe-
cialmente en el norte del Valle y la región Pacífica) o mie-
do a participar en el proyecto, por vivir aún persecución y
amenaza contra sus vidas o simplemente porque temen la
nefasta repetición de lo vivido.
6
hoy la grandeza de sus ideas, de sus luchas, de su desinte-
resada entrega y de esa férrea y sólida militancia política
por hacer de Colombia una patria justa, equitativa y para
beneficio de todos.
7
8
1. El Departamento
del Valle del Cauca
OCEANO ATLANTICO
VENEZUELA
PACIFICO
OCEANO
BRASIL
ECUADOR
PERU
9
región suroccidental del país, entre la región Andina y la
región Pacífica, y hace parte de los cuatro departamentos
que tienen costa sobre el océano Pacífico. Limita al norte
con los departamentos de Chocó y Risaralda, al oriente
con los departamentos de Quindío y Tolima, al sur con el
departamento del Cauca y al occidente con el océano
Pacífico.
10
dos, para una altura de 1.000 metros sobre el nivel del mar.
La región del litoral pacífico presenta precipitaciones plu-
viales que llegan a los 5.000 mm al año.
11
12
2. Antecedentes históricos
del departamento
13
los pueblos y ciudades que no encontraban dónde desa-
rrollar sus actividades económicas, y que fueron quienes
ejercieron permanente presión hasta apropiarse de las tie-
rras de las comunidades. De esta manera los pueblos indí-
genas sirvieron para conservar críticamente la institución
de “la encomienda”, pero ello no garantizó la superviven-
cia de sus comunidades, ni la conservación de su cultu-
ra; no obstante, ellos fueron importantes para conformar y
consolidar una sociedad campesina alternativa frente a la
sociedad colonial estamental sustentada en las ciudades.
Así mismo, a pesar de no permitir un poblamiento nuclear,
a la manera de las provincias y ciudades españolas, sir-
vieron para que, a lo largo de los siglos xviii y xix, grupos
importantes de mestizos formaran los pueblos y las ciuda-
des intermedias que hoy configuran la trama urbana del
departamento del Valle del Cauca.
14
ciones de riqueza, facilitadas por la explotación de mano
de obra esclava. Esta relativa “prosperidad” bajo la domi-
nación de tal élite fue transformando a los hacendados
en los grandes propietarios de la tierra o terratenientes, cu-
yos rasgos negativos (esclavismo, relaciones patrón-peón,
afición a los honores heredados o conferidos a través del
servicio a la corona española, etc.) se atemperaron en una
relación paternalista y dominante, que se refleja aún hoy
en el trato entre los trabajadores y los empresarios de los
ingenios azucareros y que ha sido bastante funcional, en
términos de productividad para estos últimos.
15
riador José Escorcia: “el área total de las haciendas no era
aprovechada en forma productiva, ya que buena parte de
ellas eran mantenidas como zonas de reserva ocupadas
con ganadería cimarrona que les garantizaba una propie-
dad precaria”. Esto se complementa con las afirmaciones
de Eduardo Mejía quien, al estudiar las características de
las culturas campesinas vallecaucanas, encontró que “mu-
chas sociedades campesinas surgieron en zonas lacustres
y bosques húmedos a orillas de los ríos (también margina-
les a las haciendas) que garantizaron una autosuficiencia
que los hacía independientes de los hacendados y de las
ciudades”. De esta manera, mientras las haciendas entra-
ban en crisis, las economías campesinas se consolidaban
y expandían. En respuesta, los cabildos hicieron esfuerzos
por controlar lo que consideraban una díscola población
no contribuyente, los curas por organizarla en pueblos, a la
manera de españoles, para acabar con los concubinatos
y otras formas de “malvivir” y los hacendados por contra-
rrestar lo que consideraban formas de delincuencia, pues
veían que los sitios campesinos se habían convertido en
focos de criminalidad, donde predominaba el abigeato y
otros delitos. Las respuestas campesinas fueron curiosas y
las podríamos sintetizar en tres tipos:
16
a los vecinos blancos de Cali, que al contrario de lo
que esperaban, al oponerse a sus pretensiones hicie-
ron evidente que los seguían considerando con los
términos peyorativos de “indios” o “negros”, ocultos
en la categoría de “libres de todos los colores”.
17
los ingresos repatriados por narcotráfico llegaron a ser el
6,7% del PIB nacional (ver datos en Duncan, Gustavo, Del
campo a la ciudad en Colombia. Infiltración de los señores
de la guerra, 2004, p. 12).
18
3. Historia de la Unión Patriótica
en el Valle del Cauca
19
La orden de que antes se habla se mantendrá in-
definidamente si el señor Presidente de la Repú-
blica, doctor Belisario Betancur, corresponde a
este gesto efectivo de paz con una orden seme-
jante suya, dada a todas las autoridades civiles
y militares bajo su jurisdicción, en la oportunidad
debida.
20
5. La Comisión Nacional de Verificación funcionará
en Bogotá y se trasladará periódicamente para
sesionar, con plenas garantías de acceso y libre
tránsito, a una de las siguientes localidades, a
elección del señor Presidente de la República: a)
San Juan de Arama, Granada y Vista Hermosa,
en el Meta; b) San Vicente del Caguán, Caque-
tá; c) Colombia, Huila; d) Dolores y Prado, Tolima;
e) La Uribe, Meta.
21
conculcados como consecuencia de la altera-
ción del orden público y la inseguridad social.
22
d) Hacer constantes esfuerzos por el incremento
de la educación a todos los niveles, así como de
la salud, la vivienda y el empleo.
23
12. Este acuerdo para su validez requiere la ratifica-
ción del señor Presidente de la República.
FIRMADO:
POR LA COMISIÓN DE PAZ:
Jhon Agudelo Ríos, Presidente,
Rafael Rivas Posada, Samuel Hoyos Arango, César
Gómez Estrada, Alberto Rojas Puyo,
Margarita Vidal de Puyo.
24
2. Dentro del marco de la apertura democrática, las
Farc-UP, en unión con otros partidos y corrientes de
izquierda, lucharán, utilizando todos los medios a su
alcance, por una reforma de las costumbres políticas,
en dirección a desmontar el monopolio de la opinión
ejercido por los partidos tradicionales para abrir cau-
ce a la participación de las mayorías nacionales en
los asuntos del gobierno.
25
la base de la expropiación de la gran propiedad
latifundista.
26
15. La movilización y la lucha de las masas estarán dirigi-
das hacia que las empresas y compañías extranjeras
sean nacionalizadas, y de la misma manera la ban-
ca, el sistema financiero y el transporte. Las tarifas de
los servicios públicos mediante la lucha de masas se-
rán rebajadas en un 40%. Los sueldos y salarios de los
trabajadores serán elevados en relación directa con
el costo de vida.
27
para que se alcen a la lucha por las grandes transfor-
maciones que a gritos el país reclama.
28
3.3. Los comisionados de las FARC-EP
A lo largo de la geografía nacional las Farc-EP comisio-
naron a un grupo de guerrilleros y guerrilleras a realizar el
trabajo político, abierto y desarmado de creación de la
Unión Patriótica. Fue así como en el Valle del Cauca hi-
cieron presencia algunos de ellos, entre los que podemos
mencionar a Jairo González, quien sería el coordinador
departamental de la Unión Patriótica del Valle durante los
años 1985-1990; Marco Fidel Castro; Diego Benítez; Lucelly
Cáceres y Jaime Fonseca. La gran mayoría de ellos, ab-
surdamente, sería asesinada o desaparecida, luego de un
extenso proceso de amenazas de todo tipo, detenciones
arbitrarias, intento de asesinato, tortura, desaparición for-
zada y homicidio, violaciones cometidas por miembros de
seguridad del Estado, por militares y paramilitares, que de
manera agazapada no le permitieron concluir con su la-
bor. Estos hombres y mujeres llegaron poco a poco al Valle
del Cauca, confiando en que se iniciaba una época de
cambios en las estructuras sociales, económicas y políticas
de nuestro país, pactadas con la intermediación del Go-
bierno Nacional, y con la esperanza de construir un futuro
civilizado de participación. Por su trabajo entregado y des-
interesado, aunado al de miles de vallecaucanos y de una
gran variedad de partidos políticos, nació un movimiento
político nuevo, diverso, rico y pluralista, que supo interpre-
tarlos y encontrar en sus bromas, risas, preocupaciones y
tristezas al ser humano que tomó la decisión de cambiar
las armas por la idea de una paz democrática para el pue-
blo colombiano.
29
Unos días sin dificultades
y otros con muchas difi-
cultades, pero en medio
de ese afán, con el en-
tusiasmo de ese proyec-
to que permitía avanzar
en la solución de los pro-
blemas del pueblo co-
lombiano; para nosotros
no eran obstáculos esas
pequeñas o grandes difi-
cultades. Esa capacidad
de trabajo de Jairo, ese
compañerismo, esa ca-
maradería hacía toda
esa lucha amable, con
compromiso, llena de
entusiasmo ... Fueron tres
o cuatro años de herma-
Jairo González - Coordinador departamental de la UP
nos. Solidario, fraterno,
del Valle (asesinado en 1990). risueño, descomplicado,
atendía a cada uno de
los compañeros que ve-
nían de los diferentes municipios, tratando de solu-
cionar sus inquietudes de la mejor manera. Toda esa
gama de cualidades como persona y nuestra unión
ideológica hicieron posible adelantar ese trabajo con
el entusiasmo desenfrenado que lo caracterizaba ...
Su compromiso en la lucha por los demás y su entrega
me permitieron sentirlo cerca ... Su desaparición gol-
peó como un martillo los sentimientos más profundos,
al compañero, al amigo ... Todos esos recuerdos ha-
cen posible que continuemos en esta lucha que Jairo
tanto afanó. Ese tenía que ser nuestro compromiso”.
30
“Querido Marco, compartí contigo y con Pablo (Pa-
blín como tú le decías) el sueño de lograr una patria
más justa, pero muy temprano cortaron no solo tus
sueños y los de mi entrañable amigo Pablo, sino tam-
bién el derecho de ustedes a vivir y pensar diferente.
Admiré no solo tu disciplina y tesón sino también tu ni-
vel de conciencia para asumir la responsabilidad de
liderar el trabajo de la Unión Patriótica en el Valle y
en el Cauca. Ver ondear las banderas de la UP te lle-
naba de inmensa felicidad y esperanza, tanto si ello
ocurría en pequeños encuentros como en grandes
plazas públicas. Doy gracias por haber hecho parte
de tu vida, por los momentos que viví y compartí con-
tigo y en especial por la ternura recibida. Te arranca-
ron violentamente de mi vida y duele reconocer que
toda acción para recuperarte fue en vano. Al leer el
libro ‘Gracias por el fuego’, de Mario Benedetti, en-
contré en un fragmento de su poema, el reflejo de mi
desesperanza:
31
“La decisión del Partido
Comunista de luchar por
la Apertura Democráti-
ca como alternativa a la
violencia reaccionaria, la
“democracia restringida”
y el Estado de sitio per-
manente, tomado des-
de finales del año 1980,
ha sido comprobada en
su justeza por la realidad
misma. Hoy estas aspi-
raciones tienen un más
profundo contenido polí-
tico y programático, des-
pués de haberse suscrito
el acuerdo de La Uribe y
Marco Fidel Castro - Comisionado de las Farc-EP
para el Valle del Cauca (desaparecido en 1985). continuar las negociacio-
32
libertades de sus organizaciones políticas y sociales;
con las aspiraciones de vivienda, educación, salud y
recreación, de las grandes mayorías populares; con
el rescate de nuestras riquezas que están en manos
de los monopolios internacionales. Por eso todos los
colombianos tenemos que participar en esta gran
lucha que definirá el porvenir del país ... La jornada
que se ha convocado para el 28 de mayo, día en que
se inicia la tregua pactada entre la Comisión de Paz
y las Farc, tiene una trascendencia social y política
sin precedentes. A ella se están vinculando en todo
el departamento del Valle organizaciones sindicales,
barriales, comunales, veredales, grupos políticos de-
mocráticos, núcleos femeninos y estudiantiles, toda la
opinión progresista ... En todo el Valle la Jornada con-
sistirá principalmente en actos como la izada del pa-
bellón nacional, el sonar de pitos, sirenas y campanas
a las 12 del día y una gran marcha popular con ban-
deras, consignas, pancartas y distintivos a las 6 de la
tarde ... Los comunistas estamos en la primera línea de
esta Jornada, dispuestos a trabajar con todos los sec-
tores populares por hacer de ella una gran demostra-
ción democrática del pueblo vallecaucano” (Toma-
do del quincenario Voz en el Valle, segunda quincena
de mayo de 1984, edición Nº 7, p. 1).
33
Fue así como su dirección regional, de la que formaban
parte Germán Cobo Lozada (concejal por el Frente Demo-
crático), Jaime Rico (presidente de la Federación de Tra-
bajadores del Valle, Fedetav), Luis Hernán Sabogal, Marco
Aurelio Ramírez (dirigente de Sintraemcali), María Eudoxia
Arango, Pablo Caicedo (profesor de la Usaca), Julio Mo-
reno, Hernán Molina (dirigente del magisterio), Félix Co-
rredor, Aura María Jaramillo (de la Unión de Mujeres De-
mócratas), Álvaro Rendón (dirigente de Fenaltrase), Jaime
Cedano (Secretario Político de la Juco del Valle), Orlando
Arcila (dirigente comunitario de Sevilla), Alberto Chavarro
Díaz (dirigente cívico en el puerto de Buenaventura), Jairo
Quintero (líder de Sintraicañazucol en el centro del Valle)
y Hernán Dionisio Calderón (presidente de Sintramunicipio
en Yumbo), así como su militancia, asumieron con determi-
nación la creación de la Unión Patriótica como una tarea
de primer orden. Hasta la sede política del Partido Comu-
nista Colombiano en Cali fue compartida inicialmente, por
algunos meses, con la Unión Patriótica y en ella se recibió
fraternalmente a una gran variedad de políticos, periodis-
tas, sindicalistas, músicos (incluso Carlos Vives) y ciudada-
nos corrientes interesados en conocer e informarse sobre el
nuevo movimiento político.
34
ta Judith Henríquez, miembros de la Unión Patriótica y del
Partido Comunista Colombiano del Valle– lograron mante-
ner durante tres años, con mucha paciencia, trabajo, de-
dicación y sacrificio, esta valiosa herramienta informativa y
propagandística, diferente en la región y que supo cumplir
con la labor encomendada: recoger las voces calladas y
desconocidas del pueblo vallecaucano, como fueron las
de los maestros, estudiantes, activistas comunitarios de ba-
rrios y veredas, trabajadores, defensores de los derechos
humanos y, por supuesto, militantes y dirigentes de la UP,
logrando que fueran escuchadas dentro de un perímetro
bastante significativo en los el Valle y Cauca. Hubo desta-
cados colaboradores y padrinos, entre los cuales podemos
mencionar al comunicador Carlos Duván Villegas, al lado
de Judith Henríquez, quienes animaron con sus voces la lo-
cución del programa; al concejal Germán Cobo Lozada
continuo observador y crítico, y, por supuesto, a muchos
hombres y mujeres que concedieron entrevistas e hicieron
comentarios y denuncias. La periodista Judith Henríquez
recuerda:
35
actividades de carácter político que podemos denominar
como “fechas fundacionales”. Entre ellas podemos men-
cionar las siguientes:
36
to político, que justamente conmemoró un año de
los acuerdos de La Uribe. Los comandantes de las
Farc-EP Braulio Herrera y Jairo González hicieron
un profundo análisis del significado histórico de la
lucha armada en Colombia, en especial de las
Farc, de su firme y consecuente decisión de res-
petar los acuerdos y hacer realidad el contenido
programático de la Plataforma de la UP ... Los re-
presentantes del Partido Comunista Colombiano,
del Partido Socialista Revolucionario, de la Ana-
po, del Nuevo Liberalismo, del Liberalismo Oficia-
lista, del Movimiento Revolucionario Popular, de la
militancia del MRL y de múltiples organizaciones
gremiales y culturales ratificaron con su presencia
la amplitud de la Unión Patriótica y destacaron
como este movimiento tiene fuerte arraigo en el
pueblo colombiano ... Delegaciones de las princi-
pales ciudades del departamento mostraron, de
otro lado, la resonancia de la Unión Patriótica en
el Valle ...” (Tomado del quincenario Voz en el Va-
lle, junio de 1985, edición Nº 29, p. 1).
