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‘Titulo original: L'any dels polls © David Nebo, 2007 @ES, Cat: edebé, 2007 Paseo de San Juan Bosco, 62 (08017 Barcelona wunw-edebe.com Directora de lo coleccin: Reina Duarte Diseio de las cubiertass César Farrés| Nustractones: Cristina Losantos Treduecion: Nestor Uria 11 edielén, octubre 2007 ISBN 978 84-236-8359.8 Depasito Legal: B. 38208-2007 Impreso en Espatia Printed in Spain EGS Rosato, 2 - Barcelona, ‘Shin renee aeRONE ean 10. 11. 12. 13. . La gran decepcién Indice Alex Destrozaguitarras EI nifio nuevo de la clase 15 La farmacia Biscop La epidemia se extiende La superoferta Biscop y el gran picor ween Extrafias coineidencias .... Efectos secundarios . La emboscada y la contesion de Zwenti .....-c.ee wesamesnneses Ml: Eltestimonio de Riambau El video: prueba acusatoria .. Una visita en familia... Los acuerdos 121 14. Super People ssecnerssnineneen 129 15. La barberia Mati .ssssnstesen: 137 16, Noche de famos0s ..... 145 17. La entrevista (primera parte) ...... 153 18. La entrevista (segunda parte) ...... 165 19. La banda Biscop ... 175 1 Alex Destrozaguitarras quel aito pasaron muchas cosas, si, ¥ fue el afto de los piojos, pero a prin- cipios de curso todavia no lo sabiamos. Lo Ginico que nos interesaba era el nuevo disco que habia sacado Alex Destroza- guitarras, nuestro fdolo, Habia nifios y ni- has que aquel verano habian ido a verlo al concierto que habia dado en la sala Los Canibales. Decian que el mejor momen- to del espectaculo fue cuando Destroza- guitarras empez6 a golpear el escenario con la guitarra hasta que la partié en dos y la hizo trizas. Todos tenfamos su tiltimo CD que llevaba por titulo El dfa que me comi la guitarra, Bueno, he dicho todos, pero no es totalmente cierto. Riambau no se lo pudo comprar porque en su casa pasaban un mal momento econémico. Su padre tenia una barberia y el negocio no funcionaba. éY por qué nos gustaba tanto Destro- zaguitarras? No lo sé, supongo que era la misica, claro, pero también habia otras cosas. Su pinta, por ejemplo, El cantan- te llevaba un pelo larguisimo y tres pen- dientes en cada oreja. Todos los nifios de Ia escuela también llevabamos el pelo largo (lo llamabamos dlevar grefas’). Que- riamos imitarlo. Cada semana Lucia Mayol y Pablo Ro- vira se compraban una revista que habla- ba de todos los cantantes famosos y que se llamaba Super People, tal cual, en in- glés, aunque nosotros ya sabiamos que queria decir «Supergente». En la revista habia articulos que habla- ban de cuando Alex Destrozaguitarras era pequefio. Su infancia habia sido especial Se ve que lo habfan abandonado en cir- cunstancias misteriosas y que una familia de ferroviarios lo habia recogido y adop- tado. Alex habfa crecido en el norte det pais. Ely su nueva familia habian vivido en un tren que estaba estacionado en una via muerta y que habian transformado en vivienda. En otro artfculo, las maestras que le habfan dado clase recordaban qué tipo de nifio era. Decfan que ya de pe- quefio era todo un personaie y que tenfa la manfa de romper lépices por la mitad 10 xy después enterrarlos en el patio. En aque- Ila época Jo llamaban Alex Destrozala- pices Nosotros nos pasabamos todo el tiem- po del recreo subidos a las gradas de la pista de deportes simulando que tocaba- mos la guitarra eléctrica y cantando aque- llo de: «Pepita, guitarrita, cuando te veo el corazén me palpitar. Hasta que, al fi- nal, la maestra Carmen daba palmas pa- ra que regresaramos a clase, y a nosotros tres nos decia: «Ea, vamos, los tres be- moles, haced el favor de daos prisal>. Al principio nos daba un poco de ra- bia eso de los tres bemoles, pero més tar- de nos fuimos acostumbrando y hasta aca- bé por gustarnos, Recuerdo que la primera vez que ci- mos hablar de aquello de los piojos fue SAY HA ARO ad una mafiana de tormenta durante la se- gunda semana de curso. Ismael, Riambau yyyonnos habiamos sentado junto a la fuen- te del patio, para desayunar, cuando un papel de periédico, llevado por el viento, acabé aterrizando a nuestros pies. Riam- bau, que siempre lee todo lo que le cae en las manos, lo recogié del suelo. Un po- co después nos dijo: —iEh, mirad qué noticia tan curiosa! arberia y la farmacia era tremenda En los tltimos aiios. la barberfa se ha bia convertido en un lugar dejado y mal iluminado. El suelo