Conforme a la observación mencionada deducimos que para que una inclusión educativa

se desarrolle con plenitud debe regirse a la colaboración cooperativa; desde un individuo

totalmente independiente ante la sociedad que lo rodea. Así lo estipula la constitución
ecuatoriana en el Capítulo III. DERECHOS DE LAS PERSONAS Y GRUPOS DE
ATENCIÓN PRIORITARIA. Art. 44.- El Estado, la sociedad y la familia promoverán de
forma prioritaria el desarrollo integral de las niñas, niños y adolescentes (…). Es decir, el
Estado velará por el desarrollo físico, psicológico, afectivo y emocional de los niños.

En efecto, para que una educación inclusiva se desarrolle positivamente se debe trabajar
en un buen ambiente dentro y fuera del aula, ya que esto ayudará a que el educando pueda
desenvolverse de mejor manera, con el fin de potenciar el desarrollo pleno. Considerando
así como eje rector al Plan Nacional del Buen Vivir (2017) que tiene el propósito de
mejorar las condiciones de vida de los ecuatorianos.