37
Lanzamiento público de la UP en la plaza central de Sevilla (Valle) - 1985.
38
más sentidas, que iban
desde la dotación de
puestos de salud, escue-
las, vías de penetración
y servicios básicos, hasta
el desarrollo de políticas
de participación electo-
ral y rechazo a los grupos
paramilitares encabe-
zados por el MAS a nivel
nacional. Al finalizar la
convención fue instala-
do el comando depar-
tamental de la Unión Pa-
triótica, compuesto por El líder del MRL, Alfonso Caicedo Herrera,
ocupó la Presidencia de la UP del Valle
más de sesenta Juntas durante la primera convención departa-
Patrióticas de todo el Va- mental en octubre de 1985.
39
Es importante destacar que, en ese momento inicial, la mi-
litancia de la Unión Patriótica se caracterizaba por un gran
entusiasmo, alegría y deseos de desarrollar importantes ta-
reas con relación a las reformas políticas, sociales, econó-
micas, culturales y con optimismo se pensaba en alcanzar
la paz para el pueblo colombiano. Sí. Se pensaba en ella
no como un sueño sino como una realidad; tal vez por eso
sus símbolos característicos fueron la paloma blanca, los
claveles y los colores verde y amarillo (esperanza y ener-
gía), que aparecían en toda la publicidad y propaganda
que se diseñó (carteles, volantes, plegables, adhesivos,
pasacalles, camisetas, botones, viseras, banderas, carnés,
etc.) y, finalmente, aparecieron también en los muros de
ciudades y veredas o dibujados en las caras de la gen-
te que participaba en cada acto público. Se podría decir
que era una especie de “contagio” que crecía y se multi-
plicaba positivamente.
40
ria, excluyente o hegemónica. Todos sus integrantes
están en igualdad de condiciones y en el deber de
aportar toda su inteligencia y energías para consoli-
darlo” (Tomado de libro de conclusiones generales
del Primer Congreso Nacional de la Unión Patriótica,
Campesinos de alejadas veredas de todo el Valle del Cauca estuvieron presentes en la pri-
mera convención departamental de la UP y durante su primer congreso - 1985.
p. 15, 1985).
41
ción liberal-conservadora.
42
respecto a la demagogia de los partidos tradicionales y
convertirse en un espacio pluralista, del que pudieron ha-
cer parte integrantes demócratas de esos mismos partidos
y sectores sociales, sin renunciar a su afiliación partidista,
sus convicciones ideológicas y religiosas. Este propósito se
pudo concretar parcialmente en las coaliciones con sec-
tores liberales y con sectores conservadores, que se realiza-
ron en diferentes regiones del país, por ejemplo en el Valle
del Cauca:
43
15 de febrero de 1990, edición Nº 1.576, p. 11).
44
“Jornada Cultural por la Vida y por la Paz” – plazoleta de San Francisco, Cali (1986).
45
educación, la información, la recreación, la tecno-
logía y otras, es la base misma de su existencia. En
situaciones de crisis, el hecho cultural, las normas y
valores que orientan y regulan todas las esferas de
la actividad social se colocan en primer plano. Las
respuestas históricas que han permitido a los pue-
blos superar estas situaciones constituyen lo mejor
de su herencia cultural. La Unión Patriótica plantea
una nueva concepción de la cultura. Esta concep-
ción comprende que la cultura, ya sea científica o
artística, se define de cara a la nueva alternativa que
representa la Unión Patriótica para toda Colombia.
En este sentido la cultura juega un papel definitivo.
Se trata, entonces, de desarrollar nuevas representa-
ciones de mayor sensibilidad social y de formas más
elevadas de conciencia y organización. Esos con-
tenidos culturales plantean a través de la actividad
científica, artística, en sus múltiples facetas, un mejo-
ramiento de las condiciones materiales y espirituales
de la vida de los pueblos. Esto es lo que configura una
política cultural para una democracia avanzada.
La Unión Patriótica:
46
artísticas y científicas.
48
gido por los pueblos del mundo”.
49
bre las políticas culturales del Estado y fijar pautas
para la participación real de los trabajadores de la
cultura, hacia la creación de un Consejo Nacional
de la Cultura y posterior creación de los Ministerios
de Cultura y de Ciencia y Tecnología”.
50
al margen del proceso de decisiones, ahora. Esas
masas coordinadas por sus movimientos sectoriales
organizados, tenemos que ser los nuevos actores del
proceso político para sacar al país del atraso en que
está, o si no caemos en la guerra a la que nos quieren
llevar, entonces esto sería la destrucción y el caos to-
tal” (El Rotativo Diferente, del 25 de noviembre al 9 de
diciembre de 1988, edición Nº 108, pp. 1 y 8).
51
1988, p. 6).
Nacía en el depar-
tamento, también
para esta época,
la “Unión de Juven-
tudes Pa-trióticas”,
Con la vistosidad de los colores amarillo y verde, la UP
avanzaba alegremente. como resultado
52
de la gran simpatía
que la Unión Patrió-
tica despertó entre
la juventud desde
su surgimiento. Con
numerosos jóvenes
vallecaucanos que,
además de votar por
primera vez, deci-
dieron participar no
solo electoralmente,
sino iniciar una vida
política al lado de la
UP; en esta iniciativa
intervinieron también
los hijos y familiares de
reconocidos dirigen-
tes upecistas de la re-
gión. El día 14 de no-
viembre de 1986, en Una gran variedad de iniciativas publicitarias se crea-
el auditorio del Centro ron dando a conocer los nombres de los candidatos de
la Unión Patriótica.
Administrativo Munici-
pal (CAM) de la ciudad de Cali, se realizó el acto público de
lanzamiento de la Unión de Juventudes Patrióticas del Valle
del Cauca, actividad que se convirtió en toda una fiesta en-
galanada por coplas, canciones, poemas y teatro. Allí los
jóvenes vallecaucanos coordinaron posteriores reuniones
de conformación, difusión y financiación de juntas de UJP
en las ciudades de Cali, Palmira, Buenaventura, Sevilla y Flo-
rida, durante los meses de noviembre y diciembre de 1986.
Tales acciones concluyeron en una nutrida participación en
el Primer Congreso de la Unión de Juventudes Patrióticas,
en Bogotá, los días 13, 14 y 15 de marzo de 1987. La Unión de
Juventudes Patrióticas se constituyó “en una organización
abierta a todos los jóvenes colombianos: estudiantes, artis-
tas, campesinos, obreros, deportistas, cristianos, activistas
barriales, ecologistas, etc., para desarrollar su política juve-
nil con formas organizativas y métodos de acción acordes
con sus inquietudes, costumbres y actividades específicas”
(Tomado del texto constitutivo de la Unión de Juventudes
53
La Unión de Juventudes Patrióticas nacía como respuesta a la simpatía que la UP despertaba
entre los jóvenes vallecaucanos - 1987.
54
rían en paramilitares) y, también, en Jamundí, Pradera, Flori-
da, Palmira, Buga, Candelaria, Restrepo, La Cumbre, Dagua
y Buenaventura. Y así mismo, cómo debieron franquear los
inconvenientes de retenes militares, de las detenciones arbi-
trarias y de las presiones de los gamonales y terratenientes
de turno, ante un sufragio por una fuerza diferente a la tra-
dicional.
55
por el Consejo Na-
cional Electoral).
La UP en su primera
incursión electoral,
en 1986, consiguió
elegir 14 congresis-
tas, entre ellos dos
Gráfica 3. Votaciones en la elección presidencial de 1986 ex comandantes
guerrilleros (Braulio
Herrera e Iván Márquez), y 323 concejales. Sus resultados no
tenían antecedentes en las organizaciones de izquierda. El 9
de marzo de ese año el movimiento obtuvo 103.001 votos en
listas propias y 157.978 en listas de coalición para la elección
del Senado. El resultado también es favorable en Cámara
(137.134 votos), en asambleas departamentales (148.767) y
en concejos municipales (202.406). Pero el más importante
de todos los respaldos fue el obtenido por Jaime Pardo Leal
como candidato presidencial, el 25 de mayo de 1986, al lo-
grar 328.752 votos, cifra (hasta ese momento) nunca antes
alcanzada por un candidato de izquierda en Colombia. En
las elecciones de mitaca de 1988, en las que se estrena la
elección popular de alcaldes, la UP elige 18 burgomaestres,
256 concejales y 9 diputados. Así se constituyó la Unión Pa-
triótica en la tercera fuerza política del país (Datos tomados
del libro Colombia democracia incompleta. Introducción a
la oposición política, capítulo II, pp. 74-77).
56
rente de hacer política, dando lugar a un grupo de colom-
bianos y colombianas generosos, trabajadores, solidarios,
conscientes y atentos de los intereses de los más desprote-
gidos y excluidos de la sociedad. Este era su real dolor de
cabeza y, con la poca civilidad que los caracterizaba, fren-
te a líderes y dirigen-
tes que rápidamente
se destacaban con
hechos contundentes
y firme oratoria, no le
permitieron al pueblo
colombiano encon-
trar el lógico camino
de los cambios demo-
cráticos, sino lo forza-
ron a la vía amarga y
dolorosa del terror y la Parte de la numerosa Junta Patriótica de El Cerrito, en
muerte. plena campaña electoral - mayo 1986.
57
21.410 sufragios, cifra muy por encima de la obtenida en las
elecciones presidenciales de 1982.
58
por sicarios el 15 de enero de 1989), Gustavo Figueroa y
José Dilman Bonilla (desplazados forzosamente) en El Cerri-
to; Bárbara Rendón (víctima de amenazas y allanamiento
en 1995), Parmenio Ramiro Melo (intento de homicidio) y
Wilson Ulcué Valencia (asesinado el 12 diciembre de 1988)
en Florida; Carlos Montilla (asesinado por paramilitares) en
Jamundí; Joel Fuentes (desplazado forzoso), Luis Ernesto
García (asesinado por sicarios el 15 de agosto de 1990),
Plinio Vásquez, Jorge Restrepo (asesinado por paramilitares
el 21 de junio de 1994) y Ricaurte Suárez en Sevilla; Marcos
Gómez (intento de homicidio) y Heriberto Jaramillo (des-
aparecido en 1991) en Tuluá y Jesús García y Luz Marina
Soto en Restrepo. Así mismo, algunas ciudades abrieron sus
sedes de la Unión Patriótica, hecho que fomentaba el tra-
bajo y la disposición de la misma comunidad a participar
de reuniones político informativas y en actividades de tipo
cultural, deportivo, recreativo, etc. En ese sentido es im-
portante mencionar la sede de UP en el barrio Zamorano
(a las afueras de Palmira) que se constituyó en verdadero
ejemplo de ello; y las de Jamundí y Sevilla que orientadas
por los concejales Elías Isaza Pérez y Orlando Arcila, res-
pectivamente, desarrollaron un importante trabajo junto a
Provivienda (organización comunista por el derecho a la
vivienda de los destechados).
59
otros cientos de compatriotas que sufrieron una persecu-
ción sistemática contra sus vidas. En 1990 el presidente de
la UP, Oscar José Dueñas Ruiz, afirmó que eran cerca de
1.100 los integrantes de la organización asesinados en la
más absoluta impunidad, pues los actos de barbarie con-
tra los militantes de la Unión Patriótica se multiplicaron en
el gobierno de Virgilio Barco y arrojaron, según cifras esta-
blecidas por la dirección upecista: además de los dos can-
didatos presidenciales mencionados, cinco congresistas y
diputados, 73 concejales, tres consejeros intendenciales y
nueve alcaldes asesinados.
60
nacional en elecciones de Cámara de Representantes o
Senado”, la Unión Patriótica, prácticamente exterminada,
perdió su personería jurídica.
61
• El concejal de Cali Germán Cobo Lozada se transfor-
mó para 1992 en el Consejero de Paz de la alcaldía de
este municipio, desde donde fue atacado de manera
vehemente por la periodista Gloria Congote del noti-
ciero de televisión QAP, quien de forma tendenciosa
e irresponsablemente lo calificaba como “el interme-
diario entre la guerrilla y el Cartel de Cali” y señala-
ba que un grupo de ciudadanos desaparecidos en
Cali, varios de ellos comunistas y militantes de la Unión
Patriótica, eran enlaces guerrilleros que habían sido
retenidos como retaliación por el secuestro de un in-
tegrante del Cartel de Cali. Este montaje por supuesto
fue desmentido por el entonces Consejero de Paz y
por la dirección del Partido Comunista Colombiano,
regional Valle, ya que para ese momento la dirección
de la UP estaba prácticamente desmantelada.
62
Sindicato de Trabajadores del Municipio de Yumbo (Sintra-
municipio), quienes para marzo de 1992 lograron una curul
al Concejo, en cabeza de Heberth Sánchez, dirigente de
la Unión Patriótica, militante del Partido Comunista Colom-
biano y directivo de Sintramunicipio, a pesar de haber sido
detonada una bomba en la sede obrera, el 4 de marzo de
1992, atentado terrorista que dejó heridos de gravedad a
cinco afiliados de la organización sindical, y de haber sido
vilmente asesinado por paramilitares Fidel Castro Murillo,
presidente de este sindicato, y quien había sido candidato
a la alcaldía municipal por un movimiento de convergen-
cia local, en el que había participado la Unión Patriótica.
63
buen número de votos y amplio respaldo de la po-
blación. No coincidió con nosotros y, cuando quiso
hacerlo, ya era demasiado tarde y la maquinaria
liberal-conservadora se montó nuevamente com-
prando votos a $40.000. Sin embargo,es importante
mencionar que nuestro trabajo radicó en desarrollar
un control político bastante bueno, incentivar discu-
siones en torno a las necesidades fundamentales del
municipio y alcanzar algunos logros sociales como el
relleno sanitario, el manejo de las basuras y el acon-
dicionamiento adecuado del alumbrado público;
creamos un Comité de trabajo constituido desde el
Copey-UP por unas 12 personas, en donde estudiá-
bamos, analizábamos, discutíamos y decidíamos
las directrices generales del trabajo de la Unión Pa-
triótica en el concejo municipal, desde luego con el
apoyo de los trabajadores y la organización social
comunitaria, pues hasta ese momento las Juntas Pa-
trióticas barriales aún existentes tenían numerosos
adeptos y habían logrado positivos resultados de ca-
rácter cívico”.
64
4. Desarrollo del plan exterminio
para el Valle del Cauca
65
constituyeron en un mecanismo que, además de “prácti-
co”, podía ser usado impunemente, simplemente negando
de manera pública todo tipo de relación y contacto con
los mismos, juego en el cual se ampararon durante mucho
tiempo los verdaderos responsables y criminales. Y lo que
resultaba peor para las víctimas era constatar cómo el Es-
tado y sus organismos de seguridad intervenían tibiamente
y, desde luego, nunca se esclarecían e impedían tales he-
chos. Es así como desde los años setenta, las organizaciones
nacionales e internacionales que han trabajado y trabajan
por el fomento, defensa y respeto de los derechos humanos
en el país manejan listas interminables de víctimas, especial-
mente de hombres y mujeres pertenecientes a sectores y
comunidades populares: docentes, estudiantes, indígenas,
sacerdotes, sindicalistas, campesinos y trabajadores agra-
rios, periodistas, dirigentes comunitarios, demócratas y, por
supuesto, activistas de izquierda, entre otros.
66
ca de la contrainsurgencia, bajo la orientación y guía
de mercenarios contratados como el israelí Jair Klein.
67
cialmente entre los años
1988-1989.
La vigencia de la ley 48
de 1968 proporcionó
el fundamento jurídico
para la formación de los
grupos de “autodefen-
sa”, al facultar a las fuer-
zas armadas para armar
Grafico 3. Asesinato de dirigentes, años 1986-2001
a civiles y crear grupos
de defensa campesinos.