era una mezcla de pol voy restos de pelos cortados a los pocos clientes que todavia entraban. Los espe 26 jos estaban tan suicios que daban una sen sacién de niebla perpetua. y los utensilios de la profesién se desperdigaban por aqut v por alts, amontonados de cualquier ma nera. Riambau nos tabla explicado que mas de una vez su padre estaba tan des pistado que, cuando afcitaba a alguien, le dojaba la cara hecha un mapa, toda lena de cortes. Por supuesto el cliente se mar- chaba indignado y ya no volvia més. Pe To no siempre habia sido ast Antes de que murese la madre de Riam- hau la barberfa era un establecimiente que daba gusto verlo, A veces entrabamos y su padre nos dejaba sentar en las butacas giratonas; nos empujaba y dabarnos una wuelta sobre nosotros mismos, como si fuera una atraccién La madre de mi amigo lo tenia todo ordenado y limpie como una patena: los peines alineados, las navaias afiladas. las colonias olorosas y el suelo bien fregado vy reluciente, Le gustaba mucho sentarse letras de la caja registradora y dar con vwersacién a los clientes. Pero un dia se par enferma y a las pocas semanas se mur Con la pérdida de su mujer, el padre «le Riambau cays en la desesperacion y se vio sin fuerzas para ocuparse del ne- yocio, Desde entonces las cosas fueron \cleriorandose Aquella tarde nos quedamos plantados Ik, en la avenida de los Principes Rusos, sin decir nada, A nuestra zquierda tenia mos la puerta de la barberia y encima el cartel pintado a mano, con unas letras que parecian sacades de una pelicula pasada 27 28 de moda. A la derecha, por el contrario, teniamos un flamante cartel de neon que anunciaba: FARMACIA BISCOP NO SE PREOCUPEN, iNOSOTROS LO CURAMOS TODO! Y debaio habia una puerta automatica de cristal ahumado. Antes de entrar Ismael nos dijo: —20s acordis de cuando aqui habia una tienda de pollitos? Riambau y yo asentimos con la ca- beza. Porque cuando nosotros éramos muy pequefios, en el ntimero 68 de la ave- nida habia una tienda que vena pollitos vivos. No piojitos, jeh!, sino poliitos. En aquella época, nada més acercarte AKA ae y a la puerta ya notabas aquel olorcillo par- ticular que desprendian los pollitos; era un olor extrafio en la ciudad. Todos los pollitos estaban en el escaparate, apifia~ dos como si estuviesen en el metro. Ha- bia unas bombillas muy potentes que evi- faban que los pobres animalillos tuviesen {rio o se pusiesen enfermos. En mas de una ocasién, un nifioo una nia habia regalado uno de aquellos po- lites a algGn amigo de clase por su cum- pleafos. Te los vendiian con unas cajas de cartén llenas de agujeros en la parte de arriba para que los pollitos pudiesen res- pirar. La pena era que, tarde o tempra- no, el pollito que te habian regalado con tanta llusion se mor'a, Recuerdo que una vez alguien le regalé uno de esos pollitos 2 Sergio, con tan male fortuna que lo sa 29 30 £6 de la cajita y lo lanz6 al aire con tanta fuerza que el pollito se dio un golpe con tra el techo y murié al instante, Aquélla no fue una fiesta de cumplearios muy ale- gre que digamos De repente, Ismael interumpié mis re- cuerdos con un codazo. (Qué? Qué hacemos? jEntramas o no? «Megachapas» y las vendian en los quios- cos en paquetes de tres. Riambau era un jugador fabuloso y siempre acabata el re- creo con los bokillos llenos de Megacha- ppas. Un lunes los tres bemoles estébamos comiendo en el comedor de la escuela y Zwenti se senté cerca de nosotros. Su manera de actuar me ponfa un poco ner vioso. Normalmente, si un nifio 0 nifia de la clase queria sentarse con nosotros ve- nfa y se instalaba justo a nuestro lado, y después, participaba en la conversacién como si fuese uno mas del grupo, Pero Zwenti, no. El guardaba cierta como si fuese el enviado especial de una corganizaci6n secreta. ‘Aquel mediodia nos habian servido una de aquellas tortillas repugnantes, espe- WAS Aas dalidad de la escuela, que con sélo pin- charla dejaba escapar aceite por todas par- tes, Riambau se distrafa contando las Me- gachapas que habia ganado durante el dia. Ismacl y yo charlabames. —iEh! ;Sabéis una cosa? —empez6 Is mael—. En la escuela donde trabaja mi tia también ha habido una epidemia de pio Jos. Nos lo explicé ayer cuando vino a casa —¢En qué escuela da clases? En Los Zorros Zurdos, en el bartio de las Tres Chimeneas, Dice que alli has- ta los profesores estén llenos de piojas. En todo el tiempo que estuvo en cesa, no Se quit6 el casco de motorista parano con- tagiarnos. V tuvo que tomarse el café con una caiita, porque la taza chocaba con- trae parte baja del casco. 