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Tienes mucho más que enseñar

Quizás adulen tus regias piernas


y tu abdomen plano,
tu piel de tierna margarita
y su provocativo color nacarado,
quienes posar desean sus infames manos
sobre cada curva de tu imponente figura,
y así probar la dulzura de tus pétalos
y robar de tu vida sus mejores años.

Llegarán entonces como impíos alabando


con interesadas y lisonjeras palabras,
pretendiendo de tu corazón ser amado,
cuando la verdad es que les interesa
de tu cuerpo tan solo un bocado,
echando luego tu piel y tus huesos al olvido
con apetito siempre insatisfecho.

Tienes mucho más que enseñar.


No eres carne para buitres ni lobos,
ni mucho menos miel y néctar
para viles gusanos y despreciables insectos.
Cuando entregues de tu vida
pasión, coraje e inteligencia,
gentileza, amabilidad y dulzura;
entonces tu sonrisa, tu mirada y tus palabras
serán un sello inmortal de tu impecable belleza.

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