Estos grupos surgen en los años setenta y se consolidan en
los años ochenta, como grupos de individuos vinculados a
sectores económicos y políticos en las diferentes regiones
del país, que, con el patrocinio de las fuerzas de seguridad
del Estado, defendían intereses partidarios o particulares
mediante la utilización de la violencia. Originalmente la
vinculación que se estableció entre los grupos de autode-
fensas, los diferentes sectores económicos, políticos y las
organizaciones estatales de defensa nacional tuvo un ca-
rácter ocasional e informal.
68
lación de relativa subordinación de los paramilitares con
los miembros de la fuerza pública y la clase política tradi-
cional, por lo que su difusión espacial estaba condiciona-
da y supeditada a la presencia del Ejército y de intereses
de las élites capitalistas y narcotraficantes del campo. Pero
a medida que crecían y se extendían por la geografía co-
lombiana lograron convertirse en los principales auxiliado-
res contrainsurgentes del Estado, atentando de paso con-
tra las organizaciones de izquierda, los guerrilleros de las
Farc desmovilizados de la UP que efectuaban su trabajo
político y a sus supuestos simpatizantes, a los que era pre-
ciso exterminar. Hacia finales de 1984 Amnistía Internacio-
nal presentó un revelador informe en el que indicaba la
existencia de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones,
detenciones ilegales y torturas por parte de agentes de los
aparatos de seguridad del Estado; confirmó, además, la
existencia del MAS y de los llamados escuadrones de la
muerte para atribuirles carácter oficial y de fuerzas civiles
y regulares reclutadas por cuarteles del Ejército y la Poli-
cía, como fuerzas auxiliares de contrainsurgencia en las
que se incluiría el personal de seguridad empleado por
terratenientes o empresarios, dueños o administradores de
haciendas. El mismo Procurador General de la Nación de
ese entonces, Carlos Jiménez Gómez, en entrevista con los
medios de comunicación planteó:
69
Proliferaron las denuncias contra la creación de los grupos paramilitares en el país.
70
• Fuerza Militar de Occidente
• Justiciero Implacable
• Escuadrón Limpieza Cali (Cali)
• Muerte a ratas (Cali)
• Los vengadores (Cali)
• Jumbo
• Ejército Popular Revolucionario
• Movimiento Cívico Revolucionario
• Organización del Pueblo Armado - OPA
• Organización Militar del Pueblo
• Muerte a Jíbaros - Maji
• Valle Limpio
• Estamos Armando a Cali (EAC)
• Muerte a Comunistas - MAC
• Comandos Verdes
• Colombia sin Guerrilla (Colsingue)
• “Movimiento Cristiano de Salvación” - Tuluá
72
después de ese cobarde acto, a los pocos meses la Casa
cerró definitivamente sus puertas a la comunidad valle-
caucana) y, en segundo término, el lógico miedo y temor
se fueron apoderaron de amigos, simpatizantes y hasta de
varios militantes, que resolvieron dejar de visitar las sedes
engalanadas ahora con la verde presencia de la vigilancia
policial y, posteriormente,
evitaban participar en ac-
tos públicos o reuniones
políticas citadas por la UP.
El golpe paramilitar que
buscaba acallar la voz de
las reformas, la participa-
ción democrática y ani-
quilar a la Unión Patriótica
empezaba a dar sus ne-
fastos resultados.
En la ciudad de Santiago
de Cali prácticamente
toda la Dirección de la
Unión Patriótica era cons-
Interior de la Casa de la Amistad con los Pue-
blos después de haber sido objeto de una bomba tantemente amenazada.
paramilitar - 11 de septiembre de 1984. Igual situación vivían en
los principales
municipios don-
de se había al-
canzado repre-
sentación o en
aquellos lugares
donde la activi-
dad de los co-
mandos muni-
cipales y de las
juntas patrióticas
se fortalecía. Es-
tas amenazas se Aspecto exterior de la sede de la UP en Cali, luego de la detona-
realizaban de ción de una bomba de alto poder explosivo - primer semestre
1985.
73
manera telefónica; con sufragios que hacían llegar a las
sedes tanto de la UP como del Partido Comunista Colom-
biano, a los diversos sindicatos y, en ocasiones, hasta a las
mismas casas de los dirigentes y militantes; o también me-
diante volantes y cartas elaboradas con recortes de letras
de periódicos o revistas. Las detenciones a cualquier hora
del día y en plena calle estaban a la orden del día, como
el hecho ocurrido al coordinador departamental de la UP,
Jairo González, y a un acompañante, el día 17 de agosto
de 1985 en el barrio San Nicolás de Cali, quienes fueron
trasladados al puesto policial del barrio Obrero, después a
la Estación Central y finalmente a la Policía Judicial, donde
fueron sometidos a descaradas amenazas por parte de los
elementos policiales Luis Pérez Jurado y otro de apellido
Díaz Borbón, tal como consta en declaración periodística
en el semanario Voz. (Edición Nº 1.347, 22 de agosto de
1985, p. 2).
74
Germán Cobo Lozada, arquitecto de profesión, respon-
sable político del Partido Comunista Colombiano Regio-
nal Valle del Cauca y quien había realizado una amplia
y destacada gestión como concejal por el Frente Demo-
crático (1982-1984) y que para el año 1986 desempeñaba
una admirable labor como concejal de la Unión Patriótica,
en el municipio de Santiago de Cali, a causa de las múlti-
ples amenazas de que era objeto debió recurrir, como la
gran mayoría de ediles en el país, a escoltas designados
por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), a
redoblar la seguridad de sus hijas a la salida del colegio y
prácticamente a convertir su residencia en una fortaleza,
con guarda de seguridad y servicio de policía a la entra-
da. Sin embargo, valerosamente, como todo un “paladín
de la democracia”, así le decían fraternalmente sus ami-
gos y camaradas entre bromas y chanzas, efectuaba pú-
blicamente las siguientes denuncias ante el semanario Voz
(edición Nº 1.375, 27 de febrero de 1986, p. 10):
75
tienen organizaciones barriales, casi cuadra a cua-
dra. Es una tendencia claramente fascista que en
la región tiene asiento en los gremios económicos,
basta con recordar el manifiesto al Presidente de la
República, el famoso “BASTA YA”, cuando llamaron
anticipadamente a la política de tierra arrasada” ...
“Por su parte Vega Uribe fue proclamado candidato
De izquierda a derecha en la gráfica: Marco Aurelio Ramírez (suplente del concejal Cobo),
Ramiro Andrade (aliado liberal candidato a la Cámara de Representantes),
Germán Cobo Lozada, en pleno discurso político en la plazoleta del CAM,
y Bernardo Jaramillo Ossa (candidato presidencial).
76
11 desaparecidos (ver texto preliminar de la “Comisión de
la verdad sobre el holocausto en el Palacio de Justicia del
6 y 7 de noviembre de 1985” del año 2006), acrecentaron
aún más y de manera negativa el desarrollo de una políti-
ca militarista represiva en todo el país, que buscaba casti-
gar ejemplarmente al M-19 y de paso a todo el movimiento
de izquierda o persona que tuviese nexos con él. Para esa
época el M-19 contaba con una importante presencia en
los departamentos del Cauca y del Valle y con la idea de
lograr un acuerdo con el gobierno nacional había ubica-
do varias “Casas de la Paz”, desde las cuales realizaba su
trabajo político. En Cali se destacaban las de Aguablanca
y Siloé, barrios populosos y marginales que fueron ataca-
dos por orden del general Rafael Vega Uribe. Se generó,
especialmente en Siloé en pleno barrio, a tan solo quince
minutos del centro de la ciudad, una confrontación arma-
da entre el Ejército y la guerrilla del M-19, la cual se pro-
longó por varios días sin respetar a la indefensa población
civil.
77
aparecen conduciendo columnas infantiles que hu-
yen de la confrontación ... Los habitantes del barrio
denuncian: ‘Detienen a los muchachos entre los 12
y 25 años, dizque por orden de la brigada, se los lle-
van y los interrogan como supuestos guerrilleros, en
varias ocasiones los golpean ... Nos obligan a decir
lo que no sabemos, que dónde viven los guerrilleros,
que dónde están las armas ... El Ejército requisa casa
por casa, pero además si encuentran dinero, relojes
o algo de valor se lo llevan y uno qué les va a decir ...
Lo que nos tiene más intranquilos es la versión de un
bombardeo en el sector, pues sin luz, sin agua, con
toque de queda y allanamientos, ya sería lo último
que podría ocurrir” (Tomado del semanario Voz, edi-
ción Nº 1.364, 5 de diciembre de 1985, pp. 13 y 16).
78
Pablo Caicedo Siachoque desaparecido el 19 de noviembre de 1985 junto a Marco Fidel Cas-
tro, en la vía Cali-Jamundí por paramilitares.
79
reseñados, interrogados y torturados por elementos que
nunca dejaron ver sus rostros, por espacio de varias horas,
luego de lo cual fueron dejados en libertad sin ningún tipo
de explicación. Finalmente llegaron a Bogotá y lograron
participar de las actividades finales de clausura del primer
congreso, durante las cuales denunciaron la arbitraria de-
tención. Por seguridad, su regreso al departamento del Va-
lle del Cauca lo hicieron en avión. Pero días después, el 19
de noviembre, y cuando viajaban de Cali a Jamundí con la
idea de tomar algunos días de descanso en una finca, fue-
ron interceptados y desaparecidos por paramilitares. Edgar
Caicedo padre de Pablo, periodista y dirigente destacado
del Partido Comunista Colombiano y de la Unión Patriótica
en la ciudad de Bogotá y Fabiola Montaño compañera de
Marco Fidel Castro, junto a familiares, dirigentes y aboga-
dos, se entregaron a la titánica tarea de “búsqueda” por
diversos sitios: clíni-
cas, hospitales, mor-
gue, inspecciones
de policía, batallo-
nes etc. Siguieron de
cerca indicios y pis-
tas, hasta las puertas
mismas de la Base
Militar de Tolemai-
da en Girardot, sin
lograr ninguna expli-
cación ni tampoco
la devolución de sus
seres queridos. Po-
cos años más tarde,
después de realizar
una importante la-
bor en la Asociación
de Familiares de De-
tenidos Desapareci-
dos (Asfaddes), fa-
La señora madre de Pablo Caicedo desfila por las
céntricas calles de Cali con la foto de su hijo reclamando
llece aún vital Edgar
que aparezca vivo y sano - diciembre de 1985. Caicedo. Muchos
80
plantearon en el Va-
lle del Cauca, que su
deceso se debió a
esa penal moral ad-
quirida tras la trágica
pérdida de su hijo.
Llegó un momento
en que no se desa-
rrollaba actividad
política relacionada
con la plataforma
de la Unión Patriótica
orientada durante el
primer congreso de
noviembre de 1985,
sino que se asistía
a las funerarias, ce-
menterios, cortejos
Numerosas marchas de denuncia contra el asesinato de los fúnebres y, desde
dirigentes de la UP se llevaron a cabo por todo el departa-
mento del Valle - año 1986. luego, a las nume-
rosas marchas en
protesta contra estos
hechos y exigiendo el respeto a la vida. Se convirtieron en
repetidas las consignas y los gritos de: “Podrán arrancar to-
das las flores, pero no la primavera” y “Que los devuelvan
vivos, porque vivos se los llevaron”. Para junio de 1986 los
grupos cristianos de Bogotá, la Asociación de Familiares
de Detenidos Desaparecidos (Asfaddes), el Comité Perma-
nente por la Defensa de los Derechos Humanos, el Comité
de Solidaridad con los Presos Políticos, y con el respaldo
de la mayoría de las centrales obreras y partidos políticos
de izquierda, entre ellos la Unión Patriótica, convocaron a
“La marcha del silencio”. En Santiago de Cali alrededor de
cinco mil personas marcharon el día 5 de junio de ese año,
por las principales calles de la ciudad, desde el Parque de
San Nicolás hasta las instalaciones del gobierno seccional,
en el Centro Administrativo Municipal (CAM). Era la parti-
cipación del pueblo caleño rechazando las desaparicio-
81
nes y asesinatos cometidos por los grupos paramilitares; las
gentes que no desfilaron se apostaron a lo largo del desfile
y manifestaron su respeto y adhesión ante tantas fotogra-
fías, carteles, nombres y familias completas (niños, padres,
esposas, abuelos) que sorprendían y apesadumbraban.
Gran parte de militantes de la Unión Patriótica abando-
nó los ya tradicionales verde y amarillo y por primera vez
marchó usando los colores blanco y negro, con las caras
pintadas y portando grandes estandartes elaborados en
tela con los rostros de los desaparecidos. Al término de la
jornada los familiares de desaparecidos dieron lectura a
un documento reclamando por la aparición con vida de
sus seres queridos.
Durante la “Marcha del silencio” en junio de 1986, los familiares de los desaparecidos de la
UP realizaron denuncias y exigencias para conocer el paradero de sus seres queridos.
82
Año 1986. Actividades de denuncia contra los desaparecidos en todo el Valle del Cauca.
Marcha por las principales calles de Florida (Valle).
83
nacional por la paz, el derecho a la vida y la reconcilia-
ción” los días 14 y 15 de abril de 1989, en las instalaciones
del Concejo Municipal de Cali, iniciativa presentada por
el concejal de la Unión Patriótica Germán Cobo Lozada
y apoyada por el dirigente conservador y presidente del
concejo municipal, Francisco Murgueitio, quienes a raíz
del violento asesinato de José Antequera en la ciudad de
Bogotá, prácticamente llevaron a cabo un acto político
en el Centro Administrativo Municipal, que logró congre-
gar a diferentes fuerzas políticas y sociales del país para
repudiar dicho crimen, así como el atentado al entonces
senador liberal Ernesto Samper Pizano. El foro fue exitoso,
ya que amplios sectores democráticos reclamaron multi-
plicar iniciativas contra la guerra sucia y el exterminio de
líderes populares, el desmonte de los grupos paramilitares
y la depuración de las Fuerzas Armadas implicadas en he-
chos de lesa humanidad, la erradicación de la impunidad
y la ruptura de las barreras de la discriminación política y
social. Estos hechos evidentemente propiciaron el que por
momentos la UP del Valle respirara aliviada, esperando un
cambio significativo de ese clima represivo que lesionaba
la vida de tantos colombianos. (Ver semanario Voz, edición
Nº 1.531, 30 de marzo de 1989, p. 15).
84
Manuel tenía 43
años, era obrero
de lonas en la em-
presa Good-year,
fiscal del Sindicato
de Trabajadores
de la industria del
Caucho y el Plásti-
co (Sintracaucho-
plastico), directivo De izquierda a derecha Manuel Novoa, su hijo Ricardo y su
sindical por más de esposa Marleny.
85
educar, separarme de ellos para ir a trabajar. Culpo
a este asesinato como la causa de desintegración
de mi hogar, pues mi hijo Ricardo viajó a otro país
buscando un bienestar, pero también lo he perdido
pues no sé de su paradero ya que nunca se ha co-
municado con nosotras (su madre y sus hermanas),
considero que he sido mutilada dos veces por los
malvados sin corazón que me han causado un tre-
mendo daño moral, sentimental y psicológico ... Le
pido a Dios y a las leyes de la tierra que ojalá un día
podamos ser personas felices sin tanta violencia y
persecución, podamos ser libres y disfrutar de liber-
tad en nuestra Colombia”.
86
no coincidía en el número exacto de su cédula de ciuda-
danía y la dirección era otra. Según las órdenes de allana-
miento, los militares buscaban armas, artefactos explosivos
y posibles guerrilleros.
87
ante tales hechos era evidente que la dirigente sindical y
upecista se encontraba detenida por orden expresa de la
Tercera Brigada del Ejército acantonada en Cali, la cual de-
bía dar cuenta de su paradero sana y salva. Semanas des-
pués Amparo Torres recobró la libertad, resolvió renunciar
a su actividad en la universidad y radicarse fuera del país.
(Información tomada del semanario Voz, ediciones Nº 1.714,
1.715 y 1.718, correspondientes al 29 de octubre y 5 y 26 de
noviembre de 1992).