39 40 —jQué curioso! —Benito, 2por que dices que es curio- so? —pregunte Riambau, levantando la mirada de sus montones de Megachapas. —Porque aver estuve hablando con mi prima Carla y me dijo que en su escuela también habia una epidemia de piojos. Me conto que se pasan todo el dia ras- candose la cabeza y que la profesora se enfada, eA qué escuela va tu prima? —A Las Cabras Locas, en eldistrito de los Duchas Estropeadas. —iVaya, en las Duchas Estropeadas! Pues eso no esté muy lejos de aqui, gver- dad? —djo Ismael. Me quedé pensandlo un rato. Ismael te- nia razén: la escuela de Carla estaba muy cerca de la nuestra. La de su tia, en el 42 barrio de las Tres Chimeneas, quedaba un poco mas leos, 2Y la que habiamos leido n el periddico, la de Los Tiburones Ham- brientos? Aquélla atin quedaba més lejos. Es decir que, si las situabamos en un pla- no dela ciudad, verfamos que la epidemia de piojos se acercaba cada vez masa nues- tro banio. Entonces noté que alguien nos esteba mirando con un gesto de preoc- pacion marcado en la cara: era Zwenti, —gQué te pasa, Zwenti? —le pre- gunté: Se puso un poco rojo -Nada, es que esta tortilla me da ar- cadas —se justifics —iTienes razén, est malisima! —dijo. Ismael. No sé qué extrafio presentimiento tu- ve, pero cuando valvi a habler Io hice en tA RA AHIR iy voz baja. Normalmente Zwenti sola co- mérselo todo sin emitir queja alguna. El caso es que su explicacion no me con- veneis, Me acerqué mas a mis amigos les dije casi susurrando: —Escuchad, chabéis pensado que quit 24s nosotros seamos los siguientes en te- ner la escuela infestada de piojos? —iAy, Benito, qué pesado eres, tty tus suposiciones! —iEs que no os dais cuenta de que ca- da vez los tenemos més cerca? —Eso no quiere decir nada. Los pio- jos se pasean por todas las escuelas. Pa- sa todos los afios —aijo mi amigo. pero esta vez parece que sigan una direccién determinada —argumenté. —Ostras, piojos, qué rollo! —dijo Is- mael, mientras se rascaba la cabeza. 43 44, Y cuando me giré a mi izquierda me di cuenta de que Zwenti habia desapare- cido. —Hace un momento éste decia que la tortila le hacia vomitar, y se la ha comi- do como si estuvieran persiquiéndole —comenté Ismael. —iSi, a este chaval no hay quien lo en- tienda! —dijo Riambau. Yo me quedé callado porque habia al- go que me inquietaba, pero no sabia bien qué era. 5 La superoferta Biscop Nowe los tres bemoles, siempre recorriamos juntos la titima parte del camino hacia la escuela. Nos gustaba lle- gar ala vez y, ademés, a veces comenté- amos alguna cosa de los deberes. Al dia siguiente de la tortilla vomitiva, cuando nos encontrabamos frente a la es- cuela, Riambau me dio un codazo y nos dijo: —Eh, mirad quién esté en la entrada, Justo al lado dela puerta vimos a Zwen- ti, que estaba repartiendo unos papelitos 46 a todos los niios y nifias que entraban en la escuela. {Qué estaré repartiondo? —preguntd Ismael. ‘Ahora lo sabremos. Nos acercamos a nuestro compaiiero de clase y le saludamos. El apenas nos di- jo «hola» y se limit6 a darnos un papelito a cada uno. Entramos y, antes de dirigimos a nues- tra clase, estuciamas con atencién lo que nos acababa de entregar. Eran unas hojas amarillentas y de muy mala calidad. Se notaba que el texto era una fotocopia, Es to es lo que tenia escrito: sATENCION, NINOS Y NINAS, HA LLEGADO LA SUPEROFERTA BISCOP! PARA CELEBRAR LA INAUGURACION DE NUESTRA FARMACIA OS OFRECEMOS 47 PESAROS Y MEDIROS GRATUITAMENTE, AH, Y ADEMAS, TODOS RECIBIREIS UN PAQUETE DE MEGACHAPAS, TOTALMENTE GRATIS iOS ESPERAMOS PRONTO! Y abajo aparecia la firma de Solocén Biscop. A la hora del recreo se mont6 una au- (ntica revolucion alrededor de Zwenti Todo el mundo queria hablar con él y preguntarle cosas sobre la superoferta. Se formé un corrillo con él en medio. A mi, més que nada, me daba pena, por- que yo sabia que él preferia pasar desa- percibido —{Podemos presentar més de un par pel? —pregunté Lucia Meyol. —No —LY por qué hace esto tu padre? 48 —Porque quiere. —Oye, Zwenti, ge6mo ha conseguido tu padre tener tantas Megachapas en la farmacia?

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