88
objeto la Unión Patriótica, hasta 1994.
89
yoría de los cuales, posterior a la constitución de la Central
Unitaria de Trabajadores (CUT) en noviembre de 1986 y en
cumplimiento de una orientación nacional de la misma,
se agruparan transformándose en sindicatos de industria:
el Sindicato del Municipio de Yumbo (Sintramunicipio); el
Sindicato de Cementos del Valle (Sintracementos) hoy Sin-
dicato Único de Trabajadores de la Industria de Materiales
de la Construcción (Sutimac); el Sindicato de Goodyear
(Sintragoodyear) y el Sindicato de la Industria del Caucho
y el Plástico (Sintracuachoplastico), actualmente agrupa-
dos en Sintraencapla y el Sindicato de Sidelpa que hoy for-
ma parte de Sintraime, entre otros.
90
vo movimiento Unión Patriótica y, como lo hizo el Partido
Comunista Colombiano en la esfera nacional, apoyaron
decididamente las actividades de organización y confor-
mación del comando municipal y de las diferentes juntas
patrióticas, que fueron especialmente de carácter sindical
y barrial.
91
volumen desde un bar diagonal a la sede sindical, desde
donde los matones observaban.
92
de Hernán Dionisio, el 4 de
septiembre de 1985, cuan-
do se dirigía a tempranas
horas de la mañana hacia
su trabajo en los juzgados
de Cali (sector de Santa
Rosa, en pleno centro de la
ciudad), por parte de dos
sujetos que, en tono ame-
nazante, le mostraron dos
álbumes fotográficos: uno
que recogía gran parte de
la actividad política y labo-
ral de Hernán Dionisio (don-
de observó también regis-
tro fotográfico del dirigente
cementero Gilberto Pareja) Dionisio Hernán Calderón, presidente de
Sintramunicipio de Yumbo, asesinado el 28 de
y otro bastante macabro septiembre de 1985.
con láminas de cadáveres,
preguntándole cómo quería encontrar a su esposo y que,
para evitarlo, la mejor solución era que se marcharan de
Yumbo; le exigieron llamarlo inmediatamente para infor-
marlo y a las 2 p.m. la dejaron en libertad dándole un plazo
perentorio de dos días para que se marcharan del munici-
pio. Pero Hernán Dionisio no se marchó y, por el contrario,
se dio a la tarea de organizar el “Foro por el respeto a la
vida y los derechos humanos”, que se celebró el día 13 de
septiembre, en el Concejo Municipal de Yumbo ubicado en
el edificio de la Alcaldía en la plaza central, y que contó
con una numerosa asistencia, a pesar de que durante toda
la tarde se militarizó el municipio y se hicieron desfilar por
céntricas calles tanques y vehículos artillados, que a las 4 de
la tarde se ubicaron en las esquinas de esa plaza. El clima
de terror era imperante y mucho más cuando al anochecer
sabotearon el servicio de energía quedando sin luz el centro
de la ciudad. Pese a todo el foro fue exitoso.
93
por sicarios en la misma sala de su residencia, en presen-
cia de su esposa Dalila, quien narró al semanario Voz esos
duros momentos.
94
armados con metrallas, pistolas y odio y los dolientes con
banderas, flores rojas y un ataúd forrado con la bandera del
Partido Comunista Colombiano y de la Unión Patriótica.
95
Henry Cuenca y su esposa Alba, de paseo “dominguero” con sus hijos Henry,
Eleonora e Ingrid.
96
hogareña fue esposo y padre amoroso, dedicado a su “In-
dia”, como solía llamar a su esposa Alba Emilcen Uribe, y a
sus tres hijos Eleonora, Ingrid y Henry.
97
cementeros bas-
tante preocupa-
dos, no por la
vida de sus tra-
bajadores, sino
por las pérdidas
millonarias que
sufrían día a día.
Ese exitoso paro
por el derecho
a la vida, que
logró informar y
Así lucía la entrada principal a la empresa Cementos del Valle divulgar a toda
durante los 29 días en que fue tomada por los trabajadores,
para exigir el respeto a la vida de los cementeros del país - la opinión pú-
1988. blica nacional
e internacional
sobre la verda-
dera situación
anómala sufrida
por los trabaja-
dores cemente-
ros en sus propios
sitios de trabajo,
nunca fue per-
donado por los
magnates de la
Ante los medios de comunicación, en 1988, Henry Cuenca in-
industria del ce-
forma el sentido trascendental del “Paro por la vida”, exigiendo mento, verdade-
castigo para los asesinos de los trabajadores cementeros en
todo el país. ros responsables
de los masivos
asesinatos y desapariciones.
98
sus mismos victimarios. Quedó pendiente su viaje para el
día siguiente, 31 de julio, cuando se trasladaría a Managua
(Nicaragua) a una reunión especial del Secretariado
de la Federación Latinoamericana de Trabajadores de la
Industria de los materiales de la Construcción y la Madera
(Flemacom).
99
mac), en Yumbo, a solicitud de la misma comunidad, y al
día siguiente se realizó una gran marcha automotor que
le acompañó hasta el cementerio Jardines de La Aurora
en Cali. Sus palabras premonitorias se convirtieron en una
cruda realidad y en una consigna que se repitió durante
varios años (incluso hoy, en ocasiones, se escucha) no solo
en el Valle del Cauca sino en todo el país: “En esta lucha
nos toca darlo todo ... hasta la vida misma”.
100
las vacaciones de finales de 1987 e inicios de 1988, viajó
al puerto de Buenaventura el día 6 de enero para aten-
der una reunión de la UP con jóvenes bonaerenses, entre
los que se encontraba el estudiante Froilán Torres, y la re-
unión se llevó a cabo sin contratiempos. Al día siguiente
7 de enero, fecha en que regresaría a la ciudad de Cali,
según había informado a su señora madre Melba Dueñas
de Bernal, no volvió, alarmando a su familia.
101
pocas cuadras de la inspección de Policía. Cuando aban-
donaban el lugar fueron detenidos por un agente de la
policía civil de nombre Luis Alberto Botero Bernal, conoci-
do en el puerto con el alias de “La Escoba” y por otros dos
agentes de civil de apellidos Serrano y Mancilla. Froilán sa-
lió corriendo, pero más adelante fue alcanzado por otros
policías de civil, mientras Olga Esther fue conducida por
las calles que la separaban de la inspección de Policía
(unas 4 o 5 cuadras) a punta de empujones y maltratos,
que ella respondía con gritos solicitando ayuda a los tran-
seúntes e indicando que la iban a desaparecer o a matar.
A esa hora del día y en pleno centro del municipio, mucha
gente la vio y la escuchó, pero nadie la ayudó. Pudieron
más el miedo y el efecto de parálisis que el asesino “La
Escoba” producía en la población. Aquellos que lo recuer-
dan lo describen como un hombre alto, de tez negra, mal
hablado, violento, cuya sola mirada producía escalofríos,
con un acentuado odio contra los activistas de izquierda
y con un buen número de asesinatos a cuestas. Ya en la
inspección de Policía, dicen los testigos, Olga Esther fue re-
cibida por el capitán Guillermo Julio Chávez Ocaña, quien
ordenó su encierro en un cuarto contiguo desde donde
se continuaron escuchando de modo más alarmante sus
gritos. Momentos más tarde, del cuarto salió “La Escoba”
llevando en sus manos la ropa interior y los zapatos de Olga
Esther, los que entregó al capitán Chávez Ocaña. La Poli-
cía procedió a dispersar de la entrada de la inspección a
las personas que continuaban aglomeradas mirando.
102
Muchas personas comentaron a la familia los hechos, pero
así mismo se negaron a denunciar públicamente, ante las
autoridades competentes, a los miembros de la Policía
implicados en esta desaparición. Por su parte, el capitán
Chávez Ocaña negó en repetidas oportunidades los he-
chos, diciendo que a la inspección nunca habían entrado
Olga Esther Bernal Dueñas o Froilán Torres y enseñaba un
libro de registro en el que no aparecían los nombres de los
miembros de la Unión Patriótica desaparecidos. Al poco
tiempo fue trasladado de Buenaventura, ascendido y, se-
gún datos aportados por doña Melba Dueñas de Bernal,
en la actualidad se encuentra radicado en la ciudad de
Pasto.
4.6. En Jamundí
Jamundí, un municipio netamente agrícola y por lo tanto
campesino, desarrolló su actividad como Unión Patriótica
con mucha organización y dedicación. En las elecciones
del 9 de marzo de 1986 la UP “barrió” prácticamente en los
corregimientos con una votación de 714 votos y 214 sufra-
gios en la cabecera, que le sumaron un total de 928 votos
para elegir al concejal Elías Isaza Pérez y quedar ubica-
da como cuarta lista más votada, después de los liberales
Delio Cuadros Rusca (1.988 votos), Víctor Manuel Grajales
(953 votos) y Mauricio Holguín (1.552 votos), por encima de
todos los candidatos conservadores. (Periódico El Rotativo
Diferente, edición Nº 75, p. 8).
103
cho cerco de tropas que impide la movilización de
las aterradas personas. Los bombardeos se iniciaron
a las 7 de la mañana del domingo 16 de febrero de
1986 y los testigos presenciales indicaron que doce
horas después seguían recibiendo el castigo de los
disparos de granadas y morteros, en un operativo en
que participaban además 2 aviones de combate y 3
helicópteros. La ofensiva se desarrolla con el pretexto
de combatir a grupos insurgentes y en ella se desta-
can por su agresividad los batallones Rifles, Colombia
y Vencedores” (Ver semanario Voz, edición Nº 1.374,
20 de febrero de 1986, p. 17). “Desde fines de febre-
ro el Ejército ha venido bombardeando una amplia
zona del municipio de Jamundí (Valle), en particu-
lar las veredas de La Liberia, Villa Colombia, La Ca-
baña, La Meseta y San Antonio, según denunció la
Confederación Sindical de Trabajadores de Colom-
bia (CSTC). Como resultado de esos bombardeos, en
la noche del 4 de marzo de 1986 fueron muertos 17
campesinos y hay otros desaparecidos. Las tropas
cometen toda clase de tropelías con el pretexto de
combatir al M-19, cuando en realidad en esa zona la
influencia predominante es la de la Unión Patriótica.
De lo que se trata, entonces, es de obstaculizar las
elecciones, atemorizar a la población e impedir que
los ciudadanos puedan expresarse libremente por la
UP” (Ver semanario Voz, edición Nº 1.376, 13 de mar-
zo de 1986, p. 9).
104
zas, detención arbitraria e intento fallido por atentar contra
su vida, debió abandonar el municipio y el país durante
varios años.
105
salud de Villacolombia, la creación de un Centro de
Capacitación Comunitaria (Capaca) en San Anto-
nio (exactamente en la vereda El Cedro) en conve-
nio con el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) y
la construcción de tres acueductos rurales para La
Meseta, El Cedro y otro lugar que en el momento no
recuerdo. Para el área urbana la actividad más signi-
ficativa y la que más adeptos nos dio fue la originada
a raíz de la ley 9ª de 1989, que propuso la necesidad
de que algunos terrenos aledaños al casco urbano
fueran declarados de utilidad pública para la cons-
trucción de vivienda popular. La Unión Patriótica
presentó un proyecto de acuerdo que nos permitía
declarar como terreno de utilidad pública cerca de
500 hectáreas para realizarlo.
106
debí salir del país y abandonar mi cargo como Con-
cejal de Jamundí y como coordinador regional de
la Unión Patriótica, actividad que desarrollaba por
esa misma época visitando los municipios del Valle.
Recuerdo que se nos presentó el secuestro de varios
militantes upecistas (Noel Edisson Ramírez, inspector
de la Unión Patriótica en La Liberia; Ricaurte Castro,
presidente de la Junta Patriótica de la vereda cau-
cana de El Palo y de Mariela Pulgarín, esposa del
diputado del Cauca Joaquín Pérez). Viajé a Corinto
(Cauca) para efectuar algunas averiguaciones. Yo
portaba una pistola que había sacado de la Brigada
Militar con todas las de la ley y un teniente del Ejército
en este municipio caucano me la decomisó, me hizo
detener en el cuartel de la Policía durante tres días,
para luego remitirme a la cárcel de Corinto, donde
permanecí ocho días más, al cabo de los cuales me
trasladaron a Puerto Tejada, se revisó mi caso, me di-
jeron que habían “cometido un error” y me soltaron,
pero el teniente y mi pistola nunca aparecieron ni
tampoco me ofrecieron alguna explicación sobre lo
ocurrido. Bajo estas condiciones, ¿qué tipo de garan-
tías existen para la propia vida? Posteriormente supe
que se fraguaba mi asesinato en el mismo Jamundí y
nunca más regresé”.
107
gión, arrimaron a su casa usando un tono amenazante,
insultando y maltratando a los moradores, quienes no
tuvieron otra salida que permitir el libre acceso de los
agentes. Estos procedieron a decomisar unos periódicos
del semanario Voz, dos escopetas rudimentarias, un cu-
chillo casero, mil pesos y la cédula de ciudadanía de la
señora María Irma Íter. Posteriormente amenazaron con
ahorcar a Arcesio, después de preguntar quién era el que
compraba la Voz. El joven se responsabilizó de inmediato,
tratando de proteger al resto de familiares. De manera
violenta lo amarraron del cuello y de las manos y algunos
testigos mencionan que a pie lo condujeron hasta el co-
rregimiento de Villacolombia y luego no se supo más de
él. Sus padres comenzaron su búsqueda, enviando cartas
a la Alcaldía de Jamundí, a la Gobernación del Valle, a la
Personería Municipal y a la Procuraduría Regional, inda-
garon por él en la inspección de policía municipal, pero
no les daban razón alguna de su paradero. En la tarde del
día 23 de junio de 1987 una emisora radial de la ciudad
de Cali daba la siguiente noticia:
108
Para esta misma fecha en que el movimiento indígena
caucano se desplazaba hacia la ciudad de Cali por la
vía Panamericana, desapareció en la región Diego Fer-
nando Chacón Guido, dirigente de la Juventud Comunis-
ta y de la Unión de Jóvenes Patriotas del Valle, descono-
ciéndose por completo su paradero y las circunstancias
de su desaparición.
109
Bermúdez, pertene-
ciente a este mismo
Sindicato, en el mes
de febrero del mismo
año. Todo ello, por su-
puesto, ocasionó una
ola de terror que con-
llevó en la mayoría de
los casos a despla-
zamientos forzados y
dejación del cargo,
como ocurrió con el
concejal de la UP Jai-
ro Quintero. (Informa-
ción semanario Voz,
edición Nº 1.466, 12
de noviembre 12 de
1987, p. 8, y edición Nº
1.514, 24 de noviem-
El líder agrario y dirigente upecista Juan Ignacio bre de 1988, p. 21).
Martínez, su esposa Gloria del Socorro Barco y su
hijo Andrés Ignacio Martínez, en compañía de algu-
110
del Ingenio Manuelita S.A. durante 13 años y fiscal de la
Junta de Acción Comunal Villa Nelly, acribillado en el co-
rregimiento de El Placer por un sicario, cuando se hallaba
frente a su residencia y en presencia de su familia. (Ver se-
manario Voz, edición Nº 1.430, 12 de abril de 1987, p. 21;
edición Nº 1.515, 1 de diciembre de 1988, p. 22, y edición Nº
1.546, 3 de agosto de 1989, p. 9).
4.8 En Tuluá
En este municipio, como en la mayor parte de los muni-
cipios del centro y norte del Valle, está concentrada la
111
mayor parte de los ingenios azucareros, fortín de la clase
empresarial y terrateniente vallecaucana, como son In-
genio Manuelita, de la familia Éder; Ingenio Riopaila, de
la familia Caicedo; Colombina e Ingenio Central Castilla;
Ingenio Providencia, de la familia Cabal; Ingenio San Car-
los, de la familia Sarmiento; Ingenio Mayagüez, de la fami-
lia Hurtado; Ingenios La Cabaña, El Porvenir y El Naranjo,
propiedades de la familia rumano-judía Seinjet; Ingenios
Incauca y Providencia, de la familia Ardila Lulle; Ingenio
Central Tumaco, de los hermanos Salcedo y el Ingenio Me-
léndez, de los hermanos Garcés Giraldo, transformado hoy
en urbanizadora de tierras. Dichas familias no solamente
cubren este producto, convertido en el Valle del Cauca
en un monocultivo, sino también se han diversificado en
sus actividades gerenciales y comerciales a otros sectores
no menos importantes, como por ejemplo ganadería, ma-
dera y papel, servicios públicos, financieros y bancarios y
hasta clubes deportivos regionales, entre otros.
112
cia de la Federación de Trabajadores del Valle (Fedetav),
afiliada a la Confederación Sindical de Trabajadores Co-
lombianos (CSTC).
113
Germán Alfonso Redondo González tenía 28 años, técnico
electricista de profesión, dirigente sindical afiliado a Sintrai-
cañazucol y militante de la Unión Patriótica. Su actividad
abierta en el ingenio San Carlos como auténtico defen-
sor de los intereses de los asalariados azucareros le habían
ocasionado más de un problema con la patronal, en ca-
beza de Enrique Otero (gerente de producción); Guillermo
Domínguez (superintendente administrativo); Germán Du-
que Jaramillo (jefe de relaciones industriales); Álvaro Posa-
da Borrero (directivo de Asocaña) y de Armando Orejuela
y Juan Mendoza (jefes de seguridad y de cosecha), pero
también el reconocimiento y admiración de sus compa-
ñeros de trabajo que le insistían constantemente para que
tomara las debidas medidas de seguridad, ya que extra-
ños motorizados lo seguían y preguntaban por los sitios que
frecuentaba. Germán Alfonso se cuidaba y mantenía una
actitud prevenida, pero nunca imaginó que dentro del
mismo bus del Ingenio San Carlos se produciría su asesina-
to. El día 13 de noviembre de 1990, a las 6:20 a.m., Germán
Alfonso ocupaba uno de los primeros puestos del bus de la
empresa, al lado de sus compañeros. En el cruce de la ca-
lle 25 con carrera 15 de Tuluá, un hombre desde la acera
lo llamó por su nombre. Cuando él volteó a mirar recibió el
primer balazo en la frente. Acto seguido, un segundo hom-
bre irrumpió por la puerta principal del vehículo disparan-
do ráfagas de metralleta contra la humanidad de Redon-
do González; sus compañeros de silla Laureano Gómez y
Ernesto Guevara quedaron heridos de consideración. Un
tercer sicario que portaba un radio transmisor y se camu-
flaba de obrero en la parte posterior del bus, descendió
como si nada. Dos cuadras arriba lo esperaba un campero
Toyota de color verde, similar al de la policía local.
114
compañero y futuro esposo, su novia Gloria Amparo Viveros
Lucumí, impecablemente vestida de negro, culpaba con
sus gritos de dolor a los patronos del Ingenio San Carlos y
al Ejército auspiciador de los grupos paramilitares en Tuluá.
Una semana después y tan solo a 40 metros del sitio don-
de fuera ultimado Germán Alfonso, cayó Gloria Amparo,
también abatida por balas paramilitares. Dos hombres la
interceptaron, le dispararon en la cabeza y, posteriormen-
te, según testigos, moribunda en el suelo, la tomaron del
cabello y, ante el asombro de los transeúntes, la remataron
de ocho disparos más.
4.9 En Sevilla
El norte del Valle, especialmente los municipios de Tuluá y
Sevilla, se han caracterizado por ser la cuna de los “pája-
ros”, asesinos que desde la época de la violencia bipartidis-
ta se organizaron en bandas paramilitares que ejecutaban
de forma brutal y cruel a sus contradictores (ver libro Cón-
115
dores no entierran todos los días del escritor vallecaucano
Gustavo Álvarez Gardeazábal). Las nefastas enseñanzas
de estos criminales se han mantenido por años en una re-
gión agraria, arriera y cafetera por excelencia, donde la
fructífera tierra ha sido y es usurpada por los paramilitares
y por los “caballeros de la droga”, como se les conoce hoy
en día.
116
le pudiera garantizar un
mejor bienestar.
117
có al pueblo y especialmente a sus colegas para que
la administración municipal le diera cumplimiento a
las nuevas disposiciones de ley, con mayor énfasis en
aquellas que ordenaron la participación de la comu-
nidad en el manejo de los asuntos públicos. Siempre
estuvo atento en defender al ciudadano humilde que
en esta época de crisis termina por ser ultrajado y sus
derechos violados ... Desde el periódico La Opinión
que creó, mantuvo informada a la población de los
diferentes sucesos políticos, económicos y administra-
tivos de la municipalidad; denunció sin contempla-
ción al bribón, poniendo su propia vida en peligro y a
pesar de las continuas amenazas, sobre todo en esos
tiempos de exterminio a los miembros de la UP. Él mis-
mo lo expresa con mucha claridad cuando en uno de
sus artículos nos dice:
118
puedo decirlo sin temor a equivocarme, el mejor edil
de los años ochenta; presentó todo tipo de proyectos
de acuerdo a la corporación, razón por la cual con-
virtió el recinto del Concejo en el lugar donde se tra-
zaba el futuro de Sevilla. Estudiaba con dedicación y
debatía con conocimiento de causa cada tema; nos
dio una gran lección de dedicación y honradez en
el cumplimiento de su deber y a pesar de su terrible
enfermedad que cada día lo minaba más, no bajó
la guardia ni permitió que por tal razón se le tuviera
lastima...” Orlando falleció víctima de un coma dia-
bético en los primeros meses del año 1992.
119
Uno de los casos más contradictorios y difíciles de asumir y
manejar para todos los miembros y dirigentes de la Unión
Patriótica fue el de Alfredo Osorio, antiguo militante, que
fue incluso amenazado y hostigado durante el año 1985,
cuando recién el movimiento político iniciaba su activi-
dad en Sevilla. Meses después Osorio es llamado por sus
compañeros, debido a sus actitudes de abierta delación
en contra de ellos y de la misma seguridad del Partido. En
primer lugar negó su participación como informante de
la policía local, pero al mencionársele casos concretos
los amenazó y se marchó. Este hombre causó un enorme
daño, ya que, convertido en paramilitar, se dio a la nefasta
tarea de señalar, lista en mano, a todos los miembros de
la Unión Patriótica no solamente de Sevilla, sino también
de otros municipios como Tuluá, Cartago, Caicedonia y
Obando. Muchos indican que en ocasiones viajaba hasta
el eje cafetero con la misma finalidad.
120
Repudio general de la población Sevillana en la plaza central, contra los asesinatos de mili-
tantes y dirigentes de la Unión Patriótica.
121
trepo, líder de la Unión Patriótica, presidente de la
Junta de Acción Comunal de San Antonio, un hom-
bre dedicado a las actividades comunitarias a favor
de los más desfavorecidos y necesitados, trabajó
con empeño por la realización de vías intervereda-
les que no alcanzó a conocer, prestaba ayuda para
que la salud y la educación llegara a las alejadas
zonas agrarias. Los asesinos materiales fueron Alde-
mar Marín, un muchacho de mi misma edad, que
luego de asesinar a mi padre se fue a beber. Se em-
borrachaba y se vanagloriaba por ello, decía que él
era el número 33 en su lista de asesinados y su primo
Jorge Rodríguez, que era bastante desalmado y des-
piadado. Después nos enteramos que a él lo habían
matado por el Caquetá, lo mataron de una manera
atroz, horrible, nos comentaron las torturas que sufrió,
se involucró con narcotraficantes y se encontró con
otros más sanguinarios”.
4.10. En Buenaventura
Desde su inicio la Unión Patriótica se fortaleció alrededor del
Partido Comunista Colombiano, organización política que
aportó un número indeterminado de militantes, quienes en
la práctica fueron los fundadores de la UP en el puerto de
Buenaventura: Juan B. Panameño, Armando Mosquera,
Manuel Cervelión Murillo Reyes, Óscar Palencia, Arnulfo Per-
domo, Alberto Chavarro Díaz, Herlindo Riascos, Jorge Posso,
Pompilio Mosquera, Carlos Quiñónez, entre otros.
122
En la fotografía se aprecia parte del comando municipal de la Unión Patriótica de
Buenaventura. De izquierda a derecha: Armando Mosquera dirigente sindical bancario y
del PCC (Q.P.D.), Óscar Palencia, un dirigente de la madera, Juan B. Panameño dirigente
sindical y del PCC (Q.P.D.), Arnulfo Perdomo trabajador de la construcción,
Alberto Chavarro Díaz, funcionario del PCC y líder de la UP, y Manuel Cervelión Murillo
Reyes, trabajador de Puertos de Colombia y militante del PCC, asesinado el 9 de noviembre
de 1986.
123
a través de la Anthoc-Valle y algunos sindicatos bancarios
pertenecientes a la Unión Nacional de Empleados Banca-
rios (Uneb). Así mismo, se efectuaron importantes activida-
des comunitarias a favor de la vivienda, en sectores como
los predios de bajamar, supuestamente pertenecientes a
la Armada Nacional, pero a los cuales posteriormente les
aparecieron otros “dueños”. Luego de una intensa lucha,
que culminaría con la toma de la Catedral de Buenaven-
tura por parte de 19 militantes, es la Unión Patriótica el mo-
vimiento que logró la titulación de dichos predios para la
comunidad; también se conformó un Centro de Acopio
para los productos de los pescadores artesanales en el
puerto, mediante la importante labor del dirigente coope-
rativo, profesor Bedoya; se hicieron talleres artísticos y lite-
rarios a favor de la identidad cultural negra, desarrollados
por el poeta Alfredo Vanim, Óscar Muñoz y las folcloristas
Alicia Camacho y Ligia Montañés, quienes posteriormente
posibilitarían el surgimiento del Movimiento de Negritudes
de San Juan de Dios y del Movimiento Cimarrón; y se con-
tó con el decidido apoyo y la colaboración del periodista
Adonai Cárdenas Castillo, en Radio Buenaventura, con su
programa “Segunda Marcha” y del empresario Leonel Re-
bellón Cano.
124
zados en contra de sus dirigentes, militantes y simpatizan-
tes. Dirigentes como Gilberto Pareja, miembro de la direc-
ción regional del Partido Comunista Colombiano del Valle
del Cauca, asegura que la cifra de víctimas de la Unión
Patriótica en Buenaventura puede ascender a más de 100
personas. Casos como el homicidio de Manuel Cervelión
Murillo Reyes, el 9 de noviembre de 1986, por parte de dos
sujetos que penetraron al interior de su casa, disparando y
huyendo posteriormente o la arbitraria detención y tortura
de Pablo Valoy, activista de la Unión Patriótica en plena
vía pública el 20 de junio de 1986, cuando dos hombres de
civil que se movilizaban en una moto lo interceptaron en el
barrio Monte Chino y, aprovechando la oscuridad de la no-
che, lo golpearon brutalmente, le quemaron el pecho con
cigarrillos, lo amenazaron con arma de fuego y lo sometie-
ron a intensos interrogatorios sobre las actividades desarro-
lladas por su movimiento político, hasta que la presencia
de una pareja que transitaba por el lugar los obligó a huir
(ver Voz, edición Nº 1.397, 31 de julio de 1986, p. 18), son solo
una pequeña muestra del mapa de violencia, intolerancia
y arbitrariedad que vivieron los integrantes de la UP en este
municipio, en donde la ley del silencio y del miedo se impu-
so quedando en completo olvido otros hechos igualmente
graves.
Finalmente es ne-
cesario informar
que durante la
realización de este
proyecto “Recu-
peración de la
memoria histórica,
política y social de
la Unión Patrióti-
ca en el Valle del
Cauca”, fue des-
aparecido el líder José Walter Álvarez, cuando participaba en uno de los
José Walter Álvarez talleres informativos y de sensibilización a líderes de la
UP, efectuado por la Corporación Reiniciar - 8 y 9 de julio
Ossa (de 48 años de 2006.
125
de edad), el 17 de agosto de 2006. Víctima sobreviviente
de la UP, José Walter había sido objeto de amenazas, alla-
namiento y detención arbitraria por parte de miembros
del Ejército adscritos a la Tercera Brigada, con sede en la
ciudad de Cali. José Walter se encontraba militando en el
Partido Comunista Colombiano y en el Polo Democrático
Alternativo del Valle del Cauca; había sido fundador del
Comité Permanente de Derechos Humanos de su ciudad
natal y hasta ese momento era Director de la Corporación
de Ecocultura Danzarte, institución dirigida al desarrollo
ecológico, social y cultural del sector popular y campesino
en el centro del Valle.
126
nantes y nos permitieron entrar en contacto con dirigentes
y militantes de la Unión Patriótica de su región.
Anexos
Anexo 1
Texto de Braulio Herrera, coordinador nacional de la Unión
Patriótica, escrito en Bogotá en el mes de julio de 1985. (To-
mado de Behar, Olga, Las guerras de la paz, Editorial Pla-
neta, segunda edición, diciembre de 1985, pp. 384, 385,
386 y 387).
127
debate, discusión, vamos a hablar con todo el mun-
do, vamos a generar un espacio político para hablar
de los problemas de la guerra y de la paz, de las
causas que han creado esta lucha para que quede
claro de una vez por todas que la guerrilla en Colom-
bia no surge porque a un grupo de personas les dio
por formarla o porque un grupo de desadaptados
sociales la hizo, sino que la guerrilla nace en Colom-
bia por causas políticas, sociales y económicas muy
poderosas”.
128
En el pleno del Estado Mayor de las Farc, realizado en La
Uribe en mayo de 1984, cuando faltaban 20 días para la
hora cero del cese al fuego (durante este pleno los coman-
dantes de los 27 frentes se reunieron también y firmaron la
orden de cese al fuego) hicimos un análisis de las perspec-
tivas del proceso que se avecinaba y vimos cómo se repor-
taba un ascenso de la lucha popular y democrática, cómo
la lucha por la paz se había convertido en la preocupa-
ción central del país, cómo la bandera de la paz estaba en
el centro de la discusión, del debate y de la confrontación
política. Entendíamos la gran expectativa de vastos secto-
res de la opinión alrededor de la política seria y coherente
de las Farc y de los mismos acuerdos de La Uribe, que divi-
dieron la historia de Colombia. Entonces nos preguntába-
mos cómo recoger ese nuevo espacio político que tiene la
guerrilla, y que en particular tienen las Farc. ¿Cómo reco-
ger veintiún años de acumulado prestigio, veintiún años de
lucha por la paz? Porque la guerrilla surge como respuesta
a la violencia terrorista, con la necesidad de defenderse
ante la muerte, frente al terror, frente a la agresión, por la
vida, por la paz, por el bienestar. Nos tocó enfrentarnos,
y de qué manera, con las armas, para defender nuestros
intereses y los intereses del pueblo. La última etapa se daba
dentro de una coyuntura muy particular, que es la de la
posibilidad de negociar, de discutir, de llegar a acuerdos
que terminen resolviendo los poderosos factores objetivos
que han generado la lucha armada.
129
dos de ella, amamos la paz y la vida.
130
Hemos puesto a volar la imaginación y, ante todo, somos
de puertas anchurosas para recoger la imaginación popu-
lar. Es tan amplia la UP que no tiene estatutos, reglamentos
ni cosas de esas. La gente se ha estado organizando, tiene
sus propios nombres, en algunas partes les dicen “coman-
dos”, en otras “comités”. Y lo han hecho por la base, a nivel
de barrios, de veredas, de empresas, de gremios y se ha-
bla de crear una especie de comités municipales, depar-
tamentales y coordinadoras de Unión Patriótica. No que-
remos esquemas y lo hemos logrado: la Unión Patriótica se
parece mucho a las formas tradicionales de organización
popular, hay un presidente, un tesorero, un secretario eje-
cutivo, responsables por áreas. Hemos estado tratando de
recoger toda la iniciativa popular para configurar un tipo
de organización en el que la gente no se sienta metida
en una disciplina cerrada y estrecha. Y también estamos
desarrollando la pelea contra el lenguaje esquemático,
contra ese “ladrillo” que uno piensa que es mensaje pero
la gente no entiende. Las sedes de la UP van a tener un
nombre original que es una prolongación geográfica y po-
lítica de un sitio que ha sido sede de acontecimientos muy
importantes en Colombia como la firma de los Acuerdos
de La Uribe: “Las Casa Verdes” de la Unión Patriótica en
todo el país.
131
bandera, así el proceso de paz se enrarezca y así maña-
na o pasado mañana (no queremos que sea así) se rom-
pa la tregua. Pero estamos generando el movimiento que
enfrente a sanguinarios y violentos. Creemos que es una
equivocación política frente a las dificultades, cuando la
situación todavía no ha tocado fondo, cuando hay posibi-
lidades de apoyarse en el movimiento popular, lanzarse a
dar tiros. Nosotros también hemos sido víctimas de la repre-
sión, nos han matado a más de 30 combatientes y ahora
nos están asesinando activistas de la Unión Patriótica (lo
que pasa es que nosotros hacemos menos escándalo). Nos
están haciendo daño y la cosa va a ser seria; el problema
es cómo responder a los enemigos de la paz que han he-
cho lo imposible por hacer saltar este proceso, por mon-
tar todo tipo de provocaciones; a ellos les interesa solo la
guerra, les preocupa una guerrilla deliberante hablando
en la plaza pública, en la radio o la televisión, organizando
marchas campesinas. Hace mucho más daño esta activi-
dad que coger un puesto militar a tiros, donde caen unos
policías, unos civiles, de pronto un niño que pasó por ahí. El
miedo, la desesperación de la ultraderecha radica en que
este nuevo ambiente político ha permitido que la acción
popular se eleve a niveles superiores; el miedo de la reac-
ción es ver a la clase obrera, a los campesinos, a las amas
de casa en la pelea, apoyando los planteamientos de la
guerrilla y de la izquierda. No podemos pisar esa cáscara,
no vamos a picar ese anzuelo. Que rompan la tregua los
enemigos de la paz. Y estamos generando el movimiento
político que imponga el proceso de paz.
132
Cada Movimiento u organización tendrá su identidad e
ideología. Aspiramos a que haya respeto mutuo y que las
relaciones sean fraternales, pero no podemos identificar
a la UP con el PC. En la plataforma de lucha de la UP se
Anexo 2
Como contribución al proyecto de “Recuperación de la
memoria histórica, política y social de la Unión Patriótica”
recibimos el siguiente material documental adjunto, apor-
tado por el catedrático de la Universidad del Valle, Guiller-
mo Restrepo Sierra, miembro de la dirección regional del
Partido Comunista Colombiano del Valle, quien fuera mili-
tante de la Unión Patriótica y, en la actualidad, es militante
del Polo Democrático Alternativo.
Introducción
La Unión Patriótica fue un movimiento político surgido en
1985 durante el proceso de las conversaciones de paz en-
tre el gobierno de Belisario Betancur y las Farc. El Polo De-
mocrático Alternativo surgió a la vida pública en el año
2004, como coronación de los esfuerzos de diversos secto-
res de la izquierda que querían una alternativa distinta a la
lucha armada para lograr la refundación democrática de
Colombia. Nos proponemos mostrar que existe una línea
política de continuidad entre la UP y el PDA.
133
como ideas
aprecia el interés
básicas por la
cambios
democracia
democráticos,
en su versión
sin hablar
republi-
del
socialismo,
cana, los derechos
no hay una humanos
concepción
socialesmarxista-leninista.
y políticos, la pazSe y
plantean
la unidad cambios
de los pueblos
y reformas
latinoamericanos
que caben perfectamente
en contra del
en una democracia
tutelaje imperialista de burguesa
los Estados
representativa.
Unidos. En ambos pro-
yectos existe un reencuentro de la izquierda colombiana
No creemos
con la naciónque y conla el
Unión
pueblo,Patriótica
lo que sea
marcala culminación
una ruptura
del proceso
con ciertos esquemas
de unidad. abstractos
Es posible deque
algunos
muchas sectores
fuerzas
deno
la
lleguen a colombiana
izquierda la UP, pero esténcuya proponiendo
recepción delalgomarxismo
más amplio
no ha
para un futuro,
pasado por el filtro
donde delesté
pensamiento
la UP, otroscrítico
grupos, latinoamerica-
inclusive sec-
tores
no que
deempieza
los partidoscontradicionales,
Bolívar y continúaparaconproducir
Martí,una
Ingenie-
gran
coalición.
ros, Mariátegui
Y allí yestaremos”.
Mella.
1
Ver el discurso de posesión de Uribe, el 7 de agosto de 2006.
134
del Estado que ha utilizado y sigue utilizando la oligarquía
colombiana para gobernar y defender sus intereses anti-
nacionales.
2
Referencias extensas a esta misión se pueden encontrar en el texto del Cinep
Paramilitarismo de Estado en Colombia 1988-2003. En este texto hay una biblio-
grafía extensa de los manuales de contrainsurgencia del Ejército colombiano
desde 1962. Ese texto se utiliza extensamente en este artículo.
135
constitucional a las recomendaciones de la misión Yarbo-
rough quedaron plasmadas en el decreto 3398 de 1965,
que reorganizó la defensa nacional, con lo cual se daba
cumplimiento a compromisos internacionales adquiridos.
En este decreto ya se insinúa la utilización de civiles en ta-
reas militares, con la correspondiente dotación de armas
de uso privativo de las fuerzas armadas.
136
es algo externo a la nación sino una realidad inmersa en
el seno mismo de ella y cuya exterioridad es una fronte-
ra ideológica inmaterial. La acción preventiva contra este
“enemigo” debe ser integral y procurar el apoyo popular.
El blanco fundamental de la acción contrainsurgente es la
población civil, la cual debe ser hostigada, atropellada, in-
terrogada, requisada y controlada, aun a riesgo de negar-
le los derechos constitucionales más elementales. La mera
neutralidad es sospechosa o negativa. La guerra psicológi-
ca no debe pararse en pelillos para obtener información y
reeducar a la población, según actitudes y valores acordes
con el régimen político. Atemorizar mediante la circulación
de listas negras, rumores y acciones punitivas es parte del
arsenal de tácticas psicológicas. La ley 48 de 1968 autori-
zaba a los comandantes a entregar armas de uso privativo
de las fuerzas armadas a los civiles y al gobierno a convo-
car a la población civil para acciones armadas. Organizar
a la población civil en forma militar para que se proteja de
la acción guerrillera como juntas de autodefensa, es parte
del abecé de la instrucción militar contrainsurgente. Son
redes y más redes de juntas de autodefensa controladas
por el mando militar, operaciones de control y registro de
la población, en veredas y poblados.
137
tico, económico, laboral y judicial. El general Manuel Jaime
Gutiérrez Paz (1988-1989) enfila baterías contra la Unión Pa-
triótica por cuanto es un partido legal surgido de las Farc y
sugiere arreciar la lucha en los campos político e ideológico.
El general Harold Bedoya (1994-1998) estigmatiza a las ONG
como agentes de la subversión. El general Manuel José Bon-
net (1995-1998) señala con desconfianza a los constituyentes
del 91 y a algunos les adjudica el propósito de acabar con
el Ejército. El general Juan Salcedo Lora, ex director de la
Escuela Superior de Guerra, expresa la necesidad absolu-
ta de cambiar la mentalidad de las masas populares, para
lo cual sugiere una ofensiva ideológica intensa y sosteni-
da. Observa con mucha sagacidad que los derechos de
la Constitución son peores que las minas quiebrapatas. Los
nuevos analistas militares del Ministerio de Defensa adelan-
tan la tesis (1997) de que el trabajo de la subversión desar-
mada es más significativo que el de la guerrilla misma. Y,
agregan, que es el pueblo el verdadero actor en la lucha y
derrota de la subversión. El general Rito Alejo del Río no deja
dudas sobre la importancia de erradicar la parte política
de la subversión cuya influencia, según su apreciación, es
grande en las ONG nacionales e internacionales.
138
sivas dictaduras militares que las legitimaron por ser parte
activa de la “lucha anticomunista americana”. Es el co-
mienzo del paramilitarismo mafioso en Colombia.
139
de los ganaderos y terratenientes de zonas aledañas, has-
tiados de pagos de vacunas a la guerrilla. De las entrañas
de la oligarquía colombiana había nacido un Frankestein
tenebroso, ávido de víctimas.
140
1995, cuando Carlos Castaño asume la vocería de todos
los grupos paramilitares en el territorio nacional y los aglu-
tina dentro de una estructura política laxa e incoherente,
con una ideología populista, con la pretendida intención
de deslindar tácticamente al paramilitarismo de las insti-
tuciones estatales y darle así una semblanza de organiza-
ción política independiente.
141
de Caldas, ha dicho que el Estado debe responder por el
muchachito que crearon, el hijo de Herman Monster. Y Sal-
vatore Mancuso, paramilitar de Córdoba con pretensiones
de estadista, afirma que “nacimos como informantes de
las instituciones del Estado”.
142
de combatientes políticos a bandas de delincuentes que
fueron utilizadas por las Fuerzas Armadas de Colombia y el
establecimiento para combatir a las organizaciones políti-
cas, sindicales y populares en lucha por la democracia. La
“mesa de negociaciones”, instalada el 1° de julio de 2004
en la zona de distensión de Santa Fe de Ralito, municipio
de Tierra Alta, marca el comienzo de la legalización de-
finitiva del paramilitarismo. Después de apropiarse por la
fuerza de más de 600 kilómetros cuadrados de las mejores
tierras y con las fortunas del negocio del narcotráfico in-
tactas, se disponen todos los jefes a ingresar con todas las
de la ley a los exclusivos espacios del poder económico y
político, en pie de igualdad con las burguesías financieras
e industriales ya consolidadas. En esto consiste la magia
poética de la seguridad democrática del uribismo. La otra
parte de la ensoñación se refiere a los gritos desespera-
dos de los asalariados colombianos que ven la reducción
día a día de sus rentas laborales, su seguridad social y el
espacio democrático. Mientras tanto, la guerrilla colom-
biana sigue intacta y la izquierda no ha podido tampoco
ser aniquilada. El pueblo se reagrupa y se organiza para la
lucha con esa determinación que surge de la experiencia
de muchos años con rabia, por supuesto, pero con la sere-
nidad de los que saben que están construyendo un mundo
mejor. Este mundo mejor tiene que tener verdad, justicia y
reparación.
4. De la izquierda de la posguerra a la
Unión Patriótica
La guerra contra el fascismo que unió a la Unión Sovié-
tica, con Estados Unidos e Inglaterra en 1943, marcó el
inicio de un periodo de cooperación internacional por
encima de “lucha de clases”, entre lo que sería, después
de la guerra, el campo socialista y el campo capitalista,
dominados por la URSS y EE.UU., respectivamente. En la
esfera estrictamente política, se insinuaba ya la idea de
“coexistencia pacífica” entre dos sistemas, entre el ca-
143
pitalismo y el socialismo. Por ello Stalin disolvió la IC (In-
ternacional Comunista). Esta situación influyó para que
el Partido Comunista de Colombia, PCC, cambiara su
nombre por el de Partido Socialista Democrático (PSD) y
también su estructura organizativa celular insurreccional.
Su horizonte inmediato era ahora la revolución burguesa
antifeudal, como etapa previa de la revolución socialista,
bajo la dirección de la burguesía. Todo esto era, por su-
puesto, parte de unas directrices internacionales que no
fueron acatadas por varios partidos comunistas como los
de China, Yugoeslavia y la India. Tampoco fueron acata-
das por amplios sectores del PCC, liderados por Gilberto
Vieira. Era un momento difícil para el PCC, pues durante
el segundo gobierno de López-Lleras (1942-1946) se em-
pezó a evidenciar un viraje a la derecha representada
por los sectores más recalcitrantes de la Iglesia Católica,
el Partido Conservador y el Partido Liberal. La influencia
del gobierno de Franco en España era notoria en el linea-
miento ideológico sobre las concepciones del Estado y
la orientación católica de la educación, pero dentro de
una matriz republicana. Lo que los unía a todos era el an-
ticomunismo alentado desde España y los Estados Unidos
y el temor a la revolución social. Son circunstancias históri-
cas concretas que empiezan a influir en las decisiones del
PCC y que seguramente le imprimieron la impronta de un
partido predominantemente insurreccional. Los desarro-
llos históricos posteriores reforzaron esta tendencia, si se
toma en cuenta que las clases dominantes colombianas
asumieron la democracia como un simple expediente de
lucha contra el comunismo internacional.
144
Italiano, que antes de la guerra era un puñado de militan-
tes inexpertos bajo la dirección de P. Toggliati, ya era en
1947 un partido de masas con dos millones de afiliados. En
Francia, los refugiados de la guerra civil española fueron
el núcleo de la resistencia armada. Después de la victoria
contra el eje fascista, en casi todos los países se formaron
gobiernos de unidad nacional con participación de co-
munistas, socialistas, católicos y liberales. En suma, con to-
dos los movimientos que habían participado en la lucha
antifascista contra la democracia.
145
anticomunista de los Estados Unidos que se expresó en la
Doctrina de la Seguridad Nacional, las persecuciones a los
militantes de la izquierda norteamericana y de América
Latina. Había llegado la “Guerra Fría” contra el comunis-
mo, cuyas secuelas antidemocráticas todavía siguen la-
mentando los pueblos latinoamericanos.
146
ticos comunistas o procomunistas a cargo de organismos
secretos como la CIA era una política de Estado norteame-
ricana. Gaitán era un comunista, decía la CIA, y lo mismo
se afirmaba del Partido Liberal.
147
En el periodo del gobierno militar primero y del Frente Na-
cional después, se produjo un proceso de apaciguamien-
to de la violencia que llevó a la desmovilización del movi-
miento guerrillero. Al entrar en vigencia el Frente Nacional
en 1958, el presidente Alberto Lleras se propuso promover
un programa de pacificación nacional y para ello autorizó
a los gobernadores para establecer contactos con grupos
armados. Se crearon programas especiales en las zonas
de violencia, se fomentó el crédito agrario y se impulsó la
colonización de zonas de frontera. En respuesta, la guerri-
lla comunista prácticamente se desmovilizó, limitándose a
crear zonas de colonización armada bajo la modalidad
de zonas de autodefensa campesina.
148
nistas sino a agentes de Moscú. La izquierda revolucionaria
en todo el mundo se identificaba con los comunistas. Esta
solidaridad comunista internacional en medio de la Gue-
rra Fría se rompió con la denuncia dogmática y aventurera
de Jruschev de la figura de Stalin. El Partido Comunista Chi-
no asumió la vocería crítica del PCUS y los demás partidos
comunistas de los países del Este no se sintieron obligados
a seguir las directrices de un “centro comunista internacio-
nal”. Irreparablemente se había fragmentado el movimien-
to comunista internacional. Estos acontecimientos segura-
mente influyeron en el PCC, ya legalizado en 1958, pues en
el viii congreso de 1958 concluyó que era posible el desa-
rrollo pacífico de la revolución antiimperialista y antifeudal,
por lo cual recomendó la transformación de los movimien-
tos guerrilleros en amplios movimientos de masas.
149
colonización en las cuales el PCC tenía una sólida influen-
cia, tales como Guayabero y Riochiquito. Estas acciones
irresponsables estaban bajo la influencia de la Misión Yargo-
rough. La consigna era que lo de Cuba no podría repetirse a
como diera lugar, a sangre y fuego si era necesario.
150
en todo el movimiento comunista internacional. El auge de
las guerrillas en Centroamérica, la aparición de varios gru-
pos guerrilleros en Colombia y la inminencia del triunfo de
la guerrilla vietnamita sobre el ejército de Estados Unidos
dieron un nuevo impulso y prestigio a las formas de lucha
armada. A medida que se fortalecían las Farc, el PCC con
su dirección en Bogotá era más impotente para controlar
los acontecimientos derivados del auge guerrillero. Con el
correr de los años, las relaciones de cooperación orgáni-
ca del PCC y las Farc han prácticamente desaparecido.
Cada uno por su lado y con sus métodos específicos contri-
buye al desarrollo de sus propias ideas en Colombia.
3
En un libro reciente (M. G. Magil, Crónica oculta del conflicto, Ediciones Desde
Abajo, 2004) aparece un testimonio de Raúl Reyes, vocero de las Farc, en la Mesa
Nacional de Diálogo, en el cual expresa que durante el gobierno de Betancur
aumentaron las acciones paramilitares, pero sin hacer una referencia concreta
a un plan estratégico del Ejército elaborado muchos años atrás. En el mismo libro
hay un testimonio de Manuel Marulanda en el que expresa que en el transcurso
de las conversaciones de paz con Betancur y Barco se conoció “el surgimiento del
paramilitarismo para ajusticiar guerrilleros y auxiliadores de la guerrilla”. En 1982,
en la vii conferencia, se cambió el nombre de Farc por Farc-EP (Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo) y se habló concretamente de
la militarización y “fascistización” del país, lo cual era evidente a juzgar por las po-
líticas de Turbay Ayala. Pero no hay evidencias en los documentos del momento
de que las Farc tuvieran conocimiento de una plan de genocidio político de la
izquierda fraguado por el Ejército Nacional, con el beneplácito de la oligarquía, y
cuya ejecución bajo la modalidad paramilitar sicarial no pararía mientras hubie-
ra alianzas con las organizaciones de narcotraficantes. Una lectura atenta de un
conocido libro (J. Arenas, Cese el fuego, una historia política de las Farc, Editorial
Oveja Negra, 1985) permite comprobar la justeza de esta conclusión. Solamente
en 1989, y de una manera oficial, en el material preparatorio para el Encuentro por
la paz en Ibagué en febrero, se empezó a hablar de un plan de exterminio contra
la Unión Patriótica. Esto ocurre a sabiendas de que el Estado Mayor del Ejército
tenía a su disposición los documentos de la vii conferencia y conocía a ciencia
cierta los cambios tácticos de las Farc-EP (obra citada, p. 122).
151
rratenientes y narcotraficantes. La izquierda parecía aluci-
nada y nada la hacía volver a la realidad. Ni los aciagos
acontecimientos de Chile de 1973, cuando la derecha,
con el apoyo del Ejército y con la participación activa de
la CIA, arremete contra el régimen democrático de Salva-
dor Allende e inaugura una nueva legitimidad militarista,
represiva y brutal que se impone sobre el pueblo chileno
mediante las prácticas de la tortura y las desapariciones
de los militantes de la izquierda. Ni las prácticas de las dic-
taduras militares establecidas Argentina y Uruguay en las
décadas de 1970 y 1980, fundamentadas en la Doctrina de
la Seguridad Nacional para legitimar las violaciones siste-
máticas de los derechos humanos mediante las torturas y
las desapariciones forzosas de las personas.
152
5. La Unión patriótica nace de un proceso de paz
Durante la administración de Turbay Ayala (1978-1982) no
hubo una política de paz. Las consignas del alto gobierno
se podían resumir en una sola palabra: represión. En sus po-
líticas represivas se reflejaba la autonomía que otorgó a los
militares en el manejo del orden público en el Estatuto de
Seguridad. De este modo se legitimó el control coercitivo del
descontento popular que se había expresado en el paro de
1977. A esta política represiva se sumó el respaldo que el bi-
partidismo otorgó al gobierno en aras de “la defensa de la
democracia” y el apoyo de los dirigentes gremiales y los me-
dios de comunicación del establecimiento a los militares.
153
las circunstancias para desgracia de Colombia. El hombre-
cillo de Amagá, diletante de la filosofía y de las letras y po-
líticamente ambicioso, creció a la sombra del laureanismo
antioqueño y maduró en los albores del Frente Nacional
por su lucha contra la dictadura. Formado por las lecturas
de las encíclicas, su plan de desarrollo lleva la impronta del
pensamiento conservador en la variante democristiana.
Por ello no ve las contradicciones de la vida social, pues la
sociedad en su conjunto es una comunidad en una versión
cristiana y los gobernantes y funcionarios son los intérpre-
tes y servidores de ella. Sus objetivos fueron el Cambio con
Equidad y la paz como corolario de la erradicación de los
factores objetivos de la violencia larvados en las desigual-
dades sociales. Sin maquinaria política, el pueblo lo apoyó
para expresar su hastío con el clientelismo, sus dudas sobre
los métodos represivos de la administración y el continuis-
mo que ofrecía el candidato del oficialismo.
154
extradición de 1979, lo que creaba una enorme contradic-
ción entre el Estado y el sector del capitalismo mafioso. La
oligarquía visiblemente alarmada tildaba a Betancur de
connivencia con el comunismo. La naturaleza también se
ensañaba contra la paz, pues las inundaciones y los terre-
motos dejaban vacías las arcas del Estado, cuando la paz
es un proceso cuyo componente económico no es des-
preciable. Ante el acoso económico, Betancur optó por
olvidar la equidad social y dejó el manejo de la economía
en manos de un grupo competente de tecnócratas coloni-
zados por el pensamiento neoliberal, los cuales decretaron
en 1985 un ajuste económico con severos impactos nega-
tivos sobre las rentas del trabajo.
155
no y la Comisión de Paz se dirigieron entonces a las Farc,
que acababan de realizar la vii conferencia, en la que
decidieron duplicar su presencia territorial. En enero de
1983 se reunió una delegación de la Comisión de Paz con
la cúpula de las Farc en el municipio de Colombia, en
el Huila. Esta organización valoró positivamente la Ley de
Amnistía y exigió el desmantelamiento del grupo parami-
litar MAS creado por los narcotraficantes. Betancur había
puesto contra la pared a la guerrilla, pues la paz se con-
virtió en bandera de lucha nacional. El Ejército se había
preparado para la guerra durante varios años y ahora se
desvanecía antes sus ojos la posibilidad de una derrota
militar de la guerrilla con el concurso del paramilitarismo
y los sectores más recalcitrantes de la oligarquía colom-
biana. No obstante, se firmó en marzo de 1984 el Acuer-
do de La Uribe entre el Gobierno y la Farc, en el cual se
comprometían a una tregua. Betancur había ganado la
batalla por la paz ante la opinión pública, pasando por
encima de los partidos y las organizaciones gremiales.
En 1983 llegó a tener un índice de popularidad del 83%.
Mientras tanto el M-19, arrinconado, intensificó sus accio-
nes militares como actos de propaganda armados, para
luego firmar por separado un acuerdo de tregua en agos-
to de 1984.
156
el garante y protagonista de los cambios que hagan
posible un país con paz, bienestar y libertad”4.
4
Conclusiones generales del Primer Congreso Nacional de la UP, noviembre de
1985.
157
izquierda tuvo que pagar un costo muy alto: el genocidio
de la UP y numerosos dirigentes políticos del PCC y de otras
organizaciones políticas. Si es cierta la hipótesis de que el
Ejército colombiano desde el gobierno de Turbay ya tenía
lista una estrategia de asesinato de los dirigentes de las or-
ganizaciones de izquierda que actuaban en la legalidad,
el resultado habría sido similar, independientemente del
proceso de paz de Betancur.
158
nos, sobre todo el derecho a la vida y a la seguridad, sin re-
parar en que los gobernantes de turno, legitimados en las
elecciones, eran cómplices del plan siniestro de exterminio
de la izquierda, de una manera soterrada e hipócrita.
159
dico El Espectador por razones similares. En 1989 es abati-
do Bernardo Jaramillo, candidato presidencial de la UP, y
Carlos Pizarro, máximo dirigente del M-19. Poco después es
asesinado Manuel Cepeda, senador y secretario general
del PCC. Por todos estos homicidios no existen condenas,
pese a que las víctimas han aportado pruebas de la parti-
cipación del Estado colombiano en estos crímenes. Incluso
el abogado defensor de las víctimas de la Unión Patriótica,
Eduardo Umaña Mendoza, fue asesinado en los años no-
venta en su propia oficina de Bogotá.
5
Conclusiones generales del Primer Congreso Nacional de la UP, noviembre de
1985.
160
la democracia municipal, las reformas democráticas al
sistema electoral y la democratización de los medios de
comunicación. En suma, los compromisos de una apertu-
ra democrática, según el acuerdo inicial de la Uribe, no
se habían cumplido. Conciente del enorme desgaste del
gobierno de Betancur, afirma la UP que frente a la pers-
pectiva incierta de que el Gobierno acometa “reformas
democráticas estructurales y profundas ... es necesario
crear un movimiento amplio de millones de colombianos
que abra las puertas hacia una democracia avanzada”. Y
esto constituye el meollo de la plataforma de lucha de la
Unión Patriótica, promulgado en noviembre de 1985.
6
Cabe destacar el artículo 18 del memorando en el cual se muestra que las Farc
eran plenamente concientes de la existencia de escuadrones de la muerte co-
161
ción del actual Estado en uno que sea garante de los dere-
chos humanos sociales y políticos y en una transformación
de las costumbres políticas en varios aspectos fundamen-
tales. Señalamos, entre otros: una efectiva representación
de las minorías, la elección popular de alcaldes, gober-
nadores y el Procurador Nacional de la Nación, la desac-
tivación del Estado de sitio, eliminación de las normas que
exigen la paridad política, la creación de una Asamblea
Popular Constituyente para adoptar una nueva Carta Fun-
damental y subordinación de la fuerza pública a la autori-
dad civil. En el aspecto económico destacamos la reduc-
ción de la jornada laboral a 36 horas, la derogatoria del
IVA y la reducción de los impuestos a los sectores de bajos
ingresos y el aumento de la tributación de los monopolios
y los terratenientes, la nacionalización de la banca y el no
pago de la deuda externa. Todo lo anterior en el marco
del principio fundamental de que el desarrollo económico
debe tener como objetivo la justicia social y el mejoramien-
to armónico e integral de la comunidad. Mención aparte
merece la exigencia de una reforma agraria democrática
que les entregue gratuitamente la tierra a los campesinos,
sobre la base de la expropiación de la gran propiedad lati-
fundista y apoye la colonización de los baldíos nacionales,
dentro de normas de racionalidad ecológica.
162
la reforma del Estado, entre ellas la elección popular de
alcaldes. La UP era conciente de que una apertura de-
mocrática como la contenida en su programa de lucha
no podría hacerse por contrato con el Estado oligárquico.
Solamente una gran fuerza popular aglutinada en torno
al programa de lucha sería capaz de romper con la de-
mocracia restringida colombiana mediante un plebiscito
en el cual quedaran plasmadas las tareas democráticas
esbozadas. Es decir, que la UP había tomado conciencia
de la necesidad de un gobierno legitimado por una gran
fuerza popular para realizar una apertura democrática.
Rezagadas, en la penumbra de la historia, estaban que-
dando las ideas de la llamada etapa democrático-bur-
guesa como paso previo a la revolución socialista. De este
modo la izquierda estaba asumiendo la cuestión del poder
como un elemento fundamental de las transformaciones
democráticas del país y no solamente como una instancia
necesaria en la etapa de las supuestas transformaciones
socialistas.
163
mente como un mero factor electoral desconectado de
una estrategia de Estado para iniciar una refundación de-
mocrática de la nacionalidad.
164
permitió el ascenso a la política de una juventud nueva y
dinámica de dirigentes locales ajenos el gamonalismo. Se
preparaba para las elecciones de 1990, pero su candidato
Bernardo Jaramillo fue asesinado en 1989, lo que sembró el
desconcierto y el temor entre sus militantes. Ya la tregua se
había roto en la práctica y se reiniciaba la guerra política,
mientras la de exterminio contra la UP seguía su curso y, en
vez de detenerse, arreciaba sin tregua en el campo y en las
ciudades. El M-19 participó en las elecciones presidencia-
les de 1990 con una votación sobresaliente. Los resultados
fueron aún mejores en las elecciones para representantes
a la Asamblea Nacional Constituyente. Las conversaciones
con las Farc, cohesionadas en un frente guerrillero con el
ELN en la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar CGBS,
se rompieron completamente. El día de la elección de la
Asamblea Nacional Constituyente, el Gobierno decide la
toma de Casa Verde, el 9 de diciembre de 1991. Es en esta
administración cuando se empieza a gestar la idea de ne-
gociación integral con todos los actores armados, inclu-
yendo narcotraficantes y paramilitares, lo que es de por sí
el primer intento de borrar las fronteras entre el delito polí-
tico y el delito común, lo que se logra completamente en
la administración de Álvaro Uribe. Curiosamente, la Consti-
tución de 1991 no aboca el problema de la reforma de las
Fuerzas Armadas. Tampoco lo hizo Rafael Pardo, un civil al
frente del Ministerio de la Defensa. Lo único a destacar es
la presión internacional y nacional sobre la violación sis-
temática de los derechos humanos que empieza a hacer
mella en las estructuras mismas de la hegemonía política
de la oligarquía colombiana y la obliga a hacer tímidas
concesiones a la lucha contra el paramilitarismo, el hijo le-
gítimo de Hermann Monster.
165
hasta el presente. Este documento es una continuación de
la plataforma de la UP, pero con unos elementos nuevos
fundamentales. Esta plataforma es un resumen de la pla-
taforma del Movimiento Bolivariano (MB) que había sido
creado en abril de 2000 por las Farc, aunque la idea de su
creación data de 1988 aproximadamente.
166
económica, retoma los puntos fundamentales de la pla-
taforma de lucha de la UP, pero añade un elemento im-
portante de democracia participativa en la planeación
económica, en cuanto que las organizaciones sindica-
les, los gremios económicos y las entidades académicas
y científicas tomarían parte en la elaboración de las po-
líticas económicas sobre inversiones estratégicas y en las
políticas de inversión social en salud, educación y vivien-
da, para lo cual propone destinar el 50% del presupuesto
nacional. Una novedad es la propuesta de destinar el 10%
del presupuesto al desarrollo de la ciencia y la tecnología,
lo que indica la sintonía de las Farc con las exigencias de
la modernización en materias de desarrollo económico. En
los demás puntos sobre cuestiones económicas no se dife-
rencia de la plataforma de lucha de la UP, pero llama la
atención la forma moderna como el programa de recon-
ciliación y reconstrucción nacional asume el tema de una
reforma agraria, que ha sido históricamente una reivindi-
cación de las Farc y que está explícitamente desarrollado
en la plataforma de lucha de la UP. Esa plataforma asume
la reforma agraria con un sentido de redistribución de la
tierra, lo que se expresa llamando a luchar por “la apro-
bación de una ley de reforma agraria democrática que
le entregue gratuitamente la tierra a los campesinos sobre
la base de la gran expropiación de la gran propiedad del
latifundio”. En cambio, en la programa se habla de esti-
mular de una manera total a la industria y la producción
agropecuaria y “liquidar el latifundio, allí donde subsista,
redistribuyendo la tierra y definiendo una frontera agrícola
que racionalice la colonización y proteja el arrasamiento
de nuestras reservas”.
7. De la Unión Patriótica al
Polo Democrático Alternativo
La UP dejó sembrada una semilla que ha germinado en
la izquierda colombiana: la semilla de la unidad de la iz-
quierda colombiana en torno a un programa de gobierno
democrático. Aunque el programa de la UP era un progra-
ma de lucha en el viejo estilo, la propuesta misma era un
auténtico programa de gobierno. De hecho, en 1993 este
programa de lucha se convierte en el programa de re-
conciliación y reconstrucción nacional. Diversos aconteci-
mientos políticos globales la han despertado de sus sueños
dogmáticos y obligado a pensar en la nación, en sus tra-
diciones históricas y culturales en medio de una diversidad
ideológica unificada en torno a dos ejes fundamentales: el
republicanismo y el marxismo.
168
el capitalismo a meras relaciones de intercambio. En suma,
la democracia republicana se propone la restauración de
la comunidad política, las virtudes ciudadanas y la liber-
tad positiva que saca al individuo del espacio reducido de
lo privado y lo ubica en el centro del espacio público don-
de reside de verdad la vida política. La axiomática de la
versión hobsiana del liberalismo, y que hoy se ha converti-
do en el dogmatismo neoliberal como pensamiento único,
tiene una alternativa en el proyecto político, cívico, huma-
nista y republicano que reconoce la esencia política del
hombre que participa activamente como ciudadano en
la esfera pública. Es la versión moderna de la afirmación
aristotélica, según la cual el hombre es un animal político
que no puede alcanzar su excelencia sino y por la condi-
ción de ciudadano7.
7
Amadeo, Javier y Morrési, Sergio, Republicanismo y marxismo. Filosofía política
contemporánea (Atilio A. Borón compilador), Clacso, 2004.
169
existencia privada y la existencia pública.
170
este vínculo es el republicanismo bolivariano.
8
Urueña Cervera, Jaime, Bolívar republicano, Ediciones Aurora, 2004.
171
ción escasa y heterogénea de blancos, negros e indios y
de castas intermedias que ha sido corrompido por el triple
yugo de la tiranía, la ignorancia y el vicio. Aprendió a obe-
decer, víctima del engaño y la fuerza, y no recibió duran-
te la dominación colonial el ejemplo y la educación para
la libertad y la autodeterminación. Por tanto en necesario
partir de la igualdad para una refundación democrática
de la naciente república de Venezuela con un Estado fuer-
te capaz de asegurar la seguridad de los ciudadanos y la
estabilidad de la nación. Retoma de Rousseau la idea de
que un pueblo corrompido, si alcanza la libertad, tendrá
grandes dificultades para mantenerse libre. Por ello Bolívar
ahincadamente aboga por la educación popular en una
perspectiva liberadora, como una condición fundamental
para lograr los fines de la república.
9
Movimiento Bolivariano para una Nueva Colombia, 27 de marzo de 2000.
172
parte de la presidencia de este acto y que descubre su
noble y profunda mirada, significa que el nuevo movimien-
to político tendrá un funcionamiento clandestino. La am-
plitud de los objetivos a conquistar no ocultan los peligros
que se ciernen sobre su existencia. No repetiremos la expe-
riencia de la Unión Patriótica en donde la heroicidad de
sus integrantes y la generosidad que caracterizó su com-
promiso, fueron brutalmente abatidas por las Fuerzas Ar-
madas Oficiales en traje de civil, hasta prácticamente ha-
cerla desaparecer. Y como resumen de toda la propuesta
programática invita el documento “a organizar esta nueva
herramienta de lucha que llamaremos ‘Movimiento Boliva-
riano por la Nueva Colombia’ para cimentar futuro sobre
nuestros históricos valores patrios, para juntar esfuerzos y
esperanzas y concluir lo que el Libertador Simón Bolívar
empezó y está por terminar: la integración latinoamerica-
na, la independencia nacional y la justicia social”.
173
libertarios. Con un ejército de mulatos, indios, mestizos, ne-
gros, pardos y blancos, representativo de la variedad racial
de América y de la fuerza telúrica de su mestizaje, recorrió
el continente liberando naciones y creando estados e ins-
tituciones que han sobrevivido el paso de los siglos. Hoy,
más que nunca, está vigente el ideal bolivariano de una
América unida por los vínculos de la cultura, la fraternidad
y las creencias en un destino común compatible con una
vida digna para todos.
174
grado de postración económica del país por los gastos de
la guerra contra el despotismo y la advertencia de que la
fortaleza del Estado es para impedir la trasgresión de la vo-
luntad general y los mandamientos del pueblo.
175
la historia han tratado de plasmar las aspiraciones popula-
res. Hemos señalado el pensamiento bolivariano y la Unión
Patriótica primero, para develar las justificaciones del régi-
men al empleo brutal e ilegítimo de la violencia estatal. Por
ello hemos omitido la influencia de Gaitán y el Frente Unido
de Camilo Torres y diversos partidos de izquierda como el
PCC y el Moir. De una manera muy esquemática descri-
biremos estas contribuciones. Ya habíamos señalado que
el PDA es una tentativa sería de encontrar una alternativa
política legal a la propuesta de los movimientos armados
que aspiran también a lograr sus fines políticos democráti-
cos por la vía de las armas.
176
sidad de formar un frente común contra el fascismo.
11
El fenómeno populista de Gaitán no fue interpretado correctamente por la iz-
quierda. No se había consolidado plenamente una cultura marxista que per-
mitiera una adecuada interpretación de los acontecimientos populistas en
América Latina. Por ejemplo, el admitir que el sujeto histórico de la revolución
democrática en Colombia sería la alianza obrero-campesina, tal como fue pro-
clamado en la Revolución de Octubre, desconocía un aspecto fundamental
de la realidad histórica colombiana: la revolución industrial y la cultura técnico-
científica apenas se estaban incorporando, de una manera rudimentaria, a la
cultura nacional.
177
bios democráticos, en los cuales contribuyó decididamen-
te la izquierda colombiana, que se comprometió en una
lucha decidida por la unión de todos los trabajadores co-
lombianos en una central única. Fue un trabajo arduo de
lucha ideológica contra las tendencias anarcosindicalistas
y apolíticas que desfiguraban la importancia de la lucha
de los trabajadores organizados por la participación en las
orientaciones políticas, culturales y económicas de la na-
ción y en la negociación de sus reivindicaciones laborales
propias, tales como la jornada laboral de ocho horas, el
salario mínimo, la seguridad laboral y los fondos de desem-
pleo laboral. No hay duda de que el gobierno de López
contribuyó en gran medida a la realización de estos pro-
pósitos, debido a su disposición progresista hacia la confor-
mación de un país moderno. Después de muchos intentos
se creó la Confederación Sindical de Colombia (CSC) en
1936, cuyo nombre se cambió en 1938 por Confederación
de trabajadores de Colombia (CTC). En el campo cultural,
la izquierda canalizó las esperanzas de muchos intelectua-
les de la época de construir un país moderno en el cual
el ejercicio de la creatividad artística tuviera un referente
social de renovación de la cultura nacional. En este am-
biente cultural nacieron proyectos trascendentales como
la fundación de la Universidad Nacional de Colombia, que
ha sido el faro del pensamiento crítico colombiano a lo lar-
go de su historia.
178
mocracia como un simple expediente de lucha contra el
comunismo internacional. Todo ello reforzaba las tenden-
cias a la organización leninista de partidos con bandera
antiimperialista.
179
una orientación estratégica guerrillera en su dinámica po-
lítica. En este contexto histórico surge el Frente Unido del
sacerdote Camilo Torres, que representaba los ideales cris-
tianos revolucionarios de la teología de la revolución del
cual hablaremos brevemente. Su influencia en el ELN y en
los sindicatos ha sido notable.
180
1956 de señalar la coexistencia pacífica con el capitalismo
como el camino correcto para avanzar en las luchas por
la democracia y el socialismo, la Revolución Cubana apa-
rece como un mentís de la historia, que la intelectualidad
de América Latina no podía dejar pasar desapercibido. Es
parte de los fundamentos objetivos de las luchas revolu-
cionarias guerrilleras en América Latina, que en Colombia
encontraron un terreno abonado en las luchas agraristas
de casi dos décadas anteriores a la de los años sesenta.
Es el empeño de los hagiógrafos de Camilo de presentarlo
como un hombre idealista y desprendido –que ciertamen-
te lo fue y en grado sumo– dejando de lado al hombre real
que toma decisiones políticas en un contexto histórico de-
terminado con plena conciencia y dentro del abanico de
las realidades posibles. El periplo revolucionario de Camilo
no fue casual. Desde su participación en un acto estudian-
til en la Universidad Nacional en 1959 hasta la creación del
Frente Unido en 1965, Camilo no hizo otra cosa que darle
forma política a un proyecto de refundación democrática
de la nacionalidad gestado desde su estadía en Europa
varios años antes. Son las condiciones históricas de la lucha
política en la actualidad las que han producido un despla-
zamiento de lucha por la paz y la democracia hacia la
lucha electoral. Y el ELN y las Farc, cada una a su manera,
han intentado captar el signo de los tiempos en América
Latina. La izquierda colombiana en su totalidad se une en
torno a la paz y la democracia, porque estas son las ban-
deras del pueblo. Por supuesto, el pueblo colombiano no
quiere pagar el precio de la paz en doblones de sumisión
sino en esfuerzos de libertad y solidaridad humana, como
lo quería Camilo.
181
llas de Gaitán en la concepción del pueblo como una rea-
lidad política opuesta a la oligarquía. Veía la plataforma
como un instrumento de unión de lo que llamaba “clase
popular contra la clase dirigente”. Mostró a las organiza-
ciones guerrilleras que la lucha política era lo fundamen-
tal, en contra de la valoración exagerada de lo militar12. Y,
sin embargo, abrazó la lucha guerrillera pensando que así
podría llevar a la guerrilla a una toma de conciencia sobre
la importancia fundamental de la política.
12
Gabino, el dirigente máximo del ELN en la actualidad, decía que habían sobre-
valorado la actividad militar y subestimado el trabajo político, la organización
del pueblo. Asimilar este principio fundamental de la primacía de lo político so-
bre lo militar ha sido un proceso difícil que aparentemente ha sido completado
en la actualidad.
13
Álvarez Puga, Eduardo, Abajo la democracia. El triunfo de la tiranía neoliberal,
Ediciones B. S. A., 2006.
182
la igualdad y la fraternidad, pero no se atreven a confesar
públicamente sus verdaderas devociones. Estos conceptos
fundamentales de la democracia, entre otros, son reem-
plazados por las tecnocracias al servicio de los intereses de
las grandes corporaciones por el lucro, la competitividad
y el consumismo. Y cosa extraña, la izquierda se esconde
y no se atreve a defender los postulados que la han ilumi-
nado en sus luchas por la democracia durante casi dos
siglos.
183
moderna capitalista de lobos que tratan de devorarse los
unos a los otros. De este modo a la igualdad de hecho en-
tre los hombres, corresponde en el plano político la igual-
dad de los derechos y, por tanto, ningún hombre puede ser
sometido a la voluntad o a la autoridad de cualquier otro
hombre, afirmaba Locke. El ejercicio de la soberanía po-
lítica como expresión de la voluntad general tiene como
premisa la igualdad dentro de una sociedad donde na-
die es lo suficientemente opulento para comprar a otro ni
lo suficientemente pobre para ser constreñido a venderse,
según escribía Rousseau. Por tanto, la principal tarea de
los gobiernos democráticos consiste en luchar por la des-
aparición de las desigualdades políticas y económicas y
abrir espacios para la participación ciudadana en los ne-
gocios públicos. No basta que el ciudadano sea libre el
día de las elecciones y luego siga viviendo como esclavo.
La libertad, tal como la pensaban S. Mill y K. Marx, es más
profunda. Ellos coincidían en que un sistema político justo
debe preocuparse por crear condiciones para que cada
hombre pueda desarrollar sus potencialidades y comple-
tar un desarrollo armonioso de sus facultades.
184
por encima de derechos fundamentales. Las desigualda-
des entre los hombres estaban impuestas por las leyes de la
naturaleza. Era contrario al espíritu laico del liberalismo jus-
tificar los hechos de la vida social con argumentos religio-
sos, así que encontró en la naturaleza las premisas paganas
adecuadas para justificar la propiedad privada. El Código
Napoleónico desconoció las teorías progresistas de los filó-
sofos de la Ilustración y entronizó unas leyes que asumen el
carácter excluyente y absoluto de la propiedad privada.
El titular de la propiedad adquiere el derecho al uso y el
abuso de los bienes muebles e inmuebles. El legislador des-
conoció las objeciones de los padres de la democracia
burguesa contra el despilfarro y las graves consecuencias
sociales de la acumulación de riqueza en pocas manos.
185
sociales se han realizado a contracorriente de las clases
dominantes. Pensemos, por ejemplo, en las limitaciones de
la jornada laboral, la prohibición del trabajo de los meno-
res, el reconocimiento del derecho de huelga de los traba-
jadores, las vacaciones pagadas y obligatorias, la asisten-
cia sanitaria.
186
suficiente capacidad adquisitiva para pagar por los bienes
demandados. Los pobres no existen en la práctica según
los mandamientos de los teóricos neoliberales. Lo más que
pueden esperar son acciones caritativas por parte de los
opulentos, siempre que sean dóciles y complacientes. O
convertirlos en pequeños empresarios mediante créditos
del Estado para integrarlos al circuito del mercado por la
vía de la propiedad privada. Así seguirán siendo pobres,
pero propietarios al fin y al cabo.
14
Robert Dhal y Josepf A. Shumpeter son los teóricos de esta posición.
187
cracia por la base” o “democracia desde abajo” compro-
metida con la organización del pueblo, no solamente para
tratar los problemas locales de su entorno comunitario sino
para crear una fuerza organizada capaz de influir decisi-
vamente en las políticas económicas y sociales del Estado
y, eventualmente, asumir su dirección.
15
Macpherson, Crawfor, La democracia liberal y su época, Alianza Editorial, Ma-
drid, 1981.
188
político que tiene como columna vertebral la defensa de
la igualdad entre los miembros de la comunidad política.
El acoso y derribo de los valores y principios democráticos
está alcanzando niveles realmente alarmantes ante la pa-
sividad de las mayorías.
189
el poder. El pueblo, constitucionalmente soberano, se en-
cuentra fragmentado mientras las élites se organizan en
torno a objetivos compartidos con un sentido solidario. Las
fuerzas sindicales se han desactivado ante la amenaza
de la pérdida del empleo. En la representación de la gran
farsa democrática global, el pueblo es pura comparsa.
Mediante una descarada manipulación intelectual se lo-
gró que la libertad fuera compatible con la dictadura. La
supuesta defensa de la libertad se ha transformado en un
método falaz para enajenar la voluntad mayoritaria de los
ciudadanos e imponer una tiranía global. El gran enemigo
de la democracia neoliberal es la democracia auténtica.
La lucha por la igualdad y la democracia es el camino au-
téntico y efectivo contra la tiranía neoliberal.
16
Basado en el libro Walter Benjamin o hacia una crítica revolucionaria de Ferry
Eagleton, publicado por Ediciones Cátedra, en 1998.
191
esa pérdida con una presencia positiva. Un futuro ausente
e indescifrable vacía el presente para que pueda llenarse
con la sangre salvadora del pasado. Un presente fecunda-
do por el recuerdo del sacrificio de un pasado revolucio-
nario ya no es idéntico a sí mismo, pues ha roto el hechizo
del Mesías desaparecido. Este presente puede ser pobre,
pero es la única posibilidad de consultar el pasado y hacer
que las sombras de los muertos aparezcan en sus bordes.
Para ello es necesaria la presencia actuante de un partido
revolucionario que sea el guardián de los muertos, la me-
moria viva de los luchadores por su liberación.
Anexo 3
192
Gráfica 5. Tipo de violaciones de derechos humanos identificadas
193
personas relacionadas en su comunicación”. Es decir, una
vez extinguidos los juzgados de Instrucción Criminal, se ex-
tinguen las investigaciones.
Categoría Cantidad
Total de víctimas 18
Homicidios 7
Procesos 15
194
La distribución por municipios de estos 15 casos reportados
por la Fiscalía y la Procuraduría General de la Nación es la
siguiente:
Ciudad Cantidad
Cali 6
Buenaventura 2
Jamundí 1
Florida 1
Buga 2
Palmira 1
Tulúa 2
Total 15
Ciudad Cantidad
Cali 3
Buga 2
Tulúa 2
Total 7
195
de pruebas. Por otra parte, es importante precisar que en
Cali, en el año de 1985 solamente, se tenían identificadas
dos desapariciones forzadas: Pablo Caicedo y Marco Fidel
Castro.
196
homicidios y desaparición forzada, a que fue someti-
da la militancia de la Unión Patriótica son: - Los homi-
cidios están concentrados en el área metropolitana
del departamento (Cali, Candelaria, Yumbo, Jamun-
dí) y en el norte (Sevilla, Alcalá, Cartago, Obando),
sin menospreciar el centro (Bugalagrande, Andalu-
cía, Tulúa, San Pedro, Buga) y la zona suroriental (Ce-
rrito, Palmira, Pradera, Florida).
197
Gráfica 7. Comparativo anual de violaciones (1984 - 2006)
198
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